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Recursos Procesales Civiles y Cosa Juzgada

Juan Agustín Figueroa Y. – Erika Morgado SM.


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PARTE PRIMERA

GENERALIDADES

1.1 Concepto de recurso procesal

Se ha definido a los recursos procesales como “los medios o mecanismos de impugnación de las
resoluciones judiciales”.
El origen etimológico de la palabra recurso es, en sentido estricto, tomar nuevamente el
curso; en un sentido más lato, puede significar rever o revisar; aunque también para algunos,
recurso significa remontar una determinada situación, lo que tiene algún sentido porque con el
recurso se pretende revertir una situación desfavorable para el recurrente.

1.2 Análisis del concepto y otros aspectos relacionados

a) El recurso procesal se intenta respecto de resoluciones judiciales, siendo su finalidad la


revisión de la respectiva resolución para que sea modificada o reemplazada en beneficio del
recurrente.
Lo normal es que el recurso procesal pretenda la modificación, partiendo del supuesto que la
resolución atacada por él es válida, pero errónea, ejemplos típicos son los recursos de apelación y
reposición.
Lo excepcional es que el recurso pretenda el reemplazo de la resolución impugnada, lo que
ocurrirá cuando se alegue su nulidad, sea ésta formal o sustancial, lo que ocurre, por ejemplo, con
los recursos de casación en la forma y en el fondo.

b) Al sostener que los recursos procesales son formas de impugnar las resoluciones judiciales, se
está diciendo que ellos sólo proceden respecto de resoluciones judiciales y no respecto de otros actos
procesales.
En este sentido, surge la distinción entre recursos y medios de impugnación, siendo los
segundos el género del cual los recursos son una especie. La impugnación es el medio a través del
cual las partes pueden restar eficacia a una actuación procesal, por ejemplo, en el término de citación
las partes pueden oponerse a la práctica de una diligencia de prueba, impugnar un informe de
peritos, objetar instrumentos, etc.
Importante mención merecen las acciones de nulidad e inoponibilidad procesal. A través de
la primera se reclama del incumplimiento de presupuestos procesales que el legislador sanciona
expresamente con nulidad, o bien, que causan un perjuicio a la parte sólo reparable con dicha
declaración (artículo 83 del Código de Procedimiento Civil).
Por su parte, la inoponibilidad se presenta como una sanción que se produce cuando no se
cumple con los requisitos o condiciones que la ley prescribe, en algunos casos para proteger los
intereses de terceros, o cuando se ejecuta un acto afectando directamente a quien no ha concurrido a

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su formación1, por ejemplo, la excepción que puede oponer el tercero contra el cual se solicita el
cumplimiento del fallo, específicamente la excepción de no empecerle la sentencia (artículo 234
inciso 2° del Código de Procedimiento Civil).

c) El legislador comete la falta de llamar “recursos” a ciertas acciones procesales. Es el


caso de los llamados recursos de amparo, protección, y para algunos, también el recurso de revisión.
El resto de los recursos no son acciones procesales, sino medios de impugnación de resoluciones
judiciales, es decir, recursos propiamente tales.

d) Si bien, los recursos procesales tienen por objeto impugnar resoluciones judiciales,
indirectamente pueden traer como consecuencia no tan sólo la modificación o reemplazo de la
resolución, sino también dejar sin efecto actos procesales. La situación es muy clara en el recurso de
casación en la forma, donde según sea el vicio de que se trate, podría suceder que no tan sólo quede
sin efecto la resolución impugnada, sino además, una serie de actos anteriores o posteriores a ella.
Por ejemplo, si por esta vía se dice de incompetencia absoluta del tribunal, bien podría ocurrir que
como consecuencia de prosperar el recurso, se anulara todo lo obrado en el juicio.

e) Los recursos procesales son la vía normal y más propia para la revisión de las
resoluciones judiciales, pero no la única. Dicho en otras palabras, hay otras vías distintas de los
recursos para revisar las resoluciones judiciales; por ejemplo, la consulta, que es un trámite que
produce efectos similares a la apelación, y la actuación de oficio de los tribunales, que significa que en
ciertos casos, por propia iniciativa, pueden modificar o incluso reemplazar resoluciones judiciales
sin recurso procesal alguno.

1.3 Eficacia condicional de las resoluciones judiciales impugnables

Si una resolución judicial no es impugnable y pertenece a cierta categoría -sentencia


definitiva o sentencia interlocutoria-, una vez firme o ejecutoriada, adquiere la fuerza de cosa
juzgada, pudiendo ser cumplida.
Pero surge la duda: si la resolución judicial es impugnable, ¿puede tener eficacia
condicional?, ¿puede una resolución impugnable cumplirse, entre tanto, pese a la posibilidad de
recursos procesales?
La respuesta genérica es sí. Dependiendo de la normativa respectiva, ciertas resoluciones que
son impugnables pueden cumplirse y tienen eficacia condicionada a ciertos hechos o circunstancias,
que son:
a) Que se intente o no en su contra los recursos procesales correspondientes.
b) La naturaleza del recurso procesal del que se trata.
c) Cuál es la parte recurrente.
d) Cómo debe concederse y tramitarse el respectivo recurso.
e) El desenlace o término del recurso.

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COLOMBO CAMPBELL, Juan. 1997. Los Actos Procesales, Tomo II. Santiago, Editorial Jurídica de Chile. p. 526.

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La regla general es que frente a la impugnación de una resolución judicial cuando ella
procede, su cumplimiento quede en suspenso. Pero en función de seguridad jurídica, de mayor
rapidez en los procedimientos, de cierta desconfianza o reticencia respecto del recurrente, el
legislador señala que determinadas resoluciones tienen una eficacia desde luego, pero condicional.
Esto aparece muy claro cuando se concede la apelación en el solo efecto devolutivo, que
permite efectivamente su ejecución no obstante haber recursos pendientes.
La condicionalidad, es decir, esta precariedad en cuanto al cumplimiento de la resolución,
está sujeta a las circunstancias ya señaladas.
La doctrina dice que frente a estas resoluciones de eficacia condicional, si el recurso prospera
la regla general es que la situación se retrotrae a la etapa inmediatamente anterior a su interposición,
ergo todo lo condicionalmente actuado o realizado queda sin efecto.

1.4 Recursos procesales y error judicial

El error judicial conmueve la fibra misma del cuerpo social con efectos devastadores. Si el
justiciable se convence de que el error judicial es altamente probable, crece en él una desconfianza
tanto respecto del sistema jurisdiccional como de toda la sociedad.
El error judicial es particularmente devastador cuando se traduce en una condena injusta.
Los recursos procesales miran precisamente a evitar el error judicial en cuanto sea posible. Al
respecto hay dos visiones contrapuestas:
a) Desde el punto de vista de evitar el error judicial, debería ser aceptable una
multiplicidad de recursos procesales, sin establecer cortapisas para su interposición en cualquier
momento.
b) En cambio, desde el punto de vista de la necesidad de que los conflictos sean
resueltos de una vez y para siempre –por seguridad jurídica-, es conveniente que los recursos
procesales sean limitados en número y oportunidad.

El legislador debe buscar el equilibrio entre ambas posturas, dependiendo de la naturaleza


del conflicto, de su entidad, valores envueltos, mayores o menores garantías de los procedimientos,
mayor o menor jerarquía de los jueces intervinientes, etc., evitando caer tanto en la revisión
perpetua como en los juicios sumarísimos.

1.5 Vertientes de impugnación de las resoluciones judiciales

Las vertientes de impugnación, básicamente son dos, la primera, el error formal en la


resolución misma o en el desarrollo del respectivo procedimiento; la segunda, el error sustancial en
la decisión.
Cuando se impugna una resolución judicial por un error formal en sí misma o en el
procedimiento que le sirvió de antecedente se habla de error in procedendo, error en el proceder.
En cambio, cuando la razón de impugnar la resolución judicial es la decisión, se dice de error
in iudicando. El error en el decidir puede consistir en dar o no por establecidos los hechos, o bien, en

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un error de derecho, es decir, errando en la aplicación de la normativa jurídica correspondiente


respecto de hechos ya establecidos.
No obstante lo anterior, hay ciertas zonas grises, en que no es tan claro que se esté atacando
una resolución judicial en cuanto a los hechos de la causa o del derecho aplicable. Se pueden citar
tres ejemplos en que es dudoso si la infracción es de hecho o de derecho. La importancia es que si la
infracción es simplemente de hecho, ciertos recursos no proceden. Pero si es infracción de derecho,
se abre la posibilidad del recurso de casación en el fondo.

1.6 El agravio

Etimológicamente es el mal, daño o perjuicio que sufre determinada persona. Llevado este
concepto al proceso, este mal puede ser consecuencia de una resolución judicial o de una actuación
judicial.
Cuando es consecuencia de una actuación judicial viciosa o indebida, el agravio puede ser
reclamado por vía de nulidad procesal o alegando inoponibilidad procesal.
Pero cuando este mal o daño deriva de una resolución judicial, el agravio es necesario
antecedente del recurso procesal.
En consecuencia, el recurso procesal tiene como indispensable antecedente que la resolución
procesal respectiva sea agraviante, o sea, produzca daño, mal o perjuicio. Éste podrá ser mayor o
menor, según la circunstancia, pero si no lo hay, no es posible entablar un recurso procesal.
Dicho en otros términos, sólo la parte agraviada puede intentar el recurso procesal, ya que
sin agravio no hay recurso. Por ejemplo, si una sentencia se acoge la demanda en todas sus partes,
pero tiene un conjunto de raciocinios erróneos e incluso se extiende a materias ajenas al debate, el
demandante no puede reclamar de estos errores por vía de los recursos procesales, porque en la
medida en que se acogieron todas sus pretensiones, no le es agraviante. Por el contrario, si se acoge
la demanda en todas sus partes, pero no se condena en costas al demandado; en este caso el
demandante sí puede impugnar la sentencia, porque pese a acoger del todo su pretensión, en la
parte en que no condenó en costas al demandado le causa un daño o perjuicio.
Los ejemplos anteriores son del todo claros, pero hay otros de más difícil solución. Piénsese
en la parte que pierde un juicio, luego descubre que un documento presentado por ella no fue
acompañado con citación a la contraparte, es decir, no se le dio la posibilidad de impugnarlo,
contraviniendo un trámite esencial, ¿puede el perdicioso, por la circunstancia de que un documento
acompañado por él no lo haya sido con citación de la contraparte, impugnar la sentencia
desfavorable y que se retrotraiga la causa al acompañamiento del documento con citación de la
contraria? La respuesta es no, porque la citación era en beneficio de la parte contraria, por tanto, que
ella no haya tenido la oportunidad de impugnar el documento no le causa ningún perjuicio.
¿Sin agravio, puede haber revisión?
La respuesta es sí, porque el agravio es requisito del recurso, pero no de otras formas de
revisión. Por ejemplo, cuando existe la consulta, el tribunal de alzada puede modificar la resolución,
aun cuando ambas partes estén de acuerdo con ella. Esto vale también para aquellos casos en que el
tribunal puede actuar de oficio, aun sin agravio, sin daño a ninguna de las partes.

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Además del requisito del agravio como antecedente indispensable del recurso procesal, la
regla muy general es que el recurso es de libre disponibilidad de las partes. Esto significa dos cosas:
a) No hay recurso procesal sin parte que lo interponga, y
b) Las partes pueden, a su arbitrio, interponer o no el respectivo recurso procesal.
La no interposición de un recurso puede deberse a su renuncia, lo que es perfectamente
posible, con la salvedad que el apoderado de la parte requiere de facultades especiales para hacerlo
(artículo 7° inciso 2° del Código de Procedimiento Civil). O bien, dejando pasar los plazos sin
deducirlos.

Sin embargo, por razones de política procesal, hay ciertos recursos -en rigor llamados
recursos sin ser tales- respecto de los cuales no se produce la preclusión por transcurso del plazo. Se
trata del recurso (acción) de amparo; del recurso de inaplicabilidad por inconstitucionalidad, que se
puede interponer en cualquier estado del juicio, y también en materia procesal penal, con la revisión
de las sentencias firmes (artículo 473 del Código Procesal Penal).

Se ha señalado que el recurso procesal se interpone en interés del recurrente y que sólo este
interés lo legitima para recurrir, por consiguiente, las resultas del recurso sólo lo benefician –o
perjudican- a él. Sin embargo, los recursos procesales pueden tener un efecto social indirecto. Así
ocurre con el recurso de casación en el fondo, donde el recurrente debe ser una parte agraviada y,
además, tener interés en las resultas del juicio. Pero, si bien el resultado de este recurso afecta
directamente a recurrente y recurrido, indirectamente tiene un efecto social o reflejo, porque por esta
vía se logra que el tribunal de casación dé la recta y exacta interpretación de la ley, que tiene tanta
trascendencia para la uniformidad y el entendimiento común de la normativa.

1.7 Características generales de los recursos procesales.

a) El recurso procesal se interpone ante el propio tribunal que dictó la resolución, el que
en ciertos casos es conocido y resuelto por él mismo; y en otros por su superior jerárquico
inmediato. En esta última situación se distingue, tribunal a quo y tribunal ad quem. El tribunal a quo es
quien dictó la resolución, y tribunal ad quem, el superior jerárquico que debe conocer y fallar el
recurso2.
b) Los recursos sólo proceden en contra de resoluciones judiciales que no se encuentren
firmes o ejecutoriadas, salvo la revisión civil y penal.
c) Los recursos deben interponerse dentro de cierto plazo, que normalmente es fatal, es
decir, su solo transcurso extingue o precluye la posibilidad de recurrir.
d) No requieren de previa consignación.

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De esta manera, puede ser tribunal a quo en la apelación el juez de letras (regla general); pero también puede serlo la Corte
de Apelaciones, cuando dicta una resolución en primera instancia, como un recurso de amparo o de protección. Y puede ser
tribunal ad quem la Corte de Apelaciones (regla general), pero también podrá serlo la Corte Suprema.

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1.8 Clasificación de los recursos procesales

a) En cuanto a su procedencia: recursos ordinarios y extraordinarios.


Son recursos ordinarios los que proceden contra la generalidad de las resoluciones
judiciales, y también los que son procedentes sin invocar causales específicas, por ejemplo, el recurso
de apelación.
Son recursos extraordinarios aquellos admisibles sólo respecto de algunas resoluciones
judiciales, o también los admisibles sólo en función de causales específicas, por ejemplo, los recursos
de casación en la forma y en el fondo.

b) En cuanto a su finalidad: recursos de anulación y de reforma.


Son recursos de anulación aquellos donde se sostiene que la resolución recurrida es nula, ya
sea por vicios sustanciales o formales. Ejemplo, los recursos de casación en la forma y en el fondo.
En el primero de ellos se dice de nulidad formal; en el segundo, de nulidad sustancial.
En tanto, los recursos de reforma parten del supuesto que la respectiva resolución es válida,
pero errónea, así en la apelación, el apelante acepta la validez formal de la resolución que impugna,
pero al mismo tiempo sostiene que es errónea.

c) En cuanto al tribunal que conoce del recurso: recursos de retractación y jerárquicos


Son recursos de retractación los que se interponen ante el mismo tribunal que dictó la
resolución para que el mismo la modifique o enmiende, por ejemplo, la reposición.
El recurso jerárquico es aquél que es conocido por el superior jerárquico inmediato, y es a
éste al que se le solicita que enmiende, o eventualmente anule, la resolución recurrida, por ejemplo,
apelación, casación en la forma y casación en el fondo.

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PARTE SEGUNDA

RECURSOS PROCESALES CIVILES

CAPÍTULO I

RECURSOS DE ACLARACIÓN O INTERPRETACIÓN Y DE RECTIFICACIÓN O ENMIENDA

1. Concepto

Son los llamados “recursos chicos”, se trata de recursos distintos, pero el legislador los trata
en común porque su tramitación es idéntica, existiendo sólo una diferencia: en determinadas
circunstancias el tribunal puede, de oficio, rectificar o enmendar. Pero nunca puede, de oficio,
aclarar o interpretar.
En el recurso de aclaración o interpretación se trata de una sentencia oscura. No aparece
nítido el mandato contenido en ella. La decisión jurisdiccional aparece equívoca y frente a esta
oscuridad se pide al respectivo tribunal que la aclare o interprete.
En tanto, en el recurso de rectificación o enmienda estamos ante una sentencia clara pero que
contiene errores manifiestos, sean de copia, de referencia, de cálculo numérico u otros. Se pide al
respectivo tribunal que la rectifique o enmiende.

2. Regulación legal

El Código de Procedimiento Civil trata la aclaración y la rectificación junto con el principio


del desasimiento del tribunal, y en tal sentido, hay que remitirse al artículo 182 inciso 1º que
dispone:
“Notificada una sentencia definitiva o interlocutoria o alguna de las partes, no podrá el tribunal que la
dictó alterarla o modificarla en manera alguna. Podrá, sin embargo, a solicitud de parte, aclarar los puntos
obscuros o dudosos, salvar las omisiones y rectificar los errores de copia, de referencia o de cálculos numéricos
que aparezcan de manifiesto en la misma sentencia.”
El principio en comento es una prohibición al tribunal para que modifique, de manera
alguna, una sentencia definitiva o interlocutoria a partir del momento en que es notificada a alguna
de las partes. Esta prohibición es una garantía para el juzgador, que ya no puede ser objeto de
presiones de ninguna especie para alterar lo resuelto por él.
Sin embargo, estos recursos son una excepción al principio del desasimiento del tribunal, el
que, sólo se produce respecto de las sentencias definitivas e interlocutorias.
Haciendo un análisis literal de la norma en comento, aparece ambos recursos sólo proceden
respecto de sentencias definitivas o interlocutorias, mas no respecto de otras resoluciones. Pero esto
no es así, la práctica, la jurisprudencia y la doctrina han estimado que la posibilidad de aclaración y

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de rectificación procede respecto de toda clase de resoluciones, y que si el legislador hizo específica
mención a las sentencias definitiva e interlocutoria, es sólo un homenaje al principio del
desasimiento.

Por su parte el inciso 2º del artículo 182 dispone:


“Lo dispuesto en este artículo no obsta para que el rebelde haga uso del derecho que le confiere el
artículo 80.”
El artículo 80 del Código de Procedimiento Civil contempla la posibilidad de pedir la
nulidad de todo lo obrado en el juicio por falta de emplazamiento. El emplazamiento es presupuesto
procesal de validez; en consecuencia, si no lo hay, se puede pedir la nulidad de todo lo obrado, pese
a haberse dictado sentencia.
Los incidentes tienen varias reglas preclusivas (artículos 84, 85 y 86 del Código de
Procedimiento Civil), en virtud de la cuales si el incidente no se promueve oportunamente hace
precluir la posibilidad de intentarlo después. El inciso 2º del artículo 182 es una excepción a este
principio, pues señala que no obstante haber pedido aclaración o rectificación, se puede pedir la
nulidad de todo lo obrado, por falta de emplazamiento.

3. Tramitación a petición de parte

El artículo 183 del Código de Procedimiento Civil faculta al tribunal para pronunciarse de
plano sobre la aclaración o rectificación pedida, o darle tramitación incidental. Además da al
tribunal la posibilidad de suspender o no los trámites del juicio o la ejecución de la sentencia, según
la naturaleza de la reclamación.
El legislador es muy amplio en este caso en las facultades que da al tribunal, porque no le
señala una norma procedimental específica.
Es interesante que, como regla general, estos recursos no tienen plazo para ser interpuestos,
por lo que pueden deducirse en cualquier momento. Pero hay dos excepciones implícitas: no podrán
ser interpuestos si la resolución de que se trata ya ha sido cumplida, ni tampoco podrán serlo si se
ha producido la preclusión del período procesal respectivo.

Artículo 183 “Hecha la reclamación, podrá el tribunal pronunciarse sobre ella sin más trámite o
después de oír a la otra parte; y mientras tanto suspenderá o no los trámites del juicio o la ejecución de la
sentencia, según la naturaleza de la reclamación.”

Además, la aclaración y la rectificación son compatibles con otros recursos procesales en


contra de la misma resolución. Es decir, paralelamente es posible pedir estos recursos más la
apelación. Así aparece claramente en el artículo 185 del Código de Procedimiento Civil.
Artículo 185 “Las aclaraciones, agregaciones o rectificaciones mencionadas en los tres artículos
precedentes, podrán hacerse no obstante la interposición de recursos sobre la sentencia a que aquellas se
refieren.”
Otro punto importante es que la interposición de estos dos recursos no suspende el plazo
para hacer uso de otros recursos. Si se pide aclaración o rectificación de una sentencia, se entiende
que sigue corriendo el plazo para apelar.

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Por ello, lo razonable es que se intenten conjuntamente, si proceden, es decir, aclaración o


rectificación y apelación. Así se desprende del artículo 190 del Código de Procedimiento Civil que
señala:
Artículo 190 “El término para apelar no se suspende por la solicitud de reposición a que se refiere el
artículo 181.
Tampoco se suspende por la solicitud de aclaración, agregación o rectificación de la sentencia definitiva
o interlocutoria. El fallo que resuelva acerca de dicha solicitud o en que de oficio se hagan rectificaciones
conforme al artículo 184, será apelable en todos los casos en que lo sería la sentencia a que se refiera, con tal que
la cuantía de la cosa declarada, agregada o rectificada admita el recurso.”

Interpretando extensivamente esta norma, se ha llegado a la conclusión que esta aclaración o


rectificación no suspende el plazo de ningún recurso procesal, no tan sólo de la apelación.
De la segunda parte de este inciso segundo, surge también claramente que cuando el tribunal
acoge la aclaración o la rectificación, la sentencia complementaria respectiva es a su vez recurrible,
del mismo modo que lo era la sentencia primitiva, “con tal que la cuantía de la cosa declarada, agregada o
rectificada admita el recurso”.

4. Rectificación o enmienda de oficio

Artículo 184 “Los tribunales, en el caso del artículo 182, podrán también de oficio rectificar, dentro de
los cinco días siguientes a la primera notificación de la sentencia, los errores indicados en dicho artículo.”
Los tribunales pueden rectificar o enmendar sus propios fallos, según aparece claramente de
la norma transcrita. Pero hay que tener presente dos circunstancias, la primera, que sólo es
admisible la rectificación o enmienda de oficio, nunca la aclaración y, la segunda, que el tribunal, a
diferencia de las partes, tiene un plazo fatal para hacerlo de oficio, cinco días, contados desde la
primera notificación de la respectiva resolución.
Esta rectificación de oficio cabe tanto respecto de sentencias definitivas e interlocutorias,
como respecto de toda clase de resoluciones del tribunal.

5. Naturaleza jurídica de estos recursos

¿Son recursos procesales?


Si se estima que son recursos procesales tendrían las siguientes características: ordinarios, de
retracto y de enmienda.
Sin embargo, estimamos que no son propiamente recursos procesales, por cuanto:
a) No requieren de agravio, pues éste implica un perjuicio para el recurrente, situación
que no se da en estos “recursos”;
b) No tienen por finalidad impugnar la parte resolutiva de una resolución judicial;
c) La ley no señala un plazo para su interposición; y finalmente,
d) Proceden en contra de cualquier resolución judicial, incluso sentencias firmes o
ejecutoriadas.

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CAPÍTULO II

RECURSO DE REPOSICIÓN

1. Concepto y resoluciones recurribles

El recurso de reposición es un “recurso ordinario, en virtud del cual, la parte agraviada con
un auto o un decreto, solicita al mismo tribunal que lo dictó, que la enmiende conforme a derecho”.

Del concepto se desprende que, como regla muy general, en materia civil la reposición sólo
procede en contra de autos y decretos, no respecto de sentencias interlocutorias ni definitivas. En
consecuencia, la reposición no es excepción al principio del desasimiento, el que sólo se aplica a las
sentencias definitivas e interlocutorias.
Pero excepcionalmente, la reposición puede interponerse en contra de ciertas sentencias
interlocutorias, caso en el cual debe existir norma expresa que lo conceda, así sucede, con la
interlocutoria de prueba (artículo 319 del Código de Procedimiento Civil)y la citación para oír
sentencia (artículo 432 del Código de Procedimiento Civil).

2. Plazo para deducir el recurso

Artículo 181 “Los autos y decretos firmes se ejecutarán y mantendrán desde que adquieran este
carácter sin perjuicio de la facultad del tribunal que los haya pronunciado para modificarlos o dejarlos sin
efecto, si se hacen valer nuevos antecedentes que así lo exijan.
Aún sin estos antecedentes, podrá pedirse, ante el tribunal que dictó el auto o decreto su reposición,
dentro de cinco días fatales después de notificado. El tribunal se pronunciará de plano y la resolución que
niegue lugar a esta solicitud será inapelable; sin perjuicio de la apelación del fallo reclamado, si es procedente el
recurso.”

De acuerdo con el artículo 181 hay que hacer una distinción.

a) Si se hacen valer nuevos antecedentes –para algunos reposición extraordinaria-, el


recurso se puede interponer en cualquier momento, no existiendo plazo para deducirlo, en
consecuencia, el transcurso del tiempo no tiene efecto preclusivo, a diferencia de la mayoría de los
recursos procesales.

b) En cambio, si no se hacen valer nuevos antecedentes –reposición ordinaria-, el recurso


debe deducirse dentro del plazo fatal de cinco días, contado desde la notificación de la respectiva
resolución.
Es menester aclarar dos cuestiones importantes. La primera de ellas, es qué son nuevos
antecedentes y, la segunda, por qué el legislador usa el plural y habla de antecedentes.

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En general, la doctrina y la jurisprudencia han estimado que nuevos antecedentes, en función


del recurso de reposición, son nuevos elementos de carácter fáctico que ameriten la modificación del
respectivo auto o decreto. En consecuencia, “nuevos antecedentes” no son nuevos argumentos o
raciocinios.
Respecto al uso en plural del término “antecedentes”, en general se opina que esto es sólo un
estilo gramatical determinado, pero que en este caso no necesariamente indica pluralidad. O sea,
sería aceptable una sola cuestión fáctica nueva con mérito suficiente.

c) Tratándose de sentencias interlocutorias, el recurso de reposición debe interponerse


dentro del plazo que establezca la ley en cada caso particular, el que generalmente es dentro de
tercero día, por ejemplo, en contra de la interlocutoria de prueba o en contra de la resolución que
cita a las partes para oír sentencia.

3. Tramitación del recurso

Cuando se hacen valer nuevos antecedentes, se ha entendido que se le debe dar tramitación
incidental, por aplicación del artículo 89 del Código de Procedimiento Civil que es la regla
procedimental de la tramitación de los incidentes. Esto, porque se ha dicho que quien plantea
reposición está planteando una cuestión incidental o accesoria, que necesita un pronunciamiento
particular.
Cuando no se hacen valer nuevos antecedentes, por aplicación del mismo artículo señalado
precedentemente, al fundarse esta petición en hechos que constan en el proceso, el tribunal está
facultado para fallarlos de plano.
Sin embargo, en la práctica judicial los tribunales en general no distinguen, y prácticamente
sin excepciones, dan trámite incidental a la solicitud de reposición. O sea, planteada, se da traslado a
la contraparte por tres días fatales, si es necesario se recibe a prueba por ocho días y se dicta una
resolución fallando este incidente.

4. Efectos de la reposición en cuanto al cumplimiento del respectivo auto y decreto

Del inciso 1º del artículo 181, se desprende que los autos y decretos sólo deben cumplirse
cuando han adquirido el carácter de firmes3, en consecuencia, la solicitud de reposición suspende el
cumplimiento del respectivo auto o decreto hasta que la reposición sea resuelta.

5. Recursos contra la resolución que falla la reposición

El inciso 2° del artículo 181 se refiere a esta materia, para la cual hay que hacer una
distinción.

3 En estricto rigor, los autos y decretos nunca se pueden encontrar firmes o ejecutoriados, ya que esta cualidad es propia de
las sentencias definitivas e interlocutorias, y en cuya virtud tienen la autoridad de la cosa juzgada.

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Si la reposición es desechada, la respectiva resolución es inapelable, sin perjuicio de que


pudiese ser apelable la resolución primitiva. Por ejemplo., frente a la solicitud de practicar una
determinada diligencia probatoria, el tribunal dictamina que no ha lugar. De esa resolución se pide
reposición, y después de darle la tramitación correspondiente, el tribunal declara que no ha lugar a
la reposición. Este “no ha lugar” a la reposición es inapelable, pero el primer “no ha lugar” sería
apelable, eventualmente, según las reglas generales. Caso en el cual la apelación se debe plantear
conjuntamente con la reposición y, en subsidio, de ésta: en lo principal reposición, subsidiariamente apela
(en un mismo escrito); la resolución será en este caso “no ha lugar a la reposición, concédese la apelación
subsidiaria”. La necesidad de plantear la apelación en subsidio de la reposición aparece claramente
en la segunda parte del artículo 188 del Código de Procedimiento Civil.
Si el recurso de reposición es acogido, procede el recurso de apelación en contra de la
resolución que lo acoge, conclusión que arranca de interpretar a contrario sensu el inciso 2º del
artículo 181. El agraviado, obviamente será quien no dedujo el recurso de reposición.

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CAPÍTULO III

RECURSO DE APELACIÓN

1. Concepto

Es el “rey” de los recursos, el más característico, la regla general, el recurso procesal por
antonomasia. Incluso en el lenguaje vulgar, cuando se reclama de cualquier situación, se dice
“apelar”.
El recurso de apelación ”es un recurso ordinario que la ley concede al litigante agraviado por
una resolución judicial, para ocurrir al tribunal superior jerárquico correspondiente, a fin de que
modifique o revoque, en su beneficio, la resolución impugnada.”
Este concepto de carácter general y doctrinario está recogido en forma más concisa en el
artículo 186 del Código de Procedimiento Civil que señala que la finalidad del recurso de apelación
es obtener del tribunal superior respectivo que enmiende, con arreglo a derecho, la resolución del
inferior.
Artículo 186. “El recurso de apelación tiene por objeto obtener del tribunal superior respectivo que
enmiende, con arreglo a derecho, la resolución del inferior.”

Que la ley hable de enmendar no es erróneo; pero es más preciso señalar que lo que se
pretende es la revocación o modificación de la respectiva resolución.
En el lenguaje forense, apelar es sinónimo de “alzarse” en contra de la resolución y en este
sentido, el tribunal que conoce del recurso de apelación es llamado “tribunal de alzada”, nombre
que recoge la primaria reacción del que se sentía perjudicado: una actitud agresiva, aguerrida y
rebelde. Hoy “alzarse” se entiende en el sentido de pedir.

1.1 Análisis del concepto

a) Se trata de un recurso ordinario porque en nuestro sistema procesal civil está


contemplado el principio general de la doble instancia. Sólo por excepción las resoluciones se dictan
en única instancia.

b) La ley concede el recurso al litigante agraviado por una resolución judicial. El agravio
es necesario, imprescindible, es decir, que haya un perjuicio derivado de la resolución que se
impugna. Sin agravio no hay recurso, y específicamente no hay apelación.
Se debe destacar que para que realmente exista agravio, deben concurrir un elemento
objetivo y uno subjetivo.
El elemento objetivo resulta de comparar la petición con la resolución (parte resolutiva del
fallo). Si la resolución no satisface íntegramente la petición, es agraviante.
El elemento subjetivo es la medida del agravio, la que determinada por el recurrente. Aun
cuando la resolución sea objetivamente agraviante, hay una medida de subjetividad en cuanto a

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interponer o no el recurso según la intensidad del agravio. Es un cálculo del recurrente en cuanto al
costo-beneficio de apelar. Por ejemplo, se demanda indemnización de perjuicios por $ 108 millones,
el tribunal condena al demandado a pagar la suma de $ 100 millones; la resolución es objetivamente
agraviante, porque el actor no obtuvo todo lo que perseguía, pero al medir subjetivamente la
intensidad del agravio, en función de un pronto resarcimiento y cumplimiento, puede ser que el
demandante prefiera obtener rápidamente la suma de dinero y no apelar.

c) El recurso se interpone para ante el superior jerárquico respectivo, que como regla
general es el superior jerárquico inmediato.

d) El apelante busca que la resolución sea modificada o revocada en su beneficio.


Revocar significa que toda la parte resolutiva de la resolución sea cambiada por otra, mientras que
modificar significa que la parte resolutiva sea cambiada en parte. Es posible que una sentencia sea
parcialmente favorable y parcialmente desfavorable.
El apelante pide que se modifique o revoque en su beneficio, según sea el caso. Al respecto
hay que insistir que en materia procesal civil no existe la llamada “reformatio in pejus”. Es decir, si
sólo existe un apelante, la resolución que falle la apelación, en cuanto a sus expectativas sólo podrá
serle favorable; en ningún caso, se modificará en perjuicio suyo.

2. Relación entre apelación y doble instancia

Instancia es grado jurisdiccional, en cuya virtud el tribunal puede revisar todas las cuestiones
de hecho, en general, y todas las cuestiones de derecho. Esta posibilidad de doble revisión arranca y
nace del recurso de apelación, que abre la doble instancia.
Cuando los procesos son en única instancia sus resoluciones no son apelables; cuando hay
doble instancia, el fallo de primera instancia es apelable y el tribunal de segunda conoce en virtud
del recurso de apelación.

2.1 Naturaleza jurídica de la segunda instancia

Una antigua corriente señalaba que la segunda instancia era un verdadero nuevo juicio, en el
cual se repetía lo más trascendente del juicio de primera instancia. En efecto, en segunda instancia
hay una serie de trámites que llevan a tal conclusión, por ejemplo, el emplazamiento, y la citación
para oír sentencia. Además, otrora si se apelaba la sentencia definitiva, existía un período de
discusión caracterizado por dos escritos fundamentales: el primero, la expresión de agravios por
parte del apelante, que era una verdadera demanda en contra de la sentencia; y el segundo, una
contestación a la expresión de agravios de parte del demandado, que por este camino contestaba la
demanda. Estos escritos ya no existen.
Para mantener aún más esta idea de la existencia de dos juicios sucesivos, uno en cada
instancia, también existía un posible período de prueba, hoy bastante restringido. Por último existía
la posibilidad de medidas para mejor resolver en segunda instancia y luego el fallo y su eventual
impugnación.

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Las modificaciones que ha experimentado el recurso de apelación han simplificado la


tramitación en segunda instancia, desapareciendo varias de aquellas similitudes.
Actualmente, la segunda instancia es un período de revisión de lo resuelto en primera, pero
no constituye un nuevo juicio.

2.2 Ventajas y desventajas de la doble instancia

Este ha sido un tema arduamente debatido. La cuestión dice relación con la posibilidad de
evitar hasta donde sea posible el error judicial, porque en general los tribunales de primera instancia
son unipersonales, en tanto que en nuestro sistema los tribunales de segunda instancia son
colegiados (normalmente la Corte de Apelaciones, también árbitros y en algunas materias la Corte
Suprema).
El hecho de que la revisión esté a cargo de un tribunal con más jueces es una garantía de
mejor actividad jurisdiccional. Además tienen mayor jerarquía, más años de trabajo y por ende, más
experiencia.
Para algunos, la segunda instancia sólo demora, prolonga indebidamente los juicios. Pero
otros autores estiman que esto se evita mediante la concesión de las apelaciones en el solo efecto
devolutivo.

3. Características del recurso de apelación

a) Es un recurso ordinario, ya que procede en contra de la generalidad de las


resoluciones judiciales.
b) Es un recurso por vía de reforma, no por vía de retractación, porque se pide al
superior jerárquico inmediato que modifique o revoque la resolución.
c) Abre la segunda instancia, con posibilidades de revisión de las cuestiones de hecho y
de derecho, con determinadas limitaciones que más adelante se analizarán.
d) Su motivación es genérica. Basta señalar que la resolución es agraviante y explicar por
qué se produce el agravio.
e) En ciertos casos la apelación debe plantearse como subsidiaria del recurso de
reposición.

4. Partes del recurso de apelación

Al respecto se debe distinguir:

a) Partes del juicio (demandante, demandado, eventuales terceros).

b) Partes del recurso de apelación mismo:


i) Apelante, es quien deduce el recurso de apelación. Es posible que ambas o varias
partes sean apelantes inicialmente.

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ii) Apelado, es contra quien se deduce el recurso de apelación.


iii) Adherente, es quien, inicialmente, sólo era apelado, pero aprovechando la apelación
de la parte contraria “se sube” a ella, pidiendo que también se modifique la sentencia en su
beneficio.

Ejemplo. En un juicio de indemnización de perjuicios se acoge la demanda en todas sus


partes, pero no se condena en costas al demandado. El agraviado es el demandado, que en este caso
será claramente apelante, y el demandante será el apelado. Frente a esa apelación del demandado-
apelante, el demandante-apelado puede solicitar que se modifique la sentencia en su beneficio,
solicitando la condena en costas al demandado-apelante. Para ello tiene dos opciones, apelar
derechamente, o bien, adherirse a la apelación del demandado-apelante.
De este ejemplo aparece muy claro que demandante y demandado nada tienen que ver con
apelante y apelado, porque según las resultas del juicio en primera instancia, el apelante podrá ser el
demandante o el demandado, y apelado también podrá ser el uno o el otro.

Es de la esencia de la apelación es que haya apelante, y sólo de la naturaleza que haya


apelado. O sea, lo normal en un recurso de apelación es que haya apelante y apelado, pero es
perfectamente posible que haya sólo apelante. Por ejemplo, una resolución dictada en cuestión no
contenciosa, claramente hay apelante, pero no apelado. O frente a una resolución arbitraria o ilegal
que restringe la libertad individual, puede haber apelante del recurso de amparo desechado, pero
no necesariamente apelado, porque bien podría no haber otra parte en el respectivo recurso.

La adhesión a la apelación es una situación excepcional que nace de haber sido


originariamente apelado, y sólo a posteriori convertirse en apelante en virtud de la adhesión.

De lo anterior se puede concluir lo siguiente:


a) La situación normal es que haya un apelante y un apelado, y que tengan posiciones
contradictorias, pudiendo ser apelante el demandante o el demandado, y apelado, el demandante o
el demandado.
b) La situación anormal inicial se produce cuando hay varios apelantes frente a una
determinada resolución (demandante, demandado, tercero). Todos los apelantes son recíprocamente
apelantes y apelados y sostienen pretensiones contrarias.

c) La situación anómala sobreviniente se da cuando hay un apelante y un apelado, el


que a posteriori se convierte en adherente y también en apelante. En tal evento, nuevamente todos
son recíprocamente apelantes y apelados.

d) La situación compleja de los artículos 16, 22 y 23 del Código de Procedimiento Civil,


que se refieren a la multiplicidad de partes con un procurador común y a la intervención de terceros
coadyuvantes, independientes o excluyentes.
De acuerdo a estos artículos, tanto las partes que actúan por procurador común como los
terceros, pueden autónomamente interponer recursos procesales. De esta manera, todas estas partes
pueden también convertirse en apelantes, con lo cual éstos pueden ser no sólo inicialmente
demandantes o demandados, sino también terceros.

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5. Límites del recurso de apelación

Se ha señalado que el efecto fundamental del recurso de apelación es que el tribunal de


alzada adquiera competencia para revocar o revisar la resolución impugnada. Sin embargo, éste no
es absolutamente libre, pues está restringido por los límites del recurso, los que pueden ser objetivos
y subjetivos.
Son límites objetivos los que arrancan de la naturaleza misma del recurso de apelación, por
su parte, límites subjetivos son los que emanan de la voluntad del apelante.

5.1 Límites objetivos

Se desprenden del artículo 208 del Código de Procedimiento Civil que señala:

“Podrá el tribunal de alzada fallar las cuestiones ventiladas en primera instancia y sobre las cuales no
se haya pronunciado la sentencia apelada por ser incompatibles con lo resuelto en ella, sin que se requiera
nuevo pronunciamiento del tribunal inferior.”

El artículo transcrito, consagra lo que se denomina competencia de primer grado, en cuya


virtud el tribunal de alzada sólo puede pronunciarse, por la vía de la apelación, respecto de
cuestiones ventiladas y resueltas en primera instancia. Al decir cuestiones ventiladas en primera
instancia, el legislador se refiere a que hayan sido debatidas por las partes, esto es, que se haya
producido la trama dialéctica de afirmaciones y negaciones. Además se requiere que hayan sido
resueltas, porque el tribunal de alzada es un tribunal revisor y es de la esencia de la revisión que
haya un objeto que pueda ser revisado: la resolución que se pronunció sobre la cuestión debatida.
Si la cuestión debatida no ha sido resuelta en la sentencia, ésta adolece de un claro y grave
vicio formal: la falta de decisión del asunto controvertido; y en ese caso, el tribunal de alzada no
puede pronunciarse sobre el asunto, sino que debe anular la sentencia de primera instancia o,
eventualmente, ordenar que se complete el fallo (casación en la forma). Asimismo, tampoco puede
pronunciarse sobre una cuestión no resuelta en primera instancia, porque la apelación es la
consagración del principio de la doble instancia, por lo tanto, si se permitiera al tribunal hacerlo
estaría fallando en única instancia y alterando el principio en comento.
La competencia de primer grado, tiene otra arista a la ya analizada. El tribunal de alzada
puede pronunciarse sobre cuestiones ventiladas y no resueltas en primera instancia, con tal que
éstas sean incompatibles con lo resuelto. Es decir, si la cuestión fue discutida y hay dos o tres
peticiones planteadas por el demandante o el demandado y el tribunal acoge una, pero no se
pronuncia sobre las demás por ser incompatibles, el tribunal de alzada puede pronunciarse sobre
aquéllas.
Por ejemplo, en primera instancia el actor demanda la nulidad absoluta de un contrato de
compraventa, por incapacidad absoluta de una de las partes, y subsidiariamente, solicita la nulidad
relativa por lesión enorme. Si tribunal de primera instancia acoge la demanda de nulidad absoluta,
no se pronunciará sobre la nulidad relativa, precisamente porque era una petición subsidiaria
incompatible con lo resuelto. Luego, si el demandado se alza en contra de la sentencia, el tribunal de
alzada, al revisar la sentencia apelada puede estimar que no hay nulidad absoluta sino relativa, y

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puede declararla, porque si bien es cierto no hubo pronunciamiento en primera instancia, esto se
debe únicamente a que se resolvió una petición incompatible.

A la competencia de primer grado, ya analizada, se le suma lo que la doctrina conoce con el


nombre de competencia de segundo grado, y que es especial para el juicio sumario. De acuerdo al
artículo 692 del Código de Procedimiento Civil en segunda instancia, podrá el tribunal de alzada, a
solicitud de parte, pronunciarse por vía de apelación sobre todas las cuestiones que se hayan
debatido en primera para ser falladas en definitiva, aun cuando no hayan sido resueltas, en el fallo
apelado.
En virtud de esta regla especial, en segunda instancia, el tribunal de alzada puede
pronunciarse sobre cuestiones ventiladas y no resueltas en primera, sin distinguir si esto fue debido
a incompatibilidad u omisión, o sea, frente a una sentencia de primera instancia en juicio sumario,
que dejó de resolver el asunto controvertido -por lo que era anulable o casable-, el tribunal de
alzada, a título excepcional y sólo en este procedimiento, puede resolver la cuestión omitida y no
casar ni ordenar completar el fallo. Se evidencia la voluntad del legislador de dar más agilidad al
procedimiento sumario.

Sin perjuicio de lo establecido en el artículo 208, el artículo 209 inciso 1° reconoce al tribunal
de alzada la posibilidad de realizar declaraciones de oficio.
“Del mismo modo podrá el tribunal de segunda instancia, previa audiencia del fiscal judicial, hacer de
oficio en su sentencia las declaraciones que por la ley son obligatorias a los jueces, aun cuando el fallo apelado
no las contenga.”

Debe recordarse el principio preponderante en materia civil, los tribunales actúan a


requerimiento de parte, siendo excepcional su actuación de oficio, lo que sucede, por ejemplo,
decretando medidas para mejor resolver (artículo 159 del Código de Procedimiento Civil) o
declarando la nulidad absoluta cuando aparece de manifiesto en el acto o contrato (artículo 1683 del
Código Civil).
En el caso del artículo 209, esta declaración debe ser hecha previa audiencia del fiscal
judicial, en todo caso el informe de éste no es vinculante para el tribunal.

Cuando el tribunal de alzada, en virtud de estas declaraciones de oficio, determina la


incompetencia absoluta del tribunal a quo, la resolución que contenga dicha declaración es apelable
para ante el tribunal superior jerárquico inmediato, salvo que el tribunal que haga la declaración sea
la Corte Suprema, ya que al no tener superior jerárquico no procede recurso de apelación (inciso 2°
artículo 209). Así por ejemplo, si una Corte de Apelaciones declara la incompetencia absoluta, y
consecuencialmente la nulidad de todo lo obrado, esta resolución podrá apelarse, para ante la Corte
Suprema.
De la regla anterior puede desprenderse a contrario sensu que las declaraciones que hace el
tribunal de alzada no son apelables, salvo la excepción mencionada.

Otro límite objetivo al recurso de apelación lo constituye el principio de non reformatio in


pejus (no reforma en perjuicio). Este principio significa que el tribunal de alzada no puede modificar
la sentencia en perjuicio del apelante. Lo normal es que éste sólo tenga expectativas de ganar, no de

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quedar en una situación más desmedrada de la que arranca de la sentencia recurrida, así por
ejemplo, si el demandado fue condenado, en primera instancia, a pagar la suma de cien millones de
pesos, y luego él apela, el tribunal superior no puede elevar el monto de la indemnización, salvo que
también el demandante haya apelado, porque en este caso podría verse perjudicado, pero no por su
propia apelación, sino por el recurso del demandante.

5.2 Límites subjetivos

a) En general, los recursos procesales están dentro del campo de la libre disposición,
siendo soberanas las partes para interponerlos o no; asimismo, las partes también son soberanas, al
momento de recurrir, de limitar el recurso, por ejemplo, apelando sólo respecto de una parte del
pronunciamiento y conformándose con el resto, v.g. el demandante se conforma con la
indemnización de perjuicios concedida, pero apela respecto de las costas.
b) Otro límite subjetivo del recurso de apelación es su carácter personal, afectándole las
resultas del recurso sólo al apelante y no a otras partes del juicio que no hayan recurrido. Por
ejemplo, en un juicio ejecutivo se demanda a dos codeudores solidarios, A y B, ambos oponen
idénticas excepciones y la sentencia las rechaza, A deduce recurso de apelación en contra de la
sentencia condenatoria, y B se conforma con el fallo; la apelación de A es acogida –por
consiguiente, revocada la sentencia-, luego B no puede aprovecharse de ese fallo de segunda
instancia e invocarlo en su beneficio.

6. Resoluciones apelables

Son apelables las siguientes resoluciones:


a) Las sentencias definitivas de primera instancia y las sentencias interlocutorias de
primera instancia, salvo que la ley expresamente deniegue el recurso (artículo 187 del Código de
Procedimiento Civil).

b) Excepcionalmente, son apelables los autos y decretos, cuando alteran la


substanciación regular del juicio o cuando recaen sobre trámites no expresamente regulados en la
ley (artículo 188 del Código de Procedimiento Civil). Cuando procede el recurso de apelación,
siempre debe interponerse en subsidio del recurso de reposición.
Ejemplo. Frente a la demanda en el juicio ordinario de mayor cuantía, el tribunal provee
traslado, esta resolución es un decreto, pues no resuelve nada sino que da curso progresivo al juicio.
No altera su substanciación regular, por lo que no es apelable. Pero si el tribunal no da traslado, sino
que cita a comparendo de contestación para el quinto día, este decreto altera la substanciación
regular del juicio y puede ser apelado en subsidio del recurso de reposición.
Si un juez concede la medida precautoria de prohibición de celebrar actos o contratos sobre
un determinado bien, dicha resolución es un auto, pues resuelve una cuestión accesoria al juicio sin
establecer derechos permanentes. Esta resolución apelable, porque recae sobre un trámite no
expresamente ordenado en la ley, y la apelación se intenta en subsidio de la reposición.

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6.1 Resoluciones inapelables

La inapelabilidad de una resolución judicial puede deberse a la existencia de una norma legal
que deniegue el recurso, o bien, como consecuencia de los principios ya analizados.

6.1.1 Resoluciones inapelables por mandato legal expreso

El Código de Procedimiento Civil recurre a diversos términos para denegar el recurso de


apelación: “no cabe apelación”; “sin ulterior recurso”; “en única instancia” y son, por ejemplo, las
siguientes normas:
a) Artículo 49 inciso 2º. Esta norma impone a las partes, la carga procesal de designar
un domicilio conocido dentro de los límites urbanos del lugar en que funciona el tribunal, para
efectos de la notificación por cédula. Pues bien, el inciso 2° señala que en los juicios seguidos ante los
tribunales inferiores, el domicilio deberá fijarse en un lugar conocido dentro de la jurisdicción del
tribunal correspondiente, pero si el lugar designado se halla a considerable distancia de aquel en
que funciona el juzgado, podrá éste ordenar, sin más trámites y sin ulterior recurso, que se designe
otro dentro de límites más próximos.

b) Artículo 60 inciso final. El artículo se refiere a la posibilidad de las partes de pedir al


tribunal la habilitación de días u horas inhábiles para practicar actuaciones judiciales. El inciso 3°
señala que el tribunal apreciará la urgencia de la causa y resolverá sin ulterior recurso.
c) Artículo 90 inciso final. Esta disposición regula la prueba en los incidentes, señalando
la duración del término probatorio, el plazo para presentar la lista de testigos y la solicitud de
prueba fuera del territorio jurisdiccional del tribunal. El inciso final dispone que las resoluciones que
se pronuncien en los casos de ese artículo son inapelables.

d) Artículo 126. Las sentencias que se dicten en los incidentes sobre implicancia o
recusación serán inapelables, salvo la que pronuncie el juez de tribunal unipersonal desechando la
implicancia deducida ante él, aceptando la recusación en el caso del artículo 124 o declarándose de
oficio inhabilitado por alguna causal de recusación.

e) Artículo 159 inciso final. Las providencias que se decreten en conformidad al presente
artículo (medidas para mejor resolver) serán inapelables, salvo las que dicte un tribunal de primera
instancia disponiendo informe de peritos o abriendo el término especial de prueba que establece el
inciso precedente. En estos casos procederá la apelación en el solo efecto devolutivo.

f) Artículo 181 inciso final. Señala que es inapelable la resolución que rechaza el recurso
de reposición.

g) Artículo 188. Dispone que los autos y decretos no son apelables cuando ordenan
trámites necesarios para la substanciación regular del juicio.

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h) Artículo 326 inciso 2°. Es inapelable la resolución que dispone la práctica de alguna
diligencia probatoria y la que da lugar a la ampliación de la prueba sobre hechos nuevos alegados
durante el término probatorio.

i) Artículo 379 inciso 1º. Las resoluciones que ordenan recibir prueba sobre las tachas
opuestas son inapelables.

j) Artículo 381 inciso final. Esta norma dispone que el testigo tiene derecho para
reclamar de la persona que lo presenta, el abono de los gastos que le imponga la comparecencia,
agrega que, en caso de desacuerdo, estos gastos serán regulados por el tribunal sin forma de juicio y
sin ulterior recurso.

k) Artículo 394 inciso final. Se refiere a la prueba confesional, y dispone que cuando el
absolvente solicite un plazo razonable para consultar sus documentos antes de responder, podrá
otorgársele, siempre que haya fundamento plausible para pedirlo y el tribunal lo estime
indispensable, o consienta en ello el contendor. La resolución del tribunal que conceda plazo será
inapelable.

l) Artículo 432 inciso 2º. Señala que en contra de la resolución que cita a las partes para
oír sentencia, sólo podrá interponerse recurso de reposición, el que deberá fundarse en error de
hecho y deducirse dentro de tercero día. La resolución que resuelva la reposición será inapelable.

Otras disposiciones en el mismo sentido son los artículos 487 inciso 1º, 574, 642 y 649.

6.1.2 Resoluciones inapelables por vía consecuencial

a) Sentencias definitivas, interlocutorias, autos y decretos, de cualquier naturaleza,


dictados en única instancia.

b) Sentencias definitivas e interlocutorias dictadas en virtud de la segunda instancia,


pues en nuestro sistema existe la doble instancia y no la triple instancia.

c) Sentencias interlocutorias, autos y decretos dictados durante la segunda instancia.


Existe una gran diferencia entre las resoluciones dictadas en o de segunda instancia y
resoluciones dictadas durante la segunda instancia.
“En o de segunda instancia” significa que el tribunal superior resuelve un recurso de apelación
deducido en contra de una sentencia interlocutoria de primera instancia. Por ejemplo, el demandado
solicita el abandono del procedimiento, el cual es acogido por una sentencia interlocutoria (de
primera instancia), luego el demandante deduce recurso de apelación en contra de dicha resolución,
pues bien, la sentencia que resuelva ese recurso será una sentencia interlocutoria de segunda
instancia.
Resoluciones dictadas “durante la segunda instancia”, son aquellas que se dictan durante la
tramitación de un recurso de apelación, y se resuelven en única instancia. Por ejemplo, se promueve,

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durante la tramitación de un recurso de apelación, un incidente de privilegio de pobreza, se le da


tramitación incidental correspondiente y la Corte de Apelaciones lo concede. Esta resolución, que
acogió el incidente, no es dictada en segunda instancia, sino durante la segunda instancia y, por lo
tanto, inapelable.
El artículo 210 del Código de Procedimiento Civil sólo ha señalado este efecto
(inapelabilidad) respecto de las sentencias interlocutorias dictadas durante la segunda instancia,
pero interpretando extensivamente la norma se puede concluir que tampoco son apelables autos y
decretos dictados durante la segunda instancia. Que no proceda apelación en contra de los autos y
decretos, no significa que no proceda aclaración, reposición o rectificación.
Artículo 210. “Las resoluciones que recaigan en los incidentes que se promuevan en segunda
instancia, se dictarán sólo por el tribunal de alzada y no serán apelables”.

d) Son inapelables los autos y decretos que no alteran la substanciación regular del juicio
y aquellos que recaen sobre trámites expresamente regulados en la ley.

e) Por último, la jurisprudencia ha señalado que son inapelables las sentencias de


casación dictadas por una Corte de Apelaciones y, con mayor razón, las dictadas por la Corte
Suprema, sin perjuicio de que proceda la casación en la forma o en el fondo en contra la sentencia de
segunda instancia.

7. Plazo y forma de interponer el recurso de apelación

La norma que rige esta materia es el artículo 189 del Código de Procedimiento Civil.
Constituye la regla general, pero en determinados procedimientos, incluso de carácter civil, hay
reglas especiales o distintas. Un ejemplo de éstas es el plazo para apelar del laudo y ordenata en el
juicio de partición de bienes, que es de quince días.

Hecha esta advertencia hay que hacer las siguientes distinciones:

a) Plazo y forma de apelar respecto de autos y decretos.


b) Plazo y forma de apelar respecto de sentencias interlocutorias.
c) Plazo y forma de apelar respecto de sentencias definitivas.
d) Plazo y forma de apelar en procedimiento oral y se cuenta con asistencia letrada.
e) Plazo y forma de apelar en procedimiento oral y no se cuenta con asistencia letrada.

Artículo 189. “La apelación deberá interponerse en el término fatal de cinco días, contados desde la
notificación de la parte que entabla el recurso, deberá contener los fundamentos de hecho y de derecho en que se
apoya y las peticiones concretas que se formulan.
Este plazo se aumentará a diez días tratándose de sentencias definitivas.
En aquellos casos en que la apelación se interponga con el carácter de subsidiaria de la solicitud de
reposición, no será necesario fundamentarla ni formular peticiones concretas, siempre que el recurso de
reposición cumpla con ambas exigencias. En los procedimientos o actuaciones para las cuales la ley establezca
la oralidad, se podrá apelar en forma verbal siempre que someramente se señalen los fundamentos de hecho y de

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derecho del recurso y se formulen peticiones concretas, de todo lo cual deberá dejarse constancia en el acta
respectiva.
Las normas de los incisos anteriores no se aplicarán en aquellos procedimientos en que las partes, sin
tener la calidad de letrados, litiguen personalmente y la ley faculte la interposición verbal del recurso de
apelación. En estos casos el plazo para apelar será de cinco días fatales, salvo disposición especial en contrario.”

El artículo transcrito merece una crítica, parece absurdo que en ella, ubicada en las reglas
comunes a todo procedimiento, se aluda a la forma de apelar en los procedimientos orales y aun con
la distinción de si el apelante cuenta o no con asistencia letrada. Lo más razonable habría sido que el
legislador hubiese reservado los dos últimos incisos para las reglas específicas del procedimiento de
que se trate y no haberlo incorporado en la normativa general.

7.1 Plazo y forma de apelar respecto de autos y decretos

Hay que recordar que estas resoluciones son excepcionalmente apelables, sólo lo serán
cuando alteren la substanciación del juicio o recaigan sobre trámites no expresamente ordenados por
la ley.
a) La apelación debe interponerse dentro de quinto día, o dentro del plazo especial que
específicamente la norma indique.
b) Además, la apelación debe interponerse como subsidiaria de la petición de
reposición, en consecuencia, si la reposición es rechazada, el tribunal debe conceder la apelación
subsidiaria.
c) La apelación no requiere fundamentos ni peticiones concretas, si la reposición los
contiene.
Que la apelación no requiera estar fundada o no requiera contener peticiones concretas,
significa que si en la reposición se indican las razones por las cuales debe dejarse sin efecto o
modificarse el auto o decreto de que se trata, y contiene las peticiones concretas, no es necesario
reiterarlas en la apelación misma. Por ejemplo, “Por tanto, en mérito de lo expuesto –
fundamentos de la reposición señalados en el cuerpo del escrito-, sírvase US., modificar la
resolución que repongo en tal o cual sentido. Subsidiariamente, apelo”.

7.2 Plazo y forma de apelar respecto de sentencias interlocutorias

a) La regla general es que debe apelarse derechamente y dentro de quinto día. Es decir,
la apelación no se plantea como subsidiaria de la reposición, ya que en principio no procede
reposición respecto de las sentencias interlocutorias.
Sin embargo, existen ciertas interlocutorias reponibles, por ejemplo, la interlocutoria de
prueba, en este caso, y en los demás en que proceda la reposición, el recurso de apelación es
subsidiario de aquél y debe ser interpuesto en el plazo específico que se indique para el caso
concreto.

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b) El recurso de apelación debe ser fundado. Respecto de algunos recursos, y


específicamente de la apelación, en ciertos casos el legislador ha dicho que debe ser “someramente
fundada”. Pero tratándose de la apelación de sentencias interlocutorias señala que debe ser
“fundada”. En consecuencia, en el recurso hay que dar las razones de hecho y de derecho que
sustentan la apelación.

c) La apelación debe contener peticiones concretas. Significa que en la parte petitoria del
recurso se planteen las declaraciones que el requirente pretende sean formuladas por el tribunal de
alzada, indicándolas exhaustivamente y en forma precisa y determinada.
Por ejemplo, si después de un extenso escrito de apelación, se termina diciendo “por tanto,
sírvase tener por interpuesto recurso de apelación”, será declarado inadmisible por faltarle las
peticiones concretas. Lo correcto es decir “Ruego a US., tener por interpuesto recurso de apelación, a
fin de que el tribunal de alzada declare: i) que se revoca la sentencia apelada en todas sus partes y
ii) que se declare en cambio xxxxxxxx”.
La insistencia del legislador en esta materia se debe a que uno de los límites subjetivos del
recurso de apelación es la voluntad del apelante, quien es libre para dividir la resolución contra la
cual se alza, aceptándola en una parte e impugnándola en otra. Sólo a través de las peticiones
concretas el tribunal de alzada puede saber cuál es precisamente la parte aceptada y cuál la
impugnada.

7.3 Plazo y forma de apelar respecto de sentencias definitivas.

a) Debe apelarse derechamente y en el plazo fatal de diez días4.


b) El recurso de apelación debe ser fundado.
c) La apelación debe contener peticiones concretas.

7.4 Plazo y forma de apelar en procedimiento oral y se cuenta con asistencia letrada.

a) De la norma pareciera deducirse (no es claro) que la apelación debe interponerse


derechamente.
b) Debe interponerse dentro de 5º ó 10º día, según la naturaleza de la resolución
recurrida y salvo norma expresa en contrario en el respectivo procedimiento.
c) Debe ser someramente fundada.
d) Debe contener peticiones concretas.
e) De la apelación debe dejarse testimonio en el acta respectiva.

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Hasta el año 1988 el plazo para apelar era de cinco días. Luego la Ley N° 18.705 amplió el plazo a diez, pero sólo respecto
de las sentencias definitivas. La razón de ser de esta modificación es la siguiente: antes de ella, en segunda instancia y
respecto de sentencias definitivas, y salvo norma expresa en contrario, existía un escrito fundamental, la “expresión de
agravios”, en el cual se indicaban los fundamentos de la apelación deducida en primera instancia y las peticiones concretas.
La reforma eliminó este escrito, y en su reemplazo exigió que se fundamentara el recurso de apelación y se indicaran las
peticiones concretas. Como el término para expresar agravios era de diez días, en homenaje a él, y para no dejar al apelante
en una situación particularmente desmedrada, el legislador amplió este plazo de cinco a diez días fatales.

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7.5 Plazo y forma de apelar en procedimiento oral y no se cuenta con asistencia letrada.

a) Debe apelarse derechamente.


b) No requiere ser fundamentada.
c) No es necesario que contenga peticiones concretas.
d) El recurso debe ser interpuesto en el plazo de cinco días, sin distinguir la naturaleza
de la resolución, sin perjuicio de normas particulares en el respectivo procedimiento.

7.6 Características del plazo para interponer el recurso de apelación

a) Es un plazo de días fatales, es decir, por su solo transcurso precluye la posibilidad de


intentar el recurso.
b) Es un plazo individual, como se desprende claramente del inciso 1º del artículo 189,
en relación con el artículo 65, ambos del Código de Procedimiento Civil, que establece la regla
general en el sentido de que los plazos son individuales y no comunes. En consecuencia, el plazo se
cuenta para cada parte desde el momento en que le es notificada la resolución respectiva.
c) Es un plazo legal e improrrogable. La voluntad de las partes no puede modificarlo.
En ciertos procedimientos, como el arbitral, pueden las partes fijar inicialmente plazos distintos,
pero en procedimientos que se rigen por el principio del consecutivo legal, no puede modificar o
prorrogar los plazos para apelar.
d) No admite suspensión de ninguna naturaleza, lo que aparece claramente del artículo
190, que señala que el plazo para apelar no se suspende por la solicitud de reposición, ni tampoco
por la solicitud de aclaración, rectificación o enmienda.
e) Los plazos para interponer el recurso de apelación es de días hábiles, de acuerdo a lo
dispuesto en el artículo 66 del Código de Procedimiento Civil.

8. Control de admisibilidad en primera instancia

Interpuesto el recurso ante el tribunal de primera instancia, para ante el tribunal de alzada, el
que normalmente será la respectiva Corte de Apelaciones, aquél realiza el primer control de
admisibilidad de la apelación, control que es formal, no de fondo.
El examen de admisibilidad se centra, básicamente, tres aspectos:
a) Que la apelación se haya interpuesto en tiempo, es decir dentro del plazo que
establece la ley;
b) Que el escrito se haya interpuesto en forma, esto es, que el recurso sea fundado y
contenga peticiones concretas.
c) Que la resolución recurrida sea apelable.

Declarar inadmisible un recurso significa que el tribunal ad quem no entrará al fondo de él,
porque adolece de defectos formales que no le permiten abordar la substancia de la cuestión
planteada. Así, por ejemplo, si se apela al sexto día, o no se formulan peticiones concretas,
necesariamente el recurso deberá ser declarado inadmisible, aunque contenga argumentos sólidos.

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La admisibilidad de un recurso es prerrequisito para entrar al fondo de la cuestión debatida. Si un


tribunal entra al fondo de la cuestión, tratándose de un recurso inadmisible, claramente está
fallando fuera de competencia, porque la competencia del tribunal para conocer de un recurso,
necesariamente parte de su admisibilidad.

Practicado este examen, el tribunal a quo tiene dos opciones:


a) Conceder el recurso de apelación para ante el tribunal superior;
b) Denegar el recurso de apelación.

Si deniega el recurso, deberá fundamentar la denegatoria, es decir, indicar las razones,


disposiciones o fundamentos en virtud de los cuales se pronunció en ese sentido. En este caso, de
acuerdo a lo dispuesto en el artículo 203 del Código de Procedimiento Civil, la resolución que lo
declara inadmisible es susceptible del llamado verdadero recurso de hecho

Por su parte, si lo concede no necesita dictar una extensa resolución, basta con decir
“concédese”. Pero además, debe señalar si lo concede en ambos efectos -suspensivo y devolutivo-, o
bien, en el solo efecto devolutivo.
Es de la esencia del recurso de apelación el efecto devolutivo, que significa reconocer
competencia al tribunal de alzada para conocer de él y revocar o modificar la resolución apelada. El
efecto suspensivo es de la naturaleza, y en virtud de este efecto, el tribunal a quo pierde
competencia para seguir conociendo de la cuestión.
Si el tribunal simplemente resuelve “concédese”, sin agregar más, se entiende que la
apelación se concedió en ambos efectos. Así aparece claramente del artículo 193 del Código de
Procedimiento Civil que señala: “Cuando se otorga simplemente apelación, sin limitar sus efectos, se
entenderá que comprende el devolutivo y el suspensivo.” También, en el mismo sentido, lo establece el
artículo 195 que dispone que fuera de los casos determinados en el artículo precedente -194, que
enumera las apelaciones que se conceden en el solo efectivo devolutivo- la apelación deberá
otorgarse en ambos efectos. Y a mayor abundamiento, el número 5 del artículo 194, establece que
deben concederse en el solo efecto devolutivo la apelación de todas las demás resoluciones que por
mandato legal sólo admitan apelación en este efecto, ergo, debe existir norma que expresamente
limite la apelación al solo efecto devolutivo, con lo que se concluye que concederla en ambos efectos
es la regla general.

A contrario sensu, la apelación sólo se entiende concedida en el efecto devolutivo cuando el


tribunal expresamente así lo declara.
Es inconcebible una apelación sin efecto devolutivo, porque la apelación abre la posibilidad
de una revisión por el superior jerárquico.
El efecto suspensivo, es teóricamente, la regla general. El legislador, fundamentalmente con
la finalidad de agilizar los procedimientos, ha restringido la concesión del recurso de apelación en
ambos efectos, convirtiéndose en la actualidad, el solo efecto devolutivo en la regla general.

La expresión “solo efecto devolutivo”, o dicho de otra forma, cuando el recurso no se


concede en el efecto suspensivo, significa que el tribunal de primera instancia conserva competencia
para seguir conociendo del asunto, y más aún, para cumplir la resolución impugnada. Sin embargo,

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el legislador, en ciertos casos, ha establecido ciertas cortapisas al cumplimiento de la resolución, por


ejemplo, en el juicio ejecutivo, si el ejecutado apela la sentencia definitiva que rechazó sus
excepciones, la apelación se concede en el solo efecto devolutivo, los bienes embargados se pueden
realizar, pero no se puede proceder al pago al ejecutante.
Es menester señalar que las actuaciones y cumplimientos no son definitivos o irreversibles,
sino sub conditione, es decir, adquirirán pleno vigor si en definitiva es rechazado el recurso de
apelación. En cambio, si el recurso es acogido, por ende, revocada o modificada la sentencia
impugnada, la regla general, es que las actuaciones y cumplimientos se retrotraen al momento
inmediatamente anterior a la interposición del recurso, salvo que el legislador limite esos efectos.
Por ejemplo, la apelación del auto de prueba, que se plantea, en subsidio de la reposición, y que se
concede en el solo efecto devolutivo (artículo 319 inciso final), si es acogida, y se agregan nuevos
hechos, la prueba rendida en el intertanto conserva su valor; pero además, se abrirá un término
probatorio especial para rendir prueba respecto de los hechos agregados (artículo 339 inciso 4°).

Se ha señalado que, concedido el recurso en ambos efectos, el tribunal de primera instancia


pierde competencia para seguir conociendo del asunto. Sin embargo, hay que examinar esta regla a
la luz de algunos casos particulares. Por ejemplo, si el juicio se tramita en distintos cuadernos y la
apelación se concede en ambos efectos en uno de ellos, ¿el tribunal pierde o no competencia para
conocer de los otros cuadernos? El asunto es dudoso y no ha sido expresamente resuelto, pero la
lógica entendería, con todas las reservas del caso, que si la apelación se concede en ambos efectos en
el cuaderno principal, se produce también la suspensión de la competencia en los demás.
Por el contrario, si la apelación se concede en ambos efectos en un cuaderno distinto del
principal, el efecto suspensivo y, de pérdida de competencia, se produce solamente en el cuaderno
donde se concedió la apelación de esa manera. Es lógico, porque el desglose del expediente en varios
cuadernos busca que el retardo de uno no influya en los demás.

9. Apelaciones que se conceden en el solo efecto devolutivo

Como ya se ha señalado se requiere de norma expresa que exprese que la apelación se


concede en el solo efecto devolutivo. Norma importante, en este sentido, es el artículo 194 del
Código de Procedimiento Civil, contenida dentro de las reglas generales de la apelación, que
contiene cinco numerales –uno de ellos de carácter genérico-. Pero, además, hay que tener presente
que en procedimientos especiales también hay casos en que el recurso se concede en el solo efecto
devolutivo.
El inciso 1° del artículo que se analiza, sostiene la regla general teórica, las apelaciones deben
ser concedidas en ambos efectos, salvo texto legal expreso en contrario:

“Sin perjuicio de las excepciones expresamente establecidas en la ley se concederá apelación


en el solo efecto devolutivo:

1º De las resoluciones dictadas contra el demandado en los juicios ejecutivos y


sumarios.

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No se distingue la naturaleza de la resolución, es decir, sea sentencia definitiva,


interlocutoria, auto o decreto, en los juicios ejecutivos y sumarios la apelación se concede en el solo
efecto devolutivo, independientemente de quien sea el recurrente, aunque lo lógico es que sea el
demandado.
Que el legislador hable de juicios ejecutivos y sumarios, en plural, no es un mero capricho,
sino que tiene enorme importancia en función de una coherente interpretación de la norma. Es
correcto hablar de juicios ejecutivos, porque los hay por obligación de dar, hacer y no hacer, además
de juicios especiales como los juicios hipotecarios y de realización de prenda.
Pero cuando el legislador habla de juicios sumarios, la jurisprudencia y la doctrina
interpretan que este número no sólo se refiere al juicio sumario regulado en los artículos 680 y
siguientes del Código de Procedimiento Civil, sino que también a todos los procedimientos
sumarios especiales o concentrados, por ejemplo, interdictos posesorios, juicios de arriendo.
El artículo 691, contenida dentro del juicio sumario, señala que la sentencia definitiva será
apelable en ambos efectos, salvo que, concedida la apelación en esta forma, hayan de eludirse sus
resultados; por su parte, el artículo 194 N° 1 establece que las resoluciones –sin distinguir su
naturaleza jurídica- dictadas contra el demandado si son apeladas, la apelación debe concederse en
solo efecto devolutivo.

¿Cómo se concilian ambas disposiciones?


La cuestión es clara si el apelante es el demandante, ya que el artículo aplicable es el 691, por
consiguiente, la apelación se concede en ambos efectos. Pero si el apelante es el demandado la
jurisprudencia ha estimado que prima el artículo 691, por aplicación del principio de especialidad,
por lo tanto, la apelación de la sentencia definitiva del juicio sumario aunque sea contraria al
demandado, debe ser concedida en ambos efectos.

Otra interrogante que surge, es a propósito del juicio ejecutivo respecto de las apelaciones
promovidas por un tercerista ¿se conceden en el solo efecto devolutivo?
Estimamos que las reglas de excepción deben interpretarse restrictivamente, por
consiguiente, las resoluciones dictadas contra el tercerista se rigen por las reglas generales,
consecuencialmente no les sería aplicable el Nº 1 del artículo 194.

2º De los autos, decretos y sentencias interlocutorias.


Sin distinguir el procedimiento del que se trata ni si la resolución es agraviante para
demandante o demandado, el legislador estableció que la regla es que las apelaciones en contra de
los autos y de los decretos, cuando son apelables, y de las sentencias interlocutorias de toda clase, se
conceden en el solo efecto devolutivo.
En la práctica, la apelación de cualquier resolución que no sea sentencia definitiva se llama
“de artículo”, y se ve en cuenta.

3º De las resoluciones pronunciadas en el incidente sobre ejecución de una sentencia


firme, definitiva o interlocutoria.

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Este numeral se encuentra íntimamente ligado con el Nº 1, porque el incidente sobre


cumplimiento o ejecución de una sentencia firme, definitiva o interlocutoria (cumplimiento
incidental del fallo), es una forma de juicio ejecutivo.
Lo interesante, eso sí, es que no se distingue si la resolución es contraria para el demandante
o demandado (ejecutante o ejecutado). Todas las resoluciones que se dicten en este incidente de
cumplimiento incidental son apelables, si procede, en el solo efecto devolutivo.

4º De las resoluciones que ordenen alzar medidas precautorias.


La resolución que ordena alzar una medida precautoria es un auto, por lo que ya se
encuentra comprendido en el numeral 2, siendo de esta manera redundante haberlo señalado como
un caso especial.

5º De todas las demás resoluciones que por disposición de la ley sólo admitan apelación
en el efecto devolutivo.
Este numeral refuerza el criterio general de que la regla teórica es que las apelaciones se
concedan en ambos efectos, en el sentido que sólo por ley se puede conceder apelación en el solo
efecto devolutivo.

9.1 Ámbito de competencia del tribunal a quo cuando la apelación se concede en el solo efecto
devolutivo

El ámbito de competencia es íntegro: puede seguir conociendo del asunto como si no se


hubiera interpuesto recurso de apelación. Más aún, como regla general, puede llegar incluso a la
ejecución de la resolución impugnada (la resolución causa ejecutoria). Así lo confirma el inciso 1º
del artículo 192 del Código de Procedimiento Civil.
Pero esta norma de carácter general ha sido atemperada por el legislador en situaciones
particulares: en el juicio ejecutivo por obligación de dar, cuando esta obligación es pagar una
cantidad de dinero, se puede llegar a la realización de los bienes embargados, pero como regla
general no se procede al pago (artículo 475 del Código de Procedimiento Civil).
Además, también está la posibilidad para el recurrente de solicitar una orden de no innovar
(artículo 192 inciso 2°).

Artículo 192 incisos 1° y 2°. “Cuando la apelación proceda sólo en el efecto devolutivo, seguirá el
tribunal inferior conociendo de la causa hasta su terminación, inclusa la ejecución de la sentencia definitiva.
No obstante, el tribunal de alzada a petición del apelante y mediante resolución fundada, podrá dictar
orden de no innovar. La orden de no innovar suspende los efectos de la resolución recurrida o paraliza su
cumplimiento, según sea el caso. El tribunal podrá restringir estos efectos por resolución fundada. Los
fundamentos de las resoluciones que se dicten de conformidad a este inciso no constituyen causal de
inhabilidad.”

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Como ya se señaló, la apelación concedida en el solo efecto devolutivo importa la tramitación


y cumplimiento condicional para el tribunal de primera instancia, porque si la resolución
impugnada es modificada o revocada, y esta modificación o revocación se hace incompatible con la
posterior tramitación, se vuelve atrás, al momento inmediatamente anterior a la interposición de
este recurso. Es decir, la tramitación subsiguiente y el eventual cumplimiento del fallo impugnado
quedan sub conditione.

9.2 Las compulsas (hoy suprimidas por la Ley Nº 20.886)

Ley Nº 20.886. El artículo 197 del CPC fue esencialmente modificado por la ley en comento,
no siendo necesario compulsar el expediente cuando la apelación en concedida en el solo efecto
devolutivo.
La actual redacción del artículo 197 es la siguiente:
"La resolución que conceda una apelación se entenderá notificada a las partes conforme al artículo 50.
El tribunal remitirá electrónicamente al tribunal de alzada copia fiel de la resolución apelada, del recurso y de
todos los antecedentes que fueren pertinentes para un acabado pronunciamiento sobre éste.
Recibidos los antecedentes referidos en el inciso anterior, la Corte de Apelaciones procederá a la
asignación de un número de ingreso. Acto seguido, formará un cuaderno electrónico separado para el
conocimiento y fallo del recurso cuando él haya sido concedido en el solo efecto devolutivo. En el caso que la
apelación fuere concedida en ambos efectos, el tribunal de alzada continuará la tramitación en la carpeta
electrónica, la que estará disponible en el sistema de tramitación electrónica del tribunal de alzada
correspondiente.".

ANTES DE LA LEY 20.886


¿Cómo se logra materialmente que dos tribunales distintos conozcan en forma simultánea de
un mismo asunto, frente al hecho que éste tiene una existencia corpórea que es el expediente?
El legislador dispone que en este caso se dupliquen los expedientes, lo que se debe hacer
preferentemente por vía de fotocopia certificada, aplicando las reglas generales contenidas en el
Libro I del Código de Procedimiento Civil, específicamente en el artículo 37 inciso 3° que dispone:
“En aquellos casos en que otro tribunal requiera la remisión del expediente original o de algún
cuaderno o piezas del proceso, el trámite se cumplirá remitiendo, a costa del peticionario o de la parte que
hubiere interpuesto el recurso o realizado la gestión que origina la petición, las copias o fotocopias respectivas.
Estas deberán ser debidamente certificadas, en cada hoja, por el secretario del tribunal.”

Antes de que existieran las fotocopias, y aun hoy en los lugares donde no es posible
obtenerlas, el legislador ordena recurrir al sistema de las compulsas (artículo 197 inciso 2° del
Código de Procedimiento Civil).
Las compulsas son copias, hoy mecanografiadas –antes manuscritas-, de partes del
expediente, a fin de lograr que un mismo proceso pueda ser conocido al mismo tiempo por dos
tribunales.
La resolución que concede una apelación en el solo efecto devolutivo señala precisamente las
piezas del proceso que deben fotocopiarse o eventualmente compulsarse.

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La regla general es que si la apelación se concede en el solo efecto devolutivo respecto de la


sentencia definitiva, el tribunal de primera instancia conserva las fotocopias o compulsas, para el
cumplimiento de aquella sentencia y eleva a segunda los autos originales.
Pero si la apelación se concede respecto de otro tipo de resolución (auto, decreto,
interlocutoria), el expediente original queda en primera instancia, y las compulsas o fotocopias son
las que se elevan (197 inciso 1° del Código de Procedimiento Civil).

Las piezas que deben fotocopiarse o compulsarse son:

a) Las que determinan cuáles son las respectivas personerías, es decir, quiénes son
demandantes, demandados, sus representantes, abogados, procuradores.
b) Aquellos elementos que de acuerdo con las circunstancias sean necesarios, ya para
cumplir la resolución impugnada, ya para dejar al tribunal de alzada en condiciones de conocer del
recurso.

El apelante debe depositar en manos del secretario, dentro de los cinco días siguientes a serle
notificada la resolución que concede la apelación en el solo efecto devolutivo, dinero suficiente para
confeccionar las fotocopias o compulsas. De este depósito se debe dejar testimonio en autos, lo que
es muy importante, porque el plazo para hacer este depósito es fatal y de acuerdo con el inciso final
del artículo 197, la sanción por la omisión de este trámite es la deserción del recurso de apelación, es
decir, se lo tiene por no interpuesto y con ello la resolución impugnada queda firme o ejecutoriada.
¿En un juicio ejecutivo son acogidas parcialmente algunas excepciones, por lo que la
resolución agravia tanto a ejecutante como a ejecutado. Ambos apelan. Al ejecutado se le concede en
el solo efecto devolutivo; al ejecutante en ambos efectos. Es necesario hacer compulsas?
No está expresamente regulado, pero la jurisprudencia entiende que en este caso la
apelación concedida en ambos efectos engloba a la otra, por lo que no es necesario sacar compulsas.

Finalmente, cabe mencionar que las fotocopias o compulsas no son propias del recurso de
apelación, sino que deben confeccionarse cada vez que por la interposición de un recurso no se
suspenda el cumplimiento de la resolución recurrida.

9.3 Orden de no innovar

Para atemperar los efectos de la apelación concedida en el solo efecto devolutivo, en 1988 el
legislador introdujo dos importantes incisos al artículo 192 del Código de Procedimiento Civil, que
legislan este instituto.
La orden de no innovar nació, primeramente, a propósito del recurso de hecho. Luego la
jurisprudencia extendió su aplicación, teniendo gran trascendencia en el recurso de queja. Hoy en
día aparece prevista en varios recursos procesales, que por su interposición no suspenden el
cumplimiento de la resolución recurrida.
En este sentido se ha dicho que la orden de no innovar equivale a un rayo paralizante,
porque significa que el expediente queda de inmediato en una situación, por así decirlo, pétrea: no se
puede dar ningún paso, ni hacia atrás ni hacia adelante. El tribunal que recibe una orden de no

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innovar debe abstenerse de realizar cualquier actuación que pueda contravenir esa voluntad
paralizante.
Sin embargo, la jurisprudencia ha flexibilizado la orden de no innovar en dos sentidos: i)
permitiendo que tengan un efecto más relativo, es decir, que paralice el procedimiento no en su
totalidad, sino sólo parcialmente; y, ii) que no tan sólo tenga efecto paralizante desde que se ordena,
sino que se retrotraiga la causa a un estado anterior al de la resolución que la decreta. Esta segunda
situación, tuvo lugar en el antiguo procedimiento penal a propósito de la “excarcelación” o libertad
provisional, así concedida la libertad del procesado, si se recurría de queja en contra de esta
resolución, mientras se ventilaba el recurso aquél volvía nuevamente a prisión preventiva, en otras
palabras, se trataba de una orden de no innovar innovando, que se acercaba mucho más al acceder
provisionalmente a las pretensiones que a una orden de no innovar.

9.3.1 La orden de no innovar en el recurso apelación

En la apelación la regla es que la orden de no innovar produzca el efecto paralizante


absoluto. Pero el propio legislador permite que este efecto sea menor, y en tal evento, el tribunal que
decreta la orden de no innovar puede limitar sus efectos, declaración que debe hacerla en la
resolución respectiva.

El tribunal competente para conocer de la orden es el de segunda instancia, en consecuencia,


es necesario que haya llegado el expediente original o las fotocopias al tribunal ad quem. La orden
de no innovar nunca, se plantea ante el tribunal de primera instancia, ni siquiera conjuntamente con
el escrito de apelación, ya que de ocurrir este hecho, la resolución debiera ser “ocúrrase ante quien
corresponda”.

El legislador no señala un plazo para presentar la solicitud de orden de no innovar, por


consiguiente, se la puede pedir en cualquier momento.

Presentada la orden de no innovar, el Presidente de la Corte respectiva, la sortea entre alguna


de las distintas salas5 y se resuelve en cuenta, es decir, sin previa vista de la causa.

Si la orden de no innovar es concedida, produce efectos sustanciales y procesales.


El efecto sustancial, y perseguido con la solicitud, es que el conocimiento del asunto se
paraliza o suspende ante el tribunal de primera instancia.
Los efectos procesales son dos: i) el conocimiento del recurso se radica en la sala que
concedió la orden de no innovar, por consiguiente, no habrá posterior sorteo; ii) el conocimiento
tiene preferencia para su vista y fallo, precisamente por su calidad de causa radicada.
El hecho que el tribunal de alzada se pronuncie sobre la orden de no innovar, sea
concediéndola o denegándola, no lo inhabilita para conocer de la cuestión principal. Es lógico, y con
ello se despeja cualquier duda sobre una eventual recusación basada en adelantar juicio en torno a la
materia sometida a su conocimiento.

5 El sorteo no tiene lugar cuando el tribunal superior es la Corte Suprema, ya que ésta funciona a través de salas
especializadas.

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Si se deniega una orden de no innovar, de alguna manera se está adelantando juicio respecto
de la muy baja probabilidad de que prospere la apelación.
La resolución que concede o deniega una orden de no innovar es inapelable.

Artículo 192 incisos 2° y 3°. “No obstante, el tribunal de alzada a petición del apelante y mediante
resolución fundada, podrá dictar orden de no innovar. La orden de no innovar suspende los efectos de la
resolución recurrida o paraliza su cumplimiento, según sea el caso. El tribunal podrá restringir estos efectos
por resolución fundada. Los fundamentos de las resoluciones que se dicten de conformidad a este inciso no
constituyen causal de inhabilidad.
Las peticiones de orden de no innovar serán distribuidas por el Presidente de la Corte, mediante sorteo,
entre las salas en que esté dividida y se resolverán en cuenta. Decretada una orden de no innovar, quedará
radicado el conocimiento de la apelación respectiva en la sala que la concedió y el recurso gozará de preferencia
para figurar en tabla y en su vista y fallo.”

10. Consecuencias de la apelación concedida en ambos efectos respecto del tribunal de


primera instancia

a) Como ya se dijo, la regla general, es que frente a una apelación concedida en ambos
efectos, el tribunal de primera instancia pierde competencia para seguir conociendo del asunto.
El inciso 2º del artículo 191 señala una evidente excepción: la pérdida de competencia del
tribunal de primera instancia no significa que la pierda en todo lo relacionado con el recurso
interpuesto, conservando competencia para declarar la deserción o la prescripción del recurso.

Observación: El artículo 191 no fue modificado por la Ley Nº 20.886, y precisamente el inciso
2º se refiere a la deserción y prescripción del recurso de apelación en primera instancia, ambos
institutos derogados pues ya no es necesario consignar para la compulsas –causal de deserción-
como tampoco existe la prescripción del mismo.

Artículo 191. “Cuando la apelación comprenda los efectos suspensivo y devolutivo a la vez, se
suspenderá la jurisdicción del tribunal inferior para seguir conociendo de la causa.
Podrá, sin embargo, entender en todos los asuntos en que por disposición expresa de la ley conserve
jurisdicción, especialmente en las gestiones a que dé origen la interposición del recurso hasta que se eleven los
autos al superior, y en las que se hagan para declarar desierta o prescrita la apelación antes de la remisión del
expediente”.

b) Pese a lo dispuesto en el inciso 2° del artículo 191, en el sentido que sólo conserva
competencia frente a norma expresa, estimamos que, no obstante la apelación concedida, el tribunal
puede pronunciarse sobre medidas precautorias, sea su concesión, mantención o alzamiento, y
también respecto de nulidades procesales.

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c) Por último, la regla de que el tribunal pierda su competencia para seguir conociendo
del asunto concedida la apelación en ambos efectos, es clara si existe un solo cuaderno principal y en
él se concede la apelación. Pero si existen multiplicidad de cuadernos la situación es dudosa: para
algunos la apelación concedida en el cuaderno principal hace perder competencia en todos los
demás cuadernos; pero la concedida en un cuaderno no principal, no hace perder competencia ni en
los demás cuadernos ni en el principal.
Nosotros nos inclinamos por esta posición, porque de no ser así carecería de sentido la
multiplicidad de cuadernos, que mira a una mayor presteza en la respectiva tramitación.

11. Tramitación de la apelación

11.1 A. Tramitación ante el tribunal de primera instancia (antes de la Ley Nº 20.886)

Para efectos del análisis, distinguiremos si apelación fue concedida en ambos efectos, o en el
solo efecto devolutivo.

a) Si la apelación se ha concedido en el solo efecto devolutivo (artículo 197):


i) El apelante debe depositar ante el secretario del tribunal el dinero necesario
para confeccionar las fotocopias o compulsas, lo que debe ser certificado por éste, bajo sanción de
declararse la deserción del recurso (el legislador utiliza impropiamente la expresión desistido que
como, se analizará más adelante, es una institución totalmente diferente).
ii) El tribunal a quo debe remitir los autos originales –tratándose de la apelación
de sentencias definitivas-, o las fotocopias o compulsas –tratándose de autos, decretos e
interlocutorias- al tribunal de segunda instancia.

b) Si la apelación se ha concedido en ambos efectos: el tribunal a quo debe remitir los


autos originales al tribunal de alzada.

La remisión del expediente, de acuerdo al artículo 198 del Código de Procedimiento Civil
(HOY DEROGADO), debe hacerla el tribunal inferior al día siguiente de la última notificación
recaída en el escrito de apelación. Pero si hay que sacar fotocopias o compulsas, el plazo se amplía
según la extensión del expediente o según el tribunal lo estime necesario.

B. Tramitación ante el tribunal de primera instancia (después de la Ley Nº 20.886)

El tribunal debe remitir electrónicamente al tribunal de alzada copia fiel de la resolución


apelada, del recurso y de todos los antecedentes que fueren pertinentes para un acabado
pronunciamiento sobre éste (artículo 197 inciso 1º).
Observación: si la apelación es concedida en ambos efectos, lo lógico es remitir
electrónicamente todo el expediente (carpeta electrónica).

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11.2 Tramitación ante el tribunal de segunda instancia

a) Antes de la Ley Nº 20.886. Llegados los autos originales o las fotocopias al tribunal de
alzada, el secretario de la Corte, certifica el ingreso del expediente y, además, le asigna un nuevo
número de orden (ingreso de corte) bajo el cual será tramitado el recurso.
La importancia del certificado de ingreso, es que a partir de su fecha, comienza a correr el
plazo para que apelante y apelado se hagan parte del respectivo recurso6. Así se desprende del
inciso 1º del artículo 200, que otorga a las partes un plazo base de cinco días para comparecer al
tribunal superior a seguir el recurso interpuesto, contados precisamente, desde la fecha de recepción
de los autos en la secretaría del tribunal de segunda instancia.

Desde la Ley Nº 20.886. Recibidos los antecedentes, la Corte de Apelaciones (ya no el


secretario) procede a la asignación de un número de ingreso (ingreso corte). Acto seguido, forma un
cuaderno electrónico separado para el conocimiento y fallo del recurso cuando él haya sido
concedido en el solo efecto devolutivo. En el caso que la apelación fuere concedida en ambos efectos,
el tribunal de alzada continuará la tramitación en la carpeta electrónica, la que estará disponible en
el sistema de tramitación electrónica del tribunal de alzada correspondiente (artículo 197 inciso 2º).
Formada la carpeta electrónica, el tribunal de alzada deberá certificar en ella la recepción de
la comunicación a que se refiere el artículo 197 y su fecha (artículo 200).

Artículo 197. “La resolución que conceda una apelación se entenderá notificada a las partes conforme
al artículo 50. El tribunal remitirá electrónicamente al tribunal de alzada copia fiel de la resolución apelada, del
recurso y de todos los antecedentes que fueren pertinentes para un acabado pronunciamiento sobre éste.
Recibidos los antecedentes referidos en el inciso anterior, la Corte de Apelaciones procederá a la
asignación de un número de ingreso. Acto seguido, formará un cuaderno electrónico separado para el
conocimiento y fallo del recurso cuando él haya sido concedido en el solo efecto devolutivo. En el caso que la
apelación fuere concedida en ambos efectos, el tribunal de alzada continuará la tramitación en la carpeta
electrónica, la que estará disponible en el sistema de tramitación electrónica del tribunal de alzada
correspondiente”.

Artículo 200. “El tribunal de alzada deberá certificar en la carpeta electrónica la recepción de la
comunicación a que se refiere el artículo 197 y su fecha”.

b) Luego del certificado de ingreso (hoy: certificación en la carpeta electrónica), el


tribunal de segunda instancia se pronuncia sobre su admisibilidad, conforme al artículo 213 del
Código de Procedimiento Civil.
La admisibilidad es un juicio formal que mira a dos extremos: que el recurso haya sido
interpuesto en tiempo, es decir, oportunamente; y, en forma, esto es, cumpliendo con los requisitos
del recurso de apelación según la naturaleza de la respectiva resolución.

6
La fecha del certificado también tiene trascendencia para otras materias: i) para que el apelado se adhiera al recurso de
apelación; ii) para que el apelante solicite que el recurso sea visto previa vista de la causa (cuando se ven en cuenta); y iii)
para interponer el falso recurso de hecho.

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Lo normal es que este examen de admisibilidad se haga en cuenta por la sala tramitadora de
la respectiva Corte; pero si el tribunal tiene dudas, puede ordenar que se traigan los autos en
relación, y resolver la admisibilidad previa vista de la causa.
Artículo 213. “Elevado un proceso en apelación, el tribunal superior examinará en cuenta si el recurso
es admisible y si ha sido interpuesto dentro del término legal.
Si encuentra mérito el tribunal para considerar inadmisible o extemporáneo el recurso, lo declarará sin
lugar desde luego o mandará traer los autos en relación sobre este punto.”

c) Cuando el tribunal de segunda instancia estima que el recurso es admisible no lo


declara expresamente, sino que ordena seguir el trámite de la apelación según corresponda,
dictando una resolución cuyo contenido es simple: “autos en relación” o “dése cuenta”
Por el contrario, si estima que el recurso es inadmisible, sea porque fue interpuesto
extemporáneamente, sea porque la resolución no era apelable o porque no contiene fundamentos o
peticiones concretas, lo declara expresamente señalando las razones por las cuales lo declara
inadmisible. En este caso, ordenará la devolución de los antecedentes al tribunal de primera
instancia para el cumplimiento del fallo; en la nomenclatura actual “pone a disposición del inferior
el proceso” (artículo 214 del Código de Procedimiento Civil). En contra de dicha resolución procede
recurso de reposición dentro de tercero día (artículo 201).

Artículo 214. “Si el tribunal superior declara no haber lugar al recurso, pondrá el proceso a
disposición del inferior (antes: devolverá el proceso al inferior) para el cumplimiento del fallo. En caso
contrario mandará que se traigan los autos en relación.”

La norma transcrita contiene un error en su oración final (no corregida por el legislador con
la nueva ley); en ella, el legislador parte del supuesto que la necesaria primera resolución, una vez
admitido el recurso, es “autos en relación”, lo que significa que la apelación debe resolverse previa
vista de la causa. Pero ocurre que esa no es la única opción, ya que hay apelaciones que son
conocidas en cuenta, y la resolución que se dicta es “dése cuenta”.

Como se pudo advertir, las apelaciones ante los tribunales de alzada pueden resolverse en
cuenta o previa vista de la causa (autos en relación). La regla general teórica es que se vean en cuenta, y
para este efecto se sortea la causa entre las distintas salas de la Corte y con la sola cuenta del relator,
ésta resuelve el recurso. Sin embargo, tratándose de sentencias definitivas, la apelación se resuelve
previa vista de la causa, a contrario sensu, las apelaciones de autos, decretos y sentencias
interlocutorias –también llamadas apelaciones de artículo- se fallan en cuenta.
Con todo, cuando se trata de una resolución que deba resolverse en cuenta, cualquiera de las
partes -apelante o apelado- puede pedir al tribunal de alzada que la resuelva previa vista. Dicha
solicitud, formalmente, se presenta ante el tribunal de alzada dentro del plazo de cinco días
contados desde la certificación del artículo 200, solicitando que se vea previa vista de la causa o bien,

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solicitando alegatos7. Ante el requerimiento, de cualquiera de las partes, el tribunal debe acceder,
salvo que se plantee fuera de plazo (artículo 199 del Código de Procedimiento Civil).
Que el tribunal resuelva en cuenta, como se señaló, es sólo la regla general teórica, porque lo
normal es que apelante o apelado planteen la solicitud de que se resuelva previa vista de la causa.

Artículo 199. “La apelación de toda resolución que no sea sentencia definitiva se verá en cuenta, a
menos que cualquiera de las partes, dentro del plazo de cinco días contado desde la certificación a que se refiere
el artículo 200, solicite alegatos.
Vencido este plazo, el tribunal de alzada ordenará traer los autos en relación, si se hubieren solicitado
oportunamente alegatos. De lo contrario, el Presidente de la Corte ordenará dar cuenta y procederá a distribuir,
mediante sorteo, la causa entre las distintas salas en que funcione el tribunal.
Las Cortes deberán establecer horas de funcionamiento adicional para el conocimiento y fallo de las
apelaciones que se vean en cuenta”.

11.3 Comparecencia de las partes ante la segunda instancia (institución suprimida por la Ley Nº
20.886)

En segunda instancia, al igual que en primera, existe un trámite esencial, el emplazamiento,


conforme al artículo 800 N° 1 del Código de Procedimiento Civil, por lo tanto, las partes deben ser
emplazadas antes que el tribunal superior conozca del recurso.
El emplazamiento para la segunda instancia tiene los mismos elementos del emplazamiento
general: la notificación de una determinada resolución y el transcurso de un plazo o la fijación de
una oportunidad para efectuar un determinado acto procesal.

El primer elemento, es decir, la notificación de una resolución, está constituido por la


notificación de la resolución que concede, en primera instancia, el recurso de apelación, notificación
que se practica por el estado diario.

El segundo elemento, el transcurso de un plazo u oportunidad procesal, está determinado


por el plazo para que apelante y apelado se hagan parte del recurso, que se cuenta desde el
certificado de ingreso.
El artículo 200 señala que el plazo es de cinco días si el tribunal de primera instancia se
encuentra en la comuna de asiento del tribunal de segunda instancia; se aumentará en tres días si el
tribunal inferior se encuentra fuera de la comuna de asiento, pero dentro del territorio jurisdiccional
del tribunal ad quem (referencia al artículo 258); y finalmente, se aumentará de acuerdo a la tabla de
emplazamiento del artículo 259, si el tribunal a quo se encuentra fuera del territorio jurisdiccional
del tribunal de alzada, situación que ocurre cuando se está ante el instituto de subrogación entre
Cortes de Apelaciones previsto en el artículo 216 del Código Orgánico de Tribunales.

7ANTES: En la práctica, la solicitud de alegatos se plantea conjuntamente con la comparecencia, así la suma del escrito dirá:
En lo principal: se hace parte; Otrosí: solicita alegatos (solicita que la causa se resuelva previa vista de la causa). HOY:
“Solicita alegatos”.

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Artículo 200. “Las partes tendrán el plazo de cinco días para comparecer ante el tribunal superior a
seguir el recurso interpuesto, contado este plazo desde que se reciban los autos en la secretaría del tribunal de
segunda instancia.
Cuando los autos se remitan desde un tribunal de primera instancia que funcione fuera de la comuna
en que resida el de alzada, se aumentará este plazo en la misma forma que el de emplazamiento para contestar
demandas, según lo dispuesto en los artículo 258 y 259.”

El plazo señalado precedentemente, es de días hábiles, pues es un plazo del Código de


Procedimiento Civil (artículo 66); fatal para apelante y no fatal para el apelado.

11.3.1 Formas de comparecer (institución suprimida por la Ley Nº 20.886)

Hay dos formas de comparecer ante el tribunal de alzada.

a) Lo normal es que sea por escrito, donde apelante o apelado se hacen parte del
recurso.
b) También existe otra forma, que es de escasa ocurrencia8, que apelante o el apelado se
notifiquen personalmente de la primera resolución que dicte el tribunal de alzada. Por ejemplo, si
éste dictó autos en relación o dése cuenta, cualquiera de las partes puede concurrir a la secretaría y
notificarse en persona de la resolución respectiva.

Ante las Cortes de Apelaciones las partes pueden comparecer personalmente, mediante
abogado habilitado o a través de procurador del número. Ante la Corte Suprema, la parte no puede
comparecer personalmente, sólo por procurador del número o por abogado habilitado (artículo 398
del Código Orgánico de Tribunales).

11.3.2 Sanción por incomparecencia (institución suprimida por la Ley Nº 20.886)

La situación es distinta si el rebelde es el apelante o el apelado.

a) Sanciones contra el apelante (artículo 201 del Código de Procedimiento Civil). Si el


apelante no comparece dentro de plazo, el secretario debe certificar esta circunstancia de oficio o, a
petición verbal o escrita del apelado. Con el mérito del certificado, la Corte declara la deserción del
recurso.

8
Se señala que es una situación de escasa ocurrencia ya que, en el espíritu de la ley, ingresado el expediente a la Corte y
certificado su ingreso, inmediatamente pasa al estudio de admisibilidad de la sala de cuenta, pudiendo luego las partes
comparecer por medio de la notificación de la resolución que dicte, o bien por escrito. Sin embargo, en la práctica, ingresado
el expediente a la Corte, éste queda guardado en secretaría, esperando que, apelante o apelado comparezcan, y una vez
presentado el escrito, se remite el expediente a la sala de cuenta para el estudio de admisibilidad, por lo tanto, la primera
notificación que el artículo 221 del Código de Procedimiento Civil ordena que sea personal, termina siendo sustituida por la
notificación tácita, prevista en el artículo 55 inciso 1° en cuya virtud se tiene por notificada a la parte cuando haga en el
juicio cualquiera gestión que suponga el conocimiento de la resolución.

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La resolución que declara desierto el recurso produce sus efectos desde que se dicte sin
necesidad de notificación, lo que es una calificada excepción al artículo 38 del Código de
Procedimiento Civil, que dispone que las resoluciones judiciales producen efectos sólo a partir de su
notificación.
Contra esta resolución procede recurso de reposición dentro de tercero día.

b) Sanciones contra el apelado (artículo 202 del Código de Procedimiento Civil). Como
se señaló anteriormente, el plazo para el apelado no es fatal, por ende, puede comparecer en
cualquier momento antes de la vista de la causa, lo que no implica que no se le apliquen sanciones,
pues si no comparece dentro del término de emplazamiento:
* Se le tiene por rebelde de pleno derecho, para toda la instancia,sin necesidad de
notificación o resolución que la declare.
* Las resoluciones que se dicten, le producen efecto y le empecen sin necesidad de
notificación (otra excepción al artículo 38).
* Pierde el derecho de comparecer personalmente, debiendo hacerlo por medio de
abogado habilitado o por procurador del número (el artículo 202 sólo hace referencia al procurador
del número, pero el artículo 398 del Código Orgánico de Tribunales permite también hacerlo a
través de abogado habilitado).

11.4 Tramitación del recurso una vez declarado admisible

Es distinta según si se trate del decreto autos en relación o dése cuenta.

La tramitación es mucho más simple cuando la Corte ordena dése cuenta. En este caso, se
sortea el expediente entre sus distintas salas, por una sola vez, y se verá en cuenta con la sola
participación del relator. No comparecen ni abogados ni procuradores, sino que el relator reseña el
asunto y la corte resuelve. Para el conocimiento de estas causas, las Cortes deben fijar días especiales
de audiencia (artículo 199 del Código de Procedimiento Civil).

Tratándose del decreto autos en relación la tramitación se torna bastante más compleja.
Dictada la resolución, la causa pasa a integrar el “rol general de causas en estado de tabla”, cuya
importancia radica en que según el número de causas en él figuran, se determina si hay o no retardo
en la respectiva Corte. Cuando lo hay, se produce su funcionamiento extraordinario en un mayor
número de salas.
Posteriormente, y de acuerdo a un orden cronológico, determinado por el número de
ingreso, el Presidente de la Corte, el último día hábil de cada semana, sortea la causa en alguna de
las salas de la Corte, constando dicho sorteo en la tabla respectiva. Estas tablas se entregan a los
relatores, para que conozcan las causas que deberán informar, y además, se publican para que
abogados y procuradores tenga conocimiento de ellas.
Cabe señalar que se hace una tabla para cada día de la semana y para cada sala, así cada sala
tendrá cinco tablas, una para el lunes, otra para el martes y así sucesivamente.
Hay casos excepcionales, donde no se procede al sorteo, y lo constituyen las causas radicadas y
las causas agregadas. En las primeras, el recurso el conocido por la sala en que se produjo la

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radicación, por ejemplo, cuando se concedió una orden de no innovar. En las segundas, las causas
agregadas no figuran en la tabla que se publica el último día de la semana anterior, sino que previo
sorteo se asignan a cualquiera de las salas de la respectiva Corte, por ejemplo, los recursos de
protección y de amparo.

La tabla tiene cuatro menciones: el lugar en la tabla; el nombre de las partes, según aparezca
en la carátula; el rol de ingreso de la causa ante la Corte y; la posibilidad o no de suspender la causa.
Artículo 163. “En los tribunales colegiados se formará el día último hábil de cada semana una tabla de
los asuntos que verá el tribunal en la semana siguiente, con expresión del nombre de las partes, en la forma en
que aparezca en la carátula del respectivo expediente, del día en que cada uno deba tratarse y del número de
orden que le corresponda.
Esta tabla se fijará en lugar visible, y antes de que comience a tratar cada negocio, lo anunciará el
tribunal, haciendo colocar al efecto en lugar conveniente el respectivo número de orden, el cual se mantendrá
fijo hasta que se pase a otro asunto.”

11.5 Vista de la causa

El día que va a ser vista la causa podemos distinguir trámites previos y vista de la causa
propiamente tal.

11.5.1 Trámites previos a la vista de la causa

a) Acta de instalación. De acuerdo al artículo 90 N° 2 del Código Orgánico de


Tribunales, le corresponde al Presidente de la Corte de Apelaciones instalar diariamente las salas,
haciendo llamar, si es necesario, a los funcionarios que deben integrarlas (ministros de otras salas,
fiscal judicial, abogados integrantes), levantando acta al efecto, la que debe ser autorizada por el
secretario. Una copia del acta se fija en la tabla de la sala correspondiente. La importancia de la
publicación del acta es para que las partes y sus abogados sepan quiénes integrarán la sala ese día, y
así poder hacer valer posibles causales de inhabilidad 9.
El artículo 105 del Código Orgánico de Tribunales encomienda, por remisión al artículo 90
del mismo cuerpo legal, la misma tarea al Presidente de la Corte Suprema.

9
Cuando no es posible suspender la vista de la causa porque ya se han agotado las posibilidades, se suele recurrir a la
recusación del abogado integrante, que no requiere expresión de causa y se puede hacer antes de la vista de la causa por
medio del relator, pagando un impuesto en estampillas. Así se logra el objeto, de manera indirecta, de suspender la vista de
la causa, ya que el tribunal, en ese caso particular, no puede funcionar.
Artículo 198 incisos 2° y 3° del Código Orgánico de Tribunales. “Los abogados o procuradores de las partes podrán, por
medio del relator de la causa, recusar sin expresión de causa a uno de los abogados de la lista, no pudiendo ejercer este derecho sino
respecto de dos miembros aunque sea mayor el número de las partes litigantes.
Esta recusación deberá hacerse antes de comenzar la audiencia en que va a verse la causa, cuando se trate de abogados que
hayan figurado en el acta de instalación del respectivo tribunal, o en el momento de la notificación a que se refiere el artículo 166 del
Código de Procedimiento Civil en los demás casos.
Para recusar a un abogado integrante de la Corte Suprema deberá pagarse en estampillas un impuesto de 6.370 pesos, y para
recusar a un abogado integrante de la Corte de Apelaciones, uno de 4.800 pesos.”

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b) Anuncio de alegatos. Para ordenar el tiempo respectivo, los abogados que van a
alegar, tienen que anunciarse anteladamente, anuncio que se hace al relator, anotándose en una
nómina, además de anotarse el abogado con su nombre, debe indicar si va “confirmando” o
“revocando” el fallo y, además, el tiempo que durará el alegato.
Este anuncio también puede hacerse por escrito hasta el día anterior a la vista de la causa,
con las mismas menciones.
Es importante tener presente que si un abogado se anota para alegar y después no lo hace,
puede acarrear sanciones para él. En efecto, el artículo 223 inciso final del Código de Procedimiento
Civil señala que al relator le corresponde dar cuenta a la sala de los abogados que hubiesen
solicitado alegatos o se hubiesen anunciado para alegar y no concurrieren a la audiencia respectiva
para oír la relación ni hacer el alegato. En ese caso, se abre un expediente, llamado “inconcurrencia a
estrado”, y previo oír al abogado, y si hay mérito para sancionarlo se le aplica una multa no inferior
a 1 ni superior a 5 UTM, la que se duplica en caso de reiteración de la falta dentro de un mismo año
calendario. Además, el abogado sancionado no podrá alegar ante esa misma Corte mientras no
certifique el secretario de ella, en el correspondiente expediente, que se ha pagado la multa
impuesta.

c) Trámites en segunda instancia. De acuerdo con el inciso 1º del artículo 222 del
Código de Procedimiento Civil, el relator debe, antes del inicio de la vista de las causas de cada día,
dar cuenta de los vicios u omisiones que haya observado. Esto puede dar lugar a lo que se llama
“trámites en segunda instancia10”.
Por ejemplo, el abogado acompañó documentos en primera instancia que se guardaron en
secretaría, pero al remitir el expediente no se mandaron al tribunal de segunda instancia; entonces,
la sala dictará una resolución que dirá “tráigase a la vista los documentos acompañados según
constancia de fojas xxx”. También puede ocurrir una omisión más grave, v.g., la concesión del
recurso no fue notificada en primera instancia, caso en el cual la resolución que dicte al efecto será
“vuelvan a primera instancia los autos, a los efectos de que sea notificada debidamente la concesión
del recurso”.
Si se ordenan estos trámites en segunda instancia, deben cumplirse previamente, por lo que
se suspenderá la vista de la causa.
En el artículo 165 N° 7, a propósito de las causales de suspensión de la vista de la causa,
señala el legislador que la orden de traer algún expediente o documento a la vista, no suspenderá la
vista de la causa, evidenciando su voluntad de no retardar la marcha del proceso, sin embargo,
cuando se trata de documentos relevantes para la acertada resolución del conflicto, normalmente se
suspende la vista, la que tendrá lugar una vez cumplido el trámite.
Artículo 222 inciso 1°. “En cumplimiento de las obligaciones impuestas por el artículo 373 del
Código Orgánico de Tribunales, los relatores darán cuenta de los vicios y omisiones que hayan notado en las
causas del día a fin de que el tribunal resuelva si ha de llenarse previamente algún trámite.”

d) Anuncio. Es el acto por el cual se comunica a los abogados y demás interesados qué
causas de la tabla no se verán ese día pese a figurar en ella, y se señala, asimismo, hasta qué causa se

10
Estos trámites también pueden tener lugar durante el estudio de admisibilidad del recurso, ya que el relator de la sala de
cuenta puede advertir estas omisiones o errores, en tal caso, antes de dictarse el decreto autos en relación o dése cuenta, deberá
cumplirse con el trámite que se ordene.

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verá según el tiempo disponible y el tiempo anunciado por los abogados para los alegatos (artículo
222 inciso 2°).
En el anuncio se enumeran las causas que no se verán y las razones de ello, que puede ser: la
suspensión de la vista de la causa; sin tribunal, porque hay un miembro inhabilitado; se ha
ordenado un trámite en segunda instancia, etc.
Como se indicó, también se señala hasta qué causa de la tabla se verá ese día, sin embargo, y
de acuerdo con un auto acordado de la Corte de Apelaciones de Santiago, ella puede ver las causas
que no tienen abogado anunciado, aun cuando estén en un orden posterior al señalado en el
anuncio.

Artículo 222 inciso 2°. “Las causas que se ordene tramitar, las suspendidas y las que por cualquier
motivo no hayan de verse, serán anunciadas en la tabla antes de comenzar la relación de las demás. Asimismo,
en esa oportunidad deberán señalarse aquellas causas que no se verán durante la audiencia, por falta de tiempo.
La audiencia se prorrogará, si fuere necesario, hasta ver la última de las causas que resten en la tabla”

11.5.2 Vista de la causa propiamente tal

Una vez determinado que causas se verán en el día, se procede a la vista de la causa
propiamente tal.

La práctica indica que el oficial de sala –portero- debe hacer ostensible al público y a los
abogados, la causa que comenzará a ver la sala, en la Corte de Apelaciones de Santiago se usan unos
números grandes de latón, que se golpean contra el tablero haciendo ruido y, al mismo tiempo, el
oficial de sala golpea sus manos mientras vocea “causa número tanto”.

La vista de la causa tiene tres elementos: relación, alegatos y acuerdo. Así lo señala el artículo
223 del Código de Procedimiento Civil, complementado por la práctica y algunos autos acordados.

a) La relación (artículo 223 inciso 1°). Dado el principio de mediación que rige en
materia civil, los tribunales colegiados se informan de los hechos de la causa a través del relato que
de ellos hace el relator.
La norma señala que la relación es pública para los abogados que se anunciaron para alegar –
no para el público en general-, y también, que no se permite el ingreso a la sala de los abogados una
vez comenzada la relación.
Durante la relación, los Ministros podrán, formular preguntas o hacer observaciones al
relator, las que en caso alguno podrán ser consideradas como causales de inhabilidad.

b) Alegatos (artículo 223 incisos 2° a 6°). Concluida la relación, se procede a los alegatos,
pudiendo alegar sólo los abogados que se han anunciado.
Comienza el abogado del apelante y luego continúa el del apelado. Si son varios apelantes,
alegan según el orden de presentación de sus apelaciones; si son varios los apelados, alegan por el
orden alfabético de las respectivas partes apeladas.

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La técnica del alegato es muy importante. Es difícil dar reglas fijas, pero lo básico es conocer
a fondo la materia que se expondrá. Además, distinguir claramente lo principal de lo accesorio,
reiterándolo para reforzar la argumentación. Y por último, tener capacidad de síntesis, para explicar
lo más clara, precisa y metódicamente el tema que el tribunal debe resolver. Es fatal tratar de
memorizar los alegatos, porque una pequeña falla de la memoria puede ser trágica. Sí se puede
llevar una minuta y apoyarse en ella -como un punteo-, pero está estrictamente prohibido leer los
alegatos, ya que necesariamente son exposiciones verbales no leídas (artículo 226).
Durante los alegatos, el Presidente de la sala puede solicitar a los abogados a que extiendan
sus consideraciones a cualquier punto de hecho o de derecho comprendido en el proceso, pero esta
invitación no obsta a la libertad del defensor para el desarrollo de su exposición. Una vez finalizados
los alegatos, y antes de levantar la audiencia, podrá también pedirles que precisen determinados
puntos de hecho o de derecho que considere importantes.
Terminados los alegatos de apelante y apelado, surge la posibilidad de las “rectificaciones de
hecho”, en cuya virtud los abogados tiene derecho a rectificar los errores de hecho que observaren
en el alegato de la parte contraria, al término de éste, sin que les sea permitido replicar en lo
concerniente a puntos de derecho.
La duración de los alegatos en el recurso de apelación es de media hora, pudiendo ser
prorrogado por el tiempo que el tribunal estime conveniente, a petición del interesado.
La ley permite que al término de su alegato, el abogado deje su minuta a la Corte.

El artículo 224 dice que si los asuntos planteados en una apelación son independientes entre
sí, y susceptibles de resolución por separado, el tribunal puede disponer que los abogados aleguen
en forma separada y sucesiva sobre cada punto. Pero esta posibilidad de separación no aumenta el
tiempo disponible para el alegato.

El artículo 225, hoy carente de importancia, dispone que en la vista de la causa sólo puede
alegar un abogado por cada parte, y que no pueden alegar ambos (parte y abogado). Antes era
posible que un no letrado alegara ante un tribunal, pero hoy, el artículo 527 del Código Orgánico de
Tribunales ordena que las defensas orales sólo pueden ser hechas por abogados, con la excepción de
los postulantes de la Corporación de Asistencia Judicial.

c) Acuerdo. Vista la causa, queda cerrado el debate y el juicio en estado de dictarse


sentencia (artículo 227 inciso 1°).
La importancia de esta norma es que en segunda instancia también existe, con carácter de
trámite esencial, la citación para oír sentencia. Pero, a diferencia de lo que ocurre en primera, donde
la citación para oír sentencia es un trámite simple, que nace de la resolución respectiva y su
notificación, en segunda instancia es un trámite complejo, conformado por sucesivos elementos que
se van integrando; parte con el decreto autos en relación y termina con la vista de la causa .
Terminado el debate, el tribunal debe formar acuerdo, dictando sentencia de inmediato, o
bien, dejando la causa en acuerdo, caso en el cual se anota en un libro y se designa un Ministro
redactor de la sentencia. En efecto, el artículo 82 del Código Orgánico de Tribunales señala que,
cuando alguno de los miembros del tribunal necesite estudiar con más detenimiento el asunto que
va a fallarse, se suspenderá el debate y se señalará, para volver a la discusión y al acuerdo, un plazo

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que no exceda de treinta días, si varios ministros hicieren la petición, y de quince días cuando la
hiciere uno solo.

c.1) Medidas para mejor resolver en segunda instancia. En forma congruente, el inciso 2º
del artículo 227 señala que cerrado el debate y, por ende, producida la citación para oír sentencia,
nace la posibilidad para los tribunales de segunda instancia de ordenar medidas para mejor
resolver, para ello la norma en comento se remite al artículo 159 del Código de Procedimiento Civil.
Estas medidas se cumplen en la forma, plazos y apercibimientos decretados por el tribunal,
con la salvedad que el tribunal puede actuar en pleno, o cometer a uno de sus integrantes la práctica
de diligencias concretas.
Al decretarse medidas para mejor resolver no altera cuál es el tribunal que debe fallar, que es
el que intervino en la vista de la causa y ordenó estas medidas.

c.2) Informe en Derecho. Los artículos 228 a 230 del Código de Procedimiento Civil,
contemplan un instituto importante, pero de aplicación poco frecuente en el recurso de apelación,
esto es, la posibilidad de que el tribunal de alzada decrete informes en derecho, a petición de alguna
de las partes. Estos informes se emiten por la o las personas a quienes el tribunal los encomiende,
dentro del plazo fijado por él, que no puede ser superior a 60 días, salvo acuerdo en contrario de las
partes.
Antes de la Ley Nº 20.886. Un ejemplar impreso de cada informe, con las firmas del abogado,
de la parte o de su procurador, y el certificado del relator en el sentido que los hechos consignados
en el informe corresponden con los hechos establecidos en la causa, se entrega a cada uno de los
Ministros y otra copia se agregará al expediente.
Desde la Ley Nº 20.886. Los informes en derecho, con las firmas del abogado y de la parte o
de su procurador, y el certificado a que se refiere el número 6º del artículo 372 del Código Orgánico
de Tribunales (certificado del relator en el sentido que los hechos consignados en el informe
corresponden con los hechos establecidos en la causa) se agregarán a la carpeta electrónica para
conocimiento de los ministros.
Los informes en derecho no pueden estimarse como medios de prueba, ya que la prueba
recae sobre hechos. Sólo sirven al tribunal como antecedentes adicionales para que, eventualmente,
los considere en su fallo.

Cumplidas las medidas para mejor resolver, en su caso, o terminada la vista de la causa, debe
producirse el acuerdo, con las mayorías legales correspondientes. Se redacta el fallo y lo firman los
Ministros que estuvieron presentes en la vista de la causa y en el acuerdo. Empero, es posible que se
deje testimonio en autos que no firma alguno de los concurrentes a la vista y al acuerdo, por
ausencia. Es decir, no es condición de validez la firma de todos los Ministros, siempre que se deje
testimonio del motivo de su ausencia.

Posteriormente el fallo se notifica por el estado diario, que es la regla general de las
resoluciones dictadas en segunda instancia; y a partir de dicha notificación comienzan a correr los
plazos para deducir otros recursos procesales.

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11.6 Suspensión de la vista de la causa

Esta materia se encuentra regulada en el artículo 165 del Código de Procedimiento Civil, y
tiene lugar cuando, pese a figurar la causa en la tabla del día, el tribunal no procede a su vista, por
los motivos que señala el legislador.
El encabezado de la norma dice “Sólo podrá suspenderse en el día designado al efecto la vista de
una causa, o retardarse dentro del mismo día”, de la cual se desprende que hay dos situaciones
diferentes, la suspensión y el retardo.
La suspensión significa que la causa no es vista en el día correspondiente; el retardo, que la
causa será vista dentro del mismo día, pero en un momento posterior al inicialmente fijado.

1° Por impedirlo el examen de las causas colocadas en lugar preferente, o la


continuación de la vista de otro pleito pendiente del día anterior;
Este numeral contempla dos motivos de suspensión. El primero, causas colocadas en lugar
preferente, por ejemplo, las causas agregadas, pero también pueden ser causas que están en los
primeros lugares de la tabla, así si la causa está en el lugar número 15 de la tabla, existen altas
posibilidades que ese día no se produzca su vista, básicamente por motivos de tiempo.
El segundo motivo, es la vista de otro juicio pendiente del día anterior, el que también por
razones de tiempo, no se pudo ver completa, escuchándose sólo la relación y quedando pendientes
los alegatos, o bien, no pudieron alegar todas las partes. Para que se de esta situación es necesario
que la causa haya comenzado a verse, porque si nada hubo, deberá ser puesta en tabla para la
semana siguiente. Las continuaciones se ven después de las causas agregadas. Si bien, el Código
habla de “día anterior”, no necesariamente significa día inmediatamente anterior, ya que dependerá
de la disponibilidad de tiempo del tribunal.

2° Por falta de miembros del tribunal en número suficiente para pronunciar sentencia;
Los tribunales siempre se constituyen con número suficiente de miembros y así aparece en el
acta de instalación, a la que ya se ha hecho referencia. Puede suceder que alguno de los miembros
esté inhabilitado, por una causal de implicancia o de recusación, y no se pueda recomponer el
tribunal con integrantes de otras salas, por lo que queda sin número suficiente para funcionar.
Cuando se publica el anuncio, normalmente dirá como motivo de la suspensión “Sin Tribunal”.
El artículo 166 del Código de Procedimiento Civil dispone que cuando un tribunal debe
integrarse por personal distinto del ordinario, este hecho debe ser comunicado por el relator a los
abogados que han concurrido a alegar, los cuales, en el acto, deben señalar verbalmente o por escrito
si hay alguna causal de inhabilidad respecto de esos nuevos integrantes que no figuran en el acta de
instalación. En este caso, se suspende la vista de la causa, y debe formalizarse por escrito dentro de
tercero día, imponiéndose en caso contrario a la parte reclamante una multa.
Otra cuestión importante tiene lugar cuando un Ministro o un integrante de un tribunal
colegiado, estima que a su respecto concurre una causal de recusación, en este caso se debe dejar
testimonio de ella en el expediente. Se entiende que las partes renuncian a ella si no la hacen valer
dentro de tercero día. La ley no lo dice, pero la práctica ha aceptado que cuando un integrante de la
sala deja constancia que a su respecto concurre una causal de recusación, no de implicancia, los

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abogados pueden renunciar a ella en el mismo acto, y se puede proceder de inmediato a la vista de
la respectiva causa.

3° Por muerte del abogado patrocinante, del procurador o del litigante que gestione por
sí en el pleito.
En estos casos, la vista de la causa se suspenderá por quince días contados desde la
notificación al patrocinado o mandante de la muerte del abogado o del procurador, o desde la
muerte del litigante que obraba por sí mismo, en su caso.
El motivo de que se suspende por quince días es para dar tiempo a la parte para designar un
nuevo representante que continúe con el recurso.

4° Por muerte del cónyuge o de alguno de los descendientes o ascendientes del abogado
defensor, ocurrida dentro de los ocho días anteriores al designado para la vista;
Para estos efectos, el abogado defensor debe acompañar el respectivo certificado de
defunción.

5° Por solicitarlo alguna de las partes o pedirlo de común acuerdo los procuradores o
los abogados de ellas.
Cada parte podrá hacer uso de este derecho por una sola vez. En todo caso, sólo podrá
ejercitarse este derecho hasta por dos veces, cualquiera que sea el número de partes litigantes, obren
o no por una sola cuerda. La suspensión de común acuerdo procederá por una sola vez.

Párrafo 3º antes de la Ley 20.886.


El escrito en que se solicite la suspensión deberá ser presentado hasta las doce horas del día
hábil anterior a la audiencia correspondiente. La solicitud presentada fuera de plazo será rechazada
de plano. La sola presentación del escrito extingue el derecho a la suspensión aun si la causa no se ve
por cualquier otro motivo. Este escrito pagará en la Corte Suprema un impuesto especial de media
unidad tributaria mensual y en las Cortes de Apelaciones de un cuarto de unidad tributaria mensual
y se pagará en estampillas de impuesto fiscal que se pegarán en el escrito respectivo.

Párrafo 3º y 4º después de la Ley 20.886.


La sola presentación del escrito extingue el derecho a la suspensión aun si la causa no se ve
por cualquier otro motivo. Este escrito pagará en la Corte Suprema un impuesto especial de media
unidad tributaria mensual y en las Cortes de Apelaciones, de un cuarto de unidad tributaria
mensual. Este pago se hará electrónicamente a través de un sistema informático dispuesto al efecto y
se asociará a la causa respectiva mediante el comprobante de pago o código de validación o, en caso
que lo anterior no fuere posible por cualquier motivo, a través de estampillas de impuesto fiscal que
se pegarán en el escrito respectivo que se presentará materialmente.
Para los efectos del artículo 198 del Código Orgánico de Tribunales, el pago de impuestos
para la recusación de abogados integrantes se hará de la misma forma dispuesta en el párrafo
anterior.

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Párrafo 5º (no modificado) El derecho a suspender no procederá respecto del amparo;

La suspensión de la vista de la causa por voluntad de las partes ha sido, con el transcurso del
tiempo, objeto de numerosas modificaciones, las que básicamente han apuntado a restringir este
derecho. De hecho, cuando se confeccionan las tablas, en ella se menciona si hay o no posibilidad de
suspender su vista (lo que debe entenderse referido a esta situación).
La suspensión puede ser solicitada a petición de cualquiera de las partes, o bien, de común
acuerdo. En este último caso, sólo se puede suspender por una vez. Si es a petición del apelante o
del apelado, también una vez por cada uno de ellos, con un límite de dos veces, así si hay dos
apelantes y un apelado, sólo se podrá suspender dos veces.
Cabe mencionar, que el derecho se agota con la solicitud, aun cuando la causa no sea vista
por otro motivo, por ejemplo, si la causa es la N° 15, se impetra el derecho a suspender, pero ese día
sólo se ve hasta la N° 10, se extingue, para la parte que lo solicitó, su oportunidad.

La suspensión, antes de la Ley Nº 20.886, debía ser presentada a más tardar antes de las 12.00
horas del día hábil inmediatamente anterior. Dado que esta parte de la norma fue modificada (no
hay plazo), debemos entender que la suspensión podría pedirse hasta antes de la vista de la causa
(raro!). Además, junto con suspender hay que pagar un impuesto, lo que evidencia la voluntad del
legislador de desincentivar este derecho.
Señala asimismo la norma que la suspensión, por voluntad de las partes, no procede respecto
del recurso de amparo. Norma que ha sido extendida también al recurso de amparo económico, ya
que por expreso mandato legal, las normas del recurso de amparo se aplican al recurso de amparo
económico, por consiguiente, tampoco procede la suspensión en este caso.
Cuando se publica el anuncio, dirá como motivo de la suspensión “Suspendida”.

6° Por tener alguno de los abogados otra vista o comparecencia a que asistir en el
mismo día ante otro tribunal.
El presidente respectivo podrá conceder la suspensión por una sola vez o simplemente
retardar la vista, atendidas las circunstancias. En caso que un abogado tenga dos o más vistas en el
mismo día y ante el mismo tribunal, en salas distintas, preferirá el amparo, luego la protección y en
seguida la causa que se anuncie primero, retardándose o suspendiéndose las demás, según las
circunstancias;
Es posible que el mismo día de la vista de la causa, el abogado tenga otras vistas en distintos
tribunales, por ejemplo, ante la Corte de Apelaciones y la Corte Suprema, o bien, varias vistas ante el
mismo tribunal.
En el primer caso, este hecho debe ser acreditado con el certificado correspondiente, y la
práctica ha hecho que si hay causas ante la Corte Suprema y ante la Corte de Apelaciones, se prefiere
la primera.
En el segundo caso, el abogado debe dejar testimonio con el respectivo relator, sin necesidad
de certificado. El abogado no es libre para elegir qué causa alegará, ya que la ley señala un orden de
prelación, primero el recurso de amparo, luego el recurso de protección, y finalmente, la causa que
se haya anunciado primero.

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Que el abogado tenga otras vistas, puede ser tanto causal de suspensión, como de retardo,
decisión que corresponde al presidente de la sala.

7° Por ordenarlo así el tribunal, por resolución fundada, al disponer la práctica de algún
trámite que sea estrictamente indispensable cumplir en forma previa a la vista de la causa. La orden
de traer algún expediente o documento a la vista, no suspenderá la vista de la causa y la resolución
se cumplirá terminada ésta.
Esta causal ya fue analizada a propósito de los trámites en segunda instancia.

12. Adhesión a la apelación

Esta materia se encuentra regulada en los artículos 216 y 217 del Código de Procedimiento
Civil.
La adhesión a la apelación es la expresión de voluntad del apelado que solicita que la
sentencia sea modificada también en su beneficio.

El inciso 2° del artículo 216 señala que “Adherirse a la apelación es pedir la reforma de la sentencia
apelada en la parte en que la estime gravosa el apelado.”
Por ejemplo, una sentencia resulta favorable en un 80% al demandante, quien desestima
apelar por cuanto la apelación dilatará el cumplimiento del fallo. Pero si el demandado apela, el
retardo igualmente se producirá, y en tal evento, el demandante puede adherirse a la apelación
solicitando que la sentencia sea modificada en su beneficio, en la parte que no le favoreció.

Para que tenga lugar la adhesión, debe existir apelación pendiente. Si el apelante se desiste
de la apelación, y el apelado se quiere adherir, no puede hacerlo porque ya no hay apelación
pendiente (artículo 217 inciso 2°). Por lo anterior, los tribunales exigen “cargo de hora” respecto de
los desistimientos y las adhesiones a las apelaciones, para comprobar la vigencia o no de la
apelación que las sustenta (artículo 217 inciso final).
“La hora de presentación de las solicitudes de adhesión y de desistimiento se registrará por el sistema de
tramitación electrónica del Poder Judicial, o por el tribunal a través del timbre disponible ante el buzón
dispuesto al efecto o mediante la anotación del correspondiente ministro de fe en los casos excepcionales en que
se permite la presentación de los escritos en soporte papel.” (Redacción post Ley Nº 20.886).

Otro punto interesante es determinar, qué ocurre cuando la apelación es concedida en el solo
efecto devolutivo y, la adhesión, como apelación independiente debiera ser concedida en ambos
efectos, entonces ¿se modifica o no el efecto de la apelación? O por el contrario, si la apelación se
concede en ambos efectos, y la adhesión, como apelación independiente se hubiese debido conceder
en el solo efecto devolutivo, ¿modifica el efecto de la apelación primitiva? La ley no lo resuelve y
hay opiniones en ambos sentidos. Estimamos, con reservas, que la adhesión no cambia los efectos
propios de la apelación inicial, subsistiendo ésta con las mismas características y efecto o efectos en
fue concedida inicialmente.

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12.1 Oportunidad para adherirse a la apelación

El artículo 217 inciso 1° señala que el apelado tiene sólo una oportunidad para adherirse a la
apelación: en el plazo de 5 días contados desde la certificación a que se refiere el artículo 200.
(Antes de la Ley Nº 20.886 podía adherirse, en primera instancia, antes de la remisión de los
autos a segunda, y en segunda, en el plazo para hacerse parte).

El escrito de adhesión debe cumplir con los mismos requisitos que el de apelación, es decir,
cuando la apelación debe ser fundada y con peticiones concretas, la adhesión también debe serlo, so
pena de ser declarada inadmisible la adhesión (referencia al artículo 201).

Artículo 216. Puede el apelado adherirse a la apelación en la forma y oportunidad que se expresa en el
artículo siguiente.
Adherirse a la apelación es pedir la reforma de la sentencia apelada en la parte en que la estime gravosa
el apelado.

Artículo 217. La adhesión a la apelación puede efectuarse en segunda instancia dentro del plazo de
cinco días desde la fecha de la certificación a la que se refiere el artículo 200. El escrito de adhesión a la
apelación deberá cumplir con los requisitos que establece el artículo 189. Se aplicará a la adhesión a la apelación
lo dispuesto en el artículo 201.
No será, sin embargo, admisible desde el momento en que el apelante haya presentado escrito para
desistirse de la apelación.
La hora de presentación de las solicitudes de adhesión y de desistimiento se registrará por el sistema de
tramitación electrónica del Poder Judicial, o por el tribunal a través del timbre disponible ante el buzón
dispuesto al efecto o mediante la anotación del correspondiente ministro de fe en los casos excepcionales en que
se permite la presentación de los escritos en soporte papel.

Comentario aplicable a la adhesión antes de la Ley Nº 20.886. El adherente a la apelación se


convierte en un verdadero apelante, y a su respecto rigen las mismas exigencias y prescripciones
que respecto al apelante directo. Ergo, debe comparecer a la segunda instancia, so pena de
declararse la deserción del recurso y también se le aplica el instituto de la prescripción del recurso.
De allí la remisión del artículo 217 a los artículos 200, 201 y 211 del Código de Procedimiento Civil.

13. Prueba en segunda instancia

La regla general, que como veremos más adelante es más aparente que real, se encuentra en
el inciso 1° del artículo 207 del Código de Procedimiento Civil, que señala que en segunda no se
admitirá prueba alguna.
El mismo inciso 1° contiene tres excepciones: prueba instrumental, prueba confesional y la
prueba de las excepciones anómalas.

“En segunda instancia, salvo lo dispuesto en el inciso final del artículo 310 y en los artículos
348 y 385, no se admitirá prueba alguna.”

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Por su parte, el inciso 2° también contiene una gran excepción al principio general, ya que
admite en segunda instancia, las medidas para mejor resolver del artículo 159 del Código de
Procedimiento Civil.

a) Prueba instrumental
Señala el artículo 348 del Código de Procedimiento Civil la oportunidad para rendir prueba
instrumental dentro del juicio, y en lo relativo a la segunda instancia, dice expresamente que se
pueden acompañar hasta la vista de la causa.
No obstante, el tenor de la norma, debe entenderse que los documentos, sean públicos o
privados, deben acompañarse hasta antes de la vista de la causa.
En cuanto a la forma de acompañarlos, cabe señalar que se aplican las mismas reglas de
primera instancia, esto es, distinguiendo si se trata de instrumentos públicos o privados. En el
primer caso, se acompañarán con citación. Si se trata de instrumentos privados que emanan de la
contraparte, bajo el apercibimiento de tenerlos por reconocidos si no son objetados, por falsedad o
falta de integridad, dentro de 6° día (artículo 346 N° 3 del Código de Procedimiento Civil). Y
finalmente, si se trata de instrumentos privados que emanan de terceros, se acompañan con citación.
Agrega el inciso 2° del artículo 348 que la agregación de los documentos que se presenten en
segunda instancia, no suspenderá en ningún caso la vista de la causa; pero el tribunal no podrá
fallarla, sino después de vencido el término de la citación, cuando haya lugar a ella, en otras
palabras, la causa queda en acuerdo y será fallada una vez vencidos los plazos de impugnación.

b) Prueba confesional
De acuerdo al tenor del artículo 385 del Código de Procedimiento Civil, la prueba
confesional o absolución de posiciones puede pedirse en primera instancia desde la contestación de
la demanda hasta el vencimiento del término probatorio, y hasta antes de la vista de la causa en
segunda instancia.
Ante el tribunal de alzada, se puede pedir sólo una vez, salvo que se aleguen hechos nuevos,
caso en el cual puede exigirse una vez más.
La absolución de posiciones, en segunda instancia, se inicia con la petición que se cite a la
parte contraria o al procurador en su caso, a absolver posiciones; junto con la petición se acompaña
el pliego de posiciones, en sobre cerrado, solicitándose su custodia por parte del secretario del
tribunal hasta el momento de la diligencia.
Frente a esta solicitud, el tribunal debe proveer “Como se pide, con citación. Venga el absolvente a
la audiencia del quinto día contado desde su notificación. Notifíquese por cédula.”
Se provee esta solicitud con citación, ya que todas las diligencias de prueba deben ordenarse
con citación de la parte contraria, quien tiene el plazo de tres días fatales para oponerse. Dentro de
éste término de citación, la parte contraria podrá oponerse a la diligencia, argumentando por
ejemplo, que se han agotado las oportunidades para pedirla, que se está pidiendo
extemporáneamente o alegando que la parte, por una disposición legal, está exenta de la obligación
de comparecer. El tribunal resolverá, ya sea manteniendo la diligencia o denegándola.
Además de acceder a la solicitud de absolución, en la misma resolución el tribunal fija de
inmediato la audiencia para realizar la diligencia, que lo hace en términos genéricos, es decir, no

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fijando un día determinado, sino que dentro de tercero, de quinto, de octavo o décimo día contados
desde se practique la respectiva notificación, la que debe practicarse por cédula porque ordena la
comparecencia personal de la parte. Esta resolución, puede notificarse a la parte misma, o bien, a su
apoderado, quien tiene la obligación de hacer comparecer a su mandante (artículo 397 inciso 1°).
De acuerdo al artículo 325 del Código de Procedimiento Civil, en los tribunales colegiados
podrán practicarse las diligencias probatorias ante uno solo de sus miembros comisionado al efecto
por el tribunal, es decir, no es necesario que estén presentes todos los miembros de la sala, sino que
basta con un de ellos, especialmente encomendado para la diligencia.

c) Prueba de excepciones anómalas


La referencia al artículo 310 del Código de Procedimiento Civil es a las excepciones
anómalas, esto es, la prescripción, la cosa juzgada, la transacción y el pago efectivo de la deuda,
cuando se funda en antecedente escrito.
Cuando las excepciones anómalas se alegan en segunda instancia, hasta antes de la vista de
la causa, se les da tramitación incidental, por lo que el tribunal de alzada puede estimar necesario
abrir un término probatorio para acreditarlas, el que se rige por las reglas de los incidentes.
Lo novedoso es que, promovidas que sean estas excepciones en segunda instancia, son
falladas en única instancia, por consiguiente, no procede en contra del fallo recurso de apelación.
Las excepciones anómalas, valga la redundancia, son también una excepción al principio
según el cual la sentencia de segunda instancia sólo puede resolver lo ventilado y fallado en
primera, ya que en este caso puede resolver cuestiones no ventiladas ni falladas en primera
instancia.

d) Medidas para mejor resolver


Dispone el artículo 207 inciso 2° que “No obstante y sin perjuicio de las demás facultades
concedidas por el artículo 159, el tribunal podrá…”
De la lectura que del artículo transcrito que concluye que el tribunal de segunda instancia
puede decretar todas y cada una de las medidas para mejor resolver del artículo 159, a igual
conclusión se llega luego de analizar el artículo 227 inciso 2° que señala “Si, vista la causa, se decreta
para mejor resolver, alguna de las diligencias mencionadas en el artículo 159…”
En consecuencia, terminada la vista de la causa, el tribunal se segunda instancia puede
ordenar cualquier medida para mejor resolver del artículo 159, aplicándoseles, por cierto , las
mismas reglas.
La salvedad la constituye la prueba testimonial, pues de acuerdo al artículo 207, es menester
que se cumplan tres requisitos copulativos, para su procedencia, a saber:
i) Que se trate de hechos que no figuren en la prueba rendida en autos;
ii) Que no se haya rendido prueba testimonial en primera instancia; y
iii) Que los hechos, a probar con la prueba testimonial, sean considerados por el tribunal
de alzada, como estrictamente necesarios para la acertada resolución del juicio.
Si el tribunal ordena esta diligencia de prueba, debe señalar específicamente los hechos sobre
los que debe recaer y, además, abrir un término especial de prueba por el número de días que fije
prudencialmente, que no puede exceder de ocho días. La lista de testigos debe presentarse dentro de

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segundo día de notificada por el estado diario la resolución que ordena la medida y abre este
término especial de prueba.

14. Incidentes durante la segunda instancia

Con este tema nos referimos a incidentes que se promueven durante la tramitación de un
recurso de apelación, por ejemplo, si durante la segunda se produce un incidente sobre la integridad
de un documento, objeción a la la prueba confesional o se plantea la prescripción de la apelación.
Es muy importante tener presente que los incidentes que se promueven durante la segunda
instancia son resueltos en única instancia por el tribunal de alzada. Es decir, las sentencias
interlocutorias o autos dictados durante la segunda instancia, no son a su vez apelables, conforme al
artículo 210 del Código de Procedimiento Civil.
La tramitación de estos incidentes se encuentra regulada en el artículo 220, en cuya virtud, el
tribunal de alzada tiene la alternativa de fallarlos de plano o darles tramitación incidental. En este
último caso, puede existir claramente la posibilidad de prueba.
El fallo de ellos es en cuenta, por regla general, excepcionalmente se puede ordena traer los
autos en relación para su resolución.

Artículo 220. “Las cuestiones accesorias que se susciten en el curso de la apelación, se fallarán de
plano por el tribunal, o se tramitarán como incidentes.
En este último caso, podrá también el tribunal fallarlas en cuenta u ordenar que se traigan en relación
los autos para resolver.”

15. Notificaciones durante la segunda instancia

La regla general es que las resoluciones dictadas durante la segunda instancia, incluso la
sentencia definitiva, se notifiquen por el estado diario. Sin embargo, la primera resolución debe
notificarse personalmente (artículo 221 del Código de Procedimiento Civil).
Artículo 221. “La notificación de las resoluciones que se dicten por el tribunal de alzada se practicará
en la forma que establece el artículo 50, con excepción de la primera, que debe ser personal.
Podrá, sin embargo, el tribunal ordenar que se haga por otro de los medios establecidos en la ley,
cuando lo estime conveniente.”

16. Extinción del recurso de apelación.

El recurso de apelación se puede extinguir por una vía normal, y por una vía anormal. La
primera, se refiere al término del recurso por la dictación de la sentencia de segunda instancia. La
segunda, significa que el recurso termina debido a causas extraordinarias y es el desistimiento del
recurso (antes de la Ley Nº 20.886, desistimiento, deserción y prescripción).

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16.1 Término normal. Sentencia de segunda instancia.

Terminada la vista de la causa, debe producirse el acuerdo y el tribunal debe dictar sentencia
de inmediato.
Pero bien puede suceder que alguno o algunos de los miembros del tribunal necesiten
estudiar con más detenimiento el asunto que va a fallarse. En este caso, se suspende el debate y se
señala, para volver a la discusión y al acuerdo, un plazo que no exceda de treinta días, si varios
ministros hicieren la petición, y de quince días cuando la hiciere uno solo (artículo 82 del Código
Orgánico de Tribunales).
También puede suspenderse el debate cuando el tribunal estima necesario ordenar medidas
para mejor resolver, dictándose sentencia una vez cumplidas o vencido el plazo para hacerlo.
El fallo de segunda instancia puede ser confirmatorio, revocatorio o modificatorio.

Será confirmatorio cuando rechaza el recurso de apelación, por lo tanto, la parte decisoria de
la sentencia impugnada se mantiene sin alteración alguna. Así, el fallo dirá por ejemplo, “Vistos: Se
confirma, la sentencia apelada de fecha xxxx, escrita a fojas xxxx”.

La sentencia es revocatoria cuando se acoge el recurso de apelación, por consiguiente, la


parte decisoria es substituida en todo o en parte; por ejemplo, “Vistos: Atendido el mérito de los
antecedentes, y lo dispuesto en los artículos xxxxxx, se rovoca la resolución apelada de fecha xxxx,
escrita a fojas xxx, y en su lugar se declara que xxxxxxx”.

Finalmente, la sentencia modificatoria que es aquella que manteniendo la parte decisoria


modifica los fundamentos de la sentencia recurrida, o bien, se modifica en algo la parte decisoria. Es
menester destacar que la sentencia modificatoria per se no existe por sí sola, sino que va unida a una
confirmación o a una revocación, normalmente se la reconoce por cuanto dirá “se confirma o se
revoca, con declaración que ….”

En cuanto a la naturaleza jurídica de la resolución que falla el recurso de apelación, es


importante destacar que tiene la misma naturaleza de la resolución recurrida, pero de segunda
instancia, así si la sentencia apelada es la sentencia definitiva de primera instancia, la que falla el
recurso será una sentencia definitiva de segunda instancia; si lo apelado es una sentencia
interlocutoria de primera instancia, la sentencia del tribunal de alzada será una sentencia
interlocutoria de segunda instancia.
En relación a los requisitos de la sentencia definitiva de segunda instancia, cabe señalar que
debe cumplir con los mismos requisitos que señala el artículo 170 para la sentencias definitivas de
primera instancia, y al efecto los incisos 2° y 3° de este artículo señalan:
“En igual forma deberán dictarse las sentencias definitivas de segunda instancia que confirmen sin
modificación las de primera cuando éstas no reúnen todos o algunos de los requisitos indicados en la
enunciación precedente.
Si la sentencia de primera instancia reúne estos requisitos, la de segunda que modifique o revoque no
necesita consignar la exposición de las circunstancias mencionadas en los números 1°, 2° y 3° del presente
artículo y bastará referirse a ella.”

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16.2 Término anormal. Desistimiento.

Es la explícita expresión de voluntad del apelante -y adherente, en su caso- de no perseverar en la


apelación deducida.
La apelación mira al solo interés del apelante (o adherente), por consiguiente, presentada la
solicitud el tribunal lo tiene por desistido sin más trámite, a diferencia de lo que ocurre con el
desistimiento de la demanda en primera instancia, donde debe dar traslado al demandado (artículo
148 del Código de Procedimiento Civil). Por consiguiente, en el recurso de apelación el efecto del
desistimiento no emana de la resolución que lo acoge, sino del acto formal de desistimiento del
apelante, es por este motivo que la ley exige que en el escrito de desistimiento conste la hora de
presentación (artículo 217).
No es lo mismo, desistimiento del recurso de apelación que renuncia al mismo, aunque
ambas son expresiones de voluntad.
La diferencia sustancial entre ambos institutos, es que la renuncia es anterior a la
interposición del recurso, mientras que el desistimiento es posterior a su presentación. Para
renunciar a los recursos procesales, no sólo a la apelación, requiere el mandatario poder especial, de
acuerdo al inciso 2° del artículo 7° del Código de Procedimiento Civil, no así para desistirse de ellos,
bastando las facultades del inciso 1° del artículo mencionado.
La renuncia y el desistimiento, son absolutamente posibles, porque como ya se señaló miran
en el solo interés de la parte, y no está prohibida su renuncia (a diferencia de otros recursos), lo que
es concordante con lo dispuesto en el artículo 12 del Código Civil.
El desistimiento del recurso de apelación puede producirse tanto en primera –antes que sean
enviados los autos al tribunal de alzada- como en segunda instancia y sólo precluye este derecho
cuando se ha producido la vista de la causa, que pone fin al complejo trámite de citación para oír
sentencia en la segunda instancia.
El efecto del desistimiento, si no hay otras apelaciones pendientes, es que la respectiva
resolución queda firme o ejecutoriada.
Si hubo adhesión, la que necesariamente debe tener lugar antes del desistimiento (artículo
217), subsiste una vez desistido el apelante, y su vista y fallo se hará de acuerdo a las reglas
generales.

Antes de la Ley Nº 20.886, existían dos formas más de término de la apelación de manera
anormal, la deserción y la prescripción11.

11
Deserción. Es el término del recurso de apelación por incumplimiento del apelante de alguna de las cargas procesales que la ley le
impone y que conllevan como sanción la deserción.
Del concepto se desprende que la deserción era una sanción al apelante (también al adherente) que opera por el
incumplimiento de cargas procesales, esto es, requerimientos de conducta que miran en el interés exclusivo de la parte cargada,
en todo caso, el incumplimiento de la carga procesal debía estar expresamente sancionada con la deserción del recurso.
Las causales de deserción del recurso eran: i) Falta de depósito para la confección de las fotocopias o compulsas, según
corresponda, cuando la apelación es concedida en el solo efecto devolutivo, de acuerdo con lo dispuesto por el antiguo
artículo 197 incisos 2° y 3° del Código de Procedimiento Civil. Cabe señalar que en este caso el legislador señala que al
apelante se le tiene por desistido del recurso, sin más trámite; ii) No comparecencia del apelante a la segunda instancia,
dentro del plazo que señalaba la ley, contado desde el certificado de ingreso (antiguo artículo 201 del Código de
Procedimiento Civil). En relación a la última causal de deserción, es menester señalar que su declaración podía ser pedida

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CAPÍTULO IV

RECURSO DE HECHO

1. Concepto y características

Es el recurso que se interpone con el objeto que el tribunal ad quem enmiende, conforme a derecho, los
agravios inferidos por el tribunal a quo al pronunciarse sobre la concesión de un recurso de apelación.

En cuanto a sus características:

a) Se vincula íntimamente con el recurso de apelación, ya que el agravio que se


pretende enmendar por esta vía es consecuencia del pronunciamiento del tribunal sobre la apelación
deducida.

b) Se interpone directamente ante el tribunal ad quem, es decir, ante el tribunal que


debió o debe conocer la respectiva apelación.

c) Se lo califica de recurso extraordinario, ya que su interposición está legitimada por


causales específicas, si bien otros sostienen que es un recurso ordinario, en la medida que tan
íntimamente se vincula con la apelación, que como ya se ha dicho, es el recurso ordinario por
excelencia.

por apelado verbalmente o por escrito, y la no comparecencia podía ser certificada, incluso de oficio, por el secretario
respectivo tribunal, o bien, a petición de parte.
La resolución que declaraba la deserción por la no comparecencia del apelante producía sus efectos respecto de éste
desde que se dictaba sin necesidad de notificación. En todo caso, la resolución que declaraba la deserción era susceptible del
recurso de reposición, el que debía ser interpuesto dentro de tercero día (antiguo artículo 201 inciso 2º).

Prescripción. Esta materia se encontraba regulada en los artículos 211 y 212, hoy derogados, del Código de
Procedimiento Civil.
Se puede definir este instituto como el término del recurso de apelación, por haber dejado transcurrir ambas partes, cierto plazo
sin haber realizado gestión alguna para llevarlo a efecto y dejarlo en estado de fallo.
Del concepto se desprende claramente que se requería la inactividad de ambas partes (apelante y apelado). En todo caso,
cabe señalar que la actividad, que no daba lugar a la prescripción, debía estar encaminada a impulsar la tramitación del
recurso, de tal manera que quedara en estado de ser resuelto por el tribunal de alzada. Respecto de la duración de la
inactividad para que el recurso fuera declarado prescrito era la siguiente: i) Si se trataba de una sentencia definitiva, tres
meses; ii) En los demás casos –apelaciones de artículo- un mes.
La prescripción podía alegarse ante el tribunal de primera o ante el de segunda instancia, en definitiva, donde estén los
autos correspondientes relacionados con la apelación. En este aspecto, la prescripción era una calificada excepción al
principio de pérdida de competencia del tribunal de primera instancia cuando la apelación era concedida en el efecto
suspensivo.
Por último, según el derogado artículo 212, la resolución que declaraba prescrito al recurso era reponible dentro de
tercero día, fundada la reposición en error de hecho.

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d) Se interpone sin necesidad de consignación, siguiendo la regla absoluta de todos los


recursos.

2. Causales del recurso de hecho

El recurso de hecho dice relación con los posibles agravios que haya inferido el tribunal a
quo al pronunciarse sobre un recurso de apelación. El agraviado puede ser tanto apelante como
apelado, y el agravio puede provenir de cuatro vertientes distintas:

a) El tribunal a quo denegó una apelación que debía ser concedida. Es la situación más
grave y da lugar a lo que la doctrina denomina como “verdadero recurso de hecho”. El agravio lo
sufre el apelante.
b) El tribunal a quo concede en el solo efecto devolutivo una apelación que debió
conceder en ambos efectos. Agravio al apelante.
c) El tribunal a quo concede un recurso de apelación que debió ser denegado. Agravio al
apelado.
d) El tribunal a quo concede en ambos efectos una apelación que debió serlo sólo en lo
devolutivo. Agravio al apelado.
Las tres últimas causales dan pie al llamado “falso recurso de hecho”.

Las cuatro vertientes de concesión del recurso de hecho están tratadas en disposiciones
diferentes. Su procedencia, en el primer caso, está consagrada en el artículo 203 del Código de
Procedimiento Civil. Las demás hipótesis, del falso recurso de hecho, están tratadas en el artículo
196 del Código de Procedimiento Civil.
Cabe señalar que esta distinción, entre verdadero y falso recurso de hecho, no es de origen
legal, sino que doctrinal.

3. Verdadero recurso de hecho

El verdadero recurso de hecho se encuentra regulado en los 203 a 206 del Código de
Procedimiento Civil, y tiene lugar cuando el tribunal a quo deniega una apelación que debió ser
concedida.

3.1 Plazo para su interposición

Antes de la Ley Nº 20.886


En cuanto al plazo para interponerlo hay una técnica legislativa imperfecta que puede llevar
a errores de interpretación, porque el artículo 203 no lo señala, sino que se remite al artículo 200, que
es el plazo para comparecer en segunda instancia.
Sin embargo, esta referencia es equívoca porque el plazo del artículo 200 es fatal para el
apelante, pero no fatal para el apelado, y además, se cuenta desde el certificado de ingreso.

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El plazo para interponer el recurso de hecho siempre es fatal: cinco días, aumentables según
lo dispuesto en los artículos 258 y 259 del Código de Procedimiento Civil, por consiguiente, será de
cinco días cuando el tribunal a quo se encuentra en la comuna de asiento del tribunal ad quem; cinco
más tres, cuando se encuentra fuera de la comuna, pero dentro de su territorio jurisdiccional; y,
cinco más tres más tabla de emplazamiento cuando se encuentra fuera de su territorio jurisdiccional.
Este plazo se cuenta desde que se notifica por el estado diario la resolución que se pronunció
denegando la apelación deducida.
Artículo 203. “Si el tribunal inferior deniega un recurso de apelación que ha debido concederse, la
parte agraviada podrá ocurrir al superior respectivo, dentro del plazo que concede el artículo 200, contado
desde la notificación de la negativa, para que declare admisible dicho recurso.”

Con la Ley Nº 20.886: 5 días contados desde el certificado de ingreso (certificación electrónica).
Art. 203. Si el tribunal inferior deniega un recurso de apelación que ha debido concederse, la parte
agraviada podrá ocurrir al superior respectivo, dentro del plazo de cinco días contado desde la notificación de la
negativa, para que declare admisible dicho recurso.
Plazo: fatal, de días hábiles (como todos los plazo de días del CPC) y se cuenta desde que se
notifica por el estado diario la resolución que se pronunció denegando la apelación deducida.

3.2 Tramitación

Art. 204. El tribunal superior pedirá al inferior informe sobre el asunto en que haya recaído la
negativa, y con el mérito de lo informado resolverá si es o no admisible el recurso.
Podrá el tribunal superior ordenar al inferior poner a su disposición la carpeta electrónica
correspondiente, siempre que, a su juicio, ello sea necesario para dictar una resolución acertada.
Podrá, asimismo, ordenar que no se innove cuando haya antecedentes que justifiquen esta medida.

El inciso 1° del artículo 204 señala que se interpone directamente ante el tribunal ad quem, es
decir, el que debe o debió conocer el respectivo recurso de apelación. Así, si la resolución fue dictada
por un juez de letras, se interpone ante la respectiva Corte de Apelaciones.

En el escrito del recurso, el recurrente debe solicitar al tribunal ad quem, enmendar el error y
declarar que la apelación debe ser concedida. En un otrosí, debe acompañarse un certificado emitido
por el secretario del tribunal a quo, en el cual deben constar los siguientes datos: personería del
recurrente, individualización del expediente en el cual incide el recurso y fecha de la resolución
denegatoria. Si no se acompaña el certificado, y la respectiva Corte estima que es indispensable,
ordenará agregarlo dentro de determinado plazo, bajo apercibimiento de tener por no interpuesto el
recurso de hecho, es decir, desistido de él al recurrente.
Observación: lo del certificado no lo dice la ley, sino que deriva de la práctica, la que
suponemos, no se verá alterada por la tramitación electrónica.

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Interpuesto el recurso, el tribunal ad quem dicta una primera resolución donde tiene por
interpuesto el recurso y, además, ordena informe por parte del tribunal a quo, enviándole al efecto
un oficio con copia del recurso deducido. El tribunal a quo lo evacúa, indicando las razones por las
que denegó la apelación (artículo 204 inciso 1°).
La ley no establece un plazo para informar, pero si la resolución no lo indica y no es
evacuado dentro de un plazo prudente, el recurrente puede pedir que se fije un plazo, bajo
apercibimiento de que se aplique una medida disciplinaria al tribunal a quo que demora en exceso
este trámite.
Además del informe, puede el tribunal superior ordenar la remisión del expediente (hoy
carpeta electrónica), siempre que a su juicio sea necesaria para la acertada resolución del asunto
(artículo 204 inciso 2°).

Durante la tramitación del recurso o incluso en el mismo escrito, el recurrente puede solicitar
orden de no innovar, con la finalidad de paralizar el procedimiento ante el tribunal a quo. El
tribunal ad quem la concederá cuando haya antecedentes que justifiquen esta medida (artículo 204
inciso 3°).
Es menester señalar, que la fuente positiva de la orden de no innovar, se encuentra
precisamente dentro del verdadero recurso de hecho.

Recibido el informe, y en su caso, el expediente (carpeta electrónica), se dicta el decreto autos


en relación. La ley no lo dice expresamente, pero por práctica, se ve previa vista de la causa, que es la
regla general en todos los asuntos conocidos por los tribunales colegiados (salvo las apelaciones de
artículo). Luego se procede de acuerdo a las reglas generales.

Art. 205. Si el tribunal superior declara inadmisible el recurso, lo comunicará al inferior.


Si el recurso es declarado admisible, el tribunal superior le dará al proceso la tramitación que
corresponda y lo comunicará al inferior según proceda.

Terminada su tramitación, el tribunal ad quem resuelve el recurso, teniendo dos opciones:

a) Rechazar el recurso –el Código dice, declararlo inadmisible-. En este caso, comunica
tal circunstancia al tribunal de primera instancia (artículo 205 inciso 1°). El rechazo deja sin efecto la
posible orden de no innovar que se pudiera haber dictado.

b) Acoger el recurso –admisible, en la terminología del legislador-. Si el verdadero


recurso de hecho es acogido, el tribunal ad quem debe señalar en su sentencia en qué efectos
concede la apelación y ordenará la tramitación del recurso.
Si la apelación es concedida en ambos efectos y los autos (carpeta electrónica) se tuvieron a la
vista, ordenará que inicie la respectiva tramitación, en cambio, si no se tuvieron a la vista, oficiará al
tribunal de primera instancia comunicando su resolución, con el objeto de que se le remitan los
autos –carpeta electrónica- (artículo 205 inciso 2°). Además, si no se dictó orden de no innovar es
factible que ante el tribunal a quo se hayan realizado una serie de trámites posteriores,
consecuenciales de la apelación denegada; por consiguiente, acogido que sea el recurso quedan sin

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efecto todas las gestiones posteriores a dicha denegatoria, que sean consecuencia directa e inmediata
de la respectiva resolución (artículo 206).
Si el tribunal ad quem concede la apelación en el solo efecto devolutivo y si fuere necesario,
pedirá al inferior la carpeta electrónica para proceder de acuerdo a las reglas generales. De haberse
concedido orden de no innovar, ésta cesa en sus efectos, pudiendo cumplirse la resolución
respectiva ante el tribunal a quo.

3.3 Recursos que proceden contra la resolución que falla el verdadero recurso de hecho

Es una materia que no está legislada específicamente, sino es consecuencia de los principios
generales con arreglo a los cuales han obrado doctrina y jurisprudencia, en este sentido se ha
concluido que contra la resolución que falla el recurso de hecho, acogiéndolo o denegándolo, no
procede el recurso de reposición porque se ha estimado que dicha resolución es una sentencia
interlocutoria.
Por su parte, la jurisprudencia ha estimado que tampoco es admisible a su respecto el recurso
de apelación, interpretando extensivamente la norma que señala que las cuestiones que se suscitan
durante la segunda instancia se fallan en única instancia. Y extensivamente se ha entendido que esta
es una cuestión que se suscita durante, o con motivo de la eventual segunda instancia, y en
consecuencia se falla en única instancia. Creemos que esta es una interpretación forzada, porque
quebranta la regla general de la doble instancia y se refiere a una cuestión que no ha surgido
precisamente durante la segunda instancia.
Si la apelación denegada se refiere a la sentencia definitiva o a una interlocutoria que pone
término al juicio o hace imposible su continuación (como el abandono del procedimiento acogido), y
el recurso de hecho es rechazado por el tribunal ad quem, procedería casación en la forma o casación
en el fondo, ya que, como se verá más adelante, estos recursos proceden en contra de sentencias
interlocutorias que ponen término al juicio o hacen imposible su prosecución, y al rechazarse el
verdadero recurso de hecho, precisamente se pone término al juicio.
En virtud de lo señalado en el párrafo precedente, si se rechaza el verdadero recurso de
hecho no procedería el recurso de queja, ya que existen otras vías para reclamar. Si es acogido,
tampoco sería procedente ya que el juicio continuará con el recurso de apelación.

4. Falso recurso de hecho

Este recurso se encuentra regulado en el artículo 196 del Código de Procedimiento Civil, y
tiene lugar cuando el tribunal a quo concede una apelación que no debió conceder, o la concede en
efectos diversos.

El falso recurso de hecho es compatible con el recurso de reposición. Es decir, frente a


cualquiera de las tres situaciones que motivan este recurso, la parte tiene la alternativa de recurrir de
falso recurso de hecho ante el tribunal ad quem, o bien, pedirle al propio tribunal de primera
instancia que enmiende el agravio (artículo 196 inciso 1°).

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Es muy curioso que esta situación no esté expresamente contemplada respecto del verdadero
recurso de hecho, por lo cual debiera concluirse que no procede el recurso de reposición, aunque en
la práctica es de bastante ocurrencia recurrir a este medio.

4.1 Plazo para interponerlo

Antes de la Ley Nº 20.886


Fruto de una reforma del año 1988, el inciso 1° del artículo 196 se remite al artículo 200, en
consecuencia, el plazo es el mismo que para interponer el verdadero recurso de hecho. Esto es cinco
días, aumentables según lo dispuesto en los artículos 258 y 259 del Código de Procedimiento Civil,
por consiguiente, será de cinco días cuando el tribunal a quo se encuentra en la comuna de asiento
del tribunal ad quem; cinco más tres, cuando se encuentra fuera de la comuna, pero dentro de su
territorio jurisdiccional; y, cinco más tres más tabla de emplazamiento cuando se encuentra fuera de
su territorio jurisdiccional.
Existe un vacío legal, en el sentido de desde cuándo se cuenta este plazo. Una opción es
aplicar la misma regla del verdadero recurso de hecho, es decir, desde que se notifica por el estado
diario la resolución que concede mal la apelación. Sin embargo, como el artículo 196 se remite al
artículo 200, que fija el plazo para comparecer a segunda instancia y que precisamente se cuenta
desde el certificado de ingreso del expediente al tribunal de alzada, la interpretación correcta es que
el plazo se cuenta desde que ingresan los autos al tribunal de segunda instancia, ya que siempre hay
una apelación concedida.

Luego de la Ley Nº 20.886: 5 días (hábiles) contados desde la certificación.


Art. 196. Si el tribunal inferior otorga apelación en el efecto devolutivo, debiendo concederla
también en el suspensivo, la parte agraviada, dentro del plazo de cinco días contado desde la fecha de la
certificación a que se refiere el artículo 200, podrá pedir al superior que desde luego declare admitida la
apelación en ambos efectos; sin perjuicio de que pueda solicitarse igual declaración, por vía de reposición, del
tribunal que concedió el recurso.
Lo mismo se observará cuando se conceda apelación en ambos efectos, debiendo otorgarse únicamente
en el devolutivo, y cuando la apelación concedida sea improcedente. En este último caso podrá también de oficio
el tribunal superior declarar sin lugar el recurso.
Las declaraciones que haga el superior en conformidad a los dos incisos anteriores, se comunicarán al
inferior para que se abstenga, o siga conociendo del negocio, según los casos.

4.2 Tramitación

Se interpone siempre ante el superior jerárquico, no siendo necesario acompañar el


certificado a que se hizo referencia en el verdadero recurso de hecho, porque en el expediente o las
copias (entiéndase hoy carpeta electrónica) aparecen las características de los autos, quiénes son los
apoderados y la fecha de la respectiva resolución. Por ende tampoco es necesario pedir informe al
tribunal inferior ni los autos, porque están todos los antecedentes.

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Luego, se dicta el decreto dése cuenta y se procede con la sola cuenta del relator, lo que en este
caso es claro porque no hay dudas de que se trata de un incidente suscitado en segunda instancia y
la cuestión se resuelve en el mismo cuaderno o en las copias que llegaron (hoy carpeta electrónica).
El tribunal de alzada debe pronunciarse sobre la admisibilidad, y de oficio puede declarar
inadmisible la apelación deducida o corregir la forma cómo ésta fue concebida, incluso en el evento
de no interponerse falso recurso de hecho (artículo 196 inciso 2°).

En cuanto al fallo del falso recurso de hecho, el tribunal superior puede:

a) Rechazar el recurso. Continuará conociendo de la apelación que fue concedida.

b) Acoger el recurso. Aquí pueden darse diversas opciones:


b.1) Denegar la apelación concedida. Lo comunicará al tribunal a quo, para que
proceda al cumplimiento de la resolución.
b.2) Conceder la apelación en ambos efectos, cuando fue concedida en el solo
efecto devolutivo. En este caso, comunicará el tribunal inferior que se abstenga de seguir conociendo
del asunto como consecuencia del efecto suspensivo de la apelación.
b.3) Conceder la apelación en el solo efecto devolutivo, cuando fue concedida en
ambos efectos. Lo comunicará al tribunal a quo, para que proceda al cumplimiento de la resolución.

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CAPÍTULO V

LA CONSULTA

1. Concepto

“Es un trámite establecido excepcionalmente en materia civil, en virtud del cual el tribunal de alzada,
no obstante no mediar recurso de apelación, puede rever la sentencia del tribunal a quo y confirmarla,
modificarla o revocarla”.

De este concepto es destacable que la consulta es un trámite, no un recurso procesal, y se


trata en esta materia porque tiene efectos similares al recurso de apelación.
Asimismo, es una institución excepcional, porque en materia civil la regla muy general es la
libre disponibilidad del recurso de apelación, teniendo aplicación sólo en el juicio de hacienda12.

2. Límites de la consulta

Objetivamente, ocurre lo mismo que con el recurso de apelación, hay materias que el tribunal
que conoce de la consulta no puede abordar. Su límite objetivo característico, coincidente con la
apelación, es que el tribunal de la consulta sólo puede conocer de las materias ventiladas y resueltas
en primera instancia o, excepcionalmente, de asuntos ventilados pero no resueltos en primera
instancia, por ser incompatibles con los resueltos. En consecuencia, el tribunal de la consulta no
puede resolver cuestiones no ventiladas en primera instancia, o no resueltas siendo compatibles.
Sin perjuicio de ello, el tribunal que conoce de la consulta puede, y eventualmente debe,
realizar las declaraciones que los tribunales pueden o deben efectuar de oficio. Se ha entendido que,
al igual que en materia civil, estas declaraciones que el tribunal de la consulta realiza de oficio deben
ser pronunciadas previa vista al Fiscal Judicial.

Subjetivamente, a diferencia de la apelación, en la consulta no los hay, ya que estos límites


arrancan de la voluntad del apelante. En la consulta no hay apelante.

3. Tramitación de la consulta en el juicio de hacienda

El artículo 751 del Código de Procedimiento Civil establece una forma particularmente
expedita para este trámite.

12
Hasta el año 2008 también procedía la consulta en los juicios de nulidad de matrimonio, divorcio y separación judicial,
este trámite estaba previsto en el artículo 92 de la Ley de Matrimonio Civil, el que fue derogado por la Ley 20.286. En
materia constitucional, procede cuando es acogido el recurso de amparo económico, y no es apelada la sentencia, de
acuerdo al artículo único inciso 4°, de la Ley 18.971.

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En este sentido, deben ser objeto de consulta todas las sentencias definitivas dictadas en
juicios de hacienda en primera instancia y que no se apelen, cuando son desfavorables al interés
fiscal. Se entiende desfavorable al interés fiscal cuando no acoge en todas sus partes la demanda o la
reconvención del Fisco, o cuando no desecha en todas sus partes la demanda o reconvención
deducida en su contra. Siendo desfavorable al interés fiscal, la sentencia definitiva dirá “Consúltese,
si no fuere apelada”. Si transcurrido el plazo para deducir apelación esto no ha sucedido, el tribunal
ordena “elévense” (los autos a segunda instancia).

Ingresados los autos a la Corte, se certifica su ingreso por parte del secretario y se le asigna
un número del rol.
Luego se dicta el decreto dése cuenta y el Presidente la sortea en alguna de sus salas, la que
revisa en cuenta la sentencia y la aprueba si la estima ajustada a derecho, caso en el cual vuelven los
autos a primera instancia para efectos del cúmplase.
En caso contrario, retiene el conocimiento del asunto y señala en la respectiva resolución los
puntos que le merecen dudas, ordenando traer los autos en relación. Hecho esto, se procede según
las reglas generales de la apelación. Sin embargo, la vista de la causa se hace ante la misma sala que
ordenó retener el conocimiento, es decir, la causa queda radicada en ella.
Señala el inciso 2° del artículo 751 que la vista se limitará estrictamente a los puntos de derecho
indicados en la resolución que ordenó retener el conocimiento, lo que es un poco “curioso”, por
cuanto la consulta abarca tanto cuestiones de derecho como de hecho, porque se rige por las reglas
generales de la apelación. Por ello, estimamos que esta norma es “excesivamente limitante” para el
tribunal que resuelve la consulta.

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CAPÍTULO VI

RECURSO DE CASACIÓN EN LA FORMA

1. Generalidades

1.1 Concepto

El recurso de casación en la forma es un recurso extraordinario, que la ley concede a la parte agraviada,
en contra de determinadas resoluciones judiciales, para obtener su anulación cuando han sido dictadas con
omisión de sus requisitos formales o dentro de un procedimiento vicioso.

1.2. Características

El recurso de casación en la forma tiene las siguientes características:

a) Es un recurso procesal, es decir, una manera de impugnar una resolución judicial. No


obstante, ser un recurso, existe la posibilidad de la casación en la forma de oficio, es decir, el tribunal
superior puede, en ciertos casos, invalidar una resolución judicial sin mediar recurso. En otras
palabras, la sentencia que declara la nulidad por alguna causal de casación en la forma puede ser
consecuencia de un recurso, o bien de una declaración de oficio.

b) Es un recurso extraordinario y de derecho estricto. Este carácter emana de dos


vertientes. En primer lugar, procede sólo contra determinadas resoluciones judiciales.
En segundo lugar, procede por causales específicas, no basta expresar o señalar que la
resolución es agraviante, sino que hay que invocar alguna de las causales que señala el legislador y
que justifican o legitiman su interposición. Esto guarda relación con los requisitos formales del
escrito en que se deduce la casación en la forma, que son muy exigentes en cuanto a que se debe
señalar con precisión el vicio que se invoca, cómo ese vicio influye en lo dispositivo del fallo, la ley
que concede el recurso por dicho vicio y la firma de un abogado que patrocine el recurso, sin
perjuicio del patrocinio de la causa.

c) Lo debe intentar necesariamente la parte agraviada. Esta característica es común a


todos los recursos procesales, por consiguiente, la resolución que se impugna deben producir
consecuencias dañosas para la respectiva parte, porque sin agravio no hay recurso.
¿Cuál es la novedad con el recurso de casación en la forma?
Es que en este recurso se requiere de un doble agravio. En este sentido debe ser agraviante la
resolución misma, en cuanto a que de ella efectivamente se derive un daño o perjuicio a la respectiva
parte –como en la apelación-; y además, la causal o razón que se invoca debe agraviar precisamente
al recurrente y no a la parte contraria.

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Por ejemplo, el demandante acompaña un instrumento público y el tribunal sólo lo tuvo por
acompañado, sin citación de la contraparte, luego la sentencia rechaza la demanda del actor. En este
caso, hubo omisión de un trámite esencial, específicamente el artículo 795 N° 5 del Código de
Procedimiento Civil que dispone que es trámite esencial la agregación de los instrumentos
presentados oportunamente por las partes, con citación o bajo el apercibimiento legal que
corresponda respecto de aquélla contra la cual se presentan; pero el actor no puede deducir el
recurso de casación en la forma, porque aunque la sentencia le causa agravio ya que no acogió su
pretensión, la causal que invocaría no le causa perjuicio, pues fue el demandado quien no tuvo
oportunidad para impugnar el documento.
En suma, no todo vicio da pábulo o pie para recurrir de casación en la forma, sino que se
requiere que el vicio específico que se invoca sea precisamente agraviante para el recurrente.

d) La finalidad del recurso de casación en la forma es obtener la anulación de la


resolución impugnada, precisamente por existir un vicio en su dictación o durante el procedimiento.
De esta manera, de acogerse el recurso habrá que remitir los autos al tribunal a quo para que un juez
no inhabilitado prosiga con el juicio, o bien, que el mismo tribunal ad quem dicte sentencia de
reemplazo.
En toco caso, la casación en la forma no es la única forma para reclamar la nulidad procesal,
ya que ésta se puede intentar también por vía incidental e incluso aprovechando las vía de los
recursos ordinarios.

e) Son dos las vertientes genéricas de la casación en la forma: vicio en el fallo que se
invoca o en el procedimiento en el cual este fallo se dictó. La mayoría de las causales de casación se
refieren a vicios en el fallo mismo, pero algunas como la del Nº 9 del artículo 768 del Código de
Procedimiento Civil aluden a vicios en el procedimiento, en cuanto en éste se hayan omitido
trámites esenciales o por cuyo defecto la ley expresamente establezca que hay nulidad.

f) Es un recurso jerárquico, de manera tal que se interpone ante el tribunal que


pronunció la respectiva resolución y se concede para ante el que debe conocer de él, que es el
tribunal superior jerárquico inmediato. Tanto en la casación en la forma como en el fondo se usan
con mucha propiedad los términos de tribunal a quo y ad quem, entendiendo que es tribunal a quo
el que pronuncia la resolución que se impugna, y tribunal ad quem el que conoce y falla el recurso
de casación.

g) Se interpone para resguardar intereses de carácter privado, es decir, en beneficio de


quien se siente agraviado con la respectiva resolución. Pero hay que reconocer que en virtud de la
interposición de este recurso se puede obtener un beneficio de carácter general, que mira
efectivamente al recto ejercicio de la actividad jurisdiccional, por cuanto, en definitiva, por la vía de
casación se está reclamando del incumplimiento de presupuestos procesales y, en consecuencia, este
recurso mira al valor superior del debido proceso.

h) No constituye instancia, en virtud de este carácter la causa no es revisada desde el


punto de vista fáctico o del conflicto jurídico, sino que el tribunal ad quem sólo verifica el

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cumplimiento de los requisitos formales o de los trámites esenciales en el respectivo procedimiento.


No hay revisión de los hechos ni del derecho.
Recuérdese que los hechos son privativos de los jueces del fondo (única, primera y segunda
instancia)
Que no sea instancia, implica que la sentencia que resuelve el recurso no es apelable, y
asimismo, esta sentencia no es una sentencia definitiva ni interlocutoria, ni auto ni decreto, sino que
es una "sentencia sui generis": la sentencia de casación. No es sentencia definitiva porque ésta pone
fin a la instancia, resolviendo el asunto controvertido, y, reiteremos, la casación no es instancia; no es
interlocutoria porque no resuelve un incidente ni se pronuncia sobre un trámite. Mucho menos es
un auto o un decreto.

2. Resoluciones susceptibles del recurso de casación en la forma

El artículo 766 del Código de Procedimiento Civil señala las resoluciones susceptibles de ser
casadas en la forma:

a) Sentencias definitivas de cualquier instancia (única, primera o segunda).


La sentencia definitiva de primera instancia es típicamente apelable, pero de acuerdo al
artículo 766 también procede en contra de ella el recurso de casación en la forma. Ambos recursos
son incompatibles entre sí, por cuanto la casación se busca anular el fallo; con la apelación el fallo es
válido, pero errado en su decisión. El legislador subraya esta incompatibilidad entendiendo que el
recurso de apelación es subsidiario de la casación, o sea, que el tribunal sólo se pronunciará sobre la
apelación si desestima el recurso de casación en la forma. Sobre el particular el artículo 798 del
Código de Procedimiento Civil, dispone que ambos recursos son vistos conjuntamente, dictándose
una sola sentencia para fallar la apelación y desechar la casación en la forma, o bien, acoger la
casación en la forma y tener como no interpuesto el recurso de apelación.
Contra la sentencia definitiva de segunda instancia, además del recurso de casación en la
forma, procede el recurso de casación en el fondo, ya que éste se puede interponer respecto de
sentencias definitivas inapelables dictadas por una Corte de Apelaciones. Aquí hay nuevamente una
antinomia sustancial entre ambos recursos porque, cuando se dice de casación en la forma se alega
nulidad de la sentencia por vicios formales (leyes ordenatorio litis); pero cuando se dice de casación
en el fondo, se reconoce validez formal a la sentencia, pero se alega su nulidad por infracción de
leyes decisorio litis. En consecuencia, el recurso de casación en el fondo es subsidiario de la casación
en la forma, aunque ambos recursos se tramitan, se ven conjuntamente y se resuelven en un mismo
fallo; si se acoge el recurso de casación en la forma, se tendrá como no interpuesto el de casación en
el fondo (artículo 808).
Insistiendo en que la casación en la forma cabe contra toda sentencia definitiva, sin importar
su instancia, también procede respecto de sentencias definitivas que se dicten en los juicios o
reclamaciones regidos por leyes especiales (por ejemplo, en la Ley Orgánica del Banco Central, en la
Ley de la Superintendecia de Valores y Seguros, en la Ley Orgánica de Municipalidades, etc.), salvo
que expresamente la ley haya vedado el recurso. En este sentido, un caso típico de prohibición de
este recurso es el inciso 2° del artículo 766, en cuya virtud no procede respecto de sentencias

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dictadas a propósito de la constitución de las juntas electorales y tampoco respecto a las


reclamaciones de los avalúos que se practiquen en conformidad a la Ley sobre Impuesto Territorial.
Cuando la casación en la forma no es admisible en un determinado juicio, la jurisprudencia
ha declarado, sin embargo, que sí procede la casación de oficio, porque lo inhibido es sólo el recurso,
y no esta segunda posibilidad.

b) Sentencias interlocutorias que pongan término al juicio o hagan imposible su continuación.


Es decir, este recurso no es admisible contra toda clase de interlocutorias, sino sólo respecto
de las interlocutorias que cumplen estas particularidades: poner término al juicio o hacer imposible
su continuación, por ejemplo, la sentencia que declara el abandono del procedimiento; la que
interlocutoria que acepta el desistimiento de la demanda; la que declara la prescripción de una
apelación deducida contra la sentencia definitiva; la que declara la deserción del recurso de
apelación respecto de una sentencia definitiva; la que rechaza el verdadero recurso de hecho
deducido contra la sentencia definitiva.

c) Las sentencias interlocutorias que, aunque no pongan término al juicio ni hagan


imposible su continuación, hayan sido dictadas en segunda instancia sin previo emplazamiento de la parte
agraviada o sin fijar día para la vista de la causa.

Es tipo de resolución recurrible de casación, merece los siguientes comentarios:

i) En primer lugar, se trata de sentencias interlocutorias dictadas en segunda instancia,


no durante la segunda instancia. La diferencia, es que las interlocutorias dictadas en segunda
instancia lo son en virtud de un recurso de apelación interpuesto en contra de una interlocutoria de
primera instancia, así por ejemplo, si el demandante apela subsidiariamente el auto de prueba, la
resolución que resuelva la apelación será una interlocutoria de segunda instancia; lo mismo pasa si
el demandante apela en contra de la resolución que acogió el abandono del procedimiento, pues la
resolución que falle el recurso de apelación será una interlocutoria de segunda instancia.

ii) En segundo lugar, es indiferente que la interlocutoria dictada en segunda instancia


ponga o no término al juicio o haga imposible su continuación, ya que lo esencial es que haya sido
dictada sin emplazamiento de la parte agraviada o sin fijar día para la vista de la causa, pues éstas
son las causales del recurso de casación en contra de las estas resoluciones, obviamente se requiere
además que la resolución cause agravio al recurrente –el ya mencionado doble agravio-.
Ejemplo 1). El demandante apela el auto de prueba solicitando que se agreguen hechos
sustanciales, pertinentes y controvertidos. Suben los autos a la corte, no se certifica el ingreso del
expediente, por ende, el apelante no tiene plazo para hacerse parte; luego el tribunal pone la causa
en tabla y la falla en cuenta (ya que se trata de una apelación de artículo) rechazando el recurso, es
decir, confirmando la resolución apelada. En este ejemplo se configura la causal para que el
apelante deduzca el recurso de casación en la forma, pues no fue emplazado en segunda instancia y
además se rechazo su apelación. Asimismo, este ejemplo demuestra que esta interlocutoria, que es
casable en la forma, no pone término al juicio ni hace imposible su continuación.

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Ejemplo 2). Frente a un abandono del procedimiento acogido en primera instancia, el


demandante apela, ingresan las compulsas a la Corte respectiva, se certifica su ingreso y el apelante
presenta un escrito haciéndose parte y además solicitando alegatos, es decir, que sea vista previa de
la causa. Luego, el recurso es visto por una sala de la Corte de Apelaciones, pero en cuenta y el
recurso es rechazado. En este ejemplo, la resolución es doblemente agraviante al apelante, primero,
porque se rechazo el recurso, y segundo, porque no se señaló día para la vista del recurso ya que se
falló con la sola cuenta del relator.
Debe recalcarse también, que las posibles interlocutorias casables por esta vía, deben ser
dictadas en segunda instancia, y no durante la segunda instancia (durante la tramitación del recurso),
porque éstas se fallan en única instancia y no son apelables.

3. Causales del recurso de casación en la forma

La enumeración de las causales se encuentra en el artículo 768 del Código de Procedimiento


Civil, enumeración que es taxativa, precisamente por lo que indica el inciso 1° de esta norma, al
señalar “El recurso de casación en la forma ha de fundarse precisamente en alguna de las causas siguientes".

Es menester señalar también que las ocho primeras causales que establece la norma en
análisis, se refieren a vicios formales de la sentencia y sólo una, la del N° 9, a vicios en el
procedimiento en el cual se dictó la sentencia que se impugna.

3.1 Causales de impugnación por vicios formales de la sentencia misma

1a. En haber sido la sentencia pronunciada por un tribunal incompetente o integrado en


contravención a lo dispuesto por la ley;

Esta causal contiene dos situaciones distintas:

a) Que el tribunal que dictó la resolución sea incompetente. Esta situación abarca tanto a
los tribunales unipersonales como colegiados, y como a ley no distingue, puede tratarse tanto de
incompetencia absoluta como relativa.
¿Se puede invocar esta causal cuando el tribunal carece de jurisdicción? Por ejemplo, se
designa a un árbitro para resolver un conflicto, pero en su sentencia se excede del encargo y se
pronuncia sobre cuestiones distintas. Su sentencia sería viciosa por salirse de su ámbito
jurisdiccional. O bien, un órgano no jurisdiccional se atribuye jurisdicción y en tal calidad dicta un
resolución.
La respuesta es afirmativa, porque si bien es cierto, que los conceptos de jurisdicción y
competencia son distintos, están en relación de género a especie, respectivamente. Por ende, cuando
falta jurisdicción también, consecuencialmente, falta competencia.

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b) Que el tribunal que dictó la resolución haya estado integrado en contravención a lo


dispuesto por la ley. Esta hipótesis sólo dice relación con los tribunales colegiados, porque las reglas
de integración únicamente se refieren a ellos.
Recuérdese que respecto de estos tribunales existen normas de integración, que son
mecanismos que determinan la composición del tribunal para el año judicial respectivo, el cual se
integra con ministros titulares, pero a falta de uno de ellos la sala respectiva debe ser instalada con
los miembros que señala la ley.
En lo que respecta a las Corte de Apelaciones el artículo 215 del Código Orgánico de
Tribunales señala que si por falta o inhabilidad de alguno de sus miembros quedare cualquiera de
sus salas sin el número de jueces necesario para el conocimiento y resolución de las causas que les
estuvieren sometidas, se integrarán con los miembros no inhabilitados del mismo tribunal, con sus
fiscales y con los abogados que se designen anualmente con este objeto. El artículo 217 del Código
Orgánico de Tribunales contempla el mismo orden cuando falta alguno de los miembros de una sala
de la Corte Suprema.
En consecuencia, si el tribunal colegiado es integrado por personas distintas de las señaladas
en la ley, y dicta sentencia, ésta es casable en la forma, por ejemplo, cuando se llama al secretario de
la Corte, o bien, a un fiscal judicial de otro territorio jurisdiccional. De ahí la importancia del acta de
instalación de la sala, que se publica todas las mañanas antes de comenzar con la vista de los
recursos.
No obstante lo anterior, esta causal debe ser concordada con lo dispuesto en el artículo 769
del Código de Procedimiento Civil, en cuya virtud el recurso debe ser preparado previamente y por
lo tanto, haber reclamado de la falta, ejerciendo oportunamente y en todos sus grados los recursos
establecidos por la ley, por consiguiente, el reclamo debe tener lugar antes de la vista de la causa, so
pena de precluir su posibilidad de recurrir de casación en la forma por esta causal.

2a. En haber sido pronunciada por un juez, o con la concurrencia de un juez legalmente
implicado, o cuya recusación esté pendiente o haya sido declarada por tribunal competente.

Esta causal se refiere tanto a jueces de tribunales unipersonales como colegiados ("por un
juez", tribunal unipersonal; "con la concurrencia de un juez", tribunal colegiado), y además, se
refiere a las llamadas causales subjetivas de incompetencia: las implicancias y recusaciones, aquellas
que miran a las personas que conforman el tribunal llamado a resolver el asunto.
Para que sea aplicable esta causal, el juez debe estar: legalmente implicado; estar pendiente
de resolución su recusación o ya haber sido declarada ésta.
Recuérdese que tratándose de implicancias –previstas en el artículo 195 del Código Orgánico
de Tribunales- el juzgador tiene un compromiso más grave, más intenso con el conflicto o con las
partes, es tal su pérdida de imparcialidad que el juez que falla afectándole causal de implicancia
comete el delito de prevaricación, de manera tal no es necesario que la causal sea reclamada por la
parte afectada, ya que juez implicado debe declararla de oficio. Además, de cometer delito el juez
que falla un juicio afectándole causal de implicancia, la sentencia puede ser casada en la forma por la
parte agraviada con ella.
Por ejemplo, el demandante apela de la sentencia definitiva, ya que no concedió la
indemnización que solicitaba. Respecto de un ministro de la sala que ve el recurso de apelación,

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concurre causal de implicancia, ya que es hermano de doble conjunción del actor. Se procede a la
vista de la causa, y el tribunal de alzada, eleva por dos votos a uno, el monto de la indemnización. El
voto disidente es del hermano del apelante.¿Puede recurrir de casación en la forma el demandado
apelado? La respuesta es afirmativa, pues por la sola circunstancia de concurrir al fallo un juez
implicado, aun cuando su voto fue disidente, la parte agraviada con la sentencia (en el ejemplo, el
demandado apelado) tiene el derecho de recurrir, pues basta con que la sentencia se haya
pronunciado con la concurrencia de un juez legalmente implicado.
En relación a la recusación –previstas en el artículo 196 del Código Orgánico de Tribunales-,
que importa un compromiso más tenue entre el juez y las partes en conflicto, no tan sólo se requiere
que exista, sino que además, debe ser reclamada por la parte afectada y ya encontrarse resuelta (por
cierto, acogida) o en vías de resolverse. Si fue rechazada la causal de recusación el juez puede
pronunciar sentencia, porque a su respecto no concurre ninguna causal de inhabilidad.

3a. En haber sido acordada en los tribunales colegiados por menor número de votos o
pronunciada por menor número de jueces que el requerido por la ley o con la concurrencia de jueces
que no asistieron a la vista de la causa, y viceversa.

La causal se refiere sólo a sentencias que emanan de tribunales colegiados, y se distinguen


cuatro situaciones diversas:
a) Que la sentencia haya sido acordada por menor número de votos.
b) Que la sentencia haya pronunciada por un menor número de jueces.
c) Que la sentencia haya sido pronunciada por jueces que no asistieron a la vista de la
causa.
d) Que la sentencia haya sido pronunciada sin la concurrencia de jueces que asistieron a
la vista de la causa.
Antes de analizar las cuatro hipótesis, debe recordarse lo dispuesto por el artículo 168 del
Código de Procedimiento Civil, que señala que en los tribunales colegiados –sin distinguir la
jerarquía del mismo- los decretos podrán dictarse por uno solo de sus miembros; los autos, las
sentencias interlocutorias y las definitivas, exigirán la concurrencia de tres de sus miembros a lo
menos.

a) Que la sentencia haya sido acordada por menor número de votos. La expresión
"acordada por menor número de votos" hay que entenderla a la luz de los artículos 72 y 103 del
Código Orgánico de Tribunales. La primera de estas normas dispone que las Cortes de Apelaciones
deberán funcionar, para conocer y decidir los asuntos que les estén encomendados, con un número
de miembros que no sea inferior al mínimum determinado en cada caso por la ley, y sus
resoluciones se adoptarán por mayoría absoluta de votos conformes. Por su parte, el artículo 103
señala algo similar relativo a la Corte Suprema.
Las salas de las Cortes de Apelaciones, funcionan, por regla general, con tres ministros, y la
Corte Suprema, con cinco. En consecuencia, si los acuerdos deben ser adoptados por mayoría
absoluta de los miembros de la sala (dos en las Cortes de Apelaciones y tres en la Corte Suprema), se

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incurrirá en causal de casación en la forma, cada vez que el acuerdo sea adoptado por un número
menor de jueces a los señalados precedentemente.
Hay que tener presente que esta hipótesis, no necesariamente implica que el tribunal
colegiado haya estado conformado por un menor de jueces, ya que ésta es la situación siguiente,
sino que pudo haber estar integrado conforme a la ley, pero el acuerdo, es decir, la decisión del
asunto, fue adoptada por un menor número de jueces del que exige la normativa legal.

b) Que la sentencia haya pronunciada por un menor número de jueces. Esta situación
supone que el tribunal respectivo tenía una integración numérica menor que la exigida por la ley.
Por ejemplo, una sala de la Corte de Apelaciones sesionaba con dos miembros o una de la Corte
Suprema con cuatro. En este caso, la sentencia también es viciosa, aun cuando los que hayan
concurrido al acuerdo hayan sido suficientes.
Por ejemplo, si la sala estaba compuesta por cuatro de cinco miembros y todos concurrieron
unánimemente al acuerdo, se ha alcanzado la mayoría para el acuerdo, pero no para el
pronunciamiento.

c) Que la sentencia haya sido pronunciada por jueces que no asistieron a la vista de la
causa. Ténganse en consideración que cada sala de los tribunales colegiados tiene miembros
titulares que la componen, así por ejemplo, cada año en las Cortes de Apelaciones se hace un sorteo
mediante el cual se determina qué ministros compondrán cada sala. Supóngase que la la Primera
Sala quedó integrada por los ministros A, B y C, sin embargo, el día de la vista de la causa, el
ministro C se encontraba con licencia médica, por lo que fue integrada –para formar quórum- con
el fiscal judicial. Se produce la vista de la causa, ésta queda en acuerdo y en la dictación del fallo,
aparece concurriendo el ministro C.

d) Que la sentencia haya sido dictada sin la concurrencia de un juez que asistió a la
vista de la causa. Es la situación inversa de la anterior, es decir, un juez que estuvo presente en la
vista, pero ausente en el pronunciamiento de la sentencia.
De acuerdo a nuestra legislación, no es requisito de validez que todos los jueces que
concurrieron a la vista y al acuerdo firmen la sentencia, ya que puede ocurrir que entre estos dos
actos medie un lapso de tiempo, sin embargo, cuando esto tiene lugar se deja constancia en el fallo,
señalando que tal ministro no firma por encontrarse de vacaciones.

4a. En haber sido dada ultra petita, esto es, otorgando más de lo pedido por las partes, o
extendiéndola a puntos no sometidos a la decisión del tribunal, sin perjuicio de la facultad que éste
tenga para fallar de oficio en los casos determinados por la ley.

Esta causal, de trascendental importancia, es aplicable tanto a tribunales unipersonales como


a los colegiados. La ultra petita tiene en nuestra legislación dos aspectos perfectamente
distinguibles: dar el tribunal más de lo pedido o extenderse a puntos no sometidos a su decisión.
Doctrinariamente, a la primera se la llama ultra petita propiamente tal, y a la segunda extra petita,
pero nuestro legislador se refiere a ambas como un todo, ultra petita.

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a) Otorgando más de lo pedido por las partes. En materia procesal civil los términos del
conflicto están dados por las pretensiones y contrapretensiones de las partes, que tienen la virtud de
enmarcar el actuar del tribunal. Si éste excede el marco y da más allá de lo pedido, se está
pronunciando fuera de los límites del conflicto, y en estricto derecho, se pronuncia fuera de su
competencia. Para mejor comprensión del instituto analizaremos unos ejemplos: i) En un juicio
reivindicatorio el demandante pide que, en definitiva y a consecuencia de serle reconocida su
calidad de propietario no poseedor, se ordene que le sea devuelto el fundo "La Estrella", limitando
su pretensión a él. El tribunal le estaría dando más de lo pedido si ordena además la restitución de
sus aguas, que no fueron reivindicadas por el demandante; ii) Se demanda indemnización de
perjuicios por $ 100 millones "o la cantidad que S.S. determine" y el tribunal, recogiendo esta forma
en que se le da competencia, condena al demandado a pagar $ 150 millones; iii) Se demanda el pago
de determinada cantidad más intereses. El tribunal hace mal si accede al pago de la suma más
reajustes, ya que éstos no fueron solicitados.

b) Extendiéndola a puntos no sometidos a la decisión del tribunal. Significa resolver cuestiones


que no le han sido planteadas: así, si se demanda la resolución de un contrato, el juez no puede
declararlo relativamente nulo al mismo tiempo.

Como podrá observarse, tanto la ultra como la extra petita dicen relación con la parte
petitoria de los escritos, específicamente de la demanda y contestación (artículo 254 N° 5 y 309 N° 4,
ambos del Código de Procedimiento Civil).
En efecto, todos los escritos que se presentan al tribunal deben contener una parte petitoria,
que va precedida por la frase "Por Tanto", a continuación de la cual se señalan concretamente las
peticiones sometidas a decisión del tribunal.
Por consiguiente, es recomendable al demandar o al contestar una demanda ser
extremadamente cautelosos en la parte petitoria, porque es aquí donde se señala qué es lo que se
pretende y se enmarca el ámbito de competencia del tribunal, de manera tal que si éste se excede al
resolver, o resuelve algo no pedido, incurre en ultra petita.

Expresamente el numeral en análisis señala que la ultra petita no alcanza a la facultad del
tribunal de hacer las declaraciones oficiosas que la ley le impone (obliga) o permite (faculta), así por
ejemplo, de acuerdo al artículo 1683 del Código Civil el juez puede y debe declarar de oficio la
nulidad absoluta cuando el vicio aparece de manifiesto en el acto o contrato; de tal manera, que si lo
hace las partes (el agraviado) no podrá recurrir de casación fundado el recurso en ultra petita.

Esta causal cuarta debe ser concordada con el artículo 160 del Código de Procedimiento Civil
que también señala el ámbito del posible pronunciamiento del tribunal en el sentido que las
sentencias se pronunciarán conforme al mérito del proceso, y no podrán extenderse a puntos que no
hayan sido expresamente sometidos a juicio por las partes, salvo en cuanto las leyes manden o
permitan a los tribunales proceder de oficio.

Para finalizar con el análisis de la ultra petita es menester considerar ciertas cuestiones de
relevancia:

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a) La primera, dice relación con el raciocinio jurídico o los argumentos de derecho que
señalan las partes. En este sentido, hay que recalcar que el juez no queda obligado por los
planteamientos o raciocinios jurídicos de los litigantes, de esta manera el juez es soberano para
señalar toda clase de razones adicionales o complementarias que fundamenten su decisión.
b) Tampoco incurre en ultra petita el juez que hace una calificación jurídica distinta de
los hechos invocados por las partes, por ejemplo, A demanda invocando una determinada calidad,
pero el tribunal concede su pretensión señalando otra. Lo relevante en este caso es que beneficio
jurídico concedido sea el mismo que el solicitado.
c) De acuerdo a nuestra tradición jurídica, en los fallos existen los denominados
considerandos resolutivos, los que propiamente son considerandos (parte considerativa de la sentencia)
donde el tribunal argumenta el por qué acogerá o rechazará una petición, por ende, para determinar
si una sentencia incurre en ultra petita hay que analizar tanto la parte resolutiva, como estos
considerandos resolutivos.

5a. En haber sido pronunciada con omisión de cualquiera de los requisitos enumerados en
el artículo 170.

El artículo 170 del Código de Procedimiento Civil contiene los requisitos de la sentencia
definitiva, sea ésta de primera, segunda o única instancia, con la salvedad que si se trata de una
sentencia definitiva de segunda instancia, y la de primera contiene los requisitos, basta que la de
segunda se remita a ésta. Como el artículo 170 contiene los requisitos sólo de la sentencia definitiva,
no es posible recurrir de casación en la forma por esta causal respecto de sentencias interlocutorias.
Además del artículo 170, existe el auto acordado de la Corte Suprema, de 1920, sobre forma
de las sentencias (ubicado en apéndice del Código de Procedimiento Civil), que amplía
sustancialmente el contenido del artículo 170. Sin embargo, para los efectos de casación en la forma,
basta remitirse al numeral específico del artículo 170 –y por cierto, al N° 5 del artículo 768-, no
siendo necesario señalar los numerales del auto acordado que posiblemente se han infringido o
quebrantado en la sentencia recurrida.
En la práctica esta es una de las causales más recurridas, en especial, la indebida ponderación
de la prueba, contenida en el N° 4 del artículo 170 que se refiere a las consideraciones de hecho o de
derecho que sirven de fundamento a la sentencia, ya que es en esta parte donde el juzgador debe
examinar y ponderar la prueba rendida.
En este aspecto, de falta de requisitos de la sentencia, hay una cuestión importante que debe
ser destacada. La sentencia debe ser consecuencia de una concatenación lógica lo más perfecta
posible, de modo que un considerando sea el antecedente lógico del siguiente y así sucesivamente.
En no pocas ocasiones, los fallos contienen considerandos contradictorios, tanto respecto de
aspectos de hecho como de derecho. La jurisprudencia ha reiterado que en estos casos los
considerandos contradictorios se destruyen entre sí y, en consecuencia, al fallo le pueden faltar los
considerandos necesarios, siendo casable en la forma.

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6a. En haber sido dada contra otra pasada en autoridad de cosa juzgada, siempre que
ésta se haya alegado oportunamente en el juicio.

Esta causal, a diferencia de la anterior, se puede referir tanto a una sentencia definitiva como
a una interlocutoria, siempre que la excepción de cosa juzgada se haya invocado en el respectivo
juicio. En la medida que medie la triple identidad entre dos sentencias, y la primera esté firme o
ejecutoriada, la segunda es viciosa si decide una cuestión distinta de la decidida en primera.
Asimismo, la sentencia anterior puede haber sido dictada en otro juicio como en el mismo,
un ejemplo clásico lo constituye el auto de prueba --sentencia interlocutoria de segunda clase- que
señala los hechos materia de prueba. Si la sentencia definitiva dice que por no probarse un hecho –
no contenido en el auto de prueba- se rechaza la demanda, es casable en la forma por este vicio.
Es requisito sine qua non para alegar esta causal que precisamente se haya invocado la
excepción de cosa juzgada. Hay que tener presente que esta excepción tiene un tratamiento muy
particular: se puede invocar como excepción mixta juntamente con las excepciones dilatorias
(artículo 305 del Código de Procedimiento Civil); como excepción perentoria (artículo 309 del
Código de Procedimiento Civil) y también, como excepción anómala (artículo 310 del Código de
Procedimiento Civil) dilatoria y como anómala. El legislador abre un amplio espectro para reclamar
de la cosa juzgada, pero siempre que se haya invocado como excepción en el respectivo juicio.
La infracción a la cosa juzgada también se encuentra presente como causal del recurso de
revisión (artículo 810 Nº 4 del Código de Procedimiento Civil), que señala que se pueden rever la
sentencia que ha sido dictada contra de otra pasada en autoridad de cosa juzgada, siempre que ésta
no se haya reclamado en el juicio.
La diferencia entre la casación en la forma y la revisión, es ostensible, en el segunda caso, la
cosa juzgada no debe haber sido alegada en el juicio, lo es del todo lógico, porque si la causal no se
invocó en el juicio, nunca se puede decir de sentencia viciosa, porque el juez no tenía cómo precaver
el error en que, eventualmente, pudiera haber incurrido.

7a. En contener decisiones contradictorias.

La causal en análisis nuevamente se relaciona con el artículo 170 del Código de


Procedimiento Civil que señala los requisitos de la sentencia definitiva, concretamente con el
numeral seis de dicha norma, que exige que la sentencia resuelva todas las acciones y excepciones
que se han opuesto, con la sola exclusión de las que sean incompatibles con las resueltas.
La resolución de todas las acciones y excepciones con este alcance, debe ser un todo
congruente, armónico. Sería inaceptable que una sentencia cayera en contradicción respecto de sus
decisiones, porque desde el punto de vista lógico si ella se contradice en cuanto a su parte decisoria,
estas decisiones contradictorias se destruyen recíprocamente, y al hacerlo, a la sentencia le falta la
decisión del asunto controvertido, que es su objetivo esencial.
Nuevamente digamos que hay posibles considerandos decisorios, que podrían entrar en
contradicción con la parte resolutiva misma de la sentencia, y en consecuencia producirse esta
antinomia que destruye recíprocamente estos dos elementos y deja a la sentencia sin la
correspondiente decisión.

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Es decir, no tan sólo para ver si existe decisión del asunto controvertido hay que ver la parte
resolutiva misma, sino hay que verla en relación con posibles considerandos de carácter decisorio.

8a. En haber sido dada en apelación legalmente declarada desistida.

Se refiere tanto a la sentencia definitiva como a la interlocutoria y dice relación con la


competencia del tribunal de alzada, que sólo la tiene en función del recurso de apelación. Si éste ha
sido tenido por desistido, el tribunal de alzada no tiene competencia y su sentencia será viciosa,
pudiendo ser anulada específicamente por dicha causal.
Antes de la Ley Nº 20.886, la causal señalaba: “En haber sido dada en apelación legalmente
declarada desierta, prescrita o desistida”.

3.2 Causales referida a vicios en el procedimiento en que se dictó el fallo

Es sólo una y es la contenida en el N° 9 del artículo 768.

9a. En haberse faltado a algún trámite o diligencia declarados esenciales por la ley o a
cualquier otro requisito por cuyo defecto las leyes prevengan expresamente que hay nulidad.

Esta causal comprende dos situaciones distintas:


a) La omisión de un trámite esencial;
b) La omisión de un requisito que se sancione con nulidad.

En relación al primer grupo, cabe señalar que dentro de los diversos procedimientos se
distinguen trámites esenciales y no esenciales, castigándose con nulidad la omisión de los primeros,
ya que se han omitido presupuestos procesales de gran jerarquía. Para facilitar la aplicación de esta
causal el legislador ha señalado los trámites esenciales en primera, única y segunda instancia en los
juicios de mayor o menor cuantía y en juicios especiales, los trámites esenciales ante árbitros
arbitradores y los trámites esenciales en juicios de mínima cuantía, los que serán analizados en
seguida.

En lo que respecta al segundo grupo, se utiliza el término expresamente, por ende, no todo
vicio o defecto dentro del procedimiento acarrea nulidad, sino que la ley debe indicar precisamente
que el defecto o la omisión de que se trata se sanciona con nulidad. Un ejemplo de esta hipótesis se
encuentra contenido en el artículo 61 inciso final del Código de Procedimiento Civil, que señala que
la omisión de la firma en una actuación judicial del ministro de fe que debe dar testimonio de ella, es
esencial para la validez de la actuación.

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A. Trámites esenciales en primera o única instancia en juicios de mayor o menor cuantía y en


juicios especiales.

Estos trámites esenciales se encuentran regulados en el artículo 795 del Código de


Procedimiento Civil, y en general se trata de presupuestos o principios procesales fundamentales.

1° El emplazamiento de las partes en la forma prescrita por la ley;


Este trámite es una consagración del principio de la bilateralidad de la audiencia, es decir, la
posibilidad de ser debidamente llamado a la presencia del tribunal para hacer valer las respectivas
alegaciones, pues el emplazamiento de las partes es presupuesto procesal fundamental.
La forma del emplazamiento dependerá del respectivo procedimiento, pero siempre está
compuesto de dos elementos: la notificación de una resolución y la concesión de un plazo -u
oportunidad procesal- para que las partes hagan valer sus derechos.

2° El llamado a las partes a conciliación, en los casos en que corresponda conforme a la


ley;
De acuerdo al artículo 262 del Código de Procedimiento Civil, reformado en 1994, es trámite
esencial el llamado a conciliación en todo juicio civil en que sea admisible la transacción, para lo cual
una vez agotados los trámites de discusión el juez debe llamar a una audiencia para tales efectos,
salvo los casos expresamente exceptuados en la norma.

3° El recibimiento de la causa a prueba cuando proceda con arreglo a la ley;


Conforme al artículo 318 del Código de Procedimiento Civil, habiendo concluidos los
trámites que deben preceder a la prueba, y existiendo hechos sustanciales y pertinentes
controvertidos, el juez recibirá la causa a prueba fijando en la resolución respectiva los hechos que
deberán acreditar las partes.

4° La práctica de diligencias probatorias cuya omisión podría producir indefensión;


Dentro de este numerando se envuelven tres requisitos sucesivos:
a) Que alguna de las partes solicite en tiempo y forma, es decir, en la oportunidad
procesal que la ley contempla, la práctica de alguna diligencia probatoria. En este sentido, es
menester indicar que la oportunidad depende de la naturaleza del medio probatorio, aunque por
regla general será dentro del término probatorio.
b) Que presentada la solicitud al tribunal, éste la deniegue; y
c) Que de esta denegatoria se derive una situación de indefensión para la parte afectada,
es decir, que quedan frustradas sus posibilidades de defensa.

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5° La agregación de los instrumentos presentados oportunamente por las partes, con


citación o bajo el apercibimiento legal que corresponda respecto de aquélla contra la cual se
presentan;
Antes de su reforma en el año 1989, esta norma sólo exigía la agregación y citación, pero hoy,
dada la naturaleza del documento es distinta la forma de acompañarlos.
Para que el trámite sea considerado esencial, debe tratarse de agregación de instrumentos
presentados oportunamente. La regla general, es que los instrumentos se acompañen con citación,
de acuerdo al artículo 346 N° 3 del Código de Procedimiento Civil, cuando se trata de instrumentos
privados en que ha tenido intervención la contraparte, deben ser acompañados bajo el
apercibimiento de tenérselos por reconocidos si no son objetados dentro de sexto día.

6° La citación para alguna diligencia de prueba;


Esta norma debe ser complementada con lo dispuesto en el artículo 324 del Código de
Procedimiento Civil que señala que toda diligencia probatoria debe practicarse previo decreto del
tribunal que conoce de la causa, notificado a las partes.
El término "citación" tiene varios significados en nuestro ordenamiento, y en este caso
significa poner en conocimiento de la contraparte que se va a realizar una diligencia probatoria. Por
ejemplo, el demandante solicita un informe de peritos, la absolución de posiciones del demandado,
o cualquier otro medio, el tribunal proveerá "como se pide con citación", en este caso la contraparte
tendrá el plazo de tres días para oponerse a la diligencia, contado desde la notificación de la
resolución que la concede.

7° La citación para oír sentencia definitiva, salvo que la ley no establezca este trámit.;
Recordemos que la citación para oír sentencia tiene la virtud de cerrar el debate entre las
partes, quedando la causa en estado de ser fallada por el tribunal. En efecto, el artículo 433 inciso 1°
del Código de Procedimiento Civil señala que citadas las partes para oír sentencia, no se admitirán
escritos ni pruebas de ningún género (salvo las excepciones que señala el inciso 2°).
La citación para oír sentencia es un trámite que está presente prácticamente en todos los
procedimientos, salvo casos excepciones, por ejemplo, en el juicio ejecutivo, cuando se declaran
inadmisibles las excepciones opuestas por el ejecutado, o bien, cuando declaradas admisibles el
tribunal estima pertinente no recibirlas a prueba, debe dictar sentencia desde luego (artículo 466
inciso 3° del Código de Procedimiento Civil).

B. Trámites esenciales ante árbitros arbitradores

Artículo 796. “En los juicios de mayor cuantía seguidos ante arbitradores son trámites esenciales los
que las partes expresen en el acto constitutivo del compromiso, y, si nada han expresado acerca de esto, sólo los
comprendidos en los números 1° y 5° del artículo precedente”.
Tratándose de árbitros arbitradores, el legislador ha disminuido los trámites esenciales, cuya
determinación deja entregada a la voluntad de las partes en el pacto de compromiso, y si ellas nada

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dicen sólo son esenciales el emplazamiento de las partes y la agregación de los documentos con
citación u otra oportunidad para observarlos.

C. Trámites esenciales en segunda instancia en juicios de mayor o menor cuantía y en juicios


especiales.

Artículo 800. En general, son trámites o diligencias esenciales en la segunda instancia de los
juicios de mayor o de menor cuantía y en los juicios especiales:
Esta norma se refiere única y exclusivamente a la segunda instancia, por ende al recurso de
apelación.
1° El emplazamiento de las partes, hecho antes de que el superior conozca del recurso;
Como ya se explicó anteriormente, el emplazamiento en segunda instancia está compuesto
por la notificación por el estado de la resolución que concede el recurso ante el tribunal a quo, y el
plazo para comparecer, que se cuenta desde el certificado de ingreso.

2° La agregación de los instrumentos presentados oportunamente por las partes, con


citación o bajo el apercibimiento legal que corresponda respecto de aquélla contra la cual se
presentan;
En esta parte nos remitimos a lo señalado respecto de los trámites esenciales en primera
instancia. Demás está decir, que en segunda instancia los instrumentos se acompañan de la misma
forma que en primera instancia, y que pueden acompañarse hasta antes de la vista de la causa
(artículo 348 del Código de Procedimiento Civil).

3° La citación para oír sentencia definitiva;


En primera o única instancia la citación para oír sentencia es un trámite simple, que se
traduce en una resolución que tan solo dice "cítase a las partes a oír sentencia". Pero en segunda
instancia, este trámite es complejo, compuesto por una serie de sucesivas actuaciones. Se inicia con
el decreto "autos en relación", sigue con el ingreso de la causa al rol general de las causas en estado
de tabla, la publicación de las tablas y su sorteo entre las distintas salas, el día de la vista de la causa
y la vista misma compuesta por la relación y los eventuales alegatos.
Este trámite complejo sólo procede cuando la causa se resuelve previa vista, es decir, cuando
se ordenan autos en relación, y no en cuenta.

4° La fijación de la causa en tabla para su vista en los tribunales colegiados, en la forma


establecida en el artículo 163;
Este numeral es claramente redundante, porque si la fijación de la causa en tabla es parte de
la citación para oír sentencia, el legislador no requería señalar un numerando especial.

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5° Los indicados en los números 3°, 4° y 6° del artículo 795, en caso de haberse aplicado
lo dispuesto en el artículo 207.
Básicamente esta norma dice que si hay prueba en segunda instancia, remisión al artículo
207, deben cumplirse con ciertos trámites esenciales:
- El recibimiento de la causa a prueba cuando proceda con arreglo a la ley (N° 3);
- La práctica de diligencias probatorias cuya omisión podría producir indefensión (N°
4);
- La citación para alguna diligencia de prueba (N° 6)

D. Trámites esenciales en juicios de mínima cuantía

El artículo 789 del Código de Procedimiento Civil dispone que en estos juicios sólo se
considerarán diligencias o trámites esenciales, el emplazamiento del demandado en la forma
prescrita por la ley para que conteste la demanda y el acta en que deben consignarse las peticiones
de las partes y el llamado a conciliación.

3.3 Causales de casación en la forma en juicios establecidos en leyes especiales.

El inciso antepenúltimo del artículo 768 del Código de Procedimiento Civil se refiere a
causales del recurso de casación en la forma respecto de resoluciones dictadas en juicios establecidos
en leyes especiales.
No es lo mismo juicio o procedimiento especial que procedimiento establecido en leyes
especiales, los primeros son todos los juicios distintos al matriz, el juicio ordinario de mayor cuantía,
por ejemplo, el juicio ejecutivo, el juicio sumario, los interdictos posesorios, etc., a los cuales se les
aplican las causales ya estudiadas.
En cambio, la situación en análisis es diversa, se refiere a juicios establecidos en leyes
especiales, donde el principio es que también es procedente la casación en la forma, salvo excepción
expresa, como ocurre en los juicios referidos a la constitución de juntas electorales y a las
reclamaciones de avalúos practicados conforme a la Ley de Impuesto Territorial.
Las causales del recurso en este caso son las mismas del artículo 768, ya analizadas, con
excepción de la prevista en el N° 5, omisión de los requisitos enumerados en el artículo 170
(requisitos de la sentencia definitiva) y la omisión de trámites esenciales (N° del artículo 768).
El fundamento del recurso de casación en estos juicios regidos por leyes especiales es que en
forma creciente se han ido estableciendo procedimientos en leyes especiales, por ejemplo, reclamos
contra resoluciones del Banco Central, de la Superintendencia de Valores y Seguros, resoluciones de
alcaldes o concejos municipales, etc.
Para calificar cuándo se trata de una ley especial, el criterio de la jurisprudencia de la Corte
Suprema ha sido, preferentemente, de calificar como tales incluso ciertos códigos, y por ende los
procedimientos en ellos regulados. Así ha estimado, que los Códigos de Minería, Sanitario y
Tributario son leyes especiales.

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Artículo 788 inciso antepenúltimo. “En los negocios a que se refiere el inciso segundo del artículo
766 sólo podrá fundarse el recurso de casación en la forma en alguna de las causales indicadas en los números
1°, 2°, 3°, 4°, 6°, 7° y 8° de este artículo y también en el número 5° cuando se haya omitido en la sentencia la
decisión del asunto controvertido.”

4. Limitaciones al recurso de casación en la forma

"Son ciertas cortapisas que ha establecido la ley para desestimar el recurso, no obstante concurrir la
respectiva causal y haber sido interpuesto en tiempo y forma".
El legislador señala que no obstante concurrir la causal, que el recurso se haya interpuesto en
tiempo y forma y exista el agravio para el recurrente, en el doble sentido ya estudiado, el juez que
debe fallar el recurso puede desestimarlo.

Para algunos es insólito que existan estas cortapisas respecto de un recurso tan importante,
que mira precisamente a la corrección del procedimiento y a presupuestos procesales
fundamentales.
Las razones que justifican estos límites son:
a) Economía procesal, en ciertos casos es posible reparar el agravio por una vía menos
onerosa que la invalidación del fallo;
b) Buena fe procesal, concordante con este principio no es admisible que el recurrente se
reserve una posible causal de nulidad para hacerla valer sólo si la decisión en definitiva le
desfavorece, de ahí la necesidad de preparar previamente el recurso de casación en la forma;
c) El proceso es un medio, no un fin en sí mismo, de manera tal que si la finalidad
perseguida se ha alcanzado en forma debida, no será necesario recurrir a la vía extrema de la
anulación del fallo, no obstante que el vicio efectivamente haya ocurrido y se haya reclamado de él
interponiendo el recurso en tiempo y forma.

4.1. Necesidad de preparar el recurso de casación en la forma

Del inciso 1° del artículo 769 del Código de Procedimiento Civil se desprende un concepto de
preparación del recurso, y es aquella limitación en virtud de la cual el agraviado con la resolución debe haber
reclamado de la falta, ejerciendo oportunamente y en todos sus grados los recursos establecidos por la ley.
Es tan importante la preparación que, si no se cumple con este requisito, será declarado
inadmisible.
El reclamo de que se trata debe ser planteado por el agraviado, es decir, el que es hoy recurrente
ayer tuvo que ser necesariamente reclamante, de manera tal que el reclamo formulado por la
contraparte no sirve de antecedente de preparación para el propio recurrente. Por ejemplo, si no se
recibió la causa a prueba y el demandante reclamó de ello, el demandado no puede, al recurrir de
casación, invocar la reclamación del demandante, sino que debe ser reclamo propio.
Además, la reclamación debe ser oportuna, es decir, el reclamo debe hacerse en el momento en
que la falta de produce, de acuerdo con los plazos y momentos señalados por el legislador.

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Asimismo, debe reclamarse en todos los grados, es decir, agotando los recursos procesales para
que la falta respectiva sea reparada.
Ejemplos:
a) El demandado advierte que el tribunal es incompetente, por ende en función de la
preparación, la primera oportunidad para reclamar de dicha incompetencia, en el juicio ordinario de
mayor cuantía, será mediante la excepción dilatoria de incompetencia. Si la excepción es desechada,
deberá apelar. Si la Corte de Apelaciones confirma la resolución, el recurso de casación en la forma
ya ha sido preparado por el demandado, de manera tal que si la sentencia definitiva le es
desfavorable podrá deducir este recurso.
b) La sentencia de primera instancia claramente contiene el vicio de falta de ponderación
de la prueba, enmarcable en el N° 4 del artículo 170 en relación con el N° 5 del artículo 768. Se apela
la sentencia y la sentencia de segunda confirma el fallo de primera.
¿Procede el recurso de casación en la forma contra esta sentencia de segunda instancia, que
hizo suyo el vicio de falta de ponderación de la prueba?
La respuesta es no, por cuanto la sentencia de primera instancia es apelable y recurrible de
casación en la forma, y como no se reclamó del vicio por la vía de la casación, sino que sólo se apeló,
no puede después el agraviado interponer el recurso de casación en contra de la sentencia de
segunda instancia.
c) El tribunal de primera instancia decretó pura y simplemente "agréguese a los autos"
con respecto a un instrumento, sin otorgar citación, pero en su sentencia pondera dicho
instrumento, para efectos de la prueba, en contra del recurrente. La sentencia de segunda hace suyo
el fallo de primera. El recurso de casación en la forma contra la sentencia de primera instancia, para
ser admisible, debió haberse preparado deduciendo reposición con apelación en subsidio contra la
resolución que ordenó la agregación a los autos.
La necesidad de preparar el recurso de casación en la forma tiene ciertas y determinadas
excepciones, todas señaladas en los incisos siguientes del artículo 769:
a) Cuando la ley no admite recurso alguno contra la resolución en que se haya cometido la falta.
b) Cuando la falta haya tenido lugar en el pronunciamiento mismo de la sentencia que se trata de
casar. Si la falta no es anterior a la sentencia recurrida, sino que se ha cometido precisamente al
pronunciarla, es obvio que no se necesita haber reclamado con anterioridad. Es imposible además,
porque la falta sólo se produjo en la sentencia misma.
c) Cuando la falta ha llegado a conocimiento de la parte después de pronunciada la sentencia. Por
ejemplo, en el respectivo procedimiento no se citó a las partes a oír sentencia en forma oportuna, y
omitiéndose este trámite esencial se pronunció sentencia.
d) Cuando se recurre contra sentencia de segunda instancia por las causales 4ª, 6ª y 7ª del
artículo 768. El supuesto es que la sentencia de primera instancia contiene aquellos vicios, de manera
tal que, de acuerdo a lo señalado en los párrafos anteriores, el recurrente debe preparar el recurso
interponiendo el recurso de casación en la forma y subsidiariamente el de apelación, por
consiguiente si no lo hace, luego no le será factible reclamar de ellos cuando la sentencia de segunda
instancia los haga suyos (es decir, incurre en las causales 4ª, 6ª y 7ª). Pero, precisamente, la
excepción consiste en que si la sentencia de segunda instancia hace suyos los vicios de ultra petita,
cosa juzgada y decisiones contradictorias no es necesario preparar el recurso, y perfectamente la
sentencia de segunda instancia será casable en la forma.

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4.2 Reparación del agravio por una vía menos onerosa

Se encuentra contemplada en el inciso penúltimo del artículo 768:


"No obstante lo dispuesto en este artículo, el tribunal podrá desestimar el recurso de casación en la
forma, si de los antecedentes aparece de manifiesto que el recurrente no ha sufrido un perjuicio reparable sólo
con la invalidación del fallo….".
Por consiguiente, es posible desestimar el recurso de casación en la forma si el vicio es
reparable por una vía menos onerosa que la anulación del fallo. Por ejemplo, ante una sentencia de
primera instancia que no pondera debidamente la prueba se recurre de casación en la forma y
apelación. La corte desecha la primera porque ella ponderará debidamente la prueba en la sentencia
de segunda instancia, corrigiendo por vía de apelación el vicio reclamado.

4.3 Que el vicio no haya influido sustancialmente en lo dispositivo del fallo.

Este tercer límite también se encuentra en el artículo 768 inciso penúltimo última parte:
“No obstante lo dispuesto en este artículo, el tribunal podrá desestimar el recurso de casación en la
forma…. cuando el vicio no ha influido en lo dispositivo del mismo”

Este límite implica no obstante existir este vicio, la decisión de la sentencia recurrida es
ajustada a derecho y que aun sin haberse cometido un vicio, la decisión no habría variado
sustancialmente.
Por ejemplo, se acompaña cierto documento emanado de un tercero, pero el tribunal no lo
tuvo acompañado con citación. El que presentó el documento reclama de este vicio, con lo que
prepara el recurso, y luego reclama de la sentencia. La corte de casación, al conocer la casación en la
forma, puede decir que este vicio no tiene influencia sustancial porque el documento no agregado
con la debida citación carece del peso probatorio del caso para causar un agravio sustancial, en otras
palabras, de cualquier modo el fallo habría sido el mismo.
O bien, si la ponderación de la prueba no fue del todo completa, bien podría ser que tampoco
influya sustancialmente en lo dispositivo del fallo.

4.4 La falta de decisión del asunto controvertido.

Este límite resulta de concordar el artículo 768 N° 5 con lo dispuesto en el N° 6 del artículo
170, en virtud del primero es casable en la forma la sentencia que no cumple con los requisitos del
artículo 170; de acuerdo al segundo, la sentencia debe contener la decisión del asunto controvertido,
que comprende todas las acciones y excepciones que se hayan hecho valer en el respectivo juicio,
salvo las incompatibles con las resueltas.
Si ocurre este vicio, es decir, no se fallan todas las acciones y excepciones, el tribunal ad
quem tiene la alternativa de casar la sentencia en la forma y ordenar que se vuelva a conocer del
asunto en primera instancia o en la instancia correspondiente el juez no inhabilitado pertinente, o
bien, que los autos vuelvan a primera instancia para que el propio juez que dictó el fallo lo complete.

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Es importante señalar que, por regla general, el tribunal de segunda instancia no puede fallar
la excepción o la acción que el juez de primera instancia no falló, porque si lo hiciera estaría fallando
en única instancia, salvo las situaciones analizadas a propósito de los grados de competencia por lo
que nos remitimos a ellas.

5. Tramitación del recurso de casación en la forma (actualizada con la Ley Nº 20.886)

5.1 Plazo de interposición

El plazo, por regla general, es de quince días, contados desde la notificación de la resolución
que se trata de casar, sin embargo, hay que hacer ciertas distinciones.

a) Contra sentencias de segunda o única instancia. De acuerdo al artículo 770 inciso 1°


del Código de Procedimiento Civil el recurso debe interponerse dentro de los quince días siguientes
a la fecha de notificación de la sentencia contra la cual se recurre.
Mención especial merecen las sentencia dictadas en única instancia en procedimientos de
mínima cuantía, caso en el cual el plazo para interponerlo es de cinco días (artículo 791).
Si contra una sentencia de segunda instancia se deduce también casación en el fondo, ambos
recursos deben ser interpuestos conjuntamente y en un mismo escrito, y serán vistos y fallados en
una misma oportunidad (artículo 808 del Código de Procedimiento Civil). En tal evento, el recurso
de casación en el fondo se entiende lógicamente subsidiario del de casación en la forma, porque el
primero de ellos parte del supuesto de la validez formal del fallo, al que se ataca por nulidad
sustancial. Por consiguiente, el escrito de ambas casaciones señalara: En lo principal: deduce recurso de
casación en la forma. Primer otrosí: deduce recurso de casación en el fondo.

b) Contra sentencia de primera instancia. El inciso 2° del artículo 770 dispone que
contras sentencia de primera instancia, el plazo para deducir el recurso es el mismo plazo que para
interponer el recurso de apelación; si se interponen ambos recursos debe recordarse que la apelación
es subsidiaria de la casación en la forma. En todo caso, si no se interpone la apelación no se vuelve a
la regla de quince días, sino que el plazo será siempre el de la apelación.

En virtud de lo señalado precedentemente, no existe sólo un plazo para deducir el recurso de


casación en la forma, debiendo hacerse las distinciones ya analizadas, sin embargo para mayor
comprensión haremos un esquema atendiendo a la naturaleza jurídica de la resolución recurrida y la
instancia en que fue dictada:

a) Sentencias definitivas:
i) De única instancia, quince días, pero si es dictada en un procedimiento de
mínima cuantía, cinco días.
ii) De primera instancia, como es apelable, será el plazo de la apelación, es decir,
diez días.

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iii) De segunda instancia, quince días, que es la regla general.

b) Sentencias interlocutorias que pongan término al juicio o hagan imposible su


continuación:
i) De única instancia, quince días, pero si es dictada en un procedimiento de
mínima cuantía, cinco días.
ii) De primera instancia, como es apelable, será el plazo de la apelación, es decir,
cinco días.
iii) De segunda instancia, quince días, que es la regla general.

c) Sentencias interlocutorias dictadas en segunda instancia sin emplazamiento de la


parte agraviada o sin fijar día para la vista de la causa. El plazo es de quince días, ya que se trata de
sentencias de segunda instancia.

Los plazos señalados no se aumentan de acuerdo con la tabla de emplazamiento, porque el


recurso se deduce ante el tribunal a quo.

Como ya se ha dicho, la casación en la forma se interpone ante el tribunal a quo, y en este


recurso se deben plantear las peticiones concretas relacionadas con la casación. Estas peticiones son:
que se tenga por interpuesto el recurso; que se lo conceda para ante el tribunal ad quem a fin de que
éste haga lugar al recurso, anule el fallo y devuelva los autos al tribunal que dictó la resolución para
que el juez no inhabilitado que corresponda proceda como sea el caso.

5.2 Requisitos del escrito de casación en la forma

Se interpone por la parte agraviada ante el mismo tribunal que dictó la resolución –a quo-,
para que sea resuelto por el tribunal superior jerárquico –ad quem-.

Es un escrito formal y solemne. Las menciones del recurso se desprenden de lo dispuesto en


el inciso 2° del artículo 772:
a) Señalar expresamente el vicio o defecto que se invoca.
b) Indicar la ley que concede el recurso por el vicio invocado.
c) Designar abogado patrocinante para el recurso, el que debe ser un abogado habilitado
que no sea procurador del número. Este abogado puede ser el mismo que patrocina la causa, pero
debo mencionarse expresamente.

Artículo 772 incisos 2° y 3°. “Si el recurso es en la forma, el escrito mencionará expresamente el vicio
o defecto en que se funda y la ley que concede el recurso por la causal que se invoca.
En uno y otro caso –entiéndase casación en la forma y en el fondo-, el recurso deberá ser
patrocinado por abogado habilitado, que no sea procurador del número.”

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Ejemplo. Si la causal que se invoca es ultrapetita, se plantea así: Vengo en recurrir de


casación en la forma invocando el vicio de ultrapetita que consistió en (se relata). Luego se dice que
la ley que concede el recurso por el vicio que se invoca, en este caso, el N° 4 del artículo 768. Y al
final, en un otrosí, Sírvase US., tener presente que patrocina el presente recurso de casación en la
forma el abogado habilitado, domiciliado en tal parte, quien firma en señal de aceptación, o bien,
dada mi calidad de abogado habilitado para el ejercicio de la profesión, Ruego a US. tener presente
que patrocinaré personalmente el presente recurso.
Es importante cumplir con todos los requisitos del recurso de casación en la forma, por
cuanto, el artículo 774 señala que interpuesto el recurso de casación, no puede hacerse en él
variación de ningún género. Por consiguiente, aun cuando en el progreso del recurso se descubra
alguna nueva causa en que haya podido fundarse, la sentencia recaerá únicamente sobre las
alegadas en tiempo y forma.

Como ya se señaló en otra parte de esta obra, en la actualidad no es necesario hacer


consignación para interponer ningún recurso procesal, por lo que la norma del artículo 802 del
Código de Procedimiento Civil, aplicable a ambas casaciones, carece de sentido.
Artículo 802. “Ni los oficiales del ministerio público, ni los representantes del Fisco, ni los defensores
públicos, ni los que gozan del beneficio de pobreza estarán obligados a hacer consignación alguna para
interponer recursos de casación.”

Interpuesta la casación en la forma, hay dos tramitaciones sucesivas: ante el tribunal a quo
(ante el que se interpuso el recurso) y ante el tribunal ad quem, es decir, el que debe conocerlo.
En ambos momentos se examina la admisibilidad del recurso, pero una reforma más o menos
reciente dispuso que este examen de admisibilidad es menos exhaustivo ante el tribunal a quo y más
exhaustivo ante el ad quem. En otras palabras, el tribunal a quo mira sólo algunos aspectos
relacionados con la admisibilidad; el ad quem mira todos los aspectos relacionados con ella.

5.3 Tramitación ante el tribunal a quo

En virtud de lo dispuesto por el artículo 776 del Código de Procedimiento Civil, presentado
el recurso, el tribunal a quo examina la admisibilidad sólo en dos aspectos: si el recurso fue
presentado en tiempo y si se designó abogado patrocinante. Por lo tanto, no observa si la resolución
es o no recurrible ni si se cumplieron los requisitos formales.
La admisibilidad ante el tribunal a quo, si es colegiado, se resuelve en cuenta.
Si el tribunal a quo estima admisible la casación en la forma, lo declara expresamente y debe
dar cumplimiento a lo dispuesto en el artículo 197 (remitir electrónicamente al tribunal ad quem
copia fiel de la resolución recurrida, del recurso y de todos los antecedentes que fueren pertinentes
para un acabado pronunciamiento sobre éste).

Antes de la Ley Nº 20.886. Había que confeccionar fotocopias o compulsas, los autos
originales eran elevados al tribunal ad quem. No se confeccionaban compulsas cuando también se
recurría de apelación y ésta era concedida en ambos efectos.

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En virtud de lo anterior, regía la carga procesal del recurrente de consignar con el secretario
dinero suficiente para la confección de las fotocopias o compulsas, de manera tal que si incumplía se
declaraba desierto el recurso.
Además, existía otra carga procesal, el recurrente debía franquear la remisión del expediente,
es decir, pagar los costos del correo por el envío de aquel al tribunal ad quem, esta carga se cumplía
entregando al secretario del tribunal a quo las estampillas necesarias para remitir el expediente, si
no se hacía, se le apercibía para que lo hiciera dentro de cierto plazo bajo apercibimiento de tener
por no interpuesto el recurso (antiguo artículo 777, hoy derogado).

Artículo 776. ”Presentado el recurso, el tribunal examinará si ha sido interpuesto en tiempo y si ha


sido patrocinado por abogado habilitado. En el caso que el recurso se interpusiere ante un tribunal colegiado, el
referido examen se efectuará en cuenta.
Si el recurso reúne estos requisitos, dará cumplimiento a lo establecido en el inciso primero del artículo
197”.

Si el tribunal a quo declara inadmisible el recurso de casación en la forma por una o ambas
de las causales ya indicadas, lo hace sin más trámite. Contra esta resolución sólo procede el recurso
de reposición, que debe fundarse en error de hecho y deducirse dentro de tercero día. La resolución
que resuelve la reposición es, a su vez, inapelable (artículo 778).

5.4 Tramitación ante el tribunal ad quem

El artículo 779 señala que es aplicable al recurso de casación (forma y fondo) lo dispuesto en
el artículo 200 (certificación en la carpeta electrónica de la comunicación a que se refiere el artículo
19713).
Entonces, remitidos electrónicamente los antecedentes, la corte certifica lo señalado en el
párrafo anterior) y le asigna un número de rol.
Luego, el tribunal ad quem, examina la admisibilidad del recurso en cuenta, pero en toda su
extensión. Es decir, además de los extremos que analiza el tribunal a quo, el ad quem revisa si se
cumplen los requisitos formales de la casación en la forma (inciso 1°)
Si estima admisible el recurso dicta el decreto autos en relación. Pero también puede dictar
esta resolución, no obstante declararlo inadmisible, cuando estima procedente la casación en la
forma de oficio, es decir, cuando advierte la existencia de un posible vicio que pueda declarar de
oficio (inciso 3°).
Si por el contrario lo estima derechamente inadmisible, así lo declarará por resolución
fundada (inciso 2°). Contra esta resolución sólo procede reposición dentro de tercero día (inciso 4°).
Ordenados traer los autos en relación se procede de acuerdo a las reglas generales de la
apelación.

13Remisión electrónica de copia fiel de la resolución recurrida, del recurso y de todos los antecedentes que fueren
pertinentes para un acabado pronunciamiento sobre éste.

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Artículo 781. ”Elevado un proceso en casación de forma, el tribunal examinará en cuenta si la


sentencia objeto del recurso es de aquéllas contra las cuales lo concede la ley y si éste reúne los requisitos que
establecen los artículos 772, inciso segundo, y 776, inciso primero.
Si el tribunal encuentra mérito para considerarlo inadmisible, lo declarará sin lugar desde luego, por
resolución fundada.
En caso de no declarar inadmisible desde luego el recurso, ordenará traer los autos en relación, sin más
trámite. Asimismo, podrá decretar autos en relación, no obstante haber declarado la inadmisibilidad del
recurso, cuando estime posible una casación de oficio.
La resolución por la que el tribunal de oficio declare la inadmisibilidad del recurso, sólo podrá ser objeto
del recurso de reposición, el que deberá ser fundado e interponerse dentro de tercero día de notificada la
resolución”.

5.5 Reglas especiales de la vista de la causa

5.5.1 Designación de abogado

El artículo 803 señala que el recurrente, hasta antes de la vista del recurso, podrá designar un
abogado para que lo defienda ante el tribunal ad quem, que podrá ser o no el mismo que patrocinó
el recurso.

5.5.2 Duración de los alegatos

El artículo 783 del Código de Procedimiento Civil en sus incisos 1°, 2° y 3° señala que en la
vista de la causa se observarán las reglas establecidas para las apelaciones, para luego señalar reglas
especiales para la casación.
En este sentido establece que en la casación en la forma los alegatos de cada abogado podrán
durar hasta una hora, y en la casación en el fondo dos horas, prorrogables por otro tanto, prórroga
acordada por unanimidad de los miembros del tribunal.
Señala también que los demás asuntos que conozca la Corte Suprema, las alegaciones sólo
podrán durar media hora, y la prórroga, en casos distintos de la casación puede ser concedida por
simple mayoría.

5.5.3 Observaciones para el fallo

El inciso 4° del artículo 783 faculta a las partes para, hasta antes de verse el recurso, consignar
por escrito y con la firma de un abogado no procurador del número, las observaciones que estimen
convenientes para el fallo del recurso.

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5.5.4 Plazo para fallar

De acuerdo al artículo 806 el plazo para fallar el recurso de casación en la forma, es de veinte
días contados desde el término de la vista de la causa.

5.6 Prueba en el recurso de casación en la forma

El principio es que en el recurso de casación en la forma no procede prueba de los hechos de


la causa, ya que éstos son privativos de los jueces del fondo (o de la instancia).
Por lo que, en este punto nos referimos a la prueba de la causal invocada. Es una situación
muy especial, y dos disposiciones del Código de Procedimiento Civil se refieren a ella, los artículos
807 inciso final y 799, como el primero de ellos se remite al segundo, sólo se analizará este último.

Artículo 799. “Cuando la causa alegada necesite de prueba, el tribunal abrirá para rendirla un
término prudencial que no exceda de treinta días.”

Entonces si es necesario probar la causal, el tribunal ad quem debe abrir (obligatorio) un


término probatorio que no exceda de treinta días, y si ha de rendirse prueba testimonial se aplican
las reglas de incidentes, por lo tanto, la lista de testigos debe presentarse dentro de dos primeros
días del término probatorio.

6. Fallo del recurso

La Corte al conocer del recurso, puede acogerlo o rechazarlo.

a) Si rechaza el recurso, lo declarará en su sentencia después de los correspondientes


raciocinios, declarando explícita o implícitamente que la resolución recurrida es válida.

b) Si el recurso es acogido, pueden darse tres situaciones:


b.1) Que tratándose de ciertas causales, el propio tribunal de casación dicte sentencia de
reemplazo, salvando en ella los vicios por los cuales fue acogido el recurso.
b.2) Que el tribunal de casación, acogiendo la casación en la forma, anule el fallo y ordene
que vuelva al nivel del tribunal a quo para que el juez no inhabilitado que corresponda dicte nuevo
fallo. Esta institución se conoce como reenvío.
b.3) Que el tribunal de casación acoja el recurso, anule la sentencia recurrida y ordene que
vuelvan los autos a una situación anterior al vicio por el cual se acogió el recurso. Es decir, no tan
sólo se anula la sentencia recurrida, sino además las actuaciones anteriores, si el vicio que se invoca
es anterior a la sentencia. Por ejemplo, el vicio es la falta de citación para una diligencia de prueba,
que es trámite esencial. No sólo se anula la sentencia recurrida, sino además todo lo obrado y se
retrotrae la causa a que válidamente se cite a la parte correspondiente para la práctica de la
diligencia en cuestión.

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En virtud de las tres conductas anteriormente descritas, tiene importancia la forma en que se
plantearon las peticiones concretas al promover el recurso, así se puede pedir que se acoja el recurso
y se dicte sentencia de reemplazo; se lo acoja y se vuelva al tribunal a quo para que se dicte nueva
sentencia por el tribunal no inhabilitado que corresponda; o bien, que se acoja el recurso, se anule la
sentencia y la causa se retrotraiga al estado que signifique subsanar el vicio que fundamentó el
recurso.
De acogerse el recurso la regla general teórica es aplicar el principio del reenvío, es decir, que
los autos vuelvan al tribunal a quo, sea para que éste dicte un nuevo fallo por el juez no inhabilitado
que corresponda, o realice las diligencias necesarias a partir de la actuación que se estimó viciosa.
Artículo 786 incisos 1° y 2°. “En los casos de casación en la forma, la misma sentencia que declara la
casación determinará el estado en que queda el proceso, el cual se remitirá para su conocimiento al tribunal
correspondiente.
Este tribunal es aquel a quien tocaría conocer del negocio en caso de recusación del juez o jueces que
pronunciaron la sentencia casada.”

Esta regla general tiene varias excepciones, en virtud de las cuales el tribunal ad quem dicta
sentencia de reemplazo, subsanando los vicios de que adolecía la sentencia casada. Esta nueva
sentencia, como es obvio, ocupa el lugar de la sentencia que se anuló, y por lo tanto, tiene su misma
naturaleza jurídica.
Artículo 786 inciso 3°. “Si el vicio que diere lugar a la invalidación de la sentencia fuere alguno de los
contemplados en las causales 4a, 5a, 6a y 7a del artículo 768, deberá el mismo tribunal, acto continuo y sin
nueva vista, pero separadamente, dictar la sentencia que corresponda con arreglo a la ley.”

Las causales que motivan el recurso y que dan lugar a la sentencia de reemplazo son:
N° 4 Ultra petita;
N° 5 Omisión de los requisitos de la sentencia definitiva;
N° 6 Cosa juzgada; y
N° 7 Decisiones contradictorias.

Cuando el tribunal ad quem casa y dicta sentencia de reemplazo, efectúa en un solo


momento dos actos procesales distintos: dicta la sentencia de casación, acogiendo el recurso y dicta
la sentencia de reemplazo. Por costumbre ambas sentencias tienen cuerpo propio: ambas tendrán
fecha, consideraciones y juego completo de firmas.
Técnicamente hablando, la sentencia de reemplazo tiene la misma naturaleza jurídica de la
sentencia casada, es decir, será interlocutoria si la sentencia casada lo era, o definitiva si la sentencia
casada tiene ese carácter.

Un error cometido por el legislador radica en que la sentencia de reemplazo se pronuncia


sobre el fondo de la cuestión debatida, pero la vista de la causa se refiere sólo a la causal del recurso
de casación, resultando absurdo que el tribunal que dicta la sentencia de reemplazo no ha oído
alegaciones sobre el fondo del asunto.
Hay claramente una falta de sistema, porque el Código de Procedimiento Civil debió haber
dicho que cuando la vista de la causa se refiere a un recurso de casación que, de prosperar permitiría
sentencia de reemplazo, los alegatos puedan también extenderse al fondo del asunto.

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En cuanto a la naturaleza jurídica de la sentencia que falla la casación, es menester señalar


que no es enmarcable dentro de ninguna de las clasificaciones que hace el legislador en el artículo
158 del Código de Procedimiento Civil, y se la ha llamado simplemente sentencia de casación. En
relación a su estructura, ésta es la misma de una sentencia definitiva, aun cuando técnicamente no lo
es, ya que no pone término a la instancia ni resuelve el asunto controvertido. Tiene, en consecuencia,
una parte expositiva, una considerativa y una resolutiva.

¿Proceden recursos en contra de la sentencia de casación?


La respuesta es negativa, no procede recurso alguno en su contra.
Cosa distinta es recurrir en contra de la sentencia que dicte el propio tribunal ad quem. Por
ejemplo, si se recurre de casación en la forma y de apelación en contra de una sentencia de primera
instancia, la sentencia de casación que dicta la Corte no es a su vez recurrible. Pero la sentencia que
se pronuncia al resolver la apelación subsidiaria sí es recurrible (sentencia de segunda instancia), y
atacándola se pueden renovar los argumentos que se hicieron valer respecto de la casación. Porque
el haber recurrido de casación contra la sentencia de primera instancia es forma necesaria de
preparar el recurso, lo que abre la posibilidad de recurrir de casación en la forma en contra de la
sentencia de que se dicte, conociendo de la apelación.

7. Cumplimiento de la resolución recurrida (actualizado con ley Nº 20.886)

Artículo 773. “El recurso de casación no suspende la ejecución de la sentencia, salvo cuando su
cumplimiento haga imposible llevar a efecto la que se dicte si se acoge el recurso, como sería si se tratare de una
sentencia que declare la nulidad de un matrimonio o permita el de un menor.
La parte vencida podrá exigir que no se lleve a efecto la sentencia mientras la parte vencedora no rinda
fianza de resultas a satisfacción del tribunal que haya dictado la sentencia recurrida, salvo que el recurso se
interponga por el demandado contra la sentencia definitiva pronunciada en el juicio ejecutivo, en los juicios
posesorios, en los de desahucio y en los de alimentos.
El recurrente deberá ejercer este derecho conjuntamente con interponer el recurso de casación y en
solicitud separada que se agregará a la carpeta electrónica a que se refiere el artículo 29. El tribunal a quo se
pronunciará de plano y en única instancia a su respecto y fijará el monto de la caución antes de enviar la
comunicación correspondiente al tribunal superior.
En este caso, se formará cuaderno electrónico separado y con las piezas necesarias.
El tribunal a quo conocerá también en única instancia en todo lo relativo al otorgamiento y
subsistencia de la caución”.

Entonces, la regla general es que la interposición del recurso de casación en la forma no


suspende el cumplimiento de la resolución recurrida, pudiendo cumplirse la resolución mientras se
ventila aquél.

No obstante lo anterior, el principio tiene excepciones, que son las que a continuación se
señalan:

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a) Excepción genérica. El artículo 773 del Código de Procedimiento Civil dispone que
debe suspenderse el cumplimiento de la sentencia, cuando de acogerse el recurso de casación sea
imposible, posteriormente, retrotraer los efectos de cumplimiento.
Artículo 773 inciso 1°. “El recurso de casación no suspende la ejecución de la sentencia, salvo cuando
su cumplimiento haga imposible llevar a efecto la que se dicte si se acoge el recurso, como sería si se tratare de
una sentencia que declare la nulidad de un matrimonio o permita el de un menor”.
Los ejemplos que da el legislador son poco felices, por cuanto la sentencia que declara la
nulidad del matrimonio es declarativa y se cumple por la simple inscripción en el Registro Civil, de
modo que es posible que si prospera la casación y se anula el fallo, se pueda cancelar la inscripción
que se practicó en virtud de la sentencia; el caso del matrimonio del menor es también una sentencia
declarativa en que se deja testimonio de la autorización en el acta respectiva.
En ambos casos, lo que resulta irreversible es el acto posterior: el nuevo matrimonio de quien
se vio favorecido por la sentencia que acogió la nulidad del anterior, o el matrimonio del menor.
Pero no es el cumplimiento del fallo, sino un acto jurídico distinto, separado.
Un ejemplo más acertado es la sentencia que acoge la denuncia de obra nueva, por cuanto, si
se cumple y se la destruye, de acogerse la casación luego no podría volverse atrás.

b) Fianza de resultas. Esta excepción también se encuentra prevista en el artículo 773, en


sus incisos 2°, 3° y 4°. En esta hipótesis la parte vencida, es decir, el recurrente, puede pedir que no
se cumpla la resolución recurrida en tanto la parte vencedora –el recurrido- no rinda fianza
suficiente, caución que tiene por objeto asegurar que el cumplimiento que se efectúe de la resolución
recurrida podrá ser retrotraído en caso de que ella sea anulada.
Por ejemplo, la sentencia ordena el pago de una determinada cantidad de dinero; se recurre
contra ella de casación en la forma. Hay dineros retenidos. El recurrente puede pedir que no se
entregue el dinero retenido, es decir, que no se cumpla la sentencia recurrida, en tanto el ganancioso
no rinda fianza de restituir el dinero que se va a girar en su beneficio.
En relación a la fianza de resultas, es menester señalar que la ley exige que un tercero ajeno al
juicio, caucione con su patrimonio la eventual restitución. Esta fianza debe entenderse en relación
con las normas pertinentes del Código Civil, de manera que el fiador debe acreditar, tal como lo
indica la ley civil, su correspondiente solvencia, fijando el tribunal su cuantía. La fianza se
constituye ante el tribunal a quo, específicamente ante el secretario, quien levanta acta en el libro de
fianzas que tiene a su cargo. Constituida la fianza a satisfacción del tribunal a quo, es posible
cumplir la resolución impugnada.
El recurrente no puede hacer valer este derecho, cuando ha sido el demandado y recurre de
casación en contra de la sentencia definitiva dictada en el juicio ejecutivo, en los juicios posesorios,
en los de desahucio y en los de alimentos. A contrario sensu, el demandante-recurrente sí puede
pedir que no se cumpla la sentencia en tanto no se rinda fianza de resultas.
Finalmente, es necesario mencionar que este derecho debe pedirse al momento de deducir el
recurso, pero no en un otrosí de la presentación, sino que por cuerda separada, agregándose este
escrito a la carpeta electrónica. El tribunal resuelve de plano y en única instancia, por ende, no le da
tramitación incidental y su resolución es inapelable.
Señala el inciso final del artículo 773 que el tribunal también resolverá en única instancia
todo lo relativo al otorgamiento y subsistencia de la caución.

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8. Extinción del recurso de casación en la forma (actualizado con Ley Nº 20.886)

La forma natural o normal de extinción del recurso es la sentencia que lo falla, sea
acogiéndolo o denegándolo.
Al igual que la apelación, el recurso de casación en la forma tiene una forma anómala de
extinción y es el desistimiento.
El desistimiento es la voluntad del recurrente de no perseverar en el recurso. El apoderado
del recurrente no requiere de las facultades especiales del artículo 7° inciso 2°, lo que sí es necesario
cuando se renuncia al recurso.

Antes de la Ley Nº 20.886, existían dos causales más de término anormal:


a) Deserción por no consignar para las compulsas, por no franquear la remisión del
expediente o por incomparecencia del recurrente ante el tribunal ad quem.
b) Prescripción (mismas reglas que en la apelación).

9. Recurso de casación en la forma de oficio

La casación en al forma de oficio se encuentra regulada en el artículo 775, y en virtud de ella,


el tribunal que sería el llamado a conocer del recurso de casación en la forma contra una sentencia,
no obstante no haberse recurrido de casación, o haberse recurrido en virtud de un recurso
inadmisible, o conociendo de la cuestión por la vía de otro recurso, o incluso por vía de consulta,
pueda casar de oficio.
En este caso, el tribunal actúa como si realmente se hubiere deducido el recurso, y
dependiendo de la causal acogida ordenará el reenvío de los autos, o bien, dictará sentencia de
reemplazo. Sin embargo, el tribunal también puede, cuando el vicio es la falta de decisión del
asunto controvertido, ordenar que vuelva el expediente al tribunal a quo para que complete el fallo.
Obviamente al ser una actuación de oficio, no rigen las limitaciones estudiadas a propósito
del recurso de casación. Es decir, no es necesario que haya mediado preparación; no se requiere
agravio, ni genérico ni específico, bastando que el tribunal estime que concurre una determinada
causal para que de oficio pueda anular el fallo o incluso otras actuaciones anteriores a él.
Pero el legislador señala una exigencia, cuando el tribunal ad quem va a ejercer esta facultad
y la causa se está viendo previa vista, llama a los abogados que han asistido a ésta a alegar sobre el
posible vicio de casación que ella advierte, el cual les indica precisamente.

Artículo 775. “No obstante lo dispuesto en los artículos 769 y 774, pueden los tribunales, conociendo
por vía de apelación, consulta o casación o en alguna incidencia, invalidar de oficio las sentencias cuando los
antecedentes del recurso manifiesten que ellas adolecen de vicios que dan lugar a la casación en la forma,
debiendo oír sobre este punto a los abogados que concurran a alegar en la vista de la causa e indicar a los
mismos los posibles vicios sobre los cuales deberán alegar.
Si el defecto que se advierte es la omisión del fallo sobre alguna acción o excepción que se haya hecho
valer en el juicio, el tribunal superior podrá limitarse a ordenar al de la causa que complete la sentencia,
dictando resolución sobre el punto omitido, y entre tanto, suspenderá el fallo del recurso.”

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CAPÍTULO VII

EL RECURSO DE CASACIÓN EN EL FONDO

1. Generalidades

1.1 Concepto

"Es un recurso extraordinario que se concede a la parte agraviada, en contra de determinadas


resoluciones judiciales, para obtener su anulación cuando han sido dictadas con infracción de ley, siempre que
dicha infracción haya influido sustancialmente en lo dispositivo del fallo".

Previo al análisis del concepto digamos que la reforma del año 1995 que modificó todo el
párrafo de la casación en el Código de Procedimiento Civil, hace necesario concordar los artículos
767 y 772 parte final. El primero habla de infracción de ley, en cambio, el segundo de errores de
derecho.
Si bien es cierto que la expresión "errores de derecho" es más amplia que "infracción de ley",
porque el derecho va más allá que la ley, nuestra jurisprudencia ha estimado que el error de derecho
que se invoca como legitimante en un recurso de casación en el fondo, siempre y necesariamente
debe traducirse en infracción de ley, o sea, para los efectos de la casación en el fondo ha establecido
una relación de sinonimia entre "error de derecho" e "infracción de ley", pese a que, como decimos,
la primera de las expresiones tiene jurídicamente un sentido más amplio.

1.2. Características

a) La casación en el fondo es un recurso procesal, aunque también existe la posibilidad


que la Corte Suprema case de oficio (artículo 785 inciso 2°).

b) Es un recurso extraordinario o de derecho estricto, lo que se desprende de dos


circunstancias: sólo procede contra ciertas resoluciones judiciales taxativamente enumeradas por el
legislador, y además, tiene una causal específica, infracción de ley con influencia sustancial en lo
dispositivo del fallo.
Igualmente, es formal y solemne, por cuanto debe interponerse de determinada manera, y
una vez deducido no admite modificaciones de ninguna especie.

c) Debe ser interpuesto por parte agraviada. Al igual que en el recurso de casación en la
forma, el agravio es doble: i) que la resolución recurrida sea precisamente perjudicial, o contraria a
los derechos del recurrente y ii) que la infracción de ley que se invoca con influencia sustancial sea
ella agraviante o perjudicial al recurrente y sólo a él, no a la contraparte.

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d) Es un recurso de nulidad, pues persigue que se anule la resolución recurrida. Acogido


que sea el recurso, el tribunal de casación necesariamente dicta la sentencia de reemplazo, a reglón
seguido pero separadamente y con un nuevo juego de firmas. Ésta pasa a ocupar jurídicamente el
lugar de la anulada.
La nulidad que se persigue obtener con la casación en el fondo es sustancial, en tanto que con
la casación en la forma se busca una nulidad formal. En síntesis, esto significa que la infracción que
legitima la casación en la forma es una infracción de leyes ordenatorio litis, es decir, leyes que
regulan el procedimiento, ya sea en cuanto al procedimiento mismo, ya en lo referente a los
requisitos de la sentencia; en tanto que, las leyes cuya infracción determina el recurso de casación en
el fondo son las llamadas decisorio litis, es decir, las leyes aplicables precisamente al conflicto, y que
conforme a su recta aplicación debieron servir para solucionarlo.
Sin embargo, esta es una diferencia sólo general, un criterio orientador pero no absoluto,
porque a título excepcional, cuando se trata de ciertas resoluciones judiciales se puede también
recurrir de casación en el fondo por leyes ordenatorio litis, como ocurre, v.g., si se recurre de
casación en el fondo contra la interlocutoria que declara abandonado el procedimiento. Las normas
que, en definitiva, dictan los parámetros sobre el abandono del procedimiento, son de carácter
procesal y en consecuencia, intrínsecamente son normas ordenatorio litis.
Lo que sí es cierto, y se analizará en detalle al tratar los límites de la casación en el fondo, es
que ésta no puede fundamentarse en infracciones legales que pudiesen ser constitutivas de casación
en la forma. Dicho en otros términos, lo que es constitutivo de posible vicio de casación en la forma,
no es invocable por vía de casación en el fondo.

e) Es un recurso jerárquico, y el único tribunal competente para conocer de él es la Corte


Suprema, siendo el tribunal a quo una Corte de Apelaciones o un tribunal arbitral, constituido por
árbitros de derecho, conociendo materias propias de Cortes de Apelaciones.
El recurso se interpone ante el tribunal a quo para ante la Corte Suprema, quien conoce de él
en sala, salvo la excepción que se analizará más adelante.

f) No constituye instancia, y no la constituye porque se limita a examinar, frente a


hechos establecidos por los jueces del fondo o de las respectivas instancias, si en relación con esos
hechos se ha aplicado correctamente el derecho.
Hay que hacer notar que una cosa son los hechos de la causa y otra su establecimiento. Pues
puede ocurrir que al dar por establecidos los hechos de la causa se haya cometido error de derecho.
En tal evento, los hechos propiamente no son revisados, sino que sólo lo es su establecimiento, y por
esta vía indirecta u oblicua el tribunal de casación puede decir que un hecho que aparece como
establecido en realidad no lo está. Y así, se puede casar la sentencia y llegarse a una conclusión
totalmente opuesta.

1.3 Origen histórico

Es creación del genio jurídico francés, que fue modelando todo un sistema que a fines del
siglo XVIII se traduce en el recurso de casación en el fondo, o simplemente recurso de casación.

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Casación viene del francés casser, que significa romper, destruir y por extensión, anular. Con
esta expresión, entonces, se quiere decir que lo que se pretende, jurídicamente, es romper, destruir,
anular la resolución judicial que se está impugnando.
El recurso se inscribe de lleno en la evolución histórica francesa en el enfrentamiento entre
los monarcas y las pretensiones regionales de mayor autonomía o libertad, que se afincaban en los
parlamentos, institución de antigua data y que no eran lugares donde se legislaba, sino donde se
resolvían conflictos, es decir, tribunales regionales.
Paulatinamente estos parlamentos fueron adquiriendo mayor autonomía y pretendieron
dictar normas de carácter general.
Ante esta demanda de mayor autonomía de los parlamentos, los monarcas se arrogaron la
facultad de revisar y eventualmente modificar las sentencias dictadas por éstos. Como esta labor les
significaría dedicación exclusiva al tema, dictaron una norma que dispuso que se entendían
ineficaces las sentencias de los parlamentos contrarias a las normas reales, consagrando así que la
labor legislativa sólo tocaba al monarca y en la medida en que el parlamento invadiera esa esfera, la
sentencia respectiva era nula.

Durante la Revolución Francesa se crea propiamente el recurso de casación en el fondo y la


Corte de Casación, no ya con una connotación política, el poder del Rey por sobre el parlamento,
sino que su fuente son las ideas o principios de la Revolución, la igualdad jurídica de los seres
humanos como respuesta al antiguo régimen
Para afirmar la igualdad del ser humano es paso esencial asegurar su igualdad frente a la ley,
es decir, la ley es una, única y común para todos. En consecuencia la ley debe ser uniformemente
interpretada.

De esta somera explicación se deduce el gran contenido social del recurso de casación en el
fondo, porque a través suyo se pretende lograr la gran finalidad de la interpretación uniforme y la
igualdad ante la ley. Pero este sentido social se logra a través del ejercicio del interés individual. O
sea, el interés individual, que impugna una resolución judicial por serle agraviante, se traduce en
definitiva en la decisión jurisprudencial que señala el recto sentido y alcance de la ley.
Esta voluntad de uniformidad se ha ido haciendo patente en nuestro ordenamiento, y aun
cuando el recurso de casación en el fondo es conocido por salas de la Corte Suprema, éstas se han
dividido por especialidades, precisamente para evitar interpretaciones encontradas respecto de una
misma cuestión.
El legislador ha dado un paso más y señalado que si se recurre de casación en el fondo, y se
señala que sobre el tema hubo sentencias contradictorias en cuanto a fijar el debido alcance de la ley,
el recurrente puede pedir que el recurso sea conocido y resuelto por el tribunal en pleno, para lograr
así fijar el sentido jurisprudencial exacto.
La estructura de la casación fue recogida en el Código de Procedimiento Civil Napoleónico,
desde el cual pasó a los cuerpos legales influidos por él, entre ellos el Código Español de
Enjuiciamiento Civil, desde el cual fue recogido por nuestro ordenamiento.

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2. Resoluciones susceptibles del recurso de casación en el fondo

El artículo 767 se refiere a esta materia, señalando que son recurribles a través de este
recurso:
a) Las sentencias definitivas inapelables;
b) Las sentencias interlocutorias cuando ponen término al juicio o hacen imposible su
continuación, también inapelables.

En primer término hay que destacar que ambas resoluciones deben tener el carácter de
inapelables. Además, estas resoluciones deben haber sido dictadas por una Corte de Apelaciones, o
bien, por un tribunal arbitral de segunda instancia, es decir, conociendo de una apelación, constituido
por árbitros de derecho conociendo materias propias de Cortes de Apelaciones.

Cuando la sentencia recurrida es inapelable, no necesariamente significa que sea una


sentencia de segunda instancia, ya que también puede ser de única. Por ejemplo, una resolución de
Corte de Apelaciones que conoce el reclamo deducido contra un dictamen de la Superintendencia de
Valores y Seguros es resolución de única instancia casable en el fondo porque no es apelable.
El tribunal arbitral debe ser necesariamente de derecho, porque los arbitradores fallan de
acuerdo a su prudencia y equidad.
En ningún caso procede casación en el fondo contra la sentencia dictada por un juez de letras.

De los párrafos anteriores que desprende que el recurso de casación en el fondo jamás es
compatible con la apelación, pero sí puede serlo con la casación en la forma, en tal evento,
lógicamente se lo entiende subsidiario de éste, ya que la casación en el fondo acepta la validez
formal del fallo, pero dice de su nulidad sustancial. Al efecto el artículo 808 del Código de
Procedimiento Civil dispone que si contra una misma sentencia se interponen recursos de casación
en la forma y en el fondo, éstos se tramitarán y verán conjuntamente y se resolverán en un mismo
fallo. Si se acoge el recurso de forma, se tendrá como no interpuesto el de fondo.

3. Causal genérica del recurso de casación en el fondo

El recurso de casación en el fondo tiene una sola causal de procedencia: infracción de ley con
influencia en lo sustancial del fallo.

En relación a la infracción de ley deben examinarse dos grandes temas: qué es ley para
efectos del recurso de casación en el fondo y cómo se la puede infringir.

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3.1 Infracción de ley14

El cómo puede producirse la infracción de ley no está expresamente regulada por el


legislador, por lo que han sido la doctrina y la jurisprudencia quienes han determinado el sentido de
la infracción. En este sentido, la infracción tiene dos grandes vertientes: en cuanto a su inteligencia o
comprensión; y, en cuanto a su aplicación.

a) En cuanto a su inteligencia o comprensión, en esta hipótesis pueden darse dos


situaciones:
i) Si se trata de una ley clara, se vulnera su inteligencia cuando se desconoce su
tenor literal.
ii) Si se trata de una ley oscura se puede vulnerar su inteligencia en cuanto a su
interpretación.
En principio la ley clara no necesita ser interpretada –aunque determinar si es clara ya
implica un proceso hermenéutico-, ya que no se puede desatender su tenor literal, a pretexto de
consultar su espíritu, de acuerdo al artículo 19 del Código Civil.
Pero tratándose de una ley oscura, es necesario precisamente interpretarla, y la
interpretación en nuestro sistema está regulada por las normas de hermenéutica legal del Código
Civil (artículos 19 al 24).
Otrora, se estimaba que estas reglas de interpretación se aplicaban unas en subsidio de las
otras, sin embargo, la doctrina moderna estima que todas ellas deben emplearse conjuntamente para
dar el correcto sentido y alcance a una disposición.
Esta materia es importante, porque cuando se dice de "errónea interpretación de la ley" no
tan sólo se debe dar por infringida la norma sustancial que se afirma vulnerada, sino también la
norma de interpretación que no se aplicó, por ejemplo, el artículo xx en relación con el artículo 21
del Código Civil.

b) En cuanto a su aplicación, aquí también encontramos dos supuestos, la preterición y


falsa aplicación.
i) Preterición, significa no aplicar una norma a la situación concreta de conflicto
cuando esa norma era aplicable. Por ejemplo, el Código Civil establece en el artículo 1725 N° 5 que
todos los bienes adquiridos a título oneroso le pertenecen a la sociedad conyugal, habrá preterición
cuando el juez deja de aplicar esta norma y señala que los bienes adquiridos a título oneroso son del
respectivo cónyuge adquirente.
ii) Falsa aplicación, consiste en aplicar al conflicto una norma que no era
aplicable dada la naturaleza de éste, por ejemplo, utilizando una norma de excepción a una
situación regulada por la regla general, así en el caso de la sociedad conyugal, el juez que declara
que la mujer tiene patrimonio reservado por el solo hecho de tener un título profesional, está
haciendo una falsa aplicación de la norma, siendo por consiguiente, casable en el fondo.

14“Para que un error de derecho pueda influir de manera substancial en lo dispositivo del fallo, como lo exige la ley, aquél
debe consistir en una equivocada aplicación, interpretación o falta de aplicación de las normas destinadas a decidir la
cuestión controvertida” (Corte Suprema, 16 de marzo de 2011, N° LegalPublishing: 48497).

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No basta con la simple infracción de la ley para que proceda el recurso, sino que además,
dicha infracción debe influir sustancialmente en lo dispositivo del fallo, lo que implica que la decisión del
asunto controvertido hubiera sido radicalmente distinta de no mediar la infracción de ley. Dicho en
otras palabras, aunque la ley se infrinja de manera violenta y flagrante, debe existir una relación
indisoluble, de causa-efecto entre la infracción que se denuncia y la parte decisoria del respectivo
fallo.

3.2 Concepto de ley para efectos del recurso de casación en el fondo

Como ya se ha expresado para este recurso se requiere infracción de ley con influencia
sustancial en lo dispositivo del fallo, término que ha sido ampliado por el artículo 772 al referirse a
"error de derecho".

Por ley se entiende:

a) En primer lugar lo que el Código Civil define por tal en su artículo 1°.
Artículo 1º. “La ley es una declaración de la voluntad soberana que, manifestada en la forma prescrita
por la Constitución, manda, prohíbe o permite.”
Por ende, si una norma jurídica emana de los órganos legisladores, siguiendo el
procedimiento establecido en la Constitución Política de la República (artículos 65 y siguientes), es
ley para efectos de este recurso. No importando si es una ley permanente o transitoria, incluso
puede tratarse de un artículo transitorio de una ley.

b) Los Tratados Internacionales ratificados por Chile y que se encuentren vigentes.

c) La Costumbre. De acuerdo a lo dispuesto por el artículo 2° del Código Civil la


costumbre no constituye derecho sino en los casos en que la ley se remite a ella (costumbre según
ley), de manera tal que cada vez que la ley se remita a la costumbre, y ésta costumbre sea infringida,
habrá lugar a la casación en el fondo.

d) La Legislación Extranjera. La jurisprudencia estima que puede invocarse como


infracción de ley, en la medida en que la ley nacional se remita a ella. O sea, si la legislación nacional
ordena que una determinada situación sea regulada por la ley extranjera, ésta se entiende
incorporada a nuestro ordenamiento, y en consecuencia su infracción se asimila a la infracción de la
ley chilena.
Un ejemplo es la norma del Código Civil que ordena que la sucesión se rige por la ley del
último domicilio del causante (artículo 955). Así, si una persona murió en Alemania y dejó bienes y
herederos en Chile, la regla general es que su sucesión se rija por la ley alemana, y en consecuencia,
el desconocerla o quebrantarla en este caso, da pie a la casación de fondo.

e) Los Decretos con Fuerza de Ley y los Decretos Leyes.

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f) La Constitución Política de la República. Hay materias no directamente reguladas por


la ley, sino por la Constitución, por ende pueden existir conflictos de relevancia jurídica cuya
normativa sea la Carta fundamental.

No constituyen ley para estos efectos:

* Los Decretos Supremos, Reglamentos, Ordenanzas. Sobre el particular cabe recoger la


distinción entre potestad reglamentaria autónoma y subordinada. Esta última emana de una ley
preexistente, respecto de la cual el acto administrativo la reglamenta o complementa, mientras que
la potestad autónoma emana de la norma constitucional que permite al Presidente de la República
dictar normas sobre materias no objeto de ley.
Respecto de los decretos supremos, la jurisprudencia unánime y reiterada es que aunque
tengan la forma de reglamentos u ordenanzas, su infracción no da mérito a un recurso de casación
en el fondo. Es decir, aunque el concepto ley es amplio en esta perspectiva, no lo es tanto para
incluir al decreto supremo.
Con todo, hay ciertas ordenanzas que son leyes, es decir, hay que ir más a la calificación
jurídica respectiva que a la nomenclatura que se usa para identificarlas. Por ejemplo, la ordenanza
general de aduanas, la ordenanza general de urbanismo y construcción.

* La doctrina legal15. Aunque es fuente del derecho, claramente su eventual infracción no


da pie a recurrir de casación en el fondo.
En Chile, como en la mayoría del mundo, la doctrina legal es una fuente supletoria del
derecho, si bien muy importante, pero sin fuerza vinculante.
Es opinable lo que ocurre cuando el legislador se remite a la doctrina como fuente del
derecho, en especial en materia de derecho internacional. Consideramos que dada la estrictez de
nuestra jurisprudencia, un recurso de casación en el fondo basado en esta causal sería declarado
inadmisible. Más aún si la Corte Suprema ha dicho que las normas del Código de Bustamante
constituyen respecto de los países no vinculados a él, "claros y decantados principios" del derecho
internacional, al aplicarlas a la solución de algunos conflictos.

* Los principios generales del derecho. La Corte Suprema ha estimado que para los efectos
de la interposición del recurso de casación en el fondo no es posible asimilar en modo alguno la
infracción de una norma legal con la vulneración de un principio general del derecho16

15
“Un recurso de casación en el fondo debe fundarse en infracción de ley que influya sustancialmente en lo dispositivo del
fallo recurrido y no en principios o teorías de origen doctrinario” (Corte Suprema, 26 de marzo de 2007, N° LegalPublishing
36173).
Corte Suprema, 12 de julio de 2004, N° LegalPublishing 30438.
16

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3.2.1 Infracción de la ley del contrato como causal del recurso de casación en el fondo

Largamente se ha discutido si la infracción de la ley del contrato da lugar al recurso de


casación en el fondo, sobre todo por lo dispuesto por el artículo 1545, en virtud del cual todo
contrato legalmente celebrado es una ley para los contratantes.

¿Si en un juicio un conflicto se ha resuelto quebrantando la normativa que arranca del


contrato, debería entenderse que en él se ha quebrantado la ley?

Antes de responder la pregunta precedente hay que hacer un par de distinciones.

a) Calificación de un contrato. Según Jorge López Santa María “la calificación de un


contrato consiste en establecer su naturaleza jurídica, encuadrándolo en alguno de los tipos que
regula la ley o en otro que, no estando considerado por ella, sea expresión de la libertad contractual
de las partes, operándose sobre la base de la esencia misma de los hechos que configuran el acto y
no sobre la denominación que los contratantes pudieran haber empleado”17.
“Todo errónea calificación de los contratos, desde que involucra un vicio en una cuestión de
derecho, autoriza a la parte agraviada para deducir el recurso de casación en el fondo” 18.
En un primer momento hubo sentencias que estimaron que la calificación contractual era una
cuestión de hecho y que por lo tanto, escapaba a las facultades del tribunal de casación. Sin
embargo, la postura inicial fue abandonada, existiendo actualmente en la jurisprudencia un criterio
bastante homogéneo al señalar que la calificación de un contrato es una cuestión de derecho, y por lo
tanto, su infracción es casable en el fondo.

b) Interpretación de un contrato. Se ha sostenido por algunos que la interpretación de


los contratos es una facultad exclusiva de los jueces de la instancia y que no procede, por
consiguiente, el recurso de casación en el fondo fundado en una falsa interpretación. Argumentos
que sustentan esta postura es que el recurso en comento se estableció para conseguir la uniformidad
en la aplicación de la ley, entendida en el sentido del artículo 1° del Código Civil; por su parte, el
artículo 1545 cuando se dice “es una ley para los contratantes”, sólo pretendió reforzar el carácter
obligatorio que adquiere el vínculo contractual. Asimismo agregan, que la interpretación de un
contrato envuelve una cuestión de hecho, y como tal, excluye a la Corte Suprema de su
conocimiento por la vía de la casación19.
Varias sentencias se han pronunciado en este sentido,20 siendo el criterio predominante por
parte de la Corte Suprema.

17
LOPEZ SANTA MARIA, Jorge. 2010. Los Contratos. Parte General. Santiago, Editorial LegalPublishing. p. 451.
18
ob. cit. p. 458.
19 ob. cit. p. 462 y ss.

20
“La determinación de la voluntad e intención de los contratantes, esto es, la interpretación de un contrato, en general
constituye un hecho de la causa, dado que los Jueces del Fondo lo establecen en uso de sus facultades privativas y como
fruto de la valoración de las probanzas rendidas y, por ende, no es susceptible de alterarse por la vía del recurso de casación
en el fondo” (Corte Suprema, 21 de julio de 2004. N° LegalPublishing: 30431).

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c) Desnaturalización del contrato. Hay abundante jurisprudencia que estima que


procede el recurso de casación en el fondo cuando, luego de calificar un contrato, el juez lo
desnaturaliza, es decir, lo hace producir efectos y alcances distintos a los señalados por las partes o
que por la ley le corresponden21.

4. Limitaciones al recurso de casación en el fondo

a) No se puede invocar como causal la infracción de una norma que dé a su vez pábulo para
invocar casación en la forma.
Es decir, si la norma que se pretende infringida es de aquellas que permiten recurrir de
casación en la forma, el recurso de casación en el fondo es inadmisible.
Esto tiene una razón lógica elemental: la casación en el fondo acepta la validez formal de la
sentencia recurrida y sólo la ataca por razones de nulidad sustancial. Es claro que si se asienta un
recurso de casación en el fondo en causales que ameritarían una casación en la forma, se está
diciendo de nulidad formal del fallo, no de nulidad sustancial.
Al respecto insistamos en la distinción doctrinaria entre las leyes ordenatorio litis, que miran a
la ritualidad en la marcha de los respectivos juicios, y las leyes decisorio litis, que miran precisamente
a la solución del conflicto del que se trata.
Algunos, basándose en esta distinción y tomando pie en la clara limitación ya explicada han
dicho que la casación en el fondo no puede fundarse en leyes ordenatorio litis, sino que precisamente
debe basarse en leyes decisorio litis. Estimamos que esta afirmación es inexacta, porque la distinción
entre ambos tipos de leyes no es absolutamente tajante, sino que hay zonas grises en que es dudosa
la calificación de una ley en una u otra categoría. Así por ejemplo, el recurso de casación en el fondo
se puede deducir contra interlocutorias que pongan término al juicio o hagan imposible su
continuación. Y cuando se dice de casación en el fondo contra esta categoría de resoluciones, muchas
veces se fundamenta el recurso en normas procesales, que con este criterio deberían calificarse como
ordenatorio litis, v.g., si incurriendo en error de derecho, se computó indebidamente un plazo para
declarar el abandono del procedimiento, se dice de infracción de norma procesal.

b) Los hechos de la causa son función exclusiva y excluyente del juez de la instancia.
Por consiguiente, si un hecho está o no establecido, o cuáles son los hechos que se han
establecido, es una materia intangible para el tribunal de casación, por regla general.
Así por ejemplo, si la sentencia de segunda instancia da por establecido que Juan le prestó $
1.000.000 a Pedro, como regla muy general la corte de casación no puede revisar esa afirmación
fáctica, sino que debe partir de ella y ver si se produce la infracción de ley que es alegada.
Esta intangibilidad de los hechos de la causa para el tribunal de casación es justamente lo que
permite afirmar con gran fuerza que la casación en el fondo no constituye tercera instancia, porque
estos hechos quedan fuera de su posible censura.
Con respecto a esta materia, hay que tener presente el artículo 807 del Código de
Procedimiento Civil que señala que en el recurso de casación en el fondo no se podrán admitir ni

LOPEZ SANTA MARIA, Jorge. Ob. Cit. p. 473 y ss. En el mismo sentido, ABELIUK MANASEVICH, René. 1993. Las
21

Obligaciones. Santiago, Editorial Jurídica de Chile. p. 95.

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decretar de oficio para mejor proveer pruebas de ninguna clase que tiendan a establecer o esclarecer
los hechos controvertidos en el juicio en que haya recaído la sentencia recurrida.
No obstante lo anterior, es menester indicar que son dos cuestiones distintas el hecho
establecido y su calificación jurídica, que como se señaló en el acápite anterior sí es causal de
casación. Por ejemplo, si la sentencia establece que efectivamente Juan entregó a Pedro $ 1.000.000,
como regla muy general este hecho no está bajo la posible censura del tribunal de casación. Pero si
la sentencia recurrida dice que ese $ 1.000.000 fue entregado a título de pago, la corte de casación,
calificando el hecho, puede decir que se los entregó a título de mutuo, porque la calificación jurídica
del hecho cae de lleno en las potestades del tribunal de casación. Por otro lado, también está dentro
de las potestades de éste las posibles consecuencias jurídicas del hecho establecido, pese a que este
mismo le es, en gran medida, intangible.

Para una mayor comprensión de lo señalado es necesario hacer una distinción entre el hecho
establecido y el establecimiento del hecho.
La jurisprudencia ha dicho que el hecho establecido es intangible al tribunal de casación,
salvo que se haya cometido error de derecho en su establecimiento. Es decir, si el hecho se ha
establecido observando las leyes reguladoras respectivas, es intangible para el tribunal de casación.
Pero si el hecho, ha sido establecido infringiendo las leyes reguladoras de la prueba, puede ser
revisado22.

Las leyes reguladoras de la prueba son aquellas que se refieren a:

i) Forma de producir la prueba. La infracción de este tipo de leyes no da sustento al recurso


de casación en el fondo, pues es causal del recurso de casación en la forma.

ii) Onus probandi o carga de la prueba. Su infracción es causal de casación en el fondo. Por
ejemplo, si una sentencia declara que no se da lugar a la demanda porque el hecho debía probarlo el
demandante, cuando en realidad debía probarlo el demandado.

iii) Leyes que señalan los medios de prueba. En cuanto a la admisión de los medios de prueba,
sea por admitirse en la sentencia recurrida uno que la ley no contemplaba, o rechazarse otro que la
ley sí comprendía expresamente y se da por acreditado un hecho a causa de este error, la corte
puede admitir y eventualmente acoger la casación en el fondo. En este caso el hecho no se ha
establecido porque hubo error de derecho en su establecimiento.
Ejemplo: en su sentencia el juez dice que es de conocimiento del tribunal que al celebrar el
contrato, don Juan Pérez estaba claramente en insolvencia y se la da por establecida como hecho de
la causa. Contra este fallo se recurre de casación en el fondo, dando por infringidas la norma civil y
la procesal que enumeran los medios de prueba, porque dentro de ellas no está el conocimiento
privado del juzgador, que es el medio al que se recurrió para dar por establecido el hecho. La corte
de casación acogerá el recurso y dará por no establecida la insolvencia en la época señalada por el
fallo recurrido.

22“Los hechos que sirven de sustento a la decisión, resultan inamovibles para este Tribunal de Casación al no haber sido
atacados por el recurso denunciándose la violación a las leyes reguladoras de la prueba, que de haber sido efectiva, hubiese
permitido alterarlos”. (Corte Suprema, 20 de octubre de 2004. N° LegalPublishing: 31160).

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Además respecto de la admisibilidad recordemos sus dos vertientes: la general -cuáles son
los medios de prueba reconocidos por la ley- y la particular, es decir, cuáles son los medios de
prueba aceptados en el caso concreto. Así, por ejemplo, la ley civil niega la prueba testimonial en
aquellas obligaciones que han debido constar por escrito.

iv) Leyes que regulan el valor probatorio. Cuando el juez de la instancia atribuye mayor o
menor valor probatorio a un medio de prueba, incurre en error de derecho.
Ejemplo. En un juicio, el vendedor pretendía probar lesión enorme del comprador en la
compraventa de un departamento y declarar su nulidad relativa. Para acreditar que el comprador
había pagado menos de la mitad del justiprecio, el demandante (vendedor) acompañó una serie de
escrituras públicas de otras compraventas del mismo edificio, con las que se pretendió acreditar los
precios efectivamente pagados.
La Corte de Apelaciones señaló en su sentencia que las escrituras eran presunciones sobre el
precio de mercado de los respectivos inmuebles, dando por acreditada la lesión enorme.
Se recurrió de casación en el fondo, alegando que según las normas del Código Civil, la
presunción debe basarse en hechos probados, no en otras circunstancias, en tal sentido los
instrumentos públicos respecto de terceros no hacen fe respecto de la verdad de las declaraciones.
En consecuencia, lo dicho en esas escrituras en cuanto al precio pagado en cada compraventa no era
un hecho establecido ni podían darse por hechos ciertos. De manera tal que no se podía construir
una presunción sobre su base.
La Corte Suprema finalmente aceptó el raciocinio y señaló que no se miraba a la valoración
de la presunción, sino en cuanto a la forma de construirla y en este sentido se estaban violando las
leyes reguladoras para darla por establecida.

5. Tramitación del recurso de casación en el fondo (actualizado con Ley Nº 20.886)

5.1 Plazo de interposición

El plazo es para interponer el recurso es de quince días, contado desde la notificación de la


resolución que se impugna (artículo 770), sin perjuicio, de la norma especial establecida en los
procedimientos de mínima cuantía –inferior a 10 UTM-, donde el plazo es de cinco días (artículo
791), esto en el evento que la resolución sea dictada por una Corte de Apelaciones, porque como se
señaló, nunca procede el recurso en contra de resoluciones dictadas por un juez de letras.
En caso que se deduzca recurso de casación de forma y de fondo en contra de una misma
resolución, ambos recursos deben interponerse simultáneamente y en un mismo escrito, en todo
caso, la casación en el fondo es subsidiaria de la casación en al forma, ya que el primero reconoce la
validez formal de la sentencia recurrida y afirma su nulidad sustancial. Ambos recursos se tramitan,
se ven conjuntamente y se resuelven en un mismo fallo. De acogerse el recurso de casación en la
forma, se tiene como no interpuesto el de casación en el fondo.

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5.2 Requisitos del escrito de casación en el fondo

Se distinguen tres requisitos sustanciales y uno formal (artículo 772 del Código de
Procedimiento Civil).

a) Requisitos sustanciales

a.1) Indicar la ley o leyes que se dan por infringidas o el error de derecho en que se ha
incurrido.
Este es un capítulo corto dentro del recurso, ya que sólo hay que señalar las normas que el
recurrente pretende quebrantadas. Hay que señalar todas las normas que directamente se vinculan
al conflicto del que se trata y cuyo quebrantamiento motivó su resolución distinta de la que
correspondía correctamente.
Adicionalmente, hay que mencionar que muchas veces no basta remitirse al número del
artículo, sino al inciso, sub inciso, numeral dentro del número, etc.

a.2) Señalar cómo se ha producido la infracción.


En esta parte hay que ser detallista al señalar en cómo se produjo la infracción, ya sea en
cuanto a su inteligencia o en cuanto a su aplicación, y agregando las razones jurídicas que le sirvan
de sustento.

a.3) Señalar de qué manera esa infracción influye sustancialmente en lo dispositivo del
fallo.
En relación a este requisito no es correcto decir: si no se hubiese aplicado esta norma,
cometiendo el error de derecho indicado, la sentencia habría declarado lo contrario y en
consecuencia, la resolución habría sido diametralmente opuesta.
Lo correcto es reconstruir la cadena lógica completa: si no se hubiese quebrantado -o
aplicado- la norma en la forma denunciada, primero se habría tenido que cumplir tal cosa y esta
conclusión habría conllevado la siguiente y ésta la siguiente, y en consecuencia el fallo debió haber
declarado esto y no aquello.
En suma, hay un ejercicio intelectual en que se reconstruye la exacta decisión de no haberse
producido este quebrantamiento.

b) Requisito formal

Designar abogado patrocinante del recurso que no sea procurador del número –si se deducen
conjuntamente ambas casaciones, cada una debe contar con abogado patrocinante-.
Otrora, tratándose del recurso de casación en el fondo, se exigía como carga procesal que
dentro de los veinte días siguientes al ingreso de un recurso de casación se le designara nuevamente
patrocinante ante la Corte Suprema, sin perjuicio del patrocinio que se había hecho en el recurso
mismo y sin perjuicio del patrocinio de la causa. Es decir, se exigía un triple patrocinio sucesivo, lo
que era manifiestamente inútil, además, de una verdadera trampa procesal con graves
consecuencias.

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No obstante lo anterior, el artículo 803 dispone que el recurrente, hasta antes de la vista del
recurso, podrá designar un abogado para que lo defienda ante el tribunal ad quem, que podrá ser o
no el mismo que patrocinó el recurso

5.3 Tramitación ante el tribunal a quo

La tramitación es idéntica a la ya señalada a propósito del recurso de casación en la forma,


que resumidamente se puede sintetizar en lo siguiente:
a) Examen, en cuenta, de su admisibilidad (tiempo y abogado patrocinante).
b) Declarado admisible, remisión electrónica de la resolución, del recurso y de las piezas
que sean necesarias para su tramitación y fallo ante el tribunal ad quem.

Si se declara inadmisible, sólo recurso de reposición, fundado en error de hecho dentro de


tercero día. La resolución que resuelve la reposición es, a su vez, inapelable.

5.4 Tramitación ante el tribunal ad quem

Recibidos los antecedentes en la secretaría –única- de la Corte Suprema, se certifica su


ingreso (certificación del artículo 200).
Dentro del plazo de 5 días contados desde la certificación del artículo 200 cualquiera de las
partes pueda solicitar que el recurso sea conocido y resuelto por el pleno de la Corte Suprema
tribunal. La petición debe fundarse en el hecho de que este tribunal, en fallos diversos, ha sostenido
distintas interpretaciones sobre la materia de derecho objeto del recurso (artículo 780 del Código de
Procedimiento Civil).

Artículo 780. Interpuesto el recurso de casación en el fondo, cualquiera de las partes podrá solicitar,
dentro del plazo para hacerse parte en el tribunal ad quem, que el recurso sea conocido y resuelto por el pleno
del tribunal. La petición sólo podrá fundarse en el hecho que la Corte Suprema, en fallos diversos, ha sostenido
distintas interpretaciones sobre la materia de derecho objeto del recurso.

Observación. El artículo recién transcrito no fue modificado por la Ley Nº 20.886, lo que da
como resultado un error legislativo, pues señala la solicitud (ser visto por el pleno) debe hacerse
dentro del plazo para hacerse parte, lo que obviamente es un error, pues hoy no existe ese trámite.
Por lo que, si seguimos la lógica de la reforma, el plazo debe ser de 5 días contados desde la
certificación del artículo 200..

Luego, la misma sala que conocerá del recurso, ya que la Corte Suprema funciona en salas
especializadas, ve en cuenta la admisibilidad del mismo, verificando que se que la resolución sea
recurrible por está vía, que haya sido interpuesto en tiempo y que se cumplan con los requisitos
formales y sustanciales del escrito. Si hubo petición, también se pronunciará sobre la solicitud de
que el recurso sea visto por el pleno.
Declarado admisible, dicta el decreto autos en relación.

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Si el tribunal encuentra mérito para considerarlo inadmisible, lo declarará sin lugar desde
luego, por resolución fundada. Contra esta resolución procede reposición dentro de tercero día.
También procede reposición contra la resolución que deniegue la solicitud de que el recurso
sea visto por el pleno de la Corte Suprema.

Mención especial merecen dos situaciones que pueden ocurrir durante el estudio de
admisibilidad.
a) Que, aun cuando se reúnan los requisitos de interposición del recurso, lo rechace de
inmediato si, en opinión unánime de sus integrantes, adolece de manifiesta falta de fundamento –es
decir, no existe error de derecho-. Esta resolución debe ser, a lo menos, someramente fundada y será
susceptible del recurso de reposición dentro de tercero día (artículo 782 incisos 2° y 3°).
b) Que declare inadmisible el recurso, pero igualmente dicte el decreto autos en
relación, cuando estime posible una casación de oficio, sea en la forma o en el fondo. Respecto de la
casación en la forma, ya dijimos que el tribunal puede casar en la forma, por cualquier vía que llegue
a su conocimiento un determinado asunto y una de ellas es por la interposición de un recurso de
casación en el fondo (artículo 781 inciso 3°).

5.5 Reglas especiales de la vista de la causa

De acuerdo a lo dispuesto por el artículo 805 incisos 1° y 2° del Código de Procedimiento


Civil, cada parte podrá presentar por escrito, y aun impreso, a un informe en derecho hasta el
momento de la vista de la causa. En todo caso, no se pueden retirar los autos de la secretaría para
estos informes.

5.5.1 Duración de los alegatos

El artículo 783 del Código de Procedimiento Civil en sus incisos 1°, 2° y 3° señala que en la
vista de la causa se observarán las reglas establecidas para las apelaciones, para luego señalar reglas
especiales para la casación.
En este sentido establece que en el recurso de casación en el fondo los alegatos de cada
abogado tendrán una duración de dos horas, prorrogables por otro tanto, prórroga acordada por
unanimidad de los miembros del tribunal.
En la vista de la causa no se podrá hacer alegación alguna extraña a las cuestiones que sean
objeto del recurso, ni se permitirá la lectura de escritos o piezas de los autos, salvo que el presidente
lo autorice para esclarecer la cuestión debatida.

5.5.2 Observaciones para el fallo

El inciso 4° del artículo 783 faculta a las partes para, hasta antes de verse el recurso, consignar
por escrito y con la firma de un abogado no procurador del número, las observaciones que estimen
convenientes para el fallo del recurso.

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5.5.3 Plazo para fallar

De acuerdo al artículo 805 inciso final el plazo para fallar el recurso de casación en la forma,
es de cuarenta días contados desde el término de la vista de la causa.

5.6 Prueba en el recurso de casación en el fondo

Artículo 807 inciso 1°. “En el recurso de casación en el fondo, no se podrán admitir ni decretar de
oficio para mejor proveer pruebas de ninguna clase que tiendan a establecer o esclarecer los hechos
controvertidos en el juicio en que haya recaído la sentencia recurrida.”

En virtud de lo dispuesto por la norma transcrita, en el recurso de casación en el fondo no


procede prueba de los hechos, ya que éstos son intangibles para el tribunal de casación. De más, está
decir, que tampoco procede prueba del derecho, ni de la norma legal infringida.

6. Fallo del recurso

La Corte al conocer del recurso, puede acogerlo o rechazarlo.

a) Si rechaza el recurso, lo declarará en su sentencia después de los correspondientes


raciocinios, declarando explícita o implícitamente que no hubo infracción de ley que influyera
sustancialmente en lo dispositivo del fallo.

b) Si el recurso es acogido, es la propia Corte Suprema, quien acto seguido y sin nueva
vista, dicta siempre sentencia de reemplazo.
Cuando el tribunal ad quem casa y dicta sentencia de reemplazo, efectúa en un solo
momento dos actos procesales distintos: dicta la sentencia de casación, acogiendo el recurso y dicta
la sentencia de reemplazo.
Art. 785. “Cuando la Corte Suprema invalide una sentencia por casación en el fondo, dictará acto
continuo y sin nueva vista, pero separadamente, sobre la cuestión materia del juicio que haya sido objeto del
recurso, la sentencia que crea conforme a la ley y al mérito de los hechos tales como se han dado por establecidos
en el fallo recurrido, reproduciendo los fundamentos de derecho de la resolución casada que no se refieran a los
puntos que hayan sido materia del recurso y la parte del fallo no afectado por éste.”
Técnicamente hablando, la sentencia de reemplazo tiene la misma naturaleza jurídica de la
sentencia casada, es decir, será interlocutoria si la sentencia casada lo era, o definitiva si la sentencia
casada tiene ese carácter.
En cuanto a la naturaleza jurídica de la sentencia que falla la casación, es menester señalar
nuevamente que no es enmarcable dentro de ninguna de las clasificaciones que hace el legislador,
llamándose simplemente sentencia de casación. En relación a su estructura, ésta es la misma de una
sentencia definitiva, aun cuando técnicamente no lo es, ya no pone término a la instancia ni resuelve
el asunto controvertido.

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Finalmente cabe reiterar que si se deducen conjuntamente casación en la forma y en el fondo


contra una misma sentencia, se tramitarán conjuntamente y se resolverán en un mismo fallo. Se
resuelve primero la casación en la forma, y se la acoge se tiene por no interpuesta la casación en el
fondo. Sólo si se rechaza la casación en la forma se entra al análisis de la casación en el fondo.

7. Cumplimiento de la resolución recurrida

Se aplican las mismas disposiciones estudiadas a propósito de la casación en la forma.

8. Extinción del recurso de casación en la forma

También nos remitimos íntegramente a lo señalado respecto de la casación en la forma,


porque las causales de extinción de ambas casaciones son idénticas (normales y anormales).

9. Recurso de casación en el fondo de oficio

Artículo 785 inciso 2° “En los casos en que desechare el recurso de casación en el fondo por defectos
en su formalización, podrá invalidar de oficio la sentencia recurrida, si se hubiere dictado con infracción de ley
y esta infracción haya influido substancialmente en lo dispositivo de la sentencia. La Corte deberá hacer constar
en el fallo de casación esta circunstancia y los motivos que la determinan, y dictará sentencia de reemplazo con
arreglo a lo que dispone el inciso precedente.”

La casación en el fondo de oficio, sólo procede cuando se declara inadmisible el recurso por
defectos en su formalización. Sine embargo, el ejercicio de esta facultad tiene limitaciones:
a) La Corte Suprema sólo puede ejercer esta facultad cuando está conociendo de un
recurso de casación en el fondo.
b) La Corte debe estimar que el recurso es inadmisible por defectos en su formalización.
Recordemos que el escrito de formalización es particularmente exigente.
c) Al ejercer esta facultad, debe señalar las razones por las cuales estima del caso hacer
uso de ella, y luego dictará por separado la correspondiente sentencia de reemplazo.

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CAPÍTULO VIII

RECURSO DE REVISIÓN

1. Generalidades

El recurso de revisión se encuentra regulado en el Título XX del Libro III del Código de
Procedimiento Civil, entre los artículos 810 a 816.

1.1 Concepto

“Es un recurso extraordinario cuya finalidad es que la Corte Suprema revea sentencias
definitivas, firmes o ejecutoriadas, en los casos expresamente autorizados por la ley.”

1.2 Características

a) Es un recurso extraordinario. Primero, porque sólo tiene lugar respecto de


determinadas resoluciones judiciales y, en segundo lugar, porque tiene causales específicas de
interposición, no bastando invocar un agravio genérico.

b) Es un recurso jerárquico, de competencia exclusiva de la Corte Suprema.

c) Sólo procede contra sentencias definitivas aparentemente firmes o ejecutoriadas. Aun


cuando el texto no es del todo claro, se ha concluido que no tiene lugar respecto de sentencias
interlocutorias.
Además, la sentencia definitiva de estar aparentemente firme o ejecutoriada, por lo tanto, no
procede respecto de sentencias definitivas contra las cuales exista la posibilidad de interponer otro
recurso procesal.

d) Es un recurso que pretende la nulidad de la resolución.

1.3 Naturaleza jurídica

Es importante determinar si la revisión de sentencias firmes es un recurso, o bien una acción


procesal.

El recurso procesal tiene por finalidad impugnar resoluciones judiciales, las que en definitiva
y luego de agotados los recursos adquirirá la autoridad de cosa juzgada, es decir, inmutables,
inimpugnables y coercibles. Sin embargo, surge la duda de cómo plantear una impugnación

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respecto de una resolución que es, por esencia, inimpugnable, en la medida que se encuentra firme o
ejecutoriada.

Esta dicotomía entre el concepto de cosa juzgada y la existencia de la revisión ha llevado a


parte de la doctrina a sostener que no estamos frente a un recurso, sino frente a una acción procesal
–declarativa-, la que se dirige en contra de una sentencia firme o ejecutoriada.

¿La revisión es excepción a la cosa juzgada?


Se dice que la sentencia que se impugna es una sentencia "aparentemente" firme o
ejecutoriada porque, como se verá al examinar las causales de revisión, la mayoría de ellas son para
reclamar del fraude. En consecuencia, quien recurre de revisión está diciendo de sentencia obtenida
en forma fraudulenta, de ahí que la doctrina haya acuñado el término cosa juzgada fraudulenta, que es
la negación de la cosa juzgada por ser el resultado de un montaje malicioso.
El principio doctrinario es que el fraude corrompe todo. O sea, si una sentencia ha sido
obtenida en forma fraudulenta, la cosa juzgada que de ella emana no es propiamente tal. Entonces,
el recurso de revisión no es un desconocimiento al principio de la cosa juzgada, sino un homenaje a
éste, porque en verdad no hay cosa juzgada si ella es fraudulenta.
Respecto de la segunda posible causal de revisión, el haberse dictado la sentencia que se
pretende revisar contra otra pasada en autoridad de cosa juzgada, el recurrente sostiene que la
segunda sentencia es sólo aparentemente basada en autoridad de cosa juzgada, porque hay que
darle primacía a la primera sentencia que sí está auténticamente asentada en cosa juzgada.
De esta manera concluimos que, en el fondo, el recurso de revisión no constituye excepción al
principio de la cosa juzgada, porque por una parte se dice de fraude en su obtención, y no hay cosa
juzgada con fraude, y por la otra se dice de preeminencia de la cosa juzgada de una sentencia ya
dictada por sobre una posterior que pretende tener también el carácter de cosa juzgada.

2. Resoluciones susceptibles del recurso de revisión

Este recurso sólo procede contra sentencias definitivas, firmes o ejecutoriadas, y no respecto
de sentencias interlocutorias.
Lo anterior se desprende del inciso final del artículo 810:
“El recurso de revisión no procede respecto de las sentencias pronunciadas por la Corte Suprema,
conociendo en los recursos de casación o de revisión.”
La interpretación de esta norma es que la Corte Suprema al conocer de los recursos de
casación o revisión, y emitir a su respecto un fallo, entonces no cabe la revisión en contra de esas
resoluciones, pero sí procede contra resoluciones dictadas por Cortes de Apelaciones o tribunales de
primera instancia.
Por ello, dada la jerarquía de este recurso, que sólo excluye las sentencias de la Corte
Suprema, se ha querido concluir que sólo tiene lugar el recurso de revisión respecto de sentencias
definitivas.

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3. Causales del recurso

Las causales de este recurso se encuentran enumeradas en el artículo 810 del Código de
Procedimiento Civil.

“La Corte Suprema de Justicia podrá rever una sentencia firme en los casos siguientes:

1° Si se ha fundado en documentos declarados falsos por sentencia ejecutoria, dictada


con posterioridad a la sentencia que se trata de rever;
La causal en análisis no exige que la prueba documental sea la única, sino sólo requiere que
ésta sea fundamento de la sentencia que se trata de rever.
Como la norma señala muy claramente, estos documentos deben ser declarados falsos en
sentencia posterior.
Estimamos que esta sentencia posterior no necesariamente debe ser sentencia penal, sino que
basta con que sea sentencia civil. Sirve de fundamento a esta postura el hecho que en el numeral
siguiente se exige expresamente una sentencia penal.

2° Si pronunciada en virtud de pruebas de testigos, han sido éstos condenados por falso
testimonio dado especialmente en las declaraciones que sirvieron de único fundamento a la
sentencia;
En este caso se requiere que la prueba testimonial haya sido el único antecedente en que se
basó la sentencia que se quiere rever. Además, se requiere que los testigos que declararon en el
juicio, hayan sido posteriormente condenados por el delito de falso testimonio, precisamente por sus
dichos que sirvieron de fundamento a la sentencia.
Necesariamente la sentencia ha de ser penal, ya que estamos ante un delito penal que sólo
puede ser castigado en un procedimiento criminal.
Tengamos presente que en nuestro ordenamiento jurídico hay figuras muy similares, como
son en este caso falso testimonio y perjurio. Aquí sólo estamos en el primer caso, porque comete
perjurio quien presta declaraciones falsas bajo juramento ante la autoridad, mientras que el falso
testimonio lo comete el testigo que es deliberadamente mendaz en sus declaraciones.

3° Si la sentencia firme se ha ganado injustamente en virtud de cohecho, violencia u otra


maquinación fraudulenta, cuya existencia haya sido declarada por sentencia de término; y Los
casos señalados en la norma no son los únicos con los que se pudo haber obtenido la sentencia, ya
que señala “u otra maquinación fraudulenta”, refiriéndose por vía meramente ejemplar al cohecho y a
la violencia.
El cohecho es indudablemente una figura penal, pero no todo cohecho es constitutivo de
ilícito penal, el Código respectivo tipifica el cohecho sólo respecto de empleados públicos; pero
existen otras formas de soborno que también pueden revestir, civilmente, la forma de cohecho o
maquinación fraudulenta.
Surge la duda de si se requiere que el cohecho, la violencia u otra maquinación fraudulenta
estén declarados por sentencia criminal, o basta que hayan sido declaradas en un juicio civil.
Nuevamente deberíamos concluir que basta un juicio civil si comparamos esta causal con la
segunda, que se refiere a la figura del falso testimonio.

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4° Si se ha pronunciado contra otra pasada en autoridad de cosa juzgada y que no se


alegó en el juicio en que la sentencia firme recayó.
Hay una clara diferencia entre esta causal y la del 768 Nº 6 sobre la casación en la forma, que
es haber sido dictada la sentencia casada contra otra pasada en autoridad de cosa juzgada, siempre
que ésta se haya alegado oportunamente en el respectivo juicio.
En este caso concreto, la causal de revisión es exactamente opuesta: que la acción o excepción
de cosa juzgada no debe haber sido alegada en el juicio respectivo.

4. Tramitación

4.1 Plazo de interposición

Conforme al artículo 811, este plazo es de un año, contado desde la fecha de la última
notificación de la sentencia objeto del recurso.
Lo anteriormente señalado es doblemente novedoso.
En primer lugar se trata de un plazo de años, rarísimos en el Código de Procedimiento Civil,
el otro ejemplo, es el plazo para solicitar el cumplimiento de una sentencia firme. En consecuencia,
es un plazo de año corrido, no se suspende ni se interrumpe por la interposición de feriados.
En segundo lugar, el plazo no se cuenta desde el momento en que quedó ejecutoriada, o
aparentemente ejecutoriada, la resolución contra la cual se recurre, sino que desde la última
notificación de esta resolución. Es un capricho del legislador, porque lo lógico sería desde que la
sentencia se encuentra firme.
El inciso 2° subraya que si se presenta el recurso pasado este plazo, será rechazado de plano.
En estricto rigor no se trata de rechazo del recurso, sino más bien de una declaración de
inadmisibilidad por extemporánea presentación.
Puede suceder que el juicio posterior dirigido a comprobar la falsedad de los documentos, el
perjurio de los testigos, el cohecho, etc., no haya sido fallado al momento de deducir la revisión, en
este caso, basta con interponerlo dentro de plazo haciendo presente el recurrente esta circunstancia,
debiendo proseguir la tramitación del recurso inmediatamente después de que haya sentencia firme
en el juicio posterior (artículo 811 inciso 3°).

4.2 Tramitación propiamente tal

Se refieren a esta materia los artículos 813 y 814 del Código de Procedimiento Civil.

Presentado el recurso, el tribunal ordena que se traigan a la vista todos los antecedentes del
juicio en que recayó la sentencia impugnada y cita a las partes para que comparezcan dentro del
término de emplazamiento, es decir, se da traslado a todos quienes figuran como partes en el juicio
cuya sentencia se pretende rever.

Es interesante dilucidar si el emplazamiento se realiza respecto de las partes como si se


tratase de una primera actuación y resolución, por ende, debiendo notificarse personalmente; o bien,

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si debe considerarse como un incidente o un trámite dentro del mismo juicio, notificándose, por
consiguiente, por cédula.
Otro punto relevante es despejar si es necesario notificar a quienes fueron partes en el juicio
cuya revisión se pretende, o bien si es suficiente notificar a sus apoderados.

La respuesta depende de si se considera a la revisión como una acción o un recurso procesal.


En el primer caso, la notificación será personal y a la parte misma, ya que se trata de la primera
resolución que se dicta en el juicio, por ende, debe estarse a lo dispuesto en el artículo 40 del Código
de Procedimiento Civil. En el segundo caso, la notificación será por cédula y al apoderado. Nos
inclinamos por la primera postura, sobre todo por una cuestión de seguridad jurídica.
En relación a la extensión del término de emplazamiento, debe estarse a lo dispuesto sobre la
materia en el juicio ordinario de mayor cuantía.

Producida la comparecencia -lo lógico será solicitando el rechazo del recurso- o en rebeldía
del recurrido se procede de acuerdo a los incidentes, sin dar traslado al recurrente de la eventual
oposición, sino que determinando la Corte Suprema si es necesario o no recibir el recurso a prueba.
Si resuelve afirmativamente, abre un breve término probatorio que se rige por las reglas de
los incidentes. Sin embargo, lo normal es que no haya prueba, porque todos los antecedentes
debieran constar en el proceso que le sirve de prerrequisito.

Vencido el probatorio si lo hubo, se ordena vista al fiscal judicial (ex ministerio público),
quien debe evacuar su respectivo informe. Las normas consuetudinarias señalan que este informe se
tiene por agregado a los autos con citación, con lo que se da a las partes la posibilidad de observarlo
si lo estiman pertinente dentro de tercero día.

5. Fallo del recurso

La Corte Suprema al conocer del recurso, puede acogerlo o rechazarlo.

a) Si rechaza el recurso, lo declarará en su sentencia después de los correspondientes


raciocinios.

b) Si el recurso es acogido, por haberse comprobado los hechos en que se funda, la Corte
Suprema anulará en todo o en parte la sentencia impugnada, lo que es novedoso por cuanto en la
casación se anula toda la sentencia (artículo 815 inciso 1°). Ejemplo, se acoge la revisión por haber
sido dictada la sentencia que se recurre contra otra pasada en autoridad de cosa juzgada; puede
ocurrir que entre ambas haya sólo algunos puntos resueltos en forma idéntica, pero otros lo hayan
sido de manera distinta. En tal caso subsistirá la segunda sentencia en todo lo no contrario con la
primera, entonces, la sentencia de revisión dirá que en la segunda sentencia se anulan las
declaraciones A, B y C, porque fueron las que vulneraron la cosa juzgada de la primera.

Por su parte, el inciso 2° del artículo 815 dispone que en la misma sentencia en que se acoge
la revisión, el tribuna declarará si debe o no seguirse nuevo juicio, declaración que dependerá de

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cuál sea la causal de revisión acogida. Si es, v.g., la cosa juzgada, no deberá seguirse nuevo juicio.
Pero si se ordena seguir nuevo juicio, el tribunal indicará también el estado en que queda el proceso
para que se continúe el juicio respectivo, y remitirá el proceso para que sea conocido por el tribunal
que en definitiva resulte competente, según las reglas generales. Por último, el inciso final señala
que servirán de base al nuevo juicio las declaraciones hechas en el recurso de revisión, las que ya no
podrán ser discutidas.

El artículo 816 indica que si el recurso de revisión es rechazado, se condenará precisamente


en costas al recurrente, y se ordenará que se devuelvan al tribunal que corresponda los autos que se
mandaron traer a la vista, para que si es del caso, se proceda a la correspondiente ejecución.-

6. Cumplimiento de la resolución recurrida

El artículo 814 señala como regla general que la interposición del recurso de revisión no
suspende el cumplimiento de la resolución impugnada, pero el inciso 2º señala podrá (facultativo) el
tribunal, en vista de las circunstancias, a petición del recurrente, y oído el fiscal judicial, ordenar que
se suspenda la ejecución de la sentencia, siempre que aquél dé fianza bastante para satisfacer el
valor de lo litigado y los perjuicios que se causen con la inejecución de la sentencia, para el caso de
que el recurso sea desestimado.

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CAPÍTULO IX

RECURSO DE QUEJA

1. Generalidades

1.1 Fundamentos jurídico-doctrinarios

El recurso de queja es un recurso de características muy especiales y propio de la legislación


nacional, al punto que no encuentra un exacto correlato en otras legislaciones.

Su fundamento es el principio jerárquico o piramidal de la organización del Poder Judicial,


que conlleva la facultad disciplinaria, en el sentido que los superiores jerárquicos están encargados
de vigilar la buena conducta funcionaria de sus subalternos.

Esta "buena conducta funcionaria" puede traducirse en el cumplimiento de las obligaciones


que los jueces, como magistrados o funcionarios públicos tienen (incumplimiento de deberes
propios), por ejemplo, el juez que vive perseguido por sus acreedores, o es un bebedor excesivo y se
lo ve frecuentemente en estado de intemperancia en lugares públicos. También es un ejemplo, el
juez que no cumple con sus horas de despacho o tiene un manifiesto retardo en su tribunal. En
ambas situaciones sus superiores pueden adoptar a su respecto medidas disciplinarias.

Lo interesante y curioso es que el recurso de queja no pretende corregir inconductas en el


desempeño funcionario propiamente tal, sino que pretende corregir resoluciones judiciales
consecuencia de un actuar abusivo del respectivo tribunal, que es la otra vertiente de una correcta
conducta funcionaria.

La organización jerárquica y piramidal del Poder Judicial tiene sustento constitucional, en el


actual artículo 82 inciso 1° de la Constitución Política de la República, el cual reconoce a la Corte
Suprema la superintendencia directiva, correccional y económica de todos los tribunales de la
Nación, salvo el Tribunal Constitucional, el Tribunal Calificador de Elecciones, los tribunales
electorales regionales.
Esta potestad de la Corte Suprema estaba también consagrada en el artículo 80 de la
Constitución Política de la República de 1925, pero con una gran diferencia: dicha norma consagraba
su superintendencia directiva, correccional y económica sobre todos los tribunales de la República,
sin excepciones. Por lo taxativo de esta expresión, algunos entendieron que cualquier órgano
jurisdiccional quedaba sometido bajo esta potestad jurisdiccional, y en consecuencia sus
resoluciones podían ser enmendadas por la vía del recurso de queja.
La disposición del artículo 82 tiene la virtud de especificar la regla general -
superintendencia sobre todos los tribunales de la Nación- pero al mismo tiempo consagrar sus
excepciones.
Tenemos entonces que están exceptuados de esta superintendencia de la Suprema:

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1) El Tribunal Constitucional.
2) El Tribunal Calificador de Elecciones.
3) Los tribunales electorales regionales.

Hasta el año 2005 también se excluía de esta superintendencia a los tribunales militares en
tiempo de guerra.
Pero los tribunales militares en tiempo de paz no están excluidos de este control: la corte
marcial, la corte naval, los jueces castrenses y fiscales militares sí están sujetos a la superintendencia
correccional, disciplinaria y económica de la Corte Suprema.
Estas excepciones del artículo 82 son de derecho estricto, y debe entenderse que quedan
excepcionados de la superintendencia de la Corte Suprema sólo los tribunales específicamente
mencionados.
En consecuencia, en la duda de si un tribunal queda bajo esta superintendencia, la respuesta
debe ser siempre afirmativa. Por esta vía debemos afirmar que los tribunales en lo contencioso
administrativo (tribunales tributarios, comisión resolutiva antimonopolios), los tribunales sobre
marcas y patentes y, en general, todos los tribunales especiales quedan bajo la superintendencia de
la Corte Suprema.
Asimismo los árbitros, aunque sean arbitradores, quedan también sujetos a esta
superintendencia, aun cuando hoy, por expresa disposición, los Recursos de Queja que se deducen
contra ellos se presentan a la respectiva Corte de Apelaciones.
Este carácter restrictivo de las excepciones del artículo 82 lleva a concluir, necesariamente,
que cuando una ley especial declare que ciertas resoluciones no son recurribles en materia alguna, o
que en contra de algunas de ellas no cabe recurso de queja, la Corte Suprema ha declarado,
invariablemente, que tal disposición no es eficaz porque es contraria a la norma constitucional que le
reconoce esta potestad disciplinaria salvo las excepciones de derecho estricto recién vistas.

1.2 Evolución histórica

Recién dictado el Código de Procedimiento Penal (década de 1940), basándose los abogados
en la facultades disciplinarias de los tribunales superiores, comenzaron a interponer recursos de
queja contra determinadas resoluciones, pero aquellos fueron renuentes a su aceptación, pues había
norma expresa en un caso extremo: si un juez cometía prevaricación, y como autor de ese delito era
condenado, la ley señalaba que la sentencia dictada como consecuencia del delito subsistía como tal,
sin perjuicio, de ser enmendada por los recursos procesales existentes.

La postura de los tribunales posteriormente cambió y se comenzaron a acoger los recursos de


queja, llegándose al punto en que se convirtieron en la "revancha de los hechos", pues frente a la
limitación de la casación, respecto de la cual los hechos de la causa son intangibles, por la vía
indirecta y subrepticia del recurso de queja se lograba una verdadera tercera instancia.
Por lo anterior, el primer intento serio de ponerle atajo al recurso de queja, fue un auto
acordado de la Corte Suprema sobre su tramitación y fallo, del 1° de diciembre de 1972.

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En virtud de la regulación anterior se sostuvo que la Corte Suprema se había excedido en sus
potestades, regulando por esta vía un recurso procesal, pues su única fuente debía ser la ley, no
pudiendo la Corte a través de sus facultades económicas regular materias propias del legislador.
En 1995, fue modificado el Código Orgánico de Tribunales, regulando de manera específica
el recurso de queja. En todo caso el auto acordado respectivo sigue vigente en las partes en que no
contradiga a las normas legales.

1.3 Renuncia al recurso de queja

La jurisprudencia reiteradamente que la renuncia al recurso de queja es ineficaz, ya que se


funda en normas de orden público, indisponibles para las partes. Así, si en una cláusula arbitral se
ha renunciado a todos los recursos, y más aún expresamente al de queja, se la debe tener por no
escrita.
Sin embargo, hay un campo en el cual nuestra jurisprudencia ha señalado que no procede el
recurso de queja, pese a estar ante resoluciones que aparentemente emanan de órganos
jurisdiccionales: las llamadas "resoluciones domésticas", que arrancan de organizaciones sociales
intermedias que contemplan también potestades disciplinarias respecto de sus integrantes.
Por ejemplo, los directorios de clubes sociales, consejos de las asociaciones gremiales, las
directivas de los sindicatos, tienen potestades disciplinarias sobre sus adherentes y en virtud de ellas
pueden sancionarlos.
Y así, por tanto, una resolución del consejo del colegio de abogados que sancione a un
asociado, o de un sindicato o club social, no es recurrible por recurso de queja, sin perjuicio de lo
cual hay cierta jurisprudencia que ha dicho que si estas resoluciones de jurisdicciones domésticas
importan violación o quebrantamiento de las garantías constitucionales, son recurribles por las
acciones constitucionales, sea amparo o protección.

1.4 Recurso de queja y queja

Antes de comenzar el análisis del recurso de queja, es necesario hacer una distinción de gran
importancia.
El recurso de queja se intenta cuando la falta o abuso que se pretende cometido, lo ha sido en
la dictación de una resolución judicial, por esta vía se intenta su revocación, enmienda o nulidad. Se
plantea una falta o abuso de carácter disciplinario, pero cometido precisamente en la dictación de
esa resolución.
En la queja, en cambio, se pretende una falta o abuso en cualquier otro campo distinto de la
dictación de una resolución judicial. Puede ser en el campo del comportamiento privado del
respectivo magistrado u otro integrante del orden judicial. Por la vía de la queja se puede, v.g.,
perseguir las responsabilidades funcionarias de los notarios, conservadores de bienes raíces,
archiveros. Y también por esta vía se puede pretender dejar sin efecto el acto abusivo por el cual se
reclama.
Por ejemplo, un conservador de bienes raíces indebidamente cancela una inscripción, o
indebidamente practica una inscripción o una anotación cualquiera, por vía de queja se reclama de

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esta inconducta funcionaria y, al mismo tiempo, se pide al tribunal que ordene restablecer la
inscripción cancelada, cancelar la realizada en forma indebida o dejar sin efecto la anotación de que
se trata.

1.5 Concepto y características del recurso de queja

“Es un recurso extraordinario en virtud del cual se solicita al tribunal superior jerárquico de aquel que
dictó una resolución, que la revoque, enmiende o anule, por haber sido dictada con falta o abuso grave”.

Sus características son:

a) Es un recurso extraordinario, lo que se desprende de dos circunstancias: sólo procede


contra ciertas resoluciones judiciales taxativamente enumeradas por el legislador, y además, tiene
una causal específica, haber sido dictada la resolución con grave falta o abuso. Todo lo anterior es
sin perjuicio de la atribución de la Corte Suprema para actuar de oficio en ejercicio de sus facultades
disciplinarias.

b) Es un recurso jerárquico, interponiéndose directamente ante el tribunal superior


jerárquico de aquel que dictó la resolución.

c) Es un recurso que tiene por finalidad la revocación, enmienda o nulidad de la


resolución dictada con falta o abuso grave. Pero además, la aplicación de medidas disciplinarias de
ser acogido el recurso. En todo caso, el recurso no se dirige en contra de la resolución impugnada,
sino que contra el juez o jueces que dictaron la resolución.
d) Como todo recurso debe ser interpuesto por parte agraviada.

e) No constituye instancia, y no la constituye porque el tribunal superior se limita a


examinar, frente a hechos establecidos por los jueces del fondo, si ha existido falta o abuso grave.

2. Causales del recurso y resoluciones recurribles

Claramente, conforme al artículo 545 del Código Orgánico de Tribunales (modificado en


febrero del año 1995), se pretende corregir las faltas o abusos graves cometidos en la dictación de
resoluciones de carácter jurisdiccional.
De lo anterior hay que destacar dos aspectos importantes:

a) La falta o abuso del que se reclama debe ser de carácter grave; no una inconducta
menor.
b) Esta inconducta debe haberse producido en la dictación de resoluciones de carácter
jurisdiccional. No es lo mismo resolución de carácter jurisdiccional que judicial, porque hay
resoluciones judiciales no jurisdiccionales, como los decretos económicos de un tribunal o una

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resolución dictada en una gestión no contenciosa, que no es jurisdiccional, sino administrativa. En


estos casos no procede el recurso de queja.

¿Qué se entiende por falta o abuso grave?

Habrá falta cuando el juez o jueces voluntariamente infringen el texto de la ley; y habrá
abuso, cuando se exceden arbitrariamente en sus facultades23.

En efecto, la Corte Suprema ha señalado:


a) (Que el recurso de queja) “sólo procede cuando en la resolución que la motiva se haya
incurrido en falta o abuso graves, constituidos por errores u omisiones manifiestos e igualmente graves,
conforme con los cual es indispensable que las denuncias que motivan su interposición excedan con mucho el
ejercicio de las facultades propias de los tribunales”.24

b) “El recurso de queja que establece el artículo 545 del Código Orgánico de Tribunales, está
dispuesto solamente para corregir graves faltas y abusos cometidos en la dictación de resoluciones judiciales,
razón por la que sólo procede cuando se está en presencia de errores, omisiones o defectos, manifiestos,
flagrantes, que por su alcance y connotación no se compadecen con los contenidos inherentes a la función
jurisdiccional, y que incluso alteran las garantías de la jurisdicción y la racionalidad que dispone el inciso
quinto del artículo 19 N° 3 de la Constitución Política de la República. En dichos casos, se hace indispensable
ejercer las atribuciones disciplinarias de rigor”.25

Las resoluciones de carácter jurisdiccional recurribles son:


a) Sentencias interlocutorias que pongan fin al juicio o haga imposible su continuación;
b) Sentencias definitivas.

Pero respecto de estas resoluciones, para que proceda el recurso, es menester que no sean
susceptibles de recurso alguno, ordinario o extraordinario. Salvo las siguientes excepciones:
i) La Corte Suprema siempre puede, actuando de oficio, ejercitar sus facultades
disciplinarias y dejar sin efecto cualquier resolución judicial, aun cuando ella hubiese podido ser

23
a) “Si luego de haberse declarado el recurso de nulidad laboral interpuesto por el recurrente por la Sala respectiva de la
Corte de Apelaciones y habiéndose incorporado en la tabla ordinaria, los Ministros recurridos escucharon los alegatos de las
partes y mantuvieron la causa en acuerdo, para luego declarar inadmisible el recurso de nulidad, es decir, si encontrándose
la causa en estado de resolver el fondo de la cuestión debatida, el tribunal declinó su intervención sobre la base de examinar
la concurrencia de requisitos propios de una etapa ya superada, se concluye que los magistrados han incurrido en falta o
abuso grave que obliga a acoger el recurso de queja y retrotraer la causa al estado de emitirse pronunciamiento sobre el
recurso de nulidad”. (Corte Suprema, 11 de enero de 2011. N° LegalPublishing: 47393).
b) “Que el juez de cobranza laboral y previsional haya contravenido de manera expresa lo resuelto en la sentencia
definitiva de segunda instancia, que se encuentra ejecutoriada y que limita la responsabilidad subsidiaria del Fisco al
período que indica, extendiendo en su resolución la responsabilidad del demandado subsidiario a un período de tiempo
considerablemente superior, no contemplado en la sentencia de segunda instancia, constituye una falta o abuso grave que
resulta necesario enmendar, acogiendo el recurso de queja, ordenando anular el fallo recurrido y retrotraer el proceso al
estado en que un juez no inhabilitado practique nueva liquidación, en los términos contemplados en la sentencia de
segunda instancia.” (Corte Suprema, 7 de marzo de 2011. N° LegalPublishing: 48211).
24 Corte Suprema, 11 de marzo de 2011. N° LegalPublishing: 48556.

25
Corte Suprema, 25 de agosto de 2011. N° LegalPublishing: 56667.

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recurrida por vía ordinaria o extraordinaria (artículo 545 “…sin perjuicio de la atribución de la Corte
Suprema para actuar de oficio en ejercicio de sus facultades disciplinarias.”).
ii) Tampoco es aplicable respecto de las sentencias definitivas de primera o única
instancia dictadas por árbitros arbitradores, las que, no obstante no ser recurribles de casación en el
fondo, son recurribles de queja, además del recurso de casación en la forma, caso en el cual se verán
ambos recursos conjuntamente por una sala de la Corte de Apelaciones respectiva (artículo 66 del
Código Orgánico de Tribunales).
iii) La Corte Suprema ha sostenido que contra la resolución de la respectiva Corte
de Apelaciones que se pronuncia sobre un recurso de queja contra un árbitro arbitrador, tiene lugar
también el recurso de queja, cuestión altamente discutible y opinable.

3. Tramitación

La tramitación del recurso se encuentra regulada en los artículos 548 y 549 del Código
Orgánico de Tribunales

3.1 Plazo de interposición

El plazo para interponer el recurso es de cinco días hábiles, contado desde que se notifica la
resolución que motiva el recurso.
Es importe que el legislador del Código Orgánico de Tribunales haya señalado que el plazo
es de días hábiles, por cuanto si se hubiera limitado a señalar lisa y llanamente “cinco días”, el plazo
sería de días corridos por aplicación de lo dispuesto en el artículo 50 del Código Civil.
Este plazo de cinco días hábiles se aumenta según la tabla de emplazamiento, cuando el
tribunal que haya pronunciado la resolución tenga su asiento en una comuna o agrupación de
comunas diversa de aquélla en que lo tenga el tribunal de deba conocer el recurso. Pero el plazo
base más el aumento no puede exceder de un total de quince días hábiles.

3.2 Titular del recurso

Como todo recurso procesal, debe ser interpuesto por la parte agraviada

Quién puede interponer el recurso: al ser recurso procesal debe interponerlo la parte
agraviada, sea personalmente, por mandatario judicial, por su abogado patrocinante o por
procurador del número. Además, y al igual que en la casación en la forma y en el fondo, el recurso
debe estar patrocinado por abogado habilitado.

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3.3 Requisitos del escrito

Esta situación se encuentra prevista en el inciso 3° del artículo 548, que señala:

“En el escrito se indicarán nominativamente los jueces o funcionarios recurridos, se individualizará el


proceso en el cual se dictó la resolución que motiva el recurso; se transcribirá ésta o se acompañará copia de ella,
si se trata de sentencia definitiva o interlocutoria; se consignarán el día de su dictación, la foja en que rola en el
expediente y la fecha de su notificación al recurrente; y se señalarán clara y específicamente las faltas o abusos
que se imputan a los jueces o funcionarios recurridos”.

Entonces el escrito del recurso debe:

a) Indicar nominativamente los jueces o funcionarios recurridos. Ejemplo: "recurro de


queja contra la resolución tal dictada por los ministros de la Corte de Apelaciones de Santiago
señores xx, nn y zz".

b) Individualizar el proceso en el cual se dictó la resolución que motiva el recurso.


Este requisito tiene su sustento en que se presenta directamente ante el tribunal que debe conocer de
él, por lo tanto, es necesario individualizar la causa, las partes, el tribunal y el rol, ya que el
expediente se encuentra en otro tribunal distinto.

c) Transcribir o acompañar copia de la resolución.

d) Indicar el día de su dictación, la foja en que rola, la fecha de su notificación.

e) Especificar con toda claridad, las faltas o abusos que se imputan a los jueces o
funcionarios respectivos.

f) Designar abogado patrocinante para el recurso.

3.4 Tramitación propiamente tal

A. Se interpone el recurso directamente ante el tribunal superior jerárquico.

B. Junto con el escrito, por disposición del inciso 4° del artículo 548, hay que acompañar
un certificado en el cual se debe dejar testimonio de determinadas circunstancias habilitantes para
recurrir, este certificado debe ser expedido por el secretario del tribunal que dictó la resolución, sin
necesidad de decreto judicial y a petición escrita o incluso verbal del interesado. El certificado debe
contener:
 El número de rol del expediente y su carátula;
 El nombre de los jueces que dictaron la resolución que motiva el recurso;
 La fecha de su dictación y la de su notificación al recurrente; y
 El nombre del mandatario judicial y del abogado patrocinante de cada parte.

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Por causa justificada se puede autorizar al recurrente para acompañar el certificado


posteriormente, para estos efectos el tribunal otorgará un nuevo plazo fatal e improrrogable, el que
no excederá de seis días hábiles

C. Interpuesto el recurso, la sala de cuenta del respectivo tribunal colegiado deberá


comprobar que éste cumple con los requisitos ya mencionados y que se haya acompañado el
certificado respectivo. En especial corroborará que contra la resolución que se recurre no proceda
ningún otro recurso.Este examen se realiza en cuenta, es decir, sin alegatos y con solo lo que
exponga o explique el relator a la sala respectiva.
Si declara inadmisible el recurso, el agraviado puede pedir reposición dentro de tercero día,
fundado en error de hecho.

Si es declarado admisible, es decir, si es admitido a tramitación, el tribunal pedirá de


inmediato informe al juez o jueces recurridos, informe que versará sólo sobre los hechos que, según
el recurrente constituyen las faltas o abusos que se les imputan.
Recibida la petición de informe por parte del tribunal recurrido, éste debe dejar constancia de
ello en el expediente y disponer la notificación de aquélla a las partes, por el estado diario.
Como el recurso se tramita directamente ante el tribunal superior, es posible que el recurrido
no tenga noticias de que su contraparte ha recurrido de queja, por ello es vital que se deje constancia
en el expediente y se le notifique por el estado, ya que así se garantiza la bilateralidad de la
audiencia.
El tribunal recurrido tiene el plazo de ocho días hábiles para informar, contado desde la
recepción del oficio respectivo.

D. Recibido el informe emitido por el tribunal recurrido o vencido el plazo, se dicta la


resolución autos en relación y se ve previa vista de la causa. Cabe señalar que este recurso se agrega
preferentemente a la tabla.
Para estos efectos, si el tribunal superior es una Corte de Apelaciones se procede al sorteo de
la sala que conocerá de él, salvo que se haya radicado en una sala por haberse interpuesto
anteriormente una orden de no innovar (esta situación se analizará más adelante). Si el tribunal
superior es la Corte Suprema, conocerá del recurso la sala especializada respectiva.

E. La vista de la causa no puede suspenderse, a fin de evitar dilaciones. Y además, el


tribunal sólo podrá decretar medidas para mejor resolver una vez terminada la vista del recurso.

F. Señala la letra f del artículo 549 que cualquiera de las partes podrá comparecer en el
recurso hasta antes de la vista de la causa. Se refiere, claro está, a cualquiera de las otras partes del
recurso distintas del recurrente.

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3.5 Privilegio de pobreza

La norma del artículo 550 del Código Orgánico de Tribunales, carente de importancia,
dispone que los miembros del Poder Judicial gozan de privilegio de pobreza para su defensa en los
recursos de queja o en la substanciación de medidas disciplinarias que los afecten personalmente.

4. Fallo del recurso

Cuando un recurso de queja es desechado por el tribunal, la resolución es simple, por


ejemplo, señalará “no habiendo falta o abuso grave susceptible de ser enmendado por la vía
disciplinaria, se declara sin lugar el recurso de queja deducido a fojas tanto".

Pero cuando el recurso de queja prospera y el tribunal respectivo lo acoge, el artículo 545
incisos 2° y 3° del Código Orgánico de Tribunales señala el contenido y límites de esta resolución:

a) En primer lugar, debe indicar precisa y determinadamente cuáles son las faltas o
abusos que se reprochan al juez y que fueron cometidos en la resolución recurrida.

b) También debe indicar de qué manera se remedian las faltas o abusos cometidos, sea
mediante su invalidación, enmienda o modificación.
Por ejemplo, podrá decir "...en virtud de lo antes expuesto se deja sin efecto la resolución de
fojas tanto, y en cambio se declara que se mantiene la resolución de primera instancia escrita a fojas
tanto". O bien "...en virtud de lo expuesto, se enmienda la resolución tal sólo en cuanto se suprime la
resolución cual de la respectiva resolución".
Es decir, la falta o abuso debe explicitarse en la resolución que acoge el recurso, y además
indicar con precisión cuáles son las medidas concretas y específicas que adopta el tribunal para dar
pronto remedio al mal que motiva el recurso de queja.
Este inciso 2°, reiterativo al máximo, señala que el recurso de queja no es el medio idóneo
para modificar o dejar sin efecto resoluciones que podrían haber sido recurribles por otras vías,
salvo que se trate de una sentencia de primera o única instancia dictada por un árbitro arbitrador.
El inciso final del artículo en análisis establece que cuando se acoge un recurso de queja y se
invalida o modifica una resolución jurisdiccional, necesaria y precisamente se deben aplicar
medidas disciplinarias a los funcionarios que concurrieron a su dictación. Y como estas medidas son
resorte del pleno, la respectiva sala de la Corte de Apelaciones en su caso, o de la Corte Suprema,
debe enviar los antecedentes al pleno para que éste aplique las medidas disciplinarias
correspondientes, que como mínimo debe ser amonestación privada.

4.1 Recursos en contra de la resolución que falla el recurso de queja

De la lectura del artículo 551 del Código Orgánico de Tribunales podría desprenderse que
procede recurso de apelación en contra de la resolución de falla el recurso de queja:

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Artículo 551. “Las resoluciones que pronuncien los tribunales unipersonales y colegiados en el
ejercicio de sus facultades disciplinarias, sólo serán susceptibles de recurso de apelación. Por consiguiente,
aquellas que resuelvan recursos de queja, sea en primera o en segunda instancia, no son susceptibles del
recurso de reposición o de reconsideración, cualquiera sea la jerarquía del tribunal que las dicte.
Conocerá de la apelación el tribunal a quien corresponda el conocimiento del recurso de casación contra
las sentencias del tribunal que haya pronunciado la resolución recurrida.
El tribunal superior resolverá la apelación de plano, sin otra formalidad que esperar la comparecencia
del recurrente y si se trata de un tribunal colegiado, en cuenta, salvo que estime conveniente traer los autos en
relación.”

No obstante lo anterior, esta norma debe entender derogada por lo dispuesto por el artículo
63 N° 1 letra c) del mismo Código Orgánico de Tribunales, que dispone:
Artículo 63. “Las Cortes de Apelaciones conocerán:
1º En única instancia:
c) De los recursos de queja que se deduzcan en contra de jueces de letras, jueces de policía local, jueces
árbitros y órganos que ejerzan jurisdicción, dentro de su territorio jurisdiccional.”

5. Cumplimiento de la resolución recurrida

El principio es que por la interposición del recurso de queja no se suspende el cumplimiento


de la resolución recurrida.
Por este motivo el legislador ha establecido la posibilidad de solicitar orden de no innovar
ante el tribunal que conoce del recurso.
Esta solicitud se puede plantear en cualquier momento: al deducir el recurso mismo o
durante su tramitación.
Planteada la orden de no innovar, el tribunal sortea el asunto entre sus distintas salas, y la
que se pronuncia sobre ella es la sala que debe fallar el recurso, claro está y en el supuesto que el
superior sea una Corte de Apelaciones. O sea, para efectos de la orden de no innovar, el
conocimiento del recurso se radica en la sala que conoció de la orden de no innovar, lo que es una
diferencia con los demás casos, donde sólo se produce radicación si la orden de no innovar es
concedida (artículo 548 inciso final del Código Orgánico de Tribunales y N° 6 del auto acordado).

6. El auto acordado sobre tramitación y fallo del recurso de queja

El auto acordado de la Corte Suprema fue publicado en el Diario Oficial del 1° de diciembre
de 1972, como es evidente con bastante anterioridad a la posterior regulación del recurso de queja,
por lo que en gran medida sus disposiciones están tácitamente derogadas por la Ley N° 19.374 de
1995.

Son aspectos relevantes del auto acordado y que se entienden vigentes, los siguientes:

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N° 7. La orden de no innovar concedida en términos generales, o sea, sin limitación alguna produce
la paralización de todo el procedimiento, pero no suspende el curso de los plazos fatales que hayan comenzado a
correr antes de comunicarse dicha orden.
Este numeral es importante porque en su momento se suscitaron dudas de si se suspendían o
no los plazos en curso, situación que quedó clara con el auto acordado, y en tal sentido los plazos
fatales no se suspenden.
No se refirió al curso de los demás plazos porque éstos se extinguen por la declaración de
rebeldía, la que claramente queda en suspenso por la orden de no innovar.
Por otra parte, si bien esta norma del N° 7 sólo se refiere al recurso de queja, debe entenderse
como norma directriz en la interpretación de todas las órdenes de no innovar, en el sentido que
cualquiera sea el recurso en el cual recaiga una orden de no innovar, ésta no tiene la virtud de
suspender el curso de los plazos fatales en el respectivo procedimiento.

N° 8. Si, concedida orden de no innovar, se paraliza el recurso durante quince días, se declarará
desistido, de oficio o a petición de parte, y se dejará sin efecto la orden de no innovar.
Se refiere a una situación particular de deserción o abandono del recurso de queja, cuando
concedida una orden de no innovar se paralice la tramitación del respectivo recurso por quince días.
El recurso de queja tiene una tramitación determinada, según se ha visto: se interpone con el
certificado correspondiente, declaración de admisibilidad, petición de informe y autos en relación.
Si en alguno de estos trámites antes del decreto de autos en relación y concedida la orden de
no innovar, se suspende la tramitación del recurso de queja por quince días o más, el tribunal debe
declarar desistido, o desierto, el respectivo recurso.
La doctrina entiende este numeral derogado por la nueva regulación del recurso en el
Código Orgánico de Tribunales.

N° 11. Según las consecuencias o efectos jurídicos de la decisión que pueda recaer en el recurso, el
tribunal decretará, si lo estima necesario, que su estado se ponga en conocimiento de las partes o interesados a
quienes pudiere afectar el fallo.
Si aquéllos no comparecen dentro del término que se señala al efecto, podrá dictarse resolución sin más
trámites.
Recordemos que en el Código Orgánico de Tribunales se señala que cuando llega la petición
de informe al tribunal de la instancia, éste deja testimonio de esta circunstancia en autos y lo notifica
por el estado diario, como una manera de poner en conocimiento de las partes el hecho de haber
interpuesto este recurso de queja.
Sin perjuicio de este mecanismo, y apuntando también a la posibilidad de poner la
interposición de este recurso en conocimiento de las partes, se faculta al tribunal que conoce del
recurso para ordenar que éste sea puesto en conocimiento de las partes, y les fije un término para
comparecer, en el entendido que si no lo hacen, se podrá fallar el recurso sin más trámites.

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7. La queja propiamente tal en el auto acordado

Este auto acordado distinguió claramente el recurso de queja de la queja propiamente tal, y
la reguló tal como lo hizo con dicho recurso.
Los numerales que se tratan la materia son: 14, 15, y 16.

7.1 Causal para recurrir de queja

N° 14. “En conformidad a lo dispuesto en los artículos 66 inciso segundo y 96, número 4 del Código
Orgánico de Tribunales, el Tribunal Pleno conocerá de las quejas propiamente tales, esto es, de aquellas que se
refieran a la conducta ministerial o a las actuaciones de los jueces y demás funcionarios que están sujetos a la
jurisdicción disciplinaria de las Cortes y no se funden en faltas o abusos que se hayan cometido en el
pronunciamiento de una resolución o en otra actuación determinada” (N° 14 del auto acordado).
En este numeral se ve claramente el criterio diferenciador que señaló la Corte Suprema entre
el recurso de queja y la queja propiamente tal.
En el recurso de queja la falta o abuso se pretende cometido en una resolución judicial.
En la queja propiamente tal, en cambio, la falta o abuso se pretende sometida en la actuación
funcionaria que se puede traducir en ciertos actos, contra los cuales se recurre.

7.2 Procedimiento y plazo

El número quince hace aplicables a las quejas los requerimientos procedimentales que el
mismo auto acordado señaló para el recurso de queja. Es decir, en la presentación en que se la
interponga se deberá indicar el nombre de los miembros del tribunal o funcionarios recurridos,
debiendo expresarse con la mayor precisión los hechos que se refieren a la conducta ministerial de
los primeros o a la actuación funcionaria de los últimos.
Este mismo numeral señala el plazo para deducir la queja, sesenta días corridos contados
desde la respectiva inconducta. Se trata de un plazo de días corridos, ya que no está regulado en el
Código de Procedimiento Civil, aplicándose la regla del Código Civil. El plazo establecido, es fatal,
sin perjuicio, de la facultad del tribunal para proceder de oficio.
A diferencia del recurso de queja, que es conocido en sala, sin perjuicio de que la aplicación
de la medida disciplinaria corresponda al tribunal en pleno, la queja propiamente tal, sea conocida
por la respectiva Corte de Apelaciones o por la Corte Suprema, es conocida por el tribunal en pleno.

7.3 Fallo de la queja

El número dieciséis señala que cuando se la acoja, el fallo respectivo contendrá los
fundamentos demostrativos de la falta, abuso, incorrección o actuación indebida, aplicará sanciones
disciplinarias si las estima pertinentes y determinará las medidas necesarias para remediar el mal
causado.

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Esta última frase establece un extenso campo de posibilidades para corregir situaciones por
una vía particularmente expedita.
Por ejemplo, un conservador de bienes raíces cancela indebidamente una inscripción, a
consecuencia de lo cual practicó una serie de otras inscripciones sucesivas, dando nacimiento a un
gran loteo brujo. Si alguien reclama teniendo titularidad por ser de alguna manera afectado, la Corte
Suprema o la Corte de Apelaciones en su caso, no tan sólo puede sancionar la inconducta, sino
adoptar todas las medidas necesarias para restablecer o poner pronto remedio al mal que motivó la
queja. En este caso podría restablecer la inscripción indebidamente cancelada y ordenar la
cancelación de toda la cadena sucesiva, para poner atajo al desmán funcionario contra del que se
reclama.

El fallo que rechaza una queja puede ser bastante escueto, al igual que el que rechaza el
recurso de queja, bastando señar que no habiendo falta o abuso susceptible de ser enmendado, se
rechaza la queja deducida a fojas uno de los autos respectivos.
Pero, a diferencia de lo que ocurre con el recurso de queja, en que por expresa disposición del
artículo 551 del Código Orgánico de Tribunales la resolución que lo falla no es susceptible de
reposición, la resolución que falla la queja propiamente tal sí es susceptible de este recurso, ello
porque el artículo en comento específicamente declara inadmisible la reposición del fallo que
resolvió un recurso de queja, no una queja.
En consecuencia, el número veinte del auto acordado rige parcialmente, en lo referente a la
reponibilidad del fallo de la queja propiamente tal.
Nº 20: "La (parte) afectada podrá pedir reposición de las resoluciones, que recaigan en los recursos de
queja y en las quejas propiamente tales y de las que se pronuncien durante su tramitación, dentro de cinco días
contados desde que se dictó la respectiva resolución".
Insistamos en que esta disposición está derogada en cuanto a la reposición del recurso de
queja (eliminada por la reforma de 1995), pero subsiste en cuanto a la posibilidad de reposición de la
queja propiamente tal.

Por último, conforme al artículo 552 del Código Orgánico de Tribunales, las resoluciones que
imponen una medida disciplinaria, tan pronto queden ejecutoriadas deben ser transcritas al
Ministerio de Justicia, a la Corte Suprema y a las respectivas Cortes de Apelaciones. La renuncia
voluntaria de un funcionario judicial debe ir acompañada de un certificado del tribunal superior
respectivo que acredite que no está sometido a sumario en que se investigue su conducta. Si el
funcionario está en tal caso, el Presidente de la República no cursará esta renuncia en tanto no se
haya resuelto y comunicado la medida disciplinaria, en caso de ser impuesta.

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PARTE TERCERA

LA COSA JUZGADA

1. Generalidades

1.1 Introducción

Los estudios sobre cosa juzgada se han referido fundamentalmente a la cosa juzgada civil,
porque como ya se verá, la cosa juzgada en materia penal tiene muy serias restricciones, y con
absoluta puridad se podría decir que la cosa juzgada penal sólo deriva de la sentencia absolutoria o
del auto de sobreseimiento definitivo firme.
En general se puede sostener, aunque la afirmación parezca algo audaz, que respecto de las
sentencias condenatorias en materia penal, técnicamente, nunca se produce la cosa juzgada. Como
ya se verá, hay tres instituciones que demuestran la tremenda relatividad o restricción de la cosa
juzgada en materia penal: la revisión de sentencias firmes, la posibilidad de modificación de oficio
de la sentencia penal en cualquier momento y el principio de la unificación de las penas.
Por ello, reiteramos que el principio de la cosa juzgada tiene particular relevancia en materia
civil, y en materia penal sólo respecto de las sentencias absolutorias o de los autos de sobreseimiento
definitivo.
El término "cosa juzgada" según el extinto profesor Manuel Urrutia venía de la mala
traducción de un latinazgo. Los romanos nunca fueron grandes teóricos del derecho y el pretor, que
jugó el principal papel de creador del derecho, entre otras expresiones como litis contestatio, actio
pauliana, etc, creó el término res iudicata, traducido más tarde por los glosadores como "cosa
juzgada", cuando en realidad res iudicata no era cosa juzgada, sino cosa adjudicada. Esto significaba
que en determinado momento de su decisión, el magistrado romano decía "tal cosa es de fulano de
tal", y esta decisión se hacía irreversible en cuanto a que no se podía desconocer que esa cosa
pertenecía a quien se la había adjudicado el pretor.
Ergo, el término res iudicata -o cosa juzgada- tuvo en su origen un contenido esencialmente
material, no conceptual. Pero con la evolución jurídica, este contenido de carácter material se fue
alejando, siendo desplazado por el alcance conceptual del término, para llegar en definitiva a acuñar
un concepto de cosa juzgada en función de la fijeza, inmutabilidad e irrecurribilidad de las
sentencias, definitivas o interlocutorias, cuando están firmes o ejecutoriadas.

1.2 Conceptos de cosa juzgada

Uno de los autores que más ha estudiado el tema en Chile es el procesalista Hugo Pereira,
quien junto con Manuel Urrutia abrieron el camino de la modernización del derecho procesal.

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El profesor Pereira define la cosa juzgada señalando que "es el efecto de las sentencias definitivas
o interlocutorias firmes o ejecutoriadas para que aquél en cuyo favor se haya declarado un derecho en juicio,
pueda pedir el cumplimiento o ejecución de lo resuelto".
Este concepto merece algunos reparos:
a) Define la cosa juzgada por su efecto, no por su esencia, no señalando qué es, sino
cuáles son sus consecuencias.
b) Se refiere fundamentalmente a la acción de cosa juzgada, pero no a la excepción de
cosa juzgada. O sea, a la posibilidad de hacer cumplir la sentencia en beneficio de quien la obtuvo,
pero no a un efecto muy importante, que impide abrir debate respecto de un asunto que ha sido
resuelto con anterioridad (excepción de cosa juzgada).
c) Comete el error de unir necesariamente el concepto de cosa juzgada con su
cumplimiento, cuando hay sentencias que se bastan a sí mismas sin necesidad de ser cumplidas,
como las sentencias declarativas y también las constitutivas, que se cumplen mediante simples
anotaciones de carácter administrativo.

Por su parte, el procesalista uruguayo Eduardo J. Couture dice que cosa juzgada es "la
autoridad y efecto de las sentencias, firmes o ejecutoriadas, que importan su inimpugnabilidad, inmutabilidad y
eventual coercibilidad".
Es un concepto a la vez breve y muy certero. Su gran mérito es que va a la esencia misma de
la cosa juzgada, en cuanto la señala como autoridad y efecto.
La cosa juzgada es la máxima expresión del acto jurisdiccional, que una vez firme o
ejecutoriado, produce el efecto de cosa juzgada, que importa su inmutabilidad e inimpugnabilidad,
características que no se dan en otros actos jurídicos, sea administrativo, legislativo o contractual,
sino que son propias y típicas de la sentencia firme o ejecutoriada.
Claramente la cosa juzgada es una autoridad, que concurriendo determinados requisitos,
conlleva necesariamente la inmutabilidad e inimpugnabilidad.
La tremenda importancia de la cosa juzgada radica que, en el fondo, es emanación de la
soberanía popular, la cual se expresa a través de algunos órganos fundamentales del Estado. Entre
ellos se cuenta el Poder Judicial, llamado a resolver de una vez y para siempre los conflictos de
relevancia jurídica. La cosa juzgada es consustancial a la necesidad de resolver estos conflictos.

1.3 Aplicación del concepto de Couture a nuestra legislación

Las sentencias que producen, en Chile, la autoridad y el efecto de cosa juzgada son las
sentencias firmes o ejecutoriadas. Una sentencia está firme o ejecutoriada cuando no proceden
recursos en su contra, procediendo no se interpusieron, o interpuestos fueron fallados y se agotaron
las posibilidades de impugnación.
En nuestra legislación la autoridad o efecto de cosa juzgada sólo tiene lugar respecto de
sentencias definitivas e interlocutorias.
Siguiendo a Couture, esta autoridad o efecto se traduce en la inmutabilidad e
inimpugnabilidad de la respectiva resolución. O sea, no es susceptible de ser atacada por recursos o
acciones procesales, y es en sí misma inmutable. Pero estos principios -precisamente por ser tales y

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no reglas- no son absolutos. Hay casos, si bien muy excepcionales, en que bajo determinadas
circunstancias pueden ser modificadas incluso sentencias firmes.
Por último el concepto del procesalista uruguayo señala la eventual coercibilidad: es decir,
dependiendo de la naturaleza de la respectiva resolución, ella puede ser eventualmente cumplida
por la fuerza.
Esto se debe a que, como ya se dijo, hay sentencias que no necesitan ser cumplidas por la
fuerza, se bastan a sí mismas, como la que absuelve a un deudor, que se cumple ordenando alzar el
embargo; una sentencia que declara la nulidad de un contrato.
Deben ser cumplidas las sentencias de condena, cuando el deudor no se allana
voluntariamente a su cumplimiento. De ahí que sea correcto hablar de "eventual coercibilidad".

1.4 Naturaleza jurídica de la cosa juzgada

Algunos, pretendiendo realzarla, han dicho que es un principio de derecho natural o de


razón.
No creemos que sea un principio del derecho natural. Pero sí aceptamos que al menos hay un
principio de razonabilidad para establecer este instituto, porque si la misión del Poder Judicial es
resolver los conflictos de una vez y para siempre en función de la paz social, no se puede pretender
indefinidamente reabrir debates respecto de cuestiones anteriormente resueltas.
Fundamentalmente concluimos que la cosa juzgada es consecuencia de una política
legislativa y judicial determinada, que privilegia la solución del conflicto por sobre la posibilidad
del error judicial.
Hay una eterna lucha entre la justicia más pura y exacta y la resolución definitiva del
conflicto.
En pro de la justicia más depurada, debiera contemplarse la posibilidad imprescriptible de
reabrir el debate con nuevos o mejores antecedentes; pero en función de la paz social y la necesidad
de la solución del conflicto, todas las legislaciones de Occidente se inclinan por la inmutabilidad e
inimpugnabilidad de la respectiva resolución.

1.5 Doctrinas sobre la cosa juzgada

Distintas doctrinas han tratado de explicar la esencia de la cosa juzgada.

a) La Escuela Histórica (Von Savigny) dice que la cosa juzgada es una "ficción de
verdad". Es decir, no pretende que la cosa juzgada sea la verdad judicialmente declarada, sino que
se la tiene como verdad para efectos de la paz social.

b) Pothier, jurista francés inspirador del Código Napoleónico sostiene que la cosa
juzgada es "presunción de verdad". Es decir, se tiene por verdad lo que se declara en una sentencia
firme o ejecutoriada.
Pero más allá de esta ficción o pretensión de verdad, la cosa juzgada es un efecto jurídico-
político establecido por el ordenamiento jurídico en pro de la seguridad jurídica y la paz social.

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1.6 Valor vinculante de la cosa juzgada

Se ha planteado si arranca de la norma legal o del conjunto jurídico que subyace bajo el
conflicto y que reconoce la sentencia, o de la sentencia misma.
¿Qué es lo vinculante en definitiva: el derecho que reconoce la sentencia como preexistente o
la sentencia misma?
Lo que es realmente vinculante es la sentencia misma, y nos inclinamos por la doctrina del
derecho justicia material: lo que realmente resuelve el conflicto no es el derecho preexistente a éste,
sino la sentencia misma que, una vez firme o ejecutoriada, zanja definitivamente la cuestión.

1.7 Cosa juzgada y Constitución

Otra cuestión de gran importancia es determinar si la cosa juzgada tiene o no un fundamento


constitucional, o meramente legal. En otras palabras, si una ley establece que bajo ciertas
circunstancias los tribunales pueden modificar la sentencia dictada con antelación, ¿esa ley es o no
contraria a la Constitución? Si se sostiene que lo es, podría ser declarada inaplicable por
inconstitucional.

Como la Constitución Política establece la inmutabilidad de las sentencias judiciales por


parte de los poderes Ejecutivo y Legislativo, prohibición recogida en el artículo 76 inciso 1°, segunda
parte del texto, al señalar que ni el Presidente de la República, ni el Congreso pueden avocarse al
conocimiento de causas pendientes o hacer revivir procesos fenecidos, debe concluirse que por
mandato constitucional la inmutabilidad de las sentencias se aplica cuando quien pretenda mutarlas
sea el poder Ejecutivo o los poderes colegisladores.
Pero cuando esta posibilidad de mutación se reconoce al Poder Judicial, ¿es constitucional o
no una ley que autorice esta modificación?
El profesor Hugo Pereira es partidario de la tesis del fundamento constitucional de la cosa
juzgada, a partir de la norma del artículo 76 inciso 1°, primera parte de la Constitución, en virtud de
la cual la facultad de juzgar las causas civiles y criminales, resolverlas y hacer ejecutar lo juzgado,
pertenece únicamente a los tribunales establecidos por ley.
Sin embargo es una doctrina minoritaria, porque si bien es cierto la Constitución usa el verbo
rector "juzgar" no señala las consecuencias de este juzgamiento, lo que deja a la ley.
Si se pretende que dentro de estas consecuencias esté la cosa juzgada, es la ley la que debe
señalar este efecto.
Por ello se ha estimado que es posible que se establezcan parámetros o disposiciones de mero
nivel legislativo, que en ciertos casos permitan la revisión de sentencias firmes o ejecutoriadas
cuando sobrevienen situaciones particulares que lo ameriten.

1.8 Conceptos relacionados con la cosa juzgada

a) Proceso y cosa juzgada: hay una relación de medio a fin. El medio para llegar
eventualmente a la cosa juzgada es, precisamente, el proceso. O sea, la cosa juzgada es normalmente

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la culminación del proceso. Esto no significa que de todo proceso emane necesariamente cosa
juzgada, pero sí que toda cosa juzgada tiene como necesario antecedente un proceso.

b) Cosa juzgada y jurisdicción: el acto jurisdiccional puede adquirir la fuerza y


autoridad de cosa juzgada y, en consecuencia, su inmutabilidad e inimpugnabilidad. Es el único
acto jurídico, en nuestro ordenamiento, que puede llegar a reunir estas características. La cosa
juzgada es necesaria consecuencia del acto jurisdiccional, pero no de todo acto jurisdiccional emana
cosa juzgada.

c) Cosa juzgada y preclusión: la preclusión es el mecanismo que se ha ideado para que


el proceso no retroceda; o sea, se van estableciendo sucesivas etapas por las cuales va atravesando el
proceso y cada una de ellas se va cerrando definitivamente, mediante el correspondiente acto o
consecuencia preclusiva. El enemigo de la preclusión es la nulidad procesal, porque así como la
primera prohíbe o evita el retroceso, la nulidad procesal conlleva precisamente el retroceso del
proceso en cuanto anula determinados actos.
Se ha dicho que la cosa juzgada es la máxima expresión de la preclusión; o sea, este cierre
definitivo de la etapa adquiere su más clara y trascendente expresión en la cosa juzgada, que
consecuencialmente no sólo cierra en forma definitiva el procedimiento respectivo, sino que
resuelve de una vez y para siempre el conflicto que lo motivó.
En esta perspectiva se ha dicho que la cosa juzgada es la summa preclusión, el cierre preclusivo
definitivo a causa de este efecto de autoridad de cosa juzgada.

1.9 Inmutabilidad de la cosa juzgada

Por mandato constitucional, el efecto de las sentencias firmes o ejecutoriadas, de las cuales
puede emanar la cosa juzgada, podrá ser eventualmente modificado por una decisión en contrario
del órgano jurisdiccional. Pero jamás una decisión jurisdiccional puede ser dejada sin efecto por una
decisión administrativa o legislativa. Así emana con toda claridad del artículo 76 de la Constitución,
ya explicado.
Es importante también relacionar la cosa juzgada con el artículo 9° inciso 2° del Código Civil,
que como excepción muy calificada señala la retroactividad de la ley interpretativa. La ley
interpretativa se entiende incorporada a la ley interpretada y tiene, necesariamente, una vigencia
retroactiva.
Pero la retroactividad de la ley interpretativa no conlleva la modificación de las sentencias
judiciales ejecutoriadas en el tiempo que media entre la dictación de la ley que se interpreta y la ley
interpretada. Esto refuerza la idea que el acto jurisdiccional es intocable tanto para el acto legislativo
como administrativo.

2. Clasificaciones de la cosa juzgada

Hay varias clasificaciones, pero la principal es la que distingue entre cosa juzgada formal y
cosa juzgada sustancial o material. Se agrega también la cosa juzgada provisional.

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Imagínese una sentencia firme o ejecutoriada. La regla general es que la sentencia


ejecutoriada produzca cosa juzgada sustancial, es decir, que ni en ese mismo proceso ni en ninguno
otro será posible rever lo resuelto. O sea, la inmutabilidad e inimpugnabilidad de la respectiva
resolución tiene alcance general, es absoluta.

En cambio, hay cosa juzgada formal cuando la prohibición es de modificar la resolución en


ese mismo procedimiento, pero queda abierta la posibilidad para que en otro procedimiento pueda
ser modificada en cuanto a sus efectos. No se modificará la resolución misma, es decir, no se dirá en
el otro procedimiento que se revoca, sino que sus efectos emanados del primer procedimiento se
modificaron en virtud de lo resuelto en el segundo.

Surge la duda de si en Chile hay efectivamente pie para sustentar el juicio de la cosa juzgada
formal y sustancial, es decir, ¿hay antecedentes positivos para afirmar que la concepción doctrinaria
de la cosa juzgada formal y sustancial tienen base efectiva?
La respuesta es afirmativa: hay en nuestro ordenamiento una serie de ejemplos y situaciones
en que claramente se recoge el principio de la cosa juzgada formal: la posibilidad de revisar o
modificar los efectos de una resolución dictada en un juicio anterior, en virtud de lo que en
definitiva se falle en un procedimiento posterior e independiente. Los ejemplos son variados:
a) Renovación de la acción ejecutiva por ser acogidas algunas excepciones de carácter
dilatorio (artículo 477 del Código de Procedimiento Civil);
b) Reserva de acciones y excepciones, también en el juicio ejecutivo (artículos 467, 473 y
478 del Código de Procedimiento Civil);
c) Las acciones posesorias: es posible que los efectos de lo resuelto al fallar una acción
posesoria sea posteriormente modificado en el juicio ordinario posterior.
d) En el recurso de protección, la sentencia produce cosa juzgada formal, en cuanto a
que por vía de protección no se puede fallar distinto de lo ya resuelto, pero expresamente queda
abierta la posibilidad de otras vías declarativas u ordinarias para que, con otro criterio, se revea lo
que allí en un momento determinado se falló (artículo 20 de la Constitución Política de la
República).

En el juicio de alimentos -menores o mayores- la sentencia definitiva resuelve que el


alimentante debe realizar ciertas prestaciones en favor del alimentario. ¿Es posible rever lo resuelto
en el mismo procedimiento? La respuesta es sí, porque claramente el juicio de alimentos es
claramente una resolución en función de situaciones objetivas, concretas y específicas. Estas son
esencialmente mutables, y por ejemplo., pueden aumentar las necesidades del alimentario, cambió
su situación económica o la del alimentante, etc. En este caso, nuestra legislación contempla la
posibilidad, en el mismo juicio y aun tratándose de alimentos definitivos, de que se modifique lo
inicialmente resuelto.
Entonces, ¿qué cosa juzgada es la de los juicios de alimentos?
Cosa juzgada sustancial, no es.
Cosa juzgada formal tampoco, porque ésta prohíbe que en el mismo procedimiento se altere
lo resuelto, y en este caso la ley permite alterar lo resuelto, precisamente en el mismo juicio.
En este caso se da lo que doctrinariamente se conoce como cosa juzgada aparente, o también
llamada cosa juzgada provisional, es decir, entre tanto y mientras no se produzca un cambio de los

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parámetros objetivos, se mantendrá lo resuelto. Pero si se produce este cambio, es posible, en el


mismo procedimiento, modificar lo resuelto.

2.1 Cosa juzgada formal

"Es la autoridad y efecto de las sentencias firmes o ejecutoriadas que importan su inimpugnabilidad,
inmutabilidad y coercibilidad dentro del mismo proceso, pero que por mandato legal expreso permite, en un
nuevo juicio, la revisión de lo resuelto".

Si bien es cierto la regla general es la cosa juzgada sustancial, y la vertiente normal de la cosa
juzgada formal es la ley que señala esa posibilidad, podrían imaginarse situaciones en que por las
circunstancias es posible una revisión posterior.
Ejemplo: una sentencia que declara la interdicción de una persona.
Sería una aberración jurídica que no pudiera ser revista en un juicio posterior porque no hay
ley que así lo señale. O sea, si bien la vertiente normal de la cosa juzgada formal es la disposición
legal, no es la única.

En materia de cosa juzgada se habla también de cosa juzgada fraudulenta, lo que es una clara
antinomia, porque la cosa juzgada tiene en sí misma una respetabilidad incompatible con una visión
de fraudulencia a su respecto. Pero la doctrina ha querido reconocer este principio, porque tres de
las cuatro causales del recurso de revisión civil están precisamente dirigidas a poner término a
situaciones fraudulentas y por esta vía, echar abajo la sentencia impugnada.

3. Límites de la cosa juzgada

La regla general es que sólo afecta a las personas que estuvieron vinculadas como partes en
el respectivo procedimiento, y no a terceros. Si embargo, hay una cuestión muy debatida en
doctrina: el efecto reflejo de la cosa juzgada, en cuya virtud respecto de terceros, lo resuelto tiene algún
efecto o consecuencia.
Por ejemplo, si una sentencia declara el divorcio entre los cónyuges, que estaban casados en
sociedad conyugal, el efecto reflejo se aplica a todo quien se vea enfrentado a las consecuencias
jurídicas correspondientes. Así, v.g. un banco no puede exigir a la (ex) cónyuge, declarado el
divorcio, que autorice a su marido para garantizar obligaciones de terceros.

Los límites de la cosa juzgada se clasifican en subjetivos y objetivos.

3.1 Los límites subjetivos de la cosa juzgada. Las partes del juicio.

Se trata de determinar a quiénes alcanza la respectiva decisión jurisdiccional. En principio,


sólo afecta a quienes han sido partes en el respectivo procedimiento en que se dictó la sentencia
firme o ejecutoriada. Este principio, se encuentra recogido en el artículo 3° del Código Civil inciso

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2°: “Las sentencias judiciales no tienen fuerza obligatoria sino respecto de las causas en que actualmente se
pronunciaren”.
Ésta es una de las grandes diferencias entre los distintos ordenamientos jurídicos de
Occidente: en la vertiente anglosajona, los límites subjetivos de la cosa juzgada son mucho más
amplios, en cuanto a que lo resuelto por un tribunal va fijando un precedente vinculante para los
tribunales sucesivos.
Entre nosotros, en cambio, la cosa juzgada tiene efectos limitados, sólo respecto de las partes
del respectivo juicio, y su consecuencia normativa, es decir, la jurisprudencia que posteriormente se
pronuncie, es meramente moral.

Respecto de los terceros, se dice que la sentencia dictada en otro juicio es res inter alios
iudicata, lo que se vincula al concepto civil res inter allios acta, es decir, cosa, contratos o convenciones
entre terceros.
En el mismo sentido se usa el término res inter allios iudicata: lo resuelto en un juicio vincula a
las partes, pero no al tercero quien la invoca, entendiendo por partes a las partes principales, es
decir, demandante y demandado.
Pero también son partes quienes se han hecho o se han obligado a hacerse parte como
terceros, sea en forma voluntaria como terceros coadyuvantes, excluyentes o independientes, o bien
en virtud del artículo 21 del Código de Procedimiento Civil, es decir, quienes fueron arrastrados al
juicio porque también les correspondía eventualmente ejercer la acción.

Se ha discutido si la cosa juzgada afecta sólo a las partes o también a quienes han
comparecido en representación de ellas. O sea, quien actuó en un juicio como representante de la
respectiva parte, ¿podría en otro juicio, actuando a título personal, controvertir lo resuelto?
La opinión de mayoría es afirmativa: si yo figuro como representante de la parte, como tal no
me afecta la cosa juzgada en cuanto a mis derechos personales, por lo que podré plantear en juicio
posterior una postura diametralmente opuesta, en defensa de mis intereses.

Otra materia discutida es si se entiende comprendidos en el término "partes" a los sucesores a


título universal. ¿Los herederos del causante se ven afectados por la sentencia dictada en contra o a
favor de su causante?
La respuesta es si. El sucesor lo es en todos los derechos y obligaciones transmisibles,
excluidos los personalísimos. Debemos concluir, por tanto, que en la medida en que el juicio se
refiere a derechos u obligaciones transmisibles, vincula a los sucesores a título universal. Pero si dice
relación con derechos u obligaciones personalísimos, no vincula a los sucesores a título universal.

a) Sucesores a título singular respecto de ciertos derechos


Es un asunto mucho más complejo.
Imagínese que respecto de un predio determinado hubo un conflicto entre los propietarios
colindantes, y en definitiva se fijan los deslindes. Uno de estos predios se enajena. La duda es si el
nuevo adquirente podría plantear en un nuevo juicio la fijación de los deslindes de una forma
distinta.

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Si se aplica a irrestrictamente el principio de la relatividad o límite subjetivo de la cosa


juzgada, se concluye que sí, por lo tanto, el tercero adquirente podría demandar ya que no fue parte
del juicio.
No obstante lo anterior, para efectos de la cosa juzgada también se considera partes a quienes
son sucesores a título singular, en lo referido específicamente al bien respecto del cual son sucesores.
Por consiguiente, en este caso el adquirente del predio queda vinculado y obligado por la
sentencia dictada con antelación, pero no respecto de otras sentencias dictadas respecto de su
antecesor en el dominio y que no digan relación específica con el bien.

b) Subrogación procesal
Otro de los límites de la cosa juzgada es la subrogación procesal, tema muy complejo. En el
derecho civil se habla de subrogación real y personal, las cuales tienen en común el ser una ficción
jurídica.
En la subrogación real, la ficción es que un determinado bien reemplaza a otro en la misma
situación jurídica en que éste se encontraba. Por ejemplo, si se vende un bien propio de la mujer
casada en sociedad conyugal, puede lograrse que el bien nuevo, que se adquiere con el producto de
su venta, se subrogue jurídicamente al anterior, conservando también la calidad de propio.
La subrogación personal ocurre cuando jurídicamente, una persona pasa a ocupar el mismo
lugar de otra.

La subrogación también está presente en el Derecho Procesal, y en su virtud una persona,


hasta entonces un tercero, pasa a ocupar en un juicio la misma situación jurídica que tenía la persona
a quien está subrogando.

Un ejemplo claro de este tipo de subrogación lo encontramos en los artículos 1911 y


siguientes de Código Civil, que regula la "cesión de derechos litigiosos", que precisamente consiste
en que el cedente hace entrega de sus expectativas de triunfo en un juicio a cambio de un
determinado pago, y por mandato legal el cesionario de estos derechos litigiosos pasa a ocupar en
este proceso la misma situación del cedente.
El Código Civil mira con desconfianza la cesión de derechos litigiosos estableciéndole varias
limitaciones. Entre ellas, sólo el demandante o el tercero coadyuvante o independiente pueden ceder
estos derechos, pero no así el demandado.

Otro ejemplo, ocurre en la citación de evicción, cuando el vendedor es citado por su


comprador, y comparece al juicio a defenderlo (artículos 1843 del Código Civil y 584 y ss. del
Código de Procedimiento Civil).

¿Los casos expresamente regulados por el legislador son los únicos casos en que procede la
subrogación procesal o se trata de una situación jurídica generalmente aceptada?
No hay una respuesta única, pero en general, nuestra doctrina y jurisprudencia se han
inclinado por sostener que la subrogación procesal es una institución lícita y entra en el campo de la
libertad contractual. En definitiva, siempre puede pretenderse que opere esta forma de subrogación,
entendiéndose sustituida una parte por un tercero que hasta ese momento no figuraba como tal.

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Al respecto existe un interesante fallo de la Corte Suprema. Un arrendador inició un juicio


contra su arrendatario, para que se declarase terminado el contrato de arrendamiento y se le
restituyera la propiedad. Se dictó sentencia favorable a su pretensión. Antes de la llegada de la fecha
de la restitución, el arrendador y propietario vendió el inmueble y el tercero adquirente exigió al
arrendatario la restitución. Éste alegó que la sentencia dictada lo obligaba con el anterior
propietario, su anterior arrendador, pero no con el nuevo, ya que a su respecto el fallo era res inter
allios iudicata. La Corte resolvió que en este caso se había producido una forma de subrogación
procesal, y en consecuencia, el nuevo adquirente se entendía subrogado en los derechos del
demandante, y le cabía invocar en su beneficio el cumplimiento del fallo.

3.2 Los límites objetivos de la cosa juzgada

Apuntan a determinar cuál es el ámbito de la decisión que efectivamente es inmutable e


inimpugnable, y por consiguiente vinculante para las partes.
El tema no es simple.
En una primera aproximación podría decirse que la respuesta emana de la estructura de los
fallos judiciales, específicamente de la parte resolutiva de la sentencia, por lo tanto, el límite objetivo
de la cosa juzgada sería precisamente esta parte de la sentencia, una vez firme o ejecutoriada la
resolución.
En tal sentido, se dice que la sentencia obliga en el querer, es decir, en la parte que ordena,
pero no en el razonar, por lo que hay que estar sólo a lo resolutivo del fallo.

Pero es necesario hacer dos alcances.


En primer lugar, la parte resolutiva en cuanto a su efectivo ámbito, debe interpretarse en
función de la parte considerativa, es decir, lo que se resuelve en cuanto a mandato en un fallo debe
ponderarse en función de los raciocinios contenidos en la respectiva resolución.
En segundo lugar, más importante es señalar que la jurisprudencia ha reiterado que hay
ciertos considerandos que son propiamente resolutivos y no sólo deductivos o de raciocinio. Por
ende, para ver la parte vinculante del fallo no sólo hay que examinar su parte resolutiva, sino que es
necesario ver si hay alguna consideración o raciocinio que tenga en sí mismo un contenido
resolutivo.

Se concluye entonces que el límite objetivo de la sentencia es tanto su parte resolutiva como
los considerandos propiamente decisorios o resolutivos.

4. Aspecto positivo de la cosa juzgada.

4.1 Resoluciones que producen cosa juzgada

Sólo las sentencias definitivas e interlocutorias (de primera y segunda clase), de acuerdo a lo
dispuesto por el artículo 175 del Código de Procedimiento Civil:

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“Las sentencias definitivas o interlocutorias firmes producen la acción o la excepción de cosa juzgada.”

Pero además, la sentencia debe encontrarse firme o ejecutoriada, y de acuerdo al artículo 174
del Código de Procedimiento Civil, para determinar en qué momento la sentencia se encuentra
firme hay que distinguir:
i) Cuando no proceden recursos procesales en su contra, la sentencia se entiende
ejecutoriada a partir de que se haya notificado a las partes.
ii) Cuando proceden recursos procesales en su contra:
 No se interponen los recursos. Se entiende firme o ejecutoriada transcurridos que sean
los plazos para interponerlos y en el caso de la sentencia definitiva se requiere, además, que
este hecho sea certificado por el secretario del tribunal.
 Se interponen los recursos procesales. Estará firme la sentencia a partir de la
notificación del cúmplase.

4.2 Acción y excepción de cosa juzgada

a) Acción de cosa juzgada. Corresponde a quien a cuyo favor se ha declarado un


derecho en juicio para el cumplimiento de lo resuelto o para la ejecución del fallo.
No toda sentencia firme o ejecutoriada necesita de cumplimiento, sino que sólo las sentencias
condenatorias que no han sido cumplidas por el condenado. Las sentencias declarativas o
constitutivas no requieren del ejercicio de la acción de cosa juzgada.
La acción puede hacerse valer en un juicio separado, normalmente un juicio ejecutivo, ya
que de acuerdo al artículo 434 N° 1 la sentencia definitiva e interlocutoria es título ejecutivo, o bien,
de acuerdo al procedimiento establecido en el Título XIX del Libro I del Código de Procedimiento
Civil.

Artículo 176 del Código de Procedimiento Civil. “Corresponde la acción de cosa juzgada a aquel a
cuyo favor se ha declarado un derecho en el juicio, para el cumplimiento de lo resuelto o para la ejecución del
fallo en la forma prevenida por el Título XIX de este Libro.”

La acción de cosa juzgada puede emanar también de las sentencias extranjeras, en la medida
en que respecto de ellas se haya concedido el respectivo exequátur. Téngase presente que nuestro
Código de Procedimiento Civil contempla también normas sobre el cumplimiento de estas
sentencias, en el párrafo 2° del ya señalado Titulo XIX.

Por su parte el artículo 182 del Código de Procedimiento Civil consagra el principio de la
inmutabilidad de las sentencias definitivas e interlocutorias; pero es curioso que lo establezca no en
relación con la cosa juzgada, sino con el desasimiento.
Hay que distinguir claramente desasimiento de cosa juzgada.
Desasimiento es la prohibición que pesa sobre el juez que dictó una sentencia definitiva o
interlocutoria de modificarla a partir de su notificación a alguna de las partes, salvo las excepciones
legales.

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Pero este desasimiento no significa que la resolución sea definitivamente inmutable, ya que,
precisamente, en relación a las sentencias sobre las que se ha producido el desasimiento, es posible
recurrir instando por su modificación.
Es interesante destacar que la cosa juzgada es posterior al desasimiento, pero se une a éste en
cuanto a que uno y otra importan cierto grado de inmutabilidad.

b) Excepción de cosa juzgada. El artículo 177 del Código de Procedimiento Civil


dispone:
“La excepción de cosa juzgada puede alegarse por el litigante que haya obtenido en el juicio y por todos
aquellos a quienes según la ley aprovecha el fallo, siempre que entre la nueva demanda y la anteriormente
resuelta haya:
1° Identidad legal de personas;
2° Identidad de la cosa pedida; y
3° Identidad de la causa de pedir.
Se entiende por causa de pedir el fundamento inmediato del derecho deducido en juicio.”
La cosa juzgada, como excepción, implica que renovada una petición que anteriormente haya
sido resuelta por sentencia firme o ejecutoriada, y de la cual emane cosa juzgada -en general cosa
juzgada sustancial- el demandado en este nuevo juicio puede impedir que nuevamente se entre al
fondo de la cuestión invocando la autoridad de la sentencia anterior firme o ejecutoriada.
Hay que destacar en particular que el inciso 1° del artículo 177 señala que no tan sólo el
ganancioso en el juicio anterior puede invocar esta excepción, sino que también todo aquél a quien
aproveche el fallo respectivo.
Como regla general la cosa juzgada sólo tiene efectos relativos, es decir, en cuanto a quienes
han sido litigantes. Pero puede también tenerlos más allá de este círculo, cuando se trata de
herederos a título universal o sucesores en un determinado derecho, respecto del cual se haya
producido el conflicto anteriormente resuelto.
Pero lo esencial para poder invocar la excepción de cosa juzgada es que concurra la tantas
veces señalada "triple identidad".
Esta triple identidad también está en la excepción de litis pendencia, en la cual frente a un
nuevo juicio que reitera acciones de uno anterior, es también invocable para evitar que se siga
tramitando el nuevo juicio, que quedará paralizado a la espera de lo que se resuelva en el que se está
llevando a cabo.

Los supuestos para oponer esta excepción son:

i) Identidad legal de persona. No se debe confundir identidad legal, con identidad


física. Hay identidad legal de persona cuando en el nuevo juicio que se pretende iniciar hay
coincidencia jurídica en cuanto a la posición de las respectivas partes, demandante y demandado.
Por ejemplo., en un juicio se demanda a Pedro Pérez y en uno posterior sobre el mismo conflicto se
demanda a su hijo quien aceptó la herencia sin restricción alguna. En el ejemplo hay identidad legal
de persona, pues, desde el punto de vista jurídico, el heredero está ocupando la misma situación que
su causante en el juicio anterior.

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Esta observación vale para cada vez que las personas envueltas en el nuevo conflicto sean
alcanzadas por las consecuencias vinculantes de la primera resolución.

ii) Identidad de la cosa pedida. El legislador no ha definido qué es "cosa pedida", pero
la jurisprudencia y doctrina han ido elaborando el concepto, concluyendo que la cosa pedida no es
el bien material reclamado, sino que el beneficio jurídico que se pretende. Esto alude no tan sólo el
beneficio jurídico mismo sino además todas sus consecuencias.
Veamos dos ejemplos: en el primero hay coincidencia en el objeto material pedido no hay
identidad de cosa pedida. Y en el segundo, pese a que no hay identidad material de la cosa pedida,
sí hay identidad legal en cuanto al beneficio.
Primer ejemplo. Respecto del potrero "El Sauce" A intenta una acción reivindicatoria,
pretendiendo que en definitiva el poseedor reconozca su dominio y se lo restituya. Se rechaza la
demanda, y A vuelve a demandar, pero esta vez invoca su calidad de arrendador, solicitando
nuevamente la restitución. Entre ambos juicios no hay identidad legal de cosa pedida, porque si
bien es cierto el objeto material reclamado es el mismo, el beneficio jurídico que se pretende es
diferente. En el primer caso lo que se pretende es que se reconozca a A su calidad de dueño o
propietario del citado predio y consecuencialmente su devolución, mientras que en el segundo se
invoca la calidad de arrendador y consecuencialmente su entrega.
Segundo ejemplo. Una persona que prestaba servicios a una institución dijo ser empleado de
ésta, e invocando dicha calidad solicitó el pago de las imposiciones previsionales correspondientes.
El fallo señaló que no había un contrato de trabajo, sino que de prestación de servicios, y en
consecuencia no procedía el pago. Posteriormente, la misma persona invocando nuevamente la
calidad de empleado de la firma, alegó que se le debían compensar las vacaciones de las cuales no
había gozado. En ambos casos las prestaciones difieren totalmente: en el primer caso, entero de
cotizaciones previsionales; en el segundo, entero o compensación en dinero por no uso de
vacaciones, sin embargo, en ambos casos el beneficio jurídico perseguido es el mismo: ambas
presentaciones pretendían que se le reconociese la calidad de empleado, y en consecuencia el
vínculo laboral.

iii) Identidad de la causa de pedir. El legislador lo define señalando que es el fundamento


inmediato del derecho deducido en juicio.
El legislador exige inmediatez del fundamento, porque en definitiva el fundamento mediato
de toda prestación que se reclama es el ordenamiento jurídico en general. El fundamento inmediato
se refiere a la situación jurídica que se pretende y que el reclamante estima que ha sido privado, sea
de ella o de sus consecuencias.
La jurisprudencia reiterada ha dicho que el fundamento inmediato del derecho reclamado no
es ni está constituido por las disposiciones jurídicas que invoca el demandante o reconviniente, sino
que por la situación jurídica que él alega que existe y sirve de fundamento a su pretensión. Es decir,
el demandante puede equivocar citas legales, puede señalar indebidamente un determinado
contexto de leyes cuando fundamenta su pretensión, pero lo determinante para establecer la causa
de pedir es la situación jurídica que él invoca en apoyo a su respectiva pretensión.

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5. Efecto de cosa juzgada de las sentencias criminales en materia civil

Esta materia se encuentra tratada en los artículos 178 a 180 del Código de Procedimiento
Civil, y se la denomina bajo en nombre del título porque justamente el artículo 179 señala
específicamente que en ciertos casos la sentencia en materia criminal produce cosa juzgada en el
respectivo juicio civil.
El encabezado de la norma en comento es: "Las sentencias que absuelvan de la acusación o que
ordenen el sobreseimiento definitivo, sólo producirán cosa juzgada en materia civil, cuando se funden en
alguna de las circunstancias siguientes:".
Sin embargo, adviértase que se trata de una falta de sistema de nuestra legislación civil,
porque entre una sentencia penal propiamente tal y una civil nunca concurre la triple identidad,
porque en ningún caso la cosa pedida o la causa de pedir en el conflicto penal coinciden con la cosa
pedida o la causa de pedir en el conflicto civil, sino que por el contrario, difieren sustancialmente; lo
único que puede existir, eventualmente, es la coincidencia de partes, es decir, del elemento persona.
En consecuencia, esta norma hay que interpretarla en el sentido de que la sentencia penal
tiene un efecto probatorio en materia civil, de suerte que los hechos que esa sentencia establezca son
vinculantes para el juez civil en ciertos casos y, en consecuencia, él no puede decidir en contra de lo
que la sentencia penal señaló como "hechos de la causa".
La razón por la cual el legislador da preeminencia en algunas situaciones a la sentencia penal
por sobre la civil, obligando al juez a sentirse vinculado por aquélla es, una vez más, la verdad
material que se persigue en materia penal. Por consiguiente las conclusiones fácticas de esa decisión
son largamente menos erráticas que las posibles conclusiones fácticas de la sentencia civil.
Pero no toda sentencia penal produce este efecto vinculante, sino sólo, como regla general,
las sentencias condenatorias, al tenor del artículo 178 que señala: "En los juicios civiles podrán hacerse
valer las sentencias dictadas en un proceso criminal siempre que condenen al procesado."
Además el artículo 179 señala en qué caso la sentencia penal absolutoria o el sobreseimiento
definitivo producen efectos en el juicio civil, cumpliendo, por cierto, determinados requisitos.

5.1 Casuística del artículo 179

“Las sentencias que absuelvan de la acusación o que ordenen el sobreseimiento definitivo,


sólo producirán cosa juzgada en materia civil, cuando se funden en alguna de las circunstancias
siguientes:

1ª La no existencia del delito o cuasidelito que ha sido materia del proceso. No se


entenderán comprendidos en este número los casos en que la absolución o sobreseimiento provengan
de la existencia de circunstancias que eximan de responsabilidad criminal;
Si la sentencia absolutoria o el sobreseimiento definitivo declaran que no existió el delito, esta
declaración es vinculante para el juez civil.
En este numerando no se identifican claramente las causales de sobreseimiento definitivo a
las cuales se refiere, pero por vía interpretativa puede señalarse que en este numeral están
comprendidas dos situaciones:
i) La declaración que el hecho no haya existido;

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ii) La declaración que el hecho no es típico.


Cualquiera de estas dos circunstancias declaradas en la sentencia absolutoria o el
sobreseimiento se traduce en que los hechos establecidos en dicha resolución tienen este poderoso
efecto reflejo.
Pero el legislador advierte que claramente esta causal no concurre cuando se ha absuelto o
sobreseído definitivamente por concurrir respecto del acusado una causal de extinción de
responsabilidad penal que lo exime de ella.

2ª No existir relación alguna entre el hecho que se persigue y la persona acusada, sin
perjuicio de la responsabilidad civil que pueda afectarle por actos de terceros, o por daños que
resulten de accidentes, en conformidad a lo establecido en el Título XXXV, Libro IV, del Código
Civil;
También produce este efecto reflejo la sentencia penal absolutoria o el sobreseimiento que
declara no haber relación alguna entre el acusado y el hecho que se persigue. El hecho pudo haber
existido, pero la sentencia o el sobreseimiento declara que entre él y la pretendida autoría o
responsabilidad del acusado no existió relación alguna.
Pero advierte este numerando que lo expresado es sin perjuicio de la responsabilidad civil
que por actos de terceros pueda afectar a este acusado, conforme a las normas del Código Civil.
Si se persigue la responsabilidad extracontractual del tercero civilmente responsable, éste
puede no tener vínculo alguno con los hechos; pero esta circunstancia no lo exime necesariamente
de responsabilidad, porque puede responder, en definitiva, del hecho de un tercero (recuérdense las
presunciones por el hecho ajeno).

3ª No existir en autos indicio alguno en contra del acusado, no pudiendo en tal caso
alegarse la cosa juzgada sino respecto de las personas que hayan intervenido en el proceso criminal.
Cuando en autos no existe indicio alguno contra el acusado, el legislador agrega un requisito
especial para que se produzca este efecto reflejo: sólo puede aplicarse respecto de las personas que
hayan intervenido en el proceso criminal como partes directas o coadyuvantes.
Es decir, la falta de indicios en cuanto a los hechos en que se fundamente produce efecto
reflejo sólo si en el juicio civil posterior coinciden estas mismas partes con aquellas que lo fueron en
el respectivo proceso penal.
Esta coincidencia que se requiere no es completa o absoluta, pero sí se puede invocar sólo
respecto de quienes tuvieron aquella calidad en el proceso penal respectivo.

No obstante todo lo anterior, el inciso final del artículo 179 contiene una gran
contraexcepción a todo lo señalado anteriormente:
“Las sentencias absolutorias o de sobreseimiento en materia criminal relativas a los tutores,
curadores, albaceas, síndicos, depositarios, tesoreros y demás personas que hayan recibido valores u
objetos muebles por un título de que nazca obligación de devolverlos, no producirán en ningún caso
cosa juzgada en materia civil.”

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El legislador señala que el que está a título de administrador de bienes ajenos, cualquiera sea
el título que lo obliga a restituir, la sentencia que lo absuelve del posible ilícito penal nunca produce
efecto reflejo a su favor. Lo anterior es enteramente lógico, puede que en la sentencia penal se
declare que no hay delito porque no hay dolo, pero quien administra bienes de terceros responde
también de la culpa. Es decir, el fallo absolutorio significa que no es responsable penalmente, pero sí
puede serlo en materia civil: en consecuencia no cabe el efecto reflejo.

Finalmente, el artículo 180 señala que cuando la sentencia criminal produzca estos efectos
reflejos que el legislador del Código de Procedimiento Civil denomina "cosa juzgada", no es lícito en
la sentencia civil tomar en consideración pruebas o alegaciones incompatibles con lo resuelto en
dicha sentencia o con los hechos que le sirvan de necesario fundamento.
Es decir, todo lo que esté en contradicción con lo resuelto en la sentencia penal o con los
hechos que le sirven de necesario fundamento no son alegaciones que puedan ser oídas en el
posterior juicio civil.
Artículo 180. “Siempre que la sentencia criminal produzca cosa juzgada en juicio civil, no será lícito
en éste tomar en consideración pruebas o alegaciones incompatibles con lo resuelto en dicha sentencia o con los
hechos que le sirvan de necesario fundamento.”

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