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Pablito alumno de primer año de educación preescolar, de una edad de cuatro

años demuestra una mayor habilidad para emplear símbolos —gestos, palabras,
números e imágenes— con los cuales representar las cosas reales del entorno.
Ahora puede pensar y comportarse en formas que antes no eran posibles. Puede
servirse de las palabras para comunicarse, utilizar números para contar objetos,
participar en juegos de fingimiento y expresar sus ideas sobre el mundo por
medio de dibujos. El pensamiento preoperacional tiene varias limitaciones a pesar
de la capacidad de representar con símbolos las cosas y los acontecimientos.
Piaget designó este periodo con el nombre de etapa preoperacional, porque los
preescolares carecen de la capacidad de efectuar algunas de las operaciones
lógicas que observó en niños de mayor edad. Las características expuestas del
infante son retomadas de la etapa preoperacional que sostiene Piaget en su teoría
del desarrollo cognitivo.

Desde esta perspectiva tanto la escuela como un salón de clases implica que todos los infantes aprendan juntos
en un mismo entorno, independientemente de sus características personales, socio-económicas o culturales. Esta
es la base para educar personas tolerantes, respetuosas y empáticas donde unas aprenden de otras, para que esto
sea posible se debe adoptar la postura de una búsqueda interminable para encontrar los mejores caminos para
responder a la diversidad del alumnado. Se refiere a aprender a vivir con la diferencia y a aprender desde la
diferencia. De esta forma, la diversidad del alumnado puede ser contempladas de forma más positiva, como un
estímulo para favorecer el aprendizaje entre ellos.

Como docentes se debe tener herramientas eficaces que respondan a la diversidad de los estudiantes utilizan un
amplio abanico de enfoques didácticos, entre los que escogen aquellos que juzgan apropiados para abordar una
situación didáctica. Estas decisiones tienen en cuenta un conjunto de factores interconectados, tales como los
contenidos curriculares, la edad y la experiencia del grupo, las condiciones ambientales del aula y los recursos
disponibles, etc.
Lupita alumna de primer año de educación preescolar, de una edad de cuatro años,
mantiene un pensamiento simbólico que se entiende como la inhabilidad para adoptar
el mismo punto de vista de los demás., este pensamiento es todavía un pensamiento
egocéntrico, el niño entiende el mundo desde su perspectiva.

Otro factor importante en esta etapa es la conservación, que es la capacidad para
entender que la cantidad no cambia cuando la forma cambia. Es decir, si el agua
contenida en un vaso corto y ancho se vierte en un vaso alto y fino, los niños en esta
etapa creerán que el vaso más alto contiene más agua debido solamente a su altura.
Esto es debido a la incapacidad de los niños de entender la reversibilidad y debido a
que se centran en sólo un aspecto del estímulo, por ejemplo, la altura, sin tener en
cuenta otros aspectos como la anchura.
Se prolonga hasta los siete años, y se caracteriza porque el niño es capaz de pensar las
cosas a través del establecimiento de clases y relaciones, y del uso de números, pero todo ello de forma intuitiva, sin tener
conciencia del procedimiento empleado. Dichas características retomadas del lo que enmarca el autor Piaget en el estadio
preoperacional en el que se encuentra la alumna.
La planificación de la situación de aprendizaje no puede ser pensada de la misma manera para todos. Los objetivos,
contenidos, actividades, metodología, recursos materiales, etc. que el docente estima necesarios para el desarrollo de
dichas situaciones tienen que ser planificadas y preparadas en diferentes formatos. Teniendo en cuenta lo siguiente:

Desarrollar las mismas actividades con diferentes niveles de dificultad.

Para los trabajos en equipo, planificar tareas que se adapten a las capacidades del alumnado con dificultades de
aprendizaje y otras que resulten atractivas para el alumnado con altas capacidades.

Pensar la mejor organización del grupo y de los espacios de aprendizaje que atiendan la diversidad existente.

Elegir los contenidos que se darán primero según las capacidades de pequeños grupos: conceptuales, procedimientos o
actitudinales.

Crear actividades diversas sobre un mismo contenido, combinar las de grupo, parejas e individuales.

Plantear diferentes modos de evaluación, tanto de los conocimientos previos, como de los de aprendizajes nuevos.

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