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Ana Galván Romarate-Zabala
Fundamentos del Arte I
Culturalmente,
es
una
época
apasionante.
Las
letras
y
artes
españolas
alcanzaron
en
esta
etapa
uno
de
los
momentos
más
sobresalientes
de
su
historia.
Es
el
Siglo
de
Oro
español,
a
caballo
entre
el
siglo
XVI
y
XVII.
A
lo
largo
de
esta
centuria
reinaron
en
España
los
tres
últimos
monarcas
de
la
Casa
de
Austria
en
una
etapa
de
una
tremenda
crisis
económica
y
política:
Felipe
III
(1598-‐1621),
Felipe
IV
(1621-‐1665)
y
Carlos
II
(1665-‐1700.Todos
ellos
entendieron
como
deber
prioritario
de
sus
respectivos
mandatos
la
defensa
del
Catolicismo.
Los
principales
mecenas
y
comitentes
de
esta
etapa
fueron
el
poder
político
–los
Reyes
y
aristócratas-‐
y
el
poder
religioso,
la
Iglesia
católica,
concretamente
el
papado
y
algunas
órdenes
religiosas.
En
los
países
protestantes
también
serán
los
comitentes
una
pujante
burguesía.
1
Frente
a
este
término,
barroco,
vamos
a
encontrar
otros
como
“barroquismo”
o
“barroquizante”
que
hacen
referencia
a
constantes
históricas
que
se
repiten
habitualmente
en
las
etapas
finales
de
todos
o
casi
todos
los
estilos
o
ciclos
artísticos
y
que
aluden
al
recargamiento
ornamental
extremo
de
las
últimas
2 etapas
de
los
estilos
(ej.
arte
helenístico,
gótico
final,
etc.).
Es
“lo
barroco”
como
categoría
estética.
3
Para
el
surgimiento
del
estilo
barroco
fue
esencial
el
llamado
Concilio
de
Trento.
Fue
un
concilio
de
la
Iglesia
católica
desarrollado
en
periodos
discontinuos
durante
veinticinco
sesiones
entre
el
año
1545
y
el
1563.
Tuvo
lugar
en
Trento,
en
el
norte
de
Italia.
Dió
lugar
a
lo
que
se
llama
la
Contrarreforma:
fue
la
respuesta
de
la
Iglesia
de
Roma
a
la
reforma
protestante
de
Martín
Lutero.
Sus
objetivos
fueron
renovar
la
Iglesia
y
evitar
el
avance
de
las
doctrinas
protestantes.
Durante
este
Concilio
se
analizó
la
importancia
del
arte
como
vehículo
para
la
transmisión
de
la
religiosidad
católica,
es
decir,
como
propaganda
religiosa.
De
él,
emanaron,
por
lo
tanto,
indicaciones
sobre
cómo
debían
ser
las
obras
de
arte,
su
iconografía,
mensaje…
siempre
sobre
la
base
de
despertar
en
el
espectador
la
religiosidad.
De
ahí
que
la
Europa
católica
se
llene
de
iglesias,
y
sus
pinturas
y
esculturas
de
santos
y
temáticas
alusivas
a
los
signos
específicos
de
la
religión
católica
como
el
sacramento
de
la
Eucaristía.
Es
decir,
a
través
del
arte
se
intentaba
subrayar
lo
católico
frente
a
lo
protestante.
Y
es
que
los
protestantes
no
eran
partidarios
de
las
imágenes
en
sus
iglesias
tanto
si
son
esculturas
como
pinturas.
El
arte
barroco
surge
en
Italia
y
se
difunde
por
todo
Europa
llegando
también
hasta
Hispanoamérica.
2.
LA
ARQUITECTURA
BARROCA
La
ciudad
es
el
marco
de
la
cultura
barroca2.
El
barroco
es
la
Europa
de
las
capitales.
El
urbanismo
barroco
da
muestras
de
gran
teatralidad
a
mayor
gloria
siempre
de
la
monarquía
absoluta
o
la
Iglesia.
Buscan
el
esplendor
fastuoso,
lo
teatral
y
escenográfico,
el
sorprender
al
espectador,
creando
grandes
perspectivas
deslumbrantes.
Se
levantan
templos,
palacios,
se
organizan
fiestas
en
las
calles
con
arquitecturas
efímeras,
y
se
montan
deslumbrantes
fuegos
de
artificio,
se
construyen
arcos
de
triunfo,
cortejos
espectaculares,
se
engalanaban
los
balcones…
Roma
es
sobre
todo
la
“ciudad
espectáculo”
típica
del
Barroco.
Cabeza
del
mundo
católico,
emerge
con
enorme
vitalidad
ya
a
finales
del
siglo
XVI,
durante
el
papado
de
Sixto
V.
El
Papa
Sixto
V
y
su
arquitecto
Doménico
Fontana
sientan
las
bases
de
la
Roma
barroca:
las
siete
grandes
basílicas
recorridas
por
los
peregrinos
fueron
unidas
por
largas
y
anchas
avenidas
y
ante
ellos
se
levantan
plazas
con
obeliscos
egipcios,
a
modo
de
gran
escenario
con
la
fachada
de
la
iglesia
como
telón.
Se
difunde
y
mejora
la
ingeniería
e
higiene
(canales…)
Se
embellece
además
la
ciudad
con
diversas
fuentes
monumentales.
En
este
contexto
se
abordó
la
realización
de
*la
plaza
de
San
Pedro
del
Vaticano
y
la
finalización
de
su
basílica.
Las
plazas
se
convierten
en
centros
de
referencia
urbano,
dominadas
por
un
edificio
principal
(una
iglesia,
un
palacio).
Serán
decoradas
con
fuentes,
obeliscos,
estatuas
y
planificadas
urbanísticamente
para
crear
perspectivas
impresionantes.
Entre
las
plazas
barrocas
de
Roma
destacan,
la
*Piazza
del
Popolo,
y
la
bellísima
*Piazza
Navona,
un
antiguo
circo
romano
de
la
época
de
Domiciano
(86
d
de
C).
Adquirió
durante
el
Barroco
su
fisonomía
actual.
Es
un
espacio
muy
apto
para
el
paseo
y
las
fiestas
públicas
(torneos,
máscaras…).
Por
lo
que
se
refiere
a
las
características
generales
de
la
arquitectura
podemos
destacar
que
vamos
a
encontrar
un
gran
desarrollo
de
la
arquitectura
religiosa
y
civil
(iglesias
y
palacios
fundamentalmente).
2
Ciudades
europeas
que
conservan
ejemplos
de
urbanismo
barrio
barroco
son:
Praga,
Roma,
Paris,
Roma,
Madrid,…
3
Ana Galván Romarate-Zabala
Fundamentos del Arte I
Y
es
que
los
mecenas
y
comitentes
de
la
arquitectura
barroca
van
a
ser
fundamentalmente
las
órdenes
religiosas
y
el
papado
así
como
la
nobleza
(los
Borghese,
Ludovisi,
Barberini,
Pamphili,
Chigi,
Rospigliosi,
Alteri,
Odescalchi
y
otros
más
que
siguen
la
estela
de
los
Medici,
los
Borgia,
etc.)
y
los
monarcas
absolutos
del
siglo
XVII.
El
punto
de
partida
de
la
arquitectura
barroca
es
la
ruptura
del
equilibrio
clásico,
ya
perceptible
en
el
Manierismo.
La
arquitectura
barroca
fue
concebida
para
generar
un
ilusionismo
sensorial
que
cautive
y
emocione.
El
sentido
rítmico
de
las
fachadas
y
muros,
con
efectos
dinámicos,
se
logran
por
medio
de
curvas
y
contracurvas,
frontones
que
se
parten,
entablamentos
que
se
incurvan,
gusto
por
el
juego
entre
lo
cóncavo
y
lo
convexo,
los
juegos
de
luces
y
sombras…
En
cuanto
a
los
materiales
dan
gran
importancia
al
color
y
la
textura
con
la
finalidad
de
producir
una
impresión
de
riqueza
y
ostentación.
Son
habituales
los
mármoles,
piedra,
ladrillo…
todo
bellamente
decorado
para
dar
mayor
sensación
de
lujo,
calidad,
ostentación.
Utilizan
el
orden
gigante,
las
columnas
salomónicas
y
los
entablamentos
curvos.
La
arquitectura
se
funde
con
el
resto
de
las
artes
(pintura,
escultura…)
como
un
todo
perfecto.
Es
la
búsqueda
del
arte
total.
En
las
iglesias
destacamos
las
jesuíticas,
son
fachadas
de
dos
cuerpos
con
aletones
–inspiradas
en
Sta.
María
Novella
de
Alberti-‐
y
una
nave
con
capillas
laterales.
La
cubierta
predominante
en
el
barroco
será
la
cúpula.
La
cúpula,
uno
de
los
máximos
logros
renacentistas
seguirá
utilizándose
en
su
apariencia
externa,
pero
su
interior
se
utilizará
como
espacio
para
disponer
un
torbellino
de
figuras
que
pintadas
sobre
ella
parecen
ascender
al
infinito.
La
pintura
al
fresco,
junto
con
toda
suerte
de
estucos
y
dorados
que
crearán
una
ilusión
espacial
nueva
cobran
un
nuevo
empuje.
En
las
pinturas
de
las
cúpulas
destaca
el
empleo
de
trampantojos
(trompe
l´oeil).
Los
muros
pierden
el
sentido
plano
y
se
curvan
dejando
de
cruzarse
en
ángulo
recto,
buscando
todo
tipo
de
perspectivas
y
efectos
luminosos.
En
la
arquitectura
barroca
abunda
la
columna
tanto
como
elemento
sustentante
como
ornamental.
En
líneas
generales
los
elementos
constructivos
están
subordinados
a
los
ornamentales.
Los
arcos
son
muy
variados
y
predominan
los
de
medio
punto.
Hay
abundancia
de
nichos
y
hornacinas
y
muchos
vanos
presentan
forma
ovoide
(oculi)
enmarcados.
Las
plantas
en
las
iglesias
son
muy
variadas.
Aunque
se
mantiene
la
tradicional
planta
rectangular
(planta
jesuítica),
aparecen
las
plantas
elípticas,
circulares
y
mixtas.
El
afán
efectista
acabó
provocando
que
se
diera
la
misma
importancia
al
exterior
de
un
edificio
y
a
sus
entornos
inmediatos
que
a
su
interior.
Italia
se
pondrá
a
la
cabeza
de
las
manifestaciones
arquitectónicas,
Francia
será
la
creadora
del
palacio
barroco
y
su
interés
por
los
espacios
lúdicos
se
plasmará
en
maravillosos
jardines
poblados
de
fuentes
y
estatuas
y
España,
a
pesar
de
la
pobreza
de
materiales
empleados,
destacará
por
su
exuberancia
decorativa.
Italia:
Gian
Lorenzo
Bernini
y
Borromini
Entre
todos
los
grandes
arquitectos
italianos
del
barroco
destacan
Gian
Lorenzo
Bernini
y
Francesco
Castelli,
llamado
Borromini.
El
gran
arquitecto
GIAN
LORENZO
BERNINI
era
también
escultor,
arquitecto,
escenógrafo,
pintor
y
dramaturgo.
Fue
muy
admirado,
un
artista
de
éxito.
Nacido
en
Nápoles
(1598-‐1680),
era
hijo
del
también
escultor
Pietro
Bernini.
Educado
por
los
jesuitas,
fue
un
devoto
católico.
La
mayor
parte
de
su
vida
transcurrió
en
Roma.
En
la
“ciudad
eterna”
encontraría
a
sus
principales
mecenas,
el
cardenal
Scipione
Borghese,
y
también
el
4
5
papado
(Urbano
VIII
de
la
poderosa
familia
Barberini,
el
Papa
Alejandro
VII
Chigi,
etc.)
Su
obra
refleja
el
espíritu
barroco
de
la
Contrarreforma.
Fue
nombrado
arquitecto
de
San
Pedro.
La
Basílica
de
San
Pedro
del
Vaticano
aún
no
había
concluido
en
el
siglo
XVII,
convocándose
en
1607
un
concurso
para
su
finalización.
Maderno
será
el
elegido,
viéndose
obligado
a
retomar
el
esquema
basilical.
Con
el
máximo
respeto
a
la
obra
de
Buonarroti,
añadió
la
nave
longitudinal
a
la
planta
de
cruz
griega
planteada
por
Miguel
Ángel.
Maderno
levantó
una
fachada
de
desarrollo
horizontal
con
orden
gigante,
manteniendo
la
baja
altura
para
poder
contemplar
la
cúpula.
Sin
duda
alguna,
LA
PLAZA
DE
SAN
PEDRO
DEL
VATICANO
es
la
obra
maestra
de
Bernini.
Fue
un
encargo
del
Papa
Alejandro
VII
en
1656.
Toma
como
eje
el
centro
de
la
basílica.
Esta
explanada
es
un
inmenso
espacio
abierto
compuesto
de
dos
plazas
contiguas,
la
primera
trapezoidal
y
la
segunda
oval.
Así,
logra
una
perfecta
simbiosis
entre
la
plaza
recta
y
la
elíptica.
El
espacio
elíptico
está
delimitado
por
una
columnata
de
dos
brazos
que
no
llega
a
cerrarse
en
el
extremo
opuesto
a
la
fachada
de
la
basílica.
Bernini
consigue
crear
un
gran
espacio
para
albergar
a
los
files
para
que
desde
cualquier
ángulo
puedan
ver
al
Papa.
Simbólicamente
representa
un
gran
abrazo
para
recibir
a
los
peregrinos.
La
columnata
toscana
que
delimita
la
plaza
oval
consta
de
cuatro
hileras
de
columnas
gigantes.
Fuente
de
la
imagen
y
texto:
J.V.
Patiño
http://escueladeartetalavera.blogspot.com.es/2015/09/libro-‐de-‐texto-‐para-‐fundamentos-‐del.html
5
Ana Galván Romarate-Zabala
Fundamentos del Arte I
Casi
300
columnas
que
sostienen
el
entablamento
sobre
el
que
corre
una
balaustrada
y
en
el
que
descansan
estatuas
de
santos,
obra
de
los
discípulos
de
Bernini.
En
el
centro
de
la
plaza
oval
se
colocó
un
obelisco
egipcio
procedente
de
la
spina
del
circo
de
Nerón,
que
dificulta
la
visión
frontal
de
la
fachada
basilical,
en
un
juego
muy
propio
del
barroco
como
es
el
obligar
al
espectador
a
buscar
distintos
puntos
de
vista.
El
obelisco,
a
su
vez,
es
el
centro
del
eje
transversal
de
la
plaza
oval.
Es
una
plaza
dotada
de
un
sentido
muy
escenográfica
y
teatral.
El
uso
de
columnas
con
balaustradas
y
estatuas
nos
recuerda
a
Palladio
en
el
Teatro
Olímpico
de
Vicenza
(Italia).
Bernini
intervino
también
en
otras
empresas
arquitectónicas
y
urbanísticas
de
Roma
como
*la
fuente
de
los
Cuatro
Ríos
en
la
Piazza
Navona
(c.
1650)
o
la
*Iglesia
de
San
Andrés
del
Quirinal
también
en
la
ciudad
eterna,
así
como
la
famosa
*fuente
del
Tritón.
Francesco
Borromini
FRANCESCO
BORROMINI
(Bissone
1599-‐Roma,
1667)
es
el
contrapunto
a
Bernini.
Su
verdadero
apellido
era
Castelli
pero
en
Roma
decidió
utilizar
el
de
Borromini,
por
su
parentesco
con
la
poderosa
familia
Borromeo.
Escultor
y
arquitecto
atormentado,
obsesionado
con
la
perfección,
su
carácter
melancólico
y
libre
marcó
su
vida
y
su
obra.3
Contó
con
el
mecenazgo
de
órdenes
religiosas
que
no
eran
muy
boyantes
económicamente.
También
tuvo
el
apoyo
de
algunos
comitentes
cultos
y
abiertos
de
miras
como
el
cardenal
Spada.
Fue
cantero
en
las
obras
de
la
catedral
de
Milán,
antes
de
trasladarse
a
Roma
en
1619,
donde
trabajó
en
el
taller
de
su
pariente
Carlo
Maderno,
quien
lo
introdujo
en
el
mundo
de
la
arquitectura
romana
al
tomarlo
como
colaborador
para
la
realización
de
diversas
obras.
En
Roma
llegó
a
trabajar
como
asistente
de
Bernini
con
quien
mantendrá
una
enemistad
que
duraría
toda
su
vida.
Borromini
dejó
a
la
posteridad
su
obra
teórica
Opus
Arquitectonicum,
pero
buena
parte
de
sus
escritos
fueron
destruidos
por
él
mismo
antes
de
su
muerte.
Daba
especial
relevancia
a
la
plena
libertad
de
diseño,
negándose
a
"copiar"
características
u
elementos
estilísticos
en
sus
proyectos.
Su
obra
arquitectónica
–marcada
por
su
profunda
religiosidad-‐
resulta
sumamente
original,
sin
precedentes
claros,
salvo
la
influencia
parcial
de
Miguel
Angel,
a
quien
el
arquitecto
admiraba.
Dominaba
la
técnica
y
se
mantuvo
constante
en
su
deseo
de
aprender.4
Propuso
soluciones
más
insólitas
que
Bernini,
dentro
de
una
manifiesta
ruptura
con
la
tradición,
donde
domina
la
fantasía
y
el
uso
de
elementos
simbólicos.
Realizó
iglesias
de
pequeñas
dimensiones
y
materiales
modestos
pero
de
gran
belleza.
Su
fantasía
creativa
e
innovadora
le
lleva
a
crear
elementos
nuevos
como
capiteles
con
las
volutas
al
revés,
a
ondular
con
continuas
curvas
y
contracurvas,
con
elementos
cóncavos
y
convexos
las
fachadas
y
los
interiores.
Transgrede
totalmente
el
clasicismo,
creando
nuevas
proporciones
y
motivos
ornamentales
pero
eso
no
impidió
que
a
lo
largo
de
su
carrera
las
referencias
clásicas
sean
constantes,
así
como
las
medievales
(góticas
sobre
todo)
y
renacentistas.
Cuando
Bernini
triunfaba
ya
como
arquitecto
y
empezaban
a
desplegarse
las
formas
del
Barroco,
Borromini
recibió
su
primer
encargo
en
solitario:
el
conjunto
de
SAN
CARLOS
DE
LAS
CUATRO
FUENTES
(1638-‐1667),
llamada
también
San
Carlino
(Roma).
Consta
de
monasterio,
claustro
(1635-‐37)
e
iglesia
(1638-‐41).
Fueron
3
Se
cree
que
se
suicidó
con
una
espada.
4
A
su
muerte,
poseía
más
de
mil
libros
de
diversas
disciplinas.
6
7
ubicados
en
un
reducido
espacio
irregular.
Fue
un
encargo
de
los
monjes
trinitarios
descalzos
españoles
dedicado
al
santo
italiano
San
Carlos
Borromeo.
Está
iglesia
está
hecha
de
piedra,
ladrillo
y
estuco.
Presenta
planta
centralizada,
elíptica
–en
forma
de
cruz
griega
alargada,
adquiriendo
una
forma
romboidal
-‐y
capillas
radiales.
Los
muros
se
curvan
al
interior
y
al
exterior
con
elementos
cóncavo-‐convexos.
Incluso
los
entablamentos
y
las
cornisas
se
curvan.
No
encontramos
líneas
rectas
en
todo
el
edificio;
plasticidad
y
movimiento
impregnan
toda
la
obra.
La
cubierta
es
una
cúpula
oval
con
pechinas,
decorada
con
casetones
octogonales.
Por
lo
que
se
refiere
a
la
fachada
está
estructurada
en
dos
pisos
de
columnas
con
sus
entablamentos
pero
utilizando
el
orden
gigante.
El
conjunto
está
dividido
por
tres
vanos:
en
el
piso
bajo,
uno
central
convexo
y
dos
extremos
cóncavos,
unidos
por
un
entablamento
interrumpido.
En
la
parte
superior
aparecen
tres
vanos
cóncavos
y
un
medallón
ovalado
que
sostienen
ángeles.
Los
frontones
son
curvos,
y
toda
la
fachada
se
ondula,
incluidos
los
entablamentos
y
las
cornisas.
Los
muros
rompen
la
línea
recta
e
inventa
formas
nuevas
para
los
capiteles
y
los
ornamentos
en
torres
y
cornisas.
Todo
ello
le
da
una
apariencia
elástica
al
edificio
rompiendo
el
lenguaje
clásico.
Esta
plasticidad
en
la
fachada
produce
la
sensación
de
movimiento
y
la
luz
incide
en
ella
produciendo
efectos
de
claroscuro.
El
edificio
está
diseñado
dentro
de
un
espacio
urbano
teniendo
en
cuenta
los
diferentes
puntos
de
vista
desde
los
cuales
puede
ser
visto.
El
efecto
se
remata
con
la
incorporación
de
fuentes
en
las
cuatro
esquinas
del
edificio.
El
interior
de
esta
iglesia
es
uno
de
los
más
bellos
y
originales
de
todo
el
Barroco.
Hay
una
coherencia
total
entre
planta,
alzado
y
cubierta
demuestran
la
continuidad
orgánica
de
la
obra
borrominesca.
En
conclusión,
en
esta
obra
se
aprecia
su
alto
dominio
de
la
técnica,
su
desbordante
fantasía
formal
y
su
visión
trágica
de
la
vida.
Con
su
ingeniosa
solución
creó
uno
de
los
mayores
hitos
de
la
arquitectura
barroca.
Otras
obras
de
Borromini:
la
iglesia
de
*San
Ivo
della
Sapienza
(1642-‐1660).
Presenta
una
linterna
con
forma
en
espiral
que
está
rematada
por
una
llama.
La
fachada
tiene
forma
de
curva
cóncava.
Borromini
también
realizó
el
*Oratorio
de
los
Filipenses
(1637),
la
*iglesia
de
Santa
Inés
(1653-‐1661),
realizó
la
decoración
interior
de
la
basílica
de
San
Juan
de
Letrán
(1646)
y
el
*colegio
Propaganda
Fidei
(1647-‐1664).
Entre
sus
obras
civiles
son
dignas
de
mención
la
*Columnata
del
Palacio
Spada
(1632)
y
la
fachada
posterior
y
la
rampa
del
*Palacio
Barberini.
Santa
Inés
Palacio
Spada
San
Ivo
de
la
Sabiduría
Otros
arquitectos
italianos
del
siglo
XVII
en
Roma,
Pietro
de
Cortona
(Sta.
María
della
Pace);
en
Venecia
(Sta.
María
de
la
Salud)
de
Baldassare
Longhena;
y
en
Turín
el
arquitecto
Guarino
Guarini.
Francia:
el
palacio
de
Versalles
El
arte
barroco
del
siglo
XVII
en
Francia
prefiere
ser
llamado
por
los
propios
franceses
como
arte
clasicista.
En
este
tipo
de
arquitectura
predomina
la
claridad,
el
orden
y
la
serenidad
frente
a
lo
recargado
y
lo
retórico.
En
esta
etapa
la
arquitectura
está
al
servicio
del
Absolutismo
monárquico.
Se
construyen
numerosas
iglesias
y
palacios.
El
palacio
se
convierte
en
el
edificio
más
representativo
del
barroco
francés,
edificios
de
grandes
dimensiones,
con
una
marcada
horizontalidad,
con
plantas
en
forma
de
“U”
hacia
el
jardín.
Junto
a
Louis
le
Vau
y
Le
Notre,
Mansart
proyectó
el
conjunto
palaciego
de
Versalles
(Versailles)
para
el
rey
Luis
XIV.
Este
palacio
se
convertirá
en
el
epítome
de
palacio
barroco
por
excelencia
y
será
fuente
de
inspiración
para
palacios
europeos
durante
siglos
(en
Austria,
Alemania,
Rusia…)
influyendo
en
España
en
el
palacio
de
la
Granja
de
San
Ildefonso
en
Segovia
(rey
Felipe
V,
nieto
de
Luis
XIV,
dinastía
Borbón,
siglo
XVIII).
7
Ana Galván Romarate-Zabala
Fundamentos del Arte I
El
conjunto
del
Palacio
de
Versalles
se
edificó
aprovechando
un
antiguo
palacete
de
caza
previo
construido
por
orden
de
Luis
XIII,
aunque
será
Luis
XIV,
el
rey
Sol
quien
lo
construya
como
una
pequeña
ciudad
alejada
de
los
problemas
de
la
cercana
París.
Se
construyó
en
varias
etapas
durante
la
segunda
mitad
del
siglo
XVII.
Se
basa
absolutamente
en
el
palacio
de
Vaux-‐le-‐Vicomte
cuyo
dueño
fue
el
poderoso
ministro
de
finanzas
Fouquet.
La
decoración
de
interiores
oscila
entre
el
barroco,
Rococó
y
Neoclasicismo
–ya
en
el
siglo
XVIII-‐.
La
estancia
más
emblemática
es
la
Galería
de
los
espejos,
un
inmenso
corredor
que
ocupaba
toda
un
ala
lateral
del
Palacio
y
que
unía
las
dependencias
del
rey
y
la
reina,
de
73
metros
de
longitud
y
totalmente
recubierta
de
dorados,
espejos,
hornacinas
con
esculturas,
bóvedas
con
pinturas,
lámparas
de
araña,
etc.
Una
vez
acabada
la
obra
se
convirtió
en
salón
de
recepciones.
El
palacio
es
un
retrato
simbólico
del
monarca
Luis
XIV.
Es
una
obra
propagandística
a
mayor
gloria
de
este
rey
que
se
parangona
o
compara
con
el
dios
Apolo,
dios
de
la
belleza
y
el
arte.
De
ahí
que
el
símbolo
solar
alusivo
al
Rey
y
a
este
dios
se
encuentre
en
todo
el
palacio,
así
como
un
sinfín
de
referencias
mitológicas
de
origen
grecorromano.
Los
jardines
de
Versalles
son
espectaculares,
son
un
elemento
esencial
del
palacio
y
responden
al
esquema
prototípico
de
jardín
francés:
muy
geométricos.
En
él
se
integran
un
sinfín
de
fuentes
y
esculturas
que
se
señalan
unas
a
otras
y
que
invitan
a
seguir
un
itinerario.
Según
nos
alejamos
del
Palacio,
se
va
asilvestrando,
dando
al
paseante
la
idea
de
que
la
monarquía
ejerce
un
efecto
racionalizador
y
ordenador.
España
Al
igual
que
ocurre
en
el
resto
de
las
artes,
el
Barroco
arquitectónico
tendrá
en
España
un
carácter
fundamentalmente
religioso
y
monárquico.
También
la
Contrarreforma
va
a
dictar
el
estilo
en
la
construcción
de
edificios.
En
consecuencia,
la
arquitectura
barroca
española
va
a
ser
fundamentalmente
religiosa,
reflejo
del
8
9
poder
de
la
Iglesia
en
esta
etapa.
Se
van
a
construir
numerosas
iglesias
y
conventos
–a
Madrid
se
la
llegó
a
denominar
“ciudad
conventual”5.
La
arquitectura
civil
tuvo
un
desarrollo
bastante
menor
que
la
eclesiástica.
La
falta
de
recursos
y
el
descenso
de
población
en
muchas
ciudades,
abandonadas
también
por
las
familias
nobles
que
emigraban
a
la
corte,
motivaron
que
este
tipo
de
actividad
fuera
muy
poco
relevante
o
casi
inexistente
en
amplias
zonas
de
la
geografía
española.
Sólo
Madrid
escapó
a
esta
situación
por
su
condición
de
capital,
y
además
reciente.
El
aumento
de
población,
el
asentamiento
de
la
nobleza,
las
necesidades
generadas
por
la
corte
y
el
deseo
de
dotarla
de
una
imagen
representativa
por
parte
de
la
monarquía
favorecieron
el
auge
de
las
construcciones
de
carácter
civil.
Arquitectura
doméstica,
edificios
públicos
y
residencias
palaciegas
fueron
realizados
en
número
importante
a
lo
largo
del
siglo.
La
construcción
del
palacio
del
Buen
Retiro
es
uno
de
los
principales
ejemplos
de
las
obras
emprendidas
por
los
reyes
en
este
período.
En
general,
los
exteriores
eran
monumentales,
pero
muy
sencillos,
en
contraste
con
la
riqueza
de
obras
de
arte
que
ornaba
los
interiores.
La
arquitectura
barroca
va
a
tener
una
gran
difusión
en
España.
Son
relevantes
del
barroco
español
son,
entre
otros
muchos:
la
fachada
del
Obradoiro
de
la
Catedral
de
Santiago
de
Compostela
(Galicia);
las
plazas
mayores
de
Madrid
y
Salamanca;
la
catedral
de
Murcia,
etc.
La
catedral
de
Murcia
En
el
levante
español,
en
la
ciudad
de
Murcia
se
levanta
una
catedral
sobre
la
antigua
mezquita
de
la
época
de
Al-‐
Ándalus.
Los
orígenes
de
esta
iglesia
son
góticos
de
los
siglos
XIV
y
XV.
La
construcción
de
esta
iglesia
abarca
varias
centurias
por
lo
que
en
ella
podemos
encontrar
diversos
estilos
artísticos
como
añadidos
platerescos
–la
puerta
de
las
cadenas-‐
del
siglo
XVI
y
barrocos
de
los
siglos
XVII
y
XVIII.
En
especial
destaca
la
capilla
gótica
de
los
Vélez,
rica
en
motivos
ornamentales
(heráldicos,
etc.)
y
con
una
bellísima
bóveda
de
crucería
estrellada.
La
catedral
presenta
planta
de
cruz
latina,
tres
naves
y
girola,
con
capillas
alojadas
entre
los
contrafuertes.
El
templo
se
ha
visto
afectado
en
numerosas
ocasiones
por
las
crecidas
del
cercano
río
Segura,
especialmente
la
sufrida
en
1733
cuando
el
agua
perjudicó
de
tal
manera
los
cimientos
de
la
fachada
que
tuvo
que
levantarse
la
actual,
obra
de
Jaime
Bort.
La
fachada
de
la
catedral
de
Murcia,
de
58
metros
de
altura,
es
una
de
las
mejores
creaciones
del
barroco
español.
Se
terminó
en
1754.
La
fachada
sustituye
a
una
renacentista.
La
actual,
barroca,
fue
diseñada
por
Bort,
destacando
la
magnificencia
del
conjunto,
presidido
por
una
monumental
estatua
del
apóstol
Santiago
que
hubo
de
sustituirse
por
un
terremoto.
La
fachada
presenta
dos
cuerpos
articulados
por
columnas
corintias,
marcando
un
acentuado
dinamismo
ascensional
el
segundo
gracias
a
su
perfil.
La
parte
central
presenta
forma
cóncava.
Los
espacios
de
las
portadas
laterales
quedan
rehundidos,
creando
un
sensacional
juego
de
planos
en
profundidad
con
lo
que
se
consigue
un
magnífico
efecto
de
dinamismo.
La
ligereza
y
elegancia
de
la
decoración
que
enmarca
ventanales,
hornacinas
y
vanos
de
acceso
es
otro
de
los
5
La
precaria
situación
económica
se
dejó
sentir
en
la
arquitectura,
la
más
necesitada
entre
las
tres
grandes
artes
de
recursos
monetarios
para
financiar
la
actividad
constructiva.
La
actividad
constructiva
se
vio,
en
general,
afectada
por
la
falta
de
recursos:
materiales
pobres,
lentitud
en
los
trabajos,
interrupciones
y
demoras...
9
Ana Galván Romarate-Zabala
Fundamentos del Arte I
elementos
claves
en
la
suntuosidad
del
conjunto.
Esta
espectacular
fachada
nos
recuerda
las
de
Borromini,
como
su
iglesia
de
Santa
Inés
de
Roma.
La
Torre
es
otro
de
los
elementos
más
significativos
de
la
catedral.
La
arquitectura
barroca
en
Canarias
La
arquitectura
barroca
en
Canarias
presenta
ecos
mudéjares
(en
los
artesonados)
e
influencias
andaluzas.
Guarda
un
estrecho
paralelismo
con
el
arte
portugués
e
hispanoamericano
de
esta
etapa.
Particular
interés
tiene
el
retablo
barroco,
presente
en
numerosísimas
iglesias
canarias.
Entre
todos
los
ejemplos
de
la
arquitectura
barroca
canaria
destaca
LA
IGLESIA
DE
LA
CONCEPCIÓN
DE
LA
OROTAVA
(TENERIFE).
Se
encuentra
en
el
casco
histórico
de
la
Orotava
que
presenta
un
gran
interés
artístico
cultural.
La
fachada
presenta
dos
torres
campanarios,
de
24
metros
de
altura.
La
iglesia
presenta
cimborrio
sobre
el
que
se
eleva
una
imponente
cúpula
sobre
tambor
que
se
erige
como
símbolo
iconográfico
del
templo
con
una
linterna
de
estilo
neoclásico.
En
el
interior,
las
tres
amplias
naves
están
determinadas
por
columnas
de
base
jónica,
coronadas
por
capiteles
de
estructura
corintia,
todos
diferentes
en
ornamentación.
Otros
ejemplos
del
barroco
en
Canarias,
concretamente
en
Las
Palmas
de
Gran
Canaria
son
la
iglesia
de
San
Francisco
de
Borja
(Jesuitas),
la
iglesia
de
San
Francisco
de
Asís,
la
ermita
de
San
Telmo,
etc.
El
barroco
en
Hispanoamérica
El
Barroco
se
extendió
por
toda
Hispanoamérica
llenando
las
nuevas
capitales
coloniales
de
edificios
como
ermitas,
iglesias,
ayuntamientos
y
catedrales
a
imagen
y
semejanza
de
los
construidos
en
las
metrópolis.
Se
planificaron
ciudades
siguiendo
el
esquema
en
damero
–de
influencia
grecorromana-‐.
Disponían
en
el
centro
en
la
plaza
mayor,
llamada
plaza
de
armas,
los
edificios
más
emblemáticos
de
la
ciudad,
como
la
catedral
o
el
palacio
virreinal.
Un
ejemplo
de
esta
planificación
perfecta,
en
cuadricula,
es
la
ciudad
de
Antigua
en
Guatemala.
Entre
las
plazas
de
armas
más
impresionantes
destacan
la
Plaza
Mayor
de
Lima,
la
de
Bolívar
de
Bogotá,
o
la
Plaza
de
la
Constitución
(El
Zócalo)
de
Ciudad
de
México,
con
su
espectacular
catedral
y
su
Puerta
del
Sagrario,
puramente
barrocas.
Por
lo
general,
el
Barroco
en
América
se
caracterizará
por
su
tendencia
hacia
la
exuberancia
decorativa,
con
total
horror
vacui.
3.
LA
ESCULTURA
BARROCA
La
escultura
barroca
en
Italia
La
escultura
italiana
del
siglo
XVII
presenta
las
siguientes
características:
*Una
gran
diversidad
tipológica:
hay
una
escultura
ornamental,
alegórica
o
mitológica,
con
destino
a
espacios
abiertos
o
cerrados,
retratos,
imágenes
religiosas,
con
fines
devocionales
o
decorativos,
en
las
iglesias,
o
conjuntos
funerarios.
Los
santos
son
muy
representados:
en
éxtasis,
yacentes,
etc.
10
11
*El
material
más
utilizado
es
el
mármol,
del
que
se
aprovechan
sus
posibilidades
cromáticas
y
de
textura,
y
también
el
bronce,
con
frecuencia
combinado
con
aquél,
con
los
que
los
escultores
buscan
alterar
los
valores
táctiles,
creando
una
ficción
ilusionista.
*Formalmente
es
un
arte
naturalista,
les
interesa
plasmar
la
realidad
pero
sin
idealización.
Se
interesan
por
el
estudio
anatómico.
*Buscan
el
movimiento
y
dinamismo,
en
contraste
con
el
equilibrio
y
reposo
del
Renacimiento.
La
escultura
barroca
se
proyecta
dinámicamente
hacia
fuera.
Las
figuras
adoptan
posiciones
teatrales.
Buscan
expresar
emociones.
Aparecen
complejas
composiciones
(en
aspa,
serpentinatas,
etc.),
y
las
telas
y
cortinajes
acrecientan
el
dramatismo
de
las
escenas.
Son
obras
muy
expresivas
y
dinámicas.
*La
luz
resbala
sobre
las
superficies
lisas
y
descubre
la
calidad
de
la
carne
o
la
transparencia
de
las
telas.
En
muchas
ocasiones
se
buscará
la
policromía:
en
Italia
usando
mármoles
de
diversos
colores
y
en
España
y
Alemania
con
la
madera
pintada.
*Las
esculturas
están
realizadas
para
ser
contempladas
desde
diversos
puntos
de
vista.
Entre
los
escultores
de
la
Italia
barroca
descuella
uno
entre
todos
los
demás:
GIAN
LORENZO
BERNINI.
Además
de
arquitecto,
Bernini
es
uno
de
los
más
geniales
escultores
de
todos
los
tiempos.
Su
padre
fue
también
escultor.
BERNINI
y
tres
de
sus
conjuntos
escultóricos
más
impresionantes:
Apolo
y
Dafne;
David;
el
rapto
de
Proserpina.
Se
conservan
en
el
Museo
Galería
Borghese
de
Roma
De
la
consumada
habilidad
del
padre
aprendió
a
tallar
el
mármol
directamente,
sin
plan
previo.
Sus
influencias
fueron,
por
un
lado,
Miguel
Ángel
y
por
otro,
las
colecciones
de
escultura
helenística
del
Vaticano
(Laocoonte,
Torso
del
Belvedere).
También
se
basó
en
la
escultura
manierista
e
incluso
la
pintura
renacentista
(Rafael)
y
la
barroca
(Carracci
y
Caravaggio).
Para
su
mecenas
el
cardenal
Borghese
realizó
varias
esculturas,
por
ello,
no
es
extraño
que
gran
parte
de
esas
obras
se
conserven
actualmente
en
el
museo
Galería
Borghese
de
Roma.
Su
labor
como
escultor
no
es
inseparable
de
su
trabajo
como
arquitecto
que
aúna
además
elementos
escenográficos.
11
Ana Galván Romarate-Zabala
Fundamentos del Arte I
Como
se
observa
por
ejemplo
en
las
esculturas
que
realizó
para
San
Pedro
del
Vaticano.
Las
esculturas
de
Bernini
se
caracterizan
por
la
búsqueda
del
naturalismo,
el
movimiento
exaltado,
sorprendido
en
plena
acción,
y
la
violencia
expresiva.
Es
capaz
de
convertir
el
mármol
en
carne,
telas
o
vegetales,
demostrando
un
virtuosismo
extraordinario.
Entre
su
producción
mitológica
encontramos
la
espectacular
obra
APOLO
Y
DAFNE
(1621-‐1622)
que
se
basa
en
el
relato
de
Ovidio
de
su
obra
Metamorfosis:
Dafne
empieza
a
trasformase
en
laurel
al
ser
alcanzada
por
Apolo,
metáfora
de
las
aspiraciones
de
la
existencia,
que
cuando
creemos
alcanzarlas,
se
desvanecen
como
consecuencia
de
un
mundo
en
permanente
cambio.
Con
esta
obra
Bernini
sienta
las
bases
de
la
escultura
barroca.
Capta
el
instante
fugaz,
dinámico
de
la
naturaleza
real.
La
compleja
composición
se
crea
a
base
de
diagonales.
EL
DAVID
(1623-‐1624)
de
Bernini
es
una
figura
de
bulto
redondo
que
representa
a
esta
figura
mítica
del
Antiguo
Testamento.
Iconográficamente
el
David
de
Bernini
es
innovador:
lo
representa
en
el
momento
exacto
en
el
que
se
está
preparando
para
lanzar
la
honda
contra
su
enemigo,
con
el
ceño
fruncido,
el
rostro
contraído
por
la
fuerza,
los
labios
mordidos
y
los
ojos
hundidos.
Claramente
se
inspira
en
el
David
de
Miguel
Ángel,
pero
su
concepción,
como
vemos,
es
radicalmente
distinta.
Del
movimiento
en
potencia
de
Miguel
Ángel
se
pasa
al
movimiento
en
acto
de
Bernini.
El
material
es
el
mismo
(mármol
de
Carrara)
y
la
escala
es
diferente,
mucho
más
pequeña
la
de
Bernini,
pero
diferente
en
la
concepción
de
la
obra.
Es
una
obra
que
muestra
el
naturalismo
del
Barroco:
destacamos
el
estudio
anatómico
(aparece
prácticamente
desnudo)
pero
rompe
con
el
clasicismo
renacentista
del
siglo
XVI.;
el
tratamiento
de
las
calidades
de
la
tela,
la
piel,
el
pelo,
etc.;
la
captación
psicológica…Es
una
figura
hecha
para
ser
contemplada
desde
distintos
puntos
de
vista.
La
estructura
en
espiral
de
su
composición,
provoca
que
el
cuerpo
se
retuerza
en
un
giro
mediante
un
escorzo
que
refleja
toda
la
fuerza
del
lanzamiento.
El
Éxtasis
de
Santa
Teresa
es
otra
de
sus
obras
más
conocidas:
El
grupo
escultórico
del
éxtasis
de
Santa
Teresa
fue
realizado
ex
profeso
para
la
CAPILLA
CORNARO
de
la
Iglesia
de
Santa
María
de
la
Victoria
de
Roma.
Es
una
iglesia
barroca
carmelita
de
una
sola
nave
de
planta
de
cruz
latina.
La
labor
de
Bernini
en
este
proyecto
fue
de
arquitecto,
escultor
y
decorador.
CRONOLÓGICAMENTE
este
conjunto
cabe
fecharlo
entre
los
años
1647-‐1651
y
estilísticamente
es
plenamente
barroco.
Por
lo
que
se
refiere
al
COMITENTE
de
este
proyecto
artístico,
fue
un
poderoso
cardenal
de
la
época,
el
veneciano
de
noble
abolengo
Federico
Cornaro.
Cornaro
deseaba
que
Bernini
reformase
el
brazo
izquierdo
del
transepto
de
la
iglesia
–ya
existente-‐
para
instalar
en
ella
una
capilla
funeraria
destinada
a
su
familia.
El
MATERIAL
utilizado
en
este
grupo
escultórico
de
bulto
redondo
es
mármol
de
Carrara
y
bronce
dorado.
El
TEMA
que
muestra
esta
escultura
es
de
carácter
religioso:
es
la
experiencia
mística
llamada
éxtasis
de
Santa
Teresa
de
Jesús.
El
éxtasis
es
un
“estado
del
alma
caracterizado
por
cierta
unión
mística
con
Dios
mediante
la
contemplación
y
el
amor,
y
por
la
suspensión
del
ejercicio
de
los
sentidos”(RAE).
Otros
santos
como
San
Agustín,
Santa
Catalina
o
Santa
Cecilia
experimentaron
hechos
similares.
Cuando
esta
experiencia
mística
va
acompañada
de
una
flecha
que
atraviesa
el
corazón
se
le
denomina
transverberación
como
en
la
obra
que
analizamos.
12
13
Santa
Teresa
de
Cepeda
y
Ahumada
(1515-‐1582),
más
conocida
como
Teresa
de
Jesús
o
de
Ávila,
es
la
protagonista
de
esta
escena.
Figura
clave
de
la
Contrarreforma,
nacida
en
Ávila,
era
de
origen
judío
converso
y
fue
la
fundadora
de
la
orden
de
carmelitas
descalzas.
Tenía
frecuentes
visiones
de
Dios,
la
Virgen,
los
santos
y
los
ángeles.
Es
una
de
las
más
relevantes
escritoras
españolas
de
todos
los
tiempos.
En
su
autobiografía
el
“libro
de
su
Vida”
hace
referencia
a
su
éxtasis
místico
y
este
texto
será
la
fuente
documental
que
utilizará
Bernini
para
realizar
su
obra.
El
escultor
traducirá
plásticamente,
las
palabras
de
la
santa.
Los
ANTECEDENTES
de
esta
obra,
en
cuanto
al
tema
del
éxtasis
en
escultura,
son
inexistentes.
La
representación
de
este
hecho
sobrenatural
encuentra
en
Bernini
a
su
primer
formulador.
Cuestión
diferente
es
la
representación
de
la
santa,
de
la
que
se
conservan
ejemplos
anteriores
o
coetáneos
tanto
en
escultura
como
en
pintura.
Iconográficamente,
se
la
suele
representar
de
pie
o
de
rodillas,
con
un
libro
en
una
mano
y
con
una
pluma
en
la
otra
en
actitud
de
escribir.
Paulatinamente
irán
surgiendo
a
la
largo
de
los
siglos
XVII
y
XVIII
ejemplos
de
la
trasverberación
de
la
Teresa
de
Ávila,
en
general,
de
carácter
más
contenido
que
el
de
la
obra
de
Bernini.
Desde
el
punto
de
vista
formal
y
artístico,
los
antecedentes
de
esta
obra
se
encuentran
en
la
escultura
grecorromana,
en
concreto
de
la
helenística,
que
estudió
Bernini
con
fruición,
así
como
en
la
de
Miguel
Ángel.
En
cierto
sentido,
la
terribilità
miguelangelesca
se
hace
presenta
en
las
esculturas
fuertemente
expresivas,
dinámicas
y
teatrales
del
maestro
napolitano.
También
muestra
influencias
de
su
padre
y
maestro
Pietro
Bernini.-‐Este
conjunto
escultórico
sintetiza
a
la
perfección
las
características
del
arte
barroco.
Aúna
en
sí
misma
todas
las
bellas
artes:
escultura,
arquitectura
y
pintura.
Es
la
búsqueda
del
arte
total
puesto
que
este
grupo
escultórico
aparece
situado
en
un
marco
arquitectónico
netamente
barroco
entre
columnas
corintias,
decoraciones
de
estuco,
y
pinturas
de
trampantojo
en
la
cubierta.
La
obra
está
realizada
con
un
virtuosismo
técnico
impresionante.
La
escena
–puesto
que
parece
una
representación
teatral-‐
que
eligió
Bernini
es
el
momento
en
el
que
la
santa
vive
su
arrebato
místico
ligado
a
la
trasverberación.
No
elige
el
instante
en
el
que
el
ángel
le
atraviesa
el
corazón
con
un
dardo
de
oro
sino
cuando
el
serafín
saca
la
flecha
del
pecho,
provocando
en
ella
sentimientos
entre
el
dolor
y
el
placer.
El
carácter
escenográfico
de
esta
obra,
de
fuerte
lirismo
y
dramatismo,
es
contemplada
desde
dos
palcos
realizados
en
relieve,
por
las
esculturas
de
los
personajes
de
la
familia
Cornaro
que
asisten
encantados
a
semejante
milagro
¿artístico?
Por
otro
lado,
nosotros,
el
público,
espectadores
activos,
somos
pieza
clave
de
esta
obra.
A
pesar
de
ser
de
bulto
redondo,
el
punto
de
vista
es
único
y
frontal
como
si
fuera
un
cuadro.
La
sencilla
y
humildísima
celda
conventual
donde
vivía
la
santa
es
transformada
en
un
barroco
rompimiento
de
gloria.
El
grupo
escultórico
del
ángel
y
la
santa
parece
suspendido
en
el
aire.
Y
no
es
para
menos
puesto
que
la
escena
transcurre
sobre
un
trono
de
vaporosas
nubes
horizontales.
Bernini
consigue
mostrar
con
gran
expresividad,
la
psicología
de
los
personajes.
El
ángel,
de
rostro
bello
y
pícaro
y
pelo
ensortijado,
nos
recuerda
a
los
efebos
de
pinturas
y
esculturas
de
Verrocchio
(Quattrocento).
Aparece
medio
desnudo,
y
presenta
como
símbolo
parlante
las
alas
y
la
flecha.
Mira
con
dulzura
a
la
santa.
Santa
Teresa
aparece
con
pesados
ropajes
con
múltiples
pliegues
–el
hábito
carmelitano-‐
en
una
postura
imposible,
con
el
cuerpo
en
tensión,
y
levitando
sobre
la
nube.
Los
ojos
entornados
y
la
boca
entreabierta,
dejan
translucir
el
arrebato
místico
lleno
de
dramatismo
no
exento
de
sensualidad:
“un
martirio
sabroso”
como
Sta.
Teresa
llegó
a
definir
sus
éxtasis.
La
composición
de
esta
obra
naturalista
pero
idealizada
a
un
tiempo,
no
es
equilibrada
sino
muy
dinámica,
con
gran
tensión
dramática.
Es
un
juego
en
zigzag
de
diagonales
y
líneas
cruzadas
en
línea
ascendente,
como
la
mayoría
de
sus
obras
–así
ocurre
por
ejemplo
en
Apolo
y
Dafne
o
en
el
rapto
de
Proserpina.
Consigue
un
gran
verismo
en
las
texturas:
las
diferentes
telas,
la
piel
–de
los
rostros
y
del
sensual
pie
de
la
santa-‐
y
la
gran
riqueza
cromática
entre
los
diversos
mármoles
polícromos
de
la
capilla
Cornaro.
La
luz
adquiere
en
este
grupo
escultórico
una
gran
importancia.
Busca
contrastes
entre
luces
y
sombras
que
acentúan
el
efectismo,
muy
teatral,
de
la
escena.
La
luz
natural
procede
de
la
ventana
que
se
encuentra
detrás
de
la
escultura,
en
la
parte
superior.
Podemos
considerar
que
la
FUNCIÓN
o
FINALIDAD
de
esta
obra
es
triple.
En
primer
lugar,
presenta
un
carácter
religioso
ya
que
es
una
obra
propagandística
de
la
fe
católica.
Vista
en
el
contexto
de
la
época,
aparece
ligada
a
la
Contrarreforma
y
al
culto
a
los
santos
que
ésta
fomenta.
Recordemos
que
se
pretendía
en
aquella
época
propiciar
la
devoción
mística
apelando
a
los
sentidos
y
al
sentimiento.
De
ahí
que
no
se
rehúse
expresar
con
gran
expresividad
la
verdad
religiosa
y
sus
misterios.
En
este
caso,
se
pretende
promover
el
culto
a
Santa
Teresa
de
Jesús,
que
por
lo
demás,
había
sido
canonizada
en
1622,
unos
años
antes
de
realizarse
el
grupo
escultórico
de
Bernini.
En
segundo
lugar,
es
una
obra
hecha
a
mayor
gloria
de
la
poderosa
familia
Cornaro,
los
comitentes,
no
sólo
del
éxtasis
de
Santa
Teresa
sino
de
toda
la
capilla.
Y
en
tercer
lugar,
pero
no
menos
importante,
es
una
obra
en
la
que
Bernini
pretende
sorprender
y
maravillar
al
mundo
con
su
talento
artístico
en
un
momento
en
el
que
no
recibía
tantos
encargos
por
parte
del
papado.
Hay
que
señalar
que
tras
el
ascenso
como
pontífice
de
Inocencio
X,
era
su
rival
Alejandro
Algardi
13
Ana Galván Romarate-Zabala
Fundamentos del Arte I
quien
acaparaba
los
proyectos
escultóricos
del
mecenazgo
papal.
Con
esta
obra
Bernini
pretende
recuperar
la
preeminencia
perdida
realizando
una
escultura
deslumbrante.
Por
lo
que
se
refiere
a
los
CONSECUENTES
de
esta
obra,
hemos
de
ponerla
en
relación
con
otras
esculturas
de
Bernini.
La
morbidez
y
sensualidad,
la
expresividad
dramática
un
tanto
miguelangelesca
y
el
virtuosismo
técnico
se
aprecian
en
todas
sus
obras.
En
especial,
la
escultura
que
comentamos
guarda
muchas
concomitancias
con
la
impresionante
Beata
Ludovico
Albertoni,
también
en
éxtasis
como
Santa
Teresa
y
también
conservada
en
una
iglesia
romana.
Fue
una
de
sus
últimas
obras.
Siendo
Bernini
el
padre
indiscutible
de
la
escultura
barroca
tuvo
muchísimo
discípulos
y
colaboradores,
prolongando
su
estilo
hasta
bien
entrado
en
siglo
XVIII.
Su
influencia
fue
decisiva
en
toda
Europa,
especialmente
en
la
escultura
funeraria
y
conmemorativa.
Aunque
influyó
en
escultores
barrocos
afincados
en
Roma
como
el
flamenco
Duquesnoy
o
el
italiano
Algardi,
estos
dos
artistas
pertenecían
a
la
corriente
clasicista,
la
menos
“barroca”
del
arte
barroco.
En
Francia,
el
influjo
de
Bernini
se
deja
sentir
en
Pierre
Puget,
con
sus
obras
tensas
y
dramáticas,
mucho
más
que
en
Girardon
o
Coysevox
que
tienden
hacia
un
clasicismo
admirador
de
Bernini
pero
deudor
de
Algardi.
En
España
la
influencia
de
Bernini
no
será
mucha
en
el
siglo
XVII
pero
sí
en
el
XVIII
de
la
mano
del
gran
escultor
murciano
de
origen
napolitano,
Francisco
Salzillo.
La
SIGNIFICACIÓN
HISTÓRICA
de
esta
obra
viene
dada
porque
el
súmmum
de
la
estatuaria
barroca
europea
del
siglo
XVII.
Ha
suscitado
el
interés
de
todo
tipo
de
artistas
como
Salvador
Dalí.
Desde
el
barroco
hasta
la
actualidad
ha
sido
inspirador
también
para
músicos
–como
Pietro
Mascagni
o
Peter
Hammill
que
le
han
dedicado
sendas
composiciones-‐,
filósofos,
científicos
y
psicoanalistas
que
han
escrito
sesudos
análisis
sobre
esta
obra
como
Roland
Barthes,
Georges
Bataille
o
Lacan;
escritores
de
la
talla
del
marqués
de
Sade,
Stendhal
o
la
feminista
Simone
de
Beauvoir
y
ya
en
nuestra
época,
aparece
en
las
novelas
del
popular
autor
Dan
Brown
o
de
Abraham
Verghese.6
En
CONCLUSIÓN,
el
éxtasis
de
Santa
Teresa
es
una
de
las
obras
maestras
de
todos
los
tiempos.
Otras
obras
absolutamente
geniales
de
Bernini
que
reflejan
como
en
su
labor
como
escultor
es
más
barroco
incluso
que
en
su
trabajo
como
arquitecto
son:
El
rapto
de
Proserpina,
la
fuente
del
Tritón,
el
busto
de
Luis
XIV…
Sobre
Bernini,
véase
http://artpower-‐ana.blogspot.com.es/2012/03/el-‐extasis-‐de-‐santa-‐teresa-‐de-‐bernini.html
Otros
escultores
italianos
destacados
del
Barroco
son
Stefano
Maderno
–autor
de
Santa
Cecilia-‐,
Francesco
Mochi,
y
Pietro
Tacca.
La
imaginería
española
La
escultura
barroca
española
es
una
de
las
más
genuinas
expresiones
del
carácter
católico
contrarreformista
de
la
España
de
los
siglos
XVII
y
XVIII
que
se
expresa
a
través
de
los
retablos
y
la
imaginería
(imágenes
o
esculturas
religiosas).
En
conclusión,
la
temática
es
predominantemente
religiosa.
Los
retablos
serán
idénticos
en
concepción
a
los
renacentistas,
aunque
ahora
tanto
la
pintura
como
la
escultura
tendrán
un
carácter
netamente
barroco,
predominando
cada
vez
más
las
pinturas
de
gran
formato.
Sin
embargo,
donde
más
se
desarrollará
la
escultura
será
en
las
imágenes
devocionales:
santos,
santas,
cristos
crucificados,
6
Sobre
el
ESTADO
DE
CONSERVACIÓN
hay
que
señalar
que
se
conserva
en
buen
estado
ya
que
la
totalidad
de
la
capilla
Cornaro
fue
restaurada
en
1996
gracias
a
la
iniciativa
y
patrocinio
de
la
Fundación
BNC
y
de
la
actual
familia
Cornaro.
14
15
Inmaculadas,
etc.
Estas
imágenes
estarán
concebidas
para
exhibirse
en
los
altares
y
hornacinas
de
los
templos
de
la
España
contrarreformista
y,
también,
con
mucha
frecuencia,
para
protagonizar
procesiones
en
los
llamados
pasos
de
Semana
Santa.
Estas
imágenes
tienen
como
características
en
común
su
gran
naturalismo,
misticismo
y
dramatismo,
la
recreación
de
los
rasgos
del
sufrimiento
en
Cristo,
como
las
llagas,
las
lágrimas,
la
profusión
de
sangre,
etc.,
destinado
a
mover
al
fiel
a
la
religiosidad.
Suelen
estar
hechas
generalmente
en
madera,
aunque
a
veces
se
haga
también
en
yeso
o
escayola.
Siempre
se
trata
de
escultura
policromada,
puede
ir
también
estofada,
es
decir,
con
aplicaciones
de
panes
de
oro.
Buscan
representar
con
todo
detalle
las
carnaciones,
buscando
conseguir
el
verismo
extremo.
Se
utiliza
todo
tipo
de
recursos
técnicos
y
escenográficos,
desde
la
disposición
estratégica
de
los
personajes
que
componen
el
paso,
al
uso
recurrente
de
óleo
para
pintar
la
sangre,
pintura
de
color
muy
realista
para
las
carnaciones,
añadidos
postizos
(como
el
añadido
de
pelo
o
vidrio
para
las
lágrimas,
dientes
y
uñas
de
asta
de
toro,
etc.).
En
algunos
casos
(las
llamadas
imágenes
de
vestir)
se
trata
sólo
de
una
especie
de
maniquíes
con
ropajes
auténticos
de
los
que
sólo
se
esculpen
las
partes
visibles,
como
la
cabeza
o
las
manos.
El
tratamiento
escultórico
tiene
mucha
influencia
de
la
escultura
de
Bernini
u
otros
artistas
como
Pietro
Torrigiano,
aunque
el
uso
de
la
talla
en
madera
producirá
figuras
mucho
más
expresivas.
Se
pueden
distinguir
varios
focos
o
escuelas:
*La
escuela
castellana.
En
Castilla
la
tendencia
de
la
escultura
barroca
es
hacia
el
naturalismo
extremo
no
exento
de
gran
dramatismo
que
se
aprecia
hasta
en
los
menores
detalles
(representación
de
sangre,
lágrimas,
etc.)
Todas
estas
características
están
presentes
en
la
obra
del
gran
escultor
Gregorio
Fernández
(1576-‐
1636).
Sus
figuras
presentan
pliegues
angulosos.
Sus
creaciones
fueron
muy
repetidas,
incluso
hasta
la
actualidad,
como
su
Ecce
Homo
o
el
Cristo
yacente,
del
que
hizo
varias
versiones.
Los
pasos
procesionales
más
emotivos
de
la
famosa
Semana
Santa
de
Valladolid
fueron
temas
predilectos
de
este
artista,
que
en
ellos
vivificó
los
episodios
de
la
Pasión.
El
maestro
Gregorio
mantuvo
un
taller
que
absorbió
los
contratos
no
sólo
de
Valladolid,
León
y
Madrid,
sino
también
los
del
País
Vasco
y
Extremadura.
Tenía
su
casa
como
si
se
tratase
de
un
hospital
por
la
continua
asistencia
a
desvalidos,
pobres
y
hambrientos
a
quienes
socorría
a
diario.
Rodeado
de
fama
y
veneración,
este
escultor
adquirió
la
consideración
de
hombre
tan
virtuoso
que
a
las
gentes
les
parecía
poseedor
de
claros
signos
de
santidad.
Como
Bernini
o
Martínez
Montañés,
fue
un
artista
para
quien
esculpir
una
sagrada
imagen
era
un
compromiso
con
la
fe.
Es
esencial
recordar
que
la
religiosidad
del
siglo
XVII
se
define
ante
todo
como
mística:
era
la
época
de
los
santos
visionarios.
De
su
larga
producción
destaca
el
Cristo
Yacente
(1614)
de
el
Pardo,
tipo
iconográfico
creado
por
él
y
que
repitió
en
otras
ocasiones.
El
modelado
del
cuerpo
de
Cristo
es
perfecto,
el
realismo
patético,
con
abundancia
de
sangre.
Otras
representaciones
de
Cristo,
son
el
Cristo
a
la
columna
-‐donde
la
expresión
del
dolor
alcanza
niveles
muy
altos-‐,
los
crucificados
con
tres
clavos,
el
Cristo
muerto,
etc.
*La
escuela
andaluza.
Andalucía
durante
el
siglo
XVII
era
la
zona
más
enriquecida
de
España
gracias
al
comercio
de
América.
Allí
existía
una
gran
tradición
en
la
realización
de
imágenes
religiosas.
La
escuela
andaluza
se
centra
en
Sevilla
y
Granada.
Participa
del
espíritu
contrarreformista
que
encontramos
en
la
castellana,
si
bien
tienden
a
formas
más
idealizadas,
más
amables
y
menos
dramáticas.
Buscan
una
belleza
espiritual
llena
de
15
Ana Galván Romarate-Zabala
Fundamentos del Arte I
serenidad
y
sosiego.
Realizaron
obras
la
extraordinaria
calidad
técnica
y
de
profundidad
religiosa,
acordes
con
el
ambiente
de
su
época.
Utilizaron
la
madera
como
material
habitual
en
sus
obras,
que
además
policromaban.
En
ocasiones
colaboraban
con
pintores
para
policromar
sus
obras.7.
Destacan:
*Juan
Martínez
Montañés8
(1568-‐1649),
autor
de
excelentes
relieves,
como
los
del
Retablo
de
Santiponce,
o
bellas
Inmaculadas,
flotando,
de
manera
característica,
sobre
angelotes.
Descuellan
El
Cristo
de
la
Clemencia
(1603)
en
el
que
crea
el
tipo
de
Cristo
“andaluz”,
muy
humanizado,
casi
sin
notas
sangrientas,
y
su
Inmaculada
(1628-‐31)
de
la
Catedral
de
Sevilla,
llamada
La
Cieguecita,
que
representa
a
la
Virgen
como
una
joven
ingenua,
serena
y
melancólica,
plena
de
dulzura
y
belleza.
*Pedro
de
Mena
(1628-‐1688),
autor
de
expresivas
Dolorosas
muy
imitadas
en
toda
España
y
que
se
convirtieron
en
modelo
a
seguir
para
todos
los
imagineros.
*El
granadino
Alonso
Cano
(1601-‐1667),
autor
de
preciosistas
y
amables
tallas
marianas
de
belleza
sublime,
como
en
su
famosa
Inmaculada
de
la
Catedral
de
Granada.
*La
escuela
murciana.
Esencialmente
del
siglo
XVIII,
destaca
sobre
todo
el
trabajo
del
escultor
de
origen
italiano
Francisco
Salzillo
(1707-‐1783).
Sus
tallas
tienen
un
carácter
preciosista
y
dulce
del
gusto
ya
casi
rococó.
Destacan
sus
pasos
procesionales,
como
El
prendimiento
o
La
oración
en
el
Huerto,
y
las
figuras
para
belenes.
Todas
estas
obras
se
pueden
contemplar
en
el
Museo
Salzillo
de
Murcia.
Fuente
de
esta
imagen
y
texto:
Fuente
de
la
imagen:
J.V.
Patiño
http://escueladeartetalavera.blogspot.com.es/2015/09/libro-‐de-‐texto-‐para-‐fundamentos-‐
del.html
La
escultora
Luisa
Roldán
“la
Roldana”
Una
de
las
imagineras
más
interesantes
del
barroco
español,
tanto
por
su
obra
como
por
lo
apasionante
de
su
vida,
fue
Luisa
Ignacia
Roldán
(1652-‐1706),
conocida
como
La
Roldana,
excelente
escultora,
autora
de
dulcísimas
Dolorosas,
conmovedores
Cristos
y
tallas
exquisitas
de
santos,
como
san
Servando.
Luisa
fue
desde
siempre
audaz
e
independiente.
Se
casó
sin
el
consentimiento
de
su
padre,
el
prestigioso
imaginero
Pedro
Roldán,
con
un
aprendiz
de
escultor
bastante
mediocre
(Luis
Antonio
de
los
Arcos)
pero
al
que
amaba
y
con
quien,
después
de
todo,
tuvo
siete
hijos.
7
El
proceso
que
debía
seguirse
para
policromar
una
obra
de
madera
era
lento
y
complejo,
requiriendo
del
que
lo
hiciera
una
gran
pericia
técnica;
una
vez
alisada
la
madera,
era
necesario
rellenar
las
grietas
y
huecos,
procediéndose
luego
a
cubrir
las
superficies
con
varias
capas
de
yeso;
el
paso
siguiente
consistía
en
aplicar
una
capa
de
arcilla
rojiza
muy
untuosa,
conocida
como
bol
arménico,
que
servía
de
base
a
la
pintura
propiamente
dicha;
en
ésta
se
distinguen
dos
procedimientos:
el
encarnado
y
el
estofado.
El
primero
se
empleaba
para
dar
color
a
las
partes
del
cuerpo
que
no
iban
cubiertas
con
las
vestiduras;
el
segundo
era
el
destinado
a
decorar
los
ropajes.
Para
ello
se
cubrían
las
superficies
con
láminas
de
pan
de
oro
sobre
las
cuales
se
aplicaba
el
color,
de
acuerdo
a
dos
modalidades:
una
a
punta
de
pincel
para
las
partes
decoradas
de
los
vestidos,
y
otra,
más
efectista,
consistente
en
rascar
con
un
instrumento
apropiado
la
superficie
pintada
para
dejar
al
descubierto
el
oro,
siguiendo
un
dibujo
previamente
establecido.
En
ocasiones
se
logra
el
máximo
esplendor
del
vestuario
con
aplicaciones
geométricas
en
relieve
imitando
labores
de
recamado,
enriquecidas
con
pedrería.
8
Martínez
Montañés
tuvo
taller
propio
y
recibió
muchos
encargos.
Murió
de
peste
en
Sevilla.
Afortunadamente
han
llegado
hasta
hoy
varios
retratos,
uno
de
ellos
el
que
Velázquez
le
hiciera
en
Madrid,
que
nos
permite
conocer
cómo
era
el
aspecto
físico
del
maestro.
Por
lo
que
se
refiere
a
su
personalidad,
sabemos
que
fue
hombre
de
carácter
difícil,
seguro
de
su
valía
profesional,
ciertamente
reconocida
entre
sus
contemporáneos,
irascible,
con
frecuentes
pleitos
con
los
clientes,
motivados
probablemente
por
un
acusado
sentido
de
superioridad
con
respecto
a
sus
contemporáneos,
que
se
detecta
fácilmente
en
la
documentación
conservada.
16
17
De
su
primera
etapa
en
Sevilla
no
se
conservan
obras
de
clara
autoría,
pero
se
cree
que
son
suyas
algunas
tan
emblemáticas
como
la
imagen
de
la
Virgen
de
la
Macarena.9
Vivió
en
Cádiz
y
en
ocasiones
trabajó
con
su
padre
el
escultor
Pedro
Roldán
y
con
su
marido
quien
presumiblemente
doraba
y
estofaba
sus
obras.
Viajó
a
Madrid
en
busca
de
fama
y
encargos,
dando
allí
un
giro
copernicano
a
su
estilo
como
muestra
su
grupo
escultórico
de
terracota
de
la
Sagrada
Familia.
El
reconocimiento
oficial
y
la
cumbre
de
su
carrera
llegó
en
1692,
cuando
Luisa
Roldán
fue
nombrada
por
el
rey
Carlos
II
Escultora
de
Cámara.
También
lo
sería
con
el
rey
Felipe
V
a
inicios
del
siglo
XVIII.
A
pesar
de
su
fama
y
reconocimiento
en
la
corte,
pasó
muchas
penurias
económicas
en
su
vida,
muriendo
pobre
en
1706.
Una
de
sus
obras
más
relevantes
es
el
Arcángel
San
Miguel
con
el
diablo
a
sus
pies,
que
se
encuentra
en
El
Escorial.
JOSÉ
LUJÁN
PÉREZ
(1756-‐1815)
nacido
en
Guía
(Gran
Canaria)
es
el
máximo
exponente
de
la
escultura
tardobarroca
en
Canarias.
Fue
también
arquitecto.
Trabajó
para
todas
las
islas,
pero
sus
obras
maestras
se
encuentran
dispuestas
en
la
Catedral
de
Santa
Ana:
el
Cristo
de
la
Sala
Capitular
y
la
Dolorosa.
Dominaba
la
talla
de
madera.
Sus
esculturas
muestran
una
fuerte
expresividad
y
dramatismo.
Realizó
fundamentalmente
Pasos
Procesionales
y
esculturas
de
santos.
Sentía
gran
predilección
por
las
"Dolorosas"
y
Los
Crucificados.
Dejó
Luján
bastantes
discípulos
y
se
puede
decir
que
aún
la
tradición
imaginera
de
las
islas
se
alimenta
de
ella.
ESCUELA
CASTELLANA
ESCUELA
ANDALUZA
Gran
realismo
Cierta
idealización
Dramatismo
exagerado,
gran
expresividad
Serenidad
y
dulzura
Búsqueda
de
dinamismo
Búsqueda
de
belleza
y
equilibrio
Fuerte
modelado
Modelado
suave
Centros:
Valladolid
y
Madrid
Centros:
Sevilla,
Granada,
Málaga
Destaca:
Gregorio
Fernández
Destaca:
Alonso
Cano
Manuel
Pereira
Juan
Martínez
Montañés,
Pedro
de
Mena
4.
LA
PINTURA
BARROCA
La
pintura
barroca
italiana
es
uno
de
los
grandes
capítulos
de
la
historia
del
Arte
de
todos
los
tiempos.
Buscan
crear
un
arte
total
que
aúne
todas
las
artes
bajo
un
mismo
estilo
homogéneo:
el
Barroco.
Encontramos
dos
tendencias
9
Estas
dudas
en
la
atribución
de
autoría
dimanan
precisamente
del
hecho
de
que
las
obras
que
hacía
las
firmaba
y
negociaba
su
marido
a
su
nombre,
no
por
quitarle
protagonismo,
sino
porque
una
sociedad
tan
machista
como
la
de
la
época
minusvaloraba
el
trabajo
realizado
por
una
mujer,
aunque
fuera
excelente.
17
Ana Galván Romarate-Zabala
Fundamentos del Arte I
pictóricas
contrapuestas:
la
clasicista10
(los
Carracci)
y
la
naturalista
(Caravaggio).
La
tendencia
naturalista
busca
representar
la
realidad
con
todo
detalle,
huyendo
de
la
idealización.
Por
eso
reflejan
el
dolor,
la
vejez,
la
tristeza,
la
fealdad,
etc.
Su
principal
representante
fue
el
genial
Caravaggio.
El
naturalismo
es
frecuente
que
durante
el
Barroco
aparezca
ligado
al
TENEBRISMO.
En
el
tenebrismo
la
luz
adquiere
una
importancia
esencial.
Se
buscan
los
fuertes
y
violentos
contrastes
de
luces
y
sombras
que
modelan
las
formas
y
provocan
efectos
dramáticos
y
teatrales.
Es
el
claroscuro.
Los
principales
pintores
tenebristas
fueron
Caravaggio,
Orazio
y
Artemisia
Gentileschi,
José
de
Ribera,
etc.
En
Francia
el
maravilloso
pintor
Georges
de
la
Tour
trabajaría
con
gran
maestría
los
contrastes
lumínicos
del
tenebrismo.
Durante
el
siglo
XVII
se
desarrollan
nuevos
géneros
pictóricos:
paisajes,
bodegones
o
naturalezas
muertas,…
Hay
también
un
afán
por
expresar
el
movimiento.
Abundan
las
composiciones
asimétricas
y
en
diagonal.
La
profundidad
también
es
ahora
una
obsesión
y
se
logra
con
escorzos
violentos.
Es
una
pintura
con
tendencia
a
lo
efectista
y
teatral.
Busca
epatar,
asombrar
al
espectador.
Son
obras
realizadas
en
función
de
los
mecenas
y
comitentes
de
la
época:
el
Papado,
las
órdenes
religiosas,
aristócratas…
La
Iglesia
busca
que
los
pintores
en
el
arte
reflejen
el
espíritu
de
la
Contrarreforma.
Por
eso
abundan
retratos
de
santos,
escenas
del
Antiguo
y
Nuevo
Testamento,
pero
también
motivos
mitológicos.
La
tendencia
naturalista
se
basa
en
el
estudio
de
la
naturaleza.
Intentan
representar
la
realidad
tal
y
como
se
muestra.
Encontramos
el
predominio
del
color
sobre
el
dibujo:
las
manchas
definen
las
formas.
Representan
en
detalle
las
distintas
texturas
de
las
telas,
los
trajes…
En
cuanto
a
la
técnica
destacamos
el
óleo
y
también
los
frescos.
Las
pinturas
se
concentran
en
las
cúpulas
y
bóvedas
de
las
iglesias:
allí
se
multiplican
los
“trampantojos”,
violentos
escorzos…
dentro
de
un
cierto
horror
vacui
y
afán
ilusionista.
CARAVAGGIO
es
el
pintor
más
destacado
de
la
tendencia
naturalista-‐tenebrista
italiana.
Su
auténtico
nombre
era
MICHELANGELO
MERISI
(Milán,
1571-‐Porto
Ercole,
1610).
Revolucionó
el
arte
de
su
época,
y
se
le
supone
uno
de
los
primeros
artistas
del
estilo
barroco.
Influyó
en
el
desarrollo
del
primer
barroco,
creando
toda
una
corriente
de
pintores
caravaggistas.
Tuvo
un
talento
extraordinario,
fue
un
espíritu
libre,
pero
de
carácter
pendenciero
y
huraño.
A
Roma
llega
con
veintidós
años
y
allí
se
transformará
en
artista
y
afirmará
su
genio.
No
sólo
vivirá
en
Roma.
Siempre
huyendo,
desplegará
una
intensa
labor
pictórica
primero
en
Nápoles
(1606-‐07),
después
en
Malta
(1608),
(Sicilia
Siracusa,
Messina
y
Palermo)
y
de
nuevo
a
Nápoles
(1609-‐10).
Comenzó
realizando
retratos
y
pinturas
de
flores
y
frutas,
género
por
entonces
despreciado
por
los
académicos,
pero
muy
cotizado
en
el
mercado
privado.
Son
muy
representativas
de
su
pintura
las
medias
figuras
de
jóvenes
-‐él
mismo
apostado
ante
un
espejo,
según
Baglione-‐,
dispuestos
según
esquemas
tomados
descuidadamente
de
la
estatuaria
clásica
tardo-‐romana
(con
la
cita
miguelangelesca
del
brazo
doblado),
con
algún
objeto
o
elemento
natural
de
aderezo.
Obras
como
el
Joven
Baco
enfermo
o
el
Muchacho
con
cesto
de
frutas
son
ejemplos
más
excelsos
de
este
prototipo
con
desconcertante
argumento
mitológico-‐alegórico.
La
temática
de
sus
obras
oscila
entre
la
mitología
y
escenas
del
Antiguo
y
Nuevo
Testamento.
Quiso
reflejar
el
ideal
contrarreformista
(representar
de
una
forma
más
humana
los
temas
religiosos)
pero
en
ocasiones
su
deseo
de
verismo
le
granjeó
no
pocos
problemas.
Suscitó
muchas
críticas
con
sus
obras
por
su
acendrado
realismo
(se
criticaban
por
ejemplo
los
pies
sucios
de
la
Virgen
María
en
su
obra
“la
muerte
de
la
Virgen”).
De
hecho,
en
general,
el
pueblo
romano
rechazo
su
obra,
siendo
en
cambio
comprendido
por
sus
comitentes
privados,
cultos
y
elitistas.
Se
inspiró
en
modelos
callejeros
(prostitutas,
mendigos)
siendo
la
luz
la
verdadera
protagonista
de
su
obra:
modela
las
figuras,
define
los
espacios,
determina
las
situaciones
o
intensifica
las
situaciones
dramáticas.
Entre
sus
mecenas
había
eruditos
eclesiásticos
como
el
cardenal
Francesco
del
Monte
quien
además
le
introdujo
en
un
ambiente
cultural,
refinado
y
estimulante.
Gracias
a
él
Caravaggio
conoció
a
sus
célebres
comitentes
y
coleccionistas:
el
marqués
Giustiniani,
la
familia
Mattei,
los
Crescenzi,
los
Doria
y
los
Barberini.
Caravaggio
pintaba
directamente
sin
la
preparación
del
diseño
previo,
lo
que
le
obligaba
a
realizar
drásticas
intervenciones
posteriores.
Entre
sus
obras
destacamos
El
Entierro
de
Cristo
–que
gustó
a
todo
el
mundo-‐,
la
Cabeza
de
Medusa,
David
vencedor
de
Goliat…De
su
enorme
y
continuada
fortuna
crítica
es
prueba
la
cantidad
de
copias
e
imitaciones
hechas:
Rubens
o,
Géricault
o
Cézanne.
10
La
tendencia
clasicista
va
ligada
entre
otros
pintores,
a
la
familia
de
los
Carracci.
Su
objetivo
era
renovar
la
pintura,
que
entendían
que
se
había
degenerado
durante
el
Manierismo
y
que
se
encontraba
además
en
peligro
por
el
naturalismo
de
Caravaggio,
al
que
algunos
apodaban
el
"Anticristo
del
arte".
Evocan
la
pintura
de
Rafael.
Y
solían
mostrar
en
sus
lienzos
paisajes,
escenas
mitológicas…Es
una
pintura
muy
academicista.
18
19
David
vencedor
de
Goliat
El
entierro
de
Cristo
La
muerte
de
la
Virgen
Cabeza
de
medusa
Por
lo
demás,
su
naturalismo
entronca
con
la
pintura
española
de
la
época
como
podemos
ver
en
Velázquez,
Valdés
Leal
o
José
de
Ribera.
Conviene
recordar
que
hasta
el
siglo
XIX
la
pintura
española
se
consideraba
un
apéndice
de
la
napolitana…
Entre
las
pintoras
barrocas
italianas
descuella
ARTEMISIA
GENTILESCHI:
Artemisia
Gentileschi
(1593-‐1654)
fue
una
de
las
mejores
pintoras
caravaggistas,
y
un
ejemplo
para
todas
las
mujeres
artistas
que
han
tenido
que
sufrir
para
alcanzar
el
reconocimiento
en
el
mundo
del
arte.
Artemisia
era
hija
de
un
pintor
barroco
y
tenebrista
llamado
Orazio
Gentileschi,
quien
le
enseñó
dibujo,
color
y
composición,
pero
la
pintora
asimiló
también
el
gusto
clasicista
de
los
Carracci.
A
los
17
años
ya
pintó
su
primera
obra
maestra,
Susana
y
los
viejos,
aunque
ayudada,
quizás,
por
su
padre.
Como
en
aquellos
tiempos
a
una
mujer
le
estaba
prohibido
acudir
a
una
academia
de
Bellas
Artes,
su
padre
le
puso
un
profesor
privado,
Agostino
Tassi.
Artemisia
fue
brutalmente
violada
por
Tassi,
que
posteriormente,
para
arreglar
lo
ocurrido,
prometió
desposarla,
pero
la
engañó
y
la
humilló,
lo
que
le
dejó
graves
secuelas
sicológicas
en
una
época
en
la
que
el
honor
familiar
era
algo
de
suma
importancia.
Una
de
sus
mejores
obras
posteriores,
Judith
decapitando
a
Holofernes,
debe
ser
entendida
en
ese
contexto.
Su
padre
arregló
una
boda
de
conveniencia
con
un
pintor
florentino,
Pierantonio
Stiattesi,
por
lo
que
se
trasladó
a
vivir
a
Florencia.
En
esta
ciudad
alcanzó
el
éxito
profesional
y
el
reconocimiento
social,
ya
que
fue
la
primera
mujer
en
ingresar
en
la
Accademia
dei
Disegno
(Academia
de
Dibujo),
bajo
el
mecenazgo
de
los
Medici
y
la
sociedad
florentina,
mucho
más
abierta.
Sin
embargo,
la
fama
hizo
que
se
acrecentaran
los
rumores
sobre
su
vida
privada,
lo
que
unido
a
la
vida
de
lujo
que
llevaba
acabó
en
la
separación
de
su
marido
en
1621
y
su
traslado
a
Roma.
En
Roma
Artemisia
logró
hacerse
un
hueco
como
artista
independiente,
e
incluso
llegó
a
ingresar
en
la
prestigiosa
Accademia
dei
Desiosi.
Sin
embargo,
pese
a
su
reconocimiento,
su
vida
libre
e
independiente
(tuvo
una
hija
natural
19
Ana Galván Romarate-Zabala
Fundamentos del Arte I
en
1627)
le
imposibilitaban
acceder
a
los
grandes
encargos
de
la
Iglesia
(frescos
y
retablos),
por
lo
que
se
trasladó
a
Venecia
y
después
a
Nápoles,
ciudades
donde
se
encontraban
algunos
de
los
coleccionistas
de
arte
más
activos
de
Italia.
Durante
todos
estos
años
Artemisia
realizó
retratos,
pinturas
de
heroínas
bíblicas,
e
incluso
llegó
a
hacer
versiones
de
sus
mejores
obras,
como
su
María
Magdalena
como
Melancolía,
del
que
se
conservan
al
menos
dos
versiones,
una
de
ellas
en
Sevilla.
Incluso
fue
llamada
a
Londres
por
Carlos
I
de
Inglaterra,
lugar
en
el
que
su
padre
estaba
trabajando
en
los
frescos
de
las
estancias
de
la
reina.
El
rey
era
un
coleccionista
empedernido,
y
le
encargó
varias
obras,
como
Autorretrato
como
la
alegoría
de
la
pintura.
Por
fin
volvió
a
Nápoles,
donde
llevó
una
vida
como
artista
reconocida
y
murió
en
1654.
El
estilo
de
Artemisia
es
uno
de
los
más
brillantes
del
Barroco,
y
es
una
síntesis
de
las
corrientes
clasicistas
(ya
que
fue
una
auténtica
maestra
del
dibujo)
y
las
naturalistas,
aprendidas
directamente
de
su
padre,
uno
de
los
primeros
seguidores
de
Caravaggio.
Además,
Artemisia
innova
en
la
temática
de
sus
cuadros,
ya
que,
según
se
decía,
acostumbraba
a
representarse
a
sí
misma
como
heroína
de
sus
obras,
y
en
muchos
casos
los
vestidos
y
ropajes
eran
los
suyos
propios.
Artemisia
es,
además,
todo
un
ejemplo
de
coraje
y
una
adelantada
a
su
tiempo
que
no
quiso
vivir
a
la
sombra
de
ningún
hombre
porque
supo
reconocer
su
propia
valía,
aún
contra
los
rígidos
presupuestos
morales
de
la
época.
Por
fortuna,
aunque
tras
su
muerte
fue
injustamente
olvidada,
en
la
actualidad
se
está
recuperando
su
figura,
que
está
siendo
puesta
en
el
lugar
que
merece
de
la
Historia
del
Arte.
Fuente
de
la
imagen
y
texto:
J.V.
Patiño
http://escueladeartetalavera.blogspot.com.es/2015/09/libro-‐de-‐texto-‐para-‐fundamentos-‐del.html
La
pintura
barroca
española
La
pintura
barroca
española
es
sin
duda
una
de
las
aportaciones
españolas
más
importantes
al
Arte
europeo,
es
el
Siglo
de
Oro
de
la
pintura:
*por
su
gran
calidad.
*por
la
genial
personalidad
de
algunos
de
los
pintores
del
momento.
*por
poseer,
por
vez
primera
y
única,
una
entidad
propia
frente
al
resto
de
las
escuelas
pictóricas
del
continente.
Tuvieron
la
protección
de
los
monarcas
y
de
la
nobleza,
aunque
sus
respectivos
encargos
estuvieron
frecuentemente
relacionados
con
lo
religioso,
que
imperaba
en
la
vida
española
del
XVII.
Y
los
sectores
eclesiásticos
fueran
también
importantes
clientes
de
los
pintores.
Muestran
predilección
por
el
naturalismo
y
el
realismo
que
se
conjuga
con
lo
teatral
y
lo
efectista.
Ello
les
lleva
a
representar
en
las
pinturas
desde
retratos
hasta
cadáveres
en
descomposición,
seres
deformes,
paisajes,
reyes,
objetos
cotidianos…
que
en
ocasiones
no
están
exentos
de
profundas
cargas
simbólicas
(por
ejemplo
en
las
vanitas).
20
21
Muchos
de
los
pintores
tuvieron
una
profunda
formación
–incluyendo
viajes
a
Italia-‐
y
han
llegado
a
publicar
tratados
de
arte
(es
el
caso
de
Vicente
Carducho,
Francisco
Pacheco,
etc.
Con
frecuencia,
en
sus
obras
–por
muy
naturalista
que
sea-‐
hay
huellas
o
referencias
del
arte
y
la
cultura
grecorromano,
renacentista,
etc.
Hay
un
predominio
de
la
temática
religiosa,
pero
también
encontramos
retratos,
paisajes,
y
un
género
que
empieza
a
desarrollarse
con
fuerza:
los
bodegones
o
naturalezas
muertas
y
las
“vanitas”.
Las
vanitas
son
una
reflexión
sobre
la
brevedad
de
la
vida.
Valdés
Leal
es
un
pintor
español
que
se
especializó
en
ese
tipo
de
temas.
El
tema
mitológico
es
menos
abundante
en
la
pintura
española
del
barroco.
En
algunos
casos,
los
pintores
optan
por
la
tendencia
tenebrista
(José
Ribera…).
Las
composiciones
son
dinámicas,
en
ellas
abundan
los
escorzos,
las
diagonales
y
los
contrastes:
lumínicos,
en
actitudes…
Son
muchos
los
pintores
destacados:
Zurbarán,
Murillo,
Ribalta,
Ribera,
Carreño
de
Miranda,
Claudio
Coello,
Valdés
Leal,
Meléndez,
Sánchez
Cotán,…
y
sobre
todo,
Velázquez
considerado
uno
de
los
pintores
españoles
–sino
el
mejor-‐
de
toda
la
Historia.
Ejemplos
de
cuadros
de
vanitas
de
VALDÉS
LEAL;
bodegón
de
ZURBARÁN
Valencia,
Madrid
y
Sevilla
son
los
tres
focos
principales
de
la
pintura
barroca
española.
Sobre
su
fortuna
crítica
hay
que
decir
que
hasta
el
siglo
XIX,
la
pintura
española
del
Barroco
fue
considerada
como
ha
señalado
Calvo
Serrarller
un
apéndice
de
la
pintura
napolitana.
La
llegada
de
importantes
obras
de
la
pintura
española
a
Francia
con
motivo
de
la
invasión
napoleónica
(1808-‐1814)
produjo
un
aumento
de
interés
por
los
artistas
del
Siglo
de
Oro
español,
lo
que
se
tradujo
en
la
creación
de
una
gran
colección
por
el
rey
Luis
Felipe
de
Orleáns,
conocida
como
la
«Galería
Española»
de
Luis
Felipe
en
el
Louvre.
En
enero
de
1838
se
inauguraba
la
Galería
Española
del
Louvre
con
81
cuadros
de
Zurbarán,
39
de
Murillo,
19
de
Velázquez,
26
de
Ribera,
23
de
Alonso
Cano,
etc.
más
un
enorme
conjunto
que
incluía
obras
tan
diversas
como
las
de
los
primitivos
españoles,
las
del
Greco
o
las
del
mismo
Goya.
La
Galería
de
Luis
Felipe
produjo,
en
gran
medida,
el
descubrimiento
de
los
grandes
pintores
españoles
en
su
conjunto,
la
aparición
de
monografías
de
artistas
hispanos,
el
viaje
de
pintores
foráneos
deseosos
de
ver
las
grandes
obras
del
Museo
Real
del
Prado,
inaugurado
en
1819,
así
como
la
influencia
de
la
pintura
española
en
la
producción
de
artistas
tan
importantes
como
Delacroix,
Courbet,
o
Manet,
etc.
Ello
explica
el
porqué
Velázquez,
entre
otros
artistas
de
la
escuela
española,
influirá
en
los
pintores
impresionistas
que
tuvieron
ocasión
de
contemplar
la
Galería
Española
del
Louvre.
Su
pincelada
suelta
y
pastosa
les
influirá
muchísimo,
especialmente
al
“padre”
de
los
impresionistas
Edouard
Manet.
Los
museos
que
atesoran
pintura
barroca
española
son
el
Museo
del
Prado,
la
Galería
Nacional
de
Londres,
el
Museo
de
Bellas
Artes
de
Budapest,
etc.
BARTOLOMÉ
ESTEBAN
MURILLO
(1617-‐1682)
es
quizá
el
pintor
que
mejor
define
el
Barroco
español,
concretamente
sevillano.
Tras
una
primera
fase
juvenil
tenebrista,
su
estilo
se
ilumina.
Tiene
gran
éxito
como
pintor
de
temas
religiosos
llenos
de
gracia,
delicados
y
dulces,
de
rico
colorido
y
factura
suelta
y
vaporosa.
Entre
sus
obras
destacan
sus
Inmaculadas,
Los
Niños
de
la
Concha,
Niños
comiendo
fruta.
Las
obras
de
Murillo
alcanzaron
gran
popularidad
y
21
Ana Galván Romarate-Zabala
Fundamentos del Arte I
durante
el
Romanticismo
se
hicieron
numerosas
copias,
que
fueron
vendidas
como
auténticos
"Murillos"
a
los
extranjeros
que
visitaban
España.
Los
niños
de
la
concha,
MURILLO
Inmaculada,
MURILLO
Niños
comiendo
fruta,
MURILLO
DIEGO
VELÁZQUEZ
nació
en
Sevilla
en
1599
y
murió
en
1660.
Fue
denominado
“el
pintor
de
pintores”.
Tras
una
primera
etapa
tenebrista
–con
influencias
de
Caravaggio-‐
en
Sevilla
donde
realiza
bodegones
de
gran
realismo
(Vieja
friendo
huevos,
El
aguador),
se
traslada
a
Madrid
donde
es
nombrado
pintor
de
cámara
del
rey
Felipe
IV.
Fue
fiel
al
naturalismo
que
aplicará
tanto
a
las
personas
reales
como
a
los
temas
populares
o
mitológicos
pero
deja
traslucir
su
profundo
conocimiento
del
arte
y
la
cultura
clásica
y
renacentista.
Su
técnica
al
óleo
experimenta
una
evolución
desde
una
pincelada
fina
y
de
potentes
volúmenes
hacia
otra
en
el
que
predomina
la
mancha
de
color.
Su
dominio
de
la
perspectiva
aérea
es
uno
de
sus
mayores
logros:
hace
que
en
sus
cuadros
se
reflejen
la
atmósfera,
el
aire
que
envuelve
a
sus
personajes.
Pintaba
además
sin
dibujo
previo
aplicando
la
mancha
de
color
directamente
sobre
el
lienzo.
Su
estilo
varía
desde
las
primeras
obras
sevillanas
inmersas
en
el
tenebrismo
hasta
su
gran
dominio
de
la
perspectiva
aérea.
Hace
dos
viajes
a
Italia.
Su
temática
es
abundantísima:
pinta
retratos
(Felipe
IV,
Conde-‐Duque
de
Olivares,
Príncipe
Baltasar
Carlos),
a
caballo
o
de
caza,
sin
olvidar
los
bufones
(Niño
de
Vallecas),
cuadros
mitológicos
(Los
borrachos,
La
fragua
de
Vulcano,
La
Venus
del
Espejo,
Las
Hilanderas),
cuadros
históricos
(La
rendición
de
Breda
o
Las
lanzas),
paisajes.
En
todos
ellos
destaca
su
dominio
magistral
de
la
perspectiva
aérea,
la
luz,
el
dibujo
y
el
colorido
brillante
aplicado
con
una
pincelada
suelta.
Su
pintura
resultó
muy
superior
a
la
de
sus
contemporáneos
en
cuanto
a
técnica,
composición
e
innovación.
Su
obra
maestra
es
el
cuadro
Las
Meninas.
Se
conserva
en
el
Museo
del
Prado
pero
originalmente
estuvo
emplazado
en
el
casi
inaccesible
despacho
del
rey
Felipe
IV
en
el
palacio
real
de
los
Austrias,
el
Alcázar
de
Madrid.
CRONOLÓGICAMENTE
cabe
fechar
esta
obra
en
1656.
Estilísticamente
es
una
obra
plenamente
barroca.
Por
lo
que
se
refiere
al
COMITENTE
de
esta
pintura
fue
el
rey
de
España
perteneciente
a
la
dinastía
de
los
Austrias
o
Habsburgo,
Felipe
IV(1605-‐1665).
Denominado
el
Rey
Planeta,
fue
un
gran
mecenas
de
las
artes
con
una
voraz
afición
por
la
pintura
y
su
coleccionismo
así
como
por
el
teatro
y
la
poesía.
Mantuvo
una
cordial
relación
con
su
artista
favorito,
Velázquez.
Su
hijo
Carlos
II
el
Hechizado,
el
último
rey
de
la
dinastía
de
los
Austrias
en
España,
será
su
sucesor
en
el
trono.
El
cuadro
que
analizamos
es
de
gran
tamaño
y
está
realizado
con
la
técnica
del
óleo.
Ha
sufrido
diversas
denominaciones
a
lo
largo
de
la
historia.
El
TÍTULO
de
la
obra
en
su
día
fue
la
familia
de
Felipe
IV,
y
fue
conocida
durante
siglos
como
la
familia,
o
simplemente,
las
Meninas
(desde
el
siglo
XIX).
El
término
menina
es
de
origen
portugués
y
significa
mi
niña
o
muchachita.
En
la
Corte
española
las
meninas
eran
las
damas
de
familia
noble
que
servían
a
las
Reinas
o
a
los
niños
de
la
familia
real.
El
TEMA
que
muestra
esta
pintura
y
su
interpretación
ha
suscitado
amplios
debates
entre
los
historiadores.
Es
una
obra
polisémica,
de
gran
complejidad
y
originalidad
sujeta
a
muchas
lecturas.
En
principio,
es
un
retrato
áulico
ya
que
representa
a
la
que
estaba
llamada
a
ser
heredera
al
trono
español,
la
infanta
Margarita
y
a
sus
padres,
los
Reyes.
Estos
últimos
no
ocupan
el
espacio
central
de
la
obra
sino
que
aparecen
reflejados
en
un
espejo
al
fondo
de
la
estancia.
Es
pues
un
retrato
colectivo
“de
aparato”
pero,
es
también
una
íntima
“escena
de
conversación”
,
como
las
que
prodigaban
en
la
pintura
del
norte
de
Europa.
A
todo
esto
se
une,
la
cuestión
del
artista
en
su
taller,
en
este
caso,
es
un
autorretrato
del
propio
Velázquez
en
actitud
de
pintar
un
cuadro
de
grandes
dimensiones
del
que
sólo
vemos
el
envés.
Los
retratos
áulicos-‐
a
mayor
gloria
de
los
representados-‐
son
habituales
en
el
arte.
Así,
podemos
considerar
que
22
23
los
ANTECEDENTES
de
las
Meninas
en
cuanto
a
este
género
podrían
rastrearse
sobre
todo
en
el
Renacimiento,
en
los
retratos
“de
aparato”
de
los
monarcas
de
la
casa
de
Austria
como
Carlos
V
o
Felipe
II
y
sus
respectivos
familiares
realizados
por
pintores
de
la
talla
de
Tiziano,
Antonio
Moro,
Sánchez
Coello
o
Sofonisba
Anguissola.
En
la
configuración
del
retrato
regio
renacentista
español,
caracterizado
por
el
detallismo
y
la
captación
psicológica,
Antonio
Moro
y
Sánchez
Coello
fueron
sus
principales
formuladores
e
influirían
en
Velázquez
como
en
otros
pintores
barrocos
españoles.
Lo
que
no
es
habitual,
y
en
esto
Velázquez
es
un
gran
innovador,
es
la
forma
de
plantear
este
representación
como
un
complejo
juego
conceptual
barroco.
Por
lo
demás,
la
técnica
de
Velázquez
es
absolutamente
deudora
de
Tiziano
.
Tampoco
hay
que
dejar
de
citar
la
influencia
de
su
maestro
y
suegro,
el
pintor
y
teórico
Francisco
Pacheco,
figura
clave
en
la
vida
de
Velázquez.
Finalmente
la
presencia
de
un
misterioso
espejo
en
el
cuadro,
tiene
un
antecedente
muy
claro
en
ese
prodigio
de
la
pintura
flamenca
del
siglo
XV:
el
retrato
del
matrimonio
Arnolfini
de
Jan
Van
Eyck.
La
escena
del
cuadro
las
Meninas
se
desarrolla
en
un
marco
arquitectónico
muy
definido:
es
una
estancia
del
Alcázar
de
Madrid
que
hace
las
veces
de
taller
del
pintor.
Aparecen
en
la
obra
once
personajes,
casi
todos
lujosamente
vestidos
según
la
moda
barroca.
También
encontramos
un
somnoliento
mastín.
Las
figuras,
realizadas
bajo
parámetros
naturalistas,
se
integran
en
el
espacio
de
forma
nítida
o
borrosa,
en
una
sucesión
de
profundos
planos.
En
primer
término,
a
la
izquierda
y
delante
de
un
gran
lienzo,
encontramos
el
sorpresivo
autorretrato
del
pintor
Velázquez
vestido
de
negro,
con
mangas
acuchilladas
de
seda
blanca
y
portando
en
el
pecho
la
cruz
de
la
Orden
de
Santiago,
aunque
por
aquellas
fechas
todavía
no
era
Caballero
de
esa
orden.
De
pie,
mantiene
en
una
mano
la
paleta
y
en
otra,
el
pincel,
en
actitud
pensativa.
Representarse
de
esta
forma
era
una
manera
de
ennoblecerse
él
y
su
pintura.
Está
trabajando
rodeado
de
diversos
personajes
de
la
Corte.
Los
Reyes,
Felipe
IV
y
su
esposa
Mariana
de
Austria,
se
reflejan
en
un
espejo
detrás
del
pintor.
Es
una
interpretación
bastante
aceptada
el
pensar
que
Velázquez
está
realizando
un
retrato
de
los
monarcas,
que
están
posando
"fuera
del
cuadro",
en
el
lugar
donde
se
halla
el
espectador.
En
un
momento
dado,
entra
en
el
taller
del
artista,
la
infanta
Margarita
seguida
de
su
atento
séquito.
Otra
hipótesis
podría
ser
que
Velázquez
está
realizando
un
retrato
a
la
infanta
Margarita
y
los
Reyes
acuden
a
visitarla.
Sea
como
fuere,
la
escena
está
presidida
por
esta
infanta,
la
primogénita
de
los
reyes,
de
cinco
años
de
edad.
Fue
la
persona
de
la
familia
real
más
retratada
por
Velázquez.
Está
flanqueada
por
dos
meninas
en
actitud
reverente.
A
la
izquierda,
la
menina
María
Agustina
Sarmiento,
que
le
ofrece
protocolariamente
un
pequeño
búcaro
con
agua
sobre
una
bandeja.
Y
a
la
derecha,
la
menina,
Isabel
de
Velasco.
Inmediatamente
después,
encontramos
a
dos
bufones
enanos:
Maribárbola
y
Nicolasito
Pertusato,
que
parece
un
niño
y
está
golpeando
con
su
pie
al
tranquilo
mastín.
Doña
Marcela
de
Ulloa
se
halla
detrás
de
doña
Isabel.
Es
la
“guardadamas”
y
va
vestida
con
una
toca
de
viuda.
Del
otro
personaje
que
está
a
su
lado,
medio
en
penumbra,
desconocemos
su
identidad.
Al
fondo
del
cuadro,
en
la
parte
luminosa,
atravesando
el
pasillo
con
la
puerta
abierta
encontramos
al
aposentador
de
la
reina,
José
Nieto
,
del
que
no
sabemos
si
entra
o
sale.
Por
encima
del
espejo
en
el
que
se
reflejan
los
reyes
hay
dos
cuadros,
un
tanto
borrosos,
de
tema
mitológico
alusivos
a
la
nobleza
de
la
pintura.
La
composición
es
pura
escenografía
barroca.
Los
personajes
aparecen
distribuidos
en
un
punto
de
vista
único
y
frontal,
en
un
juego
de
ejes,
frontales
y
trasversales
ocupando
la
parte
inferior
del
cuadro.
Las
figuras
parecen
conversar
y
hay
cruces
de
miradas.
El
orden
compositivo
es
ondulante,
de
izquierda
a
derecha.
Es
una
composición
abierta,
donde
el
espectador
es
figura
clave
de
la
misma.
Especialmente
parecen
observarnos,
Maribárbola
y
Velázquez.
Por
lo
que
se
refiere
al
tratamiento
de
la
luz,
es
espectacular.
Hay
dos
grandes
focos
de
luz.
Uno
procede
desde
la
primera
ventana
de
la
derecha
e
incide
en
la
infanta
que
parece
flotar.
Las
figuras
de
segundo
plano
quedan
en
semipenumbra,
mientras
que
en
la
parte
del
fondo
encontramos
un
nuevo
foco
de
luz,
impactando
sobre
el
aposentador
que
recorta
su
silueta
sobre
la
escalera.
La
pincelada
empleada
por
Velázquez
es
muy
suelta,
vibrante
y
pastosa,
claramente
tizianesca.
Pintaba
“alla
prima”,
es
decir,
sin
casi
esbozo
previo,
aplicando
el
color
directamente,
espontáneamente
y
muy
rápido.
Produce,
así,
una
sensación
de
abocetamiento
y
verismo
prodigioso
que
anticipa
la
pintura
impresionista.
Pinta
capas
tan
finas,
que
en
ocasiones
nos
permite
apreciar
la
propia
urdimbre
del
lienzo.
Predominan
los
colores
matizados,
los
medios
tonos
blancos,
plateados,
ocres,
azules
con
notas
de
color
rosáceo,
negro
o
rojo.
El
dominio
de
la
perspectiva
en
Las
Meninas
es
magistral,
tanto
de
la
perspectiva
lineal,
cuyo
punto
de
fuga
se
sitúa
en
el
aposentador,
como
en
la
aérea,
ya
que
consigue
representar
el
aire,
la
sensación
atmosférica
que
rodea
a
cada
uno
de
los
personajes
y
difumina
sus
contornos.
La
sensación
de
volumen
y
espacio
está
23
Ana Galván Romarate-Zabala
Fundamentos del Arte I
plenamente
conseguido.
Podemos
realizar
varias
interpretaciones
sobre
la
FUNCIÓN
o
FINALIDAD
de
este
lienzo.
Como
buena
obra
barroca,
esta
pintura
esconde
varios
mensajes
que
únicamente
el
público
más
culto
y
avezado
de
la
Corte
podía
captar.
En
primer
lugar,
es
evidente
que
nos
encontramos
ante
un
retrato
profano,
cortesano,
a
mayor
gloria
de
la
monarquía
hispánica
centrada
en
este
caso
en
la
infanta
Margarita,
figura
central
de
la
pintura.
Sería
pues
una
finalidad
política,
en
defensa
de
una
dinastía
que
por
aquel
entonces
estaba
en
franco
declive.
De
acuerdo
a
esta
situación,
algunos
sugieren
que
el
reflejo
de
los
reyes
en
el
espejo
es
un
símbolo
de
apoyo
o
ejemplo
que
la
infanta
ha
de
tener
en
cuenta
para
su
futuro.
Finalmente,
ella
no
heredó
el
trono
pues
Felipe
IV
llegó
a
tener
un
heredero
varón
(Carlos
II,
el
Hechizado).
En
segundo
lugar,
Velázquez
con
esta
obra
pretende
reivindicar
el
papel
del
artista
y
su
posición
social,
enfatizar
el
carácter
intelectual
de
la
pintura
–“cosa
mentale”
como
recordaba
Leonardo,
y
subrayar
su
grandeza
y
nobleza,
muy
superior
a
las
obras
de
artesanía.
Y
no
es
de
extrañar,
ya
que
en
aquella
época,
la
pintura
era
subestimada
como
una
profesión
sujeta
a
impuestos,
como
los
zapateros
y
todos
los
demás
artesanos.
Esto
no
ocurría
en
Italia,
donde
los
pintores
eran
tratados
como
creadores
cultos.
Velázquez
querría
proclamar
la
nobleza
de
su
arte
cometiendo
una
"osadía":
se
incluyó
a
sí
mismo
en
un
retrato
de
la
familia
real,
ocupando
un
puesto
destacado
y
relegando
a
los
reyes
a
una
imagen
diminuta.
Pero
hay
que
precisar
que
la
presencia
de
los
reyes
no
es
"real",
sino
un
reflejo;
los
reyes
están
en
la
sala
con
el
pintor,
pero
no
a
su
lado
sino
a
cierta
distancia.
De
este
modo,
sin
violentar
el
protocolo,
Velázquez
alardea
de
su
posición
en
la
Corte
y
reclama
para
la
profesión
de
pintor
un
tratamiento
acorde
como
servidor
del
rey.
Finalmente,
podríamos
argüir
una
tercera
finalidad:
crear
una
obra
estupefaciente
que
subrayara
la
supremacía
de
este
pintor
sobre
el
resto
de
los
artistas
de
su
época.
Epatar,
sorprender,
maravillar:
puro
barroco.
Por
lo
que
se
refiere
a
los
CONSECUENTES
de
esta
obra,
hemos
de
ponerla
en
relación
con
otras
pinturas
de
Velázquez
como
la
Venus
del
espejo
o
las
Hilanderas.
Como
señaló
Julián
Gállego,
en
Madrid
fue
conocido
como
mucho
por
cien
personas,
fue
un
gran
incomprendido
y
apenas
dejó
discípulos,
si
acaso
su
yerno
Juan
Bautista
Martínez
de
Mazo.
Velázquez
sintetizó
los
estilos
del
XVI
y
XVII,
renacimiento
romano
y
escuela
veneciana,
tenebrismo,
barroco
flamenco
y
naturalismo
hispano.
Neoclásicos
como
Ingres,
románticos
como
Delacroix,
impresionistas
como
Manet
y
Degas,
fauves
como
Matisse,
los
expresionistas
alemanes,
surrealistas
como
Dalí,
sin
olvidar
al
mismo
Goya
van
a
ser
sin
duda
deudores
de
Velázquez.
Ejemplos
de
obras
de
Velázquez:
Vieja
friendo
huevos
Bufón
Sebastián
de
Morra
Las
lanzas
o
la
rendición
de
Breda
Las
Meninas
Las
Hilanderas
24
25
Los
PAÍSES
BAJOS,
que
habían
gozado
de
una
cultura
común,
quedaron
divididos
en
el
siglo
XVII
en
dos
territorios
con
caracteres
diferentes:
Flandes
(actual
Bélgica)
y
Holanda.
Holanda
–de
religión
protestante-‐
y
antiguamente
bajo
hegemonía
española,
durante
el
siglo
XVII
se
convierte
en
una
república
independiente.
En
ese
siglo,
Holanda
se
transforma
en
la
primera
potencia
comercial
del
mundo.
Se
convirtió
además
en
el
más
moderno
de
los
Estados
europeos.
Es
fundamental
su
sociedad
capitalista
y
burguesa
que
va
a
demandar
un
arte
acorde
con
sus
ideales
burgueses.
-‐Bélgica
–llamada
entonces
Flandes-‐
seguía,
a
diferencia
de
Holanda,
bajo
el
poder
español
pero
con
más
o
menos
autonomía
gubernativa.
Optó
por
el
catolicismo
pero
compartía
con
Holanda
su
tradición
capitalista
y
liberal
burguesa,
aunque
con
un
gran
peso
de
la
nobleza
.
La
pintura
flamenca
en
el
Barroco
La
pintura
flamenca,
que
es
como
se
llama
a
la
originaria
de
Flandes,
presenta
unos
caracteres
muy
definidos.
Eran
sumamente
aficionados
a
la
pintura,
como
los
holandeses
y
solicitaron
incansablemente
de
sus
pintores
cuadros
para
decorar
sus
casas.
Junto
a
los
retratos
y
las
grandes
telas
con
temas
religiosos,
históricos
o
mitológicos,
los
artistas
se
especializaron,
pintando
obras
de
tamaño
medio,
que
poco
a
poco
aumentaron
de
formato,
con
naturalezas
muertas,
animales,
paisajes
y
escenas
de
género.
Los
coleccionistas
eran
sobre
todo
nobles
y
burgueses
que
habían
ido
reuniendo
en
sus
casas,
sobre
todo
en
Amberes
y
Bruselas,
impresionantes
colecciones
pictóricas.
La
pintura
flamenca
del
Barroco
es
muy
decorativa,
opulenta
y
hedonista
La
minuciosidad
propia
de
los
Países
Bajos
es
una
constante
también
en
esta
pintura.
Hay
un
gusto
por
el
detallismo
en
el
acabado
de
los
cuadros
y
por
la
aplicación
de
numerosas
capas
transparentes
de
pintura
para
lograr
veladuras.
Es
una
pintura
muy
colorista:
utilizan
el
color
como
instrumento
para
crear
la
composición:
los
colores
fríos
al
fondo
para
crear
espacio
y
los
cálidos
al
frente
para
crear
figuras.
Las
composiciones
son
mucho
más
dinámicas
que
en
Holanda
y
muy
espectaculares
y
teatrales.
RUBENS:
las
tres
gracias;
CAREL
FABRITIUS:
el
jilguero;
VERMEER,
escena
de
interior.
Otro
rasgo
esencial
de
la
pintura
barroca
de
Flandes
es
la
fortísima
influencia
de
Rubens
en
los
pintores
flamencos,
hasta
el
punto
que
se
llega
a
identificar
esta
escuela
con
el
maestro.
La
mayoría
de
los
pintores
destacados
de
la
región
pintaban
en
su
taller,
uno
de
los
más
grandes
de
Europa,
de
ahí
su
enorme
producción.
PEDRO
PABLO
RUBENS
(1577-‐1640),
junto
con
Rembrandt
y
Velázquez
son
los
tres
grandes
genios
del
barroco
y
figuras
clave
en
la
historia
del
arte.
Rubens
nació
en
Alemania
pero
se
desplazó
desde
niño
a
la
flamenca
Amberes
donde
se
forjó
como
artista
y
residió
hasta
su
muerte.
Fue
un
pintor
que
alcanzó
una
gran
fama,
prestigio
y
éxito
económico
en
su
época.
Poseía
una
profunda
formación
humanista,
dominaba
el
trato
cortesano
y
su
don
de
gentes
le
abrieron
las
puertas
de
todas
las
cortes
europeas,
lo
que
le
permitió
acaparar
encargos.
Dominaba
el
latín
y
varias
lenguas
modernas
y
tenía
una
especial
habilidad
para
la
diplomacia,
convirtiéndose
en
ejemplo
para
muchos
artistas,
entre
otros
el
español
Velázquez.
Después
de
su
formación
inicial,
Rubens
viajó
a
Italia
(donde
permaneció
varios
años)
y,
más
tarde,
a
España
e
Inglaterra.
Cuando
regresó
25
Ana Galván Romarate-Zabala
Fundamentos del Arte I
a
Amberes
era
ya
un
pintor
famoso:
inauguró
una
enorme
casa-‐taller,
hoy
museo,
en
la
que
con
la
ayuda
de
un
verdadero
batallón
de
aprendices
dio
salida
a
una
producción
artística
que
tiene
características
casi
industriales,
más
de
tres
mil
cuadros,
con
lo
que
resulta
del
todo
imposible
que
tanta
obra
saliera
de
sus
propias
manos.
En
efecto,
el
pintor
abocetaba
el
cuadro
sus
ayudantes
se
encargaban
de
darle
forma
y
él
se
reservaba
los
detalles
finales.11
En
Italia
donde
amplió
su
formación
artística,
estudió
las
obras
del
Renacimiento
y
la
escultura
clásica.
Siempre
fue
un
enamorado
del
Renacimiento
Italiano
y
esto
se
va
a
reflejar
mucho
en
su
pintura.
Sus
influencias
pictóricas
eran
básicamente
la
pintura
italiana
desde
los
clasicistas
Carracci
hasta
Caravaggio,
pasando
por
Tiziano,
Tintoretto
o
Miguel
Angel.
No
obstante,
también
es
perceptible
la
influencia
de
la
pintura
flamenca.12
En
1602
realiza
un
viaje
a
España
para
entregar
al
rey
Felipe
III
y
su
valido,
el
duque
de
Lerma,
varios
presentes,
entre
ellos
un
buen
número
de
copias
de
los
grandes
artistas
del
Renacimiento,
Tiziano
y
Rafael
entre
otros13.
Al
llegar
a
Valladolid,
Rubens
realizará
el
impresionante
retrato
ecuestre
del
duque
de
Lerma,
con
el
que
conseguirá
gran
fama
entre
los
cortesanos
españoles.
Realizó
obras
para
la
corte
inglesa
y
española.
Gracias
a
los
encargos
que
le
hizo
el
rey
Felipe
IV,
el
Museo
del
Prado
posee
la
colección
más
grande
del
mundo
de
obras
de
Rubens,
con
cerca
de
80
pinturas
catalogadas.
Rubens
fue
un
artista
ambicioso,
que
no
se
asustaba
ante
ningún
proyecto
por
grande
que
fuese
(en
palabras
suyas),
pero
al
mismo
tiempo
fue
de
trato
accesible
y
muy
atento
con
sus
colegas.
Llevó
una
vida
tranquila,
si
bien
llena
de
lujos,
y
se
aficionó
al
coleccionismo
artístico.
Se
casó
dos
veces,
primero
con
Isabel
Brandt
–con
la
que
tuvo
un
matrimonio
fructífero
y
feliz-‐
y
después
de
la
muerte
de
Isabel
con
la
jovencísima
Helena
Fourment.
Helena
se
convertirá
desde
ese
momento
en
la
principal
modelo
para
el
pintor,
tanto
para
las
santas
como
para
las
Venus.
La
felicidad
conyugal
que
vive
el
artista
se
expresa
en
cuadros
como
el
Jardín
del
amor
del
Museo
del
Prado
o
los
numerosos
retratos
protagonizados
por
su
esposa,
algunos
de
ellos
acompañada
de
sus
hijos.
Rubens
es
un
pintor
muy
barroco:
crea
obras
muy
efectistas
y
sorprendentes,
teatrales
y
con
gran
expresividad.
En
general
son
pinturas
alegres
y
hedonistas.
Su
temática
engloba
pinturas
religiosas,
mitológicas,
retratos,
paisajes
o
escenas
de
costumbres.
Sus
composiciones
responden
a
los
principales
esquemas
del
Barroco
católico:
gusto
por
las
estructuras
diagonales,
ágil
dinamismo
y
pasión
por
las
curvas
serpentinatas.
Su
pintura
emplea
habitualmente
colores
claros
que
lo
alejan
del
tenebrismo,
introduce
con
frecuencia
el
paisaje
y
tiene
una
tendencia
claramente
decorativa
que
llega,
en
muchas
ocasiones,
a
la
grandilocuencia
y,
en
los
retratos,
a
una
cierta
idealización
del
personaje
representado.
Le
distinguen
también,
en
el
desnudo,
su
gusto
por
las
anatomías
poderosas,
y
en
las
obras
religiosas
su
interés
en
difundir
los
valores
de
la
iglesia
católica,
al
servicio
de
la
que
trabajaba,
en
una
zona
de
Europa
donde
la
Contrarreforma
se
afianzó,
frente
al
triunfo
del
protestantismo
en
otras
áreas
próximas
a
Flandes.
En
sus
obras
se
refleja
la
vitalidad,
el
dinamismo
y
el
triunfo
del
color
sobre
el
dibujo.
El
desnudo
femenino
será
su
favorito,
pero
de
carnes
blandas
y
grasientas,
el
denominado
desnudo
de
tipo
nórdico,
frente
al
clásico,
pero
siempre
dentro
de
una
gran
sensualidad.
La
influencia
de
Rubens
en
el
siglo
XVII
en
Flandes
fue
arrolladora,
y
se
extendió
por
todas
partes
de
Europa
gracias
a
sus
viajes,
a
las
exportaciones
de
pinturas
de
su
taller
y
a
la
difusión
de
sus
diseños
mediante
grabados.
También
influirá
en
artistas
de
otras
épocas
como
los
franceses
del
Rococó
(Watteau…).
Las
Tres
Gracias
es
la
obra
más
famosa
de
Rubens.
Fue
adquirida
por
Felipe
IV
entre
los
bienes
del
pintor,
subastados
tras
su
fallecimiento
pasando
a
decorar
alguna
de
las
salas
del
Alcázar
de
Madrid.
Es
un
óleo
sobre
tabla.
El
hecho
de
estar
pintado
sobre
tabla
indica
la
relación
del
maestro
con
la
pintura
flamenca
antigua.
Las
Tres
Gracias
se
llamaban
Eufrosine,
Talía
y
Anglae
y
eran
hijas
de
Zeus
y
Eurymone.
Siempre
aparecen
desnudas
ya
que
la
belleza
no
necesita
cubrirse.
Son
las
representaciones
de
la
afabilidad,
la
simpatía
y
la
delicadeza.
El
asunto
y
la
manera
de
tratarlo
se
remontan
al
arte
clásico
pero
fue
Rafael,
en
el
Renacimiento,
quien
lo
recobró.
Las
figuras
están
inspiradas
en
la
escultura
clásica,
visible
en
la
intención
de
reproducir
la
frialdad
del
mármol
en
sus
carnes.
Rubens
mantiene
la
composición
del
italiano,
pero
cambia
la
relación
entre
las
tres
figuras
que
están
conectadas
entre
sí
a
través
de
los
brazos,
el
velo
y
sus
miradas,
es
decir,
psicológicamente,
dando
así
nueva
11
El
mismo
dice
en
1618
"me
encuentro
tan
sobrecargado
de
encargos
para
edificios
públicos
y
colecciones
particulares
que
me
resultará
imposible
aceptar
otros
nuevos
antes
de
que
transcurran
varios
años".
12
Uno
de
sus
principales
mecenas
va
a
ser
el
duque
de
Mantua,
don
Vincenzo
Gonzaga,
curioso
personaje,
sincero
protector
del
arte
y
de
los
artistas
para
cuya
familia
ya
habían
trabajado
importantes
artistas
como
Tiziano.
En
la
corte
de
Mantua
permanecerá
durante
casi
nueve
años,
sirviendo
al
duque
tanto
en
cuestiones
artísticas
como
diplomáticas.
13
El
duque
de
Mantua
deseaba
con
estos
presentes
conseguir
el
cargo
de
almirante
de
la
flota
española.
26
27
unidad
al
grupo.
También
ha
cambiado
el
canon
de
belleza,
empleando
el
típico
de
sus
pinturas,
con
mujeres
entradas
en
carnes
pero
proporcionadas,
elegantes.
Rubens
las
representó
junto
a
una
fuente,
bajo
una
guirnalda
de
flores
y
ante
un
fondo
de
paisaje.
La
belleza
femenina
de
la
pintura
de
Rubens
está
resumida
en
este
magnífico
trío.
La
pintura
holandesa
El
arte
holandés
del
siglo
XVII
no
brilla
por
su
arquitectura
ni
por
su
escultura,
y
se
limita
a
copiar
con
mayor
o
menor
fortuna
los
modelos
franceses,
italianos
y
alemanes
cuando
no
sigue
haciendo
edificios
plenamente
góticos
y
arcaizantes.
Sin
embargo
desarrolla
todo
su
genio
en
la
pintura.
Es
uno
de
los
grandes
capítulos
de
la
historia
de
la
pintura
mundial.
La
pintura
holandesa
del
barroco
refleja
a
la
perfección
las
características
de
su
sociedad
burguesa.
Es
un
arte
hecho
por
burgueses
y
para
burgueses.
Son
este
grupo
social
-‐los
burgueses-‐
los
principales
mecenas
y
comitentes
de
las
obras
de
arte.
De
ahí
que
la
pintura
tenga
como
finalidad
fundamental
decorar
los
interiores
holandeses,
produciéndose
un
predominio
de
cuadros
de
formato
pequeño.
Se
pinta,
sobre
todo,
en
caballete,
es
decir,
cuadros
generalmente
pequeños,
fácilmente
transportables.
Dos
obras
maestras
de
VERMEER:
la
joven
de
la
perla
y
vista
de
Delft
Por
tradición,
la
técnica
al
óleo
es
la
predominante.
Junto
a
este
público
burgués
que
demanda
obras
íntimas
y
de
pequeño
tamaño,
existen
otros
consumidores
de
obras
de
arte:
los
municipios,
corporaciones,
asilos,
etc.
y
estos
demandan
obras
de
mayor
tamaño
aunque
nunca
llegan
a
alcanzar
la
pompa
y
el
convencionalismo
de
un
arte
cortesano.
El
retrato
se
domina
con
gran
maestría,
tanto
el
colectivo
(retratos
de
grupos)
como
el
individual.
Los
colores
son
también
muy
importantes
en
Holanda.
Emplean
amplias
gamas
de
colores
y
tonos
dentro
de
cada
uno
de
ellos.
Dominan
los
cálidos,
amarillos,
rojos,
anaranjados,
blancos.
La
variedad
tonal
permite
sobre
un
mismo
color
múltiples
gamas
de
tonos
que
semejan
el
reflejo
de
la
luz
y
de
la
sombra.
Es
un
arte
naturalista
hasta
detalles
extremos.
Se
cultivaron
toda
clase
de
géneros,
siendo
los
preferidos
los
retratos
(individuales
o
de
grupo)
y
la
vida
cotidiana:
escenas
de
costumbres,
paisajes,
bodegones,
interiores,
etc.
Estos
temas
habían
sido
tratados
margi-‐
nalmente
hasta
entonces.
Al
ser
un
país
protestante,
la
pintura
religiosa
no
predomina
tanto
como
en
los
países
católicos
dado
el
carácter
un
tanto
anicónico
del
protestantismo.
No
obstante,
si
realizarán
pinturas
religiosas
con
escenas
del
Antiguo
y
del
Nuevo
Testamento,
pero
no
de
santos,
vírgenes
o
Jesucristo.
El
paisaje
va
a
ser
un
tema
importantísimo
en
la
pintura
holandesa
y
van
a
influir
mucho
en
el
paisaje
romántico
de
principios
de
siglo
XIX,
en
la
Escuela
de
Barbizón
y
de
ahí
su
influencia
trascenderá
hasta
el
Impresionismo
en
los
años
finales
del
siglo
XIX.
Los
pintores
principales
son
Frans
Hals,
Johannes
Vermeer
y
Rembrandt
van
Rijn
entre
muchos
otros.
Del
numeroso
grupo
de
pintores
de
esta
escuela
el
más
importante
y
representativo
es
el
genial
REMBRANDT
VAN
RIJN
(1607-‐1699).
Nació
en
Leyden
pero
pasó
casi
toda
su
vida
en
la
capital,
Ámsterdam.
Desde
muy
joven
obtiene
el
favor
de
sus
paisanos
y
recibe
numerosos
encargos
que
le
permiten
una
vida
desahogada
durante
la
27
Ana Galván Romarate-Zabala
Fundamentos del Arte I
primera
mitad
de
siglo.
Su
vida
está
rodeada
de
lujo
y
satisfacciones
intelectuales
y
profesionales.
En
1634
se
casó
con
Saskia,
el
gran
amor
de
su
vida,
que
representará
numerosas
veces
en
su
obra.14
REMBRANDT:
la
ronda
de
noche
y
lección
de
anatomía.
Rembrandt
se
opuso
a
seguir
los
modelos
italianos,
sin
embargo
sus
primeros
cuadros
son
tenebristas.
Este
estilo
oscuro,
con
gran
estudio
de
los
problemas
luminosos,
igual
lo
pudo
asimilar
de
los
italianos,
franceses
o
españoles,
e
incluso
de
los
holandeses
de
la
generación
anterior.
Cultivó
todos
los
géneros
desde
el
bíblico,
hasta
el
paisaje,
escenas
costumbristas
o
bodegones.
Realizó
excelentes
paisajes
y
autorretratos.
Como
pintor
religioso,
es
de
una
enorme
profundidad
mística.
Creó
nuevas
iconografías
de
carácter
protestante.
Hizo
retratos
en
grupo
concebidos
con
una
composición
dramática
y
misteriosa.
Este
género
nació
en
Holanda
ahora
porque
se
presta
muy
bien
a
la
colectividad
democrática
y
a
la
vez
individualizada
de
la
sociedad
burguesa.
Su
pincelada
es
abocetada,
gruesa,
pastosa
y
suelta.
Le
gusta
incidir
en
el
brillo
y
en
las
texturas
de
los
objetos.
Rembrandt
es
un
enamorado
de
la
luz.
Suele
ser
una
luz
dorada,
con
la
que
consigue
crear
efectos
atmosféricos
de
calidad
insuperable,
tomando
como
referencias
a
la
Escuela
veneciana
y
Tiziano.
Rembrandt
falleció
en
Ámsterdam
el
4
de
octubre
de
1669
a
la
edad
de
63
años,
siendo
uno
de
los
más
innovadores
y
excepcionales
artistas
de
todos
los
tiempos.
Rembrandt
ha
sufrido
muchas
falsificaciones
y
atribuciones
erróneas.
Sus
obras,
no
muy
numerosas,
han
sido
y
son
objeto
de
estudio
para
poder
atribuir
con
fiabilidad
qué
obras
son
de
su
producción.
Por
lo
demás,
está
considerado
como
uno
de
los
más
importantes
grabadores
de
toda
la
historia
del
arte.
La
lección
de
anatomía
es
un
ejemplo
de
perfección
técnica
del
“retrato
de
grupo”,
género
muy
destacado
en
la
pintura
holandesa
del
siglo
XVII.
Es
un
excelente
retrato
encargado
en
1632
por
el
doctor
Tulp,
en
el
que
aparece
representada
una
lección
pública
de
anatomía,
costumbre
habitual
en
aquellas
fechas
para
demostrar
la
sabiduría
de
Dios
al
crear
al
hombre.
Vemos
al
doctor
Tulp
con
su
sombrero,
reflejo
de
su
cargo,
con
unas
pinzas
en
la
mano
derecha,
mostrando
a
sus
alumnos
la
disección
de
un
brazo,
los
tendones
y
los
músculos.
El
cuerpo
del
muerto
en
el
que
se
realizan
las
prácticas
es
el
de
un
conocido
criminal
ajusticiado;
detrás
de
él
se
sitúan
siete
alumnos
del
doctor
que
escuchan
atentamente
la
lección,
destacando
el
realismo
de
las
figuras
a
través
de
sus
expresiones:
sorpresa,
entusiasmo,
atención...
El
espectador
se
sienta
protagonista
también
de
la
escena
y
se
integra
en
la
lección,
ampliando
así
el
aula
de
Tulp
a
la
sala
donde
se
expone
el
cuadro.
La
Ronda
de
Noche
del
año
1642
es
la
obra
maestra
de
Rembrandt.
Otro
gran
pintor
holandés
fue
Jan
Vermeer
(1632-‐1675).
Nació
y
desarrolló
casi
toda
su
obra
en
la
ciudad
de
Delft.
Es
excelente
pintor
de
paisajes
y
escenas
de
interior
holandeses,
hechos
con
gran
detallismo
y
minuciosidad.
14
Sus
amigos
pertenecen
a
la
clase
más
intelectual
del
país,
médicos,
banqueros
etc.,
y
son
casi
todos
de
raza
judía.
Invirtió
dinero
en
valores
coloniales
en
la
famosa
Compañía
de
las
Indias
Orientales,
y
cuando
ésta
sucumbe
en
el
gran
crack
de
mediados
de
siglo,
su
economía
recibe
un
duro
golpe.
Se
ve
obligado
a
prescindir
de
muchos
lujos
que
antes
habían
endulzado
su
existencia,
y
su
vida
se
vuelve
un
tanto
amarga
ante
el
rechazo
que
sufren
sus
obras
en
la
segunda
mitad
de
siglo.
Este
rechazo
está
motivado
porque
hay
una
auténtica
saturación
de
obras
pictóricas
y
también
porque
su
estilo
se
ha
pasado
de
moda
y
ya
no
gusta
a
la
burguesía
holandesa.
Sus
ingresos
descienden
y
en
ocasiones
tiene
que
malvender
sus
cuadros.
De
esta
forma,
su
vejez
será
larga
y
penosa.
28
29
Fuente
de
la
imagen
y
texto:
J.V.
Patiño
http://escueladeartetalavera.blogspot.com.es/2015/09/libro-‐de-‐texto-‐para-‐fundamentos-‐del.html
5.
LA
MÚSICA
BARROCA.
EL
NACIMIENTO
DE
LA
ÓPERA
En
el
Barroco
se
asistirá
a
la
división
de
la
cristiandad
entre
Reforma
–protestante-‐
y
Contrarreforma
–católica-‐,
y
la
música,
como
el
resto
de
las
artes,
reflejará
esa
diversidad
y
antagonismo
religioso.
La
música
sacra
occidental
experimentará
una
importante
evolución
en
este
periodo
derivada
de
dichas
tensiones.
Los
efectos
escenográficos
se
introducirán
en
el
ámbito
musical
en
todos
los
aspectos,
desde
la
introducción
de
instrumentos
o
voces
solistas
que
provoquen
la
espiritualidad
de
los
fieles
hasta
la
invención
de
nuevos
géneros
casi
teatrales
donde
la
música
sirve
para
desarrollar
una
acción.
Se
asistirá
también
a
un
desarrollo
instrumental
29
Ana Galván Romarate-Zabala
Fundamentos del Arte I
sin
precedentes,
y
a
una
clara
separación
entre
la
música
vocal
y
la
música
instrumental,
con
piezas
a
veces
muy
distintas
para
cada
variedad.
Como
característica
distintiva
de
la
música
barroca
es
la
polarización
de
las
distintas
voces,
muy
al
contrario
que
lo
que
sucedía
hasta
el
Renacimiento,
donde
todas
las
voces
tenían
igual
importancia
en
la
música
polifónica.
Se
sientan
así
las
bases
de
la
orquesta,
que
se
desarrollará
sobre
todo
en
un
nuevo
género,
la
ópera.
Géneros
musicales
del
Barroco
En
el
Barroco
tendrá
origen
la
mayoría
de
los
géneros
de
la
llamada
música
clásica
o
música
culta
(por
oposición
a
la
música
popular
o
folclórica).
Podemos
hacer
una
clasificación
básica
entre
composiciones
sacras
o
profanas.
Si
atendemos
a
la
temática
encontramos,
entre
otras:
*Profanas
Sonata
Se
trata
de
una
obra
instrumental
en
la
que
un
instrumento
solista
(que
puede
llevar
acompañamiento)
desarrolla
una
o
dos
ideas
o
temas
en
los
que
se
inspira,
y
que
desarrolla
en
tres
o
cuatro
movimientos,
es
decir,
partes
con
un
ritmo
distinto,
que
suelen
empezar
de
manera
viva,
bajar
de
intensidad
y
finalmente
aumentarla.
Además
de
Bach,
destacaron
como
compositores
de
sonatas
los
músicos
italianos
Corelli,
Vivaldi
o
Domenico
Scarlatti,
quien
llegó
a
escribir
500
sonatas
para
clave.
Suite
Consiste
en
una
pieza
que
une
distintos
movimientos
de
origen
popular
en
una
sola
obra
ejecutada
en
un
mismo
tono,
aunque
con
distinto
ritmo.
Cada
uno
de
los
movimientos
suele
tener
origen
en
una
danza
de
un
país
distinto,
como
la
zarabanda
(España),
giga
(Inglaterra),
alemanda
(Alemania)
y
courante
(Francia).
Destacan
en
este
género
Bach
y
Händel.
Concierto
(Concerto
grosso).
Se
trata
de
piezas
concebidas
en
principio
para
instrumentos
de
cuerda
-‐aunque
posteriormente
se
extendió
a
todo
tipo
de
instrumentos-‐
donde
generalmente
un
grupo
de
ellos
actúa
como
solista
(el
concertino)-‐
y
entabla
un
diálogo
con
la
orquesta.
Se
suelen
ejecutar
tres
movimientos:
allegro,
adagio
y
presto.
Arcangelo
Corelli
desarrolló
el
género
junto
a
Vivaldi.
Ópera
Es
la
creación
más
típica
del
Barroco.
Fue
desarrollada
por
Monteverdi,
y
se
basa
en
el
desarrollo
de
una
obra
dramática
cantada
con
apoyo
de
una
orquesta.
Tiene
su
origen
en
la
Camerata
florentina,
un
grupo
de
intelectuales
renacentistas
de
Florencia
que
pretendieron
hacer
una
especie
de
teatro
clásico
italiano
al
modo
de
la
Antigua
Grecia,
tomando
para
ello
elementos
como
la
música
renacentista
y
el
teatro
popular
italiano
(la
llamada
Commedia
dell'Arte).
Al
originarse
en
Italia,
se
cantaba
casi
siempre
en
italiano.
*Sacras
Motete
El
motete
es
de
herencia
renacentista,
acabó
siendo
marginal
en
el
Barroco,
pero
aún
se
siguieron
escribiendo
muchos
de
ellos.
Cantata
Es
una
obra
de
uso
litúrgico,
muy
desarrollada
en
países
luteranos,
donde
se
cantaba
en
lengua
vernácula.
Su
estructura
es
muy
parecida
a
la
ópera,
pero
sin
necesidad
de
coreografía
especial
y
compuesta
esencialmente
para
ser
escuchada
sin
escenificar.
En
principio,
se
designa
con
este
nombre
a
la
música
vocal,
por
oposición
a
la
sonata,
que
sería
instrumental,
aunque
al
desarrollarse
el
género
se
introducirán
partes
instrumentales.
Oratorio
Su
nombre
procede
del
Oratorio
de
san
Felipe
Neri,
en
Roma,
lugar
donde
se
desarrollaron
las
primeras
composiciones
de
este
tipo,
aunque
pronto
se
extendieron
también
por
el
mundo
luterano.
De
estructura
similar
a
las
óperas,
pero
cantadas
en
lengua
vernácula
y
sin
escenografía,
con
gran
importancia
de
los
coros.
Destaca
El
Mesías,
de
Georg
Friedrich
Händel.
En
los
países
protestantes
se
desarrolló
un
subgénero,
la
pasión
(sobre
el
sufrimiento
de
Cristo
en
todo
el
proceso
que
le
llevará
a
ser
crucificado),
entre
las
que
destaca
la
impresionante
La
Pasión
según
San
Mateo
de
Johann
Sebastián
Bach.
La
ópera
La
ópera
nació
de
un
esfuerzo
intelectual
por
renovar
el
teatro
griego
en
un
contexto
contemporáneo
del
siglo
XVI.
En
principio,
los
primeros
experimentos
alternaban
danzas
y
coreografías
con
diálogos,
pero
pronto
estas
30
31
partes
habladas
se
empezaron
a
sustituir
por
recitativos,
lo
que
constituyó
el
nacimiento
de
la
ópera.
La
primera
ópera
propiamente
dicha
fue
Orfeo,
de
Monteverdi,
escrita
en
1607.
La
ópera
barroca
consta
de
varias
partes:
Recitativas:
son
partes
cantadas
de
manera
silábica
que
se
acompañan
de
la
línea
de
bajo
de
la
orquesta
que
desarrollan
la
acción.
Arias:
partes
cantadas
escritas
para
lucimiento
de
los
cantantes,
ya
que
la
línea
argumental
se
suele
suspender.
Coros:
partes
interpretadas
generalmente
a
cuatro
voces.
Partes
instrumentales:
las
ejecuta
la
orquesta
desde
el
foso.
Destacan
la
obertura
inicial
y
las
danzas
que
suelen
intercalarse.
En
una
ópera
no
solo
se
deben
tener
en
cuenta
las
partes
musicales,
ya
que
es
una
auténtica
obra
de
arte
total
al
estar
integrada
por
música
–o
partitura-‐,
el
canto
–basado
en
el
libreto
de
la
ópera,
en
general
escrito
en
italiano
o
en
francés
en
el
caso
de
Francia-‐
La
música
o
partitura.
Es
la
parte
esencial,
ya
que
recoge
la
música
que
se
interpretará
a
lo
largo
de
la
obra.
Viene
dada
para
cada
uno
de
los
instrumentos
de
la
orquesta,
que
se
sitúa
al
pie
del
escenario,
en
el
foso,
dirigida
por
el
director,
que
marca
los
tiempos.
El
libreto:
es
el
texto
que
se
canta
o
declama.
Un
buen
libreto
no
solo
debe
tener
calidad
literaria,
sino
también
adaptarse
a
la
partitura.
Cada
sílaba
va
asociada
a
una
nota.
Durante
el
Barroco,
generalmente
se
escribe
en
italiano,
excepto
en
Francia,
que
se
usa
el
francés.
En
el
futuro
se
irán
incorporando
otras
lenguas
vernáculas,
como
el
español
de
la
zarzuela
o
el
alemán
de
la
ópera
romántica
de
este
país.
En
toda
ópera
son,
además
de
gran
importancia:
la
escenografía,
o
decorados
que
sirven
como
fondo
de
la
escena.
Para
cambiarlos
se
usa
la
tramoya,
que
es
el
conjunto
de
máquinas,
poleas
y
dispositivos
que
permiten
la
rápida
sustitución
entre
ellos.
En
estos
decorados
suele
haber
referencias
a
paisajes,
arquitecturas,
mobiliario,
etc.;
el
vestuario
y
la
caracterización
de
los
personajes,
incluyendo
el
maquillaje,
peluquería,
etc.;
el
atrezzo
que
son
los
pequeños
objetos,
como
vajilla,
utensilios
de
escritura,
etc.,
que
interactúan
con
los
personajes.
Principales
músicos
del
Barroco
Italia
Como
en
casi
todos
los
campos
artísticos
del
Barroco,
Italia
es
quien
primero
lleva
la
batuta
en
cuestiones
musicales.
Los
principales
compositores
fueron:
Claudio
Monteverdi
(1567-‐1643)
Nacido
en
Cremona
mientras
estaba
bajo
soberanía
española
y
muerto
en
Venecia,
fue
cantante
y
compositor.
Marcó
la
transición
del
Renacimiento
al
Barroco.
Compuso
muchos
y
excelentes
madrigales,
pero
se
le
conoce,
sobre
todo,
por
su
Orfeo,
considerada
la
primera
ópera.
Antonio
Vivaldi
(1678-‐1741)
Sacerdote,
compositor,
violinista
y
empresario
operístico
nacido
en
Venecia
y
fallecido
en
Viena,
se
le
deben
multitud
de
obras
de
todo
tipo,
pero
es
conocido,
sobre
todo,
por
cimentar
el
género
del
concierto.
Se
le
apodó
El
cura
rojo
por
su
pelo
y
su
oficio.
Su
obra
más
famosa
son
Las
cuatro
estaciones.
Domenico
Scarlatti
(1685-‐1757)
Este
maravilloso
compositor
y
clavecinista
napolitano,
prácticamente
desarrolló
toda
su
genialidad
en
la
corte
española
de
Felipe
V.
Sus
mejores
obras
son
sonatas,
género
que
consolidó.
Es
famosa
su
Fuga
del
gato
(Sonata
K.30),
que
Händel
plagió
y
publicó
en
Inglaterra
con
su
propio
nombre.
Alemania
George
Friedrich
Händel
(1685-‐1759)
Alemán
nacionalizado
inglés,
está
considerado
como
el
primer
músico
en
el
sentido
moderno,
ya
que
adaptó
sus
obras
al
gusto
musical
de
todos
los
públicos.
Sus
mejores
obras
son
óperas
y
oratorios,
como
El
Mesías.
Johann
Sebastián
Bach
(1685-‐1750)
Perteneciente
a
uno
de
los
clanes
musicales
más
famosos
de
todos
los
tiempos,
fue
un
gran
violinista
y
clavecinista
además
de
excelente
compositor
de
todo
tipo
de
obras.
Es
uno
de
los
más
geniales
compositores
de
todos
los
tiempos.
Son
legendarios
sus
Conciertos
de
Brandeburgo
o
su
Tocata
y
fuga
en
Re
menor.
Georg
Philipp
Telemann
(1681-‐1767)
Autor
muy
prolífico
de
todo
tipo
de
obras,
se
adelantó
a
su
tiempo
fundando
una
publicación
donde
aparecían
composiciones
que
continuaban
en
siguientes
números.
Destaca
como
compositor
de
música
de
cámara.
Francia
31
Ana Galván Romarate-Zabala
Fundamentos del Arte I
32
33
Son
características
esenciales
del
mueble
barroco
el
fuerte
plasticismo,
el
gusto
por
la
policromía,
dorados,
tallas,
taracea
y
marquetería.
Espejo
barroco;
consola,
una
tipología
de
mesa
que
surge
en
el
Barroco
Una
innovación
del
barroco
es
la
introducción
del
espejo
de
grandes
dimensiones,
acompañado
a
menudo
de
un
tipo
de
mesa
denominado
consola.
La
consola
se
colocaba
habitualmente
en
zonas
de
paso
como
pasillos,
al
lado
de
la
pared.
Sobre
ella
se
colocaban
objetos
decorativos
como
porcelana
china.
Estos
espejos
se
podían
encontrar
en
las
casas
importantes
de
toda
Europa.
Eran
enormemente
costosos,
su
posesión
era
una
muestra
de
prestigio
y
riqueza.
Fueron
un
hito
en
el
desarrollo
de
las
artes
decorativas:
los
espejos
daban
mucha
luz
a
las
estancias
ya
que
multiplicaban
por
la
noche
la
eficacia
de
lámparas
y
velas,
influyendo
mucho
en
la
configuración
del
espacio
interior.
Esta
moda
por
los
espejos
surgió
en
Roma.
Otras
tipologías
de
muebles
que
se
desarrollan
en
el
siglo
XVII:
las
mesas,
cómodas,
camas,
escritorios,
etc.
Etapas
del
mueble
barroco:
En
Francia:
estilo
Luis
XIII
(1610-‐43),
continua
con
la
regencia
de
Mazarino
(1643-‐61);
estilo
Luis
XIV:
1661-‐1714.
El
siglo
XVII
es
la
gran
época
del
mueble
francés.
Tomamos
el
estilo
Luis
XIV
como
epítome
del
Barroco
palaciego,
pues
resume
las
aspiraciones
de
grandiosidad
decorativa
de
las
monarquías
europeas
del
siglo
XVII,
es
decir,
las
anteriores
a
la
Ilustración,
y
porque
la
posteridad
demuestra
su
trascendencia
internacional.
El
estilo
Luis
XIV
se
fecha
entre
1675
y
1715.
Se
inspira
claramente
en
el
diseño
italiano.
El
estilo
Luis
XIV
se
caracteriza
por
ser
de
gran
calidad
y
grandiosidad.
33
Ana Galván Romarate-Zabala
Fundamentos del Arte I
El
rey
Luis
XIV
ejerció
una
auténtica
influencia
personal
en
las
artes
decorativas.
Pero
quien
verdaderamente
configuró
el
estilo
Luis
XIV
fue
Jean
Bérain,
pintor,
grabador
de
ornamentos
y
decorador
francés.
Hizo
numerosos
diseños
para
muebles,
tapices,
techos
y
paneles.
Llegaría
a
ser
muy
copiado.
El
ebanista
más
paradigmático
del
estilo
Luis
XIV
fue
el
maravilloso
André-‐Charles
Boulle
(1642-‐1732):
fue
uno
de
los
primeros
en
introducir
líneas
sinuosas
en
los
muebles
y
fue
el
primer
gran
ebanista
francés
(además
de
arquitecto,
dibujante,
decorador,
etc.).
Inventó
nuevas
técnicas
vinculadas
a
la
marquetería.
Fue
sobre
todo
muy
conocido
por
su
marquetería
de
carey,
latón,
concha,
cobre…
Las
partes
del
mueble
que
no
estaban
cubiertas
con
marquetería
tenían
incrustaciones
de
ébano.
Realizó
mesas,
escritorios,
cómodas…
Hasta
Boulle,
el
mobiliario
francés
no
tenía
un
estilo
bien
definido.
Son
muebles-‐esculturas.
Sus
muebles
serían
deseados
por
todas
las
cortes
europeas
(por
ejemplo
para
el
rey
español
Felipe
IV
hizo
dos
cómodas
para
el
palacio
del
Buen
Retiro).
En
Inglaterra:
destacan
entre
todos
los
estilos
(que
llevan
los
nombres
de
los
reyes
de
la
época),
el
William
and
Mary.
En
España:
seguimos
encontrando
bargueños
y
sillones
fraileros
como
muebles
característicos
de
la
época.
34
35
Cerámica:
A
inicios
del
siglo
XVII
los
holandeses
se
dedicaron
a
capturar
una
preciada
carga
presente
en
muchos
barcos
chinos:
la
porcelana.
Por
aquel
entonces
los
holandeses
eran
los
amos
del
comercio
con
las
Indias
orientales
pero
en
el
siglo
XVIII
los
ingleses
les
tomarían
el
relevo.
Cantidades
ingentes
de
piezas
cerámicas,
sobre
todo
del
periodo
Ming
-‐en
azul
y
blanco-‐
fueron
llevadas
a
Holanda,
siendo
la
ciudad
de
Delft
la
que
concentraría
la
producción
imitativa
de
miles
de
piezas
chinas
y
japonesas
desde
la
segunda
mitad
del
siglo
XVII.
Pero
los
holandeses
nunca
consiguieron
dar
con
la
fórmula
secreta
de
la
porcelana
por
mucho
que
la
imitaran.
La
producción
típica
de
Delft
era
de
piezas
en
tonos
azules
y
blancos.
En
Francia
los
principales
centros
productores
fueron
Nevers,
Rouen,
Moustiers,
Marsella
y
Estrasburgo;
en
Gran
Bretaña
destaca
Staffordshire
y
en
España,
los
talleres
de
las
manufacturas
de
Talavera
de
la
Reina,
Barcelona
y
Reus.
Por
lo
que
se
refiere
al
vidrio
esta
etapa
es
uno
de
las
más
brillantes
en
este
arte
(destacan
los
centros
productores
de
Venecia
en
Italia
y
de
Nuremberg
en
Alemania);
la
orfebrería
muestra
toda
la
exuberancia
del
barroco,
aunque
mucho
se
ha
perdido
(en
Francia
se
fundieron
muchas
obras
para
costear
gastos
de
guerra
y
demás)
y
en
las
artes
textiles
hay
una
gran
producción
de
bordados
y
tapices.
En
tapices
destaca
la
manufactura
francesa
de
Gobelinos,
Beauvais
y
Aubusson
con
temas
de
la
mitología,
historia
antigua,
etc.
La
indumentaria
en
la
etapa
del
Barroco
En
el
siglo
XVII
la
moda
española
comienza
a
perder
protagonismo
en
Europa
a
la
par
que
su
economía
y
su
política.
Será,
a
mediados
de
siglo
la
moda
francesa
la
que
irá
paulatinamente
eclipsando
a
la
moda
española.
A
pesar
de
ello,
los
españoles
se
aferraron
más
que
nunca
a
sus
modas
–continúa
el
“traje
a
la
española”-‐
aunque
con
variantes.
Era
casi
obligatorio
vestirse
a
la
española
para
quien
quisiera
prosperar
en
la
corte
o
simplemente
comunicarse
con
el
rey.
De
todas
maneras,
la
influencia
francesa
se
hará
notar
en
la
moda
española
del
siglo
XVII,
sobre
todo
a
finales
de
siglo,
particularmente
en
la
etapa
del
rey
Carlos
II
el
Hechizado.
Una
de
las
principales
notas
características
de
la
evolución
que
marca
el
barroco
en
la
moda
española
es
el
gran
tamaño
que
llegaron
a
alcanzar
los
cuellos
de
lechuguilla.
Pero
ya
en
el
reinado
de
Felipe
IV
se
produce
un
cambio
radical
en
el
vestir:
los
carísimos
cuellos
de
encaje
y
lechuguillas
fueron
sustituidos
por
la
golilla15
y
las
abultadas
calzas
del
período
anterior
se
sustituyen
por
los
calzones,
unos
pantalones
simples
y
funcionales
provenientes
del
traje
militar.
En
resumen,
la
indumentaria
masculina
del
siglo
XVII
en
España
tiene
como
rasgos
más
notables
el
color
negro,
su
tendencia
a
la
austeridad,
el
cuello
de
golilla,
un
jubón
que
se
vestía
sobre
la
camisa
interior,
y
los
calzones.
Como
accesorios,
medias
de
punto,
también
en
color
negro,
y
zapatos.
Como
prenda
“de
encima”,
la
capa
típica
llamada
ferreruelo.
Las
melenas
eran
cada
vez
más
largas.
Solían
llevar
sombrero
de
ala
ancha.
Esta
vestimenta
se
mantendrá
durante
el
siglo
XVII
y
parte
del
XVIII.
En
Francia
la
moda
masculina
parece
feminizada:
hay
una
tendencia
a
la
exageración
decorativa
que
se
aprecia
en
los
rhingraves
–especie
de
falda-‐pantalón
llenas
de
lazos
y
ornamentos-‐,
la
abundancia
de
cintas,
los
tacones
y
15
La
rígida
golilla,
que
todo
el
mundo
identificaba
con
España,
estaba
formada
por
un
soporte
de
cartón
forrado
en
seda
negra
sobre
el
que
descansaba
un
cuello
blanco
llamado
valona.
Este
cuello,
que
obligaba
a
mantener
la
cabeza
erguida,
se
convirtió
en
símbolo
de
la
gravedad
y
altivez
de
los
españoles.
35
Ana Galván Romarate-Zabala
Fundamentos del Arte I
las
suelas
de
color
rojo
–se
dice
que
el
rey
Luis
XIV
fue
de
los
primeros
hombres
en
llevar
tacones-‐
y
los
zapatos
con
“aspas
de
molino”
también
llamada
“mariposa”.
En
las
dos
primeras
imágenes
vemos
el
cuello
rígido
denominado
golilla
característico
de
la
indumentaria
masculina
española
del
Barroco.
36
37
En
la
corte
francesa
aparecerá
la
moda
de
llevar
peluca,
cosa
que
se
extenderá
por
toda
Europa
en
el
periodo
Rococó.
La
moda
femenina,
especialmente
bajo
los
reinados
de
Felipe
IV
y
Carlos
II,
se
distanció
notablemente
de
la
corriente
europea.
Las
españolas
no
renunciaron
al
verdugado,
y
sobre
él
fueron
elaborando
las
siluetas
que
precedieron
al
“guardainfante”,
que
hace
su
aparición
alrededor
de
los
años
treinta,
no
sin
antes
pasar
por
la
crítica
de
los
moralistas
y
legisladores
de
la
época.
Los
guardainfantes
eran
unas
estructuras
huecas
tipo
jaulas,
hechas
de
mimbre
unidas
por
cintas,
y
no
ya
de
aros
cosidos
a
enaguas
como
el
viejo
verdugado.
El
nombre
deriva
porque
dado
su
gran
tamaño
daba
apariencia
de
esconder
un
niño,
un
embarazo.
Según
los
embajadores
franceses,
las
españolas
solían
ir
muy
maquilladas.
En
ocasiones,
llevaban
complejas
pelucas
a
juego
de
los
guardainfantes,
es
decir,
marcando
mucho
la
horizontalidad
de
la
silueta.
Además,
llevaban
aplicaciones
de
joyas,
plumas,
etc.
El
guardainfante
se
vestía
sobre
varias
enaguas.
La
falda
exterior
femenina
se
llamada
basquiña.
Alrededor
de
la
década
de
los
setenta
el
uso
del
guardainfante
fue
relegado
a
las
ceremonias
muy
especiales.
Junto
a
los
armazones
para
ahuecar
las
faldas,
el
otro
elemento
que
hay
que
señalar
como
típico
de
la
moda
femenina
fue
la
“cotilla”,
una
especie
de
corsé
que
escondía
rígidamente
el
pecho.
Se
trata
de
un
artilugio
surgido
de
los
ideales
de
belleza
del
siglo
XVI
y
que
se
mantuvo
durante
todo
el
siglo
XVII.
La
cotilla
se
vestía
sobre
la
camisa
interior
femenina,
y
sobre
ella,
el
jubón.
37