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“AÑO DEL FORTALECIMIENTO DE LA SOBERANÍA NACIONAL Y EL PETRÓLEO”

INSTITUCIÓN EDUCATIVA PRIVADA

MIGUEL ÁNGEL ASTURIAS

EL BARROCO
Alumna: Soria Torre Britney

Profesor: Lic. Pecho Toribio, Víctor Raúl

Área: Historia, Geografía y Economía

Año:

Lima,2022
I. DEDICATORIA
“Dedico este informe a mi
profesor Víctor pecho por a
verme enseñado y ayudado”.
ÍNDICE
I. DEDICATORIA
II. INTRODUCCIÓN
III. EL BARROCO
1. EUROPA EN LOS SIGLOS XVII Y XVIII
1.1. La edad moderna
2. EL BARROCO EN ITALIA
2.1La arquictetura en roma

3. EL BARROCO ESPAÑOL DURANTE EL


SIGLO DE ORO
3.1 La policía de validos y los sublevaciones

4. ARTE BARROCO EN FRANCIA


4.1 <<El estado soy yo>>

5. EL BARROCO EN FLANDES Y LOS PAÍSES


BAJOS
5.1 La independencia de las provincias unidas de Holanda

IV. EL BARROCO ANGLOSAJON


1. LA MONARQUIA PARLAMENTARIO
REVOLUCION Y GUERRA CIVIL EN
INGLATERRA.
6. El rococó: los estertores del barroco
6.1 Un estilo recargado por naturaleza

6.2 Centroeuropa un festival

7. La pintura española en su cumbre


7.1 Velázquez el pintor de los pintores

7.2 Francisco de zurbaran


V. ARQUICTETURAS
1. Momento Histórico
VI. ESCULTURA
9. Características de la escultura barroca
9.1. A continuación se muestran las principales características de la
escultura barroca

9.2 Etapas de la cultura barroca

9.3 Barroco temprano y alta barroco (1600- 1675)

9.4 Barroco tardía

9.5 Escultura barroco

10. ROPA BARROCO

VII. CONCLUSION
VIII. BOIOGRAFIA
II. INTRODUCCIÓN
El barroco se originó cuando algunos pensadores de la época pusieron en duda todas las
ideas que había sobre el hombre y la posición de la tierra en el universo.
Durante esta época, las actitudes no eran originales, y el hombre trataba de buscar la
seguridad eligiendo entre corrientes alternativas de la época. El barroco es la
continuación del arte clásico del renacimiento. En esta época, no se pensó en volver a
los antiguos ideales, ya que nadie creía en un restablecimiento del viejo orden.
El descubrimiento de nuevas teorías científicas hizo que ocurriera un cambio muy
profundo en la mentalidad de la época. El cambio se entiende luego que Copérnico
plantease su teoría heliocéntrica. Esto hizo que el hombre dejase de considerarse el
único objetivo de la creación y empezase a pensar de otro modo, por ejemplo, que la
Tierra está sóla en el universo, sólo acompañada por los planetas del sistema solar.
El nuevo mundo del siglo XVII permite al hombre la posibilidad teórica de elegir entre
varias alternativas diferentes de religión, filosofía, economía y política, aunque sólo
sectores muy limitados tenían ese acceso. El barroco se desarrolla luego de la Guerra de
los 30 Años, cuando la situación social, económica y política se tranquiliza.
El nombre de Barroco surge en el siglo XVIII, cuando se lo utiliza por primera vez,
todavía exclusivamente para llamar a aquellos fenómenos del arte que eran conformes a
la teoría del arte clasicista de entonces, como desmesurados, confusos y extravagantes.
Muchos autores rechazaron al Barroco por su "falta de reglas", su "capricho", y lo
hacen en nombre de una estética que cuenta entre sus modelos a algunos artistas
barrocos puristas. Aparte, otros autores o pintores que eran puristas, eran incapaces de
liberarse del racionalismo frecuentemente estrecho del siglo XVII, y perciben en el
Barroco sólo signos de la falta de lógica. Estos ven columnas y pilastras que no sostiene
nada, arquitrabes y muros que se doblan y retuercen como si fueran de cartón; figuras en
los cuadros que están iluminadas de modo antinatural y que hacen gestos ilógicos para
la escena, esculturas que buscan superficiales efectos ilusionistas, cuales corresponden a
la pintura. Así se calificó al Barroco en el siglo XVIII y XIX.
Una de las causas por la cual el Barroco es "feo" para muchos autores y pintores, es la
falta de proporción para los detalles de la obra.
El medio preferido durante el Barroco para hacer sensible la profundidad espacial es el
empleo de primeros planos muy grandes, de figuras que se acercan al espectador y de la
brusca disminución en perspectiva de los temas de fondo.
En el Barroco, la intención de los pintores es captar la imagen tipo "fotográfica", ya que
los sucesos representados parecen haber sido acechados y espiados; todo cuerpo que
pudiera delatar interés por el espectador es borrado, todo es representado como si fuera
voluntad del azar. A este carácter improvisado corresponde también la relativa falta de
claridad de la representación. Una parte de esto último se debe a la propia evolución del
arte, desde lo sencillo hasta lo complejo. En este y en muchos otros rasgos se nota ese
impulso hacia lo suelto, lo ilimitado, lo caprichoso.
III. EL BARROCO
1. EUROPA EN LOS SIGLOS XVII Y XVIII
1.1. La edad moderna:
La Edad Moderna, que
cronológicamente tuvo su inicio
en 1453 con la toma de
Constantinopla por los turcos
otomanos del sultán Mahomet II,
y en España comenzó en 1492,
fecha del descubrimiento de
América, finalizó en 1789 con el
estallido de la Revolución
francesa.
Fue una etapa de profundos cambios sociales, económicos, políticos y
religiosos. Estos últimos se habían plasmado ya en la Reforma protestante
que durante el siglo xvi se había extendido por Europa, en especial, el
centro y norte del continente.
En el aspecto económico, el siglo XVII fue una época de retroceso, la
deflación se turnó con etapas inflacionarias cuya alternancia empeoró, si
cabe, la situación. En general, Entre las causas de dicha prosperidad, a
escala nacional, estuvo en Portugal la llegada de nuevas cantidades de oro
procedentes de las minas descubiertas en Brasil (Minas Gerais) tras el
agotamiento de los yacimientos explotados durante el siglo XVI.
Sin embargo, social y políticamente la situación continuó siendo la misma
que durante el siglo anterior, se impuso nuevamente el absolutismo como
sistema de gobierno. La sociedad estamental del Antiguo Régimen
continuó vigente hasta las postrimerías de la penúltima década de la
centuria, cuando estalló la Revolución francesa.
No obstante, las transformaciones económicas y sociales y las nuevas
ideas de la Ilustración influyeron en los monarcas de los principales países
para introducir reformas en su sistema de gobierno, que tomó el nombre de
Despotismo Ilustrado, caracterizado por un desprecio hacia la opinión de
los súbditos, pero, al mismo tiempo, presidido por un interés hacia el buen
gobierno. La frase que resume esta política es elocuente: «Todo para el
pueblo, pero sin el pueblo».

2. EL BARROCO EN ITALIA
2.1. La arquitectura barroca en roma:
Con el fin de lograr el máximo esplendor tanto de la Ciudad Eterna como de
la cabeza de la Iglesia, es decir, del Vaticano, papas como Sixto V,
Clemente VIII, Paulo V y Urbano VIII, que continuaban en parte la obra de
sus antecesores, trazaron los grandes ejes urbanísticos de Roma y ornaron a
base de fuentes monumentales y obeliscos las avenidas y plazas de la urbe.

Fachada de la basílica de San


Pedro del Vaticano, obra de Carlo
Moderna. Toda la estructura se
supedita a la logia central del
pórtico, lugar destinado a la
bendición papal. Foto: Ana del
Cano.

La bóveda, con lo cual amplió el espacio destinado a los ventanales y


aumentó considerablemente el caudal de luz en el interior, uno de los rasgos
típicos de la arquitectura barroca. Su obra más popular es la fachada de San
Pedro del Vaticano, de la que se encargó entre 1606 y 1619 tras haber
obtenido del papa Clemente VIII el nombramiento de arquitecto de San
Pedro en el año 1603.
En Bernini, la arquitectura, al igual que la escultura, buscan el máximo
apoyo en el juego de la luz, que se ofrece en función de la expresividad y
dentro de una línea teatral y efectista. En este sentido, una de sus obras más
características es la iglesia de Sant’ Andrea de Quirinale de Roma (San
Andrés del Quirinal, 1658), concebida como el escenario idóneo para la
glorificación del santo, apreciable a través de su estructura: sala oval
cubierta con cúpula y rematada por un ábside que cubre otra pequeña cúpula
en donde penetra la luz, magistralmente dirigida para iluminar la imagen del
santo en gloria.
Su obra más popular en el sentido de que se exhibe ante un público
numeroso en congregaciones y actos es

Francesco Borromini. Interior de la innovadora cúpula de la iglesia de San Ivo allá Santa
Sapienza en Roma, con forma de hexágono estrellado de perfil mixtilíneo para adaptarse a
la planta del edificio.

Igualmente, por encargo del pontífice dirigió el templo de Santa Inés en


plaza Navona (el antiguo circo de Domiciano), que habían comenzado
Girolamo y Carlo Rainaldi, pero el fallecimiento de aquel (1655) le obligó a
abandonar la obra.
Pietro da Cortona. Fachada de
Santa Maria della Pace, en
Roma. Su planta baja está
configurada como un pórtico
semicircular convexo que
sobresale hacia el espacio
urbano.

La fachada principal, en la que juega con los contrastes de luz y sombra que
ofrecen las dobles columnas del piso bajo y las dobles pilastras del superior
que enmarcan sus líneas cóncavas.
En 1655 comenzó la fachada de Santa Maria della Pace, encuadrada en el
conjunto urbanístico de la plaza donde se ubica. Su planta baja está
configurada como un pórtico semicircular convexo que sobresale hacia el
espacio urbano.
Entre 1658 y 1662 diseñó la fachada de Santa Maria in Via Lata, donde
emplea el orden colosal en el piso bajo y el frontón partido, de aire
manierista, para coronar el edificio.
Una obra imponente es la cúpula de la iglesia de San Carlo al Corso
(llamada también de Sant’Ambrogio y San Carlo), iniciada en 1668.
Cortona realizó también diversos proyectos, aunque no se llevaron a cabo,
como el de una ciudad subterránea y algunos planos para el Museo del
Louvre.
3.EL BARROCO ESPAÑOL DURANTE EL SIGLO DE ORO

3.1 LA POLÍTICA DE VALIDOS Y LAS SUBLEVACIONES INTERNAS


El siglo xvii es la época de liquidación de la hegemonía española
en Europa, sustituida por la francesa, así como en las colonias,
donde se hacen con el predominio las nuevas potencias marítimas
y comerciales: Inglaterra y Holanda. No obstante, hasta mediados
de la centuria, los tercios españoles continúan imponiéndose en
los campos de batalla y el prestigio diplomático de la monarquía
espa- ñola hace que aún sea tenida en cuenta en todas las cortes.
Al mismo tiempo, la flota naval todavía se defiende para
controlar a duras penas las rutas marítimas que aportan las
riquezas americanas a la península.

Casa de la Panadería, en el
lado norte de la plaza Mayor
de Madrid. Contruida por
Juan Gómez de la Mora y
diseñada en 1590 por Diego
Sillero para el gremio del pan
(de ahí el nombre).

En 1618, dentro de una tendencia italianizante al estilo de Vignola, dio las


trazas para la iglesia de las Bernarda de Alcalá de Henares, de planta oval
cubierta por cúpula rebajada sin tambor, que recuerda al panteón real de El
Escorial, quizá influenciado por Crescenzi a pesar de sus polémicas con él
por la introducción de las novedades italianas en cuanto a lo decorativo,
representadas por este arquitecto, frente al continuismo de las premisas
clasicistas heredadas del estilo herreriano.
Se le atribuyen los planos de la Clerecía de Salamanca, en 1617 (en la que
trabajó hasta 1628), también de inspi- ración escurialense y palladiana en las
ventanas dobles de la fachada, como ya había dispuesto Ribero Rada en el
convento de San Benito de Valladolid.

Capilla de San Isidro en la


iglesia de San Andrés. De
Pedro de la Torre. De planta
cúbica, perpendicular a la
cabecera, una enorme cúpula
encamonada se alza sobre el
elevado tambor

Fue iniciada en 1642; el proyecto, por su fastuosidad deco- rativa interior,


mármoles incluidos, deslumbró seguramente a los comitentes. Pero, ante la
falta de continuidad en la ejecución, en 1657 se encargó de la misma José de
Villarreal, quien al exterior dejó los muros lisos entre las grandes pilas- tras
adosadas en las esquinas, ciñendo la decoración a la portada a base de
guirnaldas de flores (lo que supuso una innovación); una enorme cúpula
encamonada se alza sobre el elevado tambor. Continuaron la obra Juan de
Lobera y Herrera Barnuevo. La decoración interior presenta el nuevo
lenguaje barroco (guirnaldas, roleos) manifestado con el clásico aire
naturalista y el concurso de la luz.
En esta línea innovadora se halla Sebastián Herrera Barnuevo (1619-1671),
que fue también escultor y pintor, encargado, entre 1660 y 1670, de la
ordenación del jardín de la Isla de Aranjuez. Maestro mayor de las obras
reales, sucediendo a José de Villarreal tras su muerte (1662), en 1668 inició
las obras de la iglesia de Nuestra Señora de Montserrat, cuya fachada está
inspirada en la de el Jesús de Roma. La obra fue continuada por Pedro de
Ribera, ya en 1716.
Cartuja de Jerez de la
Frontera. Concebida como
pétreo retablo, muestra dos
órdenes superpuestos de
columnas corintias pareadas
que enmarcan hornacinas que
albergan las imágenes. Un
remate en dos pisos corona el
edificio.

Del hermano Pedro del Piñar en 1667. Concebida como un pétreo retablo con
dos órdenes superpuestos de colum- nas corintias pareadas que enmarcan
hornacinas en las que se albergan imágenes realizadas por Francisco Gálvez,
se apoya sobre un basamento decorado con escudos y temas florales. El
remate del tercer cuerpo representa una nota característica del barroco
andaluz.

En Sevilla, Leonardo Figueroa (h. 1650-1730) continuó a partir de 1687 las


obras del hospital de los Venerables Sacerdotes, y remató también la fachada
de la iglesia del de la Caridad. Trabajó después en la remode- lación de los
templos de la Magdalena y de El Salvador y realizó la portada del palacio de
San Telmo. Rayando el fin de siglo, inició su obra maestra, la iglesia de San
Luis de los Franceses, inspirada en la planta de las Comendadoras de
Santiago de Madrid, pero con elegante fachada-reta- blo de dos pisos, en la
que alterna el juego cromático del ladrillo y la piedra. Columnas salomónicas
enmarcan la ventana central en el segundo cuerpo y dos torres octogo- nales
flanquean el conjunto. En planta de cruz griega, una luminosa cúpula
semiesférica sobre tambor circular en el que se abren ocho ventanas se alza
sobre el crucero
Leonardo Figueroa. Vista interior
de la luminosa cúpula
hemisférica sobre tambor circular
de la iglesia de San Luis de los
Franceses de Sevilla.

Su estilo puede considerarse innovador en el diseño de estructuras


arquitectónicas basadas en los elementos deco- rativos, al modo de Pedro
Ribera, superando así la concep- ción clasicista de los arquitectos del siglo
xvii. En las mismas fechas la corriente constructora se extiende hacia el
Mediterráneo en la portada-retablo de la iglesia parroquial de Vinaroz; llega
hasta Cataluña y se manifiesta en la de la iglesia de la Santa Majestad de
Caldas de Montbuí. En ambas dominan las columnas salomóni- cas que
flanquean la entrada. El primer templo es obra de Juan Bautista Viñes, que
también realizó la torre hexagonal de Santa Catalina en Valencia, y el
segundo se adeuda a P. Rupin y P. Sorell, quienes en lugar de pareadas
como en la anterior agruparon de manera triple las columnas de fustes
helicoidales.

Copia del Cristo de los Valderas


obra de Gregorio Fernández, que se
gusarda en la leonesa iglesia de
San Marcelo. El extraordinario
estudio anatómico denota la gubia
del gran tallista gallego, que labró
la obra en 1628. .
sustitución de la forma cerrada del Renacimiento por la forma abierta
característica del Barroco, con la dispersión y apertura de líneas propia de
esta corriente artística. A partir de 1630-1631 se da su última fase, en la que
aumentan, si cabe, el dramatismo, la dureza de los paños y las actitudes
teatrales, como se aprecia en el Cristo de la Luz de Valladolid y en el San
Miguel de Alfaro (La Rioja), o en los expresivos rostros de San Marcelo y
San Antonio Abad de León, el primero en la iglesia de su nombre y el
segundo perteneciente al antiguo hospital de San Antonio Abad y localizado
en el retablo de la capilla del hospital moderno por F. Llamazares y J.
Rivera, en 1977.

4. El arte barroco en Francia

4.1«EL ESTADO SOY YO»

Francia se convirtió en el siglo xvii en el mejor ejemplo de monarquía


absoluta durante los reinados de Luis XIII (1610-1643) y, especialmente,
con la llegada al trono, en 1661, de Luis XIV. El primero contaba solo nueve
años cuando heredó la corona tras el asesinato en plena calle de su padre,
Enrique IV (1589-1610), por lo que la regencia quedó en manos de su
madre, María de Médicis, hasta el nombra- miento de Richelieu como primer
ministro en 1626. Con mano de hierro y la suficiente astucia, el cardenal
sometió a la alta nobleza, a la que trasladó a París para acabar con el
feudalismo y sus beneficios.

Luis Le Vau. Palacio de


Vaux-le-Vicomte. Domina
la idea de la grandiosidad
monumental, visible en su
enorme cúpula ovalada. Su
diseño responde al tipo
entre cour et jardin, es
decir, entre patio y jardín.

Destacó en el trazado de jardines, como se observa en su obra principal, el


palacio de Vaux-le-Vicomte, encargado en 1657 para iniciarse sus obras al
año siguiente. Domina en él la idea de la grandiosidad monumental, visible
en su enorme cúpula ovalada cubierta de pizarra como el resto del tejado.
Una de sus grandes innovaciones consistió en el diseño, que vino en
llamarse entre cour et jardin, es decir, entre patio y jardín, una disposición
que sentó escuela porque supuso la integración del conjunto en la natura-
leza que le sirve de marco.

En su interior destaca el Salón Oval, así llamado por su estructura, que se


cubre con una gran cúpula sostenida por dieciséis cariátides, obra de
François Girardon, un escultor rayano o dentro ya del rococó.

Fachada hacia la plaza de la iglesia de


La Sorbona (París), obra de Jacques
Lemercier. Una gran cúpula semiesférica
gallonada sobre tambor octogonal
elevado cubre el centro de su única nave
rectangular

Y, en último término, en Santa María Novella de Florencia por los grandes


alerones laterales que unen los dos cuerpos del edificio, salvando el pórtico
sobresaliente adosado, formado por cuatro columnas corintias —dos a cada
lado de la entrada— que sustentan un frontón triangular. Su planta es
centralizada, rodeada por tres ábsides semicirculares que semejan un trébol.
Entonces, Colbert llamó al afamado Bernini, pero su diseño no fue aceptado
por parecer poco representativo del absolutismo monárquico.

5 El Barroco en Flandes y los Países Bajos


5.1 La independencia de las provincias unidas de Holanda

Felipe II entregó los Países Bajos a su hija Isabel Clara Eugenia y a su


futuro marido, el archiduque Alberto, para que los gobernaran como
soberanos conjuntos, con un estatuto de se independencia. Las provincias
meridionales aceptaron, pero las septentrionales siguieron luchando. En
1609, España, con Felipe III ya en el trono, firmó el 9 de abril, en Amberes,
la Tregua de los Doce Años con las Provincias Unidas (Holanda) en la
guerra que mante- nían desde 1568, llamada de los Ochenta Años, recono-

ciendo de facto su independencia . En arquitectura, Flandes se caracterizó


por la absorción del barroco. En la segunda mitad del siglo XVI había
triunfado el Renacimiento de inspiración italiana por obra de Cornelis
Floris, que construyó el Palacio Municipal de Amberes (1561-1565). Este
«romanismo» quizá facilitó que Flandes adoptase el Barroco difundido por
los jesuitas y por la dominación española, como estilo romano de la
Contrarreforma. Buena prueba de ello son: la iglesia del Beguinage, en
Bruselas; la de San Pedro, en Gante; la de Saint Loup, en Namur, y la
suntuosa fachada de San Carlos Borromeo, en Amberes.
La Grand-Place de Bruselas muestra claramente que los constructores
barrocos belgas no lograron liberarse de los conceptos artísticos medievales
y sólo se limitaron a decorar las estructuras góticas según la nueva
tendencia.

IV. EL BARROCO ANGLOSAJÓN


1. la monarquía parlamentaria. Revolución y guerra civil en
Inglaterra

A la muerte sin herederos de la reina Isabel I (1603) subió al trono Jacobo


Estuardo VI de Escocia y primer rey inglés (1603-1625) de esta dinastía que
aúna las Coronas de Escocia e Irlanda. Su poco respeto a la opinión del
Parlamento había fomentado el caldo de cultivo revolu- cionario para que a
la llegada de su hijo Carlos I (1625- 1649), empeñado en el absolutismo y el
derecho divino de la monarquía, estallara la revolución, que ha sido catalo-
gada como la primera de carácter burgués, anticipada siglo y medio a la
francesa, y que creó las condiciones para la futura Revolución Industrial.
Castillo Howard. Edificio rectangular presidido por un pórtico clasicista
sobre el que se impone una gran cúpula semiesférica con linterna sobre
elevado tambor.
Semiesférica con linterna sobre elevado tambor, que cubre el vestíbulo de
planta cuadrada, abierto al patio; un tipo de edificio de los llamados entre
cour et jardín, es decir, cons- truidos entre el jardín que le precede y el patio
posterior. Su señorial interior, con grandes arcadas sostenidas por
elevadísimas pilastras corintias adosadas, más se asemeja a un templo que a
una residencia civil, salvando los bustos y estatuas que en exceso lo
adornan.

Radcliff Camera (biblioteca


de la Universidad de Oxford)
de planta circular sobre un
zócalo también curvo,
coronada por una gran
cúpula semiesférica con
linterna sobre tambor
circular.

Para la biblioteca de la Universidad de Oxford, la Radcliff Camera, diseñó


una planta circular dispuesta sobre un zócalo también curvo, coronada por
una gran cúpula semiesférica sobre tambor circular y rematada por una
linterna a juego con la cubierta de pizarra. Articulan el exterior dobles
columnas adosadas, entre las que alter- nan ventanas bajo frontón triangular
y huecos en forma de hornacina destinados, seguramente, a albergar
estatuas.
Bath Circus, conjunto
urbano de la ciudad de
Bath, realizado por los
arquitectos Wood, que
forma un círculo
inspirado en el Coliseo
romano.

Catedral de Cristo
Salvador en Fulda
(Alemania). Adosadas a
sus torres de cuatro
cuerpos, coronadas por
capiteles bulboides hay
sendas capillas
abovedadas.

Se difundió así un tipo de arquitectura que llevaba el nombre de su región y


se plasmó en un diseño de iglesia con torres gemelas en la fachada, que
presenta tribu- nas en las naves, las cubre con bóvedas y suele prescindir de
la cúpula en el crucero. Así mismo, se terminó aban- donando la planta
longitudinal para adaptarse a la central con tendencia a la disposición
ovalada. Característica sine qua non fueron los luminosos estucados de sus
interio- res, exuberantemente recubiertos de frescos y decoración
desbordante.
Lucas von Hildebrandt. Palacio de Belvedere (Viena), formado por siete
cuerpos diferentes con cubierta de faldón, encuadrados en cada extremo
por sendas torres cubiertas con cúpula.

Frisando ya el rococó se debe citar la construc- ción entre 1709 y 1728 del
palacio Zwinger en Dresde, conjunto de edificios y galerías en torno a un
gran patio destinado a espectáculos, que fue levantado por Matthaus
Pöppelmann (1662-1736), arquitecto al servicio del rey de Polonia y elector
de Sajonia, Federico Augusto II el Fuerte, quien le había hecho el encargo
junto al escultor Baltasar Permoser (1651-1732), autor de la abundante
decoración mitológica: sátiros, faunos, ninfas, Hércules cargando el globo
terráqueo mientras sustituía a Atlas, guirnaldas de flores... No llegó a
realizarse todo el complejo proyectado sino una serie de construcciones y
galerías en torno a su patio cuadrado, con dos bellos edificios ovalados en
cada extremo.

6. El rococó: los estertores del Barroco

6.1 un estilo recargado por naturaleza:


El rococó —así en francés, en castellano rococó, según María Elena Gómez
Moreno— fue un estilo artístico que se desarrolló hacia la primera mitad del
siglo xviii, a partir de una exageración de la ornamentación barroca. Se
carac- teriza por el empleo profuso de la curva y contracurva, especialmente
en la escultura y las artes decorativas, donde encontró un amplio campo de
acción. Se adscribe a la clase aristocrática dieciochesca, sociedad galante
que profesaba un gran gusto por los ambientes recargados y el lujo exce-
sivo.
6.2 Centroeuropa, un festival
La arquitectura rococó tuvo un gran desarrollo en Centroeuropa, volcándose
en palacios, conventos y salones. Buena muestra en Alemania es el palacio
de Federico II en Sanssouci (Potsdam, cerca de Berlín), obra de Georg
Wenzeslaus von Knobelsdorff (1699-1753), en la que no dejaron de
inmiscuirse los diseños del propio monarca (rococó federiciano); rezuma
decoración en sus interiores y exteriores, como se observa en el pabellón del
Té, construido con connotaciones exóticas imitando las formas orientales
mientras los adornos de tipo vege- tal (follajes, enredaderas, ramas) cubren
las paredes.

Detalle del cuerpo principal cubierto con cúpula, en la fachada norte del
palacio de Federico II en Sanssouci, obra de Von Knobelsdorff con algunos
diseños del monarca.
Johann Baltasar Neumann situó el altar en el centro de la iglesia de
Vierzehnheiligen o de los Catorce Santos Intercesores (Alta Franconia).
Tres óvalos de distinto tamaño en la nave y dos círculos en el crucero
forman la original planta.

Johann Baltasar Neumann (1687-1750), fue un artista de formación amplia


(había sido fundidor de caño- nes y campanas), puesto que viajó por varias
ciudades de Italia; desarrolló posteriormente lo principal de su obra en
Wurzburgo, donde construyó, entre 1720 y 1754, la majestuosa residencia
arzobispal. Al igual que en Versalles, el complejo se agrupa en torno a un
patio de honor. La iglesia, como no podía ser de otra manera, funde
arquitec- tura, escultura y pintura especialmente en su monumental
escalinata, cuya decoración al fresco de la gran bóveda corrió a cargo del
pintor Tiépolo. En esta obra colaboró el maestro de origen genovés, Lucas
von Hildebrandt.
Planta de la iglesia de San Lorenzo de Turín, por Guarino Guarini. De
estructura central, está formada por un octógono de lados cóncavos
cubierto con bóveda califal de nervios cruzados, cabecera elíptica y un
espacio rectangular a los pies del edificio.

Planta de la iglesia de Vierzehnheiligen o de los Catorce Santos en la Alta


Franconia (Alemania), por Johann Baltasar Neumann. Tres óvalos de
distinto tamaño forman la nave y dos círculos el crucero.

7. La pintura española en su cumbre


A pesar de la decadencia económica del siglo XVII, España vivió una
verdadera época de apogeo cultural, el llamado Siglo de Oro. La innegable
hegemonía de Madrid se debió a la instalación de la Corte en aquella capital
en 1561. Felipe IV fue un importante mecenas, un gran coleccionista y
protector de numerosos artistas. En la corte de Madrid trabajaron grandes
pintores, representantes de este «Siglo de Oro», entre los cuales basta citar
el nombre de Diego Velázquez. Al mismo tiempo recibió la visita de
maestros extranjeros como el flamenco Rubens, o el italiano Luca Giordano.
La presencia de la corte en la capital atrajo arquitectos, escultores y pintores,
portadores de un estilo que influyó fuertemente en el gusto de los demás
centros artísticos de la península. Los artistas italianos (Federico Zuccaro,
Luca Cambiazo) que trabajaron en la decoración de El Escorial
contribuyeron al desarrollo de un lenguaje riguroso, verosímil e

inmediatamente sensible a estas influencias. El estilo caravaggista fue


rápidamente asimilado por algunos discípulos, pero el «tenebrismo» español
fue también sensible al tratamiento de la luz de los Bassano, cuyas obras se
coleccionaban. Las naturalezas muertas revelan esta discreta sublimación de
los objetos más humildes que se encuentra en el joven Velázquez y
Zurbarán, el cual les da a menudo un alcance simbólico.
La fábula de Aracne o Las hilanderas, hacia 1657, Diego
Velázquez (Madrid, Museo del Prado). Al fondo,  la diosa Minerva con su
casco y escudo golpea con un huso a Aracne que se atrevió a retarla a la
confección de un tapiz. Ésta, según las Metamorfosis de Ovidio, es
transformada en araña por la diosa. Tres damas, posiblemente de la corte,
parecen presenciar esta escena mitológica. La forma en como la mujer de la
derecha se vuelve y dirige su mirada al espectador es típicamente barroca.
El tapiz del fondo del cuadro que representa el Rapto de Europa, fue
ejecutado según una copia que Rubens hizo de un cuadro de Tiziano (El
Rapto de Europa), y que se encontraba en palacio. La mujer que abre la
cortina desvela una nueva escena, que parece introducir el tema del «cuadro
dentro del cuadro» tratado muy a menudo por los artistas flamencos, y que
fue adoptado y muy practicado por los artistas españoles del siglo de oro.
7.1Velázquez, el pintor de los pintores:

Las obras de Velázquez, al que Manet consideraba como «el pintor de los


pintores», son fundamentales en la historia del arte europeo. Diego
Rodriguez de Silva Velázquez (Sevilla 1599 – Madrid 1660) entró en 1610
en el taller de Francisco Pacheco, donde permaneció hasta 1617, fecha en la

cual comenzó su actividad independiente. Su gusto por el estilo naturalista,


con una predilección por las escenas de la vida popular, lo aleja de la moda
«romanista» al uso y lo orienta hacia los modelos flamencos.  Obras

de El Greco, en octubre de 1623 fue nombrado pintor de corte por Felipe


IV y comienza enseguida una serie de retratos del rey y de su ministro el

poderoso conde-duque de Olivares.   El arte español del siglo XVII adhiere


con entusiasmo al tenebrismo, a la utilización intensa del claroscuro que
hace resaltar desde un fondo impreciso, los personajes bañados por la luz.
En la pintura de género y a través del naturalismo, se representan los gestos

más simples de la vida cotidiana . Evoca un espejo que refleja una imagen
que hace más cercana la historia para el espectador.

En los retratos de Felipe IV y de otros personajes de la corte, pintados entre


1624 y 1628, con refinados tonos marrones y grises, su estilo noble y
monumental parece atenuar el realismo impetuoso que se puede encontrar en
sus obras de juventud como en la divertida parodia Los borrachos llamado
también El Triunfo de Baco.
Felipe IV con armadura,
hacia 1628, Diego
Velázquez (Madrid, Museo del
Prado).

La riqueza de las colecciones reales, sobre todo en obras de Tiziano, y la


estancia de Rubens en la corte, le permitieron un primer viaje a Italia (1629-
1631) donde pintó La forja de Vulcano, preludio a la extraordinaria libertad
cromática que se puede encontrar en los lienzos del Museo del Prado
pintados entre 1630 y 1640: La rendición de Breda; los retratos reales
ejecutados para la Torre de la Parada y para el Salón de Reinos del Buen
Retiro; imágenes de enanos y de bufones de corte, obras caracterizadas por
expresiones inquietantes que marcan uno de los momentos más
representativos del «naturalismo impasible» de Velázquez.

La forja de Vulcano, 1630, Diego Velázquez (Madrid, Museo del Prado).


Pintada durante su estancia en Italia, se trata de una de las obras más
italianizantes ejecutadas hasta entonces por el artista. Los colores de su
paleta se han atenuado, y se pone de manifiesto el dominio del espacio y del
desnudo, siguiendo la lección de la Antigüedad, y también su interés por el
tratamiento contemporáneo de los «affetti» (efectos), datos que no
contrarían el gusto de Velázquez por el realismo.

  En su «Odas», el poeta latino Horacio evoca la asimilación del dios herrero


griego al dios de los Volcanes quien, según los romanos, trabajaba en sus
forjas eternas en las entrañas del Etna, donde fabricaba los rayos de Júpiter. 

8.1 Francisco de Zurbarán


(Fuente de Cantos 1598 – Madrid 1664) es un artista que fascina por la
fuerza espiritual que da a sus imágenes, y que por sí solo expresa todas las
exigencias del Siglo de Oro español. En su pintura, se puede leer una
trayectoria humana muy significativa: un precoz comienzo en provincias,
una carrera en línea ascendente con importantes y numerosos encargos,

sobre todo para los conventos. Cuida escrupulosamente los detalles,


logrando efectos lumínicos caravaggistas. De sus bodegones o naturalezas
muertas se desprende una gran simplicidad. Los objetos están representados
sobre un fondo oscuro y puestos de relieve sólo por la fuerza de la luz.

Bodegón, hacia 1630, Francisco de Zurbarán (Madrid, Museo del Prado).


Gracias a la utilización del claroscuro de inspiración caravaggista, los
objetos sobresalen claramente del fondo oscuro y han sido reproducidos con
una precisión extrema.
Santa Casilda, 1630-1635, Francisco de Zurbarán (Madrid, Museo Thyssen
Bornemisza). En este cuadro, el artista se aparta de las formas de
representación que se utilizaban en la época barroca: santos y mártires
durante el momento más intenso del éxtasis o el momento más cruel del
martirio, prefiriendo pintar sus figuras aisladas, de pie y de perfil, como si
participaran en una devota procesión.

V.Arquitecturas
Jerónimo Gómez de Hermosilla. Retablo mayor. 1678-1716. Iglesia
parroquial del Sagrario, Málaga. (Archivo Temboury).

No menos intensa sería la trayectoria de José Fernández de Ayala (¿? –


1699), con el cual se cerraría prácticamente la arquitectura en madera de la
ciudad en el siglo XVII. Su pericia para la construcción de arquitecturas
efímeras, al igual que su compañero de profesión Hermosilla, le llevaría a
realizar numerosos encargos relacionados con la festividad del Corpus.
Además, su maestría como arquitecto le proporcionará la suficiente
capacidad para trazar y diseñar, él mismo, los proyectos que acometerá.
Desarrollaría una estrecha colaboración con Pedro de Mena, y precisamente
será junto a éste con quién trabajará en su primera obra documentada en la
ciudad. Se trata del retablo de la iglesia del convento de San Agustín,
contratado en 1677 y finalizado dos años más tarde. En esta obra se pone de
manifiesto la paternidad del propio artífice sobre las trazas del retablo, el
cual contará por expreso deseo de la comunidad agustina con la realización
de seis niños de la mano de Mena, cuatro para el cornisamento y dos para el
sagrario, siendo además este mismo artista quién debía sancionar la buena
factura del retablo a su terminación. No se especifican demasiados
pormenores artísticos en los escritos, pero sí sabemos que el programa
escultórico se completaría con el grupo de la hornacina principal de San
Agustín, Cristo y la Virgen, junto a una serie de niños.

Felipe de Unzurrunzaga. Trono-Baldaquino de Santa María de la Victoria.


1699-1700. Camarín de la Basílica de Santa María de la Victoria, Málaga.
(Archivo Temboury).
Detalle de estípite del Trono-Baldaquino de la Virgen de la Victoria.
(Archivo Temboury).

Además, la composición estructural de estos retablos del crucero, se


convertirá en modelo a seguir por numerosas obras realísticas posteriores en
la ciudad. Como vemos, el conjunto unitario retablístico que estas
„máquinas‟ lignarias conformaban en la Basílica victoriana –enriquecido y
diversificado por la presencia del magnífico retablo mayor realizado en la
centuria anterior- sería de los más completos dentro del barroco
„estipitesco‟ en la ciudad.

Retablos del Sagrado Corazón y de San Francisco de Paula. Basílica de


Santa María de la Victoria, Málaga. (Archivo Temboury).

Frente a ello, en este primer tercio del dieciocho, la construcción de retablos


de orden salomónico tendrá uno de sus más importantes hitos en otro de los
grandes complejos conventuales de la ciudad. Nos referimos a la iglesia del
convento dominico de Santo Domingo el Real. En esta iglesia se llevará a
cabo una intensa reforma durante las primeras décadas del siglo XXXIV
(34) que la dotarán de un aspecto plenamente dieciochesco, sobre todo
debido a las importantes arquitecturas lignarias que se construyan en su
interior. Así para el adorno de sus espacios principales se realizaron una
serie de retablos que lamentablemente serían brutalmente destrozados e
incendiados en el ya citado año 1931. Se trata del conjunto del retablo
mayor y los retablos-hornacinas dispuestos en los ángulos del presbiterio.

Retablo de la capilla Sacramental (Detalle de la calle principal). Iglesia


conventual de Nuestra Señora del Carmen, Málaga. (Archivo Hermandad
de la Misericordia).

1. MOMENTO HISTÓRICO
Toda esta época fue de una terrible crisis económica, acompañada de una
tremenda escasez de alimentos y dinero.
La población europea estaba en franca disminución debido a la falta de
alimentos, las epidemias de cólera y peste, aparte de las guerras. La
agricultura no había progresado con respecto a la edad media. La esperanza
media de vida de las personas, debido a distintos problemas no superaba los
25 años.
Había una gran presión impositiva sobre los campesinos, por lo cual la
situación financiera de la población empeoró más. Como si esto fuera poco,
en muchas regiones de Europa todavía regía el sistema feudal, con las
consecuencias que esto traía. La situación no era mejor donde accedieron a
la propiedad de la tierra los nuevos terratenientes de origen burgués. Los
terratenientes enriquecidos invirtieron en tierras, por eso, durante esa época
hubo un retorno al campo, síntoma que las actividades comerciales e
industriales ofrecían menos horizontes. Todo esto agravó aún más la
situación de la gente de campo, ya que los burgueses con mentalidad
capitalista trataban de aprovechar al máximo la tierra, sacándole a los
campesinos las llamadas tierras comunales, destinadas a pastura, así como
algunos beneficios sobre el bosque, por ejemplo, el de recoger leña, bellotas
y otros productos del sotobosque, que eran indispensables para su
subsistencia.
Ascendía al control de la economía una nueva clase, la burguesía; que tuvo
conflictos en algunos casos con la casa reinante y en otros con el pueblo,
había frecuentes guerras; disturbios entre la clase trabajadora y la clase
adinerada y serios problemas con el rey y el clero.
La Guerra de los 30 Años se encontraba llegando al fin, ésta sangrienta
guerra se desarrolló entre católicos y protestantes y se originó luego de la
Reforma de Lutero.
Para ese momento, gran parte de las teorías antiguas fueron demostradas o
revocadas, gracias al nuevo sistema por el cual el resultado depende del
método. Uno de los más importantes logros fue la demostración de la teoría
Heliocéntrica, de Copérnico. Dos científicos de la época, Galileo y Kepler la
demostraron, el primero de forma práctica, y el segundo analíticamente.
Otro de los científicos más importantes fue Newton, quién descubrió la Ley
de la Gravedad entre otras cosas. Muchos científicos, al contradecir a la
Iglesia, tuvieron que ir ante la Inquisición, donde algunos fueron
condenados a la hoguera y otros abjuraron lo dicho, todo esto se debió a la
intolerancia religiosa de la época. Aparte de desarrollos en la ciencia, los
hubo en la filosofía.
Un serio problema para la Iglesia fue la separación de pequeñas ramas que
sufrió luego de la Reforma de Lutero.
En España la situación no era buena, había entrado en una época de
decadencia. Las guerras que sostuvo el reino se pudieron costear gracias a
los ingresos de plata y oro procedentes de América. Hubo un serio retroceso
demográfico tanto en la metrópoli como en el Perú y Méjico. Aparte se
sufría una seria recesión económica debido a la pérdida de mercados y al
desacomodo de la economía luego de la Guerra de los 30 Años.

VI. ESCULTURA
La escultura religiosa de esa época y la construcción de imágenes religiosas
ofrece una tendencia muy clara y general. La escultura perdió parte de la
influencia del renacimiento, para realzar pura la calidad humana, con toques
de patetismo. Es la característica de la sensibilidad del Barroco, que huye de
las formas clásicas de invención humana y se emociona con las visiones de
la muerte, la miseria, el heroísmo y la gloria. Muchos de los motivos fueron
extraídos de la situación socio- económica del momento. Otras obras, como
la transición de la muerte a la gloria divina están representadas por las
escenas del martirio bañadas en sangre.
Las esculturas eran muy directas, promovían y evocaban sentimientos; la
escultura era de una sinceridad absoluta en su patetismo, de ahí su gran
fuerza.
Los focos de difusión de la escultura fueron: Valladolid y Sevilla.

Gran parte de la escultura de la época era en color, se esculpía y luego se


pintaba, contrariamente a los maestros del renacimiento, que preferían dejar a
sus esculturas puras, sin color. Aparte, trataban de hacer que no se note la marca
del cincel, puliendo las esculturas. Estas eran de líneas puras y muy expresivas.

Los materiales más usados eran: madera y piedra.

Toda la escultura, o gran parte de ésta, era de temas religiosos y simples,


para que la gran masa del pueblo pudiera entenderlas fácilmente, de forma
tal que se hiciera una propaganda religiosa sencilla pero emotiva, que
impresionara a la gente. Los escultores también trabajaban en las fachadas
de la iglesias, donde colocaban sus esculturas, que hacían por encargo de la
Curia.
Las obras más importantes fueron: La Piedad y el Cristo Yacente de
Gregorio Hernandez; la Fortaleza, de Martínez Montañez; La Inmaculada,
de Alonso Cano y La Magdalena Penitente de Pedro de Mena.

El arte barroco no careció de escultores, aunque no muchos fueran tan


magníficos como los del Renacimiento, si que hubo uno, Gian Lorenzo
Bernini que fue digno sucesor de Miguel Ángel. Los escultores barrocos,
trabajaron principalmente decorando las fachadas y edificios de la
arquitectura barroca y realizando estatuas para mostrar imágenes
religiosas.
9. Características de la escultura barroca:
9.1 A continuación se muestran las principales características de la
escultura barroca:

 La escultura barroca fue principalmente utilizada para decorar las obras


arquitectónicas de este periodo, tanto interna como externamente.

 En contraposición al orden que presentan las esculturas y en general las


obras renacentistas, el barroco trabaja con composiciones menos
organizadas sin tanto orden.

 Existe un elevado expresionismo de los rostros de las estatuas tratando de


retratar sentimientos por medio de gestos, peinados, tensiones…

 Los escultores barrocos están obsesionados con lograr


imprimir movimiento a sus obras, por ello se evitan las simetrías y se
multiplican los pliegues, se emplea el contrapuesto como técnica para dotar
de movimiento a las figuras y se busca lograr contrastes lumínicos.

 La temática habitual es la religión, ángeles, mártires, santos son


habitualmente representados. En las esculturas paganas, héroes y dioses
paganos suelen aparecer.

 Se emplea el mármol y el bronce como materiales.

9.2 Etapas de la escultura barroca

 Podemos dividir la escultura barroca en tres etapas principales:

9.3 Barroco temprano y alto barroco. 1600-1675

 Dominados por la carrera de Bernini, el principal escultor del arte


barroco. Su magnífico “Cathedra Petri” que consiste en un trono rodeado de
decoración escultural es el punto máximo en la escultura barroca y se
caracteriza por su extravagancia. Otra de las estatuas destacadas de Bernini
es el Éxtasis de Santa Teresa. Para saber más de Bernini, pincha aquí.
9.4 Barroco tardío. 1675-1725

En el periodo de barroco tardío, fue Francia, y no Italia la principal fuente


de escultura barroca y el centro cultural de Europa. La obra maestra de la
arquitectura, el Palacio de Versalles fue decorado, tanto dentro de sus
estancias como sobretodo por los jardines de palacio por numerosas estatuas
de estilo barroco.

9.5 Escultores Barrocos


 Gian Lorenzo Bernini

 Stefano Maderno

 Alessandro Algardi

 Pierre Puget

 Francois Girardon

10. Ropa barroco


Enrique IV y minoridad de Luis XIII

El traje continúa teniendo un estilo nacional en Europa, con


sus principales exponentes en Francia, España e Inglaterra
VII.CONCLUSIÓN
Me encanto el tema del barroco es muy interesante tiene muchos temas para
investigar como de la arquitecturas los diseños son tan impresionantes las
artes tienen muchos diseños y formas la ropa es muy bonita tiene diseños
accesorios muy hermosos.
VIII. BIOGRAFIA
https://historiadeltraje.com/category/barroco/

https://www.historiadelarte.us/barroco/el-
barroco-en-flandes-y-en-holanda/

https://club-lectura.uexternado.edu.co/wp-
content/uploads/sites/46/2020/05/BREVE-
HISTORIA-DEL-BARROCO.pdf

https://dspace.unia.es/bitstream/handle/
10334/3471/0629_Lara.pdf?
sequence=1&isAllowed=y

https://www.aparences.net/es/periodos/
pintura-barroca/la-pintura-barroca-en-espana/

https://encicloarte.com/escultura-barroca/
IX.

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