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Andrea López Azcona

PIEZA DEL MES


ABRIL 2012
EL MADRID DE
EUGENIO LUCAS EN LA
COLECCIÓN CERRALBO
Días 14, 21 y 28 de abril a las 12:30 h.
por Andrea López Azcona

Ventura Rodríguez, 17
28008 Madrid

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El Madrid de Eugenio Lucas en la Colección Cerralbo

Texto: Andrea López Azcona


Coordinación: Cecilia Casas Desantes
Maquetación: Gráficas Pedraza
© Museo Cerralbo, 2012

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Andrea López Azcona

EL MADRID DE EUGENIO LUCAS EN L A


COLECCIÓN CERRALBO

Eugenio lucas velázquez y el romanticismo español

El Romanticismo en España adolece de un cierto carácter


ecléctico, debido a la rigidez del sistema docente imperante. De
este modo, el costumbrismo, como género más destacado, se
tiñe de tintes academicistas, al tiempo que la visión de lo popular
adquiere un tono pintoresco y amable, como evidencia la obra de
los pintores de la Escuela Andaluza, entre los que cabe destacar a
Manuel Rodríguez de Guzmán y a Valeriano Domínguez Bécquer.

Frente a este costumbrismo suave, las escenas de género


adquieren en el foco madrileño un carácter más amargo y
caricaturesco, con imágenes realizadas con colores tenebrosos y
una factura suelta y empastada. Responden especialmente a estas
características dos pintores, Leonardo Alenza (1807-1846) y

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El Madrid de Eugenio Lucas en la Colección Cerralbo

Eugenio Lucas Velázquez, y en menor medida José Elbo (1804-


1844) y Francisco Lameyer (1825-1877).

Eugenio Lucas Velázquez se erige como uno de los principales


representantes del Romanticismo Español, en la medida en que fue
capaz de desarrollar una pintura exaltada de pincelada suelta, que,
en opinión de la crítica, le hace merecedor del título de principal
continuador de la obra goyesca. Nace en Madrid en 1817, ciudad
en la que desarrolla mayoritariamente su producción y en la que
fallece en 1870. Hitos destacados en su biografía son su ingreso
en la Academia de San Fernando, del que no existe, no obstante,
constancia documental (1), lo que vendría a explicar su libertad a la
hora de adscribirse a las corrientes estéticas imperantes en Europa,
así como su alistamiento en 1854 en la Milicia Nacional, cuerpo
en el que imperaban ideas no sólo avanzadas, sino abiertamente
revolucionarias.

Autorretrato, atribuido a Eugenio Lucas Velázquez, 1855-1860,


Museo de la Fundación Lázaro Galdiano, Inv. 11554.

La producción de Eugenio Lucas Velázquez es bastante


extensa y, aunque se le conoce especialmente por sus obras pictóricas,
cultivó con igual maestría el dibujo y el grabado, realizó diversas

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Andrea López Azcona

decoraciones murales e incluso algunas miniaturas, lo que evidencia


una notable versatilidad técnica. En activo desde comienzos de la
década de 1840 y hasta fines de los años 60 del siglo XIX, su obra
se muestra repetitiva en cuanto a temas y enfoques, si bien es en
torno a 1850 cuando Lucas comienza a desarrollar su estilo más
personal y surgen los grandes temas de su pintura. Es también a
partir de 1850 cuando adquiere reconocimiento oficial, pues en
ese año recibe el encargo de decorar los techos del Teatro Real
de Madrid, actualmente perdidos. Su ascenso continúa en 1851,
cuando es nombrado pintor de cámara de la reina Isabel II y en
1853, año en el que recibe la Real y Distinguida Orden de Carlos
III, mientras que en 1855 dos cuadros suyos son seleccionados
para representar a España en la Exposición Universal de París y se
le encarga, significativamente, la tasación de las pinturas negras de
Goya en la Quinta del Sordo.

La obra de eugenio lucas velázquez en museo cerralbo

El Museo Cerralbo custodia tres obras de Eugenio Lucas


Velázquez, a las que se suman dos lienzos más que aparecen en
la catalogación de Juan Cabré, primer director del Museo, como
atribuidos al pintor madrileño.

Las tres obras que proceden con seguridad de los pinceles


de Eugenio Lucas pertenecen, en concreto, a la Colección Villa-
Huerta, que queda constituida por los bienes que Amelia del Valle
y Serrano legó al Estado en 1927, con el objeto de que pasaran a
engrosar los fondos del Museo fundado por su padre político, el
XVII marqués de Cerralbo. Dichas obras son La hoguera de San
Juan, El vendedor de Coplas y Un sermón. Estas dos últimas se hayan
firmadas y fechadas en 1855, y parecen pertenecer a un mismo
encargo, a juzgar por sus idénticas dimensiones y formato, ya que
se trata de dos tableautin.

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El Madrid de Eugenio Lucas en la Colección Cerralbo

En cuanto a la autoría de las obras pertenecientes a la


Colección Cerralbo, se ha de subrayar que estas obras fueron
atribuidas a Eugenio Lucas Velázquez por el especialista José
Manuel Arnaiz (2). En el presente trabajo, se defenderá que Eugenio
Lucas Velázquez es el autor de Escena en una plaza de toros, si bien
consideramos que De charla en el palco es una obra de peor factura
que bien podría haber sido realizada por un seguidor del pintor.

Eugenio lucas velázquez, un cronista del madrid


decimónico

Las obras El vendedor de coplas, La hoguera de San Juan,


Un sermón y Majas en el balcón que custodia el Museo Cerralbo
constituyen un conjunto muy representativo del imaginario
de Eugenio Lucas Velázquez, que gracias a sus escenas de corte
costumbrista se convirtió en uno de los principales cronistas del
Madrid de su tiempo.

Fruto de su especial visión de la sociedad de la época es la


obra El vendedor de coplas, en la que un guitarrista ciego centra la
composición. Eran los vendedores de coplas personajes ambulantes,
generalmente ciegos, que recorrían los pueblos difundiendo relatos
en verso a partir de la interpretación oral directa y de la venta de
pliegos con el texto impreso, y de cuya abundante presencia en
Madrid da testimonio Mesoneros Romanos (3).

La figura del ciego, así como el conjunto de la composición,


se inspira directamente en un grabado de Francisco Lameyer y
Berenguer, titulado Comparsa de músicos (4). Se observa, así, que
la figura del ciego de Eugenio Lucas nace de la fusión de los dos
personajes centrales de la obra de Lameyer, la mujer que toca la
guitarra y el hombre tocado con chistera. Lucas toma prestada

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Andrea López Azcona

igualmente la idea del gentío, que se agolpa en una calle estrecha


que se prolonga hacia el plano de fondo, aunque introduce dos
elementos que confieren a este cuadro una importante personalidad.

Comparsa de músicos, Francisco Lameyer y Berenguer, 1850,


Museo Nacional del Romanticismo, Inv. CE 3436.

En primer término, Eugenio Lucas trata de ofrecer una


ubicación precisa de la calle, al pintar una fuente al fondo. A tenor
de las fuentes que existían en la época, cabe identificarla con la de
la Plazuela de Lavapiés, que aparecía coronada por una imagen del
pastor Endimión, que actualmente custodia el Museo de Historia
de Madrid. Se observan sus importantes similitudes en cuanto a
la disposición de brazos, piernas, manto y cabeza, y la figura del
perro apoyada en la pierna, que bien podría corresponderse con
el engrosamiento que se distingue en la fuente pintada por Lucas.
Habla de su forma de reproducir la realidad

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El Madrid de Eugenio Lucas en la Colección Cerralbo

El vendedor de coplas (detalle), Eugenio Lucas Velázquez, 1855,


Museo Cerralbo, Inv. VH 0441.

Más allá de estas características comunes, la Plazuela de


Lavapiés presentaba en la época una apariencia similar a la descrita
en el cuadro, consistiendo en un simple ensanchamiento de las tres
calles que confluían en ella. La estatua de Endimión fue trasladada
a la Plazuela de Lavapiés en 1850. La imagen más antigua de la que
se dispone, una fotografía de Alfonso Begué de 1864 (5), muestra
que la estructura de la fuente estaba constituida por un bloque
cuadrangular y difiere, por tanto, de la pintada por Lucas. Sí que se
observan, por contra, semejanzas con la estructura de la fuente que
aparece en la Plaza de Lavapiés en la maqueta de Madrid elaborada
en 1830 por León de Gil de Palacio (6). Aspecto que lleva a suponer
que la estampa representada por Lucas correspondería a una fase
intermedia, en la que la estatua se acoplaría junto a una taza a la
estructura originaria, para en un segundo momento instalar una
estructura prismática, más acorde con el urbanismo de la segunda
mitad del siglo XIX.

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Modelo de Madrid de 1830 (detalle), León de Gil de Palacio, 1830, Museo de


Historia de Madrid, Inv. 00003.334.
Fuente vecinal en la Plaza de Lavapiés, Alfonso Begué, 1864, Museo de Historia de
Madrid, Inv. 00021.986-48.

Corrobora esta teoría, a su vez, el ambiente de arrabal,


con una calle de tierra apisonada, en un momento en el que ya
se había difundido el empedrado en los barrios más pudientes, y
que aparece poblada por vecinos pertenecientes a las clases más
bajas de la ciudad. Constituyen éstos un segundo elemento de
análisis. En particular, centra nuestro interés la figura de una
maja tocada con mantilla, símbolo del casticismo madrileño, que
convive con personajes procedentes de otras regiones de España.
En este sentido, se observa que a partir de 1845, y como producto
de la industrialización, la Villa del Manzanares comienza a recibir
constantes flujos de población, como ejemplifica el censo de 1888
que recoge a 198.945 nacidos en Madrid, frente a 272.307 foráneos.
Las regiones que protagonizan este aporte son principalmente
Galicia, Asturias y las provincias que rodean a la de Madrid.
Aunque en la obra de Lucas no aparecen gentes del noroeste, sí que
observamos a un personaje cubierto con una capa parda y tocado
con un curioso sombrero de embudo, indumentaria asociada a
las gentes de Castilla y, en particular, a los tipos segovianos. Por
su parte, el personaje que cubre su cabeza con pañuelo de largas
puntas y que calza medias azuladas con alpargatas, parece situarnos

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El Madrid de Eugenio Lucas en la Colección Cerralbo

ante un hombre de Aragón o, en su caso de territorios colindantes,


como Cuenca o Guadalajara.

Eugenio Lucas Velázquez refleja también en su pintura


las diversiones del pueblo de Madrid, con escenas taurinas y de
festividades, como la romería de San Isidro. A esta categoría de
diversiones populares, pertenece la obra titulada La hoguera de
San Juan, que ha de ser objeto, no obstante, de un cambio de
titulación, pues a tenor de este trabajo se ha revelado que la escena
representada es la Noche de Reyes.

La hoguera de San Juan, Eugenio Lucas Velázquez, hacia 1850,


Museo Cerralbo, Inv. VH 0495.
En efecto, no se cuentan entre las celebraciones tradicionales
de Madrid la construcción de hogueras con motivo de la Noche de
San Juan, como es costumbre en territorios de Cataluña y Levante.
Mesoneros Romanos nos habla en cambio de la celebración de
una verbena en el Prado de San Jerónimo, donde era costumbre
la venta de dulces (7). Se aprecia, además, en la obra de Lucas que
algunos personajes visten ropas de abrigo, lo que obliga a situar la
escena en los meses invernales.

Otro de los cronistas del Madrid decimonónico, Pascual


Madoz, nos permite situar la escena de Lucas en la Noche de Reyes,

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como evidencia el personaje central, que subido a una escalera y


con una espuerta o capazo en su brazo espera avistar a los reyes
en una de las puertas de la ciudad, mientras que los personajes
que le rodean le iluminan con sus hachones (8). El pintor
desarrolla en este lienzo una de sus composiciones tradicionales,
al disponer circularmente a un conjunto de figuras en torno a
un foco de luz, que las hace emerger de las tinieblas, quedando
el resto de los personajes y el fondo urbano desdibujados en el
espacio de penumbra, como se observa en algunos de sus cuadros
de disciplinantes o en La defensa de Zaragoza. La convivencia de
personajes populares, con otros de atuendo burgués, caso de las dos
damas de edad situadas en el lateral izquierdo, revela que la víspera
de reyes era una celebración en la que participaban el conjunto de
los madrileños, como también se refleja en la obra La Noche de reyes
en la Puerta del Sol de José Castelaro (9).

Noche de Reyes en la Puerta del Sol, José Castelaro, 1839,


Museo de Historia de Madrid, Inv. 00004.014.
Por su parte, el tema de las majas en el balcón aparece de
forma recurrente en la obra de Eugenio Lucas. Tiene su origen en la
obra de Goya fechada entre 1810 y 1812, que será frecuentemente

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El Madrid de Eugenio Lucas en la Colección Cerralbo

reinterpretada por los pintores románticos, como Leonardo Alenza


o José María Romero. Las distintas versiones del tema realizadas
por Lucas abarcan desde las copias directas, pasando por aquellas
otras que mantienen el tono clasicista de las majas de Goya, para
concluir con versiones en las que introduce una visión más personal,
al adquirir las figuras tintes casi expresionistas y un evidente tono
caricaturesco.

Se adscriben a esta última línea la Escena en una plaza de toros


custodiada en el Museo Cerralbo, que puede atribuirse a Eugenio
Lucas Velázquez, aunque con reserva debido a las imitaciones de la
obra de su padre que realizó Eugenio Lucas Villaamil. Se observa
así el empleo de una pincelada abocetada y cargada de pasta, en
la que los colores vivos y los blancos hacen emerger a las figuras
principales del fondo oscuro. Asimismo, coloca a una figura
delante de la barandilla, detalle común con otras de sus obras como
Las presidentas del Museo Nacional del Prado o a La maja de oro
y plata, y que, en este caso, no es otro que el niño tocado con un
curioso sombrero blanco que encontramos en la Noche de Reyes.

Escena en una plaza de toros (detalle), atribuido a Eugenio Lucas Velazquez, 1850,
Museo Cerralbo, Inv. 04584.
La hoguera de San Juan (detalle), Eugenio Lucas Velázquez, hacia 1850, Museo
Cerralbo, Inv. VH 0495.

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En la obra de Goya, el tema de las majas en el balcón ha de


entenderse desde la óptica de la crítica social. La crítica al mundo
de la prostitución revierte en sátira en esta obra de Eugenio Lucas,
pues a las dos jóvenes que se asoman al balcón mostrando sus
encantos, les acompaña una tercera que enseña sus pechos a la
clientela, al tiempo que una vieja, que hace las veces de alcahueta,
permanece agazapada en un segundo plano. Es este un tema
frecuente en la obra de Lucas, como ejemplifica Majas y frailes en
una bodega, reflejo, a su vez, de un profundo sentir anticlerical.
Este anticlericalismo se hace patente en la última obra analizada,
Un sermón, en la que desde un púlpito y portando un crucifijo, un
sacerdote predica con vehemencia a una masa de fieles.

Un sermón, Eugenio Lucas Velázquez, 1855, Museo Cerralbo, Inv. VH 0442.

Pertenece esta tabla a una serie de pinturas sobre el tema, que


oscilan desde la crudeza de El Sermón ¡Estáis condenados! y la visión
orientalizante de Sermón a los moros, hasta el tono jocoso de Sermón
a las máscaras, que aquí también está presente al introducirse un
cortinaje teatral. Esta escena se inscribe, asimismo, en el marco de
sus numerosas representaciones de interiores de iglesias, en las que
el influjo de Jenaro Pérez Villamil, gran paisajista y amigo personal
del pintor, es indudable. Ahora bien, si Pérez Villaamil se recrea en

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El Madrid de Eugenio Lucas en la Colección Cerralbo

las arquitecturas góticas de las iglesias, Eugenio Lucas pone el acento


una vez más en los tipos humanos, concediendo el protagonismo
a tres figuras: el predicador del púlpito, el sacerdote situado de
espaldas y la figura que se apoya en el confesionario, todos ellos
personajes bien conocidos. Así, el sacerdote en actitud de bendecir
también está presente en Sermón en el campo, mientras que la figura
de ropajes oscuros del primer plano aparece también en La escena
de Inquisición del Museo del Romanticismo, testimoniando una
vez más la inclinación de Lucas a repetir tipos y composiciones en
sus obras.

Escena de la Inquisición, Eugenio Lucas Velázquez, hacia 1850,


Museo Nacional del Romanticismo, Inv. Ce 0050.
Se ha de reivindicar, en definitiva, el valor de la obra de
Eugenio Lucas Velázquez no sólo por su indudable mérito artístico,
sino también por constituir un ejercicio documental, que, en
ocasiones, va más allá de la crónica para adquirir un tono más
combativo.

Si bien los gustos artísticos del marqués de Cerralbo se


orientan preferentemente hacia la pintura de los siglos XVI al

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Andrea López Azcona

XVIII, don Enrique y su familia no permanecen ajenos a la calidad


de la obra de pintores como Eugenio Lucas Velázquez que, aún
en vida del pintor, fue profusamente adquirida por los principales
coleccionistas de su tiempo, tales como el marqués de Salamanca.
La presencia de estos cuadros, junto a El Aquelarre de Leonardo
Alenza, en la colección del Museo Cerralbo (que incluía también de
este mismo autor la Sátira del amor romántico y la Sátira del suicidio
romántico, donadas por el Marqués al antiguo Museo Romántico,
entonces una empresa en proyecto) demuestran, no obstante, que
don Enrique supo admirar a los románticos vinculados a la capital,
conforme a su tradicional apego por la pintura madrileña.

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El Madrid de Eugenio Lucas en la Colección Cerralbo

NOTAS

(1) En Eugenio Lucas (1817-1870) (1984), p.16.

(2) En Eugenio Lucas, su vida y su obra (1981).

(3) “...los ciegos pregonan sus curiosos romances...”, en Manual de


Madrid: Descripción de la Corte y Villa (1833), p.61.

(4) Consulta de los fondos del Museo Nacional del Romanticismo.

(5) Consulta de los fondos del Museo de Historia de Madrid.

(6) Consulta de los fondos del Museo de Historia de Madrid.

(7) En Obras jocosas y satíricas del curioso parlante, p. 247.

(8) “Invocando la frase de à esperar à los reyes se ve en la noche de la


víspera de esta festividad una multitud de personas con hachones de
viento, cencerros y otros objetos propios para hacer ruido, recorrer las
calles con gritería y algazara, llevando como héroe paciente de la fiesta
algun incauto cargado con una escalera y espuerta, à quien hacer creer
que los reyes magos, que llegan aquella noche á adorar al Niño Dios,
viene repartiendo monedas de oro y plata en abundancia. Llegados a
un estremo de la pobl., y hecha la pantomima de subirse en la escalera
para ver si se les descubre con el auxilio de los hachones encendidos,
sale de entre la turba una voz que asegura que vienen los reyes por la
puerta opuesta de la pobl., y à ella se encaminan despues, y luego à
otra y à otras... (sic.)”, en Madrid: audiencia, provincia, intendencia,
vicaría, partido y villa (1848), pp.564 y 565.

(9) Consulta en CERES (Red Digital de Colecciones de Museos de


España) http://ceres.mcu.es/pages/SimpleSearch?index=true

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GLOSARIO

Alcahueta
Celestina, persona que concierta, encubre o facilita una relación
amorosa, generalmente ilícita, o que directamente canaliza el
encuentro carnal remunerado.

Costumbrismo
Corriente pictórica y literaria que centra su interés en los tipos
populares y en las fiestas tradicionales. El costumbrismo pictórico
español cobra auge en el siglo XIX, como producto construcción
mítica de España que desarrollan los viajeros románticos que
visitan el país.

Espuerta
Cesta con dos asas realizada tradicionalmente con fibras de esparto
o palma, especialmente usado en el ámbito cotidiano o artesanal
para transportar escombros, tierra u otras cosas semejantes.

Hachón
Elemento de iluminación con forma de brasero alto, fijo sobre
un pie derecho, concebido para ser usado en exteriores o grandes
espacios, y por tanto idóneo para festividades o demostraciones de
regocijo público.

Maja
Los majos proceden de ciertos barrios de Madrid, como Lavapiés,
Maravillas o El Rastro. La maja, figura popular y descarada,
presenta un componente nacionalista al ser reivindicada como
reacción frente a lo foráneo. Viste como prendas más características
falda o basquiña y mantilla. Goya inmortalizó la figura de la maja,
si bien hay que considerar la moda de la mujer aristocrática de fines
del siglo XVIII que adopta la indumentaria de las clases bajas.

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El Madrid de Eugenio Lucas en la Colección Cerralbo

Milicia Nacional
La milicia nacional es una organización de ciudadanos armados,
que tiene su protagonismo en el marco de las grandes revoluciones
liberales del siglo XIX. Nace durante la Guerra de Independencia
y se extingue definitivamente durante el gobierno de Cánovas del
castillo en 1876.

Pintor de cámara
Nombramiento que recibía un artista que trabajaba al servicio de
las cortes reales, de príncipes y eclesiásticos de Europa. El cargo iba
asociado, por lo común, a un estatus privilegiado y a un sueldo fijo.

Tableautin
Tabla de pequeño tamaño que cobra auge en el siglo XIX para
la decoración de las residencias de la nueva clientela burguesa.
Eugenio Lucas fue un gran difusor de este formato.

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Andrea López Azcona

BIBLIOGRAFÍA

ARNAIZ TEJEDOR, J.M., Eugenio Lucas. Su vida y obra, M.


Montanal, Madrid, 1981, pp.

CRESPO, M., “Los Lucas en la pintura española del siglo XIX”,


en Eugenio Lucas y su hijo. Colección del Museo Nacional de Bellas
Artes de la Habana, Diputación Provincial de Alicante, Alicante,
2003, pp. 11-31.

MADOZ IBÁÑEZ, P., Madrid: audiencia, provincia, intendencia,


vicaría, partido y villa, Madrid, 1848, pp.564 y 565.

MESONEROS ROMANOS, R., “Un día en Madrid”, en Manual


de Madrid: descripción de la Corte y de la Villa, Imprenta de D. M.
de Burgos, Madrid, 1833, Volumen I, p. 61.

MESONEROS ROMANOS, R., “Un año en Madrid. De


Santiago a San Juan (1851-1858)”, en Obras jocosas y satíricas del
curioso parlante. Tipos y caracteres. III, Madrid, 1881, p. 246-247.

PARDO CANALIS, E., “El mundo ignorado de Eugenio Lucas”,


en [Catálogo de exposición] Eugenio Lucas (1817-1870), Obra
Social de la Caja de Ahorros de Zaragoza, Aragón y Rioja, Zaragoza,
1984, pp. 13- 19.

PASTOR CEREZO, M. J., “La vida cotidiana madrileña en los


dibujos de Jenaro Pérez Villaamil”, en [Catálogo de exposición]
Dibujos de Jenaro Pérez Villaamil: el Cuaderno de Madrid , Museo
Municipal de Madrid, Madrid, 1998, pp. 63-79.

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El Madrid de Eugenio Lucas en la Colección Cerralbo

CRÉDITOS FOTOGRÁFICOS

PORTADA. El vendedor de coplas. Eugenio Lucas Velázquez. Inv. VH


0441. Archivo Digital Museo Cerralbo.
CONTRAPORTADA. Escena en una plaza de toros. Atribuido a
Eugenio Lucas Velazquez. Museo Cerralbo. Inv. 04584. Archivo
Digital Museo Cerralbo. Fotografía Ángel Martínez Levas.
Pág. 4: Autorretrato. Atribuido a Eugenio Lucas Velázquez. Museo de la
Fundación Lázaro Galdiano. Inv. 11554. Museo de la Fundación
Lázaro Galdiano.
Pág. 7: Comparsa de músicos. Francisco Lameyer y Berenguer. Museo
Nacional del Romanticismo. Inv. CE 3436. Museo Nacional del
Romanticismo. Fotografía Pablo Linés Viñuales.
Pág. 8: El vendedor de coplas (detalle). Eugenio Lucas Velázquez. Museo
Cerralbo. Inv. VH 0441. Archivo Digital Museo Cerralbo.
Pág. 9: Modelo de Madrid de 1830 (detalle). León de Gil de Palacio. Museo de
Historia de Madrid. Inv. 00003.334. Museo de Historia de Madrid.
Fuente vecinal en la Plaza de Lavapiés. Alfonso Begué. Museo de
Pág. 9: Historia de Madrid. Inv. 00021.986-48. Museo de Historia de
Madrid.
La hoguera de San Juan. Eugenio Lucas Velázquez. Museo Cerralbo.
Pág. 10: Inv. VH 0495. Archivo Digital Museo Cerralbo.
La Noche de Reyes en la Puerta del Sol. José Castelaro. Museo de
Pág. 11: Historia de Madrid. Inv. 00004.014. http://www.urbanity.es/foro/
edificios-en-general-mad/12779-documentacion-grafica-edificios-
de-madrid-73.html
Escena en una plaza de toros (detalle). Atribuido a Eugenio Lucas
Pág. 12: Velázquez. Museo Cerralbo. Inv. 04584. Archivo Digital Museo
Cerralbo. Fotografía Ángel Martínez Levas.
La hoguera de San Juan (detalle). Eugenio Lucas Velázquez. Museo
Pág. 12: Cerralbo. Inv. VH 0495. Archivo Digital Museo Cerralbo.
Un sermón. Eugenio Lucas Velázquez. Museo Cerralbo. Inv. VH
Pág. 13: 0442. Archivo Digital Museo Cerralbo.
Escena de la Inquisición. Eugenio Lucas Velázquez. Museo Nacional
Pág. 14: del Romanticismo. Inv. CE 0050. Fotografía Pablo Linés Viñuales.
http://ceres.mcu.es/pages/Visor?AMuseo=MNR&Ninv=CE0050&
accion=4&img=/fondos_pre/MRMFCE0050_SEQ_004_P.JPG@

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