Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
ENERO
DEPARTAMENTO
DE DIFUSIÓN
CICLO 2005
AREA 3
EL REINADO DE CARLOS III (1759-1788)
y durante el cual se llevó a cabo una política plenamente reformista desde el punto
favoreciendo sus intereses con iniciativas legislativas como la Orden de Carlos III,
recuperando Menorca. Para todo ello, contó en su gobierno con ministros como
enseñanza. Por otra parte, renovó la ciudad de Madrid, reformando los sistemas de
como el Salón del Prado, el Gabinete de Ciencias (actual Museo del Prado), el
Edad Media para luchar contra los pueblos no cristianos. De esta forma, en el
España, a la Reconquista.
alcanzaron una alta dignificación social. Todas ellas tenían en común un alto
elaborado ceremonial al que asistían los miembros de la Orden con los hábitos e
insignias de la misma.
la más antigua en nuestro país. No es española en su origen; fue creada por Felipe
manos de Carlos I.
fundadas entre 1160 y 1180. Fueron las más prestigiosas órdenes españolas,
vinculadas con las más nobles familias. La Real y Distinguida Orden de Carlos III
a la persona del rey y que hubiesen acreditado celo y amor a su servicio, tanto
El lema de la Orden será “virtud y mérito”, cualidades que serán premiadas, con
Las insignias de los caballeros de la Orden eran una banda de seda azul con
el reverso de la cruz, en el centro del medallón, aparecen la cifra del fundador: CIII,
rodeada por un anillo azul con la inscripción Virtuti et merito, lema de la Orden.
principio para los caballeros Grandes Cruces, que alterna castillos, leones y la
corona de laurel con las siglas del Rey inscritas en ella, atributos de Carlos III.
blanca, con la muceta (equivalente a una esclavina que cubre el pecho y la espalda)
en azul celeste con motas de plata. De igual color son las dos franjas que recorren
los bordes del manto desde el cuello hasta los pies. Los Caballeros Pensionados
lucían los mismos atributos, siendo la cruz de menor tamaño y el manto del mismo
iguales de las que la central será blanca y las laterales, azules. Igualmente modifica
el color del manto siendo ahora azul en vez de blanco, tanto el manto como la
muceta. Sobre él, decoración de estrellas en hilo de plata unos, y de seda, otros.
Cruces.
más alta de las órdenes civiles españolas. Su Majestad el Rey es el Gran Maestre, y
perímetro, desde el cuello hasta los pies (como indican las Constituciones de la
Orden). La decoración se concentra en una cenefa de tres calles; las laterales, más
motivos que se repiten a lo largo de la cenefa: la torre, una corona de laurel que
DATACIÓN
En 1804, por Orden de Carlos IV, el manto, que hasta ese momento había
sido de color blanco, pasó a ser de color azul. Por esta razón, podemos datar en
Así, los materiales empleados en su confección son seda, lino, hilo de plata, y pasta
azul celeste.
BIBLIOGRAFÍA
Real Cédula del Rey Don Carlos III, instituyendo la Real y distinguida Orden de
Carlos III.
DEPARTAMENTO DE
DIFUSIÓN Texto realizado por:
Domingos 12:30 Alicia Gómez
ENTRADA LIBRE
MUSEO DEL TRAJE. CIPE
Avda. Juan de Herrera, 2. Madrid, 28040
Teléfono: 915504700. Fax: 915504704
Depto. de Difusión: difusion.mt.@mcu.es
http://museodeltraje.mcu.es
ENERO
MODELO MES
2012
DEL
Los modelos más representativos de la exposición
Vestido masculino
"a la francesa", s. XVIII
Por: Lucina Llorente
Sala:"Ilustración y casticismo"
Domingos a las 12:30 horas
Duración 30 minutos
Asistencia libre y gratuita
/MT000474-76/
MODELO DEL MES. CICLO 2012
En estas breves conferencias, que tendrán lugar en las salas de exposición, se analizará
e interpretará un modelo de especial importancia entre los expuestos. A los asistentes
se les entregará gratuitamente un cuadernillo con el contenido de la conferencia.
* (Pdte. confirmación)
VESTIDO MASCULINO “A LA FRANCESA”, s. XVIII
En años anteriores se han presentado otras ese mismo mes Luis XIV anuncia que acepta
piezas del mes similares a la elegida, un ves- la voluntad de su primo, hermano político y
tido masculino del siglo XVIII, si bien la des- sobrino, Carlos II, y presenta a la Corte a su
cripción se ha orientado fundamentalmente a nieto de diecisiete años como Felipe V. El
los aspectos formales relacionados con la nuevo rey partió de Versalles el 4 de diciembre
moda de la época y el uso de las diferentes y llegó a la capital de España el 22 de enero
prendas que lo componían. Por eso en esta de 1701.
ocasión, tras la obligada introducción al con- El joven monarca, consciente de la
texto social, nos ocuparemos especialmente importancia del traje como signo de iden-
de los aspectos técnicos de la obtención de tidad, vestirá en los primeros años de su rei-
los tejidos y su decoración. nado el “traje a la española”, compuesto de
jubón, ropilla y calzón, todos en terciopelo de
color negro, tal y como aparece en su primer
Contexto histórico y social de la pieza: la retrato oficial, realizado por Hyacinthe Rigaud.
indumentaria en la España del siglo XVIII Sin embargo, retornará posteriormente a su
anterior forma de vestir, caracterizada por uti-
lizar telas ricas de seda en vivos colores, ador-
La noticia de la muerte de Carlos II, el 1 de
nadas con bordados y galones de oro y plata,
noviembre de 1700 en Madrid, es conocida
que no se diferenciaban ni en cuanto al color
en Versalles el 6 de noviembre. El día 16 de
ni en los motivos decorativos de los tejidos
dedicados a indumentaria femenina. España
incorpora por tanto la moda francesa, que
durante el siglo XVIII imperará en toda Europa.
Los textiles de esta época destacan
especialmente por su nivel de perfección en
las técnicas de tejeduría, además de contar
para sus diseños decorativos con los mejores
artistas del momento.
Si el siglo XVII termina en España, en
cuanto a tejidos se refiere, con una deca-
dencia tanto en la técnica como en el gusto
artístico, en el XVIII se confirma una gran
influencia del Barroco francés. La llegada de
los Borbones viene acompañada de una polí-
tica de proteccionismo de las industrias del
lujo, al igual que había ocurrido en Francia
bajo el reinado de Luis XIV. De la misma
manera que se potenció la industria de la
seda de Lyon, en España se hizo con algunos
“Felipe V”
Hyacinthe Rigaud, 1701
Museo Nacional del Prado
1
MODELO DEL MES DE ENERO
centros sederos como Talavera de la Reina y Sevilla, Lorca, Valladolid, Córdoba, Murcia,
Valencia, que se convertirían en los más Granada, Manresa y Barcelona.
importantes en el siglo XVIII. Tanto en Francia como en el resto del
La Fábrica de Tejidos de Seda, Plata y mundo se preferían los diseños elaborados
Oro de Talavera de la Reina, fundada en 1748 por los mejores diseñadores de decoración
bajo titularidad de la Corona, era el más claro para tejidos, que con su trabajo marcaron la
ejemplo de fábrica real, y gozaba por ello de evolución decorativa de este siglo.
privilegios especiales. Las sedas que en ella se
producían siguiendo los modelos franceses de Decoración de los tejidos en el siglo XVIII
Lyon y eran de gran calidad, aunque de ele-
vados precios. Los tejidos se pueden decorar por ligamento
Por su parte, Valencia ya contaba con (entrecruzamiento de los hilos de la urdimbre y
una prestigiosa tradición textil, regida por el las pasadas de trama), por color (tanto en hilo
Colegio del Arte Mayor de la Seda. Para como en tejido) o por aplicación (elementos
apoyar esta industria, en 1753 se establece en que se aplican a la superficie del tejido, bien
Valencia la Real Casa Fábrica de los Cinco sea bordado, encajes, abalorios, joyas…). El
Gremios Mayores de Madrid, que elevó el traje elegido aparece decorado con una apli-
prestigio sedero de Valencia al nivel interna- cación de bordado, y será en este sistema
cional del que gozaba Lyon. decorativo en el que centremos la mayor aten-
Otros centros de fabricación de tejidos ción, aunque dediquemos previamente un
de seda en España fueron Toledo, Zaragoza, repaso a las otras dos técnicas decorativas.
“Felipe V”
Jean Ranc, 1723
Museo Nacional del Prado
2
VESTIDO MASCULINO “A LA FRANCESA”, s. XVIII
Decoración por ligamento y color poran ahora a los tejidos como parte inte-
grante del mismo diseño de la tela. Aparecen
A finales del siglo XVII la regularidad en la dis- así flores-blonda con pétalos de ilusoria trans-
tribución y las formas de los diseños queda parencia, o guirnaldas de puntillas que acom-
alterada por la aparición de unos motivos pañan pequeños ramos de flores.
denominados bizarre: formas de una fantasía Pasado el primer período del siglo, los
desbordada, con combinaciones asimétricas grandes motivos van cediendo espacio a una
y mezcla de temas exóticos y naturalistas son decoración más naturalista, en la que a los
algunas de las características de estos motivos florales de las sedas se añaden
diseños, que con la introducción del telar de efectos lumínicos y sombreados. Esta deco-
lizos lionés adquieren gran complicación téc- ración ordenada y pictórica sigue la técnica de
nica. “point rentré”, desarrollada por el diseñador
La decoración del fondo de este traje Jean Revel, hijo del pintor Gabriel Revel, que
lleva ligamentos compuestos del tafetán, consistía en combinar colores (tonos) de la
como el gros de Tours, el gros de Nápoles, la seda y los metales para crear un efecto pictó-
faya francesa y el otomán, además de los rico. Además destacó Pillement, genuino
espolinados y los brocados. Flores, palmetas exponente de la chinoiserie, cuya imaginación
o frutos son rodeados por cintas y ramajes . le permitía ignorar las reglas del equilibrio
Los bizarros duran hasta 1715, simétrico, e incluso la ley gravitatoria. Sus
cuando aparecen los motivos “à dentelle”: los pagodas se colgaban a veces sobre las frá-
encajes, como motivo decorativo, se incor- giles ramas de los árboles, o bien una caña de
Gorro,1730-40
Museo del Traje. CIPE
3
MODELO DEL MES DE ENERO
pescar desaparecía entre las nubes; sus diseños. En este período los tejedores utilizan
modelos constituían la delicia de los tejedores de forma simultánea diferentes tipos de liga-
lioneses que con él trabajaban. Uno de sus mentos y tramas suplementarias, que les per-
contemporáneos, Philippe de la Salle, llamado miten obtener efectos de extremada laborio-
el pintor del telar, dibujaba escenas rústicas en sidad y perfección. Se reproducen con escru-
las que los faisanes, vasos y flores aparecían pulosa fidelidad elementos florales que com-
relacionados por medio de cintas y cuerdas binan con pequeños elementos arquitectó-
ondulantes y, a veces, con borlas. Sus nicos, frutos enormes que cuelgan de árboles
modelos florales resaltaron por su naturalidad tropicales, o raíces que aparecen surgir de
y gracia. Hay que mencionar también a islas flotantes.
Meissonier, que realizó sus mejores dibujos Entre 1740 y 1750 el rapport (motivo
durante la Regencia, y a quien se atribuye decorativo completo, que se repite) se estruc-
haber introducido la labor llamada “de tura a base de líneas verticales onduladas for-
rocaille”. No hay que olvidar tampoco los mando ramajes, que a partir de 1760 se com-
diseños decorativos de gran valor a cargo de binan con imitación de encajes. Es en esta
Huet y Oudry. época cuando se ponen también de moda los
El gusto por representar elementos temas de chinoiseries.
naturalistas encuentra su inspiración en las A mediados del siglo XVIII, las flores
láminas de botánica que se publican en esa desbordantes y sensuales, llenas de vitalidad,
época, y que sirven de modelo a numerosos del periodo precedente se sustituyen por
Detalle de chupa: brochado de seda y oro, 1740-50 Casaca: brochado de seda y plata, 1740
Museo del Traje. CIPE Museo del Traje. CIPE
4
VESTIDO MASCULINO “A LA FRANCESA”, s. XVIII
pequeños ramos de flores diminutas en dispo sustituyan por planchas de cobre, que en
La paleta de colores vira hacia los tonos poco tiempo serán reeemplazadas por rodillos
pastel, más delicados y sin estridencias; con de cobre.
frecuencia aparecen en las telas los mismos En España se trabajó bastante la
motivos reproducidos en las porcelanas de decoración estampada, y fue la ciudad de
Sèvres. El estilo de ondulantes meandros coin- Barcelona la que se convirtió en centro de pro-
cide con el gusto rococó del período y la preo- ducción tanto de la tejeduría del algodón
cupación por el lujo y la comodidad. como de su posterior estampación.
Este breve repaso por la industria textil
del siglo XVIII debe detenerse también en la Decoración por aplicación de bordado
faceta de la estampación. Es a los comienzos
del siglo XVIII cuando aparecen las telas Teniendo en cuenta el gusto por el lujo del siglo
estampadas comercializadas como “india- XVIII, no debe sorprender que la indumentaria
nas”. Las de mayor calidad se pintaban a de la época exhibiera espléndidos bordados.
mano, mientras que las más baratas se deco- En 1780 se contabilizaban, entre maestros y
raban con tampones. A partir de 1760 la oficiales, 250 bordadores en Madrid. Además,
estampación se comenzó a hacer con blo- se va disponiendo ya en el siglo XVIII de unos
ques de madera forrados en su base con tejidos cada vez de menor coste y mejores
fieltro para absorber el colorante. Será a partir prestaciones, por lo que el arte del bordado de
de 1770 cuando los bloques de madera se gran calidad aportaba un toque de distinción.
5
MODELO DEL MES DE ENERO
6
VESTIDO MASCULINO “A LA FRANCESA”, s. XVIII
7
MODELO DEL MES DE ENERO
8
VESTIDO MASCULINO “A LA FRANCESA”, s. XVIII
La casaca del conjunto elegido está color grosella. Es larga por debajo de la
confeccionada en tafetán de seda color gro- cadera, entallada, con escote a caja redon-
sella, con bordado recortado y aplicado en deado, delanteros rectos y escotados hacia el
sedas policromas. Datada ya en 1870, es faldón, trapezoidal, y dos bolsillos horizontales
muy ceñida -tanto el cuerpo como las con tapilla mixtilínea. Luce botones forrados
mangas- y tiene los delanteros muy abiertos y del mismo tejido. La espalda y forro son de
un cuello redondeado, con una incipiente tafetán de lino en su color. Su decoración fito-
tirilla. Aunque no se puede cerrar, presenta morfa y geométrica, bordada en verdes, ama-
diez botones forrados en tela y bordados, que rillos, crudos, rojos, azules y crudo, recorre
se corresponden en la pechera izquierda con parte del escote, hojas y bolsillos.
otros tantos ojales cegados y sobre los cuales
se ha dispuesto una aplicación de bordado. Calzón
La tapa de los bolsillos laterales tiene perfil
rectangular y remate mixtilíneo con tres Los calzones del traje del siglo XVIII llegaban
botones ornamentales. La espalda lleva dos desde la cintura hasta debajo de las rodillas. El
costuras de entalle laterales y una central, que calzón a comienzos de siglo era muy ancho y
desembocan en el arranque del faldón, flojo por arriba, y se abrochaba con una bra-
tableado en los costados. La manga tiene gueta en el centro de la cinturilla o con una
forma en el codo, y en la vuelta de manga se tapa que montaba sobre ésta. También en
disponen otros tres botones. estos primeros años de la centuria la media
La pieza está forrada en tafetán de
seda, exceptuando los dos paños del cuerpo
de la espalda, y las mangas, forrados en lino.
Chupa
9
MODELO DEL MES DE ENERO
10
VESTIDO MASCULINO “A LA FRANCESA”, s. XVIII
Bibliografía
11
MODELO DEL MES DE ENERO
Textos:
12
MODELO DEL MES. CICLO 2012
En estas breves conferencias, que tendrán lugar en las salas de exposición, se analizará
e interpretará un modelo de especial importancia entre los expuestos. A los asistentes
se les entregará gratuitamente un cuadernillo con el contenido de la conferencia.
* (Pdte. confirmación)
MUSEO DEL TRAJE. CIPE
Avda. Juan de Herrera, 2. Madrid, 28040
Teléfono: 915504700. Fax: 915504704
Depto. de Difusión: difusion.mt.@mcu.es
http://museodeltraje.mcu.es
ENERO
MODELO MES
2012
DEL
Los modelos más representativos de la exposición
Vestido masculino
"a la francesa", s. XVIII
Por: Lucina Llorente
Sala:"Ilustración y casticismo"
Domingos a las 12:30 horas
Duración 30 minutos
Asistencia libre y gratuita
/MT000474-76/
MODELO DEL MES DE MAYO
Entre los ricos fondos de indumentaria del siglo XVIII que pose el Museo del Traje, Centro
del Patrimonio Etnológico, se encuentra una interesante bata (MT015368), tanto por su
hechura como por los materiales con que está realizada, resultando un modelo repre-
sentativo de la manera de vestir de las clases más privilegiadas de la España ilustrada.
DESCRIPCIÓN
Se halla confeccionada en pequín de seda1, en colores marfil y rosa, espolinado con deli-
cados adornos florales policromos en hilos también de seda lasos y fantasía. En la espal-
da, presenta dos pliegues dobles que llegan hasta la parte inferior formando una peque-
ña cola. El cuerpo, de escote redondeado, es de manga tres cuartos, con el delantero
abierto y abrochado por medio de corchetes, que se prolonga hacia abajo en dos picos
curvos. Para ajustarse bien al torso, la costura interior del centro de la espalda tiene, a
cada lado, tres cintas tensoras que quedan ocultas bajo los pliegues.
Debajo, asoma la falda o brial con pequeñas tablas superiores que le proporcio-
nan el vuelo y en los laterales presenta dos pequeñas aberturas que se abrochan por
medio de cintas y permiten ocultar algún tipo de bolsillo interior o faldriquera.
El escote, el delantero del busto y el remate de las mangas están adornados
con cintas de gasa (fig.1) y cintas de tafetán (fig.2) muy flojo en blanco y azul pálido
1
BATA DEL SIGLO XVIII
con alternancia de tramas de seda y laminilla metálica de plata. En las mangas, estas
cintas están distribuidas en seis alturas, siendo la exterior de encaje y el resto de la
misma gasa que en el escote y el delantero. En los laterales de los faldones y la mitad
inferior del brial, los adornos están realizados con mayor variedad de cintas pues, ade-
más de las ya mencionadas de gasa y tafetán flojo –en esta ocasión en blanco, rosa y
plata-, se encuentran también otras de gasa con labrado de plumeti, damasco impre-
so y laminillas de metal plateado de distintas anchuras. A todo esto hay que sumar la
aplicación de lacitos en cinta de tafetán de seda, ramilletes de flores en seda y papel,
mariposas hechas con hojuelas metálicas coloreadas y cestillos de paja conteniendo
adornos vegetales.
PROCEDENCIA Y DATACIÓN
La pieza fue adquirida por el entonces Museo del Pueblo Español, en mayo de 1966, a
doña Carlota Feijoo de Sotomayor y Feijoo de Sotomayor. Tanto por su hechura como
por el tejido con el que está confeccionada, la pieza responde a modelos imperantes en
la indumentaria femenina de las clases sociales españolas más privilegiadas, en torno a
1780.
CARACTERÍSTICAS TÉCNICAS Y MODO DE
FABRICACIÓN
2
MODELO DEL MES DE MAYO
que avanzaba el siglo, los pliegues fueron evolucionando: si en torno a 1730 eran muy
anchos y abarcaban de un extremo a otro de los hombros, a finales de los años 80 fueron
estrechándose lentamente y situándose en el centro de la espalda.
Otro elemento que llama la atención en esta bata del Museo del Traje C.I.P.E. es,
como ya se ha señalado, la gran profusión de cintas con las que se adorna. Tanto en el
escote, como en el delantero y en las mangas, están aplicadas de manera muy fruncida
encontrándose, en el caso concreto de las mangas, distribuidas a varias alturas, forman-
do una especie de puño denominado rodete.
La disposición de tales adornos en la zona inferior del modelo singulariza en cier-
to modo la prenda y la acercan más al mundo español. Los aderezos de cintas frunci-
das, denominados falbalás o farfalás, se usaban en España con mayor profusión y algo
menos de refinamiento en su distribución que en Francia, muy probablemente por
influencia de indumentarias de carácter más popular. La reina María Luisa de Parma
parece que sentía especial interés por adornos de este tipo hasta el punto de que era
capaz de añadirlos a sus trajes de amazona, según contaba el comediógrafo Richard
Cumberland2.
La distribución en zig-zag y lo que podría parecer una excesiva variedad de este
tipo de aderezos en un mismo modelo, también se dejó sentir en el ámbito de Italia meri-
dional, dada la estrechísima relación entre ambos reinos que, en muchos aspectos, los
unía en un mismo ámbito cultural. Así, en la colección siciliana de Gabriele Arezzo di
Trifiletti, se conserva un modelo con cintas distribuidas en zig-zag y rematadas en los
ángulos con pequeños lazos de manera muy similar en materiales y colocación a los de
esta pieza del Museo del Traje3.
Para lucir adecuadamente una
bata, la mujer debía usar también
dos prendas interiores: en la zona
superior del cuerpo, una cotilla o
corsé que, provisto de ballenas, pro-
porcionara un talle esbelto, y en la
parte inferior, un tontillo o ahuecador
que consistía en un armazón realiza-
do con aros (normalmente de balle-
na o de junco) unidos con cintas y
Fig. 4. Bata del siglo XVIII. Detalle de decoración. Museo del
Traje. C.I.P.E. que sostenía el vuelo de la falda.
3
BATA DEL SIGLO XVIII
CONFECCIÓN Y MATERIALES
4
MODELO DEL MES DE MAYO
Fig. 6. Tejido bizarro de entre 1680 y 1720. Casaca Fig. 7. Tejido con adornos naturalistas de mediados
femenina (detalle). Museo del Traje. C.I.P.E. del siglo XVIII. Casaca femenina (detalle). Museo del
Traje. C.I.P.E.
5
BATA DEL SIGLO XVIII
En la España del siglo XVIII, las manufacturas sederas más relevantes fue-
ron las establecidas en Toledo y Valencia, centros de tejeduría de seda desde anti-
guo que se vieron favorecidos en diversos aspectos por cambios legislativos
durante el reinado de Felipe V y sus sucesores. Especial importancia tuvo la fun-
dación en 1748 de la Real Fábrica de Tejidos de seda, oro y plata de Talavera de
la Reina y, en 1750, la Fábrica Real de Valencia a cargo de los Cinco Gremios
Mayores de Madrid. También en la ciudad del Turia, con la instauración de estu-
dios artísticos encaminados a fomentar la creatividad en el diseño de sederías
dentro de la Real Academia de San Carlos 5, y al amparo del ancestral Colegio del
Arte Mayor de la Seda, se desarrollaron un gran número de manufacturas con una
estructura y entramado productivo muy similares a los de Lyon.
6
MODELO DEL MES DE MAYO
El contexto en el que debió de usarse esta bata se corresponde con los últimos
años del reinado de Carlos III (1759-1788). A pesar de que los gustos artísticos
imperantes durante su reinado estaban más cercanos al gusto italiano que al fran-
cés, no ocurría lo mismo con la indumentaria, pues en este sentido era Francia el
país que desde hacía tiempo imponía la moda. De hecho, un buen número de
modelos de indumentaria femenina procedían del país vecino o, al menos, habían
sido interpretados bajo el gusto francés.
Las tipologías más importantes eran fundamentalmente tres. La ya mencio-
nada bata o robe à la française; la denominada robe à la polonaise, en español sólo
polonesa, que se puso de moda en Francia en la década de los 70 y consistía en
Fig. 10. Polonesa o robe à la polonaise. Museo del Traje. Fig. 11. Vaquero o robe à l'anglaise. Museo del Traje.
C.I.P.E. C.I.P.E.
7
BATA DEL SIGLO XVIII
un vestido muy entallado, con los laterales recogidos en la espalda, dejando ver
casi por completo la falda, como puede apreciarse en la conservada en el Museo
del Traje (nº MT01004 y MT01005, fig.10); y, por último, la robe a l’anglais, conoci-
da en España como Vaquero, en la que se encuadra otro modelo del Museo del
Traje (nº MT000903, fig.11), que se componía también de un vestido con su corres-
pondiente falda interior y que, a diferencia de la bata, carecía de los pliegues tra-
seros, entallándose por completo y trasladando el vuelo de la falda desde los late-
rales hacia la espalda por medio de frunces.
Lógicamente este tipo de prendas sólo se
hallaba al alcance de una minoría selecta de la
población femenina española, en tanto que la
mayoría no podía acceder a modas tan elitistas
como las que se contemplan en los retratos de
damas pertenecientes a las clases más privile-
giadas.
A los tres modelos ya comentados, habría
que sumar lo que se conocía con el nombre de
deshabillé, que consistía en una media bata que
llegaba a la altura de la cadera, como la del
Museo del Traje (nº MT00618, fig. 12), y se acom-
pañaba con el brial normalmente a juego, resul-
tando un indumento más cómodo y asequible. Fig. 12. Media bata. Museo del traje C.I.P.E.
Todo esto convivía con el traje de maja utilizado no sólo por las mujeres de cla-
ses sociales más populares sino también por las damas de la alta sociedad. Estaba
compuesto por un jubón abierto con solapas, una falda o guardapiés que llegaba solo
a los tobillos, un delantal, un pañuelo para los hombros, la cofia en forma de bolsa que,
muy adornada, recogía el pelo y una lucida mantilla.
También es imprescindible mencionar lo que se conoce como “traje nacional”
cuyo uso era exclusivamente español y que sólo se utilizaba para salir a la calle y asis-
tir a las ceremonias religiosas. Sus dos prendas características eran una falda negra lla-
mada basquiña y una mantilla amplia para cubrirse la cabeza y el torso. Estas prendas
tenían la particularidad de que ocultaban otra indumentaria que sólo se lucía en el inte-
rior de las casas propias o ajenas. Ninguna mujer española, perteneciera a la clase
social que perteneciese, podía estar en la iglesia o caminar por la calle sin portar su
basquiña y su mantilla, de las que se despojaba nada más llegar a su destino.
8
MODELO DEL MES DE MAYO
Este mundo de las luces de finales del siglo XVIII, moderno y anticuado a
un tiempo, turbulento en ocasiones, en cambio continuo y en el que coexistían
tal variedad de modas femeninas es el mundo fielmente reflejado por pintores
como Paret, Ginés de Aguirre, Castillo, los Bayeu, Carnicero, los González
Velázquez y, cómo no, el genial Goya.
*Quiero agradecer la ayuda que me han prestado en la elaboración de este trabajo José Ahijado, Ana Beltrán,
Amalia Descalzo, Ana García, Artiel García, Carmen González, José Cremades, Concha Herranz, Lucina Llorente,
Carmen Pérez y muy especialmente Roberta Orsi, siempre tan generosa en sus enseñanzas y en su amistad.
1.- La definición técnica completa de la tela con que está confeccionada esta bata es pequín, fondo tafetán, labra-
do con efecto de perdido por urdimbre, espolinado. Algunos términos técnicos figuran al final de este texto en un
pequeño glosario.
2.- Cfr. RIBEIRO, Aileen, “La moda femenina en los retratos de Goya”, en Goya, la imagen de la mujer, Madrid,
2002, p. 116.
3.- Cfr. AA.VV., Tre secoli di moda in Sicilia. Mostra di abiti e accessori dal XVIII al XX secolo. Collezione Gabriele
Arezzo di Trifiletti, Palermo, 1991, p. 6.
4.- Cfr. DIDEROT, Denus y ALEMBERT, Jean le Rond d’, Encyclopedie ou dictionnaire raissonné des sciences,
des arts et des métiers, Livorno, 1778, Suplemento II, p. 608.
5.- En 1778 se instauró en la Real Academia de San Carlos de Valencia una “Sala de Flores” que se elevó al rango
de Escuela de Flores y Ornatos por Real Orden de 1784. Cfr. ALDANA FERNÁNDEZ, Salvador, Pintores valen-
cianos de flores, 1766-1866, Valencia, 1970, p. 57.
9
BATA DEL SIGLO XVIII
GLOSARIO TEXTIL
EFECTO DE PERDIDO DE URDIMBRE: tipo de decoración de un tejido realizada por una o varias urdimbres
suplementarias que quedan por el revés a modo de bastas, en el intervalo donde no trabajan en el derecho.
ESPOLINADO: efecto decorativo realizado en el telar por medio de una o varias tramas, que trabajan exclusiva-
mente en el sector donde realizan la decoración.
LABRADO: se dice de un tejido con decoración lograda en y por el propio telar, en contraposición a los tejidos
lisos.
LIGAMENTO: orden preciso y concreto en el que se entrecruzan los hilos de urdimbre y de trama para formar un
tejido. Una tela tejida en un sólo ligamento será una tela lisa, mientras que una en la que se combinen dos o más
ligamentos diferentes será una tela labrada.
PEQUÍN: tejido labrado, que se caracteriza por acanaladuras paralelas, en el sentido de la urdimbre (verticalmen-
te), producidas por ligamentos diferentes.
BIBLIOGRAFÍA
10
MODELO DEL MES DE MAYO
En estas breves conferencias, que tendrán lugar en las salas de exposición, se analiza-
rá e interpretará un modelo de especial importancia entre los expuestos. A los asisten-
tes se les entregará gratuitamente una versión reducida de la conferencia.
11
MUSEO DEL TRAJE. CIPE
Avda. Juan de Herrera, 2. Madrid, 28040
Teléfono: 915504700. Fax: 915504704
Departamento de difusión: difusion.mt.@mcu.es
MAYO
http://museodeltraje.mcu.es
MODELO MES Jubón
2011
DEL
Los modelos más representativos de la Exposición
encotillado
ca. 1660
Por: Elvira González
Sala: "Tiempos lejanos"
Domingos a las 12:30 horas
Duración 30 minutos
Asistencia libre y gratuita
1
MODELO DEL MES DE MAYO JUBÓN ENCOTILLADO, ca. 1660
que aquí esta asimilación sería muy paulatina, transformó en un complicado entramado de Jubón femenino, 1580-1620.
y mantendría durante mucho tiempo un estilo aros de madera, que originaban un aumento (MT001037)
propio. Muy expresivo de dicho relevo de poten- considerable de las dimensiones de las faldas, Jubón encotillado femenino, 1660.
cias será el año de 1660, en el que está fecha- ensanchadas por los lados, y que daba a la figu- (MT095516)
do este jubón, el mismo en que Carlos II es ra femenina un aspecto apaisado. Junto a él, Jubón escotado femenino, 1670-95.
coronado rey de Gran Bretaña y Luis XIV con- otros muchos más ligeros, de moda a partir del (MT001019)
trae matrimonio con María Teresa, hija de Felipe último tercio del siglo, como fueron el tontillo y
IV. las criades o chillonas.
Enmarcado en dicho contexto, el jubón Con todo este dispositivo de ropas tan
que nos ocupa responde a una tipología que armadas, curiosamente lo que se propició fue el
estuvo en uso a mediados del siglo XVII en toda abultamiento de las caderas, pero no de la cin-
Europa y que, en España, fue conocida con el tura de la dama, cuya esbeltez quedó plena-
nombre de jubon encotillado. Llamado así, pre- mente resaltada, subrayando la compostura de
cisamente, por la unión que se daba en una sola la persona y por consiguiente, muy acorde con
pieza de dos prendas hasta entonces indepen- el ideario de la belleza imperante entonces,
dientes: por un lado el jubón cuerpo que en como se advierte en El golfo de las sirenas de
el guardarropa femenino aparece como prenda Calderón de la Barca [1657], de donde son las
exterior que se vestía sobre la camisa- y por palabras del gracioso Alfeo:
otro, la cotilla, prenda interior sobre la que se
colocaba y adaptaba el jubón, caracterizada por
ser un cuerpo sin mangas y fuertemente emba- Como soy de talle airoso
llenado, que determinaba así el constreñimien- emballenado me veo
to, la forzada rigidez y tiesura tan característicos ya en mi no busques Al-feo
del torso femenino a lo largo de la Edad sino busques al hermoso6.
Moderna1.
La moda imperante en esta época se
caracterizó por ocultar o disimular las formas Por encima de la camisa interior y encima
naturales del cuerpo femenino, para lo que se de la cotilla, la mujer vestía el jubón o, sin coti-
valió de distintas prendas interiores extraordina- lla porque la llevaba incorporada, el jubón econ-
riamente ajustadas que determinaron la estruc- tillado. El jubón, como prenda de cuerpo y por
tura de las exteriores. Así, el torso quedó apre- tanto exterior- que vestía el busto, no sólo feme-
tado y alisado, primero con el cartón de pecho nino sino también masculino, tiene un origen
peto triangular que quedaba oculto2- y luego morisco medieval, aunque no fue hasta finales
con el justillo3 así como la ya mencionada, del siglo XV cuando se adoptó para uso corte- de la colección del Museo del Traje: el jubón con lar en este caso es que hoy en día quedan a la
cotilla. De las caderas hacia abajo, la silueta sano, primero en España, de donde pasó a las cuello de tirilla y sin mangas, fechado en 1580- vista, a lo largo de todo el perímetro del borde
quedó modelada igualmente por una serie de cortes europeas que lo fueron confeccionando 1620 (MT001037) y mucho más evidentemente inferior de los extremos de los costadillos del
armazones para ahuecar las faldas que se dis- en todas sus variantes, según la moda, hasta en el jubón español escotado con mangas, con delantero y de la parte posterior las numerosas
ponían sobre las enaguas, tales como el verdu- principios del siglo XVIII7. número de inventario MT001019, en uso entre ballenas que forraban su interior. Evidentemente,
gado español estructura rígida hecha de varillas Uno de los elementos distintivos del jubón 1670-1795, que por sus fechas más tardías en la época estarían ocultas, puesto que
cosidas con cintas que conferían a la falda o femenino en relación al masculino, es que ade- alcanza el mayor grado de estilización de la silue- muchos de los jubones femeninos estaban reco-
basquiña una forma acampanada. Fue adop- más de emplearse como prenda exterior (los ta y se prolonga con holgura sobre el abdomen rridos en su borde inferior por haldetas o faldillas
tado en las cortes francesa e inglesa, donde se hombres lo llevaban debajo de la ropilla) se pro- formando un pronunciado pico8. que caían sobre la basquiña, confeccionadas
elaboraron otras modalidades4. Desde los años longaba en pico en el talle, por lo que contribu- Dicha prolongación también se advierte, con la misma tela del jubón; o incluso, existieron
30 del siglo XVII, hace su aparición el guardain- ía a estilizar aún más la cintura. Este efecto se aunque de una forma más contenida, en el jubones con grandes faldones en onda por
fante5, de origen francés y que en España se puede apreciar en algunos jubones femeninos jubón encotillado. Pero, sin duda, lo más singu- delante, muy en boga desde 1640, como se
2 3
MODELO DEL MES DE MAYO JUBÓN ENCOTILLADO, ca. 1660
4 5
MODELO DEL MES DE MAYO JUBÓN ENCOTILLADO, ca. 1660
6 7
MODELO DEL MES DE MAYO
BIBLIOGRAFÍA
BERNIS, Carmen: El traje y los tipos sociales en El Quijote. Ed. El Viso. Madrid, 2001.
DELEITO Y PIÑUELA, José: La mujer, la casa y la moda [en la España del Rey Poeta]. Madrid, 1954.
DESCALZO LORENZO, Amalia: Apuntes de moda desde la Prehistoria hasta época moderna, Indumenta,
2007, nº 0, Pág.86
KRAATZ, Anne: Lace: history and fashion. Ed. Thames and Hudson, Londres, 1989.
LEVEY, Santina M.: Lace: a History. Victoria and albert Museum. Ed. Maney, Londres, 1983.
PUERTA ESCRIBANO, Ruth de la: Los tratados del arte del vestido en la España Moderna, Archivo
Español de Arte, Madrid, 2001, nº 293. Pág. 45-65.
PUERTA ESCRIBANO, Ruth de la: La moda civil en la España del siglo XVII: inmovilismo e influencias
extranjeras, Ars Longa, nº 17, 2008. Pág. 67-80.
SOUSA CONGOSTO, Francisco de: Introducción a la historia de la indumentaria en España. Ed. Istmo,
Madrid, 2007.
8
MODELO DEL MES. CICLO 2011
En estas breves conferencias, que tendrán lugar en las salas de exposición, se analizará
e interpretará un modelo de especial importancia entre los expuestos. A los asistentes
se les entregará gratuitamente un cuadernillo con el contenido de la conferencia.
2007
Polonesa
DEL
Los modelos más representativos de la exposición del siglo XVIII
Por María Redondo
SALA 2
Domingos de junio
a las 12:30 horas
Duración 30 minutos
Asistencia libre y
gratuita
Nº INV. MT000905
POLONESA DEL SIGLO XVIII
1
MODELO DEL MES DE JUNIO
DESCRIPCIÓN Y DATACIÓN
La pieza que vamos a analizar es un vestido en seda de color rosa y verde. Está confec-
cionada en su mayor parte en un tejido compuesto, con base de tafetán de seda rosa y
urdimbre complementaria en color crudo que forma una decoración listada en alternan-
cia con otra en espiguilla. En el perímetro de la prenda se sitúa una banda, también en
tafetán de seda, pero esta vez en color verde, rematada en sus dos extremos por una
cinta plisada rosa.
Esta polonesa está formada por cuatro paños, cada uno de los cuales, corta-
do en una pieza longitudinal que recorre el cuerpo y la falda. Las costuras se rematan
con un cordón de seda trenzado combinando el rosa y el color crudo del tejido. Dicho
cordón lleva aplicadas en las costuras de la espalda, a la altura de la cintura y de las
caderas, seis borlas del mismo material. A las borlas inferiores se unen unos cordones
cosidos en el interior de la falda, formando, de este modo, los paneles drapeados tan
característicos de este tipo de traje. El cuerpo se cierra en la parte superior del delante-
ro con otro cordón de seda trenzado y rematado en borlas. Desde este punto, los paños
delanteros, cortados al sesgo, se abren hacia la espalda, dejando un espacio en forma
de triángulo invertido que sería ocupado por un cuerpo interior o dos piezas imitando un
falso chaleco, y que en este caso está simulado, al igual que la falda, por una pieza
moderna en raso verde realizada ex profeso por el Museo para dar una visión completa
del vestido que estamos analizando. Dependiendo del tejido, la falda recibía el nombre
de brial si era de seda y de guardapiés si estaba confeccionada en algodón.
2
POLONESA DEL SIGLO XVIII
LA ROBE À LA POLONAISE
3
MODELO DEL MES DE JUNIO
4
POLONESA DEL SIGLO XVIII
Otro rasgo característico de este tipo de indumentaria era el diseño del cuerpo.
Cortado a la cintura como una chaqueta y ajustado marcando la espalda, se cerraba
justo encima del pecho, desde donde bajaba abriéndose hacia los laterales y dejando
un espacio triangular en el que se colocaba una especie de cuerpo interior o falso cha-
leco cosido a los extremos del forro del cuerpo. Las mangas podían ser de tres cuartos,
y terminadas en un doble volante fruncido o en una especie de manguitos de tela fina
fruncida llamados rodetes; o largas hasta la muñeca, con un volante en la bocamanga.
La falda interior, frecuentemente decorada con un volante en su ruedo, era más corta y
dejaba al descubierto los tobillos, por lo que en este momento los zapatos y las medias
adquirirían gran importancia. Los zapatos femeninos de esta época, que habían perdido
algo de tacón y eran más escotados, se adornaban con magníficos bordados, aunque
se mantenían los modelos con hebillas. Los más valorados se realizaban en seda.
5
MODELO DEL MES DE JUNIO
6
POLONESA DEL SIGLO XVIII
Aileen Ribeiro establece una curiosa relación de la polonesa con la moda del
siglo XVII. Durante los años setenta el entusiasmo despertado hacia el siglo XVII llegaba
a la indumentaria inglesa. Esta relación la podemos observar en dos retratos de
Gainsborough, el de Frances Ducombe y el de Mrs. Graham (abajo). En ambos, el traje
es una mezcla del pasado, con el cuello de encaje apuntado, las mangas acuchilladas,
los adornos de perlas o el uso de plumas en el pelo o en el abanico, y de la moda con-
temporánea de la polonesa. Su inspiración más directa sería el popular retrato que
Rubens hizo de su segunda esposa, Helena Fourment alrededor de 1630. En este retra-
to la esposa del pintor lucía un vestido de seda negra con la sobrefalda recogida, cuyas
principales características eran las mismas que hemos visto en las obras de
Gainsborough. Por tanto, podemos decir que la polonesa era, en cierto sentido, un revi-
val de la sobrefalda drapeada llevada a principios del siglo XVII. Ningún vestido fue tan
popular para los bailes de máscaras entre 1730 y 1770 como el "vestido de la mujer de
Rubens".
La Honorable Frances Duncombe, Thomas Gainsborough, Helena Fourment, Pedro Pablo Rubens,
1777, Colección Frick, Nueva York. (ca.) 1630, Colecc. Gulbenkian, Lisboa.
7
MODELO DEL MES DE JUNIO
La llegada de los Borbones al trono español en el siglo XVIII significó a su vez el comien-
zo del reinado de la moda francesa en nuestro país. Como en el caso galo, a partir de
la década de los setenta, la indumentaria española será más sencilla, y se producirá una
adaptación de los diferentes modelos procedentes de Francia.
Hacia 1780 el vestido se dividía en dos partes y comenzaban a usarse cada vez
más los conjuntos compuestos por cuerpo o chaqueta ajustados y falda. El estilo mas-
culino influyó sobre todo en las chaquetas, adaptaciones del greatcoat del hombre, que
recibirían diferentes nombres: redingote, caraco... Uno de los más utilizados en España
fue el denominado pirro, del francés pierrot, una chaqueta corta, ajustada y con faldo-
nes.
8
POLONESA DEL SIGLO XVIII
En este contexto, Joseph García de Segovia también incluye en sus críticas la polone-
sa:
9
MODELO DEL MES DE JUNIO
Vista del Arenal de Bilbao, Luis Paret y Alcázar, 1784, The National Gallery, Londres.
10
POLONESA DEL SIGLO XVIII
"En lugar de ese abigarramiento de trajes y peinados que en otros lugares públicos de
Europa despliega una variedad sin la cual el gusto no se concibe, no se ven en el Prado
más que a mujeres uniformemente vestidas, cubiertas de grandes mantillas negras o
blancas, que privan de una parte de sus rasgos, y hombres envueltos en sus vastas
capas de color oscuro en su mayoría, de suerte que este Prado, con todo lo hermoso
que es, parece por excelencia el teatro de la gravedad castellana"4.
11
MODELO DEL MES DE JUNIO
NOTAS
1. Aquí "doña Escotofía" alude a la moda del vestido muy escotado à la française. Décimas sobre las modas. Año de
1778, ms. 10942, fol. 137v, Biblioteca Nacional, Madrid. Citado en: RIBEIRO, Aileen: "La moda femenina en los retra-
tos de Goya". En: Goya. La imagen de la mujer. Madrid, Museo Nacional del Prado, 2001, p. 116.
2. Ibídem, p. 116.
3. GARCÍA DE SEGOVIA, Joseph: El crítico agreste o filósofo natural. Examen sencillo de los caracteres, costumbres
y trages de moda. Égloga o canción en diálogo. Valencia, Joseph y Thomas de Orga, 1780, p. 15. Citado en: CARO
BAROJA, Julio: "Sobre trajes, costumbres y costumbrismo". En: Carlos III y la Ilustración. Barcelona, Ministerio de
Cultura, 1988, t. I, p. 220.
4. BOURGOING, J. F.: Nouveau Voyage en Espagne ou Tableau de l´état actuel de cette monarchie. Paris, Chez
Regnault, 1788, t. I, p. 235-236.
12
POLONESA DEL SIGLO XVIII
BIBLIOGRAFÍA
BOURGOING, J. F.: Nouveau Voyage en Espagne ou Tableau de l´état actuel de cette monarchie. Paris, Chez
Regnault, 1788.
CARO BAROJA, Julio: "Sobre trajes, costumbres y costumbrismo". En: Carlos III y la Ilustración. Barcelona, Ministerio
de Cultura, 1988, t. I, pp. 215-224.
Costumes du XVIIIe siècle. Tirés des Prés Saint-Gervais. Paris, P. Rouquette, 1874 (Biblioteca del Museo del Traje).
DELPIERRE, Madeleine: Dress in France in the eighteenth century. New Haven, Yale University Press, 1997.
DESCALZO LORENZO, Amalia: "Modos y modas en la España de la Ilustración". En Siglo XVIII: España el sueño de
la razón. Madrid, Ministerio de Asuntos Exteriores, 2002, pp. 166-190.
LEIRA SÁNCHEZ, Amelia: "El vestido en tiempos de Goya", Anales del Museo Nacional de Antropología, 1997, IV, pp.
157-187.
MOLINA, Álvaro y VEGA, Jesusa: Vestir la identidad, construir la apariencia. La cuestión del traje en la España del siglo
XVIII. Madrid, Ayuntamiento de Madrid, Área de Gobierno de las Artes, 2004.
RIBEIRO, Aileen: The Art of Dress. Fashion in England and France 1750 to 1820. New Haven-London, Yale University
Press, 1995.
RIBEIRO, Aileen: "La moda femenina en los retratos de Goya". En: Goya. La imagen de la mujer. Madrid, Museo
Nacional del Prado, 2001, pp. 103-116.
RIBEIRO, Aileen: Dress in Eighteenth-Century Europe. New Haven-London, Yale University Press, 2002.
13
MODELO DEL MES DE JUNIO
En estas breves conferencias, que tendrán lugar en las salas de exposición, se analiza-
rá e interpretará un modelo de especial importancia entre los expuestos. A los asisten-
tes se les entregará gratuitamente un cuadernillo con el contenido de la conferencia.
14
MODELO DEL MES
JULIO
DEPARTAMENTO
DE DIFUSIÓN
CICLO 2004
Los modelos más representativos de la exposición
1
CASACA MASCULINA ROCOCÓ
pero convertido aquí en una decoración menuda y ondulante, muy del gusto
1759).
DESCRIPCIÓN
2
En la Enciclopedia de Diderot y D’Alambert, la célebre Enciclopedia del
Siglo de las Luces, hay un tomo dedicado a las artes del vestido, publicado
hacia 1770, fecha ligeramente posterior a la del modelo que analizamos. Allí
están los patrones de las prendas en uso y, entre ellos, los de la casaca. Los
forma en la sisa (C) y en los laterales (D) hasta la cintura, para ceñirlos al
cuerpo. En la parte inferior, la que forma el faldón o faldilla, tienen una gran
cantidad de tela a un lado (E), para hacer la mitad de los pliegues laterales.
Por delante, y en la parte del faldón, hay dos aberturas horizontales para los
bolsillos (F) interiores (fig. 22 y 23), que se cubren con dos tapas mixtilíneas
(fig. 17 y 18).
Aún quedan dos piezas más (fig. 5 y 6), que se añaden a los faldones de
10), unidas con una costura que queda en medio. También tienen, como los
laterales en la parte del faldón (E) para formar la otra mitad de los pliegues, que
lado y redondeada por otro (fig. 13), que se cose por dentro de la casaca
3
Cada manga está formada por dos piezas (fig. 14 y 15), con forma en el
4
codo. En la parte superior, la pieza de encima tiene forma convexa (fig. 14) y la
de abajo, cóncava (fig. 15), para adaptarse las dos a las sisas de delanteros y
fuerte (fig. 7 y 8) que se colocan por dentro, en los bordes de los delanteros,
para sostener, por una parte, los ojales y, por la otra, los botones. Otras cuatro
punto de unión de los pliegues de las caderas, formados a medias entre cada
delantero y cada mitad de la espalda. Todavía hay otras cuatro piezas más,
pequeñas y del mismo tejido (fig. 18, 19, 20 y 21), que sostienen las tapas de los
bolsillos.
caderas.
5
6
El borde de uno de los delanteros lleva a todo lo largo 18 botones
decorados con lámina de plata y el otro, 18 grandes ojales, que son puramente
decorativos porque están cerrados. Hay tres botones con sus ojales
bolsillos. Dos botones más se encuentran en los vértices de los pliegues laterales
militares quiénes empezaron a usar la casaca a finales del siglo XVII en Francia
ATUENDO MASCULINO
piezas que componen el adorno del cuerpo; como en los hombres casaca, chupa y
calzón…….., respecto del cual las demás piezas se llaman cabos. Efectivamente,
posterior a ella, compuesto por casaca de brocado azul, chupa de brocado rosa
(de hechura semejante a la casaca, pero sin pliegues en los faldones) y calzones
finales del siglo XVII por influencia francesa y se impuso totalmente con la
a principios del siglo XVIII. Era conocido como vestido francés o vestido
7
militar. En Francia se llamó “habit à la française” y constaba de justacorps
(casaca), veste (chupa) y culotte (calzón). En Inglaterra a las tres piezas se las
Durante todo el siglo XVIII este modelo se usó en toda Europa, y entre
las clases altas de los nuevos países de América, como consecuencia de la gran
muerte de una persona o los Capitales de Bienes que hacían los hombres
cuando se iban a casar demuestran que estos vestidos se hacían de seda y, con
más frecuencia, de paño. Tan corriente fue este vestido que un Bando que se dio
prohibición.
8
La red y la jaquetilla eran prendas de los majos, los habitantes de los
tradicional en España para cubrirse. El año 1767 es también el año del Motín de
prohibía las capas largas y los sombreros de ala ancha y caída. Carlos III y su
sombrero gacho era fácil ocultarse para hacer fechorías y por eso las
autoridades preferían la capa corta y el sombrero con alas para arriba. La capa
9
muselina plisada o encajes, que asomaba por la abertura que dejaba la parte de
Fernando VI hecho por Amiconi. Los cabos, es decir, el resto de las piezas que
- La corbata era una tira larga y estrecha de tela fina que se anudaba
flojamente por delante del cuello. Desde los años 40 la corbata se sustituyó por
media por encima de la rodilla, ocultando la parte de abajo del calzón, como se
ve en todos los cuadros del reinado de Fernando VI. Más tarde, los calzones
vista estético; se lucían siempre y hay textos que aluden a postizos para hacerlas
por delante con dos lengüetas abrochadas con una hebilla. A principio de siglo
eran muy cerrados, a mediados tenían una lengüeta que subía sobre el tobillo
y, según fueron pasando los años, se hicieron más escotados. Las hebillas se
vendían juegos de cinco hebillas (dos de los calzones, dos de los zapatos y una
10
del corbatín) y podían ser de acero, de plata, de oro y aun con brillantes. En los
anuncios del Diario de Madrid de la época raro era el día que no aparecía un
usaron pelucas grandes con raya en medio y pelo largo con bucles que caían
sobre los hombros. Por esta razón, las casacas no podían tener cuello y éste era
siempre a la caja. En el reinado de Carlos III esta gran peluca se sustituyó por
otra más pequeña, con bucles horizontales en los lados y el pelo recogido atrás
en una coleta que, muy frecuentemente, se metía dentro de una bolsa de seda
negra atada con un lazo, cuyas puntas caían sobre el pecho haciendo el efecto
de una corbata negra. Esta nueva moda permitió que las casacas empezaran a
tener un cuello de tirilla, que se fue haciendo más alto con los años.
tres picos o tricornio, un sombrero con ala que se sujetaba por arriba en tres
puntos, y que varió de tamaño y de adornos con los años, auque conservó
- El espadín se usaba como una parte más del vestido. En el de corte era
un lado. Su uso se fue haciendo menos frecuente con el paso de los años.
11
EL VESTIDO FEMENINO
Las mujeres usaron también casacas, como las que podemos ver en la
mujeres está compuesto de basquiña y casaca, y añade que las demás piezas se
los faldones mucho más cortos y éstos conservaban los pliegues laterales con su
quedaba abierto en forma de “V” sobre el pecho y este espacio se rellenaba con
una pieza triangular, llamada peto o petillo, de la misma tela o, con más
12
En los ejemplos expuestos, algunos petos son
CASACA
PETO
BASQUIÑA
vuelta decorativa, bajo la que asomaban volantes de encaje o tela fina llamados
bordados. En la casaca azul podemos ver los bordados en sedas de color pastel,
13
La casaca femenina se acompañaba con una falda de la misma tela, la
basquiña. Esta denominación hay que tomarla con cuidado porque más tarde,
en los últimos años del s. XVIII, tomó una significación distinta y se convirtió en
una falda siempre negra que se usaba solamente para salir a la calle. La
llamado tontillo, que se colocaba sobre las enaguas y que ahuecaba las faldas en
siglo, tanto los hombres como las mujeres llevaban las caderas abultadas: las
mujeres con el tontillo y los hombres con los pliegues rígidos de las casacas. De
había en ellas suficiente cantidad como para aprovecharla y hacer otra prenda.
gremios. El artista tejedor debió de necesitar casi dos años para elaborar la tela
requería que éstos fueran diseñados por un dibujante y trasladados a la tela por
14
especializaban por motivos, según fueran florales, animales, humanos, etc. y
que los botones eran siempre motivo decorativo y, en los trajes ricos, se hacían
Los vestidos de los hombres fueron de una gran riqueza y estaban tan
adornados como los de las mujeres, pero esto no era ninguna novedad, por el
los años 50. Era un estilo elegante y exquisito, con prendas de seda de colores
grandes pelucas sobre los hombros ni los calzones por debajo de la media, en la
acompañantes.
siguió usando a lo largo de todo el siglo XVIII aunque evolucionó con el paso
proceso fue continuo. La tendencia general fue hacia una mayor esbeltez y a
15
que la casaca tuviera menos tela. Progresivamente los delanteros se hicieron
más abiertos y más redondeados; los pliegues laterales, menos profundos y más
hacia atrás; las mangas, más estrechas y pegadas, y sus vueltas más pequeñas.
Otro cambio que nos permite fecharlas con facilidad es el cuello, el pequeño
cuello de tirilla que apareció junto con la peluca de pelo recogido atrás en el
reinado de Carlos III, y que fue aumentando en altura con los años.
aristócratas vivían mucho más alejados de la corte que los franceses, era mucho
más sencilla e informal, sus trajes tendían a ser de paño y poco adornados. Para
16
BIBLIOGRAFIA
Barcelona
London.
RUPPERT, J. (1972) (1981) Les Arts Decoratifs. T.III. Louis XIV, Louis XV. T.IV,
jours. Paris.
BOEHN, M. VON (1928) La moda. Historia del traje en Europa desde los
17
DEPARTAMENTO
DE DIFUSIÓN
18
VESTIDO CAMISA
1
MODELO DEL MES DE DICIEMBRE
Naturalmente, la Revolución no surgió de repente; las ideas en las que se basó llevaban
largos años gestándose en la Europa de la Ilustración, principalmente en Francia, y tam-
bién se reflejaron ya entonces en un cambio en la indumentaria. La Enciclopedia de
Diderot y D`Alambert tuvo una gran importancia en su difusión y contribuyó a la búsque-
da de una manera de vestir más racional. La obra de Rousseau, tan popular entre los inte-
lectuales, con sus deseos de vuelta a una vida más natural y acorde con la naturaleza,
fue otra de las grandes influencias e hizo que los vestidos se volvieran más sencillos.
También estaba presente y muy cerca el ejemplo de Inglaterra, un país con una
Constitución que muchos tomaban como modelo, una burguesía pujante y una Corte
mucho menos rígida y menos centrada en torno a la persona del rey. Aunque Francia
siguió siendo el país que dirigía la moda europea, la influencia inglesa fue cada vez más
patente, algo natural porque los países poderosos son siempre los que dirigen las ten-
dencias de la moda, e Inglaterra en la segunda mitad del siglo XVIII estaba construyendo
su gran imperio colonial y convirtiéndose en una incipiente potencia industrial. La mane-
ra de vestir de los ingleses, más cómoda y práctica, menos influenciada por el vestido de
Corte, se fue imponiendo en toda Europa.
Durante el último tercio del siglo XVIII el
árbitro de la elegancia de la moda femenina
en Europa fue la reina María Antonieta. Ella
llevó a su mayor exageración, con vestidos
complicados y lujosos y peinados grandes y
extravagantes, la moda por excelencia del
XVIII, el Rococó. Pero, al mismo tiempo, fuera
del protocolo de la Corte, vistió trajes sencillos
que pronto copiaron todas las mujeres ele-
gantes europeas. Este retrato lo hizo Mme
Vigée-Lebrun para presentarlo en el Salón de
Otoño de París del año 1783 y representa a la
Reina con un vestido llamado "camisa" de
muselina blanca, con un sombrero de paja
sobre los cabellos sueltos y sin empolvar. Es
curioso que fuera María Antonieta quien empe-
Fig. 2. Vigée-Lebrun, E. L., María Antonieta (1783). zara a usar este vestido, el claro antecedente
National Gallery of Art, Washington.
2
VESTIDO CAMISA
3
MODELO DEL MES DE DICIEMBRE
LA INFLUENCIA NEOCLÁSICA EN
EL VESTIR
4
VESTIDO CAMISA
mujeres estuvo libre de trabas; debajo de estos vestidos camisa de telas finas y transpa-
rentes las mujeres no llevaban más que una camisa pegada al cuerpo y unas enaguas
que servían de viso. En 1798 encuentro por primera vez en España la palabra "corsé",
pero éste no se parecía a las antiguas cotillas ni a los corsés del siglo XIX, ya que consis-
tía en unas simples bandas de tela que
sujetaban el pecho y lo ponían de relieve,
como en una bandeja. El retrato que hizo
Goya en 1798 de la famosa actriz "La
Tirana" nos la muestra ya con un vestido
de talle alto y un chal de los que se estila-
ban entonces, largo y estrecho. La silueta
del vestido, como podrán comprobar al
comparar estos vestidos con los de la vitri-
na anterior, cambió totalmente.
Se impusieron las telas finas y
transparentes, pero éstas en sí no eran
una novedad, pues durante toda la segun-
da mitad del siglo XVIII se usaron cada vez
más; al principio, para adornos y guarni-
ciones y, después, para vestidos enteros.
La muselina fue la gran protagonista en
estos años. Era una tela hecha de algo-
dón, fibra que, hasta entonces, se había
considerado de calidad inferior. Los ingle-
ses trajeron el algodón de la India, lo
empezaron a cultivar en gran escala en
sus colonias americanas y lo convirtieron
en una de las bases de su incipiente
industria textil, con la que precisamente se
inicio la Revolución Industrial. En España la
muselina buena era importada y cara,
además de poco práctica, porque al ser
muy fina era de poca duración. Las autori-
dades promulgaron durante todo el siglo
varias pragmáticas prohibiendo su venta y Fig. 7. Goya, F., La Tirana (1799). Academia de San
Fernando (Madrid).
5
MODELO DEL MES DE DICIEMBRE
consumo, pero, como casi todas las leyes de este tipo, no tuvieron ningún éxito y cada
vez la tela se usaba más, hasta que, en 1788, el Gobierno permitió su uso. Estaba a
punto de crearse la Compañía de Filipinas y se pensaba que la muselina sería el elemen-
to de comercio más importante con esta colonia. Fue Jovellanos el defensor de tomar
esta medida:
"En este punto era preciso haberse a las manos con las mujeres, esto es,
con la clase más apegada a sus usos, más caprichosa, más mal avenida y
más difícil de ser gobernada. Este género no sólo se gasta en vueltas, man-
tillas, pañuelos, manteletas y delantales, sino también en desabillés, polone-
sas, batas y vaqueros"(1)
Todas las mujeres europeas elegantes usaron trajes camisa de muselina cuando se exten-
dió la moda neoclásica. Las novelas de Jane Austen, en Inglaterra, está llenas de alusiones
a esta tela, aunque no fuera muy apropiada al clima inglés y menos en Rusia, en Moscú y
San Petesburgo, donde la usaba la Natacha de Guerra y Paz a principios del XIX . Había
que ponerse algo encima para combatir el frío, como dice una tonadilla de entonces:
Para combatir el frío, encima de los vestidos se usaron chaquetas muy cortas con man-
gas muy largas, los spencers y, sobre todo, se llevaron los chales, en especial los de
Cachemira que los ingleses trajeron también de la India.
(1)
JOVELLANOS, G., Voto particular del autor sobre permitir el uso y la importación de las muselinas.1785.
Vaqueros, batas, desabillés y polonesas son nombres españoles de prendas muy comunes en el siglo XVIII.
(2) CAPDEVILA, J., Rasgo anticurrutático dirigido a las Madamitas de Nuevo Cuño, Madrid, 1796.
6
VESTIDO CAMISA
En España, a finales del XVIII, el traje que más usaron las mujeres fue este vestido
que nos ocupa y que se llamó simplemente "camisa", por su parecido con la prenda inte-
rior. Al principio fue un simple tubo de muselina con un pasacintas bajo el pecho para
fruncir la tela de la falda y otro para recoger la tela del escote. Pronto el corte se hizo más
elaborado, como ocurre en este ejemplar. El cuerpo y la falda están cortados aparte. Se
mantiene el pasacintas del escote y las mangas son cortas, ligeramente abullonadas y
muy metidas en la sisa. La falda, que consta de cuatro paños, se mantenía estirada por
delante, todo el vuelo se recogía en los costados y, sobre todo, en el centro de la espal-
da con unos tablones, de manera que la falda cayera bien y no se hundiera en la cintura
hacia dentro; muchas veces se ponía detrás, bajo el talle, un pequeño relleno para mejo-
rar esta silueta.
Los trajes camisa se
usaron en todas las edades,
como vemos en el retrato de la
duquesa de Osuna, su hija y su
nieta, las tres vestidas del
mismo modo. Y también se
usaron para todas las ocasio-
nes, como comenta un crítico
de moda de la época:
"Resolviendo unánimemente
que en lo sucesivo todas las
Madamitas, así como van en
camisa al Prado, a los toros,
a la comedia, y a la cama,
vayan también del mismo
modo a los bailes, porque el
uso de la camisa está simpli-
ficando lo más que ha sido
posible con telas delgadas,
para mostrar bien las formas,
y para que hagan juego con
los pantalones de los contra- Fig. 8. Esteve, A., La duquesa de Osuna, su hija y su nieta (1796-1797).
danzantes." (3) Colección particular.
7
MODELO DEL MES DE DICIEMBRE
Durante el día se llevaban en telas estampadas o lisas, con manga larga, y el gran
escote se cubría con un pañuelo de tela fina. Para la noche estaban bordados con hilo
crudo, hilo de plata y lentejuelas plateadas en una gran cenefa en el borde de la falda. Los
bordados eran poco llamativos para no estropear el efecto de sencillez y blancura. Tenían
un gran escote, el vuelo recogido por un pasacintas y terminaban en cola por la espalda.
Este tipo de vestido es de una gran hermosura y está maravillosamente representado por
el retrato que Goya hizo de la condesa de Chinchón en 1800, lo que nos permite fechar-
lo con gran exactitud.
Hay otro texto escrito en estos años que muestra claramente cuáles eran las aspi-
raciones de las mujeres al usar la nueva moda:
"Los antiguos eran pesados en todo, nosotros somos ligeros, vivos, alegres,
originales. Sus adornos, sus complementos, sus usos, sus costumbres fasti-
diosas. Una señora de aquellos tiempos parecía una prendería o una tienda de
Mercader, desde la cabeza a los pies cargada de pedrería, de galones borda-
dos de oro o de plata, de telas fuertes de seda que formaban un peso enorme
que agobiaba y no dejaba moverse a quien las llevaba. Nuestras modas son
ligeras y cómodas, dan desembarazo y libertad, gracia y bella disposición al
cuerpo. Las señoras de los tiempos pasados parecían máquinas o estatuas,
figuras de perspectiva sin movimiento, sin alma; nosotras, al contrario, somos
todo espíritu, todo viveza, todo gracia." (4)
Con estos vestidos camisa las mujeres se peinaron con moños altos, que hacían la cabe-
za pequeña, y con rizos sobre la frente. Ya no se usaban sombreros ni bonetes, como en
años anteriores, la cabeza iba descubierta, adornada con alguna joya o alguna flor y a
veces con gorritos como el de la condesa de Chinchón o turbantes al estilo clásico. Los
zapatos de seda perdieron el tacón que habían tenido durante todo el siglo XVIII; a partir
de 1800 son siempre planos, algunas veces con cintas que se cruzan sobre los tobillos,
al estilo de las sandalias clásicas. Un complemento nuevo propio de estos años fueron
los bolsos; las faldas pegadas al cuerpo de las camisas no permitían a las mujeres faltri-
queras atadas a la cintura como había sucedido con las faldas anchas que se usaban
antes y tuvieron que llevar sus cosas en pequeños bolsos (como los que se pueden ver
en la vitrina Para guardar del Museo) que se colgaban del hombro por medio de una
cadena. En Francia se llamaron al principio reticules y pronto pasaron a ser ridicules por
lo pequeños que eran; en España se los llamó directamente "ridículos".
8
VESTIDO CAMISA
El vestido camisa, tal como lo vemos aquí, tuvo una vida muy corta; en seguida se com-
plicó y se transformó en el vestido imperio, como se puede ver en los cuadros que repre-
sentan la coronación de la emperatriz Josefina, la primera mujer de Napoleón, en París en
1804. La camisa era un vestido demasiado sencillo y poco ostentoso. Ya en el año 1800,
cuando Goya retrató a la familia real en su conjunto, las mujeres llevaban trajes de tela fina
con el talle alto, pero encima les superpusieron túnicas de seda con hilos de plata y oro.
Más tarde se usaron, cada vez más, sedas pesadas y lujosas como el terciopelo, los bor-
dados fueron más llamativos, se añadieron encajes y adornos y se prefirieron colores más
vibrantes. El corte del vestido se hizo también más complicado, las mangas siguieron
9
MODELO DEL MES DE DICIEMBRE
siendo cortas pero se abullonaron y el escote tuvo ya forma, cuadrado por delante y en
pico por la espalda. Lo que siguió vigente durante muchos años fue el talle alto y la falda
recta. Hasta finales de los años 20 del siglo XIX no empezó a bajar el talle para colocar-
se en su sitio natural, la cintura, al mimo tiempo que se iban ensanchando las faldas.
10
VESTIDO CAMISA
BIBLIOGRAFÍA
- Boehn, M. Von, La moda. Historia del traje en Europa desde los orígenes del Cristianismo hasta nuestros días,
tomo IV (siglo XVIII), tomo V (1790-1817), Barcelona, 1928.
- BOUCHER, F., Histoire du costume en Occident de L' Antiquité à nos jours, París, 1965.
- GLENDINNING, N., Goya. La década de los Caprichos. Retratos, Goya, 250 Aniversario. Madrid, 1996
- LELOIR, M., Dictionnaire du Costume, París, 1992.
- RIBEIRO, A., The art of dress. Fashion in England and France 1750-1820, Londres, 1995.
- RODRÍGUEZ, A., Colección general de los trajes que en la actualidad se usan en España, principiada en el año
1801 en Madrid, Madrid, 1982.
- RUPPERT, J., Les Arts Decoratifs. Le Costume, Tomo IV: Louis XVI. Directoire, París, 1981.
- The Age of Napoleon. The Metropolitan Museum of Art, Nueva York, 1999.
- La mode en France 1715-1815. De Louis XV à Napoléon Iº, Exposición organizada por el Musée National de Kyoto
et Kyoto Costume Institute, París, 1990.
- Modes et Revolution, Musée de la Mode et du Costume, Palais Galliera, París, 1789
11
MODELO DEL MES DE DICIEMBRE
En estas breves conferencias, que tendrán lugar en las salas de exposición, se analiza-
rá e interpretará un modelo de especial importancia entre los expuestos. A los asisten-
tes se les entregará gratuitamente una versión reducida de la conferencia.
Domingos, 12:30 h.
Duración: 30 minutos
Asistencia libre
12