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MÉTODO SUZUKI: Método de la lengua

materna
El método Suzuki, nombre que fue acuñado por su creador, el Dr. Shinichi Suzuki,
violinista, pedagogo y humanista japonés nacido en 1898 y fallecido en 1998,
quien revolucionó la enseñanza de la música a partir de una revelación
sumamente simple: “Todos los niños japoneses hablan japonés”, cualquier niño
habla muy bien el idioma natal.
¿Qué es el método Suzuki?
A comienzos de la década de 1930 el Dr. Suzuki, estaba buscando una forma
adecuada de enseñar a niños pequeños a tocar violín, observó que la
enseñanza de la lengua materna tiene, un éxito total, todos los niños
aprenden a hablar su lengua materna. La educación a través del enfoque de la
lengua materna, aplicado a la enseñanza de cualquier instrumento musical o área
educativa, es a lo que el Dr. Suzuki denominó el Método de la Educación del
Talento.
El Método Suzuki, está basado en el aprendizaje de la música a través de la
lengua materna.
Todas las personas pueden aprender a tocar un instrumento igual de bien que
como hablan su lengua materna. No hay que tener una habilidad especial para
aprender a hablar. Recibimos los sonidos, incluso los acentos propios de
cada zona, y los reproducimos. También así podemos aprender a tocar un
instrumento musical.
Observó que todos los niños aprenden a hablar su lengua materna con gran
facilidad y naturalidad, están envueltos por los sonidos del idioma de su
madre desde antes de su nacimiento. De la misma forma, Suzuki se dio
cuenta que, si los niños estuvieran rodeados de sonidos musicales desde su
nacimiento, podrían desarrollar una habilidad tan extraordinaria en la música
como la que desarrollan en el lenguaje.
Así pues, basado en la idea de aprendizaje del idioma nativo, ideó su propio
método para el aprendizaje del violín, al que llamó el método de la lengua
materna, donde se lleva a cabo el aprendizaje del instrumento con los mismos
principios que aprendemos a hablar nuestro idioma.
Esta defiende el modo de aprendizaje del Shinichi, según el cual, los
pequeños pueden aprender a tocar un instrumento igual que aprenden a
hablar su propia lengua: «escuchan las voces de sus padres, reciben
estimulación temprana y continua, y corrección constructiva y con cariño»,
Se aprende a tocar un instrumento mediante la repetición de las piezas, la
retención y la reproducción
El talento se desarrolla y, para ello, recurre a la repetición. Del mismo modo que
aprendemos a andar a base de mover un pie y luego otro, o aprendemos un
idioma con constancia, los niños aprenden a tocar un instrumento mediante la
repetición de las piezas. «Los niños escuchan el cd de las canciones que van a
aprender, desarrollando un criterio del buen ritmo, afinación y sonido, al tiempo
que aprenden la pieza de oído», detalla Navarro. Cuanto más pequeños son,
mejor retienen y memorizan. Ambos factores se aprovechan para comenzar con la
reproducción de piezas cortas que poco a poco se alargan hasta conseguir que
memoricen y reproduzcan piezas largas.
Empezar el aprendizaje a edad precoz.
Los niños pueden empezar mucho antes de lo que estiman adecuado los
educadores tradicionales. Este arranque precoz (alrededor de 3 o 4 años) les
ayuda a obtener una gran habilidad a una edad en la que, tradicionalmente, no
son considerados como capacitados para empezar. Aunque se puede empezar a
cualquier edad.
Otra implicación de la idea de «Lengua Materna» es que el ritmo de avance viene
dictado por el niño y no por la edad o por otros factores. Un niño empieza a
caminar cuando está preparado para ello, es imposible hacerle caminar
antes.
Desarrollar la memoria y la concentración.
Una de las ventajas de este método es el desarrollo de la capacidad de retener
información fácilmente. Desde el principio los niños aprenden a memorizar y a
reproducir ritmos y melodías, gracias a la escucha.
El entrenamiento de una buena memoria genera una buena concentración y la
interpretación surge de por sí. Una mala memoria llena de obstáculos al intérprete.
El escuchar música diariamente desarrolla el oído
Dado que el oído es el sentido que primero se desarrolla, la creación del ambiente
musical lo beneficia inmediatamente. El estar expuesto a la escucha no solo de
música para violín sino de las grabaciones propias de la compilación que
acompañan a cada uno de los libros del método.
Pensar siempre en positivo
Por más errores que puedan apreciarse en clase y en las prácticas de las tareas
designadas es importante pensar siempre positivamente y que esto lo
considere el alumno, él debe sentirse acompañado, apoyado y darse cuenta
de que los errores son inevitables y necesarios en el proceso del
aprendizaje. ” De los errores se aprende y se mejora”

El aprendizaje es paso a paso


Cada persona, como ser individual, tiene su propio ritmo y velocidad de
aprendizaje, por eso es importante acompañar al alumno motivándolo a que
siga su ritmo y que son mejores los pequeños pasos bien cimentados que ir
deprisa ocasionando vicios en la técnica.
Cada habilidad necesita mucha repetición para lograr la maestría.
Hay que repasar alguna de las anteriores para reafirmar el conocimiento o corregir
una parte técnica que cause dificultad.
Primero aprender a tocar el instrumento, luego aprender a leer la música
Los estudiantes no empiezan a leer música hasta que hayan desarrollado bien el
oído y se sientan cómodos con el instrumento. Esto suele variar de acuerdo a la
edad a avance del estudiante. Es normal que los niños hablen durante varios años
antes de empezar a leer, de la misma manera es normal que los alumnos toquen
su instrumento por algún tiempo antes de empezar a leer música.
Suzuki no buscaba hacer músicos profesionales
El método Suzuki no fue concebido para formar músicos profesionales sino
hombres de bien y crear y fomentar la capacidad de comunicación en ellos,
incrementando la inteligencia emocional, la capacidad de establecer objetivos y
metas, la capacidad de planeación, responsabilidad y trabajo en equipo creando
comunidad desde la conciencia de que todos juntos podemos hacer un mundo
mejor.
El profesor.
El profesor forma parte del entorno del aprendizaje y debe tener una actitud
de amor, de apoyo y de motivación hacia el niño.
Tocar correctamente un instrumento y amar a los niños no es suficiente para
ser un buen profesor Suzuki. La incapacidad de un profesor para enseñar
puede llevar consigo presiones sobre el niño, así como desalientos y
frustraciones.
No se debe calificar demasiado pronto a un niño de dotado o no dotado.
Los libros del método no dan ninguna indicación sobre la manera de
enseñar; se da por supuesta la necesidad de una formación, impartida por
especialistas en el método.
Es preciso insistir en que enseñar a niños requiere métodos a menudo muy
diferentes a la manera en que el mismo profesor fue enseñado. Los profesores
del método Suzuki acuden regularmente a seminarios, lugares de
intercambios y de nuevas ideas. Es una de las condiciones esenciales que les
permite hacer evolucionar una enseñanza que pretende contribuir al desarrollo de
los niños.
Cada profesor deberá tomar sus responsabilidades en cuanto a una formación en
profundidad y de acuerdo con este tipo de enseñanza. Del mismo modo se da
por supuesto que deberá haber asimilado la filosofía y el alcance humano,
así como las técnicas pedagógicas nuevas y precisas.

El papel del niño y de los padres


El pequeño es central en esta metodología. Ante todo, se respeta su ritmo de
aprendizaje, pero también «al niño como persona». Esta entidad apuesta por un
aprendizaje natural de la música a partir de los tres años, aunque se puede
empezar a cualquier edad. «El ritmo de avance viene dictado por el niño, y no por
la edad u otros factores», agrega.
Además de aprender a tocar un instrumento, el niño interioriza valores como el
respeto y la calidad humana.
Las clases es siempre un espacio abierto para familiares, amigos y especialmente
otros compañeros.
Las clases a las que se asisten son individuales y en grupo. Las primeras respetan
la evolución de cada pequeño, sin compararles con sus compañeros, sin
presiones para que emulen a los más aventajados, sin hacerles sentir que son los
mejores ni los más retrasados, con correcciones constructivas. En las segundas,
los «niños socializan y aprenden unos de otros desde una actitud positiva y
constructiva».
La duración de la clase varía según la edad.
El método no espera obtener resultados prefectos de técnica y musicalmente para
que el alumno pueda tocar en público, para Suzuki es el esfuerzo y la actitud lo
importante a la hora de tocar frente a otros.
Respecto a los padres, su implicación es fundamental. Se pide a uno de ellos
que asista a todas las clases de sus hijos, ya que el profesor «le enseñará a
proseguir en su casa la acción emprendida durante la clase, con la misma
paciencia que tuvo para enseñar a su hijo a hablar». Se les transmiten las
dificultades del aprendizaje para que sean conscientes de los obstáculos a los que
se enfrentarán los niños y se les anima a infundir seguridad a los pequeños. «De
esta forma, el alumno pasa de tener una clase semanal con el profesor a tener
siete clases, con el padre o madre en casa», quien también acentúa la
oportunidad que se da a los padres para pasar más tiempo con sus hijos.
Los padres deben estar rodeados de un buen ambiente, de una atmosfera
cariñosa y positiva para que así lo transmiten a sus hijos y a todo el alumnado.
Se les recomienda a los padres que motiven al niño para que escuche música en
casa u llevarlos a conciertos musicales.
Es un triángulo en cuyo vértice se sitúan los niños. Los otros dos se
reservan para el profesorado y para los progenitores. Estos no deben forzar
a los niños a ensayar, ni obligarles a tocar o enfadarse porque los
instrumentos no suenan como sería deseable. Solo con cariño, comprensión
y refuerzo positivo conseguirán los resultados esperados. Se debe
conseguir que a los pequeños les guste practicar, no que se sientan
forzados a hacerlo. El fin es lograr que, de manera natural, el niño se sienta
cómodo para tocar un instrumento y mejore gracias a este proceso, en el
que sus padres le acompañan.
El Método Suzuki me hizo reflexionar en algo aparentemente básico: nosotros
hablamos muy bien nuestra lengua porque desde que nacemos estamos rodeados
de ella, nuestros padres nos enseñan las primeras palabras, vemos los objetos
cotidianos y aprendemos como se llaman, interactuamos con nuestros padres y
por medio del juego conocemos nuevas palabras y creamos oraciones complejas
hasta que, llegando a la escuela, estudiamos como hacerlo de una forma
ordenada, con sus reglas, y así, desarrollamos un lenguaje cotidiano sencillo como
forma de comunicación.
Es por ello que al método Suzuki lo llamamos también el método de la lengua
materna, porque de la misma forma que el habla, aprendemos a tocar un
instrumento musical, nos acercamos a él y de forma como juego, sin darnos
cuenta, experimentamos aspectos técnicos del instrumento que de la forma
tradicional nos llevarían años.

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