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Segunda presentación de enfermos a cargo de Osvaldo Delgado

Comentario de Osvaldo Delgado previo a la presentación dirigidos a los alumnos de las


materias: Psicoanálisis Freud I, Práctica profesional: Hospital de Día. Problemáticas
clínicas contemporáneas y Programa de Actualización de Posgrado “El lugar del
analista y los efectos del discurso contemporáneo”.

La presentación de enfermos iniciada por Lacan es un pilar necesario para la formación


del analista.
Se realiza una elección de pacientes según la evaluación diagnóstica y el momento por
el cual está atravesando.
El paciente toma conocimiento de que la actividad servirá para la formación de nuevos
analistas.
La labor del que hace la entrevista tiene que producir un efecto de intimidad entre el
entrevistador y el paciente.
La presentación de enfermos es un ejercicio que produce cierta transmisión, cuando un
interno o un asistente propone la presentación de alguien lo hacen en función de los
interrogantes que este plantea.
Intentaremos abrir y trabajar dichos interrogantes en la clase posterior a la presentación.

Desarrollo de la presentación

Se presenta el paciente diciendo “ Soy Garrafa el garrafero de todas las épocas, tengo
40 años de garrafero, empecé a los 14 años a trabajar con mi viejo, el primer garrafero
de la zona sur. El problema empezó en el 70, empecé a tomar pastillas para adelgazar,
anfetaminas, quería adelgazar para las mujeres, por las mujeres empecé la dieta y
después mi viejo se murió, y estuve internado varias veces acá, salía y entraba…”
Según Maleval, el signo más evidente de estas modificaciones operadas en el paciente,
van unidas a transformaciones en la economía libidinal: es la logolatría para la
psiquiatría, según Freud numerosas alteraciones de lenguaje y de acuerdo con Lacan
“intrusión psicológica del significante”. Según Freud las palabras sometidas al proceso
primario se condensan y transfieren unas a otras sus cargas por medio del
desplazamiento. Este tratamiento de la economía libidinal se observa como efecto en la
temática sobre el cuerpo “adelgazar, tomar pastillas, hacer dieta para las mujeres…….”

Primera teoría de su discurso.

Respecto de su padre el paciente refiere, “al morir mi padre, yo me enloquecí yo me


enloquecí, me tiré arriba del cajón porque él fue grande, fui al pueblo Las Heras no se
donde queda, había gitanos que no me conocieron y llamaron a la policía, y Salí a
andar y andar y no ir a ningún lado, me pusieron suero y yo veía faraones en el sótano,
abajo del sótano, de ahí me trajeron acá a este hospital……….” Localización por
parte del paciente de su desestabilización.
Como hemos visto en “Inhibición, síntoma y angustia” el padre como agente de la
castración es un hecho de estructura y su función se sostiene más allá de su presencia o
ausencia en la vida cotidiana. Esto para las neurosis.
Este caso, nos enseña que en la psicosis, esto es diverso. La presencia de la persona del
padre estabilizaba al paciente, al morir éste se revela que no operaba como referente
intrapsíquico.
El paciente se angustia y sigue….. “voy a decir un refrán, para mi padre, porque él fue
grande…Tano con la panza salida del cinturón y con los pantalones marrones como
todos los tanos, ese es mi viejo…bueno vamos a cantar un poco……..voy a decir tres
dichos…..” y luego cuenta chistes.

Ante el enigma que se produce tras la muerte del padre, Osvaldo Delgado refiere, la
angustia en la psicosis, en este caso vemos como resuelve con los recursos de los
refranes, canciones y chistes. ¿De qué angustia se trata? ¿Podemos sostener aquí que la
angustia de castración es el motor de la defensa y el referente del síntoma? Pues, no.
Aquí la angustia no está enmarcada por la referencia edípica.
Por eso es que aquí, el pasaje por ese momento de angustia no implica ningún cambio
en la posición subjetiva.
El humor como un lugar fundamental para las condiciones de estabilización de un
paciente psicótico. Este paciente que tiene una perturbación en la economía libidinal,
tiene como recurso de estabilización, el chiste. El chiste le permitiría hacer lazo con los
otros, produce un efecto en el Otro.
El humor es un tratamiento de la severidad superyoica, y el chiste un lazo con el Otro.
Los refranes funcionan como otro recurso que tiene el paciente de tratamiento de la
angustia la angustia y estabilización de la perturbación en la economía libidinal.

Hace referencia a su madre y dice: “ mi mamá pasó una vida muy mala, yo soy cristiano
creo en Dios, ella pasó una vida como yo en estos momentos, a una hermana le pisó la
cabeza un auto, ella lloraba y siempre recordaba a su hermana, ella tenía muchos
nervios y estuvo internada, antes iba en moto con mi papá a Mendoza pero después que
le mataron a la hermana…yo no había nacido….”
Este es un momento de perplejidad en el relato del paciente. Como confusión temporal
¿qué es primero cronológicamente la muerte de la tía o su nacimiento?
Se trata de la relación de su nacimiento y el duelo de la madre.
El silencio del paciente ante este trastrocamiento da cuenta de la ausencia simbólica, del
encuentro con un agujero sin nombre.

Osvaldo Delgado refiere que se puede pensar en la estructura de la madre, posiblemente


era psicótica y ha transitado un duelo patológico al nacer el paciente. El trastorno en la
libidinización del sujeto trae consecuencias en la constitución del mismo, la madre no
ha producido la equivalencia simbólica, el niño no vino como respuesta posiblemente,
por el duelo patológico de la madre,

Según Maleval, la tensión que lleva hacia la satisfacción de la pulsión no se confunde


con el placer, la tensión se parece más al displacer. Al separar al sujeto del objeto
primordial, la castración simbólica crea una insatisfacción fundamental generadora de
una búsqueda del objeto perdido, en lo cual consiste el deseo. E l vientre del niño es en
principio aprehendido por el niño como perteneciente a su propio cuerpo. Si la ley
paterna se instaura, el sujeto incorpora el significante, se separa del vientre materno,
vacía su cuerpo de goce y localiza a éste en un fuera del cuerpo que orienta la
satisfacción de las pulsiones, a partir de estas cortaduras que constituyen los bordes del
organismo. Se trata de la metáfora que utiliza Freud, cuando se refiere a la expulsión
hacia el exterior de la mayor parte de la pulsión de muerte, y del resto que queda ligado
a la pulsión de vida para producirse el masoquismo erógeno. Aquí, esto, no se produce.
Por lo tanto, ni erógeno, ni femenino, ni moral.
En la psicosis el goce del Otro no está regulado por la ley significante, en términos
freudianos se trata de un goce pregenital, es decir, que no se encuentra sometido a la
prioridad del falo. Se revela loco, enigmático, extrasimbólico, centrado en el cuerpo del
sujeto y sobre sus órganos.
En este paciente podemos decir que hay una sensación de extrema voluptuosidad o de
éxtasis bienaventurado, cuando dice: “Nunca ahorré nada en los bolsillos, jugaba a las
carreras, tenía mis números para ganar, tenía mujeres de pinta aireada, en la quiniela
es el 78, sentía sensaciones como de superhombre, de vivir la vida, salía y no dormía,
pasé una vida intensa…….”
Lo que refiere como sensación de “super- hombre” no parece inscribirse como
exaltación maníaca en una psicosis bipolar, tal como está diagnosticado. No se observa
tampoco un engrandecimiento yoico por regresión libidinal como en la paranoia. Por
otra parte, hacerse llamar “garrafa”, es una referencia a la figura del padre y darse una
prótesis de genealogía.
Ante la pregunta de cómo ve su futuro, el paciente refiere “ Lo veo muy oscuro, le dije a
mi psicóloga que me iba a quedar acá toda la vida, yo cuando salí de acá estuve en
Bernal en una casa grande y sentía miedo, estaba siempre solo……..yo acá, estoy acá,
esta es mi vida, acá tengo compañía , este es un servicio tranquilo. Bajo a tomar algo,
el día se me pasa acá tengo amigos, la mayoría están bien medicados, tengo a la
terapia, estoy en la radio La Colifata, cuando el Doctor me dice que me tengo que ir de
alta…….yo acá voy a la lectura de diarios, a mi me gusta La Colifata, hago dibujos,
con números, para la gente con dedicatoria, no los firmo, los regalo……….”

Termina la entrevista contando chistes y cantando.

Miller refiere que la presentación de enfermos, puede tener algo penoso pero puede
serle beneficiosa al paciente, tanto por el acceso a la palabra que dispone, a veces, como
la apreciación ,más justa de su caso que de esa presentación se sigue las más de las
veces, el servicio hospitalario que la acoge podría dar testimonio.

Un buen número de pacientes psicóticos atestiguan ante el analista esperar del hospital
psiquiátrico no una curación sino una función de contención en relación con sus
trastornos. Una vida regulada en este Hospital cumple para este paciente una función
pacificadora. En este sentido podemos hacer referencia al saldo positivo que obtuvo el
paciente en esta presentación al solicitar “la no externación” repercutiendo este pedido
en el Servicio Hospitalario como preocupación a trabajar en las siguientes reuniones de
equipo. Esta es la gran paradoja: Dejarlo internado favorece la cronificación, externarlo
es ¿hacia dónde? ¿A dónde va? ¿Qué otro lugar tiene?

Según Eric Laurent, “ El hecho de que un servicio acepte a un psicoanalista y lo coloque


en cierto lugar señala un efecto de transferencia, esos efectos de transferencia
comienzan a circular: se presenta una caso y luego tal o cual persona se dedicará
especialmente al paciente, quizá también para demostrar por ejemplo que el
psicoanalista se equivocó”
Garrafa es escuchado y su pedido de la no externación ya es una posibilidad….
Siguiendo a Eric Laurent….” Si hay algo que cabría destacar en estas presentaciones, es
sin duda, que la función del sujeto de inconsciente, con los efectos que ésta acarrea,
existe en la psicosis. Nos encontramos en ella con un sujeto, no con un paciente o con
un individuo, colocado en cierta estructura, psicótica ciertamente, pero con una función
de sujeto. Pero dicho efecto que manifiesta la presencia de un sujeto es producto del
psicoanalista.

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