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Adulterio e histeria.
Aproximación a cuatro personajes
literarios femeninos***
Resumen
Se trata de un ensayo que analiza a tres protagonistas de la literatura del siglo :
Ana Ozores, Emma Bovary y Ana Karenina; y una del siglo : la Narradora de “La
última niebla” de la escritora chilena María Luisa Bombal. El análisis parte de una
perspectiva psiconalìtica, es decir, desde los rasgos más sobresalientes de la estruc-
tura de la histeria.
Palabras clave: histeria, adulterio, fantasía, represión, síntoma histérico, Madame Bovary, Ana Karenina,
La Regenta, psicología social, psicoanálisis
2
Francisco Otero, Las cartas de Freud a Fliess: el caso Sigmund Freud, , tomo
Dora, la historia y la novela, p. 2. 4
Juan David Nasio, , p. 26.
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Fuentes Humanísticas 45 > Dosier > Alejandra Watty / Alejandra Herrera
6
Ibidem, p. 41.
7
Ibidem, pp. 41 y 42.
5 8
Ibidem Ibidem, p. 42.
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Adulterio e histeria. Aproximación a cuatro personajes literarios femeninos
por el padre, y en las mejores condicio- hay una pulsión relativa a la sexualidad
nes, dado el surgimiento de su conciencia difícil de controlar. A esta estructura
moral, el , renunciará a toda po- histérica, habrá que añadir el contexto his-
sibilidad del cumplimiento del deseo se- tórico y social, pues exacerba los efectos
xual con el padre, y previa agresión a represivos. En el caso de las cuatro pro-
la madre regresará a ella a través de la tagonistas habremos de decir, que sus
Por otra parte, en el de- matrimonios se han concertado sin amor
sarrollo de la etapa fálica del infante y ni atracción, su base ha sido un interés
frente a la “angustia de castración [ésta] de orden económico o social: son muje-
se convierte por un lado en un exceso res, por tanto, insatisfechas, quienes no
de erotización del cuerpo no genital y, tienen a su alcance ninguna forma de
por el otro, paradójicamente, en una realización personal, dadas las condicio-
inhibición de la sexualidad genital”.10 nes de la época.
Esta fragmentación del cuerpo erotizado, En el caso de Emma Bovary, los sín-
constituye la infelicidad y la búsqueda tomas propiamente histéricos aparecen
frustrante de la histeria, pues la fuente cuando, después del matrimonio, la mu-
de placer situada en la zona genital está jer se desencanta de la nueva realidad
cancelada, desde luego, por la represión que vive con Charles, su marido:
derivada de la prohibición del incesto.
Así, el síntoma histérico conversivo, Algunos días parecía atacada como por
una crisis de histérica verborrea, y a
parte del cuerpo o en cualquier otro ma- tales exaltaciones sucedían de impro-
lestar, tiene su origen, según Freud, en: viso embotamientos que la mantenían
en el más absoluto silencio e inmovili-
dad. Lo único que la reanimaba en tales
[...] un compromiso entre dos mociones
casos era derramarse un frasco de co-
pulsionares o afectivas opuestas, una
lonia por los brazos.12
de las cuales se empeña en expresar
una pulsión parcial o uno de los compo-
nentes de la constitución sexual, mien- Estos estados anuncian que desde el
tras que la otra se empeña en sofocarlos punto de vista literario y para dar lugar
[es decir] Un síntoma histérico corres-
ponde a un compromiso entre una mo- da a esa energía reprimida, que en esos
ción libidinosa y una moción represora.11 momentos compromete su salud corpo-
ral, mediante el adulterio: una trasgre-
La moción represora, desde luego super- sión muy grave en el orden moral y social
yoica, corresponde a los valores adquiri- en el siglo , todavía en el y, aun
dos en la educación moral a través de la hoy, en algunas culturas; trasgresión que
familia, que a su vez está sujeta a las ins-
tituciones y leyes sociales. Sin embargo, tivo. Después de una relación desbor-
dada con su amante, de la cual él sale
18
Ibidem
17
Leopoldo Alas, La Regenta, p. 54. Loc. cit.
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Fuentes Humanísticas 45 > Dosier > Alejandra Watty / Alejandra Herrera
esto el vértigo, el terror, que traía la re- en dos de ellas, el disociativo que apa-
acción con gritos y pasmos periféricos.20 rece para encubrir una representación
sexual desmesurada y amenazante para
Hemos convenido en que la histeria es una la integridad de la psique. El llamado
forma de neurosis que aparece cuando, fantasma se presenta a través de una
la sobrecarga investida de afecto, toma escena o representación dramática que
con dolor una o varias partes del cuerpo; contiene: “una acción principal, protago-
pero cuando su curso va al exterior y se nista, y una zona corporal excesiva-
condensa en un objeto; en el caso de la mente investida [erotizada, sexualizada],
Regenta, temor a los sapos, entonces se fuente de angustia”.
hablará de una neurosis fóbica, misma Vale la pena detenernos en la infan-
que padece Ana en varios momentos de cia de estas protagonistas porque si la
la historia y que funcionará para dar ve- revisamos, podemos ver que en ningu-
na se observa la huella de una experien-
cuando el contenido de la representación cia traumática, en el sentido del abuso
sexual por parte de un adulto, sin embar-
recurrente se tratará de una neurosis ob- go, sí puede ubicarse el fantasma histé-
sesiva. En la personalidad de Ana Ozores, rico, especialmente en el carácter his-
aunque predomina la neurosis histérica, triónico y exaltado en algunas de ellas.
pueden observarse todos estos síntomas. Veamos cada caso.
Por su parte la Narradora21 de “La Flaubert presenta a Emma Bovary
última niebla”, también presenta un sín-
toma conversivo, digamos que leve en cia transcurrió en el campo. Se sabe que
comparación con las protagonistas del a esa edad, la joven ingresa a un conven-
siglo to y en él es educada por las monjas. Las
da, dice: “mi dolor de estos últimos días, actividades conventuales, las misas y
ese dolor lancinante como una quema- oraciones, según cuenta el narrador, la
dura, se ha convertido en una dulce tris- hicieron “languidecer suavemente bajo
teza que me trae a los labios una triste- el efecto místico que exhalaba el incien-
za cansada”.22 Debido a la estructura del so de los altares”.24 Además: “Las com-
cuento, en este caso, un cuento largo, paraciones parabólicas de prometido,
la autora no puede detenerse en repeti- esposo, amante celestial o matrimonio
das escenas como ésta, pero igual que celestial, que tanto se prodiga en los
en Emma Bovary, el síntoma histérico sermones, constituían para ella imáge-
incrementa la tensión narrativa, y da sali- nes que le inspiraban, en lo más profun-
da a esta presión mediante un amante. do de su espíritu, insospechados pla-
Podemos inferir que las cuatro mu- ceres”.25 Puede reconocerse, en esta
jeres presentan el síntoma conversivo y, cita, que Emma tiene una desbordante
20
Ibidem
21
Escribiremos Narradora con mayúscula para Juan David Nasio, op. cit.
24
referirnos al personaje, pues no tiene nombre. Gustave Flaubert, op. cit.
22 25
María Luisa Bombal, “La última niebla”, p. 17. Ibidem, p. 64.
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Sigmund. Freud, “El arte y la fantasía inconscien-
26
Ibidem, p. 67. te”, p. 81.
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Leopoldo Alas, Clarín, op. cit., tomo 1, p. 76. Ibidem, p. 81.
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desagradable y opresor, que sólo sería que en ellos aspiraciones humanas se han
recordado al visitar un sanatorio, diez plasmado de la manera más intensa y
años, después, de infeliz matrimonio. Si pura, y por eso […] más unilateral.
retomamos la teoría de que un trauma Otro punto de concordancia es que el
superyó de la cultura, en un todo como
se da por exceso o carencia de afecto,
el del individuo, plantea severas exi-
la Narradora revive los años infantiles
gencias ideales a cuyo incumplimiento
cargados de afectos desagradables y, por es castigado mediante una “angustia”
lo tanto, traumáticos. De cualquier ma- de la conciencia moral.
nera, no hay una experiencia traumática
sexual que perciba el lector en los hechos. Veamos, cómo se conforma el triángulo
Podemos concluir en cuanto a estas amoroso constituido por las protagonis-
protagonistas que el trauma exterior, no tas, maridos y amantes. Cuáles son las
es registrado en ninguno de los textos, y causas que propician la trasgresión moral
que sólo en Ana Ozores, puede advertir- y social, de qué manera son compensa-
se cierta huella traumática referida a la das en la relación marginal. Hemos dicho
represión social de cualquier manifesta- ya que los cuatro matrimonios se reali-
ción cercana a la sexualidad, pero, sobre zan sin amor, lo cual condena de entrada
todo, en cuanto a la maledicencia. Esto es la unión a la insatisfacción. Sin embargo,
lo que explica, justamente, la histeria de se registra en los maridos, sobre todo en
las otras: el surgimiento de la sexualidad aquéllos de las novelas del , una cierta
en una sociedad opresora que cierra las satisfacción referente a sus esposas: son
puertas del gozo sensual, especialmen- mujeres bellas y atractivas, quienes ad-
te, a las mujeres. Si la sexualidad, como quieren el papel de objeto decorativo, de
dice Nasio, surge siempre mal, frente a acompañantes socialmente aceptadas.
tal represión se presenta de manera más Este no es, sin embargo, el caso de la
complicada, en el caso de las mujeres; Narradora de “La última niebla”. ¿Qué
pues esa pulsión será vivida como culpa impulsa a éstas cuatro mujeres a come-
y requerirá ser purgada a través de un ter adulterio? Habrá que recordar que
castigo. Aquí vale citar la comparación desde Aristóteles no hay fábula sin tras-
que hace Freud con el desarrollo del gresión. En primer lugar, encontramos
superyó individual y colectivo: que el ambiente social circundante, cie-
rra toda posibilidad de realización a las
La analogía entre el proceso cultural mujeres. Sólo en la novela de Tolstoi se
y la vía evolutiva del individuo puede
advierte la discusión, desde luego entre
ampliarse en un aspecto sustantivo. Es
lícito aseverar, en efecto, que también
hombres, de la posibilidad de instruir a
la comunidad plasma un superyó, bajo las mujeres. Cuando Ana Ozores preten-
de escribir se le ridiculiza comparándo-
la cultura […] El superyó de una época la despectivamente con George Sand.
cultural tiene un origen semejante al En este contexto las mujeres sólo tienen
de un individuo: reposa en la impresión
que han dejado tras sí grandes perso-
nalidades conductoras, hombres de
fuerza espiritual avasalladora, o tales
Sigmund Freud, op. cit., tomo
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ésta, de las cuatro protagonistas, la úni- parte de su vida cotidiana. Sin embargo,
ca que tendrá dos amantes. Se trata de la relación entre Karenin y su mujer era
León, el joven escribano enamorado distante, ya que éste “dedicó […] a su
de ella, que conoció en Yonville; quien mujer todo el afecto de que su naturale-
pasado el tiempo estudia en Rouen la za era capaz, […] Este afecto excluyó de
carrera de abogado. En adelante, la vi- él toda apetencia de intimidad”. Des-
da de la joven se convertirá en una lar- pués del enamoramiento surgido entre el
ga serie de embustes y endeudamientos conde Vroski y Ana, es realmente cuan-
para poder trasladarse a Rouen, y los sín- do se ve la interacción entre ella y su
tomas histéricos desaparecerán, pues marido. Éste se muestra obviamente
estará, por un lado, satisfecha con su enojado, y frente a los ojos enamora-
amante y, por el otro, la necesidad eco- dos de Ana en torno a Vronsky, todos los
nómica para realizar sus viajes ocupará
su mente y sus actos. Pero la desespera- cierto, Karenin aparece más preocupa-
do por el “qué dirán” y no por su propio
suicidio. Cuando Emma comprueba que
ni su belleza ni su fuerza seductora ha- mar que fuera un hombre de mala entra-
rán que encuentre la solidaridad de sus ña, simplemente no la deseaba, y la falta
amantes, ni de absolutamente nadie, sin de intimidad entre él su pareja, posible-
dar explicación a su marido por llevarlo mente generaron que el enamoramien-
a la ruina, decide tomar arsénico para to entre Ana y Vronski surgiera de ma-
acabar con su vida. El veneno la hace nera descontrolada.
montar una escena de convulsiones, vó- El narrador presenta al marido como
mito y contracciones dolorosas que la un hombre de valores que se debate
harán morir como vivió, en la exalta- entre el espíritu cristiano del perdón y su
ción, sin serenidad. miedo al rechazo social, recordemos la
En el caso de Ana Karénina, sabe- colectividad del superyó:
mos que el matrimonio fue arreglado
por su tía para que la unión se diera en- Además de la elevada fuerza moral que
tre su sobrina y el exgobernador Karenin, le guiaba interiormente, había otra tan
hombre veinte años mayor que Ana y fuerte, si no más, que guiaba su vida, y
quien no manifestaba interés por casar- esta segunda fuerza no podía darle la
paz espiritual que tanto deseaba.
se. Gracias a un comentario de su her-
mano Esteban Arcadievich, sabemos que
Incluso entre los empleados de la casa
la equivocación de ella fue casarse sin
Karenin, había burlas y comentarios iró-
conocer el amor. En otras palabras, creyó
nicos sobre la situación que ahí se vivía.
que amaba a su marido, pero se da cuenta
Debido a lo penoso de la situación vivida
de que no es así cuando conoce a Vronski.
por los tres, Ana cambia: del amor y ne-
Antes vivía una vida tranquila y decorosa,
cesidad del perdón de su marido, pasa a
yarse que Ana y Karenin pertenecen a
la aristocracia; de ahí que para ambos;
los viajes, la servidumbre, los lujos son León Tolstoi, Ana Karénina, p. 500.
Ibidem, p. 417.
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Adulterio e histeria. Aproximación a cuatro personajes literarios femeninos
de una relación únicamente social, la Después el duelo entre Álvaro y don Víctor
joven es su acompañante en el “alto terminará con la vida de este último. Ana
mundo” en que se mueven. Ana no lo ama- Ozores no muere, era demasiado religio-
ba pero, según el narrador omnisciente sa para terminar con su vida mediante
ella pensaba así: “No le amaba, no; pero el suicidio. El destino de ella, quizá es
procuraría amarle”. más complicado. Al ser despreciada por
Sin embargo, don Víctor no se preo- el confesor, Ana cae desmayada en la
cupa mucho por su mujer. Además su catedral, y Celestino, el sacristán, la besa.
Cuando se recobra, tiene la sensación
Calderón, más su delirio por la caza, y su repugnante de la panza de un sapo en
carácter cercano a lo infantil, impiden la boca –recordemos su fobia por este
que su joven esposa se sienta atendida La Regenta.
como mujer: Ana, como las otras tres El lector puede inferir que Ana Ozores
sufre una caída social a un pozo sin fon-
do, al ser presa del desprestigio y tal
vez de la locura, dado su frágil carácter.
Leopoldo Alas, Clarín, op. cit.
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Fuentes Humanísticas 45 > Dosier > Alejandra Watty / Alejandra Herrera
Bibliografía
Cibergrafía
Alas, Leopoldo, Clarín. La Regenta. México,
Universidad Nacional Autónoma de Loa, Nashyela. Histeria colectiva. http://es.