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Marzo 2023
Residencia de Psicología
Para empezar a que las palabras confluyan unas con otras, para desarrollar un escrito
que arme algún tipo de pregunta clínica, el primer punto en el que me veo inmiscuida
es en poder precisar qué tipo de interrelación se hace presente entre el amor y la
psicosis. En segundo lugar, me propongo interrogar la cuestión de la transferencia en
la psicosis, si es que es posible hablar de esta misma, o si más bien debemos
contentarnos con el uso del término “trabajo en la psicosis”, o maniobras en la
transferencia de un sujeto psicótico. En tercer lugar, y en consonancia con los puntos
anteriores, intentaré abordar un caso clínico de psicosis y las particularidades en
juego de la erotización de la transferencia en un usuario que consulta por el dispositivo
de guardia del HIGA Eva Perón de San Martín desde el año 2021.
Se decide elegir el caso clínico de Emerrat, -de aquí en más MM- debido a la escucha
del padecimiento de un usuario en relación al lazo amoroso. Fue en aquel momento
en que enunció “estoy quebrado por dentro” (sic) que se hicieron presentes en mí,
una serie de pensamientos reflexivos en torno al amor, al desamor, y al dolor que
conlleva por momentos el amar.
El amor y la psicosis
“La constatación de que el encuentro amoroso puede operar tanto desencadenando una
psicosis como estabilizándola, es la brújula que advierte que no hay un juicio a priori acerca
del buen o mal encuentro”.
Arturo Frydman
Lacan destaca en uno de sus seminarios que “el amor pasa a ejercicio por el
desfiladero del Nombre del Padre” (Lacan, 1964), refiere que para que sea posible el
amor es necesaria la inscripción del nombre del padre, debido a la castración.
Entonces, si se considera que la causa de la psicosis es la forclusión del Nombre del
Padre, en tanto no se transmite allí una filiación, ni un lugar posible, se puede pensar
que, en una lógica lineal al no operar el Nombre del Padre, en consecuencia, el amor
en la psicosis no sería posible. Sin embargo, propongo que complejicemos esto un
poco más.
Es Vanesa Baur (2016) quien pone sobre la mesa la dificultad para dar cuenta del
funcionamiento amoroso en las psicosis, sin rebajarlo a la erotomanía, o a la
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indiferencia afectiva. La autora propone el concepto de figuras esto es, qué figuras
del amor son posibles en la psicosis. La figura (Baur, 2016) requiere de cierto trabajo
de moldeado, es una cosa que no viene creada a priori, sino que se sustenta en la
construcción.
En conclusión, no hay suposición de que haya una única forma del amor psicótico,
¡qué delirio sería... si se nos ocurriese esto mismo!, acaso ¿hay un solo tipo de amor
en la neurosis? Dejo abierta la pregunta, para adentrarnos ahora un poco más en la
presentación del caso clínico.
Sin embargo, en el último tiempo -refiere Elizabeth (psicóloga tratante)- debido a que
MM se encontraba muy hostil con las devoluciones de sus pares y los profesionales
del equipo, se decidió que transitoriamente no tenga su espacio de terapia grupal, y
en lugar de eso, se instaló el dispositivo de terapia individual, donde es atendido por
los mismos profesionales del equipo. En dichas entrevistas de terapia individual que
son con frecuencia semanal, se encuentra presente también un trabajador social -
que, dicho sea de paso, es el hermano de Paula (ex psicóloga tratante con quien se
juega la erotomanía)-. La modalidad de estas entrevistas es intercalar una sesión
individual, y una vincular, donde acude MM con su madre, que es con quien convive.
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Debido a esta coyuntura es que la adherencia al tratamiento farmacológico que
actualmente realiza en consultorios externos del mismo centro de salud presenta
grandes dificultades para ser llevado adelante. El esquema de medicación actual es:
risperidona 3 mg día + carbamazepina 400 mg día + biperideno 2 mg día +
clonazepam 2 mg día.
Además, agrega MM que su madre muchas veces retiene la llave del domicilio donde
viven, o su DNI. En este sentido, se puede pensar como la madre encarna un Otro de
goce y las dificultades de esa especularidad de dos en la que queda por momentos
arrasado. Por otro lado, si bien cuenta con una hermana, la misma decidió tomar
distancia refiriendo que su madre y MM necesitan de una internación por salud
mental.
Desde ese entonces, se hipotetiza que “el estado” ocupa ese lugar de Otro de goce
en la historia de vida del paciente. Los elementos con los que el sujeto psicótico arma
su delirio, no son pura casualidad. Actualmente el poder del estado queda en manos
del director del centro de salud Pichón Riviere, volviéndose éste el perseguidor, y
quien interrumpe la continuidad de su historia amorosa con Paula.
B) Antecedentes amorosos:
En sus dichos también se hace presente la figura de una “ex novia cibernética, una
chica coreana con la que chateaba hacía alrededor de nueve años atrás” (sic), de
quien él refiere que rompió su corazón el día que conoció al amor de su vida (Paula).
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Además, en algunas entrevistas en el trascurso del año 2022, mencionó a Romina
(paciente que era compañera de él en hospital de día), a quién había invitado a salir,
y de quien refiere que luego de haber ido a tomar un helado, dejó de concurrir al
hospital de día. En ese entonces, acudía bastante perturbado a la guardia, refiriendo
desesperación por no saber dónde se encontraba Romina, y en una especie de
disyunción psíquica, donde se le imponía elegir entre Paula o Romina, provocando
esto estallidos de angustia y desolación.
Sus motivos de consulta hacen referencia a una amplia gama de fenómenos que se
le presentan en el cuerpo o en la psiquis perturbándolo, llevándolo en muchas
ocasiones a presentar ideación tanática, e incluso en su grado más extremo a
considerar el suicidio como única respuesta. Sin embargo, cabe aclarar que los
mismos, ceden a la contención verbal.
En esa consulta por guardia, se apuntó a ubicar qué había sucedido en esos días,
que lo había llevado a ese estado de malestar, frente a lo cual refiere que había
acudido a la justicia para denunciar “todo lo que me hicieron en el Pichón” (sic) y que
allí no le habrían querido tomar la denuncia. El panorama era claro, lo que venía a
querellar y denunciar MM no era admitido en ningún otro lado.
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salud anotábamos en la hoja de guardia sus dichos. Así se ubica que la escritura, es
decir, el haber dejado asentado su reclamo, producía ahora un efecto de alivio en el
paciente.
Se podría pensar que la intervención por guardia fue ubicarse como testigo, que al
decir de Soler (1991) es un sujeto al que se supone no saber, no gozar, y habilitar un
vacío en el que el sujeto podrá colocar su testimonio.
Sin embargo, cabe destacar que antes de retirarse, nos pidió que le hagamos llegar
a los policías, lo que él vino a testimoniar, frente a lo cual se le respondió desde la
abstención, refiriendo que no podíamos tener ese tipo de injerencia, ¿haberle dicho
que sí, no habría sido acaso entrar en su sistema delirante?
2. Acto seguido, luego de una semana concurre nuevamente a la guardia del día
jueves, (cabe aclarar que es el único día en el que no acude a los talleres de hospital
de día) y refiere consultar nuevamente por “gatillos postraumáticos” (sic). La siguiente
expresión, lleva a establecer cierto enlace con la vivencia de “almicidio (asesinato de
almas)” de la que ya ha testimoniado Schreber en su tiempo. Se llama gatillo a la cola
del disparador de un arma de fuego, es decir, que el motivo de consulta se presenta
en escena como la aparición inminente del trauma. Más adelante se lee, que MM
nombra como traumático el momento en el que Paula deja de ser su psicóloga
tratante.
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En esa consulta por guardia, despliega su amor platónico por Paula (ex psicóloga
tratante), refiriendo que ella fue su salvadora, y que es quien impidió que se suicidara
en el año 2013. Cuando se indaga, refiere que en ese tiempo se encontraba viviendo
un infierno, ya que había cobrado el dinero de un accidente de tránsito y en el Pichón
lo habrían estafado. Enuncia que sentía que era tratado como una basura, como un
enfermito. Que en ese tiempo el Pichón rompió su salud mental, sus vínculos, y su
lugar en la sociedad. Hasta que conoció a Paula, quien “es la única que se da cuenta
de todo lo que me hacen” (sic).
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4. A la semana siguiente, vuelve a concurrir a la guardia del día jueves y también lo
atienden mis compañerxs, les pregunta si podía continuar su tratamiento psicológico
conmigo en consultorios externos, y en ese momento lo redirigen al Pichón donde se
encuentra realizando su tratamiento. Él acepta, y se va.
El trabajo en la psicosis:
MM refiere que en agosto del 2020 se le escapó una propuesta de matrimonio a Paula,
y al poco tiempo ella deja de trabajar en el Pichón, en ese entonces recae en una
crisis aguda acompañado de fenómenos elementales de diversa índole, entre ellos:
ideas de persecución y delirantes “era como si el mundo fuera contra mí” (sic), refiere
que soportó sobre su persona toda clase de abusos, estafas, debido a sentirse
culpable por el hecho del pase de Paula a otro efector de salud. Presentó también
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alucinaciones acústico verbales, eran voces que gritaban injurias sobre su ser,
escuchaba la voz de Paula burlándose de él “me decía cosas que ella nunca diría de
mí” (sic).
Alejandra Pizarnik
En las cartas que MM se encarga de hacerme llegar, despliega lo que podemos ubicar
según Clérambault (1920) como la evolución del síndrome en el estadio de la
esperanza. Así, refiere que “en junio de 2013 conocí a una mujer por casualidad,
pienso en ella como el destino, el amor de mi vida. Ese es el día en que de antemano
había decidido suicidarme. No sé qué pasó entre la tarde y la noche. Pero regresé a
casa mucho mejor de lo que estuve en años, ya no me suicidé. Sé que usé las
palabras "no sabía que te estaba buscando, pero te encontré". Bromeé por primera
vez en mucho tiempo ese día. Ella comenzó a protegerme. Salvándome. Nuestra
historia de amor comenzó cuando nos conocimos, pero había reglas, y nunca iba a
permitir que ella saliera lastimada o lastimada por mi culpa, así que seguí esas reglas,
aunque fue difícil” (sic).
En los escritos que me trae notifica de los encuentros con Paula, donde se recorta lo
siguiente: “fácilmente podría haber obedecido al director del hospital y haber hecho lo
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que varios me hicieron a mí. En cambio, con frecuencia tosía, dejaba caer algo, o
hacía algún comentario. Hasta que corrompieron una prueba destinada a permitirnos
estar juntos y ambos salimos dañados, ahora estoy más traumatizado que nunca, y
tengo TEPT. Poco tiempo después de convertirse en mi terapeuta, la enviaron a otro
hospital. Así que tuvimos que hacer cosas para que yo pudiera ser su paciente en el
otro hospital. La historia de amor continuó, pero el seguimiento de reglas y varios
límites también lo hicieron” (sic).
Se desprende de sus dichos, que cualquier gesto que realizara Paula, le hacía signo
de que ella lo amaba. Postula algo activo de parte de su terapeuta para que ella
pudiese continuar tratándolo en el otro hospital. Agrega también que, así como
continuó el amor, también lo hicieron las reglas.
Es Lacan quien precisa el amor extático / amor muerto como figura del amor en la
psicosis. Entonces, “¿qué diferencia a alguien que es psicótico de alguien que no lo
es? La diferencia se debe a que es posible para el psicótico una relación amorosa
que lo suprime como sujeto, en tanto admite una heterogeneidad radical del Otro.
Pero ese amor es también un amor muerto”. (Lacan, 1955). Podemos leer a este amor
como posible de permanecer eterno, sólo por su imposibilidad real de ser llevado
adelante.
¿Erotización de la transferencia?
Para fines del 2021, MM comenzaba a acudir a la guardia con ideación tanática, con
pérdida de valores preventivos, presentando un aspecto desprolijo, desaseado,
desaliñado, sumamente adelgazado, refiriendo que siquiera ingería agua. La
mortificación del cuerpo era evidente, se estaba dejando morir. Refería que Paula lo
había abandonado y que ahora se sentía “quebrado por dentro” (sic). Además,
presentaba perturbaciones para dormir, presentando insomnio de varios días de
evolución. En ese tiempo acudía con cierta urgencia subjetiva buscando un testigo,
alguien que oyera todos los males que le estaban haciendo en el Pichón.
Luego, en un segundo momento, se volvió tan reiterativo que -si bien permaneció en
observación por guardia en algunas ocasiones- los diferentes equipos de guardia
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intervenían referenciándolo nuevamente al Pichón, lugar sede de su tratamiento.
Desde mediados hasta finales del 2022, el paciente transcurre varios meses sin
concurrir a la guardia.
El tercer momento lo ubico a finales de enero del 2023, cuando comienza a consultar
por gatillos postraumáticos y me pregunta mi nombre. Aquí hay un pasaje del
anonimato de cualquier profesional de la guardia, a particularizarse en “Agustina”.
El cuarto momento, aquel en el que me trae las cartas, podría ser leído como
¿erotización de la transferencia, o más bien como localización de la analista en el
lugar de destinataria?
Conclusiones:
Una posible lectura del caso clínico a lo largo del tiempo en lo que va su circulación
por la guardia, podría ser, que en un primer momento MM buscaba hacerse lugar
solicitando testigos de lo que le acontecía. Se puede pensar que luego se establece
un segundo momento de cierto rechazo que causaba la presentación del paciente en
varios equipos de guardia, debido a la reiteración de su sistema delirante, y que
muchas veces no ameritaba una intervención por guardia teniendo un tratamiento
ambulatorio, lo que nos lleva a un tercer y cuarto momento, en que algo de mi escucha
en esa consulta, aloja lo que venía estando desalojado en otro lado, y trae como
efecto no sólo la escritura de las cartas -que no son cartas de amor dirigidas hacia mi
persona, son cartas donde cuenta su historia de amor con Paula- sino también la
solicitud de continuar su tratamiento psicológico conmigo en consultorios externos.
Entonces sin replicar la respuesta de desaparecer, o darme a la fuga con una “licencia
eterna de vacaciones”, y posicionándome desde la enseñanza lacaniana respecto de
“no retroceder frente a las psicosis” se podría pensar en la apuesta de inaugurar un
quinto momento posible, es decir, ¿sería viable instalar algo que restituya el ser del
sujeto, por ejemplo, dejarlo de su lado, dándole a elegir entre seguir escuchándolo,
pero separando dicho acto de lo erótico, o proponerle que será atendido por otras
personas de ahora en más?
A partir de los trazos que se recortaron de sus cartas, se podría pensar que en la
dirección de su cura “ser un escritor sobre cuestiones de amor” podría llegar a darle
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un nombre que estabilice y haga de suplencia, ya que al decir de Nieves Soria
(2008)“la escritura sería una manera de reanudar lo real, partiendo de lo simbólico”.
Algo del encuentro transferencial con Paula, pone freno al suicidio durante varios
años. Es precisamente en el momento en el que su cura deja de estar conducida por
esta misma, que la sintomatología psicótica se agudiza y comienza a hacerse
presente el padecimiento mental sobre sí mismo. Debido a esto se estaría en
condiciones de asumir que Paula ¿efectuó como soporte imaginario a la falta de
inscripción del Nombre del Padre?
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Bibliografía:
Álvarez, J. M. (2021). Estudios sobre la psicosis (5th ed.). Xoroi Ediciones. Colección:
La Otra psiquiatría.
Baur, V. (2016). Figuras del amor en las psicosis. Buenos Aires: Letra viva.
Lacan, J. (1955-56). El seminario. Libro 3: Las psicosis, Buenos Aires: Paidós, 1984.
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