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28 SOÑAR LA REALIDAD

a las operaciones del sistema nervioso. De este modo, se habla 1. EL MITO DE LA OBJETIVIDAD
del sistema nervioso como de una red neuronal sensoriomo-
triz cerrada que computa una rt alidad estable. El apéndice con-
tiene una entrevista mantenida por Carol Wilder con von Foers-
ter en su casa de Pescadero (Cal , fornia). Von Foerster describe
su infancia, su emigración a América y muchas de las inteli-
gencias privilegiadas que ha tenido el placer de conocer y con
las que ha trabajado durante los últimos cuarenta y cinco años.
Finalmente, el lector tomará nota de que la obra de von Lo que conocemos se considera generalmente el resultado de
Foerster, un marco conceptual para la comprensión de la cog- nuestra exploración del mundo real, del modo que las cosas son
nición, es «no tanto un edificio en su mayor parte terminado, realmente... Cómo conocemos es un problema mucho más mo-
sino más bien un espacio claramente forjado; donde las prin- lesto. Para resolverlo, la mente tiene que, por decirlo así, emer-
ger de sí misma; pues en este punto ya no tenemos nada que ha-
cipales líneas de edificación están establecidas-y el acceso es- cer con los hechos que en apariencia existen independientemente
tá claramente indicado».2 La obra de von Foerster abre más de nosotros en el mundo exterior...
puertas de las que cierra.'
PAUL WATZLAWICK'

Cloquet odiaba la realidad, pero se daba cuenta de que todavía


era el único lugar donde se podía pillar un buen bistec.
WOODY ALLEN'

El pez es el último en saber que vive en el agua.


Aforismo chino'

El problema de la objetividad se centra en la pregunta: ¿Qué


podemos conocer acerca de la realidad? La epistemología do-
minante (teoría del conocimiento) que subyace a la mayoría de
las explicaciones de los procesos de cognición empieza con el
supuesto de que el mundo, es decir, la realidad objetiva, existe
independientemente de nosotros, los observadores. De este
modo, el imperativo lógico para el filósofo, el psicólogo o el neu-
rofisiólogo es dar cuenta de cómo percibimos y tenemos co-
nocimiento de nuestro mundo.
Aunque podamos afirmar lingüísticamente la noción de ob-
jetividad —conocimiento de un objeto independiente de la
rica con el término propio de la gramática generativa «recursivo• y « recur- observación—, no Ilay modo alguno de probar la existencia de
sividad »: «La regla según la cual se puede utilizar un número inhnito —teó-
ricamente— de veces para la producción de la misma frase..
2. Varela, Francisco. Como introducción a Observing systems. Seaside,
1. Watzlawick, Paul (comp.) (1984). The invented reality. How do we know
CA.: Intersystems Publications, pág. xi.
what we believe we know? Nueva York: W. W. Norton, pág. 9.
3. Comentario personal de un colega del Mental Research Institute, Vin 2. Allen, Woody (1980). Side eftects. Nueva York: Ballantine, pág. 13.
Moley.
3. Fuente de referencia desconocida.
30 EL MITO DE LA OBJETIVIDAD
EL CONOCIMIENTO OBJETIVO 31' -

la realidad o de confirmar nuestro «conocimiento». Los filóso- que res se refiere a asuntos de gestión y de propiedad. La raíz
fos de la ciencia son muy conscientes de este dilema y, cuando latina res aparece en la palabra «república», la propiedad pú-
se les presiona, admiten que los científicos deben garantizar me-- blica; res define lo que es poseído. El corredor de bienes raí-
ramente la objetividad de la realidad, si quieren hacer ciencia ces vende realidades, propiedades inmuebles, aquellas cosas
y ofrecer explicaciones científicas de los fenómenos observados. que son inmóviles. Por lo tanto res es, en esencia, un concepto
Este libro tiene que adoptar un procedimiento contrario a jurídico.
estos supuestos. Construirá una epistemología que sostenga que R Damos por sentado que la «realidad» contiene cosas u
(j lo que conocemos es una función del observador y no de lo que ob. d- 110f' s. - .endiente del obse . e e
es observado. Sin embargo, antes de construir esta epistemo- Cuando menos ésta es la creencia común. La mayoría de los
logía, nos es preciso examinar detenidamente el problema desde lingüistas sostienen -q-ile -et lenguaje surge del modo en que
las perspectivas semántica, filosófica y neurológica. De este aprendemos a nombrar estos objetos. Conocerlos con los sen-\,
modo, la pregunta que tenemos planteada es: ¿Qué significa \ tidos es percibirlos, una palabra que deriva del vocablo latino
la noción de «objetividad» y por qué la rechazan los construc- que significa «asir». Asir perceptivamente un objeto es perci-
tivistas? birlo. A la inversa, las palabras «ilusión» y «alucinación» de-
notan que se perciben cosas que no se encuentran allí, es de-
cir, que se percibe falsamente la realidad.' Los psiquiatras
PUNTOS DE PARTIDA
describen ab:» pacientes que alucinan como si hubieran «per
dido el contacto con la realidad». Así, los términos «realidad»,
Nuestro punto de partida inicial será examinar el modo en «percepción», «ilusión» y «alucinación», son circularmente in-
que el lenguaje genera la noción de objetividad. Cada uno de terdependientes, y cada uno de ellos da su significado a los
nosotros es un bservádor, un sistema biológico capaz de ob- demás.
servación. Los observadores viven en el lenguaje del mismo El lenguaje diferencia implícitamente lo verdadero de lo fal-
modo que el pez vive en el agua. El lenguaje es el médium de so distinguiendo entre percepción e ilusión. La palabra « obje- —1
nuestra existencia cognitiva. «Cualquier cosa que puede ser di- tivo» denota conocimiento de la cosa como tal, el modo en que
es realmente, independiente de la observación. )
~lo cb „1.,cha, lo es por un observador a otro observador que puede ser
0(14 él mismo.»' El lenguaje usa símbolos para representar cosas, l Por definición, el conocimiento objetivo es más bien descu-
ctin vn i I bierto antes que inventado. Cuando se descubre algo que resi-
que pueden ser tanto concretas como conceptuales. Por ejem-
plo, no hay nada semejante a una silla en la palabra «silla» o de en la realidad, se dice que el descubrimiento es «verdade-
semejante a una mesa en la palabra «mesa». Para poder utili- ro». La objetiyidad es el summum bonum del método científico,
zar símbolos se requiere un acuerdo entre los observadores. ylos científicos, al haberse encargado de una función que an-
una lengua significa
ThizTM1
compartir act teriormente cumplían sacerdotes y chamanes, se han conver-
II
II cepción de la «realidad», tina palabra cuyas rices latinas se tido en nuestros enlaces oficiales con la realidad.
remontan al sustantivo res, que significa «cosa».5 Sin embar-
go, si examinamos detenidamente el término re.1, encontramos
EL CONOCIMIENTO OBJETIVO

4. Maturana, Humberto. Conferencia .Biology of social systems., pro-


nunciada ante los miembros del Health Science Centre, el 21 de junio de 1983; Sin embargo, ¿pueden los observadores tener un conoci-
presentada por el Programa de Terapia familiar del Departamento de Psi- miento objetivo?
quiatría de la Universidad de Calgary (Canadá). Con financiación de la Al-
berta Heritage Foundation for Medical Research.
6. Ibld.
5. 'bid.
32 EL MITO DE LA OBJETIVIDAD HISTORIA DE LA OBJETIVIDAD 33

La clave para solucionar este problema se encuentra en la los hombres creyeron que Dios había hecho al hombre a su im a-
cuestión: ¿En qué medida es correcto nuestro conocimiento? gen y que lo había situado en el planeta inmóvil Tierra, el cen-
¿En qué medida son correctas las percepciones que tenemos tro del universo espiritual y vivo de Dios. La realidad era j e-
de la realidad? Como explica von Glasersfeld,' ya en el siglo rárquica, «empezaba con Dios en la cúspide y descendía a través
I a.C., los filósofos definían el conocimiento como aquello de los ángeles, los seres humanos y los animales hasta formas
Itrepresenta o explica alguna otra cosa. El conocimiento se juz- de vida cada vez más inferiores».9 Todas las acciones huma-
gaba correcto cuando se consideraba equivalente, isomórfico nas se explicaban teológicamente, es decir, como si tuvieran
o característico del fenómeno original. Von Glasersfeld describe lugar para mayor gloria de Dios. La ciencia medieval, en su ma-
esta relación como icónica, es decir, el conocimiento es un ico- yor parte una rama de la filosofía cristiana, intentaba compren-
no una •• • n • ue - a • • e a otra cosa. der el sentido y la significación de los fenómenos observados.
Naturalmente, explica von Glasersfeld, los fi ósofos pronto Pero, a diferencia de los científicos modernos actuales, los cien-
se plantearon la pregunta: ¿En qué medida mi conocimiento tíficos medievales no intentaban predecir y controlar la natu-
es correcto? ¿En qué medida es acertada mi imagen? Estas pre- raleza.m
guntas ayudaron a crear una paradoja que atormentó a filóso- En 1543 el concepto medieval de realidad empezó a descom-
fos y científicos durante más de dos mil años. n ponerse. Nicolás Copérnico se atrevió a afirmar que la Tierra
¿Cómo se puede juzgar la precisión de la imagen que uno se movía sobre su eje y giraba alrededor del Sol. Siguiendo sus
ha elaborado? Si se toma una segunda imagen, se nos plantea pasás, Kepler y Galileo proporcionaron demostraciones adicio-
el mismo problema que teníamos con la primera. ¿Cómo to- nales en apoyo de estas afirmaciones revolucionarias, y acele-
mar una imagen del original que no sea una imagen, una co- raron así el derrumbamiento del universo geocéntrico ptolo-
pia, una representación? Es imposible tener experiencia de algo meico que había estado vigente durante mil seiscientos años.
antes de experimentarlo. Sólo podemos volver a comprobar i El hombre ya no vivía en el centro del universo.
nuestras imágenes con otras nuevas o con las de otros obser- Con este cambio en el pensamiento, la realidad cobró una
vadores. Como señala von Glasersfeld, la historia de la filoso- nueva apariencia. Los filósofos y científicos, que ya no daban
fía occidental es una historia de errores geniales: sistemas fi- por sentado que el gran libro de la naturaleza estuviera escri-
losóficos que no han logrado solucionar este problema. to en lenguaje bíblico, afirmaban que el verdadero lenguaje de
la naturaleza era matemático. Galileo barrió las ideas escolás-
ticas de las substancias y las explicaciones teleológicas, argu-
HISTORIA DE LA OBJETIVIDAD EN LA ÉPOCA MODERNA mentando que las entidades físicas están compuestas de áto-
mos indestructibles, que poseen propiedades matemáticas, y
La cultura occidental contemporánea glorifica el conoci- que los átomos se mueven en un espacio y un tiempo que son
miento y la verdad. Los científicos, nuestros nuevos sumos sa- homogéneos e infinitos, y en los que todos los procesos pue-
cerdotes del conocimiento, són «nuestro enlace c4paz y miste- den formularse matemáticamente. El mundo real es matemá-
rioso con la realidad, nuestros embajadores de la sabiduría ».8 tico. «En resumen, todo lo que contaba era el número.»"
Antes del siglo xvi se utili:- aba un aparato conceptual dife- La imagen del mundo sin espiritualidad de Galileo se pro-
rente para examinar la realidad. Durante mil quinientos años
9. Capra, Fritjof (1982). The turning point: Science, society and the rising
culture. Nueva York:•Bantam Books. (Trad. cast. en Roselló Imp., El punto
7. Von Glasersfeld, Ernst (1984), Jonferencia ante el Congreso del Men- crucial, Barcelona, 1986.)
tal Research Institute, Munich, Alemania.. 10. lbíd.
8. Mahoney, Michael (1976). The scientist as a subject: The psychological 11. Matson, Floyd W (1964). The broken image: Man, science and sacie ty.
imperative. Cambridge, MA: Ballinger Publishing Co., pág. 3. Nueva York: George Braziller, pág. 27.
EL MITO DE LA OBJETIVIDAD HISTORIA DE LA OBJETIVIDAD 35

pagó y fue formalizada por el filósofo y matemático francés leyes de la suma —un sistema lógico— dos más dos siempre
René Descartes, el cual redujo el funcionamiento de la natura- es igual a cuatro. El sistema de Descartes quería deducir las
leza a un sistema geométrico. Tal como lo enuncia Capra: leyes de la materia.
El mundo de la materia de Descartes era una máquina per-
A la edad de veintitrés años, Descartes tuvo una visión ilumi- fecta, cuyas propiedades podían describirse y predecirse ma-
nadora que había de modelar por entero toda su vida. Después temáticamente. Descartes afirmaba que la materia sólo tenía
de algunas horas de intensa concentración, durante las cuales propiedades primarias —número, figura, tamaño, posición y
pasó revista a todo el saber que había acumulado, percibió, en movimiento—. Al igual que sus contemporáneos científicos,
un repentino destello de intuición, «la fundamentación de una
Descartes creía que las cualidades primarias eran propieda-
ciencia maravillosa» que prometía la unificación de todo el co-
nocimiento... En su visión Descartes percibió cómo podía reali-
des del mundo real, independientes de la observación.
zar este plan. Vio un método que podría permitirle construir una Las cualidades de la mente eran la imaginación, el pensa-
ciencia de la naturaleza completa sobre la que podría tener cer- miento, la voluntad y otras funciones mentales superiores. «La
teza absoluta; una ciencia basada en las matemáticas, en los pri- mente no estaba localizada en el espacio ni sus operaciones
meros principios plenamente evidentes." estaban sometidas a las leyes mecánicas. Es por ello que cual-
quiek persona vive dos historias colaterales, una de ellas con-
La ambición de Descartes queda reflejada en el título de sistente en lo que le sucede a su cuerpo y dentro de él, la otra
su obra más famosa, Discours de la méthode pour bien con- consistente en lo que le sucede a su mente y dentro de ella. La
duire sa raison et chercher la verité dans les sciences (Discurso primera pertenece al ámbito público, la segunda al privado. Los
del método para conducir rectamente la propia razón y buscar acontecimientos de la primera historia son acontecimientos en
la verdad en las ciencias), editada en Francia en 1637. el mundo físico; los de la segunda son acontecimientos en el
El cogito ergo sum* de Descartes convertía la mente en algo mundo mental.»"
más digno de confianza que la materia, y le llevó a concluir Como creyente, Descartes suponía que Dios había creado
que ambas estaban separadas y eran fundamentalmente dife- ambas substancias. Sin embargo, una vez Dios hubo creado el
rentes. De este modo, afirmó que no existe nada que siendo del mundo de la materia, el hombre pudo descubrir deductivamen-
cuerpo pertenezca a la mente, y nada que siendo de la mente te el plan original divino, con independencia de la experiencia
pertenezca al cuerpo. Esta separación de mente y cuerpo se ha sensorial, y hacerlo del mismo modo en que se deducen los sis-
dado en conocer como el dualismo cartesiano. temas matemáticos.
El dualismo permitió a Descartes superar algunos proble- La escisión mente-cuérpo sigue atormentando a aquellos
mas. Primero, y dado que como hombre religioso creía en la científicos que estudian los fenómenos de la cognición y la na-
inmortalidad de su alma, el dualismo le permitió reconciliar turaleza de la materia. Como comenta el físico Werner Heisen-
su enfoque mecanicista del mundo con su creencia en Dios y berg, «esta división (el dualismo cartesiano) ha penetrado pro-
en la salvación de su alma. En segundo lugar, salvó los proble- fundamente en la mente humana durante los tres siglos
mas de ambigüedad asociados a los datos sensoriales. Duran- posteriores a Descartes y Costará mucho tiempo sustituirla por
te centenares de años, los filósofos supieron que esos datos una actitud realmente diferente en relación con el problema
podían ser ilusorios o distorsionados, pero los sistemas racio- de la realidad»."
nalistas, como las matemáticas, evitaban el problema de la in- Sin embargo, estos problemas tardaron años en salir a la
certidumbre limitándose al dominio lógico. A saber, dadas las
13. Ryle, Gilbert (1949). The concept of mind. Nueva York: Barnes and
* «Pienso, luego existo». Noble, págs. 11-12.
12. Capra, Fritjof (1982). 14. Capra, Fritjof (1982).
36 EL MITO DE LA OBJETIVIDAD
HISTORIA DE LA OBJETIVIDAD 37

superficie. En la cadena de acontecimientos que históricamente cipios de la ciencia secular hasta los fundamentos de las revela-
siguieron, la obra de Descartes preparó el camino para la me- ciones religiosas, desde la metafísica hasta las cuestiones de
gusto, desde la música hasta la moral, desde las discusiones es-
cánica de sir Isaac Newton, el príncipe heredero de la ciencia colásticas de los teólogos hasta los asuntos de comercio, desde
clásica. Newton redujo el universo mecanicista cartesiano de la ley natural a la ley arbitraria de las naciones... Todo ha sido
la materia a las tres leyes del movimiento (ley de la inercia, ley discutido, analizado o, por lo menos, mencionado».'
de la aceleración, y el principio de la igualdad de la actio y de
la reactio) y a la ley de la gravedad. Su cálculo describe un mun- La concepción científica de la realidad que emergió en el
do material sin alma, sin finalidad, formado por conglomera- siglo xvii es, en buena medida, la responsable de nuestro idi-
ciones de materia que se mueven en un sistema coordinado de lio con la causalidad. «Newton dio al mundo la primera for-
tiempo y espacio absolutos. mulación rigurosa de la doctrina de la causalidad. Dicho de
Como señala Rapoport," la matemática de la ciencia clá- un modo más sencillo, la doctrina afirma que las mismas cau-
sica proporcionaba a los físicos un poderoso instrumental para sas generan los mismos efectos.» La doctrina causal afirma que
comprender la naturaleza, un denominador común que permi- «la evolución de cualquier sistema físico está controlada por
tía la comprensión de fenómenos en apariencia tan diferentes ley" rigurosas. Éstas, juntamente con el estado inicial del sis-
como la mecánica, la luz, el sonido, el calor, la electricidad y tema (que se supone aislado), determinan sin ambigüedad cual-
el magnetismo. quier estado futuro y también cualquier estado pasado. La his-
Sin embargo, a diferencia de Descartes, que se limitaba a toria completa del sistema durante todo el tiempo está, de este
la deducción, Newton, un empirista, insistió en que todas las modo, determinada por las leyes y por el estado inicial ».'7
deducciones, al margen de lo rigurosas que fuesen, habían de La doctrina de la causalidad parecía satisfacer la eterna bús-
ser confirmadas por la observación. Al demostrarse que la ima- queda de certeza y de objetividad. Los filósofos y los científi-
gen mecanicista newtoniana del mundo era fructífera, ésta em- cos del siglo xvi y xvii creían haber salvado, si no resuelto, el
pezó a impregnar la conciencia occidental, influyendo en cada problema de la objetividad. El métodO que utilizaban reque-
ámbito del aprendizaje humano. Por cientos, los divulgadores ría dos factores:
llevaron el saber newtoniano al público en general. Así, por En primer lugar, suponían que la naturaleza opera sin
ejemplo, el filósofo social francés Saint-Simon proclamaba que voluntad o propósito, como un enorme sistema de relojería,
«la gravedad universal es la única causa de todos los fenóme- independiente tanto del hombre como de Dios. Cuando el em-
nos físicos y morales». El filósofo y matemático d'Alembert re- perador Napoleón I preguntó a Laplace, el matemático y as-
sume el impacto del pensamiento newtoniano así: trónomo francés, cómo encajaba Dios en su sistema, Laplace
respondió, «no necesito esa hipótesis». O, como Robert J. Op-
La ciencia de la naturaleza acumula día a día nuevas rique- penheimer explica, «la gigantesca máquina (el universo new-
zas... Se ha reconocido el verdadero sistema del mundo... En re- toniano) era objetiva en el sentido de que ningún acto o inter-
sumen, desde la Tierra a Saturno, desde la historia del cielo has-
vención humanos determinaba su comportamiento». Matson
ta la de los insectos, se ha revolucionado la filosofía de la
naturaleza; y casi todos los ámbitos del saber han adoptado nue- ha expresado la misma idea, aunque desde un punto de vista
vas formas... Esta fermentación, que se propaga a través de la na- un poco diferente, al escribir: «A través de la inexorable reduc-
turaleza en todas direcciones, ha arrastrado a su paso casi con ción de toda realidad conocible a las dimensiones de un meca-
violencia todo lo que con anterioridad estaba en su camino, como
un río que ha reventado sus diques... De este modo, desde los prin- 16. D'Alembert, Elements de philosophie; citado en Matson, op. cit.,
pág. 28.
15. Rapoport, Anatol. (1968). Prefacio a Modern Cybernetics Research for 17. D'Abro, A. (1951). The rise of the new physics (vol. 1) Nueva York: Do-
the behavioral scientist, Buckley, W. (comp.). Chicago: Aldine, págs. xiv-xv. ver Press, pág. 45.
38 EL MITO DE LA OBJETIVIDAD VERDAD, ENTENDIMIENTO Y REALIDAD 39

nismo objetivo, la brecha entre quien conoce y lo conocido, entre Simplificando mucho, la búsqueda de la verdad es una es-
el mundo objetivo y el subjetivo, se convierte en la medida de pecie de trabajo de investigación policial. Supongamos un po-
la distancia entre la apariencia y la realidad».'8 licía que sospecha que Jones, un ex convicto, vende drogas ile-
En segundo lugar, desarrollaron procedimientos de objeti- gales. Después de convencer a un juez para que le conceda una
vación de la observación para excluir los prejuicios humanos, orden de registro, el policía entra en el apartamento de Jones
o dejarlos sin efecto, que se configuraron como el método cien- y encuentra medio kilo de heroína y los avíos para diluirla. El
tífico. policía ha destapado o, mejor dicho, ha descubierto la prueba
Aunque la teoría de la relatividad y la mecánica cuántica concreta que encaja con su convicción. La realidad ha confir-
han alterado radicalmente el enfoque que el físico tiene de la mado la visión del mundo del policía.
realidad, este cambio no ha afectado al ciudadano medio. Y lo Ésta es, dicho brevemente, la forma y la manera en que su-
que es igual, o incluso más importante, muchos científicos no ponemos que el mundo objetivo se establece, poniendo de
han revisado tampoco su concepción acerca de la realidad y acuerdo algo que hay en la mente con algo que creemos que
de la naturaleza del trabajo científico. De este modo, la mayo- existe independientemente de nosotros en el mundo concreto.
ría ve el mundo como lo veían los científicos del siglo xvii, y Buscar continuamente la confirmación directa de nuestros
supone que es posible sostener la objetividad y conocer la pensamientos y percepciones no resulta práctico. La mayoría
realidad. de nosotros no tiene el tiempo, el dinero, las aptitudes o los
recursos pertinentes para hacerlo. Así, confiamos en que lo que
los demás dicen es verdad. Validamos o modificamos nuestras
VERDAD, ENTENDIMIENTO Y REALIDAD ideas y percepciones poniéndolas en consonancia con las per-
cepciones de los demás. Evidentemente nunca sabemos lo que
Nuestra mentalidad característica del siglo XVII se manifies- pasa por las cabezas de los otros. De este modo resultaría más
ta en la vida cotidiana. Si este último enunciado parece dispa- exacto decir que hacemos que nuestras percepciones compi-
ratado, entonces detengámonos y examinémoslo: ¿Ha repara- tan con lo que los demás dicen sobre las suyas propias.
do últimamente algún aparato mecánico, o ha recogido datos A veces esperamos que los demás nos digan cómo son las
bursátiles, zanjado una disputa, repasado los deberes de su hijo cosas realmente leyendo sus libros. El libro contiene lo que
o tomado parte en un jurado? ¿O, acaso se gana la vida com- otros dicen que son hechos. Así, el libro se convierte en nues-
probando nuevos medicamentos, diseñando ordenadores, o bien tra fuente de verdad, es deisir, de Realidad. La credibilidad del
ejerce la abogacía o investiga las reclamaciones de segurds? libro depende de los procedimientos del autor. Las afirmacio-
Éstas y otras incontables actividades requieren la acumulación nes deducidas mediante procedimientos científicos gozan de
de datos o de información: no precisamente cualquier dato, sino nuestra mayor estima. De este modo, somos más propensos a
los datos que son correctos o precisos, es decir, que son verdad. creer en los dictámenes de un laboratorio de pruebas indepen-
A la búsqueda de objetividad y de verdad se la conoce por diente que no en el folleto de propaganda del fabricante.
muchos nombres. En el lenguaje corriente, buscarnos la im- Cuando confiamos en nuestros propios sentidos, si duda-
presión general, el factor esencial o los hechos. Los que tienen mos de la información procedente de un dato sensorial lo com-
una mentalidad más científica hablan de dar cuenta de la di- probarnos con otro distinto. Se demostró una confirmación de
vergencia, establecer datos fidedignos y válidos, hacer predic- la realidad mediante el emparejamiento de dos percepciones
ciones precisas y validar hipótesis. sensoriales (inputs), por ejemplo, en la versión cinematográfi-
ca de la novela clásica de Alejandro Dumas, El conde de Mon-
18. Matson, Floyd W (1964). The broken image: Man, science and society, tecristo. Durante, el héroe de la historia, anhela la compañía
Nueva York: George Braziller, pág. 42. de otro hombre tras muchos años de cautiverio injusto y soli-
EL MITO DE LA OBJETIVIDAD CONSTRUCTIVISMO 41

tario. Un día empieza a moverse una gran piedra de su maz- logo-filósofo Ernst von Glasersfeld, los psicólogos Jean Piaget
morra y entra arrastrándose un hombre viejo y de aspecto mu- y Paul Watzlawick, los biólogos Humberto Maturana y Fran-
griento. Atónito, y sin poder mediar palabra, Durante no puede cisco Varela, el neurofisiólogo Warren McCulloch, el físico Er-
creer lo que ven sus ojos. Primero, el visitante se queda inmó- win Schródinger y, claro está, Heinz von Foerster. Von Foers-
vil. Durante quiere averiguar si se trata de una alucinación. Con ter —cibernético, matemático, físico y filósofo— afirma que
los ojos desorbitados, conteniendo su respiración, camina ha- CONSTRUIMOS O INVENTAMOS la realidad en lugar de descubrirla.
cia el anciano visitante. Entonces, cuando se encuentra esca- Nos engañamos a nosotros mismos al dividir primero nuestro
samente a medio brazo de distancia de él, se detiene y le toca mundo en dos realidades —el mundo subjetivo de nuestra ex-
con cautela los cabellos y el rostro, y después de realizar su periencia y el llamado mundo objetivo de la Realidad— y al
conexión táctil, la expresión de su rostro sufre una metamor- afirmar, luego, que nuestro entendimiento está basado en la
fosis. Rodeando con sus brazos al visitante, lo abraza de todo adecuación de nuestra experiencia a un mundo que supone-
corazón y empiezan a saltarle lágrimas de alegría. «Temía que mos que existe independientemente de nosotros.
no fuese real», exclama Durante. Al correlacionar sus sentidos A primera vista la noción de una realidad construida pare-
del tacto y de la vista, Durante creía haber confirmado la rea- ce insondable y absurda. Todo no es caos; en el mundo domi-
lidad del visitante. na el orden. ¡Existe! ¡Nada podría ser tan obvio! La realidad
Sin embargo, no podemos utilizar la modalidad de un úni- construida de von Foerster socava las bases a partir de las cua-
co sentido para confirmar otro y confirmar así la realidad ob- les obtenemos conocimiento..¿Piensa que simplemente inven-
jetiva. El ojo no puede oír; el oído no puede ver. Sólo podemos tamos la realidad confeccionándola en nuestras cabezas? ¿El
correlacionar la experiencia de un sentido con otro. Paul Watz- constructivismo es sólo otra versión del solipsismo de David
lawick lo expresa así: «Por muy diferentes que sean entre sí Hume?
las visiones filosófica, científica, social, ideológica o individual No, von Foerster no es un solipsista. No piensa que simple-
del mundo tienen todavía una cosa en común: la suposición mente imaginamos el mundo. No niega la realidad. Como el
básica de que existe una realidad y que determinadas teorías, resto de nosotros, esquiva repetidamente los coches que vie-
ideologías o convicciones personales la reflejan (se le ajustan) nen de frente en el sentido de su marcha y no intenta atrave-
más correctamente que otras ».I9 sar las paredes. Más bien, tal como lo expone Rolf Breuer, von
Foerster sostiene que «...la objetividad dada del mundo es apa-
rente y que es incorrecto suponer que los biólogos, los psicó-
CONSTRUCTIVISMO logos, los antropólogos o los físicos descubren la realidad y la
representan en su descripción o formalismo»." Von Foerster
Raras veces los científicos ponen en tela de juicio la supo- sostiene que carecemos de una base para utilizar la «objetivi-
sición de que la realidad existe independientemente del obser- dad» como validación de los argumentos científicos. Nuestra
vador. Cuando lo hacen, deben correr el riesgo de ser etique- creencia en la objetividad impide el progreso científico; impi-
tados de excéntricos o bien de buscar publicidad. Sin embargo, de sobre todo la comprensión de nosotros mismos.
un número cada vez mayor de estudiosos y científicos célebres Ésta es la cuestión clave del constructivismo. Si suponemos
se sienten tanto intelectual como emocionalmente obligados una realidad objetiva, entonces ésta determina desde el comien-
a correr este riesgo. Conocidos como constructivistas, entre sus
filas se encuentran el antropólogo Gregory Bateson, el psicó-
20. Breuer, Rolf. «Self-reflexivity in literature: The example of Samuel
Beckett's novel trilogy», en Watzlawick, Paul (comp.) (1984), The invented rea-
19. Watzlawick, Paul (comp.) (1984). The invented reality: How do we know lity: How do we know what we believe we know? Nueva York: W W Norton,
what we believe we know? Nueva York: W. W Norton, pág. 15. pág. 145.
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Adi-f~t chdt o.
42 EL MITO DE LA OBJETIVIDAD
UNA OJEADA A LA OBJETIVIDAD 43

zo las explicaciones que demos del observador. Al rechazar la la mayoría de investigaciones sobre los procesos mentales, es
objetividad, los constructivistas no abrazan el solipsismo. Re- una petición de principio.
chazan la ilusión de 1 de alternativas entre una Los constructivistas sostienen que para explicar el obser-
realidad objetiva y e solipsism A este respecto sus esfuer- vador, no tenemos que suponer la existencia independiente del
zos científicos son únic s científicos en su totalidad es- mundo externo.
tán muy familiarizados con este problema. Como el físico Max
Planclei apunta:
UNA OJEADA MÁS DETALLADA A LA OBJETIVIDAD

1. Hay un mundo real que existe con independencia de nues-


tro acto de conocimiento. • ¿Qué nos pueden decir los sentidos sobre el mundo? No se
2. El mundo externo real no es directamente conocible. trata de un problema trivial. La ciencia «avala una epistemo-
logía (teoría del conocimiento) llamada empirismo. Esta epis-
El físico D'Abro sostiene que «el primero de estos enuncia- temología es, según se dice, diferente de algunas otras (por ejern-
dos no puede probarse o refutarse ni mediante argumentos a plo, el racionalismo, el misticismo) por el hecho de que hace
priori ni mediante experimento; la posición del solipsismo es I de la ex eriencia sensorial la fuente última de conocimiento.
inatacable. Por razones pragmáticas, sin embargo, la existen- Para el empirista, o o conocimiento genuino debe derivarse
cia independiente del mundo externo ha de ser admitida».22 de, o ser en última instancia relativo a los datos de los sen-
«No», contestan von Foerster y Maturana. « No estamos dis- ittidos»." Pero los sentidos no nos pueden dar certeza per-
1
puestos a hacer esta suposición pragmática.» Quieren evitar , ceptiva.
la clase de pensamiento que aparece en el número de diciem- La ciencia tradicional intenta controlar los prejuicios del
bre de 1984 de la revista Scientific American, donde Cooper observador excluyendo al observador mismo. Esta postura se
y Shepard," en su artícu ,o titulado «Turning Something Over puede hacer remontar hasta Galileo, que escribió: «Pienso que
in the Mind»,* afirman, «,nuestros resultados confirman empí- estos gustos, colores, etc., no son más que meros nombres, y
ricamente lo que es subjetivamente evidente, a saber, que nues- residen únicamente en el cuerpo sensible; de manera que si
tra mente puede modelar los procesos físicos, sometiéndolos se eliminara al animal (hombre), entonces todas estas cualida-
a las limitaciones geométricas que se hallan en el mundo ex- des serían abolidas o aniquiladas »." Como se afirmó con an-
terno». Su punto de partida son las limitaciOnes físicas en el terioridad, la supresión se consigue con el lenguaje.
El fundamento universal para la objetividad es el siguien- Iglir '
Imundo externo. Su investigación apunta a 'explicar cómo la
1 mente recrea lo que existe con independencia de ella. Pero, te: si una explicación científica es válida, cualquier científico
cualificado puede —dados el tiempo, el dinero y los medios téc-
¿cómo saben los autores de este artículo qué las limitaciones
físicas existen en realidad con anterioridad a ler conocidas por nicos necesarios— reproducir el experimento y observar los
un observador que conoce gracias al funcionamiento de un sis- mismos resultados. Se dice que los «descubrimientos científi-
tema nervioso? La investigación que ellos llegan a cabo, como cos» son independientes de la persona que lleva a cabo el tra-
bajo científico. Si son repetibles, la comunidad científica con-
* «Dándole vueltas en la mente». cluye que representan un descubrimiento sobre la realidad en
21. Planck, Max (1932). Where is science going? Nueva York: Norton, lugar de una construcción realizada por el observador, y del i
pág. 82. primer científico que los hace públicos se dice que los ha des-1
22. D'Abro, A. (1961). The rise of the new physics (vol. 1). Nueva York: Do- ,..-1
ver Press, pág. 14.
23. Cooper, Lynn A. y Shepard, Rodger, N. (1984, diciembre). «lbrning so- 24. Mahoney, Michael, op. cit., pág. 129.
mething over in the mind», Scientific American, vol. 251, n. 6, pág. 106. 25. D'Abro, A. op. cit., pág. 14.
••■ •...
•.01.11.[M14.,•■

44 CONFIRMACIÓN Y CORRELACIÓN
45
EL MITO DE LA OBJETIVIDAD

cubierto —por ejemplo, Isaac Newton descubrió la gravedad—. CONFIRMACIÓN Y CORRELACIÓN


(El lector quizá se dé cuenta de lo natural que parece la pala-
bra descubrimiento en el contexto de este párrafo. Sin embar- El constructivismo expresa dudas acerca de la idea de que

go, este término, «descubrimiento», encubre la suposición me- 3 emparejamos la experiencia con la realidad. Los constructivis-
tafísica de que se pueden descubrir cosas que existen con tas sostienen que no necesitamos suponer la «objetividad» para
independencia de los observadores.) teienntsosdequ enit;
oebsseeanaciniodnepso
ideencloias. oNboseexinsdteonredsescusbsrtism
hacer ciencia.
!ie
Mientras que el sentid( común sugiere que el método cien-
- tífico debe controlar los p4ejuicios individuales, surge un pro- pueden correlacionar sus experiencias sensoriales con ellos
blema cuando preguntamos si una comunidad de observadores mismos y con cada uno de los demás. «Todo cuanto tenemos
puede ser objetiva. Que se compartan acuerdos entre observa- son correlaciones», dice von Foerster. «Veo el lápiz y lo cojo;
dores-científicos no prueba que sus datos sensoriales sean ob- puedo correlacionar mi experiencia del lápiz y utilizarlo... hay
jetivos, es decir, independientes de los observadores. La pro- un profundo hiato que separa la escuela de pensamiento (so-
posición en su conjuntó es absurda. ¿De qué modo puede haberl bre la realidad) de una escuela de pensamiento, en la que los
rv
ciencia sin observadores? ¡No habría nada que observar! distintos conceptos de "confirmación" y "correlación", respec-
Los científicos admitirán que, en el mejor de los casos, las tivamente, se toman como paradigmas explicativos de las per-
verdades científicas son válidas consensualmente, pero, como cepciones. Esto es, la escuela dice que mi sensación del tacto
explica D'Abro," los científicos suponen la objetividad por ra-
zones pragmáticas. Así, disponemos de «acuerdos» sobre 'ex- es confirmación de mi sensación visual de que "aquí hay una
mesa". Una escuela dice que mi sensación de tacto, en correla-
plicaciones, que reciben el nombre de «explicaciones científi-
ción con mi sensación visual, genera una experiencia que po-
cas». Pero científicos y profanos creen que la objetividad valida dría describir como "aquí hay una mesa">"
la veracidad de las observaciones y de las explicaciones, pun- Cómo se ha afirmado anteriormente, no podemos ver lo que
to éste que justifica una discusión ulterior. Las explicaciones oímos u oír lo que vemos. astas son sólo inferencias que sur-
científicas utilizan el objeto, que existe con independencia del gen de correlacionar dos modalidades sensoriales. La visión
observador, como base de su explicación, pero seguramente se estereoscópica proporciona otro ejemplo del modo en que ma-
trata de una contradicción, porque ¿cómo se puede utilizar lo lentendemos «confirmación» por «correlación». No confirma-
que no puede ser conocido, la cosa en sí misma, para validar mos lo que vemos con el ojo izquierdo mediante lo que vemos
una explicación?
con el ojo derechq. La inversa tampoco es cierta. Cada ojo nos
Así pues, podemos distinguir dos epistemologías: la epis- presenta una imagen diferente. Al correlacionar estas dos imá-1
temología del sistema observado, avalada por la ciencia tradi- genes, construimos algo nuevo, la percepción de la profundidad.
cional, y la epistemología vador, avalada por los
P constructivistas. Los científicos tradicionales abrazan una epis-
temología según la cual la realidad puede confirmarse mediante
EL ESTUDIO DE LA PERCEPCIÓN
la comparación de los mundos interno y externo. Los construc-
tivistas, al abrazar una epistemología de correlación, sostie-
No es casual que muchos constructivistas pongan en tela
nen que nuestra creencia en una realidad objetiva surge de la
Wrzekcirin -nuestra ex eriencia sensorial. Puedo ver un ob-
jeto, toco un objeto; por lo tanto, pue o correlacionar mi expe-
1 de juicio la objetividad. Las investigaciones de la percepción
les fuerzan a enfrentarse a la cuestión de la incertidumbre per-
ceptiva. Los científicos que investigan fenómenos diferentes a
riencia de él y operar con él. Si correlaciono Mi experiencia
de un lápiz, puedo escribir con él.
27. Von Foerster, Heinz (1981). «On constructing a reality». Reimpreso en
26. D'Abro, A. op. cit., pág. 14. Observing systems. Seaside, CA: Intersystems Publications, pág. 295.
46 EL MITO DE LA OBJETIVIDAD CODIFICACION INDIFERENCIADA 47

los de la cognición pueden evitar la incertidumbre perceptiva mados en representaciones simbólicas: puntos brillantes en la
suponiendo que cuando los prejuicios del experimentador es- pantalla de televisión, o neuronas que funcionan activamente
tán adecuadamente controlados, los sentidos comunican da- en el interior de nuestro cerebro»." En la descripción de Re s-
tos objetivos sobre el mundo real. Esta posición no será ope- tak se encuentra implícita la suposición de que los objetos exi s-
rativa cuando se estudie la percepción. ten, independientes de los observadores que los transforman
Por ejemplo, si un científico estudia la vista, ¿qué piensa en representaciones simbólicas.
éste del objeto que ve la persona con quien experimenta? ¿En ¿De qué modo los científicos dan cuenta de su propia ca-
qué ámbito afirma que el objeto existe? ¿En el ámbito percep- pacidad de observar los sujetos con los que experimentan? Esta
tivo compartido por él y el sujeto de experimentación, o en el cuestión afecta al problema central que desde hace casi cíen
ámbito de la realidad, independiente del sujeto de experimen- años ha incomodado a todo aquél que ha estudiado la percep-
tación y del científico? ción: el problema de la codificación indiferenciada.
Cualquiera que estudie la percepción como un científico tra-
dicional, se excluirá de sus observaciones, relegando lingüís-
ticamente los objetos presentes en sus experimentos al ámbi- CODIFICACIÓN INDIFERENCIADA
to de la Realidad —con una R mayúscula—. Si tiene que diseñar
un experimento en el que el sujeto mire una pelota coloreada, 860 ueller formuló el principio de las ener-
entonces realiza experimentos para explicar cómo el sujeto pue- gías nerviosas específicas. Observó que cualquier cosa que se
de verla. Suponiendo la existencia objetiva de la pelota, inten- le haga al ojo, por mucho que se exciten los bastones y los co-
ta explicar cómo la ve el sujeto, es decir, de qué modo el apa- nos; provocará que en aquél siempre se produzca una sensa-
rato psicofisiológico representa la pelota en la experiencia ción de luz. Por ejemplo, un golpe en el ojo producirá una sen-
fenomenológica del sujeto. En otros términos, explica cómo el sación de luz, es decir, veremos las estrellas. Este principio es
sujeto percibe (capta) la realidad objetiva. Supone, a priori, que válido para todas las modalidades sensoriales.
los objetos existen en el mundo, lp que es una suposición me- Si traducimos el principio de Mueller de las energías ner-
tafísica. ¿El propósito de su experimento es aprender cómo per- viosas específicas al lenguaje moderno, aquél nos dice que no
cibimos la realidad objetiva o aprender sobre la percepción? es el agente estimulador el que produce la sensación que ex-
Los constructivistas sostienen qué ambos son diferentes. El ob- perimentamos, sino que es el sistema nervioso. Cualquiera que
servador (experimentador) y el sistema observado (el sujeto del sea el estímulo que presentemos a un sensor particular —ojo,
experimento) pueden estar de acuerdo en que perciben la pe- oído, nariz, etc.--, siempre producirá una experiencia de la mo-
1 Iota, pero esto no significa que la pelota exista independiente- dalidad de ese sentido.
1 mente de ellos. Podemos volver a enunciar esta noción, una vez más, como
Esta cuestión sutil pero muy importante impregna la lite- el principio de la codificación indiferenciada: n_uestros órga-
ratura sobre la percepción y el cerebro. En sil libro de éxito, nos'"cr±nsOrlaleS sólo codifican CUANTA estimulaciSn reciben, NO
The Brain, Richard Restak escribe: «Si abres el circuito de te- LO QUE CAUSA LA asTimuLAcióN. Así pues, nuestros órganos sen-
levisión que va desde una cámara a una pantalla, en ningún soriales, nuestros enliTesEnpíricos con la realidad, no codi-
lugar encontrarás una imagen en miniatura del mundo. Y si fican lo que les estimula a funcionar. ¿Cómo percibimos un
abrimos'un cráneo para examinar el cerebro, todo cuanto des- mundo tan rico, lleno de señales, sonidos, olores y colores?, pre-
cubrimos en su interior es un órgano rosáceo con la textura gunta von Foerster. El físico sir Arthur Eddington lo dice de
de un aguacate. En ambos casos, én realidad, los objetos que este modo:
se encuentran en el entorno no han sido puestos dentro de la
televisión o del sistema nervioso, sino que han sido transfor- 28. Restak, R. (1984). The Brain. Nueva York: Bantam Books, pág. 51.
48 EL MITO DE LA OBJETIVIDAD CODIFICACION INDIFERENCIADA 49
Observador
del sujeto, dibujado en forma de pera, al contador (f), que mide
cuántas veces se enciende el sensor de presión. El contador (p)
mide la presión aplicada al cuerpo del sujeto.
. El experimentador ejerce presión sobre la piel del sujeto
mientras tiene a la vista sus dos contadores. Al correlacionar
la lectura de los dos contadores, valida que está aplicando pre-
sión al receptor táctil del receptor. Entonces puede preguntar
al sujeto, «¿qué experimenta?». «Presión», contesta el sujeto,
pareciendo confirmar la conclusión misma del observador.
Aquí tenemos en acción el principio de correspondencia. El ob-
servador hace corresponder cada contador con el otro y con
el informe del sujeto.
El sujeto no puede ver al experimentador ejerciendo la pre-
sión. Tampoco puede ver los contadores que miden la presión
y la relación de encendido de su sensor. Aun así el sujeto expe-
rimenta presión. ¿Cómo lo sabe?
Sujeto Si el experimentador reproduce el experimento con calor
Figura I. Sistemas observado y observador. o con algo tan frío como el hielo, el sensor del sujeto, unido
a un contador similar, sólo verá cuántas veces se enciende, no
lo que lo perturba. El sujeto no tiene, o necesita, un contador.
Consideren cómo se alcanza nuestra supuesta familiaridad Sencillamente siente presión, calor o frío. ¿Cómo llega a esta
con un trozo de materia. Cierto influjo procedente de la materia experiencia? O, según la formulación de Eddington: ¿Cómo crea
actúa sobre la terminación de un nervio poniendo en marcha una el sujeto esta experiencia a partir de una serie de impulsos ner-
serie de cambios físicos y químicos que se propagan a lo largo
viosos que sólo codifican la cantidad de estimulación, no aque-
del nervio hasta una célula del cerebro; allí ocurre algo misterio-
so, y surge en la mente una imagen de la sensación que no puede llo que los estimula?
pretender asemejarse al estímulo que la excita. Todo lo conocido El experimentador verifica la experiencia de presión del su-
acerca del mundo material debe, en un sentido u otro, haber sido jeto emparejando las observaciones a partir de sus dos conta-
inferido de los estímulos transmitidos... Es una asombrosa proe- dores. Uno muestra la presión y el otro la proporción en la que
za de desciframiento que seamos capaces de inferir un esquema el sensor se activa. Entonces el experimentador formula una
de conocimiento natural de una comunicación tan indirecta." hipótesis: «Mi micropipeta tiene que estar en un receptor de
presión, pues los contadores están correlacionados». El expe-
Imaginen lo que sucede cuando un científico tradicional, rimentador pasa por alto cómo el sujeto sabía que se aplicaba
que intenta ser objetivo separándpse él mismo de su observa- presión sobre su brazo. El sujeto no podía ver el contador
ción, investiga la percepción de 14 presión. La figura 1 mues- de presión ni lo que el experimentador hacía a su brazo. El su-
tra dos ojos. Un ojo representa el - experimentador, el sistema jeto percibía presión, aunque su sistema nervioso sólo codifi-
observador, mientras que el otro representa el sujeto, o siste- ca el grado de estimulación, no aquello que lo perturba. El men-
ma observado. Un sensor mecánico conecta el receptor táctil saje del sensor no contiene nada relacionado con la presión.
¿Cómo transformamos los ochenta millones de voltios de im-
29. Eddington, sir Arthur (1936). Science and the unseen world; pulsos de corriente eléctrica que viajan a través de nuestro sis-
por Joad, C.D.M. Guide to Philosophy, Citado
Nueva York: Dover Publicnt:it, pág. 34. tema nervioso en la experiencia de presión, de visión, o en cual-
50 EL MITO DE LA OBJETIVIDAD UNA OJEADA AL OBSERVADOR 51

quier otra? Si el observador utilizara una epistemología que cambio?», pregunta von Foerster. «A pesar del cambio de apa-
diera cuenta de su propia capacidad de percibir y sentir, esta riencia de un objeto, como por ejemplo cuando se hace rotar
cuestión no pasaría desapercibida. Preguntaría, «¿cómo soy ca- un cubo o cuando una persona da vueltas, lo tomamos como
I paz de percibir?». el mismo objeto.»" ¿Cómo se ejerce el cambio en un «árbol
Contestar a estas 9reguntas requiere abandonar la creen- que crece, o cuando nos encontramos con un viejo compañero
cia de que nuestros s nsores —nuestros ojos, nuestros oídos, de escuela después de una década o dos? ¿Son diferentes o son
etc.—, cuando no estáis contaminados por la emoción o la emo- los mismos?».3' Percibir la realidad depende del hecho de dis-
tividad, funcionan como cámaras y micrófonos, cablegrafian- tinguir entre invariancia y cambio.
do los datos al cerebro, el cual, al igual que un aparato de tele- Los recién nacidos no tienen constancia objetal, la capaci-
visión reconvierte la señal vista y el sonido producido por la dad de distinguir objetos estables. No pueden calcular la equi-
realidad. valencia, una operación lógica que tiene que realizarse para
En resumen, el problema se puede revelar como un error percibir un objeto que cambia su estructura y posición en el
de lógica. Al igual que todos los buenos científicos tradiciona- espacio como ese mismo objeto. Los estudios sobre la evolu-
les hacemos inferencias lógicas, es decir, A implica B, escrito ción y desarrollo mental de los niños, dirigidos por el psicólo-
A-'13. Si A es verdadero, entonces B tiene que ser verdadero. go, suizo Jean Piaget, muestran que aprendemos a percibir la
Si A es falso, entonces B tiene que ser falso. Si se coloca un constancia del' objeto. Este proceso tarda unos dieciocho me-
peso en nuestro brazo y nuestro sistema nervioso funciona co- ses. Piaget llama cinteligencia sensoriomotriz» a este tipo de
rrectamente, tenemos sensaciones visuales y táctiles. Enton- aprendizaje y afirma que «implica el establecimiento de rela-
ces me digo a mí mismo, y a otros, que «siento y veo el mundo. ciones y correspondencias (funciones) y clasificación de esque-
Mis sensaciones (B) son "percepciones reales" implicadas por mas (véase la lógica de clases), en estrúcturas de ordenac ión
el mundo (el peso), que sé que existe». Entonces tenemos que y reunión que constituyen una subestructura para ulteriores
A (el mundo)--►13 (mi experiencia). operaciones del pensamiento». La inteligencia sensoriomotriz
Pero precisamente, tal como von' Foerster afirma, «sucede «organiza la realidad construyendo amplias categorías de ac-
justo a la inversa. El sentido de la implicación es que infiero ción que son los esquemas permanentes del objeto, el espacio,
el peso porque tengo sensaciones particulares. A partir de mis el tiempo, la clusalidad...».32
sensaciones hago una inferencia acerca del mundo». En la ecua- Por ejemplo., sentémonos con un niño de cinco años y dis-
ción lógica A-'13, A es nuestra experiencia y B es nuestra infe- pongamos cinco monedas idénticas formando una hilera en el
rencia de una realidad. Está claro que esto invierte nuestro extremo superior de una mesa. Entonces le damos al niño cin-
modo de pensar acerca de nosotros mismos y del mundo. co de esas monedas y le pedimos que forme una hilera que se
empareje con la que hemos hecho. Este niño lo puede hacer
fácilmente. Un niño de cinco años también puede decirles que
UNA OJEADA MÁS DETALLADA AL OBSERVADOR cada hilera tiene el mismo número de monedas. Si, no obstan-
te, aumentamos el espacio que separa las monedas en una de
Presuntamente la realidad contiene objetos que tanto se en-
cuentran estacionarios como cambian su posición en el espa- 30. Von Foerster, Heinz (1981). •Notes on an epistemology of living things».
cio. Aunque ciertos objetos, como los seres humanos, tienen Reeditado en Observing systems. Seaside, CA: Intersystems Publications, págs.
una estructura variable, se perciben como si tuvieran identi- 258•259.
dad y continuidad. Nuestra estructura cambia constantemen- 31. Ibíd. The psychology of the child.
32. Piaget, Jean y Inhelder, Barbe) (1969). Ma-
te, pero nuestros amigos y parientes nos reconocen como si Nueva York: Basic Books. (Trad. cast. en Morata, La psicología del niño,
siempre fuéramos las mismas personas. «¿Qué entendemos por drid, 1984).
52 EL MITO DE LA OBJETIVIDAD 51
¿Y EL PROGRESO TECNOLÓGICO?

las hileras y le preguntamos qué hilera contiene más monedas, de un mero registro de observaciones sin una actividad estruc-
un niño de cinco años dirá que la hilera más larga tiene más turadora por parte del sujeto»." Así pues, no hay «hechos pu-
monedas que la más corta. Elkind puntualiza que el mismo ejer- ros». Un hecho se interpreta a partir del momento de su ob-
cicio con un niño de siete años da un resultado diferente. «En servación.
primer lugar el niño considera la pregunta un poco estúpida El constructivista Ernst von Glasersfeld," quien compar-
y replica que claro que las dos hileras tienen el mismo núme- te con Piaget su concepto de la cognición, escribe: «El cons-
ro de monedas puesto que no se ha añadido o quitado nada tructivismo radical sostiene... que las operaciones mediante las
y que espaciar las monedas entre sí no altera su número. El que reunimos nuestro mundo de experiencias pueden ser ex-
niño mayor considera evidente, o a priori, aquello que sólo po- ploradas, y que el conocimiento de este modo de operar... pue-
cos años antes no sabía que existía. Una vez se ha construido de ayudarnos a hacerlo de manera diferente y, quizá, mejor».
un concepto, inmediatamente se externaliza de manera que apa- El resto de este libro examinará esas operaciones.
rece al sujeto como una propiedad del objeto dada perceptiva-
mente e independiente de la actividad mental propia del suje-
to. La tendencia de las actividades mentales a convertirse en ¿Y EL PROGRESO TECNOLÓGICO?
automatizadas o a ser recibidas por sus resultados como exter-
nas al sujeto es lo que conduce a la convicción de que hay una El lector puede preguntar por el modo en que los construc-
realidad independiente del pensamiento.»" tivistas reconcilian su refutación de la objetividad con los tre-
La obra de Piaget sugiere que reevaluamos el significado mendos avances tecnológicos de nuestra cultura que son di-
del conocimiento factual. El Webster's New World Dictionary' rectamente atribuibles a los descubrimientos científicos.
define un hecho como «2. Una cosa que realmente sucedió o Los constructivistas sostienen que los avances tecnológicos
que es realmente verdadera; 3. el estado de cosas como real- muestran «uno» de los muchos caminos posibles para produ-
mente son, realidad; tatsachlichkeit, verdad; el hecho en opo- cir un resultado o realizar predicciones. Una teoría científica
sición a la imaginación». Sin embargó, si hurgamos un poco probada es un excelente medio para alcanzar una meta.
más y consultamos el American Heritage Dictionary," encon- Von Glasersfeld explica que, 1) el conocimiento, especial-
ramos que la palabra «hecho» deriva de la raíz latina (acere, mente el conocimiento científico, es útil si nos perniite prede-
ue significa «hacer o fabricar». Facere es la raíz latina en pa- cir, es decir, causar o evitar ciertos fenómenos; 2) cuando el
1abras como factor, forma, artefacto, benefactor, edificio, in- conocimiento ya no sirve a este propósito pasa a ser cuestio-
fectar, justificar, modificar, anular, perfecto, perfeccionar, apro- nable y, en la práctica, se devalúa; 3) von Glasersfeld concluye
vechar, rectificar, etc. que, «cualquier estructura cognitiva [se refiere a una teoría o
En su octogésimo primer aniversario, en un debate con el modelo] que sirve a su propósito en nuestra época, prueba, por
lingüista Noam Chomsky, Piaget afirmó: «Cincuenta años de consiguiente, ni más ni menos que esto, a saber, que dadas las
experiencia nos han ensebado que el conocimiento no resulta circunstancias que hemos experimentado (y determinadas al
experimentarlas) ha hecho lo que se esperaba de ella. Lógica-
33. Elkind, David (comp.) (1958). Six Psychological Studies by Jean Pia- mente, esto no nos da una pista de cómo el mundo objetivo
get. Nueva York: Vintage Books, págs.
34. Webster's New World Dictionary of the American Language (2a edi-
36. Piattelli-Palmarimi, Massimo (comp.) (1980). Language and learning.
ción) (1980). David B. Guralnik, editor en jefe. Nueva York: Simon and The debate between kan Piaget and Noam Chomsky. Cambridge: Harvard
Schuster.
University Press, pág. 23.
35. The American Heritage Dictionary of the English Language (1969). Edi-
37. Von Glasersfeld, Ernst. «On radical constructivism», en Watzlawick,
tado por William Morris. Nueva Y rk: The American Heritage Company, Inc., Paul, (comp.) (1984). The invented reality: How do we know? Nueva York: W.
& Houghton-Mifflin, Co.
W. Norton, pág. 18.
54 EL MITO DE LA OBJETIVIDAD LA TEORTA DEL OBSERVADOR 55

podría ser; simplemente significa que sabemos de un camino De este modo el observador tiene que dar cuenta de él mismo
viable que conduce a una meta que hemos escogido bajo cir- en sus observaciones.
cunstancias específicas en nuestro mundo de experiencia. Nada ¿Cómo da razón el observador de él mismo? No se trata de
nos dice —y nada puede decirnos— acerca de cuántos otros una noción fácil de resumir. Von Foerster presenta el proble-
caminos puede haber o cómo esa experiencia, que considera- ma con el siguiente acertijo:
mos la meta, podría conectarse con el mundo más allá de nues-
tra experiencia». «ESTA FRASE TIENE LETRAS»
«El realista metafísico», prosigue von Glasersfeld," «bus-
ca conocimiento del mismo modo en el que usted buscaría una Nos pide que insertemos la palabra perdida, es decir, que
pintura que fuera acorde con el color con el que ya ha pintado deletreemos el nombre de un número que dé cuenta con exac-
la pared... Filósofos y científicos, operando sobre la base del titud de todas las letras que hay en la frase, incluyendo las le-
principio de correspondencia, intentan hacer que los sistemas tras de la palabra perdida.
de relaciones o estructuras concuerden con la "naturaleza".» Sólo determinados números resuelven el problema. Las
(El término naturaleza es un sinónimo de Realidad.) palabras «diez» o «cincuenta» no funcionarán. Si insertan la pa-
«Si, por otro lado», prosigue von Glasersfeld, «decimos que labra «treinta y una», no obstante, encontrarán que la frase,
algo es "adecuado", tenemos en mente una relación diferente. incluyendo su respuesta, contiene treinta y una letras. ¡Pero
Una llave es adecuada si abre una cerradura. Describe la ca- existe otra respuesta correcta! Para resolver este problema, ¡la
pacidad de la llave, no la cerradura. Gracias a los ladrones pro- respuesta misma tiene que tomarse en cuenta! Alentamos al
fesionales sabemos muy bien que hay muchas llaves que, con lector a que deje la lectura y encuentre la segunda solución
una forma un poco diferente de la nuestra, abren la cerradura.» correcta. Le sugiero una: «treinta y cuatro».
El acertijo ilustra una cuestión sutil pero extremadamente
importante —hay más de una respuesta correcta a este proble-
LA TEORÍA DEL OBSERVADOR
ma—. Las ciencias tradicionales buscan respuestas necesarias
a sus problemas, es decir, soluciones que tengan una y sólo una
La obra de von Foerster intenta comprender al observador. respuesta. Los científicos dependen en gran medida de las ma-
Los constructivistas están más preocupados por cómo cono- temáticas, un sistema construido para generar respuestas ne-
cemos que por aquello que conocemos. ¿Cómo conocemos? cesarias a sus preguntas. Si preguntamos cuánto es dos veces
¿Qué significa fijarse en el lenguaje objeto?
tres, la respuesta tiene que ser seis. La frase de von Foerster
Francisco Varela describe las ideas de von Foerster como
un marco para la comprensión de los procesos de cognición es única, pero tiene dos respuestas correctas.
en el que las descripciones del observador y de lo que es ob- El acertijo de von Foerster revela una consecuencia del cons-
servado están conectadas «inextricablemente». «El estudio de tructivismo —¡la pérdida de certeza!—. Las respuestas nece-
los sistemas de primer orden (lo que estudiamos) y el estudio sarias generan certeza. Una ciencia que depende del sujeto y
de los sistemas de segundo orden (nosotros, los observadores) que permite y alienta al observador a incluirse en sus obser-
se reflejan en tales descripciones. Este par que se especifica vaciones no puede generar respuestas necesarias. Los construc-
recíprocamente, en todos sus detalles, constituye un espacio tivistas sostienen que realmente no se ha perdido nada. Para
donde la cognición puede ser comprendida correctamente. »" empezar, nunca tuvimos certeza. Podemos inventar llaves que
abran nuestros problemas, pero estas invenciones nos dicen
38. Von Glasersfeld, Ernst. Ibíd., pág. 24.
algo acerca de la llave, no acerca de la cerradura. Algunas lla-
39. Varela, Francisco (1981). «Introduction», Observing systems. Seaside, ves abren el acertijo de von Foerster. Aunque la certeza se pier-
CA: Intersystems Publications, pág. xi. da, la elección se incrementa.
56 EL MITO DE LA OBJETIVIDAD RESUMEN 57

RESUMEN cunstancias, cuando el observador se incluía a sí mismo en su


descripción (observaciones), ésta conducía a paradojas, como la
Me gustaría utilizar la siguiente cita de un artículo de von que encontramos en el enunciado "soy un mentiroso".
Foerster, «Notes on an Epistemology for Living Things»," Entretanto, no obstante, ha ido quedando cada vez más claro
para resumir mis comentarios sobre la objetividad: que esta restricción rigurosa, es decir, la exclusión del observa-
dor, no sólo creaba próblemas éticos asociados a la actividad cien-
tífica, sino también paralizaba el estudio de la vida en su pleno
Mientras que en el primer cuarto del presente siglo los físi- contexto desde las organizaciones moleculares a las sociales. La
cos y los cosmólogos se vieron obligados a revisar las nociones
vida no se puede estudiar in vitro; se tiene que explorar in vivo.
básicas que regían las ciencias naturales, en el último cuarto de En contraste con el problema de la investigación científica clási-
este siglo los biólogos forzarán una revisión de las nociones bá- ca, que postula primero un "mundo objetivo" de descripción in-
sicas que rigen la ciencia misma. A principios del siglo xx era variante (como si hubiera algo así) e intenta luego describirlo, aho-
claro que el concepto clásico de una "ciencia última", una cien- ra nos hemos lanzado al desafío de desarrollar un "mundo
cia que implicaba una descripción objetiva del mundo en la que subjetivo" de descripción invariante, es decir, un mundo que in-
no hay sujetos (un "universo sin sujeto"), contiene contradicciones. cluye al observador. Éste es el problema.
Para eliminar estas contradicciones la ciencia se vio obliga- Sin embargo, de acuerdo con la tradición de la investigación
da a dar cuenta de un "observador" (es decir, como mínimo un científica clásica, que perpetuamente pregunta ¿cómo? en lugar
sujeto). Hay dos ejemplos de este cambio del pensamiento cientí- de ¿qué?, esta tarea reclama una epistemología del ¿cómo cono-
fico: 1) las observaciones no son absolutas sino relativas al pun- cemos? y no una que se base en la pregunta ¿qué conocemos?.
to de vista del observador (es decir, su sistema coordinado —la
teoría de la relatividad formulada por Einstein—); 2) las obser-
vaciones afectan a lo observado hasta el punto de eliminar la es-
peranza de predicción del observador (es decir su incertidumbre
es absoluta —el principio de incertidumbre formulado por Hei-
senberg).
Dados estos cambios en el pensamiento científico, estamos
frente a la perogrullada que dice que una descripción (del uni-
verso) implica alguien que describe (lo observa). Lo que necesita-
mos ahora es una descripción de "quién describe" o, en otras pa-
labras, necesitamos una teoría del observador. Puesto que sólo
los organismos vivos se cualifican de observadores, parece que
esta tarea corresponde al biólogo. Pero el biólogo también es un
organismo vivo, lo cual quiere decir que en su teoría tiene que
responder no sólo de él mismo, sino también de su formulación
escrita de la teoría. Se trata de un nuevo estado de cosas en el
discurso científico, puesto que, en la línea del punto de vista tra-
dicional que separa al observador de sus observaciones, se evita-
ba cuidadosamente la referencia a este discurso. Esta separación
no se había dado por excentricidad o desatino. Los científicos obe-
decían esta regla de separación porque, bajo determinadas cir-

40. Von Foerster, Heinz (1981). «Notes on an epistemology of living things».


Reeditado en Observing sytems. Seaside, CA: Intersystems Publications, págs.
258-259.

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