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EL DÍA EN QUE DIOS CERRÓ LA PUERTA

Lucas 17:26-27 Como fue en los días de Noé, así


también será en los días del Hijo del Hombre. Comían,
bebían, se casaban y se daban en casamiento, hasta el
día en que entró Noé en el arca, y vino el diluvio y los
destruyó a todos.
Génesis 7:16 Y los que vinieron, macho y hembra de
toda carne vinieron, como le había mandado Dios; y
Jehová le cerró la puerta.
La historia del arca de Noé es bastante popular,
recientemente hasta se filmó una película inspirada en
ella.
De niños, a muchos nos enseñaron que Dios le dijo a Noé
que construyera un gran barco e introdujera en él a
todas las especies de animales porque iba a haber un
diluvio que inundaría todo el mundo. Por causa de la
maldad del hombre Dios tomó la decisión de empezar de
nuevo, y como Él es el dueño de todo, lo hizo así.
No obstante, y a diferencia de muchos ateos que
califican a Dios de cruel, hubo un largo tiempo para que
aquellos que hacían lo malo cambiaran sus caminos: fue
el tiempo que duró Noé construyendo el arca. Fueron
años, décadas enteras de trabajo en algo que no tenía
precedentes. Viéndolo la gente lo calificaron de loco,
demente, etc.
Pero jamás decidieron dejar atrás la maldad y entrar al
arca, sino solo hasta el día en que la lluvia comenzó a
caer y “Jehová cerró la puerta.”
La historia del arca no es solo un relato entretenido.
Jesús la utilizó para recordar que el día de su venida
tendrá bastantes similitudes con los días de Noé y por lo
tanto debemos estar listos.
Veamos algunas de esas similitudes:
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Esta acción de Dios cerrar la puerta la encontramos solamente dos


veces en la Biblia. Ambas ocasiones señalan el final de la
oportunidad para el hombre (incluyendo la mujer) entrar por la
puerta que estaba abierta.
Y también señala el comienzo del Juicio Divino sobre el hombre por
su incredulidad al no entrar a la salvación que Dios le había
provisto gratuitamente.

La primera puerta que Dios cerró la encontramos en Génesis 7:16-


17, donde dice: “Y los que vinieron, macho y hembra de toda carne
vinieron, como le había mandado Dios, y Jehová le cerró la
puerta.»

Es sumamente importante notar que el primer cierre de puerta que


Dios hizo dio comienzo al justo Juicio de Dios por medio del Diluvio.

EL JUICIO DEL DILUVIO

“Y fue el Diluvio cuarenta días sobre la Tierra; y las aguas


crecieron, y alzaron el Arca, y se elevó sobre la tierra.” Más
adelante en los versículos 21-23, la Biblia dice: “Y murió toda carne
que se mueve sobre la tierra, así de aves como de ganado y de
bestias, y de todo reptil que se arrastra sobre la tierra, y todo
hombre…todo lo que había en la tierra murió…y quedó solamente
Noé, y los que con él estaban en el Arca.” Allí murieron todos los
seres humanos y animales que estaban fuera del Arca, y esto por
culpa del hombre. Así como lo oye. El pecado del hombre ha
afectado y todavía afecta toda la Creación de Dios.
Parabola-de-las-diez-virgenes
LA SEGUNDA PUERTA QUE DIOS CERRARÁ

El Señor Jesús nos enseña sobre el Reino de Dios utilizando el


mecanismo de las parábolas. En Mateo 25:1-13, tenemos la
parábola de las 10 vírgenes. En la cual encontramos la segunda
ocasión en que Dios cerrará la puerta.

Si nos fijamos bien, ésta es la única parábola cuya semejanza es


futura, pues dice: “Entonces el Reino de los Cielos SERÁ
semejante a…” no dice: ES semejante a… como en todas las
demás parábolas.

Sino que dice: SERÁ semejante a… Es decir, que el cumplimiento


de este evento será siempre futuro mientras la Iglesia esté aquí en
la tierra. Pues tiene que ver con el día del Rapto de la Iglesia (1Cor
15:51-52).

En esta parábola, las 5 vírgenes prudentes representan a los


verdaderos cristianos. Mientras que las 5 vírgenes insensatas
representan a aquellos que no se han preparado suficiente y que
no han dejado que el Espíritu Santo trabaje lo necesario en ellos.
Estas últimas vírgenes tenían aceite en sus lámparas (la Biblia),
pero no tenían aceite en sus vasijas (el Espíritu Santo morando
dentro de sus cuerpos), o sea, que aunque eran religiosas no
habían permitido una transformación espiritual completa.

El Señor continúa el relato de la parábola diciendo que: “vino el


esposo; y las que estaban preparadas entraron con El a las bodas;
y se cerró la puerta.”

Aquí está el segundo cierre de puerta que Dios hace en toda la


Escritura. Sin duda que este cierre de puerta señala el día en el
que el juicio haya terminado y Jesús haya venido por segunda vez
para llevarnos con Él a la casa de Dios, es decir, cuando Cristo
viene a buscar su esposa, la Iglesia.

Pues inmediatamente en el versículo 13 advierte: “Velad, pues,


porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de
venir.”

Este día, cuando Cristo venga a buscar su Iglesia verdadera y Dios


cierre la puerta por segunda vez, en mi opinión, será el día más
significante en la historia.

Pues es el día más esperado tanto por los santos del Antiguo
Testamento como por la Iglesia desde su comienzo. Este será día
de victoria y de gozo para el pueblo de Dios. Será el día de
graduación para la Iglesia verdadera.

«Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor,


señor, ábrenos! Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que
no os conozco.» (Mateo 25:11,12)

¡Ay de aquellos que sean dejados fuera de las puertas! Dice Mateo
en el capítulo 13: «y los echarán en el horno de fuego; allí será el
lloro y el crujir de dientes». y en Lucas 13:28 podemos leer: «Allí
será el llanto y el crujir de dientes, cuando veáis a Abraham, a
Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros
estéis excluidos».

Todo esto sucederá por la incredulidad del hombre, al igual que en


los días de Noé. Sus nombres no serán hallados en el libro de la
Vida Eterna y serán lanzados al Lago de Fuego, que es la muerte
segunda (Apocalipsis 20: 11-15). “Y el humo del tormento de ellos
sube para siempre jamás” (Apo 14:11).

LA PUERTA ES CRISTO
La puerta del Arca de Noé que Dios cerró en Génesis capítulo 7
representa a Cristo.
El Nuevo Testamento nos revela esta verdad en el Evangelio según
San Juan 10:9 donde Cristo dice: “Yo Soy la Puerta el que por mí
entrare será salvo.” La segunda puerta que muy pronto Dios va a
cerrar es Cristo.

Pero hasta el día de hoy esa Puerta todavía permanece abierta.

Debemos aprovechar y hacer nuestra decisión de entrar al Arca de


Salvación, antes que sea demasiado tarde.
Podemos estar seguros que un día de estos Dios va cerrar esa
puerta también, así como la cerró en los días de Noé.
Luego que se cierre la puerta por segunda vez, de la misma
manera que no hubo segunda oportunidad para los
contemporáneos de Noé, no la habrá para el mundo actual. Y el
que no haya entrado perderá el regalo gratuito de la salvación.

Cristo nos invita: “Entrad por la puerta estrecha…porque estrecha


es la puerta, y angosto el camino que lleva a la Vida (Eterna) y
pocos son los que la hallan”(Mateo7:13). Amén.

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I. LA SITUACIÓN DE LOS HOMBRES
A. La maldad era mucha.
Génesis 6: 5 Y vio Jehová que la maldad de los hombres era
mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del
corazón de ellos era de continuo solamente el mal.
Dice este versículo que los hombres solo pensaban en hacer lo
malo. Dicho en otros términos, no tenían en cuenta a Dios para
nada. Solo pensaban en auto complacerse, en el placer y la
diversión. Podríamos deducir que también había criminalidad
como la hay hoy: asesinatos, complots, riñas, embriaguez, etc.
Concretamente, la situación era de extrema maldad.
B. Todo parecía normal.
Lucas 17: 26-27. Lucas 17:26-27 Como fue en los días de
Noé, así también será en los días del Hijo del Hombre. Comían,
bebían, se casaban y se daban en casamiento, hasta el día en
que entró Noé en el arca, y vino el diluvio y los destruyó a todos.
Hay un detalle a tener en cuenta y que Jesucristo mismo
mencionó: “comían, bebían, se casaban y se daban en
casamiento.” Podríamos decir que, por más que Noé seguía
construyendo su arca con dedicación día a día, aparentemente
no pasaba nada. Todo seguía normal. Quizá la gente decía “allá
está el loco Noé con su familia construyendo una gran casa
flotante.”
Hoy en día parece que todo sigue igual también. Sí, hay
maldad, corrupción, impunidad, guerras… pero de Dios y su
venida, la verdad no ocurre nada.
¿No creen que las situaciones se asemejan?
II. HUBO TIEMPO PARA ARREPENTIRSE
A. La paciencia de Dios.
I Pedro 3: 20. Los que en otro tiempo desobedecieron,
cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de
Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas,
es decir, ocho, fueron salvadas…”.
Si hoy en día con todos los elementos tecnológicos, los avances
científicos y la mano de obra calificada, construir un barco toma
mucho tiempo; ¡imagínese lo que tardó Noé solo con sus tres
hijos y cuatro mujeres! Ellos no eran arquitectos, es más, iban
a ser los primeros en construir una cosa así. No tenían
maquinaria pesada ni mucho menos. ¿Cree usted que este es
un detalle que puede pasar inadvertido? ¿No cree que si Dios
hubiese querido simplemente enviaba un crucero ya construido
con los materiales más resistentes y ya con los animales
adentro?
¡Por supuesto que habría podido hacerlo así! Pero no lo hizo,
¿por qué? Por su PACIENCIA. Día tras día Dios esperaba que
los malos volvieran de sus caminos errados, pero pasaban los
meses, los años, y Él seguía esperando. ¿Sabe una cosa? La
paciencia de Dios hoy también espera por todos aquellos que no
lo conocen, lo ignoran, lo rechazan y lo odian. Dios es paciente.
B. Hoy también hay tiempo, todavía.
II Pedro 3: 9. El Señor no retarda su promesa, según algunos
la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros,
no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al
arrepentimiento.
En estos días aún hay esperanza, hay tiempo. Los días de Noé
son un antecedente claro que no hay que ignorar.
III. “Y JEHOVÁ LE CERRÓ LA PUERTA.”
Génesis 7: 16 Y los que vinieron, macho y hembra de toda
carne vinieron, como le había mandado Dios; y Jehová le cerró
la puerta.
A. El tiempo se agotó y nadie lo aprovechó.
Llegó el día. Finalmente el arca estuvo lista. Algunos calculan
que el tiempo de construcción fue de alrededor de 100 años. Un
siglo (o casi) en el que los contemporáneos de Noé lo vieron
haciendo su ‘locura’. Pero nadie quiso creer.
B. “Así también será en los días del Hijo del Hombre.”
Lucas 17: 26 Como fue en los días de Noé,(D) así también será
en los días del Hijo del Hombre.
El señor Jesús dijo que así iba a ser en los días previos a su
venida. Es decir que todo parecerá normal, las actividades
desarrolladas por el hombre llevarán un curso normal también,
en fin, todo estará aparentemente sin novedades.
PERO, ¡el diluvió sí que llegó! Y lo hizo con mucha fuerza. Piense
por un momento en los contemporáneos de Noé: empiezan a
sentir las gotas de agua en su piel, las cataratas de los cielos
se abren, los campos empiezan a inundarse, ¡lo nunca visto
llegó!
Ante semejante evento el terror les empieza a invadir. Yo creo
(porque la biblia no lo dice así textualmente) que muchos
comenzaron a acercarse al arca del loco Noé a golpear con
mucha fuerza y a gritar a toda voz que les abriera, pero YA NO
HUBO MÁS TIEMPO. ¡Qué frase más espantosa! No fue como en
las películas donde el personaje está a segundos de morir y
alguien lo salva en el último instante. No, allí SE CERRÓ LA
PUERTA, es más DIOS MISMO LA CERRÓ y no hubo ya más
remedio. Es interesante que lo único que Noé no hizo fuera
cerrar la puerta, porque Dios es quien abre y cierra, da las
oportunidades y las quita.

Conclusión:
Días así vendrán también. Aún hay tiempo. Finalizo
refiriéndome a las palabras de Jesús registradas en
Mateo 24: 45-51 ¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al
cual puso su señor sobre su casa para que les dé el alimento a
tiempo?
Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le
halle haciendo así.
De cierto os digo que sobre todos sus bienes le pondrá.
Pero si aquel siervo malo dijere en su corazón: Mi señor tarda
en venir;
y comenzare a golpear a sus consiervos, y aun a comer y a
beber con los borrachos,
vendrá el señor de aquel siervo en día que éste no espera, y a
la hora que no sabe,
y lo castigará duramente, y pondrá su parte con los hipócritas;
allí será el lloro y el crujir de dientes.
Habrá quienes estén listos y Dios les dé entrada a su reino; pero
también habrá quienes pensando en que Dios tardará, harán lo
que quieran y caerán en el desenfreno; de repente estarán
frente a frente con Él y ya no habrá salvación para ellos.

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