Está en la página 1de 2

2.

El Tiempo Perfecto del Verbo, “Se Ha Acercado”


Aquí las referencias claves son Romanos 13:12; Santiago 5:8; y 1 Pedro 4:7. El
significado del tiempo perfecto en estos pasajes es claro. En el pasado la parousia se
ha acercado y ahora en el presente permanece en una condición de cercanía.
3. El Tiempo Presente del Verbo, “Se Está Acercando”
Aquí las referencias son Lucas 21:28 y Hebreos 10:25. El “día”, y con él, “nuestra
redención”, se están acercando o aproximando.
4. El Comparativo, “Más Cerca”
La idea es que la salvación estaba cerca cuando creyeron, pero ahora estaba incluso
más cerca. La referencia aquí es Romanos 13:11.
La cercanía de la consumación no significa que no hay señales previas. Según Rom. 13:11,
algo que estaba cerca puede llegar a estar más cerca. Los tiempos presentes de los verbos
en Luc. 21:28 y Heb. 10:25 implican lo mismo. Sin duda, el punto de estos pasajes no es
que puesto que el tiempo ha pasado la salvación debe estar más cerca. Eso es demasiado
trillado como para tener que decirlo.
Más bien, la comparación y el tiempo presente de los verbos apuntan a las ocurrencias y
desarrollos observables de ciertas señales de la parousia. El uso de la expresión “cuanto
veis que aquel día se acerca” (Heb. 10:25) es particularmente clara en este sentido. Por
tanto, la enseñanza del Nuevo Testamento con respecto a la cercanía de la parousia se
puede resumir de la siguiente manera:
1. Se está acercando.
2. Se ha acercado.
3. Ahora está cerca.
4. Se está acercando aún más.
Hay una pregunta importante y apremiante que suscita esta enseñanza. ¿Cuán
consecuentemente con las afirmaciones de verdad y realidad podían creer el Nuevo
Testamento y sus autores que la parousia estaba cerca al menos 1.900 años antes de su
venida? Esta es la pregunta que el Hiper-Preterista piensa que no se puede responder por
parte de quien cree que la venida de Cristo es aún futura. La respuesta a esta pregunta la
proveen cinco consideraciones interrelacionadas:
1. La Escatología Inaugurada del Nuevo Testamento
Con la primera venida de Cristo, el siglo del cumplimiento, el siglo de la consumación de la
historia del mundo, ha amanecido. El siglo venidero, como hemos visto, ha irrumpido, el
presente siglo está pasando (Heb. 6:5; 1 Juan 2:8; 1 Cor. 2:6; 1 Cor. 10:11; Heb. 9:26). La
frase “últimos días”, es usada en el Nuevo Testamento sin excepción con respecto a la era
entre la inauguración y la consumación del reino. El Nuevo Testamento ve nuestra era
como la era relativamente breve y final de la historia antes del Día del Señor. Esto
requiere que la terminología como “cerca”, “más cerca”, se vea en el contexto de la
perspectiva histórica a largo plazo.
2. El Carácter de Demora de la Era Presente
Hay considerables evidencias en el Sermón del Monte de los Olivos para una larga demora
antes del regreso de Cristo (Mat. 24:48; 25:5; 25:14, 19; Luc. 21:20–28). En el resto del
Nuevo testamento también hay evidencias para un retraso largo, aunque indeterminado,
en el regreso de Cristo. Apocalipsis 10:1–7 identifica el presente siglo del evangelio como
un período de demora divina con el propósito de la predicación del evangelio. Este
período de paciente demora es en parte lo que significa el misterio de Dios (Col. 1:26ss.; 1
Cor. 2:6–8; Ef. 3:6; Rom. 16:25–27).
Este problema de la demora se trata explícitamente en 2 Pedro 3. Es el problema
planteado por la negación del regreso de Cristo por parte de los falsos maestros. Nótese
los versículos 3 y 4:
3 sabiendo primero esto, que en los postreros días vendrán burladores, andando
según sus propias concupiscencias,
4 y diciendo: ¿Dónde está la promesa de su advenimiento? Porque desde el día
en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen así como desde el
principio de la creación.
Debido a la burla de los falsos maestros, en los versículos 8 al 10 de este pasaje se aborda
el problema de la demora:
8 Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil
años, y mil años como un día.
9 El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que
es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que
todos procedan al arrepentimiento.
10 Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos
pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la
tierra y las obras que en ella hay serán quemadas.
Aquí se nos advierte de que la aparente lentitud de la venida prometida debe
contemplarse a la luz de tres consideraciones. Primera, la perspectiva divina (v. 8) debe
considerarse. Jesús es Dios. Un día para Él es como mil años. A la luz de esto la demora no
debería desanimarnos. Segunda, se debe considerar el propósito trascendental de la
demora de Cristo (vv. 9, 15). El propósito no es otra cosa que la salvación de los hombres.
Un propósito tan trascendental significa que incluso una larga demora es entendible.
Finalmente, la demora debe entenderse a la luz de las predicciones del propio Señor (v.
10). La referencia al Señor viniendo como un ladrón alude al Sermón del Monte de los
Olivos (Mat. 24:43). Nos recuerda que el Señor predijo que Su venida sería demorada lo
suficiente para que los hombres se duerman esperando por Él y los siervos malos puedan
dudar del hecho mismo de Su regreso (Mat. 24:43 y 48).

También podría gustarte