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ASIGANTURA

INTRODUCCION AL DERECHO

CATEDRATICO

GERARDO ABEL NEAL BARAHONA

ALUMNO

DANIEL EDUARDO BAIDE ALVARADO

TRABAJO

LEY NATURAL Y POSITIVA

FECHA

28/03/2022

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INDICE
OBJETIVOS…………………………………………………………………. Pg. 3

LEY NATURAL……………………...……………………………………… Pg. 4

LEY POSITIVA ………...……………………………………………………. Pg. 6

DIFERENCIA ENTRE LEY POSITIVA Y NATURAL……………………. Pg. 6

QUE UNE A ESTAS DOS POSTURAS ………………………………….. Pg. 7

CONCLUCION……………………………………………………………….. Pg. 8

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OBJETIVOS
 SABER EL CONSEPTO DE LEY NATURAL Y EN QUE CONSISTE
 CONOCER SOBRE LOS JUICIOS PRACTICOS QUE NOS HABLA LA
LEY NATURAL.
 TENER CONCIMIENTO SOBRE QUE ES LA LEY POSITIVA.
 ENTENDER LO QUE UNE A ESTAS DOS POSTURAS.

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LEY NATURAL

Se llama Ley natural, pero en un sentido completamente distinto que en las


ciencias naturales. Su sujeto y destinatario es sólo el hombre, el único capaz
de cumplirla libremente. A diferencia de los animales, que son de golpe lo que
son, el hombre debe hacerse lo que es. Su ser de persona le es dado corno "ya
realizado" y corno "misión" o tarea. Este enigma es su gloria, con tal que
arrnonize en una síntesis superior estos dos existenciales opuestos: la
inclinación permanente y profunda de su naturaleza al Bien; con la inclinación
del momento, aquí y ahora, en contra de su bien. Esta paradoja la descubrió en
sí Ovidio: "Veo lo mejor, lo apruebo; pero sigo lo peor"; pero pertenece a la
historia de todo individuo, corno lo atestigua San Pablo.

Justamente para que el hombre pueda dirigirse a ese fin con actos personales
libres, necesita leyes. En efecto la Ley, corno la definió esencialmente Santo
Tomás, es: "Una ordenación racional, para el bien común, promulgada por el
legítimo gobernante". Esta definición, con tal de entenderse bien el tercer
componente "promulgada por el legítimo gobernante", se puede aplicar tanto a
la ley positiva corno a la natural. Aquí nos ocuparemos primariamente de la ley
natural. Esta, por su índole, no cabe estudiarla ya elaborada en los códigos
(corno la ley positiva); hay que descubrirla, reconocerla, en el corazón y en la
conducta originaria de los hombres y las sociedades, previamente a su
conceptualización y reflexión. Por supuesto que para reconocerla es necesario
describirla; y para describirla tenernos que referirnos a los principales
tratadistas. Pero esta descripción no es la meta ni vive de por sí; sólo tiene la
función de conducirnos a su experiencia. No nos da el conocimiento de algo
simplemente ignorado sino el reconocimiento de algo que ya sabíamos de
modo implícito y vivido, de manera natural, que es lo que precisamente dice la
definición de Ley Natural: "Conjunto de juicios prácticos por los cuales el
hombre conoce naturalmente el bien que necesariamente debe hacer y el mal
que debe evitar". Los tres elementos principales de la definición, resaltados con
mayúsculas, constituirán otros tantos capítulos explicativos.

l. Juicios prácticos, son los no teóricos o expresados. Uno los posee, quizá sin
siquiera saber formularlos, pero que guían perfectamente su acción. No son
normas para pensar, sino para actuar. Los tienen todos. aun los analfabetos,

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con tal de no haber sido sometidos a un proceso educacional positivamente
perverso. Por lo mismo que no son originariamente conceptos, es difícil explicar
en qué consisten. Para aproximarnos, podemos decir que son juicios de la
"razón práctica", en contraposición a la "razón especulativa". Esta construye
juicios estrictamente universales y tiene por objeto esas verdades o "esencias
universales" de las que tan bellamente habló Platón; y que, en la historia de la
filosofía, a partir del Nominalismo (fines de la Edad Media) constituyó un tema
muy agitado bajo el nombre de "cuestión de los universales". El juicio de la
"razón práctica", en cambio, versa sobre lo singular, lo individual, que, si bien
participa de la "esencia universal", está concretizado aquí y ahora; y su bondad
o maldad moral se percibe de manera inmediata y no formulada.

2. Por los cuales conoce NATURALMENTE: Con esta expresión se significa


que la Ley Natural es promulgada por la misma naturaleza del hombre. Esta
notifica los preceptos primarios de dicha Ley, de manera espontánea, parecido
a como se da cuenta, por ejemplo, que "el todo es mayor que la parte".
Conocimiento que adquiere con tanta facilidad, que se diría innato, si por otras
razones (no porque iría contra el conocimiento natural, ¡al contrario!) no
constara que no existe conocimiento alguno innato. Lo que sí se puede decir
innata es la inclinación a admitir la Ley Natural. Tampoco cabría afirmar, en
rigor, que se la conoce "por instinto". Eso sucede con los animales, en la
medida en que de 'ellos se puede decir que tienen ley natural; y aun de los
objetos inanimados, que por su esencia tienden necesariamente al fin que se le
ha asignado. Pero éstas son leyes meramente ontológicas. La Ley Natural es
ontológica y ética. Por eso Santo Tomás dice de ella que es: "La participación
de la Ley Eterna en la criatura racional", que por tanto requiere ser conocida y
querida (cumplida) libremente y con lo cual el hombre llega a ser aquél que
debe ser (aquél a que lo destina el Creador, añade el creyente). Pero sea
creyente o no, la conciencia moral natural se da en todos, y les dice lo que en
cada situación debe hacer, no con conceptos articulados mediante un discurso
racional, sino (de acuerdo con los términos usados por Maritain) “por
inclinación”, “por modo de instinto”, o sea, ¡por con naturalidad afectiva o
tendencia! hacia los fines del actuar humano.

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LEY POSITIVA

Según el pensador Aquino, la ley positiva es una expresión de la ley natural


que, a la vez, es una expresión de la ley eterna.
En los tiempos modernos, la Constitución o el Código Penal son claros
ejemplos de la ley positiva. Lo único que varía es el fundamento de su
legitimidad que, según Santo Tomás de Aquino, viene dado por el propio Dios,
mientras que en la época actual viene dada por el consenso democrático.
Lo que sí se mantiene vigente es el propio concepto de la ley y la esencia
misma la lleva a ser obligatoria en su ejecución.
La ley positiva tiene una serie de propiedades, que se mantienen desde el
momento en el que se definió este concepto. Así, la ley positiva ha de ser útil,
justa y estable.
La ley positiva no puede estar basada en normas que no se puedan cumplir,
pues ha de ser físicamente posible y moralmente aceptable. Se tiene que
adaptar a las circunstancias actuales, ha de ser necesaria y, tal vez lo más
importante, ha de estar dictada en beneficio del bien común de la sociedad.
La ley positiva viene a completar la ley natural, que es la que determina el
concepto general del bien y el mal, pero no establece las conductas concretas.
En este sentido, el legislador que establece la ley positiva ha de tratar por todos
los medios que esta cumpla con los principios básicos de la ley natural. En las
circunstancias en que esto no ocurre se pueden producir actitudes como la
objeción de conciencia que, pese a poder ser no legales, son moralmente
aceptables.
Las leyes positivas dimanan de la ley natural su normatividad y su obligación.
Esto significa que obligan moralmente en conciencia y que, en un estado de
derecho, no se dan leyes meramente penales (que obliguen en razón
solamente de la pena y de la posibilidad efectiva de incurrir en ella): faltar a las
leyes positivas equivale a desatender la instancia de la ley natural que las
motiva y supone por tanto un pecado. Esto supone que dichas leyes han de ser
justas. Una ley humana injusta que contradiga a la ley natural pierde el valor de
ley. Entonces es legítimo desobedecerlas: si no incluso obligatorio. Aquí
radican las razones de la objeción de conciencia a una ley humana. Y aquí no

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se puede invocar el principio de autoridad, ya que cualquier autoridad está por
debajo y no por encima de la ley natural. De esta dialéctica de obediencia a la
autoridad "al servicio de Dios para tu bien" y de resistencia a un poder que se
pone por encima de la ley de Dios surgió la actitud de la Iglesia apostólica
frente a la autoridad humana y su ley.
Lo que une a estas dos posturas, es una ética normativista, esto quiere decir
que ambas parten de una ética que está fundada en principios; para una
concepción (la positiva) los principios que fungen como criterio del actuar son
las normas positivas, es decir las normas escritas y en vigor, la ley es el criterio
último de acción y el patrón que permite definir la organización funcional de una
sociedad. Para una concepción natural los principios son las leyes naturales,
pero por leyes naturales no nos referimos aquí a aquellos patrones de
regularidad observables en la naturaleza como la ley de gravedad, más bien
nos referimos a leyes que creemos implícitas en la naturaleza humana; tales
principios son, por ejemplo, los que creemos que sostienen a los derechos
humanos, es decir que son las leyes que concebimos como inamovibles,
incambiables, se podría decir que eternas (para algunas concepciones) y
vinculantes para toda la humanidad.

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CONCLUCION
En esta investigación y análisis logramos saber un poco mas afondo sobre la
leyes naturales y positivas, ya que nos encontramos con que las leyes positivas
viene a complementar la ley natural que esta es la que determina el concepto
general del bien y del mal pero que no establece las conductas concretas y
encontramos que con cierto sentido el legislador que busca establecer la ley
positiva va de tratar por todos los medios que esta cumpla con los principios
básicos de la ley natural estas dos leyes son muy importantes y también nos
dimos cuenta que la leyes positivas establecen el orden y entre otras funciones
y la ley natural regula al hombre.

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