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1- ELABORE UN INFORME DE LECTURA ACERCA DE LOS TEMAS

SIGUIENTES:

a)-Relación del Hombre con la Naturaleza

La difícil cuestión de las relaciones Hombre-Naturaleza. Si se asume una


concepción restringida de naturaleza, como aquella que según habría sido la
propia de la tradición judeo-Cristiana. Resulta obvio concluir que el hombre no
solo trasciende la naturaleza, sino que debe transcenderla. La trasciende, de
hecho, porque la naturaleza esta indefensa ante la capacidades manipuladoras
y fabriles del hombre. Debe trascenderla porque la naturaleza es también otro
respecto a aquellos que es lo específicamente humano, ya se entienda a esto
como espíritu, como razón o como autoconciencia. Desde esta perspectiva no
es absurdo afirmar, como hacia Hegel, que el mal no es otra cosa para el
hombre que su consiente permanecer en la naturaleza. Una naturaleza así
entendida no podrá jamás reivindicar derechos respecto al hombre.

Al modo de entender la naturaleza que queda brevemente descrito, y a él


solamente, se adecua la imagen ya mencionada del hombre como auto
compresión. "Para el hombre escribe Enrico Chiavacci conocer la propia
naturaleza auto comprenderse y no existe otra posibilidad de hablar de
naturaleza objetiva, sino el términos de auto comprensión. A auto comprensión
quiere decir, a su vez comprensión de aquello a lo cual soy llamado, del vacío
del ser que en cada uno de mis opciones debo procurar llenar". Desum, ergo
sum (Carezco, luego existo), según la incisiva formula de Pietro Piovani. Auto
comprensión como comprensión de nuestro vacio de ser significa, sobre todo
que este vacío nuestro puede ser colmado, que nuestras capacidades de auto
comprensión existen dentro de un cuadro de referencia objetiva (es decir,
natural ) que nos recomprende; y que ellas ( nuestras capacidades) nos han
sido dadas no como meras fantasías vagas y nebulosas. Pero sobre todo, auto
comprensión debemos entender nuestro ser colocando en una dimensión de
temporalidad, aquella dentro de la cual se desarrolla el proceso que nos lleva
hacia nosotros mismos, para llenar nuestro vacio de ser; el proceso que hace
colativamente sensato nuestro status viatorum ( nuestra condición de viajeros,
de quienes estamos en camino; se dice de quienes estando en la vida terrena

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espiran a la vida celestial), que hace cualitativamente distinto el hoy del ayer,
el futuro del presente, y que, sobre todo, garantiza la permanencia de nuestra
identidad, de nuestro yo, en todo el acorde este recorrido. Si nuestro ser viene
comprendido por nosotros como vacio de ser, y si, por otra parte, nuestra
naturaleza es la de quien está llamando y tiene la potencialidad de llenar este
vacío (al menos en vía atencional), se puede decir que la norma fundamental
de nuestro existir será la de ser en toda circunstancia de nuestra existencia un
ser tensinamente dirigido a la realización de su plenitud de ser. Y,
recíprocamente, la violación de esta norma fundamental será evidente en
nuestro no ser fíales a esta "potencialidad " implícita en nuestro ser.

b)-Definición y función del Derecho Natural

 Definición de Derecho Natural

El iusnaturalismo o Derecho Natural es una teoría ética y jurídica que defiende


la existencia de derechos del hombre fundados o determinados en la
naturaleza humana, universales, anteriores y superiores (o independientes) al
ordenamiento jurídico positivo y al Derecho fundado en la costumbre o Derecho
consuetudinario.

El derecho natural es el Conjunto de normas y principios jurídicos que se


derivan de la propia naturaleza y de la razón humana, que existen como
principios inmutables y universales. El Derecho natural actúa como base para
la elaboración e interpretación de las normas del Derecho positivo.

 Función del Derecho Natural

El Derecho es creado por los seres humanos para perfeccionar ética y


técnicamente la sociedad. Previamente al Derecho jurídico existen otras
regulaciones, como las normas sociales, que abarcan sectores más amplios
que el Derecho. De este modo, el Derecho sólo regula la parcela de las
relaciones sociales jurídicas, que es la parcela conocida como Orden jurídico.

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Es necesario distinguir entre Orden Jurídico, que se refiere a aspectos y
conductas de la vida social regulados por el Derecho, y Ordenamiento jurídico,
que es el sistema de normas vigentes que rigen un determinado territorio.

Las normas del Derecho tienen funciones de prohibir, mandar o permitir


determinadas conductas. No tienen, por lo tanto, un carácter siempre punitivo.

El derecho ayuda a prevenir conflictos sociales, intentando atribuir a cada


persona lo que le corresponde. Es la realización y el desarrollo de la justicia.
Esta función no siempre se realiza de una forma perfecta, ya que en la
sociedad siempre existirán conflictos por muy perfecto que sea el Derecho,
pues está en la naturaleza del hombre su ambición, que a veces trata de pasar
por encima de los otros.

El derecho tiene también una función ordenadora. Es la función de resolver los


conflictos de una manera justa. El Derecho ha de poner orden tantas veces
como surjan conflictos. Sólo es entendible el Derecho dentro de la idea de
orden, ya que está en su naturaleza la función ordenadora.

1- Función supletoria de las lagunas de derecho positivo: Es decir, el


derecho positivo no es autosuficiente, necesita de unos principios más
allá de él (metas jurídicas). Esos principios son los que constituyen el
Derecho Natural.

2- Función universalizadora: Define relaciones jurídicas que trascienden


el ámbito de cada pueblo propio del derecho "positivo", constituyen en el
fondo un auténtico "derecho de gentes".

3- Función conservadora: Pone en relación el derecho con la tradición de


cada pueblo.

4- Función progresista: Posibilita los cambios jurídicos y prefigura lo que


en el futuro será derecho positivo pero todavía no lo es.

c)-La doctrina del Derecho Natural en la tradición


filosófica

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La doctrina del derecho natural más en su valor práctico que teórico, resulta
fácil destacar como cualquier acepción de "naturaleza" bien puede resultar
funcional para el objetivo indicado. Cualquiera que sea, en efecto, el significado
que se quiera dar a la idea de naturaleza, queda claro que hace referencia a
una dimensión sobre la cual no tenemos posibilidad de obrar, sino que, por el
contrario, nos domina o, al menos, nos condiciona, constituyendo para nosotros
el horizonte posible de pensar la justicia.

Referirse a la naturaleza implica, por ello, referirse a una dimensión, que sea
cual sea el modo como venga en entendida constituye un límite objetivo a la
voluntad del hombre, y, en particular, a la voluntad de quien detenta el poder.

Las tres variantes fundamentales del iusnaturalismo, elaboradas por la tradición


filosófica occidental, que comparten este postulado son las siguientes:

1- La biológico-naturalista,
2- La teológica.
3- La racionalista.

Comparten todas, este presupuesto.

La primera perspectiva, hecha celebre en un fragmento de Ulpiano, define el


derecho natural "como el conjunto de preceptos prescritos por la naturaleza a
todos los animales".

La naturaleza en esta perspectiva, es vista como una madre sabia y providente,


que no hace distinción entre ninguno de sus hijos y que, en consecuencia,
dirige los mismos preceptos a todos los animales y que estima solo aquello que
posee valor autentico y aquello que es esencial a defensa y a la "vida simple",
por lo tanto viene contrapuesta a la artificiosidad de la vida social de los
hombres, fuente de innumerables arbitrarias distorsiones.

El derecho natural adquiere en esta perspectiva el valor de criterio no solo de


justicia, sino sobre todo de felicidad.

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En cuanto teóricamente ingenuo aunque solo sea porque la pretendida
"simplicidad" de la naturaleza y de su derecho puede ser entendida en formas
dramáticamente autenticas e irreconciliables: existe toda una tradición que
viene desde los sofistas y llega hasta el Marqués de Sade y otros, que
clasifican como primer precepto "natural" aquel que reconoce al más fuerte
todo derecho sobre el más débil, el iusnaturalismo "naturalista" posee una
atracción profunda y constituye uno de los pocos puntos de contacto entre la
tradición occidental y la oriental, que ha reconocido siempre a la naturaleza
como madre un relieve primario.

En la perspectiva del iusnaturalismo teológico la naturaleza no posee ninguna


relevancia intrínseca, sino por el hecho de que en ella y por ella se da a
conocer la voluntad normativa divina. En las tradiciones que ponen en
fundamento una revelación, la doctrina del derecho natural ha podido encontrar
su espacio solo identificando los preceptos del derecho natural con "lo que está
contenido en la ley y en el Evangelio", según la célebre formula de Graciano,
que es aun aceptada hoy en día por la teología evangélica del derecho.

Es evidente que el iusnaturalismo cristiano posee, sin embargo una especifica


ductilidad. Si los preceptos bíblicos, (para los hebreos), o los coránicos (para
los musulmanes) valen exclusivamente en cuanto queridos como tales por
Dios, en la perspectiva cristina el derecho de natural coincide de hecho con el
derecho original, es decir, con el derecho que tendría vigencia entre los
hombres si ellos no se hubieran alejado de Dios.

El derecho de naturaleza es esencialmente para usar una feliz formula


agustiniana un ius caritatis, cuya finalidad no es puntual obediencia de sus
preceptos, como la de ayudar a los hombres a reconstituir una comunidad de
vida fraterna. Está claro que de tal modo los hombres, obedeciendo al derecho
natural obedecen inmediatamente a la voluntad de Dios, porque la ley divina es
ley de amor y Dios no quiere de los hombres otra cosa sino que vivan esta ley.
Pero es también claro que desde esta perspectiva adquiere el valor de una ley
de libertad, obedeciendo a la cual los hombres pueden llegar a la reconquista
de sí mismos.

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Según la tercera perspectiva, aquella del así llamado iusnaturalismo racional o
moderno, que comúnmente se considera inaugurada por la gran personalidad
de Hugo Grocio, no puede considerarse como fundamento del derecho natural
ni la naturaleza en el sentido general, físico, del término, ni la voluntad
divina(sobre la estrecha identidad de la cual, después de la reforma
protestante, es decir, de pues de la crisis del universalismo cristiano medieval,
ya no existe más la posibilidad de pronunciarse con seguridad, sino la
naturaleza especifica del ser del hombre, la cual es propia de todos los seres
humanos: la razón, entendida como la facultad calculante, es decir, de
establecer relaciones.

La razón une allí donde la religión, la nacionalidad, las costumbres, dividen; ella
habla el mismo lenguaje a todos los hombres y a todos dirige los mismo
preceptos. El iusnaturalismo se transforma propiamente en un ius-racionalismo,
que obtiene un inmenso éxito en la época moderna hasta el advenimiento del
historicismo, y que constituye el presupuesto conceptual de la codificación
decimonónica del derecho positivo.

La fascinación del iusnaturalismo es indubitable: se trata de uno entre los más


importantes, quizá en muchos aspectos el más importante, ciertamente del más
radical modelo de razón jurídica pensado en la historia de la cultura jurídica.

d)-Perspectiva del Iusnaturalismo

Entre las numerosas contradicciones de la cultura contemporánea esta, sin


duda, también la iusnaturalista. Desde un punto de vista material, pensamiento
iusnaturalista celebra en nuestro tiempo sus triunfos, sin embargo, la referencia
al derecho natural ha prácticamente desaparecido del léxico jurídico y político
contemporáneo. El iusnaturalismo ha derrotado al estatalismo (y su indebida
pretensión de hacer del derecho una mera técnica al servicio de la organización
política del Estado) y ha puesto contra las cuerdas al iuspositivismo,
desenmascarando sobre todo sus ingenuidades metodológicas. Pero no ha
sabido sacar provecho de sus victorias.

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La idea de que toda referencia al derecho natural comporte una anticuada y
antihistórica perspectiva metafísica es suficiente para retraer a muchos juristas
de definirse como iusnaturalista. Tiene poco relieve el hecho de que lo que se
considera anticuado no es propiamente la metafísica en cuanto tal, sino su
deformación que ha sido tomada por metafísica por buena parte de la filosofía
contemporánea. De este dato de hecho resulta la característica fragilidad de la
cultura jurídica contemporánea, que ha sabido liberarse del formalismo, que ha
sabido denunciar los límites del estatalismo jurídico, pero que en el plano
metodológico conserva una ambigüedad, ligada todavía a un no precisado
primado de la "ley", que si no es entendida positivamente como la mera
voluntad del legislador, no es identidad con aquellas instancias fundamentales
de justicia que son el hard core del iusnaturalismo.

Es necesario comentar que nunca como en nuestro tiempo el iusnaturalismo


celebra sus triunfos. Si, en efecto, en el plano estrictamente metodológico, la
ciencia jurídica contemporánea rechaza todavía reconocerse iusnaturalista, lo
es, sin embargo, en los hechos, como lo muestra el relieve planetario que ha
adquirido en los últimos decenios la temática de los derechos humanos, en
efecto, no son otra cosa que el modo como se representan en nuestro tiempo y
en una forma particularmente aguerrida las instancias más profundas del
iusnaturalismo. Quien define, promueve, defiende, difunde o lleva en el
corazón los derechos del hombre, es decir en primer lugar el jurista, no hace
otra cosa, en definitiva, que colocarse en el marco de la tradición iusnaturalista,
renovándola quizá inconscientemente, con unas agudezas metodológicas del
todo modernas.

El derecho del porvenir será, y lo será porque en grandísima parte ya lo es, un


derecho cosmopolita; es decir, un derecho para usar las celebres palabras de
Kant, cuya violación en un punto de la Tierra será considerada intolerable en
todos los demás puntos. Si el precio que la doctrina del derecho natural debe
pagar a los gustos lexicales del presente, para mantener su propia identidad,
más allá de la variación de las etiquetas, es el de regenerarse como doctrina de
los derechos del hombre, no se trata ciertamente de un precio muy alto, como
en su lugar por lo mejores juristas de nuestro tiempo.

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e)-La Historicidad del Derecho Natural

Alguna consideración ulterior amerita la consideración de la historicidad del


derecho natural, es bien conocido que la concepción iusnaturalista tradicional
ha insistido siempre en la inmutabilidad del derecho natural. Las palabras que
Sófocles, pone en la boca de Antígona frente a Creonte:"no pensaba que tus
edictos tuviesen tanta fuerza, al punto que un mortal pudiese transgredir las
leyes no escritas e incancelables de los dioses. Estas, en efecto, no son de hoy
o de ayer, sino que viven siempre y ninguno sabe cuando aparecieron,
constituyen verdaderamente uno de los puntos más altos alcanzados por la
conciencia del hombre occidental y no toleran ligeras o banales hermenéuticas
reductivistas.

Es verdad, por otra parte, sin embargo, que junto a ésta, que hemos dicho que
es la concepción tradicional y más venerada del derecho natural, ser considera
también tradicional. Hablo de la teoría del así llamado derecho natural
dinámico, históricamente variable, aquel que gira sobre el hecho de que el
hombre mismo está sujeto a un desarrollo y en su misma conciencia es
histórico.

Ahora bien, por una parte, se ha dicho que la instancia en la historicidad del
hombre es sin duda correcta dentro de un discurso histórico, sociológico,
psicológico o antropológico, en síntesis, dentro de las ciencias humanas, pero
que resulta vana desde una perspectiva rigurosamente filosófica.

2- Elabore dos conceptos propios de Derecho Natural.

CONCEPTO 1

Derecho Natural

CONCEPTO 2

El Derecho Natural

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BIBLIOGRAFIAS

D´Agostino, Francesco: Filosofía del Derecho. Editorial Temis. Bogotá. 2007.

Mans Puigarnau, Jaime M.: Lógica Jurídica.

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