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Unidad 2

ANTIGONA
El concepto de “ley natural” nace dado que se habla de la expresión “leyes no escritas” que son
conforme a la naturaleza y que sirven de criterio de juicio frente a las limitaciones y errores de
las leyes positivas. Este concepto de ley no escrita se aplica en primer término a ciertos
principios morales tenidos por universalmente válidos (al menos para el mundo griego). Sus
autores son los dioses, y ninguna infracción de estas leyes puede quedar sin castigo. Están
estrechamente vinculadas al mundo de la naturaleza. En contraste con estas ordenaciones
celestes, cada país tiene sus propios nómoi. Pero esas leyes no tienen fuerza en otros lugares y
pueden ser alteradas.
SANTO TOMAS
Para Tomás la ley natural no es el tema principal de la moral.
La consideración moral comienza por el análisis del fin último, que en el hombre es lo que
llamamos bienaventuranza o felicidad. Ella consiste esencialmente (aunque no exclusivamente)
en la visión amorosa de Dios, que sólo puede darse por gracia en la vida eterna. El hombre, por
ser imagen de Dios, tiene la capacidad de autodirigirse hacia esa bienaventuranza por medio de
sus actos libres. El ser humano se perfecciona realizando actos que proceden de las virtudes.
Ley eterna y ley natural
Para Tomás la ley es una entidad analógica. Es decir, se trata de una realidad que se concreta de
múltiples maneras, todas ellas relacionadas entre sí. La ley es siempre una ordenación de la
razón, orientada al bien común, promulgada por quien tiene a cargo una determinada
comunidad.
La ley eterna, es la misma razón divina por la que el Creador gobierna el mundo; Y la ley
natural no es otra cosa que la participación de la ley eterna en la creatura racional.
La ley natural consiste en la captación de ciertos patrones de conducta como buenos e
ineludiblemente obligatorios sin que en todos los casos se sepa claramente cómo y por qué, e
incluso, hasta qué punto, el hombre está obligado por ellos. Está constituida por preceptos: es
una obra de la razón práctica que incluye contenidos concretos. En ese sentido, no es un hábito,
sino algo habitualmente tenido.
primer principio práctico  “hay que hacer y perseguir el bien, y evitar el mal”.
Pertenecen a los preceptos de la ley natural todas las cosas que se deben hacer o evitar en tanto
que la razón práctica las capte naturalmente como bienes humanos.
Las inclinaciones naturales
El carácter de “precepto” del primer principio práctico viene de su fundamento, es decir, de la
ratio boni. Lo bueno no es sólo naturalmente entendido, sino también naturalmente querido; El
hábito por el que son tenidos los primeros principios prácticos se llama “sindéresis”.
Todo aquello a lo que el hombre tiene una inclinación natural, pertenece a la ley natural. Tres
ámbitos de inclinaciones naturales: la inclinación a la conservación del ser, la inclinación
sexual, y las inclinaciones a la vida social y a la búsqueda de la verdad.

 inclinación a la conservación del ser, implica el impulso profundo que todo ser
humano tiene a la plena realización de sí mismo en un continuo proceso de
perfeccionamiento moral. Se trata, no sólo de “conservar” la vida, sino de “realizar el
ser”.
 inclinación natural a la unión entre los sexos, inclinación humana, que deriva de la
razón y la voluntad, a la complementariedad personal entre varón y mujer, que incluye
toda la riqueza de la complejidad psico-física de ambos.
 la inclinación a la búsqueda de la verdad sobre Dios y a la vida en sociedad,
virtudes de la vida social.
Ley Natural y acción virtuosa
Ciertamente, la ley natural, en tanto que establece una dirección inicial, no puede prescribir
detalladamente todos los actos virtuosos. Pero el mínimo de la ley natural es un mínimo
dinámico y orientado a la plena realización de los bienes auténticamente humanos, que son
objeto de las inclinaciones.
Dinamismo y universalidad de la ley natural
para Santo Tomás la ley natural es dinámica también bajo otro punto de vista: pues ella puede
cambiar, no por sustitución o mutación de sus principios radicales, sino por adición. Para el, no
se debe esperar de la ley natural que nos dé el todo de la racionalidad moral, sino más bien las
semillas de la plenitud humana. Para Tomás, dichas “semillas” son la ordenación de la razón y
la voluntad a nuestro bien connatural, u otras veces, son los mismos preceptos de la ley natural.
El cambio de la ley natural “por adición” está a la base de la continuidad entre ley natural y ley
positiva.
Si la ley natural es naturalmente accesible a todos, ¿por qué no se da unanimidad en la
aceptación de sus preceptos? Tres perspectivas

 En las disciplinas teóricas (sobre todo en las ciencias exactas) todos los que admiten las
premisas y razonan lógicamente, llegan necesariamente a las mismas conclusiones. En
cambio, en las disciplinas prácticas, como la ética, las conclusiones se refieren a
acciones particulares y contingentes. No existe un solo camino a seguir.
 Una segunda perspectiva sería la que se relaciona con el criterio que permite discernir
los preceptos de la ley natural, o sea, las inclinaciones naturales. Ello es lo que
fundamenta la distinción entre preceptos primarios y preceptos secundarios de la ley
natural. Los primarios son universalmente accesibles, y los secundarios son ciertas
derivaciones de los primarios, que no todos captan siempre.
 Una tercera perspectiva es que en el conocimiento de la ley natural entra lo que en la
tradición escolástica se llama “conocimiento por inclinación o connaturalidad. Las
inclinaciones naturales nunca se encuentran en estado puro en las personas, sino que
están actuadas en determinadas direcciones, que son más o menos buenas.
Pese a esto, Tomás llega a una conclusión optimista: la ley natural nunca puede ser
totalmente borrada de la inteligencia humana, al menos en sus indicaciones más universales
y generalísimas. Sin embargo, las conclusiones que derivan de esos principios
generalísimos sí pueden ser desconocidas.

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