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Los milagros de Jesús

Su palabra es sublime, única, trascendente. Pero ¿Qué garantías da?


¿Qué ha hecho Jesús que le autorice a hablar así? Las palabras de Jesús no
van en solitario, sino íntimamente unidas a unas obras excepcionales que las
acreditan y las hacen eficaces. El milagro es un complemento indispensable de su
predicación signos inequívocos de la llegada del reino.
Los milagros y el Reino
Cristo mismo es el que relaciona sus milagros con el reino (Mt 12,28)
Los milagros de Jesús aparecen como el signo de la salvación que llega,
porque es la potencia (dynamis) de Dios en el acto mismo de su victoria sobre
satanás. Dice Latourelle, por lo que Cristo, cuando obra un milagro, invita al
mismo tiempo a la conversión y a la fe en su misión.
Jesús tiene conciencia de destruir el reino de satanás y de establecer el
reino de Dios hasta el punto de que, frente al demonio, se presenta Jesús como
“el más fuerte” que encadena al “fuerte”. Jesús tiene la conciencia de vivir un
combate personal con el demonio.
Al estilo de Jesús
Pues bien, Jesús obra los milagros con una autoridad única. No invoca a
Yahvé. Realiza los milagros conmovidos en su corazón y siempre en un contexto
religioso. Nunca se busca a sí mismo, nunca obra un milagro para deslumbrar. A
los curados les recomienda silencio. Cuando el pueblo lo exalta, Jesús se marcha.
El estilo de Jesús aparece no solo en el modo de hacer los milagros, sino
en el sentido que les da:
1. Su oposición al sistema religioso montado por los fariseos y los
sacerdotes: Curación de un leproso (Mc 1, 40-45); Las curaciones de
Jesús en sábado llevan una señal característica de su actitud
antirrábica (Mc 1, 21-28; Lc 4, 31-34; Mc 3, 1-6)
Finalmente, hay en la actuación de Jesús en sus milagros una nota de
compasión y de misericordia que no puede ser olvidada. Jesús en sus milagros
aparece siempre profundamente humano. Se conmueve ante el dolor.
Dimensión del milagro
 Dimensión apologética
o En el antiguo testamento los judíos piden pruebas a los profetas que
se presentan como enviados de Dios (Ex 3,12. 4,1)
o Dios hablaba a su pueblo por medio de los profetas y con sus signos
confirmaba sus palabras como palabra suya.
o Asimismo, en los evangelios sinópticos y en San Juan se apela a los
milagros de Jesús como credenciales de su misión divina: duración
de un paralitico; resurrección de Lázaro, etc.…
o Viendo sus signos, dice San Juan, muchos creyeron en él (Jn 2, 23)
o Los milagros de Cristo testifican que él es el enviado de Dios.
o Términos intrínsecos: obras y signos.
 Dimensión salvífica
o Invitación a la conversión una interpelación al corazón humano. Hace
presente Jesús en sus obras la intrínseca relación de su obrar con su
fin soteriológico.
 Hacia una definición de milagro
o San Agustín reconoce el aspecto apologético, tanto en las acciones
ordinarias como en las extraordinarias, es Dios el que obra.
o Santo Tomas distingue elementos constitutivos del milagro: El
milagro excede lo natural; Manifestación de algo sobrenatural.
o Ante las críticas, el cristianismo afianza la trascendencia física del
milagro
o Es un prodigio físico y religioso, instrumento salvífico de Dios, que
interviene en nuestra historia de modo trascendente y inequívoco.
Los milagros de Jesús y la historia
Autenticidad de los milagros según Latourelle:
 Los relatos de los milagros ocupan una gran extensión dentro de los
evangelios.
 Milagros y predicación constituyen un tejido Único porque se concreta una
sola realidad: la llegada del Reino.
 Enseñanza y obras aparecen indisolublemente unidas.
 Carácter público de los milagros
Trilling dice: “un Jesús liberado de todo lo prodigioso no es un Jesús histórico”
Aplicación de los criterios de historicidad
 Fuentes múltiples, Criterio de discontinuidad, Criterio de conformidad,
Criterio de explicación necesaria y la Actividad redaccional de los
evangelistas
El milagro y la fe
La experiencia de las obras y signos en Jesús tiene como culmen revocarnos de lo
incierto y con ello, forjar una decisión que complica la vida, una aceptación de su
cruz, un cambio radical de horizonte. No se puede creer en Cristo, ser limpio, y no
ser perseguido. Por ello, creer en Cristo no es sólo un saber no es sólo una
afirmación, es también una adhesión que implica lo más hondo de la libertad
humana.

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