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Resumen Tema IV “Breve recorrido histórico”

I. Importancia del estudio de la historia


La teología, como intento de comprensión en la historia de los datos de la
fe, jamás debería descansar sobre los hallazgos de una época concreta: esta
misma vive en peregrinación y búsqueda y en un proceso de comprensión en la
vivencia de la gracia., en donde el fiel, descubre nuevos campos en la teología
moral.
Las nuevas situaciones han originado nuevas costumbres y nuevos criterios
valorativos. El estudio de la historia ayuda también a comprender la diversidad de
criterios éticos que ahora mismo pueden darse en distintas culturas que aun
conviviendo en el mismo momento cronológico viven en realidad en diferentes. La
teología moral debe interpretarse a cada momento raíz de su vivencia
circunstancial y concreta. Esta misma nacida en la historia, es la reflexión moral,
donde se encuentran el mensaje sobre el reino de Dios.

I.I Tradición y juicios morales


La interacción entre la historia y la reflexión teológico moral ha de ayudar
además a relativizar muchos de los juicios éticos que los avances técnicos
parecen siempre demandar, como lo son: buscar el espíritu último; entender la
interdisciplinariedad con conciencia y en constante lazo con la teología moral y la
inmutable creencia de principios fundamentales.

II. Época apostólica y patrística


Son fundamentales en el nuevo testamento la exposición del mensaje
cristiano, teniendo como fundamento: la oferta salvadora de la redención y la
responsabilidad del anuncio

Padres apostólicos y subapostólicos


En ellos sobresalen las enseñanzas de la didaje y el pastor de hermas atribuidos
al papa Clemente:
Didaje Pastor de Hermas
Reflexión moral bajo el esquema de Propone 12 mandamientos; todo el
las dos vías: vida y la muerte libro es una exhortación a la
conversión de los pecados cometidos
después del bautismo.

La moral de estos tiempos esta totalmente vinculado con el anuncio de la


salvación. Se mantiene la primacía de la fe, las exhortaciones morales, son más
en tono pastoral… La actuación moral debe estar enmarcada por la renuncia a
satanás y por la opción de los ideales al señor Jesús.

Las características generales de la moral de los padres apostólicos se pueden


resumir en:
 Seguir las enseñanzas de Cristo.
 Ser fieles a la vocación recibida; alienta a la práctica de la caridad
 A la unidad y combatir las malas pasiones.

El desafío del helenismo


El helenismo está marcado por la preocupación de la dimensión ética. Se
preguntaba ¿Cómo vivir los ideales evangélicos?

Padres griegos Padres latinos


Clemente de Alejandría: Lactancio
 Exigencias éticas.  Estudio sistemático de la
 El cristiano bueno es aquel que Teología moral.
se comporta según el espíritu.  Intenta fundamentar las
 Amar los preceptos de Dios opciones morales.
 Nutrida de las escrituras  Discurso ético como una
finalidad.
Orígenes
 Su moral tiene una connotación
escatológica.
 Identificación con Cristo.
 Hombre a imagen y semejanza
de Dios.
 Ejercicio de las virtudes

Reflexión teológica del siglo IV


Oriente Occidente
San cirilo de Jerusalén San Ambrosio
 Comentarios a las implicaciones  De oficcis, el primer manual de
morales de la fe cristiana. teología.
 Niveles más pastorales.  Doctrina moral práctica.
 Esquema de virtudes,
esquemas concretos de
conducta.
 Lo religioso es el pr3esupuesto
de la ética.
San Agustín
 Moral casuística; centro de la
moral es el amor.
 Ama y haz lo que quieras.
 Disposición moral del corazón.
 Ley eterna y conciencia moral.
 Relación gracia y libertad.
III Época medieval
San Gregorio Magno  Orientación bíblica.
 3 niveles de la lectura de la
palabra de Dios.
 Tener la mirada siempre en el
creador, no desviarse.
Penitencia tarifadas- libros  Sustituye la canónica.
penitenciales  Confesión auricular; creación de
tarifas.
 Desemboca en la casuística.
 Elabora un cuerpo de la moral
hacia un futuro.
San Isidoro  Preocupación moral; deseo de
llevar una vida buena.

La alta edad media


San Anselmo  Estudio de libertad humana;
 La buena voluntad moral se
refleja tanto en el objeto del
querer libre como en la
motivación que lo orienta en sus
elecciones.

Abelardo  Los libros bíblicos nos enseñan


el camino de la salvación, nos
exhortan a la práctica del bien
moral, nos ofrecen hechos y
modelos que sostienen nuestro
esfuerzo moral.
 El principio determinante del
bien y del mal reside en la
intención.
 Es una moral entretejida con la
reflexión dogmática.

 El tratado de las virtudes en el


marco cristológico.

 Mandamientos tienen como


base el amor.

La revolución nominalista
San buenaventura  La voluntad sobre la razón
introduce una primacía de la
libertad y el libre albedrío.
J. Duns Soto.  También considera la práctica y
Guillermo de Ockam la voluntad libre en
preeminencia en orden moral.
Guillermo de Ockam  Nominalismo
 Afirma que es imposible
establecer una ontología moral
 Para el nominalismo radical, las
acciones son buenas
únicamente porque Dios así las
ordena, no porque sean buenas
en sí mismas
Santo Tomas 

IV. LA EDAD MODERNA

Fue una época de renacimiento de la reflexión moral. Lograron integrar el


esencialismo tomista con las adquisiciones del nominalismo y del humanismo,
tratando de resolver los nuevos problemas morales surgidos por el descubrimiento
y conquista de América.

Se responde a las orientaciones del Concilio de Trento; sacramento de la


penitencia y formación para clérigos.

Se pasa de la presentación de las virtudes (tomista) a la de los mandamientos.

4.1 La época de los manuales

Juan Azar * publica unas Instrucciones de Teología Moral en 1600


* marca la pauta de los manuales hasta mediados del siglo XX
* Estructura de la obra; empieza con una evocación de los principios
Fundamentales que se pretenden extraídos con algunas mediaciones
jurídicas como la ley natural. Después viene una sección dedicada a
explicitar las conclusiones morales con aplicación a situaciones
concretas y espinosas. Por último viene una sección de cuestiones y
casos controvertidos.

Se da una separación del discurso moral respecto a la Sagrada Escritura y dogma


(Reforma- Biblia)
Los mandamientos se ven como expresión de la voluntad de Dios y como
exigencia de la razón humana.

El énfasis creciente sobre los casos discutidos llevara a la Teología Moral a un


casuismo necesario pero con frecuencia exagerado.

Con la era de los manuales se apagan los fulgores de la escuela de Salamanca.

4.2. Los sistemas morales

También esta época está marcada por la discusión y la defensa de los sistemas.

La teología moral trata de responder a las nuevas cuestiones que plantea la


reivindicación de la racionalidad.

Probabilismo * propuesta de modo sistemático por Bartolomé de Medina


* obra prudentemente cuando el juicio de su conciencia se basa en
una razón verdaderamente probable, aún cuando la opinión, que
expresa la urgencia de la ley, sea más probable.

Se da una disputa entre probabilistas y tuccionistas donde se trataba de


establecer los derechos de la conciencia personal.

San Alfonso * sigue la obra de Busenbaum


* manual asequible y completo que sirviera de base para la
predicación popular, su talante espiritual y pastoral lo inclinarían a
una inestimable benignidad pastoral.
* equiprobabilismo; primado de la verdad, deberes de la conciencia,
derechos de la libertad humana.

Se multiplican los manuales de teología moral inspirados en el sistema alfonsiano


o en el probabilismo; actos humanos, ley y pecado, mandamientos, norma
canónica para los sacramentos, empieza la teología moral a parecerse a la
filosofía o al derecho, sin recurrir a la Sagrada Escritura o al dogma.

4.3 Necesidad de Reforma

Se separa la teología en diversos estudios y de ahí se separa la moral de la


dogmática; la moral se reduce a triste ciencia de los pecados, lejos de los anhelos
de perfección del mensaje cristiano.

La escuela de Tubinga procuraría un enraizamiento de todas las ciencias en el


estudio de la historia, esto lleva a la Teología Moral a buscar su fundamentación
en los escritos de los Santos Padres y en la Sagrada Escritura.
El movimiento neo-tomista contribuirá a la superación de unos planteamientos
casuistas.

V. LA TEOLOGÍA MORAL EN EL SIGLO XX

5.1 Líneas fundamentales

Se ha pasado del esquema de los mandamientos a las virtudes en los ámbitos


donde se desarrolla la actividad y compromiso humano.

Se plantea la cuestión sobre la identidad ética del cristiano no tanto en el campo


categorial como en el trascendental, no tanto en la objetividad del quehacer moral
como en las motivaciones últimas.

Se plantea una orientación más positiva del discurso moral que negativa.

Se ha intentado hilvanar un discurso más preocupado por la unidad de la persona


como sujeto de la moralidad.

Se da un diálogo con las filosofías del tiempo.

5.2 La búsqueda del fundamento

Especial importancia ha adquirido la búsqueda de un fundamento último, de un


principio sistematizador que pudiera englobar y justificar todo el discurso ético
cristiano.

Se preguntan sobre el fundamento último de la eticidad común a todos los


hombres y por un principio que unifique la reflexión específicamente cristiana
sobre la moralidad.

Teólogos postconcilio; experiencia fundamental de la esperanza.

5.3 La nueva problemática

En la moral cristiana la norma ética brota de la invitación a la fe y ésta del anuncio


de la salvación; el imperativo que orienta el actuar cristiano surge del indicativo del
ser cristiano.

Anuncio de la salvación existe y resuena en la historia concreta de los hombres:


¿Cómo ha de realizarse el encuentro del anuncio con la historia?
¿Cómo llevar a la práctica las enseñanzas de Cristo?

Desafío de la demitologización
Teología de las realidades terrestres
Desafío del existencialismo
Desafío del prometeismo y secularismo
Desafío del marxismo
Desafío del ecumenismo
Desafío de la sociedad del bienestar
Desafío de una ética secuencialista y proporcionalista
Pensamiento ético débil de la postmodernidad
Avances científicos y tecnológicos.

VI. CONCILIO VATICANO II

Ya lo vimos

VII. LA MORAL DEL PAPA FRANCISCO

El Evangelio, alegre anuncio del amor de Dios por los hombres, constituye la
razón de vida y la misión esencial de la Iglesia en el mundo.

Solicita que la teología sea evangelizadora, por el Evangelio y del Evangelio,


generada y configurada evangélicamente. Brota “desde el corazón del Evangelio”
(EG 34-39), es una teología radical, más próxima a su raíz evangélica que a sus
ramificaciones doctrinales.

Se promueve el dialogo con el mundo de la cultura y de la ciencia (EG 133).

Vuelve a llamar a la teología a su raíz esencial, a fin de que sus ramificaciones no


terminen por esconderla y sofocarla.

La teología radical de Francisco se encuentra sobre el alegre anuncio de “Dios nos


ama y nos salva”, se especifica en una teología moral que interpreta, valora y
comunica el actuar cristiano, su objeto propio, como “respuesta de amor” (EG 39)

La interpretación de la moral cristiana como respuesta de amor invita a considerar


su doble carácter, responsorial y amoroso: se trata de “respuesta” y respuesta de
“amor”.

La interpretación del actuar humano como “respuesta” de amor asigna el primado


al amor de Dios. De esto se consigue que en toda la vida de la Iglesia se debe
manifestar siempre que la iniciativa es de Dios. (EG 12)

Al primado del amor de Dios en la interpretación del amor humano corresponde el


reconocimiento del Espíritu Santo como fundamento de la moral cristiana. Al
Espíritu Santo le compete actualizar en la historia, en todo tiempo y en todo lugar,
la presencia viva de Cristo que infunde el amor de Dios. El don de amor del
Espíritu Santo comunica al hombre la gracia de responder al amor, incorporándolo
en Cristo y conformándolo a Él en el modo de amar. El primado del amor de Dios
en la interpretación del actuar cristiano vuelve a despertar a la teología moral en la
atención a la gracia del Espíritu Santo.

El primado del amor de Dios configura el actuar humano no solo como respuesta,
sino como respuesta de amor. Esto que califica al actuar cristiano, como su centro
irradiador, es el amor de Cristo que, acogido en su fe, se traduce en el amor de los
cristianos. En la vida cristiana el amor goza del primado, poniéndose en el vértice
de una jerarquía de la verdad, que según Francisco, vale tanto para los dogmas
de fe como para la enseñanza moral de la Iglesia (EG 36).

El amor virtuoso de los cristianos, en el vértice de la jerarquía de las verdades


morales, puede ser más específicamente indicado como virtud de la caridad y de
la misericordia. La virtud de la caridad, en cuanto amor que une a Dios es la más
excelente de todas las virtudes. Ella se extiende a todas las otras virtudes, al
grado de que no puede ser verdadera virtud sin la caridad. La caridad como amor
de Dios que se dona a los hombres, involucrándolos en el amor al prójimo,
resplandece en la virtud de la misericordia. Entre todas las virtudes que se refieren
al prójimo la primera es la misericordia, y su acto es más excelente. La
misericordia al socorrer la miseria ajena revela la caridad en toda su potencialidad.

La visión esencial de la moral cristiana como respuesta de amor configura la


valoración de la teología moral como un juicio sobre la correspondencia amorosa
del hombre al amor misericordioso de Dios. La respuesta de amor del hombre no
puede ser juzgada limitadamente por la exterioridad de las acciones, sino que
debe incluir la disposición interior que revelan los actos exteriores. El actuar moral
no es reducible al actuar, sino que abarca las intenciones inscritas en éste. El
amor, aunque se manifiesta en los actos, tiene su raíz en el corazón.

La respuesta de amor del hombre al amor de Dios no puede ser juzgada por una
normativa extrínseca a la persona, sino mediante un juicio interior de la persona. A
la conciencia personal, eco del Espíritu Santo en la intimidad del hombre, le toca el
juicio sobre la correspondencia de los actos al mor de Cristo, donado y mandado
por el Espíritu Santo. El juicio propio de la conciencia abarca la singularidad de las
acciones.

Ley y conciencia no son dos autoridades rivales, la primera divina y la segunda


humana sino dos expresiones de la única autoridad del Espíritu, la primera más
global y la otra más específica.

El primado de la conciencia en el juicio de las acciones singulares no reniega de la


existencia de normas morales objetivas, válidas para todos. (EG 64)

La moral cristiana deberá concentrarse especialmente tanto más en el diálogo con


una cultura mediática, como la contemporánea, cuya velocidad y selección de
contenidos tiende a mutilar la enseñanza moral de la Iglesia reduciéndola a
algunos de sus aspectos secundarios (EG 34)

A fin de que la verdad esencial de la moral cristiana no resulte ofuscada, es


necesario el discernimiento constante de la Iglesia que re-vea costumbres propias
no directamente ligadas al núcleo del Evangelio y entresaque normas o preceptos
eclesiales que puedan haber sido mucho más eficaces en otras épocas, pero no
tienen la misma fuerza educativa como canales de vida. (EG 43) La jerarquía de
las verdades exige que el anuncio del Evangelio, al cual también la teología moral
está dirigida, reserve a la verdad esencial una adecuada proporción, reconocible
en la frecuencia con la cual se mencionan algunos temas, en los acentos que se
ponen en la predicación. (EG 38)

La más adecuada y eficaz comunicación del mensaje moral del Evangelio se


caracteriza por un lenguaje positivo, no tan específico sobre lo que no se debe
hacer, sino en lo que podemos hacer mejor, y que también indica una prohibición
que detiene al mal, juntos muestran el valor positivo que atrae al bien. (EG 159)

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