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UNIVERSIDAD DE EL SALVADOR

FACULTAD MULTIDISCIPLINARIA PARACENTRAL

DEPARTAMENTO CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN

LICENCIATURA EN TRABAJO SOCIAL

Cátedra: Psicología General

Docente: Lic. Héctor Armando Vásquez CICLO: 1-2022

COMPONENTES SOCIALES Y PARTICULARIDADES PSICOLOGICAS DE LA


PERSONALIDAD INDIVIDUAL: INTELIGENCIA INTELECTUAL, INTELIGENCIA
EMOCIONAL Y CAPACIDADES MENTALES.

INTEGRANTES:

1- Flores Huezo, Jessica Yamileth – FH21017


2- Goches Villalta, Marina del Carmen – GV21024
3- Henríquez González, Erika Vanessa – HG21047
4- Macías Abarca, Jhoselin Marielos – MA21083

COORDINADOR:

1- Cea Martínez, Ricardo Antonio – CM21140


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Índice
CAPITULO I. COMPONENTES SOCIALES Y PARTICULARIDADES PSICOLOGICAS
DE LA PERSONALIDAD INDIVIDUAL

1.1 Etimología de la personalidad


1.1.1 Otras definiciones de la personalidad
1.2 Teorías de la personalidad
1.2.1 Teoría de la personalidad de Freud
1.2.2 Teoría de la personalidad de Jung
1.2.3 Teoría fenomenológica de Carl Rogers
1.2.4 Teoría de los constructos personales de Kelly
1.2.5 Teoría de la personalidad ideográfica de Allport
1.2.6 Teoría de la personalidad de Cattell
1.2.7 Teoría de la personalidad de Eysenck
1.2.8 Teoría del Big Five de Costa y McCrae
1.2.9 El modelo BIS Y BAS de Gray
1.2.10 Modelo de Cloninger
1.2.11 Teoría del aprendizaje social de Rotter
1.2.12 El enfoque interaccionista
1.3 Componentes de la personalidad
1.4 Componente social de la personalidad
1.5 Características de la personalidad
1.6 Estructura de la personalidad
1.7 Trastornos de la personalidad
1.8 Factores de la personalidad
1.9 Tipos de personalidad

CAPITULO II. INTELIGENCIA

2.1 Etimología de la inteligencia


2.2 Teorías de la inteligencia
2.3 Tipos de inteligencia
2.4 Teoría de las inteligencias múltiples
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CAPITULO III. INTELIGENCIA INTELECTUAL, INTELIGENCIA EMOCIONAL Y


CAPACIDADES MENTALES.

3.1 Definición de inteligencia intelectual


3.2 Inteligencia intelectual: características y evolución
3.3 Tabla de la inteligencia intelectual
3.4 Test de la inteligencia intelectual
3.5 Definición de inteligencia emocional
3.6 Las emociones
3.7 La inteligencia emocional en la historia y sus grandes pioneros
3.8 Definiciones de inteligencia emocional desde diferentes perspectivas
3.9 Modelos de la inteligencia emocional
3.10 Diferencias entre inteligencia y emoción
3.11 Capacidades mentales

Teoría multifactoria
3.12 l
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Introducción
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Objetivo general:

 Interpretar el comportamiento de un sujeto partiendo de la manifestación de los


contenidos psicológicos de su personalidad.
Objetivos específicos:
6

Justificación
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Marco Teórico
CAPITULO I. COMPONENTES SOCIALES Y PARTICULARIDADES PSICOLOGICAS
DE LA PERSONALIDAD INDIVIDUAL

1.1 Etimología de la personalidad

Se precia en el latín tardío como personalĭtas, cuya deconstrucción está pautada en


personal expresado en personālis, y éste sobre persona visible como persōna, asociado
al verbo persōnare, observando los componentes per-, que se interpreta como ‘a través
de’ y sonāre, que remite a la palabra ‘sonar’, entendiendo voces y sonidos, en este caso
al respecto del uso de una máscara en la personificación de un papel en una obra, con
referencia en el etrusco en φersu, contemplándose como ‘máscara’, remitiendo en última
instancia al griego como prósōpon, dado sobre el prefijo pro-, con raíz en el
indoeuropeo *per-, en ambos casos entendido como ‘adelante’, e identificando el
componente opos, para remitir al ‘rostro’.
1.1.1 Otras definiciones de la personalidad

 La definición de personalidad a una diferencia de forma individual que le


contribuye a cada persona o individuo y puede distinguirse de otra. Grupo de
cualidades, índoles, condiciones y características en que se sobresale o
destaca a cada persona. Persona de relieve que sobresale en una actividad o
un ambiente social. Aversión o inclinación que siente alguna persona con
exclusión o preferencia de los demás.

 Por personalidad se entiende el conjunto de dinámicas psíquicas que son


características de una misma persona, es decir, a su organización mental
interior, que determina el modo en que dicha persona responderá ante una
situación determinada.

 Se define como aquella estructura interior, constante y propia de cada uno,


conforme a la cual se organiza todo su ser. Comprende los rasgos físicos,
intelectuales, afectivos, volitivos y morales de un individuo en constante
interacción con los demás.

 Se trata de una rama de esta ciencia que se encarga de estudiar el


comportamiento y el carácter de las personas. Se ocupa, al mismo tiempo, de
observar cómo se desarrolla cada individuo y detectar si existe algún tipo de
problema.

 Uno de los autores más destacados en este campo de la psicología es Gordon


W. Allport que definía la personalidad como “la organización dinámica, en el
interior del individuo, de los sistemas psicofísicos que determinan su conducta
y su pensamiento característicos”.

1.2 Teorías de la personalidad


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1.2.1 Teoría de la personalidad de Freud


La corriente psicodinámica ha aportado diversas teorías y modelos de personalidad,
siendo las más conocidas las del padre del psicoanálisis, Sigmund Freud. Para él, el
comportamiento y la personalidad están vinculadas a la existencia de impulsos que
necesitamos llevar a la práctica y el conflicto que supone esta necesidad y la limitación
que la realidad supone para su cumplimiento. Se trata de un modelo clínico e internalista.
En su primera tópica, Freud proponía que la psique humana estaba estructurada en tres
sistemas, uno inconsciente regido por la búsqueda de la reducción de tensiones y
funciona a través del principio de placer, uno consciente que es regido por la percepción
del mundo exterior y la lógica y el principio de realidad y un preconsciente en el que los
contenidos inconscientes pueden hacerse conscientes y viceversa.
En la segunda tópica Freud determina una segunda gran estructura de la personalidad
compatible con la anterior, en el que la psique está configurada por tres instancias
psíquicas, el Id o Ello, el Yo y el Superyó.
El Ello es nuestra parte más instintiva, que rige y dirige la energía interna en forma de
impulsos y de la cual parten todas las demás estructuras.
El Yo sería el resultado de la confrontación de los impulsos y pulsiones con la realidad,
siendo una estructura mediadora y en continuo conflicto que emplea diferentes
mecanismos para sublimar o redirigir las energías provenientes de los impulsos. Por
último, la tercera instancia es el Superyó o la parte de la personalidad que viene dada por
la sociedad y que tiene como principal función juzgar y censurar las conductas y deseos
que no son socialmente aceptables.
La personalidad se va construyendo a lo largo del desarrollo, en diferentes fases, en base
a los conflictos existentes entre las diferentes instancias y estructuras y los mecanismos
de defensa aplicados para intentar resolverlos.
1.2.2 Teoría de la personalidad de Jung
Además de Freud, otros muchos componentes de la corriente psicodinámica han
propuesto sus propias estructuras de personalidad. Por ejemplo, Carl Jung proponía que
la personalidad estaba configurada por la persona o parte de nuestra personalidad que
sirve para adaptarse al medio y que se relaciona con lo que los demás pueden observar y
la "sombra" o la parte en que se incluyen aquellos elementos del Yo que no resultan
admisibles para el propio sujeto.
Asimismo, según este autor, a partir de los arquetipos adquiridos por el inconsciente
colectivo (conformado a lo largo de la acumulación de culturas de muchas generaciones)
y los diferentes complejos que adoptamos en nuestro desarrollo hacia la identidad, se van
generando diferentes tipos de personalidad en función de que las inquietudes se dirijan
hacia el interior o exterior. Es decir, que los individuos reflejan distintas clases de
personalidad dependiendo de si son más sensitivos o intuitivos y si tienden a centrarse
más en pensamiento o sentimiento, siendo pensar, sentir, intuir y percibir las principales
funciones psicológicas.
Aunque el enfoque usado por Jung a la hora de investigar el comportamiento humano ha
quedado desfasado y no forma parte de la ciencia actual de la Psicología, sus ideas
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sirvieron de inspiración para uno de los modelos de la personalidad más usados y


vigentes hoy en día: el modelo de los Cinco Grandes (o Big Five), el cual veremos más
adelante.
1.2.3 Teoría fenomenológica de Carl Rogers
Desde una perspectiva humanista-fenomenológica de enfoque clínico, Carl Rogers
propone que cada persona tiene su campo fenomenológico o manera de ver el
mundo, dependiendo la conducta de dicha percepción.
La personalidad se deriva del autoconcepto o simbolización de la experiencia de la propia
existencia, la cual surge de la integración de la tendencia a la actualización o tendencia a
mejorarse a sí mismo con las necesidades de sentir amor por parte del entorno y
de autoestima derivada del contraste entre su conducta y la consideración o respuesta
que reciba esta por parte del entorno. Si existen contradicciones, se emplearán medidas
defensivas tales con las que ocultar dicha incongruencia.
1.2.4 Teoría de los constructos personales de Kelly
Como ejemplo de teoría de la personalidad derivada del cognitivismo y el
constructivismo podemos encontrar la teoría de los constructos personales de Kelly, de
enfoque también clínico. Para este autor cada persona tiene su propia representación
mental de la realidad y actúa de manera científica intentando dar una explicación a lo que
le rodea.
Se considera que la personalidad se constituye como un sistema jerarquizado
de constructos personales dicotómicos que tienen influencia entre sí, los cuales forman
una red con elementos nucleares y periféricos mediante los cuales intentamos dar
respuesta y hacer predicciones de futuro. Lo que motiva la conducta y la creación del
sistema de constructos es el intento de controlar el medio gracias a la capacidad de
predicción derivada de ellos y a la mejora de dicho modelo predictivo mediante la
experiencia.
1.2.5 Teoría de la personalidad ideográfica de Allport
Allport considera que cada individuo es único en el sentido de que tiene una integración
de las diferentes características distinta del resto de personas (se basa en lo ideográfico,
en lo que nos hace únicos), así como que somos entes activos que nos enfocamos hacia
el cumplimiento de metas.
Se trata de uno de los autores que considera que la personalidad que trabaja la
personalidad a partir de elementos estructurales y estables, los rasgos. Para él,
intentamos que nuestro comportamiento sea consistente y actuamos de tal manera que
creamos un sistema a partir del cual podemos hacer equivalentes diferentes conjuntos de
estímulos, de manera que podemos responder de forma parecida a distintas
estimulaciones.
Así, elaboramos maneras de actuar o expresar la conducta que nos permiten adaptarnos
al medio. Estos rasgos tienen diferente importancia en función de la influencia que tengan
en nuestra conducta, pudiendo ser cardinales, centrales o secundarios.
El conjunto de rasgos se integraría en el propium o sí mismo, el cual se deriva de la
autopercepción y autoconciencia generadas y compuestas por de la experiencia de
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identidad, percepción la corporalidad, los intereses y la autoestima, la racionalidad y la


intencionalidad.
1.2.6 Teoría de la personalidad de Cattell
La teoría de la personalidad de Raymond Cattell es una de las más famosas y
reconocidas teorías factoriales de la personalidad. Estructuralista, correlacional e
internalista al igual que Allport y partiendo del análisis del léxico, considera que la
personalidad puede entenderse como función de un conjunto de rasgos, los cuales se
entienden como la tendencia a reaccionar de determinada manera a la realidad.
Estos rasgos pueden dividirse en temperamentales (los elementos que nos indican cómo
se actúa), dinámicos (la motivación de la conducta o actitud) o aptitudinales (las
habilidades del sujeto para llevar a cabo la conducta).
Los más relevantes son los temperamentales, de los cuales Cattell extraería los dieciséis
factores primarios de la personalidad que se miden en el 16 PF (que harían referencia a
afectividad, inteligencia, estabilidad del yo, dominancia, impulsividad, atrevimiento,
sensibilidad, suspicacia, convencionalismo, imaginación, astucia, rebeldía,
autosuficiencia, aprehensión, autocontrol y tensión).
La dinámica de la personalidad también depende de la motivación, encontrando diferentes
componentes en forma de rasgos dinámicos o actitudes entre los que se encuentran los
ergios (forma de actuar ante estimulaciones concretas como el sexo o la agresión) y los
sentimientos.
1.2.7 Teoría de la personalidad de Eysenck
Desde una posición internalista y factorial centrada en lo biológico, Eysenck genera una
de las hipótesis explicativas de la personalidad más importantes desde un enfoque
correlacional. Este autor genera el modelo PEN, el cual propone que las diferencias de
personalidad se basan en elementos biológicos que permiten procesos como la
motivación o la emoción.
La personalidad es una estructura relativamente estable del carácter, el intelecto, el
temperamento y el físico, aportando respectivamente cada uno de ellos la voluntad, la
inteligencia, la emoción y los elementos biológicos que los permiten.
Eysenck encuentra y aísla tres factores principales en los cuales pueden agruparse todos
los demás, siendo estos el psicoticismo o tendencia a actuar con dureza, el neuroticismo
o estabilidad emocional y la extraversión/introversión o focalización en el mundo exterior o
interior.
El autor consideraría que el nivel de extraversión dependía de la activación del sistema de
activación reticular ascendente o SARA, el neuroticismo del sistema límbico y el
psicoticismo, si bien no se ha identificado un correlato claro, tiende a vincularse al nivel de
andrógenos o la relación entre dopamina y serotonina.
Los tres factores del modelo PEN integran los diferentes rasgos de personalidad y
permiten que el organismo reaccione de determinadas maneras a la estimulación
ambiental a partir de respuestas conductuales más o menos específicas y frecuentes.
1.2.8 Teoría del Big Five de Costa y McCrae
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Otra de las grandes teorías factoriales y basadas en un enfoque léxico (partiendo de la


idea de que los términos con los que explicamos nuestro comportamiento permiten tras un
análisis factorial establecer la existencia de agrupaciones de características o rasgos de
personalidad), el Big Five o teoría de los cinco grandes de Costa y McCrae es uno de los
modelos de personalidad más extendidos.
Mediante el análisis factorial este modelo indica la existencia de cinco grandes factores de
personalidad que todos tenemos en mayor o menor grado. Se trata del neuroticismo o
ajuste emocional, la extraversión como cantidad e intensidad de relaciones personales, la
cordialidad como las cualidades vertidas en la interacción, la responsabilidad o toma de
conciencia, organización, control y motivación hacia las metas y la apertura a la
experiencia o interés en experimentar.
Cada uno de dichos grandes factores se compone de rasgos o facetas. Los diferentes
rasgos están relacionados entre sí, y en conjunto dan cuenta de la manera de percibir el
mundo y reaccionar ante él.
1.2.9 El modelo BIS Y BAS de Gray
Gray propone un modelo factorial y de carácter biológico en el que considera que existen
dos dimensiones que permiten elementos como la emoción y el aprendizaje, partiendo de
la combinación de los factores extraversión y neuroticismo de Eysenck.
En este caso, se propone que la ansiedad, como combinación entre introversión y
neuroticismo, actuaría como mecanismo inhibidor de la conducta (BIS o Behaviour
Inhibition System), mientras que la impulsividad (que equivaldría a una combinación entre
extraversión y neuroticismo) actuaría como mecanismo de aproximación y motivación a la
acción (BAS o Behaviour Approximation System). Ambos sistemas actuarían en conjunto
para regular nuestra conducta.
1.2.10 Modelo de Cloninger
Este modelo contempla la existencia de elementos temperamentales, siendo estos la
evitación del dolor, la dependencia a la recompensa, la búsqueda de novedades y la
persistencia. Estos elementos de carácter biológico y adquirido darían cuenta del patrón
conductual que aplicamos en nuestra vida, y dependen en gran medida del equilibrio
neuroquímico del cerebro en lo que se refiere a los neurotransmisores.
También incorpora elementos del carácter que ayudan a situar al propio yo en la realidad,
siendo estos la cooperación como comportamiento social, la autodirección o autonomía y
la autotrascendencia como elemento que nos integra y nos da un papel en el mundo.
1.2.11 Teoría del aprendizaje social de Rotter
Este autor considera que el patrón de conducta que empleamos habitualmente es un
elemento derivado del aprendizaje y la interacción social. Considera al ser humano un
elemento activo y utiliza un enfoque cercano al conductismo. Actuamos en base a la
existencia de necesidades y de la visualización y valoración tanto de éstas como de las
posibles conductas que hemos aprendido a llevar a cabo. Aunque cercano al
interaccionismo, se sitúa en una perspectiva situacionista
El potencial de conducta es la probabilidad de realizar determinada conducta en una
situación concreta. Este potencial depende de elementos como las expectativas (tanto de
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la capacidad de influir en los resultados como en el propio resultado y la posible obtención


de beneficios tras la conducta) y la consideración o valor otorgado a las consecuencias de
realizar la conducta en cuestión, así como de la manera en que la persona procesa y
valora la situación (conocida como situación psicológica).
1.2.12 El enfoque interaccionista
A lo largo de la historia han sido muchos los autores que han una de dos posturas: que la
personalidad es algo innato o bien que se deriva del aprendizaje. Sin embargo, existe una
tercera opción, defendida por autores como Mischel, en la que la personalidad es formada
por la interacción entre elementos innatos y los fenómenos que vivimos.
Esta postura explora las características de personalidad a través del estudio de la
existencia de consistencia de la conducta a través de las situaciones, la estabilidad
temporal y la validez predictiva de los rasgos. Las conclusiones indicaron que deberían
emplearse otro tipo de categorizaciones diferentes de los rasgos, pues estos no reflejan
un modelo predictivo totalmente válido al ser de carácter más innatista. Defiende que
resulta más eficiente hablar de competencias, valores, expectativas, constructos y
autocontrol.
Otros autores como Allen reflejan que la consistencia puede variar según la persona, así
como los valores principales y los aspectos que mejor predicen la conducta. De este
modo, los rasgos sí serían consistentes, pero solo si se tienen en cuenta aquellos que
resultan más relevantes para cada persona.
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1.3 Componentes de la personalidad

La personalidad se compone de dos elementos fundamentales: el temperamento y el


carácter. Con el primero se nace; el segundo se va adquiriendo y modelando durante toda
la vida. El carácter está formado por las ideas, las voliciones, los valores y las actitudes
personales y sociales; el temperamento está formado por tendencias, instintos y
sentimientos vitales.

El temperamento está constituido por lo hereditario y lo genético, jugando un papel


fundamental los rasgos morfológicos y fisiológicos de la persona. Son características en
bruto que irán configurando la personalidad, desde la más tierna infancia. Así, por
ejemplo, hay niños recién nacidos más tranquilos, inquietos, sociables u hoscos.

El carácter es adquirido, siendo más fácil de cambiar. Depende de las experiencias, de la


educación, del aprendizaje y de la cultura donde se haya desarrollado el ser. Es dinámico,
por lo que cualquier vivencia puede provocar un pequeño o gran cambio. Estos cambios
pueden ser favorables, y el ser se expande, madura y crece, o, por el contrario, son
negativos y el ser se traumatiza y sufre.

1.4 Componente social de la personalidad

1.5 Características de la personalidad

La personalidad es un patrón funcional coherente consigo mismo (aunque no


exento de contradicciones), generalmente consolidado y resistente al cambio. Sin
embargo, es capaz de operar de forma diferente en situaciones distintas, dado que
se trata de formas psíquicas interiorizadas, que no dependen tanto del afuera.
Por otro lado, los elementos de la personalidad tienen que ver no sólo a las
respuestas ante estímulos y situaciones determinadas, sino también al estilo de
vida, las creencias y motivaciones, e incluso las concepciones del mundo.
Las características de la personalidad generale que presenta la personalidad son
las siguientes:

 La unidad: La personalidad se presenta como un todo en el que sus partes se


encuentran unidas e integradas.

 La singularidad: La personalidad es propia de cada individuo, Puede haber


personalidades semejantes, pero cada una es singular y única en relación a las
demás, incluso en el caso de los gemelos.

 La continuidad: La personalidad, por lo general, es constante y permanente en el


comportamiento. Sin embargo, puede ser alterada por situaciones extraordinarias
repentinas.
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1.6 Estructura de la personalidad

1.7 Trastornos de la personalidad

Los trastornos de personalidad son rasgos de la personalidad que se muestran inflexibles,


desadaptativos, en lugar de contribuir a la adaptación y al desempeño vital. Sabotean el
desempeño social o emocional de los individuos, y a menudo conducen a complicaciones
más serias.
No suelen tener cura o tratamiento fácil, ya que forman parte de la personalidad del
sujeto, o sea, son parte de él.
Los trastornos de personalidad pueden ser muy distintos entre sí y siempre obedecen a
condiciones sumamente particulares del paciente, pero a grandes rasgos pueden
resumirse en tres grupos:0

 Personalidades excéntricas y raras, como el Trastorno de Personalidad


Paranoide, Trastorno de Personalidad Esquizoide o Trastorno de Personalidad
Esquizotípico.

 Personalidades erráticas, emocionales y teatrales, como el Trastorno de


Personalidad Histriónico, Trastorno de la Personalidad Antisocial, Trastorno de la
Personalidad Narcisista o Trastorno Límite de Personalidad.

 Personalidades con marcada ansiedad, como el Trastorno de Personalidad


Dependiente, Trastorno de Personalidad Obsesivo-Compulsivo, Trastorno de la
Personalidad Evitativo.

1.8 Factores de la personalidad

Conforme al modelo de los Grandes Cinco (Big Five, en inglés), todas las personalidades
están determinadas por una serie de factores que se dan en distinta proporción en cada
individuo. Estos cinco factores son:

 Factor O (de Openness o apertura). Se refiere al grado de apertura que un


individuo presenta respecto a las nuevas experiencias, al cambio y la variedad, e
incluso la curiosidad. Los individuos dotados de gran apertura son inquietos,
imaginativos, originales y deseosos de valores no convencionales. Su polo
opuesto lo constituyen sujetos más conservadores en lo social y en la vida, que
prefieren el ámbito familiar y las experiencias más controladas.

 Factor E (de Extraversion o extroversión). La extroversión se refiere a un alto


grado de sociabilidad y de interés por situaciones sociales, por la compañía de
otros y la tendencia a evitar la soledad. Los individuos extrovertidos requieren de
estimulación social constante y están muy volcados al mundo externo, a diferencia
de sus opuestos, los introvertidos, que les rehúyen a las situaciones sociales, se
sienten a gusto en su mundo interior y suelen valorar la soledad.
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 Factor C (de Conscientiousness o responsabilidad). Alude al autocontrol,


la planificación y el compromiso, tanto en la organización como la ejecución de las
tareas. También se la conoce como “voluntad de logro” y los individuos que la
poseen en altas dosis suelen ser los llamados workaholics o adictos al trabajo, que
manifiestan altísimos grados de compromiso con las tareas emprendidas. Por el
contrario, sus opuestos son personas poco confiables y poco comprometidas,
informales o laxos con sus principios morales.

 Factor A (de Agreeableness o amabilidad). Se refiere a las tendencias


interpersonales, específicamente a la empatía y la capacidad de vínculo con el
otro. Las personas con alto nivel de amabilidad tienden a ser consideradas,
altruistas, confiadas y solidarias, mientras que las personas con baja amabilidad
tienden a relacionarse de maneras más hostiles.

 Factor N (de Neuroticism o neuroticidad). Este último rasgo tiene que ver con la


inestabilidad emocional fruto de ansiedad, preocupación y percepciones
catastróficas de las cosas, que son consecuencia de la imposibilidad de la mente
de prever y controlarlo todo. Las personas con alto nivel de neuroticidad suelen ser
ansiosas, estresadas, poco sociables, y pueden incurrir a menudo en la depresión,
la irritabilidad o la vulnerabilidad. Por el contrario, los bajos niveles de este rasgo
tienden a personalidades más estables, menos preocupadas por el control y más
relajadas.

Estas variables, a su vez, están condicionadas por tres factores de naturaleza genética y


ambiental, y que determinan la formación de la personalidad cuando el niño se está
desarrollando y que son:

 La maduración: las características propias de cada individuo —determinadas por


la herencia, así como por factores prenatales y perinatales— constituyen el
temperamento, que no es educable. Al contrario que el carácter, formado por un
conjunto de conductas adquiridas por modelación social y, por lo tanto, educable.

 La experiencia: en este punto es donde actúa el ambiente por medio de las


experiencias. Estas pueden ser comunes, es decir, compartidas por la gente de un
grupo social, y únicas, que son las vivencias propias de cada individuo.

 El adulto, el grupo de iguales y la actividad: influirán en mayor o menor medida


dependiendo de la edad del niño.

Otro de los autores destacados en la psicología de la personalidad es Freud, que aportó


numerosas teorías sobre el desarrollo de esta en las personas. En ellas hablaba de
diferentes etapas por las que pasaba el niño hasta poder desarrollarse como un individuo
adulto que iba adquiriendo las herramientas necesarias para su formación integral. En esa
teoría establecía que la personalidad de un ser humano se dividía en tres sistemas:
 Inconsciente: incluye los instintos y los elementos reprimidos.
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 Preconsciente: engloba procesos psíquicos no evidenciados pero que se pueden


traer a la consciencia.
 El consciente: lo constituyen elementos que podemos evidenciar.
Y estos tres sistemas, a su vez, en tres estructuras:
 El ello: la parte más profunda que alberga los instintos y se rige por el placer.
 El yo: la parte que se forma a partir del contacto con la realidad.
 El súper-yo: se rige por el principio del bien y es casi totalmente inconsciente.

1.9 Tipos de personalidad

Existen muchas y muy diversas formas de clasificación de la personalidad, dependiendo


del enfoque psicológico o psicoanalítico y del método específico que se emplee para
comprenderla. Por citar un ejemplo, el psicoanalista Carl Gustav Jung (1875-1961)
propuso una clasificación de 8 tipos de personalidad, que son:

 Pensamiento-introvertido. Aquellas personalidades que están más interesadas


por las ideas que por los hechos, es decir, por su realidad interior que por los
demás. Son propensas a las reflexiones, los pensamientos abstractos o los
desafíos teóricos.

 Sentimental-introvertido. Personalidades contenidas en su propio mundo


emocional, poco propensas a lidiar con el mundo exterior, pero capaces de hacerlo
a partir de lo emotivo, en lugar de lo reflexivo del caso anterior. Son propensas al
apego, pero en un círculo íntimo y cerrado.
 Sensación-introvertido. Típica de artistas y creadores, esta es la personalidad
más preocupada por la experiencia subjetiva del ser, lo cual puede conducirlos a
vivir en un mundo irreal, construido a su propia medida.

 Intuición-introvertido. La típica personalidad de los soñadores, es decir, de


quienes están más pendientes de lo que pasará, lo que podría pasar o lo que les
gustaría que pasara, que con el presente real. Están, a su manera, en contacto
con su contenido inconsciente y pueden ser talentosos creadores.

 Pensamiento-extrovertido. Aquellas personalidades más interesadas en los


hechos y en el afuera, que su mundo interno, sobre todo como fuente de teorías y
reflexiones, ya que se vincula racionalmente con el mundo. Sus emociones y
sensaciones son, por ende, reprimidas, y suele descuidar sus vínculos socio-
afectivos.

 Sentimiento-extrovertido. Es el perfil de las personas más empáticas, sociales y


ajustadas al entorno comunitario, típicas de aquellos a quienes gusta cuidar de los
demás o que se sienten bien protegiendo a terceros. Su actividad intelectual se
enmarca necesariamente en lo que sienten.

 Sensación-extrovertido. Se vincula con lo real a partir de las sensaciones que le


evoca, es decir, prestando mucho interés a lo que el entorno real y los demás le
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hacen sentir. Es la personalidad típica de quienes viven en busca del placer, y por
lo tanto suelen buscar nuevos estímulos constantemente.

 Intuición-extrovertido. La personalidad del aventurero, de quien cambia de


perspectivas una vez que consigue el objetivo deseado, pero nunca para de
moverse. Suelen ser carismáticos y entusiasman a terceros con sus ideas,
siéndole fiel a su intuición más que a sus sentimientos y sus razonamientos.
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CAPITULO II. INTELIGENCIA

2.1 Etimología de la inteligencia

El término inteligencia proviene del latín intelligentia, que a su vez deriva de inteligere.


Esta es una palabra compuesta por otros dos términos: intus (“entre”) y legere (“escoger”).
Por lo tanto, el origen etimológico del concepto de inteligencia hace referencia a
quien sabe elegir: la inteligencia posibilita la selección de las alternativas más
convenientes para la resolución de un problema. De acuerdo a lo descrito en la
etimología, un individuo es inteligente cuando es capaz de escoger la mejor opción entre
las posibilidades que se presentan a su alcance para resolver un problema.
2.2 Teorías de la inteligencia

Como se ha dicho, este tipo de teorías corresponden a las elaboraciones por expertos
como producto de sus investigaciones, y basan en “datos recogidos de personas
realizando ejercicios que se suponen miden el funcionamiento inteligente” (Sternberg,
1990, p.25).
Entre los logros de estas teorías, también Sternberg (1990) resalta el hecho de que han
permitido una especificación de la estructura de la inteligencia y de los procesos
involucrados en el funcionamiento inteligencia; también han facilitado a los estudiosos del
tema ir más allá de las definiciones operacionales y algunas de ellas han demostrado ser
muy útiles para fines prácticos, como es el caso de la teoría de la modificabilidad cognitiva
de Feuerstein.
Pero el mismo Sternberg (1990) señala al respecto deficiencias como las siguientes:
muchas de las teorías no son falseables, tienen dudosa validez ecológica y no consideran
el contexto en el que tienen lugar las conductas inteligentes.
El gran número y variedad teorías explicitas que sobre la inteligencia se han propuesto, se
inscriben en cuatro grandes clasificaciones: las psicométricas, las biológicas, las del
desarrollo y las inteligencias múltiples.
 Teorías psicométricas
Las teorías psicométricas se relacionan con el desarrollo de las pruebas de
inteligencia y con el análisis factorial. Estas teorías, en efecto, no pueden verse en
forma separada de las pruebas de inteligencia.

Las pruebas de inteligencia son concebidas como instrumentos que permiten


obtener unas medidas objetivas, confiables y válida de facultades psicológicas
superiores, mediante el registro y análisis de las respuestas a los requisitos
planteados por sus preguntas en condiciones estandarizadas.

Históricamente, se considera a Alfred Binet como el creador de la primera prueba


de inteligencia, quien en 1905 se propuso identificar las diferencias existentes a
escala cognitiva entre las personas. Para cumplir con este objetivo, conjuntamente
con Simón, consideró necesario construir pruebas que pudieran medir facultades
psicológicas superiores, tales como memoria, atención, imaginación y
comprensión (Binet, 1983).
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De hecho, Binet (1983) concibió la inteligencia como un proceso psicológico


superior medible, por tanto, quien se acerque a resultados esperados para su
edad y contexto cultural, debe ser asumido como inteligente.

La prueba Binet-Simón permitió identificar la edad mental. Esta se encontraba por


medio de los resultados alcanzados por un sujeto al responder preguntas con
dificultad graduada. Cada pregunta caracterizaba una determinada edad mental si
era contestada por todos los sujetos, y si ninguna persona lograba hacerlo, era
porque la pregunta estaba formulada para una edad mayor.

a creación del concepto de edad mental permitió a Stern construir la fórmula más
conocida del mundo psicológico, la del Cociente Intelectual (CI), el cual se
encuentra al dividir la edad cronológica entre la edad mental, y multiplicando el
resultado por 100 (CI = EC/ EM x 100) (Pichot, 1960; Kantor, 1990; Gregory, 2001;
Sattler, 2003)

La introducción de la prueba Binet-Simón en la sociedad americana por Lewis


Terman y su rápida aceptación, condujo a una enorme demanda de este tipo
instrumentos, lo que propició la creación de numerosas pruebas. Algunas, como
las matrices progresivas de Raven, buscaban ser culturalmente neutrales y, para
ello, no plantearon preguntas que verificaran información aprendida en el mundo
escolar; otras siguieron la estructura planteada por la prueba de Binet-Simón. Pero
entre todas las diseñadas, las más exitosas fueron las de David Wechsler, quien
publicó en 1939 la Escala de Inteligencia para Adultos de Wechsler (WAIS),
dirigida a sujetos entre 16 y 74 años (Gregory, 2001).

Como fruto de sus investigaciones, en 1949, Wechsler (citado en Aiken, 2003)


publicó la Escala de Inteligencia para Niños de Wechsler (WISC), que se aplica a
niños entre seis y dieciséis años. Estas pruebas tienen la misma estructura: seis
subpruebas verbales (información, comprensión, aritmética, semejanzas,
vocabulario y retención de dígitos) y seis manipulativas (figuras incompletas,
ordenamiento de dibujos, diseño con cubos, rompecabezas, claves y laberintos).

Otras pruebas de inteligencia con alto reconocimiento son las tres elaboradas por
Kaufman y Kaufman (citados por Aiken, 2003). La primera fue diseñada para medir
la inteligencia de niños con edades comprendidas entre dos y medio y doce años,
a través del enfrentamiento a problemas solucionables por medio de un
procesamiento mental simultáneo y secuencial. Posteriormente, estos autores
diseñaron la Prueba de Inteligencia de Kaufman para Adolescentes y Adultos, así
como la Prueba Breve de Inteligencia de Kaufman. Todas estas pruebas se
fundamentan en la teoría de Catell sobre la inteligencia fluida y cristalizada.

El diseño y construcción de pruebas no se ha detenido, a pesar de las suspicacias


que han generado tanto su uso indiscriminado como sus resultados. Sobre ello,
Popper y Eccles (1982) afirman lo siguiente:

…parece casi imposible que una cuestión tan polifacética y compleja como la
inteligencia y el conocimiento humano innato (rapidez de comprensión,
20

profundidad de comprensión, creatividad, claridad de exposición, etc.) se pueda


medir con una función unidimensional como el coeficiente de inteligencia (p. 139).

Otra perspectiva en relación con las pruebas de inteligencia es la que corresponde


al método matemático denominado Análisis Factorial, el cual tiene como objetivo
reducir un gran número de variables a la menor cantidad de factores, utilizando el
coeficiente de correlación (Pichot, 1960; Nunnally, 1973). El anterior concepto ha
generado, sin embargo, opiniones que se suelen alinear en dos grupos de
teóricos: quienes postulan la existencia de un factor general de la inteligencia y los
que consideran múltiples factores.

Históricamente, Spearman fue la primera persona que estudió la inteligencia


aplicando el método factorial. En 1927, propuso la teoría bifactorial para explicar
por qué los resultados arrojados por las pruebas correlacionaban entre sí. Para
ello, planteó la existencia de un factor general y varios específicos. Consideró el
factor general o G, común a todos los test, y lo relacionó con habilidad, velocidad,
intensidad y coeficiente intelectual; y el específico o S, exclusivo de cada prueba.
Posteriormente, aseveró que no todos los test podían analizarse bajo esta óptica e
introdujo el factor de grupo (Spearman, 1955).

En clara confrontación con lo propuesto por Spearman, Thurstone (1990) negó la


existencia del factor G, argumentando lo siguiente (sic):

Dos hombres pueden compartir el mismo nivel general de habilidad mental y aún
ser totalmente diferentes en cuanto a sus aptitudes y potencialidades y que, por lo
tanto, el simple índice de inteligencia es inadecuado para el propósito de describir
las dotes mentales (p. 338)

Consecuentemente con lo anterior, Thurstone (1990) propuso realizar a cada


persona un ‘perfil’ aptitudinal, que expresara las diferencias entre dos individuos
con igual coeficiente intelectual. Según él, dicho perfil debería describirse a partir
del aislamiento de una serie de rasgos que funcionan independientemente, y este
supuesto lo llevó a crear el análisis multifactorial. Para ello, dividió la inteligencia
en siete habilidades mentales primarias: comprensión verbal, fluidez verbal, aptitud
numérica, ubicación espacial, memoria, razonamiento y velocidad perceptual.

Luego Vernon (citado por Andrés, 1997) postuló un modelo jerárquico, compuesto
por dos factores, el verbal-educativo y el mecánico-espacial, los cuales, a su vez,
subdividió así: el verbal educativo en inteligencia verbal, fluidez ideacional, fluidez
verbal e inteligencia numérica; los correspondientes al mecánico-espacial son la
inteligencia espacial, la memoria visual, la información mecánica y la habilidad
manual. También distinguió tres tipos de inteligencia: A, B y C. La A es de carácter
genotípica e indica la capacidad del organismo para adaptarse al ambiente; la B se
encuentra relacionada con la conducta de los organismos en función del ambiente
y la cultura; la C, corresponde a las puntuaciones obtenidas en las pruebas de
inteligencia.
21

Más tarde, Guilford (1986) creó el modelo de la Estructura del Intelecto,


conformado por tres dimensiones, que denominó: operaciones, contenidos y
productos. Cada una, a su vez, está subdividida en diversas áreas. Así, por
ejemplo, hay cinco operaciones: cognición, memoria, producción divergente,
producción convergente y evaluación; cinco contenidos: visuales, auditivos,
simbólicos, semánticos y conductuales; y seis productos: unidades, clases,
relaciones, sistemas, transformaciones e implicaciones. Por estar cada
subcategoría definida en forma independiente, son multiplicativas entre sí,
arrojando como resultado 150 factores (5 x 5 x 6 = 150).

Posteriormente, Cattell (1987), trabajando con análisis factorial, identificó dos


dimensiones generales: la inteligencia fluida y la inteligencia cristalizada. La
inteligencia cristalizada está asociada con el conocimiento personal, pero también
se relaciona con factores culturales y educativos, y tiene que ver con los
razonamientos matemático, verbal inductivo y silogístico.

La inteligencia fluida, en cambio, se asocia con habilidades no verbales y


culturalmente independientes, como la memoria de trabajo, la capacidad de
adaptación y nuevos aprendizajes. Se supone que esta inteligencia aumenta hasta
alcanzar cierto nivel de madurez en la adolescencia. Luego comienza a declinar
debido al deterioro de las estructuras fisiológicas.

A partir de las teorías propuestas por Spearman, Thurstone y Cattell, en 1993,


Carroll (citado por Sattler, 2003) propuso el modelo piramidal denominado Teoría
de los Tres Estratos. El Estrato I se encuentra ubicado en la parte inferior de la
pirámide y consta de 65 capacidades que comprenden diversos dominios
cognitivos; el Estrato II, el intermedio, está conformado por ocho factores
(inteligencia fluida, inteligencia cristalizada, memoria y aprendizaje, percepción
visual amplia, percepción auditiva amplia, capacidad de recuperación amplia,
velocidad cognitiva amplia y velocidad de procesamiento); el Estrato III, ubicado en
la parte superior, está compuesto por el factor general.

 Teorías biológicas

En lo relacionado con las teorías biológicas, la inteligencia se ha estudiado desde


la perspectiva del desarrollo en diversas especies, y en relación con aspectos
como tamaño del cerebro, herencia, raza, y potenciales evocados cerebrales,
entre otros.

Durante mucho tiempo, el humano se consideró un ser especial, dotado de una


serie de condiciones que lo hacía único. Poco a poco, esta idea fue
reformulándose, hasta que la teoría evolucionista darwiniana produjo una de las
mayores revoluciones científicas en la historia. Esta teoría permitió romper con la
creencia sobre la inteligencia como capacidad exclusivamente humana, llevando a
considerar que este proceso, como todos los demás, ha sufrido modificaciones a
través del tiempo.
Sobre el origen de la inteligencia, Huxley (citado por Jerison, 1989) considera que
esta se encuentra hasta en formas inferiores de animales.
22

En términos biológicos, además, se han creado teorías como las que relacionan la
inteligencia con el tamaño del cerebro y con la raza, que tienen una larga tradición
y, sirvieron, entre otras cosas, para justificar la existencia de un orden social.
Quienes postularon estos supuestos se fundamentaron en una pseudociencia, la
craneometría, que presuponía la existencia de una correlación entre tamaño del
encéfalo e inteligencia, supuesto que le permitía validar la supremacía de la raza
blanca, porque su población, comparada con los negros y los indígenas, tenía
mayor tamaño cerebral (Gould, 1984). Esta afirmación también justificaba la
supremacía intelectual masculina, ya que las mujeres tienen cerebros más
pequeños (Arsuaga & Martínez, 2004).

Recientes investigaciones, referenciadas por Geary (2008), han mostrado, en


efecto, correlaciones entre tamaño cerebral y coeficiente intelectual, pero los
resultados encontrados han arrojado correlaciones cercanas a 0,4.

Respecto a la herencia, Galton (1988) estudió los parentescos de un conjunto de


hombres, considerados por él como eminentes. Entre estos se encontraban
jueces, dirigentes políticos, premieres, militares prestigiosos, poetas, científicos,
pintores, músicos, clérigos, eruditos, en fin, lo más granado de la clase alta
inglesa.

En el proceso de selección de la muestra tuvo en cuenta dos criterios: el


significado del término eminente y la aceptación de la reputación social como test
de habilidad.

En relación con el término eminente, Galton afirmó que, para alcanzar tal
denominación, una persona debe sobresalir en alto grado por lo menos en un
campo del conocimiento (derecho, literatura, ciencia, artes o en otras profesiones).
Para incluir a una persona en tal categoría, realizó una serie de cálculos
matemáticos a partir del estudio de un manual que incluía la biografía de 2.500
personajes, reconocidos mundialmente por alguna habilidad, y el obituario
publicado por The Times del 1 de enero de 1869. Sus análisis le permitieron llegar
a la siguiente conclusión: “Cuando hablo de un hombre eminente quiero decir uno
que ha conseguido una posición que solo es alcanzada por 250 personas en cada
millón de hombres” (Galton, 1988, p. 46).

En cuanto a la reputación, este autor la entendía como la opinión favorable sobre


una persona por parte de sus contemporáneos, que logra extenderse en el tiempo.
Por habilidad, asumía ciertas cualidades del intelecto y disposición que lleva a
algunos hombres a realizar actividades que lo conducen al reconocimiento y
prestigio. En todo caso, para Galton (1988), el origen de este impulso motivacional
es claramente biológico, pues se trata de:

Una naturaleza que abandonada a sí misma, ascenderá como urgida por un


estímulo inherente a su naturaleza por el camino que conduce a la eminencia y
que tendrá fuerza para alcanzar la cima; naturaleza que, obstaculizada o
bloqueada en su camino, luchará y porfiará hasta superar el obstáculo y ser
23

nuevamente libre de seguir su instinto de amor al trabajo. Dudar de que tal hombre
llegará, casi seguramente a ser eminente, es casi una contradicción en sí misma
(p. 68).

A partir del análisis del material referido, Galton (1988) concluyó lo siguiente:
• Los hombres dotados con grandes habilidades, independientemente de su
condición social, superan todos los obstáculos que se les presenten.
• Los países con menos obstáculos posibilitan la aparición de una mayor
proporción de personas cultas, pero no de hombres eminentes.
• Los hombres alcanzan la eminencia por influencias naturales (están dotados por
un don especial) y no por ventajas sociales.

Buscando pasar de la teoría a la práctica, Galton (1988, p. 165) construyó un


instrumento para identificar hombres superiores con la intención de cruzarlos y así
mejorar la raza humana, a través de la eugenesia, y definió esta como: “la ciencia
que trata las influencias que mejoran las cualidades innatas de una raza; también
trata de aquellas que la pueden desarrollar hasta alcanzar la máxima
superioridad”.

Con base en los supuestos anteriores, se puede considerar que para Galton la
inteligencia es un proceso mental superior, cuantificable, variable de una persona
a otra y transferible por la herencia.

En el siglo XX, los supuestos sobre la heredabilidad de la inteligencia fueron


asumidos por Eysenck (1986). El establecimiento de la relación entre inteligencia y
las variables raza y herencia ha suscitado múltiples controversias. Sus críticos
(Gould, 1984; Kamin, 1983) comprobaron cómo los investigadores cuyos trabajos
pretendían demostrar la superioridad racial, partían de un sesgo atribucional
producido por prejuicios raciales.

n épocas recientes, causaron perplejidad los comentarios de James Watson al The


Sunday Times, el 14 de octubre de 2007, cuando afirmó que en pocos años se
conocerán las bases genéticas de la inteligencia, y se comprobaría que la raza
negra tiene genes incapacitados para generar alta inteligencia (El País.com,
2007).

No menos controversiales fueron las conclusiones del trabajo investigativo de


Charles Murray y Richard Hermstein, publicado en 1994 con el nombre de The Bell
Curve, quienes volvieron a plantear la supremacía racial de los blancos sobre los
negros americanos y afirmaron que los programas educativos compensatorios
están destinados al fracaso (Kaplan, 2010).

Aunque no ha generado tanta discusión como los anteriores, en la medida en que


es un tema ideológicamente independiente, lo relacionado con los potenciales
evocados no ha estado libre de controversias. Los potenciales evocados son
“fluctuaciones de los potenciales eléctricos del cerebro provocadas por la
ocurrencia de un suceso –o por la presentación de un estímulo–” (Núñez, Corral &
Escera, 2004, p. 3).
24

Las investigaciones realizadas bajo este marco presuponen que cuando una
persona realiza una operación intelectual, se activa una serie de mecanismos y
procesos psicológicos que se encuentran estrechamente relacionados con el
funcionamiento cerebral, los cuales se pueden identificar a través de las
frecuencias de ondas detectadas por el electroencefalograma (EEG).

En los momentos actuales, los estudios en este campo se han dirigido hacia la
búsqueda del sustrato neuronal de la inteligencia, la cual podría estar localizada
en el córtex prefrontal (García-Molina, Tirapu-Ustárroz, Luna-Tario, Ibáñez &
Duque, 2010).

Como ya se expresó, esta línea investigativa no es ajena a las controversias.


Según Deary (2001), los estudios realizados hasta ahora no cumplen con una de
las condiciones fundamentales para considerar una teoría válida: la replicabilidad.

 Teorías del desarrollo

Otro grupo de teorías estudia la inteligencia humana desde el desarrollo, tales como las
del ginebrino Jean Piaget y el ruso Lev Vigotsky. Sin lugar a dudas, entre las teorías más
mencionadas en la Psicología contemporánea, la del biólogo, lógico y epistemólogo
Piaget (1979) ocupa un lugar importante. Este autor consideraba la inteligencia como “la
forma de equilibrio hacia la cual tienden todas las estructuras cuya formación debe
buscarse a través de la percepción, del hábito y de los mecanismos sensomotores
elementales” (p. 16). En esa medida, la inteligencia es fundamentalmente adaptación,
pero no cualquier tipo de adaptación, sino la de orden superior, que tiende al equilibrio
total.
Piaget (1985) no consideró la inteligencia como innata. Propuso, en cambio, un desarrollo
gradual desde el nacimiento hasta la adultez; proceso en el cual intervienen dos factores
individuales: la interacción con el medio y la dotación genética. Dicho desarrollo consta de
cuatro estadios: sensoriomotor, preoperacional, operaciones concretas y operaciones
formales. En cada estadio, aparecen estructuras nuevas, que se van construyendo a partir
de las anteriores y permiten su diferenciación.
Los supuestos piagetianos han sido sometidos a prueba por diversos investigadores, y
estos han modificado algunos, como el relacionado con la aparición más temprana de
algunas capacidades. Por ejemplo, la imitación, y el desarrollo posterior al estadio de las
operaciones formales, en particular, lo relacionado con los pensamientos dialéctico,
relativista y analógico (Corral, 1998).
Otros críticos han demostrado las influencias de la época y del contexto en la teoría
piagetiana. Al respecto, Kincheloe (2004) señala que considerar el pensamiento formal
como el momento cumbre del desarrollo cognitivo, “supone una aceptación de una visión
del mundo mecanicista cartesiana-newtoniana que está atrapada en un sistema de
razonamiento causa-efecto hipotético deductivo” (p. 22)
25

Por otra parte, para Vigotsky (1979), el desarrollo humano es la resultante de la síntesis
producida por la unión de dos factores distintos: la maduración biológica (línea natural), y
la histórica cultural (línea cultural). El desarrollo cognitivo, por su parte, es producto del
aprendizaje logrado a través de la mediación, de pares y mayores que apoyan y estimulan
su comprensión y destreza para utilizar los instrumentos culturales.
Para Vigotsky (1979), casi todo lo que las personas deben hacer se encuentra implícito en
el contexto en el cual viven, pertenece a su cultura. Por ejemplo, los niños aprenden el
idioma materno y diferentes guiones sociales, como saludar y pedir algo, por estar
culturalmente expuestos a ellos. Afirmó que las actividades conjuntas, realizadas entre
niños y adultos, permiten a los primeros comprender y participar en forma más rápida en
las actividades sociales y culturales. También estableció diferencias entre desarrollo real y
potencial; el primero corresponde a lo que las personas están en capacidad de hacer
solas, y el segundo, a lo que pueden llegar a hacer bajo la asesoría o dirección de otro.
 Teorías de las inteligencias múltiples
Otras teorías son las denominadas de las inteligencias múltiples. Ellas enfatizan en la
adquisición, almacenamiento y utilización activa de la información. Entre las más
sobresalientes se encuentran: la Teoría de las inteligencias múltiples de Gardner, la
Teoría de las inteligencias múltiples de Elaine De Beauport, y la Teoría triárquica
postulada por Robert Sternberg.
Para Gardner (2001), inteligencia es “un potencial biopsicológico para procesar
información que se puede activar en un marco cultural para resolver problemas o crear
productos que tienen valor para una cultura” (p. 45).
Inteligencia lingüística. Relacionada con la capa Inicialmente, Gardner (1997) propuso la
existencia de siete inteligencias:
 Inteligencia lingüística. Relacionada con la capacidad para manejar
adecuadamente el lenguaje, tanto hablado como escrito, y con la facilidad para
aprender idiomas.

 Inteligencia lógico-matemática. Corresponde a la capacidad para analizar


problemas de forma lógica, realizar operaciones matemáticas y llevar a cabo
investigaciones científicas.

 Inteligencia musical. Relacionada con la capacidad para interpretar, componer y


apreciar pautas musicales.

 Inteligencia kinestesis-corporal. Corresponde a la utilización del cuerpo, en forma


total o parcial, para resolver problemas o crear nuevos productos.

 Inteligencia espacial. Se vincula con la capacidad para reconocer y manipular


pautas en espacios, tanto grandes como pequeños.

 Inteligencia interpersonal. Deja ver la capacidad para comprender lo que mueve a


los otros a actuar, y en esa medida trabajar eficazmente con ellos.
26

 Inteligencia intrapersonal. Corresponde a la capacidad para comprenderse a sí


mismo.

Luego, Gardner agregó otros dos tipos de inteligencia: inteligencia naturalista, que se
relaciona con la capacidad para conocer el mundo viviente y el talento para cuidar e
interaccionar con los seres vivos; y la inteligencia espiritual o existencial, que se asocia
con la inquietud por las cuestiones esenciales, así como con la capacidad para situarse
en relación con las facetas más extremas del cosmos y con ciertas características
existenciales de la condición humana, como los significados de vida y muerte (Gardner,
2001).
Y aun posteriormente, según Ander-Egg (2006), Gardner planteó la existencia de otras
dos inteligencias: la sexual, relacionada con la forma de vivir el placer erótico sexual, y la
digital, asociada con la habilidad para manejar las nuevas tecnologías.
Aunque Gardner se ha mostrado reacio a aceptar inteligencias diferentes a las planteadas
por él, diversos investigadores han propuesto otras inteligencias como la emocional,
derivada de las inteligencias inter e intrapersonales, la pictórica, la cultural, la distribuida,
la productiva y la creativa.
Otra teoría que contempla las inteligencias múltiples es la de Elaine De Beauport (2008).
Ella fundamenta su teoría en las investigaciones sobre el cerebro triuno realizadas por
Paul MacLean, en los trabajos sobre el cerebro escindido, desarrollados por Roger
Sperry, y en la teoría de la relatividad.
Según la teoría del cerebro triuno, este órgano se encuentra constituido por tres
estructuras cerebrales: la neocorteza, el sistema límbico y el cerebro reptiliano.
La neocorteza está conformada por dos hemisferios, el derecho y el izquierdo, que
realizan funciones específicas: el izquierdo tiene que ver con los procesos lógicos y los
analíticos; el derecho, se relaciona con los procesos asociativos y creativos.
El sistema límbico, base de las emociones, regula aspectos afectivos y motivacionales.
Está constituido por el tálamo, la amígdala, el hipotálamo, los bulbos olfatorios, la región
septal y el hipocampo.
El cerebro reptiliano, el más antiguo de los tres, se encuentra conformado por el cerebro
básico. Se asocia con la conformación de las costumbres, rutinas y hábitos humanos.
A pesar de sus enormes diferencias estructurales, estos tres sistemas funcionan
integralmente y se comunican entre sí (Torres, 1984).
En cuanto a la teoría de la relatividad, según De Beauport (2008), al aplicar en los seres
humanos la formula E=mc², estos terminan percibiéndose como energía, y dado que esta
es vibración, cada una de las estructuras cerebrales deben vibrar a velocidades
diferentes. Esta situación la obligó a buscar las diferencias físicas y químicas existentes
entre los sistemas mencionados.
Como resultado de dicha búsqueda, De Beauport identificó 10 procesos que describen las
principales capacidades humanas y hacen referencia a las siguientes inteligencias:
racional, asociativa, espacial visual y auditiva, intuitiva, afectiva, de los estados de ánimo,
motivacional, básica, de los patrones y de los parámetros.
27

ales procesos se ubican en un sistema específico. Así, en la neocorteza, se encuentran la


racional, la asociativa, la espacial visual y auditiva, y la intuitiva; en el límbico, están la
inteligencia afectiva, los estados de ánimo y la motivación; y, en el cerebro básico, la
básica, los patrones y los parámetros.
Cada inteligencia cumple tareas específicas, de modo que las cuatro inteligencias
mentales de la neocorteza posibilitan la percepción de la información: la racional, como su
nombre lo indica, se asocia con la razón, la lógica, la causa y el efecto; la asociativa está
relacionada con la utilización de la yuxtaposición, la asociación y la relación; la espacial
visual y auditiva, permite la integración e interpretación de sonidos e imágenes; y la
intuitiva facilita el conocimiento sin apelar a la razón.
Las inteligencias emocionales, por su parte, proporcionan las herramientas para
comprender ciertas acciones, buscar la razón del acontecimiento. Cada inteligencia tiene
una función particular: la afectiva desarrolla habilidades para acercarse tanto a otras
personas, como a lugares o ideas; la del estado de ánimo se relaciona con la capacidad
para moverse, entrar y salir de situaciones placenteras o dolorosas; la motivacional se
refiere a la capacidad de las personas para conocer las situaciones que las mueven, y
propician la acción.
Por último, las inteligencias del comportamiento se relacionan tanto con la estabilidad y la
seguridad, como con la aceptación de las diversas circunstancias que se presentan
durante la vida. Las tres inteligencias que la conforman cumplen funciones específicas: La
básica constituye la capacidad de aceptar o rechazar algo o a alguien en función de los
beneficios; la de los patrones permite conocer las razones del comportamiento y la
capacidad para modificarlos cuando sea necesario; finalmente, la inteligencia de los
parámetros posibilita reconocer y cambiar los ritmos y rutinas de la vida (De Beauport,
2008).
2.3 Tipos de inteligencia

2.4 Teoría de las inteligencias múltiples

La Teoría de las Inteligencias Múltiples fue ideada por el psicólogo


estadounidense Howard Gardner como contrapeso al paradigma de una inteligencia
única.
Gardner propuso que la vida humana requiere del desarrollo de varios tipos de
inteligencia. Así pues, Gardner no entra en contradicción con la definición científica de la
inteligencia, como la «capacidad de solucionar problemas o elaborar bienes valiosos».
Las Inteligencias Múltiples
Howard Gardner y sus colaboradores de la prestigiosa Universidad de Harvard advirtieron
que la inteligencia académica (la obtención de titulaciones y méritos educativos; el
expediente académico) no es un factor decisivo para conocer la inteligencia de una
persona.
Un buen ejemplo de esta idea se observa en personas que, a pesar de obtener
excelentes calificaciones académicas, presentan problemas importantes para relacionarse
28

con otras personas o para manejar otras facetas de su vida. Gardner y sus colaboradores
podrían afirmar que Stephen Hawking no posee una mayor inteligencia que Leo Messi,
sino que cada uno de ellos ha desarrollado un tipo de inteligencia diferente.
Por otro lado, Howard Gardner señala que existen casos claros en los que personas
presentan unas habilidades cognitivas extremadamente desarrolladas, y otras muy poco
desarrolladas: es el caso de los savants. Un ejemplo de savant fue Kim Peek, que a pesar
de que en general tenía poca habilidad para razonar, era capaz de memorizar mapas y
libros enteros, en prácticamente todos sus detalles.
Estos casos excepcionales hicieron que Gardner pensase que la inteligencia no existe,
sino que en realidad hay muchas inteligencias independientes.
Inteligencias múltiples: 8 tipos de inteligencia
La investigación de Howard Gardner ha logrado identificar y definir hasta ocho tipos de
inteligencia distintas. Vamos a conocer de manera más detallada cada una de las
inteligencias propuestas por la Teoría de las Inteligencias Múltiples de Gardner a
continuación.
 Inteligencia lingüística
La capacidad de dominar el lenguaje y poder comunicarnos con los demás es transversal
a todas las culturas. Desde pequeños aprendemos a usar el idioma materno para
podernos comunicar de manera eficaz.
La inteligencia lingüística no solo hace referencia a la habilidad para la comunicación oral,
sino a otras formas de comunicarse como la escritura, la gestualidad, etc.
Quienes mejor dominan esta capacidad de comunicar tienen una inteligencia lingüística
superior. Profesiones en las cuales destaca este tipo de inteligencia podrían ser políticos,
escritores, poetas, periodistas, actores…
 Inteligencia lógico-matemática
Durante décadas, la inteligencia lógico-matemática fue considerada la inteligencia en
bruto. Suponía el axis principal del concepto de inteligencia, y se empleaba como baremo
para detectar cuán inteligente era una persona.
Como su propio nombre indica, este tipo de inteligencia se vincula a la capacidad para el
razonamiento lógico y la resolución de problemas matemáticos. La rapidez para
solucionar este tipo de problemas es el indicador que determina cuánta inteligencia lógico-
matemática se tiene.
Los célebres test de cociente intelectual (IQ) se fundamentan en este tipo de inteligencia
y, en menor medida, en la inteligencia lingüística. Los científicos, economistas,
académicos, ingenieros y matemáticos suelen destacar en esta clase de inteligencia.
Asimismo, los ajedrecistas también requieren de capacidad lógica para desarrollar
estrategias de juego mejores a las de su oponente, y a su vez anticipar sus movimientos.

 Inteligencia espacial
29

También conocida como inteligencia visual-espacial, es la habilidad que nos


permite observar el mundo y los objetos desde diferentes perspectivas. En esta
inteligencia destacan los ajedrecistas y los profesionales de las artes visuales (pintores,
diseñadores, escultores…), así como los taxistas, que deben poseer un exquisito mapa
mental de las ciudades por las que transitan.
Las personas que destacan en este tipo de inteligencia suelen tener capacidades que les
permiten idear imágenes mentales, dibujar y detectar detalles, además de un sentido
personal por la estética. En esta inteligencia encontramos pintores, fotógrafos,
diseñadores, publicistas, arquitectos, creativos…
 Inteligencia musical
La música es un arte universal. Todas las culturas tienen algún tipo de música, más o
menos elaborada, lo cual lleva a Gardner y sus colaboradores a entender que existe
una inteligencia musical latente en todas las personas.
Algunas zonas del cerebro ejecutan funciones vinculadas con la interpretación y
composición de música. Como cualquier otro tipo de inteligencia, puede entrenarse y
perfeccionarse.
No hace falta decir que los más aventajados en esta clase de inteligencia son aquellos
capaces de tocar instrumentos, leer y componer piezas musicales con facilidad.
 Inteligencia corporal y kinestésica
Las habilidades corporales y motrices que se requieren para manejar herramientas o para
expresar ciertas emociones representan un aspecto esencial en el desarrollo de todas las
culturas de la historia.
La habilidad para usar herramientas es considerada inteligencia corporal kinestésica. Por
otra parte, hay un seguido de capacidades más intuitivas como el uso de la inteligencia
corporal para expresar sentimientos mediante el cuerpo.
Son especialmente brillantes en este tipo de inteligencia bailarines, actores, deportistas, y
hasta cirujanos y creadores plásticos, pues todos ellos tienen que emplear de manera
racional sus habilidades físicas.
 Inteligencia intrapersonal
La inteligencia intrapersonal refiere a aquella inteligencia que nos faculta para comprender
y controlar el ámbito interno de uno mismo en lo que se refiere a la regulación de las
emociones y del foco atencional.
Las personas que destacan en la inteligencia intrapersonal son capaces de acceder a sus
sentimientos y emociones y reflexionar sobre estos elementos. Según Gardner, esta
inteligencia también permite ahondar en su introspección y entender las razones por las
cuales uno es de la manera que es.
Por otro lado, tanto saber distanciarse de la situación para desdramatizar eventos con un
impacto emocional negativo como saber identificar los propios sesgos de pensamiento
son herramientas muy útiles tanto para mantener un buen nivel de bienestar como para
rendir mejor en diferentes aspectos de la vida.
30

 Inteligencia interpersonal
La inteligencia interpersonal nos faculta para poder advertir cosas de las otras personas
más allá de lo que nuestros sentidos logran captar. Se trata de una inteligencia que
permite interpretar las palabras o gestos, o los objetivos y metas de cada discurso. Más
allá del contínuum Introversión-Extraversión, la inteligencia interpersonal evalúa la
capacidad para empatizar con las demás personas.
Es una inteligencia muy valiosa para las personas que trabajan con grupos numerosos.
Su habilidad para detectar y entender las circunstancias y problemas de los demás resulta
más sencillo si se posee (y se desarrolla) la inteligencia interpersonal. Profesores,
psicólogos, terapeutas, abogados y pedagogos son perfiles que suelen puntuar muy alto
en este tipo de inteligencia descrita en la Teoría de las Inteligencias Múltiples

 Inteligencia naturalista
Según Gardner, la inteligencia naturalista permite detectar, diferenciar y categorizar los
aspectos vinculados al entorno, como por ejemplo las especies animales y vegetales o
fenómenos relacionados con el clima, la geografía o los fenómenos de la naturaleza.
Esta clase de inteligencia fue añadida posteriormente al estudio original sobre las
Inteligencias Múltiples de Gardner, concretamente en el año 1995. Gardner consideró
necesario incluir esta categoría por tratarse de una de las inteligencias esenciales para la
supervivencia del ser humano (o cualquier otra especie) y que ha redundado en la
evolución.
Hay que señalar que, aunque para Gardner este tipo de inteligencia se desarrolló para
facilitar el uso creativo de los recursos que nos brinda la naturaleza, actualmente su uso
no solo se limita a los entornos en los que no hay construcciones humanas, sino que
estos últimos también podrían ser "explorados" de la misma forma.
31

CAPITULO III. INTELIGENCIA INTELECTUAL, INTELIGENCIA EMOCIONAL Y


CAPACIDADES MENTALES.

3.1 Definición de inteligencia intelectual


3.2 Inteligencia intelectual: características y evolución
3.3 Tabla de la inteligencia intelectual
3.4 Test de la inteligencia intelectual
3.5 Definición de inteligencia emocional
3.6 Las emociones
3.7 La inteligencia emocional en la historia y sus grandes pioneros
3.8 Definiciones de inteligencia emocional desde diferentes perspectivas
3.9 Modelos de la inteligencia emocional
3.10 Diferencias entre inteligencia y emoción
3.11 Capacidades mentales
3.12 Teoría multifactorial
32

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

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