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ALEX
Sinopsis
Una ejecutiva malhumorada aprende sobre el verdadero espíritu
navideño gracias a su siempre paciente asistente. Un recuento de "Un
cuento de Navidad" de Dickens.
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Indice
Sinopsis
Créditos
Biografía de la Autora
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Créditos
5
Esta historia se basa en “Un cuento de Navidad” de Dickens, eso sí
totalmente exagerado, pero aun así es realmente divertido manipular el
clásico de Dickens. Espero que disfrutes esta versión de uber. Me divertí
escribiéndolo, y no puedo agradecer lo suficiente a TPTB por incluir un
calamar y una araña de arena en la lista de "elementos" que se incluirán
en la historia
—Solo pensé que tal vez... ¿podría tener la tarde libre? —Incluso
cuando planteó la solicitud, Corinne se preparó para el enojado ataque
que estaba a punto de llegar. Vino rápidamente. 7
Krieg se levantó en su escritorio y se apoyó con fuerza en sus dedos.
Los ojos azul hielo irradiaban desprecio. —Déjame ver si lo entiendo.
¿Piensas que como mañana es una maldita fiesta que deberías tener
esta tarde libre?
—Oh, y Corinne. 8
—¿Sí?
—¡OWWWW! ¡Dios! ¿Tuvo que hacerlo con tanta fuerza? —La rubia
masajeaba la articulación en actitud protectora.
—¿Usted monta? —Era obvio que Kreig no iba a ofrecer nada por
propia iniciativa, e incluso entonces probablemente muy poco.
—¿Ella monta?
Una puerta del pasillo se abrió a un amplio salón con una enorme
chimenea de piedra en el medio. Un sofá de cuero marrón descansaba
contra la pared cercana. Sillones mullidos a juego enmarcaban la
chimenea. Una alfombra de piel de oso con la cabeza todavía unida
yacía en el suelo entre ellos. Corinne sintió un ligero rechazo por ella. —
Bonita alfombra.
Kreig tiró un montón de papeles sobre una gran mesa de madera
frente al sofá antes de mirar el objeto de la atención de su asistente. —
Gracias.
—Del bosque.
Corinne pensó para sí misma, que, si esta era su actitud feliz, odiaría
verla descontenta.
—Sal.
—¿Qué?
—¿No quiere entrar a tomar una taza de cacao o algo así? Tiene
por delante un largo y frío viaje a casa.
Casi como si fuera una señal, el teléfono sonó y Katherine Krieg dejó
su único regalo de Navidad.
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—¿Hola?
—¿Señora Krieg?
—Sí. Gracias. Una cometa es muy útil en esta época del año.
—No es para ahora. Es para cuando haga mejor tiempo. Mi padre
era mecánico de una aerolínea y siempre me interesó la aerodinámica.
Me enseñó a hacer cometas cuando era niña, y he estado mejorando
desde entonces mis diseños cada año. Me gusta bajar a The Point, donde
los tres ríos se encuentran y volar en días cálidos. Tal vez esta primavera
podamos...
—He vivido aquí toda mi vida y soy muy consciente de que The
Point es donde se juntan los tres ríos. Volar cometas allí suena como muy
divertido. —Corinne sabía, por el tono aburrido, que su jefa le estaba
siguiendo la corriente—. Ahora, realmente necesito dormir un poco.
Mientras tienes la Navidad libre para cumplir con tu familia y amigos, voy
a ir a la tienda a trabajar. Así que, gracias por la cometa y buenas noches.
—Hola, Katie.
—Nunca fuiste de fallar, hermanita. Ellos solían decir, que eras uno
de los mejores francotiradores de operaciones especiales. Lástima que 22
hayas desperdiciado esa habilidad al entrar en criptografía. —El hombre
dio unos pasos más hacia adelante y ahora estaba casi cara a cara con
su hermana—. Para responder a tu pregunta “cómo”. Es bastante simple.
Soy un fantasma.
Él se quedó allí tan tranquilo, como si nada. Krieg tuvo que admitir
que, en mejores circunstancias, puede que no hubiera protestando por
su presencia. Este no era el tipo de hombre que nadie quería echar de la
cama. Tenía un cabello oscuro y ondulado, una perilla muy bien
recortada y músculos infinitos. A pesar de la temperatura, vestía
pantalones de cuero negros y un chaleco sin mangas a juego que
colgaba abierto sobre un pecho bien definido.
—Solo los que aparecen sin ser invitados en mi cama. ¿Cómo has
entrado aquí? —Apretó la hoja con más fuerza contra el cuello del
hombre.
—¿Que...?
—Por supuesto que recuerdo eso. Lo que quiero decir es, ¿cómo
podemos estar aquí? —Entró en el baño y vio a su yo más joven
desnudarse. La Katherine del pasado no notó su presencia—. Dios, mira
esos abdominales. —Sacudió su cabeza—. Es asombroso lo que diez años 25
pueden hacerle al cuerpo.
—¿Hola?
—Hey hermanita.
—Katie, las cosas no están bien aquí. Creo que papá está en algún
tipo de problema.
—¡Vamos, Jamie! Tiene que ser algún tipo de error. Tal vez su
nombre está allí porque ellos están vigilando a alguno de sus conocidos.
Es imposible que papá sea corrupto. Es el tipo más patriótico que
conozco. Nadie presta servicios en los comandos durante treinta años si
no amas a tu país. Este es su cómodo puesto de jubilación
gubernamental. Sabes que él ama a la gente. Probablemente ni siquiera
sepa que sus amigos están siendo vigilados.
—Sé que tengo razón. Si estás tan preocupado por eso, ¿por qué
no le preguntas?
—Claro. Te quiero.
—¿Por qué? Esa es una palabra tan interesante, ¿verdad? Por qué.
Déjame preguntarte esto. Crees que soy un producto de tu imaginación.
¿Por qué CREES que estás aquí?
—Sí señor.
—Sí señor.
Ahora, uno de los hombres del Oriente Medio estaba de pie junto
al Krieg mayor. —Me temo que no podemos correr riesgos. —Sacó una
pistola de calibre cuarenta y le disparó a Jamie en la frente. Frank Krieg
apenas parpadeó—. ¿Por qué tuviste que hacer eso? ¿Qué diablos se
supone que voy hacer para que la gente de la embajada crea que mi
chófer accidentalmente recibió un disparo en la cabeza?
—Bueno, Katie, supongo que eso nos deja solo a ti y a mí. ¿No vas 33
a salir y abrazar a tu padre? —Su voz goteaba sarcasmo y tenía su arma
apuntando a las cajas donde Katherine acababa de estar—. Vamos.
Será como en los viejos tiempos. Saldremos de aquí y comeremos una
hamburguesa.
—En realidad, esta es para ti. Pensé que tal vez los tres podríamos
bajar a The Point y volar el próximo sábado.
La mujer se miró los pies. —Tal vez cariño. Sabes que en mí estado,
me cuesta mucho últimamente hacerlo, pero estoy segura de que tu
papá estará feliz de ir contigo.
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Corinne pareció decepcionada por un momento, pero
rápidamente se animó de nuevo. —Claro, mami. Tal vez podamos llevar
una cámara y tomarte algunas fotos mientras estemos allí.
—Corinne.
—Tiene diez años.
Krieg no sabía muy bien qué hacer con este espíritu, pero tenía que 40
admitir que era una mejora con respecto a su último visitante. La morena
le dio una palmadita vacilante a la mujer más pequeña en la espalda. —
Sí. Es genial. Ahora, ¿por favor podemos seguir con esto?
—Hola, Tobías. ¿Dónde has estado? ¿La señora Krieg te asustó para
que te escondieras? —Le rascó debajo de su barbilla y su ronroneo
siempre en marcha se hizo aún más fuerte—. ¿Sí? Eso está bien. A veces
ella también me asusta un poco. Pero ¿sabes qué? Creo que enterrada
bajo ese desagradable exterior hay una persona amable y sensible. Sólo
va a requerir una investigación importante para encontrarla. —Sostuvo al
gatito frente a su cara y le tocó la nariz—. Apuesto a que tienes hambre,
¿verdad? Lo siento, llegué tan tarde esta noche. Vamos.
Corinne soltó a Tobías y la pequeña bola de pelo la siguió
felizmente a la cocina. Hizo un punto para permanecer todo el tiempo
bajo los pies de su dueña mientras estaba preparando su cena.
Finalmente, colocó un plato de comida para gatitos en el suelo y se
dirigió a la puerta. —Termina la cena, hombrecito, luego sube a la cama.
Antes de subir las escaleras, Corinne hizo una parada más en la sala
de estar. Allí, sacó de su bolso unos cuantos ratones de juguete y los
añadió a la pequeña media que colgaba de la repisa de madera de la
chimenea. Eran los únicos regalos de navidad en la casa.
—Nat, ella no es una perra. Estoy segura de que hay algo en su vida
que la hace que sea tal cual es. Creo que solo necesita un poco de TLC1
para superar ese perpetuo estado de ánimo negativo.
—Por favor. Por favor, dime que no crees que puedas cambiarla
con amor.
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Cuidado amoroso y cariñoso
—Sí, pero ayuda si es recíproco. ¿Te ha dado alguna indicación de
que tiene algo más que desprecio por ti?
—No te preocupes por mí. Todo estará bien. Uno de estos días la
persuadiré de que venga a la misión y se reúna con todos.
—¿Sí?
—Es solo algo que hago por diversión. Mi abuela era una
concertista de música y me enseñó a tocar cuando era muy pequeña.
Me alegra que me lo recuerdes. Tendré que bajar al sótano y desenterrar
mi libro de Villancicos “Chestnuts Roasting2 para Lira abierta”.
Natalie gimió, pero no pudo evitar reírse. —Eso fue malo, Corinne.
—Me divierto fácilmente. Pero, ahora tengo que irme a darme una
ducha y meterme en la cama. Mañana va a ser un gran día. Buenas
noches, Corinne.
2
Castañas asadas.
cruzó sus brazos y golpeó el suelo con el pie—. Dios, odio esta parte de mi
trabajo. Es un asco.
—Me importa una mierda lo que piense el próximo espíritu. ¿Por qué
me enseñaste esto si sabías que no sería capaz de ayudar? Es cruel. —
Katherine sintió que la escena comenzaba a desvanecerse a su
alrededor—. No. ¡Espera! ¡Espíritu!
Krieg se despertó con el sonido del reloj que daba las once y
cuarenta y cinco. Miró alrededor de la oscura habitación en busca de
algún rastro del tercer espíritu. Nada. Katherine permaneció allí por largos
minutos, esperando y escuchando. Todavía ni un suspiro de nada inusual.
“Todo fue un sueño. Gracias a Dios”. Ella exhaló audiblemente. Aun así,
era lo suficientemente real como para obligarla a levantarse de la cama
y descolgar el teléfono para llamar a su asistente y asegurarse de que
estaba bien. Justo cuando estaba a punto de marcar el último dígito, un
dedo largo y delgado presionó el botón en la base del teléfono y rompió
la conexión.
—Me las arreglo. —Krieg miró al espíritu—. ¿Qué pasa con los
fantasmas y la escasa ropa? ¿No tienes frío correteando por ahí en esa
cosa en dos piezas de cuero?
—¡Mirar arriba! Los vecinos dicen que una mujer joven vive aquí
sola. —Cuando tres bomberos se dirigieron al segundo piso, algo en la
escalera cedió y tanto ésta como el rellano por encima cayeron al primer
piso. Dos de los hombres perdieron la vida por el impacto. El otro yacía
herido, pero pudo llegar a su radio—. ¡Las escaleras se derrumbaron!
Franklin y Borkowsky están abajo, y creo que me rompí una pierna. Vi a la 48
joven cerca de lo alto de la escalera. Probablemente también ha caído
en este desastre. Necesitamos refuerzos ahora mismo aquí. ¡Todo el lugar
está a punto de venirse abajo!
—Qué extraño. Lamento haberte hecho venir hasta aquí por nada.
—La rubia pasó la mejor de sus manos sobre el viejo gato—. Tobías y yo
debemos estar escuchando cosas otra vez.
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Katherine estaba de vuelta al lado de su asistente. —¿Escuchaste
eso? —Tobías la miró fijamente y maulló.
—¿Nat?
—¿Hmmm?
—¿Para qué, para que te lastimara aún más? Déjalo ir, Corinne.
Está muerta y el mundo es un lugar mejor por eso.
—¿Qué?
Lo cierto era que Corinne era todo en lo que Krieg podía pensar en
estos días. Echaba de menos su rostro sonriente y estaba considerando
contratar a la joven como consultora de algún tipo. —Por supuesto que
no la he olvidado.
—¡Tobías!
3
University of Pittsburgh Medical Center
Krieg se quitó la nieve de las botas y entró en la casa. —Antes de
que lleguemos a eso, pensé que tal vez podría cuidar de un amigo suyo
por ella, mientras se está recuperando. —Sacó a un Tobías adormilado
de su cálido bolsillo—. Ha tenido una noche bastante dura.
—Pero creo…
—Oh, Natalie. Una cosa más. Quiero que tenga esto. —Le entregó
un cheque a la mujer.
—¿Hmm?
Las palabras dolieron, pero Krieg sabía que las merecía. —Corinne.
Te he tratado mal durante años y lo siento. Te mereces mucho más. No
puedo deshacer el daño que he hecho, pero puedo cambiar mi forma
de comportarme en el futuro... comenzando hoy.
—Espero que te guste lo que elegí para ti. —Krieg dejó caer dos
bolsas de compras llenas de ropa en la cama del hospital—. Yo uh. No
estaba segura de qué talla llevabas, así que traje la misma ropa en cinco,
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seis y siete4. Pensé que una de ellas encajaría.
—Hay más. Yo, uh. También recogí algo de ropa interior para ti. —
Krieg pudo sentir el rubor arrastrándose por su cuello—. No estaba segura
de qué tipo de ropa llevabas, así que solo conseguí unas bragas de
algodón para ti. Supuse el tamaño del sujetador.
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Tallas en EE.UU. equivalen de una 38 a 40 en el tallaje europeo. La talla 6 en determinadas prendas es
una 36 y en otras una 40. En EE.UU. no utilizan una misma talla para todas las prendas de vestir.
—Cuando era niña solía ayudar a mi abuela en el departamento
de lencería de la tienda. Pensaron que debía experimentar todos los
aspectos del negocio, así cuando lo heredara, sabría lo que estaba
haciendo. —Le entregó a Corinne una caja de zapatos y otra bolsa
grande—. Aquí hay un abrigo de invierno para ti y unas botas cálidas. Vi
el número que usas cuando te las quitaste en mi vestíbulo.
—¿Por qué?
—Sí. Está bien. Supongo que será mejor que empecemos por
meternos detrás del mostrador y sirvamos a estas personas hambrientas. 68
Natalie le dio otro abrazo a su amiga. —Así se habla. Realmente no
esperaba que estuvieras aquí hoy, pero seguro que podemos usar ayuda
extra en el extremo de la cola del pavo y puré de papas.
—¡Oh Dios mío! ¡Lo siento tanto! Qué torpeza de mí parte. Aquí, 69
déjame ayudarte con eso. —Siguió con una jarra de agua helada.
Katherine respondió por las dos. —No creo que sea necesario,
gracias. Realmente no queremos ser un problema.
5
Empresa estadounidense especializada en vestuario y equipamiento recreativo en exteriores.
—No sería ningún problema, de verdad. Pero si a las dos no les
importa compartir una cama, creo que la encontrarán muy acogedora.
Tiene una funda de colchón y simplemente te hundes en ella.
Esta vez, Corinne respondió. —Eso estará, bien, gracias. —Tenía que
admitirlo, la idea de compartir una cama con su jefa que hasta hace
poco no estaba disponible era algo emocionante, aunque fuera solo de
manera platónica.
Corinne tomó su mano. —Oh, vamos Kate. Miró suplicante a los ojos
de su jefa. Me encantaría escucharte cantar. —Katherine estaba a punto
de declinar por tercera vez, cuando Corinne puso la puntilla susurrando
en su oído— ¿Por favor? Creo que las mujeres que pueden cantar son
increíblemente sexys.
Cuando se abrieron todos los regalos, San Nick les ofreció Feliz
Navidad y estaba a punto de volver a su trineo, cuando recordó un último
regalo. Rebuscó en la alforja del caballo y sacó un objeto que parecía 78
haber sido envuelto apresuradamente en un papel dorado. Volvió al
círculo de invitados y se detuvo frente a Corinne. —Creo que esto es para
ti, jovencita. Un pedido de última hora.
—Vamos, en serio.
6
Máquina de ejercicios.
actualmente. ¿Qué hay de ti? Obviamente, tampoco eres una adicta al
sofá.
Corinne se volvió para mirar a los ojos azules que tanto amaba. En
este momento se parecían a los de un niño indefenso. —¿Qué te hizo
cambiar de opinión?
7
Se refiere a la YMCA, Asociación Cristiana de Jóvenes.
—Pensé que el miedo te estaba motivando. Justo como dijiste.
Miedo a acercarte demasiado. Simplemente no sabía qué lo estaba
causando. ¿Te importaría decirme?
—Absolutamente.
—Sí, me temo que sí. Era él o yo. Él iba a matarme, Corinne, —su voz
comenzó a quebrarse—. Y él ni siquiera habría pestañeado. Parecía que
realmente estaba ansioso por hacerlo. Su propia hija. Nunca hice nada
8
Abreviatura de Special Operations COMmand (Mando de Operaciones Especiales de los Estados Unidos)
más que amarlo, y él iba a matarme a sangre fría. No tenía otra opción.
—Katherine Krieg rompió a llorar por primera vez en más de una década.
Su asistente la atrajo en un cálido abrazo.
—Dios mío, Kate. Lamento mucho que hayas tenido que llevar esa
carga durante todos estos años. No me extraña que no quisieras que
nadie se te acercase. —Frotó suavemente la espalda a su compañera
mientras la mujer mayor lloraba incontrolablemente—. Eso es. Déjalo salir.
Te sentirás mejor. Sé que no es tu culpa. No tuviste otra opción, sino hacer
lo que hiciste.
—¿Heroína alarmista?
Corinne saltó sobre su jefa y le dio un largo beso en los labios. —Te
amo Katherine Krieg.
—¿De verdad?
—De verdad.
Fin
Biografía de la Autora
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