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CERCADOS
de Dee
Descargos de la autora:
RENUNCIAS: Lo que sigue es una obra de ficción original. Todos los personajes
me pertenecen, para un futuro desarrollo. Cualquier parecido con personas y
lugares reales es involuntario y pura casualidad.
Esta historia de ninguna manera puede ser vendida o utilizada con fines de lucro.
Se pueden hacer copias para uso privado.
VIOLENCIA: ninguna
SUBTEXTO: texto principal, con amor implícito y aprobado entre dos mujeres.
Parte II
Parte III
LOS CAMPOS CERCADOS de DEE
Parte I
Habían pasado cinco años desde que vi a Eunice Sage. En realidad, justo
antes de salir del pueblo para encontrar mi camino en la gran ciudad. Yo tenía
diecisiete años.
Eunice había sido mi amiga, a pesar de que era casi diez años mayor que
yo. Vivía en el camino de nuestra pequeña granja. La finca Sage se extendía
llegando a nuestro terreno. Criaban y alojaban caballos, y tenían enormes
campos de heno y hierbas de verano. Sus cercas se extendían por kilómetros, o
eso me parecía entonces. Eunice, o Sage, como ella prefería, amaba el rancho
de caballos. Nunca imaginó salir de su casa. Trabajar bajo el sol y la lluvia, 5
ensuciarse las manos, domar caballos salvajes, o simplemente montar con su
largo pelo rojo ondeando detrás de ella... bueno, ese era todo el paraíso que la
joven necesitaba. La tierra era un fin en sí mismo. Ella compartió conmigo su
amor por los caballos. Me enseñó pacientemente a montar, pero yo prefería ver
a los caballos correr libremente o competir entre sí. Sin embargo, era mejor
observar a Eunice mientras trabajaba. Pensaba en ella como mi mejor amiga y
la hermana mayor que nunca tuve.
Eunice tenía tres hermanos. Dos dejaron la finca familiar por la ciudad.
Luke se quedó a trabajar en el rancho. Entonces, cuando su padre murió, él y
Eunice se comprometieron a mantener el lugar vivo y se enorgullecieron de sus
logros.
Yo... quería salir de las tierras rurales atrasadas cuando pudiera. Quería
ir a la universidad, lograr algo tangible y real, entre personas reales, no la gente
del pueblo pequeño con la que crecí. Blakeslee no era suficiente para mantener
mi interés. Quería ser escritora, famosa y rica. En aquellos días, sólo Eunice
LOS CAMPOS CERCADOS de DEE
Mi padre murió cuando era pequeña. Era hija única. Mamá hizo lo que
pudo para mantener la granja, pero poco a poco las hectáreas se vendieron,
principalmente a la familia Sage. Mamá trabajaba como ama de llaves para el
pastor y ayudaba de camarera en el único restaurante del pueblo. En esos
primeros días pasaba la mayor parte de mi tiempo sola o con Eunice. Pero
sobresalí en el instituto. Era una chica tranquila, un ratón de biblioteca, una
soñadora. La pequeña biblioteca del pueblo era mi segunda casa. A mis
profesores les gustaba, al igual que a la bibliotecaria. No me importaba jugar
mucho con los otros niños. En cambio, empecé a escribir historias cuando era
joven. Y a medida que maduraba, también lo hacían mis sueños y mis planes.
La poesía sacaba mis pensamientos, me permitía cristalizar mis miedos y mi
soledad reconocida, mis inseguridades, así como los sueños. Escribía acerca de
mi amor por la belleza y la bondad, y sobre el rocoso y salvaje río que discurría
por nuestro pueblo dormido, conduciendo a lugares desconocidos y aventuras. 6
Eunice, de adolescente, en realidad era mi niñera. Mientras crecía, nos
mantuvimos cerca. Tal vez éramos solitarias a nuestra manera, yo perdida en
sueños, y Eunice absorbida en el trabajo del rancho de caballos. Sabía que no
tenía muchos amigos, lo que me hacía que me gustara aún más. Bueno, más
que gustarme... era una héroina para mí... más alta que la mayor parte de
muchachos en el instituto, fuerte, experta con los caballos. Podía hacer cualquier
cosa que intentara, romper el récord de la escuela en pista, correr, salto de
longitud, salto con pértiga. Y verla sobresalir me dio más confianza en mis
sueños. También sobresaldría.
El futuro era mío ese verano, hace cinco años, al borde de la primera
aventura verdadera en mi vida. El último año en instituto había estado ocupada.
Trabajé de media jornada para echar una mano a mamá, ganando el salario
mínimo en la biblioteca después del instituto. Escribí en el periódico del instituto.
Me las arreglé para conseguir la protagonista en el musical del instituto. Aprendí
a tocar la guitarra de una manera seria. Incluso mi voz me sorprendió, al igual
LOS CAMPOS CERCADOS de DEE
No sabía mucho sobre Wylie Etheridge. Sabía que había visitado el pueblo
en el Día del Trabajo, el Día de Acción de Gracias y la Navidad de ese año. Era
la hermana de John Etheridge que estaba casado con Becky Davis. Se mudó a
la granja de Becky desde algún lugar en el norte. Nunca me la presentaron, pero
la veía por el pueblo, en las tiendas y en el cine. Era bonita, tal vez veintidós o
veintitrés. Era alta, pero no tan alta como Eunice. Eran tan diferentes como la
noche y el día con Eunice siendo sólida y fuerte, Wylie elegante, delicada. Eunice
era como la sal de la tierra. Ayudaba a cualquiera que lo necesitara. Wylie
parecía salvaje y estúpida para una joven de dieciséis años, como yo. Llevaba
LOS CAMPOS CERCADOS de DEE
mucho maquillaje y perfume, y vestía tacones y ropa de gran ciudad, como decía
mamá. No parecía encajar en nuestro pequeño pueblo de ninguna manera. Y
viéndola revolotear, casi tenía dudas acerca de cómo debería ser la vida en las
grandes ciudades, o si yo alguna vez encajaría allí. Pero si a Eunice le gustaba,
ella tenía que ser simpática, después de todo.
A veces Eunice venía al pueblo con ella. Pero entonces estaba tan
ocupada, y me alegró que Eunice pareciera feliz. En cierto modo me había
sentido un poco mal con la idea de marcharme a la universidad. Pero eso fue
antes de que obtuviera mi gran beca. Estaba tan emocionada de conseguir la
oportunidad. No teníamos mucho dinero, y conseguir una beca completa,
habitación y comida y matrícula... era inaudito en nuestro pequeño pueblo. Y ese
hermoso día, a principios de abril con la primavera en plena floración, sólo había
una persona con la que quería compartir la noticia. Era sábado y el correo llegaba
a las diez. Mamá estaba en el trabajo, así que cuando abrí la carta, me puse los
vaqueros y la sudadera vieja y me fui descalza en busca de Eunice.
LOS CAMPOS CERCADOS de DEE
Bueno, pasaron cinco años desde ese día de primavera. Cinco años llenos
de trabajo duro y crecimiento personal. Saqué a Blakeslee fuera de mi mente.
Me quedé en la universidad en las vacaciones y trabajé los veranos en la ciudad.
Me sorprende que mamá entendiera y tolerara mi evidente abandono de ella.
Estaba demasiado llena de mis proyectos y terquedad. De todos modos, logré
mucho en la universidad y fui la única estudiante en ser publicada en su tercer
año. Escribí un libro de poemas que recibió la aclamación de la crítica. Mi jefe de
departamento quería que me quedara, que me doctorara y tratara de fomentar
mi poco interés entusiasta en la enseñanza. Hice un año de posgrado. Fue
entonces cuando mi madre se enfermó, tan enferma que me llamó a casa.
Conocí la derrota y la desesperanza cuando lo oí... Mamá se estaba muriendo.
Tuve que regresar a casa y cuidarla, y honrarla otra vez con todo el amor que
me había retenido en los últimos años. Había que cuidarla, bañarla, alimentarla
y llevarla al médico. Pensaba que me había convertido una mujer cultivada,
experimentada, mundana y culta. Sosteniendo a mi madre que sufría con tanto
dolor, cuidándola como si fuera mi hija, bueno, me di cuenta lamentablemente 10
de lo inexperta e ignorante, pequeña y asustada que era, a pesar de mi título
universitario.
debilitaba, cada vez había menos que hacer por ella. La muerte estaba allí,
esperándola en la habitación mientras dormía. La muerte y yo la vigilábamos.
—Eunice...
—Molly, acabo de enterarme que tu madre está enferma y que has vuelto,
¿puedo entrar?
—Vamos, Eunice, lleva las flores a mamá, voy a buscar un jarrón. —Le
sonreí de nuevo con complicidad, casi olvidando los años que habíamos estado
separadas. Cuando Eunice me devolvió la sonrisa, se veía mucho más joven.
—Molly, has crecido muy bien, es bueno verte de nuevo. Siento que este
problema te haya traído de vuelta de todas tus aventuras. Sé que querías estar
lejos de este lugar.
—Bueno, Eunice, tal vez después de todo mis aventuras no fueran tan
maravillosas, quizás podamos hablar en algún momento. 12
—Muy bien, me gustaría. —Se metió en silencio en el dormitorio
débilmente iluminado. Sé que podía oler el cáncer que estaba consumiendo a
mamá. Mi madre se había encogido ante mis ojos y pesaba ahora unos treinta y
seis kilos, toda la piel suelta, amarilla y pastosa, lo que contrastaba con las
hundidas ojeras alrededor de sus ojos, sus labios rojos de manera poco natural,
sus ojos demasiado intensos.
—Señora Little, no sabía que estuvieras enferma, unas flores para traer
un poco de verano a la habitación.
—Eunice, siempre fuiste amable con nosotras. Gracias por venir. Las
flores son hermosas, flores silvestres de la pradera. Me recuerdan a ti.
—¿Eunice?
—Sin embargo, lo has hecho muy bien con el lugar, tu papá estaría
orgulloso de ti.
—Bueno, también nos ayudaste, estirando el dólar. Has sido una buena
amiga de Molly. Eunice, estoy preocupada por ella cuando me vaya.
—Siempre puedo comer tus galletas, niña, ahora cuida de nuestra visita.
LOS CAMPOS CERCADOS de DEE
—¡Molly!
Eunice volvió los ojos heridos hacia mí por un momento antes de decidir
poner su dolor lejos y relajar el momento con una suave broma.
—Era rica para mi edad, con todo ese dinero de hacer de niñera. Gracias
a ti, Molly, compré mi primer traje de montar y las botas.
—Así que, después de todo, tenía algo de valor para ti —hablé en broma,
pero con un toque de verdadera amargura.
—Lo siento mucho, mamá. No necesitas que balbucee como una tonta.
—Finalmente me limpié la cara.
—Si no podemos llorar juntas... te amo, Molly. Pero sabes que necesitas
un pequeño cambio de ritmo... demasiada enfermedad y sufrimiento... Sácala un
rato, Eunice. Necesita un descanso. No se ha separado de mi lado durante
cuatro semanas, lo juro.
LOS CAMPOS CERCADOS de DEE
—Mamá...
—No, no está bien. Voy a estar por aquí alrededor de las ocho. ¿Has visto
cómo han arreglado Jake’s? ¿Recuerdas ese viejo bar? Y el pueblo está
creciendo. Dicen que atrae a mucha gente. También espectáculos en directo
siempre que pueden. Y la comida decente, aunque admito que no he estado allí
desde hace unos años. Vamos, Molly, ¿quieres? —Sonrió con más entusiasmo
que había sentido en mucho tiempo. 16
—Oh, está bien, Eunice, puedes contarme todo sobre el rancho y todos
los años que han pasado. Y tu familia... Mamá, ¿estás segura?
—Ahora, vete Eunice. ¡Sal a la luz del sol! —May la regañó suavemente.
—Molly, ¿arreglas una tumbona para May? Con un bonito edredón suave.
—Date prisa.
—¿Mamá?
Me senté con mamá un rato al sol. Se sentía bien disfrutar del día de
verano, como los viejos tiempos, como si nada terrible estaba a punto de ocurrir.
—Muy bien. —Mamá guiñó un ojo a la mujer alta—. Ahora, Molly, vete a
cambiarte de esos viejos pantalones cortos. No quiero que la gente chismorree 18
sobre mi hija famosa por verse como una campesina pobre, ¿verdad?
—Oye, tal vez todavía soy una campesina. Este sitio es un lugar hermoso.
Me había olvidado lo bonito que es ver sólo el verdor y los cielos abiertos. La
ciudad sólo puede retener a alguien por un tiempo... demasiada gente, ruidosa y
acelerada.
—Vaya, Molly, te arreglaste muy bien. Ahora el pueblo tendrá algo de qué
hablar. —Eunice me sonrió, un brillo diabólico sus ojos.
—Bueno, me he sentido tan bien a la luz del sol, pero sí, creo que ahora
me vendría bien algunas píldoras y dormir toda la noche. A Sarah no le importará
si tomo una dosis.
Salimos al anochecer.
—Lo es, Eunice. Gracias por venir a ver a mamá. Y no eres sólo un
espectáculo, levantándola y todo.
—Pesa casi nada, Molly. Siento verla tan enferma, pero le va bien al
cuerpo salir de ese lecho de muerte...
—¿Quieres conducir?
—De ninguna manera. Esa cosa todavía me asusta. Pero has hecho un
gran trabajo.
—¿Qué pasó con Wylie? —Me arrepentí de la pregunta tan pronto como
salió de mi boca. El comportamiento feliz de Eunice desapareció de repente, y
una mujer muy cansada me hecho un vistazo brevemente antes de concentrarse
en su conducción. Miró hacia delante sin decir nada.
—Dios mío, Sage, ¿está contigo Molly Little? ¿Dónde la has encontrado?
LOS CAMPOS CERCADOS de DEE
—Va a tener que encontrar a alguien más para limpiar, Shirley, mamá no
está mejorando.
—Vamos, Molly. Vamos a buscar una mesa y una bebida. —Ella asintió
con la cabeza una vez hacia Shirley y me condujo a la tranquilidad de la parte
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trasera del bar.
—¿Qué deseáis?
—Una cerveza.
—¿Oh? Te reto.
—Ahora no empieces eso, perdí muchas apuestas contra ti, Eunice, pero
fue divertido intentar superarte, voy al baño, no te comas mis patatas fritas.
LOS CAMPOS CERCADOS de DEE
—Tal vez lo haga, tal vez no... —Después me sonrió. Sacudí mi dedo en
advertencia antes de dejar el amplio espacio abierto. Shirley se acercó y le habló
un momento.
—Te ves un poco culpable, amiga. ¿Es por mis patatas fritas
desaparecidas, o has metido a Jake en eso?
—No puedo mentir. Me he comido tus patatas fritas. Pero he pedido unas
pocas más. —Levantó la vista y me sonrió encantadoramente.
—Está bien, te perdono. —Gemí, viendo a Shirley acercarse con otra jarra
de cerveza—. Pero ya sabes, si bebemos más cerveza, ninguna de nosotras
estará en condiciones de volver a casa.
—Podemos caminar.
LOS CAMPOS CERCADOS de DEE
—¿Estamos?
Charlamos hasta casi las doce. Había bebido mucho y estaba cansada.
Teníamos una larga caminata a casa. Me excusé de nuevo para ir al baño.
Eunice estaba relajada y contenta cuando la dejé. Sin embargo, a mi regreso,
caminé en silencio a la mesa, preocupada por ver a Eunice de repente
inexpresiva y seria, mirando ocasionalmente hacia otra mesa a través de la
habitación, y a Wylie comiendo de la palma de Jeffrey Miller. Miller era el 25
banquero del pueblo y urbanizaba terrenos, incluso cuando me fui. Entonces
había estado casado, con tres niños pequeños. Me sorprendió al ver a Wylie
mirando hacia Eunice y riéndose, chismorreando con Miller y otra pareja que
parecía encontrar a Eunice un tema divertido.
—Estabas perdida ahí, seguro. ¿Has bebido suficiente cerveza por esta
noche?
—Eso sería un sí. Creo que todavía puedo levantarme. ¿Estás lista para
regresar a casa? Creo que puedo conducir perfectamente.
—No.
La observé echar un vistazo una vez más hacia Wylie, quien la miró un
momento con tal desdén que quise darle una bofetada. Wylie no saludo o detuvo
su diálogo vertiginoso mientras Eunice pasó por su mesa. Vi los hombros de
Eunice tensándose ante la risa que parecía seguirla en el largo pasillo de la parte 26
de atrás.
—Ya lo creo...
—Te echaría una carrera a casa, pero creo que me caería de bruces.
Estoy borracha.
Anduvimos con los brazos unidos por el pueblo. Una vez que habíamos
caminado alrededor de un kilómetro, me sentí mucho más estable y apreté el
brazo de Eunice una vez, antes de alejarme para caminar al lado de la mujer
alta.
—Es una noche hermosa. Mira todas las estrellas. No se puede ver un
cielo así en la ciudad. A veces ves un trozo de cielo, pero no como esta
maravillosa extensión. Escribí, principalmente, sobre el mundo aquí, ya sabes,
en mis poemas. Es gracioso, ¿no? Tenía tantas ganas de irme. Eunice, a veces,
la ciudad es un lugar solitario.
—¿De qué?
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—Era Wylie la del bar, ¿no?
—Sí.
—Yo... supongo que tampoco he sido una buena amiga. También te hice
daño.
—Quería decirte lo bien que estuviste en esa obra. Estaba tan orgullosa
de ti.
—¿Fuiste?
—Por supuesto, creo que vi las cuatro actuaciones. Wylie pensó que
seguramente había perdido la cabeza. Pero cuando dejaste de venir, pensé que
estabas madurando, renacuaja. Pero tal vez, después de todo te había asustado
y asqueado. Ahora entiendo por qué no querías molestarte por mí.
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—No era así, Eunice. Estaba tan envuelta en el instituto, preparándome
para la universidad y quería llegar a la ciudad con tanta desesperación. Tenía
que alejarme de aquí antes de que perdiera la cabeza.
—¿Dolida?
—Molly...
—Sólo tenía diecisiete años. ¿Puedes recordar qué se siente, vieja mujer?
—le bromeé suavemente, golpeando las caderas mientras caminábamos—. No
LOS CAMPOS CERCADOS de DEE
entendía muchas cosas. Pero sabes, siempre has sido mi mejor amiga, Eunice.
Incluso ahora, después de todos estos años.
—No. Ella fue mi primera amante. Estaba asustada, pero tan feliz esos
pocos meses. Sabía que había tenido un hijo. No podía imaginar lo que quería
conmigo, una mujer y todo eso.
»Bueno, cuando nos cruzamos, ella sólo me miró con una mirada fría y de
desafío, retándome a desmentir su historia. Ni me molesté. Si las mentiras le
dieron lo que quería, me hicieron ver la verdad: fui una tonta.
—Molly, soy una tonta. Sí, todavía me preocupo por ella. Y todavía la
recuerdo en mis brazos. Nunca me sentí tan viva y tan feliz como aquellos meses
con ella. Y aún así, cada vez que la veo ahora, me duele el corazón con tristeza
y anhelo por lo que perdí. Trato de evitarla si puedo. No puedo soportar su risa
fría. 30
—Es por eso que te quedas fuera de la ciudad —dije simplemente.
—Supongo.
—Molly...
LOS CAMPOS CERCADOS de DEE
—Bueno, tal vez sea en parte cierto. Si hubiera estado allí para ti, las
cosas podrían haber sido diferentes. Pero supongo que me dolió quedarme aquí
cuando me di cuenta de que no sabía nada de ti, Eunice.
—Pero no para saber lo más importante, que amabas a las mujeres, Debo
haber estado ciega.
—Bueno, sólo estoy siendo honesta, eso es lo que pensé, perdón por
haber huido sin decirte adiós.
—Lo haré mejor, Eunice. Lo haré. Y no dejaré que esa zorra te vuelva
hacer daño... —Pasé el brazo por el de Eunice y caminamos por el oscuro
camino. La noche se extendía suavemente alrededor de nosotras—. Sabes, en
la ciudad nunca se oscurece de esta manera por la noche, siempre hay farolas,
casas, coches. Nunca se puede olvidar que estás en una ciudad construida por
hombres. En la ciudad sólo hay gente. Aquí, rodeado por toda esta vida salvaje,
el cielo abierto, las criaturas que comparten este mundo con nosotros... bueno,
es un lugar más saludable para estar. Somos un pequeño pedazo de este
universo, después de todo. En la ciudad, es tan fácil de creer que somos todos
de ella.
—¿No me dijiste una vez que los poemas estaban destinados a ser
recitados, a ser escuchados, no leídos?
—Dime un poema.
—Oh, Eunice, siento mucho no haber estado aquí para ayudarte a superar
lo de Wylie. ¡Y patearle el trasero! Y detener todas esas risas estúpidas y los
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rumores hirientes sobre ti. Eres la mejor persona que conozco. No voy a tolerar
más maldad dirigida hacia ti.
—SAGE
—Oye ahora...
LOS CAMPOS CERCADOS de DEE
me dirigí a ti sabiendo
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LOS CAMPOS CERCADOS de DEE
Parte II
—¿Qué, niña?
LOS CAMPOS CERCADOS de DEE
—Por Dios, niña, todo del pueblo ha oído esas historias que comenzó
Wylie sobre Eunice. Sé que estaban juntas. Pero Eunice nunca forzó a esa chica
a hacer nada. ¡La manera en que persiguió a Eunice! Y la forma en que
abandonó a su propio hijo para que Becky lo criara. Y ahora, no criando a los
chicos de Miller... es una egocéntrica, una mujer mezquina que sólo va detrás de
su propio beneficio. Me alegro de que dejara a Eunice. Nunca fue lo bastante
buena para ella.
—¿Qué, niña?
—Lo sé. Bueno, voy a hacer que vuelva a sonreír, espera y verás.
—Trae una y voy a dejarla aquí para más tarde. Quiero hablar contigo un
poco más.
—Por supuesto.
—No, nada de eso. Amaba a tu padre. Soy tan pobre como la ropa que
llevo puesta. Y siempre he sido la mejor madre que he podido.
—Fui tan mala con ella. Nunca le dije adiós antes de ir a la universidad.
Debió pensar que repentinamente me sentía demasiado buena para ella. Y todo
este tiempo, nunca escribí ni llamé. Soy más estúpida que cualquiera que
conozca.
LOS CAMPOS CERCADOS de DEE
—Muy bien, mamá. Descansa un poco. —Me incliné para besar a la mujer
agotada—. Descansa un poco. Y gracias, mamá, por decírmelo. Buenas noches.
No volví a ver Eunice hasta el funeral. Mamá murió seis semanas después
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de mi llegada, escapando una noche. Cada vez estaba menos consciente.
Después que el abogado vino, firmó su testamento, hizo las paces con su Dios,
no había nada que retuviera su carne debilitada a esta tierra.
El funeral fue corto pero muy concurrido. Me alegró ver a casi todo el
pueblo acudir a su despedida. Eunice estaba allí, manteniéndose cerca por si la
necesitaba. Pero en verdad, yo ya estaba llorando por el sufrimiento y el calvario
de mamá. Finalmente, la muerte nos vino como un amigo para acabar con su
dolor. Estuve bien durante una semana o así, hasta que el vacío de la casa y la
soledad que sentí en mi alma finalmente me obligaron hacerlo. Llamé a Jake y
acepté el trabajo de actuar en el bar los viernes y sábados por la noche, entre
ocho y once. Debo admitir que estaba más que un poco preocupada. No había
tocado la guitarra durante casi dos años y no había escrito ninguna canción por
más tiempo. Parecía que los últimos años en la ciudad habían agotado mi
reserva de creatividad. Pero ahora estaba en casa, más vieja y más sabia. Tuve
que marcharme para comprender exactamente lo que había dejado atrás: el río,
los caballos, las flores silvestres y el viento soplando a través de los prados, y la
LOS CAMPOS CERCADOS de DEE
Eunice estaba infeliz y herida, sólo una sombra de la mujer que una vez fue. Le
devolvería su espíritu y con suerte la alejaría de los recuerdos más tristes y la
conduciría hacía mí. Esta iba a ser una tarea cuidadosamente elaborada por
melodías tranquilas y letras que finalmente dejaban al descubierto mi amor.
Tomé la palabra:
saber suficientes canciones para cada viernes y sábado por la noche. Pero, ¿me
harían el favor de escucharme un rato? La música es un consuelo para el alma.
Admito que me sorprendía que cada vez pasaban las tres horas volando 42
y que el público se hacía más numeroso y más respetuoso con cada actuación.
Tenía problemas para escapar cada noche, la gente pidiendo canciones que
recordaban o simplemente sus favoritas. Algunas noches, el público cantaba
conmigo. Lo juro, me sentía como un predicador dirigiendo su rebaño. Pero
parecía un tiempo mágico. Con cada canción, con cada noche pasada perdida
en mis palabras y música, Eunice parecía revivir un poco cada vez. Y cuando
Wylie y su marido decidieron asistir a una sesión, canté a Eunice solamente,
manteniendo sus ojos en mí. El público probablemente lo encontró extraño, pero
a Eunice no parecía importarle. Y me alegró ver a Wylie un poco molesta que su
presencia tuviera un efecto tan trivial sobre Eunice. Tenía la esperanza, de que,
a medida que pasaban esas semanas, las cosas saldrían bien.
—¿Eunice?
—¿Qué?
—No lo sé, Molly. Creo que el tiempo que paso contigo es mucho más
completo, más real para mí, y cada hora parece más larga, ¿eso tiene sentido? 43
—Te estoy aburriendo, ¿es eso? —Me reí de su declaración.
—La verdad es que sí. Es el momento actual del que estás hablando, el
tiempo que pasamos tan fácilmente sin darnos cuenta, tan concentrado en el
pasado y el futuro, pero es el ahora donde realmente vivimos.
—Eso es. Siempre tuviste una forma de captar una idea con palabras, o
bien las cosas vienen a ti y se sientan en la palma de tu mano cómo haría una
mariposa, y mientras que me esfuerzo tanto en perseguir las malditas cosas.
—No esperas que una dama responda a una pregunta así, ¿verdad?
—¿Eunice?
—¿Qué?
—¿Debería quedarme?
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Dudó un buen rato.
—Lo sé. Pero llegué a preguntarme, si podría ser feliz en otro lugar, o más
feliz.
—¿Quién la querría?
—No lo sé. Tal vez uno de mis hombres. Para vivir cerca. Entonces no
tendrías que apresurarte para tomar una decisión que lamentarías más tarde.
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Me armé de coraje.
—¿Francamente, Molly? No, por supuesto que no. Este verano, aunque
triste por la enfermedad y muerte de tu madre, ha sido maravilloso. Eres muy
querida para mí, Molly.
—¿Eunice?
—¿Qué?
—No, Molly.
—Supongo que me duele demasiado por dentro. Y bueno, tal vez no vale
la pena quererme. Mi alma por ser lesbiana es un error a los ojos de Dios ¿Por
LOS CAMPOS CERCADOS de DEE
qué si no he sido tan perseguida? —habló tan bajo, que era difícil escuchar sus
palabras.
—Ya deja de hablar así. Te lo juro, Eunice... Wylie es sólo una mujer
hiriente. Pero, ¿y si fuera un hombre y rechazó tu honesta oferta de ser una
familia? ¿Y huyó en cambio con otra persona? Y si te importara, estarías igual
de herida... Wylie sólo quería algo diferente de ti, Eunice... lujuria, un poco de
sexo caliente ese verano, no el amor que le ofreciste tan sinceramente.
—¿Te parece que me molesta pasar contigo todas las noches que puedo?
—Se rio de eso—. ¿O estar sentadas aquí fuera bajo las estrellas como una
pareja de novios?
—Eres una cantante talentosa, Molly. ¿Vas a cantar más de tus propias
canciones? Reconozco a algunas de ellas de hace tantos años.
—El público te ama. Quizás deberías seguir cantando, tal vez eres la
próxima Joni Mitchell o Emily Sailor.
—Estoy de acuerdo.
—Te he encontrado una canción, Eunice. Tal vez la interprete mañana por 47
la noche.
—Me gustaría.
—Pero, atención, tendrás que adivinar qué es para ti. Así que escucha
muy bien.
—Sabes que lo hago. Justo como todos los demás del público. No
podemos quitarte los ojos de encima.
—No dejarías que fueran tan irrespetuosos. Todavía me rio del recuerdo
de mi primera actuación cuando el público no estaba quieto, y sólo llegaste y les
diste esa mirada. ¡No hubo un sonido viniendo de una sola persona!
LOS CAMPOS CERCADOS de DEE
—Te dije que asustaba a algunas personas, también soy una violadora y
una pervertida. Los niños de este pueblo están amenazados con gente como yo,
ya no por el hombre del saco.
—¡¿El diez por ciento?! No lo creo. ¿Conoces a alguien más qué sea?
Aparte de mí. Y no puedo contar a Wylie.
—¿Y por qué no? Es claramente bisexual. Pasa tiempo con hombres y
mujeres.
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—Muy bien. Entonces hay dos en el pueblo.
—Pues claro.
—No lo creo.
—Pero sabes que tales sitios existen. Y toda la literatura lésbica... ¿Sabes
que incluso puedes tomar un curso en algunas universidades sobre la
experiencia lésbica?
—Bueno, es cierto.
—¿Cómo puedes dar un curso sobre algo así? Tal vez esas grandes
ciudades son simplemente demasiado.
—Molly, creo que todavía me estás viendo a través de los ojos de aquella
adolescente.
—Bien.
—Parece que estamos hablando muy bien, ¿no? Y podrías haber ido a
cualquier universidad si hubieras querido, Eunice. Simplemente no te interesaba.
Tener un título o dos no hace alguien más inteligente o más capaz de resolver
un solo problema real en la vida. Lo que hace a alguien digno, brillante... eso
está adentro. Eso no viene con un diploma.
Nos quedamos sentadas un rato más. El aire húmedo del lago me estaba
enfriando. Me moví un poco más cerca, temblando un poco.
LOS CAMPOS CERCADOS de DEE
—Tienes frio.
—Sí.
—Deberíamos irnos.
—Molly, ¿y si alguien nos viese sentadas aquí, envueltas así? Creo que
tu reputación podría verse afectada.
—Pues bien. Ojalá hubiera más luz de la luna para que pudiera verte
sonrojada.
—¿Y funcionó?
—Me lo imagino. Pero no estoy segura que podría hacer eso. No sin saber
que mi afecto es correspondido.
—No. Sólo estoy segura, cierta y decidida, como mamá habría dicho.
—No exactamente.
—Te acompaño. 53
—No es necesario.
—No es seguro para una mujer estar caminando sola a esta hora de la
noche.
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LOS CAMPOS CERCADOS de DEE
Parte III
Comencé con una música ligera, tipo zapateado y luego pasé a algunas
baladas más suaves. Canté algunas canciones de amor, tanto tontas como
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serias, pero me mantuve optimista y esperanzada. Canté sobre amistad y
consuelo. Eran cerca de las once y estaba lista para la canción que habría
escrito, si no hubieran escrito ya. No estaba segura de que Eunice entendería lo
que sentía por la letra, lo que quería decir con la selección. Pero Señor, tendría
que ser ciega para no reconocer la verdad cuando se le presentaba
abiertamente, sin fingir. Toda la noche había sonreído al público, cayendo con
mi mirada en todos en algún momento de la actuación. Ahora cantaba con los
ojos cerrados, dejando claras todas mis dudas y anhelos sonaran claros en el
bar. Supongo que debí haber sonado diferente a todo el mundo allí presente,
porque había una silenciosa expectación mientras mis palabras y notas llenaban
lentamente el bar.
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Andy, ¿no estás cansada
manchando tu retrovisor?
Es mi deber.
cerrados y con una sexy sonrisa torcida que nunca antes había visto. La vista
me dejó sin aliento. Miré al público por última vez. No volvería actuar. Había sido
una buena noche para coronar mi tiempo allí. Fue entonces, pasando por encima
de los rostros reunidos allí, que atrapé a Wylie mirando a Eunice con ira, por
estar mirándome, sonriendo con satisfacción mientras permanecía sentada en
medio de la multitud que ahora disminuía. Aparentemente se acordaba de esa
pequeña media sonrisa de Eunice.
—Wylie, ¿por qué ahora? ¿Te has puesto celosa recordando lo bien que
te hizo sentir? Lo siento mucho, pero ella no está disponible para ser un poco de
diversión para ti. Buenas noches. —Volví mi mirada de regreso a Eunice y sonreí
con todo el amor que sentía—. Vamos, cariño. Ya es tarde y estoy cansada.
Llévame a casa.
Nos quedamos un momento más allí en la noche, incómodas otra vez por
segunda vez ese verano.
—¿Es lo que piensas? —pregunté con una voz tan plana que casi no la
reconocí como la mía.
—¿Cansada?
—Esta es una parte pacífica del mundo. Con espacio suficiente para que
un alma se extienda. —Le sonreí un poco tristemente.
—Nunca entendí por qué nos dejó. Y cuando enteré que había muerto,
nunca la perdoné por mucho tiempo.
—No. Supongo que el mundo más grande la llamó. Y viendo cómo murió
pocos años después de irse, tal vez tenía razón en seguir su propio camino para
esos pocos años que le dieron.
—No sé. Viajó. Tengo algunas postales que mantuve escondidas, que a
veces miraba.
—Sin embargo, difícil de comprender para una joven, por qué una madre
decidió dejar a sus hijos así, ¿cierto?
—Sí, lo fue. Pero fuimos una familia de todos modos, hasta que los chicos
se fueron. Y también siempre pensé en tu madre como la mía. Papá, Luke y yo
acabamos de absorber el trabajo. Amamos la tierra más que nada allí por un
62
tiempo. Y los caballos. Pero puedes recordar aquellos días. No parecía
importarme que toda la gente de mi vida me abandonara, siempre y cuando
tuviera este lugar para trabajar. Pero realmente, el “polvo de todas las salidas”
finalmente nubló mi visión.
—¿Hambrienta entonces?
—No. 63
—¿Por qué estabas nerviosa esta noche?
—Te juro, debes ser la poeta, no yo, Eunice. —Eso la hizo reír un
momento y cuando lo hizo, se detuvo jugando con mis dedos de una forma muy
perturbadora. Pero entonces estaba tocando las puntas de mis dedos
cuidadosamente, en exploración—. ¿Qué estás haciendo?
—Para tocar.
—Molly, tus manos son hermosas, gráciles con dedos largos y delgados,
manos de artista. No como las mías ásperas, raspadas y manchadas de
suciedad.
—Sí, bueno, es mejor que dejes de hacerlo. De todas formas, creo que
necesito estirarme. Quizás me gustaría otra copa. —Traté de liberar mí brazo,
pero ella lo sostuvo más firmemente, volviéndose hacia mí.
—¡No sé qué parte de eso me parece más insultante... que hagas una
broma sobre mi altura, o que todavía pienses en mí como una niña!
—No quiero llorar delante de ti. Todo esto parecerá más fácil por la
mañana. —Lloriqueé como un niño de tres años, para mi vergüenza.
»Molly, ¿por qué de repente necesitas una copa para hablar conmigo?
¿No nos conocemos mejor que eso?
—¿Qué?
LOS CAMPOS CERCADOS de DEE
LOS CAMPOS CERCADOS de DEE
—Sí, ¿qué?
—Sí, estoy bien, y sí, necesito algo. —Se detuvo un momento, mirando a
mí pelo revuelto de dormir y la cara medio despierta y sonrió con una ternura que 69
transformó su rostro—. Y sí, estoy muy segura.
—Eunice, ¿has dormido bien? Eres poco clara sobre lo que dices. —
Aunque, a decir verdad, sabía muy bien lo que estaba diciendo, especialmente
cuando movió mi sábana, levantándola para revelar mis hombros y pechos a su
mirada persistente. Pasó un momento acariciándome con sus ojos, todavía sin
tocarme. La única pregunta que tenía en ese momento era cuánto tiempo
esperaría antes de besarla. Entonces citó uno de mis poemas.
y me entrego a ti,
dentro de tu abrazo,
En mi entrega voluntaria
mi soledad vacía,
70
y nutrir en unión
de espíritu y carne
la naciente naturaleza
etérea de la esperanza.
No pude evitar que mis ojos se humedecieran como los suyos. Levanté
su mano, besando su palma suavemente antes de inclinar mi mejilla hacia ella.
—Un lapsus freudiano, sin duda. —Le devolví la sonrisa a través de mis
lágrimas.
—Te amo, Molly Little. He pensado mucho en esto, y creo que deberías
vender la casa de May. No tiene sentido mantenerla... Y deberías mudarte
conmigo y nunca irte. Eres mi amiga más querida, eres la mujer más hermosa y
LOS CAMPOS CERCADOS de DEE
deseable que jamás he visto. Te voy a besar ahora y no voy a parar hasta que
haya hecho el amor a cada centímetro de tu piel, y luego Molly, no voy a dejar
de amarte... ¿Te entregarás a mí, como me ofrezco a ti? ¿Y quedarte aquí
conmigo? Sin duda has roto cualquier resistencia en mí a esta cosa maravillosa.
Me has conducido con cuidado y pacientemente a entender y dar la bienvenida
a este amor que me llena.
—Molly, eres una cosa maravillosa —habló respirando mí liento, tan cerca
de mi cara.
—Eunice...
—¿Qué?
—Sí. —Pude ver un destello de dolor en sus ojos, pero luego le sonreí 72
maliciosamente—. Sí, gran tonta, haciéndome esperar. —Luego me sonrió. Tiré
de ella junto a mí, pero nunca le di una oportunidad de alcanzarme. Esta mañana
iba a ser para Eunice. Ahora la curaría con mi cuerpo más que con mis palabras.
Se sorprendió cuando tomé la iniciativa, intentando darme lo que le había dado
a Wylie—. Quédate quieta, dulce Eunice. Voy a hacerte entender lo maravillosa,
gloriosa y hermosa que eres, lo deseable que eres.
»Cierra los ojos —susurré—. Y solo siente lo que siento cuando te miro,
cuando te toco, cuando te beso, déjame vivir este sueño, Eunice.
Mientras sus manos eran ásperas, su cuerpo era el de una diosa. Me perdí
besándolo por completo, tocando y jugueteando con su piel pálida, descubriendo
sus pechos, su delicado cuello y largos muslos, moviéndome lentamente contra
ella hasta que sus pensamientos eran sólo la suma de su placer y pura
sensación. Se sobresaltó, luego tembló, cuando toqué su sexo antes de besarla
allí. Supe por su reacción, que Wylie nunca antes le había dado ni siquiera este
beso íntimo. Entonces odiaba Wylie, tanto como quería a Eunice. Y cuando
finalmente lloró, sacudida y débil con la liberación, no podría haberla querido más
si lo hubiera intentado. Esta mujer merecía mucho más que lo que había
conseguido en su vida. Besé sus lágrimas, la abracé con toda la ternura que
poseía y la calmé hasta que se quedó dormida. Entonces supe lo que era la
felicidad, que había encontrado mi hogar en sus brazos.
Se agitó quizás una hora después y abrió los ojos para verme
observándola.
—Eres una medicina potente. —Sonrió de nuevo y besó mis labios y mis
dos manos—. No, creo que eres mágica, porque lo que me inspiran, lo que me
hace tu cercanía... bueno, está más allá de la lógica. Se sientes tan bien, tu piel
contra la mía, tu longitud tocándome. Nunca he experimentado algo parecido
como lo que acabas de hacerme sentir.
LOS CAMPOS CERCADOS de DEE
—Sólo parece justo, con todas las cosas que me has enseñando todo el
tiempo. Sólo estoy devolviendo el favor. Me enseñaste sobre la bondad, la
paciencia, el estímulo. Me enseñaste lo que significaba el compañerismo, la
lealtad y la sinceridad. Me parece justo mostrarte lo que es para mí, el amor y el
placer, y el valor de aceptación incondicional silenciosa, el apoyo y el cuidado.
—Mientras hablaba, Eunice dejó que su mano vagar a través de mi piel. Su tacto
era suave, casi tímido al principio. Pero me estaba llevando a un punto en que 74
ya no podía hablar—. Eunice, ¿qué estás haciendo con tus dedos?
—¿Molly?
que me llenaba. Decir que había sido amada así antes habría sido una mentira.
Decir que alguna vez me había sentido viva antes de su contacto habría sido
incorrecto. Finalmente, poseyó mi cuerpo y mi alma, llenándome con dedos
fuertes, meciéndome con su propia dulce invasión. Puede que nunca hubiera
recibido caricias como yo le había dado, pero era experta en complacer, al igual
que lo era en todas las habilidades físicas. Fue sólo después de tres orgasmos
que me aparté suavemente agotada, para acostarme contra ella, mi cabeza
descansando sobre su corazón.
»Oh, Dios mío, Eunice. ¿Te atreves a decir que te he enseñado? Tengo
que recuperar el aliento, pero ni siquiera puedo concentrarme lo suficiente como
para hacerlo. Tu amor es un fin en sí mismo. No es de extrañar Wylie estuviera
celosa de que pudiera probar este paraíso. Oh, Dios mío. —Pude oír su risa
suavemente en mi oído, y sonreí con perfecta satisfacción antes de que me
quedara dormida, arrullada por su respiración regular y el sonido de su querido
corazón latiendo firme y fiable, la realidad terrenal de mis salvajes esperanzas.
75
Y para mi amiga Emily que escribió esas letras hace muchos años, espero
que haya aprendido la respuesta a su propia pregunta, como lo he hecho:
“¿Quién puede soportar el peso de la carne y los huesos?” Bueno, todos
podemos hacerlo de alguna manera. Revivir esta historia ha aliviado cualquier
soledad que siento. Y el espíritu de aquella belleza fuerte con pelo rojo y ojos
verdes bondadosos esta noche anda suelto de nuevo en la casa para hacerme 76
compañía. Simplemente necesito cerrar los ojos y disfrutar de ella de nuevo,
joven, tierna y acogedora. Sé que así es como siempre me parecerá y ahora
también a vosotras, lectoras. Estoy tan cerca de ella en su muerte como lo estuve
en su vida durante todos esos años, caminando por esos campos cercados o por
los caminos tranquilos. La siento en la salida del sol, en la lluvia suave, y en
todos los placeres simples de una vida compartida. Escucho su voz como telón
de fondo musical de la ráfaga del viento o de los grillos del verano. Si nunca
hubiera expresado lo que sentía, si no me hubiera arriesgado, mi vida habría
sido mucho menos, incompleta. Y en lugar de realmente vivir, mi tiempo habría
sido condenado a sueños nostálgicos y arrepentimientos.