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PRIMERA CITA

O
TAZA DE CAFÉ
First Date or Cuppa Jo

de SEANA JAMES

TRADUCTORA: Shadow © 2023

REVISADO POR: charisen


SINOPSIS

Una dura abogada queda hechizada por una vivaracha barista en un puesto
de café.

Descargos de la autora:
Descargo de responsabilidad: Estos personajes, tramas y circunstancias me
pertenecen enteramente. Cualquier reproducción, distribución o uso sin el
permiso expreso y por escrito de la autora constituye una infracción de derechos
de autor. Oh, y los bollos también son míos.

Categoría: Uber; Alternativa

Sexo y violencia: No, lo siento.

Contenido adulto: Esta historia incluye lenguaje y situaciones de adultos. Si la


misma mención de la palabra “lesbiana” te ofende, ¿qué DEMONIOS estás
haciendo leyendo a esta autora?

Contenido Noroeste del Pacífico: Esta historia incluye Puget Sound1, Seattle,
SUVs, transbordadores, abogados, puestos de café expreso, discusiones de
café y un chico de diecisiete años de edad. Considérate advertida de antemano.

Email: Comentarios, preguntas, críticas a notmy_realname@yahoo.com .

Seana James © 9 de enero de 2002

1 Puget Sound: Es un estrecho, aunque el término también se utiliza para toda la región central del mismo,
incluida el área metropolitana Seattle, en el estado de Whashington.
INDICE
Primera semana
Tercera semana
Cuarta semana
Quinta semana
Séptima semana
Novena semana
PRIMERA CITA O TAZA DE CAFÉ de SEANA JAMES

PRIMERA SEMANA

Lunes 7:03 am

—¡Jo, Jo, mira este coche!

Jo Ross, ocupada en ese momento en la entrega complicada de un café


completo para llevar para un Miata, que la obligaba a estar prácticamente
pendiente de ello, no se molestó en mirar a su alrededor. Justin, su compañero
de trabajo en el pequeño autoservicio de café expreso, que acababa de cumplir
diecisiete y solicitaba su atención aproximadamente para uno de cada cinco
coche que pasaban hacia el concurrido muelle del ferry de Port Orchard. Se puso
un poco pesado.
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»Es un Jaguar —chilló Justin, su voz encontró una octava que debería
haber perdido unos cuatro años antes—. Está entrando.

—Sólo termina ese moca —sugirió Jo—. Tal vez esté por tu lado.

Un minuto o dos más tarde, Justin gimió:

—Aww, hombre, el Jaguar está entrando en tu carril.

—Te he dicho que te dieras prisa, todo es cuestión de velocidad —sonrió


Jo a su cliente—. ¿Eh, Harry? Escoges mi carril porque soy las manos más
rápidas en la península de Key.

Harry, tomando un largo sorbo de su subidón de cafeína de la mañana,


café triple tamaño americano, se rio y miró en el mostrador del expreso a las
piernas bronceadas reveladas por sus pantalones cortos.

—Jo, no son sólo las manos.

Él se alejó mientras ella se reía.


PRIMERA CITA O TAZA DE CAFÉ de SEANA JAMES

Jo estaba acostumbrada a clientes coquetos. De hecho, estaba


acostumbrada a todo tipo de clientes. En los tres últimos años, su día había
comenzado a las cuatro y media de la mañana, cuando se levantaba y se ponía
lo que tenía a mano para afrontar otra mañana el turno de camarera en Chuck’s
Coffee Olé, un autoservicio de café expreso, situado en una propiedad
privilegiada, sólo a dos calles por encima de las rutas de embarque de uno de
los ferry más transitados que funcionaba en Oeste de Washington: Southworth-
Vashon-Fauntleroy.

El Coffee Olé no era sofisticado, pero el trabajo le había proporcionado


los fondos para comenzar en la Universidad de Washington el otoño anterior, y
Jo planeaba renunciar a su puesto de encargada de la mañana, tan pronto como
este segundo semestre terminara. El salario mínimo ahorrado, complementado
con fuertes propinas de los clientes felices, significaba que podía darse el lujo de
terminar su grado de Administración de Restaurantes y Hoteles en sólo tres
años, incluyendo la escuela de verano, y no trabajar mientras lo hacía.
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—Oh, hombreee —Justin gimió con envidia, parado de puntillas para ver
el largo y elegante capó gris plateado rodar bajo la ventana de Jo.

La ventana tintada se deslizó silenciosamente hacia abajo, revelando


centímetro a centímetro, como la descarga suave de una foto de una
supermodelo increíblemente hermosa, la cara de la conductora. El abundante
cabello oscuro enmarcaba el rostro de altos pómulos, una diosa prerrafaelita: la
piel pálida y perfecta, la nariz recta, fuerte y tenaz, y una barbilla firme y hendida,
que confirmaba los rasgos de un conjunto arrogante y temperamental de sus
facciones. Jo tragó saliva, luego vio su propia expresión de mirar boquiabierta
reflejada en los cristales de espejo de las Ray-bans que cubría los ojos de la
diosa y rápidamente cambió a una sonrisa.

—Eres nueva —se dirigió la barista, estúpidamente—. ¿Qué te sirvo?


PRIMERA CITA O TAZA DE CAFÉ de SEANA JAMES

—Latte2. El más grande que tenga, con al menos tres disparos3 —dijo la
rica voz achocolatada que coincidía con su pelo.

—Um, tenemos uno súper-grande con cuatro disparos por 4,50 dólares.

—Eso servirá.

Jo se puso a trabajar, midiendo rápidamente los cuatro disparos. La


conductora del Jaguar se reclinó en su asiento, desde el interior un aleteo de
música clásica se elevó como perfume. Por el rabillo del ojo, Jo examinó de
nuevo el perfil. ¡Dios mío, la mujer era guapísima! Desde luego, el coche gritaba
dinero, pero el porte de la mujer gritaba equilibrio, prestigio y poder. ¿Directora
ejecutiva de una puntocom? No, por lo general vivían en East Side; además,
usualmente tenían el sentido de la moda de Bill Gates. Jo calentó la leche
mientras la consideraba. ¿Actriz? A veces conseguían celebridades de
vacaciones en la península, pero esta mujer exudaba un tipo diferente de
carisma. La misteriosa mujer tenía a Jo perpleja.
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Tapando el latte, Jo lo entregó por la ventanilla.

—Aquí tienes, súper-grande con cuatro disparos —sonrió tomando el


billete de diez dólares. Dando un paso a la caja registradora, sacó el cambio con
habilidad nacida de la larga práctica y se volvió.

Ed Riley, de Construcciones Riley, la enfrentó desde la ventanilla del


autoservicio.

—Buenos días, Jo —dijo sonriente—. Tomaré lo de siempre.

Jo asomó de repente la cabeza por la ventanilla y después miró


sorprendida fijamente al Jaguar.

—Una propina de cinco cincuenta sobre una bebida de cuatro cincuenta


—murmuró.

2 Latte: parecido a un café con leche, aunque más elaborado.


3 Disparos: o tiros es una medida equivalente a una onza de café. No he encontrado traducción adecuada
lo más parecido sería un chorrito de café.
PRIMERA CITA O TAZA DE CAFÉ de SEANA JAMES

—Genial —estuvo de cuerdo Ed con un auténtico estilo del Noroeste.

Jueves 7:12 am

—¡Aquí viene! —anunció Justin desde su ventanilla orientada hacia el


sur—. Y ahora la rueda de la ruleta gira. ¿Qué ventanilla será? ¿Podrá lograrla
la Capitán Jo de los Lanzadores de Latte? ¿O ser el joven Justin de los
Exprimidores de Java el receptor esta mañana de “Ojos Azules”?

—Cállate, idiota —ordenó Jo riendo.

Ella entregó un pack de dos de expresos y la clienta se disculpó cuando


le entregó uno de veinte por no tener cambio.

—Jo, guarda dos para ti —la mujer sonrió.


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—Gracias, Carol —respondió Jo.

—Se parece a Gabrielle Reece cruzada con Sandra Bullock, ¿verdad?


Sólo que con ojos azules —planteó retóricamente Justin, suspirando por la
misteriosa mujer que se había hecho habitual en tan sólo cuatro días.

—¿Gabrielle Reece?

—¡Jo! ¿Nunca ves The Deuce? ¿El voleibol playa? Venga, pensaba que
todas las lesbianas tenían TV Dish4 para conseguir The Deuce y ver a las chicas
jugar al voleibol playa.

Jo le dirigió una mirada que combinaba diversión e incredulidad.

—¿De dónde sacas estos... estos... conceptos erróneos?

4 TV Dish: Televisión por satélite de pago.


PRIMERA CITA O TAZA DE CAFÉ de SEANA JAMES

—Bueno, eres la única lesbiana que conozco, Jo —Justin se encogió de


hombros—. Aparte de Ellen DeGeneres y Xena, y realmente no las conozco.

Jo puso los ojos en blanco con toda la sabiduría de sus veintidós años
respecto a sus diecisiete y continuó con su siguiente pedido. Mientras se
asomaba, vio el Jaguar, avanzar poco a poco moviendo las ruedas en su carril
derecho y, retrocediendo, sonrió Justin.

—¡La capitana Jo dispara y anota!

—¡La multitud enloquece! —Justin hizo ruidos de fan a través de sus


manos ahuecadas—. ¡Las lesbianas en todas partes se regocijan!

—Es un idiota —le aseguró Jo a Dave, el cliente que esperaba, de Dave’s


Hauling y Appliance Repair.

—Lo sospechaba —Dave sonrió, tomando su súper grande latté y


entregándole a Jo uno cinco y uno de uno por la bebida de 3,50 dólares—.
Aguarda el cambio, Jo. 9
—Dave, que tengas un buen día.

Se apresuró con la siguiente orden y entonces el Jaguar estaba subiendo


y la ventanilla bajando.

—Buenos días —cantó Jo, dándole su mejor sonrisa de megavatio, su


nariz se arrugó adorablemente mientras lo hacía.

Ojos azules inyectados de sangre se encontraron con los de ella sobre el


borde superior de las Oakley que los envolvían.

—Acordemos no estar de acuerdo.

—Bueeeno —Jo atenuó su alegría—. ¿Súper grande con cuatro?

—Um... ¿Tienes algo de comer ahí?

—Tengo bollos: de arándanos o grosella, los arándanos están glaseados.

La conductora del Jaguar sonrió tristemente.


PRIMERA CITA O TAZA DE CAFÉ de SEANA JAMES

—Joven, ya me tienes catalogada. Dame el de arándano y un gran latte.

—Una golosa reconoce a otra —Jo le guiñó un ojo y se volvió para


preparar la bebida, su pelo rubio corto balanceándose momentáneamente entre
los ojos verdes. Lo alisó automáticamente y usó el movimiento para encubrir otra
mirada al Jaguar. Nadie debería tener tan buen aspecto a primera hora de la
mañana, decidió Jo.

La música clásica había sido reemplazada por algo New Age, y Jo pensó
que sonaba vagamente celta.

»¿Enya? —preguntó empaquetando el bollo y entregándolo mientras la


leche se calentaba.

—Sí. El nuevo álbum. No el tema del Señor de los Anillos.

—Suena relajante. ¿Has visto el Señor de los Anillos?

La otra mujer sacudió la cabeza.


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—Aún no he tenido una oportunidad, ¿te ha gustado?

Jo se encogió de hombros, echando espuma en el café.

—Creo que le habría venido bien alguna escena más de lucha.

Una risa increíblemente rica salió de la ventana del Jaguar.

—Sedienta de sangre, ¿verdad?

—No, ahora mismo sólo estoy interesada en películas de lucha. Matrix.


Crouching Tiger…

—A mí no —los ojos azules se levantaron para mostrar un dolor


profundo—. No desde septiembre.

Jo sintió una sacudida por el dolor de aquellos ojos expresivos. Entregó la


taza por la ventanilla, trató de formular una pregunta delicada.

—¿Conocías... conocías a alguien?


PRIMERA CITA O TAZA DE CAFÉ de SEANA JAMES

—No personalmente —explicó la morena—, pero creo que todos


perdimos algo precioso.

—Sí —coincidió Jo—, nuestra sensación de seguridad.

—Sí, —los ojos azules habían recuperado algo de su calor—. Incluso hace
que subir al ferry sea un poco aterrador.

Jo sonrió.

—Tengo un buen presentimiento sobre el ferry —le ofreció


tranquilizadora—. Sólo ten cuidado con los conductores de Seattle. Tu café y el
bollo son 5,25 dólares.

Su clienta tomó su café en el portavasos del Jaguar y sonrió mientras


entregaba un billete de diez dólares a la barista.

—Quédate con la vuelta. Tengo que cruzar Bellevue así que deséame
suerte.
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—Gracias, ten un buen día.

—Tú también, Jo.

Jo observó de manera desconcertada como el elegante coche gris se


alejaba.

—¿Cómo sabe mi nombre? —se preguntó en voz alta.

Justin la miró.

—Ummm... ¿podría ser el hecho de que está impreso en la parte de atrás


de la camiseta de softball5 que te has puesto? ¿O el hecho de que llevas una
etiqueta en tu teta izquierda?

Jo le lanzó su toalla de limpieza.

5 Softbal: Especie béisbol.


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TERCERA SEMANA

Lunes 7:00 am

—¡Jo! ¡Échale un vistazo! —La voz de Justin chilló a través del diminuto
remolque de aluminio—. Es el nuevo Range Rover HSE: pintura Blenheim Silver,
avanzado motor V8 de 4.4 litros, distribución electrónica de la fuerza de frenado,
faros bi-xenón, suspensión neumática electrónica interconectada, volante de
cuero climatizado con interruptores multifunción, teléfono móvil integrado con
sistema de reconocimiento de voz opcional, kit safari...

—Vives en esas webs de auto online, ¿no?

—Vamos, Jo, este es el SUV más increíble del planeta.


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—Pensaba que era el Beemer X5 de 4,6 litros que vimos hace una hora.

—De ninguna manera. El Beemer sólo tiene 8 posiciones de ajuste de


asiento, el Range Rover tiene 20 posiciones y memoria en los 2 asientos.

—Sheesh, los BMW son coches tan destartalados.

—Jo, lo habitual —Carol, se rio mientras daba la propina a la camarera


rubia—. Nos vemos mañana, Jo.

—Adiós, Carol.

—¡Oh! ¡Por supuesto! Viene en tu carril —sugirió Justin.

Su cliente, Lloyd, le frunció el ceño.

—¿Qué soy? ¿Hígado picado?

—Lloyd, estás conduciendo una camioneta Taurus de 92 con dos…


cuéntalos dos… asientos para niños en la parte de atrás, tienes toda mi simpatía.
PRIMERA CITA O TAZA DE CAFÉ de SEANA JAMES

Lloyd recuperó su propina de un dólar, y Jo seguía riéndose


intermitentemente cuando el Range Rover se detuvo y su ventana…

»Cristal privado —le aseguró Justin—, bajado.

Los ojos de zafiro de la dueña de Jaguar le sonrieron.

—Buenos días.

—¡Hola! —Jo sonrió, calentándose bajo esa mirada cerúlea—. No me lo


digas. ¿El Jaguar está en el taller y éste es tu vehículo de repuesto?

Una lenta sonrisa floreció en los rasgos magníficos.

—No —dijo con cierta timidez—. Lo intercambié este fin de semana.


Acabo de trasladarme desde Santa Bárbara y no creo que el Jaguar esté hecho
para el hielo y la nieve de la península Olimpic.

—Ah, otro no nativo que aprende una lección: aquí en el Sound hace algo
más que llover. 13
—Bueno, nieva en Gig Harbor, o eso dicen, —la morena estuvo de
acuerdo.

—No —se burló Jo—. Gig Harbor es prácticamente el cinturón de


plátanos. Sólo Sequim recibe más sol.

—¿Skwim? —La cliente repitió fonéticamente—. ¿Dónde está eso?

Jo se sonrió.

—Estoy segura de que lo has visto en el mapa, probablemente lo has


estado diciendo “See-kwim6”.

Labios rojos perfectos hicieron un “O” de vergüenza consternada luego


rizados en una sonrisa.

—¿Entonces aquí recibo clases, además de cafeína?

6Kwim: abreviatura de “¿Sabes lo que quiero decir?” Por tanto, la expresión sería Mira, ¿sabes lo que
quiero decir?
PRIMERA CITA O TAZA DE CAFÉ de SEANA JAMES

—Sólo lo mejor para nuestros clientes habituales —bromeó Jo—. Nombre


de tu veneno.

—Latte grande y un bollo de arándano.

Jo se rio por lo bajo.

—También vas a tener un pedido habitual.

—Sí, y mi cintura no te da las gracias por hacerme adicta a tus malditos


bollos.

A pesar de su comentario, la morena tomó un bocado del pastel tan pronto


como Jo se lo entregó.

—¡Oye! —En el otro lado del remolque, el cliente de Justin se quejó de


él—. Me has dicho que se acabaron esos bollos hace media hora.

Jo se ruborizó y esperó que la morena no pudiera oír a través del ruido


del vaporizador. Había puesto el bollo en el fondo para “Ojos Azules” cuando vio 14
temprano en la mañana, que se estaban quedando sin ellos.

—¡Aquí tienes! —Sonrió, entregando el latté de la mujer.

La morena miró su bebida con suspicacia. Ponderando los dos caramelos


envueltos en papel de aluminio encima de la tapa de plástico. Levantó una ceja
oscura frente a Jo.

»Corte publicitario reconocimiento al cliente: “Los clientes reciben un


abrazo y un beso en Chuck’s Coffee Olé” —citó Jo el anuncio de radio en la
explicación.

—Te lo devuelvo, —la morena sonrió, entregándole a Jo uno de los


caramelos de vuelta, junto con el billete de diez dólares para cubrir su orden… y
la más generosa propina de Jo.

Jo sonrió con engreimiento cuando notó que era el beso de Hershey el


que había recibido como parte de su propina. Tarareando un poco, lo
desenvolvió y se lo metió en la boca.
PRIMERA CITA O TAZA DE CAFÉ de SEANA JAMES

—Puta —le susurró Justin con una enorme sonrisa. Ella todavía estaba allí
cuando él desenvolvió la toalla de limpieza de alrededor de su cabeza otra vez.

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CUARTA SEMANA

Martes 4:53 am

Cuando Justin llegó estaba irritado con la falta de sueño, por lo que Jo
salió y rescató los periódicos envueltos en plástico que había olvidado en el
“patio” trasero del autoservicio. La lluvia había hecho una mañana lenta. Había
tenido sólo seis autos del primer ferry y también mantendría alejados a muchos
de los pasajeros del último ferry. Justin se desplomó con aire taciturno en su
taburete al otro lado del remolque, fingiendo dormitar e ignorando su existencia.
Con un suspiro, Jo separó uno de los Seattle Post-Intelligencer para leer, un lujo
inusual.

“Boeing reduce más puestos de trabajo”, Jo leyó el titular principal del PI 16


y suspiró de nuevo. La recesión no era una buena noticia para cualquiera.
Agradeció a los cielos que había logrado ahorrar lo suficiente para toda su
matrícula en la Universidad de Washington mientras había trabajado sus tres
años en el mostrador del café. Pronto la ayuda financiera sería difícil de
conseguir.

Desplegó el periódico, con la intención de ir a la sección local para leer el


informe de la policía (uno de sus divertimentos favoritos), pero la foto debajo del
artículo de Boeing le llamó la atención.

Una multitud de trajeados, en su mayoría hombres, bajaba por las


escaleras de mármol de un hermoso edificio del centro de la ciudad, pero el foco
de la foto era la única mujer que se detuvo en medio de ellos para responder a
las preguntas de la turba circundante de reporteros. Un hombre parecía estar
tratando de alejarla, pero ella se resistió a la mano en su brazo fácilmente, sus
vibrantes características llenas de determinación y arrogancia. Sus labios se
curvaron alrededor de lo que parecían palabras duras, pero no alteró la belleza
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que Jo había estado suspirando durante tres semanas. Era Ojos Azules o Jo era
ciega además de rubia.

“La abogada del sindicato rechaza la oferta de la compañía por una


reducción de la indemnización”, leyó el título. “La abogada del Sindicato de
Maquinistas, Cosimia Karanzakis, rechazó la propuesta de Boeing de reducir los
paquetes de indemnización a los trabajadores afectados por los despidos ‘A los
miembros del sindicato se les prometió una justa indemnización por despido,’
declaró Karanzakis, ‘y la compañía Boeing se verá obligada a cumplir esas
promesas.’ Hoy se espera otra reunión entre la dirección y el Sindicato de
Maquinistas en las oficinas de Welch, Henry y Karanzakis, en Seattle”.

—Cosimia Karanzakis —susurró Jo probando el nombre en sus labios.


Sonaba casi ridículamente exótico, pero la barista rubia tenía que admitir que su
espléndida clienta podía fácilmente llevar el peso del nombre.

»Justin —llamó tentativamente.


17
—¿Sí? —Los ojos del joven se abrieron y se enderezó en el taburete.
Fingiendo, decidió Jo.

Le tendió el PI.

—¿En esta foto encuentras parecido con un rostro conocido?

Justin escudriñó la foto y silbó bajo.

—¡Caramba! Es Ojos Azules en persona. —Leyó el título—. Bueno, eso


explica los coches de lujo, ¿eh?, el perro abogado del Sindicato de Maquinistas.
Eso es un dineral. —Le sonrió a su encargada rubia—. ¡Oye, Jo, seguro que
sabes elegirlas!

Jo rio un poco nerviosa.

—Justin, es sólo una clienta.

Justin sonrió, devolviendo el periódico.


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—Sí, una clienta por la que obviamente te ha dado fuerte. Y no está ciega,
Jo. También te ha estado mirando.

—¡Huhnt-uh! —gruñó Jo incrédula.

—Sí —insistió Justin—. La he visto. Estaba realmente mirándote el jueves


por la mañana.

Jo lo golpeó con el periódico.

—Idiota, esa fue la mañana que derramé el frasco entero de granos de


café de chocolate en el suelo del remolque, cafre. Me miraba pensando “¿Es
esta mujer un geek o qué?”

—Jo, he mirado a muchas mujeres en mi tiempo...

—Ahora te tengo, viejo —interrumpió ella con tono burlón.

—... y sé lo que es mirar a una mujer con anhelo. —La risa de Jo no lo


detuvo—. Estaba mirándote con anheeeelo. 18
Jo buscó en sus ojos la sinceridad y la encontró. De repente, la
perspectiva de “Ojos Azules” mirándola con anhelo era más aterradora que
excitante. No tenemos nada en común. Ella es poderosa, rica, más mayor, una
importante abogada laboralista y yo... ¡una barista! Se dijo Jo, humillada. Cosimia
Karanzakis. Su mundo está a un millón de kilómetros del mío. Ni siquiera debería
estar pensando en ella. Quiero decir, ni siquiera tendríamos algo de qué hablar
si alguna vez...alguna vez… saliéramos. Miró el periódico que tenía en la mano.
Unos ojos azules llenos de inteligencia y resolución encontraron los suyos. ¿Por
qué tiene que parecer que mis sueños se hacen realidad?

—¿Le vas a pedir su autógrafo? —Justin le tomo el pelo.

Jo simplemente frunció el ceño a la foto y volvió a su taburete.


PRIMERA CITA O TAZA DE CAFÉ de SEANA JAMES

7:03 am

—Range Rover en la distancia y acercándose al objetivo —llamó Justin.

—¡Mierda! —susurró Jo quemándose con el vapor, su torpeza nerviosa


regresando para vengarse.

—Aquí tienes, Harry, —sonrió, entregando su americano triple.

Harry sacudió las gotas de lluvia antes de entregarle su dinero.

—Mantente seca, Jo.

—Tú también.

—¿Es realmente un buen consejo para dar una lesbiana? —murmuró


Justin desde la máquina de café, y Jo consideró asesinarlo antes de que el
próximo coche se detuviera, pero cuando se volvió, el siguiente coche era el 19
Range Rover de Cosimia Karanzakis.

—¿Vendes aletas de natación? —preguntó la morena caprichosamente


mientras bajaba la ventanilla.

Jo sonrió ante la expresión desconcertada.

—Bienvenida al oeste de Washington en el invierno. ¿Lo de siempre,


señora Karanzakis?

Los ojos azules se abrieron.

—¿Cómo te...?

Jo levantó el periódico.

—No es frecuente que uno de nuestros clientes termine en la portada…


sin que se mencione una redada a un laboratorio de metanfetaminas.

La otra mujer extendió una mano imperiosa para el periódico Jo observó


deslizarse la máscara de “no-me-toques” de la foto encajando sobre las
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hermosas características de la morena mientras revisaba la noticia. Los ojos


azules helados se levantaron y miraron por encima del capó del SUV.

—Maldita sea —murmuró Cosimia Karanzakis—. Pensaba que nos


habíamos ocupado de los fotógrafos.

—¿Perdón? —preguntó Jo, aunque había escuchado perfectamente.

—Nada.

—Yo... lo siento —ofreció Jo vacilante, sin saber qué hacer ahora.

La mujer de ojos azules giró su cabeza y, con visible esfuerzo, alisó la ira
de su rostro.

—Oye no es tu culpa. De hecho, gracias por el aviso. Los compañeros de


mi despacho me habrían tomado completamente por sorpresa. —Sonrió, a
regañadientes y con tristeza—. Y nada sacude más la jaula de un abogado que
una sorpresa en la sala tribunal.
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—Entonces... ¿Lo de siempre, señora Karanzakis?

—Sí, por favor. ¿Y Jo? —La nota interrogante detuvo el giro de Jo hacia
la máquina de café. La rubia miró hacia atrás en iris azules mucho menos
preocupados y encontró una sonrisa sólo para ella—. Mis amigos me llaman Mia.

—De acuerdo... Mia.

Jo no se atrevía a mirar a Justin mientras trabajaban la máquina de café


uno al lado del otro, pero podía sentir su engreimiento. Terminó el latte en un
tiempo récord y, cogiendo un bollo, los llevó de vuelta a Mia.

—Bien, 5,25 dólares, como siempre.

Mia ofreció uno veinte.

—Gracias de nuevo, Jo —dijo en voz baja.

—Déjame conseguir tu...

—Guárdalo —ordenó Mia—. Favor con favor se paga. Nos vemos, Jo.
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—Nos vemos, Mia.

Miércoles 6:13 am

Justin había llamado enfermo en el último momento y Jo, que estaba


agobiada manejando ambas ventanillas en la hora punta de la mañana, todavía
estaba furiosa cuando se alejó de una transacción y encontró a Cosimia
Karanzakis mirando en la ventanilla opuesta, la siguiente en la cola para ser
atendida.

—Hola, —sonrió Jo, sin darse cuenta de la nota cambiada en su voz, pero
muy consciente de la sensación de casi alivio que sentía de volver a ver a la
abogada. La barista miró el reloj con sorpresa un momento después—. Llegas 21
temprano.

—Sí. Tengo algunas cosas que atender de última hora.

Jo le tendió el último de los bollos de arándano. Además de la ausencia


de Justin, la panadería encima había estropeado su pedido, y Jo estaba
perdiendo dinero e irritando a los clientes sin pastelería, pero por si acaso, había
apartado un bollo para Mia.

—Entonces, ¿las cosas salieron bien ayer? —preguntó Jo sobre el


estruendo del molinillo.

Mia sonrió y asintió, masticando un bocado de bollo.

—Hombre prevenido vale por dos. Se rieron porque no apareció en las


noticias de televisión.

—¿Habría sido... perjudicial?

Mia se encogió de hombros.


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—Es como caminar sobre la cuerda floja cuando estás negociando. No


quería que nadie pensara que estaba fanfarroneando para los medios de
comunicación.

—Oh, pero parecía que lo habías… organizado. Ya sabes, para hacer


ruido.

La morena sonrió.

—De hecho, justo lo contrario. Estaba tratando de evitar que se hablase.


La declaración en el pie de foto era de un comunicado de prensa muy aburrido
que publicamos a principios de día. La foto era yo diciendo a la prensa que
apartasen sus cámaras de mi cara porque me negaba a discutir cualquier cosa
sobre las conversaciones de Boeing.

—Así que, el PI...

—Sí, manipularon las imágenes y el texto.


22
—Caramba, y siempre pensé que su postura a favor de Boeing y en contra
del Sindicato se debía a mis raíces obreras.

Jo entregó a Mia el café humeante y tomó el billete de diez dólares de su


mano.

—No, Jo, —sonrió Mia—, diría que tu lectura fue correcta.

Jo se perdió en esa sonrisa durante un largo momento, luego miró por


encima de su hombro al rostro desesperado y descafeinado de Ed Riley en la
otra ventanilla.

—Yo, um, tengo que...

—Sí, lo sé, no trabajes demasiado, muchacha.

Jo sonrió tristemente.

—Lo intentaré. Que tengas un buen viaje... y un buen día.

—Nos vemos.
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—Nos vemos.

23
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QUINTA SEMANA

Miércoles 7:06 am

Justin cantó burlonamente:

—Crees que es hermosa, quieres salir con ella.

—Ja, ja, muy divertido, Señor Simpático, —Jo sonrió de nuevo hacia él.

—¿Dónde dijo que iba otra vez?

—Chicago, a la nueva sede de Boeing para reunirse con los jefazos.

—Oh, nuestros pequeños jefes del Noroeste no son suficiente para ella,
¿eh? 24
Jo lo ignoró, trabajando en una rica moka ristretto para un turista
impaciente que había menospreciado todo, desde la lluvia hasta el tamaño del
ferry hasta el número limitado de sabores de jarabe que Jo tenía en el remolque
del café.

Jo no estaba teniendo un buen día, principalmente porque sabía desde el


lunes que Mia no se detendría en toda la semana.

—Puede que esté de vuelta el viernes —había especulado Mia el


lunes por la mañana—, pero no cuento con ello.

—Debe ser divertido viajar tanto —suspiró Jo—. No puedo esperar


para conseguir un trabajo de verdad y tener la oportunidad de
moverme un poco.

Mia sonrió.
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—Un trabajo “de verdad”, ¿eh? Parece que estás trabajando muy
duro ahí atrás.

Jo se sonrojó.

—Bueno, sí, pero no mentalmente, podría hacer este trabajo en


sueños la mayoría de los días. De hecho, algunas mañanas te juro
que no me despierto hasta las nueve o las diez.

—Me alegro de no estar conduciendo cuando estás de camino, —


Mia se rio—. ¿Qué trabajo pretendes hacer en tu trabajo “de
verdad”?

—Oh, —el rubor de Jo volvió reaparecer—. Estoy estudiando


Administración de Hoteles y Restaurantes.

Mia pareció muy sorprendida.

—¿En serio? Hubiera adivinado que querrías alejarte de los


25
restaurantes después de esto. —Hizo un amplio gesto tomando el
remolque y la maquinaria del café.

—Bueno, esto no es realmente un restaurante. En realidad, me


gustaría trabajar más en un hotel. Mi sueño es trabajar con una de
las grandes cadenas y hacer las aperturas de nuevos
establecimientos. Ya sabes, ir y preparar todo: tomar decisiones de
personal, planificar los servicios y la utilización del sitio.

—Suena emocionante —asintió Mia—. ¿Así que quieres ser la


organizadora, una especie de directora del proyecto?

—Sí, —Jo se sintió complacida de que Mia lo hubiera entendido


inmediatamente. La mayoría de la gente la miraba como si
estuviera loca cuando les contaba sus aspiraciones profesionales.

—Tengo un amigo que hace adquisiciones inmobiliarias para


Marriott —reveló Mia—. El negocio está en auge, a pesar de la
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recesión económica, no deberías tener ningún problema para


encontrar un trabajo.

Jo sonrió con la aprobación implícita.

—Genial —murmuró tímidamente mientras entregaba a Mia la


bebida terminada.

Mia le ofreció el diez con dos dedos negligentemente elegantes y


una sonrisa que envió un pozo de calor a través del centro de Jo.

—Nos veremos, Jo.

—Cuídate, Mia —respondió con sincera preocupación.

Un ojo azul se guiñó, entonces el Range Rover se había alejado,


una ventanilla eléctrica cortando la última visión de Jo de la sonrisa
intermitente de Mia.

26
Jo suspiró pesadamente otra vez y Justin le lanzó una mirada maliciosa.
Con más vigor que melodía, silbó las burlas de la etiqueta de Miss Simpática.

Piensas que es hermosa, quieres salir con ella, la mente de Jo se llenó


con las palabras.

Sí, admitió. Quiero.

Sábado 8:23 am

Jo sofocó otro bostezo y se acomodó en el taburete acolchado junto a la


ventanilla. Economía 211 no había sido una sabia elección de material de lectura
para una lenta mañana de sábado en el puesto de café. La explicación poco
amena de los mercados internacionales de cambio monetario no hacía nada para
PRIMERA CITA O TAZA DE CAFÉ de SEANA JAMES

animar el aburrido turno de cinco horas que Jo estaba trabajando. Los sábados
eran notoriamente lentos, lo que probablemente fue la razón por la que Alison,
la trabajadora de la mañana menos confiable de Jo, había cancelado el trabajo
la noche de antes. Oh bueno, se dijo Jo, no es que tuvieras algún plan caliente
para esta mañana. Y el dinero extra será muy útil cuando no estés trabajando
este verano.

El chirriar de neumáticos de un coche saliendo de la carretera la atrajo de


nuevo de su negocio. Asomando la cabeza por la ventanilla y Jo sintió que su
propia cara se iluminaba al ver al Range Rover gris plateado que entraba en el
carril derecho rayado de amarillo.

—Ahora, hay una cara que no esperaba ver en unos pocos días —saludó
a Mia.

Mia se veía impresionante en un suéter con cuello alto de canalé color


crema. Su cabello oscuro estaba despeinado y salvaje, a pesar de la diadema
de ante que lo mantenía alejado de su rostro, y llevaba muy poco maquillaje, sólo 27
un toque de lápiz labial y delineador de ojos.

—¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó Mia, obviamente complacida.

Jo se encogió de hombros.

—Alguien canceló y soy encargada de la mañana. He tenido que cubrir el


turno.

—Vaya, vaya, —Mia sonrió diabólicamente—, qué suerte la mía.

—¿Qué estás haciendo aquí? —Jo devolvió la pregunta, tratando de no


sonrojarse bajo la mirada de Mia.

—Tengo un escritorio lleno de archivos a los que no pude llegar esta


semana, —Mia puso una cara compungida—. Si juegas, pagas.

—Pero no estabas jugando —protestó Jo—. Estabas trabajando en


Chicago.

—Los socios no lo ven así.


PRIMERA CITA O TAZA DE CAFÉ de SEANA JAMES

Jo inclinó la cabeza.

—¿No eres una de los socios? Quiero decir, es Welch, Henry y


Karanzakis.

La boca de Mia se detuvo en una media sonrisa.

—Esa Karanzakis es mi madre.

—Oh, —Jo se rio—, ahora veo por qué no tienes descansos.

—Sí... las empresas familiares apestan cuando eres la familia.

—¿Quieres café?

—No hay prisa, —Mia lanzó una mirada en su espejo retrovisor—. Por
una vez, no hay una fila de maníacos privados de cafeína detrás de mí,
maldiciendo cada segundo que paso hablando contigo.

Jo se obligó a no leer demasiado en esa declaración.


28
—Por tanto, ¿tienes que trabajar la jornada completa?

—No, probablemente sea capaz de conseguirlo todo en tres o cuatro


horas, sin llamadas telefónicas para interrumpirme.

Un pequeño silencio se extendió entre ellas. Jo trató de encontrar algo


más que preguntar, pero Mia parecía contenta de sostener a Jo en su mirada
azul.

»¿Tienes bollos esta mañana? —preguntó finalmente.

Jo se rio un poco, liberada de su torpeza.

—Deberías intentar comer algo un poco más sustancial el fin de semana


—bromeó.

La expresión de Mia se convirtió en burlona y lastimosa.


PRIMERA CITA O TAZA DE CAFÉ de SEANA JAMES

—Soy nueva en la ciudad, ¿recuerdas? No sé dónde están los buenos


sitios de desayuno. Además, —de nuevo fijo a Jo con esos ojos láser azules—,
odio comer sola.

Jo tragó saliva. Está bien, Jo, se fortificó, sólo está siendo amable. No lo
tomes como un coqueteo.

—Bueno, crecí en Gig Harbor, aunque ahora vivimos en Port Orchard.


Puedo dibujarte un mapa para todos los buenos lugares.

—¿En serio?

Jo sacudió la cabeza ante el entusiasmo y la incredulidad.

—Sí. No me habría ofrecido si no hablara en serio.

—La gente de aquí es mucho más amable que los californianos —opinó
Mia—. Todo el mundo se desvive para ser amable con los forasteros.

—Excepto en el tráfico —bromeó Jo. 29


—Vamos, vamos, no seas cínica, oh nativa. Justo esta mañana, alguien
me ha dejado entrar en el carril rápido sin pelear.

—¿Te acordaste de saludar?

Las cejas de Mia se alzaron.

—¿Saludar?

—Es una importante cortesía del Noroeste —explicó Jo—. Si alguien te


deja entrar, tienes que dar un saludo de cortesía.

—Oh, tiene que ser eso, —Mia señaló con desdén—. Me preguntaba por
qué estaba haciendo señas con las luces.

Jo soltó una risa sorprendida por la tontería de la otra mujer.


Definitivamente, esta mañana estaba conociendo una nueva faceta de la
hermosa y distante abogada. Tendré que hacerle un regalo a Alison antes de
despedirla, pensó.
PRIMERA CITA O TAZA DE CAFÉ de SEANA JAMES

—Déjame traerte tu bollo y el latte —le ofreció la barista—. Has tenido casi
una trifulca de tráfico señorita.

Mia aceptó sonriendo y la rubia rápidamente pasó por la rutina de la


mañana.

—Tienes un buen café para un autoservicio —comentó Mia después de


tomar un sorbo.

—Gracias, —Jo limpió el vapor y dejó su toalla limpia a un lado—. Chuck


compra de uno de los tostadores locales que también abastece a las Cafeterías
Tully’s.

—¿No Starbucks?

Jo sonrió abiertamente cuando se acercó a su taburete más cerca de la


ventanilla y puso una cadera en él, estableciéndose para hablar mientras Mia
deseara.
30
—Starbucks hace su propia torrefacción, son como McDonald’s, son los
propietarios de cada paso del proceso para lograr beneficios a lo largo de toda
la cadena de suministro.

—Jo, —Mia miró su taza de café, obviamente formulando un


pensamiento—, no te lo tomes a mal, pero... ¿Qué hace una chica inteligente
como tú trabajando en un puesto de café?

Jo sintió que su cara se tensaba. Había escuchado mucho la pregunta,


pero no resultaba más fácil contestar.

—Yo…um. Mis padres no tenían el dinero para que fuera a la universidad


enseguida. Papá...um…papá perdió su negocio por algunos problemas mientras
estaba en mi último año y nos mudamos aquí. Necesitaba un trabajo y no tenía
coche. Vivimos justo al final de la calle, —señaló distraídamente—. Después de
que comencé, descubrí que podía ganar buenas propinas, tan buenas como en
un restaurante, y ahorrar bastante dinero, no teniendo que conducir. —La rubia
se encogió de hombros, incómoda con la atención que Mia estaba centrando en
ella—. Simplemente nunca busqué otro trabajo.
PRIMERA CITA O TAZA DE CAFÉ de SEANA JAMES

Mia asintió con la cabeza, mirando a otro lado, luego miró de vuelta con
la misma rapidez.

—Bueno, es bastante obvio que eres muy inteligente. Incluso en las


breves conversaciones que hemos tenido, lo has demostrado.

Jo estaba escarlata.

—Gracias.

—No tenía intención de incomodarte —murmuró Mia—, y no quiero que


pienses que soy una vieja entrometida, diciéndote lo que tienes que hacer, pero
aquí estás desaprovechada.

Jo se encogió de hombros de nuevo, tratando de parecer indiferente al


respecto.

—Sólo estoy trabajando aquí el resto del semestre. Chuck ha sido bueno
conmigo y tengo lo que necesitaba: dinero para ir a la universidad.
31
—¿Entonces vas a conseguir un nuevo trabajo? —El intento de Mia de
redirigir la conversación fue un poco incómodo, pero Jo se sintió muy aliviada
para seguirla.

—No, en realidad, he ahorrado lo suficiente como para no tener que


trabajar para los próximos semestres —dijo brillantemente—. Todavía voy a vivir
en casa y tomar el ferry de pasajeros a Seattle para mis clases, pero puedo
concentrarme en la universidad por un tiempo. —Igualó la sonrisa de Mia con la
suya—. Puede que trabaje más tarde… haciendo prácticas o algo así… ¡pero no
tendré que levantarme más a las cuatro y media!

Mia se echó a reír ante el sincero alivio de esa última afirmación.

—Bien, bien —dijo—. Me alegro de que tengas algo de tiempo libre antes
de empezar tus viajes alrededor del mundo para alguna multinacional.

—Si sólo fuera así de fácil, —la rubia suspiró.


PRIMERA CITA O TAZA DE CAFÉ de SEANA JAMES

—Va a ser fácil para ti —predijo Mia—. Tengo el presentimiento de que


alguien te cogerá en cuanto te vea.

—Gracias —respondió Jo a la sinceridad de la opinión y no al pequeño


hormigueo en el doble sentido que podía leerse en la declaración.

—Jo, estoy hablando en serio —dijo Mia casi con ferocidad—. Recuerda,
me dedico al derecho laboral. Sé qué clase de gente lo consigue y cuáles no.
Definitivamente vas a lograrlo.

La mujer más joven procuró de nuevo distraer esa intensa atención en


ella.

—¿Puedo hacerte una pregunta? —soltó—. ¿Cuántos años tienes?

La abogada parecía un poco sorprendida, pero contestó.

—Treinta.

Jo asintió con la cabeza. 32


—Eso es lo que supuse. —Enfocó sus ojos verdes en sus manos mientras
continuaba—. ¿No eres un poco joven para trabajar como negociadora principal
del Sindicato de Maquinistas?

—Bueenoo, —Mia alargo la palabra considerando—, sí, supongo que lo


soy, pero he ejercido la abogacía durante casi diez años, por lo que confían en
mi reputación.

Jo levantó la vista, sorprendida.

—¿Diez años?

Mia estaba colorada.

—Me gradué muy pronto en la escuela secundaria y la universidad.

—Yo diría.

—Era un poco... bueno, un prodigio, supongo que se podría decir. Más


bien un bicho raro, —la voz de Mia contenía un poco de amargura—. Fui a la
PRIMERA CITA O TAZA DE CAFÉ de SEANA JAMES

escuela privada en California en mi juventud. Ellos me adelantaron rápidamente


y comencé la universidad a los trece años, no mucho más joven que los
estudiantes de Running Start7 aquí en Washington. —Hizo un movimiento con
sus hombros que parecía diseñado para descartar la diferencia entre un joven
de trece años que asistía únicamente a la universidad y un adolescente de
dieciséis años que tomaba un curso universitario o dos, además de las clases
regulares de secundaria—. Terminé la universidad a los dieciséis y tenía mi
doctorado en derecho a los veinte. —Puso una cara auto-burlona—. Por
supuesto, ningún bufete de abogados que se precie contrata a una abogada de
veinte años de edad, por consiguiente, mi madre movió algunos hilos y me
encontró una pasantía en el Departamento de Laboral.

Jo consideró la expresión cuidadosamente educada frente a ella.

—Apuesto que no te gustó mucho.

Mia levantó la vista.


33
—Odiaba su tráfico de influencias, pero me encantaba el trabajo que veía
que estaba haciendo. —Su atención se volvió distante, introvertida—. Hice
muchos contactos y aprendí mucho. Cuando me marché sabía que quería
especializarme en derecho laboral. Parecía apropiado: podría ser una abogada
para las personas que no tenían el dinero o el poder de contratar lo mejor y luchar
contra los traficantes de poder... —Una sonrisa irónica la trajo de vuelta a Jo y
tomó un sorbo de su café para cubrir su timidez—. Ahora, diría que
probablemente fue una rebelión adolescente un poco tardía contra mi madre, sin
embargo, salió bien.

—¿Aún te gusta lo que haces?

—No. Aún amo lo que hago —corrigió Mia.

Las interrumpió un débil aviso de altavoz del muelle de ferry dos calles
más abajo.

7Running Start: programa educativo que permite a estudiantes con excelentes calificaciones en los últimos
años de la escuela secundaria cursar asignaturas en un colegio universitario.
PRIMERA CITA O TAZA DE CAFÉ de SEANA JAMES

—¡Oh mierda! —Mia comprobó su reloj—. Ese es mi ferry.

Jo levantó la vista hacia el reloj. La nueve y seis. Habían estado hablando


durante más de media hora, pensó con asombro.

—Toma, Jo, —Mia se rio, apresuradamente le entregó un diez—. Gracias


por hacerme compañía durante el desayuno.

—Que tengas un buen día —respondió también riendo Jo.

—Nos vemos —declaró Mia acelerando.

Mientras Jo observaba, el Range Rover avanzar hacia el muelle de carga,


el último vehículo para embarcar. En unos momentos, el ferry se alejaba. En la
popa, una figura alta y bien proporcionada en suéter crema y pantalones
vaqueros miró hacia atrás sobre el agua al puesto de café, el pelo oscuro
azotando salvajemente en el viento fuera del agua. Levantó la copa saludando a
Jo como adiós final y luego se movió hacia la oscuridad del vientre del ferry.
34
PRIMERA CITA O TAZA DE CAFÉ de SEANA JAMES

SÉPTIMA SEMANA

Lunes 7:20 am

—Ella llega tarde —observó Justin mientras echaba los posos a la basura
entre sus puestos.

Jo miró por la milésima vez el pequeño reloj de la pared de atrás.

—Sí. Tal vez está fuera de la ciudad de nuevo —rumió.

—Va a perder el ferry 7:28.

—Tiene un horario bastante flexible.

—Debe ser agradable —observó Justin, añadiendo crema batida al moka 35


que estaba terminando—. Mataría por dormir tarde una sola mañana a la
semana.

Jo, que se sentía como si hubiera estado haciendo el turno de mañana


desde que Justin estaba en pañales, sólo le dio una mirada y terminó el
hammerhead8 extra-caliente que estaba tirando.

Tras la salida del ferry se produjo una pausa y Jo envió a Justin al


contenedor en el borde de la unidad con toda la basura de la mañana, mientras
ella se movía alrededor del remolque, rellenando, reabasteciendo, y limpiando.

—¡Awww, asqueroso! —exclamó mientras su mano limpiando descubrió


una taza viscosa llena de posos y una crema batida estropeada detrás de la
máquina de café—. De alguien demasiado vago para usar la basura durante las
prisas de la tarde.

8 Hammerhead: verdadera dosis de cafeína, consiste en, aproximadamente, 8 onza de café expreso

servido en una taza de café regular.


PRIMERA CITA O TAZA DE CAFÉ de SEANA JAMES

Por supuesto, el fondo de la taza se había disuelto después de la semana


o más que había estado metida en el lugar caliente y oscuro entre la parte
posterior de la máquina y el mostrador, por lo que cuando la levantó, el contenido
asqueroso se derramó sobre su mano y muñeca. Casi con arcadas, Jo se limpió
lo que pudo y luego tiró la toalla en el suelo para absorber el resto. Levantó la
toalla con dos dedos, la llevó a la puerta trasera y la tiró al patio.

»Deja que Justin la lleve a la basura cuando termine el turno —murmuró


y se volvió para usar el diminuto lavabo junto a la puerta de salida para frotarse
las manos. Hacía un segundo que acababa de terminar de enjabonarse cuando
escuchó un coche llegar.

»Sólo un segundo —gritó.

—No hay prisa, —fue la respuesta amortiguada por el agua corriente.

Jo apresuradamente se enjuagó y agarró una toalla de papel,


retrocediendo a su sitio. Una sonrisa se formó al instante cuando vio el perfil 36
distintivo de Mia enmarcado por la ventanilla.

—Has perdido el ferry —bromeó rebotando un poco mientras los ojos


azules hacían una lenta inspección a la forma que iba vestida, vaqueros y suéter.

La sonrisa apreciativa de Mia floreció lentamente.

—Sí, bueno... este es uno de esos días en que vale la pena tener un
horario flexible.

—¿Gran fin de semana? —preguntó Jo comenzando el café.

Mia rio con tristeza.

—Oh, sí... pero no en el buen sentido.

—¿Oh?

—Me acabo de mudar a esta casa hace dos meses, ¿verdad? ¡Mi
frigorífico se incendió el sábado en mitad de la noche!

—Mia, ¿está todo bien?


PRIMERA CITA O TAZA DE CAFÉ de SEANA JAMES

La morena asintió.

—Todo menos mi patrón de sueño. El departamento de bomberos se


presentó porque el sistema de alarma de mi casa llama automáticamente, así
que tuve a los bomberos dando vueltas por toda la casa. Necesite todo lo que
estaba a mi alcance para evitar que echaran espuma en el frigorífico.

Jo negó con la cabeza, sofocando su risa, pero el tono de Mia indicó que
definitivamente estaba interpretando la historia para reírse.

—Podrías haberte asfixiado —protestó Jo entregándole un bollo.

—¡Por la espuma! —Mia deliberadamente lo malinterpretó—. De todos


modos, pasé todo el domingo en las tiendas de electrodomésticos, rogando para
que me lo entregaran de forma inmediata.

—¿Cuándo viene? —Sonrió Jo.

Mia le dirigió una mirada ofendida.


37
—Te informo que lo entregaron anoche.

—Guau, eres buena.

Mia tomó su café con una sonrisa satisfecha.

—Sí. Sí, lo soy.

Jo se rio sin poder evitarlo y Mia se unió a ella, y cuando se les pasó la
risa, las dos siguieron mirándose. Un tiempo indeterminado más tarde, Justin
golpeó la puerta de atrás, interrumpiendo su comunicación silenciosa y Mia
apartó la mirada, un poco avergonzada.

»Bueno —dijo en voz baja.

—Sí, —aceptó Jo, melancólica.

—Nos vemos mañana, Jo.

—Nos vemos, Mia.


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NOVENA SEMANA

Sábado 8:07 am

—Hola, se supone que no deberías estar aquí —declaró Mia cuando se


detuvo en autoservicio desierto.

—Podría decir lo mismo, —Jo sonrió abiertamente—. Todavía no he


encontrado a nadie para ocupar el lugar de Alison. Parece que es posible que
esté terminando el semestre trabajando los sábados por la mañana.

—Eso apesta —se compadeció Mia.

—Pensaba que habías dicho que estabas muy liada en el trabajo.


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—Umm, en realidad, no voy a trabajar, —Mia se removió incómoda en el
asiento de cuero del conductor. Sus ojos azules de repente parecían querer estar
en cualquier lado menos en la cara de la joven en el puesto de café.

Jo trató de hacer que el momento de la incomodidad desapareciera


trayendo a Mia su bollo. Entregándoselo, se burló:

—¿Qué, vas a hacer algo divertido para variar?

Mia sonrió, sin mirar los ojos de Jo.

—Creo que sí.

Jo frunció el ceño con escepticismo mientras colocaba sus manos en sus


caderas.

—Entonces, ¿vas hacerme adivinar todo el día?

—Yo… um… iba a salir a desayunar.

Jo extendió la mano y arrebató el bollo. Mia comenzó a reírse.


PRIMERA CITA O TAZA DE CAFÉ de SEANA JAMES

»¡Oye! ¡Esa cosita no va a arruinar mi apetito!

Jo, también riendo, devolvió el bollo por la ventanilla, y en el intercambio,


sus dedos se rozaron con una sacudida eléctrica. Sorprendió tanto a Jo que su
risa se desvaneció a nada y se quedó mirando a Mia, que parecía contenta de
hacer lo mismo.

—Así que —dijo finalmente Jo, la voz sonando un poco oxidada—.


¿Dónde vas a desayunar?

Mia se encogió de hombros.

—No lo sé, esperaba que pudieras recomendarme algún lugar. —Volvió


sus grandes ojos azules de cachorrito hacia la mujer más joven con fuerza
devastadora. Jo tragó saliva a pesar de que quería reírse del mohín fruncido en
la hermosa boca de Mia.

—¿Quieres decir que has conducido todo el trayecto hasta aquí para
conseguir una recomendación de un sitio para desayunar? —preguntó la rubia 39
incrédula.

Otro encogimiento de hombros levantó los amplios hombros.

—Sí, supongo que sí.

—¿Cómo sabías que estaría aquí? —preguntó Jo, un poco estupefacta.

—No lo sabía. He pensado en arriesgarme.

Un breve silencio se estableció entre ellas mientras Jo procesaba eso. Mia


observó el tráfico inexistente en su espejo retrovisor. Incluso el ferry estacionado
en espera estaba desierto, a excepción de algunas gaviotas de apariencia
morosa.

—Pensaba que odiabas comer sola —declaró Jo finalmente.

—Lo odio —confirmó Mia—, pero no planeo estar sola.

Oh. Jo no lo dijo en voz alta, pero su corazón se hundió. Si Mia estaba


viendo a alguien, entonces incluso la fantasía de salir con ella desaparecía. No
PRIMERA CITA O TAZA DE CAFÉ de SEANA JAMES

parecía haber mucho que decir, pero ahora Jo sintió el silencio como una
acusación. Vamos, Ross, se regañó. No es que la mujer alguna vez fuera en
realidad una posibilidad para ti.

Jo empezó a decir algo, pero Mia irrumpió.

—¿Cuánto hace que has tenido un cliente?

—Hace aproximadamente unos treinta minutos —respondió Jo perpleja


por la incongruencia—. ¿Por qué?

Mia frunció el ceño, masajeando el volante.

—¿Mira, estaba... me estaba preguntando si... si te gustaría ir a desayunar


conmigo?

Jo observó cómo el lento rubor ascendía bajo la piel bronceada por el sol
de la garganta de Mia. Ella habla para ganarse la vida y está tartamudeando,
pensó Jo atónita. La pequeña barista rubia era completamente reacia a creer
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que acababa de tener una respuesta a una plegaria y que Mia le había pedido
salir, ¡y aún más reacia a creer que iba a tener que rechazarla!

—Yo... no puedo marcharme —tartamudeó—. Chuck cuenta conmigo.

Mia le lanzó una mirada contrariada, pero Jo se encogió de hombros,


extendiendo las manos impotentes.

»No hay nadie para cubrirme. Él cuenta con mi presencia aquí.

Por un instante, Jo creyó ver a la Mia que otros veían a través de la mesa
de negociaciones, pero la abogada refrenó su natural tendencia a discutir y dijo
humildemente:

—De acuerdo... ¿A qué hora termina tu turno?

Jo sintió que una sonrisa comenzaba a dibujarse en su rostro y supo que


iba a romperse los dientes si se hacía más grande.

—A las diez.
PRIMERA CITA O TAZA DE CAFÉ de SEANA JAMES

—¿Qué tal el desayuno a las diez?

La sonrisa de Jo se hizo más grande, hasta que estaba segura que los
músculos se estaban tensando.

—Me encantaría.

Mia asintió, finalmente sonriendo de vuelta, y puso el SUV en marcha.

—Voy a estar de vuelta.

—Aquí estaré.

—Nos vemos, Jo.

—Nos vemos, Mia.

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