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EN
SAN VALENTÍN
A Valentines Day Odyssey
de ANN MCMAN
Descargos de la autora:
PERO aún debería tener acceso al correo electrónico en Bora Bora; así que, si decides
que te gusta, escríbeme, me gustaría saber lo que piensas. Me pueden contactar en
ann.mcman@gmail.com .
Copyright Ann McMan, enero de 2011. Todos los derechos reservados. Esta historia,
o partes de la misma, no pueden reproducirse sin el permiso previo y expreso del autor,
excepto para fines de disfrute personal, siempre que se mantengan intactos todos los
descargos de responsabilidad.
INDICE
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Epílogo
UNA ODISEA EN SAN VALENTÍN de ANN MCMAN TRADUCTORA:
Capítulo 1
—Syd, hemos hablado de esto unas mil veces. —Maddie estaba cada vez más
exasperada, pero se esforzaba por no demostrarlo.
—¡No! —Syd estaba decidida—. Dije que lo haría, y lo haré. Solo soy…
—No ayudas.
—Lo siento.
Maddie suspiró. Esto iba de mal en peor en un tiempo récord. Agarró la mano libre
de Syd.
»Lo digo en serio. Si quieres repasar todo de nuevo, lo haremos. Podemos parar ahora
mismo. No hay prisa. Podemos hacer esto en cualquier momento. No tiene que ser hoy.
Syd miró por la pequeña ventana. Luego suspiró y volvió a mirar a Maddie.
—Quiero decir, nunca he hecho esto antes, y da miedo. ¿Qué pasa si me equivoco?
¿Qué pasa si no puedo hacer que funcione? ¿Qué pasa si cambio de opinión en medio de
esto? Y si…
—Syd…
—Entonces juro por las cabezas rubias de nuestros hijos por nacer que respiraremos
profundamente, nos reagruparemos y volveremos a intentarlo.
—¿Estás segura?
7
—Positivo.
Syd suspiró.
Syd asintió. Cerró los ojos y empezó a extender la mano, pero Maddie la agarró antes
de que llegara a su destino.
Syd volvió a estirar la mano y agarró las palancas del acelerador. Respirando hondo,
soltó los pedales de freno y el Cessna bimotor comenzó a rodar por la pista.
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UNA ODISEA EN SAN VALENTÍN de ANN MCMAN TRADUCTORA:
Esa noche en la cena, Henry estaba fuera de sí de la emoción. Acribilló a Syd con un
aluvión incesante de preguntas, la mayoría de ellas también relacionadas con cuándo
podría aprender a pilotar la avioneta.
—No nos adelantemos, Shortstop1. —Maddie usó su propia servilleta para limpiarle
un poco de salsa de la barbilla—. Y tratemos de mantener los guisantes en el tenedor, ¿de
acuerdo?
Henry miró hacia abajo y observó el mar de diminutas bolitas verdes que se
arrastraban por la servilleta sobre su regazo.
—Mala pata.
Ante la mención de su nombre, el gran perro amarillo levantó la cabeza y lanzó una
mirada esperanzada a Henry. No le tomó mucho reclamar la sección del piso de la cocina
donde apoyaba la silla de Henry.
—Pero lo hiciste anoche con tu ‘sparrago, cuando Syd tuvo que ir a contestar el
teléfono.
Maddie cerró los ojos y respiró hondo. Cuando se atrevió a abrirlos, Syd le devolvió
la mirada con los labios fruncidos y lentamente golpeaba el borde del plato con el borde
del tenedor.
1
Shortstop: apodo de Henry utilizando un término de béisbol.
2
Sport: otro apodo de Henry, se podría traducir como Campeón.
UNA ODISEA EN SAN VALENTÍN de ANN MCMAN TRADUCTORA:
—Um —explicó Maddie—. Los espárragos son buenos para Pete. Tiene mucho
hierro y hace que su pelaje brille.
—¡Henry! —Syd se quedó boquiabierta y alargó una mano para tocarle el hombro—
. Eso es descortés. No decimos cosas así.
Syd fulminó con la mirada a Maddie, que estaba sentada al otro lado de la mesa, con
aspecto de preferir estar encerrada en un armario de suministros con un vendedor de
seguros.
₪₪₪₪₪
Mucho después de que Henry hubiera sido acostado, las dos mujeres estaban sentadas
juntas en su gran cama, apoyadas contra una pila de almohadas que no hacían juego.
Ahora los fines de semana eran más difíciles de orquestar, con Henry en la ecuación.
Era como un punto decimal flotante en sus vidas: pertenecía, pero, mientras su padre
UNA ODISEA EN SAN VALENTÍN de ANN MCMAN TRADUCTORA:
Las veladas tranquilas como esta eran una rareza, y las dos mujeres disfrutaban del
lujo de tener juntas una noche de sábado en casa, sin otros compromisos.
Con un bostezo, Syd tapó su bolígrafo y movió su montón de papeles a una mesita
de noche.
—¿Has terminado?
Syd asintió.
—No, está bien. —Syd cogió el manual de vuelo de piloto—. Quería revisar esto un 10
poco.
—Sabelotodo.
—¿Tú crees?
Después de un minuto o dos, Maddie notó que Syd parecía estar pasando más páginas
de las que estaba leyendo, en voz alta.
Maddie enganchó un dedo índice sobre el puente de sus gafas y se las bajó por la
nariz.
—¿Está Robert De Niro escondido en algún lugar de esta cama? Por supuesto que
estoy hablando contigo.
Maddie suspiró.
—Eso depende.
—¿De?
—¿Alguna vez has visto una película que se haya hecho en este siglo?
—Tienes la referencia.
—¿Qué?
Syd le dio la vuelta al libro para que Maddie pudiera ver un diagrama que ilustraba
el proceso de cuatro tiempos del ciclo del pistón y el cilindro de un motor.
—Bueno, tal vez lo sea para ti, Cerebrito. Pero no entiendo todo el asunto de: aplastar,
golpear, explotar.
3
Travis Bickle: personaje interpretado por Robert De Niro, en la película Taxi Driver de 1976.
UNA ODISEA EN SAN VALENTÍN de ANN MCMAN TRADUCTORA:
Syd suspiró.
Syd extendió la mano para pasar un dedo por el interior de la camiseta con cuello de
pico de Maddie.
—¿En serio te importa? —Le quitó las gafas a Maddie y las arrojó sobre la mesita de
noche.
—Um-bueno... —Syd estaba besando su cuello ahora. Maddie sintió que su ritmo
cardíaco comenzaba a cambiar de modo inactivo a modo de máxima aceleración—.
Supongo que no.
—Entonces, ¿cuáles son esas etapas otra vez? —El aliento de Syd ahora estaba
caliente contra la oreja de Maddie. Le mordió el lóbulo—. ¿Chupar?
—Apretar.
Oh, Jesús. Cero a V1 en diez segundos. Maddie agarró la cabeza de Syd, que ahora
viajaba por su torso a una velocidad acelerada.
13
UNA ODISEA EN SAN VALENTÍN de ANN MCMAN TRADUCTORA:
Capítulo 2
—No puedes aparecer aquí vestida así y esperar que te dé una respuesta seria.
Miró alrededor del comedor completamente vacío. Bastante típico para principios de
febrero, razón por la cual cerraron la posada durante los meses centrales del invierno.
Volvió a mirar a David con sus ojos azules.
—Me disculpo por cometer el error atroz de no llegar vestido de cóctel para sentarme
aquí y ver cómo se seca la pintura.
—Bueno, supongo que eso es algo. —Se quitó una pelusa del dobladillo del pantalón
y volvió a cruzar las piernas—. Además, no estoy viendo cómo se seca la pintura, muchas
gracias. Solo estoy matando el tiempo hasta que aparezca Chopped4. —Cuando Maddie
lo miró con una expresión en blanco, él suspiró y continuó—: Si no fueras una filistea tan
impenitente, sabrías estas cosas.
—Podemos, pero sigo pensando que te has vuelto loca. Ella nunca lo creerá y,
además... no hay forma de que puedas lograrlo.
4
Chopped: Programa de televisión de juegos. Cuatro Chefs utilizan sus destrezas culinarias para competir entre ellos
e impresionar a un panel de expertos. David con Chopped está aludiendo a Michael.
UNA ODISEA EN SAN VALENTÍN de ANN MCMAN TRADUCTORA:
—¿Socavando mi confianza?
—Sabes de lo que estoy hablando. Casi quemaste la granja con esa cosa y, debo
agregar, ese horno solo funcionaba con una jodida bombilla. Es alucinante pensar en el
tipo de daño que podrías causar en el precioso Bertazzoni turboalimentado de ocho
quemadores de Michael.
Maddie suspiró.
Maddie exhaló.
5
Easy Bake: es un horno de juguete funcional. El juguete original usaba un par de bombillas incandescentes ordinarias
como fuente de calor; las versiones actuales utilizan un verdadero elemento calefactor.
UNA ODISEA EN SAN VALENTÍN de ANN MCMAN TRADUCTORA:
—Es posible que no tenga que matarla si puedo satisfacer mi sed de sangre
destripando tu trasero. Bueno, ¿me ayudarás o no?
—Sí… a bordo. Imagen perfecta. Como el puto viaje inaugural del Titanic.
—David…
Sacudió la cabeza.
—Sé que viviré para arrepentirme de esto, pero, está bien. Te ayudare.
»Ahora, por favor dime, ¿qué papel voy a jugar en esta pequeña tragedia griega?
—Ah —dijo Maddie mientras hacía una tienda de campaña con las yemas de los 16
dedos—. Serás en el reparto tú mismo.
—¿Cómo?
—¿Tu coartada?
—Claro... pero convencer a tu padre de que esas copias de Playboy que encontró
escondidas debajo de los cojines del sofá me pertenecían fue pan comido, comparado con
esto.
—¿Hola? Cenicienta, ¿has visto a la mujer con la que has estado haciendo compañía?
No es ahora cinturón marrón en Tae Kwon Do, ¿o algo así?
UNA ODISEA EN SAN VALENTÍN de ANN MCMAN TRADUCTORA:
—Mi punto es que valoro mis gónadas. Y conozco a Syd, si sospecha que estás
tramando algo clandestino y que te estoy protegiendo, primero me golpeará y luego hará
preguntas.
—En primer lugar, si Syd alguna vez te golpea con el cuerpo, estarás demasiado
excitado para preocuparte por cualquier otra cosa. En segundo lugar, prometo no dejarlo
ir tan lejos. Solo necesito una coartada para un par de noches; ya que su cumpleaños es
dentro de dos semanas.
—Sé cuándo es su cumpleaños, recuerdo el año pasado, señorita “Oh, por cierto, soy
gay”. Todavía estoy enojado contigo por esa pequeña revelación del Día de San Valentín.
Maddie suspiró.
—Me he disculpado contigo por eso, muchas veces, si la memoria no me falla. ¿Qué
culpa tengo yo si salió antes de que pudieras unirte a nosotros?
Maddie le dedicó una de sus sonrisas más brillantes. Luego se recostó y le contó los
detalles de su plan.
₪₪₪₪₪
Era su cocina, después de todo, y Michael era muy específico sobre su cocina. Y,
sobre todo, sobre su fogón.
—No sé nada de esto —le dijo a Maddie, mientras la miraba con los brazos
cruzados—. ¿Qué estabas pensando en hacer?
UNA ODISEA EN SAN VALENTÍN de ANN MCMAN TRADUCTORA:
Maddie suspiró.
—¿Estás bromeando no? Hace una gran diferencia. Quiero decir... honestamente,
Maddie. Las salsas por sí solas pueden tardar meses, incluso años, en perfeccionarse.
»Oh, no crea que no vi eso, Dr. Strangelove6. Ser capaz de cortar un cadáver con tus
manos y tus toscos instrumentos médicos no te califica automáticamente para preparar un
plato perfectamente proporcionado de verduras crudas.
Michael parecía como si Maddie acabara de sugerir que asaran una cabra en su horno,
sin una bandeja de goteo.
18
»Está bien, está bien —ofreció en su voz más conciliadora—. Lo haremos a tu
manera. ¿Qué quieres saber?
Maddie arrastró un taburete y se sentó. Claramente, esta iba a ser una conversación
larga.
—¿Cuatro?
Maddie asintió.
»¿Solo cuatro? ¿Por qué no seis? ¿Por qué no ocho? ¿Por qué no clavar una estaca
en mi corazón y terminar con esta pesadilla ahora?
6
Dr. Strangelove: hace referencia a la película de Kubrick, Dr. Strangelove.
UNA ODISEA EN SAN VALENTÍN de ANN MCMAN TRADUCTORA:
Maddie suspiró.
—Sabes... no soy una imbécil. —Agitó las manos delante de él—. Mira. De hecho,
tengo pulgares oponibles. Y me las arreglé para graduarme como la mejor de mi clase en
la escuela de medicina.
—¿Cuál?
—Vamos, —el gran hombre hizo un gesto hacia la carpeta de archivos que Maddie
trajo consigo—. Muéstrame lo que tienes.
₪₪₪₪₪
Eran bien pasadas las 8:00 de la noche cuando Maddie finalmente se detuvo en su
granero en casa y estacionó su Jeep al lado del Volvo de Syd. Lamentó haberse perdido
la cena con Henry, aunque llamó a Syd desde el hospital para decirle que llegaría tarde.
Simplemente no había dicho la razón por lo cual decidió dejar que Syd sacara sus propias
conclusiones.
Esta iba a ser la parte difícil: inventar razones para sus ausencias de casa mientras
trabajaba en perfeccionar sus habilidades culinarias con Michael.
Mierda. Tal vez David tenía razón, ¿y debería dejar que ellos sirvan toda la maldita
comida?
No. Quería hacer esto por Syd. Después de todo, Syd estaba abandonando
voluntariamente su propia zona de confort para aprender a volar; aprender a cocinar una
UNA ODISEA EN SAN VALENTÍN de ANN MCMAN TRADUCTORA:
comida decente parecía lo mínimo que podía hacer para pagarle. Sería un quid pro quo7
desinteresado y amoroso.
Maldito sea David por recordarle ese lamentable incidente con su horno Easy Bake.
¿Cómo se suponía que iba a saber que no funcionaría con rollitos de pizza? Esas malditas
cosas se encendieron como mini velas romanas. Sus padres la castigaron durante semanas.
Recordó que Celine estaba furiosa con ella, pero pensó que a su padre le costaba mucho
ocultar su placer a regañadientes de que hubiera expresado su deseo de probar y cocinar
cualquier cosa. Negó con la cabeza y caminó hacia la casa.
—¡Estoy en casa! 20
—Estamos aquí arriba, —la voz de Syd llegó por las escaleras traseras.
Maddie subió los escalones de dos en dos. Estaban al final del pasillo, en la habitación
de Henry, la gran habitación en la parte delantera de la casa que había sido de Maddie
cuando era niña. Henry ya estaba bajo las sábanas. Llevaba su pijama de mono de peluche,
un regalo de Navidad de Celine, y Syd le estaba leyendo.
Syd le sonrió.
—Sí, he tomado algo de camino a casa. —Miró a Henry—. Sport, ¿cómo ha estado
tu día?
7
Quid pro quo: Expresión latina que significa “algo a cambio de algo”.
UNA ODISEA EN SAN VALENTÍN de ANN MCMAN TRADUCTORA:
Maddie asintió.
—Es yodo. —Maddie suspiró—. He tenido diez rondas con un niño de cuatro años
que necesitaba puntos. Créanme cuando les digo que a él le ha ido mucho mejor que a mí.
Syd se rio.
—Maddie, ¿qué es el eye-dine8? —preguntó Henry con los ojos muy abiertos. 21
Maddie se sentó en el borde de su cama.
—Es un líquido marrón asqueroso que usamos para limpiar cortes y heridas antes de
que podamos coserlos.
—Entonces ten mucho cuidado, y tal vez nunca tengas que tener ninguno.
—De acuerdo.
—¿Por qué no me quedo aquí mientras Syd termina de leer tu historia? —Maddie
miró a su pareja—. Syd nunca me lee.
—Realmente ya no tengo que leerte más; por lo general, encuentras otras formas de
relajarte antes de acostarte.
8
Eye-dine: En inglés yodo se dice iodine.
UNA ODISEA EN SAN VALENTÍN de ANN MCMAN TRADUCTORA:
—Por otro lado, ¿por qué no voy y me cambio esta ropa sucia? —Se puso de pie y
volvió a besar a Henry. Voy a regresar para escuchar el resto de tu historia, Henry, y para
darte las buenas noches.
—Está bien, Maddie. —Movió su pequeño cuerpo alrededor de la cama grande y tiró
de las mantas más cerca de su barbilla.
Maddie pasó una mano por la espalda de Syd mientras caminaba hacia la puerta.
Mientras caminaba de regreso por el amplio pasillo central hacia la suite principal,
sonrió al escuchar los tonos suaves de la voz de Syd, leyendo para Henry.
9
Nota de la autora: Theodor Geisel, Horton Hears a Who (Nueva York, Random House Books for Young Readers,
1954).
UNA ODISEA EN SAN VALENTÍN de ANN MCMAN TRADUCTORA:
Capítulo 3
Pero Syd era una mujer madura, y se recordó que amaba y confiaba en su pareja, y
que no tenía motivos para sospechar que Maddie estaba tramando nada malo.
Por supuesto que no. Entendió que la mayor parte de lo que la llevó a preocuparse
23
por el comportamiento inusual de Maddie fue su propio y desafortunado período como
esposa de un marido mujeriego.
Pero Maddie no era Jeff, ni mucho menos. Y sabía que sus reacciones y temores eran
reflejos y no racionales.
Syd terminó el suyo y lamió unas gotas de chile de la punta de sus dedos.
UNA ODISEA EN SAN VALENTÍN de ANN MCMAN TRADUCTORA:
—Pues, gracias. Desearía que mis otras necesidades fueran satisfechas con la misma
facilidad.
—Por supuesto que quiero decir eso. —Extendió una mano y la apoyó en el antebrazo
de Syd—. ¿Qué pasa cariño?
Ver la expresión seria y preocupada de Maddie hizo que Syd se sintiera incómoda y
avergonzada de sus sospechas. Puso una mano sobre la de Maddie y le dio un apretón.
—No es nada si estás preocupada por algo, ¿qué es? Vamos, cariño, soy yo. —Le
sonrió—. Siéntate y dime dónde te duele.
Syd suspiró.
10
Famotidina: Medicamento para la acidez estomacal.
UNA ODISEA EN SAN VALENTÍN de ANN MCMAN TRADUCTORA:
—Syd…
—No —la interrumpió Syd—. Déjame terminar. —Se sentó dando vueltas a su lata
de Coca-Cola Light mientras trataba de encontrar las palabras adecuadas para preguntarle
a Maddie sobre lo que realmente tenía en mente.
Syd la miró. Dios, la mujer era increíblemente hermosa. Todavía se quedaba sin
aliento. Había mil cosas que quería decir.
—Te amo —dijo en cambio, optando por el único que realmente importaba.
—También te amo.
—Lo sé. —Y lo sabía, en sus vísceras, donde residía la verdad real. Sacudió su 25
cabeza—. No es nada, creo que solo estoy hormonal como el infierno. Y todos estos días
de recuperación por los de nieve están volviendo locos a los niños, y todos me están
poniendo los nervios de punta. Estoy... tensa.
Syd asintió.
—Ninguna.
—Bueno, gracias a Dios. —Bajó la voz y habló en tono conspirador—. Por suerte
para ti, hice una rotación estándar en “alivio del estrés”. Creo que puedo ayudarte con tu
problema.
UNA ODISEA EN SAN VALENTÍN de ANN MCMAN TRADUCTORA:
—¿Mi problema? —Syd estaba empezando a pensar que abordar a Maddie sobre su
“tensión” podría ser una de sus mejores ideas—. Dígame, doctora… soy toda oídos.
Maddie le dirigió una mirada que era cualquier cosa menos casta.
—Una vez más, estoy feliz de señalar que eres algo más.
—De nuevo, suerte para ti. También tengo una cura para eso.
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11
Dr. Kildare: serie de TV de drama médico.
UNA ODISEA EN SAN VALENTÍN de ANN MCMAN TRADUCTORA:
tomar un café en Dunkin’ Donuts para hablar sobre los detalles de su próxima sesión de
práctica, pero Michael la animó audazmente a seguir adelante.
—No puedes parar ahora —dijo—. Estamos en una etapa crucial: esta noche
clarificamos la mantequilla. Y sabes lo importante que es. El éxito o el fracaso de toda
esta empresa pende de un hilo. Si te vas ahora... bueno. Ni siquiera puedo encontrar las
palabras para describir la amplitud de las esperanzas decepcionadas que dejarás a tu paso.
»¿Hola? —incitó Maddie chasqueando los dedos frente a él. Su rostro parecía recién
grabado en piedra.
—Nunca tantos debieron tanto a tan pocos. —Su voz era un susurro de dolor.
—Oh, por favor, ¿no estás jugando seriamente la carta de Churchill? ¿Podemos
retroceder un poco? 27
Él se cruzó de brazos.
—Oh, vamos, Syd piensa que la estoy engañando, por el amor de Dios. No puedo
seguir con este engaño. —Suspiró y sacudió su oscura cabeza—. Debería haber
escuchado a David.
»Terminen sus donas amigos... no hay nada más que ver aquí.
Lentamente, los otros clientes volvieron su atención a sus lattes y Bavarian Kreme
Sticks.
Él le sonrió.
—Supongo que asistir a las cuarenta y dos giras de despedida finalmente valió la
pena.
—Ya lo creo. —Se inclinó hacia adelante—. Ahora, sobre esta noche...
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28
Cuando Maddie llamó a Syd el viernes por la tarde para decirle que otra vez estaría
fuera, Syd dejó de intentar ser comprensiva y no sacar conclusiones precipitadas. Ella lo
había pasado, y no había dudas.
Maddie dijo que la habían llamado para ayudar a Tom Greene en la sala de
emergencias esa noche, que la plaga de enfermedades de las vías respiratorias superiores
que se había abierto camino en todo el condado finalmente había afectado al personal del
hospital, y la mitad de los empleados de Tom habían llamado... enfermos. Dijo que trataría
de no llegar demasiado tarde y se disculpó profusamente por perderse otra velada en casa
con Syd y Henry.
—Tengo que irme, cariño, esta sala de espera se parece a Wal-Mart el viernes
después del Día de Acción de Gracias. Te amo.
Ella colgó.
Syd se quedó allí echando humo, con el teléfono pegado a la oreja. Antes de que
pudiera convencerse de no hacerlo, colgó y marcó el número del Supermercado
Freemantle.
UNA ODISEA EN SAN VALENTÍN de ANN MCMAN TRADUCTORA:
—Hola, ¿Edna? Soy Syd Murphy. ¿Sabes si Roma Jean está disponible esta noche?
Necesito una niñera para Henry…
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—¿Quieres dejar de quejarte? No había manera de que me fuera a sentar aquí sola en
la oscuridad.
—No.
29
—¿Por qué diablos no?
—Vaya. Cierto. ¿Porque tienes miedo de que cualquier maldito oso polar que
deambule en busca de comida pueda confundir nuestros cadáveres congelados con focas
anilladas?
Él suspiró.
—¿Y?
—Y... la seguimos.
UNA ODISEA EN SAN VALENTÍN de ANN MCMAN TRADUCTORA:
David tamborileó con los dedos enguantados sobre la consola central del Volvo de
Syd. Esto se perfilaba como una auténtica pesadilla. Y estaba atrapado justo en el medio.
Cuando Syd lo llamó y le dijo que iba de camino a recogerlo, él le preguntó por qué.
Lo que dijo le puso los pelos de punta. Le envió un mensaje de texto rápido a Maddie:
Él suspiró.
—Syd va de camino a vigilar el puto hospital. Quiere saber qué es lo que realmente
estás tramando, y está arrastrando mi trasero con ella.
—¿Qué?
30
—Me has oído. Así que será mejor que encuentres una coartada rápido.
—Mierda.
—Dímelo a mí. Mira, tienes que hacer algo. Rápido. Estará aquí en unos cinco
minutos y tengo que cambiarme.
—¿Cambiarte?
Eso había sido hace dos horas agotadoras, y David estaba seguro de que sus coronas
se iban a romper por cómo sus dientes le castañeteaban.
UNA ODISEA EN SAN VALENTÍN de ANN MCMAN TRADUCTORA:
Pensó que volvería a intentar convencer a Syd de que bajase su filo de sospecha.
Syd dirigió sus ojos hacia él como el rayo láser de una escopeta.
Mierda.
—¿Qué sabes?
—¡Nada! No sé nada.
—Syd, —le dio una palmada en las manos—. ¿Te importa? Cuidado con el armiño.
—Se cepilló el cuello de piel de su chaqueta—. Te lo he dicho, no sé nada.
—Entonces, ¿por qué estás tan ansioso por hacer que renuncie a esto?
Se puso pálido.
—No te atreverías.
12
Sargento Schultz: personaje de la serie de cómica de TV Hogan's Heroes, donde los prisioneros de guerra
estadounidenses controlan un campamento de guerra alemán.
UNA ODISEA EN SAN VALENTÍN de ANN MCMAN TRADUCTORA:
—Me entiendes.
Él suspiró.
32
—Ya está bien. Tengo tanto frío que ahora mismo estaría de acuerdo en hacer un
baile de barra con un par de botas altas de tu padre para que enciendas el maldito calor.
Ella negó con la cabeza y arrancó el coche. Se sentaron allí en un maravilloso silencio
durante unos minutos mientras el compartimiento de pasajeros comenzaba a calentarse y
las ventanas comenzaban a empañarse.
David estiró las piernas acalambradas y suspiró satisfecho mientras el calor inundaba
su cuerpo. Colina abajo, al otro lado del estacionamiento desde donde estaban sentados,
se abrió la gran puerta de vidrio que conducía al vestíbulo de urgencias. Observó cómo
emergían dos figuras y se dirigían directamente hacia ellos. El pánico corrió sobre su
cuerpo.
—¡Oh, Jesucristo!
—¿Qué?
—Oh, mierda.
UNA ODISEA EN SAN VALENTÍN de ANN MCMAN TRADUCTORA:
—¡Sí!
—¿Qué hacemos?
—¿Yo?
—Sí, tú. Toda esta ridícula vigilancia fue idea tuya. —David ahora estaba casi
histérico—. Oh, mierda, nos está viendo. Sé que lo hace. Ese viejo verde nunca nos dejará
vivir esto... ¿cómo vamos a explicarlo alguna vez? mmmmlllnnphhhh.
Syd agarró a David y lo arrastró por encima de la consola para que quedara medio
tumbado encima de ella. Presionó sus labios contra los de él en un beso apasionado,
tratando tanto de callarlo como de ocultar sus identidades, y de dar la apariencia de que
solo eran una pareja ilícita, liándose para una cita nocturna en el estacionamiento del
hospital.
La alarma del auto de Syd también cooperó al decidir que ese era exactamente el
momento adecuado para hacer sonar una alerta.
Los dos se sentaron allí, aturdidos, mientras el personal médico salía de la sala de
emergencias y entraba al estacionamiento. Salía vapor de debajo del capó aplastado del
coche de Syd. La gente corría y gritaba. Los camilleros corrían hacia los dos vehículos
con camillas.
₪₪₪₪₪
UNA ODISEA EN SAN VALENTÍN de ANN MCMAN TRADUCTORA:
—¿Cuántas jodidas tiendas de donas hay en este maldito condado? —se quejó.
Syd sentía que el tiempo se había detenido y que habían estado sentados dentro del
automóvil durante al menos una década. Tenía la enferma sensación de que la vida, tal
como la conocía, nunca volvería a ser la misma.
Un suave golpeteo contra la ventana del lado del conductor finalmente captó su
atención. Lentamente, inevitablemente, giró la cabeza hacia el fatídico sonido para ver a
Maddie parada fuera del auto, mirándolos con los brazos cruzados y una expresión
ilegible.
—Um. Hola.
34
Maddie se aclaró la garganta y se quedó allí de pie, sin decir nada. Pero, en este caso,
Maddie sin decir nada, logró decir mucho. Syd estaba asombrada de lo mucho que se
parecía a su madre en ese momento.
»Supongo que te preguntas qué estamos haciendo aquí —preguntó Syd dócilmente.
—No —dijo finalmente Maddie—. Creo que esa parte es bastante obvia. Sin
embargo, es probable que el motivo por el que estás aquí siga siendo uno de los grandes
misterios sin resolver de la vida.
Maddie suspiró.
»Creo que hay algunos caballeros aquí que están ansiosos por hablar contigo. —
Volvió la cabeza para señalar a dos ayudantes del sheriff que estaban cerca de la entrada
del hospital, golpeando sus bolígrafos contra libretas abiertas y mirando la carnicería.
Maddie luego dio un paso atrás y abrió la puerta del auto de Syd.
13
Busby Berkeley: director de cine y coreógrafo. Fue famoso por sus elaborados números musicales que incluían
complejas formas geométricas.
UNA ODISEA EN SAN VALENTÍN de ANN MCMAN TRADUCTORA:
»Lucy, tal vez a ti y a Ethel14 les gustaría unirse a nosotros adentro, para que podamos
discutir esta pequeña comedia de situación.
Syd miró a su cómplice, que estaba ocupado tratando de quitarse el polvo blanco de
la bolsa de aire del cuello de piel. Levantó la cabeza y se encontró con su mirada
desesperanzada.
—No me mire a mí, señora Ricardo, solo soy el compinche. Tú eres la que tiene que
dar explicaciones
₪₪₪₪₪
Eran pasadas las 10:00 de la noche cuando Maddie le pagó a Roma Jean y le
agradeció por pasar la noche con Henry. Para su crédito, Roma Jean logró agradecer a
Maddie, tomar el efectivo y salir de la casa sin tropezar con nada.
Syd lo vio subir al trote los escalones de la posada, dejando una estela de polvo blanco
a su paso.
Maddie la miró.
—No.
14
Ethel: Tanto Lucy, como Ethel son lo personajes principales de la serie cómica de TV de los años 50 que en argentina
se llamó “Yo amo a Lucy” y en España, “Te quiero Lucy”.
UNA ODISEA EN SAN VALENTÍN de ANN MCMAN TRADUCTORA:
—Mi error.
Syd no respondió.
Ahora estaba arriba duchándose. Maddie podía oír correr el agua mientras caminaba
hacia la habitación de Henry para volver a arroparlo.
Henry tenía la tendencia de quitarse las mantas a patadas y luego despertarse con frío
durante la noche. Maddie sonrió cuando entró en su habitación y vio a Pete,
profundamente dormido a los pies de su cama. Desde que Henry había venido a quedarse
con ellos, Pete se había instalado más o menos en la habitación de Henry. Los dos eran
inseparables.
Henry se dio la vuelta y abrió los ojos cuando ella comenzó a ajustar sus sábanas. Le
dedicó una sonrisa somnolienta cuando la vio.
—Hola, Maddie.
—Hola, Sport. —Se sentó en el borde de su cama—. ¿Te has divertido esta noche
con Roma Jean?
Él asintió. 36
—Hemos comido pizza y hemos visto American Idol15.
Maddie sonrió.
—Sí. —Asintió—. Los he hecho con Syd antes de que llegara Roma Jean.
Maddie le sonrió.
—Bien. —Pasó una mano por su cabello despeinado—. Siento haber estado fuera
tanto últimamente. Quiero que sepas que te extraño a ti y a Syd cuando no estoy aquí.
Se refería a Celine.
—¿Sí?
Él asintió.
15
American Idol: es un programa de telerrealidad de concursantes cantantes.
UNA ODISEA EN SAN VALENTÍN de ANN MCMAN TRADUCTORA:
—Que vendría por Semana Santa. —Parecía emocionado al principio, luego frunció
el ceño cuando se le ocurrió algo más—. También que tenía un nuevo libro de piano para
mí.
Se agachó para frotar las orejas de Pete y luego salió de su habitación para dirigirse
a la suite principal en el extremo opuesto del pasillo.
El agua había dejado de correr, por lo que Syd debía haber terminado de ducharse.
37
Maddie se detuvo en la puerta de la habitación, deliberando sobre qué hacer.
—¿Vas a quedarte allí toda la noche, o vas a entrar aquí y unirte a mí?
Al menos ahora estaba hablando. Eso tenía que ser una buena señal.
Maddie entró en el dormitorio y dobló la esquina hacia el baño. Estaba iluminado por
la luz de las velas y Syd estaba reclinada en la gran bañera, luciendo nada más que una
sonrisa sensual.
—No puedo pensar en ningún punto que te hayas perdido alguna vez.
—Bueno, ¿qué tal si te quitas la ropa y te metes aquí? Estoy segura de que puedo
aclararte todo en un tiempo récord.
Maddie se pellizcó.
—No. Aún estoy despierta. —Miró a Syd con asombro—. Hace una hora, querías
matarme.
—No, hace una hora, quería suicidarme, por ser tan estúpida. Y por ceder a un delirio
ridículo, irracional y paranoico.
—¿Se supone que esta horrible caracterización de tu estado mental me hará sentir
mejor?
Una vez que Maddie se hubo acomodado en la bañera junto a ella, Syd se deslizó
para sentarse a horcajadas sobre su regazo.
»Yo eh…
Formar oraciones completas era ahora un arte perdido. Pasó otro minuto.
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UNA ODISEA EN SAN VALENTÍN de ANN MCMAN TRADUCTORA:
Capítulo 4
14 de febrero. Día D.
Para nada.
Maddie volaba sola esta noche porque, allá por diciembre, Michael había conseguido
un trabajo de catering para una boda en Jefferson, y no podía evitarlo. Él le prometió que
regresaría con tiempo suficiente para supervisar la mayor parte de lo que tenían preparado
para la noche, pero Maddie era la encargada de hacer el trabajo de preparación inicial y
comenzar con el postre: una tarta de crema de calabaza con salsa de caramelo al vino
tinto. Su trabajo consistía en pre mezclar la mezcla de masa para que pudiera refrigerarse
(aparentemente requería dos horas para hacer lo que sea que la masa tenía que hacer en
el refrigerador) y hacer el relleno de crema. Todo esto, para que pudieran estar listos para
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armar la tarta real cuando Michael regresara.
Solo había habido un problema: se retrasó en la clínica cuando Lizzy llamó para decir
que llegaría tarde de Blacksburg (donde había celebrado un Día de San Valentín
anticipado con el hermano de Syd, Tom). Eso había significado que Maddie no había
podido estar en la posada al mediodía, como había planeado. Así que se encontraba en un
aprieto de tiempo y no tenía las dos horas necesarias para esperar a que la masa hiciera
correctamente... lo que sea.
Su ropa para la noche (y su bolsa de viaje) ya estaban allí. Todo lo que Syd sabía era
que se reunirían en la posada para una cena de cumpleaños/Día de San Valentín; no tenía
idea de que Maddie estaba cocinando, o que también pasarían la noche allí, solas, en la
mejor y más grande suite de invitados. Y esta vez, no habría pijamas rojos de Dr. Denton
en la ecuación.
Lizzy iba a pasar la noche con Henry en su casa; Syd tampoco sabía todavía esa parte.
Maddie le dijo a Syd que tenía citas tardías en la clínica y que tendría que reunirse
con ella en la posada. Hizo una gran ceremonia al llevar una bolsa de ropa que contenía
una muda de ropa cuando salió de casa esa mañana, y le dijo a Syd que se cambiaría en
la clínica. Syd no pareció cuestionar esto. Y si estaba albergando alguna sospecha
UNA ODISEA EN SAN VALENTÍN de ANN MCMAN TRADUCTORA:
Ahora Maddie estaba retrasada unas cinco horas y necesitaba tomar algunas
decisiones difíciles.
Bueno, razonó, cuando algo no encaja, haces ajustes. ¿Bien? Cocinar, después de
todo, era una ciencia, al igual que la medicina... o la reparación de pequeños
electrodomésticos. No debería ser ciencia espacial descifrar esto. Realmente. Así que
miró el reloj y pensó en cómo hacer que esto funcionara.
Primero, el postre.
¿Por qué no simplemente premezclar todo y luego lo meto todo al congelador? Eso
aceleraría el proceso de preparación, reduciendo el tiempo al menos a la mitad. ¿Quizás
incluso dos tercios?
Michael nunca notaría la diferencia, y ella estaría bien encaminada para que
terminara la tarta y comenzara el Daube de Boeuf à la Saintongeaise16 (que, según
Michael, debía prepararse con un día de anticipación y recalentarse, para obtener mejores
resultados). Pero tendrían que conformarse con medio día).
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No importa.
También pensó que podría darle un empujón a la vinagreta francesa con aderezo de
huevo duro, para el aperitivo de espárragos a la parrilla envueltos en tocino (una
concesión y una ofrenda de disculpa por el reciente y lamentable incidente con Pete).
Era una experta en multitarea y lo sabía, así que no se preocupó demasiado por la
advertencia solemne de Michael de que tenía que concentrarse en completar una tarea a
la vez. Demonios… ella podría hacer malabarismos sin ayuda con múltiples heridas de
bala, peleas de pandillas, sobredosis de drogas e indigentes locos meando en las fuentes
de agua en la sala de emergencias del Presby cualquier sábado por la noche; esto debería
ser como un paseo bajo la lluvia de primavera.
Volvió a mirar su reloj. Mierda. Eran las 2:30. Syd estaría allí en menos de cuatro
horas.
Bien…. Tal vez los huevos. Los que podía poner a hervir mientras comenzaba la
mezcla de pastelería.
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Daube de Boeuf à la Saintongeaise: Estofado de ternera a la Saintongeaise
UNA ODISEA EN SAN VALENTÍN de ANN MCMAN TRADUCTORA:
Ah, y la carne. Eso tenía que estar a temperatura ambiente. Caminó hacia la cámara
frigorífica grande y agarró el kilo de pierna de res que había comprado en la carnicería en
Roanoke. También agarró las gruesas lonchas de tocino que necesitarían para envolver
los espárragos. Corrección: era panceta, no tocino. Michael se apresuró a corregirla
cuando apareció con la maldita guarnición equivocada y tuvo que volver a la tienda. De
nuevo Demonios... ahora era prácticamente una accionista en ese antro.
Tomó una cacerola pesada de acero inoxidable y cobre del estante para ollas que
colgaba sobre la gran isla central de la cocina y le echó unos cinco centímetros de agua.
Solo necesitaba un huevo para el aderezo, pero decidió seguir adelante y hervir seis o
siete. ¿Por qué desperdiciar una cacerola entera de agua por un maldito huevo? Además,
le gustaban los huevos duros, y siempre los podían usar para otra cosa.
Una vez que los huevos estuvieron listos, comenzó a llevar la masa y los elementos
de relleno al área donde se encontraba la gran batidora gris metalizada, orgullosa y
reluciente, como una especie de obelisco culinario. Michael prácticamente adoraba la
maldita cosa. Incluso tenía un nombre para eso: “Gloria”.
Mierda.
No hay problema. Esperaba solo unos minutos y luego tomaba un par del agua
caliente en la cocina. Eso debería funcionar bien, siempre y cuando los sacara antes de
que el agua comenzara a hervir.
Está bien... jengibre, listo. Almendras, listo. Clavos, listo. Pimienta blanca, listo.
Granos enteros de puta nuez moscada, tiene que ser rallada, listo. Cardamomo, mierda.
Cardamomo ¡Maldita sea! Se olvidó del maldito cardamomo. Miró hacia el techo y
respiró hondo. Luego cuadró los hombros.
Sustitución.
Siempre lo hacen.
garam masala, un condimento que a Maddie le encantaba. Entonces, ¿qué era eso? Se
acercó al armario de especias de Michael y lo miró.
Curry.
Eso debería funcionar. Eso también estaba en garam masala. Está bien, curry en
polvo es.
Regresó a la batidora.
Agarrando una cuchara estilo colador, sacó tres de ellos y los llevó a la mesa junto al
altar mezclador de “Gloria”.
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Triturar las almendras, la harina, el polvo de hornear, la sal y las especias en
un procesador de alimentos hasta que las nueces estén muy finamente molidas.
Batir la mantequilla y el azúcar con una batidora eléctrica hasta que quede
pálido y esponjoso, luego batir el huevo. Agregar la mezcla de harina en dos
tandas, mezclando a baja velocidad hasta que se forme una masa. Forme la
masa en un disco y enfríe, envuelto en una envoltura de plástico, hasta que esté
firme, al menos 2 horas.
Batir el azúcar moreno, los huevos, la melaza, la sal y las especias. Batir la
calabaza, luego la crema.
Cogió un batidor de metal grueso, en forma de cono y con husillo y lo sopesó, antes
de darle la vuelta en sus manos.
Probablemente es este.
Todos ellos
Mierda.
Necesitaba seis cucharadas de mantequilla sin sal. Ablandada. Bueno, podría seguir
adelante y comenzar a “pulsar” todo lo demás mientras iba y la conseguía. 44
Suspirando, puso el control de la batidora en… maldición. No había configuración
de “pulsar”.
Genial. ¿Qué demonios sería lo más parecido a eso? La cosa tenía 10 velocidades.
No ayuda.
Dio un paso atrás y miró el aparato, críticamente. Había reparado algunos de estos
en su tiempo. Eran máquinas bastante buenas. Motores de alto rendimiento: 575 vatios.
Sistemas de transmisión de engranajes. Elevadores de tazones mecánicos. Torsión
suficiente.
El torque tenía que ser buena para picar. Más velocidad = mayor torque. Puso el dial
en 8 y encendió el aparato. Al principio hizo un sonido torturado, gorgoteante y
rechinante, pero luego pareció equilibrarse. Había una densa nube de… algo… flotando
en oleadas fuera del cuenco, pero probablemente estaba bien. Olía dulce y picante.
Mientras estaba allí, decidió seguir adelante y sacar las verduras que necesitaría para
el plato Boeuf, y los malditos espárragos.
¿Puerros?
Manteca de cerdo.
—¡Oh, Dios mío! Se agachó cuando un enorme trozo de cáscara rebotó en la pared
detrás de ella.
La cacerola que contenía los huevos se había secado por ebullición y los huevos
habían explotado. Pedazos de ellos volaban y aterrizaban en todas partes, incluso en los
ventiladores de techo.
Jesucristo.
Maddie dejó caer todas las verduras en un montón sin ceremonias sobre una mesa de
preparación y corrió hacia el Bertazzoni para apagar el quemador de gas debajo de la
cacerola All-Clad, ahora carbonizada. Genial... esa cosa estaba destruida
Pero la cocina se estaba llenando de humo, y solo sería cuestión de tiempo antes de...
Corrió por la habitación para desenchufar la batidora y agarró una toalla para sofocar
las llamas.
Turno de Michael.
—¿Qué carajo está pasando aquí? ¡Mi cocina! ¡Dios mío, GLORIA!
Jesús murió por los pecados de alguien, pero no por los míos.
Uno: Era algo muy bueno que tuviera a su abogado en marcación rápida.
Nunca.
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UNA ODISEA EN SAN VALENTÍN de ANN MCMAN TRADUCTORA:
Epílogo
—Creo que ha sido la mejor comida que he probado, —Syd se lamía las yemas de
los dedos.
—Ciertamente era la más segura. —Maddie le sirvió otra copa de Veuve Clicquot
frío, lo único que había logrado salvar de su cena original.
—Ya lo creo.
—¿Otro muslo?
—Sí. Pensaba que tú y Henry tendrían que hacer un pulso por el último.
Syd sonrió y miró el saco de dormir que estaba en la esquina de la habitación, todavía
extendido sobre la alfombra donde Henry se había quedado dormido después de que lo
trajeron del bungalow de Lizzy. Hacía tiempo que Maddie lo había llevado al piso de
arriba, a la cama, con Pete pisándole los talones.
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KFC: Kentucky Fried Chicken, conocida oficialmente por sus siglas KFC, es una cadena de restaurantes de
comida rápida estadounidense especializada en pollo frito.
UNA ODISEA EN SAN VALENTÍN de ANN MCMAN TRADUCTORA:
Cuando Syd llegó a la posada, el fuego había sido contenido, los rociadores estaban
apagados y Michael se había calmado considerablemente con una generosa dosis de
Xanax de David y un par de whiskys escoceses de malta. Maddie había tratado de
protestar por la combinación, pero retrocedió de inmediato cuando Michael tomó uno de
sus cuchillos de pelar Shun empapado de agua y comenzó a secarlo con el dobladillo del
mantel.
—Te traeré más hielo —dijo en su lugar, y se batió en una apresurada retirada del
comedor, donde todos terminaron después de que el departamento de bomberos se fuera.
Eso había sido hace varias horas, y ahora la infeliz cadena de horribles eventos ya
estaba comenzando a reclamar el lugar que le correspondía en los anales del condado de
mitos y heroicas desventuras. Syd estaba segura de que al día siguiente nadie recordaría
sus propios quince minutos de fama. ¿Pero los de Maddie? Bueno. Se podía esperar que
los suyos siguieran vivos. Por un lado, era una figura tan icónica en la vida de sus
pacientes, que cualquier oportunidad de humanizarla, especialmente una que ocurriera en
una escala tan grandiosa y épica, seguramente resonaría entre los lugareños durante
mucho, mucho tiempo.
Pero Syd tuvo que sonreír al pensar en todo lo que Maddie había hecho en sus 49
esfuerzos por hacer algo especial por ella, y lo que esos esfuerzos casi les habían costado
a ambas.
»¿Quiero saber en qué estás pensando? —La voz de Maddie sonaba casi tentativa.
Syd la miró. Estaba hermosa a la luz del fuego. Infierno. Era hermosa bajo cualquier
luz, o sin luz.
Maddie resopló.
Syd le sonrió.
Maddie le sonrió.
—Eso me recuerda —dijo. Buscó en el bolsillo delantero de sus jeans y sacó una
pequeña llave dorada, y se la tendió a Syd—. Te tengo algo.
—¿Qué es?
—Gracias, doctora Stevenson. Ahora que hemos aclarado ese misterio, ¿le gustaría
abordar el calentamiento global?
Maddie le sonrió.
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—Dale la vuelta y mira la parte de atrás.
Syd se enderezó y sostuvo la llave hacia la chimenea para poder leer la pequeña
inscripción.
—¿429WP?
—Bien.
—Bueno… esperemos. Pero en este caso, es una llave funcional. —Sonrió—. Abre
la avioneta.
—Ah, ¿en serio? ¿Crees que eso también funciona con los electrodomésticos
KitchenAid?
—Lo dudo.
—¿Crees? —Maddie pasó las manos por la cálida piel debajo del suéter de Syd.
—Ummmmm. —Syd estaba besando ahora el lado del cuello de Maddie—. Ya sabes
—dijo agarrando a la mujer más alta por los hombros—. Ya que tienes esa calificación
de CFI...
—Sí. —Maddie ahora estaba seria. Levantó la cabeza para tratar de capturar la boca
de Syd, pero Syd retrocedió.
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CFI: Certificado de instructor de vuelo.
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MEI: instructor con admisión a los aviones tipo multimotor.
UNA ODISEA EN SAN VALENTÍN de ANN MCMAN TRADUCTORA:
Maddie intentó en vano besarla de nuevo, pero Syd estaba en movimiento, rodando
hábilmente y tirando de su pareja con ella.
—Oh, lo entiendo, ahora. Quieres un poco más de esa instrucción “práctica”, ¿no?
—¿Cómo te has dado cuenta? —La mano de Syd llegó a un punto muy sensible y
casi puso a Maddie en órbita.
—Oh, cariño, —las manos de Syd ahora estaban enredadas en el cabello espeso y
oscuro de Maddie—. Llegué a V1 diez segundos después de conocerte.
Como buena científica que era, Maddie se apresuró a demostrar que sus propios
hallazgos iban en la misma dirección.
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Y eso no era nada malo, porque cuando regresaron a la tierra, todavía estaban
envueltas juntas... en una manta, frente al fuego, en su propia casa, con el niño que un día
se convertiría en su hijo, durmiendo profundamente arriba.
₪₪₪₪₪