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Es la interacción que se produce entre un agente de salud y una o varias personas con una
necesidad de asistencia (enfermedad o situación que requiere orientación) con el objetivo de
diagnosticar, curar, mejorar sus condiciones de salud o prevenir una enfermedad. Es la
capacidad que tiene el paciente o familiar de exponer detalladamente la causa que motiva la
consulta y, por otra parte, el arte del médico de poder obtener la información necesaria para
poder llegar a un diagnóstico de certeza. El éxito de un acto clínico depende de la destreza, el
conocimiento y la habilidad que tenga el médico para relacionarse de forma empática y
convincente con su paciente.
Características culturales: son las de mayor efecto y las responsables de grandes dificultades,
que tienen como base la diferencia cultural entre el médico y el paciente, los usos y las
costumbres, las creencias, las normas y valores de cada individuo.
Comunicación
No solo debe servir para obtener información que el médico necesita en el cumplimiento de
sus funciones, debe emplearse también para que el paciente se sienta escuchado, para
comprender enteramente el significado de su enfermedad y para que se sienta copartícipe de
su atención.
Uno de los aspectos de mayor interés para el enfermo es que el médico demuestre estar
interesado por él, que utilice palabras comprensibles, que proporcione información sobre el
tratamiento, transmita tranquilidad, aconseje al paciente pero que le permita ser él quien
decida, que tenga libertad para comentar sus puntos de vista y que el médico considere su
opinión acerca del tratamiento. Una de las mayores necesidades del paciente es ser entendido
y conocido, esto es: una de las mayores cualidades del médico debe ser su conducta afectiva
que le permita reflejar sentimientos, mostrar empatía y preocupación por sus pacientes.
Comunicación no verbal
Posición corporal: se debe mantener una posición adecuada y evitar los movimientos
constantes y abruptos, que denotan intranquilidad, nerviosismo y falta del control.
Gestos y expresión facial: el contacto ocular directo es una de las mejores formas de potenciar
el mensaje que se desea transmitir.
Capacidad de escucha activa: La escucha activa es una técnica útil en la comunicación, que
consiste en una escucha atenta que muestra respeto por el interlocutor permitiendo saber lo
que es importante para el enfermo.
Es necesario utilizar más de un sentido ya que además del contacto visual se debe captar el
lenguaje corporal, su posición, las omisiones de importancia, así como los temas o pautas de
que se sirve el paciente, su tono y timbre de voz que permite apreciar si hay tristeza,
aprehensión, ira, duda, confianza.
Para establecer un diálogo adecuado con el enfermo es importante contar con tiempo
suficiente, presentarse, darle tiempo para organizarse, sentarse. También es preciso ofrecer
una respuesta y comprobar si lo que está comprendiendo, es lo que se desea comunicar. Se
respetarán los silencios y utilizar el contacto físico (como tomar las manos) cuando el paciente
no puede verbalizar.
Todo ello en un clima de reconocimiento y respeto por la proveniencia cultural del grupo
familiar.
RELACIONES INTERPROFESIONALES