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Alerta alimentaria

Control y calidad de los alimentos


Una alerta alimentaria es un incidente en el que, potencialmente, existe un riesgo
para la salud de las personas o de los animales. El origen de una alerta puede ser:

 La contaminación de un alimento o un pienso


 Una enfermedad de riesgo sanitario grave para los animales

Existen varias Redes de Comunicación de este tipo de Alertas:

 Estatal
- SILUM-Sistema de Intercambio de Información del área de la Alimentación
Animal
- RASVE-Red de Alerta Sanitaria Veterinaria
- SCIRI-Sistema de intercambio rápido de información sobre los alimentos

 A nivel europeo
- RASFF-Red de Alerta Rápida de Alimentos y Piensos

 A nivel mundial
- INFOSAN-Red Global de Seguridad Alimentaria
- GLEWS-Sistema Mundial de Alerta y Respuesta Temprana para las
Enfermedades Animales incluidas las Zoonosis
El Sistema de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos (RASFF en sus siglas
inglesas) es un sistema, que incluye una red informática, utilizado por las
autoridades competentes en el control oficial de alimentos y piensos de la Unión
Europea para intercambiar información sobre las medidas adoptadas tras la
detección de un riesgo.

El intercambio de información ayuda a los países miembros a actuar sin demora y


de manera coordinada antes un riesgo para la Salud pública provocado por
un alimento un pienso contaminado.
Red de Alerta Alimentaria

Con el objetivo de proteger la salud humana y poder gestionar los riesgos


alimentarios para la salud de los consumidores, se dispone de un sistema
coordinado de alertas alimentarias, cuyos principios de actuación y
funcionamiento se basan en lo establecido en el artículo 25 de la Ley
17/2011, de seguridad alimentaria y nutrición y los artículos 50 a 52 del
Reglamento (CE) n.º 178/2002 del Parlamento Europeo y del Consejo, por el
que se establecen los principios y los requisitos generales de la legislación
alimentaria, se crea la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria y se fijan
procedimientos relativos a la seguridad alimentaria.

Dentro de este sistema, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y


Nutrición (AESAN) se constituye como punto nacional de contacto de las
siguientes redes de alerta:
 Sistema Coordinado de Intercambio Rápido de Información (SCIRI). Red
nacional coordinada por la AESAN en la que participan las autoridades
competentes en materia de seguridad alimentaria de las comunidades y
ciudades autónomas, el Ministerio de Defensa (a través de la Inspección
General de Sanidad de la Defensa), la Comisión Europea (a través de la
Dirección General SANTE) y la Subdirección General de Sanidad Exterior,
Dirección General de Salud, Calidad e Innovación, del Ministerio de
Sanidad, Consumo y Bienestar. Además, participan otra serie de
organismos y organizaciones mediante convenios de colaboración
específicos en el marco del SCIRI.
 Red de Alerta alimentaria de la Unión Europea (Rapid Alert System for Food
and Feed, (RASFF). La AESAN, como punto de contacto nacional de la red
de alerta europea, coordina todas las actuaciones realizadas en territorio
nacional que afectan a productos alimenticios incluidos en notificaciones
comunicadas a nivel europeo. Estas notificaciones pueden estar motivadas
por peligros detectados en productos nacionales distribuidos a otros países
o por peligros detectados en productos distribuidos en nuestro país y
originarios de otros Estados miembros de la UE.
 Red de alerta de la OMS y la FAO (INFOSAN). La AESAN, como punto de
contacto de la red de alerta de la OMS y la FAO, coordina a nivel nacional
actuaciones relacionadas con alertas alimentarias que afectan a productos
con distribución fuera de la UE, siempre en estrecha colaboración con las
autoridades de la red de alerta comunitaria RASFF.

Estas redes permiten mantener una constante vigilancia de cualquier riesgo o


incidencia que, relacionado con los alimentos, pueda afectar a la salud de los
consumidores. El objetivo fundamental de este sistema es garantizar que los
productos que se encuentran a disposición de los consumidores son seguros
y no presentan riesgos para su salud.

Para conseguir este objetivo, la base primordial es el intercambio rápido de


información entre las distintas autoridades competentes, empresas
alimentarias y consumidores, facilitando de este modo las actuaciones
oportunas sobre aquellos productos alimenticios que pudieran tener
repercusión en la salud de los consumidores.

Dentro de esta sección de alertas alimentarias pueden consultarse las


siguientes subsecciones:

Alertas alimentarias de interés general: Se incluye en esta subsección


información de aquellas alertas alimentarias que deban ser objeto de
información pública, bien por su repercusión sanitaria o por su posible
distribución al consumidor final. No se incluyen las alertas alimentarias de
alérgenos ni las de complementos alimenticios, que por sus características
particulares disponen de una subsección específica.

Alertas alimentarias de alérgenos: Se incluye en esta subsección


información sobre las alertas por presencia de determinados ingredientes u
otras sustancias o productos que, cuando se utilizan en la producción de
alimentos y siguen estando presentes en el producto acabado, pueden
provocar alergias o intolerancias en algunas personas. Algunas de estas
sustancias o productos tienen efectos alergénicos o de intolerancia
demostrados científicamente, que en ciertos casos pueden suponer un riesgo
grave para la salud de las personas afectadas. Por tanto, es importante que
se facilite información rápida y puntual sobre su presencia en los alimentos, a
fin de que los consumidores elijan con conocimiento de causa las opciones
que sean seguras para ellos.

Alertas alimentarias de complementos alimenticios: Se incluye en esta


subsección información sobre las notificaciones por presencia, entre otras
sustancias, de sustancias farmacológicamente activas comercializadas como
complementos alimenticios, en particular, sustancias empleadas para
incrementar el vigor sexual, para favorecer el desarrollo muscular o para
estimular la pérdida de peso. Estos productos son comercializados sin la
necesaria supervisión y control de las autoridades sanitarias y, por tanto,
suponen un grave riesgo para la salud de las personas que los consumen.

Informes del Sistema Coordinado de Intercambio Rápido de Información


(SCIRI):La AESAN elabora anualmente los informes del SCIRI que recogen
toda la información relativa a las notificaciones de red de alerta que han
afectado a nuestro país, incluyendo una descripción detallada de los
productos involucrados, los peligros detectados y el origen de los alimentos
incluidos en las notificaciones.

El Sistema RASFF
El Sistema de Alerta Rápida RASFF extiende su ámbito de aplicación tanto a los
alimentos como a los piensos. En él participan los 27 Estados miembros, la
Comisión (que es responsable de su gestión), la Autoridad Europea de Seguridad
Alimentaria (EFSA) en calidad de miembro, así como Noruega, Liechtenstein e
Islandia, que ya lo hicieron durante 2006, cuando fueron incluidos por primera vez
los alimentos de animales de compañía y temas de sanidad animal.
El Sistema transmite a través de la red, y de forma inmediata, la información
facilitada por los Estados miembros a la Comisión sobre las medidas dirigidas a
restringir la comercialización de alimentos o piensos, o a retirarlos del mercado;
las acciones con los profesionales dirigidas a impedir o regular el uso de un
alimento o un pienso; los rechazos de lotes de alimentos o piensos en un puesto
fronterizo de la Unión Europea.

En el supuesto de que la información divulgada a través de la red de alerta haga


referencia a un riesgo alimentario, la normativa comunitaria dispone que la
ciudadanía debe tener acceso a dicha información. La EFSA evalúa, entre sus
misiones, los riesgos existentes en la cadena alimentaria e informa al público en
general de los riesgos reales y emergentes.

El Sistema RASFF también tiene un papel fundamental en la importación de


alimentos de terceros países. Así, a la UE le interesa que los alimentos importados
alcancen los estándares de seguridad alimentaria requeridos en la UE. En este
sentido, el sistema RASFF informa respecto al riesgo localizado en un producto al
país de origen del mismo. No hay que perder de vista el hecho de que en el año
2006, según el informe anual RASFF, el 45% de las notificaciones estaban
relacionadas con productos de países terceros que fueron inmovilizados en
frontera, en el momento de ser detectado el riesgo.

Hacia un sistema mundial


En 2006 el documento de balance anual del Sistema RASFF despuntaba algunas
acciones de futuro. Entre ellas, su intención de promover un sistema mundial de
alerta rápida sobre seguridad de los alimentos. El proyecto preveía que la
Comisión Europea ayudara a los países terceros que estuvieran interesados a
poner en marcha un sistema nacional para mejorar la protección de los
consumidores, así como que organizara a finales de 2007 tres seminarios de
formación. La intención última no era otra que unir todos los sistemas nacionales
en una red mundial de sistemas de alerta rápida en materia de alimentación
humana y animal.
Uno de estos últimos seminarios de formación sobre Sistema de Alertas
Alimentarias fue celebrado en noviembre de 2007 en Pekín. Los intereses de
China y de la UE son comunes en este ámbito, donde cada vez llegan a nuestras
mesas productos procedentes de algunas de las más de 400.000 empresas chinas
procesadoras de alimentos, y cuya intención común no es otra que adecuarse a
los estándares comunitarios para proteger a los consumidores.

La importancia de controlar el riesgo en origen, y su interés en exportar hacia la


UE, ha llevado al Consejo de Estado chino a presentar ante la Asamblea Nacional
Popular un proyecto de ley sobre calidad alimentaria, asumiendo el principio
comunitario de seguridad alimentaria «de la granja a la mesa». La futura ley podría
obligar al productor chino a tener que controlar el riesgo alimentario y a asumir la
máxima responsabilidad en seguridad alimentaria, así como aumentar el control
de la producción en origen y a lo largo de las distintas fases de la cadena
alimentaria, y a extremar las medidas en la importación de alimentos.

Modelos de gestión de alertas

Vamos a tratar de comparar los diferentes sistemas de gestión de alertas, en


contextos similares en cuanto al nivel de desarrollo se refiere, pero diferentes en
enfoque, que pueden ayudar a aportar mejoras al sistema actual de gestión de
alertas en nuestro país.

El sistema de alertas alimentarias en Estados Unidos

En Estados Unidos existen 3 agencias federales que se ocupan de las alertas


alimentarias y que comparten el objetivo de proteger a los ciudadanos frente a los
riesgos, considerados no razonables, asociados a los alimentos: la Comisión de
Consumidores Estadounidenses para la Seguridad de los Productos (CPSC) 2, la
Administración para la Alimentación y los Medicamentos (FDA) 3 y el Servicio de
Inspección y Seguridad Alimentaria (FSIS) del Departamento de Agricultura 4.

Su estrategia de acción se basa en una intensa colaboración con los agentes


económicos, en la elaboración de estándares de seguridad alimentaria, que se
convierten en preceptivos para el sector. En caso de alerta, la iniciativa la tienen
los operadores, como reacción voluntaria («intervención») y, en todo caso, están
obligados a comunicar a las agencias que corresponda.

Tanto la FDA como el FSIS tienen definida y modulada esta intervención, según
las probables implicaciones para la salud, estableciendo categorías que sirven de
guía de acciones a emprender. Estas intervenciones se diferencian de la retirada
del mercado, en la que no existe la obligación de comunicar a la Administración, y
de la recuperación de stocks, que consiste en la eliminación o corrección del
problema por parte de la empresa con un producto que no ha salido a la venta
directa al consumidor.

El FSIS es el que mayor desarrollo ha alcanzado en el proceso; así, ha


establecido la «intensidad de la intervención» en función de la distribución
alcanzada por el producto en cuestión (consumidor, detallista, usuarios de
restauración y mayoristas) y dispone de un programa, ejecutado por su personal,
cuyo objetivo primordial es la verificación de la efectividad de las acciones
emprendidas por el operador. En el caso de que esta evaluación revele alguna
anomalía, será el personal de la FSIS quien realice la intervención de los
productos. Cuando la situación está bajo control se produce el cierre. Este
programa cuenta con un procedimiento de mejora continua y con una «Guía para
Empresas sobre Intervención de Productos», en la que se resumen las acciones
que la FSIS espera que las empresas adopten para ejecutar una intervención.

Por el contrario, la CPSC y la FDA no tienen capacidad ejecutiva per se; si la


empresa no cumple con lo pactado, se ven obligadas a recurrir a la intervención
judicial.

Las tres agencias tienen articulado un proceso de comunicación de las alertas a


los consumidores, a través de los medios de comunicación, a los gobiernos
locales y estatales y a las organizaciones privadas. La CPSC, en su página web
incluye lo que denomina «Catálogo de buenas prácticas», en el que se recogen
experiencias nominales de empresas de diferentes sectores que han llevado a
cabo iniciativas de comunicación adecuada de problemas relacionados con la
seguridad de sus productos.

La FDA publica un informe de actividad semanal que contiene información sobre


las acciones llevadas a cabo en el marco de las intervenciones, y el FSIS realiza
un comunicado de prensa por cada intervención, además, prepara un informe
técnico de intervención que proporciona al público y a la comunidad sanitaria
información relativa al producto en cuestión.

El sistema de alertas alimentarias en Europa 5

El sistema de alerta rápida se estableció en la UE en 1978, aunque no se legisló


hasta 1984, y se concibió como un sistema para comunicar casos graves o de
peligro inminente para la salud y la seguridad de los consumidores derivados de
productos alimentarios. A partir del establecimiento de la Autoridad Europea de
Seguridad Alimentaria6 en el año 2002, el sistema puede aplicarse tanto a los
alimentos de consumo humano como de consumo animal, y recibe el nombre de
Rapid Alert System for Food and Feed (RASFF)7; abarca a los Estados miembros
de la Unión, así como a los países del Espacio Europeo de Libre Comercio (EEA-
EFTA) y a la Comisión, y funciona en un entorno web.

Los países terceros, no miembros de la UE, no forman parte formal de esta red;
sin embargo, la Comisión se encarga de informarles cuando el alimento
problemático ha sido exportado a estos países o cuando es originario de un país
tercero, de forma que las autoridades puedan adoptar las medidas necesarias
para evitar que el problema se repita.

Por la vía de acuerdos bilaterales, el RASFF puede quedar abierto a otros países,
entre los cuales están los candidatos a la entrada a la UE, organizaciones
internacionales o países terceros. Hasta la fecha no existe ninguno de estos
acuerdos.

Comprende tres niveles de información: notificación de alertas (necesidad


inmediata de adopción de acciones), notificación de información (no existe
necesidad de acción inmediata pero sirve para prevenir situaciones futuras) y
noticias (información de interés relacionada con la seguridad de los alimentos para
consumo humano o animal).

Semanalmente se transmite un informe a todos los puntos de contacto de la red y


anualmente se elabora un informe que incluye estadísticas. Además, los países de
origen de los productos objeto de notificación elaboran resúmenes específicos a
petición de la Comisión. Estos resúmenes de actuaciones son utilizados por la
Oficina Veterinaria y Alimentaria (FVO) de la Comisión para la preparación de sus
auditorías, cuyos resultados son publicados en Internet.

El sistema de alertas alimentarias en España

En España existen dos sistemas de alerta alimentaria: el de alimentos de consumo


humano, que gestiona el Ministerio de Sanidad y Consumo a través de la Agencia
de Seguridad Alimentaria, y el de alimentos de consumo animal, que gestiona el
Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.

Nos centraremos en el de alimentos de consumo humano, denominado Sistema


Coordinado de Intercambio Rápido de Información (SCIRI). Se trata de una
herramienta de gestión de alertas, basada en el establecimiento de una red de
puntos de contacto entre el Ministerio de Sanidad y Consumo y las autoridades
competentes en seguridad alimentaria de las 17 comunidades autónomas (CCAA),
así como las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. También forman parte
estable del sistema el Ministerio de Defensa y la Federación de Industrias de
Alimentación y Bebidas de España (FIAB). En función de los casos, se pueden
incluir como puntos de contacto el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación
y el Centro Nacional de Epidemiología, este último siempre que se haya producido
morbilidad y/o mortalidad. A su vez, este sistema de ámbito nacional se encuentra
enlazado con el RASFF europeo, a través del punto de contacto del Ministerio de
Sanidad y Consumo.

El inicio de una transmisión a través del SCIRI puede estar en la Comisión


Europea, a través del RASFF, en una autoridad competente de una comunidad
autónoma o ciudad autónoma, o en el Ministerio de Sanidad y Consumo,
generalmente por informaciones que llegan directamente a la unidad competente.

Se han definido tres niveles de gestión: a) las alertas, cuyo objetivo es impedir el


acceso del consumidor a cualquier producto alimentario que pueda entrañar un
riesgo para su salud y, por tanto, requiere un grado de intervención de las
autoridades competentes en las CCAA y ciudades autónomas, siempre en caso de
riesgo grave para la salud, inmediato o no; b) la notificación de información sobre
riesgos no graves o que, siendo graves, tienen poca probabilidad de darse en el
contexto nacional, y c) la comunicación de los diferentes rechazos de productos
procedentes de terceros países en los puntos de inspección fronteriza (PIF) a
todos los puntos de la red, con una doble finalidad, impermeabilizar las fronteras
de la UE a cualquier producto considerado no seguro y proporcionar herramientas
de gestión a las autoridades competentes (actuaciones en el caso de detección en
el mercado de productos semejantes introducidos con anterioridad en él o futuras
programaciones del control oficial). Por otra parte, sirve para la evaluación que los
operadores económicos deben hacer en sus transacciones económicas con
terceros países.

En términos generales, tanto las notificaciones de información como los rechazos


de productos se transmiten a todos los puntos de contacto de la red SCIRI. Sin
embargo, en el caso de las alertas hay mecanismos diferenciados sobre a qué
puntos de contacto se transmite la información, según las garantías sobre la
potencial presencia del producto en cuestión en el mercado.

Situación en Europa y España

Según el Informe del RASFF de la Comisión Europea de 2002 8, el número de


intercambios de información, entre los que se contabilizan tanto las alertas como
la información y sus informes complementarios, ha experimentado un notable
crecimiento en los últimos 3 años, pasando de 698 en 1999 a 3.024 en 2002, con
especial énfasis en 2001 cuando el número de informaciones fue de 1.567. Como
se observa en la tabla 1 sobre la evolución de las notificaciones entre 1999 y
2002, el mayor porcentaje le corresponde a las informaciones.

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