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Los registros históricos acerca de la evolución de nuestros antepasados prehistóricos

dieron pie a la comprensión de la importancia que tuvo la alimentación en el desarrollo


biológico, fisiológico y morfológico de los seres humanos. Los primeros cambios físicos que se
vieron en los homínidos han estado sujetos a los alimentos que podían conseguir para subsistir
y el tipo de alimentación que seguían. Sabemos que la dieta paleolítica ha acompañado gran
parte de nuestra evolución humana y fue la encargada, principalmente, de conducirnos de
Homo Habilis hasta el hombre moderno de hoy en día (Homo Sapiens). Esta alimentación tuvo
sus inicios cuando el hombre prehistórico empieza a cazar su alimento y en consecuencia,
consumir carne animal. ¿Pero es esta dieta igual de beneficiosa para nosotros como lo fue para
el hombre primitivo?

La dieta paleolítica estuvo formada por un 35% de carne proveniente de la cacería y


carroñaría del ciervo, el alce, bisonte, mamut y caballo; y el resto por frutas, vegetales de
hojas, tubérculos, raíces, semillas y nueces. Para los homínidos, el implementar la proteína
animal a su alimentación diaria trajo grandes beneficios a su estructura fisiológica y
morfológica que les permitió seguir adaptándose a su entorno y mejorar su entrada de
alimento y condiciones de vida. Algunos cambios fisiológicos y morfológicos importantes
fueron el desarrollo y aumento del tamaño del cerebro, y el cambio en el color de piel. Es
interesante saber también, y lo que llama más nuestra atención, que pasamos de medir una
altura de entre 1 y 1,5 metros a los estándares actuales en un período de más de 4 millones de
años. Dado que esto se debió gracias y exclusivamente a la alimentación que se tenía en aquel
tiempo.

En la evolución humana, sin embargo, existen también carencias nutricionales y


retrocesos por los que se ha tenido que pasar cuando, con la llegada de la agricultura, los
hombres del paleolítico se volvieron nómadas. Esto restringió la alimentación a un sólo tipo de
alimento, vegetales y cereales, que derivó en la primera aparición de enfermedades
epidémicas no transmisibles por malnutrición por carbohidratos y retrocedió los avances en la
morfología corporal.

Si comparáramos la dieta paleolítica que tienen las civilizaciones actuales de cazadores-


recolectores sobrevivientes, y la alimentación de la actualidad, podríamos dar cuenta de que
se desconocen las enfermedades en estas civilizaciones comparado con todas las emergentes
en nuestra sociedad industrializada.

Conocer estos registros históricos sobre la evolución del ser humano y los cambios por
los que ha pasado nos hace ver y sentir el valor e importancia indudable que tuvo la
alimentación sobre todos sus procesos internos y subsistencia.

Hoy en día, es un hecho que las dietas actuales difieren en gran medida de la mantenida
por nuestros antepasados, los hombres del paleolítico. Y, teniendo en cuenta que la genética
humana se moldeó en aquella etapa de la prehistoria, mantener este tipo de alimentación
representaría importantes beneficios para la salud y el estado físico. Ya que la dieta paleolítica
se valía de los nutrientes de sólo 2 grupos de alimentos, carnes y pescados de reducida grasa,
frutas y vegetales; mientras que la actual ha incorporado, además, a lo largo del tiempo los
lácteos, pan y cereales. Esto trajo consigo como consecuencia un elevado consumo de grasas,
carbohidratos y sodio. Es por ello que opinamos que la dieta paleolítica fue y continúa siendo
favorecedora para el ser humano.

En este sentido, es posible comprender la razón detrás de los cambios físicos


relacionados a la cambiante alimentación, y el origen de las enfermedades crónicas no
transmisibles en relación a la mala nutrición y el sedentarismo, frecuentes en la sociedad
actual. Es importante también, y muy factible para nosotros, lograr considerar y aplicar estos
conocimientos a nuestra vida cotidiana y difundirlos a nuestro círculo social cercano,
promoviendo pequeños cambios en el hábito alimenticio, reduciendo el consumo de grasas no
esenciales, y realizando actividad física diariamente; ahora que conocemos verdaderamente
los beneficios de seguir esta dieta y cómo la misma contribuyó a nuestra evolución humana.

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