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Inteligencia

emocional en la
Danza
21 diciembre, 2016
 
By Candela Gandia
 
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Psicología y danza
Inteligencia emocional en la Danza

¿Qué entendemos por inteligencia emocional?

La inteligencia emocional es la habilidad de tomar


conciencia de nuestras emociones, para así poder
comprenderlas y dominarlas. Esto es maravilloso
porque además nos permite ser conscientes de los
sentimientos de los demás, aceptar y tolerar la
frustración, relacionarme mejor con mi entorno, saber
elegir a mi pareja ideal, aprender a gestionar problemas
en el trabajo etc. ¿Lo mejor de todo? ¡Se puede
aprender!
Antiguamente solamente se valoraba la idea de “una
inteligencia” (hoy por hoy desgraciadamente se sigue
haciendo pero digamos que en menor medida). Así
pues, la inteligencia “importante” era la académica. Un
autor llamado Gardner fue el primero en apoyar la idea
de que realmente existen muchos tipos de inteligencia y
defendió que la inteligencia académica no es un factor
decisivo para estimar la inteligencia general de una
persona.  Así pues, Gardner identificó 8 tipos diferentes
de inteligencia: Corporal-cinestésica, Interpersonal,
Lingüístico-verbal, Lógico-matemática, Naturalista,
Intrapersonal, Visual-espacial y Musical.
El hecho de percibir la inteligencia como algo innato
cambió en el momento en que se empezó a valorarla
como algo entrenable y a raíz de estudios en los que se
señalaban que la del tipo académico no es suficiente
para alcanzar el éxito profesional o el éxito en nuestra
vida cotidiana. Con los años, gracias a la publicación de
su libro, Daniel Goleman comenzó a comunicar al
mundo la importancia de entrenar estas habilidades. Y
es que el éxito de una persona no debería medirse por
sus logros académicos sino por el autoconocimiento y el
bienestar emocional. Ya que esto repercute
directamente a la hora de entender y controlar
impulsos, facilitando la comunicación con los demás y
consecuentemente ayudándonos a sentirnos mejor con
nosotros mismos.

Danza e Inteligencia Emocional

El término emoción viene del latín “emotio”, que


significa movimiento o impulso, aquello que te mueve
hacia… y ¿qué es la danza?. Seguramente cada uno de
vosotros tendrá una visión diferente de ella pero… yo
diría que tiene mucha relación con la definición de
emoción. Por eso pienso que en sí, no existe danza libre
de emociones. Y si unimos danza e inteligencia
emocional me puedo imaginar un «sistema inteligente”
en el que pensamos, desarrollamos nuevos
movimientos, sentimos, practicamos, automatizamos,
etc., que nos permite a su vez crecer como bailarines y
dar forma a nuevas ideas y maneras de expresar.  
Dentro de la propia inteligencia emocional podemos
diferenciar la inteligencia intrapersonal (aquella que
tiene que ver con uno mismo) donde intentaremos
trabajar el autoconocimiento de las emociones, la
autorregulación y la automotivación. Y por otra parte, la
inteligencia interpersonal (en relación a mi entorno)
donde se trabajan aspectos como la empatía y las
habilidades sociales.
Considero que, aplicando la inteligencia emocional a
bailarines se puede potenciar muchísimo su trabajo en
un escenario, en cástings, etc. Además de aportarnos
grandes beneficios a nuestra vida cotidiana, tener
conciencia de nuestras emociones enriquece nuestro
camino como artistas. Cada persona en este mundo
tiene una manera diferente de interpretar su realidad y
como consecuencia, piensa, siente y actúa en función
de ello. Si sois capaces de identificar cómo os sentís y
además regular esa emoción, podéis estar seguros de
que tenéis un súper poder.

El control en la danza

Como sabéis que me encanta poneros ejemplos de mi


vida personal… allá va uno. A mí me ha pasado infinitas
veces que momentos antes de subir a un escenario me
tiemblan hasta la pestañas, tengo un exceso de
adrenalina, no puedo comer nada, respiro muy rápido,
me noto el corazón a mil por hora, etc. Por tanto, soy
capaz de identificar que tengo ansiedad (de la buena,
como cuando te toca la lotería pero… al fin y al cabo
ansiedad) esa gran temida!  A consecuencia de
identificarla puedo regularla, ya sea respirando,
saltando, gritando, lo que me permite salir al escenario
con una interpretación de la situación diferente y
pudiendo disfrutar de la experiencia (como tiene que
ser).
Como conclusión me encantaría transmitiros la idea de
que los artistas viven de la expresión de sus emociones.
Por tanto, tener un conocimiento de éstas enriquece (y
mucho) ese trabajo. Ya sea un escritor, un bailarín, un
actor, un músico… contará mediante su cuerpo historias
que narran su mente y su alma. Y tener conciencia de
todo esto les permitirá hacer llegar al público lo que
quieren llegar a expresar exactamente.

Las personas con habilidades emocionales bien

desarrolladas tienen más probabilidades de sentirse

satisfechas, ser eficaces en su vida  y de dominar los

hábitos mentales que favorezcan su propia

productividad. Daniel Goleman.

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