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Básicos de educación

emocional.

La metáfora del mensajero:

"Las emociones son mensajeros que nuestro organismo nos manda con buena intención.
Jamás nos manda un mensaje para causarnos dolor (nuestra naturaleza nunca iría en
contra de nosotras). Nuestro cuerpo nos manda mensajes que cree que pueden sernos de
ayuda. Nuestro organismo es como compañía logística de mensajería. Tenemos a un
mensajero, al que se le dice claramente “tienes que entregar un mensaje o te
despedimos”. Como ves, se le obliga a entregar el paquete de forma muy rotunda. Pero,
¿por qué tanta rotundidad? Porque tu vida puede estar en juego. Tu organismo te manda
la rabia, sin embargo, no sabe si estás peleando con tu pareja o con un león que te va a
devorar. Quizá la segunda opción sea muy improbable en la actualidad, pero no lo ha sido
durante miles de años y eso está escrito en nuestro código genético. Lo que hace el
mensajero es mandarte el miedo o la rabia cuando cree que puede serte útil defenderte o
atacar. Si no le abres la puerta al mensajero (si ignoras tus emociones) va a empezar a
aporrear la puerta. Es decir, subirá la intensidad con la que el mensajero intentará darte el
mensaje. Si aunque aporree la puerta, tampoco decides abrírsela, la derribará y te
entregará el mensaje igual. Si aunque tire la puerta tú has puesto otra y con candado, el
mensajero te molestará día tras día. Tirará piedras a tu ventana. Gritará desde fuera sin
parar. Esos son algunos de los mensajes que nos llegan de las emociones cuando no las
escuchamos. Pensamientos automáticos desagradables, síntomas físicos y
somatizaciones. Si el mensajero ha estado intentando que le abras la puerta mucho
tiempo, puede estar cansado de intentar llamar tu atención y puede lanzarte una bomba
con gas lacrimógeno (depresión, ansiedad). El mensajero no te pide que hagas
exactamente lo que pone en la carta que te trae. Por ejemplo, si te manda la emoción de la
rabia no tiene por qué necesitar que destroces todo lo que encuentras. Lo que quiere el
mensajero es que abras la puerta, cojas la carta y leas lo que pone. Lo que quieren tus
emociones es que les pongas nombre, las aceptes y las escuches."
Las leyes emocionales:

1. Ley de los vasos comunicantes emocionales.


Si se intenta bloquear algún componente emocional (subjetivo, fisiológico o motor)
los otros componentes aumentan su intensidad.

2. Ley de la infusión emocional.


Un estado emocional que dura cierto tiempo (30-45 minutos) comienza a sesgar
todos los pensamientos, interpretaciones y recuerdos en esa dirección. ¿No te ha
pasado que tras un rato triste, tu pasado y tu vida también empiezan a parecértelo?

3. Ley de las emociones secundarias.


Las emociones secundarias aparecen cuando rechazamos las emociones que
aparecen en primer lugar (ej: siento vergüenza porque he sentido miedo).

4. Ley de la imperfección emocional.


Las emociones son avisos, pero no pretenden ser siempre válidos. Antes de asumir un
mensaje emocional como tal hay que evaluar si el mensaje es un aviso útil o una falsa
alarma (que sea una falsa alarma no significa que tengamos que invalidar nuestras
emociones).

5. Ley de la amnistía emocional.


No podemos juzgarnos por algo que sintamos, sea lo que sea, ya que no elegimos lo
que sentimos, son reacciones automáticas. Los juicios éticos o morales se realizan
sólo sobre comportamientos.

6. Ley de la universalidad emocional.


Todos sentimos las mismas emociones, todos sentimos TODAS las emociones. La
diferencia entre unas personas y otras no está en el qué, sino en el cómo.

7. Ley de la bondad emocional.


Las emociones no son cadenas ni sentencias, sino mensajes constructivos. Siempre
tratan de ayudar, de mejorar para el futuro. Ej: eres un desastre de persona, jamás
sería un mensaje emocional. Ahora, “pon límites en esa relación”, sí.
Existen 5 emociones básicas, de las cuáles derivan muchos otros subtipos (las
llamadas emociones secundarias).

Las emociones primarias tienen estas características:


- Tienen un sustrato neural concreto (se reflejan de una forma concreta en el
cerebro).
- Tienen una expresión facial distintiva.
Posee sensaciones subjetivas específicas.
- Cumplen una función adaptativa.

EL MIEDO- (TERROR, PÁNICO, SUSTO).

El miedo tiene la función de advertirnos que existe un peligro real o imaginario.


Existen varias reacciones asociadas a este, principalmente la lucha, la huida o la
parálisis. La función que tiene el miedo fundamentalmente es protegernos, en pro a
la supervivencia, retirarnos del peligro. También se puede experimentar miedo al
miedo (el bucle que conocemos como ansiedad). Se puede expresar corporalmente
mediante los temblores y sacudidas como una forma de regulación automática. Eso
nos da una pista muy valiosa.

Una forma de transformar el miedo en calma es el movimiento. Movimiento similar al


que ocurre de forma natural en nuestro cuerpo. Te animo a que explores la forma de
regularlo sacudiéndote y moviéndote de la forma que tu cuerpo te vaya pidiendo. Los
mantras y las frases preparadas para aportarnos confianza también son una
herramienta que pueden servirnos. Puedes utilizar las tuyas propias y acompañarlas
de afecto físico como caricias. Sírvete también de la herramienta más poderosa que
tu sistema nervioso tiene para regular sus estados emocionales: la respiración
consciente. Respira profundo y concéntrate en tu respiración. Si el miedo es
irracional (si no está basado en una amenaza real) enfrentarlo se va a convertir en un
factor interesante a la hora de atravesarlo. Porque, una vez comprobado que el
miedo no está basado en algo que realmente pueda ser peligroso, el sistema nervioso
va a saber que puede bajar su nivel de actividad y que puede volver a la calma. Nada
mejor para el miedo irracional que demostrarse (siempre que sea posible) a una
misma que no hay nada por lo que preocuparse.
LA TRISTEZA- (DECEPCIÓN, DUELO, DESILUSIÓN, PÉRDIDA).

La tristeza nos advierte de que una situación es dolorosa para


nosotras. Su principal función es generar una mirada interior y
favorecer la reflexión. Por esta razón la tristeza suele ser una
fuente inmensa de autoconocimiento. Nos ayuda a ver
claramente qué es importante para nosotras.
Otra de las funciones que tiene es favorecer la cohesión con el
grupo, provocar que otras personas sean compasivas y te
ayuden en tu proceso de integración. Por tanto, la tristeza,
también actúa como una llamada a la acción por parte de otros.
La tristeza se regula básicamente mirando de frente aquello que
nos duele. Busca que llegues a la comprensión e integración. En
el proceso, a la tristeza se le da salida a través del llanto y de la
expresión artística: la tristeza es una de las emociones que más a
menudo se convierte en arte. Aprovecha la introspección para
escribir, para pintar, para fotografiar…
En lo que respecta a la coregulación la tristeza muchas veces
necesita que seamos acompañadas por otras personas. Suele
ser útil hablar y mantener contacto físico.
Por último, me parece importante resaltar que la tristeza es una
de las emociones menos expresadas y más negadas por los
hombres, por estar asociada culturalmente a la debilidad y a la
feminidad.

LA SORPRESA:
La sorpresa aparece ante un evento imprevisto, extraño, completamente nuevo. La
sorpresa nos aporta activación y sensación de incertidumbre y de tener la mente en
blanco. La sorpresa “vacía” la mente para focalizar toda la energía en hacer frente al
evento imprevisto. No suele estar catalogada como negativa, motivo por lo que viene y
pasa de forma rápida. ¿Ves la importancia de no juzgar lo que sentimos?

LA IRA- AGRESIVIDAD- HOSTILIDAD:

La ira suele aparecer ante una situación percibida como injusta, que interrumpe nuestra
conducta o que atenta contra nuestros valores. La ira eleva nuestros índices de
frecuencia cardíaca y presión sistólica y diastólica. Moviliza nuestra energía para atacar o
para defendernos. Subjetivamente se vive con energía e impulsividad que nos lleva a
querer actuar de forma inmediata. Esta energía es una fuente inmensa que se puede
utilizar para llevar actividades que requieren entrega. Por ejemplo, energía creativa
donde expresar constructivamente, mediante el arte, aquello que nos hace “hervir la
sangre” o ejercicio físico intenso. Moverse y sacudirse mediante el baile, por ejemplo, es
una buena forma de transformar la rabia contenida en expresada.
LOS CELOS (EMOCIÓN SECUNDARIA):

Los celos son una emoción compleja. Son una mezcla de miedo,
rabia y tristeza principalmente. Como emoción secundaria que es
(mezcla de primarias) está condicionada por nuestras creencias.
Hay quien dice que los celos son un síntoma de posesión, sin
embargo, la literatura nos dice que están presentes
prácticamente en todos los seres humanos, independientemente
del tipo de relación que mantienen (sea romántica o no). Su
intensidad y su forma de expresarse, sin embargo, sí que están
muy relacionadas con el ideal romántico y las ideas derivadas de
este. Por ejemplo, la idea de que las personas, de alguna manera,
nos pertenecen o pueden ser posesión nuestra.

LA ENVIDIA (EMOCIÓN SECUNDARIA):

La envidia es hermana de los celos. Mundialmente reprimida y negada, cuesta hacerle


espacio a una emoción que, como los celos, puede ser bastante “tóxica” en las
relaciones. La envidia, como emoción secundaria que es, también es una mezcla
genuina y personal de emociones primarias. Tiene un gran potencial como fuente de
autoconocimiento, ya que cada vez que se envidia a alguien eso nos proporciona
información sobre que es aquello a lo que aspiramos o en qué lugar nos gustaría estar.
Nos señala carencias y muchas veces pueden ser afectivas (aunque se escondan en
forma de dinero, lujos o estatus social). La envidia también nos enseña los puntos que
necesitamos trabajar y cuáles son nuestras heridas abiertas.

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