Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
emocional.
"Las emociones son mensajeros que nuestro organismo nos manda con buena intención.
Jamás nos manda un mensaje para causarnos dolor (nuestra naturaleza nunca iría en
contra de nosotras). Nuestro cuerpo nos manda mensajes que cree que pueden sernos de
ayuda. Nuestro organismo es como compañía logística de mensajería. Tenemos a un
mensajero, al que se le dice claramente “tienes que entregar un mensaje o te
despedimos”. Como ves, se le obliga a entregar el paquete de forma muy rotunda. Pero,
¿por qué tanta rotundidad? Porque tu vida puede estar en juego. Tu organismo te manda
la rabia, sin embargo, no sabe si estás peleando con tu pareja o con un león que te va a
devorar. Quizá la segunda opción sea muy improbable en la actualidad, pero no lo ha sido
durante miles de años y eso está escrito en nuestro código genético. Lo que hace el
mensajero es mandarte el miedo o la rabia cuando cree que puede serte útil defenderte o
atacar. Si no le abres la puerta al mensajero (si ignoras tus emociones) va a empezar a
aporrear la puerta. Es decir, subirá la intensidad con la que el mensajero intentará darte el
mensaje. Si aunque aporree la puerta, tampoco decides abrírsela, la derribará y te
entregará el mensaje igual. Si aunque tire la puerta tú has puesto otra y con candado, el
mensajero te molestará día tras día. Tirará piedras a tu ventana. Gritará desde fuera sin
parar. Esos son algunos de los mensajes que nos llegan de las emociones cuando no las
escuchamos. Pensamientos automáticos desagradables, síntomas físicos y
somatizaciones. Si el mensajero ha estado intentando que le abras la puerta mucho
tiempo, puede estar cansado de intentar llamar tu atención y puede lanzarte una bomba
con gas lacrimógeno (depresión, ansiedad). El mensajero no te pide que hagas
exactamente lo que pone en la carta que te trae. Por ejemplo, si te manda la emoción de la
rabia no tiene por qué necesitar que destroces todo lo que encuentras. Lo que quiere el
mensajero es que abras la puerta, cojas la carta y leas lo que pone. Lo que quieren tus
emociones es que les pongas nombre, las aceptes y las escuches."
Las leyes emocionales:
LA SORPRESA:
La sorpresa aparece ante un evento imprevisto, extraño, completamente nuevo. La
sorpresa nos aporta activación y sensación de incertidumbre y de tener la mente en
blanco. La sorpresa “vacía” la mente para focalizar toda la energía en hacer frente al
evento imprevisto. No suele estar catalogada como negativa, motivo por lo que viene y
pasa de forma rápida. ¿Ves la importancia de no juzgar lo que sentimos?
La ira suele aparecer ante una situación percibida como injusta, que interrumpe nuestra
conducta o que atenta contra nuestros valores. La ira eleva nuestros índices de
frecuencia cardíaca y presión sistólica y diastólica. Moviliza nuestra energía para atacar o
para defendernos. Subjetivamente se vive con energía e impulsividad que nos lleva a
querer actuar de forma inmediata. Esta energía es una fuente inmensa que se puede
utilizar para llevar actividades que requieren entrega. Por ejemplo, energía creativa
donde expresar constructivamente, mediante el arte, aquello que nos hace “hervir la
sangre” o ejercicio físico intenso. Moverse y sacudirse mediante el baile, por ejemplo, es
una buena forma de transformar la rabia contenida en expresada.
LOS CELOS (EMOCIÓN SECUNDARIA):
Los celos son una emoción compleja. Son una mezcla de miedo,
rabia y tristeza principalmente. Como emoción secundaria que es
(mezcla de primarias) está condicionada por nuestras creencias.
Hay quien dice que los celos son un síntoma de posesión, sin
embargo, la literatura nos dice que están presentes
prácticamente en todos los seres humanos, independientemente
del tipo de relación que mantienen (sea romántica o no). Su
intensidad y su forma de expresarse, sin embargo, sí que están
muy relacionadas con el ideal romántico y las ideas derivadas de
este. Por ejemplo, la idea de que las personas, de alguna manera,
nos pertenecen o pueden ser posesión nuestra.