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Universidad Católica Tecnológica Barahona (UCATEBA)

Escuela de Psicología

Nombres y Apellidos:
Rosa Esthela Pérez Aquino
Matricula:
2020-0592

Tema:
Análisis Critico de la emociones

Nombres de la Facilitadoras:
Deyanira Camacho Cuevas

Fecha de entrega
19-09-2020
Barahona Rep. Dom
INTRODUCCION

Ciertamente, “casi todo el mundo piensa que sabe lo que es una emoción, hasta que
intenta definirla. En ese momento prácticamente nadie afirma poder entenderla” (Wenger,
Jones y Jones, 1962)

Las emociones son procesos psicológicos que nos prestan un valioso servicio, al hacer que
nos ocupemos de lo que realmente es importante en nuestra vida. Como si fuera un sistema
de alarma, nos señalan las cosas que son peligrosas o aversivas, y que por lo tanto debemos
evitar, y las cosas que son agradables o apetitivas, y a las que por lo tanto debemos
acercarnos.

Las emociones son una pieza clave en el ser humano pues nos ayudan a relacionarnos y
adaptarnos al mundo que nos rodea. Además, dirigen la mayor parte de nuestras conductas.

A lo largo de los años, han sido muchas las áreas tales como la psicología, la neurociencia o
la filosofía que se han dedicado al estudio y el análisis de las emociones en el ser humano.

En este trabajo no veremos más de lo mismo, por ejemplo, no va encontrar cuantos tipos de
emociones básicas hay, sus definiciones, sus funciones ni la complejidad de cada una, sino
como análisis crítico encontrará los diferentes manejos de las emociones, en conclusión
hablaremos de Inteligencia emocional.
DESARROLLO

Las emociones juegan un papel importante en nuestras vidas, ya que están presentes en
todo momento. Retana-Franco & Sánchez-Aragón (2010), citando a Balter&Tamis-
LeMonda (2006), argumentan que las emociones son respuestas adaptativas con funciones
motivacionales y organizativas que ayudan a los individuos a la consecución de sus
objetivos.

Para mí las emociones dan cuenta de la manera en la que las personas reflejan sus
sentimientos y en este sentido, su manejo, puede o no ser una herramienta para enfrentar
diversas situaciones (por ejemplo, nos ayudan a adaptarnos a los cambios en nuestras
vidas). Retana-Franco & Sánchez-Aragón (2010), citando a Thompson (1994) define  la
regulación emocional como procesos intrínsecos y extrínsecos responsables de evaluar y
modificar las reacciones emocionales, especialmente sus características de intensidad y
tiempo, con la finalidad de atender determinados objetivos.

Hay momentos en la vida que podemos llegar a sentirnos como en una montaña rusa de
emociones y esta sensación no siempre es agradable, pues implica inestabilidad emocional,
lo que conlleva incluso a un desgaste físico. Por lo que hablar de emociones no es un tema
sencillo, sin embargo, reflexionar acerca del cómo nos sentimos nos permite conocernos y
entendernos.

Debemos reconocer la relación de lo emocional con lo social. Según Lazarus (1991) citado
por (Varas Díaz & Serrano-García, 2002) entender las emociones requería de un análisis
multidimensional ya que éstas se traducen en conceptos psico-socio-biológicos únicos que
expresan el significado individual de lo que ocurre en los alrededores de las personas. Es
decir, los significados cobran vital importancia dado que son los referentes de cada persona.
Lo que significa éxito para mí, no necesariamente, significa lo mismo para ti.

Varas Díaz & Serrano-García (2002) citando a Gerger (1994) planteaba la importancia del
contexto histórico haciendo referencia a que conceptos como ansiedad y estrés no tenían
significado hace un siglo, y hoy forman parte de los discursos de las personas. Así también,
desde nuestro contexto socio-cultural-histórico la mayoría de nosotros (Dominicanos),
crecimos bajo un contexto de represión emocional y de significados estereotipados, por
ejemplo, cuántas veces no escuchaste frases como: “no llores”, “no te enojes”, “llorar es de
niñas”, “calladita te ves más bonita”, “el que se enoja pierde”, etc.; discursos cargados de
imposición que obligaban a la represión; así nos enseñaron a callar, a no enojarnos, a no
llorar, etc.; por lo que hoy en la adultez, seguro en ocasiones, cuesta trabajo expresar
algunas emociones.

Nos hicieron creer que hay emociones positivas y negativas. Siendo que la realidad es que
todas las emociones cumplen una función, sirven para algo. Por ejemplo, el enojo ayuda a
poner límites, favorece el autocuidado, si yo no soy capaz de enojarme, cualquiera podría
pasar sobre mí y hacerme daño, entonces ¿por qué no habríamos de enojarnos? Y en este
sentido, quisiera aclarar que el enojo es muy diferente a la agresión. El enojo es una
emoción; la agresión es una acción que busca lastimar al otro. Por lo tanto, la manera en la
que manejo mi emoción me puede acercar o no, a un bienestar personal.
Hay muchas emociones, Gerger (1994) estableció que entender las emociones es un
proceso complejo, “no es realista establecer cuántas emociones existen ni cómo se
experimentan”, esto hace referencia a la existencia de tantas emociones como peces en el
mar y en ocasiones, todo lo queremos reducir a la tristeza, el enojo y la alegría. En la
medida en la que nosotros podamos identificar cómo nos sentimos, seremos capaces de
comunicarnos de manera más asertiva. Por ejemplo, no es lo mismo que yo diga, “estoy
enojada porque haces cosas que no me gustan” a “me siento desilusionada porque hiciste
algo sabiendo que yo no estaba de acuerdo, faltaste un acuerdo y eso me hace sentir
también defraudada”. En efecto también puedo sentirme enojada, si yo identifico otras
emociones además del enojo, será más fácil que el otro entienda cómo me siento.

Comunicar nuestras emociones puede ser complicado porque no siempre el otro está en la
disposición de escuchar empáticamente, o al menos con la suficiente atención, para llegar a
acuerdos. Generalmente escuchamos para responder, más no para comprender o
respondemos porque escuchamos, más no porque comprendimos lo suficiente. Recordemos
que no es una lucha de poder, buscamos llegar a acuerdos mediante el diálogo y hay que
estar dispuestos a ello.

No siempre el otro reaccionara cómo yo espero que reaccione, pero lo importante es que
cada uno se haga responsable de sus emociones y la expresión de éstas, lo demás ya no
depende de nosotros. Así que tener en cuenta nuestras expectativas permite anticipar cómo
espero que el otro reaccione y por tanto a tomar conciencia de que es mi expectativa, y que
el otro puede o no cumplirla, y es válido.

Comprender que no todos se emocionan de la misma manera que yo, permitirá reconocer
que todos sentimos y reaccionamos de diferente manera. No porque el otro no se emocione
de la forma en que yo lo hago significa que no está sintiendo. Por ejemplo: en un velorio,
muere el padre, deja 2 hijos uno llora desconsoladamente y al otro se le nota tranquilo,
pareciera que el que llora desconsoladamente es el más dolido, y eso es un juicio que
hacemos comúnmente a partir de lo que creemos, la realidad es que la ausencia de llanto no
significa falta de dolor.

CONCLUSION

Con lo anteriormente expuesto, refiero la complejidad de las emociones, ya que hay


muchos factores a tomar en cuenta y muchas veces, se salen de nuestro control o es difícil
regularlas. Por lo tanto, para un mejor manejo emocional será necesario no reprimir las
emociones, sino identificarlas, aceptarlas y trabajarlas con un psicoterapeuta profesional. El
manejo emocional implica trabajo interno constante y un mayor autoconocimiento, las que
me brindarán herramientas personales e interpersonales para identificar lo que siento,
asertividad para la expresión de mis emociones, ser consciente de lo que siento evitando
negar, minimizar o evadir, sino aceptar sin juzgar.

Es aquí que entra la inteligencia emocional, que es la capacidad para identificar, entender y
manejar las emociones correctamente, de un modo que facilite las relaciones con los demás,
la consecución de metas y objetivos, el manejo del estrés o la superación de obstáculos.

Ante cualquier acontecimiento que suceda en nuestra vida, las emociones, tanto positivas
como negativas, van a estar ahí, y pueden servirnos de ayuda y hacernos feliz o hundirnos
en el dolor más absoluto, según cómo sea nuestra capacidad para manejarlas.

Las personas con una alta inteligencia emocional no necesariamente tienen menos
emociones negativas, sino que, cuando aparecen, saben manejarlas mejor. Tienen también
una mayor capacidad para identificarlas y saber qué es lo que están sintiendo exactamente y
también una alta capacidad para identificar qué sienten los demás. Al identificar y entender
mejor las emociones, son capaces de utilizarlas para relacionarse mejor con los demás
(empatía), tener más éxito en su trabajo y llevar vidas más satisfactorias.

Para concluir, como futuros profesionales de la psicología, la inteligencia emocional debe


ser el pan nuestro de cada día, teniendo en cuenta que anteriormente solo se le daba
importancia al coeficiente intelectual , haciendo a un lado a lo emocional, siendo este el
error mas grande, siendo la razón número 1 del fracaso de muchas personas.

BIBLIOGRAFIA

Retana-Franco, B. E., & Sánchez-Aragón, R. (2010). Rastreando en el pasado…formas de


regular la felicidad la tristeza, el amor, el enojo y el miedo.
Varas Díaz, N., & Serrano-García, I. (2002). Las emociones como fenómenos biológicos,
cognoscitivos y sociales .
López, Oliva (2017). “Las emociones en la representación cultural de la locura”.
Conferencia presentada en el “Seminario sobre Cuerpo y Afectividad”, 16 de marzo.

https://www.monografias.com/trabajos7/emosal/emosal.shtml
https://samuelcasanova.com/2018/10/resumen-inteligencia-emocional/
https://www.psicologia-online.com/psicologia-de-la-emocion-resumen-2286.html

https://drive.google.com/file/d/1FsBeF9z1C6mbqf1sQLU5nujEhWF_99MP/view

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