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A nivel del Servicio de Emergencias Pediátrico (SEP), la fiebre es uno de los motivos más
frecuentes de consulta en la edad pediátrica, y a quienes los familiares o los cuidadores le
darán mayor importancia cuanto menor sea la edad del niño.
Es el incremento de la temperatura corporal, debido a la elevación del punto establecido de
termorregulación hipotalámico, por una respuesta adaptativa del organismo como parte de la
reacción de fase aguda de la respuesta inmune.
- Temperatura rectal > 38,2º
- Temperatura oral >37,5°
- Temperatura axilar > 38,5º
- Temperatura frontal >38°
- Temperatura timpánica > 38º
La fiebre es un cambio del nivel de regulación o set point del centro termorregulador ubicado
en el hipotálamo, que en forma normal permite que la temperatura se mantenga entre 36-
37,5. Cuando este set point se eleva, el organismo interpreta que la temperatura está mucho
más baja que lo que debiera tener, por lo que genera toda una respuesta para subirla. Esta
respuesta se denomina fiebre.
FIEBRE SIN FOCO APARENTE: Enfermedad febril aguda, <72 hs. No es posible aclarar
foco después de una anamnesis detallada y de un examen físico exhaustivo.
- Edad de 3 a 36 meses.
- Fiebre > 39° sin causa aparente
- Apariencia, no tóxica
- Leucocitosis > 15000
ETIOLOGÍA
- Desajustes de incubadora
- Fototerapia
- Exceso de luz solar
- Habitaciones o autos cerrados
- Exceso de ropaje
- Displasia extedérmica anhidrótica
3. Trastorno de hidratación
4. Trastornos de metabolismo
- Hipertiroidismo
5. Iatrogenico
- Pirógenos en infusiones
- Medicamentos (penicilina, atropina)
- Vacunas
- Agentes biológicos ( factores estimulantes de la colonia granulocitos monocitos,
interferón etc)
6. Injuria tisular
- Quemaduras
- Traumatismo
- Trauma craneal
- Hemorragia intracraneal.
- Disautonomía familiar
8. Infecciones
Verifique si el niño tiene fiebre porque lo refieren sus padres o porque al tomar la temperatura
axilar se encuentra igual o mayor a 38°C. Si el niño no tiene fiebre, no siga evaluando la fiebre
y siga al próximo síntoma principal: problema de oído. Si el niño tiene fiebre continúe la
evaluación como sigue:
Los niños menores de tres meses con temperatura igual o mayor a 38°C y los niños de tres
a seis meses de edad con temperatura igual o superior a 39°C tienen riesgo de tener un
cuadro bacteriano severo. Además, los niños menores de dos años con fiebre mayor de 39°C
requieren paraclínicos para poder definir adecuadamente una conducta.
Si hace más de cinco días: ¿Ha tenido fiebre todos los días?
El enfoque del niño con fiebre por más de cinco días es diferente en el niño que ha presentado
fiebre a diario, que en aquel donde la fiebre se presentó en forma inicial, cedió por dos días y
reapareció. Si no hay signos de gravedad, el niño con picos febriles ocasionales puede
observarse, mientras que aquel con fiebre permanente requiere estudios.
Pregunte si el niño vive o visitó en los últimos 15 días un área de trasmisión de malaria (todas
las regiones del país ubicadas a menos de 1.500 msnm.). Si tiene fiebre precedida de
escalofríos y vive o visitó en los últimos días una de estas regiones, se le debe descartar la
posibilidad de malaria.
¿Procede o visitó en los últimos 15 días un área con una altura inferior a los 2.200
msnm.?
Si el niño visitó o vive en un área del país con una altura inferior a los 2.200 msnm. y presenta
fiebre de inicio súbito de 39 a 40°C, sin foco evidente al examen físico, debe descartarse la
posibilidad de dengue.
La capacidad para diferenciar una enfermedad grave de una infección trivial, depende en gran
parte del entrenamiento y la experiencia del médico. Evaluar la apariencia del niño y
determinar su aspecto tóxico, ofrece la posibilidad de detectar una enfermedad grave y/o
bacteriemia, cercana al 92%. Se describe un niño tóxico cuando están presentes uno o varios
de los siguientes: llanto débil o con quejido, el color de la piel puede estar pálido, cianótico,
moteado o ceniciento; signos de deshidratación dados por piel pastosa con mucosas secas,
ojos hundidos y signo de pliegue presente; rostro apagado, sin expresión, o alteración de
conciencia.
Sin respuesta al estímulo social: Un niño severamente enfermo, con mala apariencia
general, no despierta fácilmente o al despertar presenta llanto débil y quejido.
El color y la apariencia de la piel también son signos útiles para orientar la severidad del
cuadro febril. Se puede encontrar un niño con un color normal de piel o encontrar otros muy
enfermos a los cuales se les observa la piel de color pálido, moteado, ceniciento o azul.
Es importante que tener en cuenta que en un paciente tóxico con eritema o rash que no
desaparece a la presión, debe considerarse infección por meningococo e iniciar lo más pronto
dejar tempranamante posible el tratamiento antibiótico, hacer notificación y dar profilaxis a los
contactos.
Mientras usted habla con el cuidador, observe si el niño dobla el cuello fácilmente cuando
mira a su alrededor, si lo hace no tiene rigidez de nuca. Si no observa algún movimiento o si
no está seguro, trate de que el niño se mire el ombligo o los dedos de los pies, mientras está
sentado.
CLASIFICACIÓN
Para poder obtener un diagnóstico debemos emplear una anamnesis detallada, una
exploración física minuciosa y, a veces, exámenes complementarios
● Edad
● Antecedentes personales ( prematuridad)
● Enfermedades crónicas
● Inmunodepresión
● Estado vacunal
Es preciso conocer la edad del niño, ya que a menor edad, mayor probabilidad de infección
bacteriana grave (IBG); los recién nacidos (< 1 mes) tienen un 15% de probabilidades de
padecer IBG, porcentaje que se duplica en los menores de 15 días (30%). Entre uno y tres
meses de vida la probabilidad de IBG es del 6-10%; entre los 3-36 meses del 2-3% y a partir
de los tres años es menor del 1%, como en el adulto
Enfermedad crónica, como cardiopatías, nefropatías, asma, fibrosis quística... que son
motivo de envío en caso de estar descompensada.
Estado vacunal: Mirar el carnet de vacunas y corroborar que el niño ya tenga el esquema de
vacunación completo para la edad, y mirar como esta la respuesta inmune o si es por algún
patógeno que pueda estar generando la infección
Por este motivo, dentro de la valoración inicial del niño con síndrome febril, lo primero es
valorar la gravedad, descartando que existan signos de alarma:
• Signos de hipoperfusión tisular: piel moteada, palidez, frialdad, cianosis, pulso débil...
• Exantema petequial generalizado.
• Afectación del nivel de conciencia.
• Signos de insuficiencia respiratoria.
En caso de existir cualquiera de estos signos, está indicado enviar al niño al hospital de forma
urgente. Si no existen signos de alarma, debemos realizar una valoración completa, que tiene
por objetivo obtener un diagnóstico e iniciar tratamiento. Sin embargo, en la mayoría de los
casos no vamos a encontrar signos de localidad de la infección, por ese motivo es igual de
importante buscar criterios de envío y/o ingreso en el hospital.
Anamnesis detallada
● características de la fiebre
● cuándo y a qué horas comenzó (se debe precisar)
PARACLÍNICOS:
Velocidad de sedimentación globular (VSG) y Proteína C reactiva (PCR): Estos son los
exámenes más frecuentemente utilizados entre la batería de análisis de pesquisa de sepsis.
Ambos han demostrado tener razonables indicadores diagnósticos, aunque la PCR ofrece
ligera ventaja a la VSG. Algunas consideraciones de desventaja se deben tener al utilizar la
VSG en el RN de pocos días debido a la plétora sanguínea fisiológica que puede dificultar el
proceso de sedimentación globular y falsear resultados.
ABORDAJE
La escala YIOS, que corresponde a las siglas en castellano de “escala de valoración del
lactante pequeño” , se emplea para valorar lactantes entre uno y tres meses de edad, según
tres parámetros que lo vamos a ver a continuación.
La escala de YALE, descrita por McCarthy en 1982, sigue teniendo vigor en la actualidad y
es la escala más empleada para valorar a niños entre 3 y 36 meses de vida, según seis
parámetros.
Entre 11 y 16 puntos: existe mayor riesgo de IBG (20%) y debe ser ingresado en el hospital
para una segunda valoración.
Finalmente si es >16 puntos: se considera de alto riesgo (93% IBG) y está indicado el ingreso
hospitalario y el inicio de antibioterapia empírica
Los criterios de Rochester son criterios clínicos y analíticos de bajo riesgo, de forma que el
niño no padece infección grave (VPN: 98,9%) y puede ser controlado de forma ambulatoria,
sin precisar tratamiento antibiótico empírico.
MANEJO DE LA FIEBRE
● Reposo.
● Buena hidratación.
● Medios físicos (desarropar).
● ANTIPIRÉTICOS.
● -ACETAMINOFEN (PARACETAMOL)
● -IBUPROFENO
● -METAMIZOL
● -ASPIRINA: CONTRAINDICADA
TRATAMIENTO
tratamiento antitérmico
Existe gran controversia sobre si es adecuado o no tratar la fiebre, ya que esta forma parte
del sistema defensivo del organismo (estimulando la respuesta inmunitaria) y, además, inhibe
el crecimiento bacteriano. Es importante intentar educar a los padres sobre los beneficios de
la fiebre e insistir en que no es dañina por sí misma. Las indicaciones de tratamiento
antitérmico son las siguientes:
RECOMENDACIONES EN NEONATO
Todo recién nacido (0-29 días) debe ser hospitalizado y hacer laboratorios para descartar
proceso séptico, y manejarlo como tal mientras se obtienen los resultados.
Debido a la inmadurez de sus sistema inmunológico, pueden presentar infección por Bacilos
Gram Negativos (E Coli, Enterobacterias), Estreptococos del grupo B, Listeria
monocytogenes y enterococo, siendo las infecciones por neumococo y meningococo muy
raras, posiblemente a la adquisición de anticuerpos maternos.
Lactantes de 1-3 meses, en quienes apenas se inicia el programa de vacunación, y por tanto
no hay una adecuada protección para las bacterias encapsuladas, deben ser hospitalizados,
toma de laboratorios pertinentes y manejo cuidadoso.
Disminuyen las infecciones por Gram Negativos y estreptococos del grupo B, y aumentan las
producidas por Neumococo, salmonella y meningococo.
Niños con edades entre 3 y 36 meses con temperaturas de 39°C se les debe solicitar CH
completo PCR, uroanálisis y hemocultivo, debido a que el riesgo de bacteriemia en este grupo
es cerca del 3%, y manejarlos de acuerdo a la responsabilidad de cuidadores, bien sea con
o sin la administración de a.b.
Es el grupo de mayor incidencia de Bacteriemia Oculta cuando se presentan con fiebre > 39
grados, siendo el S. pneumoniae el que más se aísla en los hemocultivos, pero también
teniendo importancia la salmonella, N. meningitidis y S. pyogenes.
Es de esperar que para esta edad, el niño ya haya recibido siquiera dos dosis de las vacunas
conjugadas, por eso la disminución de Bacteriemia Oculta debida a Haemophilus Influenzae
tipo B y a Neumococo, han disminuido notablemente.
En los niños mayores de 36 meses, las infecciones bacterianas suelen ser localizadas,
dependiendo la etiología del órgano afectado, siendo muy baja la incidencia de Bacteriemia
Oculta.