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Síntomas y motivos de
consulta más frecuentes
en atención primaria
Mª Dolores Medina Romero, Antonio Pardo
tema Galiano y Juana Serrano Martínez.
1. introducción
En este tema trataremos diversos motivos de consulta que son frecuentes en Atención
Primaria en las consultas de pediatría. Entre ellas veremos:
1. Fiebre.
2. Tos.
3. Bronquiolitis. El lactante con sibilancias.
4. Vómitos.
5. Diarrea aguda y crónica.
6. Estreñimiento.
7. Dolor abdominal.
8. Llanto del lactante.
9. Exantema.
10. Cefaleas.
2.2.2. Evaluación.
La mayoría de las veces después de explorar al niño, no se puede catalogar el episodio
febril, en este caso podemos mostrar tres conductas diferentes.
Conducta expectante: consiste en abstenerse de cualquier terapia e ir actuando
según la evolución.
Administrar antibióticos: ha sido la práctica más extendida en pediatría
extrahospitalaria, pero ésta se desaconseja por distintos motivos:
a. Desarrollo de cepas bacterianas multirresistentes.
b. Alto coste de su uso indiscriminado.
c. Enmascaramientos y dificultad de un posible proceder diagnóstico o
terapéutico posterior.
d. Sensación de falsa tranquilidad del médico y la familia.
Practicar exploraciones complementarias: no se deben realizar ya que la mayoría de
las veces se trata de infecciones víricas banales y autolimitadas y aparte de una molestia
innecesaria para el niño y sus familiares, ocasionaría también un elevado coste económico
y un rendimiento diagnóstico prácticamente nulo.
Ninguna de estas tres conductas es recomendable de forma general. Hay cierto
consenso en considerar como niño con riesgo de bacteriemia oculta, a aquel que tiene
entre 3-36 meses de edad que presente fiebre aguda con temperatura rectal superior
a 39º C, buen estado general y ausencia aparente de focalidad. En caso de sospecha se
derivará al hospital.
2.3.2. Profilaxis.
Cada vez se demuestra menos aconsejable. Ningún tratamiento continuo o
intermitente está recomendado en aquellos niños con una o más convulsiones febriles
simples. Si entre los familiares de los niños que padecen crisis febriles típicas o simples
existe una marcada ansiedad ante el problema, se le suministrará una información educativa
adecuada y un soporte emocional, pues no hay ninguna evidencia que demuestre que la
toma de fármacos prevenga el desarrollo de una crisis. El tratamiento profiláctico debe
recomendarse en casos muy seleccionados: niños menores de 12 meses, crisis complejas
de repetición, cuando existen antecedentes familiares cargados de epilepsia, ante un
trastorno neurológico previo, o cuando la ansiedad y preocupación de los padres altere
la dinámica familiar.
2.3.3. Tratamiento.
El tratamiento crítico utiliza Diazepam rectal 5 mgrs. en niños de hasta 15kg (hasta
los 3 años); 10 mgrs. en niños de más de 15kg de peso. En medio hospitalario puede
utilizarse tras el diazepam rectal y si la crisis no cede, diazepam intravenoso (i.v.) 0,2-0,5
mg/kg hasta una dosis máxima de 10 mg. Si no cede, pasar a hidrato de cloral al 2% en
enema a una dosis de 4-5 c.c./kg hasta una dosis máxima de 75 c.c.. Si en 10-15 minutos
no cede la crisis, puede utilizarse ácido valproico i.v. a una dosis de 20 mg/kg a pasar en
5 minutos. El levetiracetam posee una formulación que permite el tratamiento por vía
intravenosa, siendo una opción terapéutica idónea para su uso hospitalario. La conversión,
bien desde la administración intravenosa a la administración oral o viceversa, puede hacerse
La tos persistente es aquella que dura más de cuatro semanas. Ante cuadros de
tos persistente o cuando la frecuencia de procesos que cursan con tos es superior a la
esperada para la edad del niño, debemos descartar la presencia de un problema de base.
Para el estudio de este tipo de tos debemos analizar:
- Características de la tos (ver cuadro).
- Presencia de otros síntomas de enfermedad respiratoria como disnea, aleteo
nasal o de enfermedad general (fiebre, etc.).
- Buscaremos antecedentes personales o familiares de atopía.
- Descartaremos la existencia de alguna enfermedad de base (cardiopatía,
fibrosis quística, bronquiectasia, etc.).
- Preguntaremos por el estado vacunal del niño.
Además de analizar los puntos anteriores realizaremos un examen físico:
a. Inspección: mediremos la frecuencia respiratoria, presencia de tiraje, aleteo
nasal, cianosis, estridor, estornudo, rinorrea, etc.
b. Auscultación cardíaca y respiratoria.
c. Palpación abdominal.
d. Otoscopia.
e. Visualización de la faringe.
5.2.2. Rehidratación.
En la actualidad hay evidencia suficiente de las ventajas de la rehidratación oral
frente a la intravenosa, principal forma de rehidratación antes de la década de los setenta.
Un reciente metaanálisis de los estudios publicados sobre la eficacia y seguridad de la
rehidratación oral frente a la rehidratación intravenosa en niños con gastroenteritis aguda
demuestra un porcentaje muy bajo de fracasos (solo un 4% de los casos precisó pasar a
rehidratación intravenosa). No se observa diferencia en la duración de la diarrea, ganancia
ponderal o incidencia de hiper o hiponatremia, pero si una reducción significativa de la
estancia hospitalaria con la rehidratación oral, así como una menor incidencia de efectos
adversos graves. Además, su utilización de forma ambulatoria evitaría la hospitalización
en gran número de casos.
5.2.3. Probióticos.
En los últimos años los probióticos, suplementos alimentarios microbianos con
efectos positivos en la prevención o tratamiento de una patología específica, han surgido
como un nuevo elemento en la prevención y tratamiento de la diarrea infecciosa. La base
racional para su uso es su papel modificando la composición de la flora colónica y actuando
contra los agentes enteropatógenos.
La revisión de los estudios realizados en los últimos años para establecer el efecto
de los probióticos en el tratamiento de la diarrea aguda infecciosa muestra un beneficio
clínico moderado de algunos probióticos en el tratamiento de la diarrea aguda acuosa,
principalmente por rotavirus y en lactantes y niños pequeños. Reducen hasta en 24 horas la
duración de la diarrea y disminuye el 59% el riesgo de que esta persista más allá de 4 días.
Este efecto depende de la cepa, siendo los más efectivos Lactobacillus GG y Saccharomyces
boulardii, de la dosis (mayor para dosis > 1010 UFCs) y no es útil en la diarrea invasiva
bacteriana. Es más efectivo administrado de forma precoz y en niños de países desarrollados.
A tener en cuenta, el uso de probióticos durante antibioterapia disminuye en un
50% la incidencia de diarrea asociada.
A. Síntomas primarios:
– Mácula: es una zona de cambio de coloración de la piel de hasta 1 cm de
diámetro, limitada y plana.
B. Síntomas secundarios:
Las lesiones secundarias son: costra, escamas, excoriaciones, fisuras, llagas, cicatrices
o liquenificaciones. Son el resultado de la evolución de la misma lesión, de la sobreinfeción,
del rascado o del tratamiento.
– Fenómeno de Koebner: erupción en el lugar de un traumatismo.
– Signo de Nikolsky: la epidermis se desprende tras el frotamiento.
– Signo de Dennie-Morgan: doble pliegue en párpado inferior (dermatitis
atópica).
– Signo de Darier: la superficie lisa del mastocitoma forma un habón tras
frotarlo.