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TEMA 1: LA FILOSOFÍA ANTIGUA.

DE LOS ORÍGENES A PLATÓN 


1.1. El origen de la filosofía: de la explicación
mitológica a la explicación racional 
Para empezar, nos remontaremos a más de dos mil quinientos años atrás (al siglo VI.
a.C.). Explicaremos cuál es el nacimiento de la filosofía (al menos de la filosofía
occidental): su origen se da en el momento en el que se produce eso que se llama
“paso del mito al logos”. Es el momento en el que las explicaciones míticas usuales
(esos relatos que explican verdades importantes sobre el mundo o la vida, historias
que intentan dotar de sentido algún aspecto de la realidad) dejan lugar a explicaciones
de tipo más racional (el “logos”). 

Os dejo aquí el cuadro que resume y compara las diferencias entre

mito y logos. CARACTERÍSTICAS Y DIFERENCIAS 

MITO  LOGOS

El pensamiento mítico es un El pensamiento racional no es


pensamiento antropomórfico. Los antropomórfico. Las explicaciones
protagonistas son hombres o figuras con racionales buscan las causas naturales
forma humana, como dioses o héroes. de los fenómenos.

El pensamiento mítico es arbitrario. El pensamiento racional no es


Las cosas suceden porque sí, por la arbitrario, sino que busca leyes
voluntad de los dioses o los hombres. explicativas de lo que sucede.

El pensamiento mítico es tradicional. El pensamiento racional es innovador


Las creencias míticas pasan de padres a y crítico. Continuamente está
hijos en el marco de una comunidad. descubriendo leyes nuevas y poniendo
en cuestión las creencias antiguas.

El pensamiento mítico es colectivo. Los El pensamiento racional es individual.


mitos suelen ser anónimos, y son Los argumentos no son anónimos, sino
compartidos por toda una comunidad, que son defendidos por alguien.
que se identifica con ellos.

El pensamiento mítico es fantástico. Su El pensamiento racional es lógico. Su


fuente fundamental para dar explicación fuente principal es la observación, la
de las cosas es la imaginación. experiencia y la racionalidad crítica.

Platón es el primer filósofo griego como tal, pues conservamos gran parte de sus
escritos y por ello hemos podido conocer sus ideas y pensamiento. Es necesario
remontarse a los orígenes de la filosofía, estudiar sus raíces y ser conscientes del gran
salto de paradigma que dio la civilización de la Antigua Grecia. Ese gran paso del
mythos al logos fue lo que dio origen a la disciplina filosófica y a los célebres
personajes que componen la Historia de la Filosofía, comenzando por el padre del
pensamiento occidental y de nuestra cultura occidental.
1.2. Los filósofos presocráticos 
Se llaman así los filósofos anteriores a Sócrates, el primer gran pensador de la
historia. Estos son importantes ya no sólo por ser los primeros filósofos, sino porque
también influyeron en Platón al ser sus antecesores. 

CARACTERÍSTICAS 

A) Lo primero que hay que tener en cuenta es que estos filósofos son en gran medida
desconocidos. No tenemos una idea clara del pensamiento de Tales o de
Heráclito, porque apenas nos han llegado referencias de ellos. Lo único que
tenemos en la mayoría de los casos son fragmentos. 

B) Lo segundo que hay que tener en cuenta es que estos filósofos no han pasado a la
historia por haber aportado grandes contenidos a la historia de la filosofía, sino
por haber sido los primeros en plantear ciertas preguntas y en tratar de
responderlas de un modo racional, esto es, sin recurrir a los mitos y a la voluntad
divina. Por eso estaban a medio camino entre el mythos y el logos. 

CUESTIONES PLANTEADAS 

1/ La primera de estas preguntas es la cuestión de que hay, verdaderamente. ¿De qué


está hecho todo? ¿Cuál es la naturaleza de las cosas? Esta cuestión acerca de los
constituyentes últimos de lo real ha sido desde entonces una constante en la historia
de la ciencia (de la física, fundamentalmente). Los griegos llamaron arjé (arkhé) a
este fundamento o sustrato de todo, y dieron distintas respuestas. Para Tales de
Mileto, todo estaba compuesto de agua. Para Pitágoras, todo estaba hecho de
números, en tanto para Demócrito todo estaba compuesto de elementos indivisibles
que llamó átomos. 
Platón, a diferencia de sus

antecesores 
presocráticos, dejará a un lado la cuestión 
del arkhé que se reduce a lo meramente 
físico, a lo sensible, y por el contrario se 
centrará en el aspecto formal del mundo (las 
Ideas o esencia de las cosas, no su sustrato 
físico ni sus componentes). 

Lo físico nada más que es interesante y 


apreciable en el mundo sensible, el mundo 
que percibimos a través de nuestros 
sentidos. Pero veremos más adelante que 
Platón no le dará importancia alguna a todo 
aquello que atañe al mundo sensible, pues 
lo verá como algo falso en tanto que 
siempre está en constante cambio.
2/ La segunda pregunta que se planteaban los presocráticos fue cómo era posible el
cambio, o el movimiento. ¿Cómo es posible que una cosa se transforme en otra? ¿Y
cómo es posible que algo que es, de repente ya no sea? Esta cuestión parece rara,
pero solo porque estamos tan acostumbrados al cambio que lo vemos natural y
normal. Los griegos trataron de explicarlo. Ante esta cuestión, plantearon dos
posibilidades: 

● El cambio es imposible, y el movimiento una ilusión (Parménides). 


● Todo está continuamente cambiando, y nada permanece (Heráclito). 

Parménides parecía pensar: “Si todo cambia continuamente, ¿por qué decimos de
algo que es algo? (porque el verbo ser, que utilizamos continuamente, parece indicar
que las cosas tienen identidad, esto es, que permanecen siendo lo que son). Heráclito
pensaba que todo fluye (panta rei), todo cambia, la realidad es como un río que
siempre es distinto a sí mismo  ejemplo del barco de Teseo. 

La tesis de Heráclito parece bastante adecuada a la experiencia. Pero Parménides


también parece tener algo de razón, porque ¿cómo podríamos pensar si las cosas no
son estables, sino que están continuamente cambiando? Si una cosa fuese primero
algo, y después se convirtiese en otra cosa, y después en otra, ¿cómo nos
orientaríamos en la realidad? 

Esta cuestión sí va a resultar mucho más interesante para Platón, pues se posicionará
radicalmente de parte del pensamiento parmenídeo y se opondrá a la tesis de
Heráclito. Y esto lo hará de la siguiente forma:
En primer lugar, Platón discrepa con Heráclito en cuanto a su concepción del ser
como algo dinámico, finito y mortal, en cuanto a su idea de movimiento, la cual
ilustra según la siguiente frase :”Todo fluye, todo cambia, nada permanece”. Platón,
considera que lo único verdadero son las ideas, y éstas son estáticas, universales y
atemporales, por lo que la idea de movimiento tan sólo aparece en su Mundo
Sensible, mundo en el que por otra parte, no se puede acceder al conocimiento
absoluto. 

Heráclito también afirma que debemos fiarnos de nuestros sentidos, pues nos
muestran la realidad tal y como es, llena de multiplicidad y sujeta al cambio; mientras
que Platón niega rotundamente que éstos nos puedan ayudar a acceder a la verdad y
sostiene que nos hacen caer en la más absoluta ignorancia. 

En segundo lugar, Platón coincide con Parménides en cuanto a su concepción del


ser como inmutable. Para Parménides el ser es indivisible, único y atemporal y Platón
aplicará las características de este filósofo a las ideas del Mundo Inteligible. Así
mismo, ambos filósofos, defienden un claro dualismo antológico, pues dividen la
realidad en dos versiones: El Mundo Aparente y el Mundo Verdadero, a los que
Platón dará el nombre de Mundo Sensible y Mundo Inteligible. 

Parménides afirma que no debemos fiarnos de nuestros sentidos, pues nos conducen
al error, a la mera opinión. Del mismo modo opina Platón, que dice que es necesario
para adquirir el conocimiento salir del Mundo Sensible para acceder al Mundo
Inteligible. 

De esta forma, he visto no sólo cuál era el pensamiento de los presocráticos, padres
de la filosofía, sino toda la influencia y relación que tuvieron con el filósofo
ateniense. 

1.3. Los sofistas 


En el siglo siguiente al paso del mito al logos, aparecerán figuras nuevas en el
panorama de la filosofía: los sofistas (siglo V a.C.). Y estos nuevos pensadores
empezarán a hablar de temas diferentes. Así que, sigamos aprendiendo con nuestra
introducción a la filosofía griega antigua. 

Vamos a estudiar el llamado giro antropológico en la filosofía del s. V a.C. ¿Qué


quiere decir “giro antropológico“? Pues significa giro hacia el ser humano. Si te has
fijado la mayor parte de lo que hemos explicado sobre los presocráticos estaba
relacionado con el universo, la naturaleza y el cosmos; estas cuestiones (arché,
esencia frente cambio) no están relacionadas con el ser humano directamente, sino
más bien con la naturaleza. Pero los acontecimientos llevan a los pensadores del s. V
a.C. a centrar su atención en los asuntos humanos. El principal acontecimiento que
sucede en Atenas (no en toda Grecia, sólo en esta ciudad o polis) en esta época es la
aparición de la democracia. 

Este cambio tiene como protagonista a unos personajes variopintos que son
conocidos con el nombre de sofistas, que van a ser parecidos a los políticos actuales.
Ya sabemos que la democracia consiste en el gobierno del pueblo. Pero, a diferencia
de hoy día, la democracia era directa. Nosotros tenemos una democracia
representativa, por lo que votamos a un partido político que nos va a representar en el
Congreso de Diputados. Sin embargo, la democracia ateniense era directa: esto
significa que cualquier ciudadano podía asistir a la asamblea y reunirse con otros
ciudadanos para tomar decisiones directamente. Es como si tú quieres ir hoy al
Congreso de Diputados y hablar delante de todos los parlamentarios y políticos… no
podemos hacer eso en la actualidad, pero en Atenas en el siglo V a.C. sí se podía. 

Por este motivo, es muy importante para los ciudadanos saber expresarse con claridad
y coherencia, saber argumentar sus ideas delante de la asamblea. Si lograbas
convencer a los otros ciudadanos de la asamblea de tu propuesta, los demás votarían
tu propuesta. Debías ser bueno argumentando, convenciendo y debatiendo. Y…
¿quiénes eran los mejores convenciendo y persuadiendo a los otros? Efectivamente,
los sofistas. 

No obstante, los sofistas son importantes en la Historia de la Filosofía no por su labor


política, sino porque son los enemigos intelectuales de Sócrates, de Platón y de
Aristóteles (los filósofos más importantes dentro de la filosofía griega). Buena parte
de la filosofía clásica se entiende como una confrontación entre estos tres filósofos y
los sofistas. 

La palabra sofista viene del griego “sophoi”, que significa sabio. Quiere esto decir
que los sofistas se tenían a sí mismos por sabios. Eran una especie de maestros que
además se ganaban la vida cobrando por dar clases. ¿Y qué era lo que enseñaban los
sofistas? Los sofistas no se tenían a sí mismos por expertos en ningún saber en
particular (como la medicina o la ingeniería), sino que eran expertos en
retórica(disciplina que estudiar las formas del discurso con el objetivo de convencer a
su auditorio). Los sofistas pretendían enseñar a convencer a una asamblea hablando
del tema que fuese. Incluso un sofista como Gorgias presumía de ser capaz de
convencer a quien fuese de cualquier idea, y luego de su contraria. 

Esto era lo que criticaban Sócrates y Platón. Para ellos los sofistas no eran verdaderos
sabios, sino solo sabios aparentes, y la sofistica no es tampoco sino sabiduría
aparente. Y eso es así porque los sofistas no buscan la verdad de las cosas, sino solo
mover a su auditorio hacia su propio interés haciéndoles cambiar de parecer o forma
de pensar. Para ello pueden utilizar muchas armas del discurso, desde la amenaza al
halago. Hay muchas maneras de seducir a la gente. 

Esto (que de lo que se trataba era de satisfacer el propio interés) lo reconocían los
sofistas abiertamente, porque para ellos no hay ninguna verdad que buscar. Lo único
que hay son opiniones individuales (por eso los sofistas eran muy relativistas; el
relativismo es el concepto que sostiene que los puntos de vista no tienen verdad ni
validez universal, sino que sólo poseen una validez subjetiva). 

Donde no hay verdad, solo hay opiniones que valen lo mismo. Y si sólo hay
opiniones, pues me las apaño para imponer la mía. Esto es lo que decía un famoso
sofista llamado Protágoras. 

A Sócrates le escandalizaba este relativismo. Le parecía que cuando se trata de


discutir algo hay que convencer con argumentos, no simplemente persuadir. Le
parecía que lo importante era saber realmente de algo, no hablar bien. Por ello
Sócrates pensaba que los sofistas eran cínicos y deshonestos, y que engañaban a la
gente. 

En el fondo Sócrates acusaba a los sofistas de ser los culpables de la decadencia de


guerra de Atenas tras la guerra del Peloponeso, que enfrentó a Atenas con Esparta. Al
principio de la guerra Atenas había formado una alianza con otras polis griegas, pero
al final de la guerra la alianza se había convertido en una tiranía de Atenas, que
terminó por abusar de sus antiguos aliados. La guerra (como suele pasar) fue un
desastre para Atenas, que entró en un periodo de decadencia. 

Pues bien; Sócrates culpaba a los sofistas y a su relativismo de ser los causantes de la
guerra y de la crisis moral de la ciudad.
1.4. Sócrates 

Sócrates es uno de los enigmas más apasionantes de la historia de la humanidad. No


dejó nada escrito y debemos servirnos de los testimonios de otros autores, pero estos
testimonios no son testimonios de historiadores objetivos, sino reconstrucciones de
discípulos o adversarios. 

A) La tarea socrática: la reforma moral del individuo y la polis 

El pensamiento de Sócrates se halla esencialmente vinculado a su ciudad y a la


política de ésta. El objetivo fundamental de Sócrates es recuperar el compromiso del
ciudadano con la ciudad, pues la práctica y la filosofía sofística habían introducido el
individualismo, la separación entre el individuo y su Estado. En este sentido, Sócrates
introducirá que la tarea de mejorar la ciudad es inseparable de la tarea de mejorarse a
sí mismo el individuo. Sócrates jamás comprendió al hombre aislado e individualista,
y apenas podía comprender al hombre sin patria, al cosmopolita, como eran los
sofistas. Creía que todo el que pueda ser útil a la ciudad tiene el deber moral de
participar. En esto consiste, esencialmente, el moralismo socrático como fenómeno
verdaderamente nuevo en Atenas. Comporta una nueva interpretación de la areté
(excelencia, conducta sobresaliente en valor y arrojo en las batallas): este concepto se
moraliza configurándose como virtud en el sentido de excelencia moral. En
definitiva, Sócrates pretende sobrepasar el simple saber teórico (ciencia) para buscar
una esfera de saberes que encaminen al hombre al recto comportamiento, es decir, al
buen comportamiento. 

B) El método socrático: la mayéutica 

Para Sócrates, este ocuparse del propio perfeccionamiento moral, debe realizarse
sobre la base de un análisis crítico de los propios conocimientos. Por eso, el
reconocimiento de la ignorancia, el saber que no se sabe nada, se convierte en el
comienzo de la sabiduría en cuanto obliga al hombre a ponerse a sí mismo como
problema, a iniciarse en el camino de su propia formación personal en el sentido ético
y moral. 

En consecuencia con lo anterior, Sócrates, a diferencia de los sofistas, no construye


largos y hermosos discursos, sino diálogos metodológicamente construidos en dos
partes fundamentales: la ironía y la mayéutica. Con la ironía desarrolla la refutación
de la aparente sabiduría del interlocutor (el que le escucha y dialoga con él), que,
llevado de su ignorancia, no sabe pero cree saber. Una larga sucesión de preguntas y
respuestas tiende a lograr, por parte del interlocutor, el reconocimiento de la propia
ignorancia, lo cual le deja en disposición de comenzar, de la mano de Sócrates, la
búsqueda de la definición o el concepto, que supondría un verdadero saber. A esta
segunda parte la llama el mismo Sócrates mayéutica, por tratarse de un arte parecido
al que ejerce su madre: la partera ayuda a las mujeres a dar a luz cuerpos, Sócrates
ayuda a los hombres a dar a luz pensamientos. 

Mediante la mayéutica, Sócrates pretende llegar a un conocimiento seguro sobre la


verdad y lo bueno. Intenta encontrar definiciones de los conceptos morales
universales (la justicia, el valor, la bondad); por eso, su método dialéctico de la
mayéutica permite avanzar hasta el punto en que encuentra una perplejidad o
contradicción, y esto nos permite pegar un salto en el grado de madurez de nuestros
pensamientos. Así, ese desenmascaramiento de las ideas preconcebidas que se
esconden en nosotros, es ya una ganancia y un primer peldaño hacia el conocimiento
verdadero.
C) El intelectualismo moral 

La moral socrática se basa en la identificación de la virtud con el conocimiento. Para


Sócrates el hombre sabio es, a la vez, prudente; conoce lo que es bueno y lo que es
hermoso y, basado en ese conocimiento que tiene de lo que es lo bueno, lo practica.
El pensamiento socrático es que la conducta está determinada por el conocimiento.
Sócrates no cree que nadie que conozca el bien pueda hacer el mal, es decir, que no
actuaría mal voluntariamente si sabe lo que es el bien o la justicia. 

La tarea ética y moral será, por tanto, tratar de conocer el bien. Cada uno debe
realizar ese viaje interior hasta descubrir cuál es su bien real, qué son las virtudes y
los vicios verdaderamente y cuál es el mejor camino hacia la felicidad. Por eso
Sócrates defendía la idea que había grabada en el templo del famoso oráculo de
Delfos “Conócete a ti mismo”. 

Si la tarea ética más importante es tratar de conocer el bien y la justicia, la educación


debía adquirir un papel central. Sócrates coincidía con los sofistas en su idea de la
educación; como ellos, la consideraba necesaria para alcanzar una vida virtuosa y
feliz. Sin embargo, los fines inmediatos que perseguían los sofistas eran el éxito y las
cosas prácticas, mientras que Sócrates la orientaba hacia la vida misma, hacia la
propia conducta (al actuar bien y justamente). Por tanto, la novedad de Sócrates es la
preocupación moral, la sumisión de la educación a la ética.

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