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Filosofía 5° ISCA

Profesor: Lisandro Orlando

Orígenes: Presocráticos y Sofistas.

Primera Parte: El origen de la Filosofía

La pregunta que nos vamos a hacer en un primer momento es: ¿Qué es la filosofía?

1) La búsqueda de un origen y una definición

Si tuviéramos que definirla según su etimología, diríamos que en el griego antiguo se


corresponde con la siguiente definición: filo> amor sofía>sabiduría.

Si buscamos una definición por su quehacer y sus objetivos, podríamos pensar que se trata
de una búsqueda de la verdad a través de la razón, de un cuestionamiento de lo
establecido, de la desnaturalización de todo aquello que aparece como natural y dado, pero
que es cultural e histórico (y por lo tanto modificable).

Si tuviéramos que situar su origen histórico, diríamos que surge hacia el Siglo VIII a.C., en
la Grecia Antigua, particularmente en la región de Jonia situada en Asia Menor (actualmente
Turquía). Es importante destacar entonces que la filosofía no surge, tal como se afirma en
general, en la antigua Atenas democrática: allí sólo se desarrollará la “filosofía clásica” (con
Sócrates, Platón y Aristóteles). Existe una filosofía previa a la clásica, a la cual en la materia
vamos a denominar como “filosofía presocrática”, que surge en otras ciudades que se
encontraban en contacto con el Imperio Persa. Vamos a volver más adelante sobre este
punto.

2) Las primeras preguntas y respuestas.

Todas las sociedades a lo largo de la historia, anteriores en lo cronológico a Grecia, e


incluso muy lejanas en lo geográfico, se han hecho preguntas comunes: acerca del “origen
del ser humano”, el “origen del universo” y de todo lo observable, de todo lo material
(incluyendo lo inerte), de los seres vivos. Hay que entender que estas sociedades antiguas
son agrícolas, es decir que consiguen sus recursos a través de la agricultura. Por lo tanto
las preguntas que se harán estarán también relacionadas con la naturaleza y lo material.
Quieren comprender la naturaleza y su funcionamiento: los cambios y ciclos de la
naturaleza (las estaciones), la generación de los organismos vivos (plantas y animales, que
son sus “recursos”), los movimientos de los astros (una cosmología), así como problemas
más “existenciales” como la muerte. Podemos resumir en la siguiente idea: todas las
sociedades antiguas tienen un interés por la naturaleza y por el origen de lo material (origen
también llamado, en griego, “arjé” o “arché”).

¿Cómo responden estas primeras preguntas las sociedades antiguas? A través de las
cosmologías, de las religiones y de mitologías (Pensemos, por ejemplo en el Egipto
Antiguo o en el Imperio Persa, o en una sociedad de cazadores recolectores en América,
entre otros).
Algunas sociedades lo hacen a través de una cosmología que explica ese movimiento de
la naturaleza, las estaciones y el movimiento ordenado de los astros (“cosmos” quiere decir
orden o armonía y se opone a “caos”).
Otras sociedades lo hacen a través de religiones, las cuales están relacionadas
fundamentalmente con la naturaleza y no con la idea de dios, por lo que no son teístas.
(Pensemos, por ejemplo, en aquellas religiones que veneran a “La Madre Tierra”).
Otras, por último, responden estas preguntas a través de una mitología: relatos míticos
que, desde tiempos inmemoriales y con transmisión oral, brindan posibles explicaciones
para cada uno de estos interrogantes. Estos mitos y fábulas se manifiestan en estas
sociedades a través de personas relevantes como sacerdotes, chamanes y héroes: ellos
hablan en nombre de los dioses, porque han sido “revelados” por ellos de diversas
maneras, por ejemplo a través de sueños o por inspiración.

Entonces, si vemos que ya existían sociedades anteriores y distintas a la Grecia Antigua y a


la filosofía, que tenían preguntas y que encontraban respuestas, ¿Qué es lo nuevo y lo
propio que trae la filosofía? La novedad de la filosofía no son las preguntas que se hace.
Las preguntas de la filosofía son las mismas que mencionamos para las otras “sociedades
antiguas”: el origen, la vida, la muerte, etc. La novedad entonces está en la forma en que
responde a esas preguntas. Se plantean las mismas preguntas y las responden desde una
posición nueva, desde un nuevo punto de vista. Las respuestas ahora se harán desde
las conclusiones propias individuales de cada filósofo, según su observación y su
racionalidad (razón). Desde allí, la función del filósofo será una: problematizar. Esta
nueva manera de responder (más que de preguntar), nos habla de una nueva actitud
frente al conocimiento que requiere también de una nueva forma de transmisión que
comienza a aparecer: la prosa escrita que irá paulatinamente reemplazando a la oralidad y
al verso como forma de transmitir esas explicaciones (Podemos pensar que la oralidad se
corresponde más con algunas cosmologías, mitologías y religiones antiguas).

Pero antes que la filosofía se consolide en Grecia (Atenas) y de que se diferencie de todas
estas otras “sociedades antiguas” (que se basan en la religión, las mitologías y las
cosmologías) surge, como les decía, una filosofía previa, que la vamos a llamar “filosofía
presocrática”.

Segunda Parte: Filosofía Presocrática y Escuela Sofista

En esta segunda parte de la clase vamos a ver de qué se trata la “filosofía presocrática”. En
primer lugar, una obviedad que hay que destacar: si hablamos de que se considera que
existe una “filosofía presocrática”, esto nos habla de la importancia de Sócrates para la
filosofía. De que Sócrates va a realizar una ruptura, un antes y después. Ya vamos a ver de
qué se trata esto más adelante.

La “filosofía presocrática” la podemos situar en la Grecia Antigua y en Persia, entre los


Siglos XII y VIII a.C. El objetivo de esta filosofía es la búsqueda del origen (“arjé”) y de los
fundamentos y esencia de la realidad. ¿Dónde van a encontrar las respuestas? Van a decir
que todo tiene un origen material, en los elementos de la naturaleza (tierra, aire, agua y
fuego). Así, por ejemplo, Tales de Mileto va a decir que el origen de todo es el agua.
Anaxímenes va a decir que el origen de todo es el aire. Heráclito va a decir que es el fuego.
Algunos otros encontrarán el origen en elementos no materiales, pero que también
funcionarían como esencias primordiales que marcan una armonía y un orden:
Anaximandro en “lo infinito” (“ápeiron”) y Pitágoras en los “números”. Muchos de estos
primeros filósofos, llamados milesios (por la ciudad de Mileto), se dedicarán también, por su
interés en el mundo material, a la matemática y a la física.

Dentro de la “filosofía presocrática” existe un debate que será muy conocido, entre Heráclito
y Parménides. Para Heráclito todas las cosas están en movimiento y el cambio es
permanente (De ahí su conocida frase: “Nunca te bañas dos veces en el mismo rió”). Para
Parménides la realidad es una y estática, por lo que el movimiento y los cambios son
aparentes y consisten en engaños de nuestros sentidos.

¿Por qué les cito esta discusión entre Heráclito y Parménides? Para que vean que la
preocupación de esta “filosofía presocrática” era lo material: de qué estaban formadas las
cosas (elementos: fuego, tierra, aire y agua) y por qué las cosas que ellos veían se
movían o eran estáticas. Es entonces una filosofía que le da valor a la matemática y a la
física para explicar estas preguntas.

Pero antes de llegar a Sócrates, tenemos otra escuela filosófica: los “sofistas” (que quiere
decir “los sabios”). Esta escuela ya es más cercana a la Atenas clásica, y la situamos en el
siglo V a.C. Tengamos en cuenta el contexto: se trata de la Atenas con “democracia
directa”, donde los ciudadanos participan de la política y la vida pública de la polis. De esta
forma, para los ciudadanos (que son pocos, la minoría de la sociedad), resulta importante el
dominio de la palabra y de la retórica, para poder argumentar y debatir sobre los
asuntos de la ciudad. En este contexto, los “sofistas” se dedicaban a una tarea: la de
enseñar a los ciudadanos a “ser sabios”, a ser maestros del discurso, a dominar la retórica y
el arte de argumentar. Y lo hacían a cambio de una retribución (de alguna manera vendían
ese trabajo e iban a ser muy criticados por esto).

Existe una gran diferencia entre los “sofistas” y los filósofos que vendrán después. Los
sofistas se consideran a sí mismos “sabios”, mientras que el filósofo no. El sofista considera
que la verdad está dentro suyo, por eso se considera un sabio. El filósofo considera que
tienen que buscar la verdad y el conocimiento, los cuales están fuera suyo y no los posee.

Los “sofistas” no creen en los dioses griegos (recuerden que en Grecia Antigua son
politeístas) y le dan más valor a los “hombres” que son los que manejan y administran la
Polis. Este es un cambio fundamental y van a ser muy criticados y perseguidos por esto.
También son relativistas: piensan que la verdad depende de cada individuo, es relativa a
cada individuo. Cada individuo tiene su verdad, la cual posee y es siempre cambiante. De
ahí la flexibilidad que tienen y la importancia que le dan a la palabra. Entonces, resumiendo:
para el “sofista” la verdad es algo que se tiene y se posee individualmente, siendo lo
más importante para un ciudadano poder dominar la retórica y el arte de argumentar y
discutir en la Polis.

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