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Curso: Escala de Evaluación Familiar de Carolina del Norte para Servicios

Generales & Reunificación (NCFAS-


Familiar para Promover Servicios Efectivos hacia la Continuidad Familiar,
su Autonomía,
Capítulo 3: Historia de la NCFAS
Hola y bienvenidos al programa de entrenamiento para el uso de las
Escalas de Evaluación Familiar de Carolina del Norte en el trabajo de casos
relacionados al bienestar y protección infantil centrados en la familia.

Me llamo Ray Kirk y soy el creador y desarrollador de las Escalas de


Evaluación Familiar de Carolina del Norte. El trabajo en el desarrollo de
estas escalas comenzó hace unos 25 años en Estados Unidos, cuando las
políticas públicas sobre bienestar y protección infantil estaban cambiando
del “rescate y retiro de niños” a la preservación familiar. En ese entonces,
yo era Profesor de Trabajo Social en la Universidad de Carolina del Norte
en Chapel Hill y el desarrollo de las escalas fue logrado con la ayuda de
colegas expertos, un grupo especial de profesionales, managers y
administradores de programas de bienestar infantil, tanto públicos como
privado, quienes acogieron el cambio del pasado al presente, hacia una
respuesta más humana y racional al maltrato infantil.

Quisiera agradecer al Dr. Esteban Gómez por darme la oportunidad de


compartir mis apreciaciones sobre el desarrollo y utilidad de las escalas en
el trabajo de bienestar infantil.

Quizás, la característica más importante de este cambio en la filosofía del


trabajo de casos en bienestar infantil fue trabajar con la familia como una
unidad, un sistema, más que intentar identificar y etiquetar individualmente
a cuidadores o padres como malos e individualizar a los niños y niñas como
víctimas, asumiendo que quieren ser salvados siendo removidos de sus
hogares, y del cuidado de sus padres o cuidadores.

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Mi experiencia de casi más de cuatro décadas de participación en Bienestar
y Protección infantil como administrador público de bienestar infantil,
ejecutor de políticas, y profesor universitario me ha llevado a creer que
muy, muy pocos padres maltratan a sus hijas e hijos porque lo consideren
una buena idea o porque lo disfruten. Casi siempre es el resultado de
estrés, falta de habilidades, falta de recursos y, en algunas ocasiones, de
problemas de salud mental o física.

Además, la mayoría de los niñas y niños no estarían de acuerdo con que


sus padres o cuidadores sean considerados malas personas, ni se sentirían
agradecidos de que los separáramos de quizás los únicos lazos de amor
que han conocido.

Por supuesto, mis declaraciones son generalizaciones y hay excepciones.


Algunas veces, en esos casos excepcionales, el retiro del niño o niña sigue
siendo necesaria. Pero la pregunta más amplia sobre esta política es: ¿por
qué basar en estas excepciones las políticas generales de bienestar y
protección infantil? ¿Por qué no basar estas políticas en las experiencias
de la mayoría de las familias, ayudándolas a resolver problemas, quizás
aprendiendo nuevas habilidades, abordando problemas de
comportamiento y sociales en una alianza de apoyo con las familias,
ayudándolas a mantenerse juntas de manera segura y a prosperar?

Entonces, la Política de Bienestar y Protección Infantil estaba cambiando


en Estados Unidos para mejor y, la mayoría de nosotros en el trabajo,
gestión y administración del bienestar infantil reconocimos el valor de este
cambio y comenzamos, en consecuencia, a adecuar nuestras prácticas.

Sin embargo, nos sentíamos frustrados de varias maneras porque nuestra


fuerza de trabajo, nuestros trabajadores sociales e incluso nuestros jueces
en los Tribunales de Menores no estaban capacitados para ver a las familias
como la base misma del bienestar infantil. Más bien, habían sido entrenados
para ver a las personas como perpetradores de maltrato infantil o como
víctimas.

No estaban capacitados para identificar las fortalezas y recursos que todas


las familias poseen en algún grado, incluso aquellas familias que parecieran

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tener más dificultades. Más bien, estaban entrenados para buscar e
identificar los problemas y debilidades, y para atribuir la responsabilidad,
si no culpar, a los perpetradores.

Lamentablemente, en mi opinión, ellos no parecían reconocer que los


individuos pueden cambiar en forma positiva, a menudo bastante rápido
con los servicios, preparación y apoyo adecuados.

Entonces, para resumir esos cambios, las antiguas formas de concebir el


bienestar infantil, principalmente basadas en la identificación de las
carencias y un enfoque individual, fue remplazada por una nueva forma de
pensar a las familias.

Además, aunque las familias son un grupo de individuos, también son


sistemas dinámicos. No solo son capaces de cambio, sino que están
cambiando constantemente a través del tiempo en el transcurso de lo
cotidiano, cuando enfrentan retos, a medida que son testigos de cómo sus
hijos e hijas van creciendo y pasando por las diferentes etapas del
desarrollo infantil, algunas de las cuales pueden ser difíciles para los
padres, o cuando enfrentan adversidad, que a veces puede ser catastrófica.

No solo son las familias sistemas dinámicos, pero cada una vive en un
ecosistema único. Obviamente, existen muchas similitudes entre las
familias, pero cada una es de alguna forma única.

Una de las principales bases del trabajo social centrado en la familia es


determinar cuán bien una familia está funcionando dentro de su
ecosistema único ¿Se encuentran en una trayectoria ascendente,
funcionando bien, progresando de buena manera, superando desafíos a
través de la toma de decisiones cooperativa y de apoyo mutuo dentro de
la familia?

¿Se encuentran en una trayectoria declinante o descendente, están siendo


incapaces de prestar los cuidados adecuados a los niños y niñas, o de
superar los desafíos que están enfrentando, lo que podría llevar al maltrato

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infantil, la disolución de la familia, un descenso a la pobreza u otros
resultados negativos similares?

De nuevo, el ecosistema de cada familia es único, pero todos los


ecosistemas familiares poseen muchos elementos diferentes, como los
recursos económicos, competencias parentales, educación, aislamiento,
sistemas de creencias, actitudes sobre los aspectos de la vida familiar y
social, su situación de vida, solo por nombrar unos pocos.

Algunos de estos elementos en el ecosistema pueden ser resistentes a


cambios, mientras que otros pueden ser modificados más fácilmente si son
propiamente identificados y si realiza el trabajo adecuado.

Esto da mucho para pensar y más para seguirle el rastro. Pero ¿Por qué es
todo esto importante? Y ¿Cómo está relacionado con el desarrollo de las
Escalas de Evaluación Familiar de Carolina del Norte?

Bueno, a mediados de 1990, cuando se estaba produciendo este


importante cambio en la teoría de las políticas y su práctica, varios
obstáculos importantes tuvieron que ser abordados para poder realizar
una transición exitosa hacia los nuevos modelos de trabajo que estaban
teniendo lugar. Ya hemos mencionado una fuerza de trabajo y sistema de
bienestar infantil entrenado para realizar las cosas de un modo muy
diferente.

Pero, otro gran problema que surgió prontamente durante la transición fue
que no había instrumentos o herramientas disponibles para los
trabajadores sociales que los asistieran en la implementación de estos
nuevos modelos. Aunque había disponibles pruebas e instrumentos
psicológicos, la mayoría estaban diseñados para determinar el diagnóstico
de una patología en un individuo, pero este tipo de información es
escasamente útil para el trabajador social que provee asistencia práctica a
las familias en su propio ecosistema.

Había algunos instrumentos que podían ser utilizados para evaluar o medir
elementos particulares de un ecosistema, pero los que estaban disponible

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eran reducidos en su enfoque. Por ejemplo, observaban únicamente las
competencias parentales, pero no las relacionaban con el resto de lo que
estaba pasando en el sistema familiar.

Más importante, la gran mayoría de los instrumentos de evaluación o de


diagnóstico disponibles en ese momento estaban basados en las carencias,
buscaban solo problemas, medían cuán severos eran, pero no buscaban
nunca fortalezas, algunas de las cuales podían compensar las dificultades
que la familia pudiese estar experimentando, pero que pasaban
desapercibidas y desaprovechadas por los profesionales de la época.

Existía, al menos para mí y mis colegas de ese entonces, una importante


necesidad de instrumentación o herramientas para apoyar la práctica del
trabajo social basado en la familia. Por lo que decidimos crear uno.

A partir de mis investigaciones y observaciones, que he discutido hasta


ahora, había varios lineamientos orientadores que necesitaban mantenerse
firmes para alcanzar la visión de este nuevo instrumento. Lo primero y
principal, el instrumento sería construido para ayudar y apoyar a los
trabajadores sociales, quienes en los hechos trabajan directamente con las
familias y sus ecosistemas.

Luego, la nueva herramienta proporcionaría un marco de organización


para ayudar a los trabajadores sociales a evaluar las diferentes partes del
ecosistema de cada familia y a determinar que tan bien la familia estaba
funcionando en los diferentes ámbitos de ese sistema.

Identificamos varias claves determinantes para la teoría de la evaluación


familiar y elaboración de escalas que nos guiaron en el desarrollo de
contenido y los aspectos técnicos para asignar calificaciones al
funcionamiento familiar usando una escala ordinal que pudiese ser
fácilmente visualizada y usada como parte del registro del caso. Entre ellas,
el instrumento tendría que estar basado en la teoría de sistemas familiares
y reconocer la ecología de la familia.

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Necesitábamos desarrollar una escala de calificación dinámica que pudiese
crear un registro de qué tan bien funcionaban las familias en los ámbitos
de sus ecosistemas al inicio y durante el tiempo, y tanto el contenido del
instrumento como el registro de la escala necesitarían ser capaces de
reconocer las fortalezas que la familia poseía, al igual que las carencias,
problemas y dificultades que debían superar.

Finalmente, a modo de incrementar la generalización y utilidad de la


información para todas las partes, en la mayor medida posible, el lenguaje
del contenido de la escala y sus definiciones no debería incluir términos
clínicos, médicos o jerga conocida solo para quienes la utilizan. Por lo
contrario, el contenido y definiciones de la escala debía utilizar un lenguaje
y términos cotidianos, de modo que la descripción del trabajador social de
la familia, a partir de su evaluación utilizando esta herramienta, pudiese ser
comprendida por la familia, otros trabajadores sociales, por médicos y no
médicos por igual e, incluso, por investigadores, psicólogos, abogados o
jueces, en caso de que surgiera la necesidad de discutir los resultados de
la evaluación y el plan del servicio con personas de otras disciplinas.

Si ya se encuentra familiarizado con la construcción de los campos en la


Escala de Evaluación Familiar de Carolina del Norte, o lo estará
prontamente, podrá reconocer de manera inmediata el lenguaje simple y
no técnico que es utilizado.

Por ejemplo, uno de nuestros campos que va a evaluar para cada familia
es el entorno familiar. Todos los organismos, humanos y otros, necesitan
vivir en ambientes que son comprensivos de las necesidades de los
organismos, de otro modo no pueden prosperar.

Por tanto, ¿qué es lo que todas las familias necesitan para sobrevivir o
prosperar en su actual entorno? Bueno, por ejemplo, las familias necesitan
una vivienda adecuada y estable; necesitan estar y sentirse físicamente
seguros en su ambiente; necesitan ser capaces de identificar y evadir
riesgos o amenazas de su entorno. Estos están entre lo términos reales
utilizados en la construcción de las definiciones de las propiedades a
evaluar de un ambiente familiar. Son fáciles de entender y sencillas de
comunicar.

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Otro ejemplo de la larga lista de áreas es la de las interacciones familiares.
La forma en que los miembros de la familia interactúan entre cada uno es
muy importante para la mantención exitosa de un sistema familiar en
cualquier momento y, así, poder avanzar. Por ejemplo, para que los niños
y niñas puedan mejorar, necesitan estar vinculados o apegados
afectivamente con sus padres o cuidadores; los padres necesitan saber
cómo comunicarse con sus hijos tanto verbal como no verbalmente y de
acuerdo con la edad del niño o niña y a su estado de desarrollo; los padres
necesitan tener expectativas realistas respecto al desarrollo de sus hijas o
hijos, basados en su edad y etapa de desarrollo. Lenguaje simple pero
significativo en cada caso.

Estos son solo algunos ejemplos, pero todas las áreas son desarrolladas
utilizando el mismo enfoque, con la intención de que la escala sea fácil de
usar, ayude a los trabajadores sociales en su importante labor, proveyendo
una parte importante del registro de caso, una parte del registro que
también es capaz de notar cambios en el funcionamiento familiar a través
del tiempo y que ayuda al trabajador social a conducir una evaluación
comprensiva del funcionamiento de una familia, sin ignorar las áreas que
parecieran no ser inmediatamente importantes cuando el problema
principal que está afectando la seguridad o el bienestar del niño o niña
pudiese estar arraigado en un campo diferente.

Sí, necesitamos identificar dónde están los problemas, particularmente


aquellos que ponen a menores en gran riesgo, y necesitamos traer servicios
o recursos para reducir estos riesgos. Pero identificar áreas, o campos,
donde la familia está siendo exitosa, evaluar esos elementos y campos con
una mirada hacia las fortalezas y, luego, ayudar a las familias a reconocerlas
y celebrarlas puede ser de gran ayuda para aliviar otros desafíos familiares
y factores de riesgo.

Hemos dedicado muchos años en el desarrollo de estos campos y sus


lugares correspondientes en la escala, para tener una gama cada vez más
amplia de modelos de trabajo de bienestar infantil.

Ahora, ustedes están participando en esta capacitación sobre la versión


traducida al español de las Escalas de Evaluación Familiar de Carolina del
Norte. Mi esperanza y visión para ustedes es la misma que para los

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trabajadores sociales de Estados Unidos y de muchos otros países que
utilizan las escalas: la visión es que les ayudará a alcanzar los mejores
resultados posibles para las familias y niñas y niños con los que trabajan,
ayudándolos a restaurar el funcionamiento exitoso de familias y una
trayectoria de vida ascendente para cada una de ellas.

Durante esta capacitación, se familiarizarán muy bien con la escala de seis


puntos, que abarca desde fortalezas a problemas serios, y aprenderán a
cómo ejercer su criterio para asignar las calificaciones en los variados ítems
de la escala y sus campos ecológicos asociados. Podrán hacerse la idea de
cuán bien una familia está funcionando en general y podrán identificar
aquellos elementos que deberían ser el centro de su trabajo. La escala de
registro les proveerá una imagen de cómo la familia ha respondido a su
colaboración y, ojalá, como esta ha ido mejorando a través del tiempo.

Estoy muy agradecido con el Dr. Gómez por trabajar con nosotros en la
traducción de la escala y los documentos asociados al español, por
conducir las pruebas de fiabilidad y validez de las versiones en español en
Chile y de crear una experiencia original de capacitación para ustedes y
sus colegas, trabajadores sociales en servicios familiares

Gracias por escucharme y gracias por el trabajo que hacen con familias y
niñas y niños vulnerables.

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