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Había una vez, un pequeño pollito llamado Pio, el cual deseaba ir a la ciudad, ya
que él vivía en el campo, había pasado mucho tiempo enamorado de una bella
pollita que vivía allí, y su sueño era casarse con ella y vivir juntos en una casa
cerca de la playa.
En el transcurso de su viaje, bajo el intenso sol comenzó a sentir mucha sed y por
las horas que ya había caminado sentía mucha hambre. A lo lejos, alcanzo a
visualizar lo que podría ser una apetitosa lombriz que se asomaba por el hueco de
un tronco podrido con ramas secas.
Sin pensarlo tanto, se escondió bajo los arbustos y se fue acercando aquel
suculento platillo. Cuando estaba cerca sin pensarlo más ¡zas! Se lanzó así el
tomándolo entre su pico. El pobre gusanito al sentir el frio de la muerte, comenzó a
llorar implorando tuviera misericordia de él.
Pío le pregunto que podría ofrecerle aquel pequeño individuo para que no se lo
comiera, a lo que el gusano respondió que sí lo dejaba vivir, él se encargaría de
llevarlo a un lugar el cual rebosaba de abundantes y deliciosos festines.
Jaimito condujo a Pio, a través de una inmensa cascada la cual sin saberlo, era un
atajo a la gran ciudad. Cuando Pio vio la ciudad su corazón salto de alegría, pues
recordó el propósito por el cual había salido, que era sin más, llegar a las alas de
su pollita amada.
Pero de pronto un retortijón le hizo recordar su triste presente, el pobre de Pio no
había probado boca alguno durante más de 2 días. A lo que recordó que aquel
pillo gusano le había prometido un gran festín, y decidió confrontarlo.
Con gran temor Jaimito se apresuró a llegar, porque sabía que el pollo hambriento
lo miraba sin parpadear. Presurosos llegaron al lugar prometido, solo para
enterarse que no era más que un gran timo. Furioso confronto aquel gusanito,
reclamándole “¿dónde estaba lo prometido?”, a lo que el gusanito confundido le
dijo que él ya había cumplido, y al destino dirigido. Un rebosante bote de basura
que provenía de una gran cafetería, era aquel lugar que el gusanito decía.
Pío le explicó a Jaimito su desacuerdo, a lo que Jaimito llorando por pensar que su
final había llegado perdón le pidió una vez más, implorando otra oportunidad. Pío
sentía más hambre que enojo, así que lo perdono una vez más. Se dirigieron al
supermercado más cercano que había, que curiosamente estaba cerca de la casa
de su amada, una vez comprado todo para su alimento a la casa de su pollita
llamó.
Gina, que por nombre tenia, corrió a los brazos de su amado que tanto había
esperado. Le platico todo lo que había pasado, y le presentó a su compañero de
viaje. Decidió comprarse un celular para no volver a pasar lo mismo nunca más.
Decidió a completar lo que había empezado, le platico a su amada su sueño, a lo
que esta accedió sin pensarlo dos veces.
FIN.