Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
“Pero recibiréis poder, cuando el Espíritu Santo venga sobre vosotros; y me serán testigos
en Jerusalén, en Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra” Hechos 1:8
INTRODUCCIÓN: ¿Que es el poder? ¿Por qué muchos lo anhelan? ¿Quién tiene poder?
¿Cómo se demuestra el poder? ¿Cómo se adquiere el poder? ¿A qué actos de la vida se le
llama poder? etc. son preguntas que están en el aire, y que sus respuestas solo son los
criterios de cada persona para la aplicación de la vida personal de cada individuo. Aunque
la palabra poder es muy conocida su contenido no.
I.- EL VERDADERO PODER EMANA DE DIOS. La palabra poder es muy elevada para los
hombres, ya que su verdadero contenido es ilimitado para hacer las cosas, no importa lo
que sea y por el otro lado mal usado. Y el único que puede usar correctamente el poder es
Dios. Así que el verdadero poder emana de Él.
a) Cualquiera tipo de poder el de los reyes, emperadores, gobernantes, y aun de los
monstruos o cualquier otro ser creado sea terreno o celestial, incluyendo a Satanás.
Todo está bajo el dominio del poder de Dios.
b) Jesucristo dijo, en sus últimas instrucciones a sus discípulos: “Pero recibiréis poder,
cuando el Espíritu Santo venga sobre vosotros; y me serán testigos en Jerusalén, en
Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8).
c) La palabra griega que se traduce al español como “Poder” en La Biblia es
“dunamis”. También se traduce como “fuerza, obras poderosas, milagro, poder, y
virtud”. Es la misma raíz de donde se derivan las palabras como “dínamo” y
“dinamita”. Todos estos términos se relacionan con poder, fuerza y energía, de Dios
no de personas. Jesús dijo: recibiréis poder cuando el Espíritu Santo venga sobre
vosotros. El poder emana de Dios y los hombres lo reciben cuando El Espíritu Santo
viene sobre él.
CONCLUSIÓN: Antes de hacerlo queremos decirle a nuestro gran Dios soberano Jesucristo,
no a nosotros Señor, no a nosotros, sino a tu santo Nombre y a tu gloriosa majestad. Por
muchos dones, talentos, cualidades, conocimiento intelectual y sabiduría que tengamos
ante ti no somos nada, pues de ti emana lo que tenemos, y no podemos hacer otra cosa
más que agradecerte porque en tu poder creador nos has dotado de tan parte distintiva
que nos hace diferentes a los demás, pero no para sentirnos superiores o poderosos, sino
para que, de la diversidad, podamos mostrar tu grandioso poderío. A ti sea el honor la
gloria y el imperio.