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CARRERA DE PSICOLOGÍA

Ficha de Cátedra

Psicopatología II. Carrera de Psicología.

Instituto Universitario Fundación Barceló

Sedes Bs. As. y La Rioja.

MELANCOLÍA
Adriana FERNÁNDEZ
Adriana FERNÁNDEZ

MELANCOLÍA

1 - Melancolía y pasión

A diferencia de otras patologías que están identificadas con nombres científicos,


esta denominación pertenece al lenguaje común. Se refiere a un sentimiento o a un
estado de un sujeto que se expresa como una intensa tristeza o depresión del ánimo. Si
bien escribieron sobre ella los poetas de todas las épocas, se la considera, bajo ciertas
condiciones extremas, una afección psíquica grave y se la admite dentro del cuadro de las
psicosis.

El uso del vocablo indica que la melancolía pertenece a las pasiones del alma,
aquellas que designan el padecimiento y el dolor que se expresa en el tormento y la
muerte, por antonomasia la pasión de Jesús. Sin embargo las definiciones comunes
colocan a la pasión del lado de una emoción intensa y a la melancolía como una especie
de locura sosegada y permanente. Ese sosiego es más apariencia o facie melancólica
que una ausencia de pasión, como dice recluido en la cárcel de Picassent, Jordi Bellver
Bayona:

Melancolía Melancolía’1

"Yo también creía que era un sentimiento, pero aquí entre estos muros, la he
comprendido y observado por primera vez. No es un sentimiento, es un animal."

"Un animal feroz, despiadado, salvaje y sanguinario. Vas andando tranquilamente


por el patio y te ataca. Tú a él no lo ves, es mimético, se camufla en tus
sentimientos, no perdona. Al principio parece inofensivo. Un recuerdo, un amigo,
un olor,...Tú te acercas e intentas tocarlo, se deja, es agradable, pero sin darte
cuenta te muerde, te araña, te destroza. Su veneno te paraliza, te desgarra, y de
repente -sin darte cuenta- te ves solo, desnudo, vulnerado, preso, muy preso"

1
Bayona, J.B.: cárcel de Picassent [2002]
En el año 1999 después de escribir '4.48 Psicosis', Sarah Kane, de veintiocho
años, considerada una de los primeros dramaturgos representantes del grupo inglés In
yer face 2 surgido en la década de los '90, pone fin a su vida. Tres años antes publica
'Ansia'3. En esta obra el personaje llamado 'C', en uno de los parlamentos expresa un
anhelo que dice:

“Que perezca el día en que fui dada a luz

Que la negrura de la noche lo aterrorice

Que las estrellas de su alborada sean oscuras

Que no vea los párpados de la madrugada

Ya que no cerró la puerta del útero de mi madre”

Apenas cinco estrofas rítmicas construyen y dan a conocer al mundo el universo


simbólico donde habita el más profundo dolor de existir. La muerte de Kane, no tuvo más
testigos que el silencio de su habitación. En vida su figura tomó estado público, y su obra
fue reconocida y representada en diversos teatros de Europa.

Las pasiones, reveladas en sus íntimos matices por la literatura y el arte, también
tuvieron su hora en la psicopatología que Freud validó en conjunto con una psicología
abisal o de las profundidades.

Para la ciencia, y para la con-ciencia, el inconsciente era un abismo que conjugaba


lo demoníaco y lo desconocido; el averno por ellas rechazado, tuvo lugar en la figura del
'ello' erigido como representante de las 'pasiones indómitas'4 nombre común de la pulsión.
Esta inclusión en el entendimiento de los fenómenos psíquicos, quizás explica el hecho de
que su producción deba más a la obra artística y literaria, que a las clasificaciones de la
psiquiatría clásica.

Acompañando los desarrollos del psicoanálisis pueden encontrarse las dos


vertientes del drama: en la psicopatología de la vida cotidiana5 cercana a la comedia, en

2
deformación de 'in your face'
3
Kane, S.: "Ansia - 4.48 Psicosis" [2006] Losada
4
Freud, S.: "Nuevas lecciones introductorias al psicoanálisis" 1932. Biblioteca Nueva
5
Freud, S.: "Psicopatología de la vida cotidiana" 1900 . Biblioteca Nueva
las teorías de lo cómico, promovidas por el análisis del chiste y del humor, y en la
inscripción trágica de las neurosis fundadas en la tragedia de Edipo.

La relación que existe entre el psicoanálisis y el arte es múltiple; no es el objetivo


de este estudio enumerarla ni tampoco fomentarla, pero sí mencionar el factor común que
las vincula, y que se produce al reconocer el psicoanálisis el cruce entre la neurosis y el
objeto nada transparente de lo humano como espíritu. Ni el psicoanálisis ni el arte en
todas sus formas dan consistencia a ese objeto, pues no pretenden simplificarlo con el
propósito de objetivarlo, ciñéndolo a una realidad determinada. Eso no les impide el
intento de revelarlo; al contrario, ambas se renuevan al dar a conocer abiertamente en su
obra los modos parciales, no absolutos, de interpretar esa materia compleja.

La psiquiatría respondió en cambio a otro modelo que se ajustaba a otras


determinaciones de lo psíquico y se fundó en la observación objetiva de fenómenos
considerados reales o funcionales; los cuadros nosológicos presentaban, como
actualmente lo hacen, los síntomas o los estados patológicos desde un punto de vista
descriptivo, mostrando la conducta o las fases de la enfermedad.

2 - La melancolía como fenómeno:

2.1 - Fines del siglo XIX y siglo XX:

Los síntomas descritos para la melancolía no exceden en mucho la connotación


del término que la designa, desde las clasificaciones de la psiquiatría clásica hasta el
manual de práctica que se utiliza actualmente para el diagnóstico de trastornos mentales
conocido como D.S.M- IV6.

Hay escuelas que la clasifican como un síndrome dependiente de varias entidades


clínicas y otras una entidad en sí misma; casi todas las descripciones consultadas
agrupan los mismos rasgos de carácter, conductas alimentarias, vinculares, corporales y
consideran la gravedad extrema a la que apunta la tendencia inercial del cuadro.

Proveniente de la escuela de Munich, Emil Kraepelin la relaciona con la psicosis


maníaco-depresiva. En Viena, Freud parte de esta clasificación considerando típica la
alternancia de manía y depresión o bien la forma pura que toma el cuadro. Dice en 'Duelo
y melancolía':

6
"Diagnostic and Statisticalt Manual of Mental Disorder" [2000] - Masson
"La peculiaridad más notable de la melancolía es su tendencia a volverse del revés
de la manía, un estado que presenta los síntomas opuestos. Según se sabe no
toda melancolía tiene este destino. Muchos casos transcurren con recidivas
periódicas, y en los intervalos no se advierte tonalidad alguna de manía, o se la
advierte solo en muy escasa medida. Otros casos muestran esa alternancia
regular de fases melancólicas y maníacas que ha llevado a diferenciar la locura
circular".

2.2 - Siglo XXI:

En la actualidad la medicina y la psicología dependientes en algunos casos de


organizaciones que las regulan, unificaron las clasificaciones con un criterio práctico
generalizando el uso del manual estadístico D.S.M - IV7 o su última versión 5. En este
manual las clasificaciones de la escuela americana sustituyen las entidades clásicas, las
cuales quedan disueltas o bien son englobadas en otras con diferente nombre. Dentro de
lo que se considera "trastornos del estado de ánimo" se describen tres: trastornos
bipolares, depresivos, afectivos (episódicos), también especificaciones para episodios
considerados recidivantes y los que son recientes. Entre los episodios recientes se
encuentran los 'síntomas melancólicos'. Estos se dividen en:

- Síntomas típicos: estado de ánimo deprimido, pérdida de placer en casi todas


las actividades, pérdida de peso, culpabilidad inapropiada, enlentecimiento o
agitación psicomotores.
- Síntomas atípicos: aumento de peso, hipersomnia, sensibilidad prolongada al
rechazo interpersonal que provoca deterioro laboral o social significativo.

Se reconoce en todas las clasificaciones en general, el dolor moral como forma del
padecimiento, escasa producción delirante y en caso de darse delirio el contenido es
igualmente moral dado por auto-reproches con producción monótona, no fantasiosa. El
cuadro culmina con peligro de muerte por anorexia o por el acometido suicida.

2.3- Descripción del fenómeno y tres premisas de la melancolía en Freud:

7
El D.S.M - IV es un manual de códigos, popularizado por su uso en la medicina legal, laboral y los sistemas
de salud que se rigen por dictámenes de organizaciones reconocidas como la Organización Mundial de la
Salud. Determina criterios de selección para el diagnóstico de trastornos mentales: a) por parámetros de
tiempo de evolución, no menor a determinado período y b) por la exigencia de una cantidad establecida de
signos, generalmente 3 o 4 entre una variedad de síntomas recurrentes.
En 1915 Freud realiza un estudio paralelo entre los fenómenos del duelo y los de
la melancolía por considerarlos afines y con el objetivo de "esclarecer la esencia de la
melancolía", reúne los caracteres principales del cuadro:

"La melancolía se caracteriza psíquicamente por un estado de ánimo


profundamente doloroso, una cesación del interés por el mundo exterior, la pérdida
de la capacidad de amar, la inhibición de todas las funciones y la disminución de
amor propio. Esta última se traduce en reproches y acusaciones, de que el
paciente se hace objeto a sí mismo, y puede llegar incluso a una delirante espera
de castigo. Este cuadro se nos hace más inteligible cuando reflexionamos que el
duelo muestra también estos caracteres, a excepción de uno solo; la perturbación
del amor propio"8

Otros síntomas que describe:

- delirio de empequeñecimiento
- rechazo a alimentarse
- insomnio

Respecto del delirio de empequeñecimiento:

"Este [el paciente] nos describe su yo como indigno de toda estimación, incapaz de
rendimiento valioso alguno y moralmente condenable. Se dirige amargos
reproches, se insulta y espera la repulsa y el castigo. Se humilla ante todos los
demás y compadece a los suyos por hallarse ligados a una persona tan
despreciable. No abriga idea ninguna de que haya tenido efecto en él una
modificación, sino que extiende su crítica al pasado y afirma no haber sido nunca
mejor."[..] "en el melancólico observamos el carácter contrario [del remordimiento
normal] o sea el deseo de comunicar a todo el mundo sus propios defectos, como
si en este rebajamiento hallara una satisfacción"9

Al finalizar su estudio considera tres premisas de la melancolía:

. la pérdida del objeto

. la ambivalencia

8
Freud, S.: "Duelo y Melancolía" 1915 [17] Biblioteca Nueva
9
Freud, S.: Op. Cit.
. la regresión de la libido al yo

La primer premisa la comparte con el duelo normal y el patológico; la segunda con el


duelo patológico-del tipo de las neurosis obsesivas-; y la tercera es un fenómeno
elemental de la melancolía: a) en concordancia con las patologías narcisistas [estas son
tres: dementia praecox10, paranoia y melancolía11] y b) en correlato con el narcisismo y el
duelo patológico.

3 - El fenómeno, una paradoja:

Un punto de vista descriptivo es el que considera los fenómenos desde el estado


aparente, tal como la percepción los muestra a la conciencia, o dicho de otra manera, la
variable 'fenómeno' se refiere a la observación realista de un objeto presente a nuestros
sentidos y a nuestra conciencia.

Las estructuras freudianas toman en cuenta las descripciones y las observaciones


de fenómenos en calidad de síntomas o signos relevantes del cuadro, marcando las
diferencias existentes con otras entidades clínicas. Pero en sí no son descriptivas ni se
fundan en la existencia de determinadas conductas de los sujetos, sino que se basan en
nociones abstractas y esquemas simbólicos, cuya dinámica permite tanto el análisis y la
comprensión de los fenómenos normales como los patológicos.

"Lo dinámico [inconsciente] sólo encuentra en los fenómenos una expresión


equívoca" decía Freud en 1923 al emprender el análisis del Yo desde una nueva
perspectiva tópica. No cercenaba el fenómeno, pero intentaba apoyarlo en otras nociones
más confiables aunque de carácter menos evidente.

Con una orientación opuesta, la filosofía que le era contemporánea abordaba la


teoría de las descripciones que debe su nombre a Bertrand Russell. Al respecto J. A.
Miller dice en "Ironía"12: "La teoría de las descripciones querría reducir la verdad a la
exactitud, que se diga solamente lo que es, puesto que el discurso describe lo real.
Querría descubrir al discurso que dice lo que no es”. Estos cánones de razonamiento no
condecían con la experiencia del inconsciente freudiano, cuya única realidad material -la
que interesaba para su análisis- era el texto cifrado en los síntomas, en los sueños y otras
10
Freud, S.: Freud había reunido provisionalmente con el nombre de "parafrenia", la paranoia y la
dementia praecox (esquizofrenia de Bleuler )
11
Freud, S.: "Psicoanálisis y teoría de la libido"1922 [23] Biblioteca Nueva
12
Miller, J. A.: "Ironía - Clínica de las Psicosis" Uno por Uno Número 34, Revista mundial de psicoanálisis.
formaciones similares. Tampoco podía ser vinculado a una realidad fáctica a no ser los
restos diurnos, provenientes en última instancia de pensamientos inconscientes. Del
mismo modo la obra de Kane13 no puede ser tomada literalmente en el único sentido real
del suicidio de la autora.

Los versos: 'que perezca', 'que (...) lo aterrorice', 'que (...) sean oscuras', 'que no
vea', cuyo contenido es el odio, contrastan con el anhelo inherente a su enunciado. Desde
el punto de vista discursivo el lúgubre deseo es propiciatorio, al igual que si dijéramos 'que
se haga la luz!’.

El contraste de ambos planos, que no son descritos y a pesar de todo son reales,
es en definitiva lo que cuenta y da el resultado vital de la creación artística.

También la perspectiva freudiana frente a los fenómenos está lejos de considerar


la verdad del lado de la realidad o exactitud de un enunciado. Por el contrario afirmó como
verdad la engañosa expresión de los sueños, cuyos enunciados deformados, cortados por
la censura, no podían concebirse en carácter de reales sino oníricos. Les dio valor de
verdad considerando que eran el cumplimiento de un deseo inconsciente y los equiparó a
los síntomas, considerados el fenómeno princep de las descripciones psicopatológicas.
Además de los síntomas y los sueños incorporó otras producciones ligadas al deseo
inconsciente: las fantasías y los delirios producto del retorno de una fantasía por una vía
real - desde la percepción de los sentidos -. Al afirmarse de este modo, el psicoanálisis
hizo lugar a la paradoja que trata lo evidente como falso y a lo verdadero como ausencia,
reconociendo una pérdida doble: de realidad, porque aquello sentido como verdad no era
más que el efecto operante de la fantasía; y de consistencia, en tanto que en el lugar de la
'cosa' no se encontraba nada material, sino un 'das ding' vaciado en un objeto perdido.
Esta forma de abordar el problema, significó la caída de un muro entre lo normal y la
enfermedad y contribuyó a la expansión del psicoanálisis más allá de su práctica haciendo
que formara parte de diversas áreas de la cultura. Pero esta expansión en un terreno
efectivo tuvo una contrapartida necesaria, que puede verificarse en las opiniones que
Freud vertía respecto de los alcances del psicoanálisis. Una posición o una ética que dio
coherencia a los conceptos al responder a la misma lógica en la que ellos se explicaban.
Más cerca que otros de intuir un límite en la posibilidad del conocimiento del alma, declaró
que sería una teoría inacabada, que no formaría una cosmovisión ni un sistema integral
de comprensión filosófica, que las nociones que sustentaban su psicología general no se
basaban en un modelo ideal de normalidad, sino que inversamente, partían de la
observación de fenómenos considerados anormales o desviados para la psiquiatría
clásica.

A continuación analizaremos algunos desarrollos teóricos de la obra de Freud en


relación a nuestro tema.

13
Op. Cit. página 2.
4 - Melancolía y segunda tópica:

Así como en el origen fue a la histérica y a su deseo a quienes se adeudó la


fundación del método analítico, menos reconocida pero igualmente contribuyente al
psicoanálisis fue la melancolía y su deseo de muerte, a los que puede atribuirse gran
parte de los conocimientos que permitieron fundar una segunda tópica14. Esta tópica se
trató de un montaje de lugares psíquicos, un soporte donde se pudieron concebir una
dinámica, unos mecanismos y su funcionamiento y explicar en forma provisional,
apoyándose en esa estructura, las complejidades del psiquismo normal, neurótico o
psicótico. Este paso dado, significó un progreso formal y conceptual, por el punto de vista
tópico15 y por los nuevos enunciados que se desprendieron de este ordenamiento.
Algunos conceptos se sustituyeron por otros, como ocurrió con la teoría de las pulsiones,
otros fueron modificados parcialmente, como el concepto de represión, y también aquellos
que sin haber variado sustancialmente, como el concepto de síntoma, cambiaron sin
embargo de significación por efecto del contexto teórico en que fueron enunciados.

Se añade y se articula a esos cambios la clínica que se practicó en cada época y


la presentación de casos sobre los que se basa parte de la investigación teórica, ya que el
método psicoanalítico está vinculado estrechamente a la formulación de conceptos que su
práctica hizo posible y de los cuales también es efecto.

El análisis de la segunda tópica se apoyó con mayores posibilidades que la


primera (dinámica) en formulaciones propias y permitió nuevas hipótesis. Entre estas
mencionaremos el enunciado que afirma que existen procesos cargados de energía que
sin haber sido reprimidos no acceden sin embargo a la conciencia. Se propone una fuente
de energía física, a modo de ejemplo el caso donde exista un dolor, sin que la conciencia
intervenga o tome cuenta de esa sensación. Freud no encontró precisión para nombrar
estos procesos y los llamó 'sensaciones inconscientes’ o bien representaciones16. Elucidó
que para llegar a ser sensaciones propiamente dichas, o sea para llegar a la conciencia,
incluso el dolor, tienen que tener un enlace verbal. Es la manera en que los procesos, ya
sean físicos o mentales llegan a la percepción (interior).

Un desarrollo teórico implica una renovación del contexto en que los conceptos se
articulan y también una suspensión al menos temporaria del sentido general en que se
afirman, por lo que se hace necesario para continuar este punto revisar los cambios que
afectaron algunas categorías conceptuales.

14
La primera divide el aparato psíquico en consciente, preconsciente e inconsciente
15
Tópica que divide el psiquismo en tres instancias o estructuras, Yo, Ello y Superyo
16
Freud, S.: "El yo y el ello" [1923] Biblioteca Nueva
5 - Categorías Conceptuales: renovación del contexto teórico:

¿Qué alcances tuvo la división entre consciente e inconsciente de la primera


tópica?

Naturalmente Freud no se había interesado en esa división en un sentido


descriptivo, porque "nada aportaba decir que algunas representaciones que no estaban
en la conciencia, sin embargo estaban a disposición en estado latente"17. Planteó el
inconsciente no como una cualidad diferenciada de la consciencia sino en un sentido
dinámico, tratando de descubrir cómo aquello que era inconsciente retornaba en diversas
formaciones como los sueños, síntomas o actos fallidos.

Los casos de histeria, las neurosis obsesivas, las fobias y las neurosis mixtas que
se expusieron en relatos breves, mostraban las producciones del inconsciente desde este
punto de vista. El análisis del síntoma y de las formaciones del inconsciente, fluía sobre
una red conceptual que se adecuaba a la hipótesis del inconsciente dinámico. Esta
hipótesis se fundaba en la defensa o represión como estrategia central de la neurosis. En
comunión con este concepto se entendió que el método analítico apuntaba al
levantamiento de la defensa y a la resolución del conflicto que daba lugar a los síntomas.
Pero había otro inconsciente que no se correspondía con este orden de fenómenos y del
cual provenía la fuente de aquellos 'sentimientos inconscientes' tan dificultosamente
enunciados, y que no eran discernibles apoyándose en la primera hipótesis de división del
psiquismo.

La clínica de la época acusaba quizás mayores resistencias que aquel primer


momento del hallazgo del inconsciente dinámico, el hecho es que aquellos obstáculos
fueron considerados de otra procedencia que de la defensa. La reacción terapéutica
negativa, ponía de manifiesto el sentido contrario al declarado por los pacientes como
voluntad de sanar. Esta contradicción planteaba un nuevo interrogante y fue considerada
el efecto de alguna moción no revelada hasta ese momento; se reconoció la insuficiencia
de los conceptos que hasta entonces sustentaba la teoría psicoanalítica para explicar la
reacción terapéutica adversa. Se observó que esas tendencias opuestas eran de un
carácter silencioso o mudo y debían deducirse de una fuerza optativa contraria a las
pulsiones de vida, que se identificó con el nombre de Tánatos, pulsión que se contraponía
a la libido sexual.

La nueva teoría de las pulsiones representó el objeto y fin de la vida como un


combate entre opuestos y dividió esas tendencias en pulsiones de vida o Eros y las

17
Freud, S.: "Lo Inconsciente" [1915] Biblioteca Nueva
pulsiones de muerte o Tánatos.18 La oposición de tendencias no era nueva, estaba en la
hipótesis dinámica, pero esa primera se debía a un conflicto vital entre pulsiones que
buscaban su satisfacción -sexuales- y las que preservaban al organismo -yoicas-. La
novedad fue la existencia de la pulsión de muerte que desplazó las de autoconservación o
yoicas (respondiendo a una lógica de la que nos ocuparemos en el punto siguiente).

Junto a la nueva polaridad pulsional se creó una tópica, para determinar dónde
esas pulsiones actuaban y la posición dividida del sujeto en relación a esas mociones.
Efectuó una triple división del psiquismo; lugares psíquicos no homogéneos donde se
generaban las tensiones, pensamientos y reservas de cargas o energía de distinta índole.
Esos lugares se arrogaban una especie de representación de los términos últimos que
entraban en conflicto: el mundo exterior con la exigencia de sus metas ideales (Super yo -
Ideal del yo) y las pulsiones con la perentoriedad de las pasiones (Ello). La instancia
mediadora que terciaba en el conflicto (Yo) era apenas capaz de conciencia y estaba
supeditada y respondía en su conformación a esas exigencias. Las tres instancias y el par
de opuestos, generaron la estructura que hizo posible pensar los nuevos problemas que
planteaba la clínica, a los que claramente se atribuyó una complejidad mayor que ser el
producto de la defensa frente a las pulsiones sexuales.

Revisaremos esos cambios y su vinculación a la melancolía en el punto que sigue.

6 - Melancolía y libido:

El análisis del yo proviene del estudio de la melancolía y de otras patologías


narcisistas. Da una idea de la condición melancólica la indicación de Freud, acerca de que
el análisis del yo no debía partir de ningún examen de las conductas normales, sino por el
contrario debía hacerse "a partir de sus destrozos" aludiendo al estado del yo en ese tipo
de dolencia. Este estudio dio como resultado la tesis sobre el comportamiento de la libido,
a partir de la cual se definieron mejor las diferencias entre las neurosis y las psicosis y
afirmó la base de las estructuras freudianas, mostrando las divergencias con otros puntos
de vista teóricos. La tesis mencionada afirma que tanto las pulsiones del yo como las
pulsiones de objeto, son asimismo sexuales: por igual tienden a la satisfacción y no a la
autoconservación como antes se pensaba de la primera. Podía plantearse una objeción a
esta nueva hipótesis que daba por no existente a esas pulsiones de autoconservación,
por el hecho aparente de que la continuidad de la vida podía deberse a un instinto natural
de conservación. Pero esa objeción se salvaba teniendo en cuenta que la preservación de
la especie no sujeta a tal cumplimiento en cada individuo en particular. Es decir, la
hipótesis no cuestionaba la idea de que la libido, a nivel de la especie, tiene por función
preservarla, pero suponía que ese requisito no se cumple en cada uno de los miembros

18
Freud, S.: "El yo y el ello" - Las dos clases de instintos [ 1923] - Biblioteca Nueva
de su especie, considerados en forma individual subsidiarios, mero "plasma germinal" 19 al
servicio de Eros.

Se advierte en el planteo del problema, la negativa a considerar la existencia de un


instinto conservador de la vida, actuante en cada sujeto en forma natural. Por el contrario
la vida era el resultado de una lucha de fuerzas en oposición en la que participaban por
igual Eros y Tánatos. Ante la inexistencia de tal instinto natural debió abandonarse la idea
de las pulsiones de autoconservación (pulsiones del Yo) o atribuirles una carga similar a
la que partía del yo como investidura de objetos. Inclinándose por esto último, declara que
las pulsiones del yo son sexuales, pertenecen a la libido y no tienen otra función que la
satisfacción.

En el debate con Jung20 afirma con vehemencia Freud, que la libido siempre es
sexual, y que no hay otro 'interés' para las pulsiones de vida. No hay punto de inflexión en
el tono de esta discusión pues se trata para Freud de un concepto fundamental. La
discusión con Jung consistía en que éste otorgaba a la libido un valor generalizado,
atribuyéndole un interés que no era específicamente sexual. Freud contestó que ese era
el tópico faltante por el cual Jung no podía diferenciar un anacoreta de un psicótico, en
tanto que el primero al igual que el psicótico, retira la libido de los objetos externos, pero -
como lo demuestra el ideal del asceta- no de los objetos de su fantasía. En cambio
advirtió que en la psicosis, la libido se retiraba del reducto neurótico de la fantasía, y se
retraía al yo como su último bastión. Uno de los problemas que esta afirmación planteaba,
era la desaparición del objeto -en el sentido que no quedaba investido en la fantasía- y
aún así, el sostenimiento de la libido como goce. Para ese caso de que la libido fuera
retraída al yo, y sin que contara ya el objeto de la fantasía, cabría la pregunta de qué
posibilidades tenían esas pulsiones -ahora devenidas pulsiones del yo- de un rodeo
amoroso, de ambivalencia o incluso de odio en torno a un objeto, en tanto que ellas se
definían como sexuales. La solución hallada y que da coherencia a la teoría de las
pulsiones, es que el yo era objeto de la libido, hipótesis singular que da explicación al
narcisismo normal y también a la melancolía. Veremos sus diferencias en el punto que
sigue.

7 - Algunas diferencias entre narcisismo y melancolía:

La hipótesis del narcisismo formulada por Freud se apoya en la leyenda


homónima. El relato describe a Narciso mirando su rostro en el espejo de un lago,
extasiado por la belleza de su imagen que contempla como si fuera de otro; muere con
fascinado amor, reencarnando en la bella flor que lleva su nombre. El amor del narcisismo
es un amor de desconocimiento, no reconoce que la imagen que ama es la suya propia e
ignora al partenaire del otro sexo. El estado de gracia en el que cae Narciso se

19
Freud, S.: "Introducción del narcisismo" [1914] - Biblioteca Nueva
20
Freud, S.: "Introducción del narcisismo" [1914] - Biblioteca Nueva
complementa en la leyenda con la figura melancólica de la mujer que sigue sus pasos.
Eco enamorada e ignorada por Narciso, queda condenada a ser una voz que retumba en
la montaña, también en espejo por efecto de la repetición, pero en el plano del desamor.
La figura de Eco condensa la idea de la repetición de un fracaso o una herida narcisística.

Freud consideraba que el narcisismo es un momento de pasaje del que es


necesario salir, concepto equiparable al estadio del espejo de Lacan que revela las
falacias que despliega el sujeto en el campo imaginario y la agresividad a la que conduce
su encierro. Distinto destino aunque similar procedencia tiene el odio y el amor que la
melancolía hace recaer sobre un Yo irremediablemente atraído hacia la muerte. La figura
de la muerte es recurrente en el escenario de la melancolía, diferente a la muerte de
Narciso, cumple otro papel.

La muerte en la leyenda de Narciso es consecuencia de la entrega amorosa y


además, en la estructura del relato, es la encargada de poner fin al espejismo, pues
Narciso ha quedado atrapado por la fascinación que le produjo su imagen en el lago. De
esa muerte que es tributo a la belleza, queda como saldo simbólico un pequeño rastro, la
flor, y la trascendencia del nombre del personaje. En otro sentido, se vincula la muerte -en
el sentido de evitarla- a los fantasmas y las inhibiciones de la neurosis obsesiva,
explicando las vacilaciones que rodean las acciones de esa neurosis: la morosidad de las
decisiones, la permanente duda y la postergación de todo acto o pronunciamiento por
parte del sujeto. Por último el neurótico le delega imaginariamente la finalización del
conflicto, detenido como está en su resolución por la posición ambivalente propia de esta
neurosis. Asimismo, en la melancolía la muerte aparece como una forma de resolución
final, pero sin el carácter de espejismo que le da la producción fantasmática de la neurosis
obsesiva. La melancolía no es 'fantasiosa ni delirante', antes bien parece tratarse de la
certeza de la existencia del objeto y la convicción de su abandono. No es la muerte la que
imaginariamente resuelve el conflicto en la melancolía sino que es el sujeto quien decide
por la muerte, al modo de un cierre del sin-sentido de la vida a través de una acción
voluntaria.

En esta poesía vislumbra Borges el destino trágico de Darío:

“Canción de otoño en primavera

Melancolía

Lo fatal !Eheu!”

La exclamación final se asimila al 'basta’ de la nota que deja Leopoldo Lugones


antes de ingerir el arsénico con el que se suicida:
"No puedo terminar el libro sobre Roca. Basta.”

Escritor prolífico además de figura pública, múltiple por la cantidad y diversidad de


intereses, Lugones dice ‘basta’, y tal vez pleno de cansancio fuerza la decisión final.

Además de ese cierre voluntario de la vida por el acometido suicida, parece


también recurrente en algunos suicidios dejar una nota o una carta certificando el acto
voluntario, una despedida, y a veces con un encargo. Este encargo se trata de un pedido
para que se cumpla post-mortem la voluntad de destruir algo u omitir hacer algo que
supone sucederá. A veces se trata del destino de la obra producida o bien la ausencia de
lápida, o que su nombre no figure en ningún monumento o calle, etc. Lugones pide que lo
entierren sin cajón y sin lápida. Este hecho quizás azaroso, aporta una diferencia entre el
suicidio y la mítica muerte de Narciso, consecuencia del apartamiento del suicida del
campo del narcisismo.

Una pequeña anécdota tal vez nos aclare este punto:

Un crítico de arte mencionaba en una ocasión una escultura de Dalí y se refería a


la necesaria presencia de un agujero que se ubicaba en el pie de la figura. Para
demostrarlo invitaba a rellenar imaginariamente ese espacio y así poder captar en una
dimensión real la descomposición inmediata de la totalidad de la obra. Del mismo modo
que el agujero de la estatua de Dalí, se ubica la flor en la leyenda de Narciso. La flor es al
mismo tiempo el rastro de Narciso, la representación del tributo rendido a la belleza, etc.,
pero sobre todo -pues cualquier otro elemento puede ocupar ese lugar- un espacio o
vacío que no puede ser faltante, porque caería el relato, cuya estructura se resuelve al
final, con una muerte seguida por una transformación. Podemos proceder con la leyenda
de Narciso del mismo modo que con el experimento del crítico de arte: considerar el
elemento vital de la obra. La flor es un rastro o resto o asimismo un agujero, si se quiere
oculto tras la imagen que Narciso no se resigna a perder21 y al mismo tiempo resuelve la
salida y la finalización del drama.

También en la melancolía se produce la división que hace posible la imagen de sí,


narcisística, en el sentido que ésta llega a la percepción como otra. Pero la melancolía
procede con ella de manera diferente: no habría una leyenda en donde apoyarla porque la
imagen tomaría un carácter real, doloroso, casi siniestro. Es que la imagen de sí en la
melancolía no se degrada, ni se pierde ni se transforma, por el contrario se hace
consistente rellenando el lugar que debía permanecer vacío, o apenas vacío como para
sostener la estructura de toda la obra, o dicho de otra manera, al suturarse ese espacio
pierde el elemento vital.

21
La diferencia entre la imagen narcisística y el objeto como vacío están especificadas en la obra
de Lacan como i(a) y a.
Veamos la premisa que asocia la melancolía al duelo:

El proceso de duelo es el doloroso trabajo de ir capturando todos los momentos y


las memorias que se guardan del objeto y resignarlas paso a paso, a medida que se va
produciendo, en términos de tiempo, el reconocimiento lento y real de su pérdida. La
correspondencia que tiene la melancolía con el duelo es el hecho de que el sujeto se ve
enfrentado a una pérdida: más frecuentemente en la de la melancolía no se trata siempre
de una muerte concreta sino de la pérdida de un ideal. Algo 'se viene abajo' se cae y ese
es el sentido de la pérdida que vale como una muerte. El proceso que sigue en el duelo
es del orden de la identificación: la libido que se retrae se recupera a nivel del yo donde el
objeto que se da por perdido -perdido como objeto de la pulsión- es incorporado bajo
distintas formas de identificación. Mencionaremos lo que sucede en ese nivel en la
melancolía:

La revuelta de la carga que provenía del objeto de la fantasía y que se adhiere al


yo como identificación, cuenta con un elemento narcisista ya contenido en la elección de
objeto22. Se trata de un elemento narcisístico no resignado, que causó y sostuvo la
elección de objeto, y que pesar de las realidades adversas no podía perderse. Es
probable que ese elemento desencadene el estrago melancólico en el momento de
acceso a la identificación, de por sí dolorosa porque es sobre el fondo de una pérdida. Es
la exigencia de los elementos en juego, en el sentido que nada puede perderse, lo que
trae a la escena melancólica el abandono sufrido, la elevadísima o "prolongada
sensibilidad al rechazo interpersonal".

Puede aceptarse que en la melancolía hay un peso mayor de la experiencia de


fracaso. La decepción y la ofensa recibida tienen una dimensión injuriosa para el sujeto y
es disolvente del escenario del mundo, por lo que es lógico que produzcan efectos
primarios de largo alcance o un desenlace precipitado frente a la indiferencia o
agresividad de otro que no infunde el deseo de vivir. Pero la melancolía procede como la
teoría de las descripciones, en la búsqueda de un enunciado que sea verdadero, que no
engañe y un objeto que sea igualmente consistente. Y cuando cae, es por estas razones
de orden interno.

El deseo de muerte va al lugar de la certeza, da consistencia al objeto. En esa


dirección Lacan dice que el melancólico está en el dominio simbólico del tener y que en
ese sentido "está arruinado". Pero, sobre todo, volviendo a la diferencia con el narcisismo,
la melancolía no podría ser una leyenda porque carecería de la posibilidad de generar un
desenlace, como es el caso positivo de la muerte de Narciso23 y su transformación en un
22
Freud, S.: "Duelo y melancolía"
23
a nivel del relato se trata de la muerte de Narciso, pero a nivel de la estructura no reviste las
características del duelo.
resto. El pedido de la carta suicida hace pensar que la muerte no resuelve el final del
conflicto en la melancolía, y que sin más recursos que el más allá, procede con una
estética que podría representarse mejor por una división exacta, sin resto.

8 - Melancolía, hipótesis del conflicto. Antítesis poética y conflagración semántica:

Conocidos son los ciclos entre la melancolía y la manía, pero no corresponde


adjudicar esa oposición de estados a un conflicto, pues no están en la misma esfera de
resolución ya que aparecen separados por episodios alternantes, cuando no como
formaciones únicas no alternantes. Tomando en cuenta el estado de apatía y desinterés,
el abandono personal y la claudicación final de toda demanda a las que tiende la pena
melancólica, no da la impresión a prima facie de ser la consecuencia de un conflicto
interno en el sujeto, sino más bien un dejarse estar, una caída o abatimiento de sus
fuerzas, como si no presentara resistencia alguna a esa única tendencia del ánimo. Sólo
un examen del problema permite identificar la forma extrema que le da la intensidad al
conflicto, reconociendo el carácter voraz de la ambivalencia, la pelea dantesca llevada a
cabo en una intimidad tortuosa que conduce a la extinción de la llama de la vida.

Volvemos nuevamente a la obra poética de Kane. En "Psicosis 4.48"24 dice el


personaje en la página 106 de la obra citada:

“Temo perder a aquella a la que nunca he tocado

el amor me mantiene esclava en una jaula de lágrimas

voy royéndome la lengua con la que jamás puedo hablarle

a ella

extraño a una mujer que ni ha nacido

beso a una mujer durante años que me dicen que jamás

nos conoceremos

Todo pasa

Todo perece

Todo cansa

mi pensamiento se aleja con una sonrisa asesina

dejándome una angustia discordante

24
Kane, S.: "Ansia-4.48 Psicosis" [2006] - Losada
que me ruge el alma”

Y en la página 136 donde culmina la obra:

“Es a mí a quien nunca conocí, cuyo rostro está pegado por

el lado interno de mi mente”

De esta lógica parece provenir la denominación de Neurosis Narcisista empleada


por Freud para las psicosis, lógica que admite una discordancia fundante en el sujeto, en
este caso más próximo a la locura y la muerte. A través el drama que consume al
personaje, la obra muestra que el yo no es el mismo en los dos lugares que enuncia el
poema. De la misma manera que el drama en la melancolía: el Yo es interno para el
desgarrado sujeto del narcisismo y sin embargo externo para la pulsión, objeto de amor y
nostalgia y escindidos de odio y culpa intensos.

La primera hipótesis de conflicto aparece en la primera teoría pulsional y la toma


Freud del saber popular que atribuye al poeta "derivar el suceder universal a dos únicas
fuerzas, el hambre y el amor". La hipótesis de conflicto crece en la obra de Freud
sostenida en el más allá del principio del placer de la segunda tópica.

Sería motivo de otra exposición pensar la hipótesis de conflicto a partir de la


construcción de esa primera antítesis poética. En este escrito se muestra cómo el
conflicto de la melancolía no se resuelve en términos de una antítesis poética, antes bien
es el efecto de una conflagración semántica que clausura el sentido de la vida.

Bibliografía:
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Borges, J. L.: "Leopoldo Lugones". Emece. 1998

Dubatti, J.: "Capitalismo, enfermedad y tragedia" artículo en Sarah Kane. Losada. 2006

Estrada, S.: "La maldición de los Lugones" Clarín 30-10-04

Freud, S.: Obras Completas. Biblioteca Nueva

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Kane, S.: "Ansia - 4.48 Psicosis". Losada. 2006

Lacan, J.: "Freud, con respecto a la moral, está a la altura de las circunstancias".
Bruselas. 1960.

Lacan, J.: "La transferencia" Seminario 8. Editorial Paidós

Lacan, J.: "La angustia". Seminario 10. Editorial Paidós.

Lombardi, G.: "Una nueva certidumbre" - Uno Por Uno - 34 - Revista. Mundial de
Psicoanálisis

Miller, J. A.:"Ironía" - Uno Por Uno - Nº 34 - Revista Mundial de Psicoanálisis.

Spregelburd, R.: "Notas del traductor a la edición de Ansia y 4.48 Psicosis"

Palomera, V.: "Freud y la Esquizofrenia" Uno por Uno" número 38 - Revista Mundial de
Psicoanálisis

Pierre, P. (coordinador ediciones española, francesa e italiana): DSM - IV Manual


diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Masson. 2000

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