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La prolongación del psicoanálisis a los niños psicóticos vino rápidamente a poner a los
psicoanalistas en contacto con estados psicóticos precoces; luego con el autismo.
La extensión de esta clínica a los niños traumatizados, a los niños abandonados,
hospitalizados, extendió la intervención del psicoanalista hasta tal punto que las
indicaciones clínicas clásicas de las neurosis parecieron perder su pertinencia.
El psicoanálisis en realidad respondía a tal multiplicidad de casos que tenía problemas para
orientarse. Hizo falta Lacan para enunciar que en verdad el psicoanalista freudiano
descubre así una dimensión clínica que le es propia, la de la demanda insatisfecha.
El resultado de esta extensión de la práctica fue la pérdida del sentido del síntoma.
La clínica de la mirada se ha, en principio, transformado por las nuevas prácticas jurídicas y
humanitarias. Estas aparecen a partir de cuestiones que llevan al sentido del síntoma,
abiertas por la fenomenología que marcó el comienzo del siglo y que acompaña el esfuerzo
psicoanalítico de la interpretación.
Una corriente de verdadero disgusto por las formas clásicas de segregación marca a la
psiquiatría progresista, llamada dinámica.
La clínica de la medicación es la que cambia la sensibilidad del siglo. remodela el nuevo uso
de los psicotrópicos y del nuevo gusto social que estos facilitan.
El síntoma invade las normas del campo social. Constituye aquello que más bien vamos a
llamar estilo de vida. El DSM llega de hecho a poner en su lugar síntomas como nuevas
normas de lo viviente, nuevos modos de gozar.
La dispersión clínica dentro del psicoanálisis fue progresiva. Hay que acordarse de que
freud primero definió la clínica en un marco que es esencialmente el de la clínica de
Kraepelin pero simplificada.
Freud tomo mas o menos su clasificación pero simplificando: tres neurosis obsesiva, histeria
y fobia; para las psicosis, dos campos esenciales, paranoia y parafrenia de un lado, manía y
melancolía del otro, y para las perversiones fue más bien Krafft- Ebing quien hizo la
clasificación que freud simplificó también, centrando sobre la diferencia sexual y la
castración.
Para iniciar en la práctica a sus alumnos Freud establece casos muy sólidos: un caso de
histeria (Dors), un caso de obsesión (el hombre de las ratas) y un caso de fobia (juanito),
esto esto ya terminado en 1909, luego las cosas empezaron a complicarse.
Lo que luego desorganiza las cosas será la “introducción al narcisismo” de 1914 y 1918, el
caso muy bizarro del hombre de los lobos, un ruso rico hasta la revolución del 17, ya había
visitado todos los psiquiatras de europa, había tenido todos diagnósticos contradictorios.
Llega a Freud pero el caso no se ordena bien, mezcla una neurosis obsesiva infantil, dos
episodios delirantes adultos, toda una vida complicada y extraña cuyo diagnóstico no se
puede circunscribir muy bien.
en los años 59 los psicoanalistas de todas las orientaciones se encuentran desbordados por
la extension del síntoma y del sintoma psicoanalitico mismo. Al mismo tiempo. se hallan en
la euforia del descubrimiento, pero con el sentimiento de perder cada dia mas el hilo de lo
que hacia verdaderamente al sintoma freudiano.
El mantendra que lo que desborda en el síntoma, más allá de toda nosografía clínica
admitida es que el síntoma se dirige al Otro, y en esto al lugar del otro contenido en la
demanda. En la demanda de curación particular que se dirige al analista, el análisis aísla la
presencia del Otro en una dimensión propia, una materia propia.
Hace que el psicoanalista encuentre, lo quiera o no, al sufrimiento humano estructurado
como un mensaje, en su particularidad.
Lacan por un lado quiere restaurar la diferenciación entre neurosis y psicosis, y por ello va a
aislar lo que significa la creencia del neurótico, frente a la no creencia del psicótico en el
padre; por otro lado, lacan se interesa en las soluciones encontradas por quienes
precisamente no pueden confiar en el Edipo.
Entre las disciplinas clínicas fuera del psicoanálisis, la psiquiatría clásica fue el único campo
que define una clínica consistente.
Luego vino la incidencia de la difusión de los neurolépticos y otras categorías, como los
ansiolíticos y los antidepresivos.
Por fin había medicamentos para el tratamiento; pero diez años después, a partir de los 90,
ya no era tal el encanto; el efecto mayoritario fue más bien un malestar porque al medicar
mas y mas los comportamientos, se encontraba una pulverización de la clínica, una
dificultad muy grande para fijar una prescripción respondido a una patología estrictamente
definida, una prescripción extendida o una prescripción cosmética.
Los médicos, lejos de encontrarse tranquilos entre sí, entre practicantes de una misma
disciplina, vieron surgir el legislador que ha puesto barreras entre lo normal y lo patológico.
En el seno mismo de la psiquiatría reabsorbida en la medicina, liberada del mind body
problema, se asiste al surgimiento de la legislación médica y del nuevo aparato de control
de los costos de gestión del sistema de salud.
La evolución de la clínica hace surgir dentro y fuera del psicoanálisis un tipo de fenómeno
convergente, la clínica del sujeto narcisista dejado, abandonado, a su propio goce. Esta
zona de goce es la que nos muestra las patologías de la modernidad: violencia, adicción,
depresión, dispersión de la identidad.
Esta dispersión, esta verificación de la verdad clínica acogida por estos múltiples
síndromes, que se agregan uno al otro, puede dar el sentimiento de cierto relativismo
clínico.
ORIENTARSE EN EL SÍNTOMA
Es preciso reintroducir este lugar de Otro a través de la figura del necesario lugar de la
interpretación
En la pluralización de las clínicas, ¿cómo orientarse?, decir que hay que orientarse hacia el
síntoma no es solo una evidencia, es recordar que el debate entre nominalismo y realismo
es fundamental para toda clase de clasificaciones posibles y para la inserción de cualquier
sujeto dentro de una clasificación.
Como orientarnos hacia lo real en una civilización donde los artefactos, el artefacto de las
clasificaciones, esta cada dia mas presente como una evidencia.