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OPERAR LA TRANSMISIÓN DEL PODER

Y LA RENDICIÓN DE CUENTAS
El Síndrome del “Cordón Umbilical”

El tiempo político concebido linealmente, antes de y después de, no coincide con la


matriz espacio-tiempo del aquí y el ahora. Sincronizar la secuencia de ambas realidades
requiere de un método que aporte orden, que nos enseñe y nos dé las claves, referencias
y orientaciones necesarias con las que conducirnos en el camino que queramos abordar
para llegar a nuestro objetivo.

Anteponer a un hecho político un acto racional, es decir, administrar el hecho político,


tiene como propósito el control de los efectos colaterales y secundarios que conlleva, de
manera ineludible, la reacción que produce toda acción.

El efecto colateral de la transmisión del poder es producto natural de la exposición a los


cambios que ocasiona el actuar. No puede evitarse, pero si puede administrarse para que
produzca solo cosas positivas.

Una forma de prevenir un efecto colateral y secundario de reacciones adversas, es


desarrollar una metodología que precise la formulación de todos los aspectos que
involucran la transferencia del poder, que determine una AGENDA DE RIESGOS para la
gestión del hecho político.

El efecto primario de la transmisión del poder, es la clausura de la puerta que se desea


cerrar. El efecto colateral es que la misma llave pueda abrir, al mismo tiempo otras
cerraduras y por lo tanto otras puertas queden abiertas o cerradas. El efecto secundario
es la consecuencia de que la puerta quede abierta o cerrada.

Es obvio que el efecto colateral puede tener o no trascendencia, eso depende de un


análisis eficiente de los cambios que trae consigo la trasmisión del poder, de sus efectos
primarios, de las reacciones opuestas a los efectos originalmente deseados y de la dosis
de racionalidad en las acciones políticas anteriores y posteriores a la transferencia.

Lo anterior no se considera inútil, se le amplía mediante cambios: La preocupación


central del enfoque es conservar, para cualquier realidad, alguna senda abierta ilimitada,
es decir, mantener la posibilidad de comunicación con un ambiente potencialmente
inagotable y un futuro potencialmente infinito.

Mantener nuestra comprensión de la realidad abierta, como un decir inconcluso y no


acabado, para enriquecerla y corregirla; no dejarse imponer pre-disponibilidades, pre-
visiones y pre-conocimientos por parte de las opiniones comunes sino hacer que la
veracidad emerja per se: capacidad de discernir, sentido común y sabiduría.
Más allá de filosofías de gobierno y preferencias de políticas públicas lo esencial de un
gobierno no es, o no debería ser, lo que cambia de una administración a otra, sino lo que
permanece, es decir, las instituciones básicas.

Los efectos colaterales pueden ser beneficiosos o perjudiciales dependiendo de sus


consecuencias para la salud de la administración pública entrante, es evidente que cuando
existe una reacción hostil, un efecto siempre indeseable, lo más importante del caso es
minimizar los daños y administrar la crisis.

La gestión del hecho político tiene como propósito el control de los daños, saber
reconocer la crisis y hacer lo necesario para poder seguir avanzando. La administración de
crisis es especialmente valiosa en etapas de transición; todos pensamos que la palabra
crisis significa algo terrible, pero no es así.

Crisis proviene etimológicamente del griego krino, que significa evaluar, juzgar o decidir:
es un tiempo para el juicio y un objeto de juicio. Para tal finalidad, es imprescindible un
fuerte liderazgo capaz de medir el riesgo, elaborar escenarios hipotéticos, preparar
respuestas adaptables y neutralizar las contradicciones, todo ello en un ambiente de
celeridad, transparencia y empatía.

La técnica para transitar hacia las acciones necesaria para convertir todo efecto colateral
de la transmisión del poder en cosas positivas evitando la propagación de un “foco rojo” a
instancias administrativas distintas a las que se inició, depende de la “construcción de un
puente”, cordón de unión que una la administración pública saliente con la entrante.

El puente debe ser la vía para el intercambio y la regeneración de la fuente de poder de la


comunicación directa que determina la compatibilidad, la disponibilidad inmediata de
acciones para combatir el enredo provocado por anomalías propias de una transferencia
de poder: fuego amigo, rumores y desinformación.

La comunicación directa es el antídoto para la información -cierta y falsa- fluye llenando


todos los vacíos; en un evento traumático la capacidad de discriminación se ve reducida y
las falsedades pueden llegar a convertirse en profecías auto cumplidas, esto nos plantea
un reto especial.
Es del dominio público que en el corte del cordón umbilical, es inevitable la pequeña
cicatriz (Tuch) que esta operación deja. Hoy en día, la trascendencia de esta separación
natural depende del cómo utilizar el poder de las “células madre” (sangre que este tubo-
cordón contiene), relacionado con la compatibilidad, el intercambio y la regeneración del
sistema inmunológico.

El desafío se puede resolver utilizando las habilidades que tienen las “células madre”
para diferenciarse, convertirse en otro tipo de células para regenerar el sistema
inmunológico. En vocablo de la analogía antes mencionada, valernos de los bloques
constructores inmunológicos, cualidades y experiencias de la administración anterior
que determinan la compatibilidad necesaria para crear un nuevo sistema.
El grado de compatibilidad dependerá de un Protocolo de Comunicación que utilice las
relaciones externas e internas del lado origen-procedencia del puente, ricas en
experiencias nutritivas, para oxigenar una relación bilateral basada en el conocimiento y
tratamiento de los “focos rojos”, las amenazas que pueden afectar la estabilidad social,
económica y política y potencialmente la gobernanza del otro lado.

La solidez de la estructura del puente depende de mantener nuestra comprensión abierta


para enriquecerla y corregirla, no considerar lo anterior como falso o inútil sino como algo
que se puede ampliar mediante cambios con rumbo fijo. Un círculo virtuoso, la realidad
como un decir inconcluso y no acabado, basado en no dejarse imponer pre
disponibilidades, pre visiones y pre conocimientos por parte de las opiniones comunes
sino hacer que emerjan desde las cosas mismas.

Abrir y cerrar puertas con la llave de la comunicación; información para analizar el


problema en cuestión, a través de procesos y procedimientos de inteligencia y
contrainteligencia; contar con datos útiles para comprender el problema; someter la
indagación a un sistema de prevención y gestión de conflictos; tomar las decisiones;
enfrentar en tiempo y forma los conflictos, crisis y amenazas que puedan afectar la
gobernabilidad del Municipio.

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