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Tomado y modificados de:

La Célula de Cooper. Marban 2002, 2da edición

Citoesqueleto y movimiento celular (segunda parte)

Filamentos intermedios
Los filamentos intermedios tienen un diámetro de unos 10nm, el cual es intermedio entre los
diámetros de los otros dos elementos principales del citoesqueleto, los filamentos de actina (de unos
7nm) y los microtúbulos (de unos 25nm).

TABLA 11.1 Proteínas de los filamentos intermedios


Tipo Proteína Tamaño (Kd) Lugar de expresión
I Queratinas ácidas ( 15 proteínas) 40-60 Células epiteliales
Queratinas neutras o básicas ( 15
II 50-70 Células epiteliales
proteínas)
Fibroblastos, glóbulos blancos
Vimentina 54 sanguíneos y otros tipos de
células
III Desmina 53 Células musculares

Proteína ácida fibrilar glial 51 Células gliales

Perinefrina 57 Neuronas periféricas

Proteínas de neurofilamentos

NF-L 67 Neuronas

IV NF-M 150 Neuronas

NF-H 200 Neuronas

-Internexina 66 Neuronas
Lámina nuclear de todo tipo
V Láminas nucleares 60-75
celular
Células madre del sistema
VI Nestina 200
nervioso central

A diferencia de los filamentos de actina y de los microtúbulos, los filamentos intermedios no están
directamente implicados en los movimientos celulares. Parecen desempeñar básicamente un papel
estructural proporcionando resistencia mecánica a las células y tejidos.

Proteínas de los filamentos intermedios


Mientras que los filamentos de actina y los microtúbulos son polímeros constituidos por un solo tipo
de proteínas (actina y tubulina, respectivamente), los filamentos intermedios están compuestos por
diversas proteínas que se expresan en distintos tipos de células. Más de 50 proteínas diferentes de
filamentos intermedios han sido identificadas y clasificadas en seis grupos en función de las

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similitudes entre sus secuencias de aminoácidos (Tabla 11.1). Los tipos I y II son dos grupos de
queratinas, constituidos cada uno por aproximadamente 15 proteínas diferentes, que se expresan en
las células epiteliales. Cada tipo de célula epitelial sintetiza al menos una queratina de tipo I (ácida) y
una de tipo II (neutra/básica), que copolimerizan para formar filamentos. Algunas queratinas de tipo I
y II (denominadas queratinas duras) son constituyentes de estructuras tales como pelo, uñas y
cuernos. Las otras queratinas de tipo I y II (queratina blandas) son abundantes en el citoplasma de
las células epiteliales, expresándose queratinas diferentes en los distintos tipos celulares
diferenciados.
Las proteínas tipo III de filamentos intermedios incluyen a la vimentina, que se encuentra en
diferentes tipos de células, incluyendo fibroblastos, células de músculo liso y glóbulos blancos
sanguíneos. Otra proteína tipo III, la se expresa de manera específica en las células musculares,
donde conecta los discos Z de los elementos contráctiles individuales. Una tercera proteína tipo III de
filamentos intermedios se expresa de forma específica en las células gliales, y una cuarta en
neuronas del sistema nervioso periférico.
Las proteínas tipo IV de filamentos intermedios incluyen a las tres proteínas de neurofilamentos (NF)
(designadas NF-L, NF-M, y NF-H de light -ligera-, medium -media-, heavy -pesado-,
respectivamente). Estas proteínas forman los filamentos intermedios principales de muchos tipos de
neuronas maduras. Abundan principalmente en los axones de las neuronas motoras y se piensa que
desempeñan un papel crítico en el sostén de estás prolongaciones largas y delgadas, que pueden
extenderse más de un metro de longitud. Otra proteína tipo IV (a-internexina) se expresa en una
etapa anterior del desarrollo neuronal, previo a la expresión de las proteínas de neurofilamentos. La
única proteína tipo VI de filamentos intermedios (nestina) se expresa en una etapa anterior del
desarrollo de las neuronas, en las células madre del sistema nervioso central.
Las proteínas tipo V de filamentos intermedios son las láminas nucleares, que se encuentran en la
mayoría de las células eucariotas. En vez de ser parte del citoesqueleto, las láminas nucleares son
componentes de la envoltura nuclear (véase Fig. 8.3). También difieren de las otras proteínas de
filamentos intermedios en que se ensamblan formando una malla ortogonal debajo de la membrana
nuclear.

Fig. 11.31: Estructura de las proteínas de filamentos intermedios. Las proteínas de filamentos intermedios
contienen un dominio en -hélice como eje central de, aproximadamente, 310 aminoácidos (350 aminoácidos en
las láminas nucleares). El dominio de cabeza N-terminal y el dominio de cola C-terminal varían en tamaño y forma

A pesar de la considerable diversidad en el tamaño y en la secuencia de aminoácidos, las diferentes


proteínas de filamentos intermedios muestran una organización estructural común (Fig. 11.31).
Todas las proteínas de filamentos intermedios tienen un dominio en, a-hélice como eje central de
aproximadamente 310 aminoácidos (350 aminoácidos en las láminas nucleares). Este dominio de eje
central está franqueado por dominios amino- y carboxilo- terminales, que varían entre las diferentes
proteínas de filamentos intermedios en tamaño, secuencia y estructura secundaria. Como se tratará
a continuación, el dominio central en α-hélice juega un papel fundamental en el ensamblaje de los
filamentos, mientras que los dominios variables de la cabeza y la cola presumiblemente determinan
las funciones específicas de las diferentes proteínas de los filamentos intermedios.

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Ensamblaje de los filamentos intermedios
El primer paso en el ensamblaje de los filamentos es la formación de dímeros en los cuales los
dominios de eje central de dos cadenas polipeptídicas están enrollados uno alrededor del otro en una
estructura de espiral enrollada (coiled-coil), similar a la formada por las cadenas pesadas de la
miosina II (Fig. 11.32). Los dímeros entonces se asocian de un modo escalonado antiparalelo para
formar tetrámeros, que se ensamblan extremo con extremo para formar protofilamentos. El filamento
intermedio resultante contiene aproximadamente ocho protofilamentos enrollados uno alrededor del
otro en una estructura a modo de cuerda. Debido a que el ensamblaje se produce a partir de
tetrámeros antiparalelos, ambos extremos de los filamentos intermedios son equivalentes. Por lo
tanto, y a diferencia de los filamentos de actina y de los microtúbulos, los filamentos intermedios son
apolares; no tienen diferenciados un extremo «más» y «menos».

Fig. 11.32: Ensamblaje de los filamentos


intermedios. Los dominios del eje central
de dos polipéptidos se enrollan uno con
otro en una estructura espiral enrollada
(coiled-coil) para formar dímeros. Los
dímeros se asocian entonces de un modo
escalonado antiparalelo para formar
tetrámeros. Los tetrámeros se asocian
extremo con extremo para formar
protofilamentos y lateralmente para formar
filamentos. Cada filamento contiene
aproximadamente ocho protofilamentos
enrollados uno alrededor del otro en una
estructura a modo de cuerda.

El ensamblaje de filamentos requiere interacciones entre los tipos específicos de proteínas de


filamentos intermedios. Por ejemplo, los filamentos de queratina siempre se ensamblan a partir de
heterodímeros que contienen un polipéptido de tipo I y uno de tipo II. Por el contrario, las proteínas
de tipo III pueden ensamblarse en filamentos constituidos por un único polipéptido (p. ej., vimentina)
o constituidos por dos proteínas de tipo III diferentes (p. ej., vimentina más desmina). Sin embargo,
las proteínas de tipo III no forman copolímeros con las queratinas. Entre las proteínas de tipo IV, la a-
internexina puede ensamblarse en filamentos consigo misma, mientras que las tres proteínas de
neurofilamentos copolimerizan para formar heteropolímeros.
Los filamentos intermedios suelen ser más estables que los filamentos de actina o los microtúbulos y
no exhiben el comportamiento dinámico asociado a estos otros elementos del citoesqueleto (p. ej., el
intercambio rotatorio de los filamentos de actina que se muestra en la Fig. 11.4). Sin embargo, las
proteínas de filamento intermedio suelen ser modificadas por fosforilación, que puede regular su
ensamblaje y desensamblaje en la célula. El ejemplo más claro es la fosforilación de las láminas
nucleares (véase Fig. 8.31), que da como resultado en el desensamblaje de la lámina nuclear y la
disgregación de la envuelta nuclear durante la mitosis. Los filamentos intermedios citoplasmáticos,
como la vimentina, también se fosforilan en la mitosis, lo que produce su desensamblaje y
desorganización en las células en división.

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Organización intracelular de los filamentos intermedios
Los filamentos intermedios forman una elaborada red en el citoplasma de la mayoría de las células,
extendiéndose a partir de un anillo que rodea al núcleo hasta la membrana plasmática (Fig. 11.33).
Tanto los filamentos de queratina como los de vimentina se fijan a la envuelta nuclear,
aparentemente con la función de posicionar y anclar el núcleo dentro de la célula. Además, los
filamentos intermedios pueden asociarse no sólo con la membrana plasmática sino también con los
otros elementos del citoesqueleto, filamentos de actina y microtúbulos. Por lo tanto, los filamentos
intermedios proporcionan un andamiaje que integra a los componentes del citoesqueleto y organiza
la estructura interna de la célula.

Fig. 11.33: Organización intracelular de los filamentos


de queratina. Micrografía de células epiteliales teñida con
anticuerpos fluorescentes contra la queratina (verde). El
núcleo se ha teñido de azul. Los filamentos de queratina se
extienden a partir de un anillo que rodea al núcleo hasta la
membrana plasmática. (Nancy Kedersha/ Inmunogen/Photo
Researches, Inc.)

Fig. 11.34: Fijación de los filamentos intermedios a los desmosomas y hemidesmosomas. (A) Micrografía
electrónica mostrando filamentos de queratina (flechas) unidos a placas densas de proteínas intracelulares a
ambos lados de un desmosoma. (B) Esquema de un desmosoma. Los filamentos intermedios están anclados a
lugares de adhesión célula-célula mediante la desmoplaquina. (C) esquema de un hemidesmosoma. Los
filamentos intermedios están unidos a la integrina por la plectina. (A. Don Fawcett/Photo Researchers, Inc.)

Los filamentos de queratina de las células epiteliales están fuertemente anclados a la membrana
plasmática en dos áreas especializadas de contacto celular, los desmosomas y hemidesmosomas
(Fig. 11.34). Los desmosomas son uniones entre células adyacentes, en las que los contactos célula-
célula están mediados por proteínas transmembrana relacionadas con las cadherinas. En su lado

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citoplasmático, los desmosomas se asocian con una placa densa característica de proteínas
intracelulares, a la que se anclan los filamentos de queratina. Estos anclajes están mediados por la
desmoplaquina, un miembro de una familia de proteínas denominadas plaquinas, que unen
filamentos intermedios y los vinculan a otras estructuras celulares. Los hemidesmosomas son
uniones morfológicamente similares entre las células epiteliales y el tejido conectivo subyacente, en
las que los filamentos de queratina se unen a las integrinas a través de otros miembros de la familia
de las plaquinas (p. ej., plectina). Por lo tanto, los desmosomas y hemidesmososmas unen los
filamentos intermedios a regiones de contacto célula-célula o célula-sustrato, respectivamente, de
forma similar a como se une el citoesqueleto de actina a la membrana plasmática en las uniones
adherentes y en las adhesiones focales. Es importante destacar que los filamentos de queratina
anclados a ambos lados de los desmosomas sirven como un nexo mecánico entre las células
adyacentes de una capa epitelial, lo que proporciona estabilidad mecánica a todo el tejido.

Fig. 11.35: Micrografía electrónica de puentes


de plectina entre filamentos intermedios y
microtúbulos. Micrografía de un fibroblasto
teñido con un anticuerpo contra la plectina. La
micrografía ha sido coloreada artificialmente para
mostrar la plectina (verde), los anticuerpos contra
la plectina (amarillo), Los filamentos intermedios
(azul), y los microtúbulos (rojo). (Cortesía de
Tatiana Svitkina y Gary Borisy, University of
Wisconsin / Madison)

Además de unir los filamentos intermedios a las uniones celulares, algunas plaquinas unen los
filamentos intermedios a otros elementos del citoesqueleto. La plectina, por ejemplo, se une a
filamentos de actina y a microtúbulos además de a filamentos intermedios, por lo que puede
proporcionar puentes entre estos componentes del citoesqueleto (Fig. 11.35). Se piensa que estos
puentes con los filamentos intermedios refuerzan y estabilizan los filamentos de actina y los
microtúbulos, lo que incremento la estabilidad mecánica de la célula.
Dos tipos de filamentos intermedios, la desmina y los neurofilamentos, desempeñan un papel
especializado en el músculo y en las células nerviosas, respectivamente. La desmina conecta los
ensamblajes individuales de actinomiosina de las células musculares entre sí y a la membrana
plasmática, vinculando de esta manera la acción de los elementos contráctiles individuales. Los
neurofilamentos son los filamentos intermedios principales en la mayoría de las neuronas maduras.
Son particularmente abundantes en los largos axones de las motoneuronas, donde parece que se
anclan a los filamentos de actina y a los microtúbulos a través de miembros neuronales de la familia
de las plaquinas. Se piensa que los neurofilamentos desempeñan un papel importante en
proporcionar soporte mecánico y en estabilizar otros elementos del citoesqueleto en estas
extensiones largas y delgadas de las células nerviosas.

Funciones de las queratinas y neurofilamentos: enfermedades de la piel y sistema nervioso


Aunque durante mucho tiempo se ha considerado que los filamentos intermedios proporcionan un
soporte estructural a la célula, sólo recientemente se ha obtenido una evidencia directa de su

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función. Algunas células en cultivo no fabrican proteínas de filamentos intermedios, lo que indica que
estas proteínas no se requieren para el crecimiento de las células in vitro. De forma similar, al
inyectar anticuerpo contra vimentina en células cultivadas se disgregan las redes de filamentos
intermedios sin afectar al crecimiento celular o al movimiento. Por lo tanto, se ha pensado que los
filamentos intermedios se necesitan principalmente para fortalecer el citoesqueleto de las células en
los tejidos de los organismos multicelulares, donde éstos están sujetos a una gran variedad de
tensiones mecánicas que no afectan a las células en el ambiente aislado de una placa de cultivo.
La evidencia experimental de tal papel in vivo de los filamentos intermedios se obtuvo por primera
vez en 1991 mediante estudios en el laboratorio de Elaine Fuchs. Estos investigadores utilizaron
ratones transgénicos para investigar los efectos in vivo de la expresión de un mutante de delección
de queratina, que codificaba un polipéptido incompleto que imposibilitaba que se formaran filamentos
normales de queratina (Fig. 11.36). Este gen mutado de queratina se introdujo en los ratones
transgénicos, donde fue expresado en las células basales de la epidermis e impedía la formación de
un citoesqueleto de queratina normal. Este hecho desembocó en el desarrollo de alteraciones graves
en la piel, incluyendo ampollas debido a lisis celular epidérmica tras un trauma mecánico suave, tal
como frotarse la piel. De esta forma las alteraciones de la piel de estos ratones transgénicos
supusieron un apoyo directo al supuesto papel de las queratinas en proporcionar resistencia
mecánica a las células epiteliales de los tejidos.

Fig. 1136: Demostración experimental de la función de la queratina. Un plásmido que codifica una queratina
mutante que interfiere en el ensamblaje normal de los filamentos de queratina se microinyectó dentro de un
pronúcleo de un huevo fecundado. El embrión microinyectado fue entonces transferido a una madre de alquiler. Y
algunos miembros de la descendencia incorporaron el gen de la queratina mutante en su genoma. La expresión del
gen mutado en estos ratones transgénicos alteró el citoesqueleto de queratina de las células de la epidermis,
dando lugar a la aparición de ampollas en la piel debido a lisis celular tras una tensión mecánica suave

Estos experimentos también apuntaron a la base molecular de una enfermedad genética humana, la
epidermólisis bullosa simple (EBS). Al igual que los ratones transgénicos que expresan los genes de
queratina mutante, los pacientes con esta enfermedad desarrollan ampollas en la piel como
consecuencia de una lisis celular después de un trauma leve. Esta similitud condujo a realizar

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estudios de los genes de la queratina en los pacientes EBS, que demostraron que la EBS está
causada por mutaciones en el gen de la queratina que interfieren en el ensamblaje normal de los
filamentos de queratina. De esta forma, tanto los estudios experimentales en ratones transgénicos
como el análisis molecular de una enfermedad genética humana han demostrado el papel de las
queratinas en permitir soportar tensiones mecánicas a las células de la piel. Estudios posteriores han
mostrado que las mutaciones en otras queratinas son responsables de otras enfermedades
congénitas de la piel, que se caracterizan de forma similar por una fragilidad anormal en las células
epidérmicas.
Otros estudios en ratones transgénicos han implicado a neurofilamentos alterados en enfermedades
de las neuronas motoras, particularmente en la esclerosis lateral amiotrófica (ELA). La ELA, conocida
como enfermedad de Lou Gehrig y como la enfermedad que afecta al renombrado físico Stephen
Hawking, resulta de una pérdida progresiva de las neuronas motoras, que a su vez conduce a una
atrofia muscular, parálisis, y posterior muerte. La ELA y otros tipos de enfermedades de las
motoneuronas se caracterizan por la acumulación y ensamblaje anormal de los neurofilamentos, lo
que sugiere que las alteraciones en los neurofilamentos podrían contribuir a estas patologías. De
acuerdo con esta posibilidad, se ha hallado que la sobreexpresión de NF-L o de NF-H en ratones
transgénicos da lugar al desarrollo de un estado similar a la ELA. Aunque aún no se comprenden los
mecanismos implicados, estos experimentos sugieren claramente que los neurofilamentos
intervienen en la patogénesis de las enfermedades de las neuronas motoras.

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PALABRAS
CLAVE RESUMEN

FILAMENTOS INTERMEDIOS

Proteínas de filamentos intermedios: Los filamentos intermedios son


polímeros de más de 50 proteínas diferentes que se expresan en varios
tipos de células. No están implicados en el movimiento celular pero
proporcionan apoyo mecánico a las células y tejidos.

Ensamblaje de filamentos intermedios: Los filamentos intermedios se


forman a partir de dímeros de dos cadenas polipeptídicas enrolladas una
sobre otra en una estructura de hélice enrollada. Estos dímeros se
asocian para formar tetrámeros, que se ensamblan en protofilamentos.
Los filamentos intermedios están constituidos por protofilamentos
filamento intermedio,
queratina, queratina dura, enrollados uno sobre otro en una estructura a modo de cuerda
queratina blanda, vicentina,
desmina, proteína de Organización intracelular de los filamentos Intermedios: los
neurofilamentos (NF)
filamentos intermedios forman una red que se extiende de un anillo que
rodea al núcleo hasta la membrana plasmática de la mayoría de las
células. En las células epiteliales los filamentos intermedios que se unen a
la membrana plasmática en regiones de contactos celulares
desmosomas, especializados (desmosomas y hemidesmosomas). Los filamentos
hemidesmosomas, plaquina
intermedios también tienen una función especializada en el músculo y en
las células nerviosas.

Funciones de las queratinas y de los neurofilamentos: enfermedades


de la piel y del sistema nervioso: La importancia de los filamentos
intermedios como estructuras que proporcionan fuerza mecánica a las
células en los tejidos han sido demostradas mediante experimentos de
introducción de genes de queratina mutados en ratones transgénicos.
Mutaciones similares en los genes de la queratina son responsables de
algunas enfermedades humanas de la piel, y las alteraciones de los
neurofilamentos han sido implicadas en el desarrollo de enfermedades en
las motoneuronas.

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