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Ejercicio para realizar en clase, TP 6

Valores no epistémicos

Introducción

Es importante tener en cuenta rasgos constitutivos adicionales de la ciencia, ya que ésta


tiene realidad propia, surge de una acción social y está dotada de una serie de notas
específicas que la distinguen de otras actividades humanas, es decir que esa realidad propia
está dada por presupuestos, por contenidos y límites. La ciencia cuenta con fines cognitivos
a los que encamina su labor de investigación. Esto es lo que habría que dejar en claro y es
que podemos definirlo como la ética de la objetividad que tiene que ver precisamente con
esa característica de la ciencia que es la labor de la investigación per se. Otro rasgo
adicional es que la ciencia es susceptible de valoraciones éticas, en cuanto es una actividad
humana y libre. Y tiene que ver, primero con el proceso mismo de la investigación: honradez
fiabilidad, credibilidad respecto a la dignidad personal, reconocimiento de los aportes ajenos
y la cooperación. El nexo con el resto de las actividades humanas implica que tiene que ver
con la solidaridad, la legalidad y la responsabilidad social.
A continuación, se definen los dos tipos de valores que debieran explicitarse claramente en
la ciencia como actividad humana:

1. Valores epistémicos (científicos, cognitivos): son aquellos valores que el científico


no está dispuesto a resignar, son valores en principio, innegociables, y entre otros
son: precisión predictiva, falsabilidad popperiana, verdad, poder unificador, fertilidad,
simplicidad o elegancia, coherencia y consistencia. Son valores que si el científico no
los pusiera en práctica estaría violando las reglas de juego más preciadas de la
misma actividad.
2. Valores no epistémicos (culturales): son aquellos valores que tienen que ver con la
externalidad de la ciencia y son: poder, prestigio, autoridad, influencia,
enriquecimiento personal y el mercado (ej. capitalismo salvaje). Texto extraído de
“Neutralidad valorativa de la ciencia: ¿asepsia o carga ideológica?” Guillermo De
Negri (Seminario Permanente de Biofilosofía, UNMdP).

Para complementar y ampliar esta última definición, se empleará un análisis del concepto de
la epistemóloga Esther Díaz, donde destaca que su guía es la premisa de que la racionalidad
del conocimiento, aun la más estricta y rigurosa, hunde sus raíces en:
 luchas de poder,
 factores económicos,
 connotaciones éticas,
 afecciones,
 pasiones,
 idearios colectivos,
 intereses personales, y
 pluralidad de nutrientes que no están ausentes, por cierto, en el éxito o el fracaso de las
teorías.
Esto, según su opinión, constituye una rampa de lanzamiento hacia lo que ha denominado
“epistemología ampliada a lo político social” que no debe perder de vista ni los antecedentes
históricos de la disciplina, ni los conceptos de los pioneros de la filosofía de la ciencia, es
decir, relaciones entre la historia externa e interna del conocimiento científico.

Díaz, E. (s.f.). Epistemología ampliada. Recuperado de


https://www.estherdiaz.com.ar/textos/epistemologia_ampliada.htm
La responsabilidad de los científicos

Por mucho tiempo se mantuvo una concepción sobre la ciencia y la tecnología según la cual
éstas son neutrales desde el punto de vista de los valores y de la moral.
Desde esa perspectiva, el uso que se dé a los conocimientos científicos y a los productos
tecnológicos no es responsabilidad de los científicos ni de los tecnólogos, más bien es un
problema —y una responsabilidad— de quienes utilicen esos conocimientos y esos
artefactos para obtener fines determinados. En todo caso, son esos objetivos, y los medios
utilizados para lograrlos, los que sí podrían ser evaluados desde un punto de vista moral.
Pero esos objetivos, concluye dicha posición, no los definen los científicos sino los
gobernantes, los políticos, los militares o los delincuentes organizados.
Pero existe otra manera de ver el problema. Según ese otro punto de vista, es necesario
analizar todo el sistema del cual forman parte los investigadores, como seres humanos,
como ciudadanos y como científicos. El problema (moral y político) de cómo y por qué
actuar una vez que produjeron cierto conocimiento lo tiene que enfrentar el científico como
científico, y no como si fuera un ciudadano o político divorciado de su papel de científico. En
estos casos, adquirir un conocimiento y tener una responsabilidad moral son dos caras de
una misma moneda.
Pero es obvio que en la práctica ningún científico puede tener control sobre todas las
aplicaciones que pueden llegar a hacerse de los conocimientos que genera. Además,
actualmente un rasgo característico de los sistemas de producción de conocimiento es que
nunca se podrán conocer todas las consecuencias de la aplicación de ese conocimiento o de
sus desarrollos tecnológicos. ¿Hay alguna responsabilidad ante este tipo de situaciones?
¿Es posible hacer algo? En primer lugar, los expertos tienen el deber ante el público de
informar transparentemente acerca de los límites de lo que saben con respecto a las posibles
consecuencias de las aplicaciones de conocimientos específicos. En segundo lugar, los
científicos deberían colaborar en el establecimiento de mecanismos sociales de control y de
vigilancia del uso del conocimiento científico, y de monitoreo de las consecuencias de sus
aplicaciones, en donde los especialistas participen junto con representantes ciudadanos de
otros sectores sociales.
Texto extraído de Olivé, L (2007): La ciencia y la tecnología en la sociedad del conocimiento.
Ética, política y epistemología. México: FCE (Cap. IV: Epistemología y bioética), pp.80-81.

Actividad
Leer el texto seleccionado. Identificar a cuál aspecto no epistémico de la Ciencia está
implicado. Tratar de elucidar quien pudo haber dicho/escrito el texto y en que época, año,
siglo.

1. Y así nos encontramos con un hecho muy curioso: los siglos XVIII y XIX desencadenaron
una especie particularmente peligrosa de dogmatismo: el científico. Es cierto que nuestro
siglo (XX), algunos de más grandes epistemólogos han recomendado la cautela y la
molestia; pero el hombre de la calle, impresionado por el desarrollo de la técnica, no ve esos
titubeos teóricos, y ha adquirido la más singular de las supersticiones: la de la ciencia; que es
como decir que ha adquirido la superstición de que no debe ser supersticioso.

2. Yo sostuve que había un error en el ordenamiento en que estaban enunciados sus tres
grandes principios (de la termodinámica). Sería imposible explicar mis fundamentos,
bastantes dolores de cabeza me produjeron en la época que estudiaba a fondo la energética.
Cuando expuse mis primeras ideas a los doctores Loyarte y Teófilo Isnardi, ellos
pretendieron disuadirme, ya que la termodinámica era un armonioso edificio imposible de
innovar, desde el gran Leonardo, hasta enormes cabezas como Henri Poincaré y
Caratheodory. El segundo rechazo lo recibiría en el Laboratorio Curie, porque un salvaje
sudamericano no podía cuestionar el fundamento mismo de la termodinámica.
3. La ciencia actual, en resumen, está adaptada a las necesidades de un sistema social cuyo
factor dinámico es la producción industrial masificada, diversificada, de rápida obsolescencia;
cuyo principal problema es vender —crear consumidores, ampliar mercados, crear nuevas
necesidades o como quiera decirse— y cuya institución típica es el gran consorcio, modelo
de organización y filosofía para las fuerzas armadas, el gobierno, las universidades.
Es lógico que este sistema estimule la especialización, la productividad, la competitividad
individual, la invención ingeniosa, el uso de aparatos, y adopte criterios cuantitativos, de
rentabilidad de inversiones para evaluar todo tipo de actividad.
Esto se refleja, hemos visto, en la ciencia actual de todo el mundo: en los países
desarrollados por adaptación, y en los demás por seguidismo, por colonialismo científico.

4. La tecnocracia responde a una visión ideológica según la cual la racionalidad científica y


tecnológica desplaza a la política, sobre la base de reducir la sociedad y el estado a la
condición de sistemas técnicos; esto es, que deben ser configurados y orientados
fundamentalmente según los principios y los objetivos propios de la razón científica y técnica,
a la que se llega a identificar con la razón política o incluso con la razón en general.

5. En el marco fundacional de la política científica surgida en la posguerra, la ciencia fue


investida de una nueva misión social pero no por ello se desprendió de viejas tensiones;
entre otras:
a) La tensión entre la visión desinteresada del saber científico y el modo baconiano de
asignar a la ciencia un valor instrumental,
b) la tensión entre autonomía y condicionamientos exógenos,
c) la tensión entre sus capacidades constructiva y destructiva,
d) la tensión entre la libertad creativa y la burocratización.

6. La debilidad congénita de la sociología de la ciencia es su propensión a buscar motivos


políticos e intereses obvios en uno de los únicos lugares, los laboratorios, en los que
emergen nuevas fuentes de política todavía no reconocidas como tales. Si por política
entendemos elecciones y leyes, entonces Pasteur, como ya dije, no estaba movido por
intereses políticos, excepto en unos pocos aspectos marginales de su ciencia. Así, su ciencia
queda protegida de la investigación, y se preserva el mito de la autonomía de la ciencia. Si
por política se entiende ser portavoz de fuerzas con las que moldear la sociedad, siendo a la
vez la única autoridad fiable y legítima para tales fuerzas, entonces Pasteur es un hombre
completamente político.
De hecho, se inviste a sí mismo con una de las más impresionantes y novedosas fuentes de
poder. ¿Quién puede imaginar ser el representante de una multitud de invisibles y peligrosas
fuerzas capaces de atacar en cualquier lugar y sembrar la confusión en la sociedad, fuerzas
de las cuales él es, por definición, el único intérprete creíble y que sólo él puede controlar?

7. Estimado Profesor:
Por favor perdone a un padre que es tan atrevido como para dirigirse a usted en el interés de
su hijo.
Comenzaré por decirle que mi hijo Albert tiene 22 años, que estudió en el Politécnico de
Zúrich durante cuatro años, y que pasó sus exámenes para el diploma en matemáticas y
física con magníficas notas el verano pasado. Desde entonces ha estado intentando, sin
éxito, obtener un puesto de asistente, que le permitiera continuar su educación en física
teórica y experimental. Todos aquellos en situación de dar su opinión al respecto elogian sus
talentos; en cualquier caso, puedo asegurarle que es extraordinariamente estudioso y
diligente y se apega con gran amor a su ciencia.
Mi hijo se halla, por consiguiente, profundamente infeliz con su actual falta de un puesto, y su
idea de que ahora se encuentra fuera de órbita hace que se sienta cada día más
arrinconado. Además, se siente oprimido por el pensamiento de que es una carga para
nosotros, gente de medios modestos.
Como es a usted, altamente respetado Herr Professor, a quien mi hijo parece admirar y
respetar más que a cualquier otro investigador de los activos actualmente en la física, es a
usted a quien me tomo la libertad de recurrir con la humilde petición de que lea su artículo
publicado en el Annalen Physik y que le escriba, si es posible, unas pocas palabras de
ánimo, de forma que pueda recobrar su alegría de vivir y trabajar.
Si, además, pudiese procurarle un puesto de profesor asistente para ahora o para el próximo
otoño, mi gratitud no conocería límites.
Le pido una vez más que perdone mi imprudencia al escribirle, y también me tomo la libertad
de mencionar que mi hijo no sabe nada acerca de este inusual paso.

8. Es el mismo texto en que la Comisión Técnica Interdisciplinaria, de la Secretaría de


Ambiente de la Provincia, le dio el pulgar abajo por ser reiterativa, insuficiente y de baja
calidad técnica.
Jorge Dutto tuvo cierta repercusión en los medios hace cinco meses atrás, cuando se
descubrió que había tenido como socio de negocios a Sergio Nirich, asesor del Ministerio de
Ambiente de la Provincia. Particularmente, ambos fueron contratados por Río Tercero en
2010 para un tratamiento de residuos urbanos. Dutto trabajó también en Innviron, una
empresa multinacional de tratamiento de residuos sólidos urbanos, quien presentó su plan de
construir plantas en las ciudades de Villa Maria, Río Cuarto y Córdoba, en mayo de 2010,
también de la mano de Nirich. No solo eso. Jorge Dutto además fue recientemente segundo
en una lista para las elecciones del Colegio de Ingenieros Agrónomos de Córdoba. Quien
encabezó esa lista fue Alicia Cavallo.
A pesar de eso de esta trayectoria, más de uno lo recuerda como el hombre a cargo del
estudio de impacto ambiental que presentó Monsanto y que fue rechazado por la provincia,
por no ser claro en el tratamiento de todos los residuos que generaría la fábrica de Malvinas.
“Esto pasa en todas las facultades del mundo”, señaló la docente Stella Luque sobre el caso
Dutto. “Monsanto entra y sale en las instituciones como quiere, poniendo lo que sabemos. Lo
que no sabemos es cuánto pusieron y cuánto están dispuestos a vender esta facultad”.
Hoy, Monsanto dio un paso importante dentro de los pasillos de la Universidad Nacional de
Córdoba, de la mano del decano Marcelo Conrero. Pero más de uno no parece quedarse con
los brazos cruzados.

9. La actitud del Gobierno Soviético hacia la Teoría de la Relatividad de Einstein y la genética


de Mendel es bien conocida. Dado que es difícil de creer que un gobierno enormemente
práctico como el poder soviético se arriesgaría a un atraso en tecnología nuclear o en
agricultura, tenemos que suponer que estas actitudes tenían otras razones. Ellas se basaban
en el hecho de que cada cambio fundamental en la teoría sobre el universo físico se utilizó
para apoyar algún cambio en la visión del hombre sobre el tipo deseable de sociedad
humana. Observamos un claro ejemplo de esta conexión en la interpretación de las nuevas
formulaciones y la causalidad que se han dado en el siglo XX en la física atómica y nuclear.
Se abandonó la idea de que todas las partículas, independientemente de su tamaño, siguen
las mismas leyes, las leyes del movimiento de Newton. Las leyes por las que eran [estaban?]
determinados los movimientos de partículas muy pequeñas serían realmente leyes
estadísticas. Si estas leyes estadísticas fueran las leyes últimas de la naturaleza, diríamos
que no hay "Determinismo" en el universo físico. El "Indeterminismo" sería lo característico
de nuestro mundo.

10. Desde Moisés, la gente no quiere abdicar de sus privilegios cósmicos e imagina que de
algún modo la Creación ha sido organizada en su beneficio particular. Bernardin de Saint –
Pierre opinaba que el melón tiene rajas para facilitar su consumo en familia. Era inevitable
que la doctrina copernicana chocase contra estos prejuicios tecnológicos y gastronómicos.
Ya Aristarco de Samos había sido acusado de impiedad por la misma razón y el temeroso
Pitágoras llevaba una doble contabilidad: geocéntrica para el público y heliocéntrica para su
logia, como esos confiteros que no comen lo que venden.
11. Se ha consensuado a nivel de todo el sistema Científico y Tecnológico nacional el
diagnóstico de que debemos perfeccionar el sistema de evaluación de nuestro personal,
porque promovemos la investigación aplicada, el desarrollo tecnológico, la investigación
orientada, la innovación, pero de alguna manera seguimos utilizando algunos sistemas
especialmente bibliométricos, históricos, que no se pueden aplicar en todos los casos”.
Asimismo, aclaró que la propuesta no es dejar de incentivar y apoyar la investigación básica,
sino entender que no se puede evaluar de la misma manera a aquellos grupos de
investigación que pretenden hacer transferencia tecnológica y social.

12. "Debemos seguir la estrategia de la innovación como un impulso para el desarrollo. La


innovación independiente debe ser la esencia de esta estrategia y lo más urgente por hacer
es eliminar los obstáculos del sistema y de los mecanismos para liberar los enormes
potenciales de la ciencia y la tecnología como fuerzas primarias de la productividad", indicó
Xi.
El presidente pidió un sistema nacional de innovación para garantizar "el flujo abundante de
la fuente creativa" y pidió una reforma en la planificación de la estrategia nacional de
innovación y la distribución de los recursos de ciencia y tecnología.
El presidente dijo que la relación entre el gobierno y el mercado debe impulsar la fusión de la
ciencia y la economía, para que la fuerza de la ciencia y la tecnología pueda ser
transformada en poder industrial y económico.
Xi pidió a los académicos "perseguir con constancia un camino de innovación con
características chinas... y acelerar la construcción de China en un país innovador".
A los científicos se les pidió tener una "perspectiva global" y aprovechar con precisión las
oportunidades estratégicas en áreas clave del desarrollo científico y tecnológico.
El presidente pidió a los científicos que se "esfuercen por lograr avances en las tecnologías
clave y controlar las tecnologías cruciales con nuestras propias manos".
Al pedir una mayor reforma en el sistema científico y tecnológico de China, Xi prometió
erradicar los impedimentos ideológicos y sistemáticos para la innovación científica y
tecnológica.
También subrayó la necesidad de reunir recursos y hacer esfuerzos concertados cuando se
busquen avances científicos y tecnológicos.
El cultivo de talentos, dijo Xi, debe ser prioritario cuando se busque la innovación científica y
tecnológica.
Xi prometió reformar los mecanismos de capacitación, de atracción y de empleo de talentos y
la formación de más científicos de clase mundial.
A los académicos también se les pidió que sean patrióticos, que estén dedicados a su
carrera, que sean un ejemplo para otros y pongan en práctica la autodisciplina estricta.

13. Un encendido polemista.


“Después de la caída que les di a Mercerat y a Moreno, no han a publicar nada más. Es
cierto que tampoco tenían nada que contestar, en cambio quien ha perdido completamente
los estribos es Burmeister, que ha publicado una nueva entrega de los Anales, cuyo
contenido esta todavía más bajo que las publicaciones de Mercerat.
A falta de razones científicas, no hace otra cosa que insultarme, tratándome al mismo tiempo
de ignorante incapaz y cuanto epíteto se les ha ocurrido, diciendo que todo lo que he escrito
y hecho no vale absolutamente de nada. Agréguese a esto que el trabajo de Burmeister es
una sarta de disparates desde el principio hasta el fin y fácil es darse cuenta de que
prácticamente, Burmeister se ha suicidado. Pone término a su carrera científica de la manera
más deplorable, dando desahogo a la rabia que ha ido juntando durante 15 años.
¡Mientras Burmeister insulta y dispara, contraste notable! Todas las revistas científicas del
extranjero se están ocupando de mis trabajos, diciendo precisamente lo opuesto de
Burmeister, Lydekker, Cope, Osborn, Ihering, Trouessart, Schlosser, Zittel, Rutot, Kobelt,
Fischer, Roger, Flower, Koken y otros, han escrito notables artículos, varios de ellos
ilustrados con buenas figuras en los que declaran, sin excepción, que mis escritos son de
una gran importancia y que nuestros trabajos sobre los mamíferos fósiles eocenos de
Patagonia son indisputablemente el contingente paleontológico más valioso de este siglo
para el conocimiento de los mamíferos en general.
Es curioso que los compatriotas de Burmeister, los alemanes, sean precisamente los que se
manifiestan más entusiastas.

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