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PSICOLOGÍA DE LA PERSONALIDAD (3º GRADO 2011 2012)

TEMA 10 – EL PROCESO ADAPTATIVO

1.- INTRODUCCIÓN

A lo largo de la vida nos encontramos con diferentes acontecimientos y dificultades ante los cuales podemos
sentirnos algo desbordados. Nuestra respuesta dependerá de la relevancia que atribuyamos a esos sucesos y de
la percepción que tengamos acerca de nuestra capacidad y recursos para afrontarlos. Ante el estrés podemos
reaccionar básicamente de dos formas: Una orientada hacia el suceso para modificarlo, reducirlo o eliminarlo. Y
la otra se dirige hacia la persona para manejar el malestar emocional ocasionado. Si estas actuaciones cumplen
su función y generan unas consecuencias positivas en el individuo, podemos hablar de una respuesta adaptativa.

Para que una persona pueda crear y mantener unas condiciones de vida satisfactorias debe definir los objetivos y
proyectos que desea lograr, y que lleve a acabo el esfuerzo y los pasos necesarios para conseguirlo. La dinámica
entre la aproximación e implicación hacia los objetivos en combinación con el distanciamiento y la
desvinculación de aquellos otros que no resultan viables es otro elemento clave para la adaptación.

2.- EL CONCEPTO DE ESTRÉS

Al hablar de estrés nos referimos a un estado que denota un cierto malestar interno o a la presencia de
dificultades de diferente tipo que se acompañan de una serie de demandas y obligaciones. Respecto a la dimen-
sión temporal, el estrés puede ser algo puntual o como proceso más largo y prolongado (crónico si no se logra
resolver).

Ante los acontecimientos estresantes no todos reaccionaremos, ni de un modo similar, ni de forma pasiva.
Algunos restauran rápidamente su comportamiento habitual, reduciendo el impacto del suceso y otros reaccio-
nan de una forma más desadaptativa con acciones que no resultan efectivas para eliminarlo, mostrando
respuestas de enfado, miedo, ansiedad o tristeza.

El estudio del estrés se ha desarrollado a través de tres corrientes que lo han abordado desde ópticas diferentes.
Estas perspectivas son las basadas en la respuesta, otras en el estímulo y una tercera basada en la valoración cog-
nitiva.

2.1. Perspectiva basada en la respuesta.

Orientación originada dentro del campo de la biología, a partir del trabajo inicial de Cannon (1932),
desarrollada posteriormente por Selye (1956). El estrés equivale al conjunto de reacciones corporales que se
producen en éste cuando están presentes estímulos ambientales o psicológicos dañinos (estresores).

Su trabajo diferenció entre estresor y la respuesta de estrés. Propuso además, el Síndrome General de
Adaptación (SGA) el cual se caracteriza por estados de : alarma, resistencia y agotamiento, donde se
manifiesta de diferente modo.

Como reacción al shock inicial en el estadio de alarma se produce respuesta generalizada del SNA (24horas –
reducción de la actividad del SN simpático). Si el estresor permanece, comienza la fase de lucha o huida, en la
cual se activa el S simpático-adrenal con liberación de corticoides, adrenalina y noradrenalina. Incremento de
presión sanguínea, y se origina estado de activación. La fase de resistencia es ante la persistencia del estresor. Se
reduce la respuesta de alarma con el fin de adaptarse al estresor. Si no se recupera el equilibrio inicial o el estre-
sor sigue causando un efecto excesivo, aparece la fase de agotamiento. En ella se da incremento en la actividad
endocrina y elevado nivel de corticoides, disminución de recursos del organismo y se inicia deterioro del sistema
cardiovascular, digestivo e inmune.

2.2. Perspectiva basada en el estímulo.

Esta se centra en las características que posee el estímulo estresante. El estresor impone al individuo unas de-
mandas excesivamente altas o bajas, de tipo físico, social o psicológico, sobrecargando sus recursos y
generándole una respuesta de estrés. Es estresante pues altera el equilibrio interno y promueve la activación de
mecanismos de adaptación de la persona con el objetivo de volver a restablecer niveles iniciales.

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Los sucesos estresantes se clasifican:


a) Contrariedades: Problemas diarios experimentados en el día a día con grado de malestar,
frustración (vg. Atasco,...)

Menos frecuentes con mayor impacto y requieren un mayor ajuste (vg. Despido,
b) Sucesos vitales: muerte de familiar,...) Sucesos vitales estresantes pues requieren reajuste en la
conducta.

Surgen menos definidamente que los anteriores. Desarrollo lento pero continua-
mente problemático, manteniendose período largo de tiempo.
> Wheaton (1997) indicó algunos rasgos que se presentan como
crónicos:
- Presencia continua de una amenaza
c) Acontecimientos - Incertidumbre (vg. Pacientes a la espera de un órgano para trasplante,...)
crónicos: - Presencia de exigencias excesivas y los recursos son limitados.
- Restricciones estructurales, que impiden el acceso a los medios para al-
canzar objetivos deseados (vg. No compaginar trabajo – familia)
- Falta sistemática de recompensa ante la tarea
- Complejidad del contenido de las responsabilidades asociadas a los
roles, por conflicto entre ellos o por inestabilidad de los sucesos.

d) Acontecimientos Sucesos inusuales dentro de la experiencia humana. Generan respuesta de intenso


traumáticos: malestar psicológico duradero.

Esta orientación pretende evaluar objetivamente los acontecimientos estresantes y la interpretación subjetiva
que de ellos hace la persona de forma valorativa.

3.- LA ADAPTACIÓN AL ESTRÉS

3.1- La teoría cognitivo – relacional del estrés

La teoría cognitivo-relacional es formulada por Lazarus y Folkman, desarrollada a lo largo de los ´80. Se basa
en la consideración conjunta de la persona y el entorno, relación entre ambos sistemas que constituye la unidad
de análisis de la misma. Esta Teoría define el estrés psicológico como “relación particular entre el individuo y
el entorno, el cual es evaluado por aquel como amenazante o desbordante para sus recursos y que pone en
peligro su bienestar”. El estrés se corresponde con un tipo de evaluación que establece la persona con respecto a
cada situación.

Además de contemplar el estrés, esta Tª, también analiza los mecanismos de evaluación y afrontamiento junto a
los procesos dinámicos que subyacen al suceso. Tanto el estrés, la evaluación y el afrontamiento pueden variar
conforme se modifique la relación que establece la persona con el entorno. Añadir a ello, que hablar de estrés
como proceso dinámico supone considerar que la relación entre persona y entorno es bidireccional; la
persona afecta al entorno y este influirá sobre la persona.

La Tª de Lazarus y Folkman identifica dos clases de procesos que nos hacen comprender por qué para unas
personas determinados sucesos resultan estresantes mientras otros no:

– Valoración cognitiva que se haga de dichos acontecimientos y de los recursos personales para
hacerles frente, y
– Estrategias de afrontamiento.

3.1.1- La valoración cognitiva

La evaluación cognitiva se define como proceso a través del cual la persona percibe en qué medida un suceso, es
relevante o no para su bienestar (significado adaptativo) y dependiendo del significado dado se relacionará con
ella de forma estresante o no. Los procesos de valoración cognitiva pueden ser de tipo primaria y secundaria.

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3.1.1.1- La valoración primaria

A través de esta valoración el sujeto evalúa si hay algo relevante para él que esté en juego. Un primer tipo de
v.primaria sería la que es considerada como irrelevante (nada comprometedora). No obstante, sí es importante
el proceso en sí a través del cual el individuo discrimina entre lo que es y no es relevante para sí.

Otro tipo sería el que considera la situación como beneficiosa. Es percibida como generadora de bienestar. Otra
valoración primaria es la que se considera propiamente como estresante. A estas situaciones se les atribuye un
significado de daño-pérdida (cuando el individuo ha sufrido algún daño), amenaza (anticipación de dificultad o
estimación de pérdida y consecuencias negativas futuras); o de reto ( valoración de la situación como manejable,
que se puede dominar o se extrae beneficio, aunque se arriesgue con ello). Las dos últimas , amenaza y reto,
pueden darse a lo largo de una misma situación según esta vaya cambiando. La valoración de un acontecimiento
como dañina o beneficiosa depende de la situación concreta y de las características del sujeto, de su jerarquía de
metas y valores, nivel de autoestima, expectativas generales sobre locus de control o competencia personal.

3.1.1.2- La valoración secundaria

Mediante la valoración secundaria el individuo sopesa qué puede hacer en relación con la situación estresante,
evalúa las opciones y recursos de afrontamiento están a su disposición; cuáles va a utilizar y cómo lo va a hacer.
Tanto el proceso de valoración primaria como secundaria deben tratarse como interdependientes. Desde el pun-
to de vista teórico y empírico, la percepción de control personal destaca en la valoración secundaria pues se ana-
liza en qué medida la persona se ve capaz de llevar a cabo las acciones necesarias para afrontar el suceso
estresante (expectativa de autoeficacia) y en qué medida cree que va a poder manejarlo (expectativa de resulta-
dos). Si la persona estima poseer capacidad necesaria para hacer frente al suceso estresante, lo valorará como
reto, llevará a cabo acciones eficaces y presentará un mejor ajuste psicológico. Ello se asocia con niveles más al-
tos de autoestima, optimismo, bienestar emocional y resiliencia. (Estudio Fortinsky y cols, 2002: cuidadoras
atendiendo a familiar con demencia, se encontró que los que se sentían más capaces de manejar los síntomas del
enfermo, informaban de un estado depresivo más bajo (Beta = -0,17; p < 0,01) y de una menor sintomatología
física (Beta -0,16 y p < 0,05)

3.1.2- Las estrategias de afrontamiento

3.1.2.1- Definición y función del afrontamiento

Lazarus y folkman (1986) definen el afrontamiento (factor mediador del estrés persona-situación) como el es-
fuerzo cognitivo y conductual que lleva a cabo el individuo para menejar el estrés psicológico, se logre ello o no.

De las estrategias que se utilizan para el afrontamiento destacan las siguientes:


(1) Representan lo que la persona piensa, hace y siente con el objetivo de conseguir adaptarse.
(2) Para entenderlas es necesario considerar el contexto determinado en que éstas suceden
(3) Dichas estrategias pueden variar conforme se va desarrollando la interacción estresante o por cambios
temporales. Transformándose a la vez las valoraciones cognitivas a lo largo de la etapa de estrés.
(4) Su eficacia va a depender de los efectos que éstas tengan a corto y a largo plazo. Cualquier estrategia
puede funcionar mejor o peor dependiendo de la persona, el contexto y la interacción.

Dichas estrategias desempeñan dos funciones básicas:


1. Alterar la situación estresante - Definir el problema, planificar qué acciones tomar, establecer
para cambiarla o eliminarla: prioridades,..
Afrontamiento centrado en el problema --> se inicia cuando existe posibilidad de modificar el
acontecimiento.
- Culpabilizarse, imaginarse que el problema no existe, buscar
2. Regular las respuestas emocionales:
sentido positivo a la situación.
Afrontamiento centrado en la emoción --> se inicia al considerar que no se puede modificar el aconteci-
miento.
Ambas funciones no son excluyentes pues una misma estrategia puede estar cumpliendo las dos
simultáneamente.

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3.1.2.2- El afrontamiento como proceso o como estilo

El afrontamiento como un proceso acepta de entrada la existencia de variación intraindividual


(inconsistencia) en la forma de afrontar las diferentes demandas que plantea cada situación estresante. Las
estrategias de afrontamiento que se ponen en marcha ante un acontecimiento no tienen por qué ser similares a
las que se utilizan en otra situación, por tanto la persona puede disponer de un repertorio variado de estrategias
(enfoque intra-individual).

Frente a este se encuentra el interindividual, afrontamiento disposicional. Cada persona posee un estilo deter-
minado, de manera que, ante las diferentes situaciones estresantes, las estrategias tenderan a ser similares. El
fundamento teórico de este enfoque nos explica que aunque existen múltiples formas de reaccionar ante un su-
ceso estresante, todas pueden clasificarse en un número reducido de categorías básicas, dada la tendencia
estable de la persona a utilizar una forma similar de afrontamiento.

El instrumento diseñado para medir el afrontamiento es el Ways of Coping Questionnaire (WCQ) – Lazarus y
Folkman . Listado de estrategias empleadas ante situaciones de estrés. Escala Likert a 4 puntos y el sujeto indica
en qué grado ha utilizado c/u de las estrategias frente al acontecimiento estresante. 66 ítems agrupados por
análisis factorial en 8 sub-escalas:

1. Afrontamiento confrontativo: intento agresivo para el cambio ante la situación (enfocadas a solucionar
problema)
2. Planificación y solución del problema: elaborar y seguir un plan con varias soluciones. “ “ ” ”

Las que siguen enfocadas sobre la emoción:

3. El distanciamiento: alejarse o desvincularse de la situación


4. El autocontrol: controlar la conducta o expresión de sentimientos.
5. Aceptación de la responsabilidad : responsabilidad aumida ante la aparición o solución del aconteci-
miento negativo.
6. Escape – evitación: huir y desear desaparición del acontecimiento negativo
7. Re-evaluación positiva: construir significado positivo, centrándose en crecimiento personal.
8. Búsqueda de apoyo social: buscar apoyo emocional, instrumental o informacional en los demás.

Las críticas recibidas han sido por falta de validez de constructo (dificultad para replicar con muestras y
estresores diferentes).

Otro instrumento que nos permite evaluar el afrontamiento como un estilo es el COPE The Coping Orientation
to Problems Experienced – Carver y col. 1989 Este autor señaló que la división propuesta por Lazarus y
Folkman, entre afrontamiento centrado en el problema y el orientado a la emoción, resultaba muy simple. Carver
y cols.consideraban que dentro de cada una de las categorías se encontraban estrategias que parecían cumplir
diferentes funciones y tener consecuencias también distintas. Dentro del WCQ , la estrategia de “negación”, “la
reevaluación positiva” o “búsqueda de apoyo emocional” eran diferentes entre sí y contribuían de diferente forma
a la adaptación de la persona. Diseñaron el COPE, compuesto por 14 subescalas, con 4 ítems c/u. La persona debe
describir qué es lo que hace y cómo se siente al experimentar estrés:

1. Afrontamiento activo: dar los pasos necesarios y mantener el esfuerzo para intentar eliminar, cambiar
o reducir el impacto negativo del estresor. Estas primeras 7 son más adaptativas.
2. Planificación: pensar qué opciones y respuestas son las más adecuadas (el fin es solucionar problema)
3. Supresión de actividades interferentes: posponer otros asuntos y evitar ser distraído.
4. Autocontrol: evitar actuar de forma prematura (posee cualidad activa y pasiva a la vez, pues maneja el
estrés y por otro lado no actúa)
5. Búsqueda de apoyo social instrumental: consejo, información o ayuda en los demás. (Tipo mixto)
6. Búsqueda de apoyo social emocional. (Tipo mixto)
7. Reinterpretación positiva: construir un significado positivo a partir del estresor. Centrado en emoción
8. Aceptación: tolerar la existencia del acontecimiento sin evitarlo, pero sin que interfiera en el funciona-
miento de la persona.
9. Uso de la religión: como medio para encontrar apoyo, disminuir el malestar emocional o encontrar
sentido positivo. Estrategia que no correlaciona con el resto de ellas. No se admitió en grupo de adaptación o no.

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10. Ventilación de las emociones: darse cuenta y expresar el malestar emocional asociado con el aconteci-
miento estresante (Beneficiosa en momentos puntuales)
11. Negación: intentar actuar como si el estresor no estuviera presente.
12. Desvinculación conductual: reducir el esfuerzo por continuar afrontando el estresor o renunciar a
lograr el objetivo.
13. Desvinculación mental: evitar pensar en el estresor o en las interferencias en relación con las metas
personales.
14. Uso de drogas y alcohol: recurrir al consumo de sustancias. Estas siete últimas menos adaptativas.

3.2- Afrontamiento y adaptación

3.2.1- Funciones y consecuencias del afrontamiento

Hay que resaltar en el estudio del afrontamiento, la diferenciación entre la función que cumplen las estrategias
que se utilizan en una situación concreta y los resultados que a corto y a largo plazo se pueden obtener con ellas.

Se entiende que el afrontamiento puede ser adaptativo si promueve en el individuo un funcionamiento físico,
psicológico y social adecuado. O bien desadaptativo cuando se deriven consecuencias negativas. Un ejemplo de
ello es la de “evitación”. Estudios previos han demostrado que en personas que acaban de sufrir un episodio
coronario, evitar hablar de ello y minimizarlo, ayuda a lograr un mejor ajuste psicológico durante los primeros
momentos después del suceso (reducción de ansiedad). No obstante, su uso sostenido comporta efectos negati-
vos pues disminuye la implicación del paciente en el manejo de su enfermedad y obstaculiza la adherencia al
régimen médico.

Se ha argumentado que ante un acontecimiento severo las estrategias dirigidas a distanciarse ante lo que no se
puede hacer nada, favorece la adaptación del individuo, si a la vez, se ponen en marcha otras acciones dirigidas a
aproximarse al suceso que sí pueden modificarse. Si este acontecimiento es controlable, las estrategias de
afrontamiento centradas en el problema son más efectivas, pero cuando es estresante y se percibe como no con-
trolable, la utilización de estrategias orientadas a la emoción parecen más convenientes. Este fenómeno se deno-
mina “bondad de ajuste”. Es el grado de ajuste que se establece entre valoración de control con respecto a la si-
tucación estresante y el tipo de afrontamiento que se pone en marcha.

Desde la experimentación la “bondad de ajuste” ha recibido un apoyo parcial, pues cuando la situación es
valorada como incontrolable los resultados sobre consecuencias positivas del afrontamiento centrado en la
emoción han sido inconsistentes (heterogeneidad de las estrategias de afront.emocional).

Estrategias como la aceptación, autocontrol, reestructuración positiva se han asociado con resultados positivos,
menor malestar emocinal en pacientes con cáncer o mayor adherencia a los ttos. Sin embargo, la autocrítica, la
evitación o la ventilación emocional, se han relacionado con estados afectivos negativos, y con un menor nivel de
eficacia para afrontar el suceso estresante.

Zeidner y Saklofske (1996) resume algunas características que han sido propuestas frecuentemente para refe-
rirse al afroantamiento y a la adaptación del individuo:

1. Resolución del conflicto: debe cumplir función instrumetal, en el sentido de poder eliminar o
amortiguar la situación negativa.
2. Reducción de respuestas fisiológicas: afrontamiento adecuado permite reducir nivel de activación.
3. Disminución del malestar psicológico: el individuo es más capaz de mantener las cogniciones y estados
emocionales negativos dentro de unos límites manejables.
4. Adecuación en el funcionamiento social: facilita un funcionamiento ajustado de la persona dentro de su
entorno social.
5. Promoción del bienestar: promueve el bienestar del individuo y el de aquellos afectados por la misma
situación de estrés.
6. Mantenimiento de una autoestima positiva: contribuye a establecer y mantener una autoestima positiva.
7. Retorno a las actividades previas a la situación de estrés: incluso si aquellas no resultaban satisfacto-
rias , el propio afrontamiento puede haberlas modificado por otras más agradables.
8. Percepción subjetiva de la efectividad del afrontamiento. Cada valoración positiva reporta efectividad.

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3.2.2- La flexibilidad en el afrontamiento

Se puede deducir que el uso variado y flexible de los distintos tios de estrategias representa una dimensión
importante para conseguir que el sujeto haga frente de una manera más adecuada a las circunstancias de estrés.
Un empleo rígido y frecuente de estrategias de afrontamiento pueden ser dañinas , como la responsabilidad,
rumiación o aislamiento social para uno y los demás. Aumenta el nivel de vulnerabilidad psicológica. En cambio
un perfil de afrontamiento más flexible y organizado permite al individuo implicarse de forma constructiva
mediante acciones como la negociación, planificación,... y disminuir el impacto negativo por medio de estrategias
como la revaluación positiva, búsqueda de apoyo social o distanciamiento de los aspectos que no resulten con-
trolables.

La flexibilidad en el afrontamiento ha sido definida como la capacidad y disponibilidad para utilizar una
variedad de estrategias de afrontamiento, en el fin de manejar las diferentes demandas que se plantean en
las situaciones de estrés. Las personas con mayor flexibilidad se caracterizan por estilo de pensamiento abierto
y dialéctico, capaces de percibir los cambios y las contradicciones que presenta la realidad, interpretándolos
desde diferentes puntos de vista. También presentan mayor facilidad discriminativa pues evalúan las particula-
ridades de c/situación y eligen las distintas opciones de respuesta teniendo en cuenta los cambios que se produ-
cen en la relación entre su conducta y la situación.

Cheng 2003 examinó en qué medida la facilidad de discriminación influía sobre la flexibilidad del afrontamiento
y la reactividad fisiológica. Los participantes realizaban dos tareas: controlable -recordar nºs de 6 dígitos en
intervalo de tiempo- y otra no controlable – realizar cálculos numéricos en 20 segundos-.

La facilidad de discriminación se midió por la información que aportaban, bien fuera codificada en términos
condicionales “Si... entonces” (facilidad discriminativa alta) o en términos abstractos y no contextuales (nivel de
facilidad bajo).

La flexibilidad del afrontamiento se midió teniendo en cuenta el ajuste entre las estrategias utilizadas y el
grado de control que se podía ejercer sobre cada tipo de tarea. Puntuación alta ante tarea controlable se había
empleado estrategias para solucionar el problema; en la tarea incontrolable fueron estrategias emocionales.

La reactividad fisiológica se evaluó midiendo los cambios producidos en frecuencia cardiaca mientras se realiza
la tarea experimental.

La facilidad discriminativa correlacionó positiva y significativamente con una mayor flexibilidad en el afronta-
miento ( r = .48, p< 0,01). Y tanto la facilidad discriminativa como la flexibilidad en el afrontamiento se asociaron
con una menor reactividad fisiológica. La facilidad para diferenciar entre los distintos aspectos que presentan los
acontecimientos de estrés puede ayudar a la persona a elaborar un plan de afrontamiento que se ajuste mejor a
los requerimientos del contexto.

Si la codificación del suceso estresante se hace en términos globales y abstractos, el afrontamiento que se ponga
en marcha será más rígido, inefectivo y desorganizado. Si la codificación de la infor se lleva a cabo en función de
las contingencias “sitaución-conducta” se promoverá un uso más ponderado de los diferentes tipos de estrate-
gias de afrontamiento, valorándose ventajas e inconvenientes que reporten.

Desde esta perspectiva, la flexibilidad en el afrontamiento es la capacidad para seleccionar y poner en marcha un
patrón coherente y significativo de respuestas de afrontamiento.

La flexibilidad en el afrontamiento se ha asociado con resultados positivos, acutando como un factor protector
ante la depresió, la ansiedad, estrés laboral,... En contexto como el de la enfermedad crónica, el empleo de estra-
tegias activas como la búsqueda de información , el análisis lógico o planificación de los cambios en el estilo de
vida , parecen ser más indicadas en las fases iniciales de la enfermedad. En etapas más avanzadas resultan más
eficaces algunas estrategias orientadas a la emoción, aceptación, búsqueda de sentido,...

Tres elementos que facilitan un manejo efectivo del estrés son: La evaluación, lo más realista posible; la
flexibilidad para generar planes alternativos de afrontamiento y dar respuesta; y la posibilidad de anticipar qué
consecuencias a corto, medio y largo plazo pueden derivarse de las estrategias utilizadas. La más útiles y
efectivas: el afrontamiento activo, la planificación, la revaluación positiva, aceptación y búsqueda de apoyo.

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3.3- Autorregulación, afrontamiento y adaptación

3.3.1- Los procesos de asimilación y acomodación

Existen otros procesos relacionados con la forma de autorregularse que ejercen efecto notable sobre su compe-
tencia adaptativa. Intervienen en la implicación o desvinculación que establezca el individuo con respecto a los
objetivos que se haya planteado. El hecho de esforzarse y lograr metas que son valoradas, constituye una impor-
tante fuente de satisfacción y bienestar para el individuo, incrementando su sensación de competencia. Cuando
no le es posible alcanzarlas, y persevera en ellas, puede experimentar frustración y si se mantiene en el tiempo,
reacción de indefensión.

Una autorregulación adecuada, asociada con un ajuste óptimo, es flexible como para permitir que la persona elija
sus metas, se comprometa con ellas y se esfuerce en conseguirlas resistiendo los distractores.

Para lograr una buena adaptación el sujeto debe ser capaz de ajustar y alterar sus prioridades, pueda modificar el
nivel de logro de sus objetivos, o incluso las propias metas, dependiendo de los medios de los que disponga en
cada momento, y de los requerimientos situacionales ante los que se encuentre.

La Teoría de Brandtstädter - Brandtstädter y cols. 1990-2002, está basada en la dualidad de los procesos
(autorregulación) y se fundamenta en la discrepancia que surge entre resultados que desea alcanzar y los que
realmente puede conseguir. Con el fin de eliminar esta discrepandica, la persona puede poner en funcionamiento
dos tipos de procesos: asimilación (implicación) o acomodación (desvinculación).

3.3.1.1- La asimilación

Proceso a través del cual la persona se esfuerza e intenta llevar a cabo acciones con el objeto de alterar e
influenciar la situación actual , así como el de conseguir un mayor ajuste entre metas personales y el entorno.
Cualquier ámbito de la vida es objeto de asimilación (modificación del estilo de vida, aprendizaje de
habilidades,...) Y dentro de esta asimilación tenemos la optimización. Se utilizan los medios y estrategias
alcanzables y más efectivos para alterar la situación y conseguir las metas. Permite igualmente, mayor desarrollo
de los recursos personales y un aumento en la sensación de control.

Si medios y recursos no son suficientes o inapropiados se recurre a otra actividad asimilativa que es la compen-
sación. El individuo trata de seleccionar y utilizar medios alternativos para evitar posibles pérdidas relacionadas
con su objetivo.

3.3.1.2- La acomodación

A través de la acomodación se puede cambiar las metas, preferencias y nivel de aspiración, con la finalidad de
adaptarlos a las características reales de la situación y a los recursos de que disponga. Acciones propias serían:
disminución de las expectativas, desvinculación de las metas, relaciones o intereses bloqueados, y evaluación po-
sitiva de los obstáculos.

Al llevarse a cabo la acomodación, se procesa la información de una forma más abierta y menos focalizada. El
objetivo no conseguido, valorado inicialmente positivamente, comienza a verse de forma más neutral. La
acomodación viene así a neutralizar o invertir, el set- mental que entra en funcionamiento con la implementación
de la intención.

Teóricamente se les considera mecanismos contrapuestos en el sentido de que cuando la persona está implicada
en el logro de sus objetivos va a poner en marcha actividades asimilativas, al mismo tiempo que inhibe, los
procesos de acomodación. Sin embargo, cuando debe desengancharse de su compromiso se genera una respuesta
de estrés y una oscilación entre la asimilación y la acomodación. Este desajuste se resuelve cuando, a traves de la
acomodación, con pensamientos nuevos la persona abandone y renuncie la pretensión de alcanzar el objetivo
propuesto previamente. No son procesos intencionales y deliberados; implican otro tipo de mecanismos más
automáticos para pasar de un afrontamiento a otro. Pueden actuar a la vez en circunstancias en la que puede
haber variedad de objetivos planteados.

Desde un punto de vista empírico la presencia conjunta de estos dos mecanismos de afrontamiento se asocia a
bienestar en personas de diferente edad, aunque la tendencia a la acomodación es más predominante conforme

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la persona va envejeciendo. Los recursos físicos, sociales y ambientales están mermados por lo que resulta más
adaptativos para la persona abandonar las metas que no puede seguir.

En el ámbito de la salud se ha relacionado también con consecuencias positivas (vg. Pérdida severa de visión,
afrontamiento asimilativo y el acomodaticio se han asociado con nivel más bajo de sintomatología drepesiva y
disfunción social. Tanto uno como otro predicen de forma negativa la presencia de problemas mentales. En el
campo del dolor crónico la aceptación activa implica el dejar de controlar un estresor que no es ni cambiable ni
controlable, asumiendo la neutralidad desde el punto de vistas cognitivo. Se experimenta al mismo tiempo,
estado de bienestar emocional y de energía, ssuficientes como para seguir invirtiendo esfuerzo en otros objetivos
vitales signfictivos. Los pacientes que tienden a aceptar su problema de dolor, presentan visión más optimista,
mayor autocontrol e informan menos de depresión y malestar emocional.

La acomodación es relevante en la protección de la depresión y las reacciones de indefensión. Se reinstaura la


percepción de control y se neutraliza el estado de ánimo negativo.

3.3.2- El afrontamiento proactivo

Existen ámbitos donde es posible anticipar la presencia de estresores negativos futuros o promover la ocurrencia
de sucesos positivos. El afrontamiento proactivo recibe actualmente atención por parte de la Teoría del estrés y
de la Psicología Positiva.

Está definido por Aspinwall y Taylor (1997) como “ los esfuerzos que se realizan ante un potencial estresor
paraa prevenirlo o modificar su forma antes de que ocurra”. Implica la construcción de una serie de recursos y la
disponibilidad de un conjunto de habilidades que permiten identificar los acontecimientos que pueden ser
fuentes estresoras con función preventiva.

Para que se lleve a cabo es preciso distinguir una serie de fases cuyo funcionamiento es bidireccional, y en las
cuales la persona debe aplicar una serie de habilidades:

1. Fase de acumulación de recursos: Construir una reserva de recursos psicológicos, sociales, económicos y
temporales.
2. Fases de atención y reconocimiento:prestar atención al entorno para detectar posibles amenazas o es-
tresantes.
3. Fase de evaluación inicial:identificado el potencial estresor, evaluarlo interpretando qué significado
tienen los estímulos o situaciones. Mediante simulación es posible comenzar a elaborar mentalmente un
plan de acción muy general.
4. Los esfuerzos iniciales de afrontamiento: llevar a cabo acciones preliminares de afrontamiento.
5. La recepción de feedback y la revisión del afrontamiento proactivo: tras realizado los esfuerzos por
cambiar el estresor, debe comprobar sus resultados y sabe si ha sido apropiado o debe mejorarse.

El modelo de afrontamiento proactivo incluye procesos y acciones relacionadas con el afrontamiento y


mecanismos de autorregulación. Otros autores le han añadido un sentido positivo al ya preventivo. El
afrontamiento proactivo-positivo consiste en el esfuerzo realizado por un individuo para generar, acumular y
saber utilizar una variedad de recursos y habilidades, con los que poder planificar y promover cambios positivos
en sí mismo y en el entorno. Se dirige al logro de metas constructivas tanto a nivel individual como colectivo,
promoviendo mejoras en la calidad de vida y mejores resultados.

El afrontamiento proactivo-positivo y el proactivo- preventivo comparten mecanismos de actuación, orientación


hacia el futuro, construcción de una reserva de recursos, desarrollo de habilidades de autorregulación,... no
obstante, existen algunas diferencias entre ambos donde en el proactivo-positivo se valoran los riesgos, deman-
das y las oportunidades de situaciones del futuro de forma constructiva y estimulante (retos); mientras que el
proactivo-preventivo se centra en la evaluación de potenciales riesgos y amenazas y comporta un relativo grado
de preocupación.

Se han generado dos marcos teóricos, pero solo existe un instrumento de medida: Cuestionario de
Afrontamiento Proactivo (PCI) – Greenglass y cols. Consta de 41 ítems y evalúa con 6 subescalas:

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1. De afrontamiento proacttivo: planteamiento autónomo de objetivos, pensamientos y conductas de logro


2. De afrontamiento reflexivo: mide capacidad para comtemplar y diseñar mentalmente planes alternativos
3. afrontamiento preventivo: evalúa capacidad para anticipar y prepararse ante potenciales estresores.
4. Apoyo instrumental: búsqueda de contacto social para obtener consejo e información.
5. Apoyo emocional: búsqueda de contacto social para compartir emociones y sentimientos, empatía,...

En los Cinco Factores de la personalidad, se ha encontrado una asociación positiva de los dos tipos de
afrontamiento proactivo con los rasgos de afabilidad y tesón; y afrontamiento proactivo-positivo con una mayor
extraversión y menor neuroticismo. Tanto el positivo como el preventivo se han relacionado con mayor percep-
ción de autoeficacia y satisfacción vital y con niveles más elevados de bienestar, afecto positivo y apoyo social.

Un estudio llevado a cabo por Gan y cols. 2007 con muestra de estudiantes, examinó en qué medida los dos tipos
de afrontamiento proactivo podían estar mediando la relación entre el estrés percibido y el grado de implicación
en el estudio de la carrera que estaban realizando, medidas de vigor, absorción y dedicación en el trabajo
académico; depresión y optimismo.

Los dos tipos de afrontamientos correlacionaban negativamente con depresión y estrés percibido, y
positivamente con optimismo, vigor, absorción y dedicación. Dichos resultados indicaron que el proactivo-
positivo mediaba la relación entre estrés percibido y grado de implicación en el estudio. Tanto uno como otro,
fomentaban alivio del estrés, favorecían la implicación y el interés por el estudio. Relación con el proactivo
positivo fue mayor. Es decir, su utilización va dirigido a orientar la carreraa como un desafío que se puede
conseguir, inviertiendo recursos y planificación de cursos de acción, y además potencia el grado de implicación
en la misma. El proactivo preventivo, mecanismo que anticipa y prepara ante los posibles estresores asociados,
tuvo un efecto menor.

Goretti Glez – PERSONALIDAD tema 10 9

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