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Tema 8: Comprensión de Oraciones 2016

Ü Introducción
Acto predicativo: decir algo sobre algo -> “El perro ladró y el niño pequeño salió corriendo”. Para comprender la
oración es preciso ejecutar todos los procesos ortográficos, fonológicos, de acceso léxico y semánticos, para
cada una de las palabras individuales. El lector debe realizar ciertos procesos de segmentación de la oración en
unidades sintácticas.
o Agrupará ciertas palabras en unidades mayores denominadas sintagmas, gracias a la concordancia gramatical
entre ellas (“el niño pequeño”).
o El lector deberá descomponer la oración en sus cláusulas constituyentes, que tienen una relación.
o Debe establecer vínculos de correferencia entre las palabras de las cláusulas.
o El orden de las palabras también es un elemento sintáctico de primer orden, que contribuye a que el lector
establezca las funciones de cada uno de los conceptos.
Estas competencias son intuitivas y pragmáticas, muy diferentes de los conocimientos formales. El usuario de la
lengua no tiene por qué haber estudiado gramática. Todo esto se hace de forma inconsciente y a gran velocidad.
La realidad psicológica de la segmentación está avalada por un hecho importante: las unidades de entonación
prosódica en el habla coinciden con unidades gramaticales. El análisis de las pausas en el habla espontánea o
en la lectura en voz alta indica que realizamos pequeñas pausas entre sintagmas, y más largas entre cláusulas.
Durante la lectura silenciosa los lectores realizan también pausas espontáneas. Según la “Teoría del Arranque
Prosódico”, las unidades de entonación prosódica (sintagmas y cláusulas) en el habla del adulto podrían servir de
pista a los bebés para iniciarse en el aprendizaje de la sintaxis.
2 planteamientos en el estudio psicológico de los procesos sintácticos: Estructural y Funcionalista.

¿Es posible una Lengua sin Sintaxis?

Aproximadamente la mitad de las palabras que generamos o comprendemos son gramaticales: artículos,
pronombres, conjunciones, preposiciones, algunos adverbios, verbos auxiliares. A esto hay que añadir los morfemas
(de género y número), que se combinan con las raíces de los nombres, verbos y adjetivos y que también tienen valor
gramatical. Además, todas las lenguas poseen elementos gramaticales. ¿Todas? En realidad, hay unas pocas
excepciones: las denominadas protolenguas, o lenguas macarrónicas, apenas tienen gramática. Según
Bickerton: “Rara vez, o nunca, tienen algún tipo de flexión morfológica, ni concordancia. Tampoco disponen de
verbos auxiliares para expresar tiempo verbal, aspecto, igualdad o pertenencia a clase, aunque a veces tienen
expresiones para la posibilidad o la obligación. No tienen subordinación, ni conjunciones y muy pocas preposiciones,
artículos o adjetivos demostrativos. Pueden incluir algunas negaciones, indicadores de preguntas y cuantificadores”.

Ü Perspectiva Estructural de la Gramática (lo importante es la estructura no el significado)


Noam Chomsky propone la noción de reglas generativas y de
transformación, que el usuario de la lengua aplicaría de forma
jerárquica, para codificar sintácticamente las oraciones.
Trató de explicar cuestiones como el hecho de que todos seamos
capaces de construir y comprender un nº infinito de oraciones
diferentes, o que los niños puedan adquirir su lengua materna en
un período de tiempo tan breve pese a la “pobreza del estímulo.
Redujo el “espacio problema” de la lingüística, al demostrar
que con un nº pequeño de reglas se puede generar y codificar la infinidad de oraciones que somos capaces de
procesar. El problema de la adquisición del lenguaje se reduciría a que el niño, guiado por mecanismos innatos y
universales, aprenda y aplique ese conjunto limitado de reglas.
El objetivo de una “Teoría de la Competencia” es describir las reglas que permiten generar oraciones gramaticales y
distinguirlas de las no gramaticales. La competencia se puede describir formalmente sin tener en cuenta a las
personas que supuestamente le sirven de soporte. La de Chomsky se centra en la gramática y se desinteresa por
el significado. Sin embargo, la producción y la comprensión de oraciones no dependen exclusivamente de la
competencia sintáctica; si así fuese, nos limitaríamos a construir de forma mecánica frases gramaticalmente
correctas, pero funcionalmente inútiles. En las últimas décadas del siglo pasado se desarrollaron decenas de
investigaciones sobre los procesos de segmentación gramatical (parsing). Los modelos teóricos asumen, en
principio, que los lectores u oyentes construyen, a partir de las oraciones, estructuras sintácticas de tipo chomskiano.
1. Teorías Basadas en Principios
Estas teorías asumen una “concepción modular” del lenguaje al estilo de Fodor, es decir que postulan estadios
de procesamiento autónomos o “encapsulados”.

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Al procesarse una oración primero operaría el analizador sintáctico que realiza una segmentación, basada
exclusivamente en información estructural. Sólo en estadios posteriores entrarían en juego otros factores no
estructurales, como el significado de las palabras, aspectos contextúales del discurso o consideraciones pragmáticas
que validarían la segmentación hecha u obligarían a una nueva segmentación.
Lyn Frazier y Charles Clifton desarrollaron la denominada “Teoría de Vía Muerta (garden-path)” para las
oraciones sintácticamente ambiguas (Ej.: Ester vio a Mario cuando iba al supermercado. ¿Quién iba al supermercado
Ester o Mario?). Los lectores u oyentes eligen inmediatamente una de las estructuras posibles, basándose en 2
principios universales, es decir, que operan en todas las lenguas:
o La Adjunción Mínima: no postular nodos innecesarios -> elegir la representación sintáctica más simple.
o El Cierre Tardío: unir las nuevas unidades gramaticales a la cláusula o sintagma procesado más recientemente.
Según esto, el lector “adjuntaría” -> “iba al supermercado” a Mario y no a Ester. Dado que la teoría de vía muerta es
de carácter modular, los principios de segmentación se aplicarían con independencia del significado de las palabras
o de cualquier factor semántico o pragmático. (Se aplicaría igual a : Ester vio al barco cuando iba al supermercado”.
Cuetos y Mitchel compararon el procesamiento de oraciones sintácticamente ambiguas en español y en inglés.
Eligieron oraciones que incluían una “cláusula de relativo” (CR) en ambas lenguas:

Alguien disparó contra el criado de la actriz que estaba Someone shot the servant of the actress who was on the
en el balcón. + con su marido balcony.
Ante la pregunta “¿quién estaba en el balcón?”/”who was in the balcony?” los ingleses respondían el 58 % de las
veces “the actress”, mientras que los españoles elegían en el 62 % de los casos “el criado”. Es decir, la hipótesis de
cierre tardío se cumplía en los lectores ingleses, pero los españoles mostraban una preferencia relativa por un
cierre temprano. Demostraron que los tiempos de lectura aumentaban cuando se presentaba tras la CR una
desambiguación contraria a las preferencias de los españoles (añadiendo “con su marido”, ya que en teoría, no
puede ser el marido del criado).
La preferencia por el cierre temprano en los lectores hispanohablantes se observa en los tiempos de lectura y
también en la actividad electrofisiológica cerebral.

Correlatos Neuronales de la Segmentación Sintáctica

Los potenciales evocados relacionados con eventos (ERP) es una técnica electrofisiológica para valorar el curso
temporal de la actividad asociada a una tarea. Usando el ERP se ha observado que las anomalías sintácticas
generan algunas respuestas cerebrales características, especialmente en el P600. Carreiras, Salillas y Barber
presentaron oraciones ambiguas y corroboraron los estudios de Cuetos y Michel. El componente P600 no es un
registro directo de la actividad cerebral durante la segmentación sintáctica. Es la “detección de un conflicto”
entre una información nueva (semántica, morfológica o pragmática) y el procesos sintáctico ya realizado. Nos
proporciona información “a posteriori” de la segmentación.

NO SE VERIFICÓ la universalidad de las estrategias de segmentación que postulaba la “Teoría de la Vía Muerta”.
Frazier y sus cols. en su última propuesta, postularon la “Teoría de la Interpretación (construal theory)” y
consideran que los principios de adjunción mínima y cierre tardío:
o Sólo se aplican rígida y universalmente a un conjunto muy limitado de sintagmas o relaciones gramaticales
“primarias”, correspondientes a sujeto, predicado y complementos de las denominadas cláusulas finitas.
o Las oraciones ambiguas que incluyen sintagmas “no primarios” (oraciones de relativo), se interpretan
aplicando mecanismos semánticos de asignación de roles temáticos (conocimientos léxicos y del mundo).
2. Teorías Paramétricas de Segmentación
Las Teorías de Parámetros reconocen que hay diferencias sintácticas cualitativas entre las lenguas. Por
ejemplo, hay un parámetro lingüístico que difiere en inglés y español. La posición de los modificadores en el sintagma
nominal: en inglés el adjetivo precede al nombre, y en español el adjetivo sigue al nombre. Este hecho
favorecería que en las oraciones de relativo ambiguas se utilice en español una estrategia específica de adjunción de
ya que éste se percibiría como un simple modificador o complemento del nombre.
Otra posibilidad es que las estrategias de segmentación sintáctica se deban simplemente a la experiencia acumulada
de cada individuo con ambigüedades del mismo tipo (optar por la adjunción que ha resultado apropiada con mayor
frecuencia en su experiencia previa).

Ü Perspectiva Funcional de la Gramática

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Hay lingüistas con un planteamiento funcionalista y cognitivo de la gramática, interesados en los procesos de
construcción del significado y en los mecanismos cognitivos que subyacen a la comprensión de oraciones. Desde
esta perspectiva, los límites entre sintaxis y semántica se difuminan, ya que los propios elementos gramaticales
contribuyen activamente a la construcción del significado.
è La Gramática como Instrucciones de Procesamiento.
Según el lingüista Tom Givón (1992), los “marcadores gramaticales” (preposiciones, pronombres, conjunciones,
etc.) pueden considerarse instrucciones de procesamiento que guían al lector en la ejecución de ciertas
operaciones mentales, principalmente la regulación del foco atencional, la búsqueda de información en la memoria
y la integración conceptual. Por ejemplo, los pronombres funcionan a menudo como anáforas que indican qué
concepto, mencionado previamente, debe mantenerse activado en el foco atencional. Por ejemplo: “Cuando Celia
terminó de jugar con el perro, ella lo dejó durmiendo”. En la 2º cláusula hay 2 anáforas pronominales indican que se
mantengan activados los referentes previamente mencionados: ella = Celia, lo = el perro. Los marcadores
gramaticales indican cómo se debe operar con las palabras y los conceptos.
è Existe una estrecha correspondencia entre “Forma Lingüística y Significado”.
El sujeto gramatical es en la mayoría de los casos una entidad animada, aunque en algunos casos pueda ser
cualquier sintagma nominal (incluyendo un objeto inanimado). Se pueden construir muchos más predicados
significativos referidos a entidades animadas y sobre todo a personas. El paralelismo se manifiesta también en el
hecho de que algunas estructuras gramaticales expresan eventos relevantes de la experiencia humana, como
ubicación espacial, relaciones causales o acciones de transferencia. Por ejemplo “la niña le contó una historia a
su madre”, conllevan la idea general de transferencia, un agente transfiere un objeto (o información) a un receptor.
è Figura y Fondo.
En muchas estructuras predicativas se postula una relación figura/fondo. Por ej.: consideremos la oración locativa
-> “La taza blanca está encima de la mesa de mi comedor”. La figura es el objeto cuya posición deseamos establecer
(la taza blanca), y el fondo es el objeto mejor conocido que sirve de marco de referencia (la mesa de mi comedor).
o La figura es la entidad relativamente desconocida que recibe el foco atencional, y
o El fondo es la entidad más familiar que se utiliza como marco de referencia.
Una característica del patrón predicativo figura/fondo es la asimetría. Así, en las oraciones locativas la figura
suele ser más dinámica, de menor tamaño y menos saliente que el fondo. La inversión de los términos determina
frases extrañas o con significado diferente. Ej.: “La mesa de mi comedor está debajo de la taza blanca”. La asimetría
se observa también en los predicados que indican similitud, donde las propiedades compartidas por figura y
fondo deben ser especialmente salientes en el fondo. Ej.: “Mi gato es como una tigre” -> “Una tigre es como mi gato”.
è Perspectiva
Los usuarios del lenguaje no pueden dejar de incluirse a sí mismos en lo que dicen, estableciendo un marco espacial,
temporal o conversacional centrado en el aquí-ahora-yo.
Por ejemplo “el pájaro está detrás del árbol” o “el pájaro está frente al árbol”. Ambas oraciones describen una
situación análoga pero desde una perspectiva del hablante diferente. En general, la descripción de relaciones
espaciales supone una perspectiva determinada del hablante. Los mensajes lingüísticos en castellano y en
muchas otras lenguas implican una perspectiva temporal. No es posible generar una oración sin establecer una
datación de los eventos respecto al momento del habla (presente, pasado o futuro). Para ello, hay diversos recursos
verbales, como los morfemas que dan lugar a los tiempos verbales o los adverbios de tiempo.
Algunas lenguas, como el castellano, establecen otros matices temporales, indicando si la acción se considera
finalizada (escribió una carta) o en marcha (escribía una carta). Finalmente, otros elementos de perspectiva son los
pronombres (yo, tú, él/ella) que implican la perspectiva del hablante, la del oyente o la perspectiva de otro.
1. Anáforas
Elemento lingüístico que facilita la construcción de la coherencia entre las oraciones. El término anáfora describe
una palabra referida a un concepto mencionado en el contexto previo.
Ejemplo: Lidia está componiendo una canción (oración previa) -> Lidia se inspira en la vida – Ella se inspira en la
vida – La autora se inspira en la vida – Se inspira en la vida.
Se puede simplemente repetir el nombre, usar un pronombre, una anáfora “categorial”, o una anáfora “cero”.
o Las anáforas son uno de los principales marcadores gramaticales (“instrucciones de procesamiento”) que
inducen al lector o al oyente a establecer vínculos de correferencia entre las cláusulas y las oraciones. El lector
debe resolver cuál es el antecedente anafórico para poder integrar las oraciones.

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o Las anáforas son muy abundantes en la lengua, sobre todo los pronombres.
o El estudio del procesamiento anafórico se presta especialmente al uso de los métodos de investigación en
línea, como las medidas de activación o el registro de movimientos oculares.
Una de las primeras tareas de los psicólogos del lenguaje fue tratar de desvelar mediante técnicas en línea en qué
momento el lector resuelve el antecedente de la anáfora. También valoraron qué factores determinan el coste
cognitivo de la resolución de la anáfora.
La dificultad es mayor cuando:
1) La anáfora tiene 2 posibles referentes (anáfora ambigua) que son gramaticalmente compatibles en la cláusula
anterior. La resolución requiere procesos de razonamiento o inferencia basados en nuestro conocimiento.
2) Cuando la distancia entre la anáfora y el referente es mayor.
3) Cuando el referente no pertenece al tema del discurso (la idea desarrollada).
Una de las primeras investigadoras que estudió el curso temporal de la resolución de anáforas ambiguas fue
Gernsbacher, quien utilizó tanto “anáforas no ambiguas” como “pronominales ambiguas”. Presentaba 2 oraciones,
palabra por palabra y la tarea de los participantes consistía en leer y comprender las oraciones y responder
rápidamente ante la palabra de prueba si había aparecido en la oración leída hasta el momento.
La lógica del experimento es que los tiempos de reacción para “El Referente” y “El No Referente” en distintos puntos
del texto nos indicarán la activación relativa de ambas palabras y. por lo tanto, en qué momento se resuelve el
antecedente anafórico.
Ejemplo: “Ana predijo que Eva perdería la carrera [1], pero Eva [2] llegó la primera con facilidad [3]”. Repetición
“Ana predijo que Eva perdería la carrera [1], pero ella [2] llegó la primera con facilidad [3]”. Pronominal
En ambos tipos de oración, en la posición [1], antes de recibir la
anáfora, tanto el referente como el no referente se verifican con
idéntica rapidez, están igualmente activados. En la anáfora de
repetición en la posición [2] el referente se verifica mucho más
deprisa que el no referente, y este mismo patrón se observa en
la posición [3], al final de la oración.
Los resultados con la anáfora pronominal ambigua
muestran, sin embargo, que en la posición [2] tanto el referente
como el no referente se verifican igual de rápido. Sólo en la posición [3], al final de la oración, se verifica más rápido
el referente que el no referente. Hay 2 observaciones importantes.
a) En primer lugar, la ambigüedad referencial del pronombre no se resuelve inmediatamente, sino que se
aplaza al final de la oración.
b) En segundo lugar, cuando se resuelve el referente de la anáfora, se verifica más rápido el referente y se
enlentece la respuesta ante el no referente.
Gernsbacher postula que hay 2 procesos que operan en la resolución anafórica: el ensalzado del referente
(aumento de activación) y la supresión o inhibición del no referente.
Los pronombres anafóricos se refieren a un antecedente, con el que mantienen concordancia gramatical en
género y número. Esa concordancia constituye una pista para resolver el antecedente. Hay una excepción a esto:
las anáforas conceptuales. Estas anáforas son conceptualmente correctas (Voy a pedir una pizza margarita,
son las que más me gustan).
Se realizaron experimentos de anáforas conceptuales castellano (anáforas cero), y los resultados fueron
esencialmente idénticos a los obtenidos por Gernsbacher con pronombres anafóricos en inglés.
Con frecuencia, en un texto se introduce un personaje con el nombre de su rol o profesión (profesor, enfermera) y
posteriormente se vuelve a mencionar mediante una anáfora. Por ejemplo: “El profesor explicó a sus alumnos la
historia de los cartagineses. El aburrió a la clase”. En inglés muchas profesiones no tienen marca de género
(teacher). Este hecho proporciona la ocasión de investigar los estereotipos de género.
2. Conectores
Son otro tipo de marcadores lingüísticos, que funcionan como un “pegamento semántico” entre las cláusulas. Operan
como instrucciones de procesamiento indicando cómo se debe integrar 2 cláusulas. Los conectores de uso más
frecuente (conjunciones o adverbios) son los aditivos temporales, causales y adversativos.
Los conectores indican que existe una relación formal (sintáctica) entre 2 unidades lingüísticas e inducen al lector a
construir un tipo de relación semántica particular entre 2 eventos -> relación temporal (Comía mientras veía la
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televisión), causal (Comió porque tenía hambre), adversativa (No quiso comer, aunque tenía hambre). Los
conectores ADITIVOS imponen menos restricciones semánticas, siendo más polisémicos o de propósito gral.
El orden de adquisición de los conectores en los niños es el siguiente: aditivos->temporales->causales->
adversativos. Su frecuencia de uso es muy alta, tanto en el lenguaje oral como en el escrito y es del mismo orden de
magnitud e, incluso, superior, que el de los pronombres anafóricos más comunes.
El papel de los conectores ha sido marginado en gran medida en las teorías de la comprensión del lenguaje y, en
consecuencia, las investigaciones son bastante escasas. En ocasiones, han sido más un tema de estudio de los
psicólogos del razonamiento, que han considerado que algunos de ellos (y, luego, pero, o, si) son operadores lógicos
incorporados en el lenguaje natural.
El primer estudio sobre el funcionamiento cognitivo de los conectores fue desarrollado por Millis y Just.
Manipularon la presencia o ausencia del conector “porque” en oraciones con contenido o sesgo causal. Los
resultados mostraron tiempos de lectura ligeramente más rápidos en cada palabra cuando se había insertado
“porque” que cuando se quitaba, lo cual indica que su presencia reduce la carga cognitiva en la lectura. La pauta se
invirtió en la última palabra de la 2ª cláusula: “Los amigos brindaron por ella durante la cena (porque) María había
conseguido un trabajo en una gran empresa”.
Después de leer cada oración, como medida de la activación en la memoria se les presentaba a los lectores una
palabra de prueba que debían identificar como perteneciente o no al texto leído. En los ensayos positivos, esta
palabra de prueba pertenecía a la primera cláusula (“brindaron”) o a la segunda (“conseguido”). La identificación de la
palabra de prueba fue más rápida en presencia del conector, indicando que éste inducía una reactivación de la
primera cláusula.
También se ha demostrado, que la presencia del conector causal “porque” incrementa la probabilidad de recuerdo
tanto de la primera como de la segunda cláusula de las oraciones. El conector no incluye información específica
sobre cómo es la relación, indica lo que debe inferir una relación causal. Cuando el lector no dispone de suficiente
conocimiento sobre el fundamento causal de 2 eventos, el conector “porque” resulta inútil puesto que el lector no es
capaz de realizar la inferencia causal. (El tarta se rompió porque el perro ladraba).
De Vega comparó el efecto de la presencia o ausencia de los conectores, tanto causales (porque) como
adversativos (pero), en oraciones que compartían las 2 últimas cláusulas. La presencia de un conector, sea en un
contexto causal o en uno adversativo, acelera la lectura del texto, con una excepción (experimento de Mills y Just):
al final de la 2ª cláusula se produce un incremento del tiempo de lectura en presencia del conector. Es atribuible a
que, justo al final de la oración, el lector ejecuta la “instrucción” del conector, es decir, construye el vínculo
causal o adversativo entre ambas cláusulas, lo cual requiere recursos adicionales.

La Técnica de la Ventana Móvil

El registro de movimientos oculares durante la lectura, es el mejor método para analizar “en línea” el proceso. Es
caro, lento y costoso. Una técnica más barata es “La Ventana Móvil”. Un ordenador y un programa.
Aparecen máscaras que ocultan las palabras.
Según se pulsa una tecla, se desenmascara
una palabra y se oculta la anterior. Parece
que se va moviendo. Según se realiza, se coge un ritmo propio y el ordenador registra el tiempo que permanece
cada palabra en la pantalla. Mide el coste cognitivo. Las más largas o poco frecuentes, tardan más.

Si el conector es “inapropiado” los tiempos de lectura se incrementan (poner “porque” donde debía estar “pero”). No
son intercambiables.

Ü Perspectiva Semántica y Pragmática


Nuestro conocimiento del mundo influye en la segmentación sintáctica y el procesamiento de anáforas y conectores
también requiere a veces que apliquemos inferencias basadas en ese mismo conocimiento del mundo.
1. Más allá de las Palabras: Significado Corpóreo
Algunos aspectos relacionados con el significado en el nivel de oraciones:
o El significado es referencial: no sólo representamos las palabras y las oraciones sino que también elaboramos
un modelo de la situación al que aquellas se refieren.
o En algunos casos las oraciones se refieren a situaciones concretas, como experiencias visuales (El
ordenador está sobre la mesa), auditivas (Miguel escucha una rumba), motoras (Luisa lanzó el balón) olfativas
(Notó el olor de su perfume) o emocionales (Marcos vio morir a su perro).
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o Algunas investigaciones sugieren que la comprensión de estos tipos de oraciones moviliza
representaciones corpóreas, es decir, que incluyen aspectos visuales, motores, etc., de la situación.
o Como consecuencia de estas investigaciones, las teorías corpóreas consideran que la comprensión de
oraciones implica simulaciones sensoriomotoras de los eventos, y estas simulaciones constituyen un aspecto
fundamental del significado lingüístico.
La comprensión de oraciones que describen objetos activa representaciones
visuales. Los estudios indican que, en la comprensión de oraciones, los individuos
activan imágenes visuales, que incluyen la orientación espacial, la posición y la
forma de los objetos. En el paradigma experimental básico se presenta a los
participantes una oración seguida de un dibujo, con instrucciones de indicar
rápidamente si el objeto del dibujo se mencionó en la oración. Cuando se
presentaron oraciones que incluían objetos que pueden tener diferentes formas
dependiendo de su estado (un águila volando o posada), se observó un efecto de
coincidencia en el paradigma de verificación oración-dibujo.
La comprensión de oraciones referidas a acciones activa representaciones
motoras. Un modo de comprobar si el lenguaje de acción implica procesos motores
es utilizar paradigmas de doble tarea, en los cuales los participantes deben comprender oraciones referidas a
acciones, al mismo tiempo que realizan ellos mismos una acción motora, que es similar (compatible) o diferente
(incompatible) con la mencionada en la oración. La lógica de este procedimiento es que si existe interacción
(facilitación o interferencia) entre el significado de la oración y la ejecución de la acción, ello indicaría que ambos
comparten procesos motores.
Este paradigma, denominado de “Compatibilidad oración-acción (COA)”, fue ideado por Glenberg y Kaschak
(2002), quienes presentaban a los participantes oraciones que describían un movimiento de transferencia hacia sí
mismo (José te entregó el pedido) o hacia otro (tú le entregaste el pedido). También había oraciones de relleno
absurdas (Isabel te cantó un balón) necesarias para la tarea. Se debía juzgar si las oraciones tenían sentido. La
mitad de los participantes respondían “sí” moviendo una palanca hacia delante, y la otra mitad respondía “sí”
moviendo la palanca hacia atrás. Las respuestas “sí” fueron más rápidas en las condiciones en que la
dirección del movimiento motor y la dirección de la transferencia coincidían. Los efectos de compatibilidad
oración-acción existieron también en las oraciones abstractas, es decir aquellas que mencionaban
transferencias no de objetos físicos, sino de información (algunos conceptos abstractos también tienen un
componente motor -> una representación motora subyacente muy genérica).
Los estudios de COA muestran un efecto de facilitación entre significado y acción cuando ambos implican
acciones similares o compatibles.
Las investigaciones con técnicas de neurociencia, especialmente las imágenes de RMf, han mostrado que la
comprensión de oraciones de acción activa regiones de la corteza motora y premotora que son específicas del tipo de
acción mencionada.
Los resultados mostraron que una región específica de la corteza frontal inferior izquierda (pars opercularis u
opérculo central) se activaba en todas las oraciones con verbos de acción, pero no en las oraciones abstractas.
Esta región pertenece al área de Broca y se ha relacionado con la planificación y observación de acciones motoras.
Pero, además, las oraciones con verbos de movimiento de la boca, las manos o las piernas activas otras áreas
específicas de la corteza motora, relacionadas con la ejecución de los movimientos correspondientes.

Lenguaje y Neuronas Espejo

Neuronas espejo (mirror neurons) -> Giacomo Rizzolatti. Implantó


microelectrodos en neuronas premotoras en macacos. Se activaban al
realizar un movimiento y también cuando veía realizar el movimiento en
otro macaco o en un experimentador. Parte del SNE coincide con el
área de Broca en los seres humanos. Otras neuronas espejo están en
la corteza parietal inferior y en la temporal superior. Rizzollatti y Arbib
postulan que el lenguaje es una extensión del Sistema de Neuronas
Espejo. Lo que está claro es que interviene en la comprensión de
acciones observadas como en la comprensión del lenguaje de acción.

La comprensión de oraciones activa expresiones faciales. Un aspecto importante del lenguaje humano es que
puede describir emociones y puede provocarlas. Pensemos en el impacto emocional que puede tener en el oyente
una expresión de halago, un insulto o una mala noticia. Algunos investigadores han tratado de valorar si la
comprensión de oraciones activa procesos emocionales, fijándose en una de sus manifestaciones fisiológicas:
las expresiones faciales.
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Havas, Glenberg y Rinck presentaron a los participantes oraciones relativas a eventos de valencia positiva o de
valencia negativa. La tarea de los participantes era juzgar cada oración como agradable o desagradable, apretando
una de las 2 teclas asignadas. La mitad de los participantes debía mantener un lápiz entre los dientes, forzando una
mueca parecida a una sonrisa, y la otra mitad un
lápiz entre los labios, forzando una expresión de
preocupación. La manipulación de la expresión
facial era encubierta (la finalidad de mantener el
lápiz era evitar la articulación vocal). Los tiempos de
respuesta agradable/ desagradable claramente
indican un efecto de compatibilidad: la expresión de
preocupación produce una respuesta más lenta
para los contenidos agradables que la sonrisa (lápiz
en los dientes).
Los autores argumentan que durante la comprensión de oraciones los lectores simulan la emoción implícita,
empleando los mecanismos cerebrales correspondientes, incluyendo la expresión facial. Cuando la expresión
forzada en el experimento es de valencia diferente a la de la oración, se obstaculiza la simulación emocional
y se produce dificultad de comprensión.
Quizá la demostración más convincente procede del experimento de Havas et al. (2010). En él participaron mujeres
que recibían un tratamiento antiarrugas. Una inyección subcutánea de toxina botulínica, paralizante, en los músculos
del entrecejo. El experimento se desarrolló en 2 sesiones: una antes del tratamiento y otra después. En cada sesión
las participantes leyeron oraciones relativas a situaciones de ira, de pena o alegres. Se registraron los tiempos de
lectura como VD y se comprobó la velocidad lectora: oraciones alegres no variaba entre sesiones, la lectura fue más
lenta tras el tratamiento con toxina botulínica en oraciones tristes y de enfado. La parálisis de los músculos del
entrecejo (emociones negativas, enfado y pena), dificulta la comprensión de oraciones que implican dichas
emociones, sugiriendo que la simulación emocional es necesaria para la comprensión.
2. Más allá del Lenguaje Literal: Las Metáforas
Las metáforas son expresiones semánticamente híbridas: por lo general se refieren a ideas abstractas, pero
utilizan para ello palabras concretas. Muchas metáforas se refieren a estados mentales, a relaciones interpersonales
e incluso a conceptos científicos abstractos, utilizando términos relativos al mundo físico o sensoriomotor. Las
metáforas son literalmente falsas.
Tradicionalmente han sido consideradas como expresiones “bonitas” y de poco interés para la psicología y la
lingüística. Esto ha cambiado en los últimos 30 años, y el estudio cognitivo de la metáfora se ha convertido en un
campo de investigación para psicólogos, lingüistas, neurocientíficos y expertos en computación.
Son muy frecuentes (5 ó 6 por minuto de conversación). Las metáforas muertas, pasan inadvertidas, ya que están
fuertemente arraigadas en nuestros hábitos lingüísticos que no producen ninguna “tensión metafórica”. Sólo cuando
oímos o producimos metáforas vivas o nuevas, tenemos la impresión de disonancia semántica o tensión metafórica.
Las metáforas son herramientas de
colonización cognitiva. Los lingüistas Arriba Abajo
cognitivos Lakoff y Johnson publicaron Mi espíritu se eleva con la música Después del fracaso se ha hundido
en 1980 el libro “Metaphors we live by”,
que tuvo un gran impacto en la He ascendido a la cumbre del poder Cayó en un pesado sopor
comprensión e investigación de las metáforas. En él proponen que las metáforas no son únicamente modos de
hablar, sino más bien modos de pensar. Nuestro sistema conceptual se organiza de modo metafórico. Así, las
denominadas metáforas orientacionales constituyen un sistema conceptual organizado en torno a las dimensiones
del espacio. Por ejemplo, algunas nociones abstractas, como el bien, la virtud, la alegría, la conciencia, etc., se
sitúan metafóricamente en el polo “arriba” de la dimensión vertical, mientras que las nociones opuestas (el mal, el
vicio, la tristeza, la inconsciencia, etc.) se sitúan en el polo “abajo”.
Las metáforas pueden ser generativas, es decir, pueden guiar nuestro comportamiento. Cuando decimos o
pensamos que “el tiempo es oro” no se trata de una figura retórica. El efecto generativo de las metáforas puede ser
dramático. Los sentimientos y las conductas hostiles hacia las minorías se alimentan a veces de metáforas -> “Los
miembros de la comunidad Z son parásitos”.
Algunos experimentos representativos que tratan de fundamentar la comprensión de las metáforas en los procesos
sensoriomotores. La idea que subyace a estos estudios es que las metáforas no son convenciones lingüísticas
arbitrarias sino que, en algunos casos, su significado metafórico activa realmente procesos corpóreos:
è Santana y de Vega, método COA. Metáforas Orientacionales (frases de 3 tipos: metáforas espaciales, no
espaciales y literales espaciales). Las palabras se presentaban de una en una en el centro de la pantalla.

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Tema 8: Comprensión de Oraciones 2016
Cuando llegaba el verbo, los participantes recibían un indicio de movimiento hacia arriba o hacia abajo. Debían
mover rápidamente la mano en la dirección indicada, para apretar la tecla en la parte superior o inferior de un
tablero situado verticalmente. Los resultados indicaron respuestas más rápidas en las condiciones de
compatibilidad que en las de incompatibilidad tanto en las oraciones literales como en las metáforas.
Las frases totalmente abstractas interactuaban del mismo modo con el movimiento vertical de la mano. La
explicación nos la proporciona la teoría de Lakoff y Johnson: las metáforas son conceptuales, y las nociones
abstractas (ej.: triunfo y fracaso) pertenecen al mismo sistema metafórico arriba-abajo, incluso literalmente.
Las dimensiones horizontales también son un organizado de metáforas conceptuales. Representamos el futuro
delante y el pasado detrás. El tiempo también se organiza sobre la dimensión espacial izquierda-derecha, parece
fruto de un artefacto cultural: leemos y escribimos de izquierda a derecha (en otras culturas al revés).
3. Más allá de los Hechos: Oraciones Negativas y Contrafactuales
Los seres humanos somos una especie “mentalista”, y por ello estamos motivados y capacitados para expresar
diversos estados de irrealidad. Recursos sintácticos y morfológicos -> oraciones negativas y contrafactuales.
Tienen la propiedad de alterar los valores de verdad de los enunciados.
è La Negación.
Una negación como “un pelícano no es un mamífero” se basa en nuestros conocimientos en la memoria semántica;
para verificarla no tenemos que realizar ninguna valoración directa, basta con comprobar que no existe ningún
vínculo directo entre los conceptos “pelícano” y “mamífero»” para concluir que la negación es verdadera. La negación
“la nevera de Luis no contiene nada” sólo se puede verificar en un contexto episódico particular.
¿Por qué negamos? Porque los interlocutores parten de algún supuesto previo. En ocasiones, los supuestos en
que se basa la negación son, a su vez, muy contextúales y requieren un conocimiento episódico compartido
entre los interlocutores. Por último, consideremos la negación imperativa, cuyo objetivo en un contexto real sería
inducir al oyente a inhibir una acción que iba a realizar (¡no te muevas!). Esta función pragmática es la más primitiva
desde el punto de vista evolutivo, ya que los bebés comprenden muy tempranamente la negación imperativa.
En un experimento donde se negaban nombres realizado por MacDonald y Just, el nombre negado siempre se
verificaba más lentamente que el no negado.
El estudio de McDonald y Just demostró con nitidez que la negación es un reductor de activación. La negación
cambia el foco del discurso, desviándolo del concepto negado. La versión tradicional de cómo se representa la
información negada: la negación es un operador simbólico que se aplica sobre la representación proposicional de
la oración, ejerciendo un efecto de reducción de activación. Ej.: “Blanca estudia psicología pero no pedagogía” ->
estudia [Blanca, psicología] y NO [estudia (Blanca, pedagogía)]. El concepto “pedagogía” resultará menos accesible.
Otra posible explicación podría ser que la negación afecta al modelo de situación. Es decir, se representa la situación
descrita con un objeto presente (el afirmado) y otro ausente (el negado).
è Las Oraciones Contrafactuales.
Las utilizamos para hacer conjeturas acerca de eventos pasados que podrían haber sido de otro modo. Ej.:
“Si él hubiera estudiado, habría aprobado el examen”. Utilizamos constantemente oraciones contrafactuales, a veces
expresándolos abiertamente y a veces como pensamientos rumiados. Son una manifestación de nuestras
capacidades representacionales, que nos permiten valorar los eventos ya ocurridos, contrastándolos con sus
alternativas hipotéticas. Según han revelado los psicólogos sociales, las expresiones contrafactuales desempeñan
múltiples roles en la vida cotidiana: ayudan a establecer vínculos causales, aprender de los errores, favorecer la toma
de decisiones, etc. Están relacionadas con algunas emociones humanas complejas: pesar, alivio...
¿Cómo se comprenden?. Significado dual: nos representamos 2 modelos de situación -> una situación realista
(doble negación - no-p y no-q -> “no ha estudiado, no ha aprobado el examen”), y una situación hipotética (p y q) ->
“ha estudiado, ha aprobado”. La complejidad semántica fue estudiada por los psicólogos del razonamiento.
Condicional Factual -> Afirmativo (ha estudiado, ha aprobado) - Condicional Contrafactual -> Afirmativo o
Negativo. (ha estudiado, ha aprobado o no ha estudiado, no ha aprobado).
De Vega y Urrutia (2011) emplearon un paradigma COA con oraciones de transferencia en formato factual (“como
mi madre es estupenda, me la ha cocinado mi plato favorito”) o contrafactual (“si mi madre hubiera sido estupendo,
me habría cocinado mi plato favorito). Los resultados mostraron interferencia cuando la transferencia y la acción
motora eran coincidentes, hecho que ocurrió tanto en las oraciones factuales como en las contrafactuales. Por lo
tanto, las oraciones contrafactuales parecen inducir representaciones motoras cuando describen acciones.
También se han hecho estudios midiendo los movimientos oculares. Las oraciones contrafactuales son utilizadas en
ocasiones para inducir líneas de pensamiento hipotéticas que chocan con la realidad.

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