Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
TEORÍA P'OLÍTICA
1. explicativa,
2. normativa, o bien,
3. crítica.
l. Más claramenre: la relación entre teoría política y teoría del Estado es del tipo género
especie.
13
...... '
Tr•
y_sl "ser '\ entre,11n enunciado nonnativo y uno con pretens '
iones asépticamente
explicativas. La famosa Pura del Derecho de Hans Kelsen e s una teoría
explicativa del Derecho y�Í Estado que Q9tiene pretensión normaµva, y-SQlo
pretende ser una adecuada explicación (es decir, verdadera) de todo ord ena•
mieo10 jurídico oositi�o. sea éste liberal, comunista, democrático o toialirario.
Por.lo 1ao10, sólo debeserponderada desde el cciteóa de cab
erencjaoiocobe•
rencia lógica y d�de el criterio de verdad o fal�edad sem ánt
icas (correspo�·
dencia del discurso con el ob'eto descripto y explicado)
. Claro que, como toda
teoría, explica11va o no, a su vez: puede ser o �e10
de l a crítica, pero la crítica
misma , en tanto pretende desenmascarar los
condicionamientos, valoraciones Y
presupuestos implícitos de un a teoría, ya
asume 1ambién la ineludible distinción
lógica entre enunciados explicativ
os y juicios de valor; pero est o es un asunto
que, como dije, po r ahora debe
mos dejar de lado.
E
. � cambio, una teoría normativa tendrá pretensiones no sólo de o n
c,a discursiva, sino l!!Dbié c hert ·
n de validez: normativa.
. Es d•ecir: la preteosióÓ de
l . Teo
En resumen:
15
• 1• •
... , . . . . .
,' '
16
Ttrmodinámica deT111stTp1Jliral
la retórica, que, como Gorgias sostenía, era tan poderosa como para poder de
mostra r tanto una tesis como su opuesta.
Como vemos, tampoco en los sofistas hay una "teoría pc>lítica" ex resamen
te desarrollada; si la ha ha ue buscar a en los resu uestos en que basan sus
enseñanzas prácticas. Ellos enseñaban una tekhne, un now-how, no un conjun
to de proposiciones sistem · i.ili�a del orden político.
Podemos decir, sin ·e o de eq i amos demasiado, que Ja,.teoóa pol íti-
ca ro iamente encue en Platón ( 1 -427 al -347) a su fundador. En él se
1
bailan estrechamente e das y de anera explícita una doctrina del hombre
( o al menos, de su alma, psyc , una doctrina del "justo" orden políticoy llD.L
doctrina del conocimiento. L a
Para Platón, las creencias de los ciudadanos inciden de modo determinante
en la vida política y el orden de la Polis. Pero a su vez, esas creencias dependen
de la educación que los ciudadanos reciben, educación que, a su vez, depende
de la correcta o equivocada idea que se tenga del conocimiento. En términos
concretos, Platón veía una Atenas enferma y decadente, situación cuya culpabi
lidad atribuía a las enseñanzas falsas de los sofistas, corruptores, según él, del
alma d e los ciudadanos.
Platón traza un fuene paralelismo entre la estructura del alma individual yJa
organización de la Polis, trasladando por analogía su doctrina tripanita del alma
a una doctrina tripanita de la estructura política. Del mismo modo que el indivi-
•
duo vinuoso es aquel que sabe y logra subordinar sus apetitos a su voluntad y su
voluntad a su razón, una polis justa es aquella donde los productores (anesanos
y campe.sinos) saben obedecer a los auxiliares guardianes (epicouros) y estos, a
su vez, se subordinan valiente y lealmente a los sabios gobernantes (filakes). El
gobernante, por su pane, debe serfilósofos, es decir, debe saber gobernarse a sí
mismo, razón por la cual es vinuoso y libre, haciendo que todos sean también
virtuosos y libres al obedecerle.
¿Pero qué es para Platón la sabiduría? En la respuesta a esta pregunta podre
mos ver cómo su concepción elitista de la política se apoya en una concepción
también elitista del conocimiento.
Platón postula una tajante y fuene distinción entredoxa (opinión) y episteme
(ciencia).Ladoxa está conformada por los juicios, creencias e impresiones de)
mundo empírico, sensitivo y cambiante. En cambio, la episteme es conocjmjen
to de las formas ideales, de las Ideas(eidos), que según Platón son siempre
eiemas, invariables e inmnrabJes Es decir, la episteme constituye el verdadero
conocimiento, pues es conocimiento acerca del mundo verdadero, que, para
Platón, n o es el mundo empírico, sino el mundo de las puras ideas. Y sólo el
filósofo puede acceder, y no sin esfuerzo, a ese conocimiento; sólo el filósofo
escapa de la mera doxa que enseñan los sofistas y guía a los políticos demagogos.
17
TEOR1A Y CRfrlCA DEL EsfADO
18
..
/. Teor(a po/(rica
19
TooRIA Y cm1CI DEL EsrADD
')(\
l. Teor(a poUrica
sí hemos dicho algo que conviene recordar: dar una definición de '
previa a cualquier teorización de la política es imposible, pues la teoría
define a su objeto de estudio. En otras palabras: la definición y caracterización
de la pclítica constituye ya una estjpu)acjónoun conjunto de estipulaciones que
fonna parte de esa misma teoría. Por ello no hay una caracterización uniforme Y
generalmente aceptada de "política"; la misma varía según cada teoría política
o cada autor en particular.
Por esa razón, para tratar de construir un concepto de universo o mundo
político, procederemos ahora de modo abiertamente estipulativo: 1.9ué clase de
relaciones humanas conforman esa esfera o ámbito de acción que llamaremos
')>olítica"?
En primer lugar, si estarnos hablando de relaciones humanas, debernos partir
de la caeiisteocia entre iodivid11os; es decir: la pclítica ha de ser un juego que f
se juega con más de un jugador. Un individuo aislado no puede estar relacio
nado políticamente. La pluralidad de individuos es condición para que existan
relaciones y comportamientos políticos. Sin embargo, en segundo lugar. esa
condición es necesaria pero insuficiente; también se requiere que entre esa plu
rali�ad de individuos existan valores y/o valores contrapuestos o, al menos, no
coincjdentes· es preciso que esos individuos posean voluntades relativamente
autónomas; o en otros términos: que se dé la pcsibilidad cierta de conflicto entre 2..
los individuos que deben convivii entre sí. Donde hay una armonía espontánea
o natural (como en una colmena) tampoco puede haber relaciones y comporta- .
mientos políticos. Finalmente, en tercer lugar, no cualquier modo de sobrellevar
esos conflictos de valores o intereses es política. Es necesario que la solución
de esos conflictos interpersonales sea buscada evitando el empleo lisoyllano s
de la violencia física. La violencia física directa puede eliminar un conflicto real
o latente, pero según la caracterización que aqui ofrecemos, no es una solución
política sino bélica. Si la afirmación de Clausewitz es correcta ("la guerra es la
continuación de la política por otros medios"), o por el contrario, como Foucault
prefiere, está invertida ("la política es continuación de la guerra por otros medios",
en ambos casos lo importante a nuestro fin es saber distinguir precisamente esos
"medios" que marcan la diferencia entre una y otra. Mientras los medios de la
guerra son la violencia física directa, lo la vio
lencia física directa. La política, más b1· es una economía de la violenc un
intento de evitarla en la lucha por imponer v reses. e este modo, la
política se ubica en una región intermedia entrela armonía espontáneay laguerra:
hay políticacuando hay conflicto, real o latente, y ese conflicto busca solucionarse
sin recurrir al empleo directo de la fuerza o la violencia física.
Bueno, entonces, ¿cuáles son esos medios no violentos (o al menos, no di
rectamente violentos) que emplea la política y que la constituyen como tal?
21
TEORIA Y CRfrlCA DE� fuTADO
22
J. Teoría po/(tica
procurando hacer valer nuestro valores e intereses propios ante los demás (y los
d.e
�emás hacen inevitablemente lo mismo). El eroblema n? es que yo carezca
bt?ertad; el problema es que los demás también tieneu !ibertad. Y de aquí surge
el problema fundamental de la política: resolver )a grrui diversidad de valores e
intereses, o en otros términos, dirimir recurrentemente los conflictos que surgen
de la interacción de seres existencialmente libres.
Ahora bien, todos t:Stamos, desde que coexistimos, dentrO de Jo 4ue hemos
llamado universo político: el bebé llora para lograr llamar la atención de la madre;
el conductor ebrio quiere sobornar a un policía para que no lo multe; el cliente dis
conforme amenaza al comerciante con denunciarlo si no le reintegra su dinero por
la compra de un producto defectuoso, etc. La "politicidad", en este sentido, parece
constituir un rasgoexistencial del ser humano. Pero si todos ejercemos influencias
recíprocas unos sobre otros, ¿esto significa que todos somos "políticos"? No, al
menos no en el sentido frecuente y cotidiano del término "político". En su empleo
habitual no aplicamosesta palabra a todoel mundo, sino sólo a ciertas personas que
parecen desarrollar una actividad más o menos específica y diferenciada del resto.
Si bien es cierto que todos ejercemos influencias sobreotros, algunos lo hacen con
lafinalidad específicade acumular más influencia; por ejemplo: si busco convencer
a una señorita para que se case conmigo pon¡ue estoy enamorado de ella, procuro
influenciarla para lograr mi objetivo, que es hacer de ella mi esposa; pero si sólo
quiero casarme con ella porque es la hija de un caudillo político importante que
puede ubicarme en una lista electoral para ser diputado, entonces mi comporta
miento consiste en ejercer influencia (sobre ella) para acumular influencia (la que
pueda Juego ejercer sobre su padre y, luego, la quepueda ejercer siendo diputado).
En este segundo caso soy un político, ya no en un sentido existencial, sino voca
cional y técnico. Político esquien i;jerreinfluenciaCQR9111ediopara acumular más_
- -
influencia. El eje<ñiplo que dimos puede dar la idea de cierta inmoralidad, pero
nuestra definición vale también para los casos generalmente admitidos como hono-
rables; por ejemplo: yo puedo ser concejal con las mejores intenciones del mundo
y presentar los mejores proyectos de ordenanzas, pero si soy político procuraré
publicitarios para conservar y aumentar micaudal de votantes y así ser reelecto en
mi cargo o aspirar a otro cargo mejor, si es !X)Sible (intendente, diputado, etc.), y lo
mismo haré luego desde mi nueva posición de influencia. Creoque la analogía con
las relaciones comerciales puede darnos una idea más clara de esto: todos hacemos
cotidianamente actos de comercio (comprar fÍuta en la verduleña, sacar boleto de
colectivo, etc.), pero no todos somos "comerciantes", sino sólo quienes emplean
su capital con la finalidad de acumular mis capital. El comerciante empresario
invierte dinero para obtener más dinero; el polítjco invierte inHuenciB nara obtener
más influencia. Y del mismo modo que podemos hablar de una clase empresarial,
también podemos hablar de una clase política.
23
TEOtúA Y CRfnCA DEL Esf¡,.00
24
J. Ttorlapolltica
5. Régimen de poder
¡
�I poder sería así como una suerte de objetivación climática de las influencias
predmninant�s: en la medida en que en cierto conglomerado humano prevalece
efempleo de un determinado tipo de influencia, las relaciones políticas se cris
talizan en un determinado tipo de régimen de poder con una lógica propia de
funcionamiento.
Cuando en un conglomerado humano prevalecen las amenazas como técnica
de acción política, entonces hablaremos de un "régimen de poder autoritario".
Cuando prevalecen las contraprestaciones, hablaremos de un ''régimen de poder
poliárquico". Y cuando prevalecen los argumentos hablaremos de un "régimen
de poder comunicativo o discursivo". Como se ve, tenemos así tres regímenes
de poder diferentes que se corresponden respectivamente con cada una de las
tres técnicas de influencia que hemos diferenciado en la acción política. En este
sentido, el oder no esu · ad sub'etiva de determinar el comporta-
' · o gue es una característica de un orden social, algo así como
. un "clima" político. el poder no es de nadie en articular, pero afecta a todos en
g , n uencia ob et,va . Pero no hay que entender esta palabra como
si el poder se tratara de u n objeto; empleamos "objetivación" en el sentido de
"despersonalización" o "des-subjetivización", pues el poder no es una cosau,.
objeto que se posea o no posea; el E94er es movedizo, circula entre los hom
bres bajo ia fonnade "influencjas" recíprocasJ>or ello es impropio afirmar que
aliuien tiene el poder. Según nuestra caracterización, !1guien puede tener más
25
TEOIÚA Y CIÚTICI DEL EsTAOO
o menos influencia sobre tales o cuales personas, pero nunca el poder, como
si
fuera éste una casa concreta. Por ejemplo: un gobernante absoluto puede estar
facultado para hacer legalmente o de hecho cualquier cosa, pero a su vez estará
muy probablemente sujeto a la influencia de alguien (v.gr. su amante o su con
sejero o su madre), quien a su vez estará sujeto a la influencia de otros, y así
indefinidamente. Por esta razón creo que es buena la metáfora del poder co
rno
"clima": igual que el poder, el clima nos afecta a todos de diferente manera (lo
padecemos o lo disfrutamos), pero nadie "posee" el calor o el frío. Se puede
tener más o menos calor (como afección de un cuerpo) como se puede tener más
o menos influencia (como capacidad subjetiva), pero no se puede tener el calor
como no se puede tener el poder, pues ni el calor ni el poder son propiamente
objetos com_o lo son una silla o una tapicera.
Dijimos que del predominio de cada una de las tres técnicas de influencia se
derivan respectivamente tres tipos de regímenes de poder. Cuando en un con
glomerado humano predominan las amenazas, estamos en presencia det un régi
men depoder autoritario: un clima político donde todos se sienten más¿menos
ainenazados de recibir algún daño si �o actúan de determinada manera. Cuando
prevalecen las contraprestaciones y el intercambio como técnicas de influencia
en la interacción, entonces estamos ante•
un régimen de poder poliárquico. El
término "poliarquía" fue introducido por Robert Dahl para diferenciar a los
, actuales sistemas políticos representativos (fundados en la desconcentración de
funciones, en una opinión pública autónoma y en elecciones periódicas con su
fragio universal) del concepto ideal normativo de "democracia". Yo recurro aquí
al giro "poder poliárquico" para referirme al clima político que se deriva del
predominio de las contraprestaciones como forma de interacción, pues es evi
dente que en los regímenes demo-representativos que Dahl llama "poliarquías"
predomina claramente ese tipo de acción política: piénsese por ejemplo en el
clientelismo político, o en las negociaciones entre bloques para la aprobación
de una ley en el Congreso, o en la importancia que ha adquirido lo que Bobbio
llama "voto de intercambio" en desmedro del "voto de opinión". Tanta es la
importancia de la técnica de contraprestación en los actuales regímenes demo
representativos que muchos autores prefieren hablar de "clientes" en lugar de
"ciudadanos".
Habermas subsume a la acción fundada en amenazas y a la acción funda
da en contraprestaciones bajo la común categoría de "acción estratégica". En
efecto, en ambos casos el otro es reducido a mero "instrumento" de la voluntad
del actor; en cambio, en la "acción comunicativa" (basada en el intercambio de
argumentos para motivar el comportamiento recíproco), los interlocutores se
orientan a un entendimiento discursivo. Esta diferencia entre "acción estratégi
ca" y "acción comunicativa", que en el plano subjetivo de la acción conlleva una
26
J. Teoría po/(tica
27
TEOI\IA Y CRfnCA OEl. WAOO
28
l. Teoría polttica
valores alcancen legalidad positiva. Por ejemplo: si una fuerza polílica defiende
el derecho a la libre concepción, intentará. lograr la despenalización del aborto
(o intentará mantenerlo despenalizado si ya existe el derecho positivo a abortar).
En cuanto marco de la acción politica, el derecho fija pautas de comportamiento
políti�o X de objetivos políticos "correctos" bajo la fonna de la prohibición /
_
permisión; es decu, determina cuáles medios y objetivos políticos son admiti
dos Y cuáles no. Por ejemplo: la amenaza a un candidato de no volver a votarlo
en caso de que no cumpla su palabra suele estar admitida, pero no la amenaza
de matarlo si no lo hace. Otro ejemplo: el objetivo de llegar a ser dictador Sl!lele
estar proh1b1do, pero no el de llegar a ser diputado o presidente. También, mu-�
chas veces el derecho suele proscribir, no sólo ciertos mediosyciertos objetivos
e�pecíficos,. sino �iertos valores e intereses, por ejemplo cuando se prohíben
ciertas man,festac1ones ideológicas. Además, en general el derecho fija las re
glas deljuego político a través de leyes d.e partidos políticos, sistemas electo
rales, etc. Todos estos son también casos del derecho como marco de la acción
política. Y finalmente, el derecho también es instrumento de la accióo palüica
desde el momento en queias fuerzas políticas que tengan la capacidad de fijarlo
encuentran en él un medio efectivo de imponer sus propios valores e intereses.
Basta como ejemplo las luchas de las diferentes fuerzas políticas por incidir
en los programas oficiales de educación o en la reglamentación del régimen de
partidos políticos.
29
TEORIA y CR/nCA DEL EsTAOO
I . Conservadoras
2. Transformadoras:
2a. Reformistas
2b. Radicales
30
/, Teoría poUrica
31
TEOR.IA Y C/ÚT1CJ. DEI. WAOO
32
l. Ttoría pol(1ica
33
TEOR1A Y CRfrlCA OEI.. EsTAOO
tensi ón
y si en Marx esa . dores con frecuencia resu 1ta lota1mente ente
.
problemática, en sus conuoua - pasa"-
"<l
por alto. .
. •á las categorías marxistas de "ideo¡
El sociólogo Karl Manoheim retomar . . de nin , o-
. a dm"tir
1 la existencia a non . . un unto de v·sta
gía"y"utopía", pero sm .
. . .d 1 u·vo• por encima de la histon . a. El proye cto de Man
omn1-. .expl"ca
pnv1le . giao. .
nhaetm de uo "SOCIO1ogfa del conocimiento" asume sin reservas el supuesto d e
. creencia teoría hunde sus ,
ra1ces eo e¡ context o
que toda doctnna, 1
"dea , . . social
.
O
e h 1stón·co eo que surge y se desenvuelve, cond1c 1onam .
1ento que no excluye aJ
, " M
marxismo menos que a otras "ideologías" o �top1as . �nhe1m · , igual
·
"
que
Marx, trata de comprender la sociedad d�n� c�en te, en constai:i te deveñir
históneo, · . pero ese devenir, 0 sea, el cambio histónco, es comprendido a P
. artir
de la interacción entre "ideologías" Y "utopías". Enuende por ""d I eologías"
al
conjunto de creencias, doctrinas teorías, etc. ue so? · º. o r rodu .
toras del orden social vigente, pero sin la connotación marxista de falsedad;
y entiende por "uto ías" al con·unto de creencias d trinas teorías etc. �ue
apuntan a la transformacjón del orden vigente, pero sin la connotación marxista
de ingenuidad o voluntarismo abstracto. Con estas nociones, Mannbeim se ubi
ca muy cerca de lo que nosotros hemos llamarlo, respectivamente, "creencias
conservadoras" y "creencias transformadoras". Para Mannbeim, el proceso his
tórico se produce por la jntecaccióA eAti:e cieeacias conservadoras (ideologías)
y creencias transformadoras (utopías); y esta explicación no debe verse como
0
una nueva versión del idealismo, porque tanto las ideologías como las utopías
surgen de un contexto socio-histórico determinado del cual expresan intereses
concretos. Es decir: al igual que en Marx, el pensamientoyla realidad material
se _hallan en una relación de determinación recíproca.
Marx y Mannheim han visto con agudeza (aunque no han sido los únicos
ni los primeros) la pertenencia de toda teoría social o política al mismo orden
social o político al cual se refiere qua teoría. Y es la conciencia de esta misma
determinación histórica y social de toda teoría lo que abre el camino al "pensa
miento teórico crítico".
8. La crítica teórica
34
-
J. Teorla polfrica
35
TrotúA Y CRfnO. DEL EsTADO
36