UNIDAD 11: PERSONAS JURÍDICAS PRIVADAS: ASOCIACIONES CIVILES, SIMPLES
ASOCIACIONES Y FUNDACIONES.
1. Método del CCyCN.
El Código Civil y Comercial de la Nación, regula a las Asociaciones Civiles en el Libro I, Título II,
Capítulo 2, Sección 1º. A su vez, las simples asociaciones se encuentran previstas en el Libro I, Título
II, Capítulo 2, Sección 2º. Las fundaciones están regidas en el Libro I, Título II, Capítulo 3.
2. Las asociaciones civiles.
Las asociaciones civiles son personas jurídicas que nacen de la unión estable de un grupo de personas
físicas o jurídicas que persiguen la realización de un fin que no sea contrario al bien común o interés
general, y principalmente no lucrativo.
Existen distintas clases de asociaciones. Por ejemplo, existen asociaciones de primer grado que
pueden estar formadas por personas físicas (un club deportivo, una asociación religiosa) o por
personas jurídicas (las cámaras empresarias que nuclean empresas para la defensa de sus derechos
corporativos).
Cuando las asociaciones se agrupan entre sí, nos encontramos ante las federaciones, que se componen
con asociaciones de segundo grado. Las federaciones nuclean asociaciones de primer grado, un
ejemplo de ella sería: la Asociación de Fútbol Argentino, que se forma con las asociaciones civiles
(clubes) que practican ese deporte.
Existen también asociaciones de tercer grado, las cuales se componen de asociaciones de segundo
grado, por ejemplo: la Federación Internacional de Fútbol que se constituye con las asociaciones
nacionales.
Art. 168. Objeto. “La asociación civil debe tener un objeto que no sea contrario al interés general o al
bien común. El interés general se interpreta dentro del respeto a las diversas identidades, creencias y
tradiciones, sean culturales, religiosas, artísticas, literarias, sociales, políticas o étnicas que no
vulneren los valores constitucionales.
No pueden perseguir el lucro como fin principal, ni puede tener por fin el lucro para sus miembros o
terceros”.
Aquí aparece la garantía establecida en el art. 14 de la Constitución Nacional que permite asociarse
con fines útiles. La libertad de reunirse o asociarse con fines útiles es un derecho innato de toda
sociedad democrática, pero como toda garantía constitucional es susceptible de ser reglamentada. Así,
este derecho puede conocer límites pero nunca podrá ser abolido.
Los términos “interés general” y “bien común” son parecidos aunque pueden referirse a conceptos
distintos: el interés general se opone, por lógica, al interés particular; el interés público alude al
interés de todos o al menos de un grupo en contraposición con los intereses personales. El bien común
no es una abstracción ni lo que la mayoría considere “común”, sino que es el bien de todas la
personas, aquellas que suelen agruparse según intereses dispares.
La ausencia de lucro en el objeto es lo que distingue a la asociación civil con la sociedad civil o
comercial.
Forma y contenido del acto constitutivo.
Estatuto: naturaleza jurídica. Carácter y contenido.
Toda asociación necesita tener una ley interna que rija los derechos y deberes de los asociados.
El estatuto consiste básicamente en el conjunto de estipulaciones destinadas a regular la organización
y el funcionamiento de la asociación. En él se encuentran individualizados el objeto de la entidad, los
derechos y deberes de los miembros, las facultades, el funcionamiento de los órganos de la entidad, la
formación y composición del patrimonio, como así también la disolución y el destino de los bienes. Por
lo tanto, los estatutos enmarcan el régimen interno de las asociaciones, cuya organización y
funcionamiento debe ajustarse a lo que en ello se establezca.
Art. 169. Forma del acto constitutivo. ”El acto constitutivo de la asociación civil debe ser otorgado
por instrumento público y ser inscripto en el registro correspondiente una vez otorgada la autorización
estatal para funcionar. Hasta la inscripción se aplican las reglas de la simple asociación”.
La fundación de una asociación civil es un derecho corporativo que, por intereses económicos y
sociales, el Estado se encarga de regular. El acto constitutivo es un acto complejo, capaz de crear una
entidad nueva amparada bajo normas imperativas. El mismo debe ser otorgado por instrumento
público y se debe tramitar su inscripción en el registro de asociaciones civiles y fundaciones, una vez
obtenida la autorización estatal para funcionar, y hasta que no se cumpla esa inscripción será
considerada una simple asociación, sujeto al régimen previsto para la misma.
Art. 170. Contenido. “El acto constitutivo debe contener:
a) La identificación de los constituyentes;
b) El nombre de la asociación con el aditamento “Asociación Civil” antepuesto o pospuesto;
c) El objeto;
d) El domicilio social;
e) El plazo de duración o si la asociación es a perpetuidad;
f) Las causales de disolución;
g) Las contribuciones que conforman el patrimonio inicial de la asociación civil y el valor que
se les asigna. Los aportes se consideran transferidos en propiedad, si no consta
expresamente su aporte de uso y goce;
h) El régimen de administración y representación;
i) La fecha de cierre del ejercicio económico anual;
j) En su caso, las clases o categorías de asociados, y prerrogativas y deberes de cada una;
k) El régimen de ingreso, admisión, renuncia, sanciones disciplinarias, exclusión de asociados
y recursos contra las decisiones;
l) Los órgano sociales de gobierno, administración y representación. Deben preverse la
comisión directiva, las asambleas y el órgano de fiscalización interna, regulándose su
composición, requisitos de integración, duración de sus integrantes, competencias,
funciones, atribuciones y funcionamiento en cuanto a convocatoria, constitución,
deliberación, decisiones y documentación;
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 m) El procedimiento de liquidación;
n) El destino de los bienes después de la liquidación, pudiendo atribuirlas a una entidad de bien
común, pública o privada, que no tenga fin de lucro y que este domiciliada en la República”.
El acto constitutivo es el negocio jurídico que da creación a la entidad y por el cual todos los
suscriptos quedan obligados a constituirla. El acto constitutivo deberá individualizar a los miembros
fundadores de la entidad, por ello se exige identificar a cada uno.
La reglamentación prohíbe el uso de determinados nombres para la asociación civil. No se permite
imponer nombres que resulten contrarios a la ley, el orden público, la moral o las buenas costumbres,
o sean iguales o similares a otros ya existentes.
Quienes forman una asociación tienen el derecho de asociarse y de no asociarse con quienes no
deseen, ello responde a su libertad de asociación. El egreso de un socio puede responder a su propia
libertad, a la circunstancia de haber dejado de cumplir con las condiciones requeridas para ser tal o
al ejercicio del poder disciplinario.
Art. 171. Administradores. ”Los integrantes de la comisión directiva deben ser asociados. El derecho
de los asociados a participar en la comisión directiva no puede ser restringido abusivamente. El
estatuto debe prever los siguientes cargos y, sin perjuicio de la actuación colegiada en el órgano,
definir las funciones de cada uno de ellos: presidente, secretario y tesorero. Los demás miembros de la
comisión directiva tienen carácter de vocales. A los efectos de esta Sección, se denomina directivos a
todos los miembros titulares de la comisión directiva. En el acto constitutivo se debe designar a los
integrantes de la primera comisión directiva”.
El manejo de los asuntos cotidianos que hacen a la vida de la asociación está reservado a la comisión
directiva, que es un órgano ejecutivo cuya función es la administración de la sociedad, como así
también la ejecución de las decisiones de la asamblea. Sus integrantes son elegidos por la asamblea y
ejercen sus funciones durante el tiempo que establezca el estatuto, y pueden representar a la
asociación frente a terceros en forma conjunta o eligiendo un integrante para tal función.
El código atribuye a la comisión directiva tres cargos obligatorios: presidente, secretario y tesorero.
Art. 176. Cesación en el cargo. ”Los directivos cesan en sus cargos por muerte, declaración de
incapacidad o capacidad restringida, inhabilitación, vencimiento del lapso para el cual fueron
designados, renuncia, remoción, y cualquier otra causal establecida en el estatuto.
El estatuto no puede restringir la remoción ni la renuncia; la cláusula en contrario es de ningún valor.
No obstante, la renuncia no puede afectar el funcionamiento de la comisión directiva o la ejecución de
actos previamente resueltos por ésta, supuestos en los cuales debe ser rechazada y el renunciante
permanecer en el cargo hasta que la asamblea ordinaria se pronuncie. Si no concurren tales
circunstancias, la renuncia comunicada por escrito al presidente de la comisión directiva o a quien
estatutariamente lo reemplace o a cualquiera de los directivos, se tiene por aceptada si no es
expresamente rechazada dentro de los diez días contados desde su recepción”.
El citado artículo establece las causales que hacen que los directivos cesen en sus funciones. En
cuanto a la muerte, sea probada o presunta, hace que cesen en el cargo. La renuncia y la remoción no
podrán ser limitadas por las normas estatutarias y cualquier disposición en contrario será nula. El
código prevé que la renuncia no signifique impedir llevar adelante lo resuelto por la comisión
directiva, por ello prevé la posibilidad de rechazar la dimisión del directivo, obligándolo a permanecer
en su cargo hasta que la asamblea ordinaria se pronuncie. Si no se presentan esas circunstancias, la
renuncia se tiene por aceptada mientras no sea rechaza dentro de los diez días posteriores.
Art. 177. Extinción de la responsabilidad. “La responsabilidad de los directivos se extingue por la
aprobación de su gestión, por renuncia o transacción resueltas por la asamblea ordinaria.
No se extingue:
a) Si la responsabilidad deriva de la infracción a normas imperativas;
b) Si en la asamblea hubo oposición expresa y fundada de asociados con derecho a voto en
cantidad no menor al diez por ciento del total. En este caso, quienes se opusieron pueden
ejercer la acción social de responsabilidad prevista para las sociedades en la ley especial”.
La responsabilidad de los directivos cesa por los supuestos previstos en el primer párr. del artículo en
análisis. Los directivos son elegidos por la asamblea ordinaria y rinden cuenta ante ellas por sus
actos. Por ello, la asamblea es el órgano máximo de la asociación, el único que puede aprobar la
gestión de los integrantes del órgano ejecutivo, también puede aceptarles su renuncia y,
eventualmente, ratificar la transacción efectuada sobre aspectos litigiosos vinculados a su desempeño.
El código establece los supuestos en los que la responsabilidad no se extingue, y que quienes se
opusieron a esa extinción pueden ejercer la acción social de responsabilidad prevista en la Ley
General de Sociedades.
La ley de sociedades estructura un sistema que consiste en dos tipos de acciones: la acción social de
responsabilidad, que persigue el resarcimiento del daño provocado por el director a la sociedad y la
acción individual de responsabilidad en defensa del interés de los accionistas y los terceros.
Fiscalización e integrantes del órgano de fiscalización.
Art. 172. Fiscalización. “El estatuto puede prever que la designación de los integrantes del órgano de
fiscalización recaiga en personas no asociadas. En el acto constitutivo se debe consignar a los
integrantes del primer órgano de fiscalización.
La fiscalización privada de la asociación está a cargo de uno o más revisores de cuentas. La comisión
revisora de cuentas es obligatoria en las asociaciones con más de cien asociados”.
El órgano de fiscalización es un órgano de contralor llamado comisión revisora de cuentas o síndico
(cuando es ejercido de forma unipersonal), que tiene por función vigilar el correcto cumplimiento de
las tareas asignadas al órgano administrador, y en especial, fiscalizar todo lo relativo al manejo
patrimonial de la entidad. Para desempeñar tales tareas no es necesario ser miembro de la asociación,
y aún más, se considera conveniente un órgano de fiscalización formado con socios o personas ajenas
a la asociación. Este órgano es elegido por la asamblea y normalmente se renueva de forma parcial,
por mitades o por tercios, en cada asamblea ordinaria.
Art. 173. Integrantes del órgano de fiscalización. “Los integrantes del órgano de fiscalización no
pueden ser al mismo tiempo integrantes de la comisión, ni certificantes de los estados contables de la
asociación. Estas incompatibilidades se extienden a los cónyuges, convivientes, parientes, aún por
afinidad, en línea recta en todos los grados, y colaterales dentro del cuarto grado.
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En las asociaciones civiles que establezcan la necesidad de una profesión u oficio específico para
adquirir la calidad de socio, los integrantes del órgano de fiscalización no necesariamente deben
contar con título habilitante. En tales supuestos la comisión fiscalizadora debe contratar profesionales
independientes para su asesoramiento”.
Los miembros de la Comisión Revisora de Cuentas no pueden ser, al mismo tiempo, integrantes ni
certificantes de los estados contables de la Asociación, incompatibilidad que se extiende a los
cónyuges, convivientes, parientes.
Cuando las asociaciones civiles exijan para ser socios poseer una profesión u oficio especifico, los
miembros del órgano de fiscalización no necesitaran contar con esa calidad. En tal caso, el órgano
podrá contratar otros profesionales (con la misma profesión y oficio que los socios) para su
asesoramiento.
Art. 174. Contralor estatal. “Las asociaciones civiles requieren autorización para funcionar y se
encuentran sujetos a contralor permanente de la autoridad competente, nacional o local, según
corresponda”.
El Estado controla las asociaciones civiles no sólo autorizando su funcionamiento sino también
vigilando que su fin de interés se cumpla.
El organismo de control tendrá a su cargo determinar si la entidad cumple con el requisito previsto
por la legislación para obtener la autorización. Actualmente deberá apreciar si el objeto de la
asociación se presenta como un fin de bien común o de interés general no lucrativo.
Pero el control estatal no termina con la concesión de la personería. Las asociaciones civiles están
sujetas a la vigilancia del Estado en cuanto al cumplimiento de sus disposiciones legales y estatutarias,
pudiendo intervenir en las entidades a fin de evitar irregularidades y retirarles la personería jurídica.
Por ello, los organismos de control intervienen recibiendo denuncias en el ejercicio de sus funciones
de fiscalización y también pueden iniciar de oficio actuaciones sumariales, evitar veedores a las
asambleas de las entidades, requerir informes, etc.
Derechos y deberes de los asociados.
Art. 175. Participación en los actos de gobierno. “El estatuto puede imponer condiciones para que los
asociados participen en los actos de gobierno, tales como la antigüedad o pago de cuotas sociales. La
cláusula que importe restricción total del ejercicio de los derechos del asociado es de ningún valor”.
Los socios o miembros de una asociación civil deben poder participar en los actos de gobierno de la
entidad por medio de los órganos sociales pertinentes. Esa facultad puede encontrar limites dentro del
estatuto, como por ejemplo, pertenecer a una determinada categoría de socio (activo, pleno, mayor,
etc.).
Además, los socios están obligados al pago de la cuota social que fije el estatuto y determine la
asamblea o la comisión directiva. Su no pago puede impedir su intervención en los actos de gobierno.
Así, los derechos de los asociados pueden ser reglamentados en el estatuto y condicionar su
participación social, pero no podrá existir una cláusula estatutaria que importe una restricción total al
ejercicio de derechos por parte del socio, eso significaría tanto como privarlo del ejercicio de su
derecho de libre asociación reconocido por la Constitución Nacional y dicha cláusula será nula.
Art. 178. Participación en las asambleas. “El pago de las cuotas y contribuciones correspondientes al
mes inmediato anterior es necesario para participar en las asambleas. En ningún caso puede
impedirse la participación del asociado que purgue la mora con antelación al inicio de la asamblea”.
En una asociación civil los socios no están necesariamente obligados a realizar aportes para su
constitución porque la entidad puede nacer fruto de los bienes aportados por un solo socio o provenir
de un legado o donación. Tampoco existe siempre una obligación de efectuar aportes o contribuciones
periódicas, pero esta última obligación es frecuente para asegurar la obra de la entidad.
La cuota social es fijada por la asamblea o por la comisión directiva y está destinada a soportar el
mantenimiento de las instalaciones de la entidad, pagar los sueldos de sus empleados, los impuestos no
exentos por la ley, como así también cualquier otro gasto que requiera el funcionamiento de la
asociación. En suma, sirve para solventar económicamente los fines previstos en el estatuto.
En principio, es obligación de todo socio cumplir con el pago de la cuota social, salvo los socios que
por estatuto están exentos de la misma, o aquellos que por determinados motivos tienen otorgada una
beca o un subsidio especial.
El no pago de la cuota puede ocasionar sanciones económicas (intereses punitorios), como sanciones
institucionales (la privación de los beneficios de la asociación, o la expulsión de la misma). También
puede ocasionar la imposibilidad de participar en la asamblea de asociados.
Para participar en la asamblea, los socios deben acreditar estar al día con las cuotas sociales, y esta
obligación alcanza al mes inmediato anterior al de la asamblea. Pero el asociado puede pagar su
deuda hasta el momento del inicio de la asamblea.
Art. 179. Renuncia. “El derecho de renunciar a la condición de asociado no puede ser limitado. El
renunciante debe en todos los casos las cuotas y contribuciones devengadas hasta la fecha de la
notificación de su renuncia”.
Ninguna norma estatutaria puede limitar el derecho de renuncia a una asociación, y ello tiene que ver
con su “libertad negativa de asociación”, por medio de la cual nadie puede ser obligado a constituir
una asociación, a integrarse a ella o a permanecer en su seno.
El renunciante deberá las cuotas hasta la comunicación de su renuncia pero no le impide ejercer su
derecho de receso.
Art. 180. Exclusión. “Los asociados sólo pueden ser excluidos por causas graves previstas en el
estatuto. El procedimiento debe asegurar el derecho de defensa del afectado. Si la decisión de
exclusión es adoptada por la comisión directiva, el asociado tiene derecho a la revisión por la
asamblea que debe convocarse en el menor plazo legal o estatutariamente posible. El incumplimiento
de estos requisitos compromete la responsabilidad de la comisión directiva”.
Como toda organización humana, la asociación requiere un ordenamiento, un sistema de conducta que
permita mantener la disciplina y cohesión del grupo, posibilitando la coordinación de las conductas
particulares.
Para hacer cumplir los deberes de los asociados, la institución goza de un verdadero poder
disciplinario, que es la facultad de juzgar y penar la conducta de sus miembros sin recurrir a la
instancia judicial.
Las sanciones a los miembros pueden ser de diversa gravedad de acuerdo con la falta cometida. La
norma en análisis se refiere a la expulsión, que es la sanción de máxima gravedad que puede recaer
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sobre un asociado. La exclusión es la medida que la entidad debe adoptar cuando algún miembro deja
de tener el requisito personal esencial para su permanencia, según lo prescripto en el estatuto.
El estatuto debe determinar el órgano encargado de la disciplina. En algunos casos es la comisión
directiva la que puede adoptar todo tipo de sanción; en otros casos, la comisión puede aplicar
sanciones menores y la asamblea las sanciones mayores; finalmente en algunos estatutos prevén la
existencia de un órgano especial para ello (tribunal de honor o de disciplina). A falta de previsión
estatutaria, la asamblea conserva para sí el poder disciplinario no delegado en órganos inferiores.
La potestad sancionatoria de una asociación debe respetar la garantía constitucional (art. 18) de que
la sanción debe acreditar que se haya asegurado el derecho de defensa del asociado.
Si la decisión de expulsión es tomada por la comisión directiva, el socio tendrá una instancia recursiva
interna ante la asamblea, que deberá citarse en el menor tiempo posible, conforme a las disposiciones
legales y estatutarias.
Art. 181. Responsabilidad. “Los asociados no responden en forma directa ni subsidiaria por las
deudas de la asociación civil. Su responsabilidad se limita al cumplimiento de los aportes
comprometidos al constituirla o posteriormente y al de las cuotas y contribuciones a que estén
obligados”.
En resumen, lo que este artículo intenta explicar es que los asociados no responden por las deudas de
la asociación, ya que, conforme al principio de personalidad diferenciada, sus miembros como la
persona jurídica tienen patrimonios distintos. Así, cada persona responde por sus deudas y los
acreedores que contratan con la persona jurídica solo podrán atacar el patrimonio de ella, salvo que
los integrantes se hubiesen obligado como deudores solidarios, mancomunados o fiadores de la
entidad. Los miembros sólo deben cumplir con los aportes prometidos al constituirla o posteriormente,
y deben pagar las cuotas sociales.
Intransmisibilidad de la calidad de asociado.
Art. 182. Intransmisibilidad. “La calidad de asociado es intransmisible”.
Cuando un sujeto ingresa a una asociación es porque lo considera conveniente a sus intereses, desde
el punto de vista personal. El fin que la asociación persigue coincide y se identifica con lo que son sus
propias aspiraciones individuales. Es decir, el miembro de una entidad comparte los intereses del
grupo y el grupo está interesado en su individualidad, de ahí que la cualidad de miembro sea
intransmisible.
Normas supletorias sobre elección y renovación de los órganos de gobierno.
Art. 186. Normas supletorias. “Se aplican supletoriamente las disposiciones sobre sociedades, en lo
pertinente”.
Desde siempre y ante la ausencia de normas específicas, sobre todo para lo relativo al funcionamiento
de la asamblea como órgano máximo de las asociaciones, se recurrió a la aplicación de las normas
sobre asambleas previstas en la Ley General de Sociedades.
Asambleas ordinarias y extraordinarias.
La asamblea es la reunión de todos los miembros de la asociación. Tiene por funciones: nombrar y
remover a los integrantes de la comisión directiva, aprobar su gestión, modificar los estatutos,
establecer la forma y orientación que debe tener la actividad de la asociación, y en general, toda
función no delegada en otros órganos por el estatuto.
El estatuto debe establecer el quórum necesario para las deliberaciones y las mayorías necesarias
para aprobar sus resoluciones. Por otra parte, el estatuto puede excluir del derecho a voto a
determinados miembros (por ejemplo, menores de edad, suspendidos). Por último, es posible que la
asamblea se forme con representantes de los asociados elegidos para constituirla, así sucede en
instituciones que tienen muchos asociados.
La asamblea es la autoridad superior de la asociación, que está integrada por todos los que según los
estatutos pueden participar de ella, aunque sean menores de edad. Ello es así porque aquí no está en
juego la capacidad civil de las personas.
Las asambleas suelen dividirse en:
 Asambleas ordinarias: son las que se reúnen periódicamente, casi siempre una vez al año,
para decidir sobre los asuntos de rutina tales como la renovación de la comisión directiva, la
aprobación del balance y rendición de cuentas, entre otros.
 Asambleas extraordinarias: son convocadas esporádicamente cuando el tratamiento de
algún asunto grave lo exige. Así, es la asamblea que se reúne para decidir, por ejemplo, la
modificación de los estatutos, la disolución de la entidad, la remoción de la comisión
directiva, etc.
Se trata de un mismo órgano, que delibera bajo la forma ordinaria o en circunstancias
extraordinarias, de ahí que las facultades de la asamblea sean las mismas en una u otra ocasión.
El orden del día; quórum; mayorías: simple, absoluta y especiales; mociones; deliberación y
votación; publicidad de las resoluciones.
La asamblea desempeña las más amplias funciones: nombra y remueve a los integrantes de la
comisión directiva, aprueba o rechaza las cuentas relativas a la gestión de ésta, modifica los estatutos,
establece la forma y orientación que debe tener la actividad de la asociación, y en general, toda
función no delegada en otros órganos por el estatuto. Por ello, no obstante la amplitud de sus
facultades, la asamblea debe ajustarse en su cometido a las disposiciones estatutarias, referentes a las
circunstancias de la convocatoria, incluso de materias en el orden del día, quórum para sesionar,
cómputos de mayorías requeridas, etc.
La deliberación de los temas referentes a la asociación solo puede realizarla la asamblea, y se hace
siguiendo los preceptos establecidos en los estatutos. Para ello se requiere un quórum determinado,
que es el número mínimo de miembros presentes para abrir una sesión y comenzar a deliberar.
Además, el quórum es importante en el momento de la votación.
El orden del día es una comunicación oficial que contiene el temario a tratar, es decir, el orden en que
habrán de tratarse los temas en cuestión. Ésta comunicación es de vital importancia, ya que sólo se
podrán tratar en la asamblea los temas incluidos en ella, de lo contrario se atentaría contra la buena
fe de los miembros.
Al momento de la votación se someten a consideración de los votantes distintas opciones en cuanto a
un mismo tema. Cada una de ellas son denominadas mociones, y los votantes solo podrán elegir una.
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Luego de haber tratado un tema determinado, según el lugar establecido en el orden del día, se
procede a la votación. La votación puede ser en forma escrita, oral o por gestos, y el modo de
realizarlo, nominal o anónimamente. Ellos dependerán de lo que establezcan los estatutos para las
distintas asambleas y los distintos asuntos, según sea el caso.
Las mayorías pueden ser:
a) Simple o relativa: para que exista éste tipo de mayoría sólo es necesario un voto más.
b) Absoluta: es aquella en la que solo se necesita la mitad más uno.
c) Calificadas: son en las, que por ejemplo, se exigen dos tercios, tres tercios o cuatro quintos.
d) Sumun: consiste en la unanimidad.
Luego de la votación, el presidente de la asamblea procederá a firmar junto con el secretario de actas
y dos asociados elegidos al azar, los resultados de la votación. Los resultados de la asamblea deben
hacerse públicos y darse a conocer por algún medio de difusión, radio, televisión, etc.
Toda falla de la regularidad del procedimiento se traduce en la nulidad de sus decisiones. Así, se ha
resuelto que es nula la decisión de la asamblea que se refiere a un asunto no incluido en el orden del
día, sin que tal inclusión deba ser expresa.
Art. 183. Disolución. “Las asociaciones civiles se disuelven por las causales generales de disolución
de las personas jurídicas privadas y también por la reducción de su cantidad de asociados a un
número inferior al total de miembros titulares y suplentes de su comisión directiva y órgano de
fiscalización, si dentro de seis meses no se restablece ese mínimo”.
La disolución de la asociación civil no implica, como ya se vio, la desaparición inmediata del ente, el
que deberá cumplir con los pasos necesarios para su liquidación, pero normalmente ocasiona el cese
inmediato de las actividades propias de interés general o bien común que estaba llamada a
desarrollar. La norma prevé las causales de disolución previstas en el art. 163 (causales), pero agrega
una nueva: la reducción de asociados, porque la cantidad de miembros debe ser la suficiente como
para cubrir los cargos en los órganos de conducción y fiscalización de la entidad.
Recurso judicial contra el retiro de la autorización.
En caso de retiro de la personería jurídica, se presentan dos caminos posibles a la hora de la revisión
de la decisión tomada por la autoridad administrativa: la vía administrativa y la vía judicial. Se admite
la vía jurisdiccional para impugnar las resoluciones administrativas, cuando ellas padezcan de los
vicios de ilegitimidad y arbitrariedad. Por otra parte, algunos autores consideran que es viable
discutir la legitimidad del acto administrativo que cancela el otorgamiento de la personalidad jurídica,
cuando la decisión se funda en la existencia de hechos a los que objetivamente la ley regula como
causales de extinción de esa personalidad. En cambio, reputa inadmisible la revisión cuando la
autoridad administrativa ha hecho uso de sus facultades discrecionales a ese respecto. Finalmente, es
de notar que el juez está facultado para disponer una medida de no innovar que suspende el
cumplimiento de la decisión administrativa que ha sido recurrida ante él. Asimismo, puede recabarse
la intervención en la entidad sin cuestionarse su personería.
Posibilidad de seguir existiendo como simple asociación: controversia.
El efecto inmediato del retiro de la personería jurídica es provocar la extinción del sujeto de derecho
que la ostenta. Al respecto, algunos autores sostienen que la asociación, una vez extinguida, podría
continuar existiendo como simple asociación, lo que ha provocado alguna controversia. La postura a
tomar en este punto dependerá de la concepción que se tenga en cuanto al carácter de la autorización
que otorga la personería jurídica. Por esa razón, aquellos autores que sostienen que la autorización
del estado es declarativa, afirman que una vez disuelta la asociación, ella podría continuar existiendo
como simple asociación. Por su parte, aquel sector de la doctrina que sostiene que la autorización del
Estado tiene carácter constitutivo, afirma que el retiro de tal autorización produce como efecto
inmediato la muerte del ente que revestía la personería jurídica, sin posibilidad de subsistir como
simple asociación.
Art. 184. Liquidador. “El liquidador debe ser designado por la asamblea extraordinaria y de acuerdo
a lo establecido en el estatuto, excepto en casos especiales en que procede la designación judicial o
por la autoridad de contralor. Puede designarse más de uno, estableciéndose su actuación conjunta o
como órgano colegiado. La disolución y el nombramiento del liquidador debe inscribirse y
publicarse”.
Una vez disuelta una asociación, por la causal que fuera, comienza el proceso de liquidación, que
implica la realización de su activo y la cancelación del pasivo para entregar el remanente a quien
corresponda.
El liquidador debe ser designado por la asamblea, pero es posible también que el órgano liquidador se
encuentre previsto en el estatuto, generalmente esa tarea recae en el órgano de fiscalización.
La selección del liquidador o la comisión liquidadora deberá inscribirse en el organismo de control.
Procedimiento de liquidación y destino de los bienes.
Art. 185. Procedimiento de liquidación. “El procedimiento de liquidación se rige por las disposiciones
del estatuto y se lleva a cabo bajo la vigilancia del órgano de fiscalización.
Cualquiera sea la causal de disolución, el patrimonio resultante de la liquidación no se distribuye
entre los asociados. En todos los casos debe darse el destino previsto en el estatuto y, a falta de
previsión, el remanente debe destinarse a otra asociación civil domiciliada en la República de objeto
igual o similar a la liquidación”.
La liquidación de la asociación no se consuma en un solo acto, sino a través de un período de tiempo
más o menos largo en el que han de realizarse una serie de operaciones.
En la liquidación, los liquidadores deberán cancelar las deudas, cobrar los créditos pendientes y
realizar todas las operaciones pendientes de la entidad.
Al tratarse de una entidad de bien común, el patrimonio resultante no puede volver a los miembros de
ella. Debe cumplirse con el destino previsto en el estatuto, pero a falta de disposición expresa, los
bienes pasan a otra asociación civil de objeto igual o similar a la liquidada.
Comparación con las fundaciones.
Art. 217. Destino de los bienes. “En caso de disolución, el remanente de los bienes debe destinarse a
una entidad de carácter público o a una persona jurídica de carácter privado cuyo objeto sea de
utilidad pública o de bien común, que no tenga fin de lucro y que esté domiciliada en la República.
Ésta disposición no se aplica a las fundaciones extranjeras.
Las decisiones que se adopten en lo relativo al traspaso del remanente de los bienes requieren la
previa aprobación de la autoridad de contralor”.
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Las fundaciones pueden disolverse por decisión del consejo de administración, pero solo en caso de no
poder cumplirse con su objeto o por decisión del órgano de contralor.
En el primer supuesto, deberá reunirse el consejo, y, por mayoría de sus dos terceras partes, deberá
resolverse la liquidación y designarse un liquidador que tendrá como tarea realizar los bienes, pagar
las deudas y de existir remanente entregarlo al beneficiario previsto por la ley, una persona jurídica de
carácter privado con objeto de utilidad pública, sin fin de lucro y domiciliada en la República.
Las fundaciones extranjeras, es decir las representaciones de ellas que actúan en nuestro país, pueden
disolverse, liquidarse y volver con sus bienes remanentes a su casa matriz.
La disolución puede provenir también de una decisión del organismo de control, la cual generalmente
esta precedida de una investigación previa o una intervención, en la que se determina que no se está
cumpliendo con el objeto previsto por el fundador.
Órgano disciplinario.
Es usual que las corporaciones cuenten con organismos de vigilancia y fiscalización de los dirigentes
de la entidad, que asesoran a la asamblea cuando esta ha de expedirse sobre la gestión efectuada por
dichos dirigentes. La tarea de contralor está a cargo de una sola persona que actúa en calidad de
representante de los socios o accionistas o de varias personas que invisten el mismo carácter. El
cometido de los sindicatos o comisiones revisoras consiste en vigilar la correcta actuación de los
organismos ejecutivos para que estos o se aparten de lo indicado por la ley y los estatutos.
Especialmente fiscalizan todo lo referente a la gestión de carácter primordial, percepción e invención
de fondos etc., y dictaminan al respecto a fin de asesorar, convenientemente a la asamblea. Para
desempeñar estas funciones será menester reunir las condiciones de idoneidad que exijan los estatutos.
Corrientemente, no se requiere investir la calidad de socio.
El poder disciplinario; existencia esencial y sus fines.
Se denomina poder disciplinario al cumulo de atribuciones que competen a la asociación, con arreglo
a los estatutos, para hacer efectivos los deberes de los miembros de la entidad, en cuanto tales. Como
bien se ha dicho, el poder disciplinario es una exigencia vital de la asociación, pues si la autoridad
societaria no dispuesta de medios apropiados para hacer cumplir sus resoluciones resultaría
quebrantada la cohesión del núcleo humano que despliega su actividad a través de la forma jurídica
de la asociación, y bajo el amparo del derecho objetivo general que garantiza la libertad de asociarse
con fines útiles. Por lo demás, el poder disciplinario de las asociaciones, es ventajoso para la sociedad
en general, pues ahorra a esta la necesidad de tener que intervenir en cuestiones menudas, las que es
dable dejar libradas al ejercicio de la jurisdicción privada, bajo reserva de controlar el correcto
desempeño de esta.
Finalmente cabe observar que el poder disciplinario es implícito, de modo que es dable recurrir a él
cuándo no hubiera sido incluido en los estatutos respectivos, porque hace a la esencia de la misma
corporación. Pero es sumamente conveniente que las bases de su ejercicio estén contenidas en los
estatutos para prevenir ulteriores dificultades de su aplicación.
el poder disciplinario autoriza la aplicación de las siguientes medidas en orden de gravedad creciente:
1) Llamado de atención, prevención o amonestación.
2) Suspensión.
3) Privación de ventajas pecuniarias inherentes a la calidad de socio.
4) Multas pecuniarias.
5) Expulsión.
Como se ha dicho, estas facultades están implícitas en el poder disciplinario de las asociaciones, pero
no es dable recurrir a medidas que imponen un detrimento patrimonial del asociado si ellas no están
autorizadas por los estatutos, pues si así fuere la sanción importaría una lesión a la garantía
constitucional de la propiedad individual. El objeto que tiene el poder disciplinario es prevenir los
actos antisociales en la asociación y una vez realizados tales actos, reprimirlos, es decir, que tiene una
función preventiva/represiva. Como dijimos el proceso disciplinario sirve para el castigo de las faltas
cometidas por los asociados, pero en ningún caso tal poder puede violar garantías establecidas
constitucionalmente, de ahí que el proceso que llevara a la sanción de un miembro cualquiera de la
sociedad deba desarrollarse acorde a las normas establecidas en la carta magna.
El proceso disciplinario parte de una denuncia que puede ser realizada por cualquier persona o
también puede iniciarse de oficio. Hecha la denuncia correspondiente, la comisión directiva ordena un
examen de primer grado, fundándose en la veracidad de la denuncia, es decir, que intentara establecer
si ella es coherente. Mientras tanto el denunciado tiene el presupuesto de inocencia a si favor. Luego,
si el cuerpo orgánico comprueba que la denuncia tiene una cierta verosimilitud, se procede a citar al
denunciado para que haga el descargo correspondiente.
Una vez que el denunciado ha sido notificado puede asistir o no. En esta última hipótesis el no
comparecer, no significa prueba en contra, de modo que en este supuesto el adagio “el que calla
otorga” no se cumple. En caso de asistir, el acusado puede guardar silencio ante las imputaciones
hechas, negar todo sin ofrecer pruebas, o hacerlo y ofrecerlas.
Una vez presentadas tales pruebas por las partes, la junta directiva procede a reunirse con intención
de valorarlas y tomar las decisiones pertinentes al caso, para luego dictar el veredicto
correspondiente. Se cita nuevamente al denunciado a fin de comunicarle la sentencia, y se puede
aplicar la sanción, que puede consistir en una suspensión, expulsión, multa, etc., recordemos que
cualquiera sea la sesión de la junta directiva, ella debe estar debidamente fundada y expresamente
estipulada en el estatuto, ya que de lo contrario se violarían las garantías constitucionales contenidas
en los arts. 17 y 18 de la C.N.
Posibilidad de agotar la vía asociacional y de concurrir ante la justicia.
Este tema es materia estatutaria. Una vez comunicada la sanción, el denunciado puede, ante el mismo
órgano que la dictó, interponer algún recurso, ya sea un recurso de revocatoria, de reconsideración o
reposición y hasta un recurso extraordinario ante la asamblea extraordinaria. En este punto, debemos
señalar que, antes de recurrir a la justicia, deben ser agotadas las instancias administrativas -
societarias.
Solamente una vez consumidas todas ellas, se podrá recurrir a la justicia. La jurisdicción de la justicia
a la que se debe recurrir es la justicia civil de primera instancia, que va a analizar el procedimiento
previo a la sanción.
Si la justicia civil convalida lo establecido por el proceso disciplinario de la asociación se podrá
recurrir, entonces, a la cámara de apelaciones en lo civil y en última instancia por medio del recurso
extraordinario de la C.S.J.N.
3. Las asociaciones civiles bajo forma de sociedades.
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Análisis del artículo 3 de la Ley General de Sociedades.
La Ley General de sociedades dispone en su art. 3: “Las asociaciones cualquiera fuere su objeto, que
adopten la forma de sociedad bajo alguno de los tipos previsto, quedan sujetas a sus disposiciones”.
Con esta regla la legislación argentina acepta que entidades sin fines de lucro (que por lo tanto no son
estrictamente sociedades en virtud de que esta ley dispone que “Habrá sociedad si una o más personas
en forma organizada conforme a uno de los tipos previstos en esta ley, se obligan a realizar aportes
para aplicarlos a la producción o intercambio de bienes o servicios, participando de los beneficios y
soportando las pérdidas”) se constituyan bajo alguno de los tipos societarios.
La asociación constituida bajo forma de sociedad seguirá teniendo vedad la distribución de utilidades
en dinero respecto de sus socios y deberá perseguir un fin licito, que no sea contrario al bien común o
interés general. Si persigue una finalidad egoísta (como la administración de los bienes de una
persona física o jurídica, la investigación para el desarrollo de productos industriales, de
investigación de mercados, etc.), será propiamente una sociedad.
Breve noción sobre su existencia y funcionamiento: el lucro como reparto de dividendos y como
obtención de beneficios económicos.
Existen en este momento muchas asociaciones que han estructurado como un tipo societario de la ley
19.550 de sociedades. El fin que persigue este tipo de estructuración es que, cuando termine la
asociación los bienes vayan a los socios y que el estado no los esté constantemente fiscalizando.
También se lo hace con la intención de cumplir más efectivamente con sus verdaderos fines técnicos,
los cuales muchas veces no encajan en una estructura jurídica determinada.
Ello es posible porque la ley de sociedades 19.550 dice que: puede haber una sociedad donde haya un
grupo de personas para la obtención de bienes y servicios. Este precepto, que como podemos observar
es bastante amplio, permite que aquellas aglomeraciones de hombres que pretenden lograr un fin
determinado pero que no encajan en ninguna de las taxativas formas que ofrece la ley, se organicen
bajo cualquier forma de sociedad establecida en la ley 19.550. Muchas veces estas asociaciones bajo
la forma de sociedades, buscan, además de algún beneficio económico, otro tipo de beneficios distinto
de los matrimoniales como puede ser seguridad, mejores servicios, etc.
4. Las simples asociaciones.
Art. 187. Forma del acto constitutivo. ”El acto constitutivo de la simple asociación debe ser otorgado
por instrumento público o por instrumento privado con firma certificada por escribano público. Al
nombre debe agregársele, ante puesto o pospuesto, el aditamento “simple asociación” o “asociación
simple”.
Las simples asociaciones requieren autorización del estado para funcionar, obteniendo así su
personería jurídica. Existen a menudo muchas entidades que, por la escasa importancia de sus
actividades o de su patrimonio, no gestionan la autorización estatal.
Para el código, las simples asociaciones son personas jurídicas. El acto constitutivo de la misma y su
estatuto deben ser otorgados por instrumento público o privado.
Para distinguir a estas entidades no autorizadas por el estado, a su nombre habrá que agregarle, antes
o después, la mención de simple asociación o asociación simple.
Art. 188. Ley aplicable. Reenvío. “Las simples asociaciones se rigen en cuanto a su acto constitutivo,
gobierno, administración, socios, órgano de fiscalización y funcionamiento por lo dispuesto para las
asociaciones civiles y las disposiciones especiales de éste Capítulo”.
La norma realiza un reenvío al régimen general de las asociaciones civiles. Así, las simples
asociaciones se rigen en primer lugar, por las disposiciones de esta sección, pero subsidiariamente por
las disposiciones del capítulo relativo a las asociaciones civiles.
Comienzo de su existencia.
Art. 189. Existencia. “La simple asociación comienza su existencia como persona jurídica a partir de
la feca del acto constitutivo”.
Como la simple asociación no requiere autorización estatal ni registro, su existencia comienza desde
del momento del acto constitutivo.
Art. 190. Prescindencia del órgano de fiscalización. “Las simples asociaciones con menos de veinte
asociados pueden prescindir del órgano de fiscalización; subsiste la obligación de certificación de sus
estados contables.
Si se prescinde del órgano de fiscalización, todo miembro, aún excluido de la gestión, tiene derecho a
informarse sobre el estado de los asuntos y de consultar sus libros y registros. La cláusula en contrario
se tiene por no escrita”.
Cuando la simple asociación cuente con menos de veinte miembros podrá prescindir del órgano de
fiscalización, y ello no implica eximir a la entidad de certificar sus estado contables.
Si se prescinde del órgano de fiscalización, el control de la entidad queda en manos de todos sus
miembros.
Art. 191. Insolvencia. “En caso de insuficiencia de los bienes de la asociación simple, el
administrador y todo miembro que administra de hecho los asuntos de la asociación es solidariamente
responsable de las obligaciones de la simple asociación que resultan de decisiones que han suscripto
durante su administración.
Los bienes personales de cada una de esas personas no pueden ser afectados al pago de las deudas de
la asociación, sino después de haber satisfecho a sus acreedores individuales”.
En cuanto a la responsabilidad de los miembros de las simples asociaciones hacia terceros, en
principio, se aplica igual norma para las asociaciones civiles: los asociados no responden en forma
directa ni subsidiaria y su responsabilidad se limita al cumplimiento de los aportes comprometidos al
constituirla o posteriormente y al pago de las cuotas o contribuciones que disponga el estatuto.
Pero el código agrava la responsabilidad de los administradores de la simple asociación, porque si los
bienes de ésta no alcanzan para solventar las deudas, el administrador y todo miembro que administre
de hecho la entidad responden solidariamente frente a los acreedores por las decisiones que han
suscripto durante su gestión.
La norma crea un privilegio a favor de los acreedores personales de los administradores (de hecho o
de derecho) de la simple asociación, ya que primero cobran ellos y luego, con remanente de bienes de
la entidad, se satisfacen las obligaciones sociales.
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Art. 192. Responsabilidad de los miembros. “El fundador o asociado que no intervino en la
administración de la simple asociación no está obligado por las deudas de ella, sino hasta la
concurrencia de la contribución prometida o de las cuotas impagas”.
La norma aclara la responsabilidad del fundador de la simple asociación asimilándola a la que les
corresponde a sus miembros. Así, los fundadores al igual que los miembros de la entidad sólo
responden por las contribuciones comprometidas o por las cuotas sociales impagas.
5. La fundación.
Método del CCyCN.
Las fundaciones están regidas en el Libro I, Título II, Capítulo 3 del Código Civil y Comercial de la
Nación.
Concepto, objeto y modo de constitución.
La fundación no tiene un contenido conceptual único, ya que existen distintos tipos. In embargo,
podríamos decir que el concepto “global” de fundación se refiere a un patrimonio destinado
(afectado) a un cierto fin, por actos inter vivos o mortis causa, con carácter permanente o muy
prolongado en el tiempo, al que la ley le reconoce personalidad jurídica.
En nuestro derecho, la fundación es una persona jurídica nacida de un acto unilateral emanado de una
persona (física o jurídica), llamada fundador, que le atribuye un patrimonio (acto de dotación)
destinado a cumplir una finalidad de bien común, sin propósito de lucro, definida por el fundador,
requiriendo de una organización administrativa y de autorización expresa del Estado para funcionar.
Art. 193. Concepto. “Las fundaciones son personas jurídicas que se constituyen con una finalidad de
bien común, sin propósito de lucro, mediante el aporte patrimonial de una o más personas, destinado a
hacer posibles sus fines.
Para existir como tales requieren necesariamente constituirse mediante instrumento público y solicitar
y obtener autorización del Estado para funcionar.
Si el fundador es una persona humana, puede disponer su constitución por acto de última voluntad”.
Una característica que distingue a estas entidades de las demás personas jurídicas es que nacen de un
acto unilateral del fundador y carecen de miembros. Una vez creada la entidad, el fundador pasa a ser
un tercero frente a ella, quien sólo posee órganos de conducción.
Al igual que las asociaciones, las fundaciones requieren la autorización previa por parte del Estado
para funcionar. Al carecer de miembros, el control de actividad de la fundación sólo puede estar a
cargo del organismo estatal (Inspección General de Justicia o similares en el orden provincial) quien
debe autorizar su funcionamiento y también controlar que se cumpla con las finalidades estatutarias.
Art. 194. Patrimonio inicial. “Un patrimonio inicial que posibilite razonablemente el cumplimiento de
los fines propuestos estatutariamente es requisito indispensable para obtener la autorización estatal. A
estos efectos, además de los bienes donados efectivamente en el acto constitutivo, se tienen en cuenta
los que provengan de compromisos de aportes de integración futura, contraídos por los fundadores o
terceros.
Sin perjuicio de ello, la autoridad de contralor puede resolver favorablemente los pedidos de
autorización si los antecedentes de los fundadores o de los servidores de la voluntad fundacional
comprometidos por la entidad a crearse, y además de las características del programa a desarrollar,
resulta la aptitud potencial para el cumplimiento de los objetivos previstos en los estatutos”.
La declaración de voluntad que constituye el negocio de fundación no ha de ser dirigida a nadie para
que produzca efectos, es una declaración no recepticia. Se trata de un negocio sui generis dirigido a
crear una persona jurídica mediante la adscripción de un conjunto de bienes a un fin de interés
general y ello es así con independencia de que se realice en un acto inter vivos o mortis causa. Por lo
tanto, es un negocio que comprende conjuntamente una disposición patrimonial y la creación de una
persona jurídica, de un ente autónomo.
Así, para que una fundación tenga vida, hace falta un acto fundacional que implica fundamentalmente
un acto de dotación de bienes. Esta dotación puede hacerse por medio de una donación o por un acto
de última voluntad. El artículo habla de “bienes donados”, pero el origen de la fundación puede
responder a un legado testamentario.
Esa dotación inicial debe posibilitar razonablemente el cumplimiento del fin propuesto en el estatuto
de la fundación. Será el organismo estatal de contralor el encargado de apreciar si ese requisito se
cumple.
Los organismos de contralor suelen fijar “patrimonios mínimos” para la constitución de fundaciones,
de modo que sólo puede constituirse una fundación si se asegura el aporte de ese capital.
Art. 195. Acto constitutivo, estatuto. “El acto constitutivo de la fundación debe ser otorgado por el o
los fundadores o apoderado con poder especial, si se lo hace por actos entre vivos; o por el autorizado
por el juez del sucesorio, si lo s por disposición de última voluntad.
El instrumento debe ser presentado ante la autoridad de contralor para su aprobación, y contener:
a) Los siguientes datos de los fundadores:
i) Cuando se trate de personas humanas, su nombre, edad, estado civil, nacionalidad,
profesión, domicilio y número de documento de identidad y, en su caso, el de los apoderados
o autorizados;
ii) Cuando se trate de personas jurídicas, la razón social o denominación y el domicilio,
acreditándose la existencia de la entidad fundadora, su inscripción registral y la
representación de quienes comparecen por ella;
b) nombre y domicilio de la fundación;
c) designación del objeto, que debe ser preciso y determinado;
d) patrimonio inicial, integración y recursos futuros, lo que debe ser expresado en moneda
nacional;
e) plazo de duración;
f) organización del consejo de administración, duración de los cargos, régimen de reuniones y
procedimiento para la designación de sus miembros;
g) cláusulas atinentes al funcionamiento de la entidad;
h) procedimiento y régimen para la reforma del estatuto;
8
 i) fecha de cierre del ejercicio anual;
j) cláusulas de disolución y procedimiento atinentes a la liquidación y destino de los bienes;
k) plan trienal de acción.
En el mismo instrumento se deben designar los integrantes del primer consejo de administración y las
personas facultadas para gestionar la autorización para funcionar”.
Art. 196. Aportes. “El dinero en efectivo o los títulos valores que integran el patrimonio inicial deben
ser depositados durante el trámite de autorización en el banco habilitado por la autoridad de contralor
de la jurisdicción en que se constituye la fundación.
Los aportes no dinerarios deben constar en un inventario con sus respectivas valuaciones, suscripto
por contador público nacional”.
El código se preocupa por asegurar la existencia del capital inicial de la fundación, y para ello se
exige el depósito del efectivo o títulos valores que lo integran durante el trámite de la autorización. Si
se trata de otros bienes se debe realizar un inventario con certificación contable hecha por contador
público.
Los organismos de fiscalización establecen un importe básico que debe depositarse en un banco oficial
hasta que se obtenga la personería de la entidad, hecho lo cual concurre con el estatuto aprobado al
banco oficial para obtener la liberación y el reintegro de los fondos.
Art. 197. Promesas de donación. “Las promesas de donación hechas por los fundadores en el acto
constitutivo son irrevocables a partir de la resolución de la autoridad de contralor que autorice a la
entidad para funcionar como persona jurídica. Si el fundador fallece después de firmar el acto
constitutivo, las promesas de donación no podrán se revocadas por sus herederos, a partir de la
presentación a la autoridad de contralor solicitando la autorización para funcionar como persona
jurídica”.
Cuando la fundación obtiene personería jurídica se convierte en un ente completamente distinto de su
creador y los bienes con que este último dotó a la fundación se incorporan en forma definitiva al
patrimonio de ésta y el acto se convierte en irrevocable.
En el caso de fundaciones creadas por personas que luego fallecen, los herederos no pueden
contrariar la voluntad del fundador desde que éste ha iniciado los trámites tendientes a obtener la
autorización para funcionar.
Art. 198. Cumplimiento de las promesas. “La fundación constituida tiene todas la acciones legales
para demandar por el cumplimiento de las promesas de donación hechas a su favor por el fundador o
por terceros, no siéndoles oponible la defensa vinculada a la revocación hecha antes de la aceptación,
ni la relativa al objeto de la donación si constituye todo el patrimonio del donante o una parte indivisa
de él, o si el donante no tenía la titularidad dominial de lo comprometido”.
La fundación tiene todas las acciones legales pertinentes para obtener el cumplimiento de las
promesas de donación y puede iniciar las demandas para obtener el cumplimiento de las promesas
hechas a su favor por el fundador o por terceros.
El artículo establece que no podrá serle opuesta a la fundación la defensa sobre una revocación hecha
antes de la aceptación.
Art. 199. Planes de acción. “Con la solicitud de otorgamiento de personería jurídica deben
acompañarse los planes que proyecta ejecutar la entidad en el primer trienio, con indicación precisa
de la naturaleza, características y desarrollo de las actividades necesarias para su cumplimiento,
como también las bases presupuestarias para su realización. Cumplido el plazo, se debe proponer lo
inherente al trienio subsiguiente, con idénticas exigencias”.
En las fundaciones se proyecta en el tiempo la voluntad del fundador. El Estado tiene que velar porque
esa voluntad altruista llegue a cumplirse y que los objetivos de la fundación no queden en una mera
declamación del estatuto.
El código requiere, como condición para obtener la autorización estatal, la presentación del plan de
los primeros tres años de vida de la entidad. Cumplido el plazo, la fundación deberá presentar un
nuevo plan para el periodo siguiente. La presentación de los planes trianuales deberá ser constante.
Art. 200. Responsabilidad de los fundadores y administradores durante la etapa de gestación. “Los
fundadores y administradores de la fundación son solidariamente responsables frente a terceros por
las obligaciones contraídas hasta el momento en que se obtiene la autorización para funcionar. Los
bienes personales de cada uno de ellos pueden ser afectados al pago de esas deudas sólo después de
haber sido satisfechos sus acreedores individuales”.
Mientras la autorización para funcionar no sea otorgada, sólo se estará en presencia de una persona
jurídica en vías de constitución. Hasta que el organismo de contralor otorgue la correspondiente
personería jurídica, el fundador y los administradores de la entidad son solidariamente responsables
por las obligaciones asumidas por la entidad, pero sus acreedores personales podrán ejecutar sus
bienes con preferencia a los acreedores de la fundación en formación.
Gobierno y administración: consejo de administración.
Art. 201. Consejo de administración. “El gobierno y administración de la fundaciones está a cargo de
un consejo de administración, integrado por un mínimo de tres personas humanas. Tiene todas las
facultades necesarias para el cumplimiento del objeto de la fundación, dentro de las condiciones que
establezca el estatuto”.
El código establece dos órganos de gobierno de las fundaciones: el consejo de administración y el
comité ejecutivo. El consejo de administración es el órgano máximo de la entidad; el comité ejecutivo
actúa por delegación del consejo entre los periodos de reuniones ordinarias del órgano máximo de
gobierno.
El número mínimo de miembros está fijado por ley en tres integrantes, quienes distribuyen entre sí los
cargos de presidente, secretario y tesorero, contando además con el número de vocales que desee el
fundador. El número máximo de integrantes también debe establecerlo el estatuto.
Las facultades del consejo de administración abarcan tanto los acto de administración como los que
impliquen disposición de bienes patrimoniales. También puede, siempre con observancia de las
normas orgánicas pertinentes, ejercer atribuciones significativas como sanciona eventuales reformas
al estatuto fundacional, promover la fusión de la entidad con otras similares y aún, entre otras
medidas de gravitación institucional, resolver la disolución de la misma fundación.
Art. 202. Derecho de los fundadores. “Los fundadores pueden reservarse por disposición expresa del
estatuto la facultad de ocupar cargos en el consejo de administración, así como también la de designar
9
los consejeros cuando se produzca el vencimiento de los plazos de designación o la vacancia de alguno
de ellos”.
En el acto constitutivo de la fundación deben ser designadas las autoridades que se harán cargo del
gobierno y administración de la entidad por el término inicial del funcionamiento de la institución.
Naturalmente, son los propios fundadores quienes nombran a los miembros del cuerpo, pudiendo
recaer las designaciones en los mismos fundadores o algunos de ellos o en terceras personas, no
fundadoras, a quienes se haya convocado expresamente sus cargos en el mismo acto constitutivo.
El fundador puede reservarse la facultad de ocupar un cargo dentro de éste órgano, como también la
posibilidad de reemplazar a los consejeros cuando caduquen sus mandatos o en caso de vacancia.
La participación del fundador dentro de la vida de la fundación no confunde su personalidad con la
del ente creado por él, sino que se mantiene la distinción de patrimonios y de responsabilidad entre
ambas personas.
Art. 203. Designación de los consejeros. “La designación de los integrantes del consejo de
administración puede además ser conferida a instituciones públicas y a entidades privadas sin fines de
lucro”.
Art. 204. Carácter de los consejeros. “Los miembros del consejo de administración pueden ser
permanentes o temporarios. El estatuto puede establecer que determinadas decisiones requieran
siempre el voto favorable de los primeros, como que también puede reservada a éstos la designación
de los segundos”.
El consejo de administración puede contar con miembros permanentes o temporarios. Los
permanentes son aquellos que fueron designados para ocupar el cargo asta su muerte o hasta que dure
la fundación.
El consejo tiene amplias funciones de gobierno y ejerce, a través de su presidente, la representación
legal de la entidad, y debe estar integrado por un mínimo de tres personas humanas. El estatuto puede
prever que determinadas decisiones requieran siempre el voto de los miembros permanentes y que
sean éstos quienes designen a los temporarios.
Art. 205. Comité ejecutivo. “El estatuto puede prever la delegación de facultades de administración y
gobierno a favor de un comité ejecutivo integrado por miembros del consejo de administración o por
terceros, el cual debe ejercer sus funciones entre los periodos de reunión del consejo, y con rendición
de cuentas a él. Puede también delegar facultades ejecutivas en una o más personas humanas, sean o
no miembros del consejo de administración.
De acuerdo con la entidad de las labores encomendadas, el estatuto pude prever alguna forma de
retribución pecuniaria a favor de los miembros del comité ejecutivo”.
El estatuto puede prever la delegación del manejo cotidiano de la entidad a un comité ejecutivo
integrado por miembros del consejo o delegando funciones en terceros (miembros o no del consejo),
que ostentaran el cargo de “apoderados”, “gerentes”, etc.
El cargo dentro del comité ejecutivo o la delegación de funciones a personas contratadas suponen de
por si un dependiente de la entidad que justifica la correspondiente remuneración a sus servicios.
Art. 206. Carácter honorario del cargo. “Los miembros del consejo de administración no pueden
recibir retribuciones por el ejercicio de su cargo, excepto el reembolso de gastos, siendo su cometido
de carácter honorario”.
Los cargos de los consejeros son honorarios; esta gratuidad se compadece con la ausencia de lucro y
el carácter benéfico de las fundaciones y con la vocación altruista que se espera de quienes están
llamados a conducirlas. Sin embargo, los consejeros pueden cumplir, dentro de la fundación, otras
tareas distintas de las de dirección (por ejemplo, tareas de docente en una universidad privada) y nada
obsta a que dichas ocupaciones sean remuneradas.
Art. 207. Reuniones, convocatorias, mayorías, decisiones y actas. “El estatuto debe prever el régimen
de reuniones ordinarias y extraordinarias del consejo de administración, y en su caso, del comité
ejecutivo si es pluripersonal, así como el procedimiento de convocatoria. El quórum debe ser el de la
mitad más uno de sus integrantes. Debe labrarse en libro especial acta de las deliberaciones de los
entes mencionados, en la que se resuma lo que resulte de cada convocatoria con todos los detalles más
relevantes de lo actuado.
Las decisiones se toman por mayoría absoluta de votos de los miembros presentes, excepto que la ley o
el estatuto requieran mayorías calificadas. En caso de empate, el presidente del consejo de
administración o del comité ejecutivo tiene doble voto”.
El código determina la mayoría en la mitad más uno de los integrantes del consejo de administración o
del comité para tomar decisiones, salvo que el estatuto requiera otra mayoría, e impone la obligación
de llevar un libro de actas. Se aclara además que en caso de empate el presidente de cada cuerpo
tendrá doble voto.
Cuando el estatuto de una fundación contradice el régimen de mayorías previsto en la ley, el
organismo de control está facultado ara intimar al consejo a modificar el estatuto a fin de hacerlo
compatible con la ley.
Art. 208. Quórum especial. “Las mayorías establecidas en el artículo 207 no se requieren para la
designación de nuevos integrantes del consejo de administración cuando su concurrencia se ha
tornado imposible”.
Cuando el consejo no puede reunirse por no poder formar el quórum exigido, se exime del requisito de
las mayorías del artículo anterior para que el cuerpo colegiado pueda designar nuevos integrantes.
Art. 209. Remoción del consejo de administración. “Los miembros del consejo de administración
pueden ser removidos con el voto de por lo menos las dos terceras partes de los integrantes del cuerpo.
El estatuto puede prever la caducidad automática de los mandatos por ausencias injustificadas y
reiteradas a las reuniones del consejo”.
El mismo consejo de administración puede remover a sus miembros por el voto de sus dos terceras
partes. Es posible también determinar un régimen de caducidad automática de los mandatos en caso
de ausencias reiteradas y no justificadas en las reuniones. Para que funcione la caducidad automática
de los cargos debe existir una disposición estatutaria que fije con claridad los parámetros con que se
considerarán las ausencias reiteradas y no justificadas.
Art. 210. Acefalía del consejo de administración. “Cuando existan cargos vacantes en el consejo de
administración en grado tal que su funcionamiento se torne imposible, y no pueda tener lugar la
designación de nuevos miembros conforme al estatuto, o éstos rehúsen aceptar lo cargos, la autoridad
de contralor debe proceder a reorganizar la administración de la fundación, a designar sus nuevas
autoridades, y a modificar el estatuto en las partes pertinentes”.
La Inspección General de Justicia ha resuelto que la finalidad del Estado de preservar toda actividad
de bien común, unida a la existencia de un inmueble apto para cumplir con los fines de la institución y
10
la capacidad de la entidad de recibir fondos de terceros, conducen forzosamente a la intervención de
la autoridad administrativa de control en la reorganización de la administración de la fundación. Así,
cuando se produce la vacancia de cargos que hacen posible el funcionamiento del cuerpo y no se
pueda, por medio de previsiones estatutarias, designar otros integrantes o los previstos como
reemplazo se niegan a aceptar los cargos, la autoridad administrativa de contralor debe reorganizar el
gobierno de la entidad para evitar la paralización de sus actividades y, en cumplimiento de su misión,
puede designar nuevas autoridades.
Art. 211. Derechos y obligaciones de los integrantes del consejo de administración. “Los integrantes
del consejo de administración se rigen, respecto de sus derechos y obligaciones, por la ley, por las
normas reglamentarias en vigor, por los estatutos, y, subsidiariamente, por las reglas del mandato. En
caso de violación por su parte de normas legales, reglamentarias o estatutarias, son pasibles de la
acción por responsabilidad que pueden promover tanto la fundación como la autoridad de contralor,
sin perjuicio de las sanciones de índole administrativa y las medidas que esta última pueda adoptar
respecto de la fundación y de los integrantes del consejo”.
Los derechos y obligaciones de los miembros del consejo están regidos por las disposiciones de este
código, lo previsto en cada estatuto o en las reglamentaciones dictadas por los organismos de
contralor, y, en forma subsidiaria, se aplican las reglas del contrato de mandato.
La violación de las normas estatutarias o legales harán responsables a los consejeros, pudiendo
promover la correspondiente acción de responsabilidad la propia fundación o el organismo de
contralor. La imputación de responsabilidad se hace considerando la actuación personal de cada
integrante del cuerpo.
Ante una conducta indebida de un consejero, el resto del cuerpo colegiado puede actuar tratando de
obtener la mayoría para removerlo y posteriormente iniciar una acción de responsabilidad. También
cualquier consejero puede efectuar una denuncia ante el organismo de control, quien, en función de lo
previsto en la ley reglamentaria de sus funciones, puede designar un interventor que determinará la
existencia de delitos, formulará la respectiva denuncia penal o promoverá en nombre del organismo
las correspondientes acciones civiles.
Art. 212. Contrato con el fundador o sus herederos. “Todo contrato entre la fundación y los
fundadores o sus herederos, con excepción de las donaciones que éstos hacen a aquélla, debe ser
sometido a la aprobación de la autoridad de contralor, y es ineficaz de pleno derecho sin esa
aprobación. Esta norma se aplica a toda resolución del consejo de administración que directa o
indirectamente origina en favor del fundador o sus herederos un beneficio que no está previsto en el
estatuto”.
Una vez constituida una fundación y obtenida la personería jurídica, el fundador pasa a ser un tercero
con relación a la entidad. La norma se preocupa de mantener esta independencia, y pena con
ineficacia los contratos o resoluciones del consejo de administración que asignen beneficios a los
fundadores o sus herederos, salvo que por especiales circunstancias, éstos sean autorizados por la
autoridad de contralor.
Así, se ha decidido que el contrato de compraventa celebrado entre dos de los fundadores y la
fundación es de carácter oneroso, por lo cual debió previamente solicitarse la autorización indicada
por esa norma, ya que esta Inspección de Justicia tiene el control permanente de las entidades a las
cuales se le concedió la personalidad jurídica, tendiendo con ello a proteger el patrimonio y desarrollo
de actividades fundacionales.
Art. 213. Destino de los ingresos. “Las fundaciones deben destinar la mayor parte de sus ingresos al
cumplimiento de sus fines. La acumulación de fondos debe llevarse a cabo únicamente con objetos
precisos, tales como la formación de un capital suficiente para el cumplimiento de programas futuros
de mayor envergadura, siempre relacionados al objeto estatutariamente previsto. En estos casos debe
informarse a la autoridad de contralor, en forma clara y concreta, sobre esos objetivos buscados y la
factibilidad material de su cumplimiento. De igual manera, las fundaciones deben informar de
inmediato a la autoridad de contralor la realización de gastos que importen una disminución
apreciable de su patrimonio”.
La fundación se forma con un patrimonio inicial que surge del acto de dotación que realiza el
fundador (por donación o por testamento), pero para sustentar su actividad la entidad puede realizar
negocios jurídicos que le signifiquen ingresos. La norma resalta que el fin de estos institutos no es el
de acumulación de capital, salvo que sea necesario para el cumplimiento de la finalidad especifica de
la fundación, y que la entidad debe informar al organismo de contralor los gastos que impliquen una
apreciable disminución del patrimonio de la entidad. De esta manera, aun cuando la fundación
carezca de fin lucrativo, ello no impide que pueda realizar actividades económicas lucrativas para la
conservación de su patrimonio o la obtención de nuevos recursos. Las fundaciones pueden acumular
capital mediante depósitos bancarios, adquisición de acciones de sociedades o títulos, compra de
bienes muebles o inmuebles, etc., siempre que dichos actos o negocios sirvan directa o indirectamente
a su cometido.
Información y contralor.
Art. 214. Deber de información. “Las fundaciones deben proporcionar a la autoridad e contralor de
su jurisdicción toda la información que ella les requiera”.
Art. 215. Colaboración de las reparticiones oficiales. “Las reparticiones oficiales deben suministrar
directamente a la autoridad de contralor la información y asesoramiento que ésta les requiera para
una mejor apreciación de los programas proyectados por las fundaciones”.
Se establece un deber de colaboración entre distintos organismos oficiales para que estos brinden a la
autoridad de contralor la información que ésta requiera y el asesoramiento necesario para poder
evaluar la factibilidad y la ejecución de los planes de acción presentados por las fundaciones.
La Administración Federal de Ingresos Públicos realiza un permanente control sobre las fundaciones y
las asociaciones civiles. Existe un régimen general de empadronamiento en el cual se encuentran las
asociaciones y fundaciones. El objeto de ello es crear un registro de entidades exentas de impuestos, y
todas las entidades deben solicitar su inclusión en el registro porque la falta de incorporación a dicho
registro conlleva la imposibilidad de las entidades de acreditar ante tercero su condición de exentas
para evitar la retención o percepción de los gravámenes.
Reforma del estatuto y disolución.
Art. 216. Mayoría necesaria. Cambio de objeto. “Excepto disposición contraria del estatuto, las
reformas requieren por lo menos el voto favorable de la mayoría absoluta de los integrantes del
consejo de administración y de los dos tercios en los supuestos de modificación del objeto, fusión con
entidades similares y disolución. La modificación del objeto sólo es procedente cuando lo establecido
por el fundador ha llegado a ser de cumplimiento imposible”.
Cualquier cambio o reforma en el estatuto cobra especial relevancia en materia de fundaciones ya que
implica modificar la voluntad primitiva del fundador. Por eso, el procedimiento para su reforma debe
11
estar específicamente determinado en el mismo estatuto y previsto por quien decide dar vida a la
entidad.
Es necesario que el estatuto establezca claramente el procedimiento a seguir para su modificación. La
ley prevé que el consejo de administración podrá, por mayoría de sus miembros, modificar todas las
disposiciones del estatuto, salvo lo relativo al objeto de la entidad que requiere una mayoría especial.
Pero el objeto no puede ser modificado por una cuestión de conveniencia o criterio de la conducción
de la entidad. La idea es respetar, hasta donde se pueda, la voluntad del fundador, de modo que el
objeto sólo puede modificarse si ha llegado a ser de cumplimiento imposible. Cuando el objeto llega a
ser de cumplimiento imposible, la entidad puede también fusionarse con otras entidades de objeto
análogo, o disponerse su disolución. El consejo determinará la necesidad del cambio de objeto,
alegando la imposibilidad de su cumplimiento, y requerirá al organismo de contralor la autorización
del nuevo objeto propuesto, de modo que será este último quien, en definitiva, fijará la nueva finalidad
del ente procurando respetar sobre todo la voluntad del fundador.
Art. 217. Destino de los bienes. “En caso de disolución, el remanente de los bienes debe destinarse a
una entidad de carácter público o a una persona jurídica de carácter privado cuyo objeto sea de
utilidad pública o de bien común, que no tenga fin de lucro y que esté domiciliada en la República.
Ésta disposición no se aplica a las fundaciones extranjeras.
Las decisiones que se adopten en lo relativo al traspaso del remanente de los bienes requieren la
previa aprobación de la autoridad de contralor”.
Las fundaciones pueden disolverse por decisión del consejo de administración, pero solo en caso de no
poder cumplirse con su objeto o por decisión del órgano de contralor.
En el primer supuesto, deberá reunirse el consejo, y, por mayoría de sus dos terceras partes, deberá
resolverse la liquidación y designarse un liquidador que tendrá como tarea realizar los bienes, pagar
las deudas y de existir remanente entregarlo al beneficiario previsto por la ley, una persona jurídica de
carácter privado con objeto de utilidad pública, sin fin de lucro y domiciliada en la República.
Las fundaciones extranjeras, es decir las representaciones de ellas que actúan en nuestro país, pueden
disolverse, liquidarse y volver con sus bienes remanentes a su casa matriz.
La disolución puede provenir también de una decisión del organismo de control, la cual generalmente
esta precedida de una investigación previa o una intervención, en la que se determina que no se está
cumpliendo con el objeto previsto por el fundador.
Art. 218. Revocación de las donaciones. “La reforma del estatuto o la disolución y traspaso de los
bienes de la fundación, motivados por cambios en las circunstancias que hayan tornado imposible el
cumplimiento de su objeto conforme a lo previsto al tiempo de la creación del ente y del otorgamiento
de su personería jurídica, no da lugar a la acción de revocación de las donaciones por parte de los
donantes o sus herederos, a menos que en el acto de celebración de tales donaciones se haya
establecido expresamente como condición resolutoria el cambio de objeto”.
Cuando una persona ha efectuado donaciones a una fundación, lo donado entra al patrimonio de la
entidad, y por lo tanto corre la misma suerte que el resto de los bienes en caso de posterior disolución
o liquidación.
En caso de reforma del estatuto de la entidad (por ejemplo, por cambio de objeto), el donante que
entregó bienes para el cumplimiento del objeto anterior deberá en principio aceptar que lo donado se
destinará a la nueva finalidad de la entidad.
Sólo procede la revocación de la donación, si la misma se hubiera hecho bajo la condición de
afectarla únicamente a la finalidad que luego se volvió de realización imposible.
Fundaciones creadas por disposición testamentaria.
Art. 219. Intervención del Ministerio Público. “Si el testador dispone de bienes con destino a la
creación de una fundación, incumbe al Ministerio Público asegurar la efectividad de su propósito, en
forma coadyuvante con los herederos y el albacea testamentario, si lo hubiera”.
Si la fundación se crea por acto de última voluntad, regirán en principio las normas que regulan la
sucesión testamentaria. El testador puede afectar todo o parte de sus bienes a la creación de un ente,
siempre y cuando no lesione la porción legitima de sus herederos forzosos.
En este caso, resulta primordial asegurar el cumplimiento de la voluntad del fundador. El Ministerio
Público se encargará de fiscalizar y ejecutar esta tarea con los herederos y el albacea testamentario.
Art. 220. Facultades del juez. “Si los herederos no se ponen de acuerdo entre sí o con el albacea en la
redacción del estatuto y del acta constitutiva, las diferencias son resueltas por el juez de la sucesión,
previa vista al Ministerio Público y a la autoridad de contralor”.
Los herederos son quienes, cumpliendo con la manda testamentaria, tendrán que redactar el estatuto y
solicitar la autorización ante el organismo de contralor; las diferencias que pudieran existir entre ellos
o con el albacea serán resueltas por el juez de la sucesión, previa vista al Ministerio Público. La ley
trata de evitar que el desacuerdo entre los herederos o el mal desempeño de la albacea demoren por
largo tiempo o frustren el nacimiento de la fundación.
Autoridad de contralor.
Art. 221. Atribuciones. “La autoridad de contralor aprueba los estatutos de la fundación y su reforma;
fiscaliza su funcionamiento y el cumplimiento de las disposiciones legales y estatutarias a que se halla
sujeta, incluso la disolución y liquidación”.
La fundación está sujeta al control estatal. La finalidad altruista de estas personas jurídicas justifica la
intervención del Estado para vigilar que el bien común se vea satisfecho. La injerencia del Estado se
presenta como necesaria a la vista de los intereses generales que, desde sus inicios, se estimó que las
fundaciones debían cumplir. Lo natural es que la Administración intervenga para verificar que ese
interés está presente en el funcionamiento de la fundación e, igualmente, la adecuación de su
actividad.
Art. 222. Otras facultades. “Además de las atribuciones señaladas en otras disposiciones de este
código, corresponde a la autoridad de contralor:
a) Solicitar de las autoridades judiciales la designación de administradores interinos de las
fundaciones cuando no se llenan las vacantes de sus órganos de gobierno con perjuicio del
desenvolvimiento normal de la entidad o cuando carecen temporariamente de tales órganos;
b) Suspender, en caso de urgencia, el cumplimiento de las deliberaciones o resoluciones
contrarias a las leyes o los estatutos, y solicitar a las autoridades judiciales la nulidad de
esos actos;
c) Solicitar a las autoridades la suspensión o remoción de los administradores que hubieran
violado los deberes de su cargo, y la designación de administradores provisorios;
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 d) Convocar al consejo de administración a petición de alguno de sus miembros, o cuando se 6. Análisis de las siete notas comparativas (diferencias) entre una asociación y una fundación; entre
compruebe la existencia de irregularidades graves”. una asociación civil y una simple asociación.
Art. 223. Cambio de objeto, fusión y coordinación de actividades. “Corresponde también a la
autoridad de contralor:
a) Fijar el nuevo objeto de la fundación cuando el establecido por el o los fundadores es de
cumplimiento imposible o ha desaparecido, procurando respetar en la mayor medida posible
la voluntad de aquéllos. En tal caso, tiene las atribuciones necesarias para modificar los
estatutos de conformidad con ese cambio;
b) Disponer la fusión o coordinación de actividades de dos o más fundaciones cuando se den
las circunstancias señaladas en el inc. a) de este artículo, o cuando la multiplicidad de
fundaciones de objeto análogo hacen aconsejable la medida para su mejor desenvolvimiento
y sea manifiesto el mayor beneficio público”.
La autoridad de control puede fijar el nuevo objeto de la fundación o disponer la fusión de dos o más
entidades con objeto análogo.
No sólo se admite la facultad de fijar el nuevo objeto de la fundación, sino que también es posible su
ampliación, y se ejemplifica explicando que si una fundación que tenía por finalidad prestar asistencia
material y ayuda a una sala de un hospital, y su situación actual es mucho mejor que al comenzar esa
tarea de modo que puede prestar ahora ayuda a otras salas en otros hospitales, es admisible que
administrativamente se le permita ampliar el radio de acción del objeto; no lo cambia, se lo amplia. Y
ello seguramente no implica violentar la voluntad del fundador quien seguramente hubiera querido
beneficiar a más personas si la situación de la entidad lo hubiera permitido.
Art. 224. Recursos. “Las decisiones administrativas que denieguen la autorización para la
constitución de la fundación o retiren la personería jurídica acordada pueden recurrirse judicialmente
en los casos de ilegitimidad y arbitrariedad.
Igual recurso cabe si se trata de fundación extranjera y se deniegue la aprobación requerida por ella
o, habiendo sido concedida, sea luego revocada.
El recurso debe sustanciar con arreglo al trámite más breve que rija en la jurisdicción que
corresponda, por ante el tribunal de apelación con competencia en lo civil, correspondiente al
domicilio de la fundación.
Los órganos de la fundación pueden deducir igual recurso contra las resoluciones que dicte la
autoridad de contralor en la situación prevista en el inciso b) del artículo 223”.
Las decisiones del organismo de control que deniegan la personería, como aquellas que disponen la
nulidad de las resoluciones del consejo, las que fijan un nuevo objeto en la entidad, las que disponen la
fusión o coordinación entre dos o más fundaciones, y aquellas que deniegan la autorización de
representación de fundaciones extranjeras o revocan las ya concedidas, pueden ser recurridas ante la
justicia.
El recurso se interpone ante la correspondiente Cámara de Apelaciones con competencia en lo civil,
quien resuelve sumariamente, previo traslado al organismo de contralor, revocando o confirmando la
resolución administrativa.
Como el acto administrativo goza de presunción de legitimidad, incumbe a quien lo reputa arbitrario o
ilegal demostrar que la decisión impugnada resulta contraria a la justicia o a la razón.
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 DIFERENCIAS ASOCIACIONES
CONCEPTO Son personas jurídicas que nacen de la unión estable
de un grupo de personas físicas o jurídicas que
persiguen la realización de un fin que no sea
contrario al bien común o interés general y
principalmente no lucrativo.
Cuentan con una designación propia y un nombre
colectivo.
NORMATIVA APLICA- Se rigen, en lo principal, por sus estatutos y por las
BLE disposiciones del CCyCN. También se aplica el
régimen supletorio de la Ley General de Sociedades.
NATURALEZA JURI- Se habla de un contrato pluripersonal. El acto
DICA DEL ACTO DE jurídico proviene de la voluntad de sus miembros,
CREACION quienes pueden integrar los distintos órganos.
NOMBRE DEL INS- Se llama acta constitutiva o acto constitutivo. Se
TRUMENTO DE CREA- constituye por instrumento público.
CION
MIEMBROS Las asociaciones poseen miembros, socios o
asociados. Ellos tienen el derecho de exigir al ente el
cumplimiento de lo previsto en los estatutos. Su
existencia es independiente de la entidad y viceversa.
ORGANOS Está conformada por: un órgano deliberativo
(Asamblea); por un órgano ejecutivo (comisión
directiva); y por un órgano de fiscalización (comisión
revisora de cuentas o sindico, si es una sola persona).
DISOLUCION Se disuelven por las causales de disolución de las
personas jurídicas privadas (art. 163) y también por
la reducción de su cantidad de asociados a un número
inferior al total de miembros titulares y suplentes, si
dentro de seis meses no se restablece ese mínimo.
FUNDACIONES
Son personas jurídicas nacidas de un acto unilateral
emanado de una persona (física o jurídica) que le
atribuye un patrimonio (acto de donación) destinado
a cumplir una finalidad de bien común, sin propósito
de lucro, definida por el fundador, requiriendo de
una organización administrativa y de autorización
expresa del Estado para funcionar.
Se rigen por lo dispuesto en sus estatutos y por lo
establecido en el CCyCN. Sin que les sea impuesta la
regulación de la Ley de Sociedades.
Se trata de un contrato unipersonal. El acto
fundacional es obra de la voluntad de un tercero, de
personas físicas o jurídicas (fundador o fundadores.
Es un acto de disposición a título gratuito, ya sea por
acto de última voluntad (disposición testamentaria) o
por acto entre vivos (donación).
Se llama acta fundacional. Nace de acto jurídico
unilateral. Se constituye por instrumento público.
No tienen miembros, sino sólo beneficiarios. Ellos
carecen del derecho a exigir el cumplimiento de lo
previsto en los estatutos, sólo pueden denunciar el
incumplimiento de las finalidades ante la autoridad
de contralor.
Está conformada por: un consejo de administración,
integrado por fundadores o por terceros; por un
comité ejecutivo, integrado por miembros del consejo
o por terceros, con funciones ejecutivas.
Cuando el objeto de la entidad llega a ser de
cumplimiento imposible, la entidad puede también
fusionarse con otras entidades de objeto análogo, o
disponerse su disolución.
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