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DERECHO CONSTITUCIONAL I - FALLOS

FALLO BAZTERRICA GUSTAVO MARIO S/TENENCIA DE ESTUPEFACIENTES 1986


Se condenó a Gustavo Bazterrica a la pena de un año de prisión en suspenso, multa y costas,
por considerarlo autor del delito de tenencia de estupefacientes. Este pronunciamiento fue
confirmado por la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional, y contra ésta
se interpuso recurso extraordinario, sosteniendo la inconstitucionalidad del Art. 6 de la ley
20.771 que por reprimir la tenencia de estupefacientes para uso personal se viola el Art. 19
(derecho a la intimidad) de la Constitución Nacional.

Resolución: La Corte Suprema hace lugar al recurso y revoca el fallo de la Cámara, ya que
entiende que el Art. 6 de la ley 20.771 es inconstitucional por invadir la esfera de la libertad
personal exenta de la valoración de los magistrados.

Argumentos: No basta la sola posibilidad potencial de que una conducta trascienda la esfera
privada para incriminarla, sino que es necesaria la existencia en concreto de un peligro para la
salud pública. Debe distinguirse entre la ética privada reservada por la Constitución al juicio de
Dios, y la ética colectiva referida a bienes o intereses de terceros.

El Dr. Petracchi sostuvo que el adicto al consumo de estupefacientes es un enfermo, y debe ser
tratado como tal, planificando sistemas de ayuda y reincorporación a la sociedad.

Disidencia Dres. Fayt y Caballero Consideran que no es impugnable el Art. 6 de la ley 20.771 en
cuanto incrimina la simple tenencia de estupefacientes para uso personal, ya que existe un
área de defensa social que puede ser más o menos ampliada de acuerdo a la valoración de los
bienes que se desea proteger, por lo tanto basta, para ellos, con la mera posibilidad, esto es el
peligro de daño al bien resguardado, para justificar que dicha acción resulte incriminada.

FALLO MONTALVO (1990)


Hecho: Ernesto A. Montalvo tenía en su poder 2,7 gramos de marihuana en circunstancias en
que era conducido detenido junto con Jorge A. Monteagudo como sospechosos del delito de
hurto. El hecho ocurrió el 8 de junio de 1986 en las adyacencias de la Unidad Policial de Carlos
Paz, provincia de Córdoba. Sostiene el recurrente que la incriminación de la simple tenencia de
estupefacientes para consumo personal en las condiciones en que la llevó a cabo su asistido,
tal como se encuentra prevista en los arts. 6° de la ley 20.771 y 14, 2ª parte, de la actualmente
vigente ley 23.737, afecta la garantía constitucional que consagra el art. 19 de la Constitución
Nacional en cuanto ampara todas aquellas conductas que no trascienden al mundo exterior y
que, por ende, no ofenden al orden ni a la moral pública. Para llegar a esa conclusión se apoya
esencialmente el apelante en los fundamentos expuestos por la mayoría de los integrantes del
tribunal en el precedente que se registra en Fallos 308:1392 (La Ley, 1986-D, 550).

Resolución: La Cámara Federal de Córdoba, en su sentencia del 27 de febrero del presente


año, no hizo lugar a la declaración de inconstitucionalidad del art. 6° de la ley 20.771 planteada
por la defensa del procesado Ernesto A. Montalvo y, por aplicación del art. 2° del Cód. Penal, lo
condenó a la pena de tres meses de prisión en suspenso, como autor del delito previsto y
reprimido por el art. 14, 2ª parte, de la ley 23.737. Contra ese pronunciamiento su letrado
defensor interpuso recurso extraordinario, el que fue concedido a fs. 114., 550)

En 1990, con el fallo Montalvo, se vuelve a la doctrina de 1978, y se vuelve a considerar


constitucional el Art 6 de la ley 20.771 (esto puede encontrar su explicación en el creciente
narcotráfico del momento). En este fallo se considera que la adicción pude ser dañina para la
salud publica en el sentido de que es potencialmente contagiosa.
FALLO ARRIOLA S/CAUSA
Año 2006 Rosario Santa Fé

Hechos: Un domicilio en Rosario vendía clandestinamente drogas, al momento del


allanamiento secuestran varias personas. La mayoría de los acusados poseían poca cantidad de
marihuana y se justificaba que era para consumo personal.

Datos relevantes: La defensa plantea la inconstitucionalidad del art.14 (Penaliza la tenencia


p/consumo y/o venta) Y EL ART.19 CN (Derecho a la intimidad). Dicho planteo es abalado y
apoyado por la C.S.

Precedentes: Fallo Montalvo, Fallo Bazterrica.

C.S (Holding): Declara la inconstitucionalidad del ART.14 y el Art.19 CN. y deja sin efecto la
sentencia apelada. Dado que la cantidad de marihuana que poseía el imputado al momento
del allanamiento, es abalada y permitida para consumo personal mediante el ART 14 CN.

Argumentos: La Corte dictamina que el adicto es una víctima, junto con su familia, y que este
es el último eslabón de la gran cadena del narcotráfico. La tenencia de una cantidad apta para
el consumo personal no debería estar penada ya que es parte del ámbito privado (‘la adicción
es un problema de salud y no debe encarcelarse a los afectados’ – Juez Fayt).

La Corte decide ignorar el precedente del fallo Montalvo ya que contrariamente a su objetivo
de combatir y disminuir el comercio de estupefacientes, éste había aumentado, lo que la corte
acusa a la interpretación restrictiva de los derechos individuales. Se presta también atención a:
las nuevas estadísticas de la ONU, que nos posicionan como importante país productor y
consumidor de drogas, lo cual impulsa a los jueces de la Corte a querer generar un cambio; y
también a los tratados de DDHH que se añadieron, con jerarquía constitucional,
particularmente a sus cláusulas sobre el derecho a la privacidad y su vinculación con el
principio de autonomía personal (válido siempre y cuando el comportamiento no resulte
ostensible).

Las conductas que ampara la Corte al resolver el fallo Arriola son aquellas que no traigan
aparejado un peligro concreto o un daño a derechos o bienes de terceros, y nadie puede ser
arrestado por mera peligrosidad o potencialidad de riesgo, con lo cual se refiere
particularmente a la jurisprudencia internacional y la prevención de atacar a sujetos con
antecedentes en este tipo de penalidades.

FALLO HOOFT c/ Pcia. Bs. As. Año: 2004.


Hechos: Pedro Hooft promovió demanda contra la Pcia. De Bs.As a fin que se declare la
inconstitucionalidad o inaplicabilidad del ART. 177 (Exige para poder acceder al cargo de Juez
de Cámara de Apelaciones, haber nacido en Argentina o ser hijo de ciudadano nativo) por lo
que encuadro en uno de los motivos de discriminación que prohíben los tratados
internacionales sobre Derechos Humanos con jerarquía constitucional.

Pedro Hooft, nacido en Holanda, obtuvo su nacionalidad argentina en el año 1965. Cursó sus
estudios completos en ARGENTINA y ejercía a la fecha el cargo de titular del Juzgado en lo
Penal Nº1 de Mar del Plata.

Datos relevantes: Se refleja en este caso el Derecho a la igualdad e idoneidad (ART.16 CN),
principios de igualdad y de no discriminación.
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Disidencia del Juez Belluscio argumentando que los requisitos contemplados en al Art 177. CN
no son nuevos pues son anteriores a la reforma de 1994, por lo tanto, sostiene que el actor al
iniciar su carrera judicial tenía pleno conocimiento de la existencia de dicha restricción y se
sometió voluntariamente a ella.

C.S (Resolución final del caso = Holding): El Art.177 CN carece de razonabilidad por ser
contrario al principio de igualdad (ART.16 CN). Por lo tanto, se declara la inconstitucionalidad
del ART.177 CN DE LA Pcia. De Bs. As.

FALLO COLAVINI (1978)


Contexto:

28 de Marzo del '78, durante la Dictadura Militar (autoritaria).


El Congreso estaba cerrado, los partidos políticos estaban prohibidos.
Había asesinatos, persecución y represión.
La Constitución seguía vigente mientras no se contradiga con lo militar.
La Corte de Colavini no fue una corte elegida debidamente, sino inventada por los
militares.
Se toma en cuenta el daño potencial.

Hechos:

Poseía dos cigarrillos de marihuana en el bolsillo.


Fue condenado en primera y segunda instancia. Llegó por apelación a la Corte.
La sentencia fue de 2 años más una multa.

Acusador:

Prohíben la tenencia de estupefacientes.


Como argumentos usan:
◦ Aniquilación de la persona
◦ Gravitación de la moral y economía de los pueblos
◦ Ociosidad
◦ Delincuencia
◦ Destrucción de la familia
◦ Es equivalente a una peste o a una guerra. Afecta a la salud pública a través del
contagio
◦ Se busca el perfeccionismo
◦ Crea daños a terceros
Si no hubiera consumidores de drogas, no habría tráfico.
Es ilegal toda sustancia que esté en la lista de “estupefacientes”.
La ley no pena ser toxicómano, sino tener estupefacientes.
No creen en la libertad para auto-provocarse situaciones de euforia, etc. que conllevan
a delitos y demás causas nocivas para la persona.
Hay un riesgo potencial. El artículo 19 incluye el daño potencial y actual.
A causa de los males que los estupefacientes producen, está permitido intervenir, para
salvaguardar la salud de la comunidad.
Excede el simple vicio individual porque perturba en gran medida la ética colectiva, la
cual el Estado no puede dejar de regular. (La pena desmotiva al drogadicto)
Dado el gran mal que representa el consumo de estupefacientes, resultaría una
irresponsabilidad inaceptable que no se haga todo lo posible para erradicar el mal.
El tráfico está penado. Éste necesita de dos partes: el que vende y el que compra; por
lo tanto, ambas partes pueden ser castigadas.

Acusado:

Plantea la inconstitucionalidad del artículo 6° de la ley 20.771 por atentar contra la


libertad que garantiza el artículo 19 de la Constitución.
Dice que en el Acuerdo Sudamericano sobre Estupefacientes y Psicotrópicos, no está
penado el uso de estupefacientes en forma privada, y esta ley es de igual jerarquía y
posterior a la ley 20.771.
Al reprimirse la tenencia de estupefacientes, se sanciona una acción privada que se
encuentra fuera del alcance del legislador. (Derecho a la intimidad)
Todo cuanto se desarrolle y permanezca en fuero interno del individuo sin alcanzar
ningún grado de exteriorización, pertenece a su ámbito de intimidad.
La marihuana no debería estar en la lista de estupefacientes porque no provoca
dependencia física.
Si se va a prohibir la droga, también se tiene que prohibir el alcohol, el suicidio, etc.,
porque también atentan la moral pública. Por lo tanto, se impone una moral.

Resolución:

Se confirma la sentencia apelada, en cuanto a la condena a Colavini a dos años de prisión y


cinco mil pesos de multa, por violar el artículo 6 de la ley 20.771 (tenencia de drogas, aunque
estuvieran destinados a uso personal). Se afirma que el precepto legal cuestionado no es
violatorio del artículo 19 de la constitución (acciones privadas que ofenden al orden, a la moral
pública o perjudiquen a terceros).

FALLO "ARANCIBIA CLAVEL, E. L. S/ HOMICIDIO CALIFICADO Y ASOCIACIÓN ILÍCITA Y


OTROS
En el caso "Arancibia Clavel" la Corte resolvió que la participación en una asociación ilícita en
durante los años 1974 y 1978 para cometer delitos de lesa humanidad, constituía un delito
contra la humanidad que era imprescriptible. De esta manera, descartó que al castigar este
hecho se violara el principio de irretroactividad de la ley penal.

Hechos: Durante 1974 y 1978, E. Arancibia Clavel fue funcionario de la Dirección de


Inteligencia Nacional de Chile (DINA), una organización que se dedicaba a perseguir opositores
políticos al régimen de Augusto Pinochet en nuestro país. En el marco de estas actividades, se
le imputó el homicidio de Santiago Prats y Sofía Cuthbert en la Argentina, así como
participación en la tortura y homicidio de oponentes políticos y posterior sustracción de sus
identificaciones para reutilizarlas. El Tribunal Oral Federal que lo juzgó en la Argentina lo
condenó a la pena de reclusión perpetua.

Arancibia apeló esta sentencia tanto por su declaración de responsabilidad en la muerte del
matrimonio Prats como por su participación en la asociación ilícita dedicada a cometer los
delitos mencionados. 
En lo que aquí interesa, la Cámara Nacional de Casación Penal revocó la condena por su
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participación en la asociación ilícita. El fundamento fue que este delito no era de lesa
humanidad y que se encontraba prescripto.

El Estado chileno, querellante en la causa, llevó el caso a la Corte Suprema argumentando que


el tribunal de Casación no había aplicado correctamente la ley penal y que el delito no estaba
prescripto.

Decisión de la Corte: Por unanimidad, la Corte consideró que por razones formales no podía
revisar la manera en que Casación había aplicado la ley penal. Sin embargo, resolvió que debía
de oficio -es decir, por su propia iniciativa- analizar si el delito estaba prescripto o no, porque
se trataba de una cuestión de orden público. En este sentido, resolvió que según el derecho
internacional de los derechos humanos, la participación en una asociación ilícita destinada a
cometer delitos de lesa humanidad también constituía un delito de lesa humanidad y que, por
lo tanto, el delito no había prescripto (Voto de los jueces Zaffaroni, Highton, Petracchi,
Boggiano, Maqueda. En disidencia Fayt, Vázquez y Belluscio).

Los jueces Zaffaroni, Highton, Petracchi, Boggiano y Maqueda concordaron en tres puntos
centrales:

a) Que la Corte debía tratar la cuestión de la imprescriptibilidad que el


Estado chileno había obviado en su recurso;
b) Que los delitos cometidos por Arancibia eran de lesa humanidad e imprescriptibles
según el derecho internacional de los derechos humanos;
c) Que era posible juzgarlos y castigarlos sin violar el principio de irretroactividad de la
ley penal.

Fundaron la obligación de resolver la cuestión de la imprescriptibilidad en que se hallaba


comprometida la responsabilidad internacional del Estado argentino. Luego resolvieron que en
función del derecho internacional de los derechos humanos, la participación de Arancibia
Clavel en esta asociación ilícita constituía un delito de lesa humanidad y que por ser de lesa
humanidad, era imprescriptible. Basaron su criterio en el derecho convencional -es decir, en
los tratados y la norma escrita-, pero también en el derecho consuetudinario - que significa
que pese a no haber normas escritas, los estados aceptan como obligatoria la prohibición de
una conducta o la obligación de realizarla - que es receptado por el artículo 118 de la
Constitución Nacional.

Finalmente, los jueces decidieron que sancionar a Arancibia por este delito no violaba el
principio constitucional de irretroactividad de la ley penal. Los jueces que votaron en
disidencia sostuvieron que debía declararse la prescripción del delito porque, de lo contrario,
se violaría el principio constitucional de legalidad, que prohíbe aplicar en forma retroactiva una
ley más gravosa dictada con posterioridad a la comisión del delito.

GIROLDI H. CSJN.  07/04/1995


Hechos: El Tribunal Oral en lo Criminal Nº 6 de la Cap. Fed. condenó a H. D. Giroldi a la pena de
un mes de prisión en suspenso, como autor penalmente responsable del delito de robo simple
en grado de tentativa. 

La defensora oficial interpuso recurso de casación. El fondo del litigio radicó en la


inconstitucionalidad del límite impuesto por el Art. 459, inc. 2, del Código Procesal Penal de la
Nación, por contrariar lo dispuesto en el Art. 8, inc. 2, ap. h) de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos, que otorga a toda persona inculpada de un delito el derecho “de recurrir
el fallo ante juez o tribunal superior”. 

La Cámara Nacional de Casación Penal, Sala I, rechazó el planteo de inconstitucionalidad y dio


origen a la queja ante la CSJN, la que declaró admisible el recurso.

Fundamentos: El a quo sostuvo que “por virtud de los límites objetivos fijados en los Arts. 458
a 462 del Código Procesal Penal no hay posibilidad de recurso de casación ni
inconstitucionalidad… y la causa ha fenecido en instancia única, por lo que su sentencia es final
y contra ella cabe el recurso extraordinario de apelación”

La Corte expresó que ante la reforma constitucional de 1994 que ha conferido jerarquía
constitucional a varios acuerdos internacionales (Art. 75, inc. 22, parr. 2), corresponde
determinar si dentro del ordenamiento procesal penal existen el órgano y los procedimientos
para dar adecuada satisfacción a la garantía constitucional en cuestión.

Puede sostenerse que en la hipótesis de autos, el recurso extraordinario no constituye un


remedio eficaz para la salvaguarda de la garantía de la doble instancia que debe observarse
dentro del marco del proceso penal como garantía mínima para toda persona inculpada de un
delito

La Cámara de Casación Penal ha sido creada, precisamente, para conocer, por vía de los
recursos de casación e inconstitucionalidad – y aun de revisión – de las sentencias que dicten,
sobre los puntos que hacen a su competencia, tanto los tribunales orales en lo criminal como
los juzgados en lo correccional.

“Que lo expuesto determina que la forma más adecuada para asegurar la garantía de la doble
instancia en materia penal prevista en la Convención Americana sobre Derechos
Humanos (Art. 8, inc. 2, ap. h), es declarar la invalidez constitucional de la limitación
establecida en el Art. 459, inc. 2 del Código Procesal Penal de la Nación, en cuanto veda la
admisibilidad del recurso de casación contra las sentencias de los tribunales en lo criminal en
razón del monto de la pena”.

La jerarquía constitucional de la Convención Americana sobre Derechos Humanos ha sido


establecida por voluntad expresa del constituyente.

“Que, en consecuencia, a esta Corte, como órgano supremo de uno de los poderes del
Gobierno Federal, le corresponde – en la medida de su jurisdicción – aplicar los tratados
internacionales que el país esta vinculado en los términos anteriormente expuestos, ya que de
lo contrario podría implicar responsabilidad de la Nación frente a la comunidad internacional.  

En tal sentido, la corte Interamericana precisó el alcance del Art. 1 de la Convención,


en cuanto los Estados parte deben no solamente “respetar los derechos y libertades
reconocidos en ella”, sino además “garantizar su libre y pleno ejercicio a toda persona sujeta a
su jurisdicción”. Según dicha Corte, “garantizar” implica el deber del Estado de tomar todas las
medidas necesarias para remover los obstáculos que puedan existir para que los individuos
puedan disfrutar de los derechos que la convención reconoce. 

Por consiguiente, la tolerancia del Estado a circunstancias o condiciones que impidan a los
individuos acceder a los recursos internos adecuados para proteger sus derechos, constituye
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una violación del Art. 1.1 de la Convención (opinión consultiva Nº 11/90 del 10/8/90 –
“excepciones al agotamiento de los recursos internos” – párr. 34). Garantizar comprende,
asimismo, “el deber de los Estados parte de organizar todo el aparato gubernamental y, en
general, todas las estructuras a través de las cuales se manifiesta el ejercicio del poder público,
de manera tal que sean capaces de asegurar jurídicamente el libre y pleno ejercicio de los
derechos humanos” (id., parágrafo 23).”

Por todo esto se declara procedente la queja y el recurso extraordinario y se deja sin  efecto el
pronunciamiento apelado.

BRAMAJO (1996)
Antecedentes del caso: Hernán J. Bramajo, detenido en julio de 1992, fue acusado por el Fiscal
por el delito de homicidio calificado y solicitó que se le aplicase la pena de reclusión perpetua
con la accesoria de reclusión por tiempo indeterminado, en virtud de la gravedad del hecho,
cometido en concurso material con el de robo doblemente agravado por haber sido cometido
con armas, en poblado y en banda.

La juez de primera instancia, al cumplir Bramajo los tres años de prisión preventiva, sin que
hubiese concluido la causa, concedió la excarcelación del procesado, con caución real debido a
la gravedad de los delitos que le fueran atribuidos, la pena solicitada por el fiscal y la
circunstancia de registrar una condena anterior. El tribunal lo hizo por aplicación mecánica del
Art. 1º de la ley 24.390.

La medida judicial fue apelada por el Ministerio Público pero la Sala 4ª de la Cámara Nacional
de Apelaciones en lo Criminal y Correccional de la Capital Federal, la confirmó, por lo que la
Fiscalía de Cámara interpuso recurso extraordinario federal.

El argumento del Ministerio Público versaba en cuestionar la validez del artículo 1º de la ley
24.390 (también conocida como ley del 2 x 1) puesto que estaría en conflicto con lo dispuesto
en el Art. 7º inc. 5 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.

Art. 7º inc. 5, CADH: “Toda persona detenida o retenida debe ser llevada, sin demora, ante un
juez u otro funcionario autorizado por la ley para ejercer funciones judiciales y tendrá derecho
a ser juzgada dentro de un plazo razonable o a ser puesta en libertad, sin perjuicio de que
continúe el proceso. Su libertad podrá estar condicionada a garantías que aseguren su
comparecencia en el juicio.”

Ley 24.390: (reglamentaria del Art. 7º inc. 5 de la CADH) Determina un plazo fijo de dos años,
con una prórroga de un año y otra de seis meses, para los procesados que habiendo cumplido
aquel lapso de detención en prisión preventiva, no hubiesen sido juzgados en forma definitiva
(arts. 1 y 2)

Además dispone que transcurrido el plazo mencionado, se computará por un día de prisión
preventiva dos días de prisión o uno de reclusión (Art. 7)

El recurrente alegó que bajo el pretexto de reglamentar esta norma de un tratado


internacional, la ley 24.390 la desvirtuó porque convirtió una cuestión subjetiva, como lo es
determinar cuál plazo es el “razonable”, en una cuestión netamente objetiva, basada en el
cumplimiento mecánico de un plazo fijo, sin tener en cuenta la mayor o menor gravedad del
delito que se impute.
Denegado el extraordinario por la Cámara, la Fiscalía de Cámara acudió en queja ante la Corte
Suprema.

El decisorio: El máximo Tribunal nacional rechazó la pretensión de declarar la


inconstitucionalidad del Art. 1º de la ley 24.390, pero hizo lugar a la revocatoria de la
excarcelación solicitada por la Fiscalía de Cámara.

Básicamente, la Corte resuelve un conflicto entre distintos intereses: por un lado la garantía de
un plazo razonable de detención en prisión preventiva para los acusados de un delito y del
principio de inocencia y, por el otro, el derecho de la sociedad a que se cumpla la ley y se
encarcele a quienes delinquen.

El fallo establece:

1. La jerarquía constitucional de la CADH y el reconocimiento que el Estado argentino ha


hecho de la competencia de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para
conocer en todos los casos relativos a la interpretación y aplicación de la citada
convención. En este punto cita como antecedente el caso “Giroldi”.
2. Que en virtud de esta pauta, debe tenerse en cuenta que la Comisión (CIDH) dio su
opinión sobre el punto en el caso 10.037 del 13 de abril de 1989, planteado por la
República Argentina afirmando: “…la determinación del plazo razonable en el derecho
interno argentino surge en cada caso de la consideración armoniosa de estas dos
disposiciones (se refirió a dos normas del Código Procesal Criminal nacional) quedando
librada esa consideración al criterio del juez que debe decidir en base a los parámetros
que la ley le marca taxativamente para que los valore en forma conjunta.”
3. También sostuvo la CIDH que “…la determinación del plazo se encuentra fijada por los
extremos del (Código) junto con la apreciación que de ellos hace el juez de la causa”.
Este temperamento coincide con el criterio de la Corte Europea cuando afirma: “El
Tribunal opina igualmente que para apreciar si, en un determinado caso, la detención
de un acusado no sobrepasa el límite razonable, corresponde a las autoridades
judiciales nacionales investigar todas las circunstancias que, por su naturaleza, lleven
a admitir o rechazar que existe una verdadera exigencia de interés público que
justifique la derogación de la regla del respeto a la libertad individual.”
4. Si bien la ley 24.390 fija plazos para la procedencia de la libertad caucionada, y en la
opinión de la Comisión tampoco prohíbe que cada Estado parte los establezca, ésta ha
afirmado que “…el Estado parte no está obligado –por la Convención- a fijar un plazo
válido para todos los casos con independencia de sus circunstancias…quedando el
concepto de plazo razonable sujeto a la apreciación de la gravedad de la infracción,
en cuanto a los efectos de establecer si la detención ha dejado de ser razonable.”
5. Si la inteligencia de la ley 24.390, basada exclusivamente en la literalidad, conduce a
resultados que no armonizan con los principios axiológicos enunciados en otros de
rango superior, es necesario dar preminencia al espíritu de la ley, a sus fines, al
conjunto armonioso del ordenamiento jurídico y a los preceptos fundamentales del
derecho.
6. Por estos argumentos, en el caso concreto, el examen de las condiciones personales
del procesado, la gravedad de los hechos que se le imputan y la condena anterior que
registra, así como la pena solicitada por el fiscal, hacen presumir que en caso de
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obtener la libertad intentará burlar la acción de la justicia, por lo que debe revocarse la
excarcelación otorgada.

FALLO FELICETTI (21/12/2000)


Hechos: El Procurador del Tesoro de la Nación ha interpuesto recurso de queja en contra de la
resolución que declara inadmisible el recurso extraordinario planteado contra la denegatoria
de la revisión deducida por los defensores de los condenados en el ataque al Regimiento La
Tablada. Por su parte, estos últimos, como así también el Fiscal de la Casación, consintieron
aquella resolución.La Sala II de la Cámara Nacional de Casación Penal, al rechazar el recurso
extraordinario, que por expreso mandato presidencial interpusiera el Procurador del Tesoro,
solicitando ser tenido por parte en esa instancia, sostuvo que las partes que tienen interés en
el proceso y que están legitimadas para actuar en él son, por un lado, los condenados,
representados por sus abogados defensores; y por el otro, el Ministerio Público Fiscal, sujeto
que ejerce la acción penal. De tal forma, la presentación del Procurador del Tesoro de la
Nación, en cumplimiento del decreto 1164/00, no resulta viable, ya que no es suficiente tener
un interés en el resultado del proceso, sino que es menester además contar con la legitimación
para actuar en juicio determinado.

Holding: Desde que la Convención Constituyente del ‘94 definió al Ministerio Público como un
órgano extra–poder de naturaleza bicéfala, independiente de los poderes del Estado,
confiándole la función de promover la actuación de la justicia en defensa de la legalidad y de
los intereses generales de la sociedad, la posibilidad de que otro organismo del Estado, por
decisión unilateral de uno de sus poderes, se arrogue personería para actuar en un proceso
criminal, está totalmente excluida.

PROCURADOR: Si bien el Procurador del Tesoro de la Nación puede representar al Estado


Nacional cuando éste asume el carácter de parte o de querellante conforme a la ley 17.516 y
sus modificatorias, desde el comienzo de las actuaciones quedaron claramente delimitadas las
partes que tienen interés en el proceso y que están legitimadas para actuar en él, las que son,
por un lado los condenados, representados por sus defensores particulares o por el Ministerio
Público de la Defensa, y, por otro, el Ministerio Público Fiscal, cuya función, sin perjuicio de
ejercer la acción pública, es coadyuvar en la promoción de la actuación de la justicia, en
defensa de la legalidad y de los intereses generales de la sociedad (art. 120 CN). el recurrente
sostiene que su objetivo es satisfacer la recomendación efectuada por la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos en el informe 55/97 -caso 11.137- para hacer
plenamente efectiva la garantía judicial del supuesto derecho de recurrir el fallo ante juez o
tribunal superior respecto de las personas condenadas, de conformidad con lo establecido en
el art. 8° inc. 2º, párr. h, de la CADDHH. La Convención Americana sobre Derechos Humanos no
impone necesariamente la doble instancia como renovación del debate realizado en el proceso
ya que lo que el art. 8, inc. 2, ap. h, establece, es el derecho del imputado “de recurrir del fallo
ante un juez o tribunal superior”, lo que no implica descalificar genéricamente la instancia
única sino asegurar que la condena definitiva no provenga de un tribunal inferior en la escala
jerárquica sino de la instancia más alta, con lo que el juzgamiento por ésta –que no se
comprende en qué medida pudiera ser distinto por ser pronunciado directamente que si lo
hubiera sido por vía de recurso contra una decisión anterior– en modo alguno afecta garantías
de los derechos de los procesados. Si en la época en que la sentencia fue dictada –en que no
había sido aún creada la Cámara Nacional de Casación– los tribunales superiores de las causas
penales federales eran las Cámaras Federales de Apelaciones, al provenir la sentencian de
condena de una de ellas, la regla internacional de la doble instancia no fue violada. La
posibilidad de una instancia revisora diferente, que podría ser instaurada por el Congreso, no
puede ser llevada a cabo por la Corte en la medida en que la misión más delicada de la función
jurisdiccional de los jueces es saber mantenerse dentro de su órbita, sin menoscabar las
funciones que incumben a otros poderes del Estado, de modo de preservar el prestigio y
eficacia de su misión de supremo custodio de las garantías reconocidas por la Constitución a
todos los habitantes de la Nación. La Cámara Nacional de Casación Penal, en su carácter de
“tribunal intermedio” debe proceder a la revisión de las condenas y habilitar la instancia
recursiva en condiciones acordes con lo exigido por el art. 8, inc. 2, párrafo h, de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos (Disidencia del Dr. Enrique Santiago Petracchi)

FALLO PETRIC DAMAGOJ, ANTONIO C/ DIARIO PÁGINA 12


Antecedentes del caso: Antonio Petric Damagoj invocó ante el Diario Página 12 su derecho de
rectificación, ante una publicación del mismo que lo sindicaba como asesor del Presidente de
la Nación (se refería a Carlos S. Menem) y la realización de actividades de reclutamiento y
organización de grupos de mercenarios, para ser enviados a combatir junto a las fuerzas
croatas en la guerra de Bosnia-Herzegovina (una de las repúblicas de la ex Yugoeslavia).

El periódico rechazó la pretensión de Petric y éste promovió demanda en base al derecho que
le garantiza el art. 14 de la Convención Americana sobre derechos humanos.

Página 12 planteó en la sede judicial la inconstitucionalidad de dicho art. 14 de la Convención,


en tanto en cuanto obligar al diario a publicar lo que no deseaba publicar, implicaría la
vulneración del art. 14 de la CN (libertad de expresión) y el 32º (restricciones- prohibición de
imponer la jurisdicción federal).

Tanto en primera como en segunda instancia la Justicia hizo lugar a la pretensión de Petric.

El Diario Página 12 debió llegar a la Corte mediante el recurso de hecho (queja) por haber sido
denegado el extraordinario en la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil (sala E).

El decisorio: Las aplicaciones del caso “Petric” están vinculadas a dos aspectos fundamentales
del Derecho Constitucional: la operatividad del denominado derecho de réplica, rectificación o
respuesta y la eventual colisión del mismo con la libertad de prensa.

Este resumen didáctico toma exclusivamente el segundo aspecto porque es el que requiere el
análisis en el marco de la supremacía constitucional que requiere el programa de Derecho
Constitucional I.

Aspectos relevantes del fallo en el punto acotado: Si bien el fallo fue resuelto con la única
disidencia del doctor A. Belluscio, solamente tres de los ministros suscribieron el mismo
despacho y otros cinco particularizaron sus votos por separado. Si bien existen coincidencias
entre los votos, no queda expresada la mayoría del Alto Tribunal en todos los puntos tratados.

Entre los aspectos más significativos para el estudio del tema supremacía, señalamos:

1. Los términos en que está redactado el inciso 22 del art. 75º de la CN indican que los
constituyentes efectuaron previamente un “juicio de comprobación”, en virtud del
cual cotejaron los tratados con los artículos de la CN y verificaron que no se produjese
ninguna derogación de éstos últimos.
DERECHO CONSTITUCIONAL I - FALLOS

2. Por consiguiente, se desprende que existe armonía o concordancia entre los tratados y
la Constitución (a juicio de los constituyentes). Sería un contrasentido atribuir a los
constituyentes una imprevisión en tal sentido.
3. Los poderes constituidos (legislativo, ejecutivo y judicial) no pueden desconocer o
contradecir con sus actos, lo que el poder constituyente ha establecido.
4. La Corte ha señalado en fallo anterior (Fallos, 264:416) que debe practicarse una
“interpretación dinámica” de la Constitución nacional, para facilitar el adecuado
progreso de la comunidad nacional que debe acompañar y promover la Ley
Fundamental.
5. Esta interpretación ha de realizarse de modo que resulte un conjunto armónico de
disposiciones con una unidad coherente.
6. Además, el Alto Tribunal tiene dicho (Fallos, 167:121 entre varios otros) que para
lograr tal unidad, la recta inteligencia de sus cláusulas no alterará el equilibrio del
conjunto, dentro del cual cada parte ha de interpretarse a la luz de todas las demás. Se
trata de privilegiar las opciones herméticas que maximicen su eficiencia.
7. No puede constituir una conclusión de hermenéutica constitucional válid, aquella que
sostenga que el derecho de respuesta consagrado por el Pacto de San José de Costa
Rica, se opone irreductiblemente a la libertad de prensa que garantizan los artículos 14
y 32 de la CN, pues entre ambos derechos hay una relación de necesaria
complementación en el marco común de la protección de los derechos humanos
fundamentales.

FALLO MAZZEO JULIO LILO Y OTROS S/REC. DE CASACIÓN E INCONSTITUCIONALIDAD


13/07/2007
Antecedentes: El Juzgado Federal N° 2 de San Martín hizo lugar a la presentación que
perseguía la declaración de inconstitucionalidad del decreto 1002/89, por el cual el Poder
Ejecutivo Nacional indultó a varios imputados por presunta participación en hechos de
homicidio, privación ilegítima de la libertad, torturas, lesiones y violaciones de domicilio, en
distintas épocas y con la concurrencia de personas que formaban parte de las Fuerzas Armadas
y de Seguridad del Estado. La defensa técnica de uno de ellos, con fundamento en la excepción
de cosa juzgada, apeló el pronunciamiento. La Cámara Federal de Apelaciones de San Martín
acogió el recurso con sustento en que ese tribunal ya se había expedido en la referida causa
sobre la validez del indulto presidencial. Diversos damnificados apelaron el pronunciamiento.
La Cámara Nacional de Casación Penal declaró la inconstitucionalidad del decreto de indulto.
Contra este pronunciamiento, se dedujo el recurso extraordinario federal. La Corte Suprema
de Justicia de la Nación rechazó el remedio intentado.

Principales normas involucradas: Constitución Nacional, artículo 99, inc. 5; decreto 1002/89

Estándares aplicables: Corresponde a la Corte Suprema de Justicia de la Nación declarar la


imposibilidad constitucional de indultar a autores y partícipes de delitos de lesa humanidad,
pues dicho acto de gobierno conlleva de modo inescindible la renuncia a la verdad, a la
investigación, a la comprobación de los hechos, a la identificación de sus autores y a la
desarticulación de los medios y recursos eficaces para evitar la impunidad.

Los delitos que implican una violación de los más elementales principios de convivencia
humana civilizada quedan inmunizados de decisiones discrecionales de cualquiera de los
poderes del Estado que diluyan los efectivos remedios de los que debe disponer el Estado para
obtener el castigo. Por ello, cualquiera sea la amplitud que tenga el instituto del indulto, él
resulta una potestad inoponible para el supuesto que se indultara a procesados partícipes de
cometer delitos de lesa humanidad, pues, ello implicaría contravenir el deber internacional
que tiene el Estado de investigar, y de establecer las responsabilidades y sanción.

Resulta inocuo que en un caso en que se trata de un delito de lesa humanidad la Corte entre a
analizar si la facultad de indultar prevista en el art. 99 de la Constitución Nacional abarca a los
procesados o no, o si tiene características similares a la amnistía o no, pues en definitiva dicha
potestad del Poder Ejecutivo, así como las amnistías, quedan reservadas para delitos de
distinta naturaleza.

FALLO PONZETTI DE BALVIN (11/12/1984)


HECHOS: La causa se originó en una demanda por daños y perjuicios promovida por la esposa y
el hijo del doctor Ricardo Balbín, fallecido el 9 de setiembre de 1981 contra una editorial,
propietaria de una revista en la tapa de uno de cuyos números se publicó una fotografía del
doctor Balbín cuando se encontraba internado en la sala de terapia intensiva de una clínica de
la Ciudad de La Plata la que, ampliada con otras en el interior de la revista, provocó el
sufrimiento y mortificación de la familia del político fallecido y la desaprobación de esa
violación a la intimidad por parte de autoridades nacionales, provinciales, municipales
eclesiásticas y científicas. Los demandados alegaron en su defensa el ejercicio sin fines
sensacionalistas, crueles o morbosos, del derecho de información, sosteniendo, que se intentó
documentar una realidad; y que la vida del doctor Balbín, como hombre público, tiene carácter
histórico, perteneciendo a la comunidad nacional, no habiendo intentado infringir reglas
morales, buenas costumbres o ética. La sentencia de Cámara, al confirmar la dictada en
primera instancia, hizo lugar a la a demanda sobre la base de lo dispuesto por el art. 1071 bis
del Código Civil. Contra ella la demandada dedujo recurso extraordinario. La Corte suprema
confirmó la sentencia apelada.

Principales normas involucradas: Arts. 14, 19 y 32 de la Constitución Nacional; art. 1071 bis del
Código Civil

Estándares aplicables: El derecho a la privacidad e intimidad tiene su fundamento


constitucional en el art. 19 de la Constitución Nacional. En relación directa con la libertad
individual protege jurídicamente un ámbito de autonomía individual constituida por los
sentimientos, hábitos y costumbres, las relaciones familiares, la situación económica, las
creencias religiosas; la salud mental y física y, en suma, las acciones, hechos o datos que,
teniendo en cuenta las formas de vida aceptadas por la comunidad están reservadas al propio
individuo y cuyo conocimiento y divulgación por los extraños significa un peligro real potencial
para la intimidad.

 El derecho a la privacidad comprende no sólo a la esfera doméstica, el círculo familiar de


amistad, sino otros aspectos de la personalidad espiritual y física de las personas tales como la
integridad corporal o la imagen, y nadie puede inmiscuirse en la vida privada de una persona ni
violar áreas de su actividad no destinadas a ser difundidas, sin su consentimiento o el de sus
familiares autorizados para ella y sólo por ley podrá justificarse la intromisión, siempre que
medie un interés superior en resguardo de la libertad de los otros, la defensa de la sociedad,
las buenas costumbres o la persecución del crimen.

 En el caso de personajes célebres cuya vida tiene carácter público o personajes populares, su
actuación pública o privada puede divulgarse en lo que se relacione con la actividad que les
confiere prestigio o notoriedad y siempre que lo justifique el interés general.
DERECHO CONSTITUCIONAL I - FALLOS

Pero ese avance sobre la intimidad no autoriza a dañar la imagen pública o el honor de estas
personas y menos sostener que no tienen un sector o ámbito de vida privada protegida de
toda intromisión. Máxime cuando con su conducta a lo largo de su vida, no ha fomentado las
indiscreciones ni por propia acción, autorizado, tácita o expresamente la invasión a su
privacidad ya violación al derecho a su vida privada en cualquiera de sus manifestaciones

La protección material del ámbito de privacidad es uno de los mayores valores del respeto a la
dignidad de la persona y un rasgo diferencial entre el estado de derecho democrático y las
formas políticas autoritarias y totalitarias. (voto del Dr. Petracchi)

 El derecho a la autodeterminación de la conciencia requiere la protección integral del ámbito


privado también en el sentido material, para que aquel alto propósito espiritual no se frustre.
Más allá de ellas, como parte integrante del esquema de “libertad ordenada” que da forma a
la estructura interna, a la médula y los huesos de la Constitución, y sostiene todos sus
elementos, se halla el derecho genérico al aseguramiento —incluso en lo material— de un
área de exclusión sólo reservada a cada persona y sólo penetrable por su libre voluntad. Tal
exclusión no sólo se impone como un límite al poder estatal, sino también a la acción de los
particulares, especialmente cuando éstos integran grupos que, en el presente grado de
desarrollo de los medios de comunicación, se han convertido en factores que ejercen un poder
social considerable, ante los cuales no cabe dejar inermes a los individuos (voto del Dr.
Petracchi)

FALLO CAMPILLAY C/LA RAZÓN (15/05/1986)


Antecedentes: La Cámara, al confirmar el fallo de la instancia anterior, admitió la
responsabilidad derivada de la publicación de una noticia errónea que involucraba al actor en
la perpetración de diversos delitos -de los que fue sobreseído definitivamente en sede penal-,
condenó a los demandados a abonar un resarcimiento en concepto de daño moral. Contra ese
pronunciamiento, dos de ellos dedujeron los recursos extraordinarios que, denegados,
originaron las quejas. La Corte Suprema de Justicia de la Nación, por mayoría, confirmó la
sentencia apelada.

Principales normas involucradas: Artículos 14 y 32 de la Constitución Nacional.

Estándares aplicables: Un enfoque adecuado a la seriedad que debe privar en la misión de


difundir noticias que puedan rozar la reputación de las personas -admitida aún la imposibilidad
práctica de verificar su exactitud- impone propalar la información atribuyendo directamente su
contenido a la fuente pertinente, utilizando un tiempo de verbo potencial o dejando en
reserva la identidad de los implicados en el hecho ilícito.

Corresponde admitir la responsabilidad de los diarios demandados toda vez que su proceder
implicó un ejercicio imprudente de su derecho de informar, ya que las noticias en cuestión
aparecen plagadas de subjetividades e inexactitudes respecto del actor, quien es calificado
como integrante de una asociación delictiva dedicada al robo y al tráfico de estupefacientes,
que gastaba su botín en casinos, hipódromos y en diversiones con mujeres.

La reproducción que los diarios demandados efectuaron limitado a un comunicado policial


constituyó el ejercicio del derecho de crónica propio de los medios de prensa, circunstancia
que exime de ilicitud a la información, máxime cuando la fuente de la noticia -autoridad
policial con competencia funcional en la investigación y prevención de delitos y faltas- obliga
en la práctica profesional periodística a considerar como objetivamente confiable la veracidad
del contenido de esa noticia sobre la que se ejerció el derecho de crónica. (voto en disidencia
del Dr. Caballero).

La reproducción literal de un comunicado policial sin introducir modificaciones ni añadir


calificativos constituye el ejercicio regular del derecho de crónica propio de los medios de
prensa, circunstancia que exime de ilicitud a la información cuestionada y excluye la
posibilidad de configurar un abuso del derecho, por no existir dolo, culpa o negligencia, ya que
la fuente de la noticia -autoridad policial con competencia funcional exclusiva en la prevención
y represión de delitos y faltas-, convierte en objetivamente confiable la veracidad y exactitud
del contenido de la noticia, todo ello sin dejar de señalar la responsabilidad del Estado por la
falsedad de la noticia proporcionada en los medios de prensa.(voto en disidencia del Dr. Fayt).

FALLO VÁZQUEZ FERRÁ, E.  K. S/ INCIDENTE DE APELACIÓN” (RESUELTO


EL 30/09/2003)
Hechos: En junio de 1977, S. Pegoraro, embarazada de cinco meses, fue secuestrada junto con
su marido por las fuerzas de seguridad. Dio a luz a su hija en el centro clandestino de
detención que funcionaba en la ESMA. 

Se presume que la niña nacida en cautiverio fue entregada a P. Vázquez, quien trabajaba en la


Base Naval de Submarinos de Mar del Plata y que la habría inscripto como hija propia, con el
nombre “E. Vázquez Ferrá”.

La supuesta abuela biológica de la niña, S., llamada igual que su hija desaparecida, querelló a
Vázquez y a su esposa, A. M. Ferrá, por los delitos de supresión de estado civil y falsedad
ideológica del acta de nacimiento de la niña. 

Hasta el día de hoy, la niña fue criada como hija de ese matrimonio.

En el curso de la investigación penal, los acusados confesaron que habían recibido a la niña en
circunstancias que permitían suponer que era hija de desaparecidos. Además, se corroboró
que el acta de nacimiento era apócrifa.

El juez de primera instancia ordenó extraer una muestra de sangre a la niña, para realizar un
estudio genético y determinar si era nieta de la querellante. En caso de que la joven se negara,
dispuso que la extracción se hiciera mediante el uso de la fuerza.

Pero al momento de ordenar la medida, la niña ya era mayor de edad y apeló la resolución.
Consideraba que podría perjudicar la situación procesal del matrimonio que la había criado,
que vulneraba su integridad física, su derecho a la intimidad, su dignidad -al obligarla a usar su
cuerpo para incriminar a quienes veía como padres- y que le negaba el derecho a no declarar
contra sus progenitores otorgado por el código de procedimiento penal. 
Sin embargo, E. Vázquez Ferrá manifestó que no se opondría a la extracción si el resultado no
se usaba contra quienes la habían inscripto y criado como hija.

La Cámara Federal en lo Criminal y Correccional de la Capital Federal no hizo lugar a ninguno


de sus pedidos y ordenó que se realizara el examen, por lo que la joven llevó la cuestión ante
la Corte Suprema.
En este caso, se encontraban en conflicto el interés de E. Vázquez Ferrá de no ser usada como
prueba contra quienes la criaron, el interés de la querellante de saber si E. Vázquez Ferrá era
su nieta y de conocer las circunstancias en que las que le fue sustraída a su hija, y por último, el
DERECHO CONSTITUCIONAL I - FALLOS

interés de la sociedad para que esclarezcan y castiguen los delitos de la última dictadura
militar.

La Corte debía decidir cuál de estas pretensiones tenía protección constitucional. Básicamente,
si E. Vázquez Ferrá tenía el derecho constitucional a negarse a un examen cuyo
resultado permitiría determinar si era la nieta de la querellante y avanzar en la investigación
sobre quienes la habían apropiado. Para ello, el tribunal debía analizar también la intención
de E. Vázquez Ferrá de no resistirse al examen si le aseguraban que el resultado no se usaría
como prueba contra quienes ella consideraba sus verdaderos padres.

Decisión de la Corte: El máximo tribunal determinó que la extracción de sangre no podía


realizarse en contra de la voluntad de E. Vázquez Ferrá (Voto de los jueces Belluscio, López,
Fayt, Petracchi, Moliné O´Connor, Boggiano y Vázquez. Disidencia de Maqueda). Los jueces
estimaron que el objeto del proceso penal se circunscribía a dilucidar si el matrimonio Vázquez
Ferrá había anotado a E. Vázquez Ferrá indebidamente como hija propia suprimiendo su
identidad, cualquiera que ésta fuera.

En otras palabras, para la Corte, el fin de la investigación penal era establecer si la identidad
de E. Vázquez Ferrá había sido alterada, pero no cuál era su verdadera identidad. Los jueces
argumentaron que como ella era una persona adulta, tenía derecho a negarse a conocerla, y
que el reproche penal se dirigía a los Vázquez Ferrá, por haber alterado la identidad de una
menor en el año 1977. Como esta conducta se había acreditado mediante la confesión de los
acusados y con la prueba de la falsedad del acta de nacimiento, la culpabilidad de los
imputados ya estaba probada y no se justificaba la realización de este estudio.

Afirmaron también, que E. Vázquez Ferrá tenía el derecho constitucional a oponerse a que su


cuerpo se usara para buscar prueba de cargo contra las personas que ella consideraba como
sus padres. Estimaron que ordenar la extracción de sangre por la fuerza puede asimilarse a ser
llamado para prestar declaración testimonial. Por lo tanto, estimaron aplicables las normas de
la ley procesal que, a fin de conservar la unión familiar, autorizan al hijo a no declarar en un
juicio penal contra sus padres.

Dentro de esta línea, encontraron fundamentos en las normas de la ley penal que no castigan
a quienes encubren el delito cometido por un familiar o por una persona a la que tienen
especial gratitud o afecto. Para los jueces, servir como prueba en contra de sus “padres” era
una decisión personal e íntima de E. Vázquez Ferrá, protegida por la Constitución Nacional en
el derecho de privacidad -entendida aquí como el ámbito de libertad que cada
persona necesita para vivir según sus principios, y que incluye el derecho a ser el único que
tome las decisiones que pueden afectar sustancialmente su vida personal, con el sólo límite de
que no se vulneren los derechos de un tercero ni el orden y la moral pública.

Teniendo en cuenta estas circunstancias, los jueces estimaron que extraerle sangre por la
fuerza a E. Vázquez Ferrá constituiría una aberración jurídica.

En disidencia, Maqueda sostuvo que el objeto de la investigación penal no se limitaba a la


demostración de la falta de relación biológica entre E. Vázquez Ferrá y los imputados. La
querellante había denunciado que E. Vázquez Ferrá sería la niña que le arrebataron a su hija
desaparecida, por lo que Maqueda consideró que determinar esta circunstancia también
comprendía el objeto de investigación. También señaló que la comunidad toda tenía el interés
de conocer la identidad de las personas desaparecidas.

Maqueda descartó que la extracción de sangre desconociera algún derecho constitucional


de E. Vázquez Ferrá. En primer término sostuvo que no afectaba la integridad física porque el
daño corporal era ínfimo. En segundo lugar, discrepó con los demás jueces y estimó que la
extracción compulsiva de sangre no podía equipararse a una declaración, sino que era una
medida probatoria análoga al reconocimiento en rueda o a una requisa corporal, que no tiende
a ejercer coerción sobre la voluntad de la persona para obligarla a declarar sino sobre un
objeto material en búsqueda de ciertos rastros.

Luego argumentó que nadie tiene un derecho constitucional absoluto, y que la restricción al
derecho a la intimidad de E. Vázquez Ferrá era válida porque la medida aportaría prueba a una
investigación penal (como se dijera, para Maqueda el objeto de este proceso era determinar si
la identidad suprimida de Evelyn era la de la nieta de la querellante).

Por último, el juez señaló que la Convención Interamericana contra la Desaparición Forzada de
Personas, que goza de jerarquía constitucional, ordena a los Estados a identificar a los niños
apropiados nacidos durante la detención de sus padres desaparecidos. Y que ese compromiso
internacional no podía dejarse sin efecto por la mera negativa de la víctima, principalmente
porque la dolorosa situación que este caso le planteaba a E. Vázquez Ferrá era producto
del delito cometido en su contra.

FALLO PORTAL DE BELÉN C/MINISTERIO DE SALUD S/AMPARO 05/05/2002


DERECHO A LA VIDA / PÍLDORA CON PRESUNTOS EFECTOS ABORTIVOS

Antecedentes: Una Asociación Civil sin Fines de Lucro Portal de Belén promovió acción de
amparo contra el Ministerio de Salud y Acción Social de la Nación, con el fin de que se le
ordene revocar la autorización y se prohíba la fabricación, distribución y comercialización del
fármaco, cuyo nombre comercial es “Imediat”, pues se trataría de una píldora con efectos
abortivos, encubierta bajo la denominación eufemística de “anticoncepción de emergencia”.
La Cámara, al hacer lugar a la apelación deducida por el Estado demandado, dejó sin efecto el
fallo de la instancia anterior, que ordenó revocar la autorización conferida y prohibir la
fabricación, distribución y comercialización del fármaco mencionado. Contra ese decisorio se
interpuso recurso extraordinario federal. La Corte Suprema, por mayoría, declaró procedente
el recurso, revocó la sentencia y dejó sin efecto la autorización, para la fabricación, distribución
y comercialización del fármaco.

Principales Normas Involucradas: Artículos 75, inc. 22 de la Constitución Nacional; 4.1. del
Pacto de San José de Costa Rica; 6° de la Convención sobre los Derechos del Niño

Estándares aplicables: Ante el carácter plausible de la opinión científica según la cual la vida
comienza con la fecundación todo método que impida el anidamiento debería ser considerado
como abortivo por lo que constituye una amenaza efectiva e inminente al bien jurídico
primordial de la vida que no es susceptible de reparación ulterior.

Toda vez que se acredita una situación que tiende a la salvaguarda del derecho fundamental a
la vida, ello revela la imprescindible necesidad de ejercer la vía excepcional del amparo. Esta
DERECHO CONSTITUCIONAL I - FALLOS

solución condice con el principio “pro homine” que informa todo el derecho de los derechos
humanos. En tal sentido cabe recordar que las garantías emanadas de los tratados sobre
derechos humanos deben entenderse en función de la protección de los derechos esenciales
del ser humano. Sobre el particular la Corte Interamericana, cuya jurisprudencia debe seguir
como guía para la interpretación del Pacto de San José de Costa Rica, en la medida en que el
Estado Argentino reconoció la competencia de dicho tribunal para conocer en todos los casos
relativos a la interpretación y aplicación de los preceptos convencionales dispuso: “Los
Estados…asumen varias obligaciones, no en relación con otros Estados sino hacia los individuos
bajo su jurisdicción”

A partir de lo dispuesto en los tratados internacionales que tienen jerarquía constitucional (art.
75, inc. 22, de la Ley Suprema), la Corte ha reafirmado el derecho a la vida. Los aludidos pactos
internacionales contienen cláusulas específicas que resguardan la vida de la persona humana
desde el momento de la concepción. En efecto el art. 4.1. del Pacto de San José de Costa Rica
establece: “Toda persona tiene derecho a que se respete su vida. Este derecho estará
protegido por la ley y, en general, a partir del momento de la concepción”. Además todo ser
humano a partir de la concepción es considerado niño y tiene el derecho intrínseco a la vida
(arts. 6.1 de la Convención sobre los Derechos del Niño, 2 de la ley 23.849 y 75, inc. 22 de la
Constitución Nacional). El Código Civil, inclusive, en una interpretación armoniosa con aquellas
normas superiores, prevé en su art. 70, en concordancia con el art. 63 que “Desde la
concepción en el seno materno comienza la existencia de las personas; y antes de su
nacimiento pueden adquirir algunos derechos, como si ya hubiesen nacido”.

Votos en disidencia: Los Doctores Fayt, Bossert, Belluscio y Petracchi consideraron en sus


votos en disidencia que el recurso extraordinario no se dirigía contra una sentencia definitiva o
equiparable a tal.

FALLO TANUS SILVIA c/G.C.B.A. s/amparo (11/01/2001)


DERECHO A LA VIDA

ANENCEFALIA – ADELANTAMIENTO DEL PARTO

Antecedentes: El Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, al


revocar la sentencia de Cámara, admitió el amparo interpuesto con motivo de la negativa de
un hospital público a realizar le a la amparista una inducción de parto de un feto anencefálico.
Las autoridades de la maternidad afirmaron que solo realizarían dicha práctica con
autorización judicial, por entender que podía incurrirse el delito de aborto tipificado en el art.
86 del Código Penal.  Contra esa decisión, el defensor de menores planteó el recurso
extraordinario. La Corte Suprema confirmó, por mayoría, la sentencia recurrida.

Principales Normas Involucradas: Artículos 14 bis, 18, 19, 33, 75 inc. 22, Constitución Nacional
y la Declaración Universal de Derechos Humanos; Declaración Americana de los Derechos y
Deberes del Hombre; Convención Americana sobre los Derechos Humanos; el Pacto
Internacional de Derechos Económicos Sociales y Culturales; ley 23.849 aprobatoria de la
Convención de los Derechos del Niño; la Convención de los Derechos del Niño; Pacto
Internacional de los Derechos Civiles y Políticos, Artículo 86 Código Penal; Artículo 20 de la
Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y Artículo 3, Ley 153, CABA.
Estándares aplicables: Corresponde autorizar la inducción del nacimiento en el caso de un feto
anencefálico, una vez llegado el momento en que el avance del embarazo asegura -dentro del
margen de toda situación vital- el alumbramiento de un niño con plenas posibilidades de
desarrollarse y vivir.

La inducción del nacimiento en el caso de un feto anencefálico, no se trata de un caso de


aborto, ni de aborto eugenésico, ni de una suerte de eutanasia, ni de un ser que no es -para
excluir la protección de su vida- persona, ni de la libertad de procreación para fundar la
interrupción de la vida, pues, tales acciones aparecen identificadas con una acción humana
enderezada a provocar la muerte del niño durante su gestación. Frente a lo irremediable del
fatal desenlace debido a la patología mencionada y a la impotencia de la ciencia para
solucionarla, cobran toda su virtualidad los derechos de la madre a la protección de su salud,
psicológica y física.

El elemento esencial de la decisión, que autoriza la inducción de parto en un caso de un feto


anencefálico se ampara la salud de la madre, cuya estabilidad psicológica -ya afectada por los
hechos- constituye un bien a preservar con la mayor intensidad posible dentro de los que en la
especie son susceptibles de alguna protección.

Autorizar, en el caso, la inducción del nacimiento de un feto anencefálico es una decisión con
pleno respeto a la vida desde el momento de la concepción, con gestación de plazo suficiente
-que comienza el curso del octavo mes o trigésima segunda semana-, cuyo resultado no
depende de la acción humana, sino de la trágica condición de este niño por nacer: su carencia
de cerebro producirá, ante un parto normal, su casi inmediata incapacidad de subsistir, debido
a la ausencia de los medios fisiológicos mínimos para la actuación de sus funciones vitales.

La letra y el espíritu de la Convención sobre los Derechos del Niño no amparan sin más la
pretensión de prolongar la vida intrauterina de un feto –anencefálico- que, desdichada e
irremediablemente, morirá a las pocas horas de nacer, como si implicara la defensa de un valor
absoluto, ya que de otro modo estarían vedados, en todos los casos, la inducción de parto y la
cesárea destinados a evitar algún riesgo a la salud de la madre o del “nasciturus”, aun cuando
ya se haya cumplido el período mínimo de gestación.(voto del Dr. Bossert).

El “nasciturus” anencefálico tiene derecho a la vida pues es un imperativo que deriva de la


letra de las disposiciones del ordenamiento constitucional vigente en materia de derechos
humanos; ello es así, debido a que no existe una sola norma en ese ámbito que, en lo
concerniente al derecho en cuestión, efectúe algún distingo limitándolo, por ejemplo, a cierto
tipo de infantes con determinadas características fenotípicas, fisonómicas o, en suma,
distinguibles desde el campo de la ciencia médica; tampoco se advierte que la protección de la
vida de los niños esté restringida a una clase determinada de situaciones. (Disidencia del Dr.
Nazareno).
El reconocimiento constitucional del derecho a la vida no está sujeto a condiciones; el
constituyente no ha establecido que la vida de una persona -nacida o por nacer- que ha de
morir indefectiblemente puede quedar expuesta a lo que decidan sus allegados en lo relativo a
su terminación anticipada. Las situaciones dramáticas a que da lugar la aceptación de este
principio y las alegaciones de sesgo ideológico o sentimental no deben desviar la mira del juez
cuando disposiciones de rango constitucional le imponen la preservación del primer derecho
de la persona humana. (Disidencia del Dr. Nazareno).
DERECHO CONSTITUCIONAL I - FALLOS

Toda vez que el recurrente se limita a declamar en forma abstracta la prioridad del derecho a
la vida del “nasciturus” frente al derecho a la salud de la madre, dicha contraposición persigue
el indudable propósito de otorgar prioridad absoluta al primero, desconociendo la entidad del
segundo, razón por la cual, omite algo fundamental: que el resultado de la ponderación entre
ambos bienes ya fue consagrada por el legislador en el art. 86, segundo párrafo, inc. 1º, del
Código Penal, que no fue cuestionado en su constitucionalidad. Dicha norma -que es regla en
el derecho comparado- establece la impunidad del aborto causado por un médico, con el
consentimiento de la mujer, con el fin de evitar un peligro para la vida o la salud de la madre, y
si este peligro no puede ser evitado por otros medios (Disidencia del Dr. Petracchi).
La eutanasia persigue poner fin a la vida de una persona, finalidad que está ausente en la
acción pretendida, donde sólo se persigue el adelantamiento del parto de un feto
anencefálico. El uso de la expresión “eutanasia involuntaria” –utilizada por el recurrente-,
traiciona a quien la profiere, en tanto no puede dejar de reconocer que el propósito buscado
por la madre no es matar a su hijo, sino poner fin a un embarazo que tiene visos de tortura.
(Disidencia del Dr. Petracchi).

Las consideraciones del apelante concernientes a normas de jerarquía constitucional omiten


tomar en cuenta que el fallo apelado –en cuanto autoriza el adelantamiento del parto de un
feto anencefálico- se sustenta autónomamente en legislación común nacional que no ha sido
atacada de inconstitucional, razón por la cual carece el recurso del requisito de relación directa
e inmediata que debe existir entre las cuestiones federales propuestas y lo decidido por el
pronunciamiento. En consecuencia, procede declarar su inadmisibilidad. (Disidencia del Dr.
Petracchi).

El recurso extraordinario es formalmente admisible si, en el caso, se ha desconocido a la


persona por nacer su derecho a la vida, previsto en nuestra Constitución Nacional, en diversos
tratados internacionales y en la ley civil. Además, ese desconocimiento carece de fundamentos
suficientes, lo que hace procedente la apelación e impone revocar la sentencia y rechazar la
demanda de amparo, pues, no se ha indicado motivo alguno en beneficio del ser en gestación
que justifique adelantar su alumbramiento; interrumpir el embarazo no supone darle vida,
sino anticipar el momento de su muerte, debido a que la enfermedad que padece
-anencefalia- provocaría el deceso inmediato o, a lo sumo, dentro de las doce horas siguientes.
(disidencia del Dr. Boggiano).

FALLO MUNICIPALIDAD DE LA CAPITAL C/VIUDA DE ELORTONDO (1888)


CASO: Por una ley se autorizó la expropiación de terrenos para la construcción de la Av. de
Mayo entre la Plaza de Mayo hasta la calle Entre Ríos. La mencionada ley no sólo autorizaba la
expropiación de terrenos para la construcción de los 30 mts. de ancho que ocupaba la avenida
sino que autorizaba a expropiar todos los terrenos afectados, es decir que, si estaban
afectados parcialmente, se autorizaba la expropiación de la totalidad con el fin de que la
Municipalidad vendiera el sobrante. La demandada se opuso a que su terreno fuera
expropiado en toda su extensión, porque no estaba obligada sino a venderlo en la proporción
de necesaria para construcción de la Avenida de Mayo y sostuvo que si las leyes de
expropiación permitían que la Municipalidad expropiara todos los terrenos afectados más allá
de los 30 metros para después vender el resto, serían inconstitucionales porque no hay
razones de utilidad publica sino sólo la de permitir un lucro a la Municipalidad. Así la
demandada planteó la inconstitucionalidad indirecta o subsidiariamente, primero requirió la
interpretación de las leyes de expropiación y en segundo lugar sostuvo que cierta
interpretación que la había afectado era inconstitucional.

RESOLUCION Y FUNDAMENTOS: La Corte dice que si bien el legislativo es el encargado de


calificar la utilidad pública, al hacerlo no puede vulnerar el derecho constitucional a la
propiedad privada, y a esto se refiere el art. 28 de la CN en cuanto que “los principios,
garantías y derechos reconocidos en sus anteriores artículos no pueden ser alterados por las
leyes que reglamenten su ejercicio”. En este caso, la corte dice que cuando se expropia, no se
puede ir más allá de lo requerido para la obra, porque de lo contrario se estaría vulnerando el
derecho constitucional a la propiedad privada. también es un caso de control judicial de oficio.

HOLDING: La calificación de utilidad pública, aunque corresponde al congreso, no puede


hacerse vulnerando derechos constitucionales como es el de la propiedad privada. Por lo
tanto, cuando se vulnera este tipo de derechos, aunque sea por otro de los poderes Estatales,
la corte es competente para ejercer el control constitucional.

FALLO ALBARRACINI (1 DE JUNIO DE 2012)


HECHOS: Paciente en ingresa en estado crítico e inconsciente (Pablo Jose Albarracini) debido a
un hematoma intraparenquimatoso y lesión inguinal debido a una herida de arma de fuego
por intento de robo. Se encuentra en terapia intensiva con necesidad de trasfusión de sangre
(por su padre Jorge Washington Albarracini). El paciente debido a su religión siendo Testigo de
Jehová no acepta transfusiones.

La cónyuge se opone al planteo del progenitor invocando la expresión de voluntad y que se


respete dicha decisión.

DERECHOS INVOLUCRADOS: Derecho a la vida y a la salud. Autonomía individual. Libertad


religiosa y de conciencia.

DECISORIO DE LA CORTE: El paciente había dejado “directivas anticipadas” en caso de que le


llegare a pasar una situación como la que se había generado.

Ellos debían ser aceptados por los médicos según el art. 11 de la ley 26.529 (principio
constitucional de libertad de autodeterminación)

Al ingresar inconsciente no pudo manifestar cuales eran las terapias o procedimientos médicos
que estaba dispuesto a aceptar

El documento por sobre no aceptar transfusiones de sangre fue firmado de puño y letra por
Pablo frente al escribano Notorio R. Strurberg.

Por estos motivos la corte falla a favor de la cónyuge.

FALLO BAHAMONDEZ, MARCELO S/ MEDIDA CAUTELAR 6/04/1993


LIBERTAD RELIGIOSA

Antecedentes: Una persona perteneciente al culto “Testigos de Jehová” fue internado en el


Hospital Regional de la ciudad de Ushuaia en razón de estar afectado por una hemorragia
digestiva. En esas circunstancias se negó a recibir transfusiones de sangre por considerar que
ello hubiera sido contrario a sus creencias. La Cámara, al confirmar el pronunciamiento de la
instancia anterior que autorizó la práctica, sostuvo que la decisión constituía un “suicidio
lentificado, realizado por un medio no violento y no por propia mano, mediante un acto, sino
DERECHO CONSTITUCIONAL I - FALLOS

por la omisión propia del suicida” que no admitía tratamiento y de ese modo se dejaba morir.
Señaló el tribunal que, al ser el derecho a la vida el bien supremo, no resulta posible aceptar
que la libertad individual se ejerciera de un modo tal que extinguiera la vida misma. Contra esa
decisión se interpuso recurso extraordinario federal. El apelante considera, en primer lugar,
erróneo lo afirmado por el a quo en el sentido de que la negativa a recibir una trasfusión de
sangre resultaba equiparable a un “suicidio lentificado”. Por el contrario, sostiene el
recurrente, el paciente no quiere suicidarse sino que desea vivir, mas no desea aceptar un
tratamiento médico que resulta contrario a sus más íntimas convicciones religiosas. Fundado
en los arts. 14 y 19 de la Constitución Nacional, el recurrente considera que la transfusión de
sangre, ordenada en contra de la voluntad del paciente representa un acto compulsivo que
desconoce y avasalla las garantías constitucionales inherentes a la libertad de culto y al
principio de reserva.

Principales normas involucradas: Artículo 19 de la Constitución Nacional

Estándares aplicables: Resulta inoficioso decidir sobre la cuestión planteada en el remedio


federal, ante la falta de un interés o agravio concreto y actual del apelante, toda vez que el
cuadro clínico que motivó las actuaciones no ha subsistido y el paciente fue dado de alta en
relación a la “hemorragia digestiva” que lo afectaba.

La estructura sustancial del artículo 19 de la Constitución Nacional está dada por el hombre,
que despliega su vida en acciones a través de las cuales se expresa su obrar con libertad. De
este modo, vida y libertad forman la infraestructura sobre la que se fundamenta la
prerrogativa constitucional. En consecuencia, más allá de si el recurrente sea o no creyente de
un determinado culto y de la circunstancia de tener incuestionable poder jurídico para rehusar
ser transfundido sin su consentimiento, teniendo en cuenta que el caso se ha tornado
abstracto, actualmente es inoficioso un pronunciamiento. (voto de los Dres. Barra y Fayt).

Toda vez que el recurrente considera, con fundamento en los arts. 14 y 19 de la Constitución
Nacional, que la transfusión de sangre, ordenada en contra de la voluntad del paciente,
representa un acto compulsivo que desconoce y avasalla las garantías constitucionales
inherentes a la libertad de culto y al principio de reserva, los agravios son idóneos para
habilitar la instancia extraordinaria, pues el recurrente ha cuestionado la inteligencia de
cláusulas constitucionales y la decisión ha sido contraria al derecho fundado en aquéllas. No
empece a ello que los agravios aludidos carezcan de actualidad, pues, dada la rapidez con que
se produce el desenlace de situaciones como la de autos, es harto difícil que, en la práctica,
lleguen a estudio del tribunal las importantes cuestiones constitucionales que aquéllas
conllevan sin que se hayan vuelto abstractas (Disidencia de los Dres. Cavagna Martínez y
Boggiano).

Atento el rol que debe poseer todo tribunal al que se le ha encomendado la función de garante
supremo de los derechos humanos, corresponde establecer que resultan justiciables aquellos
casos susceptibles de repetición, pero que escaparían a su revisión por circunstancias análogas
a las del caso. (Disidencia de los doctores Cavagna Martínez y Boggiano).

La libertad religiosa es un derecho natural e inviolable de la persona humana, en virtud del


cual en materia de religión nadie puede ser obligado a obrar contra su conciencia ni impedido
de actuar conforme a ella, tanto en privado como en público, solo o asociado con otros, dentro
de los límites debidos.
El derecho a la libertad religiosa significa, en su faz negativa, la existencia de una esfera de
inmunidad de coacción, tanto por parte de las personas particulares y los grupos, como de la
autoridad pública. Ello excluye de un modo absoluto toda intromisión estatal de la que pueda
resultar la elección forzada de una determinada creencia religiosa, coartando así la libre
adhesión a los principios que en conciencia se consideran correctos o verdaderos. (Disidencia
de los doctores Cavagna Martínez y Boggiano).

En su faz positiva, el derecho a la libertad religiosa significa constituye un ámbito de autonomía


jurídica que permite a los hombres actuar libremente en lo que se refiere a su religión, sin que
exista interés estatal legítimo al respecto, mientras dicha actuación no ofenda, de modo
apreciable, el bien común. Dicha autonomía se extiende a las agrupaciones religiosas, para las
cuales importa también el derecho a regirse por sus propias normas y a no sufrir restricciones
en la elección de sus autoridades ni prohibiciones en la profesión pública de su fe. (Disidencia
de los doctores Cavagna Martínez y Boggiano).

El fundamento de la libertad religiosa reside en la naturaleza misma de la persona humana,


cuya dignidad la lleva a adherir a la verdad. Mas esta adhesión no puede cumplirse de forma
adecuada a dicha naturaleza si no es fruto de una decisión libre y responsable, con exclusión
de toda coacción externa. En razón de ello, este derecho permanece en aquellos que no
cumplen la obligación moral de buscar la verdad y ordenar su vida según sus exigencias
(Disidencia de los doctores Cavagna Martínez y Boggiano).

La libertad religiosa incluye la posibilidad de ejercer la llamada objeción de conciencia,


entendida como el derecho a no cumplir una norma u orden de la autoridad que violente las
convicciones íntimas de una persona, siempre que dicho incumplimiento no afecte
significativamente los derechos de terceros ni otros aspectos del bien común. Ello es
congruente con la pacífica doctrina según la cual la libertad de conciencia, en su ejercicio, halla
su límite en las exigencias razonables del justo orden público. (Disidencia de los doctores
Cavagna Martínez y Boggiano).

 Existe una importante diferencia entre el contenido de la acción desplegada por el promotor o
el cómplice de la eutanasia y el de la conducta del objetor de conciencia. Este no busca el
suicidio, sino que, tan solo, pretende mantener incólumes las ideas religiosas que profesa. Por
ello, la dignidad humana prevalece aquí frente al perjuicio que posiblemente cause la referida
ausencia de transfusión sanguínea. (Disidencia de los doctores Cavagna Martínez y Boggiano).

Con relación a los profesionales y demás personas intervinientes, el ordenamiento jurídico


debe enfocar la responsabilidad en uno y otro supuesto En los casos de eutanasia u otra
práctica asimilable a ella, son autores o cómplices de un hecho ilícito. En cambio, cuando hay
objeción de conciencia a un tratamiento médico, nada cabe reprochar a quienes respetan la
decisión libre de la persona involucrada. (Disidencia de los doctores Cavagna Martínez y
Boggiano).

La convivencia pacífica y tolerante también impone el respeto de los valores religiosos del
objetor de conciencia, aunque la sociedad no los asuma mayoritariamente. De lo contrario,
bajo el pretexto de la tutela de un orden público erróneamente concebido, podría violentarse
la conciencia de ciertas personas que sufrirían una arbitraria discriminación por parte de la
mayoría, con perjuicio para el saludable pluralismo de un estado democrático. (Disidencia de
los doctores Cavagna Martínez y Boggiano).
DERECHO CONSTITUCIONAL I - FALLOS

El “derecho a ser dejado a solas” del derecho judicial stadounidense, que ha servido de
fundamento para negarse a recibir tratamientos médicos, y que encuentra su exacta
equivalencia en el derecho tutelado por el art. 19 de nuestra Constitución, no puede ser
restringido por la sola circunstancia de que la decisión del paciente pueda parecer irrazonable
o absurda a la opinión dominante de la sociedad. (Disidencia de los Dres. Belluscio y Petracchi).

No resultaría constitucionalmente justificada una resolución judicial que autorizara a someter


a una persona adulta a un tratamiento sanitario en contra de su voluntad, cuando la decisión
del individuo hubiera sido dada con pleno discernimiento y no afectara directamente derechos
de terceros. Una conclusión contraria significaría convertir al art. 19 de la Carta Magna en una
mera fórmula vacía, que sólo protegería el fuero íntimo de la conciencia o aquellas conductas
de tan escasa importancia que no tuvieran repercusión alguna en el mundo exterior.
(Disidencia de los Dres. Belluscio y Petracchi).

FALLO “CASTILLO, ANGEL SANTOS C/ CERÁMICA ALBERDI S.A”(RESUELTO EL 7/09/04)


Hechos: En su art. 46, la LRT introdujo un novedoso sistema para el tratamiento judicial de los
reclamos de los trabajadores. En primer lugar intervienen las comisiones médicas, que son
entes administrativos -no judiciales- con facultades para determinar: si el accidente o la
enfermedad son de naturaleza laboral; qué tipo o grado de incapacidad produjeron; y el
contenido y alcance de las prestaciones en especie.

En caso de que el trabajador no quedara conforme con la decisión de estos organismos y


deseara apelar, no debe hacerlo ante los jueces provinciales con competencia laboral, sino
ante la justicia federal o una comisión médica central -a opción del trabajador-, con una
instancia última en la Cámara Federal de la Seguridad Social. Es decir que las cuestiones
relativas a los accidentes de trabajo se tramitan primero ante la comisión médica y luego en la
justicia federal, no en la laboral.

Quienes sancionaron la LRT se inclinaron por esta solución atendiendo los reclamos de los
empresarios y de las aseguradoras, que en general desconfían de los tribunales con
competencia laboral, pues tienden a responsabilizarlos de los abusos que hicieron fracasar el
sistema anterior. A su vez, los legisladores entendieron que imponer que la justicia federal
interviniera en estos asuntos permitiría unificar criterios y dar certidumbre y previsibilidad al
sistema -un requisito mínimo y básico de cualquier régimen de seguros- .

Presentación del caso: En octubre del año 1997, Ángel Castillo inició una demanda contra su
empleadora (Cerámica Alberdi S.A.) reclamando 20.757,20 pesos en concepto de reparación
por su incapacidad laboral. En garantía, citó a la Aseguradora de Riesgos del Trabajo “La
Segunda, A.R.T. S.A.”.

Castillo impugnó por inconstitucional la norma descripta, alegando que en aquellos casos
correspondía la intervención de la justicia local y no la federal. Además de las cuestiones
formales de la distribución de competencias , Castillo consideró que sus derechos estarían
mejor protegidos si su caso era tratado por un juez laboral. En definitiva, la Corte Suprema
tenía que determinar cuál era el tribunal que debía conocer en los reclamos por accidentes
laborales: si el federal que indicaba la LRT, o el laboral como solicitaba el demandante. Para
ello, debía interpretar la LRT a la luz de la Constitución Nacional y el reparto de competencias
que allí se hace: las cuestiones de derecho común, como la legislación laboral, son
competencia de los jueces provinciales y no de los federales .

Decisión de la corte: La sentencia de la Corte Suprema llegó siete años después de iniciada la
demanda. El máximo tribunal resolvió que el artículo 46 de la LRT era inconstitucional y, por lo
tanto, que las decisiones de las comisiones médicas debían ser revisadas por la justicia laboral
y no la federal. (Voto de los jueces Petracchi, Belluscio, Fayt, Boggiano, Maqueda, Zaffaroni, y
Highton de Nolasco). Los magistrados afirmaron que el régimen de reparaciones que dispone
la LRT es de carácter común y no federal, y que el Congreso Nacional no puede cambiar la
condición local de aquellas normas.

Respecto de la importancia de lograr uniformidad de criterios en la resolución de este tipo de


reclamos y, consecuentemente, otorgarle previsibilidad y buen funcionamiento al sistema, la
Corte expresó que no advertía indicios para sospechar o concluir que la justicia local no fuera
capaz de hacerlo. A la vez, manifestó que la necesidad de contar con decisiones uniformes no
justificaba cambiar la jurisdicción federal por la local. Por último, agregó que “un buen número
de motivos” -sin especificar cuáles- militan a favor de pensar que la justicia provincial está en
mejores condiciones que la federal para lograr los objetivos que se trazaron al sancionar la
LRT.

Otro importante argumento fue el de la protección del principio de autonomía de las


provincias (al habilitar el fuero local). En ese sentido, la Corte reafirmó que es su función
impedir los intentos de restringir indebidamente las facultades jurisdiccionales de las
provincias que hacen al mencionado principio.

Repercusiones: Esta sentencia fue bien recibida por los representantes de los trabajadores y
con preocupación por las organizaciones que nuclean a las ART. Los primeros dijeron que
promovía la protección de los trabajadores pues sus reclamos serían atendidos por un juez
laboral, que debido a su especialidad, garantizaría mejor sus derechos. También celebraron el
respeto por el diseño institucional, en la medida en que se otorgó a los jueces laborales, y no a
los federales, la resolución de las cuestiones relativas a los accidentes de trabajo.

En cambio, los segundos, por medio de un comunicado de la Unión de ART (UART),


respondieron que la decisión podría “afectar los principios de previsibilidad, equidad e
inmediatez de las prestaciones, pilares sobre los que se sustenta este sistema.” A su vez,
empresarios y especialistas en seguros alertaron sobre el probable “aumento de los costos del
sistema, que se traduciría en un aumento de las primas o cuotas que pagan los empleadores” .

Es posible que tales reacciones hayan surgido en función del concepto que tienen estos
sectores sobre los jueces laborales. Como dijéramos, los responsabilizan de haber posibilitado
la existencia de ciertos abusos, que beneficiaron principalmente a los abogados que
patrocinaban las causas laborales.

FALLO PARTIDO NUEVO TRIUNFO S/RECONOCIMIENTO 17/03/2009


PARTIDOS POLITICOS

Antecedentes: La  Cámara  Nacional  Electoral  resolvió confirmar  la decisión  de primera


instancia, la cual había rechazado el reconocimiento de la personalidad jurídico-política  
solicitada   por   la agrupación primeramente denominada “Partido Nacionalista de los
Trabajadores” y de modo posterior “Partido Nuevo Triunfo”, en la Capital Federal, debido a
DERECHO CONSTITUCIONAL I - FALLOS

que dicha organización constituiría una emulación del “Partido Alemán Nacional Socialista de
los Trabajadores” de la década del 30. Sustentó tal conclusión a partir de que las prácticas y los
símbolos utilizados eran comunes con los del régimen que instauró una teoría basada en la 
superioridad  racial,  todo  lo cual  resultaba  agraviante  para  los  derechos  humanos  más
elementales. Contra ese pronunciamiento, se interpuso recurso extraordinario, que fue
concedido en cuanto a la cuestión federal alegada. La Corte Suprema de Justicia de la Nación
declaró procedente el recurso y confirmó la sentencia.

Principales normas involucradas: Ley 23.298

Estándares aplicables: Negar autorización a una agrupación política (Partido Nuevo Triunfo),
identificada con el régimen nazi, supera los cuestionamientos basados en el derecho a la
igualdad tanto desde el punto de vista del criterio amplio cuanto del más estricto impuesto por
las cláusulas antidiscriminatorias, ya que el régimen de partidos políticos distingue a las
organizaciones  cuyo programa  político  incluya  la promoción  del desprecio  u odio  racial, 
religioso  o nacional y ello responde a una finalidad sustantiva que el Estado no puede en
modo alguno soslayar ni demorar.

El hostigamiento discriminatorio que precedió a la persecución, sometimiento y asesinato en


masa de personas que pertenecían a ciertas tradiciones nacionales o religiosas, perpetrado por
el régimen nazi, se ha convertido en un paradigma del tipo de crímenes contra la humanidad
cuya prevención y persecución es hoy un deber asumido por gran parte de las naciones entre
las que se encuentra la República Argentina. Un fin que necesariamente debe alcanzar el
Estado es, entonces, desalentar y contrarrestar el desarrollo de prácticas que promuevan el
odio racial o religioso, y la sujeción o eliminación de personas por el hecho de pertenecer a un
grupo definido por alguna de las características mencionadas.

A partir del otorgamiento de jerarquía constitucional a diversos tratados internacionales sobre


derechos humanos –artículo 75 inc. 22-, el derecho constitucional argentino contiene la
prohibición expresa de utilizar criterios clasificatorios fundados en motivos de “raza, color,
sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de cualquier otra índole, origen nacional o social,
posición económica, nacimiento o cualquier otra condición social” (art. 1º de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos y art. 26 del Pacto Internacional de Derecho Civiles y
Políticos). Por ende, la interdicción de la discriminación en cualquiera de sus formas y la
exigencia internacional de realizar por parte de los Estados acciones positivas tendientes a
evitar dicha discriminación deben reflejarse en su legislación, de lo cual es un ejemplo la ley
23.592, y también en la interpretación que de tales leyes hagan los tribunales.

Cuando se trata de resolver sobre la constitucionalidad de leyes que utilizan clasificaciones


basadas en criterios prohibidos -tales como la raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones
políticas o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o
cualquier otra condición social (art. 1° de la Convención Americana sobre Derechos Humanos y
art. 26 del Pacto Internacional   de   Derecho   Civiles   y   Político)-,   corresponde   partir   de  
una presunción  de  inconstitucionalidad,  por lo que, el trato desigual será declarado ilegítimo 
siempre  y  cuando  quien  defiende  su  validez  no  consiga demostrar que responde a fines
sustanciales, no sólo meramente convenientes, y que se trata del medio menos restrictivo y no
sólo uno de los medios posibles para alcanzar dicha finalidad.

En el marco jurídico de fuente internacional y su recepción constitucional y legislativa por


parte del Estado argentino, debe éste velar por su cumplimiento estricto y se obliga a que sus
órganos administrativos y jurisdiccionales lo apliquen. De aquí se sigue que no se pueda
legitimar como partido político a quienes incurren en apología del odio e, indirectamente,
incitan a la violencia cuando propugnan el “drástico desbaratamiento de la red homosexual,
drogadicta y corrupta que hoy infecta a la Argentina”, el doble castigo para los extranjeros, la
utilización de símbolos del mismo modo en que lo hacían los nazis -tristemente reconocibles
por quien tenga al menos una somera idea de la historia del siglo pasado- y que utilizan
terminología empleada por el Tercer Reich aludiendo a determinadas personas como
“subhumanas”.
La decisión del tribunal de alzada de negar reconocimiento político a una agrupación que se
basa en el desconocimiento de los derechos más esenciales de ciertos grupos de personas o de
minorías y en la superioridad de una raza, que promueven diferencias en razón del color,
origen, religión, orientación sexual, etc., por entender que todas estas actitudes consideradas
en forma conjunta revelan una práctica discriminatoria prohibida, no hace otra cosa que
respetar estrictamente el mandato de la ley nacional e internacional.
El hecho de que los sistemas electorales estén relacionados con el régimen de partidos
políticos y que éstos sean órganos intermedios entre gobernantes y gobernados y pieza clave
para la existencia del régimen representativo, no significa sino reconocer que los partidos
existen por y para el régimen representativo y no éste por y para aquéllos. Y esto exige
establecer claramente las funciones y límites de los partidos y defender el régimen
representativo en todo cuanto tienda a debilitarlo, desnaturalizarlo o destruirlo, teniendo en
cuenta que la Nación adoptó para su gobierno la forma representativa y que el pueblo no
delibera sino por medio de sus representantes (arts. 1º y 22 de la Constitución Nacional). (voto
del doctor Fayt).
Si bien no se desconoce la trascendencia institucional que significa, en el marco de convivencia
política que otorga el Estado constitucional de derecho propio de una democracia
representativa como la nuestra, la denegación de la solicitud realizada, y con ello la exclusión
del Partido Nuevo Triunfo del orden político legal nacional, es precisamente esa profunda
significación la que obliga a que el fundamento de dicha exclusión sea lo suficientemente
grave, e insuperable, como para alcanzar a la razón misma del ordenamiento político, en cuyo
seno el Partido Nuevo Triunfo pretende actuar; y la probada conculcación por su parte del
derecho a la igualdad contenido en el art. 16 y en los tratados internacionales integrados
mediante lo prescripto en el art. 75, inc. 22, de la Constitución Nacional, resulta ser una razón
suficiente para el rechazo de la petición. Denegatoria que es, a su vez, aplicación del mandato
de explícita matriz constitucional, cuyo art. 38, segundo párrafo, circunscribe la creación de los
partidos políticos y el ejercicio de sus actividades al “respeto a esta Constitución”. (Del voto del
doctor Fayt).
La debida coherencia interpretativa de las normas constitucionales impide la admisión  
ilimitada  de  un  derecho,  de  carácter  antisocial,  dado  que  su  razón teleológica  es  la 
armonía  de  las  esferas  de  acción  de  las  primeras,  en  cuya realización se concentra el
mayor beneficio de la comunidad y de sus individuos, por lo cual, un programa político que
prevea -como en el caso- la discriminación por sexo, raza y origen resulta ser
paradigmáticamente antisocial, carácter que no se aligera ni disimula bajo el enmascaramiento
de constituir una institución arraigada en la Carta que tutela los derechos fundamentales.
(voto del doctor Fayt).

Corresponde confirmar la sentencia que -en los términos del art. 7º de la ley 23.298- denegó el
reconocimiento de la personería jurídico-política al Partido Nuevo Triunfo, ya que no cabe
otorgarle la posibilidad de que condicione, mediante la obtención de su solicitud, los aspectos
DERECHO CONSTITUCIONAL I - FALLOS

más íntimos de la vida política nacional, e incluso la acción de los poderes gubernamentales,
de modo que de él también dependa, en gran medida, lo que ha de ser, en los hechos, la
democracia del país. (Del voto del doctor Fayt).

FALLO “AQUINO, I. C/ CARGO SERVICIOS INDUSTRIALES S.A S/ ACCIDENTES LEY 9688”


(RESUELTO EL 21/9/2004)
ACLARACION PREVIA: En el caso "Aquino" la Corte declaró inconstitucional el art. 39 de la Ley
de Riesgos del Trabajo que impedía que los trabajadores reclamaran por la vía civil la
indemnización en caso de sufrir un accidente de trabajo. El máximo tribunal consideró que
aquella norma afectaba los derechos de los trabajadores al no permitirles obtener una
reparación integral por los daños sufridos.

HECHOS: En 1997, Aquino -de 29 años de edad- sufrió un accidente en su trabajo. El joven se
desempeñaba como operario de un autoelevador y, por instrucciones de su empleador, estaba
colocando una membrana en el techo de chapa de un depósito de camiones de la empresa.

En esas circunstancias cayó desde la altura de diez metros, cuando una de las chapas cedió.

La minusvalía se determinó en el 100% de su capacidad obrera, ya que quedó totalmente


imposibilitado de realizar cualquier actividad, en su especialidad o en cualquier otra.

A Aquino no se le habían entregado elementos de seguridad, ni se había equipado al lugar con


una red de protección para prevenir las caídas.

El accidente dio lugar a un juicio y a una nueva discusión sobre la validez constitucional del
artículo 39 de la LEY DE RIESGOS DEL TRABAJO, que impide que los empleados que sufrieron
accidentes o enfermedades laborales persigan el cobro de la indemnización por la vía civil.

En otras palabras, se trataba de determinar si el legislador válidamente pudo crear un sistema


específico para la reparación de los daños del trabajo, que fuera distinto y autónomo del
régimen general de responsabilidad por daños que establece el Código Civil y que sólo
indemniza daños materiales y, dentro de estos, únicamente el lucro cesante.

La relevancia práctica de esta cuestión reside en que, por lo general, las indemnizaciones
obtenidas por aplicación de las normas civiles pueden ser más altas que las tasadas en la LRT.
Como se ha explicado, el reclamo por vía civil incluye rubros como el daño moral, estético,
psíquico, a la vida de relación, el derecho a la integridad personal, la protección de la honra y
de la dignidad, del nivel de vida adecuado, de la familia y de la propiedad privada, por lo que
permite intentar un reclamo por la totalidad del daño operado. Pero a su vez, una
indemnización previamente tasada como la que regula la LRT juega en favor de la
previsibilidad, un factor esencial para el funcionamiento eficaz de todo sistema de seguros.

En esta disputa, los trabajadores argumentan que su exclusión del régimen civil de
responsabilidad importa un trato desigual, ya que serían los únicos a quienes no se les aplicara
una normativa que es más beneficiosa que el régimen de la LEY DE RIESGOS DEL TRABAJO.

También aducen que la LEY DE RIESGOS DEL TRABAJO no garantiza una reparación integral del
daño, pues a diferencia de la ley civil, no contempla los demás rubros mencionados.

En definitiva, consideran injusto y discriminatorio el hecho de que cualquier habitante que


sufra un accidente mientras no está trabajando cobre en concepto de daños un monto mayor
que quien lo sufre en el ámbito laboral.
En contra de aquella posición se pronuncian quienes estiman necesaria la existencia de un
régimen especial de reparación de los accidentes de trabajo.

Este grupo alega que no hay motivos para que el Código Civil sea el único sistema de respuesta
a todas las situaciones de responsabilidad.

Afirman que el ámbito laboral es específico y diferenciado de la vida cotidiana y que, por ello,
la LEY DE RIESGOS DEL TRABAJO prevé posibles daños de acuerdo con parámetros
preestablecidos.

También sostienen que las diferencias en los montos indemnizatorios que eventualmente
surgieran de la aplicación de la LEY DE RIESGOS DEL TRABAJO o el Código Civil, se ven
compensadas, en tanto la LEY DE RIESGOS DEL TRABAJO fija un mecanismo rápido y
automático de prestaciones en dinero y en especie, por el que los trabajadores quedan a salvo
de litigios judiciales y de las probables insolvencias de los empleadores. Por último, expresan la
necesidad de previsibilidad en el sistema de seguros, que únicamente se logra al tasar
de antemano los daños reparables, para poder calcular el monto que las empresas deben
pagar en concepto de prima.

Decisión de la Corte: La Corte declaró la inconstitucionalidad del articulo 39 de la LEY


DE RIESGOS DEL TRABAJO (Voto de los jueces Petracchi, Zaffaroni. Según su voto: Belluscio,
Boggiano, Maqueda, Highton de Nolasco).

Los jueces entendieron que el sistema de la LEY DE RIESGOS DEL TRABAJO se apartaba de la


reparación integral, al no permitir la indemnización por ningún otro daño que no fuera la
pérdida de la capacidad de ganancia del trabajador (la cual, a su vez, sólo resulta mensurable
en forma restringida).

La Corte también observó que anular la oportunidad de la reparación civil afecta el principio


constitucional que prohíbe a las personas perjudicar los derechos de un tercero.

A pesar de que todos los jueces coincidieron en declarar la inconstitucionalidad de la norma,


no hubo acuerdos definitivos sobre los motivos para tal decisión.

Así, sólo tres jueces -Maqueda, Belluscio y Boggiano - de los seis que firmaron la sentencia se
remitieron a su precedente “Gorosito”, al afirmar que la posibilidad de reclamar civilmente
quedaba supeditada a la comprobación de una diferencia sustancial
entre ambas indemnizaciones. Estos magistrados consideraron probado que la eventual
compensación según la ley civil superaría los 209.000 pesos, una cifra tres veces mayor que la
resultante de aplicar el artículo 39 de la LEY DE RIESGOS DEL TRABAJO.

En cambio, para los otros tres jueces -Petracchi, Zaffaroni y Highton de Nolasco- la
inconstitucionalidad de la norma podía ser declarada en abstracto. No estimaron necesario
saber si la diferencia entre ambas indemnizaciones era significativa para invalidar una norma
que impide demandar ante los tribunales civiles. Además sostuvieron que el artículo era
censurable, en la medida en que privaba al trabajador, por su sola condición de tal, “de
acceder a la justicia en procura del amparo de sus derechos que, paradójicamente, tienen
expreso y especial reconocimiento en la Ley Fundamental”.

El máximo tribunal hizo hincapié en el artículo 14 bis de la Constitución Nacional que afirma


que “el trabajo en sus diversas formas gozará de la protección de las leyes” y éstas asegurarán
DERECHO CONSTITUCIONAL I - FALLOS

al trabajador “condiciones dignas y equitativas de labor”. Además citó disposiciones en el


mismo sentido, contempladas por tratados de derechos humanos con igual jerarquía.

En conclusión, aseveró que “si el régimen anterior al de la LEY DE RIESGOS DEL TRABAJO había
demostrado su fracaso para proveer una reparación integral y oportuna a quien sufre las
consecuencias del siniestro, lo cierto es que su reemplazo, supuesto que hubiese logrado
mejorar la reparación en términos de oportunidad, importó un franco retroceso del predicado
carácter integral, por vía del artículo 39”.

Esta decisión dio lugar a una duplicación del reclamo. Por un lado, se mantiene la obligación
para las aseguradoras de pagar la indemnización hasta el límite que establece la LEY DE
RIESGOS DEL TRABAJO. Por otro, la diferencia entre la cifra tasada en la ley y la que surja de la
aplicación de los criterios de responsabilidad civil, debe ser reclamada en un juicio civil. En
principio, es el empleador quien debe pagarla. Sin embargo, algunos jueces también están
determinando que las ART cubran este monto.

Repercusiones del fallo: Una vez más, se produjo una fuerte polémica entre las entidades que
agrupan a las empresas y a las ART y las que representan a los trabajadores. El sector
empresario advirtió que el fallo ahuyentaría inversiones y elevaría el costo laboral.
Denunciaron que causaría incertidumbre, en la medida en que hace imposible prever el monto
que deberá soportar la empresa ante un accidente, y no establece el modo de cubrir ese
riesgo.

Por último, alertaron sobre el posible resurgimiento de prácticas abusivas y el daño que ello
podría causar, principalmente a las pequeñas y medianas empresas, sin capacidad financiera ni
económica para afrontar indemnizaciones abultadas.

Todos concordaron en que una probable solución podía ser el aumento de los topes fijados por
la LEY DE RIESGOS DEL TRABAJO, de modo de garantizar una reparación integral a los
trabajadores que sufrieron un accidente o enfermedad.

Por otro lado, los representantes de los trabajadores estuvieron conformes con la decisión de
la Corte, y dijeron que ponía fin a un sistema pensado con la lógica de los ‘90, cuando el
trabajo sólo era concebido como una mercancía y los derechos de los trabajadores como una
variable más del mercado laboral. Sostuvieron que la única solución autorizada por la
Constitución Nacional es que los trabajadores reciban una indemnización integral, que de
ningún modo puede ser restringida por una ley. A la vez reafirmaron que no es posible
mantener un sistema que discrimine a los empleados respecto del resto de las personas, que sí
pueden exigir indemnizaciones por la vía civil.

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