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Resolución: La Corte Suprema hace lugar al recurso y revoca el fallo de la Cámara, ya que
entiende que el Art. 6 de la ley 20.771 es inconstitucional por invadir la esfera de la libertad
personal exenta de la valoración de los magistrados.
Argumentos: No basta la sola posibilidad potencial de que una conducta trascienda la esfera
privada para incriminarla, sino que es necesaria la existencia en concreto de un peligro para la
salud pública. Debe distinguirse entre la ética privada reservada por la Constitución al juicio de
Dios, y la ética colectiva referida a bienes o intereses de terceros.
El Dr. Petracchi sostuvo que el adicto al consumo de estupefacientes es un enfermo, y debe ser
tratado como tal, planificando sistemas de ayuda y reincorporación a la sociedad.
Disidencia Dres. Fayt y Caballero Consideran que no es impugnable el Art. 6 de la ley 20.771 en
cuanto incrimina la simple tenencia de estupefacientes para uso personal, ya que existe un
área de defensa social que puede ser más o menos ampliada de acuerdo a la valoración de los
bienes que se desea proteger, por lo tanto basta, para ellos, con la mera posibilidad, esto es el
peligro de daño al bien resguardado, para justificar que dicha acción resulte incriminada.
C.S (Holding): Declara la inconstitucionalidad del ART.14 y el Art.19 CN. y deja sin efecto la
sentencia apelada. Dado que la cantidad de marihuana que poseía el imputado al momento
del allanamiento, es abalada y permitida para consumo personal mediante el ART 14 CN.
Argumentos: La Corte dictamina que el adicto es una víctima, junto con su familia, y que este
es el último eslabón de la gran cadena del narcotráfico. La tenencia de una cantidad apta para
el consumo personal no debería estar penada ya que es parte del ámbito privado (‘la adicción
es un problema de salud y no debe encarcelarse a los afectados’ – Juez Fayt).
La Corte decide ignorar el precedente del fallo Montalvo ya que contrariamente a su objetivo
de combatir y disminuir el comercio de estupefacientes, éste había aumentado, lo que la corte
acusa a la interpretación restrictiva de los derechos individuales. Se presta también atención a:
las nuevas estadísticas de la ONU, que nos posicionan como importante país productor y
consumidor de drogas, lo cual impulsa a los jueces de la Corte a querer generar un cambio; y
también a los tratados de DDHH que se añadieron, con jerarquía constitucional,
particularmente a sus cláusulas sobre el derecho a la privacidad y su vinculación con el
principio de autonomía personal (válido siempre y cuando el comportamiento no resulte
ostensible).
Las conductas que ampara la Corte al resolver el fallo Arriola son aquellas que no traigan
aparejado un peligro concreto o un daño a derechos o bienes de terceros, y nadie puede ser
arrestado por mera peligrosidad o potencialidad de riesgo, con lo cual se refiere
particularmente a la jurisprudencia internacional y la prevención de atacar a sujetos con
antecedentes en este tipo de penalidades.
Pedro Hooft, nacido en Holanda, obtuvo su nacionalidad argentina en el año 1965. Cursó sus
estudios completos en ARGENTINA y ejercía a la fecha el cargo de titular del Juzgado en lo
Penal Nº1 de Mar del Plata.
Datos relevantes: Se refleja en este caso el Derecho a la igualdad e idoneidad (ART.16 CN),
principios de igualdad y de no discriminación.
DERECHO CONSTITUCIONAL I - FALLOS
Disidencia del Juez Belluscio argumentando que los requisitos contemplados en al Art 177. CN
no son nuevos pues son anteriores a la reforma de 1994, por lo tanto, sostiene que el actor al
iniciar su carrera judicial tenía pleno conocimiento de la existencia de dicha restricción y se
sometió voluntariamente a ella.
C.S (Resolución final del caso = Holding): El Art.177 CN carece de razonabilidad por ser
contrario al principio de igualdad (ART.16 CN). Por lo tanto, se declara la inconstitucionalidad
del ART.177 CN DE LA Pcia. De Bs. As.
Hechos:
Acusador:
Acusado:
Resolución:
Arancibia apeló esta sentencia tanto por su declaración de responsabilidad en la muerte del
matrimonio Prats como por su participación en la asociación ilícita dedicada a cometer los
delitos mencionados.
En lo que aquí interesa, la Cámara Nacional de Casación Penal revocó la condena por su
DERECHO CONSTITUCIONAL I - FALLOS
participación en la asociación ilícita. El fundamento fue que este delito no era de lesa
humanidad y que se encontraba prescripto.
Decisión de la Corte: Por unanimidad, la Corte consideró que por razones formales no podía
revisar la manera en que Casación había aplicado la ley penal. Sin embargo, resolvió que debía
de oficio -es decir, por su propia iniciativa- analizar si el delito estaba prescripto o no, porque
se trataba de una cuestión de orden público. En este sentido, resolvió que según el derecho
internacional de los derechos humanos, la participación en una asociación ilícita destinada a
cometer delitos de lesa humanidad también constituía un delito de lesa humanidad y que, por
lo tanto, el delito no había prescripto (Voto de los jueces Zaffaroni, Highton, Petracchi,
Boggiano, Maqueda. En disidencia Fayt, Vázquez y Belluscio).
Los jueces Zaffaroni, Highton, Petracchi, Boggiano y Maqueda concordaron en tres puntos
centrales:
Finalmente, los jueces decidieron que sancionar a Arancibia por este delito no violaba el
principio constitucional de irretroactividad de la ley penal. Los jueces que votaron en
disidencia sostuvieron que debía declararse la prescripción del delito porque, de lo contrario,
se violaría el principio constitucional de legalidad, que prohíbe aplicar en forma retroactiva una
ley más gravosa dictada con posterioridad a la comisión del delito.
Fundamentos: El a quo sostuvo que “por virtud de los límites objetivos fijados en los Arts. 458
a 462 del Código Procesal Penal no hay posibilidad de recurso de casación ni
inconstitucionalidad… y la causa ha fenecido en instancia única, por lo que su sentencia es final
y contra ella cabe el recurso extraordinario de apelación”
La Corte expresó que ante la reforma constitucional de 1994 que ha conferido jerarquía
constitucional a varios acuerdos internacionales (Art. 75, inc. 22, parr. 2), corresponde
determinar si dentro del ordenamiento procesal penal existen el órgano y los procedimientos
para dar adecuada satisfacción a la garantía constitucional en cuestión.
La Cámara de Casación Penal ha sido creada, precisamente, para conocer, por vía de los
recursos de casación e inconstitucionalidad – y aun de revisión – de las sentencias que dicten,
sobre los puntos que hacen a su competencia, tanto los tribunales orales en lo criminal como
los juzgados en lo correccional.
“Que lo expuesto determina que la forma más adecuada para asegurar la garantía de la doble
instancia en materia penal prevista en la Convención Americana sobre Derechos
Humanos (Art. 8, inc. 2, ap. h), es declarar la invalidez constitucional de la limitación
establecida en el Art. 459, inc. 2 del Código Procesal Penal de la Nación, en cuanto veda la
admisibilidad del recurso de casación contra las sentencias de los tribunales en lo criminal en
razón del monto de la pena”.
“Que, en consecuencia, a esta Corte, como órgano supremo de uno de los poderes del
Gobierno Federal, le corresponde – en la medida de su jurisdicción – aplicar los tratados
internacionales que el país esta vinculado en los términos anteriormente expuestos, ya que de
lo contrario podría implicar responsabilidad de la Nación frente a la comunidad internacional.
Por consiguiente, la tolerancia del Estado a circunstancias o condiciones que impidan a los
individuos acceder a los recursos internos adecuados para proteger sus derechos, constituye
DERECHO CONSTITUCIONAL I - FALLOS
una violación del Art. 1.1 de la Convención (opinión consultiva Nº 11/90 del 10/8/90 –
“excepciones al agotamiento de los recursos internos” – párr. 34). Garantizar comprende,
asimismo, “el deber de los Estados parte de organizar todo el aparato gubernamental y, en
general, todas las estructuras a través de las cuales se manifiesta el ejercicio del poder público,
de manera tal que sean capaces de asegurar jurídicamente el libre y pleno ejercicio de los
derechos humanos” (id., parágrafo 23).”
Por todo esto se declara procedente la queja y el recurso extraordinario y se deja sin efecto el
pronunciamiento apelado.
BRAMAJO (1996)
Antecedentes del caso: Hernán J. Bramajo, detenido en julio de 1992, fue acusado por el Fiscal
por el delito de homicidio calificado y solicitó que se le aplicase la pena de reclusión perpetua
con la accesoria de reclusión por tiempo indeterminado, en virtud de la gravedad del hecho,
cometido en concurso material con el de robo doblemente agravado por haber sido cometido
con armas, en poblado y en banda.
La juez de primera instancia, al cumplir Bramajo los tres años de prisión preventiva, sin que
hubiese concluido la causa, concedió la excarcelación del procesado, con caución real debido a
la gravedad de los delitos que le fueran atribuidos, la pena solicitada por el fiscal y la
circunstancia de registrar una condena anterior. El tribunal lo hizo por aplicación mecánica del
Art. 1º de la ley 24.390.
La medida judicial fue apelada por el Ministerio Público pero la Sala 4ª de la Cámara Nacional
de Apelaciones en lo Criminal y Correccional de la Capital Federal, la confirmó, por lo que la
Fiscalía de Cámara interpuso recurso extraordinario federal.
El argumento del Ministerio Público versaba en cuestionar la validez del artículo 1º de la ley
24.390 (también conocida como ley del 2 x 1) puesto que estaría en conflicto con lo dispuesto
en el Art. 7º inc. 5 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
Art. 7º inc. 5, CADH: “Toda persona detenida o retenida debe ser llevada, sin demora, ante un
juez u otro funcionario autorizado por la ley para ejercer funciones judiciales y tendrá derecho
a ser juzgada dentro de un plazo razonable o a ser puesta en libertad, sin perjuicio de que
continúe el proceso. Su libertad podrá estar condicionada a garantías que aseguren su
comparecencia en el juicio.”
Ley 24.390: (reglamentaria del Art. 7º inc. 5 de la CADH) Determina un plazo fijo de dos años,
con una prórroga de un año y otra de seis meses, para los procesados que habiendo cumplido
aquel lapso de detención en prisión preventiva, no hubiesen sido juzgados en forma definitiva
(arts. 1 y 2)
Además dispone que transcurrido el plazo mencionado, se computará por un día de prisión
preventiva dos días de prisión o uno de reclusión (Art. 7)
Básicamente, la Corte resuelve un conflicto entre distintos intereses: por un lado la garantía de
un plazo razonable de detención en prisión preventiva para los acusados de un delito y del
principio de inocencia y, por el otro, el derecho de la sociedad a que se cumpla la ley y se
encarcele a quienes delinquen.
El fallo establece:
obtener la libertad intentará burlar la acción de la justicia, por lo que debe revocarse la
excarcelación otorgada.
Holding: Desde que la Convención Constituyente del ‘94 definió al Ministerio Público como un
órgano extra–poder de naturaleza bicéfala, independiente de los poderes del Estado,
confiándole la función de promover la actuación de la justicia en defensa de la legalidad y de
los intereses generales de la sociedad, la posibilidad de que otro organismo del Estado, por
decisión unilateral de uno de sus poderes, se arrogue personería para actuar en un proceso
criminal, está totalmente excluida.
El periódico rechazó la pretensión de Petric y éste promovió demanda en base al derecho que
le garantiza el art. 14 de la Convención Americana sobre derechos humanos.
Tanto en primera como en segunda instancia la Justicia hizo lugar a la pretensión de Petric.
El Diario Página 12 debió llegar a la Corte mediante el recurso de hecho (queja) por haber sido
denegado el extraordinario en la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil (sala E).
El decisorio: Las aplicaciones del caso “Petric” están vinculadas a dos aspectos fundamentales
del Derecho Constitucional: la operatividad del denominado derecho de réplica, rectificación o
respuesta y la eventual colisión del mismo con la libertad de prensa.
Este resumen didáctico toma exclusivamente el segundo aspecto porque es el que requiere el
análisis en el marco de la supremacía constitucional que requiere el programa de Derecho
Constitucional I.
Aspectos relevantes del fallo en el punto acotado: Si bien el fallo fue resuelto con la única
disidencia del doctor A. Belluscio, solamente tres de los ministros suscribieron el mismo
despacho y otros cinco particularizaron sus votos por separado. Si bien existen coincidencias
entre los votos, no queda expresada la mayoría del Alto Tribunal en todos los puntos tratados.
Entre los aspectos más significativos para el estudio del tema supremacía, señalamos:
1. Los términos en que está redactado el inciso 22 del art. 75º de la CN indican que los
constituyentes efectuaron previamente un “juicio de comprobación”, en virtud del
cual cotejaron los tratados con los artículos de la CN y verificaron que no se produjese
ninguna derogación de éstos últimos.
DERECHO CONSTITUCIONAL I - FALLOS
2. Por consiguiente, se desprende que existe armonía o concordancia entre los tratados y
la Constitución (a juicio de los constituyentes). Sería un contrasentido atribuir a los
constituyentes una imprevisión en tal sentido.
3. Los poderes constituidos (legislativo, ejecutivo y judicial) no pueden desconocer o
contradecir con sus actos, lo que el poder constituyente ha establecido.
4. La Corte ha señalado en fallo anterior (Fallos, 264:416) que debe practicarse una
“interpretación dinámica” de la Constitución nacional, para facilitar el adecuado
progreso de la comunidad nacional que debe acompañar y promover la Ley
Fundamental.
5. Esta interpretación ha de realizarse de modo que resulte un conjunto armónico de
disposiciones con una unidad coherente.
6. Además, el Alto Tribunal tiene dicho (Fallos, 167:121 entre varios otros) que para
lograr tal unidad, la recta inteligencia de sus cláusulas no alterará el equilibrio del
conjunto, dentro del cual cada parte ha de interpretarse a la luz de todas las demás. Se
trata de privilegiar las opciones herméticas que maximicen su eficiencia.
7. No puede constituir una conclusión de hermenéutica constitucional válid, aquella que
sostenga que el derecho de respuesta consagrado por el Pacto de San José de Costa
Rica, se opone irreductiblemente a la libertad de prensa que garantizan los artículos 14
y 32 de la CN, pues entre ambos derechos hay una relación de necesaria
complementación en el marco común de la protección de los derechos humanos
fundamentales.
Principales normas involucradas: Constitución Nacional, artículo 99, inc. 5; decreto 1002/89
Los delitos que implican una violación de los más elementales principios de convivencia
humana civilizada quedan inmunizados de decisiones discrecionales de cualquiera de los
poderes del Estado que diluyan los efectivos remedios de los que debe disponer el Estado para
obtener el castigo. Por ello, cualquiera sea la amplitud que tenga el instituto del indulto, él
resulta una potestad inoponible para el supuesto que se indultara a procesados partícipes de
cometer delitos de lesa humanidad, pues, ello implicaría contravenir el deber internacional
que tiene el Estado de investigar, y de establecer las responsabilidades y sanción.
Resulta inocuo que en un caso en que se trata de un delito de lesa humanidad la Corte entre a
analizar si la facultad de indultar prevista en el art. 99 de la Constitución Nacional abarca a los
procesados o no, o si tiene características similares a la amnistía o no, pues en definitiva dicha
potestad del Poder Ejecutivo, así como las amnistías, quedan reservadas para delitos de
distinta naturaleza.
Principales normas involucradas: Arts. 14, 19 y 32 de la Constitución Nacional; art. 1071 bis del
Código Civil
En el caso de personajes célebres cuya vida tiene carácter público o personajes populares, su
actuación pública o privada puede divulgarse en lo que se relacione con la actividad que les
confiere prestigio o notoriedad y siempre que lo justifique el interés general.
DERECHO CONSTITUCIONAL I - FALLOS
Pero ese avance sobre la intimidad no autoriza a dañar la imagen pública o el honor de estas
personas y menos sostener que no tienen un sector o ámbito de vida privada protegida de
toda intromisión. Máxime cuando con su conducta a lo largo de su vida, no ha fomentado las
indiscreciones ni por propia acción, autorizado, tácita o expresamente la invasión a su
privacidad ya violación al derecho a su vida privada en cualquiera de sus manifestaciones
La protección material del ámbito de privacidad es uno de los mayores valores del respeto a la
dignidad de la persona y un rasgo diferencial entre el estado de derecho democrático y las
formas políticas autoritarias y totalitarias. (voto del Dr. Petracchi)
Corresponde admitir la responsabilidad de los diarios demandados toda vez que su proceder
implicó un ejercicio imprudente de su derecho de informar, ya que las noticias en cuestión
aparecen plagadas de subjetividades e inexactitudes respecto del actor, quien es calificado
como integrante de una asociación delictiva dedicada al robo y al tráfico de estupefacientes,
que gastaba su botín en casinos, hipódromos y en diversiones con mujeres.
La supuesta abuela biológica de la niña, S., llamada igual que su hija desaparecida, querelló a
Vázquez y a su esposa, A. M. Ferrá, por los delitos de supresión de estado civil y falsedad
ideológica del acta de nacimiento de la niña.
Hasta el día de hoy, la niña fue criada como hija de ese matrimonio.
En el curso de la investigación penal, los acusados confesaron que habían recibido a la niña en
circunstancias que permitían suponer que era hija de desaparecidos. Además, se corroboró
que el acta de nacimiento era apócrifa.
El juez de primera instancia ordenó extraer una muestra de sangre a la niña, para realizar un
estudio genético y determinar si era nieta de la querellante. En caso de que la joven se negara,
dispuso que la extracción se hiciera mediante el uso de la fuerza.
Pero al momento de ordenar la medida, la niña ya era mayor de edad y apeló la resolución.
Consideraba que podría perjudicar la situación procesal del matrimonio que la había criado,
que vulneraba su integridad física, su derecho a la intimidad, su dignidad -al obligarla a usar su
cuerpo para incriminar a quienes veía como padres- y que le negaba el derecho a no declarar
contra sus progenitores otorgado por el código de procedimiento penal.
Sin embargo, E. Vázquez Ferrá manifestó que no se opondría a la extracción si el resultado no
se usaba contra quienes la habían inscripto y criado como hija.
interés de la sociedad para que esclarezcan y castiguen los delitos de la última dictadura
militar.
La Corte debía decidir cuál de estas pretensiones tenía protección constitucional. Básicamente,
si E. Vázquez Ferrá tenía el derecho constitucional a negarse a un examen cuyo
resultado permitiría determinar si era la nieta de la querellante y avanzar en la investigación
sobre quienes la habían apropiado. Para ello, el tribunal debía analizar también la intención
de E. Vázquez Ferrá de no resistirse al examen si le aseguraban que el resultado no se usaría
como prueba contra quienes ella consideraba sus verdaderos padres.
En otras palabras, para la Corte, el fin de la investigación penal era establecer si la identidad
de E. Vázquez Ferrá había sido alterada, pero no cuál era su verdadera identidad. Los jueces
argumentaron que como ella era una persona adulta, tenía derecho a negarse a conocerla, y
que el reproche penal se dirigía a los Vázquez Ferrá, por haber alterado la identidad de una
menor en el año 1977. Como esta conducta se había acreditado mediante la confesión de los
acusados y con la prueba de la falsedad del acta de nacimiento, la culpabilidad de los
imputados ya estaba probada y no se justificaba la realización de este estudio.
Dentro de esta línea, encontraron fundamentos en las normas de la ley penal que no castigan
a quienes encubren el delito cometido por un familiar o por una persona a la que tienen
especial gratitud o afecto. Para los jueces, servir como prueba en contra de sus “padres” era
una decisión personal e íntima de E. Vázquez Ferrá, protegida por la Constitución Nacional en
el derecho de privacidad -entendida aquí como el ámbito de libertad que cada
persona necesita para vivir según sus principios, y que incluye el derecho a ser el único que
tome las decisiones que pueden afectar sustancialmente su vida personal, con el sólo límite de
que no se vulneren los derechos de un tercero ni el orden y la moral pública.
Teniendo en cuenta estas circunstancias, los jueces estimaron que extraerle sangre por la
fuerza a E. Vázquez Ferrá constituiría una aberración jurídica.
Luego argumentó que nadie tiene un derecho constitucional absoluto, y que la restricción al
derecho a la intimidad de E. Vázquez Ferrá era válida porque la medida aportaría prueba a una
investigación penal (como se dijera, para Maqueda el objeto de este proceso era determinar si
la identidad suprimida de Evelyn era la de la nieta de la querellante).
Por último, el juez señaló que la Convención Interamericana contra la Desaparición Forzada de
Personas, que goza de jerarquía constitucional, ordena a los Estados a identificar a los niños
apropiados nacidos durante la detención de sus padres desaparecidos. Y que ese compromiso
internacional no podía dejarse sin efecto por la mera negativa de la víctima, principalmente
porque la dolorosa situación que este caso le planteaba a E. Vázquez Ferrá era producto
del delito cometido en su contra.
Antecedentes: Una Asociación Civil sin Fines de Lucro Portal de Belén promovió acción de
amparo contra el Ministerio de Salud y Acción Social de la Nación, con el fin de que se le
ordene revocar la autorización y se prohíba la fabricación, distribución y comercialización del
fármaco, cuyo nombre comercial es “Imediat”, pues se trataría de una píldora con efectos
abortivos, encubierta bajo la denominación eufemística de “anticoncepción de emergencia”.
La Cámara, al hacer lugar a la apelación deducida por el Estado demandado, dejó sin efecto el
fallo de la instancia anterior, que ordenó revocar la autorización conferida y prohibir la
fabricación, distribución y comercialización del fármaco mencionado. Contra ese decisorio se
interpuso recurso extraordinario federal. La Corte Suprema, por mayoría, declaró procedente
el recurso, revocó la sentencia y dejó sin efecto la autorización, para la fabricación, distribución
y comercialización del fármaco.
Principales Normas Involucradas: Artículos 75, inc. 22 de la Constitución Nacional; 4.1. del
Pacto de San José de Costa Rica; 6° de la Convención sobre los Derechos del Niño
Estándares aplicables: Ante el carácter plausible de la opinión científica según la cual la vida
comienza con la fecundación todo método que impida el anidamiento debería ser considerado
como abortivo por lo que constituye una amenaza efectiva e inminente al bien jurídico
primordial de la vida que no es susceptible de reparación ulterior.
Toda vez que se acredita una situación que tiende a la salvaguarda del derecho fundamental a
la vida, ello revela la imprescindible necesidad de ejercer la vía excepcional del amparo. Esta
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solución condice con el principio “pro homine” que informa todo el derecho de los derechos
humanos. En tal sentido cabe recordar que las garantías emanadas de los tratados sobre
derechos humanos deben entenderse en función de la protección de los derechos esenciales
del ser humano. Sobre el particular la Corte Interamericana, cuya jurisprudencia debe seguir
como guía para la interpretación del Pacto de San José de Costa Rica, en la medida en que el
Estado Argentino reconoció la competencia de dicho tribunal para conocer en todos los casos
relativos a la interpretación y aplicación de los preceptos convencionales dispuso: “Los
Estados…asumen varias obligaciones, no en relación con otros Estados sino hacia los individuos
bajo su jurisdicción”
A partir de lo dispuesto en los tratados internacionales que tienen jerarquía constitucional (art.
75, inc. 22, de la Ley Suprema), la Corte ha reafirmado el derecho a la vida. Los aludidos pactos
internacionales contienen cláusulas específicas que resguardan la vida de la persona humana
desde el momento de la concepción. En efecto el art. 4.1. del Pacto de San José de Costa Rica
establece: “Toda persona tiene derecho a que se respete su vida. Este derecho estará
protegido por la ley y, en general, a partir del momento de la concepción”. Además todo ser
humano a partir de la concepción es considerado niño y tiene el derecho intrínseco a la vida
(arts. 6.1 de la Convención sobre los Derechos del Niño, 2 de la ley 23.849 y 75, inc. 22 de la
Constitución Nacional). El Código Civil, inclusive, en una interpretación armoniosa con aquellas
normas superiores, prevé en su art. 70, en concordancia con el art. 63 que “Desde la
concepción en el seno materno comienza la existencia de las personas; y antes de su
nacimiento pueden adquirir algunos derechos, como si ya hubiesen nacido”.
Principales Normas Involucradas: Artículos 14 bis, 18, 19, 33, 75 inc. 22, Constitución Nacional
y la Declaración Universal de Derechos Humanos; Declaración Americana de los Derechos y
Deberes del Hombre; Convención Americana sobre los Derechos Humanos; el Pacto
Internacional de Derechos Económicos Sociales y Culturales; ley 23.849 aprobatoria de la
Convención de los Derechos del Niño; la Convención de los Derechos del Niño; Pacto
Internacional de los Derechos Civiles y Políticos, Artículo 86 Código Penal; Artículo 20 de la
Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y Artículo 3, Ley 153, CABA.
Estándares aplicables: Corresponde autorizar la inducción del nacimiento en el caso de un feto
anencefálico, una vez llegado el momento en que el avance del embarazo asegura -dentro del
margen de toda situación vital- el alumbramiento de un niño con plenas posibilidades de
desarrollarse y vivir.
Autorizar, en el caso, la inducción del nacimiento de un feto anencefálico es una decisión con
pleno respeto a la vida desde el momento de la concepción, con gestación de plazo suficiente
-que comienza el curso del octavo mes o trigésima segunda semana-, cuyo resultado no
depende de la acción humana, sino de la trágica condición de este niño por nacer: su carencia
de cerebro producirá, ante un parto normal, su casi inmediata incapacidad de subsistir, debido
a la ausencia de los medios fisiológicos mínimos para la actuación de sus funciones vitales.
La letra y el espíritu de la Convención sobre los Derechos del Niño no amparan sin más la
pretensión de prolongar la vida intrauterina de un feto –anencefálico- que, desdichada e
irremediablemente, morirá a las pocas horas de nacer, como si implicara la defensa de un valor
absoluto, ya que de otro modo estarían vedados, en todos los casos, la inducción de parto y la
cesárea destinados a evitar algún riesgo a la salud de la madre o del “nasciturus”, aun cuando
ya se haya cumplido el período mínimo de gestación.(voto del Dr. Bossert).
Toda vez que el recurrente se limita a declamar en forma abstracta la prioridad del derecho a
la vida del “nasciturus” frente al derecho a la salud de la madre, dicha contraposición persigue
el indudable propósito de otorgar prioridad absoluta al primero, desconociendo la entidad del
segundo, razón por la cual, omite algo fundamental: que el resultado de la ponderación entre
ambos bienes ya fue consagrada por el legislador en el art. 86, segundo párrafo, inc. 1º, del
Código Penal, que no fue cuestionado en su constitucionalidad. Dicha norma -que es regla en
el derecho comparado- establece la impunidad del aborto causado por un médico, con el
consentimiento de la mujer, con el fin de evitar un peligro para la vida o la salud de la madre, y
si este peligro no puede ser evitado por otros medios (Disidencia del Dr. Petracchi).
La eutanasia persigue poner fin a la vida de una persona, finalidad que está ausente en la
acción pretendida, donde sólo se persigue el adelantamiento del parto de un feto
anencefálico. El uso de la expresión “eutanasia involuntaria” –utilizada por el recurrente-,
traiciona a quien la profiere, en tanto no puede dejar de reconocer que el propósito buscado
por la madre no es matar a su hijo, sino poner fin a un embarazo que tiene visos de tortura.
(Disidencia del Dr. Petracchi).
Ellos debían ser aceptados por los médicos según el art. 11 de la ley 26.529 (principio
constitucional de libertad de autodeterminación)
Al ingresar inconsciente no pudo manifestar cuales eran las terapias o procedimientos médicos
que estaba dispuesto a aceptar
El documento por sobre no aceptar transfusiones de sangre fue firmado de puño y letra por
Pablo frente al escribano Notorio R. Strurberg.
por la omisión propia del suicida” que no admitía tratamiento y de ese modo se dejaba morir.
Señaló el tribunal que, al ser el derecho a la vida el bien supremo, no resulta posible aceptar
que la libertad individual se ejerciera de un modo tal que extinguiera la vida misma. Contra esa
decisión se interpuso recurso extraordinario federal. El apelante considera, en primer lugar,
erróneo lo afirmado por el a quo en el sentido de que la negativa a recibir una trasfusión de
sangre resultaba equiparable a un “suicidio lentificado”. Por el contrario, sostiene el
recurrente, el paciente no quiere suicidarse sino que desea vivir, mas no desea aceptar un
tratamiento médico que resulta contrario a sus más íntimas convicciones religiosas. Fundado
en los arts. 14 y 19 de la Constitución Nacional, el recurrente considera que la transfusión de
sangre, ordenada en contra de la voluntad del paciente representa un acto compulsivo que
desconoce y avasalla las garantías constitucionales inherentes a la libertad de culto y al
principio de reserva.
La estructura sustancial del artículo 19 de la Constitución Nacional está dada por el hombre,
que despliega su vida en acciones a través de las cuales se expresa su obrar con libertad. De
este modo, vida y libertad forman la infraestructura sobre la que se fundamenta la
prerrogativa constitucional. En consecuencia, más allá de si el recurrente sea o no creyente de
un determinado culto y de la circunstancia de tener incuestionable poder jurídico para rehusar
ser transfundido sin su consentimiento, teniendo en cuenta que el caso se ha tornado
abstracto, actualmente es inoficioso un pronunciamiento. (voto de los Dres. Barra y Fayt).
Toda vez que el recurrente considera, con fundamento en los arts. 14 y 19 de la Constitución
Nacional, que la transfusión de sangre, ordenada en contra de la voluntad del paciente,
representa un acto compulsivo que desconoce y avasalla las garantías constitucionales
inherentes a la libertad de culto y al principio de reserva, los agravios son idóneos para
habilitar la instancia extraordinaria, pues el recurrente ha cuestionado la inteligencia de
cláusulas constitucionales y la decisión ha sido contraria al derecho fundado en aquéllas. No
empece a ello que los agravios aludidos carezcan de actualidad, pues, dada la rapidez con que
se produce el desenlace de situaciones como la de autos, es harto difícil que, en la práctica,
lleguen a estudio del tribunal las importantes cuestiones constitucionales que aquéllas
conllevan sin que se hayan vuelto abstractas (Disidencia de los Dres. Cavagna Martínez y
Boggiano).
Atento el rol que debe poseer todo tribunal al que se le ha encomendado la función de garante
supremo de los derechos humanos, corresponde establecer que resultan justiciables aquellos
casos susceptibles de repetición, pero que escaparían a su revisión por circunstancias análogas
a las del caso. (Disidencia de los doctores Cavagna Martínez y Boggiano).
Existe una importante diferencia entre el contenido de la acción desplegada por el promotor o
el cómplice de la eutanasia y el de la conducta del objetor de conciencia. Este no busca el
suicidio, sino que, tan solo, pretende mantener incólumes las ideas religiosas que profesa. Por
ello, la dignidad humana prevalece aquí frente al perjuicio que posiblemente cause la referida
ausencia de transfusión sanguínea. (Disidencia de los doctores Cavagna Martínez y Boggiano).
La convivencia pacífica y tolerante también impone el respeto de los valores religiosos del
objetor de conciencia, aunque la sociedad no los asuma mayoritariamente. De lo contrario,
bajo el pretexto de la tutela de un orden público erróneamente concebido, podría violentarse
la conciencia de ciertas personas que sufrirían una arbitraria discriminación por parte de la
mayoría, con perjuicio para el saludable pluralismo de un estado democrático. (Disidencia de
los doctores Cavagna Martínez y Boggiano).
DERECHO CONSTITUCIONAL I - FALLOS
El “derecho a ser dejado a solas” del derecho judicial stadounidense, que ha servido de
fundamento para negarse a recibir tratamientos médicos, y que encuentra su exacta
equivalencia en el derecho tutelado por el art. 19 de nuestra Constitución, no puede ser
restringido por la sola circunstancia de que la decisión del paciente pueda parecer irrazonable
o absurda a la opinión dominante de la sociedad. (Disidencia de los Dres. Belluscio y Petracchi).
Quienes sancionaron la LRT se inclinaron por esta solución atendiendo los reclamos de los
empresarios y de las aseguradoras, que en general desconfían de los tribunales con
competencia laboral, pues tienden a responsabilizarlos de los abusos que hicieron fracasar el
sistema anterior. A su vez, los legisladores entendieron que imponer que la justicia federal
interviniera en estos asuntos permitiría unificar criterios y dar certidumbre y previsibilidad al
sistema -un requisito mínimo y básico de cualquier régimen de seguros- .
Presentación del caso: En octubre del año 1997, Ángel Castillo inició una demanda contra su
empleadora (Cerámica Alberdi S.A.) reclamando 20.757,20 pesos en concepto de reparación
por su incapacidad laboral. En garantía, citó a la Aseguradora de Riesgos del Trabajo “La
Segunda, A.R.T. S.A.”.
Castillo impugnó por inconstitucional la norma descripta, alegando que en aquellos casos
correspondía la intervención de la justicia local y no la federal. Además de las cuestiones
formales de la distribución de competencias , Castillo consideró que sus derechos estarían
mejor protegidos si su caso era tratado por un juez laboral. En definitiva, la Corte Suprema
tenía que determinar cuál era el tribunal que debía conocer en los reclamos por accidentes
laborales: si el federal que indicaba la LRT, o el laboral como solicitaba el demandante. Para
ello, debía interpretar la LRT a la luz de la Constitución Nacional y el reparto de competencias
que allí se hace: las cuestiones de derecho común, como la legislación laboral, son
competencia de los jueces provinciales y no de los federales .
Decisión de la corte: La sentencia de la Corte Suprema llegó siete años después de iniciada la
demanda. El máximo tribunal resolvió que el artículo 46 de la LRT era inconstitucional y, por lo
tanto, que las decisiones de las comisiones médicas debían ser revisadas por la justicia laboral
y no la federal. (Voto de los jueces Petracchi, Belluscio, Fayt, Boggiano, Maqueda, Zaffaroni, y
Highton de Nolasco). Los magistrados afirmaron que el régimen de reparaciones que dispone
la LRT es de carácter común y no federal, y que el Congreso Nacional no puede cambiar la
condición local de aquellas normas.
Repercusiones: Esta sentencia fue bien recibida por los representantes de los trabajadores y
con preocupación por las organizaciones que nuclean a las ART. Los primeros dijeron que
promovía la protección de los trabajadores pues sus reclamos serían atendidos por un juez
laboral, que debido a su especialidad, garantizaría mejor sus derechos. También celebraron el
respeto por el diseño institucional, en la medida en que se otorgó a los jueces laborales, y no a
los federales, la resolución de las cuestiones relativas a los accidentes de trabajo.
Es posible que tales reacciones hayan surgido en función del concepto que tienen estos
sectores sobre los jueces laborales. Como dijéramos, los responsabilizan de haber posibilitado
la existencia de ciertos abusos, que beneficiaron principalmente a los abogados que
patrocinaban las causas laborales.
que dicha organización constituiría una emulación del “Partido Alemán Nacional Socialista de
los Trabajadores” de la década del 30. Sustentó tal conclusión a partir de que las prácticas y los
símbolos utilizados eran comunes con los del régimen que instauró una teoría basada en la
superioridad racial, todo lo cual resultaba agraviante para los derechos humanos más
elementales. Contra ese pronunciamiento, se interpuso recurso extraordinario, que fue
concedido en cuanto a la cuestión federal alegada. La Corte Suprema de Justicia de la Nación
declaró procedente el recurso y confirmó la sentencia.
Estándares aplicables: Negar autorización a una agrupación política (Partido Nuevo Triunfo),
identificada con el régimen nazi, supera los cuestionamientos basados en el derecho a la
igualdad tanto desde el punto de vista del criterio amplio cuanto del más estricto impuesto por
las cláusulas antidiscriminatorias, ya que el régimen de partidos políticos distingue a las
organizaciones cuyo programa político incluya la promoción del desprecio u odio racial,
religioso o nacional y ello responde a una finalidad sustantiva que el Estado no puede en
modo alguno soslayar ni demorar.
Corresponde confirmar la sentencia que -en los términos del art. 7º de la ley 23.298- denegó el
reconocimiento de la personería jurídico-política al Partido Nuevo Triunfo, ya que no cabe
otorgarle la posibilidad de que condicione, mediante la obtención de su solicitud, los aspectos
DERECHO CONSTITUCIONAL I - FALLOS
más íntimos de la vida política nacional, e incluso la acción de los poderes gubernamentales,
de modo que de él también dependa, en gran medida, lo que ha de ser, en los hechos, la
democracia del país. (Del voto del doctor Fayt).
HECHOS: En 1997, Aquino -de 29 años de edad- sufrió un accidente en su trabajo. El joven se
desempeñaba como operario de un autoelevador y, por instrucciones de su empleador, estaba
colocando una membrana en el techo de chapa de un depósito de camiones de la empresa.
En esas circunstancias cayó desde la altura de diez metros, cuando una de las chapas cedió.
El accidente dio lugar a un juicio y a una nueva discusión sobre la validez constitucional del
artículo 39 de la LEY DE RIESGOS DEL TRABAJO, que impide que los empleados que sufrieron
accidentes o enfermedades laborales persigan el cobro de la indemnización por la vía civil.
La relevancia práctica de esta cuestión reside en que, por lo general, las indemnizaciones
obtenidas por aplicación de las normas civiles pueden ser más altas que las tasadas en la LRT.
Como se ha explicado, el reclamo por vía civil incluye rubros como el daño moral, estético,
psíquico, a la vida de relación, el derecho a la integridad personal, la protección de la honra y
de la dignidad, del nivel de vida adecuado, de la familia y de la propiedad privada, por lo que
permite intentar un reclamo por la totalidad del daño operado. Pero a su vez, una
indemnización previamente tasada como la que regula la LRT juega en favor de la
previsibilidad, un factor esencial para el funcionamiento eficaz de todo sistema de seguros.
En esta disputa, los trabajadores argumentan que su exclusión del régimen civil de
responsabilidad importa un trato desigual, ya que serían los únicos a quienes no se les aplicara
una normativa que es más beneficiosa que el régimen de la LEY DE RIESGOS DEL TRABAJO.
También aducen que la LEY DE RIESGOS DEL TRABAJO no garantiza una reparación integral del
daño, pues a diferencia de la ley civil, no contempla los demás rubros mencionados.
Este grupo alega que no hay motivos para que el Código Civil sea el único sistema de respuesta
a todas las situaciones de responsabilidad.
Afirman que el ámbito laboral es específico y diferenciado de la vida cotidiana y que, por ello,
la LEY DE RIESGOS DEL TRABAJO prevé posibles daños de acuerdo con parámetros
preestablecidos.
También sostienen que las diferencias en los montos indemnizatorios que eventualmente
surgieran de la aplicación de la LEY DE RIESGOS DEL TRABAJO o el Código Civil, se ven
compensadas, en tanto la LEY DE RIESGOS DEL TRABAJO fija un mecanismo rápido y
automático de prestaciones en dinero y en especie, por el que los trabajadores quedan a salvo
de litigios judiciales y de las probables insolvencias de los empleadores. Por último, expresan la
necesidad de previsibilidad en el sistema de seguros, que únicamente se logra al tasar
de antemano los daños reparables, para poder calcular el monto que las empresas deben
pagar en concepto de prima.
Así, sólo tres jueces -Maqueda, Belluscio y Boggiano - de los seis que firmaron la sentencia se
remitieron a su precedente “Gorosito”, al afirmar que la posibilidad de reclamar civilmente
quedaba supeditada a la comprobación de una diferencia sustancial
entre ambas indemnizaciones. Estos magistrados consideraron probado que la eventual
compensación según la ley civil superaría los 209.000 pesos, una cifra tres veces mayor que la
resultante de aplicar el artículo 39 de la LEY DE RIESGOS DEL TRABAJO.
En cambio, para los otros tres jueces -Petracchi, Zaffaroni y Highton de Nolasco- la
inconstitucionalidad de la norma podía ser declarada en abstracto. No estimaron necesario
saber si la diferencia entre ambas indemnizaciones era significativa para invalidar una norma
que impide demandar ante los tribunales civiles. Además sostuvieron que el artículo era
censurable, en la medida en que privaba al trabajador, por su sola condición de tal, “de
acceder a la justicia en procura del amparo de sus derechos que, paradójicamente, tienen
expreso y especial reconocimiento en la Ley Fundamental”.
En conclusión, aseveró que “si el régimen anterior al de la LEY DE RIESGOS DEL TRABAJO había
demostrado su fracaso para proveer una reparación integral y oportuna a quien sufre las
consecuencias del siniestro, lo cierto es que su reemplazo, supuesto que hubiese logrado
mejorar la reparación en términos de oportunidad, importó un franco retroceso del predicado
carácter integral, por vía del artículo 39”.
Esta decisión dio lugar a una duplicación del reclamo. Por un lado, se mantiene la obligación
para las aseguradoras de pagar la indemnización hasta el límite que establece la LEY DE
RIESGOS DEL TRABAJO. Por otro, la diferencia entre la cifra tasada en la ley y la que surja de la
aplicación de los criterios de responsabilidad civil, debe ser reclamada en un juicio civil. En
principio, es el empleador quien debe pagarla. Sin embargo, algunos jueces también están
determinando que las ART cubran este monto.
Repercusiones del fallo: Una vez más, se produjo una fuerte polémica entre las entidades que
agrupan a las empresas y a las ART y las que representan a los trabajadores. El sector
empresario advirtió que el fallo ahuyentaría inversiones y elevaría el costo laboral.
Denunciaron que causaría incertidumbre, en la medida en que hace imposible prever el monto
que deberá soportar la empresa ante un accidente, y no establece el modo de cubrir ese
riesgo.
Por último, alertaron sobre el posible resurgimiento de prácticas abusivas y el daño que ello
podría causar, principalmente a las pequeñas y medianas empresas, sin capacidad financiera ni
económica para afrontar indemnizaciones abultadas.
Todos concordaron en que una probable solución podía ser el aumento de los topes fijados por
la LEY DE RIESGOS DEL TRABAJO, de modo de garantizar una reparación integral a los
trabajadores que sufrieron un accidente o enfermedad.
Por otro lado, los representantes de los trabajadores estuvieron conformes con la decisión de
la Corte, y dijeron que ponía fin a un sistema pensado con la lógica de los ‘90, cuando el
trabajo sólo era concebido como una mercancía y los derechos de los trabajadores como una
variable más del mercado laboral. Sostuvieron que la única solución autorizada por la
Constitución Nacional es que los trabajadores reciban una indemnización integral, que de
ningún modo puede ser restringida por una ley. A la vez reafirmaron que no es posible
mantener un sistema que discrimine a los empleados respecto del resto de las personas, que sí
pueden exigir indemnizaciones por la vía civil.