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Diplomado en Psicoterapia Infantil con Juego

Material de lectura
Módulo III – Técnicas en Terapia de Juego

Involucrando a las Familias en el Juego Terapéutico


Eliana Gil
Barbara Sobol

Un trabajador social del Departamento de Servicio Social refirió a nuestra


clínica a una madre, un padre y una niña de 10 años de edad, con una
consulta específica: ¿la familia está lista para recibir de regreso en casa a un
padre que abusa sexualmente? La terapeuta había tratado varias sesiones
con terapia verbal y aún se sentía intranquila e insegura, incapaz de señalar
con precisión su preocupación. Consultó conmigo, y sugerí que tratara una
sesión de familia con títeres. Después de pedirle a la familia que eligiera
títeres y construyera una historia con un principio, un desarrollo y un final, la
familia dijo la siguiente historia: Una madre y una hija, que vivían juntas,
estaban preocupadas acerca de cómo mantenerse a salvo de una abeja que
volaba alrededor de ellas, tratando de picarlas. Trataban de ahuyentar a la
abeja, construyeron redes alrededor de la casa y utilizaron pesticidas, pero la
abeja persistía hasta que finalmente le pico a la niña. La niña fue rápido al
consultorio del doctor y éste le dijo que sería muy importante que se
asegurara de estar a salvo de otros piquetes de abeja. Entonces la niña
enfrentó a la abeja, insistiendo en que debía permanecer alejada y fue a
hablar con sus amigos de la abeja para que tuvieran cuidado de que no
picara alguien más. Por su parte la madre dijo que sentía que era muy difícil
mantener alejada a la abeja ya que era pequeña y escurridiza. Al final de la
historia, y mientras los miembros de la familia guardaban sus títeres, una vez
más la abeja se abalanzó y le pico a la niña. Cuando la terapeuta señaló
esto, el padre, ahora quitándose el títere de abeja dijo, “no fue un piquete,
fue un beso”. La madre y la hija dijeron que parecía un piquete, no un beso.
La terapeuta concluyó que para esta familia no era seguro que se reunieran
todavía, en especial debido a que el padre no podía distinguir la diferencia
entre un piquete y un beso, y madre e hija no se podían sentir a salvo con
una abeja que no podían controlar. Además se recomendó terapia específica
para el padre como ofensor, así como un tratamiento de seguimiento para la
madre y la hija.

Una Explicación Razonada para el Uso del Juego con la Familia

Los terapeutas familiares tienen una extensa historia de creatividad y


pensamiento original. Detestando dormirse en sus laureles, sus recientes
innovaciones incluyen terapias constructivistas, narrativas y enfocadas a la
solución de problemas. Muchos libros promueven la aplicación de estas
1
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técnicas con niños (Araoz & Carrese, 1996; Freeman, Epston, &Lobovitz,
1997; Smith & Nylund, 1997).

Parece confuso que, en este contexto de teoría y técnica imaginativa y


lúdica, se le ha dado una atención relativamente limitada al uso de técnicas
específicas diseñadas para atraer la participación total de niños pequeños en
las sesiones familiares. Miller (1994) en forma atinada señala hacia la
territorialidad y exclusividad tanto en modelos familiares como en modelos de
terapia de juego como una de las razones para esta falta de integración. Por
otro lado, enfatiza un consenso creciente de que el juego en la terapia
familiar tiene un impacto positivo y señala, “la metáfora le permite a los niños
expresarse durante el juego, una perspectiva de desarrollo menos intimidante
que enfrentar verbalmente a sus padres” (p. 15). Green (1994) sugiere que la
falta de capacitación en el uso del juego dentro de la terapia familiar, evita
que los clínicos utilicen este medio. Señala que la capacitación en terapia
infantil tristemente ha estado ausente de su currícula principal, y clama por la
incorporación de estas técnicas para desarrollar confianza y motivación en
los terapeutas familiares que trabajan con niños.

Muchos autores han alentado a los terapeutas familiares y a otros clínicos


para que mantengan al niño en primer plano, no sólo durante las sesiones de
evaluación, sino también durante el proceso de tratamiento (Andreozzi, 1996;
Combrinck – Graham, 1989; Kilpatrick & Holland, 1995; Wachtel, 1994;
Zilbach, 1986). Pocos escritos se han enfocado en el uso del juego en la
terapia familiar (Ariel, 1992; Gil, 1994; Griff, 1983; Schaefer & Carey, 1994) o
la integración del juego como una forma de fomentar las interacciones familia
– niño (B. Guerney, 1964; L. Guerney, 1997).

Observando el Juego Terapéutico Familiar

La mayoría de los terapeutas familiares son hábiles en la observación de las


interacciones familiares. La capacitación en terapia familiar enfatiza la
observación de videocasetes clínicos, sesiones familiares en vivo y equipos
de reflejo. Los terapeutas aprenden a observar familias en detalle minucioso,
documentar factores tales como estructura jerárquica y organización, límites,
estilos de comunicación, conexiones emocionales y muchas variables sutiles
como cohesión familiar, rigidez y acceso a recursos internos o externos. El
amplio contexto cultural de la familia se considera muy relevante para el
funcionamiento familiar, y los clínicos están alentados a observar a la familia
poniendo atención a las variables de clase y género (véase, por ejemplo,
Bogard, 1991; Gibbs & Huang, 1998; Ho, 1987; McGoldrick, Anderson, &
Walsh, 1991; Wen – Shing & Hsu, 1991).

Dinámica Familiar
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Obviamente, una observación enfocada de las interacciones familiares ayuda


en el proceso de evaluación y tratamiento. Otro punto valioso de información
útil puede obtenerse mediante la observación de las dinámicas de juego
familiares. En específico, la integración de tareas de juego dentro de las
sesiones familiares les brinda a los terapeutas oportunidad de introspección
dentro de las siguientes categorías:

● Habilidad y deseo de organizarse alrededor de una tarea. Cuando se


le pide a los miembros de una familia que participen en una actividad
de bajo riesgo o baja demanda, los clínicos observan la habilidad de la
familia para cooperar entre ellos; estilos de liderazgo; uso de sistemas
democráticos o autocráticos; la utilización y delegación del poder;
alianzas y colusiones; quién está incluido o excluido; habilidad para
negociar y alcanzar consensos; y relación con el éxito, fracaso o
estancamiento.
● Nivel de contacto. Cuando los miembros de la familia cooperan en una
actividad de juego, los clínicos pueden documentar el uso, abuso o
exclusión de contacto físico; tipo y nivel de contacto afectivo; si se
realiza y tolera un contacto genuino o falso; y si el contacto aparece
cómodo o incómodo, recompensa o no.
● Nivel de disfrute. Cuando se introduce una actividad de juego en el
contexto de la terapia, los miembros de la familia pueden experimentar
alegría, espontaneidad, aumento de energía y una sensación de
disfrute y sorpresa. Los clínicos pueden distinguir si el disfrute familiar
es bajo, moderado o elevado, y si miembros específicos de la familia
fomentan u obstaculizan el disfrute y la relajación.
● Nivel de introspección. Conforme los miembros de la familia se
introducen en actividades de juego, el proceso de crear o construir, al
igual que el producto final, puede producir introspecciones individuales
o colectivas. Las discusiones que atañen al proceso o contenido
pueden utilizarse para descubrir asuntos camuflajeados que quizá
sorprendan, asusten o dejen perpleja a la familia.
● Inconsciente colectivo. Conforme se les pide a las familias que
seleccionen o creen símbolos con los objetos y desarrollen materiales
temáticos tanto individual como colectivamente, el inconsciente
colectivo se propaga. De acuerdo a Jung (1964) todos estamos
conectados simbólicamente con nuestro desarrollo histórico y
primitivo, por lo que ciertas imágenes o arquetipos comunican
significado a un nivel inconsciente.

La terapia de juego familiar proporciona suficientes datos sobre el interjuego


entre temas individuales y sistémicos y sobre cómo los miembros de la
familia contribuyen y reaccionan entre ellos, construyendo un estilo de
organización que puede ayudar u obstaculizar cuando surgen dificultades.
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Proceso y Contenido
La observación del juego familiar se da principalmente en dos niveles:
proceso y contenido.

Proceso
Para ilustrar el proceso puede ser interesante el nivel de entusiasmo,
desinhibición, creatividad, intensidad y placer con los cuales un individuo se
acerca y compromete en la tarea. Algunas personas que se ven tensas y
deprimidas emocionalmente parecen volver a la vida cuando manipulan
títeres, pintan animadamente sobre un lienzo, o utilizan sus manos para crear
objetos tridimensionales. Es interesante observar individuos que sobre todo
se expresan verbalmente tratar de hacerlo con expresiones no verbales, y de
la misma manera es fascinante presenciar el surgimiento de la expresión
verbal en respuesta directa a las imágenes simbólicas. Al mismo tiempo, es
posible que el entusiasmo y la creatividad de las personas disminuyan
conforme responden a las demandas de los demás miembros de la familia
involucrados en la tarea colectiva.

La información del proceso también incluye diferencias de estilo: algunos


miembros de la familia trabajan solos; algunos buscan aprobación constante,
es posible que imiten o encuentren estimulación en el trabajo de otros.
Algunos miembros de la familia se vuelven reservados acerca de sus
proyectos, mostrándolos sólo después de que otros han mostrado los suyos,
incluso requiriendo de un empujón y aprobación para revelar sus productos.
Otros trabajan duro para obtener atención. Es obvio que el nivel y tipo de
comunicación verbal y no verbal tendrá un impacto sobre el resultado. Por
ejemplo, algunos padres o parejas en forma constante presionan, provocan,
cuestionan, ridiculizan o se apoyan uno al otro. Algunas veces los miembros
de la familia son severos y duros, señalan y se ríen del trabajo de otros.
Otras veces son extremadamente amables y alentadores, realizan
comentarios positivos, muestran interés o piden información. La tabla 13.1
proporciona un ejemplo de las categorías de observación que pueden
observarse y medirse durante las sesiones de juego familiar. Como puede
observar, algunas de estas categorías son cuantitativas (por ejemplo, número
de declaraciones positivas que se realizaron) y otras son cualitativas (tipo de
afecto).

Contenido
Cuando se habla del contenido, la segunda dimensión a observar, la mayor
parte de los terapeutas familiares se refieren al tema o asunto que se
discutió. Para los terapeutas de juego familiar, el contenido incluye no sólo lo
que se ha dicho, sino también lo que se sugiere mediante el símbolo, la
metáfora y el lenguaje metafórico. El contenido también se refiere al producto
real, la imagen artística y la historia que se crea. Dependiendo del nivel de
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capacitación que el terapeuta haya tenido, el contenido puede tener mayor o


menor significado durante o después de la sesión familiar.

Cuando está disponible el contenido, es importante documentar de qué


manera los miembros de la familia etiquetan el trabajo, cómo reaccionan a él
y si surge o no el lenguaje simbólico. Es probable que uno o más de los
miembros de la familia repitan frases específicas, demuestren interés en un
aspecto particular del juego o le asignen un significado a otro miembro de la
familia. En nuestra experiencia, las familias quizá mantengan vivo el
significado simbólico, ayuden a que éste prosperé o se suprima en un futuro.
Así mismo, un terapeuta puede reintroducir el contenido de sesiones de
juego familiares anteriores, utilizando lenguaje, símbolos o juegos
específicos, revisando trabajos manuales, videocasetes o pidiéndole a los
miembros de la familia que recuerden o vuelvan a actuar aspectos del juego.

Una niña de 5 años de edad estaba en terapia porque batallaba para lidiar
con una madre drogadicta que la visitaba esporádicamente. Esta niña era
sumamente leal a su madre y negaba sentimientos de desaprobación o enojo
cuando la madre no cumplía con sus visitas programadas. Podía hablar de
su madre sólo en términos de alabanza. Presentaba un gran número de
síntomas menores pero el más preocupante era su tendencia a desarrollar
quejas somáticas. Con frecuencia estaba enferma del estómago, tenía
dolores de cabeza y un malestar físico general.

Yo (EG) utilice con ella una técnica de contar cuentos y le conté una historia
sobre una pequeña ardilla cuya madre la dejaba sola por varios periodos de
tiempo. (Mientras contaba la historia hacía pausas para darle a la niña la
oportunidad de ayudarme a desarrollar la historia. Ella decidió ponerle su
nombre y su edad a la ardilla). Esta niña, que en general no podía identificar
sus propios sentimientos, rápidamente respondió a la parte de la historia en
la que dije, “la mamá de la ardilla se va por largos periodos de tiempo, y la
ardilla nunca sabe cuándo verá a su mami otra vez. Ella se preocupa por su
mamá, se siente triste y sola, pero en ocasiones se enoja con su mamá por
dejarla sola en los bosques”. Con lágrimas en los ojos dijo: “yo también me
siento así. Desearía que mi mamá no se fuera lejos”.

Conforme hablábamos sobre la situación de la ardilla, la niña pudo reconocer


sus propios sentimientos al sentirse identificada con el personaje de la
historia. En sesiones posteriores, cuando esta niña quería hablar sobre sus
sentimientos hacia su madre, ésta tomaba el títere de la ardilla. La ardilla se
convirtió en el símbolo que le permitía comunicar sus emociones.

En forma similar, en el ejemplo proporcionado al principio del capítulo, el


terapeuta que trabajo con la familia reporto que después de construir la
historia, la madre y la hija con frecuencia hacían referencia a la “abeja que
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picotea” o a problemas que estuvieran teniendo con “la abeja”. La metáfora


de la abeja que picotea era un lenguaje en clave para la conducta de ofensa
sexual y parecía aumentar la disposición de la familia para sacar a la luz y
discutir estas cuestiones importantes sin sentirse amenazados o
avergonzados. Tanto el clínico como la familia pueden llegar al punto de
manera fácil y rápida utilizando lenguaje metafórico o símbolos llenos de
significado personal.

Trate de video grabar las sesiones de juego familiares para que las familias
tengan la oportunidad de ver juntos los videos. A los niños pequeños parece
gustarles ver repetidamente los videos. Los padres con frecuencia se dan
cuenta de aspectos repetidos de la historia, las interacciones familiares o el
significado potencial que quizá se perdieron antes. Estas observaciones
subsecuentes le permiten una profundidad al trabajo en el que los miembros
de la familia hacen asociaciones o introspecciones personales sobre las
historias que han contado, u otros productos que han creado.
____________________________________________________________
TABLA 13.1
MUESTRA DE CATEGORÍAS DE OBSERVACIÓN* PARA OBSERVAR
SESIONES DE TERAPIA DE JUEGO FAMILIAR
_____________________________________________________________
AFECTO PARENTAL
____ No observado ____ Tenso y cauteloso ____ Risa abierta y
Disfrute_____ Lagrimas (tristeza) ____ Voz alta (excitación) ____ Voz alta
(enojo)______Afecto diferenciado hacia miembros de la familia__________
INTRUSIÓN PATERNA
____ En forma continua hace preguntas, dirige, da órdenes sobre el trabajo
de otros
____ No se mete con el proceso artístico de nadie
____ Fomenta y ayuda en forma no directiva
ELOGIO PARENTAL
____ No presente ____ Elogia el propio trabajo artístico ____ Elogia el
trabajo artístico de otros
QUEJAS PARENTALES
____ No se queja ____ Se queja parte del tiempo
____ Se queja casi todo el tiempo ____ Siempre se queja
COMUNICACIÓN PARENTAL
____ No hace declaraciones verbales ____ Hace algunas declaraciones
verbales ____ Hace muchas declaraciones verbales
____ Número de declaraciones de apoyo
____ Número de declaraciones de crítica o ásperas
USO DE CASTIGOS O AMENAZAS
____ No se utilizan ____ Algunas veces se utilizan ____ Se utilizan mucho
____ Número de declaraciones que incluyan amenazas o castigos
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Estos factores se observan entre padres e hijo(s), entre adultos, entre


hermanos y en usos diferenciales iniciados por los padres o hijos.
*Los clínicos seleccionan las categorías de observación basándose en sus marcos teóricos.

Promoviendo Metas Terapéuticas mediante el Juego Terapéutico


Una vez que el clínico y la familia han evaluado el material del proceso y el
contenido, puede haber formas para promover las metas terapéuticas
utilizando técnicas de terapia de juego familiar. Por ejemplo, muchas familias
vienen a tratamiento porque se sienten alejados emocionalmente o porque
los padres sienten que sus hijos están fuera de control. A nosotros nos toca
observar de qué manera los miembros de la familia interactúan entre ellos
para entender mejor cómo surgen los problemas y cómo se sostienen dentro
del sistema familiar.

Las técnicas de juego familiares nos permiten no sólo observar los patrones
de interacción, sino también proporcionarle a los miembros de la familia
oportunidades de verse entre ellos de forma diferente, de disfrutar y obtener
recompensas de la interacción entre ellos, y de trabajar en sus problemas de
diferente manera; por ejemplo, como en esta familia: en lugar de hablar sobre
Scotty, al que veían como fuera de control, la familia hablaba sobre un
mapache bebé que era travieso y no podía hacer amigos. Entonces
trabajamos en ayudar al mapache dentro del contexto de las sesiones de
terapia de juego familiar. En una sesión, la familia creo un ambiente seguro
para un pequeño mapache, asegurándose de que todas sus necesidades
estuvieran cubiertas para que no tuviera que ir a escarbar la basura del
vecino. En otra sesión, el mapache hacía un amigo, y entonces todos
contribuyeron con ideas de cómo acercarse a alguien que quieres que sea tu
amigo. Los miembros de la familia se divertían mientras ayudaban a Scotty a
resolver su problema. Scotty estaba más receptivo porque no estaba
identificado como un “niño problema”, sino como un niño con un problema
conductual.

Otra familia con la que trabajé, estaba muy preocupada acerca de la agresión
entre dos hermanos. Los niños, Anna de 7 años y John de 9 años, competían
excesivamente entre ellos y no podían tolerar que uno obtuviera más
atención que el otro. Debido a que John agredía físicamente a su hermana,
con frecuencia obtenía una atención negativa por parte de sus padres.
Mientras más negativa era la atención que recibía, más anhelaba aprobación
por parte de ellos. Esto daba como resultado que se resintiera con su
hermana y la viera como responsable de su situación.

Comencé pidiéndole a la familia que hiciera un arenero familiar (Boik &


Goodwin, 2000) con la esperanza de que pudieran negociar el espacio
limitado de la caja de arena de tal forma que el niño recibiera una atención
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equitativa. Los niños pelearon al querer el mismo juguete, y eventualmente


John lo arrebató de la mano de su hermana. En este punto los padres se
enojaron con John y éste se puso serio. Conforme se aislaba, la familia
creaba un mundo en la arena – un mundo donde no había lugar para John.
Como una idea tardía, al padre se le ocurrió quitar algunas cosas para que
John pudiera poner lo que quisiera, pero para entonces era demasiado tarde.
A la semana siguiente vimos el video de esta sesión. Le pedí a los padres
que observaran con detalle, ya que pensaba que podía contener información
importante sobre cómo el “patrón familiar” que me habían descrito se repetía
en la sesión de juego familiar. Detuvimos el video en el punto donde los
niños discutían en torno al jugute, y le pedí a los padres que discutieran que
es lo que estaba pasando. Ambos informaron que no se habían dado cuenta
de esto cuando sucedió. “No me había dado cuenta de que había un
problema hasta que John le arrebató eso de su mano”.

Bajo la instrucción de que vieran una vez más el video, los padres se dieron
cuenta de que había dos juguetes idénticos que pudieron escoger, pero los
niños pelearon en torno a uno. Entonces el padre les preguntó a los niños,
“¿No vieron el otro juguete?” “Sí” respondieron los dos. “¿Entonces por qué
no usaron los dos?” John respondió, “Yo lo escogí primero y luego ella tenía
que tenerlo porque yo lo quería”. La madre le preguntó a Anna si eso era
cierto y ella dijo que sí pero añadió, “John se pone grosero conmigo. Si sólo
me lo hubiera pedido en forma amable se lo habría dado”. Después de
discutir de qué manera esta dinámica contribuía al problema de que John
recibiera atención negativa, le pedí a la familia que construyera otro mundo
en la arena, esta vez poniendo especial atención a que todos tuvieran el
espacio suficiente y negociaran para que sus necesidades estuvieran
cubiertas. Crearon un mundo de arena congruente en el que todos se
sentían representados.

Cuando regresaron a la semana siguiente, había hecho una ampliación de la


fotografía que tome del arenero, y utilicé un proyector para reflejarlo en la
pared. Los miembros de la familia estaban muy impresionados con su trabajo
y se turnaron para contar sobre los mundos que habían construido y las
razones que habían tenido para escoger los objetos del arenero.

Este tipo de experiencia positiva familiar motiva a las personas a trabajar


más duro para alcanzar los resultados deseados. Esta familia contó historias
con títeres, realizó un acuario familiar, diseñó un juego de fútbol basándose
en el interés de John y reemplazó, de manera efectiva, los patrones de
interacción disfuncional por unos más funcionales. Los padres
comprendieron que estaban tratando de observar las cosas que John hacía
mal, en lugar de tratar de ver las cosas buenas de su hijo. Hicieron esfuerzos
para proporcionarle de manera espontánea una atención positiva y él
respondió de manera amable. Para Anna el cambio no fue tan fácil, ella
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prefería cuando John estaba en el trasfondo. Trabajé en forma individual con


ella para ayudarla a tolerar y compartir el cambio de su hermano. (Construyó
una historia sobre una estrella de Broadway con un estudiante en formación
que estaba enojado porque ella nunca se enfermaba. Introduje la idea de que
incluso las estrellas de Broadway necesitan algo de descanso para que
puedan ir de compras o a patinar en hielo o hacer algo divertido.
Eventualmente cedía y compartía el escenario con el estudiante en
formación de vez en cuando).

Integrando las Sesiones de Juego Familiar


Las preguntas que se hacen con más frecuencia son: “¿Cuándo utilizar las
sesiones de juego familiar?” ¿Con qué frecuencia las utilizas?” “¿Las utilizas
con cada familia que ves?” Afortunadamente, no hay reglas rígidas. Usted
puede seleccionar sesiones de terapia de juego familiar cada vez que las
considere útiles y apropiadas.

El clínico o el paciente pueden iniciar sesiones de terapia de juego familiar en


cualquier momento. Estas proporcionarán datos diagnósticos útiles al inicio
de la terapia. Es posible tener sesiones de terapia de juego en la primera
visita cuando el clínico se sienta cómodo haciéndolo, o esperar hasta que se
hayan dado cuatro o cinco sesiones de terapia verbal.

Las sesiones de terapia de juego familiar pueden utilizarse para una gran
variedad de motivos: cuando hay niños pequeños en la familia que se
aburren o no están interesados en la terapia verbal tradicional; cuando la
familia ha llegado a una dificultad terapéutica insuperable; cuando la familia
no cuenta con habilidades verbales; cuando los miembros de la familia son
demasiado analíticos o cerebrales; cuando se espera cambiar dinámicas
familiares rutinarias; cuando cree que la familia no puede revelar
preocupaciones subyacentes debido a que sienten vergüenza o
incomodidad; para construir o solidificar la alianza terapéutica; para promover
metas terapéuticas específicas; para fomentar nuevos patrones familiares de
relación y para introducir el concepto de la risa y el juego como un conductor
de cambio; así como para incrementar el sentido familiar de bienestar. Con
mucha frecuencia, los clínicos trabajan con situaciones familiares muy
estresantes cargados de tensión y angustia. Las sesiones de juego familiares
simplemente constituyen otra manera de aliviar el estrés abrumador y crear
optimismo y esperanza.

Cuando las familias vienen a sus primeras sesiones, por lo general los
clínicos les informan de su orientación teórica y les dan una idea del curso de
la terapia. Los terapeutas de juego familiar dicen, “soy un terapeuta de juego
familiar, lo que significa que de vez en cuando les pediré a ustedes y a sus
hijos que vengan para sesiones de terapia de juego utilizando títeres, arte,
arena, juegos u otras actividades de juego. Puedo pedirles ver a sus hijos a
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solas, en sesiones de hermanos, con uno u el otro padre o con todos los
miembros de la familia presentes.”

Nosotros casi siempre hacemos un contrato escrito que da testimonio del


problema que se presenta como lo definen los padres y se enlistan tres
metas a mejorar dentro de un límite de tiempo. Nos guiamos por el trabajo de
Kiresuk y Sherman (1968) en relación con la escala de logro de metas, una
estructura que en particular encontramos útil. Después de enlistar las metas
(o escalas), los indicadores (los cambios conductuales observados que
prueban que se ha alcanzado la meta), el límite de tiempo (para cuándo
esperamos ver cambios), añadimos una columna más, “¿qué técnica de
terapia de juego puede ayudarnos mejor para promover esta meta?” Este
enfoque orientado hacia la meta aumenta la probabilidad de ayudar a los
miembros de la familia a alcanzar sus objetivos, los cuales por definición les
brindarán al terapeuta y a los participantes un sentido de realización.

Técnicas Terapéuticas de Juego


En las siguientes páginas se enlistan un número de técnicas de terapia de
juego familiares. Sin embargo, se alienta a los clínicos para que diseñen sus
propias técnicas motivadas por sus intereses personales o los de la familia.
Conforme va leyendo, permítase a usted mismo hacer asociaciones para
otras actividades que pueda inventar o promover.

Sesiones Familiares de Títeres


Irwin y Malloy (1994) desarrollaron esta técnica como una forma de entrevista
estructurada con familias. A lo largo de los años, yo (EG) he expandido esta
técnica para incluir un componente terapéutico más activo, como se describió
en otro escrito (Gil, 1994). Encuentro que este tipo de terapia de juego
familiar tiene un valor inmensurable ya que le permite a la familia
comunicarse de manera simbólica, disminuye las defensas, se experimenta
placer individual y colectivo, y se desarrolla un mejor mecanismo para la
interacción.

Descripción: Se les pide a los miembros de la familia que busquen entre los
títeres amontonados y encuentren aquellos que les parezcan interesantes.
Una vez que hicieron sus selecciones, se les solicita que construyan una
historia que tenga un principio, un desarrollo y un final, y que utilicen los
títeres para formular y luego actuar su historia.

Después de escuchar la historia, Irwin y Malloy hacen un cierre formal con


preguntas específicas, tales como “¿Qué personaje les gustó más / menos a
cada uno de ustedes?”, “¿Esta historia les recuerda algo que esté
sucediendo en su vida?”, “¿Cuál es la reflexión de esta historia?”, o “¿Si
tuvieras que darle un título a esta historia, cuál sería?” Yo prefiero demorar el
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cierre formal, y en su lugar me apropio de una oportunidad para expandir y


trabajar dentro de la metáfora. En otras palabras, aliento a los clínicos para
que se comprometan en un diálogo terapéutico con los personajes de los
títeres, permaneciendo dentro de la historia en vez de aproximarme en forma
prematura a un final. Esta estrategia de extensión se demostrará en la
discusión de caso más adelante.

Instrucciones: Las instrucciones que se le dan a la familia son muy directas:


“Escojan algunos títeres que les parezcan interesantes por cualquier razón.
Una vez que hayan hecho su elección déjenmelo saber”.1* Entonces el clínico
dice: “Quisiera que inventaran una historia con un principio, un desarrollo y
un final. Sólo hay dos reglas: primero, ustedes deben inventar la historia y no
contar una historia que oyeron o han visto en el cine, como El Príncipe de
Egipto o El Rey León. Segundo, una vez que dicen la historia deben actuarla
con los títeres y no narrarla. La mayoría de las personas requieren de
alrededor de 20 a 25 minutos para inventar su historia. Si terminan antes sólo
háganmelo saber. Yo seré la audiencia cuando me cuenten su historia”.

Herramientas requeridas: necesita una selección suficiente de títeres,


probablemente de 20 a 30. Los títeres deben tener el potencial para uso
simbólico. Por ejemplo, debe seleccionar títeres asociados con el peligro o la
amenaza (por ejemplo, tiburón, tarántula), al igual que aquellos asociados
con sentimientos polares como sumisión o vulnerabilidad (corderos, venados,
pollitos). Asegúrese de incluir algunos que tengan significado universal, como
hechiceros, hadas madrinas o un extraterrestre. Además, se incluyen
aquellos en posiciones de autoridad (policías, maestros, doctores). Trate de
tener títeres de animales y de humanos, y asegúrese de que los títeres de
humanos sean de diversas culturas. Por último, es útil incluir títeres que
simbolicen transformación (por ejemplo, una oruga que se transforma en
mariposa). De entre mis títeres, los más populares son la tortuga, el zorro y la
lechuza (los cuales sugieren temas de seguridad o timidez, astucia, rapidez
y sabiduría).

Yo recomiendo que se videograben las historias, no sólo porque los


miembros de la familia disfrutan viéndolas en casa, sino también porque las
historias con frecuencia se cuentan tan rápido que puede que tenga que
verlas muchas veces para observar en su totalidad las interacciones entre los
miembros de la familia y el desarrollo de la historia (proceso y contenido).

1*
He aprendido a evitar el limitar el número de títeres que escogen las personas. La manera en que los
individuos seleccionan sus títeres proporciona mucha información. Un niño que tiende a ser
demandante comunica sus necesidades: quizá el niño se siente rechazado en la familia; quizá
necesita sentirse especial o diferente. Es probable que los miembros de la familia que se
encuentran entrelazados necesiten escoger el mismo títere, o muchas veces la opción de un
miembro (un pescado) marque la pauta para todos los demás (tortuga, caballo de mar, ballena,
estrella marina), indicando la influencia que esa persona tiene sobre la familia.
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Además, es interesante videograbar los ensayos que la familia hace de la


historia y compararlos con el momento en que se la representan. Algunas
veces ambos son idénticos, y otras veces las variaciones que se dan son
muy significativas y encienden discusiones importantes. Es probable que al
momento del desarrollo de la historia se despierte material inconsciente que
entonces contribuye a que se desvíen del guión original.

Seguimiento: Cuando la familia regresa la siguiente semana a terapia, vemos


juntos el video sin interrupción. Entonces se les pregunta a los miembros de
la familia acerca de sus pensamientos y sentimientos sobre la historia que
contaron o sobre el diálogo posterior a la misma. (En ocasiones, se les ha
dejado tarea a los miembros de la familia y se les pide que informen sobre
esto). Los clínicos están preparados para hacer comentarios u
observaciones, por lo general expresando curiosidad sobre una u otra cosa.
Es importante mantener al mínimo las interpretaciones clínicas mientras se
alienta a los miembros de la familia a ser introspectivos.

Algunas veces se les pide a los miembros de la familia que vean sus videos
una y otra vez. Otras veces ellos quieren contar una nueva historia, y aún en
otras ocasiones rápidamente hacen asociaciones entre la historia y un
problema familiar particular. No es inusual para la metáfora de la historia que
se integre dentro del lenguaje familiar. Por ejemplo, una familia que contó la
historia de un tiburón que estaba prisionero dentro de una caja, comprendió
el simbolismo en esa metáfora. El padre había dejado a la familia para tener
una relación extramarital y cuando regreso los niños no le tenían confianza y
estaban enojados con él. Cuando contaron su historia, el padre, que había
escogido el títere de tiburón, fue capturado y puesto en una jaula. Los niños,
que actuaron como “cazadores marinos”, lo alimentarían de vez en cuando
pero no lo dejarían salir hasta que prometiera que no estaría por ahí
amenazando con comerse a cada pez que tuviera a la vista. La madre era un
pulpo que no se acercaba a la jaula, sino que prefería atender sus negocios,
recolectando comida para un día lluvioso cuando no había mucho que comer
en el fondo del mar.

En sesiones de terapia verbal, los niños se referían al “tiburón de la jaula”


cuando querían hablar sobre su padre y lo enojados que estaban con él. El
padre también hacía referencia a que se sentía como “fuera de lugar, alguien
que buscaba, sin saber qué hacer para liberarse”. La madre describió su
situación de cuando el padre se había ido diciendo: “nunca había tiempo
suficiente para dejar todo hecho entre el trabajo, recoger a los niños, ver
niñeras, hacer la cena. Con frecuencia anhelaba brazos extras, como un
pulpo. Pero ahora que sé que me las puedo arreglar sin él, ya no tengo
miedo”.
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Módulo III – Técnicas en Terapia de Juego

Esta familia estaba en posibilidades de reunificarse después de que la madre


y los niños mantuvieran como responsable a su padre y éste se disculpara
con ellos. Su última declaración fue: “sé que hay otros peces en el océano,
pero yo quiero hacer un hogar con mi esposa e hijos y ya no estaré cazando
a esos peces”.

Evaluación de Arte Familiar (EAF)


Kwiatkowska (1978) escribió en forma extensa sobre las evaluaciones de
arte familiar, las cuales creó como una herramienta diagnóstica en su trabajo
con familias esquizofrénicas. El resumen de su evaluación consiste en
pedirles a los miembros de la familia que realicen una serie de cuatro dibujos;
una de las cuales es una actividad familiar en conjunto. Desarrolló una hoja
de registro detallada para documentar la vasta información obtenida de la
evaluación. Se diseñó esta herramienta de evaluación particular para
utilizarse por terapeutas de arte capacitados. Esperamos que cada vez más
terapeutas familiares se capaciten para integrar en su trabajo modificaciones
de esta técnica, en particular como una manera de observar en acción la
dinámica familiar. Estas adaptaciones funcionan bien en la práctica clínica,
aunque aquellos que conducen alguna investigación con esta técnica están
advertidos de seguir el diseño original de Kwiatkowa. Aquí describimos
nuestra modificación de la EAF.

Herramientas requeridas: Caballetes, papel blanco de 11” x 24”, cajas de


gises pastel, plumones negros, toallas húmedas y suficiente espacio para
colocar los caballetes en un semicírculo2*.

Descripción: La evaluación de arte familiar requiere que cada miembro de la


familia produzca dibujos individuales, y que toda la familia realice una tarea
de arte. La tarea de arte familiar conjunta puede ser un dibujo de garabatos o
un mural. Para un dibujo de garabatos familiar, se les pide a todos en la
familia que hagan un garabato en un pedazo de papel en blanco. Los
garabatos deben realizarse con un vasto y amplio movimiento de brazo y con
gises pastel. Entonces los miembros de la familia ven todos los garabatos,
volteándolos, hasta que en conjunto escogen un garabato que luce como si
tuviera posibilidades de convertirse en un dibujo familiar. Se les pide a los
miembros de la familia que observen los garabatos y vean si perciben
imágenes que pueden verse mejor al colorearlas, haciendo nuevas líneas,
añadiendo o enfatizando colores. Debido a que esta es una tarea familiar, se

2*
Muchos clínicos no tienen un espacio en la oficina que les permita colocar caballetes en
semicírculo. También han expresado preocupación sobre el costo de comprar muchos caballetes.
En las tiendas de abarrotes y de arte tienen una gran variedad de caballetes a precios razonables.
Recientemente, hemos visto caballetes pequeños que se paran sobre las mesas. Además, se
pueden añadir pedazos de papel a pizarrones de corcho que encuentran en las tiendas de arte o
pueden colocarse sobre las paredes con un papel en blanco debajo.
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alienta a los miembros para que discutan y hagan una selección conjunta y
así puedan participar juntos en la creación de un dibujo.

El mural familiar se realiza en un pedazo cartulina grande pegado en la


pared. Se le pide a la familia que piense en un dibujo que les gustaría hacer
juntos y luego que procedan a realizarlo. Estas tareas están diseñadas para
retar a los miembros de la familia a que participen en una actividad creativa
compartida.

Instrucciones: Estas sesiones durarán más que el estándar de 50 minutos.


Se le solicita a los miembros de la familia que lleguen temprano para que no
se fatiguen, y se le pide a los padres que les lleven una botana a sus hijos
para que no los distraiga el hambre. Por lo general, las sesiones duran
alrededor de 90 minutos. Es importante recordar que el colocar y desmontar
el equipo puede requerir de tiempo extra. Además, debe organizarse el
material y, en algunos casos, fotografiarse.

A la familia se le dan las siguientes instrucciones: “Se les pedirá que hagan
un dibujo individual y uno conjunto. No se les evaluará por su habilidad
artística. Esto simplemente es otra forma para que las familias se
comuniquen entre ellos. Por favor no sean muy elaborados en sus dibujos,
ya que tenemos el tiempo limitado para cada uno. Después de cada dibujo
tendrán la oportunidad de ver el trabajo de los demás y hacer comentarios o
preguntas. Para el primero, hagan un dibujo de lo que quieran, lo que sea
que venga a su mente (un dibujo libre)”.

“La segunda tarea es realizar un dibujo de su familia incluyéndose a ustedes.


Pueden hacer un dibujo de la familia como realmente se ve, o pueden usar
líneas, formas, colores e imágenes para mostrar cómo se sienten sobre las
personas en la familia, incluyéndose a ustedes”.

La tercera tarea es hacer un garabato. Los terapeutas deben hacer que los
miembros de la familia realicen movimientos vastos y amplios en el aire con
un gis pastel, y después poner el mismo movimiento en un pedazo de papel.
Una vez que están terminados los garabatos, se le pide a la familia que
escoja un garabato para desarrollar un dibujo añadiendo líneas, colores,
formas o imágenes. La familia debe seleccionar el garabato y discutir juntos
el dibujo.

La cuarta y última tarea es la repetición del primer dibujo libre: “Hagan un


dibujo de lo que quieran, lo primero que les venga a la mente”.

Seguimiento: La evaluación funciona mejor cuando se discute y revisa el


producto muchas veces. Es muy útil seguir la sesión de evaluación con una
sesión de proceso, donde pueda discutirse cualquier pensamiento,
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Módulo III – Técnicas en Terapia de Juego

sentimiento e introspección que surgieron a partir de la evaluación. Después


del diálogo terapéutico, se videograba el trabajo que se pega en la pared
para que la familia pueda verlo de nuevo. Es probable que surjan discusiones
en relación a los dibujos; por último, puede mostrarse una parte de la
grabación para comentarios adicionales.

Durante la evaluación, o en la sesión siguiente a la evaluación, el clínico


puede retroalimentar a la familia tanto en el proceso como en el contenido.

Una madre y sus dos hijos (Concha, de 14 años, y Tomás, de 10 años)


participaron en una evaluación de arte familiar. El padre no pudo asistir a las
primeras sesiones, y en apariencia su ausencia le provocó a la adolescente
sentimientos de enojo y desaprobación. El producto fundamental de la
evaluación de arte de esta familia, fue un dibujo familiar que titularon “La
Piraña del Infierno”. En este dibujo un pez enorme tenía a un hombre en su
boca y el hombre sangraba mientras el pez decía “Mmmm” (como ¡qué rico!).
Cuando la familia se sentó para ver la creación conjunta, a la madre le
corrieron lágrimas en sus ojos cuando se dio cuenta de que Concha veía a
su padre como al hombre que se encontraba en la boca del pescado. “Esto
no es agradable”, dijo la madre, “¿Por qué pones a tu pobre padre siendo
comido por el pez?” De inmediato su hija protegió a su madre y dijo, “Es sólo
porque no vino esta noche y me siento enojada con él” El último trabajo de
Concha (tarea 4) ofreció una disculpa hacia su madre por hacerla llorar. “Lo
siento”, decía el dibujo “Los quiero a todos”.

Cuando regreso la familia para una sesión de seguimiento, estaban muy


consternados por la intensidad del dibujo de la piraña. Hicieron algunos
comentarios sobre la habilidad artística de la madre, lo mucho que disfrutaron
haciendo los dibujos, lo mal que había estado que papá no hubiera tenido
posibilidades de participar. Por último, mi coterapeuta y yo (EG) dijimos,
“Estamos muy impactadas con la imagen de “La piraña del infierno”, y nos
preocupa lo que puede estar sucediendo en la familia para que hayan creado
esta imagen tan impactante”. Este comentario condujo a una discusión más
abierta de lo que estaba sucediendo en casa. Tomás reportó sentirse
preocupado. Cuando le preguntamos cuál era su peor preocupación, escribió
en un pedazo de papel y nos pasó una nota que decía, “Que mi padre le
pegue a mi madre o a mi hermana”. Le pedimos a Tomás que le enseñara la
nota a su mamá, quien entonces pudo informar una escena de violencia
doméstica y un episodio reciente en el que Concha había sufrido abuso
sexual.

Esta familia mantenía mucha información oculta. En forma individual, los


miembros de la familia le temían a la violencia, querían negarla o evitarla. La
madre había esperado que la violencia se resolviera por sí sola, pero
recientemente comenzaba a darse cuenta de que quizá no iba a ser así. En
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la familia había un acuerdo no hablado de no revelar estos secretos


familiares; hasta ahora una vez que se comprometieron con el trabajo de
arte, las imágenes le pusieron volumen a su voz. Mediante el arte, la familia
se pudo comunicar sin traicionarse. Sin embargo, cuando estuvo de testigo la
poderosa imagen que crearon, no pudieron seguir protegiendo al padre y
negar el problema. Los comentarios del terapeuta le ayudaron a la familia a
hacer la transición del silencio a la revelación.

Es interesante señalar que el terapeuta no sospechaba violencia doméstica,


o cualquier tipo de violencia, hasta que vieron el dibujo de la piraña, el cual
tenía un impacto muy perturbador. Parte del valor de la evaluación, es que el
arte que construye la familia le comunica al clínico, de manera que este
obtiene respuestas de contratransferencia no sólo hacia la familia, sino hacia
las imágenes que construye la familia. El terapeuta sabía que la familia tenía
algún tipo de problema y qué habría que realizar comentarios diseñados para
extraer más información.

Este es un ejemplo dramático del poder del arte. Los primeros comentarios
terapéuticos deben primero y ante todo apoyar las observaciones de la
familia. Posteriormente el terapeuta debe hacer comentarios sin sugerir
significado. Es muy importante para los miembros de la familia asignarle un
significado a sus propios símbolos en lugar de que alguien les diga que
representan. Los terapeutas pueden plantear preguntas y “adivinar en voz
alta” sin dar respuestas o interpretaciones. Durante la sesión de seguimiento,
el terapeuta está comprometiendo “actividades del lóbulo izquierdo” en los
miembros de la familia con el fin de estimularlos para autoevaluar las
conexiones y significados tanto individuales como colectivos. Algunas veces,
las familias se comprometen en su propia evaluación con poca dirección por
parte de los clínicos. He encontrado útil el alertar a las familias sobre la
posibilidad de tener introspecciones sobre la evaluación de su trabajo cuando
ellos menos lo esperan, y que ellos deben hacer un esfuerzo para tomar
notas de sus asociaciones, introspecciones, preguntas o comentarios.

La meta principal de la evaluación de arte familiar es proporcionar una


oportunidad para los miembros de la familia de comunicarse y expresarse de
diferente manera. Las familias también pueden tener experiencias positivas
que promoverán un sentido de bienestar y competencia. Debido a que
muchos adultos han tenido experiencias desafortunadas con el arte en el
pasado (por ejemplo, obtener bajas calificaciones o sentirse inadecuados
realizando arte), pueden tener una resistencia inicial al proyecto. Por el
contrario, algunos miembros de la familia toman la tarea con mucha libertad,
sintiéndose aliviados de no tener que comunicarse de manera verbal. El
trabajo pionero de Kwiatkowska con la evaluación de arte familiar se ha
llevado a cabo por un gran número de terapeutas que reconocen su valor y
utilidad y enseñan la EAF en sus clases (incluyendo las autoras Gil y Sobol).
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Otros terapeutas de arte han promovido el uso del trabajo de arte en familias
(véase, por ejemplo, Burns, 1990; Gillespie, 1994; Landgarten, 1987) y han
sugerido una gran cantidad de tareas creativas y disfrutables que las familias
pueden llevar a cabo.

Mundos de Arena Familiares


La terapia con arena parece estar creciendo en popularidad (Mitchell &
Friedman, 1994). Cada vez más terapeutas de adultos y de niños están
utilizando está técnica como su modalidad de elección o como adjunta a
otras formas de terapia. Con las personas (adultos y niños) se utilizan
principalmente dos técnicas de terapia con arena, el juego con arena (Kalff,
1980; Ryce – Menuhin, 1992) y el arenero (Lowenfeld, 1939). Incluso, se
limita a los individuos el uso del Método Erica (Sjolund, 1993), un método de
evaluación utilizando arena, arenero y figuras. Mientras han estado poco
documentados los intentos de utilizar la terapia de arena con parejas o
familias, la técnica de terapia con arena familiar mantiene grandes promesas
y se utiliza por muchos profesionales con capacitación en terapia de arena y
terapia familiar (Carey, 1991, 1999; Boik & Goodwin, 2000).

Muchos profesionales encuentran abrumador, intimidante o difícil de conducir


tanto los areneros familiares como la evaluación de arte familiar. En mi
experiencia (EG) como capacitadora, estas resistencias han sido esperables
y se superan con facilidad. Los mejores resultados se logran cuando los
clínicos tienen la oportunidad de realizar la tarea en lugar de observarla.
Todos los interesados en trabajar con arena son referidos a un nuevo trabajo
que proporciona las bases de una forma accesible y comprensiva sin
enfocarse de manera exclusiva en una teoría (Homeyer & Sweeney, 1999).

Descripción: La técnica de arenero familiar consiste en pedirles a los


miembros de la familia que creen un escenario en la arena, utilizando las
figuras que quieran.

Herramientas requeridas: Un arenero puesto en una plataforma para que los


adultos y los niños puedan trabajar con facilidad; arena fina; agua; un grupo
de figuras que representen plantas, minerales, animales, personas, edificios,
puentes, etcétera.

Instrucciones: “Como pueden ver, este es un arenero lleno de arena fina.


(Tocando la arena). Muchas personas encuentran que la arena se siente muy
bien en sus manos. (Haciendo a un lado la arena para descubrir el fondo
azul) Algunas personas han comentado que esto parece agua. Quiero que
utilicen las figuras que quieran ya sean pocas o muchas para crear un
escenario en la arena. No hay forma correcta o incorrecta de hacerlo; cada
familia tiene su propia manera, que simplemente es correcta. Recuerden
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decidir juntos como familia lo que se va a construir en la arena, y desarrollen


su idea juntos como familia”.

Aquellos que están familiarizados con la terapia de juego con arena se


sentirán cómodos con la frase “utilizando las figuras, construyan lo que
quieran en la arena”. Aquellos que han usado la técnica del arenero pueden
pedirle a la familia que ocupe las figuras para construir un mundo en el
arenero.

Seguimiento: Hemos encontrado de utilidad el darle a las familias algo de


tiempo antes de comprometerse en una discusión intelectual que puede
alterar el proceso de construcción. Muchos pacientes describen sentimientos
de autoabsorberse, casi como en un trance, mientras participan en el juego
con arena; otros han comentado sobre el viaje espiritual, que se ha
enfatizado por los pioneros de la terapia con arena. Debido a esto, creemos
que el diálogo terapéutico, que probablemente solidifica los lazos
conscientes e inconscientes, puede esperar para sesiones posteriores. No
debe tenerse prisa. El dirigir estas cuestiones con el tiempo permite que se
procese de forma natural el material, aumenta la oportunidad para la
introspección y el cierre así como una profundidad de significados
alternativos.

Siempre es útil darles a las familias la oportunidad de crear algo en el arenero que
surja totalmente de su inconsciente. En este sentido, esta técnica en particular es
de naturaleza no directiva. Sin embargo, también es posible provocar respuestas
inconscientes en miembros de la familia cuando el clínico es más directivo con las
instrucciones, como en el caso siguiente. Recientemente, yo (EG), me reuní con
una madre y sus cinco hijos cuyo padre abusaba de ellos físicamente y hacía poco
había sido condenado y ahora esperaba su sentencia. Los niños se sentían
apenados e incómodos cuando hablábamos, por lo que decidí darles una tarea
concreta que les podía ayudar a expresar lo que estaban sintiendo. Coloqué dos
areneros, uno con arena seca y uno con arena mojada, y dije, “Quiero que
construyan dos mundos. En el mundo 1, construyan un mundo que muestre sus
pensamientos y sentimientos sobre su casa cuando su padre vivía con ustedes.
En el mundo 2, construyan un mundo que muestre sus pensamientos y
sentimientos sobre su casa ahora que su padre no vive con ustedes”.
Posteriormente le pedí a la familia que seleccionara el arenero que usarían para
construir el mundo 1. En forma unánime escogieron el de arena mojada para crear
el mundo que incluía a su padre. Mientras trabajaban juntos en la construcción de
este mundo, su afecto estaba limitado y tenso. La madre seleccionó dos personas
mayores sentadas en una banca dándose la espalda. También colocó una forma
oblonga en la arena, que los niños reforzaron con cercas que no tenían ni entrada
ni salida. Los niños contribuyeron con una gran cantidad de objetos, en su mayoría
soldados con armas que estaban “matando personas” y tumbas de las personas a
las que ya habían matado. Se introdujo a Godzilla como una figura amenazadora y
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poderosa a punto de “destruir a todos”, y había fuego en dos de las esquinas.


Además, en una de las cercas se colocó un cuchillo de goma, indicando peligro y
violencia. La familia parecía apurada al construir este mundo, y uno de los niños
vociferó aliviado mientras se trasladaba al siguiente arenero: “O.K.”, dijo, “ahora
vamos a lo bueno”.

Conforme se movían al mundo 2, el afecto cambió en forma significativa


mientras el niño más chico decía: “este es el mundo calmado y aquí no
pasan cosas malas”. Ese mundo tenía una casa muy grande para la familia,
iglesias, árboles, niños jugando, flores, burbujas y muchas, figuras maternas
cuidando de los niños, todos en un ambiente abierto sin cercas. Era notable
la diferencia en el afecto colectivo de la familia al construir los mundos, tanto
que parecía muy apropiado cuando los niños empezaron a cantar “Alegría
para el mundo”.

Se dieron algunas introspecciones al final de la sesión, pero no se requirió la


comunicación verbal ya que los niños habían descargado y procesado
muchos de sus pensamientos y sentimientos acerca de la presencia y
ausencia de su padre. Era claro que ahora se sentían a salvo, seguros y
esperanzados. Sesiones futuras se enfocaron en la encarcelación de su
padre, el divorcio de sus padres y su ajuste a una nueva configuración
familiar sin una figura paterna involucrada.

Collage Familiar
Descripción: Los miembros de la familia seleccionan y recortan fotos de
revistas y periódicos, acomodándolos en una pieza grande de cartulina. Los
collages pueden ser espontáneos o en respuesta a una sugerencia
específica (véase más adelante).

Herramientas requeridas: Tijeras, pegamento, diversas revistas, cartulina,


plumones.
Instrucciones: Se les pide a los miembros de la familia que seleccionen fotos,
las corten y las acomoden juntas en una pieza grande de cartulina. Este
ejercicio en particular es totalmente proyectivo por naturaleza y puede
provocar ansiedad debido a la falta de instrucción (como que tipo de fotos
cortar o temas a desarrollar). También requiere de cooperación familiar
cuando se acomodan las fotos sobre una sola pieza de cartulina. Es probable
que los clínicos observen cuestiones de proceso tales como quién es el líder,
quién es seguidor, quién contribuye y quién se retrae, al igual que esfuerzos
para ser visible, invisible o necesitar espacio. El tamaño de las fotos puede
sugerir cuestiones de intrusión, entrampamiento, o necesidad de poder. El
contenido de las imágenes quizá comunique dinámicas intra o
interpersonales, preocupaciones, obsesiones o inquietudes.
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Una forma más directiva de hacer collages, requiere que los miembros de la
familia recorten fotos y las arreglen en un pedazo de papel individual, pero se
les proporciona una sugerencia clara, como:

● Realiza un collage de algún momento feliz de tu familia.


● Realiza un collage de algún momento de crisis en tu familia.
● Realiza un collage de un ambiente familiar ideal.
● Realiza un collage de logro o éxito.
● Realiza un collage de sentimientos de ansiedad o incómodos.
● Realiza un collage de sentimientos de calma o relajantes.
● Realiza un collage de cómo solucionar un problema.
● Realiza un collage de autoestima positiva.
● Realiza un collage de comunicación efectiva.

Los collages dirigidos pueden seleccionarse con base en el problema que


presenta la familia o en metas específicas de la terapia.

Seguimiento: Una vez que se termina el collage, se les pregunta a los


miembros de la familia como fue la realización de la tarea. Quizá surja una
breve discusión sobre la experiencia real de construir un proyecto en
conjunto (observaciones de proceso). Después, se les puede pedir a los
miembros de la familia que vean el collage terminado y formulen preguntas,
hagan comentarios o compartan su reacción. Durante estas conversaciones,
es importante notar de qué manera los miembros de la familia interactúan
entre ellos, el nivel, tipo de apoyo y comunicación que demuestran. Por
ejemplo, Algunos miembros de la familia limitan su apoyo a personas
específicas, ignorando a otros. Otros, restringen todos los comentarios a
declaraciones negativas o dañinas; o dan demasiados elogios. La
construcción y proceso reales brindan datos invaluables con respecto a las
interacciones de relación familiares.

Genogramas de Juego Familiar


El genograma de juego familiar se creó en forma conjunta. Yo (EG) fui
invitada a dar clases de terapia de juego y terapia de juego familiar en el
Instituto de New Jersey (FINJ) por la Directora del Instituto, Monica
McGoldrick, una muy conocida terapeuta familiar, autora, y uno de los
clínicos que más promovió y desarrolló el uso del genograma (McGoldrick &
Gerson, 1985; McGoldrick, Gerson & Shellenberger, 1999). Conforme
observaba a los académicos y los estudiantes asistir a clases que estudiaban
con atención grandes sistemas familiares en genogramas, surgió la idea del
genograma de juego familiar. Simplemente coloqué, la idea de juego
integrado y símbolos de juego con genogramas como una forma de
enriquecer lo que se había entendido acerca de cada miembro de la familia.
En forma individual, se les pide a los miembros de la familia que escojan el
símbolo que mejor represente sus pensamientos y sentimientos acerca del
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Módulo III – Técnicas en Terapia de Juego

otro. Por ejemplo, a un padre alcohólico algún miembro de la familia puede


asignarle una botella de cerveza, otro un bate de baseball y un tercero un
reloj despertador. Esto puede representar el hecho de que este miembro de
la familia pasa la mayor parte de su tiempo escuchando en la radio juegos de
baseball y se emborracha para dormir, frecuentemente desatendiendo
actividades familiares importantes o compromisos de trabajo. Esta técnica
tiene un gran potencial para ayudar a los terapeutas durante la historia
clínica y la evaluación. Además, puede solicitarse que los símbolos
representen la naturaleza de las relaciones entre miembros específicos de la
familia.3*
________________________________________________________
TABLA 13.2
LÍSTA BÁSICA DE FIGURAS PARA LA TERAPIA CON ARENA
_________________________________________________________
PERSONAS
Grupos familiares
De diferente grupo étnico, edad, tamaño
Niños
Desnudos y vestidos
Adolescentes
Figuras de abuelos mayores
Novias y novios
Con diversidad étnica
Juntos y separados
Profesiones
Policía, juez, médico, enfermera, bombero, figuras deportivas
Ejército
Tanques y equipo
Heridos en camilla
Históricos
Personas de las cavernas o aborígenes
Caballeros y figuras reales
Vaqueros, Indios, colonizadores
Figuras modernas
ANIMALES
Dinosaurios, animales del zoológico, animales de granja, animales
domésticos, insectos y mariposas
NATURALEZA
Árboles, arbustos, piedras, agua (manantiales, lagos), volcán, cueva,
conchas marinas
VEHÍCULOS

3*
Una de las graduadas de FINJ, Deborah Buurma, ha comenzado el Proyecto de Terapia de
Juego Familiar en Metuchen, NJ. La Sra. Buurma ha recolectado fotografías de muchos
genogramas de juego familiar y ha realizado talleres enfatizando esta idea y sus aplicaciones.
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Autos, camiones, aviones, barcos, motocicletas, ambulancia, autobús


escolar, patrulla
LÍMITES
Cercas, palos de paleta, cartón y tablero de espuma.
ESTRUCTURAS
Edificios, iglesias, escuelas, puentes, paredes
MINERALES Y PIEDRAS
Cobre, conchas de arena, “ojo de tigre”, cristales, chaquira de colores,
etc.
FANTASÍA
Hechiceros, castillos, hadas madrina, dragones, ángeles, hadas,
extraterrestres
RELIGIOSOS
Ministro, cura, rabino, monja, Biblia, crucifijos, diablo, Buda, hombre
sabio meditando
OTROS
Elementos misteriosos o de miedo, ramitas, rocas, conos de piña,
materiales de arte, artículos transculturales
Barro para esculpir objetos deseados
____________________________________________________________

Descripción: El genograma de juego familiar utiliza la representación gráfica


estandarizada de los miembros de la familia, produciendo y expandiendo
modos de comunicación. En esencia, la familia coopera en la construcción de
un gran genograma (de su familia nuclear y extensa) sobre un pedazo de
papel (45 x 60 cm). El clínico puede dibujar los símbolos básicos de la
madre, el padre, los niños y entonces obtener información sobre los
miembros de la familia, nombres y edades. Una vez que se dibujó el
genograma y la información está documentada, se le pide a los miembros de
la familia que elijan un objeto (miniatura) que más represente sus
pensamientos y sentimientos acerca de las demás personas en el
genograma, incluyéndose a ellos mismos, y lo coloque dentro del símbolo de
cada persona.

Herramientas requeridas: Un pedazo grande de papel (45 x 60 cm);


marcadores de color negro; figuras en miniatura como aquellos utilizados
para la terapia con arena. Aunque no es necesario tener cientos de figuras
para esta tarea, es mejor incluir una muestra representativa de categorías
estándar incluidas en la terapia con arena (humanos, animales de zoológico,
animales de granja, plantas y minerales, transportes y objetos que
representen muerte, nacimiento, religión, lealtad y magia o fantasía). En la
Tabla 13.2 se presenta una lista de objetos sugeridos. Es importante
proporcionar pequeñas muestras de barro para moldear objetos que no se
encuentren disponibles y dar permiso para escribir palabras que sugieran
símbolos ausentes. Además, para la siguiente sesión los miembros de la
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Módulo III – Técnicas en Terapia de Juego

familia pueden traer objetos que sientan que ilustran mejor sus emociones o
pensamientos acerca de ellos mismos o de miembros específicos de la
familia.

Instrucciones: Como ya se mencionó, una vez que se completa el


genograma, se le pide a los miembros de la familia que busquen entre las
figuras miniaturas y seleccionen los que más representan los pensamientos y
sentimientos de cada miembro de la familia y de ellos mismos.

Seguimiento: Después de que se han colocado todos los objetos, se les pide
a los miembros de la familia que se sienten atrás y observen el genograma,
formulen preguntas o hagan comentarios sobre el proceso. Posteriormente
se realiza una discusión sobre cada miembro de la familia, y los símbolos
colectivos, percepciones, recuerdos, o asociaciones hacia la persona que se
está explorando. Una vez que se discute a nivel individual y cada persona
tiene la oportunidad de hablar acerca de los objetos elegidos, se les pide a
los miembros de la familia que elijan los símbolos que mejor describen las
relaciones entre ellos. Por ejemplo, una mujer adulta escogió un edificio alto
para simbolizar la relación con su madre, ya que la veía como fría e
inaccesible. Esta misma mujer, eligió un faro para representar la relación con
su padre, debido a que lo veía como una fuente de guía, dirección y confort
para ella. Cuando se le solicitó que eligiera un símbolo para representar la
relación que había entre sus padres, tomó dos soldados que cargaban una
camilla con un héroe herido. Y mencionó que su padre era el héroe herido,
cuya única oportunidad de ser curado era el que lo llevaran a un hospital
para que lo cuidara una enfermera. “En otras palabras”, añadió, “mi madre lo
ha excluido todos estos años y yo pienso que se está dando por vencido
para tratar de obtener algo de cariño por parte de ella”. Al mirar los símbolos
que había colocado en el papel le provocó un impacto emocional
desencadenando en llanto.

Estas sesiones familiares no deben apresurarse. Es probable que terminar el


genograma tarde una sesión completa, si es que todos los miembros de la
familia están presentes. Por lo general hay tiempo suficiente para acabar el
genograma y seleccionar las figuras que se colocan en cada miembro de la
familia. Una segunda sesión puede enfocarse en la discusión de las figuras
seleccionadas, y quizá en una tercera sesión se discutan las cuestiones de
relación. Esta forma particular de utilizar un genograma es muy útil para
producir descripciones tanto cognitivas como emocionales de las relaciones
entre los miembros de la familia.

Al final se fotografían los genogramas, y se les ofrece una foto a los


miembros de la familia mientras otro permanece con el terapeuta, con el
consentimiento familiar.
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Ambientes Familiares
Descripción: Sobol y Schneider (1998) crearon esta técnica para utilizarse
con niños. Se les pide a los pacientes que seleccionen un animal pequeño y
entonces construyan un ambiente para la figura elegida.4*

Herramientas requeridas: Figuras de animales del mismo tamaño. Se


incluyen una combinación de animales salvajes, de zoológico y de granja.
Además, se proporciona una gran variedad de materiales para crear el
ambiente, incluyendo pedazos de madera, tablero de espuma, cuerda,
carretes, piedras, arena, tela, chaquiras, pegamento, cinta adhesiva, grapas,
martillo y clavos. La creación del ambiente se realiza bajo supervisión clínica.

Instrucciones: Se les pide a los pacientes que seleccionen el animal con el


que deseen trabajar. Una vez que hicieron su selección, se retiran los demás
animales. Posteriormente se les indica a los miembros de la familia que
creen un ambiente para su animal utilizando los materiales proporcionados.

Aunque las instrucciones iniciales permiten el trabajo proyectivo, una vez que
se termina y elabora el primer ambiente, es útil proporcionar instrucciones
específicas (basadas en el trabajo original o las metas de tratamiento) tales
como:

● Realiza un ambiente seguro.


● Realiza un ambiente peligroso.
● Realiza un ambiente de “fantasía” o ideal.
● Realiza un ambiente en el que te gustaría vivir.

Una vez que los miembros de la familia han creado sus propios ambientes,
se les pide que les platiquen a los demás sobre éste. Para ayudarlos, los
clínicos pueden usar declaraciones o preguntas puntuales como:

● Háblame sobre este ambiente.


● ¿Qué tipo de ambiente es éste?
● ¿Del ambiente cuál es la parte favorita de este animal?
● ¿En qué emplea su tiempo este animal?
● ¿Qué cosas que no tiene desea este animal?
● ¿Con quién hablaría este animal si tuviera un problema?
● Me pregunto que tanto le gusta a este animal vivir aquí.

4*
Continuamos expandiendo esta técnica. Una de nosotras (BS) hace poco sugirió que los niños
seleccionen un bebé, un objeto amenazador y uno protector. La otra (EG) ha sugerido que los
niños seleccionen cualquier animal además de las figuras protectoras y peligrosas que sugirió
Sobol. Esto sirve para externalizar vulnerabilidad, peligro externo y recursos internos. Los niños
han respondido muy bien.
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Después de este diálogo terapéutico, esta técnica se expande hacia una


técnica familiar, en la cual se les da a los miembros de la familia una cartulina
grande y se les pide que acomoden sus ambientes para que los animales
puedan cohabitar. En este punto, los clínicos observan cuestiones de
proceso y contenido, tales como soledad o distancia de ambientes, de qué
manera se conectan o protegen los ambientes (por ejemplo, cercas o
caminos), y si el espacio común se llena con cosas que comparten como
comida, agua, luz solar o señales.

Durante el proceso algunas familias logran negociar muy bien, construyendo


paredes compartidas y manantiales comunes de agua potable. Otras familias
aíslan sus ambientes en las orillas de la cartulina, resistiéndose a la
cohabitación o interacciones compartidas. Por ello la forma en la que
negocian las familias, habla mucho sobre límites familiares, percepciones de
las relaciones familiares y cuestiones sistémicas, tales como cohesión
familiar, sistema abierto o cerrado, nivel y tipo de interacciones de
recompensa / no recompensa.

Seguimiento: Al igual que con otros proyectos, el producir diálogo terapéutico


tiene un gran valor para cuestiones tanto de proceso como de contenido.
Una vez que los miembros de la familia comparten sus percepciones, los
clínicos pueden “hacer interpretaciones en voz alta” o brindar sus
observaciones para la discusión. Los ambientes también pueden recrearse
más adelante en la terapia o durante las sesiones de cierre. Algunos
miembros de la familia insisten en llevarse a casa sus proyectos, y otros
prefieren que los guarde el terapeuta.

Conforme se progresa en la terapia, se les puede pedir a los pacientes que


realicen nuevamente el ejercicio, esta vez mostrando nuevas formas de
construir o conectar sus ambientes. Algunas veces los miembros de la familia
piden repetir el proyecto o sugieren alguna variación.

Acuario Familiar
Descripción: Se le pide a los miembros de la familia que dibujen, recorten y
decoren peces, y después los acomoden en una cartulina grande de color
azul, llamándolo acuario.5*

Herramientas requeridas: Papel blanco, lápices, marcadores, tijeras, brillo,


pegamento, cintas de colores, plumas, chaquiras, cristales, cartulina azul.

5*
Muchos pacientes han sugerido una variación de este ejercicio, encontrando muy limitante un
acuario. En su lugar, han puesto el pez en el océano, lagos y estanques. En algunos casos yo (EG)
les doy a los pacientes la opción de crear cualquier ambiente para su pez; otras veces prefiero el
acuario debido a que fuerza la cuestión de límites más estables o permanentes, que pueden ser
simbólicamente significativos.
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Módulo III – Técnicas en Terapia de Juego

Instrucciones: Primero se les da a los miembros de la familia hojas de papel


blanco de 21 x 27.5 cm., y se les pide que dibujen la figura de cualquier pez
que les guste. A los niños pequeños se les puede dar imágenes de peces
para que seleccionen el pez que quieran ser. Después tanto los niños como
los adultos decoran sus peces usando plumones o cualquier otro material
que deseen. Los niños requerirán apoyo, y los clínicos deben observar las
interacciones padre – hijo alrededor de ello, en lugar de ayudar durante la
tarea.

Por lo general, en el dibujo y decoración del pez se ocupa una sesión


completa. Se les pide a los miembros de la familia que dejen sus peces en el
consultorio para utilizarlos la próxima sesión. Si los niños insisten en llevarse
su pez, se les indica a los padres que lo traiga la siguiente sesión. En
ocasiones se les olvida y los niños deben hacer un pez nuevo. A algunos
niños se les puede persuadir de no llevarse su pez si se les da una foto o
una fotocopia del mismo para que se la lleven.

La siguiente fase de esta tarea es pedirle a la familia que acomoden sus


peces en la cartulina de color azul para crear un ambiente vivo en el acuario.
En forma espontánea, los miembros de la familia discuten la temperatura del
agua, la comida y otros objetos ambientales como la arena, otro tipo de vida
marina, y lugares donde los peces puedan esconderse o dormir. Es
interesante notar las tendencias familiares para hacer un ambiente seguro,
peligroso, protector, confortable, etcétera. Una vez que está terminado el
acuario, los clínicos inician un diálogo terapéutico alentando a la familia para
que observe el producto completo, haga preguntas, comentarios, etcétera.

Seguimiento: En las semanas siguientes, se le pide a la familia que recree su


trabajo. Esto puede realizarse mostrándoles fotos de 12.5 x 17.5 cm. o una
presentación del mismo proyectada en la pared. Las fotos ampliadas tienden
a darle mayor importancia y valor al trabajo familiar. Los terapeutas pueden
preguntar si los miembros de la familia han sentido o pensado algo acerca de
la realización del acuario o del producto en sí.

Una familia estaba asombrada por el hecho de que su acuario estaba


dividido en dos partes. El padre estaba en la mitad superior, moviéndose
hacia la superficie, mientras la madre y sus dos hijas pequeñas nadaban en
círculos en el fondo del mar. La niña de cuatro años exclamó: “¿A dónde va
papá?” y después, “¿Papá, a dónde vas?” El padre dijo triste, “Ya sabes,
tengo que ir a trabajar”. “Además...”, añadió, “ya no hay espacio para mi ahí
abajo”. Este sistema familiar tenía conflictos porque con frecuencia el padre
estaba ausente y la madre se había tornado hacia las niñas para cubrir sus
necesidades de afecto. Cuando el padre volvía a la casa temprano, sentía
como si su esposa no tuviera tiempo para él. También sentía que sus hijas
preferían estar con su madre, en parte porque la madre hacía un esfuerzo
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Módulo III – Técnicas en Terapia de Juego

para mantener a las niñas lejos de su padre para que éste pudiera
descansar. Todas estas situaciones surgieron como resultado de la dinámica
planteada.

Cuatro meses después, se le pidió a la hija más pequeña que realizara otro
acuario, donde se mostró una notable mejoría con relación al problema. En la
segunda actividad colocó los cuatro peces en el fondo del acuario, viendo
televisión y jugando con canicas. El padre estaba representado de manera
prominente, sentado en una silla, descansando plácidamente con un
pequeño pez que nadaba dentro y fuera de las patas de la silla.

Florero Familiar
Descripción: Los miembros de la familia dibujan flores individuales de su
elección, luego las colorean y decoran. Después, hacen un arreglo floral que
ponen en un florero real o construido.

Herramientas requeridas: Papel, plumones, materiales para decoración


(brillo, chispas, listones de colores, plumas, etcétera), y una cartulina grande
para hacer un florero o un florero real.

Instrucciones: Se le dice a los miembros de la familia que piensen sobre el


tipo, color y forma de la flor que quisieran dibujar. Después, por separado,
dibujan y decoran sus flores. Una vez que están terminadas todas las flores,
se les pide que las coloquen en un florero, haciendo con cuidado un arreglo
floral que les guste.

Seguimiento: Posteriormente primero se les cuestionan a los miembros de la


familia que les pareció dibujar y decorar las flores. La familia puede hacer
comentarios espontáneos sobre los dibujos, y pueden preguntarse entre ellos
sobre sus decisiones de flores o decoración. Una vez que se concluye esta
conversación, se discute el proceso que conllevó armar el arreglo floral en
conjunto.

Jardín Familiar
Descripción: Los miembros de la familia hacen parcelas en las que “crecen”
flores y vegetales. Posteriormente estas parcelas son colocadas sobre una
cartulina.

Herramientas requeridas: Papel blanco con rectángulos del mismo tamaño


dibujados con lápiz; plumones de colores; una pieza grande de cartulina de
color verde.

Instrucciones: Se les entrega a los miembros de la familia rectángulos del


mismo tamaño etiquetados como “parcelas”. Se les dice que decidan qué tipo
de flores, frutas o vegetales desean que crezcan en sus parcelas, y que
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dibujen estos objetos en unos rectángulos. Una vez terminados, estos


rectángulos se acomodan en una cartulina grande de papel verde, y se le
pide a los miembros de la familia que tomen decisiones sobre cómo hacer
que su jardín crezca en forma efectiva.

Seguimiento: Se hace una discusión acerca de las decisiones que tomó cada
miembro de la familia. Además, también se revisa el arreglo de las parcelas
en el espacio limitado. Es interesante notar si los diseños creados cuentan
con los recursos necesarios para propiciar condiciones óptimas para que
florezcan los jardines. Algunas familias identifican muy rápido la necesidad
de irrigación, fertilización, creación de cercas, senderos, sombra y sol. Otras
familias regresan semanas después con ideas para añadir insecticidas,
espantapájaros, o de alguna manera asistir en la protección y producción de
sus granos.

Creación Familiar de Feria o Carnaval


Descripción: Los miembros de la familia dibujan o construyen atracciones de
una feria o carnaval de manera individual y luego lo acomodan en una pieza
de cartulina, con el fin de crear el tipo de feria que gusten. La mayoría de las
familias deciden hacer ferias divertidas, seguras y económicamente exitosas.

Instrucciones: Se les pide a los miembros de la familia que piensen en


atracciones de una feria que puedan dibujar o construir de alguna manera.
Una vez que están listas las atracciones o actividades de la feria individual,
se les pide que acomoden el material sobre una pieza de cartulina,
decidiendo sobre la marcha que tipo de feria desean construir. Además de
las cualidades de la feria (tales como la seguridad y el éxito), se le pide a los
miembros de la familia que piensen sobre otras facetas de la operación de la
feria (costo de las atracciones, el tiempo que durarán, estatura y edad
requeridas, y así sucesivamente).

Seguimiento: Las conversaciones entre los miembros de la familia acerca de


los tipos de atracciones con las que desean contribuir se encuentran repletas
de simbolismo. Además, durante la construcción de la feria o carnaval surgen
preguntas importantes para la familia sobre cuestiones como límites,
estructuras, acción y seguridad.

Una familia vino a tratamiento porque la madre alcohólica había abusado


físicamente de su hijo de 8 años de edad. Al realizar las atracciones de la
feria, la madre escogió construir una montaña rusa, que hizo muy empinada
con vueltas peligrosas. Durante el proceso de construcción comentó: “Ellos
dicen que algunos niños se cayeron de esta montaña, lo que les dirá algo
sobre lo alto y rápido que va”. Su esposo respondió: “Eso es muy típico –
asustar mucho a los niños”. El padre escogió realizar “la casa de los
espejos”, porque siempre le había fascinado cómo diferentes personas
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podían mirarse en estos espejos. Él de manera espontánea exclamó que


cuando se vio en el espejo fue “la única vez que pensé que me veía bien”.
Añadió: “Seré la casa de los espejos para que las personas se sientan bien
cuando vengan a verme”. Al hacer esta elección, el padre habló de su baja
autoestima y su deseo de complacer a otros.

Por último, el niño de 8 años, quien había sufrido el abuso, dijo que no quería
ser ninguna atracción porque todas le daban mucho miedo. Sin embargo
cuando sus padres le dijeron que tenía que ser algo, eligió ser la persona
que admite pasajeros para conducir los “carros chocones”. Señalando: “Yo
voy a decidir quién se sube, y no voy a dejar que los niños chiquitos se
suban porque los más grandes les van a chocar”. También dijo: “Si los niños
son medianos, les diré que tienen que bajarse”. Esto era una referencia
encubierta hacia su propio sentido de vulnerabilidad y su deseo de “echar a
patadas a su madre” cuando estaba tomada o era abusiva. Esto también
sugería en el niño una necesidad de control, un rasgo compensatorio que
con frecuencia se encuentra en niños que se sienten indefensos y
vulnerables.

Los terapeutas pueden hacerles preguntas a los miembros de la familia para


indagar sobre el simbolismo. Las siguientes preguntas conducirán a la
discusión:

● Háblame sobre esta atracción.


● ¿A quién le gusta usar esta atracción?
● ¿Hay algunas reglas sobre quién puede entrar a esta atracción?
● ¿Hay peligros en esta atracción?
● ¿Qué precauciones se deben tomar para asegurarle a las personas
que están a salvo cuando usan esta atracción?
● ¿Cuánto cuesta entrar a esta atracción?
● ¿Cuál es tu atracción favorita en esta feria?
● ¿Qué tipo de familias van a las ferias?

El Sistema Planetario
Descripción: Cada miembro de la familia realiza el dibujo de un planeta y los
acomodan en una pieza grande de cartulina.

Herramientas requeridas: Papel para dibujar, plumones, tijeras, cartulina.

Instrucciones: Seleccionen, dibujen y decoren un planeta, que colocarán en


una pieza grande de cartulina de color azul que representa el cielo.

Seguimiento: Se discute con los miembros de la familia la elección de


planetas, al igual que la experiencia de trabajar en conjunto en la
construcción de un sistema planetario.
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Ensalada de Frutas
Descripción: Se les pide a los miembros de la familia que seleccionen,
compren y traigan a la sesión de terapia su fruta favorita, al igual que algún
“aderezo” a su gusto. Después las frutas se lavan, se cortan y se acomodan
para hacer una ensalada de frutas, y se prepara el aderezo. Se pueden
comer la ensalada en la sesión o llevársela a casa para comérsela más
tarde.

Instrucciones: Se les pide a los padres e hijos que vayan juntos a la tienda a
seleccionar y comprar los artículos para esta tarea. Y posteriormente que
preparen sus frutas para la ensalada, y decidan juntos el tipo y cantidad de
aderezo que desean.

Seguimiento: Se les pide a los miembros de la familia que hablen un poco


sobre sus selecciones al igual que del proceso de preparación de la
ensalada. Además, los miembros de la familia discuten lo fácil o difícil que
fue el ponerse de acuerdo sobre la elaboración de su ensalada.

Ilustración de Caso
Una maestra de primer grado me refirió (BS) a Bo, un niño Asiático –
Americano de 6 años de edad.

Vera, una madre soltera Asiática – Americana a inicios de sus treinta, bien
educada trajo a Bo a la terapia. En la primera sesión, describió que Bo
estaba presentando numerosos problemas tanto en la escuela como en la
casa. En forma constante durante sus clases interrumpía con berrinches y
con mayor frecuencia agredía verbalmente a los otros niños. A veces
actuaba presuntuoso – fanfarroneaba o se paseaba en clase, presumiendo a
los niños su superioridad intelectual. En casa, mencionó Vera, que Bo se
mostraba a la defensiva, hacía berrinches y actuaba “como un pequeño
tirano” con ella y sus abuelos, con los cuales vivían. Tanto ella como sus
abuelos se sentían emocionalmente agotados, debido a que ya habían
tratado con castigos, “regaños", e incluso sobornos. Además recientemente
habían comenzado a culparse entre ellos por las dificultades económicas en
casa.

La historia familiar reveló una situación compleja, en la cual la conducta de


Bo podía ser una forma de atraer atención de su familia y en particular para
obtener ayuda para su madre deprimida. Vera era la mayor de tres hijos de
una pareja china que había inmigrado a Estados Unidos, cuando ella tenía
alrededor de ocho años. Introvertida y talentosa, Vera se hizo muy buena
estudiante en la escuela, sin embargo se describía como una niña infeliz,
rebelde y ansiosa - desde el momento en el que llegó a la adolescencia -
para liberarse de las expectativas familiares y especialmente de sus
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tradiciones culturales. A los 20 años, había dejado la preparatoria y, para


recuperarse del fracaso de una relación temprana, se casó con un Americano
al cual desaprobaban rotundamente sus padres. Bo nació menos de un año
después, seis semanas prematuro. Existía la preocupación de que hubiera
sufrido algún daño neurológico, aunque en ese entonces nada era aparente.
Alrededor de un año después, el matrimonio se separó. Vera dijo que su
esposo le había mentido acerca de su historia personal y familiar; y que peor
aún, había malgastado los ahorros que tenían juntos. Humillada y sin dinero,
Vera dejó a su esposo y regresó a la casa de sus padres. En el transcurso de
los siguientes años, terminó la preparatoria y entró a la escuela de medicina,
mientras sus padres mantenían a ella y a Bo. Su esposo había dejado el país
y no estaba involucrado con su hijo.

Vera dijo que sufrió en silencio su humillación para evitar conflictos con sus
padres. Por la misma razón, obligaba a Bo a estar callado y a mantener
buena conducta. Tenía poco tiempo o energía para su hijo. Por las noches,
después de estudiar hasta tarde, Vera volvía a su casa exhausta. Con
esfuerzo, le leía a Bo un cuento para dormir, quién siempre la esperaba
hasta tarde. Su interacción era tensa y rutinaria; con frecuencia la "historia"
era un cuento platicado para "construir personajes". Por su descripción, la
alegría que había experimentado Vera por su recién nacido se había
convertido en un sentido de carga opresivo.

Gran parte de la creciente conducta disruptiva de Bo estuvo fuera de la vista


de todos, hasta que comenzó el Jardín de Niños donde se le veía como muy
brillante pero problemático. En el primer año escolar, comenzaron los
castigos, luego suspensiones que provocaron que Vera se sintiera
avergonzada, enojada y estresada mientras hacía su internado. En casa,
sentía una falta de empatía y comprensión. Pero fuera de que
ocasionalmente explotaba, ella continuaba guardando sus sentimientos y
presionando a Bo para que se comportara. Se desarrolló un patrón:
Generalmente, Vera intentaba influir en Bo mediante el razonamiento o la
"instrucción moral". Cuando esto fallaba, ella halagaba o suplicaba, y poco
después, crecía su enojo y recurría a engañarlo o amenazarlo con irse.
Cualquier éxito que tuviera duraba poco. Con el tiempo fueron referidos a
terapia, Bo cometía travesuras desafiantes en casa, desobedeciendo incluso
las reglas más razonables en relación con los modales de higiene y de
comida.

Bo se presentó en terapia aseado, como un pequeño niño brillante y


parlanchín con manierismos adultos y habla sofisticada. Estaba ansioso de
mostrarme su conocimiento de historia Asiática, computadoras y armas. Vera
se encontraba extremadamente tensa. Tenía dificultad para identificar
cualidades positivas en su hijo. Con frecuencia quería iniciar las sesiones
leyendo un cuaderno en el que anotaba a diario las malas conductas de su
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Módulo III – Técnicas en Terapia de Juego

hijo. Algunos de sus patrones de interacción fueron claros desde el principio.


Tanto la madre como el hijo utilizaban ciertas palabras en un intento de
mostrar poder, pero no eran efectivas. Las deslumbrantes exhibiciones de
información de Bo no obtenían ningún elogio de su madre. Las categorías de
faltas y elaborados sermones de Vera no provocaban ningún cambio en la
conducta. Cada uno parecía estarle gritando “al viento”, y la mayoría de las
primeras sesiones familiares condujeron a una tríada de reacciones de Vera:
burla, pena o autoreproche. En estas sesiones era especialmente notable la
incapacidad de Vera para “comprender” el lenguaje y la conducta simbólica
de Bo. Algunas veces, cuando Vera hablaba de las faltas de Bo, el niño se
movía por el cuarto, recogía una espada de juguete y daba estocadas al aire
o levantaba una AK47 imaginaria y hacía “ruidos de pistola”. En forma
invariable, Vera interrumpía esta conducta, siendo incapaz de responder al
juego de Bo que resultaba ser un intento simbólico de autodefensa contra el
severo discurso de su madre.

Después de varias semanas en terapia, decidí hacer una evaluación de arte


familiar (EAF) con el fin de realizar una valoración que me permitiera
comprender a mayor profundidad la dinámica emocional de su interacción.
También quería proporcionar una actividad en la que Vera y Bo pudieran
interactuar de una nueva manera, no verbal, y posiblemente más positiva.
Para mí era importante establecer en la terapia un contexto en el que se
disminuyera la agresión de las palabras. En forma adicional, sentía que la
experiencia en el arte podía mostrar fortalezas en la relación, que estaba
enmascarada por un patrón de interacción predecible y rígido. Me
preguntaba qué símbolos y metáforas podían surgir como importantes – que
no fueran las siempre presentes pistolas y espadas. Me cuestionaba si podía
descubrir maneras de ayudar a Vera para que le proporcionara a Bo
estructura, límites y recursos emocionales. Aunque los abuelos habían
participado en muchas de las sesiones familiares, ellos no deseaban asistir a
una sesión donde el arte sería la técnica principal del tratamiento.

Evaluación de Arte Familiar


La familia hizo la versión modificada de la EAF ya descrita anteriormente
(véase Kwiatkowska, 1978). Cada quien hizo un dibujo libre, un retrato
familiar y un garabato para iniciar. Juntos, hicieron un mural, al cual le
siguieron dibujos libres al final.

En el primer dibujo, tanto Bo como su madre estaban comprensiblemente


ansiosos y fue difícil no relacionarse con palabras. Bo dibujó un retrato de su
madre pero habló en forma incesante. Su lenguaje provocador incomodaba a
Vera, quien reaccionó de manera predecible. Sin embargo, incluso en el
momento de la reacción, pudo delinear un Volkswagen Beetle, y encontrarse
sorprendida y complacida con su propia habilidad. Remarcó, “el poseer un
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carro me daría algo de libertad. Podría ir y venir como quisiera. Incluso


podría llevar a Bo a algunos lugares”.

En el segundo dibujo (retrato familiar), Bo continuaba tratando de obtener


atención de su madre haciéndole comentarios provocativos. Cuando Vera
amenazó con irse – otra respuesta predecible – Bo se calmó y dibujó. Hizo
una familia de figuras de goma que se balanceaban; una figura parecía
sostener en sus mandíbulas a otra más pequeña, mientras otras dos figuras
fungían como separadores para esta pareja. Más adelante los identificó como
él y su madre al centro, acompañados por la abuela y el abuelo. Aquí, la
dinámica capturó el simbolismo de Bo y lo preservó en papel, por lo que fue
difícil ignorarlo o desestimarlo. El dibujo de Vera también mostró un
simbolismo alarmante. Dibujo a Bo y a ella misma como dos niños
fusionados en una sola unidad, con los torsos unidos en la cadera y sólo tres
piernas visibles. Los ojos estaban vacíos, no tenían pupilas. Toda la imagen
estaba realizada en una línea color verde pálido. Cuando vimos juntos los
dibujos, Bo grito, “¡Oye! ¿Dónde está mi otra pierna?” El dibujo sugería que
quizá Vera experimentaba a Bo como inseparable de sí misma. Me pregunté
si se identificaba con Bo como la niña infeliz que sentía haber sido. ¿O era él
para ella una “marca de Caín”, es decir, como una prueba de sus propios
fracasos y vergüenzas? Recordando la descripción de Vera acerca de su
alegría al momento del nacimiento de Bo, me pregunté qué tanto ella alguna
vez había soñado que en lugar de esto, su pequeño niño fuera la prueba
viviente de su propio valor.

El garabateo inicial era sencillo. Por razones del proceso, decidí abandonar
el desarrollo de un “garabateo en conjunto” a cambio de un “mural familiar”.
Me preocupaba que el garabateo, que requiere de trabajar en espacios muy
cercanos, los forzará a regresar a su patrón de conflicto. Por lo que pegué un
pedazo grande de papel mural en la pared y di las siguientes instrucciones:
“Hagan un dibujo juntos como familia sobre cualquier tema que deseen”.
Vera y Bo parecían relajarse al otorgarles un espacio dirigido y amplio. Sus
interacciones se dieron en una tranquila, pero primitiva, calidad de
cooperación armoniosa e incluso juguetona. Vera le permitió a su hijo
escoger un tema, al igual que cualquier madre accedería que su hijo tomara
el liderazgo en un juego. Ella hizo muchas sugerencias apropiadas para un
tema y permitió que Bo tomara la decisión final. Bo escogió como tema “el
universo”. Comenzó de inmediato a darle instrucciones a su madre sobre el
tamaño, color y posición de los planetas – dándose una oportunidad de
mostrar sus conocimientos sobre estas cosas – mientras ella realizaba el
dibujo. Ella pudo ignorar alguna provocación verbal ocasional, y al final
ambos estaban complacidos y orgullosos de su trabajo. Desde mi ventajosa
perspectiva, observe una graciosa interacción donde en el argumento se
mostraban bromas juguetonas. Jamás había visto movimientos físicos tan
suaves y fluidos entre ellos.
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Después de terminar el dibujo se dio un breve tiempo para la discusión,


donde la fluidez del juego entró en su interacción verbal. Mientras Vera se
quejaba de que habían dibujado el sistema solar y no el universo, Bo regresó
al dibujo, y con un pedazo de gis negro, dibujó un círculo alrededor de la
imagen compuesta del sol y los planetas. “¡Ves!”, dijo, “todo lo que está
adentro del círculo es el sistema solar; lo que está afuera del círculo es el
universo”. Ambos rieron ante esta inteligente solución al problema, y en
silencio yo note que él también había ilustrado de forma perfecta la
importancia de los límites.

Para el último trabajo, Vera uso muchos colores para dibujar una escena en
la playa que la incluía a ella y a Bo como figuras separadas pero adyacentes
con trajes de baño y lentes de sol idénticos. También dibujó un guardacostas
masculino – es claro, dijo Vera, un nuevo interés amoroso imaginado por ella.
Remarco que si tuviera coche, la playa sería uno de los lugares al que
llevaría a Bo. En su papel, Bo continúo el tema del espacio de una manera
contenida. El sentimiento armonioso entre ellos parecía persistir conforme
finalizaba la sesión para irse a casa.

Al proporcionarme una mayor información del proceso y contenido, la EAF


me ayudó a refinar y redirigir las metas de las sesiones familiares. Debido a
que las cuestiones de apego e identificación parecían muy fuertes (y en su
mayoría negativas), planee apoyar cualquier conexión positiva que viera
entre Vera y Bo, mientras orientaba a Vera en sus esfuerzos para
diferenciarlo. Por ejemplo, la alenté para que buscara actividades con
compañeros y amigos para Bo, y que ella se desenvolviera más con sus
amistades. Recordando las imágenes de la EAF, sabía que era importante
dar pasos cuidadosos. Quería asegurar que conforme Bo comenzara a sentir
cierta libertad de las quijadas que había creado para representar a su madre,
Vera no se sentiría arrancada de la imagen de ella y Bo fusionados en forma
inseparable. Con el fin de evitar la continua distorsión de palabras, continúe
explorando emociones de manera no verbal. Las actividades de juego y arte
le proporcionarían a Vera la oportunidad de ser juguetona mientras mantenía
su dignidad como madre y le ofrecería continuamente a Bo la oportunidad de
expresarse simbólicamente de manera que su madre pudiera tanto tolerar,
como eventualmente comprender.

En el transcurso de los siguientes meses, hice muchos esfuerzos para


provocar un cambio en los patrones de interacción familiar, al mantener estas
indicaciones generales de tratamiento. Además, se llevó a cabo una
exploración más amplia acerca de posibles problemas neurológicos.
Después de las exploraciones neurológica y psiquiátrica que proporcionaron
diagnósticos contradictorios para Bo, Vera accedió con reservas a probar
Ritalin por posible TDAH. Sin embargo, se descontinuó debido a que parecía
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Módulo III – Técnicas en Terapia de Juego

incrementar la conducta agresiva y berrinches de Bo. Vera y sus padres se


encontraban en desacuerdo con respecto a explorar el uso de medicinas y
buscar una escuela nueva para Bo. El que a Bo se le cambiara a un
ambiente escolar más restrictivo, requería que se le etiquetara como un niño
“trastornado emocionalmente”. Así como había sido difícil para Vera valorar
las cualidades de su hijo, le parecía igualmente difícil aceptar que su hijo era,
en sus palabras, “problemático”.

El nuevo programa escolar y una maestra cariñosa con expectativas claras


demostraron ser útiles y durante varios meses mejoró de manera importante
la conducta de Bo en la escuela. Alentada, Vera también accedió a que en el
siguiente verano Bo acudiera a un programa escolar de medio día. Pero a lo
largo de los meses de invierno y primavera, después de la escuela Bo seguía
pasando muchas horas montando bicicleta o en compañía de sus abuelos,
esperando que su mamá regresara del hospital. Por su parte, parecía que
Vera seguía deprimida y retraída. En sesiones de terapia individual, Bo pudo
expresar parte de su enojo y tristeza en esculturas de barro o con historias
en el arenero. En particular parecía gustarle hacer mundos en la arena,
donde él tenía el control total de sus personajes. Observándolo en el juego,
note que antes de que pudiera expresar compasión por sus personajes,
primero necesitaba establecer un total de control sobre sus “vidas”. En
sesiones familiares, continúe mis esfuerzos para orientar a Vera en el
establecimiento de límites y alentar interacciones positivas con Bo. Con la
meta anterior en mente, invite a Vera y a Bo a hacer algunos areneros juntos.

Primer Arenero Familiar


Una semana anterior, Vera y Bo fueron avisados que trabajarían en el
arenero. El día de la sesión llegaron preparados para “hacer juntos un
mundo” en el arenero. Sin embargo, Vera estaba inquieta por discutir
“conductas negativas”. Durante varios minutos, se sentó en silencio con sus
manos en la falda y su cuaderno de notas abierto, donde registraba las
conductas negativas de Bo; mientras el niño comenzó a llenar el arenero con
una variedad de monstruos, dragones, dinosaurios, rocas y soldados de
plástico. Lentamente, condujo su atención hacia el arenero. Se quejó con Bo
de que no le había dejado suficiente espacio para crear su parte del mundo,
al igual que había hecho con el mural familiar. Bo no respondió con sus
argumentos usuales, sino con un gesto de buena voluntad, colocó para su
mamá una cerca que delimitaba alrededor de un cuarto del espacio del
arenero. Miró atento conforme su madre escogía una casita, dos monjas, una
iglesia, algunos árboles, muchos niños, un pequeño hechicero y varios
animales domésticos para acomodarlos en su orilla. Bo hizo preguntas
adecuadas a su edad como: “¿Por qué pusiste un hechicero en tu mundo?
¿Quiénes son esos niños? ¿Por qué hay monjas?” Ella contestó que los
hechiceros y las monjas eran figuras espirituales que la podían ayudar a
crear una escena pacífica, feliz. En forma espontánea, Bo movió su cerca
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Módulo III – Técnicas en Terapia de Juego

para hacerle más espacio al mundo de su mamá. Sin preguntar, él colocó la


figura de un perrito cerca de los niños, y antes de que su mamá pudiera
comentar (o protestar), dijo que el perrito lo representaba a él. Un ambiente
de respeto mutuo, de juego y de alegría (la misma fluidez que se había visto
de manera efímera en el ejercicio mural) se había vuelto a presentar.

La historia cambió siguiendo esta pauta de interacción graciosa. Bo parecía


tener una comprensión intuitiva de su propia vulnerabilidad y de la frágil
alianza con su madre. Quizá para reforzar su relación, construyó una alta
montaña de arena junto a la cerca, colocó algunos de sus monstruos en ella,
y comenzó a darle nombres a algunos monstruos particulares. Al primer
monstruo lo llamó “mi papá” y al segundo “tu jefe”. Vera se rió y pronto se
unió al juego: “Este es tu viejo director” y “este es el trabajador social”.
Juntos, identificaron un gran número de “enemigos” comunes. Ahora, el
juego había tomado otra cualidad; Bo parecía estarse confabulando con su
madre, quizá con el propósito de mantenerla participando. Sentí que se
estaba dando cierta manipulación que Vera no reconocía. Tampoco parecía
reconocer la inadecuada alianza que estaban creando de “tú y yo contra el
mundo”. Me sentí preocupada cuando salieron de la sesión tomados de la
mano. ¡Que rápido una alianza inadecuada se había convertido en un lazo
poco saludable! Mientras Bo había tenido éxito para integrar a su madre en
la dinámica, parecía estar en el margen de aliarse con su enojo.

Entre Sesiones
Al igual que en la terapia verbal, el terapeuta que utiliza el juego o el arte se
enfrenta a diversas circunstancias, entre ellas: permitir que se desarrolle más
el tema; darle una nueva dirección al juego (si es que la familia parece no
estar lista para procesar el material); o interpretar el juego o el arte. En el
caso de Vera y Bo, yo estaba preocupada en cuanto a la alianza que vi como
un intento en conjunto de llenar las necesidades emocionales entrelazadas.
A pesar de sus obvias fortalezas intelectuales, sentía que Vera y Bo
rechazarían cualquier esfuerzo que hiciera para dirigir en forma directa su
relación o mediante la interpretación verbal de sus procesos. Sin embargo,
en el agradable ambiente que se crea en el juego del arenero, quizá ellos
podían dirigir estos temas al nivel de metáfora. Y quizá, más adelante la
metáfora se convierta en un modelo internalizado de conducta en el “mundo
real”.

Segundo Arenero Familiar


Para el siguiente arenero familiar, la única instrucción que di fue en forma
especulativa: “¿Me pregunto qué tipo de mundo querrán hacer hoy?”. Tanto
Vera como Bo parecían ansiosos por desarrollar un tema similar al del primer
arenero, un mundo en el que Bo delimitó su propia área para llenarla con
todo tipo de figuras agresivas, mientras su madre creaba otra vez una villa
pacífica. Parecían saber que estaban lejos de haber agotado este escenario
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Módulo III – Técnicas en Terapia de Juego

como una vía hacia profundos y amplios pensamientos y sentimientos no


expresados. Cuando se puso la villa, una vez más Bo colocó la figura de un
perrito en la escena de su madre. Posteriormente colocó un pequeño gorila
junto al perrito y lo identificó como su padre. Vera dijo que en realidad no
quería el gorila en la escena, pero dejó que se quedara, como reconociendo
que no debía interrumpir los intentos de su hijo por abrirse a este tema
sensible. Pero entonces ella agrego un caballo y dijo que representaba su
deseo de un nuevo marido (y un nuevo padre para Bo). Mientras no se dijo
más sobre este tema, ambos pudieron continuar con el juego durante varios
minutos más. Bo eligió un arca de barro y la colocó en la orilla de la villa.
Colocó algunos soldados cerca de la puerta; por su colocación, era difícil
decir si los soldados estaban ahí para atacar o para defender la villa. Cuando
pregunté sobre esto, Bo volteo los soldados para que en forma clara
estuvieran defendiendo la villa de la horda de bestias que avanzaban de su
lado del arenero.

Tercer Arenero Familiar y Sesión de Arte Familiar


Dos semanas después, Bo entró a la sesión familiar extremadamente
ansioso y agitado. Quizá el tema no explorado del “nuevo padre” que surgió
la sesión anterior requería de un mayor proceso verbal antes de regresar al
trabajo expresivo. Al menos, esa era mi hipótesis. Cualquiera que fuera la
causa, la agitación de Bo y la respuesta que Vera tenía hacia ésta (crítica
molesta) sugerían que necesitaba usar esta sesión para disminuir, si era
posible, el nivel de volatilidad emocional. Bo ya había girado el arenero y
estaba revolviendo la arena en forma salvaje. Decidí redirigir la sesión y
sugerí que utilizáramos el tiempo “tanto para jugar como para hablar”.
Podíamos usar barro para hacer unos objetos que quizá necesitáramos para
futuras historias en el arenero. Debido a que el “barro” era un papel con
pulpa de barro, un material limpio y bastante seco, había poco peligro de que
Bo se saliera de control. Podía continuar usando energía física pero quizá
con menor posibilidad que en el trabajo del arenero. Vera, Bo y yo nos
reunimos alrededor de una mesa y comenzamos a manipular pequeñas
piezas de pulpa de “barro” que yo había arrancado de la masa grande. Para
ayudar a dirigir la sesión dije que me gustaría hacer un puente de barro para
usarlo en el arenero. Bo siguió mi modelado casi de inmediato y dijo que él
iba a hacer un barco. Vera titubeó y al principio no dijo nada, pero pronto
comenzó a moldear su pieza de barro. Hablamos acerca de los areneros,
manteniendo cierta distancia del trabajo en sí. La actividad se estaba
relajando. Dentro del transcurso de 20 minutos, cada uno habíamos hecho
una figurita para el arenero. Pasamos los últimos minutos de la sesión
discutiendo sobre nuestras piezas y limpiándolas juntos. Bo había realizado
un barco largo y en la proa le había colocado un gran pedazo de chaquira
dorada. La pieza mostraba un nivel de cambio y un enfoque inusual para él.
Dijo: “Se supone que el barco transporta personas y animales a lugares
lejanos”. En su lugar, Vera había hecho una pieza pequeña, una banca en la
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que podía “simplemente sentarse” si estaba cansada. Yo terminé mi pequeño


puente. Y acordamos hacer otro arenero en las próximas semanas.

Entre Sesiones
La sesión de barro se había implementado debido a la observación de que
la familia había tocado un tema frágil (un nuevo marido, un nuevo padre) y el
profundizar en este tema tan rápido podía aumentar la ansiedad sin ofrecer
ayuda terapéutica. Entre sesiones reflexioné acerca de la dirección en la que
nos podía conducir la terapia de juego y de arte.

Me había impactado la forma tan intensa en la que este pequeño seguía los
pasos de su madre, ajustando sus palabras y movimientos para encajar con
los de ella. De manera instintiva parecía saber que para lograr un sentimiento
de bienestar debía reconocer y cubrir las necesidades emocionales de su
madre. Sin embargo, debido a que las respuestas de Vera eran
impredecibles para él, Bo había desarrollado un gran número de estrategias
para mantenerse seguro emocionalmente. Esto variaba de una conducta
hostil que la alejaba, o en su lugar, una conducta tímida que la acercaba. Él
podía jugar tanto como “monstruos” que como “cachorros”. Cada uno de
estos reflejaba un estado emocional genuino, hasta ahora cada uno tenía un
potencial de manipulación que con frecuencia entraba al juego.
Lamentablemente para Bo, ninguno de los aspectos de su personalidad, de
monstruo o de cachorro, podían controlar las respuestas de su madre, al
menos no por más de uno o dos instantes.

Bo parecía atorado en un patrón de tretas de conducta inconscientes


urgentes y amplias para manipular a su madre. Cualquier expresión directa
de su necesidad, dolor y enojo – en especial en casa – ponía en riesgo la
pérdida de la paciencia de su madre. La expresión simbólica con frecuencia
invitaba a un riesgo similar. En las sesiones familiares, las necesidades de
Vera comenzaban a dirigir las historias del juego. En forma gradual, Bo había
comenzado a abandonar la expresión simbólica genuina a favor de actuar al
niño obediente. Sentí que era importante reestablecer el juego y arte familiar
como una actividad emocionalmente segura. En la sesión de barro, la
actividad en conjunto parecía convertirse en una zona segura, libre de
confabulaciones secretas, reproches u otro tipo de manipulación. También
había observado que en las sesiones del arenero, tanto Vera como Bo
habían parecido genuinamente agradecidos y contentos durante ciertos
momentos, sin embargo de corta duración. Para apoyar la meta de seguridad
emocional, decidí continuar adhiriéndome a una técnica sencilla: continuaría
invitando a Vera y a Bo a un “mundo de juego” delimitado en forma clara,
diferente al “mundo real”, en el que yo establecía las reglas y en el que tanto
la madre como el hijo podían sentirse libres para “sólo jugar”.

Cuarto Arenero
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En los areneros anteriores, habían surgido los temas complementarios de


peligro - seguridad / agresión - paz. Principalmente Bo había sido la fuente
de imágenes peligrosas y Vera, de las pacíficas. En esta sesión, les pedí que
trabajaran juntos para crear un mundo que ambos “sintieran como un lugar
seguro”.

Bo comenzó seleccionando figuras de monstruos y animales agresivos y los


colocó al azar por todo el arenero. Vera espero hasta que él hizo una pausa.
Entonces ella puso un anillo de piedras grandes, alrededor de las figuras que
estaban más cerca del centro del arenero, en efecto, acorralándolas en un
área definida. Bo parecía ansioso por jugar y ayudó a construir una capa más
alta de la pared de piedra y a mover hacia el centro algunas de las figuras
que estaban en los extremos. Cuando todos los animales peligrosos
quedaron dentro del círculo, Vera eligió animales de selva adicionales y los
colocó alrededor del perímetro de la pared de piedra. Los identificó como
figuras que estaban vigilando a las figuras peligrosas. Una vez más, Bo
ayudó. Conforme trabajaban, había poco intercambio verbal. Cuando se
hicieron para atrás con el fin de observar el arenero, Bo dijo, “estos son los
chicos malos que quieren matar a todos en el mundo y tienen que estar
encerrados”. Yo estaba contenta de ver que el mismo Bo había introducido el
concepto de represión al juego terapéutico y señalé en voz alta que habían
trabajado juntos para mantener bajo control a los chicos malos. En voz alta,
me pregunté qué podía pasar para ayudar a estos chicos malos a sentirse
menos enojados.

En esta sesión, al mantenerme con mi preocupación de que, dada la


oportunidad, Bo y Vera caerían una vez más en sus formas de relacionarse
con confabulaciones u hostilidad, dediqué gran parte del tiempo a los
quehaceres domésticos de la sesión de arte: fotografiando el arenero, al
quitar las figuras, al recoger. Esta actividad le dio a Vera y a Bo tiempo
suficiente para cambiar del “mundo del juego” a el mundo real.

Se dieron muchas más sesiones de arenero antes de que un cambio en las


políticas y consideraciones del seguro requirieran que la familia fuera
transferida a una nueva clínica. Conforme terminaba mi fase de trabajo con la
familia, trate de consolidar el trabajo que se había realizado tanto en el juego
como en las sesiones verbales. En las últimas sesiones, mantuve el énfasis
en actividades compartidas, dándole paso al trabajo (sin precipitarme en los
aspectos emocionales profundos y frágiles), y sosteniendo una interacción
positiva como un tema más importante que el descubrir o explorar el
contenido. Continué apoyando la idea de terapia individual para Vera y una
actividad con compañeros supervisada para Bo.

Notas de Conclusión sobre este Caso


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El arte y el juego formaron parte de una red de modalidades terapéuticas


utilizadas en este caso tan complejo y largo. Sentí que el trabajo llevado a
cabo en la terapia de juego y arte, había establecido un contexto en la cual
se podían practicar buenas relaciones objetales y logrado reforzar las
experiencias positivas entre lo profundo y ambivalente del vínculo madre e
hijo. El mantener un balance entre la expresión - exploración de necesidades
emocionales no cubiertas y la necesidad de dirigir problemas de conducta y
límites fue posible mediante la atención oportuna a los eventos en cada
sesión. El juego era más efectivo cuando Vera se permitía “sólo” el dibujar y
jugar. Cuando esto sucedía, era capaz de acceder a momentos de placer sin
complicaciones con su hijo. Y dentro de la seguridad de “sólo jugar”, Bo
podía suspender sus manipulaciones y disfrutar de la disponibilidad
emocional de su madre. Yo sentía que estos eran, de hecho, momentos
valiosos.

Muchos meses después, Vera estuvo de acuerdo en iniciar terapia individual


y de ver los asuntos de Bo como separadas de las suyas para permitir
exploraciones novedosas de medicamentos y servicios escolares más
intensos con el fin de dirigir las necesidades individuales de Bo. Debido a
que las sesiones de arte y de juego se encontraban libres de la tiranía de
palabras en esta familia, constituyeron excelentes vehículos para conducir
lazos emocionales más cercanos. Un lazo saludable era fundamental para
desarrollar una separación y diferenciación más apropiada, tan necesario
para lograr un trabajo exitoso con la familia.

Resumen
Existen pocos límites para la variedad de actividades familiares que pueden
alentar a los miembros de la familia a interactuar entre ellos de formas
nuevas y disfrutables. Estas tareas demandan ciertas cosas por parte de los
miembros de la familia: en primer lugar y lo más importante, los miembros de
la familia deben tener acceso y utilizar su creatividad, al seleccionar objetos
simbólicos y al permitir una comunicación metafórica. En segundo lugar, se
les invita a que entre ellos se comprometan en una actividad compartida que
da como resultado un producto tangible, el cual la familia puede observar,
tocar, sentir, manipular, fotografiar y posiblemente llevárselo a casa. En
tercer lugar se reta a los miembros de la familia a que se observen desde
una perspectiva nueva y diferente.

Los clínicos crean oportunidades para observar y experimentar a la familia


sobre un nivel más profundo del proporcionado por la comunicación verbal.
Cuando las personas limitan su comunicación en las palabras, por lo general
luchan para encontrar formas de hacerse escuchar o entender. Con
frecuencia, surgen desacuerdos cuando las personas “no pueden encontrar
las palabras correctas” o no pueden silenciar sus ideas rígidas.
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Algunas cuestiones se aclaran cuando se utiliza lenguaje simbólico. Un padre


explosivo que elige sembrar rosas blancas en su jardín, quizá esté
mostrando una parte de sí mismo que en realidad no es visible para su
familia. De la misma manera, un niño desafiante oposicionista que elige una
tortuga a la que le da miedo hacer amigos, quizá esté comunicando su miedo
y ansiedad por los ambientes sociales.

Los miembros de la familia merecen una oportunidad de tener nuevas


interacciones entre ellos, que pueden sorprenderlos o deleitarlos. Con mucha
frecuencia, las familias en crisis interactúan entre ellos en forma negativa o
neutral, y se acostumbran a niveles altos de estrés y dolor, ignorando las
posibilidades del juego, la risa y el contacto emocional.

El juego es un asunto serio y puede utilizarse con familias que presentan


preocupaciones muy importantes. La terapia de juego familiar es optimista y
aprovecha las habilidades inherentes de la familia para acceder y utiliza
fuerzas internas. En aquellos momentos cuando los clínicos se sienten más
abrumados y aplanados, incapaces de determinar cómo proceder, la terapia
de juego familiar crea inicios, provoca energía y, por último, les brinda a
todos una nueva experiencia de interacción.

La terapia de juego familiar crea inicios. Invita a los clínicos y terapeutas por
igual a interactuar de formas menos reservadas, más expresivas. De manera
inevitable, lo que se comparte tiene un profundo impacto en clínicos y
pacientes por igual, y puede contribuir a introspecciones significativas, a una
motivación para buscar o probar nuevas interacciones y eventualmente a un
cambio conductual.

_____________________________________________________
Eliana Gil, Ph.D., Directora del Centro Inova Kellar, Servicios de Tratamiento
para niños que han sufrido Abuso, Fairfax, Virginia.
Barbara Sobol, M.A., A.T.R., L.P.C., Coordinadora del Servicio Clínico,
Servicios de Salud y Humanos Comunidad Compañera para Niños,
Adolescentes y Familias, Montgomery Country, Maryland.
___________________________________________________

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