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12/3/21, 11:10 AM Espondilitis anquilosante - Trastornos de los tejidos musculoesquelético y conectivo - Manual Merck versión para profesionales

MANUAL MERCK
Versión para profesionales

Espondilitis anquilosante
Por Apostolos Kontzias
, MD, Stony Brook University School of Medicine

Última modificación del contenido may 2020

La espondilitis anquilosante es una espondiloartropatía prototípica y una enfermedad sistémica


caracterizada por una inflamación del esqueleto axial, las grandes articulaciones periféricas y los dedos,
dolor de espalda nocturno, rigidez de espalda, cifosis acentuada, aortitis, anormalidades de la conducción
cardíaca y uveítis anterior. El diagnóstico requiere la demostración de la sacroileítis en una radiografía. El
tratamiento se realiza con medicamentos antiinflamatorios no esteroideos y/o antagonistas del factor de
necrosis tumoral o antagonistas de la interleucina-17 (IL-17) y medidas físicas que mantengan la flexibilidad
articular.

La espondilitis anquilosante es 3 veces más frecuente en hombres que en mujeres, y comienza entre los 20 y los 40 años
de edad. Es 10 a 20 veces más frecuente entre familiares de primer grado de pacientes con espondilitis anquilosante que
en la población general. El alelo human leukocyte antigen (HLA-B27) está presente en el 90% de los pacientes de etnia
blanca con espondilitis anquilosante, pero también está presente en hasta un 10% de la población general, dependiendo
de la etnia. El riesgo de espondilitis anquilosante en un familiar de primer grado con el alelo HLA-B27 es de un 20%. La
mayor prevalencia de HLA-B27 en personas de raza blanca o de HLA-B7 en las de raza negra apoya la idea de una
predisposición genética. Sin embargo, en gemelos idénticos la tasa de concordancia es sólo del 50%, lo que sugiere la
influencia de factores ambientales. Es probable que la fisiopatología implique una inflamación mediada por mecanismo
inmunitario.

Clasificación
  
La mayoría de los pacientes tienen compromiso predominantemente axial (llamada espondilitis anquilosante axial).
Algunos tienen compromiso predominantemente periférico. Entre aquellos con afectación axial, algunos no tienen
ninguna evidencia de sacroileítis en las radiografías simples. Por lo tanto, algunos expertos clasifican la espondilitis
anquilosante de la siguiente manera:
Espondilitis anquilosante axial: ¿Tiene un predominio de compromiso axial y hallazgos radiológicos típicos de
sacroileítis

Espondilitis anquilosante no radiológica: clínicamente similar espondilitis anquilosante a la axial pero sin hallazgos
radiológicos típicos de sacroileítis

Espondilitis anquilosante periférica: espondilitis anquilosante con lcompromiso a predominio periférico

Signos y síntomas
  
La manifestación más frecuente de la espondilitis anquilosante es el dolor de espalda inflamatorio, aunque la enfermedad
puede comenzar en las articulaciones periféricas, en especial en niños y en mujeres, y rara vez con iridociclitis aguda (iritis
o uveítis anterior). Otros signos y síntomas tempranos son una disminución de la expansión del tórax por afectación
costovertebral difusa, fiebre baja, astenia, anorexia, pérdida de peso y anemia.

Espondilitis anquilosante (cifosis


grave)

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ST. BARTHOLOMEW'S HOSPITAL,


LONDON/SCIENCE PHOTO LIBRARY

El dolor de espalda–a menudo nocturno y de intensidad variable–se vuelve finalmente recurrente. Aparecen rigidez
matinal, que se alivia con la actividad, y espasmos de los músculos paravertebrales. El dolor de espalda y el espasmo de
los músculos paravertebrales se alivian al flexionar o doblar el torso; por esto es frecuente una cifosis en pacientes no
tratados. Puede aparecer finalmente una artritis de cadera grave. En etapas tardías, el paciente presenta cifosis
acentuada, pérdida de la lordosis lumbar y postura fija inclinada hacia adelante, que compromete la función pulmonar y le
impide acostarse en una superficie horizontal. Puede haber afectación articular periférica deformante, que a veces afecta
los dedos (dactilitis). Puede haber tendinitis aquiliana y rotuliana.
En un tercio de los pacientes con espondilitis anquilosante aparecen manifestaciones sistémicas. Es frecuente una uveítis
anterior aguda recurrente, que por lo general responde al tratamiento local; rara vez, ésta se vuelve prolongada y grave, y
afecta la visión. A veces aparecen signos neurológicos por radiculitis compresiva o compresión ciática, fractura vertebral o
subluxación, o por el síndrome de la cola de caballo. Las manifestaciones cardiovasculares incluyen insuficiencia aórtica,
aortitis, angina, pericarditis y anormalidades de la conducción cardíaca (que pueden ser asintomáticas). En forma inusual
se desarrolla disnea, tos o hemoptisis por fibrosis o cavitación no tuberculosa de un lóbulo pulmonar superior; las lesiones
cavitarias pueden presentar infección secundaria por Aspergillus. Rara vez, la espondilitis anquilosante produce una
amiloidosis secundaria. No hay nódulos subcutáneos.

Diagnóstico
  
Radiografía de la columna lumbosacra y sacroilíaca

Análisis de sangre (velocidad de sedimentación globular [VSG], proteína C reactiva, antígeno leucocitario humano
[HLA-B27] y hemograma completo) o criterios clínicos explícitos (criterios de la Assessment of SpondyloArthritis
international Society)

RM pélvica en pacientes seleccionados


Debe sospecharse espondilitis anquilosante en pacientes, en especial hombres jóvenes, con dolor de espalda nocturno y
cifosis, disminución de la expansión torácica, tendinitis aquiliana o rotuliana, o uveítis anterior no explicada. Un pariente
de primer grado con espondilitis anquilosante aumenta la sospecha.

Espondilitis anquilosante
(sacroiliitis)

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Deben hacerse estudios de eritrosedimentación, HLA-B27, proteína C reactiva y hemograma completo. Los estudios de
factor reumatoide (FR) y anticuerpos antinucleares son necesarios sólo si la artritis periférica sugiere otros diagnósticos. El
alelo HLA-B27 está presente en el 90% de los pacientes de etnia blanca con espondilitis anquilosante, pero también está
presente en hasta un 10% de la población general, dependiendo de la etnia. No existen estudios de laboratorio
diagnósticos, pero los resultados ayudan a aumentar la sospecha o a descartar otras afecciones similares a la espondilitis
anquilosante. Si luego de realizados estos estudios continúa la sospecha de espondilitis anquilosante, debe realizarse una
radiografía de la columna lumbosacra y la articulación sacroilíaca; la presencia de sacroileítis en la radiografía apoya el
diagnóstico.
Algunos pacientes deben someterse a una RM pélvica para buscar sacroileítis que no se ve en las radiografías. En estos
pacientes, la RM muestra osteítis o erosiones tempranas.

Espondilitis anquilosante

DR. P. MARAZZI/SCIENCE PHOTO LIBRARY

Aunque hay varios criterios diagnósticos para los pacientes bajo sospecha de espondilitis anquilosante, los criterios de la
Assessment of SpondyloArthritis international Society (ASAS) son los que se aplican con mayor frecuencia (1, 2). Son útiles
para diagnosticar a los pacientes más temprano en el proceso de la enfermedad, particularmente aquellos sin
espondiloartritis en los estudios de diagnóstico por imágenes. Los criterios de ASAS para espondiloartritis axial se aplican
a pacientes que han tenido dolor de espalda durante > 3 meses y que tienen < 45 años de edad al inicio.
El diagnóstico puede basarse en los criterios de la ASAS imagenológicos o clínicos. Para cumplir con los criterios de
diagnóstico por imágenes, los pacientes deben tener evidencia radiológica o de resonancia magnética de sacroileítis más
al menos 1 característica de espondiloartritis. Para cumplir con los criterios clínicos, los pacientes deben tener HLA-B27 y
al menos 2 características de espondiloartritis separadas. Las características de la espondiloartritis según los criterios ASAS
incluyen las siguientes:
Dactilitis

Entesitis del talón

Antecedentes familiares de espondiloartritis

Antecedentes de dolor de espalda inflamatorio

Artritis

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Psoriasis

Enfermedad inflamatoria intestinal

Presencia de HLA-B27

Uveítis

Proteína C-reactiva elevada

Respuesta favorable a los antiinflamatorios no esteroideos (AINE)


Los datos de la anamnesis que permiten distinguir un dolor de espalda inflamatorio de uno no inflamatorio son comienzo
≤ 40 años de edad, inicio gradual, rigidez matinal, mejoría con la actividad y duración ≥ 3 meses antes de la consulta
médica.
En pacientes con espondilitis anquilosante activa, la eritrosedimentación y otros reactantes de fase aguda (p. ej., proteína
C reactiva) no siempre están elevados. Los estudios de FR y de anticuerpos antinucleares son negativos. El marcador
genético HLA-B27 no suele ser útil porque los valores predictivos positivos y negativos son bajos.
Las primeras anormalidades radiológicas son un seudoensanchamiento por erosión subcondral, seguido de una esclerosis
o estrechamiento tardío y finalmente fusión de las articulaciones sacroilíacas. Los cambios son simétricos. Al comienzo, las
vértebras lumbares se vuelven cuadradas, con esclerosis en los extremos; se observa calcificación ligamentosa puntiforme
y 1 o 2 sindesmofitos. Más tarde, los cambios producen una apariencia de "columna de bambú", causada por los
sindesmofitos prominentes, calcificación ligamentosa paravertebral difusa y osteoporosis; estos cambios aparecen en
algunos pacientes en un promedio de 10 años.

Espondilitis anquilosante
(columna vertebral de bambú)

ZEPHYR/SCIENCE PHOTO LIBRARY

Columna de bambú en la
espondilitis anquilosante

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CON AUTORIZACIÓN DEL EDITOR. DE ASIM


KHAN M: ATLAS OF RHEUMATOLOGY.
PUBLICADO POR G HUNDER. PHILADELPHIA,
CURRENT MEDICINE, 2005.

Es posible que los cambios típicos de la espondilitis anquilosante no sean visibles en la radiografía simple durante años. La
resonancia magnética muestra cambios antes, pero no hay consenso con respecto a su papel en el diagnóstico sistemático
dada la falta de datos prospectivos y validados con respecto a su utilidad diagnóstica. La RM pélvica debe indicarse si el
índice de sospecha de espondiloartritis es alto o si existe la necesidad de descartar otras causas de los síntomas del
paciente.
Una hernia de disco intervertebral puede causar dolor de espalda y radiculopatía similar a la espondilitis anquilosante,
pero el dolor se limita a la columna y las raíces nerviosas, los síntomas en general son más bruscos y no existen
manifestaciones sistémicas ni anormalidades en los estudios de laboratorio. En caso necesario, la TC o la RM permiten
diferenciarla de una espondilitis anquilosante. La afectación de una única articulación sacroilíaca sugiere una
espondiloartropatía diferente, posiblemente una infección. La espondilitis tuberculosa puede simular una espondilitis
anquilosante (véase Tuberculosis ósea y articular).

Hiperostosis esquelética
idiopática difusa (HEID)

IMAGEN CORTESÍA DE ROY ALTMAN, MD.

Hiperostosis esquelética idiopática difusa: predomina en hombres > 50 años, y puede simular una espondilitis
anquilosante en la clínica y la radiología. Rara vez el paciente presenta dolor espinal, rigidez y pérdida de movimiento
insidiosa. Los hallazgos radiológicos en la hiperostosis esquelética idiopática difusa incluyen grandes osificaciones
anteriores a los ligamentos vertebrales (la calcificación se observa como si se hubiera volcado cera de velas por delante y a
los costados de las vértebras) que forma puentes entre varias vértebras, comienza en la columna torácica inferior y, por
último, afecta las vértebras cervicales y lumbares. A menudo hay crecimiento óseo subperióstico a lo largo del borde
pelviano y en la insersión de los tendones (como en la insersión del tendón de Aquiles). Sin embargo, el ligamento espinal
anterior está intacto y con frecuencia protruye, y las articulaciones sacroilíaca y de las apófisis vertebrales no están
erosionadas. Otras características diferenciales son rigidez que en general no es muy acentuada por la mañana, y
eritrosedimentación normal.

Referencias del diagnóstico


1. Sepriano A, Landewé R, van der Heijde D, et al: Predictive validity of the ASAS classification criteria for axial and
peripheral spondyloarthritis after follow-up in the ASAS cohort: A final analysis. Ann Rheum Dis 75(6):1034–1042,
2016. doi: 10.1136/annrheumdis-2015-208730.

2. Sepriano A, Rubio R, Ramiro S, et al: Performance of the ASAS classification criteria for axial and peripheral
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2. Sepriano A, Rubio R, Ramiro S, et al: Performance of the ASAS classification criteria for axial and peripheral
spondyloarthritis: A systematic literature review and meta-analysis. Ann Rheum Dis 76(5):886–890, 2017. doi:
10.1136/annrheumdis-2016-210747. Epub 2017 Feb 8.

Pronóstico
  
La espondilitis anquilosante se caracteriza por brotes leves o moderados de inflamación activa que alternan con períodos
de poca o ninguna inflamación. En la mayoría de los pacientes, con el tratamiento adecuado la discapacidad es mínima o
nula y pueden llevar una vida plena y productiva a pesar de la rigidez en la espalda. A veces, la evolución es grave y
progresiva, y produce deformaciones pronunciadas incapacitantes.

Tratamiento
  
Medicamentos antiinflamatorios no esteroideos

Sulfasalazina, metotrexato, antagonistas del factor de necrosis tumoral (TNF)-alfa o antagonistas de IL-17 (p. ej.,
secukinumab, ixekizumab)

Ejercicios y medidas de apoyo


Los objetivos del tratamiento de la espondilitis anquilosante son aliviar el dolor, mantener la amplitud de movimiento de
la articulación y prevenir un daño orgánico. Dado que la afección puede causar fibrosis pulmonar, se recomienda evitar el
cigarrillo. (Véase también the Assessment of SpondyloArthritis international Society (ASAS)/European League Against
Rheumatism (EULAR) 2016 update of the management recommendations for axial spondyloarthritis.)
Los medicamentos antiinflamatorios no esteroideos reducen el dolor y suprimen la inflamación articular y el espasmo
muscular, aumentando así la amplitud de movimiento, lo que facilita el ejercicio y previene retracciones. La mayoría de los
medicamentos antiinflamatorios no esteroideos funcionan en la espondilitis anquilosante, y el agente de elección depende
de la tolerancia y la toxicidad. La dosis diaria de medicamentos antiinflamatorios no esteroideos debe ser lo más baja
posible, aunque durante la enfermedad activa pueden ser necesarias dosis máximas. Debe suspenderse el fármaco
lentamente una vez que se hayan suprimido los signos sistémicos y articulares de enfermedad activa durante varios
meses.
La sulfasalazina puede ayudar a reducir los síntomas en articulaciones periféricas y los marcadores de inflamación en
estudios de laboratorio en algunos pacientes. Debe comenzarse con una dosis de 500 mg/día y aumentar en 500 mg/día a
intervalos de 1 semana hasta una dosis de mantenimiento de 1 a 1,5 g 2 veces al día. Debido al riesgo de neutropenia
aguda, se debe hacer hemograma de control al iniciar el tratamiento o al aumentar la dosis del fármaco. Los síntomas en
articulaciones periféricas también se alivian con metotrexato, pero los síntomas vertebrales no suelen disminuir.
Los antagonistas del TNF-alfa (p. ej., etanercept, infliximab, adalimumab, certolizumab, golimumab) son a menudo
sorprendentemente efectivos para el tratamiento del dolor de espalda inflamatorio.
Secukinumab, un antagonista de IL-17, también ha sido eficaz para reducir la inflamación y los síntomas en las
articulaciones. Secukinumab puede administrarse en una dosis de 150 mg por vía subcutánea en las semanas 0, 1, 2, 3 y 4,
y cada 4 sem a partir de entonces. Sin las dosis de carga (semanales), la dosis de secukinumab es de 150 mg por vía
subcutánea cada 4 semanas. Los efectos adversos incluyen urticaria, infección de las vías aéreas superiores, infecciones
micóticas por Candida, diarrea, herpes zóster y enfermedad inflamatoria intestinal.
Ixekizumab, otro inhibidor de la IL-17, se puede administrar para la espondilitis anquilosante activa en una inyección de 80
mg/mL para pacientes adultos cada 4 semanas después de una dosis de carga de 160 mg (dos inyecciones de 80 mg) en la
semana 0, seguido de 80 mg en las semanas 2, 4, 6, 8, 10 y 12. Puede administrarse como monoterapia o en combinación
con un modificador de la respuesta biológica convencional o un AINE.
Los corticoides sistémicos, los inmunosupresores y la mayoría de los fármacos antirreumáticos modificadores de la
enfermedad (FARME) no han demostrado beneficios en las espondiloartritis axial y no deben utilizarse.
Para mantener una postura adecuada y el movimiento articular, es importante realizar un plan de ejercicios diarios y otras
medidas de apoyo (p. ej., entrenamiento postural, ejercicios terapéuticos), que son vitales para fortificar los grupos
musculares que se oponen a la dirección de las deformaciones potenciales (es decir, los músculos extensores en lugar de
los flexores). Leer recostado en decúbito prono apoyado sobre los codos o almohadas para extender la espalda puede
ayudar a mantenerla flexible. Dado que el movimiento de la pared torácica puede estar restringido, lo que afecta la
función pulmonar, debe evitarse el tabaquismo, que también afectan la función pulmonar.
La aplicación de corticoides intraarticulares de liberación lenta puede ser beneficiosa, en particular si 1 o 2 articulaciones
periféricas están más afectadas que el resto, lo que compromete el ejercicio y la rehabilitación. También son útiles si los
agentes sistémicos no son efectivos. En ocasiones, las inyecciones de corticosteroide bajo guía de imágenes en la
articulación sacroilíaca puede ayudar a aliviar una sacroileítis grave.
En uveítis aguda, la aplicación tópica de corticoides y midriáticos es adecuada.
Si aparece una artritis de cadera grave una artroplastia total de cadera puede aliviar el dolor y mejorar notablemente la
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Si aparece una artritis de cadera grave, una artroplastia total de cadera puede aliviar el dolor y mejorar notablemente la
flexibilidad.

Conceptos clave
  

La espondilitis anquilosante es una enfermedad sistémica que afecta a las articulaciones axiales y
periféricas y puede causar síntomas constitucionales, síntomas cardiacos, y uveítis anterior.

La manifestación inicial suele ser dolor de espalda inflamatorio y rigidez, a veces acompañados de
síntomas en las articulaciones periféricas o uveítis anterior.

El diagnóstico se basa en los resultados de los estudios de diagnóstico por imágenes de la columna
lumbosacra y la articulación sacroilíaca, RM de la pelvis, los análisis de sangre (eritrosedimentación,
proteína C reactiva, antígeno leucocitario humano B27 [HLA-B27] y hemograma completo), o en criterios
clínicos explícitos.

Utilice los medicamentos antiinflamatorios no esteroideos para ayudar a reducir la gravedad de los
síntomas y mejorar la función.

Utilizar sulfasalazina, metotrexato o antagonistas del factor de necrosis tumoral (TNF)-alfa o de la


interleucina-17 (IL-17) para aliviar los síntomas articulares.

Más información
  
Assessment of SpondyloArthritis international Society (ASAS)/European League Against Rheumatism (EULAR) 2016
update of the management recommendations for axial spondyloarthritis

Fármacos mencionados en este artículo

Nombre del fármaco Seleccionar nombre comercial

secukinumab COSENTYX

etanercept ENBREL

infliximab REMICADE

adalimumab HUMIRA

ixekizumab Ixekizumab

golimumab SIMPONI

© 2018 Merck Sharp & Dohme Corp., una subsidiaria de Merck & Co., Inc., Kenilworth, NJ, EE. UU.

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