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Lectura Terapia Familiar Según Enfoques
Lectura Terapia Familiar Según Enfoques
1. Terapia Gestalt:
Mireya M. Gómez Coronel
Podríamos considerar dos puntos básicos que hacen a la terapia familiar, diferente de
otro tipo de terapias:
b. La familia se comporta como un sistema (sigue los principios generales que rigen a
todos los sistemas).(Gómez, E. 2002, pág. 8.)
Principio por decir que mis actitudes, filosofía y, buena parte de las técnicas que
aplico en mi trabajo con familias, son las del terapeuta Gestalt. La filosofía de vida que
aprendí durante mi formación en el Instituto es una marca indeleble que me acompañará
siempre, independientemente del campo en el que trabaje.
En mi querido Instituto aprendí del Humanismo rogeriano una actitud de respeto y
aceptación por la persona tal cual es y a confiar en que, el ser humano tiene un potencial
de crecimiento y actualización. Asimismo, confío en la rectitud de la naturaleza integral
del ser humano y trato de trabajar con sus recursos y energía creativas. Trato de aceptar
incondicionalmente, a la familia, tal como es y sólo les pido, como diría Claudio Naranjo,
presencia (estar aquí y ahora), conciencia (darse cuenta) y responsabilidad ante el
proceso.
El trabajo con el sistema familiar se convierte en un desafío para mí, pues a través de
la empatía, he de construir la relación con la familia. Esto me permite, posteriormente,
ser incluida en el sistema para poder detectar sus reglas, relaciones y formas de
comunicación. De esta manera, puedo entenderlo, ubicarlo en su desarrollo y promover
las condiciones para que se produzcan los reajustes que necesita.
Mi expectativa es ayudar a cada familia a reorganizarse y a descubrir nuevos
significados en sus acciones, tareas y relaciones, con el fin de que puedan vivir
plenamente y disfrutar mejor de la vida. En ese sentido, procuro apoyar a sus miembros
para que se den cuenta de sus sensaciones, sentimientos, necesidades y que los
acepten como parte de su sí mismo. En mi trabajo con el sistema familiar, no trato de
cambiar a nadie sino, más bien, de responsabilizar a cada persona de sus acciones,
actitudes, palabras, estados de ánimo, resistencias, defensas, evasiones. Procuro que
los miembros de la familia acepten la frustración y el conflicto y procuro ayudarlos a
aprobarse aquí y ahora, tal como son.
En mi trabajo con familias uso toda clase de técnicas que ayuden a favorecer la
expresión. Favorezco que cada miembro se dé cuenta de sí mismo mediante la
expresión y procuro que traduzca sus sentimientos en acciones y palabras.
Facilito que lo no expresado, pueda expresarse y ayudo a aquél miembro que ha evitado
el contacto expresivo, a hacerlo.
Procuro apoyar a cada miembro para que exprese lo que está sintiendo de sí mismo, o
de los otros y me esfuerzo por desinhibir la expresión y por animarlos a atreverse a
correr riesgos y a no evitar la expresión directa. Los estímulos a expresar sus deseos y
necesidades y a responsabilizarse de sus palabras y acciones. Los animo a hablar entre
sí de lo que necesitan y a expresarse lo que nunca se han atrevido a decir. Los animo
a que expresen con libertad sus afectos y resentimientos. Esto los ayuda a cerrar
asuntos inconclusos al expresar lo que antes no fue dicho o expresado. Me fijo mucho
en el lenguaje para evitar que usen palabras suavizadoras como “un poquito triste,” “un
tanto enojado,” o bien, el plural “nosotros” o “uno” (en vez de decir “yo” y asumir la
responsabilidad). Me fijo si entre los miembros de la familia hay retroflectores que
bloquean la expresión, que no saben ser directos, que tienen muchas inhibiciones y la
agresión bloqueada, por lo que se echan sobre sí mismos lo que en verdad quisieran
echarles a otros. Los animo a hacer cosas que nunca se han atrevido a hacer y a
explicarme el contenido de sentimientos y frases como: “Estoy bien”.
1.2.2 Cómo trabajo experimentos para facilitar la expresión
Cuando puedo, utilizo bailes expresivos, dibujos o diálogos inventados. Los invito
a formar una escultura viva de cómo ven a su familia actualmente y otra de cómo
quisieran verla. Les pido que le den voz a movimientos y expresiones no verbales o a
que me reporten, por ejemplo, su grado de temor ante cada uno de los miembros de su
familia.
Frecuentemente les pido que jueguen a expresar lo contrario del papel o rol que
juegan en la familia. Animo al “hijo obediente “a que se porte como desobediente; al
complaciente, lo animo a que exprese su enojo.
Esto para que las personas se den cuenta de lo que necesitan.
Los hago que repitan frases; que le den voz a alguna expresión corporal; que le pongan
colores a sus sentimientos y que usen sonidos articulados para traducir
palabras, acciones, miedos. Les pido que se presten como si fueran otro miembro de la
familia, o que se identifiquen e imiten los movimientos y acciones del otro; Asimismo,
que se transformen en el otro y que se imaginen que ellos mismos poseen sus
cualidades y defectos. Con esto pretendo que se identifiquen y empaticen con lo bueno
o malo. Que actúen una experiencia familiar que causó conflicto o alegría. Los invito a
actuar recuerdos y expectativas familiares.
Con familias muy verborréicas, que me cuentan muchas anécdotas y que evitan
vivenciar sus sentimientos y emociones del momento presente, utilizo técnicas que los
ayuden a hacer contacto con el aquí y el ahora. Hay muchas familias que para evitar el
contacto, dan demasiada información o se especializan en buscar explicaciones, o les
gusta discutir asuntos filosóficos o políticos. Otras, se disfrazan con afectación, rigidez
o “amabilidad” para evitar entrar en contacto con emociones y sentimientos. A estas
familias las hago reflexionar sobre su necesidad de actuar o de explicar tantas cosas y
las invito a dirigir su atención a su experiencia en el momento presente, para que puedan
encontrar las emociones y sentimientos que están obstaculizando su desarrollo.
Con las familias, trabajo las polaridades interpersonales que existan entre los
miembros y las necesidades encubiertas en esas posiciones extremas. Los ayudo a que
identifiquen quiénes de los miembros juegan los roles complementarios de fuerza o
debilidad; agresividad o ternura; quién es el miedoso y quién es el valiente; quién es
egoísta y quién generoso, y a ver qué ganan y qué pierden jugando estos roles, es decir,
los ayudo a descubrir las partes funcionales y disfuncionales de los roles que juegan.
Procuro que cada miembro vea los roles propios y ajenos, desde la parte funcional pues,
frecuentemente, cuando los miembros de las familias pelean, se defienden usando la
parte funcional para defenderse y la disfuncional para atacar al otro. Procuro que la
expresión “mi hermana es una “matada”, sea cambiada por “mi hermana es
responsable”; que a la adolescente “locuaz y deschavetada”, sus padres la describan y
la vean como alegre. Cuando dicen “Juanito es burro en la escuela” procuro que lo
cambien por “Juanito se tarda en aprender” es decir, para empatizar con lo positivo,
procuro que lo vean en su polaridad funcional.
En el trabajo de polaridades utilizo el modelo de Shostrom para hacerles entender que
en las familias hay “perro de arriba” (manipulador activo que trabaja generando miedo)
y perro de abajo (manipulador pasivo que trabaja generando culpa). Los ayudo a que
descubran los roles que juegan (dictador, controlador, juez, bonachón debilucho, etc.) y
a que se den cuenta de las características funcionales y disfuncionales de los mismos.
(Después de los cinco minutos.) Deténganse ahora y pasen al rol siguiente... (Repita
esto hasta que cada persona haya jugado los cuatro roles indicados en la tabla.)
Terminen ahora y disfruten del silencio durante un rato. Cierren los ojos y, en silencio,
reflexionen sobre los últimos 20 minutos... ¿Cuál de los cuatro roles le resultó más
sencillo y cuál fue el más difícil?... ¿Cuál de los roles fue el más cómodo y le pareció
más espontáneo o enérgico?... ¿En qué rol se sintió menos cómodo, rígido y tenso?...
Ahora, respecto de los otros miembros de su "familia", ¿cuál cree que fue el rol más
sencillo y más difícil para cada uno de ellos?... Dediquen ahora unos cinco minutos
para la discusión del tema con los demás miembros de la "familia"...
Ahora quiero que cada persona represente el rol que le resultó más fácil durante un
par de minutos...
Ahora quiero que cada uno de ustedes interprete el rol que les resultó más difícil
durante un par de minutos...
No es accidental que algunos de estos roles sean más sencillos para usted que otros.
Algunos son más sencillos porque usted aprendió a jugarlos muy bien y le resultan
familiares. Otros modos de manejar a otros le resultan más difíciles porque no los
empleó tanto. De modo que ahora quiero que discutan hasta qué punto ve expresadas
en estos roles sus propias características cuando se trata de relacionarse con otros.
De las muchas maneras de interpretar estos roles, ¿cómo se expresó a sí mismo y
cómo se expresaron los otros a ellos mismos? ¿Qué impresiones tienen los otros a
consecuencia de esta experiencia? Discutan esto durante unos cinco o diez minutos...
Quisiera ahora mencionarles algunas cosas respecto de este experimento. Comencé
pidiéndoles que representaran un extraño rol. Y, sin embargo, mientras se
compenetraron con el rol, descubrieron algo referente a ustedes mismos; algo que de
algún modo cobraba realidad: la manera en que evitan la confrontación directa y
honesta con otra gente. Dentro de cada uno de estos cuatro roles básicos hay
centenares de variaciones y cada uno de ustedes también puede descubrir su propio
estilo personal de interpretar un rol particular. Una persona elude hablando entre
dientes de modo que nadie pueda oírla, otra elude estando ausente, mirando a otro
lado, otra elude quedándose quieta, siendo olvidadiza, o hablando constantemente.
Cuando se observa a usted mismo en su comportamiento diario, puede notar que
recurre a diferentes estilos o hasta llega a jugar roles muy diferente con distinta gente
significativa en su vida. Puede que usted eluda a su padre, culpe a su madre, calme a
su novia, etc. Es muy rara la persona tan completamente limitada en un solo rol que
tenga que recurrir a él en su trato con todo el mundo. Pruebe este mismo experimento
con su verdadera familia y vea qué puede descubrir.
Si tengo una diferencia o disputa con otra persona, la única manera de resolverlo es
ésta: 1) expresar claramente qué es lo que siento, qué es importante para mí y qué
quiero de él. 2) Prestar atención a los sentimientos y exigencias de la otra persona. 3)
Llegar a algún tipo de acuerdo o solución, o decidir ir al encuentro de mis deseos y
necesidades con alguna otra persona cuyos sentimientos y preferencias sean más
compatibles con los míos. La mayoría de la gente no está dispuesta a llegar a un
acuerdo ni a apartarse de esa persona y buscar alguna otra con quien ser más feliz.
La mayoría de la gente está atrapada en su propia red y pide algo a otra persona que
no está dispuesta a conceder eso. El inculpador continúa en su intento de obligar a
otra persona a hacer lo que él quiere con "Usted debería hacerlo, y está equivocado si
no lo hace". El predicador trata de demostrar que usted debería hacer las cosas de
esa manera. El evasivo obliga a otros a hacer las cosas para él porque es "incapaz" de
hacerlas él mismo, y el apaciguador interrumpe una confrontación abierta que podría
llevar a una exposición real de la disputa y a la terminación de sus otros manejos
elusivos. Una confrontación honesta pone en peligro el statu quo y, con frecuencia, es
dolorosa y molesta, pero la alternativa es una disputa interminable y una serie de
manejos destructivos e insatisfactorios. Cuanto más se dé cuenta de lo que realmente
está ocurriendo en sus disputas y conflictos, estará en mejores condiciones de aclarar
la confusión y de comunicarse todo lo directamente que sea necesario como para
descubrir los verdaderos problemas.
Comiencen a hablar sin ningún tipo de restricciones por espacio de unos tres minutos,
a fin de descubrir algo respecto de su manera habitual de comunicarse. Hablen de lo
que quieran, de la manera que quieran. Dense cuenta de lo que habla cada uno de
ustedes, cómo hablan y cómo se sienten mientras lo hacen...
Ahora repasen en silencio esa conversación. ¿De qué se daban cuenta durante ese
tiempo? ¿Qué notaron respecto de su comunicación?... ¿De qué habló cada uno de
ustedes?... ¿Cómo habló? ¿Realmente se hablaron uno al otro o se sentaron y
cambiaron palabras?... ¿Se miraron mayormente a los ojos o, en cambio, evitaron
mirar a su compañero mirando por la ventana?...
2. Terapia Familiar Sistémica
El paradigma de la terapia familiar sistémica postula que ni las personas ni sus
problemas existen en un vacío, sino que ambos están íntimamente ligados a sistemas
recíprocos más amplios, de los cuales el principal es la familia. Como consecuencia, se
precisa tener en cuenta el funcionamiento familiar de conjunto y no sólo el del paciente
identificado, al que se considera “portador” de un síntoma, que únicamente se entiende
dentro de su contexto. El origen de la sintomatología suele situarse en las dificultades y
crisis a las que se ven sometidos los grupos familiares en su devenir vital.
La terapia familiar surge en torno a los años 1952 a 1962, impulsada por
circunstancias clínicas y e investigación. Estos factores clínicos que desencadenan su
“nacimiento” concurren cuando diversos terapeutas, de forma independiente, deciden
entrevistar al grupo familiar para obtener más información sobre el miembro sintomático.
La experiencia de observar la dinámica familiar desplaza el interés de lo intrapsíquico a
las relaciones presentes entre los componentes de la familia. A partir de este momento
tratan de explicar cómo influyen tales relaciones en la patología del paciente. Una vez
establecidas estas variables relacionales, que en un principio abarcan sólo a algunos
miembros de la familia y más tarde a toda ella, sus tratamientos se orientarán a cambiar
dichas variables.
El ciclo vital. El curso vital de las familias evoluciona a través de una secuencia de etapas
bastante universal, por lo que se denomina “normativo”, a pesar de las diferencias
culturales. Los hechos nodales en la evolución familiar que forman parte del “ciclo vital
de la familia” son: el nacimiento y crianza de los hijos, la partida de éstos del hogar y la
muerte de algún miembro. Todos ellos producen cambios adaptativos vinculados a las
variaciones en la composición de la familia que precisan una reorganización de los roles
y reglas del sistema, así como una modificación de los límites familiares internos y
externos
Juego familiar. Conjunto de reglas que definen las conductas del sistema
familiar.
Alianza. Designa una afinidad positiva entre dos miembros del sistema familiar
que comparten un interés del que no participa un tercero. Una alianza es
potencialmente neutra, pero es inherente a ella la virtualidad de ir dirigida de
manera efectiva contra un tercero, en cuyo caso se puede hablar de coalición.
Para que ocurra una situación de este tipo son necesarios cinco factores:
2.4 La entrevista
La sesión es la etapa que transcurre desde que el terapeuta entra en la sala con la
familia hasta la pausa que precede a la intervención. La primera sesión se inicia
definiendo las reglas del trabajo terapéutico y evaluando la respuesta de la familia a
las mismas. Siempre es importante crear una buena relación con los miembros del
sistema familiar, de forma que colaboren con el tratamiento. La intención del
terapeuta durante esta etapa es recoger información para confirmar o falsar las
hipótesis terapéuticas y, a partir de la segunda entrevista, para comprobar el cambio
de la situación sintomática y la respuesta de la famita a la intervención de la sesión
anterior.