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FACULTAD DE DERECHO Y

CIENCIAS POLITICAS
CARRERA DE DERECHO

TEMA : PRACTICA DE CAMPO Nº 04

CURSO : Derecho procesal penal

DOCENTE : KARL ANDREI BORJAS CALDERON

CLASE : 1311

ALUMNO :

CESAR HUGO GONZALES COMETIVOS n00226583

SAN JUAN DE LURIGANCHO – LIMA

Jurisdicción de las comunidades nativas y los límites de la jurisdicción


penal ordinarias

Introducción

El Perú es un país andino. A partir de la conquista española se impuso un sistema de gobierno


occidental, que centralizó la administración de justicia en el estado. Luego de la Independencia, con
la fundación de la República se copió el modelo de estado - nación europeo, en el cual el estado es
reflejo de la nación. El sistema jurídico de nuestro país ha estado signado por el monismo
(identificación derecho - estado) y el etnocentrismo (identificación del derecho estatal con la cultura
occidental). Este nuevo estado impuso su sistema jurídico basado en el derecho occidental, de
vertiente civilista inscrito dentro del denominado sistema romano - germánico. Sin embargo en
nuestro país, la cultura andina continuó subsistiendo juntamente a otras culturas nativas. Cada una
de estas culturas dentro de sus sistemas sociales cuenta con su propio sistema de normas y
sanciones, es decir, su sistema jurídico.

Por lo tanto, en nuestro país ha existido un pluralismo jurídico, por la existencia de varios sistemas
jurídicos: el oficial, propio de la cultura occidental y los consuetudinarios, propios de las culturas
nativas. Esta realidad no era reconocida por el estado quien se consideraba el único ente con
potestad de emitir normas a través del parlamento y de administrar justicia a través de su Poder
Judicial. La Constitución Política del Perú de 1993 cambia esta situación de hegemonía jurídica del
Estado al reconocer que las autoridades de las comunidades campesinas y nativas tienen potestad
jurisdiccional dentro de su territorio y siempre y cuando sus decisiones no afecten los derechos
fundamentales vigentes en nuestro país

Desarrollo

Nuestro país está conformado por población perteneciente mayoritariamente a la cultura andina. Las
comunidades campesinas son la principal forma organizativa dentro de esta cultura. Una
Comunidad Campesina es: “un grupo social integrado por campesinos andinos, identificados
económica, social, cultural e históricamente dentro de un espacio territorial, y que más allá de una
relación individual - familiar Nuestro país está conformado por población perteneciente
mayoritariamente a la cultura andina. Las comunidades campesinas son la principal forma
organizativa dentro de esta cultura. Una Comunidad Campesina es: “un grupo social integrado por
campesinos andinos, identificados económica, social, cultural e históricamente dentro de un espacio
territorial, y que más allá de una relación individual - familiar que destaca en sus actividades,
desarrollan una interacción colectiva para provecho de todos sus miembros”. ( Peña, 1991, p. 42) La
Ley General de Comunidades Campesinas Nº 24656 las define así: Artículo 2. - Las Comunidades
Campesinas son organizaciones de interés público, con existencia legal y personería jurídica,
integrados por familias que habitan y controlan determinados territorios, ligadas por vínculos
ancestrales, sociales, económicos y culturales, expresados en la propiedad comunal de la tierra, el
trabajo comunal, la ayuda mutua, el gobierno democrático y el desarrollo de actividades
multisectoriales, cuyos fines se orientan a la realización plena de sus miembros y del país. Las
Comunidades Campesinas son una forma de organización de la población campesina
principalmente en los Andes de nuestro país “Regionalmente la mayor parte de las Comunidades
Campesinas están en la Sierra (98%)... un cálculo aproximado indicaría que hay de 4000 a 4500
Comunidades”(Beteta, 1993, p.333). El idioma predominante es el quechua, luego siguen el
aymará, y otras lenguas nativas. Hay una proporción creciente de población bilingüe. (Beteta, 1993,
p.335) Sobre su importancia cuantitativa, solo en las comunidades reconocidas oficialmente, tienen
4.5 millones de habitantes. Sobre su extensión, las comunidades campesinas reconocidas hasta
1986, cubrían una superficie estimada en 20’300,000 has, que equivale aproximadamente a 15.5%
del territorio nacional. (Beteta, 1993, p.337). A pesar que desde la conquista española ha primado la
cultura occidental sobre las culturas originarias de nuestro país, éstas se han mantenido, gracias a su
capacidad de adaptación y resistencia frente a condiciones adversas manteniendo sus estructuras
sociales, culturales, políticas, religiosas y jurídicas. en nuestro país ha existido un pluralismo
jurídico, por la existencia de varios sistemas jurídicos: el oficial, propio de la cultura occidental y
los consuetudinarios, propios de las culturas nativas. Esta realidad no era reconocida por el estado
quien se consideraba el único ente con potestad de emitir normas a través del parlamento y de
administrar justicia a través de su Poder Judicial. La Constitución Política del Perú de 1993 cambia
esta situación de hegemonía jurídica del Estado al reconocer que las autoridades de las comunidades
campesinas y nativas tienen potestad jurisdiccional dentro de su territorio y siempre y cuando sus
decisiones no afecten los derechos fundamentales vigentes en nuestro país

Todas sus relaciones se rigen por el principio personas y las actividades sociales y religiosas, sino
también lo es el aspecto productivo tanto de las familias como de la Comunidad, que expresan
dimensiones culturales, ideológicas y políticas de la Comunidad. (Beteta, 1993, p. 337). Estas
características deben tomarse en cuenta para analizar su sistema jurídico que está intrínsecamente
ligado a su mentalidad colectiva. De otro lado es muy importante señalar que la organización socio
- política de la Comunidad Campesina no es cerrada o autárquica sino por el contrario, siempre
tienen una relación bastante fluida con organismos del Estado y organizaciones gremiales, tal como
se aprecia con la presencia de distintas autoridades y con su participación en las Federaciones
Campesinas o Ligas Agrarias.

Otra de las características fundamentales que debe tomarse en cuenta respecto a las comunidades
campesinas es su aspecto dinámico. Béjar afirma que “estos mundos culturales no son invariables,
están en un proceso de cambio y, yo diría incluso, en un proceso de cambio acelerado.” (Béjar, en
De Trazegnies, 1995, p.77) Hablamos antes de que las comunidades no son organizaciones
totalmente autárquicas ni cerradas, en el aspecto jurídico hay que señalar que los comuneros,
especialmente las autoridades comunales conocen la normatividad oficial vigente que se vincula a
sus relaciones (Peña, 1991, p.306) la cual utilizan de acuerdo a su conveniencia.

Esto se demuestra plenamente en sus actuales sistemas de administración de justicia en los cuales
dentro de sus normas aplican las Leyes vigentes que les conceden la potestad jurisdiccional.

Conclusión

En nuestro país ha existido un pluralismo jurídico, por la existencia de varios sistemas jurídicos: el
oficial, propio de la cultura occidental y los consuetudinarios, propios de las culturas nativas. Esta
realidad no era reconocida por el estado quien se consideraba el único ente con potestad de emitir
normas a través del parlamento y de administrar justicia a través de su Poder Judicial.

La Constitución Política del Perú de 1993 cambia esta situación de hegemonía jurídica del Estado al
reconocer que las autoridades de las comunidades campesinas y nativas tienen potestad
jurisdiccional dentro de su territorio y siempre y cuando sus decisiones no afecten los derechos
fundamentales vigentes en nuestro país

Referencias bibliográficas:

. (Beteta, 1993, p. 337).

Béjar, en De Trazegnies, 1995, p.77

http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/becas/20110112044639/aranda.pdf

los límites de la jurisdicción penal ordinarias

la Constitución Política del Perú de 1993, sino teniendo en cuenta lo establecido en las normas
sobre la materia contenidas en el vigente Convenio No. 169 de la OIT sobre Pueblos Indígenas en
Estados Independientes de 1989, en la medida que es aceptado pacíficamente en la doctrina que las
comunidades campesinas y comunidades nativas constituyen formas en que se organizan los
pueblos indígenas en el Perú, en contraste con la constatación respecto a que las rondas campesinas
no se reconocen y no han desarrollado una conciencia de identidad como pueblos indígenas, las
cuales son reguladas por la Ley No. 279089 , Ley de Rondas Campesinas, del 2003. Esta es la razón
por la que resulta pertinente examinar el contenido de algunas disposiciones de los tratados
internacionales sobre pueblos indígenas vigentes en el Perú, en los aspectos vinculados al
reconocimiento de sus prácticas para resolver conflictos.

La categoría jurídica de “pueblos indígenas” es introducida por el Convenio No. 169 en


calidad de sujeto titular del derecho de derecho indígena (costumbres, instituciones propias
y métodos tradicionales). Se debe precisar que, según este Convenio, la legislación de
Pueblos Indígenas sólo resulta aplicable a los pueblos que descienden de los pueblos que
preexistían a los procesos de conquista y colonización, y que tienen total o parcialmente sus
propias organizaciones instituciones sociales, económicas, culturales y políticas o parte de
ellas (art. 1, inc. 1, b). Por el derecho de auto identificación (art. 1, inc. 2) la conciencia de
la identidad indígena deberá considerarse como criterio fundamental para determinar los
grupos a los que se aplican las disposiciones del Convenio.

Teniendo en cuenta el marco normativo de derechos humanos reconocido en el Convenio No. 169
de la OIT para el ejercicio de funciones jurisdiccionales por los pueblos indígenas, es posible
avizorar que el límite o excepción a las competencias de la jurisdicción penal ordinaria previsto en
el numeral 3 del artículo 18 del NCPP, constituido por la denominada jurisdicción comunal o
jurisdicción especial indígena11 consagrada en el artículo 149 de la Constitución Política del Perú
de 1993, deviene en una institución jurídica que originará dificultades para su aplicación y efectiva
vigencia en el marco del proceso de implementación progresiva del NCPP, esencialmente porque no
existe a la fecha una norma legal que haya precisado los ámbitos de competencia territorial, los
“delitos” de competencia material exclusiva de la jurisdicción comunal y que haya dado
cumplimiento a la obligación estatal para establecer un procedimiento o proceso para solucionar los
conflictos entre ambas jurisdicciones.

Referencias bibliográficas

https://www.corteidh.or.cr/tablas/r24586.pdf
Caso conflictos de competencias aplicando las reglas que establece CPP2004

EXP. N.° 004-2004-CC/TC LIMA PODER JUDICIAL SENTENCIA DEL TRIBUNAL


CONSTITUCIONAL En Lima, a los 31 días del mes de diciembre de 2004, reunido el
Tribunal Constitucional en sesión de Pleno Jurisdiccional, con la asistencia de los
magistrados Alva Orlandini, Presidente; Bardelli Lartirigoyen, Vicepresidente; Revoredo
Marsano, Gonzales Ojeda y García Toma, pronuncia la siguiente sentencia, con los
fundamentos de voto de los magistrados Alva Orlandini, Revoredo Marsano y Gonzales
Ojeda ASUNTO Demanda de conflicto de competencia interpuesta por el Poder Judicial
contra el Poder Ejecutivo. ANTECEDENTES Con fecha 20 de octubre de 2004, el Poder
Judicial interpone demanda de conflicto de competencia contra el Poder Ejecutivo,
aduciendo que éste ha invadido sus competencias en materia presupuestaria al presentar el
“Proyecto de Ley Anual del Presupuesto del Sector Público para el año 2005” al Congreso
de la República excluyendo el monto total que presentó el Poder Judicial conforme al
artículo 145° de la Constitución. Manifiesta que el Consejo Ejecutivo del Poder Judicial,
con fecha 15 de julio de 2004, aprobó el proyecto de presupuesto del Poder Judicial para el
año fiscal 2005 con dos componentes: a) el presupuesto realizado según las
especificaciones de la Directiva N.° 011-2004-EF/76.01, por 638,595,000.00 nuevos soles
y b) una demanda adicional de recursos financieros necesarios para atender otros gastos
institucionales, ascendentes a la suma de 354,407,826 nuevos soles; que, con fecha 26 de
agosto de 2004, el Consejo Ejecutivo del Poder Judicial confirmó la aprobación del referido
presupuesto, que ascendió a 993,002,826 nuevos soles; y que, el 27 de agosto de 2004, el
Poder Judicial solicitó al Presidente del Consejo de Ministros que remita dicho presupuesto
al Congreso de la República. Asimismo refiere que, el 30 de agosto de 2004, el Poder
Ejecutivo presentó ante el Congreso de la República el “Proyecto de Ley Anual de
Presupuesto del Sector Público para el año 2005” (P/L N.° 11290/2004-PE), en el cual,
atribuyéndose una competencia que no le corresponde, decidió no incluir el proyecto

presentado por el Consejo Ejecutivo del Poder Judicial, reemplazándolo por un proyecto
distinto, ascendente a 645,306,905.00 nuevos soles. Por otro lado, argumenta que el artículo
145° de la Constitución Política vigente estipula que es competencia del Poder Judicial
presentar su proyecto de presupuesto al Poder Ejecutivo y sustentarlo ante el Congreso de
la República; que el ejercicio de esta competencia requiere que el Poder Ejecutivo incluya
en el proyecto de Ley Anual de Presupuesto del Sector Público el proyecto de presupuesto
que el Poder Judicial le remite; y que la cuestionable atribución de que el Poder Ejecutivo
pueda variar el proyecto del Poder Judicial y presentar al Congreso uno sustituto,
conduciría al absurdo de que el Poder Judicial tenga que sustentar ante el Congreso de la
República un proyecto ajeno. Añade que, por obra de la sustitución realizada por el Poder
Ejecutivo, el Poder Judicial se encuentra impedido de ejercer su competencia constitucional
consistente en sustentar ante el Congreso de la República su proyecto de presupuesto que
asciende a la suma de 993,002,826 nuevos soles. Del mismo modo, expresa que, a
diferencia de lo establecido por los artículos 160.°, 162.° y 178.° de la Constitución, el
Poder Judicial no se encuentra obligado a sustentar su proyecto de presupuesto ante el
Poder Ejecutivo; y que la invasión de la competencia del Poder Judicial significa un agravio
a la independencia del Poder Judicial por parte de otro Poder del Estado. En atención a las
consideraciones expuestas, el Poder Judicial solicita al Tribunal Constitucional lo siguiente:
a) que reafirme que es competencia del Poder Judicial presentar su proyecto de presupuesto
al Poder Ejecutivo; b) que reafirme que es competencia del Poder Judicial sustentar ante el
Congreso de la República el proyecto de presupuesto que presentó al Poder Ejecutivo; c)
que determine que no es competencia del Poder Ejecutivo modificar el proyecto de
presupuesto que le presenta el Poder Judicial; d) que se declare la nulidad de la parte
correspondiente al presupuesto del Poder Judicial consignada en el “Proyecto de Ley Anual
de Presupuesto del Sector Público para el año 2005” presentado por el Poder Ejecutivo ante
el Congreso de la República; y e) que, como consecuencia de la nulidad y de la
determinación de la competencia solicitadas, se ordene la inclusión en el “Proyecto de Ley
Anual de Presupuesto del Sector Público para el año 2005”, del proyecto de presupuesto del
Poder Judicial que remitió éste al Poder Ejecutivo el día 27 de agosto de 2004.
Afirma que en el proyecto de reforma constitucional del año 2002, el Poder Judicial insiste
nuevamente con la propuesta de que su proyecto de presupuesto sea incorporado en sus
propios términos en el proyecto de presupuesto del sector público; que la propuesta de la
Comisión Especial para la Reforma Integral de la Administración de Justicia (CERIAJUS)
es bastante semejante a las propuestas presentadas por el Poder Judicial en 1993 y en el año
2002; que estas propuestas, todas similares, prueban que las mismas no fueron recogidas en
la Constitución de 1993; y que la actual inexistencia de tal intangibilidad prueba que la
Constitución de 1993 no obliga al Poder Ejecutivo a incluir, en sus propios términos, el
proyecto de presupuesto del Poder Judicial en el Proyecto de Ley Anual de Presupuesto del
Sector Público. Afirma que el Poder Judicial hace una interpretación aislada del artículo
145.° de la Constitución, ya que no toma en cuenta los artículos 77.°, 78.° y 80.° de la
misma; que estas normas establecen que corresponde al Presidente de la República enviar
al Congreso el proyecto de Ley de Presupuesto, al Ministro de Economía y Finanzas
sustentar el pliego de ingresos, que el Presupuesto asigna equitativamente los fondos
públicos, y que su programación y ejecución se sujeta a criterios de eficiencia, de
necesidades sociales básicas y de descentralización. Argumenta, asimismo, que detenta la
facultad exclusiva y excluyente en la programación y formulación del Proyecto de Ley
Anual de Presupuesto del Sector Público; y que las razones de tal afirmación no sólo se
amparan en fundamentos históricos, como por ejemplo que las Constituciones de 1823,
1828, 1834, 1920 y 1979 le confieren tal primacía en materia presupuestaria, sino porque el
Proyecto de Ley de Presupuesto constituye el medio más adecuado que utiliza el Poder
Ejecutivo para determinar cuál es la orientación y la dirección que desarrolla la política
económica del país, tomando en cuenta sus necesidades, prioridades y el equilibrio
presupuestario.

RESOLVER CPP.2004

Son las que forman la jurisprudencia propiamente dicha, porque interpretan el alcance y
sentido de las normas constitucionales, llenan las lagunas y forjan verdaderos precedentes
vinculantes. En cuanto a estas últimas, el Tribunal Constitucional peruano ha dictado
diversas sentencias emitidas en los Exps. N.° 0008-2003-AI/TC y N.° 018-2003- AI/TC,
que llamaremos “instructivas”, y que se caracterizan por realizar, a partir del caso concreto,
un desarrollo jurisprudencial y doctrinario de los temas más importantes en discusión. Este
tipo de sentencias se justifican porque tienen como finalidad orientar a los jueces con
criterios que puedan utilizar en la interpretación constitucional que realicen en los procesos
a su cargo y, además, porque contribuye a que los ciudadanos ejerciten mejor sus derechos.
Con relación a la segunda clasificación, debemos expresar lo siguiente:
son las que forman la jurisprudencia propiamente dicha, porque interpretan el alcance y
sentido de las normas constitucionales, llenan las lagunas y forjan verdaderos precedentes
vinculantes. En cuanto a estas últimas, el Tribunal Constitucional peruano ha dictado
diversas sentencias emitidas en los Exps. N.° 0008-2003-AI/TC y N.° 018-2003- AI/TC,
que llamaremos “instructivas”, y que se caracterizan por realizar, a partir del caso concreto,
un desarrollo jurisprudencial y doctrinario de los temas más importantes en discusión. Este
tipo de sentencias se justifican porque tienen como finalidad orientar a los jueces con
criterios que puedan utilizar en la interpretación constitucional que realicen en los procesos
a su cargo y, además, porque contribuye a que los ciudadanos ejerciten mejor sus derechos.
Con relación a la segunda clasificación, debemos expresar lo siguiente:

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